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RESUMEN DERECHO PENITENCIARIO UOC

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DERECHO PENITENCIARIO
TEMA 1
❶ Concepto de Derecho Penitenciario
Conjunto de normas jurídicas que regulan la ejecución de las penas y las medidas privativas de
libertad. Es una disciplina relativamente moderna que surge de la aprobación de las leyes de
ejecución, y del movimiento de reforma penitenciaria (elaboración de las Reglas mínimas para
el tratamiento de los reclusos).
El Derecho Penitenciario no está subordinado al Derecho Penal, ya que tiene competencias
importantes respecto de la ejecución de las penas privativas de libertad que se escapan al
control directo de los juzgados y tribunales penales, y porque entre las funciones de los JVP se
mezclan algunas de naturaleza jurisdiccional de hacer ejecutar lo juzgado, con otras de control
de la potestad disciplinaria de la Administración.
Debido a la vinculación del Derecho Penitenciario con otras disciplinas jurídico-penales, existe
el principio de legalidad en materia penitenciaria. A las garantías criminal, penal y jurisdiccional
se añade la garantía de ejecución (no se puede ejecutar ninguna pena ni medida de seguridad
de otra forma que no sea la prescrita en la ley y los reglamentos).
❷ Evolución de la legislación penitenciaria
La normativa penitenciaria anterior a la LOGP se caracterizaba por la dispersión y la
proliferación de normas de rango inferior a la ley, de modo que la aprobación de la LOGP ha
sido el paso definitivo para la consagración del Derecho Penitenciario español. Sin embargo, no
se trata de un verdadero Código, ya que ha dejado fuera muchos aspectos de la ejecución que
se han desarrollado reglamentariamente (especialmente, Reglamento Penitenciario de 1996).
Las fuentes son:
-
LOPJ
-
Ley de Demarcación y Planta Judicial
-
Disposiciones en materia de ejecución de la LECrim.
-
Jurisprudencia del TC y del Tribunal Europeo de los Derechos del Hombre.
-
RP 1981, en los aspectos no derogados por el RP 1996.
-
Acuerdos del CGPJ.
-
Circulares o instrucciones de la Fiscalía General del Estado.
❸ Evolución histórica de la pena privativa de libertad
La posición central que ocupa la pena privativa de libertad en la mayor parte de los sistemas
penales contemporáneos no ha sido siempre constante. Durante siglos la prisión servía para
custodiar a los sujetos que esperaban a ser juzgados o sometidos a tortura. Durante los siglos
XVI y XVII, a consecuencia de la migración hacia las ciudades y la aparición de población
marginal que planteaba problemas de orden público, surgieron iniciativas para internar a estas
personas (surgen así las casas de trabajo). Las penas corporales eran las más habituales y
tenían como herramienta principal el tormento.
El nuevo sistema punitivo (privación de libertad) se debe a varios factores:
-
el valor de la libertad individual,
-
la construcción de un sistema público capaz de asumir la organización de unas
instituciones penitenciarias permanentes,
-
la consolidación del Derecho Penal como derecho público,
-
el desarrollo de otras instituciones caracterizadas por la sumisión del individuo a un
sistema de control social total,
-
el ideal racionalista de proporción y precisión (se puede ajustar la pena a la gravedad
del delito),
-
la funcionalidad (posibilidad de educar a una clase social necesaria como mano de
obra),
-
la encarcelación permite hacer efectivo el ideal cristiano del arrepentimiento del
culpable.
❹ Evolución de los sistemas de cumplimiento de la pena privativa de libertad
Los pensadores y reformadores del siglo XVIII estaban preocupados por la organización de las
prisiones. Beccaria (planteamiento utilitarista) hizo ver a sus contemporáneos que las penas no
tenían utilidad si no había certeza de que se cumplían efectivamente. Howard puso de
manifiesto las múltiples deficiencias de los centros penitenciarios. Como respuesta, surgieron
los sistemas penitenciarios; el primero se implantó en las colonias inglesas de América del
Norte y posteriormente en Europa.
El sistema filadélfico (también conocido como celular o pensilvaniano) surge en el siglo XVIII
por influencia de los cuáqueros (grupo religioso que predicaba la no-violencia). Sus rasgos
característicos eran el aislamiento total del interno (todo el día en la celda, sin visitas ni
actividades, para fomentar la meditación) y la orientación religiosa (única lectura permitida, la
Biblia). El aislamiento absoluto produjo efectos destructivos en la salud mental de los
condenados. El sistema se exportó a Europa (en España no se adoptó) y se mantuvo en
muchos establecimientos de los países nórdicos durante todo el siglo XIX.
El sistema de Auburn, recibe el nombre de la prisión ubicada en dicha ciudad en 1818, y
pensada para un sistema filadélfico. Se mantuvo el aislamiento en celda nocturno, pero se
combinó con vida en común y trabajo por el día. Había una disciplina severa con castigos
corporales frecuentes y silencio absoluto.
El sistema progresivo se fue forjando en Europa en la primera mitad del siglo XIX, con una
orientación reformadora. Se dividía el período de cumplimiento en varias etapas, en cada una
de las cuales había una distensión de la disciplina y una mayor libertad. Las etapas iban desde
el aislamiento en celda hasta la libertad condicional; la progresión se producía a medida que la
conducta y el rendimiento del preso evolucionaban favorablemente. Fue un éxito porque
ofrecían un incentivo a los reclusos, aunque se implantó de formas distintas según el país. En
España, el Col. Montesinos puso en marcha un sistema con tres períodos (hierros, trabajo y
libertad intermediaria). Este sistema ha ido flexibilizándose a lo largo del tiempo.
El sistema reformador surge en la segunda mitad del siglo XIX en América del Norte con vistas
a reformar a los delincuentes jóvenes. Al primer centro reformatorio (1876, Elmira) accedían
personas entre 16 y 30 años, con sentencia indeterminada, con un mínimo y un máximo que
permitía concretar el tiempo efectivo de internamiento en función de la evolución del sujeto.
El sistema tenía elementos comunes con el progresivo (clasificación inicial después de la cual
se podía acordar una regresión o progresión). Es el antecedente de la rehabilitación mediante
tratamiento; utilizaban como métodos la actividad física, la instrucción, la enseñanza religiosa
y el trabajo. Se han criticado su rigidez excesiva y su falta de adecuación arquitectónica (propia
de alta seguridad). Las características de este sistema se trasladaron a la legislación de
menores.
Las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos. Después de la IIGM tuvo lugar una
transformación de los sistemas penitenciarios, cuyo hecho más destacable es la elaboración de
las Reglas mínimas en Ginebra en 1955 y aprobadas en 1957 por el Consejo de las NNUU.
Respecto a la administración general de los establecimientos, promueve la no-discriminación
por raza, sexo, lengua, religión etc. Se establecen criterios de separación por categorías, reglas
sobre higiene, contactos con el mundo exterior, religión, alimentación y medios coactivos. En
lo referente al régimen disciplinario y sancionador, se exige que se tipifiquen las infracciones y
se determinen las sanciones correspondientes y la autoridad competente para imponerlas, se
prohíbe sancionar dos veces la misma infracción e imponer sanciones corporales, crueles,
degradantes o inhumanas, y se prevé el control médico del aislamiento. Aparecen las ideas de
tratamiento individual y retorno progresivo a la vida en sociedad (mediante la inculcación de la
vida conforme a la ley, asistencia religiosa, formación profesional, desarrollo físico, educación
moral…). Las Reglas mínimas inspiraron las normas penitenciarias europeas.
-
Las personas privadas de libertad deben de ser tratadas respetando los derechos
humanos.
-
Estas personas conservan todos sus derechos, a excepción de los que se les hayan
retirado por la condena.
-
Las restricciones deben limitarse a lo estrictamente necesario y deben ser
proporcionales a los objetivos legítimos por los que han sido impuestas.
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La falta de recursos no puede justificar unas condiciones de detención que violen los
derechos humanos.
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Debe fomentarse la cooperación de los servicios sociales externos y la participación de
la sociedad civil en la vida penitenciaria.
-
El personal penitenciario debe seleccionarse, formarse y tener unas condiciones de
trabajo que permitan prestar un nivel alto de prestación de servicios a los presos.
-
Todas las prisiones deben ser inspeccionadas regularmente.
El Pacto internacional de derechos civiles y políticos de 1966 (vigente en España), resulta
relevante porque prohíbe las penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, la realización
de experimentos médicos o científicos sin consentimiento, establece la separación entre
condenados y procesados, adultos y menores, y señala que el tratamiento penitenciario ha de
tener como finalidad la reforma y la readaptación social de los penados.
❺ El sistema previsto en la LOGP
La legislación penitenciaria actual ha prescindido de referencias al sistema progresivo, aunque
es heredera de éste. La LOGP dispone que las penas privativas de libertad se ejecutan según el
sistema de individualización científica, con separación por grados, el último de los cuales será
la libertad condicional. Se adopta la idea de individualización del cumplimiento y se convierte
al tratamiento en la columna vertebral del sistema, sin abandonar el sistema progresivo; la
clasificación de los internos y el régimen penitenciario dependen de la evolución del
tratamiento. Estas contradicciones se han agudizado con el “período de seguridad” instaurado
por la LO 7/2003 (necesidad de tener cumplida la mitad de la pena para poder acceder al
tercer grado, para condenas superiores a cinco años). Esto supone un paso atrás en el sistema
de individualización científica y una aproximación al régimen progresivo.
❻ El principio de resocialización y su consagración en el artículo 25.2 CE
El artículo 1 LOGP es fiel al artículo 25.2 CE, que establece que las penas privativas de libertad
y las medidas de seguridad estarán orientadas a la reeducación y reinserción social. En el ideal
de regeneración del delincuente no es solo consecuencia de la mayor conciencia respecto de
los derechos humanos tras la IIGM, sino que han influido corrientes como el correccionalismo
y la doctrina positivista de la defensa social.
La socialización coactiva no es legítima por ser incompatible con los principios constitucionales
y por su naturaleza contradictoria de tratamiento no aceptado por el sujeto. El individuo preso
se ha de adaptar a un medio diferente al exterior, lo que implica cierta desocialización
respecto al medio al que tendrá que volver. Pese a estas críticas, la resocialización no se ha
dejado en el olvido, adaptándose a un enfoque más realista.
Según ha declarado el TC, la reinserción y la reeducación no son derechos fundamentales de la
persona, sino que son un mandato al legislador para orientar la política penal y penitenciaria.
La CE establece un derecho fundamental que se ha de interpretar como emanación del
principio de dignidad humana y libre desarrollo de la personalidad, de modo que el contenido
rehabilitador de la pena debe entenderse como una garantía individual que impide cualquier
forma de socialización coactiva. La finalidad de la reeducación y reintegración social se limita a
las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad, no es extensible a todas las
sanciones penales. Por otra parte, se prohíbe la imposición de penas que sean incompatibles
con la finalidad que proclaman.
El artículo 1 LOGP dispone que las instituciones penitenciarias tienen como fin la reeducación y
reinserción social de los sentenciados a penas y medidas privativas de libertad, teniendo una
labor asistencial y de ayuda a los internos. Asimismo, tienen la función de retener y custodiar a
los presos preventivos y detenidos que hayan pasado a disposición judicial. La finalidad
resocializadora permite formular el principio de unidad de ejecución, según el cual el
cumplimiento tiende a efectuarse en relación con el penado de manera unitaria, con
independencia de las penas impuestas (tratamiento personalizado).
❼ La relación jurídico-penitenciaria
La relación de ejecución. Es una relación de derecho público de carácter coactivo. Se establece
entre el Estado y un sujeto individual; la relación nace mediante un pronunciamiento ejecutivo
en el momento en que adquiere firmeza y la condición de título ejecutivo una sentencia
dictada por una autoridad judicial que impone una pena privativa de libertad. La relación
también se deriva de otras resoluciones judiciales, como las de carácter interlocutorio en las
que se acuerda la prisión preventiva. Esto da lugar a dos situaciones: presos preventivos y
penados (únicamente por sentencia firme). En caso de que se haya dictado sentencia pero no
sea firme, la situación continuará siendo de prisión preventiva. El procedimiento de ingreso en
el establecimiento penitenciario se hace mediante un mandato u orden de la autoridad
competente (salvo presentación voluntaria).
La suspensión de la ejecución de la pena. Supone dejar sin efecto la ejecución de una pena
impuesta e impedir el nacimiento de la relación de ejecución, cuando la pena o penas no
superen los dos años de duración. Para tomar la decisión, el juez ha de atender a la
peligrosidad del sujeto y a la existencia de otros procedimientos penales contra éste. El plazo
de suspensión es de entre dos y cinco años siempre y cuando el penado no cometa un nuevo
delito durante este período. El juez puede condicionar la suspensión al cumplimiento de
alguna regla de conducta (prohibición de acudir a determinados lugares, aproximarse a la
víctima, ausentarse sin autorización del lugar de residencia, obligación de comparecer en el
juzgado, participar en programas formativos, laborales, etc.). No se debe confundir la
suspensión con la sustitución de la pena (penas de hasta dos años que se sustituyen por multa
o trabajos en beneficio de la comunidad).
Modificación de la relación de ejecución. No implica una interrupción de la relación de
ejecución (aunque el preso esté fuera del centro sigue sujeto a responsabilidad disciplinaria).
Se trata de la libertad condicional, situaciones de semi-libertad o régimen abierto, permisos de
salida y beneficios penitenciarios.
-
Libertad condicional. Supone el cese de la relación penitenciaria, pero no extingue la
pena. Implica la excarcelación del condenado condicionada a que no delinca durante el
tiempo que le queda hasta la extinción de la pena. Para acceder a ella, es necesario
estar en tercer grado, haber extinguido las tres cuartas partes de la condena, haber
observado buena conducta y tener un pronóstico individualizado y favorable de
reinserción social. En el caso de pluralidad de condenas, la regla general es considerar
la pena única refundida de acuerdo al artículo 76 CP, si bien hay una excepción. Si la
pena que se ha de cumplir es inferior a la mitad de la suma total de las impuestas, el
juez, motivadamente y atendiendo a la peligrosidad del sujeto, puede acordar que el
cómputo se refiera a la suma total de las penas, no a la pena refundida. Respecto al
pronóstico de reinserción, este requisito no se entenderá cumplido si el penado no ha
satisfecho la responsabilidad civil derivada del delito (reparación según la propia
capacidad = conducta efectivamente observada; capacidad presente y futura, más
posibilidad de reparación en tercer grado al poder tener un trabajo remunerado). En el
caso de penados por terrorismo u organizaciones criminales, además deben mostrar
signos inequívocos de haber abandonado la actividad, y deben de haber colaborado
con las autoridades para impedir la comisión de nuevos delitos o para atenuar los
efectos de su delito (se puede acreditar mediante declaración expresa de rechazo de
sus actividades, abandono de la violencia y perdón a las víctimas).
Hay unos supuestos especiales por los que se puede conceder la libertad anticipada
antes de cumplir las tres cuartas partes de la condena, cuando concurran tres
requisitos (estar en tercer grado, buena conducta, y pronóstico favorable de
reinserción). Son tres supuestos: a) desarrollar actividades laborales, culturales y
ocupacionales (habiendo cumplido dos terceras partes de la condena), b) anticipación
cualificada (habiendo cumplido la mitad de la condena, se puede adelantar la
condicional hasta 90 días por año de cumplimiento efectivo, deduciéndolo de las dos
terceras partes), c) septuagenarios y enfermos muy graves con enfermedades
incurables (no es automático, hay que observar las expectativas de comportamiento
futuro).
Si en el período que le queda para cumplir la condena, el sujeto delinque (solo delitos,
las faltas no) o no observa las reglas de conducta impuestas, se le revoca la libertad
condicional y reingresa en prisión. La revocación no impide que más adelante se le
conceda de nuevo la condicional. El tiempo pasado en libertad condicional se computa
a efectos de extinción de la pena, excepto en los casos de condenados por delitos por
terrorismo. El JVP es el competente para resolver y revocar las propuestas de libertad
condicional. Quien inicia el expediente es la Junta de Régimen y Administración, y se
incluye un informe pronóstico del equipo de tratamiento.
Extinción de la relación jurídico-penitenciaria. Puede haber dos causas: extinción de la
responsabilidad criminal (muerte, indulto, cumplimiento de la condena, prescripción) o
anulación del título ejecutivo (por recurso extraordinario de revisión, de amparo constitucional
o ante el TEDH).
Cumplimiento: requiere que el tribunal de la sentencia apruebe la libertad definitiva. Indulto:
es una de las formas de ejercicio del derecho de gracia, puede ser total o parcial. Prescripción:
se produce por el transcurso de un tiempo desde la imposición de la pena a partir del cual no
puede ser ejecutada; se puede computar desde la sentencia firme o desde la fecha de ruptura
de la condena.
La libertad de los presos preventivos la acuerda el juez a disposición del cual se encuentren, la
de los detenidos la dirección del establecimiento si tras 72 horas desde el ingreso no se ha
recibido orden de prisión, y la de los penados, el tribunal sentenciador.
Contenido de la relación de ejecución. La Administración penitenciaria se encarga de la
organización del centro penitenciario, organización de las actividades de régimen y de carácter
económico o administrativo. En Cataluña, estas competencias están traspasadas. El Ministerio
Fiscal tiene ciertas funciones en la ejecución de las penas privativas de libertad, en defensa del
interés público y social.
Los internos participan en la planificación y ejecución del tratamiento, actividades recreativas,
culturales, religiosas, laborales, deportivas…, en la organización y planificación del trabajo, en
el control de la calidad y los precios de los productos que se venden dentro del centro. Estas
vías de participación son consecuencia del principio de resocialización (sistema participativo).
El interno se encuentra en una relación especial de sujeción (derechos y deberes recíprocos
interno-Administración). El interno disfruta de sus derechos fundamentales, a excepción de
aquellos que estén limitados por su condena; la Administración velará por su vida, salud e
integridad, tienen derecho a ser llamados por su nombre, no se les puede dar ropa degradante
ni someterlos a maltratos, tienen derecho a formular peticiones y quejas relativas al
tratamiento o al régimen del centro, debiendo recibir por escrito al ingresar información
escrita sobre el establecimiento, normas... Se pueden suspender los derechos de carácter más
estrictamente penitenciarios (comunicaciones, salidas, etc.). Entre los deberes del interno
están permanecer en el establecimiento, acatar las normas, cumplir horarios, contribuir con el
orden y la limpieza, mantener una actitud de respeto hacia los funcionarios y autoridades,
tener una buena conducta con los compañeros.
TEMA 2
❶ El inicio de la reforma de las prisiones
La supresión de los hierros y los grilletes se llevó a cabo durante la Segunda República por la
directora general de prisiones Victoria Kent.
La economía tiene un papel muy importante en el intento de solucionar los problemas de falta
de establecimientos idóneos (desde los 80 se llevan a cabo planes de inversiones para
construir, reparar, remodelar… las prisiones). Actualmente hay 82 centros, 15 en Cataluña.
Arquitectónicamente, las prisiones actuales se inspiran en un modelo con celdas individuales, y
construcción horizontal, estructurada en módulos y terreno no inferior a 70.000 m². El RP
entiende por establecimiento o centro una unidad arquitectónica, administrativa y funcional
con organización propia, formada por unidades, módulos y departamentos que faciliten la
distribución y la separación de los internos. La mayor aspiración del principio celular es que
cada interno tenga una celda, a no ser que sus dimensiones y condiciones de habitabilidad
permitan alojar a más de una persona preservando su intimidad. No obstante, se puede alojar
a más de una persona en una celda cuando la población penitenciaria supere el número de
plazas individuales disponibles. Las celdas deben de tener espacio suficiente, luz, ventilación,
mobiliario y servicios higiénicos, así como garantizarse a todos los internos la ropa de cama y
un lugar donde dejar sus pertenencias.
❷ Clasificación y tipología de los centros
Históricamente, los establecimientos penitenciarios eran espacios de almacenamiento
indiscriminado de detenidos y presos en condiciones infrahumanas. Las Reglas mínimas
consiguieron la individualización del tratamiento y que se clasificase a los internos en distintos
tipos de establecimientos. Hay tres tipos de establecimientos según su finalidad: de carácter
preventivo (retención y custodia, mínimo uno por provincia), de cumplimiento de las penas (de
régimen cerrado, ordinario o abierto, con separación por sexos y establecimientos específicos
para jóvenes hasta los 21 años), y establecimientos especiales (hospitalarios, psiquiátricos y de
rehabilitación social).
❸ La realidad cotidiana de los centros penitenciarios españoles y el grado de cumplimiento
de las previsiones de los artículos 12 a 14 de la LOGP
Las previsiones son inviables por tres causas: aumento de la criminalidad, rigores
presupuestarios, y resistencia social y ciudadana a la construcción de nuevos centros.
Los establecimientos penitenciarios preventivos son centros de ámbito provincial cuya
finalidad es la retención y custodia de detenidos y presos. Como excepción, se pueden cumplir
en ellos penas y medidas de seguridad que no sobrepasen los seis meses. Pueden ser de tres
clases: hombres, mujeres y jóvenes. Se garantizan ocho horas de descanso nocturno, dos horas
para asuntos propios y tiempo para participar en actividades; serán aplicables las normas de
régimen cerrado cuando se trate de individuos peligrosos o manifiestamente inadaptados al
régimen ordinario.
Los establecimientos penitenciarios de cumplimiento (cerrado, ordinario o abierto). Los de
régimen cerrado tienen carácter excepcional debido a la peligrosidad de los internos. Los
principios de orden, disciplina y seguridad requieren que haya un mayor control de las
actividades de los internos, clasificados en primer grado. Hay celdas individuales, se limitan las
actividades en común, hay un mayor control y vigilancia, y se exige especialmente que se
acaten todas las medidas de seguridad, orden y disciplina que elabore el Consejo de Dirección.
No obstante, no se pueden establecer limitaciones de régimen iguales o superiores a las fijadas
para la sanción de aislamiento en celda. Hay dos modalidades de vida, departamentos
especiales y módulos de régimen cerrado. En los departamentos especiales los internos deben
disfrutar mínimo de tres horas de salida al patio (no más de dos internos a la vez, o cinco para
hacer actividades), se registran las celdas y se cachea a los internos diariamente, hay visitas
médicas periódicas y se diseñan programas genéricos de tratamiento para la adaptación a
régimen ordinario. En los módulos de régimen cerrado los internos disponen mínimo de cuatro
horas diarias de vida en común, y se programan actividades.
Los establecimientos de régimen ordinario separan internamente en función de las exigencias
del tratamiento, los programas de intervención o las condiciones del propio centro. Los
principios de seguridad, orden y disciplina se limitan a la consecución de una convivencia
ordenada. Se garantiza al interno un mínimo de dos horas diarias para asuntos propios, ocho
horas de descanso nocturno, un horario suficiente para atender sus actividades y los contactos
con el mundo exterior.
Los establecimientos de régimen abierto no tienen obstáculos físicos contra la evasión
(autorresponsabilidad de los internos); el orden y la disciplina son los propios para conseguir
una convivencia normal, sin controles rígidos. Los internos participan en la organización de las
actividades. Estos establecimientos pueden ser de tres clases: centros abiertos o de inserción
social (centros penitenciarios de tercer grado), secciones abiertas (partes de un
establecimiento penitenciario polivalente), o unidades dependientes (instalaciones
residenciales ubicadas fuera de los recintos penitenciarios e incorporadas a la Administración
penitenciaria con la colaboración de entidades públicas o privadas).
Los departamentos para jóvenes están diseñados para jóvenes hasta 21 años, aunque la
permanencia se puede prorrogar hasta los 25 en función de la personalidad del interno. Tienen
una acción educativa intensa, y se diversifican según los internos estén en primer, segundo o
tercer grado.
❹ Los problemas específicos de los establecimientos para mujeres. Menores ingresados con
sus madres
Tras la reforma de la LOGP, se permite que las internas permanezcan junto a sus hijos hasta
que cumplan la edad de escolarización obligatoria, para evitar que la separación se convierta
en un hecho traumático para el niño. Sin embargo, la estancia no se ha de considerar un
derecho del niño a estar con su madre, sino un beneficio o mal menor en vistas a conseguir un
desarrollo y una educación mejores. El Ministerio Fiscal debe de visitar los centros de mujeres
de la provincia para comprobar en qué situación se encuentran los niños. Únicamente pueden
permanecer con sus madres los niños de los que se haya probado fehacientemente la filiación;
mientras se instruyen las diligencias policiales a la madre, si no tienen parientes próximos
acreditados que se hagan cargo del niño, éste pasará provisionalmente a un centro de acogida.
Si hubiese que separar al niño de la madre, se establecerá un régimen de visitas y se velará por
su cumplimiento.
Las unidades de madres han de contar con un especialista en educación infantil y un pediatra,
se deben de garantizar a los niños las horas de descanso y juego que necesitan (espacio de
juegos), se proveerá de los necesario a las madres sin medios económicos para que puedan
atender correctamente a los niños que viven con ellas, y se programarán actividades
formativas y lúdicas, y salidas al exterior.
❺ Normas que desarrollan el funcionamiento penitenciario
El Estado tiene competencia exclusiva sobre la legislación penal y penitenciaria. No obstante,
ciertas CCAA han asumido competencias respecto a la ejecución penitenciaria, con la
consecuente gestión de la actividad que se desarrolla en los establecimientos penitenciarios.
Las CCAA con competencias son: P. Vasco, Andalucía, Navarra y Cataluña. La asunción de
competencias implica una serie de facultades: a) dirección, organización e inspección de los
centros ubicados en su territorio (a pesar de todo el Estado tiene obligación de llevar a cabo
una inspección generalizada para garantizar la igualdad de derechos y obligaciones en toda
España), b) ejecución del régimen y tratamiento penitenciario, c) potestad reglamentaria de
ámbito interno (en concordancia con las normas generales estatales), y d) asistencia social a
internos, excarcelados y familiares.
❻ Las directrices de la Administración penitenciaria
La Administración penitenciaria tiene dos tipos de órganos: colegiados y unipersonales.
Los órganos colegiados:
-
Consejo de Dirección: se encarga de supervisar la actividad del centro, elaborar las
normas de régimen interno (que habrán de ser aprobadas posteriormente por el
Centro Directivo), adoptar medidas en caso de alteración del orden interno, y fijar el
número de equipos técnicos que actúan en el centro. La presidencia del Consejo de
Dirección corresponde al director del centro, y sus miembros son: subdirector de
régimen, subdirector de seguridad, subdirector de tratamiento, subdirector médico,
subdirector de personal y administrador. Como secretario actúa el funcionario que
designe el director (dispone de voz pero no de voto).
-
Junta de Tratamiento: se encarga de establecer los programas de tratamiento y los
modelos individualizados de cada interno, y de supervisar la ejecución de las
actividades programadas por el equipo técnico, así como de distribuirlas entre sus
miembros. Además, formula las propuestas de clasificación inicial, concede permisos
de salida (con autorización previa del JVP o director del centro), propone beneficios
penitenciarios y la libertad condicional, y sugiere la reducción o suspensión de las
sanciones. La presidencia le corresponde al director del centro, y sus miembros son:
subdirector de tratamiento, subdirector médico, técnicos de IIPP que hayan
intervenido en las propuestas de las que se delibere, director de la unidad docente,
coordinador de servicios sociales del centro, educador que haya intervenido en las
propuestas, y jefe de servicios.
-
Equipo Técnico: ejecuta los programas de tratamiento y los programas individualizados
que establezca la Junta de Tratamiento, y además lleva a cabo tareas de orientación y
asesoramiento, y evalúa los objetivos conseguidos con el tratamiento e informa de ello
a la Junta de Tratamiento. Supervisa su trabajo el subdirector de tratamiento, y
pueden ser miembros: un jurista, un psicólogo, un pedagogo, un sociólogo, un médico,
un enfermero, un profesor de la unidad docente, un encargado de taller, un educador,
un trabajador social, un monitor sociocultural y un encargado de departamento.
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Comisión Disciplinaria: resuelve los expedientes disciplinarios de los internos por
infracciones graves o muy graves, concede recompensas, y reduce o revoca sanciones
impuestas (con autorización previa del JVP si ha intervenido en su imposición). La
presidencia le corresponde al director del centro, y sus miembros son: subdirector de
régimen, subdirector de seguridad, un jurista, un jefe de servicios, un funcionario de la
plantilla del centro (estos dos últimos los eligen anualmente los empleados del
centro).
-
Junta Económico-Administrativa: se encarga de la supervisión del personal,
económico-administrativa, presupuestaria y contable. La presidencia le corresponde al
director del centro, y sus miembros son: el administrador, subdirector médico,
subdirector de personal, coordinación de formación ocupacional o coordinador de
servicios sociales, y un jurista.
Los órganos unipersonales:
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Director: ejerce la representación del centro y de los órganos colegiados que preside,
adopta medidas de régimen urgentes para resolver alteraciones del orden interno,
cumple y hace cumplir las leyes y los reglamentos, dispone sobre la excarcelación de
los internos a su cargo (conjuntamente con la autoridad judicial), autoriza las
comunicaciones, visitas y salidas, supervisa los libros de contabilidad, autoriza los
pagos de caja y extracción de fondos bancarios, etc.
-
Subdirectores: son responsables de la organización y gestión ordinaria de los servicios
que tienen atribuidos, bajo la dirección y supervisión del director.
-
Administrador: el RP le otorga rango de subdirector, con los mismos derechos y
obligaciones. Dirige los servicios administrativos bajo supervisión del director, y
extiende talones de las cuentas bancarias con la firma mancomunada del director.
-
Jefe de Servicios: coordina los servicios de vigilancia bajo la dirección y supervisión de
los mandos del centro, y adopta las medidas que considera indispensables para el
mantenimiento del orden, informando de ellas al director.
TEMA 3
❶ La organización general del régimen penitenciario
El régimen penitenciario es el conjunto de normas o medidas que persiguen la consecución de
una convivencia ordenada y pacífica que permita alcanzar el ambiente adecuado para el éxito
del tratamiento y la retención y custodia de los reclusos. El régimen de los centros de presos
preventivos se inspira en el principio de presunción de inocencia (intervención mínima).
Los derechos de los internos son: a) que la Administración penitenciaria vele por su vida, salud
e integridad, sin que puedan ser sometidos a torturas o maltratos, b) dignidad e intimidad, sin
perjuicio de medidas exigidas para el mantenimiento del orden, c) ejercer sus derechos civiles,
políticos y culturales, excepto que sean incompatibles con la condena, d) derecho al
tratamiento penitenciario, e) mantenimiento de relaciones con el exterior, f) trabajo
remunerado, dentro de las posibilidades de la Administración penitenciaria, g) prestaciones
públicas, h) beneficios penitenciarios, i) participar en las actividades del centro, y j) formular
quejas y peticiones.
Los deberes de los internos son: a) permanecer en el establecimiento, b) acatar las normas de
régimen interno y las órdenes del personal, c) colaborar activamente en la consecución de la
convivencia ordenada, y respetar al personal, d) observar una higiene adecuada y vestir con
corrección, e) realizar prestaciones personales obligatorias de orden y limpieza, y f) participar
en las actividades para prepararse para la vida en libertad.
El ingreso en un establecimiento penitenciario se lleva a cabo mediante una orden judicial de
detención, sentencia firme o presentación voluntaria. A cada interno se le abre un expediente,
del cual tiene derecho a ser informado, y se forma un protocolo de personalidad. Se hace una
revisión médica y una entrevista con el trabajador social y el educador, que redactan un
informe. En función de tal informe, la Junta de Tratamiento elabora un modelo individualizado
de intervención y un programa de tratamiento. El ingreso de extranjeros se debe de comunicar
a las autoridades diplomáticas o consulares. Si se acredita la filiación, las madres pueden estar
con sus hijos en la prisión hasta la edad de escolarización, siempre que se acredite que la
situación no entraña riesgo para el menor (unidad de madres).
La libertad solo la puede acordar la autoridad competente; una vez recibida la orden de
libertad, el director da orden escrita al jefe de servicios para que los funcionarios la cumplan.
Se identifica a la persona que va a ser liberada, se comprueban sus huellas dactilares y se
comprueban sus datos de filiación. Los penados pueden obtener la libertad definitiva o la
libertad condicional. En el caso de los detenidos, han de ser liberados si en el plazo de 72 horas
desde el ingreso no se ha recibido orden de libertad o de prisión.
Los traslados los ordena el Centro Directivo; en el caso de los penados se deben de comunicar
al JVP, y en el caso de los detenidos y presos, se deben de comunicar a la autoridad a la
disposición de la cual se encuentren. Los realizan las FFCCSSEE, sin perjuicio de las
competencias de la Policía autonómica. De conformidad con las Reglas mínimas, se debe de
minimizar la exposición al público para evitar insultos y curiosidad, y no se les puede trasladar
en malas condiciones que impliquen sufrimiento físico.
❷ Las condiciones generales de convivencia penitenciaria
Son: celdas individuales (o colectivas en caso de insuficiencia de alojamiento o por indicación
médica o de tratamiento); celdas acondicionadas con adecuada ventilación, espacio, agua,
iluminación, calefacción…; separación de hombres y mujeres; separación de los condenados,
de los detenidos y presos; separación de primarios y reincidentes; separación de jóvenes y
adultos; separación de los enfermos, enfermos físicos y mentales; separación de condenados
por delito doloso y condenados por imprudencia; mínimo ocho horas de sueño diarias, y
horario suficiente para atender necesidades espirituales, físicas, de tratamiento, laborales y
culturales.
Está garantizada la atención médica equivalente a la que se le proporciona a la población
(tanto prevención como curación y rehabilitación). La atención primaria se proporciona
mediante un equipo integrado por un médico, un enfermero, un auxiliar de enfermería, y
periódicamente un psiquiatra y un odontólogo. En los centros de mujeres, también
periódicamente un ginecólogo, y si hay menores, un pediatra. La atención especializada se
realiza a través del Sistema Nacional de Salud (convenios con hospitales, excepto casos de
urgencia que se acude al hospital más próximo). El tratamiento médico se ha de realizar con el
consentimiento del interno, excepto que se tenga que imponer contra su voluntad al haber
peligro para su vida (en tal caso, la intervención médica se reducirá a lo estrictamente
necesario). Los datos de la historia clínica son confidenciales y han de quedar debidamente
archivados y custodiados, accesibles únicamente al personal autorizado. Se han desarrollado
una serie de planes para prevenir la tuberculosis, hepatitis B, tétanos, gripe y sífilis.
Especialmente, se ha creado un programa de prevención y control de VIH y sida (disponibilidad
de prueba para los internos que lo soliciten, voluntariedad, confidencialidad, no segregación
de los enfermos, acceso a medidas de prevención, educación sanitaria). El personal sanitario
ha de solicitar la concesión de la libertad condicional de los internos con sida cuyo diagnóstico
sea grave, aunque es el JVP quien lo decide.
El interno debe cumplir diariamente con unos mínimos higiénicos; la Administración les facilita
gratuitamente los artículos de aseo y periódicamente se lleva a cabo una desinfección y
desinsectación del centro. Cada interno dispone de ropa de cama y puede llevar su propia ropa
siempre que sea adecuada o usar la que les faciliten en el establecimiento; en cada centro hay
un servicio de lavandería. La alimentación de enfermos, y madres con menores, está
controlada facultativamente.
❸ La instrucción y la educación
En cada centro ha de haber mínimo una unidad educativa para desarrollar cursos obligatorios
de formación básica, una biblioteca y una sala de lectura (los internos pueden colaborar en la
gestión y proponer adquisiciones). Tienen derecho a disponer de libros, prensa y revistas de
libre circulación en el exterior, con las limitaciones que exija el tratamiento individualizado. No
se autorizan publicaciones sin depósito legal o pie de imprenta, ni las que atenten contra la
seguridad y orden del centro. Pueden tener autorización para tener un ordenador personal por
razones educativas o culturales que lo hagan aconsejable (se deniega el acceso a Internet pero
se permite el acceso a las páginas autorizadas).
El Consejo de Dirección determina las actividades educativas, formativas, socioculturales y
deportivas; se facilita a los extranjeros el aprendizaje del castellano y la lengua cooficial de
donde esté ubicado el centro. Los internos poco cualificados realizan cursos de formación
profesional y ocupacional. Únicamente son obligatorios los cursos para los internos que no
tienen los conocimientos de la enseñanza básica; se consideran prioritarios la formación básica
(analfabetos, extranjeros, jóvenes…) y la educación para la salud. La participación se incentiva
con beneficios penitenciarios y recompensas; la asistencia a las clases tiene preferencia sobre
las otras actividades. Los internos que quieran cursar estudios medios y superiores tienen que
obtener una autorización para matricularse, comunicarse con los profesores y hacer los
exámenes. También se adoptan medidas que garantizan el derecho a la asistencia religiosa y la
comunicación con los ministros de culto (necesidades de culto y de formación religiosa);
ningún interno puede ser obligado a asistir a actos de culto.
Los responsables de los ficheros informáticos penitenciarios han de adoptar medidas para
garantizar la seguridad de los datos personales, y evitar su alteración, tratamiento o acceso no
autorizado (obligación de secreto profesional incluso después de que finalice su relación con la
Administración penitenciaria).
❹ El cumplimiento de las penas y las relaciones con el exterior
Los permisos y salidas programadas tienen como finalidad aumentar la capacidad de
adaptación a la vida en libertad. Las salidas se organizan semestralmente, pueden ser
puntuales (2 horas) o de más de un día (nunca más de 4 días), en ellas participa el personal
penitenciario y pueden participar un máximo de cinco internos (segundo o tercer grado) que
participen habitualmente en las actividades del centro. Los permisos pueden ser ordinarios
(límite máximo anual de 36 y 48 días, requisito estar en segundo o tercer grado, haber
extinguido una cuarta parte de la condena y no tener mala conducta) o extraordinarios (por
muerte o enfermedad grave de padres, cónyuge, hijos, hermanos y personas íntimamente
vinculadas, parto de la esposa, y motivos importantes y comprobados; se adoptan medidas de
seguridad, si el interno está en primer grado es necesaria autorización del JVP).
La solicitud de los permisos de salida la realiza el interno, el equipo técnico comprueba la
concurrencia de los requisitos y emite un informe estableciendo las condiciones. En función
del informe, la Junta de Tratamiento concede o deniega el permiso y eleva el acuerdo al JVP o
Centro Directivo. El Centro Directivo autoriza permisos ordinarios de hasta 2 días, si son presos
preventivos es necesaria autorización judicial. La Dirección del centro puede suspender
motivadamente el permiso antes de iniciarse si se modifican las circunstancias que propiciaron
la concesión; si el interno aprovecha el permiso para escaparse o delinquir, el permiso queda
sin efecto.
Los internos están autorizados a comunicarse periódicamente, de forma oral o escrita y en su
propia lengua, con familiares, amigos y representantes acreditados, excepto en los casos de
incomunicación judicial. Las comunicaciones se llevan a cabo respetando tanto como sea
posible la intimidad sin más restricciones que las necesarias por seguridad. No hay límite para
las cartas que pueden enviar y recibir, excepto que tengan que ser intervenidas. Las
comunicaciones orales las fija el Consejo de Dirección (al menos 2 por semana, de mínimo 20
minutos, y un máximo de 4 personas a la vez). Se permiten las comunicaciones telefónicas
cuando los familiares vivan lejos del centro y no puedan desplazarse, o cuando haya que
comunicar algo urgentemente a familiares, abogado u otras personas. Hay un máximo de cinco
llamadas a la semana, en presencia de un funcionario y no más de 5 minutos (la llamada la
paga el interno). Las llamadas desde el exterior se pueden permitir de forma excepcional. Las
visitas familiares o de personas cercanas se llevan a cabo en locales adecuados dentro del
centro, con una duración mínima de 1 hora y máximo 3. A petición del interno, se le pueden
conceder visitas de convivencia con el cónyuge y los hijos menores de 10 años, de máximo 6
horas (se ha de respetar lo máximo posible la intimidad). En el caso de abogados y
procuradores, han de identificarse con documento oficial que acredite el ejercicio, y han de
presentar un volante de su colegio profesional en el que conste su condición de representante
del interno. En caso de terrorismo o pertenencia a banda armada, el volante lo debe extender
la autoridad judicial que conozca la causa. Estas comunicaciones se registran en un libro (con
todos los datos del abogado o procurador, número de la causa y duración de la visita), y se
llevan a cabo en locutorios especiales en el que el control del funcionario únicamente es visual.
La suspensión de las comunicaciones con abogado defensor únicamente se pueden suspender
o intervenir por la autoridad judicial.
❺ Los beneficios penitenciarios
Actualmente son dos: avance de la libertad condicional e indulto particular. Implican un
acortamiento de la pena, y constituyen un estímulo para conseguir una convivencia ordenada
en el centro.
La libertad condicional anticipada tiene dos variantes. En la primera, es necesario estar en
tercer grado, buena conducta, haber extinguido las dos terceras partes de la condena y haber
desarrollado actividades laborales, culturales u ocupacionales. En la segunda, se requiere
tercer grado y buena conducta; si concurren ambas, se pueden descontar 90 días por cada año
efectivo de condena cumplida, a partir de haber extinguido la mitad de la condena; además, es
necesario haber participado en actividades laborales o culturales, y actividades de reparación a
las víctimas o programas de desintoxicación. Ambas modalidades no son aplicables a
condenados por terrorismo u organización criminal.
El indulto lo solicita al JVP la Junta de Tratamiento, tras el informe del equipo técnico, y el JVP
lo propone al Consejo de Ministros, único competente para otorgarlo. Los requisitos son buena
conducta continuada, haber desarrollado una actividad laboral normal útil para su preparación
para la vida en el exterior, y participar en actividades de reeducación y reinserción, todo ello
durante dos años. El indulto puede ser total o parcial.
Se ha suprimido la redención de penas por trabajo, aunque se les podrá aplicar este beneficio
a los condenados por el Código derogado.
❻ Las recompensas
Se conceden por buena conducta, espíritu de trabajo, responsabilidad y participación en
actividades del establecimiento. Son: comunicaciones especiales y adicionales, becas de
estudio, prioridad para las salidas programadas, reducción de sanciones impuestas, premios en
metálico, notas meritorias o similares. Las concede la Comisión Disciplinaria y se pueden
controlar judicialmente.
TEMA 4
❶ Los deberes legales del interno
La LOGP establece como deberes del interno:
Deber de estar en el establecimiento hasta obtener la libertad. La evasión comporta
responsabilidad criminal (es delito y además falta disciplinaria muy grave); la evasión y el
intento de evasión imposibilitan avanzar hacia la libertad condicional. Si un interno no se
presenta tras finalizar un permiso de salida, se trata de una modalidad de evasión; si bien un
retraso en el retorno voluntario no tiene responsabilidad criminal, es una falta disciplinaria.
Deber de acatar las normas de régimen interno. Para garantizar una adecuada convivencia de
los internos con el fin de lograr una recuperación. El deber de sumisión se concreta en el deber
de trabajar, cumplir puntualmente horarios y contribuir al orden y limpieza.
Deber de respeto y consideración a autoridades y funcionarios de IIPP. Tanto dentro como
fuera del establecimiento; el incumplimiento se tipifica, en función de la gravedad, como falta
disciplinaria grave o muy grave, sin perjuicio de la responsabilidad criminal en que se pudiera
incurrir por delito de atentado.
Deber de corrección en la relación con los compañeros. Implica una colaboración activa y un
comportamiento solidario.
Por su parte, el RP contempla como deberes del interno: permanecer en el establecimiento
hasta la liberación, acatar las normas de régimen interno y las del personal penitenciario,
colaborar en la consecución de una convivencia ordenada y mostrar respeto a las autoridades,
utilizar adecuadamente los medios y las instalaciones, observar una higiene adecuada y
corrección al vestir, llevar a cabo las prestaciones personales de orden y limpieza, y participar
en las actividades.
❷ Las medidas de seguridad y vigilancia: inspecciones, cacheos, recuentos e incautaciones
El mantenimiento de la seguridad no solo es un elemento fundamental para conseguir una
buena convivencia para la reinserción, también es una exigencia que la Administración
penitenciaria asume como garante de la integridad física y moral de los internos. La vigilancia
de las IIPP corresponde a los funcionarios (en el interior, excepto casos de grave alteración que
requieran la intervención de las FFCCSSEE) y a las FFCCSSEE (en el exterior). Las medidas se
deben de regir por los principios de necesidad y proporcionalidad y han de respetar la dignidad
de las personas.
El RP establece que las medidas de seguridad en el interior consisten en observación de los
internos, recuentos y registros, cacheos, requisas, controles e intervenciones. Es obligatorio
realizar un recuento ordinario diariamente en el momento en que se haga relevo del personal
de vigilancia, pudiéndose hacer recuentos extraordinarios por orden del jefe de servicios. Los
cacheos con desnudo integral solo se pueden realizar cuando se acredite que hay una situación
que pueda entrañar una amenaza para la seguridad y orden del centro, ya que si no, vulnera el
derecho fundamental a la intimidad; requiere autorización del jefe de servicios, se debe
practicar en un lugar cerrado sin presencia de otros internos y lo deben realizar funcionarios
del mismo sexo. Si el cacheo con desnudo es infructuoso pero persiste la sospecha, el JVP
puede autorizar otras medidas como la exploración radiológica.
❸ Las medidas coercitivas
Tienen una naturaleza preventiva, no represiva. Solo se pueden utilizar, con autorización del
Director, para impedir actos de evasión o violencia, daños de los internos a sí mismos, a otras
personas o cosas, o para vencer la resistencia activa o pasiva a las órdenes del personal. Se
orientan a restablecer la normalidad, de modo que subsistirán solamente el tiempo necesario;
el Director lo ha de poner en conocimiento del JVP. No basta con que haya una sospecha de
una futura conducta antijurídica, la sospecha se debe basar en una alteración previa de la
convivencia o seguridad. No se puede aplicar de forma generalizada sobre grupos de internos
por su supuesta peligrosidad. Deben de tener carácter excepcional, solo cuando la situación no
se puede neutralizar de otra forma (principios de necesidad, subsidiariedad y
proporcionalidad). El exceso en la aplicación (por no ser necesarias o por ser
desproporcionadas o más tiempo del necesario), puede constituir delito de torturas o contra la
integridad moral.
El RP establece una lista cerrada de medios: aislamiento provisional, fuerza física personal,
defensas de goma, sprays y esposas. No se considera adecuado el uso de otros medios ya que
resultarían desproporcionados y poco respetuosos con la dignidad de la persona. En caso de
aislamiento provisional, debe haber una visita diaria del médico.
Se prohíben los medios coercitivos de cualquier tipo con: internas gestantes, internas que
hayan dado a luz hace menos de 6 meses, madres lactantes, madres que tienen a los hijos con
ellas, y enfermos graves (a no ser que de su actuación se derivase un peligro inminente para su
integridad o la de otros).
La aplicación de las medidas coercitivas corresponde a los funcionarios de IIPP a quienes
compete la seguridad y vigilancia en el interior, y requiere una autorización previa del director
(a no ser que se requiera actuación inmediata). La actuación se ha de comunicar al JVP, que ha
de resolver si la medida ha sido o no adecuada; si no ha sido procedente, puede ordenar que
cese si todavía persiste, y si ya ha finalizado, amonesta a la dirección para que no se repita,
pudiendo informar al Juzgado de guardia para que estudie la posible responsabilidad del
funcionario.
❹ El concepto, el fundamento y la naturaleza del régimen disciplinario
El régimen disciplinario está compuesto por normas básicas cuya transgresión supone una
sanción para su autor, que modifica temporalmente su libertad, ya limitada por la pena. Las
finalidades son garantizar la seguridad y la convivencia ordenada, así como mantener un buen
orden regimental. El orden y la disciplina no son, por sí mismos, valores dignos de protección,
sino que se trata de salvaguardar la seguridad de los internos y el tratamiento, para la
resocialización.
❺ Los principios del régimen disciplinario
La potestad sancionadora de la Administración (incluida la potestad disciplinaria) está sujeta a
los principios inspiradores del Derecho Penal: reserva de ley, tipicidad, non bis in ídem,
irretroactividad, culpabilidad, derecho a ser informado de la acusación y derecho a defensa,
derecho al recurso, y proporcionalidad entre infracción y sanción. Estos principios tienen un
alcance diferente cuando la potestad sancionadora surge de una relación de sujeción especial,
como la que vincula a la Administración penitenciaria y al interno, de la cual se derivan
derechos y deberes específicos.
-
El principio de legalidad. Está destinado a salvaguardar la seguridad jurídica como
exigencia de la dignidad humana. Tiene dos vertientes: material y formal. La material
consiste en que los preceptos jurídicos, lex previa, permitan conocer con un grado de
certeza suficiente, lex certa, las conductas objeto de sanción y atenerse a la posible
responsabilidad. La formal implica que solo la ley formal decida qué comportamientos
se castigan con las correspondientes sanciones, sin perjuicio de que se hagan
remisiones reglamentarias para complementar. Se prohíbe la analogía.
-
El principio de culpabilidad (responsabilidad subjetiva). No permite la sanción si no se
ha constatado la existencia de engaño o culpa.
-
El principio de necesidad y subsidiariedad. El régimen disciplinario es un medio que
solo se puede utilizar cuando es imprescindible para mantener el orden, siendo
obligatorio utilizar medios alternativos si los hubiere.
-
El principio de oportunidad. La sanción solo se ha de ejecutar cuando sea
imprescindible para el mantenimiento del orden, por ello posteriormente se pueden
reducir.
-
El principio non bis in ídem. No se pueden imponer una pluralidad de sanciones a un
mismo sujeto por un mismo hecho. El TC ha establecido una excepción para las
sanciones inscritas en una relación de sujeción especial (se puede sancionar el delito, y
además sancionar disciplinariamente cuando el fundamento de la sanción sea la
seguridad y el buen orden regimental).
También resultan aplicables las garantías procesales del artículo 24 CE: derecho a la tutela
judicial efectiva (libre acceso a la jurisdicción, derecho a obtener una decisión fundamentada
en derecho), derecho de defensa, derecho a la presunción de inocencia, derecho a la
posibilidad de asesorarse durante la tramitación del expediente disciplinario, derecho a ser
informado de la acusación.
❻ Las faltas disciplinarias
Pueden ser leves, graves y muy graves. El RP 1996 no modifica los artículos del RP 1981.
Son muy graves: a) participar en motines, insubordinaciones o desórdenes colectivos, o
haberlos instigado cuando hubiesen tenido lugar; b) agredir, amenazar o coaccionar a las
autoridades o a otros internos; c) ofrecer resistencia activa y grave al cumplimiento de
órdenes; d) intentar, facilitar o consumar la evasión; e) inutilizar dependencias o materiales del
centro o de otras personas, con daños de mucha cuantía; f) sustraer materiales del centro o
pertenencias de otras personas; g) divulgar noticias falsas para menoscabar la seguridad del
centro; y h) atentar contra la decencia pública con actos escandalosos y de grave
trascendencia.
Son graves: a) calumniar o insultar a los funcionarios; b) desobedecer órdenes o resistirse
pasivamente; c) instigar a otros reclusos a organizar motines o desórdenes colectivos, sin
conseguir que los secunden; d) insultar o maltratar a otros reclusos; e) inutilizar dependencias
o materiales del centro o de otras personas, con daños de poca cuantía; f) introducir, sacar o
poseer objetos prohibidos; g) organizar o participar en juegos de azar no permitidos; h)
divulgar noticias falsas para menoscabar la buena marcha regimental del centro; e i)
embriaguez que cause perturbación grave en el centro y el uso de drogas sin prescripción
facultativa.
Son leves: a) faltar a la consideración debida a los funcionarios; b) desobedecer órdenes sin
producir alteraciones en la convivencia; c) formular reclamaciones sin utilizar las vías
establecidas; d) hacer un uso abusivo y perjudicial de objetos no prohibidos; e) causar daños
graves en las dependencias del centro o en las pertenencias de otras personas por falta de
diligencia; y f) cualquier otra acción u omisión que implique incumplimiento de los deberes del
interno o que produzca una alteración en la convivencia.
Para la elección y graduación de la sanción se debe de valorar la calificación de los hechos, así
como el grado de ejecución y otras circunstancias.
❼ Las sanciones disciplinarias
Pueden ser: aislamiento en celda (no más de 14 días), aislamiento de hasta siete fines de
semana, privación de permisos de salida (no más de dos meses), limitación de las
comunicaciones orales (un mes máximo), privación de paseos y actividades recreativas
comunes (un mes máximo), y amonestación.
La sanción de aislamiento en celda solo se puede imponer cuando el interno muestre evidente
agresividad o violencia, o cuando altere, de forma reiterada y grave, la normal convivencia.
Quedan excluidas de esta sanción las personas enfermas, mujeres gestantes, mujeres hasta
después de 6 meses de terminado el embarazo, madres lactantes, y madres que tienen a los
hijos con ellas. El médico ha de vigilar diariamente la salud del interno aislado y ha de informar
al director de su estado de salud físico y mental, y si cabe, la necesidad de suspender o
modificar la sanción. Si ha habido repetición de la infracción, el aislamiento se puede
incrementar hasta 21 días. En caso de cumplimiento consecutivo de sanciones, en ningún caso
se pueden superar los 42 días. Para las sanciones de más de 14 días, es necesaria la
autorización del JVP.
Para las faltas muy graves, el RP dispone que se pueden aplicar la sanción de aislamiento en
celda de 6 a 14 días (si hay agresividad o violencia o alteración grave de la convivencia) o la
sanción de aislamiento de hasta 7 fines de semana.
Para las faltas graves, se puede imponer sanción de aislamiento en celda de lunes a viernes por
un tiempo igual o inferior a 5 días (si hay violencia o alteración), sanción de privación de
permisos de salida, sanción de limitación de las comunicaciones orales, o sanción de limitación
de paseos y actos recreativos comunes.
Para las faltas leves, únicamente sanción de privación de paseos y actos recreativos comunes
de hasta 3 días, o sanción de amonestación.
Se deben de tener en cuenta, a la hora de la elección y la duración de la sanción, la naturaleza
de la infracción, la gravedad de los daños provocados, el grado de ejecución, la culpabilidad, el
grado de participación de los intervinientes y otras circunstancias.
Los plazos de prescripción para las faltas disciplinarias muy graves es de 3 años, para las graves
de 2 años, y para las leves de 6 meses. Los mismos plazos para las sanciones, excepto las leves
que es de 1 año. Cuando el interno deja de cumplir la sanción por obtener la libertad
condicional o la definitiva, la sanción se extingue automáticamente.
Una vez adquieren firmeza, las sanciones se anotan en el expediente personal del interno; si
no hay anotaciones vigentes en el expediente por faltas graves o muy graves, se entiende que
hay buena conducta a efectos de la concesión de beneficios y permisos.
❽ El procedimiento sancionador
Ningún interno puede ser sancionado sin que se le informe previamente de la infracción que
se le atribuye y sin permitírsele presentar defensa oral o escrita.
Incoación. El expediente sancionador se incoa de oficio por acuerdo motivado del Director por
iniciativa propia, por petición razonada de otro órgano administrativo, por denuncia escrita de
persona identificada, o cuando haya una orden emitida por un órgano administrativo superior
jerárquicamente. Para esclarecer los hechos, el Director puede acordar la apertura de una
información previa.
Instrucción. La facultad instructora la tiene atribuida el funcionario que designe el Director,
que designará el pliego de cargos. El instructor no puede participar en las deliberaciones de la
Comisión Disciplinaria, ni participar en las votaciones. Del pliego de cargos se informa al
interno (derecho a ser informado), y una vez notificado, el instructor lleva a cabo de oficio las
actuaciones para esclarecer los hechos, y practica las pruebas pertinentes; una vez finalizada la
instrucción, hay 10 días para que el interno alegue o presente documentos para su defensa.
Después de este plazo, el instructor formula una propuesta de resolución que eleva a la
Comisión Disciplinaria, y que se notifica al interno para que pueda alegar verbalmente en la
primera sesión que celebre la Comisión.
Resolución. Después de escuchar las alegaciones verbales, la Comisión debe declarar, o bien
que no se ha cometido infracción, o bien que hay responsabilidad disciplinaria y procede
imponer una sanción. Hay un plazo máximo de 3 meses desde el inicio del procedimiento para
la adopción del acuerdo sancionador. El acuerdo se debe notificar al infractor el mismo día en
que se haya adoptado, con indicación de que se puede interponer recurso ante el JVP.
Cuando el procedimiento es por falta leve, se simplifica: el comunicado del funcionario opera
como pliego de cargos, que se comunica al jefe de servicios y al infractor; el jefe de servicios y
el infractor han de formular alegaciones y proponer pruebas en el plazo de 10 días;
transcurrido el plazo, el Director ha de dictar una resolución e imponer la sanción
correspondiente.
❾ Los recursos
Contra el acuerdo se puede interponer recurso de alzada ante el JVP. La legitimación activa
corresponde al interno sancionado; no hay requisitos de forma, por lo que puede ser
disconformidad verbal ante el funcionario que notifique, o un recurso por escrito.
Una vez interpuesto el recurso, el Director debe enviar el expediente sancionador al JVP; el
recurso tiene efecto suspensivo de la ejecutoriedad de la sanción (con la excepción de que se
trate de un acto de indisciplina grave la corrección de la cual no se puede demorar).
TEMA 5
❶ El tratamiento penitenciario
La LOGP lo define como el conjunto de actividades directamente dirigidas a la consecución de
la reeducación y reinserción social de los penados, y que se llevan a cabo bajo la dirección del
equipo técnico. No hace referencia explícita los métodos que se pueden utilizar, pero destaca
las sesiones de asesoramiento psicopedagógico, psicoterapia grupal y terapia del
comportamiento. La Ley limita sus aspiraciones resocializadoras a conseguir que el sujeto no
vuelva a delinquir en el futuro, pero renuncia al objetivo de la integración social.
Antes de la realización del tratamiento, se efectúa un estudio previo de personalidad
(temperamento, aptitudes, actitud… diagnóstico de personalidad criminal, juicio pronóstico
inicial). El tratamiento ha de ser individualizado, complejo (diversos métodos), programado,
evolutivo y dinámico (en función de la evolución). Cuando se concluye el tratamiento o el
interno está a punto de conseguir la libertad, se emite un juicio pronóstico final en el que se
reflejan los resultados y se hace un pronóstico del comportamiento futuro del sujeto en
libertad.
Para la individualización del tratamiento, y después de la observación del penado, se realiza la
clasificación, destinándose al establecimiento cuyo régimen sea más adecuado al tratamiento.
Para realizar la clasificación, se tiene en cuenta la historia individual y la personalidad social y
delictiva del sujeto, la duración de la pena, el ámbito al que probablemente retornará, las
facilidades o dificultades que puede haber para el tratamiento. No se prevé la clasificación de
los presos preventivos, solo la observación, que se ha de limitar a recoger información y a
observar el comportamiento.
Debido a la importancia de la clasificación, se prevén ciertas garantías: cuando un mismo
equipo reitera por segunda vez la clasificación en primer grado, el interno puede solicitar que
la próxima propuesta de clasificación la realice la Central de Observación; también lo puede
solicitar si está en segundo grado y ha cumplido la mitad de la condena; o bien puede recurrir
la clasificación ante el JVP.
Los establecimientos de primer grado se reservan a condenados de peligrosidad extrema, e
inadaptados al régimen ordinario o abierto, apreciados objetivamente en resolución motivada.
El RP prohíbe que las limitaciones de este régimen de vida sean iguales o superiores a las de la
sanción de aislamiento en celda. Excepcionalmente, se puede trasladar a un penado a un
establecimiento de régimen cerrado en caso de motín, agresión física con arma, objeto
peligroso, toma de rehenes o intento violento de evasión, aunque no haya resolución
clasificatoria en primer grado. Mínimo ha de haber 2 horas de salida al patio.
La clasificación en segundo grado o de régimen ordinario es la más habitual. El RP ha
introducido en los programas de tratamiento, para penados de baja peligrosidad y sin riesgos
de ruptura de condena, programas de atención especializada en instituciones en el exterior
cuando estos sean necesarios para su reinserción. Se exige el consentimiento expreso del
interno y el compromiso de respetar el régimen de vida propio de la institución, no pudiendo
exceder cada salida diaria de las 8 horas.
El tercer grado o régimen abierto, es una modalidad de cumplimiento atenuado que ofrece un
período intermedio entre la prisión y la libertad que prepara al interno para el retorno a la
sociedad. Para esta clasificación deben concurrir, favorablemente, la personalidad e historial
individual, familiar, social y delictivo del interno, duración de las penas, medio social al que
retorna el interno, y facilidades y dificultades para el buen éxito del tratamiento.
Cuando se planifica y se ejecuta el tratamiento, se intenta estimular la participación del
interno, el cual puede rechazar libremente el estudio de su personalidad o negarse a
colaborar, sin que ello comporte ninguna consecuencia disciplinaria ni de regresión de grado.
❷ El trabajo penitenciario
Actualmente, están prohibidos los trabajos forzados por su crueldad degradante e inhumana.
La relación que se establece entre la Administración y el interno por lo que respecta al trabajo
penitenciario es una relación de sujeción especial, por la reciprocidad de derechos y deberes
entre ambas partes. El derecho de los reclusos a trabajar es un derecho constitucional
fundamental; se les reconoce el derecho a un trabajo remunerado, y en caso de imposibilidad
de proporcionar un puesto de trabajo a cada interno, la Administración debe abonarles una
indemnización.
La relación laboral penitenciaria es la que se efectúa en los talleres productivos de los centros
penitenciarios (se excluye de este ámbito laboral, por tanto, los trabajos que los internos
llevan a cabo en el exterior, y la ocupación no productiva, como la formación académica, las
prestaciones personales, los trabajos artesanos, etc.).
Derechos laborales. Los internos tienen derecho a: a) que el trabajo sea remunerado; b) que se
valore el trabajo para el régimen y tratamiento; c) participar en la planificación y organización;
d) a la promoción y la formación en el trabajo; e) no discriminación; f) integridad física y
adecuada política de seguridad e higiene; g) percepción puntual de la remuneración, descanso
semanal y vacaciones; y h) respeto de la intimidad y dignidad.
Deberes laborales. Los internos deben de cumplir en función de sus aptitudes (excluidos los
trabajadores que se encuentren de baja médica o IP, mayores de 65, jubilados, embarazadas
por parto, o causas de fuerza mayor). Deben de cumplir respetando las reglas de la buena fe y
disciplina, observando las medidas de seguridad e higiene, cumpliendo las órdenes de los
funcionarios y contribuyendo a la productividad.
La duración de la relación ha de ser igual a la duración de la obra o servicio que se efectúa. Se
puede suspender la relación por mutuo acuerdo de las partes, por incapacidad, por
maternidad, por sanciones de aislamiento, por fuerza mayor temporal, razones de tratamiento
o por traslado temporal por permisos o salidas. La suspensión exonera recíprocamente de
trabajar y remunerar; se puede designar a otro interno para que ocupe el puesto mientras
dura la suspensión.
El cese de la relación puede tener lugar por mutuo acuerdo entre las partes, expiración del
tiempo establecido, ineptitud, muerte, invalidez, cumplir 65, fuerza mayor, excarcelación,
contratación por empresas del exterior, razones de tratamiento, traslado por período superior
a dos meses, dimisión del interno, o razones de disciplina y seguridad.
La retribución viene determinada por el rendimiento, la categoría profesional y el horario de
trabajo. Se toma como referencia el SMI. El pago lo realiza el Organismo Autónomo de Trabajo
y Prestaciones Penitenciarias o el organismo autonómico equivalente. El calendario laboral lo
fija el Consejo de Dirección, acorde a la jornada laboral máxima legal vigente; los trabajadores
tienen derecho a un día y medio de descanso semanal, y 30 días naturales de vacaciones
anuales.
Los litigios derivados de conflictos laborales se rigen por la Ley de Procedimiento Laboral, y las
infracciones y sanciones por el ET.
Los establecimientos penitenciarios pueden crear talleres ocupacionales para que trabajen los
reclusos de acuerdo con los programas establecidos; estos trabajos ocupacionales no
productivos no se enmarcan en la relación laboral especial penitenciaria ni gozan de la acción
protectora de la SS, si bien pueden recibir incentivos y beneficios penitenciarios.
❸ La asistencia social post-penitenciaria
Los condenados que han cumplido su pena y los que han extinguido su responsabilidad penal
deben de ser plenamente reintegrados, de modo que los antecedentes no pueden ser, en
ningún caso, motivo de discriminación social o jurídica. La LOGP configura una Comisión de
Asistencia Social para prestar asistencia a los internos que disfrutan de la libertad condicional o
definitiva, y a sus familiares, con el fin de que superen los obstáculos para una reinserción
social efectiva (con una cierta función auxiliar de control).
TEMA 6
❶ La introducción del JVP en la LOGP. Las causas
Hasta la introducción de la figura del JVP, la ejecución de las penas privativas de libertad se
encontraba en manos de las autoridades administrativas. Mediante el JVP, se garantiza la
tutela judicial efectiva de los derechos de los reclusos, y se respeta el principio de
subordinación de la Administración a la legalidad y al control de los tribunales.
La función del JVP es hacer cumplir la pena impuesta y resolver los recursos; se trata de
reforzar la garantía de ejecución propia del principio de legalidad. Sus competencias son:
controlar la ejecución (resolver propuestas de libertad condicional, aprobar propuestas de
reducción de condena, resolver recursos de clasificación inicial y de progresiones y regresiones
de grado, etc.) y controlar jurisdiccionalmente los actos de la Administración penitenciaria que
afecten a los derechos fundamentales de los internos, o sus derechos y beneficios
penitenciarios. Esta última función se basa en la necesidad de garantizar los derechos de todos
los internos, y se extiende a todas las cuestiones relativas al régimen y al tratamiento
(aprobación de sanciones de aislamiento en celda de más de 14 días, reclamaciones contra
sanciones disciplinarias, resolución de peticiones o quejas en relación con los derechos
fundamentales o beneficios penitenciarios).
❸ Las atribuciones y las funciones específicas previstas en la LOGP
Las funciones en primera instancia:
-
Resolver las propuestas de libertad condicional de los condenados y acordar las
revocaciones que sean pertinentes. En la propuesta debe constar la observancia de
una o varias reglas de conducta; el expediente lo eleva la Junta de Tratamiento antes
de que se cumplan las tres cuartas partes de la condena con la suficiente antelación
para que la concesión no se retrase. Si la Junta se muestra inactiva, el interno puede
interponer un recurso de queja. En los casos excepcionales de libertad condicional (dos
terceras partes de la condena, o reclusos que hayan cumplido 70 años o enfermos muy
graves incurables) también se requiere aprobación previa del JVP. También le
corresponde al JVP revocar la condicional si el liberado vuelve a delinquir o no observa
las reglas de conducta impuestas.
-
Aprobar las propuestas de beneficios penitenciarios que formulen los establecimientos
y que puedan suponer una reducción de la condena. Es un beneficio la concesión de la
libertad condicional habiendo extinguido las dos terceras partes de la condena, y por
el avance de 90 días por año de cumplimiento efectivo una vez extinguida la mitad de
la condena, de modo que su aprobación es competencia del JVP, previa propuesta de
IIPP. En el indulto, el JVP no lo aprueba, pero lo tramita a propuesta de la Junta de
Tratamiento.
-
Aprobar previamente sanciones de aislamiento en celda superiores a 14 días. Es una
manifestación de la subordinación de la potestad sancionadora de la Administración a
la autoridad judicial.
-
Autorizar permisos de salida de duración superior a dos días, excepto clasificados en
tercer grado, puesto que estos no requieren autorización judicial. Los permisos de dos
días o menos no necesitan tampoco autorización judicial, excepto que sean permisos
extraordinarios para clasificados en primer grado. Los permisos de salida de los
internos en prisión preventiva los ha de autorizar la autoridad judicial de la cual
dependan. La autorización recae sobre un acto administrativo previo de concesión, por
lo que el interno puede interponer recurso de queja si la Administración penitenciaria
acuerda denegar el permiso, o formular escrito de queja si la Junta no resuelve
solicitudes de permiso dirigidas a la Dirección del centro.
-
Conocer el paso a régimen cerrado de los reclusos a propuesta del director del centro.
El acuerdo se debe notificar al JVP en un plazo máximo de 72 horas, y este lo puede
aprobar o revocar de oficio, por la interposición de una queja por parte del interno, o
por el recurso del interno a su clasificación en primer grado. La ratificación o
denegación se entiende dictada en primera instancia así que se puede recurrir en
reforma y apelación.
-
Acordar lo que convenga sobre peticiones o quejas que formulen los internos en
relación al régimen y tratamiento penitenciario, en cuanto afecte a sus derechos
fundamentales, o sus derechos y beneficios penitenciarios.
Las funciones en segunda instancia:
-
Resolver los recursos contra sanciones disciplinarias. Se puede interponer recurso de
alzada contra el acuerdo de la Junta de Régimen ante el JVP, tanto verbalmente en el
momento de la notificación, como por escrito dentro de las 72 horas siguientes.
-
Resolver los recursos referentes a la clasificación inicial y a las progresiones y
regresiones de grado. También contra los acuerdos de mantenimiento de grado.
Atribuciones previstas en el Código Penal:
-
Vigilancia de la ejecución de las medidas de seguridad impuestas a los reclusos
inimputables o semi-inimputables. Las funciones del JVP se limitan a elevar propuestas
al juez o tribunal sentenciador para que pueda decretar el cese de la medida cuando
desaparezca la peligrosidad criminal del sujeto, sustituir la medida por otra más
adecuada, suspender la ejecución de la medida.
-
Acordar el retorno a la normalidad de los sentenciados a los que se les haya aplicado el
artículo 78 CP. No se puede aplicar a condenados por delitos de terrorismo u
organización criminal, o contra la libertad sexual de menores de 13 años.
Los recursos formulados ante el JVP pueden ser de dos tipos: orales o escritos; la intervención
del Ministerio Fiscal es siempre obligada. La actuación del JVP se caracteriza por la
sumariedad, la proporcionalidad de los trámites y el respeto a las garantías inherentes a
cualquier actividad jurisdiccional.
❹ Los recursos contra las decisiones de los Juzgados de Vigilancia
Se pueden interponer recursos de reforma, apelación y queja.
-
Recurso de reforma. Se puede interponer contra todas las resoluciones del JVP, ante el
mismo juez y en el plazo de los 3 días siguientes a la práctica de la última notificación
de la resolución. Una vez se recibe el escrito del recurso, se ha de trasladar al
Ministerio Fiscal, al interno o al liberado condicional, para que lleven a cabo las
alegaciones que crean convenientes. El juez ha de resolver dos días después de que se
hayan entregado las copias, tanto si se ha presentado escrito de alegaciones como si
no.
-
Recurso de apelación y queja. Se puede recurrir contra resoluciones de clasificación,
resoluciones sobre régimen penitenciario (sanciones de aislamiento en celda de más
de 14 días, quejas o peticiones de internos sobre régimen o tratamiento que afecte a
sus derechos fundamentales, permisos de salida de más de 2 días, paso a
establecimientos de régimen cerrado a propuesta del director), resoluciones sobre
ejecución de penas (propuestas de libertad condicional, propuestas de beneficios
penitenciarios que puedan acortar la condena, peticiones o quejas sobre régimen o
tratamiento que afecten a los beneficios penitenciarios de los internos).
Las resoluciones que afecten la ejecución penal, es competente para conocer el
tribunal sentenciador, si son varias penas, al que haya impuesto la más grave, y si
tienen la misma gravedad, al que haya impuesto la pena en último lugar. Las
resoluciones que afecten al régimen penitenciario, es competente la AP del territorio
del centro penitenciario.
Solo se prevén efectos suspensivos del recurso de apelación cuando se trate de
clasificación o concesión de libertad condicional que pueda suponer la excarcelación
del interno, en caso de condenados por delitos graves, con pena superior a 5 años.
-
Recurso de queja. Solo se puede interponer contra las resoluciones que denieguen la
admisión de un recurso de apelación, y se ha de interponer ante el mismo órgano que
conoce de la apelación.
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