III. Antecedentes. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la prevalencia media del autismo es de 1 de cada 160 personas. En otros países donde se han hecho estudios de prevalencia basados en diagnóstico como: España, Dinamarca, Australia o Reino Unido, los datos varían entre 1 por cada 150 a 1 por cada 175. No obstante, estas cifras pueden variar ligeramente según la edad. Por otra parte Fajardo, K. A. M. (2021), En su estudio: Perfil epidemiológico del autismo en Latinoamérica, de la universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador, Señala que Los trastornos del espectro autista (TEA) afectan de 1 al 1.5% de la población y abarcan alteraciones del neurodesarrollo que afectan la interacción social y comunicación de los individuos. En países latinoamericanos, por cada 10,000 habitantes existen entre 25 y 30 personas con trastorno del espectro autista según datos de 2011-2013. En aportaciones de la Caja de Seguro Social (2019), confirma que en Panamá, entre los años 2013 y 2016 en estadísticas del Ministerio de Salud (MINSA) registran un aproximado de 473 masculinos y 156 féminas con Autismo, entre edades de entre 1 y 14 años. Solamente se encuentra una única encuesta del 2013, realizada por el despachado de la Primera Dama, Marta Linares, donde se pudo recabar información sobre la población con esta condición, dando como resultado el incremento del trastorno en los varones, En investigaciones de Sanchez,(2022), El IPHE tiene 1,541 estudiantes inscritos en el programa de Autismo de la entidad, siendo 46 de la Provincia de Colón, En Panamá se está falta de un informe oficial que muestre la realidad de esta condición. La atención educativa en los niños con el Trastorno del Espectro Autista requiere de un ambiente acorde a sus necesidades, según Díaz, Gutiérrez, Zambra y Pascal (2021), en su estudio titulado “Estrategias metodológicas de intervención utilizadas por docentes de aula regular para la inclusión de niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista de la Escuela municipal Forjadores de Chile de la Comuna de Penco”, describen las características de los estudiantes con Trastorno del Espectro Autista, con persistentes deficiencias en la comunicación e interacción social, también con patrones repetitivos de comportamiento e intereses restringidos y que sus manifestaciones varían dependiendo su nivel de desarrollo y la gravedad de la afección, sus síntomas deben presentarse dentro de las primeras fases de su desarrollo. Mediante estudios e investigaciones se ha podido confirmar que con buenos métodos aplicados en la enseñanza a personas con autismo, este le puede facilitar su interacción social y conducta, esto lo confirma Fuster (2017), en su estudio “Autismo: Inclusión e Intervención Educativa” realizado en la Universidad de Navarra, España, donde concluye que el método TEACCH que es un método global,facilita el aprendizaje del niño en un entorno de enseñanza basado en la estructuración y la enseñanza visual, también menciona el método ABA, que está basado en el conductismo, aportando una interesante receta para proporcionar conductas funcionales a los niños con autismo, Ambos métodos se basan en el principio de individualización y requieren un alto grado de profesionales dedicado a los grupos de personas con autismo IV.Planteamiento del Problema. Los Trastornos del Espectro Autista, se le denomina al conjunto de trastornos del desarrollo que presenta una persona, donde se caracteriza por demostrar diversas alteraciones que influyen en la comunicación, lenguaje, empatía, comportamiento, intereses y sobre todo, la socialización que es uno de los factores más sobresalientes para la interacción con su entorno. Según Bonilla y Chaskel (2016), expresan que, la palabra Autismo, proviene del griego autt(o), que quiere decir que actúa sobre uno mismo, sumando al sufijo- ismo, que significa proceso patológico que actúa sobre uno mismo, este término se utilizó por primera vez en 1908 por Eugen Beuler al describir un comportamiento atípico de pacientes esquizofrénicos. Artigas-P. y Paula(2012), afirman que “Las primeras descripciones, consolidadas como relevantes, sobre lo que actualmente denominamos trastornos del espectro autista (TEA) corresponda a las publicaciones de Leo Kanner (1943) y Hans Asperger (1944). Sin embargo, no cabe duda que individuos de similares características a las identificadas por estos autores han existido siempre. (p.567, 568). Lo que sostiene el autor es que las primeras definiciones sobre el trastorno del espectro autista se basan en las investigaciones que realizaron Kanner y Asperger hace varios años, despertando así la curiosidad en otros investigadores en saber que implica este trastorno y cuál es su origen, a lo que todavía no se ha llegado a concretar, entendiendo que el autismo no es una enfermedad, sino un trastorno del desarrollo, que afecta directamente el comportamiento. Los niños que presentan el trastornos del Espectro Autista, los rasgos de estos son notorios a partir de los primeros años de vida del infante, ya que se percibirá anormalidades en su comunicación, conducta y lenguaje propios del trastorno. “La edad media de sospecha es entorno a los 22 meses. Los padres suelen percibir una especie de patrón o incluso regresión, y pérdida de habilidades. En los niños que presentan retraso mental, los síntomas tienden a observarse antes” (Correia, 2013, p. 23). La Educación Infantil es la etapa educativa que atiende a niñas y niños desde el nacimiento hasta los seis años con la finalidad de contribuir a su desarrollo físico, afectivo, social e intelectual. Durante esta etapa es cuando se establecen las bases para el desarrollo de los niños y niñas, siendo el periodo en el que empiezan a ser evidentes las dificultades de los niños con TEA. Tal y como afirman Hortal et al.(2011), la principal dificultad de esta etapa en los niños con TEA son las conductas problemáticas que presentan, Para que el Docente pueda abordar correctamente el autismo en el aula y lograr una buena inclusión del alumno con TEA en las dinámicas de clase, es necesario que respete, valore y comprenda las necesidades de dicho alumnado; que se implique en el trabajo del equipo experto y se muestre flexible en su labor pedagógica. En la detección de este trastorno, hay un amplio equipo de profesionales, que trabajan de la mano para un efectivo diagnóstico, entre lo que destacan neurólogos, psicólogos, pediatras, etc. Van acompañando a los padres de familia, para una oportuna detección, siempre y cuando los padres estén atento al desarrollo de su niño y a las primeras señales de alarma que puedan presentarse, para así poder de manera temprana, realizar las evaluaciones correspondientes, Las personas con TEA necesitan un enfoque educativo en el que se combinen apoyo terapéutico y motivación en el aprendizaje, como este trastorno presenta múltiples comportamientos, ya que hay varias niveles de severidad (1,2,3), es imprescindible la individualización en los procesos de enseñanza. Con esto podemos ver que no todas las actividades y estrategias pedagógicas van a ayudar en el aprendizaje a la población autista, ya que toca reforzar las competencias propias del niño, cubrir sus necesidades especiales y fomentar una intervención personalizada en sus dificultades de desarrollo, siendo esto los tres preceptos básicos sobre cómo trabajar con niños autistas. Preguntas de Investigación. ¿Cómo se detecta el autismo? ¿Cuando son evidentes los síntomas de autismo en el niño? ¿Cómo se adapta el docente al niño con Autismo? ¿Dónde deben ir los Padres al sospechar que su hijo tenga autismo? ¿Por qué a los niños con autismo no les funciona un solo método de enseñanza?