Subido por Ruso

Guerreros de la roca Arno Ilgner

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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
ADVERTENCIA:
Este manual ha sido elaborado con el objetivo de ofrecer a los escaladores la información más rigurosa y fiable. No obstante,
Desnivel recuerda a sus lectores que la escalada es un deporte de riesgo y que la montaña constituye siempre un entorno
cambiante y peligroso. Por ello, esta Editorial y el autor no asumen la responsabilidad de los accidentes derivados del uso de
esta publicación, y recomiendan la práctica de esta actividad sólo con material homologado CE en buen estado y casco.
GU ER R ER OS D E L A R O CA
Título original: THE ROCK WARRIOR'S WAY: Mental Trainlng for Climbers Edición original en lengua inglesa:
Desiderata Institute, La Vergne, EE.UU.
© Arno Ilgner,2003 © del prólogo, John Long, 2003 © Ediciones Desnivel c/San
Victorino, 8 - Madrid www.desnivel.com
Primera edición en lengua española: mayo de 2005 Segunda edición en lengua española: julio de
2008 Tercera edición en lengua española: octubre de 2009 Cuarta edición en lengua española:
marzo de 2011
Traducción: Eva Martos Jiménez
Corrección: José Manuel Ramírez del Pozo Martín
Fotografía de portada: Peter Croft escala un diedro de 7b (Airstream, The Incredible Hulk, Sawtooth Range de Sierra
Nevada, California). © Greg Epperson
Maquetado: Estudio Gráfico Moyano Impreso en España por Imprimex
ISBN: 978-84-96192-81-2 Depósito legal: M-25825-2005
Todos los derechos reservados. Independientemente de los derechos propios del copyright, ninguna parte de esta
publicación puede ser reproducida, almacenada, introducida en un sistema de recuperación de la información ni transmitida
de ninguna manera ni por ningún medio (electrónico, mecánico, magnético, fotocopias, etc.) sin previo permiso escrito del
propietario del copyright y de la editorial.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Sumario
Prólogo, por John Long…………………………………………………………
11
Prefacio ……………………………………………………………………….
14
Introducción …………………………………………………………………..
18
Tomar conciencia………………………………………………………………
21
La vida es sutil …………………………………………………………………
34
Aceptar la responsabilidad………………………………………………………
42
Dar ……………………………………………………………………………
52
Elegir …………………………………………………………………………..
58
Escuchar ……………………………………………………………………….
67
El viaje…………………………………………………………………………. 76
Conclusión……………………………………………………………………… 82
Ejercicios ……………………………………………………………………….. 84
Glosario ………………………………………………………………………... 97
Lecturas recomendada…………………………………………………………..
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Te dedico este libro a ti, un buscador que quiere mejorar la calidad de su experiencia
en la escalada. Sé abierto, curioso, observador, y presta atención.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Elogios de la crítica a
Guerreros de la roca
«Cuando estaba en (a cúspide de mi carrera no llegaba a comprender del todo el
porqué de mi éxito. No era más fuerte psicológicamente que otros escaladores, pero
sabía que me dominaba una pasión. Ahora conozco algunos de los elementos de mi
éxito, que antes no sabía explicar. Guerreros de la roca me ha dado ideas para mejorar
mi escalada y mi vida actual. He leído el libro dos veces y lo consultaré con frecuencia en
el futuro. »
Henry Barber
«Éste es el primer libro que conozco que trata con profundidad la parte interna de la
escalada, y ya era hora. Dada la especialización creciente de la comunidad de
escaladores, este libro ofrece una visión novedosa de la escalada y un autoanálisis
saludable para casi todo el mundo relacionado con el deporte.»
Jim Bridwell
«Como devoto escalador de roca, siempre estoy buscando herramientas que me
ayuden a mejorar, pero pocas veces he hallado una tan útil como Guerreros de la roca.
Los principios del libro de Arno han aumentado radicalmente mi confianza y me han
ayudado a materializar un objetivo en el que levaba trabajando tres años: Flex Luthor. »
Tommy Caldwell
«Leer Guerreros de la roca me hace recordar mi pasado. Contiene muchas de las
técnicas que utilicé para ganar confianza al participar en competiciones. Este libro
ayudará a los escaladores a aumentar su fortaleza sin ningún entrenamiento adicional.»
Robyn Erbesfield-Rabautou. Cuatro veces ganadora del Campeonato mundial de escalada deportiva.
«Guerreros de la roca es un manual excelente para identificar y superar las barreras
psicológicas, y para alcanzar el máximo potencial de escalada de cada uno. Con
información de diversas fuentes, llgner ha diseñado un programa que llama "Los siete
procesos" estableciendo como primera premisa el uso correcto de la concentración. Los
libros de Carlos Castañeda sobre el chamán indio don Juan Matus llevan suscitando la
atención y las alabanzas de los escaladores desde hace mucho tiempo, y el autor ha
sabido interpretar a la perfección muchos de los principios fundamentales enseñados por
este personaje místico. Percibir una escalada como un viaje, iniciado por decisión propia,
es un estímulo eficaz para lograr éxito, tal como este crítico puede confirmar
personalmente.»
John Gill
«Guerreros de la roca identifica y nombra las debilidades inherentes a nuestros
propios instintos. Una vez detectado el problema, la solución se vuelve posible, lodos los
escaladores reconocerán patrones de sus propias vidas dentro del texto.»
Lisa Gnade
«Cuando escalé por primera vez con Arno hace veinte años, admiré su desenvoltura en
la roca, su audacia al escalar de primero, su calma al afrontar obstáculos. Después de leer
Guerreros de la roca, comprendo mejor la forma de pensar que hay detrás de su
serenidad, la tranquilidad interior que libera su mente para la escalada pura. Parece haber
dominado todos los demonios mentales que nos frenan en la roca y el hielo, y en este
libro nos cuenta cómo combatirlos en nosotros mismos. Ahora mi plan es volver a leerlo
y dejar que transforme mi escalada desde dentro. Después, se lo pasaré a mis
compañeros.»
John Harlin III, editor, American Alpine Journal.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
«La escalada evoluciona desde dentro hacia fuera, un concepto confuso que Arno
llgner disecciona con gran belleza en Guerreros de la roca. Basándose en sus treinta años
de experiencia como escalador, así como en la abundante sabiduría intemporal, llgner
presenta un proceso, compilado en siete pasos, para llegar a dominar el poder interior de
la mente. La aplicación disciplinada y consciente de muchas de las estrategias de este
libro no sólo mejorará la calidad de tu escalada, te ayudará además a afrontar los riesgos
con más talento en todos los aspectos de tu vida.»
Eric J. Hörst, entrenador personal, autor de Entrenamiento para escalada
« Hace mucho tiempo que he depositado mi confianza en las teorías descritas en este
libro.»
Leo Houlding
«Guerreros de la roca es una contribución oportuna para despertar nuestra conciencia.
Con una aproximación humilde, Arno da un paso arriesgado que conduce hacia un nivel
superior de la vida en la roca.»
Ron Kauk
«Si llegas a dominar algunos de los muchos conceptos que Arno llgner presenta en
Guerreros de la roca, tu escalada puede transformarse. Para mí, lo más importante ha
sido la lección de Arno sobre cómo mejorar la escalada aprendiendo a manejarse con las
caídas. Me hizo recordar a Jorge Visser cuando aprendió esta misma lección en Virgin
River Gorge La última sección de 9 metros de Captain fantastic (5.13c en la escala
estadounidense. 8a+ en la francesa) es una carrera hacia la reunión con una salida
delicada y psicológica (nosotros lo llamamos -salsa»). Es un sitio nefasto para caerse con
el 5.13c ya bien abajo. Jorge sufrió unas cuantas caídas de 9 a 12 metros aquí, pero el
miedo a caer se fue transformando en relajación. Aprendió a tratar con la caída y eso
allanó una parte importante de su camino hacia el 5.14 (8b+). Se transformó.»
Randy Leavitt
« Cuando la escalada concluye, ¿qué queda? ¡La experiencia! Guerreros de la roca te
ayudará a elaborar la coreografía de tu experiencia por medio de una danza desnuda con
la belleza y los requisitos de nuestro deporte. Aprenderás a renunciar al anhelo de
reconocimiento externo del éxito alimentado por el ego, para dejar que tu espíritu
movido por el amor abrace la escalada y la vida. ¡Esta es una obra de referencia!»
Jeff Lowe
« Guerreros de la roca describe el potencial asombroso de la voluntad humana una vez
que el ego está domesticado y se ha llenado de habilidades para detectar los aspectos
mentales del esfuerzo intenso y continuado. Te ayudara a comprender mejor la
conciencia espiritual que surge al comprometerse con una búsqueda arriesgada, y te hace
más capaz de retener ese conocimiento después de la descarga de adrenalina. Este es un
gran libro para aprender acerca del interior del escalador de roca.»
John Middendorf
« Arno ha conseguido explicar con palabras sencillas los procesos psicológicos con los
que hemos de enfrentarnos como escaladores. La mayoría de nosotros ha practicado en
cierta medida las lecciones y principios que contienen estas páginas, pero ninguno ha
llegado en realidad a dominarlos. Arno acaba con las confrontaciones positivas y
negativas que nos pasan por la mente antes, durante y después de una escalada. Luego,
utilizando generalidades de la escalada que todos podamos evocar, nos muestra cómo
seguir nuestros caminos personales para aumentar nuestro conocimiento, crecer y, en
última instancia, lograr el éxito.»
Scott Milton
« Los aspectos mentales de la escalada son extremadamente difíciles de dominar.
Utilizado correctamente, Guerreros de la roca puede ser más útil que cualquier cantidad
de entrenamiento físico, y puede ayudarte a elevar tu nivel.»
Beth Rodden
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
« En una era en la que se pone un énfasis insano en herramientas como rocódromos o
tablas de campus, que entrenan el cuerpo, es refrescante leer un libro que se dirija al
fundamental, pero a menudo olvidado, componente dé la escalada: el mental.
Combinando la experiencia personal de su dilatada y completa carrera de escalador, con
un lenguaje directo y simple, llgner ofrece un proceso básico para mejorar la escalada,
eliminando los tan comunes obstáculos de la rabia, el estancamiento y la frustración. He
sido durante mucho tiempo víctima de mi propio modo de pensar, basado en la recompensa del encadenamiento; ahora intento salir, llegar más allá y celebrar mi amor por el
deporte como un guerrero de la roca.»
Matt Samet, editor asociado de Climbing Magazine
«En Guerreros de la roca, Arno llgner expone los procesos y estados mentales ilusorios
que pueden obstaculizar o impedir la experiencia plena de la pureza de la escalada,
llgner llega al corazón del asunto -quiénes somos por dentro- y lo utiliza como base para
comprender cómo nos relacionamos con la roca. Guerreros de la roca es una guía de
valor incalculable para cualquiera que quiera sinceramente avanzar en su aproximación a
la escalada.»
Chris Sharma
«¡Por fin! Un libro de entrenamiento para los escaladores que se centra en la fuente de
fuerza más poderosa: la mente.»
Todd Skinner
«Pensé que yo tenía todo esto bastante claro, pero hay en Guerreros de la roca muchas
ideas nuevas que me han sorprendido. Al día siguiente de leer el libro conseguí resolver
un problema de búlder que llevaba un tiempo frustrándome. El poder de una
visualización positiva es verdaderamente asombroso. Creo que casi todo el mundo, sea o
no escalador, podría beneficiarse con la lectura de Guerreros de la roca. »
Mark Synnot
«Cuando escalas montañas grandes, sufres. En la escalada alpina» el rango de
incomodidad abarca pasar frío, estar mojado y cansado, El máximo reto que he tenido
que superar, tanto mental como físico, incluyó sobrevivir a un accidente grave. He
aprendido a aceptarlo e interiorizarlo. Guerreros de la roca te ayuda a comprender la
necesidad de aceptar la situación tal como es, y te guía en el modo de tratar con ella.»
Jack Tacle
«Arno puede enseñarte a escalar con firmeza a tu máximo nivel, sea cual sea. Sus
principios evitarán que tu mente se distraiga y mantendrán tu cuerpo progresando hacia
tu objetivo. Recurro conscientemente a las lecciones que aprendí en este proceso de
Guerreros de la roca mientras escalo en solitario grandes picos o mientras chapo los
parabolts.»
Chris Warner, primer estadounidense en escalar en solitario un ochomil (Shisha Pangma, cara sur)
«Guerreros de la roca es una visión perspicaz de la escalada, no de su aspecto físico,
sino hacia dentro de su corazón y su alma: la mente. Los escaladores de todos los niveles
podrán beneficiarse de la obra de Arno. Yo ya lo he hecho. »
Mark Wilford
«Muchos estamos ciegos ante nuestras motivaciones y no sabemos por qué no
logramos realizar nuestros deseos. Leer y aplicar Guerreros de la roca seguramente lo
cambiará. El libro profundiza en los niveles internos de nuestra psique de una forma
distinta a la realizada por cualquier otra obra. Guerreros de la roca no es una simple guía
para mejorar tu escalada, sino que te muestra una mejor comprensión de la vida como un
todo.»
Tony Yaniro
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Agradecimientos
Un trabajo creativo nunca se hace solo. Nuestro ego querrá llevarse todos los
honores, pero, invariablemente, nuestros amigos y familiares nos habrán ayudado,
nuestros héroes nos habrán inspirado y sus experiencias audaces nos habrán motivado. He
tenido mi ración de vivencias intrépidas, que me han obligado a plantearme lo limitado de
mí forma de relacionarme con el mundo. Profundizar en estas experiencias ha sido
fundamental para desarrollar este material. Mis héroes de la escalada me han inspirado
para forzar mis límites en las vías, ofreciéndome por tanto el laboratorio para probar el
material que presento en este libro. En cuanto a mi familia y amigos les estoy
profundamente agradecido.
La ayuda de Jeff Achey ha sido inestimable para la creación de este trabajo. Se
interesó por la cuestión desde su primera etapa, en 1996, y lo dio a conocer por medio de
sus artículos en la revista Climbing. Lo que es más importante, redactó este libro utilizando
mis apuntes, notas, relatos, guiones, y mantuvo muchas conversaciones conmigo antes,
durante y después de los múltiples borradores. Su hermoso estilo de escritura ha dado
lugar a un libro que ha superado con creces mis expectativas.
En 1998 yo todavía estaba en la fase de desarrollo de la materia. Quiero agradecer a
todos mis alumnos de ese periodo, y a los rocódromos en los que enseñé, Atlanta Rocks,
Classic Rock Gym y Climbntax, su confianza y su fe en mí Aunque creo que induje valor a
los alumnos, mi trabajo de entonces apenas era un esbozo de lo que es hoy en día.
Al continuar mostrando y perfeccionando la materia, hubo varias personas que me
ayudaron a progresar. Steve Jones me ayudó a identificar la clave de cada paso del
proceso de guerrero, y a desarrollar maneras efectivas de enseñar. Clay Rubano me ha
ayudado de muchas maneras, pero ha sido especialmente importante para la integración
de los gráficos de Bullet y Laser Beam. Chris Warner me ayudó a ver el proceso del
guerrero desde dentro hacia fuera, lo que me permitió ofrecer una enseñanza más eficaz.
Doyle Parson contribuyó a enriquecer la materia a lo largo de los años. Ha sido una amiga
valiosa con la que compartir ideas, que me ayudó a profundizar en mi forma idealista de
pensar.
Quiero dar las gracias a Rita Bills, Thomas Schmidt, Steve Anderson y Joe Finnegan por
sus esfuerzos en la edición y corrección del manuscrito. También he recibido sugerencias
valiosas de Steve Petro. Lisa Gnade, Lynn Hill, Ed Webster, Eric Hörst, John Gill, Todd
Skinner, Paul Piana, John Long. Jim Gilchrist, Kirk Brode. Lance Brode, Lance Brock, Stuart
y Heidi Chapin, Jeff Jenkins, Suzy Wilkinson y mi hermano Mark.
Quiero agradecer a Fred Knapp de Sharp End Publishing, y Mike Jones, de Wildeness
Press, su ayuda con las dudas que me surgieron respecto al temario y el diseño. Gracias
también a Michelle (Kadar) Moore, mi primer alumno, cuyas preguntas me ayudaron a
comenzar el camino.
Por último, me gustaría dar las gracias a Jane, mi mujer, por su paciencia durante
todos estos años. Valoro sinceramente su confianza en mí y su apoyo a mi deseo de
ganarme la vida con mi pasión.
Gracias de nuevo a todos.
Arno llgner, La Vergne, Tennessee. Primavera de 2003
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
DE CL ARA CI Ó N D E R IE SG O NO T A I MP OR T AN T E P AR A L OS
L EC T OR E S
AVISO: la escalada presenta un riesgo inherente y puede provocar daños incluso la
muerte. Es tu responsabilidad escoger conscientemente lo que deseas hacer, y realizarlo
siguiendo tu propia motivación. Este libro no está orientado a animarte a afrontar un
riesgo inaceptable, sino a ofrecerte las herramientas necesarias para analizar y
comprender los riesgos. Sólo tú puedes decidir qué nesgo es adecuado para ti. Si decides
escalar y afrontar retos, te sugiero que sean pequeños. Tú meta debe ser aprender sobre
ti mismo, no aprender imprudencia. Toma decisiones conscientes que tengan sentido
para ti; No sigas ciegamente mis sugerencias ni las de nadie.
Asimismo la Editorial Desnivel advierte qué las imágenes de itinerarios expuestos o
realizados sin cuerda muestran actividades dé algunos de los mejores escaladores del
mundo bajo su exclusiva responsabilidad, desaconsejando completamente la escalada sin
cuerda y demás modalidades reservadas a especialistas.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Prólogo
Por John Long
IMAGINA un escalador que quiere subir de nivel, escalar Astroman (7a-f) en Yosemite
o una ruta de un grado superior en su escuela local. Él sentido común dice que el camino
correcto para alcanzar estas metas es entrenar más y más duro. Es así de fácil, ¿no?
No.
Todas las teorías, desde las clásicas de la antigua escuela hasta las modernas
disciplinas de «entrenamiento mental» insisten en que la transformación es más una
cuestión de entrenar más inteligentemente, no sólo más duro. Entrenar con mayor
severidad suele llevar a reforzar costumbres limitadoras, es decir, a entrenar los mismos
errores y obtener los viejos resultados de siempre.
Cualquier método de mejora personal que merezca la pena -Guerreros de la roca
incluido- nos permite aprender desde nuestra experiencia directa de un modo rápido. Ha
de proporcionar una guía adaptable que conduzca al éxito, que mantenga nuestro rumbo
hacia el perfeccionamiento y que nos aliente a realizar cambios de dirección con criterio,
antes de que nos encontremos totalmente perdidos en los viejos hábitos. Esa es la
esencia del entrenamiento inteligente. Incluye analizar conscientemente el qué, el cómo y
el porqué de nuestra experiencia actual. Nos aparta del método de sólo hacer, y requiere
aprender y practicar cosas que nos hagan plantearnos si no habremos escogido una ruta
demasiado sinuosa hacia la cumbre. Como dice un viejo proverbio, el camino directo
hacia la perfección es en apariencia, tortuoso.
Por ejemplo, quizá parezca discutible que redefinir nuestra noción de éxito pueda elevar
sustancialmente nuestra curva de aprendizaje, pero sí que puede, igual que otros de los
principios de Guerreros de la roca. Aunque no voy a tratar de resumir el contenido del
libro, hay algunos puntos que merece la pena mencionar y que pueden ayudar a
cualquiera a obtener resultados asombrosos.
Primero, aceptar que la vida es dura y que transformar nuestras vidas (o nuestras
habilidades, lo que es en cierta medida lo mismo) es muy difícil. Por mil motivos, todos
tendemos a pensar en parte que el mundo está hecho solamente para nosotros, y que las
perlas de la existencia son nuestros derechos de nacimiento. En cierto sentido lo son,
pero debemos bucear hasta las profundidades para encontrarlas; más allá de nuestra
resistencia y de nuestro pensamiento y comportamiento mecánicos. Rara esto hace falta
un trabajo duro, sostenido, consciente y disciplinado. Algunos tropiezan con esas perlas
por casualidad o por suerte y, cuando lo hacen, suelen perderías igual de rápido. Este
libro te orientará en la buena dirección, e incluso te dará un buen empujón por el camino,
pero eres tú quien debe hacer el esfuerzo.
Uno de los grandes timos del movimiento New Age es la noción de que alcanzar el
estado de existencia sin esfuerzo no requiere ningún esfuerzo. De hecho, normalmente
hace falta una gran cantidad de trabajo consciente, de disciplina y de paciencia para
entrar en la «zona de flotación», donde los retos que antes nos estremecían empiezan a
presentarse bajo un aspecto fácil y relajado. El lugar no cambia. El Everest no
empequeñece y el Polo Norte no se vuelve más cálido. Somos nosotros los que tenemos
que transformarnos, y eso lleva trabajo. Si el proceso fuera fácil, todos seríamos campeones mundiales.
Segundo, el trabajo es un proceso, y ese proceso dura toda una vida. Cada vez que
subes un escalón, una montaña de posibilidades se yergue ante ti. En este sentido, nunca
llegas, de una vez y por todas, a la cumbre. En algunos puntos del camino, la calidad del
proceso cambia de forma radical. Esto es especialmente cierto en esos momentos de
avance hasta un vértice, donde meses de esfuerzo sostenido se unen para crear una
especie de agujero de gracia por el cual pasamos, normalmente de repente y con poco
esfuerzo, hacia un reinado superior del ser y el hacer. La escalada que una vez nos agotó,
ahora nos parece fácil. En esos momentos tendemos a olvidar el arduo periodo previo a la
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
cima. Es entonces cuando tenemos que acordarnos de todos esos entrenadores de
competiciones que nos recuerdan que el juego se gana o se pierde en el campo.
Eso nos conduce al tercer y más importante punto: las cualidades que saques a relucir
el día definitivo serán exactamente las mismas que has estado cultivando durante el
entrenamiento. En otras palabras, tu estilo de vida será el mismo que el que adoptes en
la escalada. Es un concepto lo suficientemente fácil para captarlo, pero llevarlo al corazón
y ponerlo en práctica es algo que sólo los más entregados llegan a conseguir;
probablemente porque son los únicos cuyas vidas dependen de ello.
En el aspecto recreativo, la escalada suele contemplarse desde una perspectiva
totalmente diferente que la vida normal. El escalador eventual ve su escalada como una
práctica agradable; si no esencial; sí reconstituyente. A mitad de la escalada, deja atrás
sus presiones diarias y se transforma en una persona «diferente». Pero cuando se
enfrenta al muro final y llega al límite de sus capacidades, la persona «diferente»
recupera los viejos hábitos. Afrontará los retos con exactamente las mismas cualidades por lo normal inconscientemente- que cultiva en el trabajo y en casa.
Cuando empezamos a forzar los límites, nuestros hábitos más arraigados casi siempre
se hacen con el control. ¿Cómo podría ser de otra manera? Cuando el río fluye
suavemente, todos somos héroes. Sólo cuando la corriente empieza a rugir, podemos
descubrir dónde afianzarnos y de qué estamos hechos. Y aquí la clave es lo hecho. ¿Qué
hemos hecho por nosotros mismos?
Guerreros de la roca ofrece un programa exhaustivo para que consigas ser un
escalador mejor, pero sólo tú puedes poner los medios. Esto requiere un esfuerzo
consciente y un compromiso de hierro, para que aquellas perlas puedan llegar a ser
consideradas completamente de tu propiedad. Una de las cosas increíbles cuando se lleva
a cabo con profundidad un trabajo es descubrir lo poco que hacemos y lo mucho que
reaccionamos. Y nuestras reacciones se basan en nuestros viejos patrones dirigidos por
el miedo, unidos a nuestro instinto de supervivencia. Desprenderse de esos patrones es
como liberarse de las garras de un león, y tendrás pocas probabilidades de lograrlo sin
una profunda implicación. Vacilamos, resbalamos y volvemos a nuestros cómodos viejos
mecanismos. Cuando nos damos cuenta de que todavía hemos ganado algo de terreno a
pesar del resbalón, comprendemos que lo que nos llevó hasta allí fue nuestra
implicación.
Esto nos devuelve a la idea de que el camino aparentemente sinuoso es de hecho el
camino directo a la perfección. Aquí, el camino «sinuoso» requiere que pongas en
práctica por ti mismo los principios del guerrero, que los vivas momento a momento, que
los practiques y los refines en tu vida diaria tanto como junto al río o en la pared.
Para decirlo de forma sencilla, cuanto más integres los principios en tu vida diaria,
más útiles te serán cuando estés en la cresta de la ola durante la marea. He tocado el
hecho básico, aunque a menudo olvidado, de que cuando nos encontramos seguros, no
necesitamos instrumentos sofisticados. Pero cuando la vida está en juego, nunca estamos
demasiado preparados. Si nos preparamos entrenando estos principios cuando hay poco
riesgo, las lecciones se vuelven instintivas y se habrán convertido en nuestra segunda
naturaleza cuando nos encontremos con lo crucial. Lo maravilloso de todo esto es que los
principios del guerrero han sido cosechados de fuentes ilustradas y son principios
universales para la transformación y el autocontrol.
Si se va a practicar algo todos los días, reconforta saber que el material es oro en
cualquier circunstancia.
Este método no es uno más de los de «cortar y pegar» que con tanta frecuencia se ven
en la interminable búsqueda actual de soluciones rápidas. Amo llgner ha pasado años
estudiando la sabiduría tradicional clásica del mundo, así como muchas disciplinas
modernas, desde las teoría del caos y de sistemas hasta el método del diálogo de la voz.
Por medio de un largo proceso de autoanálisis y con el método de prueba y error, ha
llegado a un programa que permite a un aventurero atrapar los conceptos y continuar por
sí mismo.
Los alumnos de Guerreros de la roca deberían valorar que, aunque muchos de estos
principios han estado ahí durante más de tres mil quinientos años, los discípulos de las
antiguas enseñanzas nunca se pusieron a prueba a 800 metros de altura en El Capitán.
Sólo puedo pensar que, viendo a los aventureros de hoy en día exponiendo sus
habilidades físicas y mentales en las grandes paredes de roca del mundo, los antiguos
maestros deben de estar sonriéndonos desde las nubes, sabiendo que su sagrada
tradición está llevándose a la práctica de una forma apasionante y extraordinariamente
nueva.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Por último, cualquier aventurero auténtico ha aprendido, mediante una participación
directa, a afrontar retos exigentes y a mantener la mente concentrada, Cualquier
actividad que supere un nivel de escalada medio-alto lo requiere. Estas capacidades te
ponen en una buena disposición para atrapar e integrar rápidamente los principios del
libro, y para empezar a disfrutar de los resultados. Puede que el mundo no haya sido
hecho para ti, pero Guerreros de la roca sí.
John Long, Vence, California, 2002
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Prefacio
«IRÉ de primero ¡Puedo hacerlo! Te enseñaré cómo se hace.» Doy unos pasos
delicados utilizando unos invertidos y unos laterales para las manos, instalo un buen
empotrador mediano y visualizo la siguiente secuencia. Los agarres del próximo tramo
vertical no parecen muy definidos ni seguidos. Parece que tendré que instalar
protecciones pequeñas y alejadas. Me digo a mí mismo:
«Ojalá que los agarres fueran más obvios. Me encantaría colocar otro seguro, pero no
sé dónde puede quedar bien. Tengo que hacerlo, no me puedo bajar.»
Escalo un poco y veo emplazamientos probables para un seguro unos metros más
arriba. Mi charla interior continua: ««No sé si voy a llegar. Una caída desde ahí arriba sería
peligrosa. Pero tengo que hacerlo. ¿Qué pensará Brian si ni siquiera lo intento? Al menos
tengo que demostrar que lo peleo antes de caerme.»
Escalo, ahora con toda la voluntad puesta en recorrer todo ese tramo hasta llegar al
probable emplazamiento para el seguro, aunque los siguientes movimientos parecen
fáciles. Dudo.
«¿Debo arriesgarme? Estoy subiendo mucho; no quiero llevarme un vuelo muy grande.
Se me están hinchando los brazos y estoy perdiendo el equilibrio.» Para sentirme más
seguro, me agarro con más fuerza. «Tengo que poner algún seguro aquí.»
Veo un agujero ancho y saco un empotrador de mi portamaterial, pero no consigo
instalarlo. «¿Por qué no habré dejado a Brian ir de primero? Yo ya abrí la última vía. Lo
único que quiero es poner un buen seguro.»
Me arden los antebrazos y me tiemblan las piernas. Aguanto la respiración. Quiero
salir de aquí. «¡Cuidado!», le grito a Brian. Aguanto unos segundos más intentando no
perder el control. Inevitablemente, demasiado cansado como para seguir luchando, me
doy por vencido y me llevo una caída corta. Él empotrador que he puesto abajo aguanta,
parándome el vuelo e impidiendo que caiga al suelo.
«¿Qué es lo que me pasa? ¡Joder! He hecho un montón de 5. 10 (sextos en la escala
francesa), ¿qué me importa esta mierda de vía?»
La vía era Super Slab, un 5.IOd (6b+) en Eldorado Springs Can- yon, Colorado Era el
año 1977. El libro Climb! (la historia de la escalada en Colorado), que acababa de salir,
estaba lleno de relatos de mis héroes y de la ética radical que regía su escalada: nada de
caídas, desde abajo y nada de colgarse en los seguros. Cuando descansaba, vi a unos
amigos que se acercaban a nosotros. «Brian», le dije en voz baja, «no les digas que me he
caído.»
Éste no fue uno de mis mejores momentos, pero ahora me doy cuenta de que no era
tan poco habitual. Quizá puedas distinguir en este relato elementos de mi pensamiento y
de mi escalada que limitaban mi progresión¡ Durante los años que siguieron -casi
veinticinco años, de hecho- mi forma de escalar evolucionó. Aprendí a concentrarme de
forma más eficaz y a escalar con más decisión. En los últimos años, he desarrollado un
método de escalada efectivo, que utilizo yo mismo y que enseño a los demás. Lo llamo
«el camino del guerrero de la roca».
Empecé a escalar en 1973. Los empotradores de aluminio y los hexcéntricos estaban
empezando a conocerse, y los clavos a estar desfasados para la escalada libre. Esta
escalada limpia era algo nuevo; todavía me recuerdo escalando con empotradores, clavos
y una maza. Eran pocos los escaladores que usaban magnesio, y el aseguramiento
todavía se hacía, en la mayoría de los casos, a la cintura. Yo escalaba las paredes de
caliza y arenisca de Tennessee mientras estudiaba Geología en la Universidad
Tecnológica de Tennessee.
En 1976 asistí a la escuela de Army Ranger en Fort Benning, Georgia, y después me
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
trasladé a la Universidad de Colorado en Boulder. Mientras estaba en Boulder, caí bajo la
influencia de mis héroes: Roger Briggs. Duncan Ferguson, Jim Erickson, Pat Ament, Steve
Wunsch. David Breashears. Henry Barber y Jim Collins, por nombrar algunos. No los
conocía en persona, pero me identificaba con su concepción de la escalada libre y hacía
lo que podía para imitar su férrea ética. Fui subiendo de grado hasta escalar 5.10 (sextos
en la escala de graduación francesa) con asiduidad. Estar dispuesto a caerme formaba
parte de mi acercamiento a la escalada. No había rutas de deportiva en los setenta; todo
era simplemente escalada. Había un montón de líneas evidentes (grietas, series de lajas y
pequeñas fisuras en placas) que podían ser protegidas con los empotradores
tradicionales y más tarde con los empotradores de levas.
Escalar vías clásicas, que en ocasiones pueden destreparse, ir más allá de lo que
consideras que es tu límite, analizar las consecuencias de una caída, caerse, reaccionar
frente a las caídas; todo esto eran facetas de la escalada que implicaban situaciones de
riesgo. Al afrontar el riesgo, me vi obligado a tratar con el miedo. Al tratar con el miedo,
tuve claro cuáles eran las verdaderas consecuencias. y eliminé o reduje los miedos
ilusorios.
En 1978 me licencié en Geología por la Universidad de Colorado, pero la geología
nunca fue mi pasión. Lo que en realidad me gustaba era escalar. Después de una estadía
obligada en el ejército, me trasladé a Wyoming para trabajar en los yacimientos de
petróleo. En 1982 el precio del petróleo cayó en picado y yo. junto con la mayoría de mis
compañeros, perdí el trabajo. Me encontraba perdido. ¿Qué hacer? Me parecía que hasta
ese momento todo se había desarrollado según el plan establecido. Después del instituto
fui a la universidad, después al ejército a cumplir con mis obligaciones, después trabajé
como geólogo en el yacimiento de petróleo, porque es lo que había estudiado en la
universidad. Pero ¿y ahora qué?
Me vi obligado a reflexionar sobre lo que estaba haciendo y sobre mí mismo. Poco
después volví a Tennessee a desempeñar todo tipo de chapuzas, hasta que obtuve un
puesto en la empresa de herramientas industriales de mi padre. Un sentimiento se quedó
revoloteando en mi mente: necesitaba unificar mi trabajo y mi pasión.
Trabajar en el negocio de las herramientas era frustrante. Me encontraba en un estado
de descontento perpetuo. Estaba tocando fondo. La situación era tan alarmante, que
cambiar mis ideales y apreciaciones de repente no me parecía tan estremecedor. Sabía
que tenía que hacer algo diferente, así que empecé a buscar ayuda. A diario, cuando me
dirigía al trabajo y a la vuelta, empecé a escuchar casetes de aprendizaje e inspiración. En
casa leí muchos libros de filosofía y de autoayuda. Algunos de los autores eran George
Gurdjieff, Carlos Castañeda, Charles Tart, Robert Spencer, Dan Millman, Chögyam
Trungpa, Miyamoto Musashi, M. Scott Peck, Wayne Dyer, Michael Murphy, George
Leonard, Jerry Lynch, Gary Zukav, Rick Fields, Anthony Robbins y Deepak Chopra. Para
conocer una lista más completa de autores, puedes consultar al índice de lecturas al final
del libro. Lo que encontré en mi búsqueda de significado es lo siguiente:
Es nuestra responsabilidad hacer de nuestro trabajo algo que nos apasione, porque es
la manera más eficaz de aportar felicidad a nuestras vidas. Un trabajo en ese algo es el
mejor camino para afrontar un reto y es la forma más eficaz de servir a los demás.
Yo trabajaba en un área que no se correspondía con lo que me gustaba hacer, que era
escalar. Puede que tuviera una impresión negativa sobre las salidas profesionales que
había a mi alcance como escalador. Sentía que era demasiado mayor para ser un
escalador profesional. No quería ser propietario de una tienda de escalada o de un
gimnasio. No quería ser guía de montaña a tiempo completo, ni representante de
ninguna marca. No me atraían este tipo de cosas, pero eso no cambiaba la realidad de lo
que había descubierto: debía hacer que mi pasión fuera además la forma de ganarme la
vida.
Así es que analicé la situación más profundamente. Me puse a pensar en mis talentos
específicos como escalador. ¿En qué destacaba? Decidí que mi punto fuerte era mi
habilidad para superar el miedo.
Hacia 1995 tenía montones de apuntes y libros subrayados y había seleccionado una
pila de cintas de casete. ¿Podría resumir toda esta información y crear un programa para
enseñara los compañeros escaladores? ¿Se interesaría alguien por lo que tengo que decir?
Estas cuestiones acaparaban mi mente. Me puse a repasar todo mi material buscando Los
temas principales. Los encontré. Los procesos clave se repetían constantemente de
formas sutilmente diferentes.
Si alguien consiguiera completar unos de estos procesos de forma efectiva, se sentiría
poderoso. Si no lo hiciera de forma efectiva, experimentaría un pensamiento limitador y
miedo. También descubrí que la mayoría de la gente piensa, de hecho, de una forma
15
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
limitada. Tenía lógica
comportamiento.
que
los
escaladores
no
fueran
una
excepción
a
este
Identifiqué siete procesos diferenciados. A partir de esos descubrimientos empecé a
construir mi propio método. Establea un objetivo: encontrar un modo de enseñar mi
pensamiento a los escaladores.
He acudido a muchos autores diferentes, cada uno con su modo particular de
comprender la verdad y el mundo. Tenían sus métodos y sus creencias en cuanto al
mejor modo de interactuar con el mundo y lo que era más efectivo. Estaba el enfoque
religioso, el filosófico el científico y otros. ¿Qué enfoque podría utilizar? Después de leer
y escuchar una cantidad abrumadora de información, sentí que empezaba a ahogarme en
ella. Necesitaba una guía para mí material.
Leí el libro de Dan Millman Way of the Peaceful Warrior (El camino del guerrero
pacífico) y vi muchas similitudes con el libro de Carlos Castañeda. Escribí a Dan para
preguntarle de dónde tomó el enfoque para sus libros. En realidad no esperaba que
contestara a mi mensaje, pero un día recibí una llamada de teléfono suya. «A veces es
más fácil para mí llamar que responder por mail», me dijo. «¿Seguiste las enseñanzas de
don Juan como lo hizo Carlos?», le pregunté. Su respuesta me sorprendió; al menos, fue
algo que no me esperaba.
«La verdad está ahí fuera», comenzó Dan. «Busca la verdad, que está contenida en
todo. Cada uno tiene simplemente una forma distinta de expresarla. Escucha y presta
atención.»
Presté atención y recibí una señal una mañana temprano, cuando me estaba
despertando. Fue una pista fundamental que no sólo me indicó cómo proceder, sino que
también me mostró el mecanismo. Cuando estaba caminando, en esa especie de estado
lúcido pero medio dormido, me vino un pensamiento persistente. No sé si me habló mi
superyó o si fue una intervención divina, pero ahí estaba. «Sigue el camino del guerrero
del que habla don Juan en los libros de Carlos Castañeda.» Era justo la guía que
necesitaba para orientarme.
Al ahondar en los libros de Castañeda y en otros sobre guerreros, encontré el principio
básico que andaba buscando. El camino del guerrero se basa en el uso impecable de la
atención; todo gira en torno a cómo la utilizamos: ¿la dispersamos o la enfocamos hacia
la tarea que tenemos entre manos? Este principio constituía una base pragmática y
tangible.
No había previsto que mi reflexión llegara concretamente a este punto. Había estado
recopilando información, pero la respuesta en sí misma había llegado por intuición. Este
hecho acabó de convencerme de algo que llevaba dando vueltas un tiempo. Las
soluciones implican unificar un proceso, combinar un análisis consciente, receptividad
para la intuición y disciplina para darle continuidad. Refiné la filosofía y el método del
camino del guerrero utilizando esta revelación de aquel momento. Al ser observador y
prestar atención, estructuré mis ideas alrededor del esquema del guerrero.
Entonces, si te reflejas en mi historia de Super Slab, ¿ves en ella algo de tu forma de
escalar? Ahora he trabajado con cientos de escaladores, y sé que esa lucha interior que
mantuve en Eldorado es habitual y ampliamente compartida.
A continuación planteo unas cuantas cuestiones que te darán discernimiento para
descubrir qué puede estar limitando tu desarrollo como escalador:
Cuando estás escalando una vía y has alcanzado tu límite..

¿Te frustras cuando las cosas no resultan como querías o esperabas?

¿Aguantas la respiración mientras escalas?

¿Crees que caerse no forma parte del proceso de la escalada?

¿Haces hincapié en lo que es imposible y en lo que no consigues hacer?

¿Vacilas cuando estás llegando a la parte clave?

¿Te resistes a caer, te equipas en exceso, tensas los músculos demasiado o te
agarras a la cinta exprés/seguro?

¿Te apresuras, piensas en salir del tramo clave o de la vía, deseando acabar
con el esfuerzo?

16
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Si has contestado «sí» a cualquiera de las preguntas, no estás utilizando la atención de
forma impecable, Como lo haría un guerrero.
Ahora, lee éste libro; Si te dedicas a aplicar los principios del guerrero, tu control
mental mejorará de forma radical. No importa que no adoptes el proceso por completo,
de todos modos tu control mental mejorará. Te sorprenderá la magnitud de los
resultados. El control mental es la clave para comenzar cualquier proceso y para resolver
cualquier problema. Sentirás grandes cambios en tu enfoque, tu modo de pensar, cómo
escalas y cuánto te diviertes haciéndolo. Después de haber leído este libro y pasado un
tiempo en la roca, consulta de nuevo este breve cuestionario. Verás que has cambiado.
Arno Ilgner
17
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Introducción
GUERREROS DE la roca es un programa de entrenamiento mental a la vez que una
filosofía de escalada en roca, que se alimenta de la rica tradición y la literatura del
guerrero. Su estilo es muy diferente del que suele ir asociado a la guerra, ya que no es ni
combativo ni demasiado agresivo. Es en cambio un programa de equilibrio, armonía y
astucia que se basa en la aplicación pacífica de las antiguas tradiciones marciales. Existen
en el mercado muchos libros sobre guerreros que pueden resultarte útiles. Te
recomiendo Way of the Peaceful Warrior (El camino del guerrero pacífico), de Dan
Millman, y The Craft of the Warrior (El oficio del guerrero), de Robert Spencer, como
aproximación para cualquiera que esté interesado en explorar más profundamente este
rico modo de pensar. Guerreros de la roca aplica la forma de pensar del guerrero a la
escalada en roca, utilizando ideas y ejercicios que he recopilado tras años de lectura y
búsqueda, con mi experiencia personal en la roca y trabajando con alumnos en
seminarios de entrenamiento mental.
La filosofía del guerrero deriva del reto incomparable y exigente al que se enfrenta un
soldado o un combatiente, como un samurái, en un duelo a muerte. Debe desenvolverse
con absoluto dominio de la situación y con calma frente al terrible peligro mortal. Al prepararse, el guerrero ha de poner a punto cuerpo y mente, ya que, si no lo hace, no vivirá
mucho. En la batalla debe permanecer extremadamente atento a los mínimos detalles de
su alrededor, a su comportamiento y al de su oponente, y a la vez mostrarse completamente impasible de cara al exterior. Si tiene un apego excesivo por su vida o si se deja
dominar por su ego, querrá huir, su atención se dispersará y será destruido.
Paradójicamente, si adopta la postura de afrontar el riesgo y aceptar (as consecuencias,
tendrá muchas más oportunidades de sobrevivir. Es obvio ver cómo la mentalidad del
guerrero puede ser trasladada al arriesgado mundo de la escalada en roca.
En mi opinión, un exponente fundamental de la literatura de guerreros es el trabajo de
Carlos Castañeda, quien escribió a partir de sus experiencias con un indio yaqui llamado
don Juan Matus. Castañeda, estudiante de antropología, se convierte en aprendiz de don
Juan y, en su búsqueda de la fuerza, vive múltiples experiencias que desafían su
concepción de la realidad. Juntos, Castañeda y don Juan exploran la filosofía del guerrero,
la cual se manifiesta no como integrante del arte marcial, sino en el contexto de una
vivencia en la naturaleza y la mente. Los relatos de Castañeda sobre sus extravagantes
aventuras en las tierras salvajes y rocosas del norte de México han atraído a los
escaladores desde que sus libros salieron a la venta a finales de los años sesenta.
Guerreros de la roca busca desarrollar un enfoque de la escalada aventurero, vigoroso
y reflexivo. Comienza por revocar el limitado entramado mental con el que solemos
afrontar la escalada y la vida en general. Para la gran mayoría de nosotros, cuando llega
el momento de afrontar un reta el principal enemigo somos nosotros mismos. Nuestra
autoestima y la imagen que tenemos de nosotros mismos están demasiado vinculadas a
los logros. El ego controla gran parte de nuestro comportamiento. A menudo actuamos
basándonos en el miedo y la evasión, más que en al amor por el reto o por la escalada
misma. Nuestros hábitos mentales elevan barreras innecesarias y muchas veces vacían
inconscientemente de vitalidad nuestras acciones. Uno de los objetivos principales de
Guerreros de la roca es el propósito de ser cada vez más conscientes.
Así pues, gran parte de este programa se dedica al desarrollo del control mental.
Debemos tomar conciencia de los procesos mentales que son sutiles o están escondidos,
que se dan por sabidos o que se pasan por alta. Nos aferramos a lo cómodo, conocido y
seguro; a menudo sin saberlo. El control de nuestro poder mental es el primer paso para
comprender cómo afectan los procesos mentales a nuestro desarrollo.
He optado por un texto simple y sin jerga, pero parte de la terminología del guerrero
también es muy útil. En el lenguaje del guerrero, el modo activo de la concienciase llama
atención. La atención es la conciencia agudizada y concentrada, la dirección intencionada
de la conciencia. Casi todo lo que vas a aprender en Guerreros de la roca gira en torno a
la atención y a cómo se utiliza.
18
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
El uso correcto de la atención, en la terminología del guerrero, es la impecabilidad.
Impecabilidad, según el diccionario, significa «concisión y exactitud rigurosa en el
lenguaje, estilo, etc.». Es una palabra con un gran contenido moral. Sin embargo, en la
tradición del guerrero, esta moralidad es completamente individual y podría equipararse
con la integridad personal. En el camino para llegar a ser guerreros de la roca, sólo
tenemos que responder ante nosotros mismos. Tenemos la última responsabilidad en
nuestras elecciones sobre lo que debemos o no debemos hacer, y sobre lo que significa
la vida para nosotros. Esto se realiza por medio de un proceso introspectivo e intuitivo
que podríamos llamar «encontrar un camino con el corazón». Es esencial arriesgarse a
salir de nuestra zona de confort habitual.
Cuando actúa impecablemente, un guerrero dirige toda su atención hacia su búsqueda
primordial: obtener conocimiento y poder personal. Poder es otra palabra que se usa de
forma específica en la tradición del guerrero. No se refiere a la riqueza económica ni al
dominio sobre los otros, sino más bien a nuestra habilidad para actuar de forma efectiva,
para aventuramos en las facetas desconocidas del mundo, para explorar y para otorgar
sentida El poder se manifiesta por sí mismo con claridad de pensamiento y decisión en la
acción. Es la totalidad de las fuerzas que afloran en una situación dada, con especial
énfasis en el aspecto mental. Poder es tu nivel de conocimiento experimental, y lo
aumentas al ampliar tu zona de confort.
Principalmente, un guerrero es un cazador impecable de poder personal. Obtiene
poder haciendo incursiones en lo desconocido, donde concentra su atención, lucha
contra el caos y aprende de la experiencia.
Lo que sigue son los contenidos básicos del proceso de entrenamiento mental para ser
guerreros de la roca:
Nuestras acciones están influidas en gran medida por las zonas subconscientes y
escondidas de nuestra mente.
La mejora de las acciones se produce por medio de un proceso que es
fundamentalmente de crecimiento, el cual, en la esfera mental, también llamamos
aprendizaje. Aprendes mejor concentrando tu atención en la situación, con una actitud de
resolución de problemas.
La motivación es un ingrediente clave para el desarrollo, y no sólo importa la cantidad
de esta motivación, sino también la calidad. El desarrollo mejora apartando toda la
motivación derivada del miedo y adoptando aquella que esté basada en el amor.
Hay dos tipos de miedo: el de sobrevivir y el imaginario. El primero es saludable y
ayuda, mientras que el último no. Es importante ser capaces de distinguir entre los dos.
La muerte es nuestra «consejera». En otras palabras, ser conscientes de nuestra
mortalidad es una visión de la realidad útil. Nos recuerda que todas las acciones cuentan
y, por tanto, dirige nuestros actos hacia lo que es realmente importante, valioso y
determinante en nuestras vidas. La muerte nos recuerda que no tenemos tiempo que
perder. Este programa se llama Guerreros de la roca porque los principios mentales que
utiliza tienen una similitud cercana con aquéllos descubiertos por quienes estaban en
situaciones de guerra. La muerte era tan probable, que la preparación mental resultaba
esencial. Incluso en actividades menos peligrosas, como la escalada en roca, la muerte
sigue siendo una posibilidad, y esta verdad puede ayudarnos. En última instancia, la
muerte constituye una realidad para todos nosotros. La cuestión, entonces, es cómo
podemos utilizar la inevitable realidad de nuestra mortalidad para obtener poder en vez
de para traumatizarnos y aterrorizarnos.
GU ER R ER OS D E L A R O CA
APRENDER y crecer, por definición, nos saca de lo familiar y nos lleva a lo
desconocido. Por tanto, tenemos que dejar nuestra zona de confort. Abandonar esta zona
trae consigo un riesgo, tanto real como percibida Guerreros de la roca es en muchos
aspectos una guía que te prepara para afrontar riesgos. Afrontar riesgos consta de tres
fases: preparación, transición y acción.
La mente consciente es el principal elemento activo en la fase de preparación.
Contiene la base que permite que el subconsciente guíe la acción de forma efectiva más
tarde, cuando de hecho estés en acción, cuando hay poco tiempo para la reflexión. En la
fase de preparación, los elementos importantes son las ideas y los conceptos. Limpiarás
tu cerebro, te formarás un juicio y harás planes. Aprenderás a evitar trampas como la de
desear que las cosas sucedan tal como esperas. Te acostumbrarás a concentrarte no en lo
difícil que sea la escalada, sino en qué posibilidades se abren ante ti. También prepararás
la mente para no apartarte del camino una vez que estés en acción. La fase de
19
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
preparación incluye los pasos del 1 al 4, que encontrarás a continuación.
La fase de transición, el paso 5, es corta: es el momento de la verdad, de la elección.
Tu meta será realizar una transición poderosa, brusca y completa desde la preparación
hasta la acción.
En la fase de acción, pasos 6 y 7, tu meta será vivir plenamente dentro del reto en vez
de intentar escapar de él. Evitarás la mentalidad de «pelear o huir» y contemplarás el
esfuerzo como una oportunidad para aprender Mantendrás tu mente consciente y
tranquila, permitiendo por tanto que afloren tus habilidades intuitivas. Mantendrás la
concentración en el viaje, no en el destino.
ES Q U E M A D EL P R O GR A MA : L OS SI E T E P AS OS
TOMAR CONCIENCIA. En el primer paso, mejoras tu capacidad de observación para
llegar a ser más consciente de ti mismo. Diriges la mente hacia tu diálogo interior.
Examinas el terreno de tu propia valía. Detectas las pérdidas de concentración graves.
LA VIDA ES SUTIL. La atención se recoge y se centra. Diriges la mente a las sensaciones
del cuerpo (respiración, postura, etc.). Hablas contigo mismo de forma intencionada, en
lugar de atender al parloteo habitual de tu diálogo interior.
ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD. Aquí, te centras en ser responsable de la situación en
vez de adjudicar culpas, desear que la situación fuera diferente o anhelar alguna solución
mágica. Culpar, desear y esperar te quitan la fuerza de las manos. Hay que aceptar la
responsabilidad con la información objetiva que has recopilado acerca del riesgo.
DAR. Aquí adoptas una actitud de poder: preguntas qué puedes ofrecer a la actividad,
en lugar de lo que puedas recibir si obtienes éxito. Centras tu atención en las opciones y
posibilidades. En este proceso se recopila la información subjetiva sobre el riesgo y se
acepta.
ELEGIR. Ésta es la fase de transición, el momento de la verdad. Puedes escoger dirigir
la atención fuera del riesgo o hacia él. Declinar asumir el riesgo no es un fracaso.
Muchos, muchos riesgos son temerarios y asumirlos podría acabar contigo. La clave para
dar este paso de guerrero es ser totalmente decidido. Si vas a retroceder, hazlo sin
recelos. Si vas hacia delante, hazlo con todo tu ser, sin mirar atrás.
ESCUCHAR. Este paso te guía a afrontar el riesgo, le ayuda a permanecer en el rumbo,
en el riesgo, en vez de caer en una situación que disperse tu atención y te arrebate poder.
Ahora estás en acción, en lo desconocido; necesitas aprender. ESCUCHAR la situación y la
vía facilita el proceso de aprendizaje. Es un paso muy intuitivo. En el paso de ELEGIR, has
valorado las distintas posibilidades de tu esfuerzo y has dado el salto; ahora debes creer
en el proceso.
EL VIAJE. Una vez en el caos del riesgo; te centras en el viaje, no en el destino. Cuando
estás en tensión, te sientes tentado a apresurarte para acabar con ella. Pero si te has
preparado bien, esta situación estresante es exactamente el motivo por el que has llegado
hasta aquí. Te ayuda a mantener el ritmo y la razón de tu escalada. Cuando estás nervioso,
estás en un estado idóneo para el aprendizaje. Tener una mentalidad de viaje te ayuda a
dirigir la atención hacia el procesó de la escalada en vez de dejar que la concentración
divague hacia el destino, o que tengas una forma de pensar limitada que no te ayude a
solucionar los problemas ni a aprender.
20
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Capítulo 1
Tomar conciencia
EL primer paso para convertirnos en guerreros de la roca, TOMAR CONCIENCIA,
prepara el terreno mental sobre el que se darán los siguientes pasos, tomar conciencia
gira en torno a desarrollar tu capacidad de Observación personal y a examinar los
aspectos limitadores de tu modo habitual de pensar y de actuar Si no eres consciente de
cómo piensas y de dónde provienen tus motivaciones, tendrás poco poder para cambiar.
Sin cambió, no hay mejoría;
La meta consiste en reemplazar la forma de pensar perezosa, habitual y limitadora por
una actitud mental disciplinada que maximizará el rendimiento. Para realizar este
cambio, has de tener una visión consciente de cómo eres. En la fase de TOMAR
CONCIENCIA, la principal tarea es simplemente llegar a darse cuenta de los pensamientos
limitadores que existen, y explorar su cómo y su porqué. Identificarás formas diferentes
de despilfarrar concentración y poder personal, incluyendo los sumideros de poder, que
canalizan la atención hacia el ego y la autoestima) y las fugas de poder, que malgastan
atención por medio de un diálogo interior negativo o de un comportamiento de anhelo.
Como escaladores, nos consideramos aventureros a pesar de que, a menudo, la forma
que tenemos dé reaccionar frente a los retos carece de toda aventura. Después de un
tiempo siendo escaladores, tendemos a perder la mentalidad abierta y la rapidez de
aprendizaje que caracterizaron nuestras primeras experiencias en la roca. Caemos en
patrones y hábitos que limitan nuestro aprendizaje. Guando
afrontamos un riesgo, nos distraemos de la situación inmediata y caemos en alguna treta
del ego o en un diálogo interior inútil. Tendemos a imponernos metas demasiado
exigentes, y mantener un desarrollo plano socava nuestra motivación. Sin ni siquiera
darnos cuenta, entramos en una espiral inconsciente, repetitiva y habitual, y nuestro
poder disminuye.
La mentalidad de una persona común contiene un porcentaje enorme de
inconsciencia. Somos prisioneros de la costumbre y ni siquiera lo sabemos. Una persona
corriente tiene aproximadamente sesenta mil pensamientos diarios, y la mayoría de ellos
son los mismos todos los días. La tarea del guerrero es liberar la mente consciente de
estos pensamientos repetidos, para así dirigir la atención de forma deliberada y
responder de forma espontánea y no habitual a situaciones de riesgo. La plena atención y
la espontaneidad son las claves para obtener poder, y el primer paso para mejorar estas
cualidades es alumbrar la penumbra del reino de nuestro inconsciente.
Un componente importante de nuestro inconsciente es nuestro sistema de
motivaciones y creencias. El aprendizaje de nuestros primeros años (la socialización en
nuestra cultura) determina en gran medida la estructura mental que domina nuestro
potencial.
Puedes sentirte bastante despreciable alguna vez porque la recompensa y el castigo te
han modelado. Cuando tus tutores consideraban que hacías algo bien, te premiaban, y
cuando hacías algo mal, te castigaban. Asociaban tu valía con tu actuación: tu comportamiento. Después, cuando fuiste haciéndote mayor, las expectativas de tus tutores se
personificaron en tu ego, que asumió la labor de recompensar y castigar. Las
expectativas de tus tutores fueron suplidas o reemplazadas por las de la sociedad, de un
grupo de tus coetáneos, o por las expectativas constituidas por la ideología que
adoptaste en un momento crítico. Independientemente del origen de las expectativas del
ego el resultado es el mismo: somos esclavos de las influencias derivadas del exterior, en
vez de ser dueños de nuestro poder mental.
Generalmente, adoptamos creencias ya establecidas en vez de formular las propias. La
sociedad, por supuesto, potencia este comportamiento conformista. Podemos ser
competitivos o pasivos, radicales o políticamente correctos, escaladores deportivos o
21
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
tradicionales. Son variaciones que a menudo derivan del deseo inconsciente de juntarnos
con gente que admiramos o de provocar la
admiración de los demás. Aunque puede
que guardemos esas creencias cerca del
corazón, no provienen de él, sino de ese
insidioso monstruo mental llamado ego.
El ego es una entidad mental, un
fantasma rudo y despiadado que se hace
pasar por nuestro yo. Es una construcción
mental, producida por la socialización, que
nos premia y nos castiga con sentimientos
de autoestima. El ego vive por comparación.
Analiza los sucesos de nuestro pasado
(nuestra historia personal) y después los
compara con la historia de los demás. Esta
comparación nos deja sintiéndonos mejores
o peores que los demás, pero nunca iguales.
Naturalmente, el ego quiere hacernos
creer que somos mejores que otros, aunque
hacernos sentir inferiores es otra de sus
armas, igual que la de creernos superiores.
Si el ego siente que no nos estamos
midiendo, nos castigará, pero, al mismo
tiempo, se alejará de nuestro hundimiento y
de algún modo eludirá la culpa. Fabricará
justificaciones de por qué hemos fallado.
Puede que el ego no siempre sea capaz de
fingir superioridad absoluta, pero tiene
muchos trucos para asegurar su dominio,
incluso con sentimientos de inferioridad.
Dedicamos una cantidad sustancial de
energía y de atención al mantenimiento del
ego. No sólo malgastamos concentración,
sino que él proceso completo nos deja en un
estado de separación de la realidad. Por
tanto, el desarrollo se resiente.
El autor escalando en Whitesides Headwall, Carolina del Norte. La vía se
En los libros de Carlos Castañeda, a los
llama The Warrior's way (El camino del guerrero).
que aludiré en muchas ocasiones, aparecen
muchas conversaciones del ego. En sus
primeros libros. Castañeda, un licenciado de California, describe sus experiencias con
don Juan. Aunque al principio Castañeda acude a don Juan a propósito de un estudio
antropológico sobre plantas medicinales, su relación con el viejo indio pronto pasa a ser
la de un aprendiz. Gran parte de las enseñanzas de don Juan consiste en la ruptura de los
viejos hábitos de pensamiento y percepción de Castañeda y en su liberación del ego. Las
tretas del ego son tan abundantes y poderosas que don Juan lo llama -el dragón de las
mil cabezas-, una imagen que encuentro muy útil.
Para recuperar la energía que malgasta el ego debemos robar su poder y destronarlo.
Como intercambio por el ego hay que aclamar al yo superior. El yo superior no es
competitivo, defensivo ni maquinador como lo es el ego. Tiene superadas esas tretas
miserables. El yo superior busca la autoestima no por comparación con los demás, sino
desde un enfoque interno que se basa en valorar el crecimiento y el aprendizaje. Según
vayas avanzando por el camino del guerrero, irás reemplazando cada vez más el
comportamiento basado en el ego por el que está bajo la tutela del yo superior.
El desarrollo de mi ego personal no es algo fuera de lo común. Mientras crecía, estaba
condicionado a pensar: «Soy un Ilgner y eso es especial». Mi bisabuelo Paul era
propietario de una compañía de procesamiento de frutas y verduras en Alemania a
principios del siglo XX, y era multimillonario. Su hijo, mi abuelo Gerhard, fue un exitoso
pianista que viajó por todo el mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial, la fortuna
de la familia se perdió, pero mi padre Harry, que había crecido en una familia rica,
todavía se veía a sí mismo como alguien diferente y «mejor que». Era muy habilidoso en
distintos deportes acuáticos, como el esquí, el patinaje, la navegación y la natación. El
sentimiento de superioridad procedía de ambas ramas de mi familia. La madre de mi
madre, Vania, era una cantante de ópera famosa en Europa, y mi madre, Kornelia, era una
gran artista. Durante toda mi infancia, consideré a los llgner como mejores. No hacíamos
las cosas como los demás y teníamos la sensación de ser superiores.
22
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Incluso cuando llegué a ser adulto, mantuve esta forma de pensar viciada. Los
montañeros locales me consideraban un escalador valiente que abría vías arriesgadas, lo
cual alimentaba mi sentimiento de superioridad. Paradójicamente, también me sentía
inferior durante largos periodos de tiempo. Estaba atrapado en un sistema de valores
externo que me obligaba a considerarme o mejor o peor que los demás. Comparaba mis
cualidades con las de los demás, inventando excusas pobres para justificar por qué yo
era mejor o peor que cualquier otro. Estas justificaciones conducían a una comprensión y
un modo particular de percibir las interconexiones del mundo.
Cada uno recuerda ciertos momentos que le han dejado una huella duradera en la
materia gris. Uno de esos momentos me desveló lo neciamente que podía llegar a actuar
cuando estaba guiado por mi ego. Era 1980 acababa de salir del ejército después de
haber servido en Corea en tiempos de paz. Era tarde por la noche, estaba conduciendo
por la ciudad con unos amigos, cuando el camión que iba delante de nosotros paró de
repente, aparentemente de forma intencionada. Estaba seguro de que el conductor quiso
molestamos a propósito, y reaccioné saliendo del coche y enfrentándome a él enfadado.
Agredido, el conductor del camión también salió. Estaba que echaba chispas, pero mis
sentimientos estaban confundidos. Me sentía ofendido porque el conductor hubiera
parado intencionadamente delante de nosotros. Mi reacción resultó excesiva porque me
sentía importante por haber servido recientemente a mi país. Echando pestes, grité:
«¡Cómo te atreves a pararte así! ¡Acabo de volver de Corea de servir a mi país!»- Su
respuesta me hizo sentir como un idiota, una sensación que todavía recuerdo: «Bueno, yo
serví a mi país en Vietnam», comenzó. El juego comparativo de mi ego se había vuelto
totalmente contra mí. Servir en Corea en tiempo de paz no tenía ni punto de comparación
con servir en Vietnam durante una guerra. Me quedé ahí de pie, avergonzado delante de
mis amigos. Mi ego quería dar algún tipo de respuesta para mantener su superioridad,
pero por suerte yo ya había acabado, por el momento, de obedecer sus órdenes. Al
menos yo era consciente de que mi ego me había dejado en ridículo, y no quería
alimentarlo con más actuaciones estúpidas.
Don Juan dice a Castañeda que si vives dominado por tu ego, puedes contar con
sentirte ofendido o a la defensiva para el resto de tu vida. Caerás constantemente en sus
trampas y harás cosas estúpidas con las que perderás poder Cumplí 35 años antes de
superar la idea de que yo era mejor que los demás. Pude darme cuenta de que somos
interdependientes, y cada uno de nosotros tiene un valor que no se determina por
comparación.
L OGR O S
UNA vez instalado en las mentes jóvenes, la sociedad utiliza el ego como una
herramienta. Nos entrenan sin dificultad para que identifiquemos nuestra autoestima con
nuestros logros, sean estos los habituales de la corriente dominante de la sociedad, como
tener salud o éxito, o sus equivalentes en la escalada, como llegar a un grado superior o
ascender una montaña más alta. Hemos sido condicionados para creer que, de un
modo u otro, los grandes logros nos hacen más valiosos. Puede ser cierto que el éxito en
el trabajo aumente nuestra valía para la economía nacional, pero es erróneo comparar un
productor o un consumidor anónimo con un ser humano realizado. ¿Qué hay sobre
nuestra verdadera autoestima? ¿Está nuestro valor fundamental como personas definido
por nuestro potencial para generar dinero o, en nuestro caso, para escalar vías difíciles?
Obviamente no.
Los logros, como factores principales de motivación, son trampas limitadoras. Nuestro
sistema de valores ha sido modelado para equiparar nuestro sentido más profundo de
valor personal con los logros, pero la clarividencia de la lógica arroja serias dudas sobre
este modo de pensar. ¿Es una persona sin mucha educación o discapacitada,
intrínsecamente menos valiosa que un alto ejecutivo? ¿Escalar 5.13 (8a) nos hace más
valiosos que nuestro amigo, que sólo escala 5.11 (6c+)? Pocos responderán que sí
cuando se les formule la pregunta directamente. Sin embargo, esta estructura está
anclada profundamente en la mentalidad de la mayoría de la gente y controla su
autoestima. Cuanto más pensamos en un sistema de valores fundamentado en los logros,
más erróneo se vuelve.
Un guerrero es un realista. Se da cuenta de que, en sentido absoluto y externo, no es
más o menos valioso que cualquier otro ser humano. Los factores exteriores, como la
opinión de otras personas, cambian de forma caprichosa en respuesta a condicionantes
diversos. No existen fuentes de autoestima fiables, ya que pueden estar aquí un día y al
día siguiente haber desaparecido. Un guerrero sabe que el valor efectivo de la vida y de
los actos del día a día debe ser decidido personal e interiormente.
23
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Lo que ocurre es que una estructura de valores atada al ego es un hábito inconsciente,
obviamente imperfecto, y está apartada de la realidad y de nuestras propias naturalezas.
Irónicamente, esta estructura de valores no sólo es imperfecta, sino que además merma
nuestra habilidad para lograr esas metas en las cuales, como en nuestro caso, se basa la
meta de escalar más y mejor.
Nos enfrentamos a una paradoja. Queremos escalar vías más difíciles en parte por la
satisfacción personal de lograrlo, pero, sin embargo, una motivación basada en el logro
está contaminada por las tretas del ego. En realidad, son los buenos sentimientos
asociados con el reto que nos inspira. Nos embarcaremos en un proceso de búsqueda
indirecta de las metas externas a las que podamos aspirar. El camino del guerrero de la
roca comienza por romper con nuestro modo de pensar habitual, basado en los logros, y
por asentar nuestra motivación en una base más sólida.
RO MP E R L O S H Á BI TO S
UESTRO modo de pensar habitual nos es familiar y por canco cómodo, pero carga
con un contenido poco profunda Una vez que has analizado cuidadosamente tu
ideología preestablecida y tu autoestima basada en el logro, su poder comienza a
desmoronarse. Les falta el corazón y la fuerza que han de acompañar a una verdadera
guía de conducta interior. Una de las primeras tareas del guerrero es establecer un
sistema de valores interno que llegue a los rincones más profundos de la motivación. Este
sistema aumentará el poder disponible para responder a los retos, en la escalada o en
cualquier otro aspecto de la vida.
N
Desarrollar un nuevo sistema de valores requiere de un aumento de la conciencia,
pero el proceso para llegar a ser plenamente conscientes nos parece aterrador. Las
creencias y modos de pensar novedosos amenazan, por definición, la zona de confort
que hemos construido a nuestro alrededor por medio de la cotidianidad. Esta zona de
confort es compleja y está llena de defensas. Se compone no sólo de hábitos limitadores,
sino también de mecanismos inconscientes diseñados para proteger esos hábitos de la
potente luminosidad del autoanálisis objetivo.
Los hábitos se protegen a sí mismos manteniéndose escondidos o en el
subconsciente, pero una vez descubiertos, su máscara desaparece. Empezamos a
sentimos estúpidos por consentirlos. Una vez que somos conscientes y sospechamos de
ellas, las formas de ser limitadoras dejan de ser hábitos inconscientes que producen
respuestas y soluciones automáticas a menudo negativas, y pasan a formar parte de la
mente consciente, sujeta a la revisión y el cambio. Se libera la energía mental que antes
demandaban los viejos hábitos, y los componentes del viejo sistema de valores se
transforman en materia prima para otra forma de pensar nueva y poderosa.
Prepárate para sentirte desafiado e incómodo si sigues leyendo. Si estas palabras te
han tocado la fibra sensible, ya estás embarcado en el proceso de TOMAR CONCIENCIA.
EL T ES TI GO
Al igual que en todos los pasos para convertirse en un guerrero de la roca, la clave
para TOMAR CONCIENCIA es concentrar la atención. En este caso, diriges la atención
hacia tu yo interior, en el curso de tus propios pensamientos. Siéntate un momento y deja
que tu mente divague. Puedes estar pensando en una vía dura que no has sido capaz de
encadenar, que podría ser lo que te condujo a coger este libro. Luego tus pensamientos
pueden pasar a qué es lo que te gustaría comer hoy. Quizá la imagen de una persona se
introduzca en tu cabeza, o un recuerdo al azar de algo que sucedió la semana pasada.
Parece que estos pensamientos no siguen lógica ni orden alguno; simplemente pasan por
tu cabeza como en una película, aparentemente ajenos á tu control. Lo importante no es
cómo llegan esos pensamientos o lo que puedan significar, sino más bien que logres
distanciarte de ellos y observarlos. Esos pensamientos no eres tú. Cuando te apartas de
ellos de este modo ya has conseguido algo importante: te has colocado en la posición de
testigo.
Al identificar la posición de testigo y adoptarla, te separas de los complejos
movimientos del interior de tu mente consciente que afectan tu vida y tu desarrollo en la
escalada. Esta separación te otorga la objetividad necesaria para analizar y cambiar los
modos de ser habituales e inconscientes. También te proporciona el sentido de autonomía necesario para examinar los asuntos que amenazan tu ego, por ejemplo cómo
desarrollas tu propia imagen y determinas tu autoestima. Saber que hay un yo interior
independiente de cualquier creencia o
pensamiento te da poder para cambiar.
La posición de testigo, al designar un lugar desde el que llevar a cabo tus
24
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
observaciones, también es responsable de los pensamientos y sentimientos que
observas. Por sí sola esta posición no acaba con los pensamientos limitadores, pero
ayuda a que sean menos aplastantes. En 1985 yo estaba atravesando un divorcio y me
dominaban los sentimientos negativos. Una noche de invierno de esa época, me
encontraba viajando con mi madre por el
país; había una luna llena que reflejaba
su brillo en la nieve recién caída.
Mientras conducía, me sentía amargado,
enfadado y resentido. Toda mi atención
estaba concentrada en estos estados
negativos. Mi madre se dio cuenta de mi
estado y me preguntó por qué estaba tan
triste y enfadado. «Ni siquiera estás
viendo la belleza de esta noche de
invierno», me dijo. Tenía razón, y su
comentario despertó el testigo de mi
interior. Me di cuenta de mi actitud
amargada, de la belleza de la noche y de
mi resistencia a abandonar el humor
negro en el que estaba inmerso. Aunque
no fui capaz de hacer desaparecer mi
pensamiento negativo, pude verlo y saber
que quería acabar con él. Mi conciencia
fue aguijoneada, y ése fue el comienzo
de la transformación de mi actitud.
AC T UA CI Ó N, I M AG E N PR O PIA Y
A UT O E ST I MA
La autoestima equivale a lo valiosos
que nos sentimos. La propia imagen es
nuestra percepción de quiénes somos y
qué somos capaces de hacer. La imagen
que tenemos de nosotros mismos afecta
directamente
a
cómo
actuamos.
Independientemente de nuestro estado
físico, si nos sentimos fuertes, ágiles y
atrevidos, escalaremos mejor que si nos
Edu Marín escalando en Teverga. Asturias.
sentimos débiles, torpes y apocados.
Escalar algo difícil (y lo de difícil es siempre relativo) requiere hacer movimientos que
parecen casi imposibles y continuar cuando la situación aparenta no tener salida. Si
tienes una opinión baja de ti mismo, tendrás dificultades para visualizarte realizando los
pasos precarios necesarios para encadenar la vía. Si no te puedes imaginar a ti mismo
haciendo estas cosas, no las harás. Debes sentirte capaz de realizarlo. Todo el
entrenamiento del mundo te dará poco resultado si no te otorgas un espacio para creer.
Por desgracia, no puedes mejorar la imagen que tienes de ti mismo a voluntad.
Necesitas desenterrar las raíces de tu propia imagen y de tu sistema de valores, y volver a
modelar la estructura escondida en ellas. Por suerte, este trabajo detectivesco no requiere
conocimientos especializados de psicología. La imagen propia habitual de una persona se
resiente en parte por sus ataduras a las actuaciones pasadas, que nos anclan más de lo
necesario, y en parte por un sentido de la autoestima inducido por el medio externo, que
envenena nuestra motivación.
Desde el punto de vista mental, las actuaciones del pasado deberían funcionar como
una plataforma desde la cual avanzar, no como un límite de lo que podemos conseguir.
La fuerza de nuestros brazos y dedos es el factor más notable que influye en el desarrollo
de la escalada, pero le otorgamos una importancia excesiva. Algunas personas escalan un
grado muy superior al de otras a pesar de tener mucha menos fuerza. Cuando un
escalador se queda sin fuerzas, normalmente es porque las ha derrochado, no porque en
realidad no tenga bastantes.
Piensa en tus mejores actividades. La principal diferencia entre éstas y otras
actividades que hayas realizado reside en tu mente: una seguridad misteriosa e
inexplicable, o un sentimiento de alegría al experimentar un estado de inspiración. Tu
mejor escalada probablemente te costó menos que otras de tus actividades habituales.
Tenías la mente más despejada, con una mejor concentración y menos preocupaciones.
Es típico. La acción mejora no añadiendo cosas, sino eliminando obstáculos. Quizá la
clave de tu mejor logro fuera algo paradójico aunque habitual. Puede que te encontraras
25
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
en baja forma y no tuvieras unas expectativas que nublaran tu esfuerzo y, por tanto,
carecieras de ansiedad por hacerlo bien. Piensa en algún momento en el que tu estado
mental marcase la diferencia, y después recuérdalo y úsalo como prueba para otro día
cualquiera. Puedes superar tu actuación del pasado sin estar más fuerte físicamente.
La imagen que tenemos de nosotros mismos modela nuestras acciones diarias,
estancándolas en lo que consideramos normal. Este concepto de normal es
principalmente un hábito. El factor más importante que diferencia a los escaladores
punteros del resto es que su concepto de una actividad normal es extremadamente alto.
Pueden enfrentarse a una vía de 5.12 o 5.13 (séptimo u octavo grado en la escala
francesa) con la convicción de que no la encontrarán difícil. Este modo de pensar, esta
imagen propia, tiene mucho que ver con hacerlo realidad. El experto tiene la convicción
de que encontrará la forma de escalar las secciones difíciles, por lo que la descubre
pronto. Espera poder descansar, y encuentra las posiciones de descanso. Nosotros, en
cambio, nos centramos en las dificultades y los obstáculos, y tenemos la certeza de que
nos agotaremos. El experto sabe que hay muchos movimientos difíciles, pero confía en
que encontrará el modo de realizarlos, y en que dispone del aguante necesario para
escalar esa dificultad. Nosotros eludimos los movimientos difíciles porque nos da miedo
fracasar si no los resolvemos perfectamente a la primera. Tememos que los movimientos
agoten nuestras reservas de fuerza y que no seamos capaces de soportar te que venga
después. Estas son maniobras mentales producidas por la imagen qué tenemos de
nuestras propias capacidades. Esta imagen, y no la falta de fuerza o técnica, es el factor
que más nos limita.
TOMAR CONCIENCIA supone en parte reconocer que nuestra propia imagen no es una
descripción objetiva de nosotros mismos o de nuestras capacidades potenciales.
Podemos probar con nuevas actitudes, con una imagen nueva de nosotros mismos.
Hemos de experimentar con el modo de pensar del experto, aunque lo apliquemos en
una vía de 5.2 (IIo). Nuestras acciones son saboteadas continuamente porque nos
aferramos a una imagen propia limitadora basada en nuestras actuaciones pasadas. Si
puedes interiorizar la idea de que tu mente, y no algún factor externo, está limitándote,
entonces te abrirás a nuevas y poderosas posibilidades. Empieza a izar el ancla de tus
actuaciones pasadas.
La imagen propia es un factor limitador en el que puedes trabajar. Trabajar en tu
propia imagen implica redefinirte. Otro factor limitador es la autoestima. Trabajar en la
autoestima supone cambiar cuánto te valoras. Nuestra autoestima se ve constantemente
atada a nuestras acciones. Si queremos mejorar, necesitamos probarnos envías difíciles,
pero demasiados intentos en estas vías provocarán resultados que no estarán a la altura
de nuestras aspiraciones. Los resultados pobres pueden hacernos sentir fracasados.
Mucha gente pierde eficacia en su escalada (y en otros aspectos de la vida) al atar su
autoestima a su modo de actuar Todos hemos vivido esto a un nivel u otro alguna vez, y
muchos lo experimentan constantemente.
Si estamos escalando bien, nos sentimos bien, no sólo en la escalada sino con
nosotros mismos. Después de un buen día en la pared, puede que nos sintamos seguros,
con el ánimo alto, confiados en todos nuestros asuntos de los días siguientes. Y al revés,
un mal día puede hacernos sentir deprimidos e inseguros, no sólo en la escalada, sino
incluso en el trabajo, en las relaciones con las personas o en nuestro optimismo respecto
a la felicidad futura. En resumen, la escalada nos premia o nos castiga, igual que si
nosotros fuéramos niños inocentes y la escalada, nuestros padres.
Basar tu autoestima en los resultados de tu escalada te abandona a los caprichos de
los factores externos. Estos factores pueden ser aleatorios y erróneos. La comparación es
una fuente ilusoria. Quizá sientes que lo hiciste bien en cierta vía porque tu compañero
tenía un mal día y la encontró muy difícil. A ti no te pareció demasiado difícil y concluyes
que estabas escalando bastante bien, cuando en realidad no estabas escalando mejor que
de costumbre. O bien tu compañero está en plenas facultades y tú, en comparación, te
sientes torpe cuando, de hecho, objetivamente llevaste a cabo una buena actividad. Los
factores medioambientales también pueden influir. Quizá conseguiste tus objetivos del
día debido a que las condiciones resultaban especialmente favorables, como que la
humedad era baja, cuando de hecho ni siquiera escalaste particularmente bien. En todos
estos casos, las buenas o malas sensaciones que experimentes no se basan en algo de lo
que te puedas fiar. Si la actividad estimula tu autoestima, este estimulo se asienta en la
ficción.
Quizá en realidad escalaste bien. Afrontaste el reto y aplicaste tus habilidades de
forma impecable. Puedes, entonces, obtener satisfacción honesta del esfuerzo, pero
además de eso, ¿qué hay? ¿Debe tu autoestima quedarse anclada al evento? ¿Eres una
mejor persona por haber logrado la vía?
26
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
No. La auténtica autoestima viene de un sistema de valores interno, no de un simple
logro. La autoestima deriva del resultado positivo de tu trabajo. Has aprendido algo sobre
ti mismo o has ganado confianza experimental para asumir retos más difíciles. Estos
resultados son genuinamente valiosos. El logro en sí mismo, sin embargo, no es una
razón suficiente para elevar tu sentido de la autoestima. Puede que no hayas aprendido
nada de tu éxito, o que pudieras haber aprendido algo valioso sin haber logrado tu
objetivo.
Este es el escenario completo de la autoestima basada en las acciones: si realizas una
sucesión de actividades mediocres, sentirás un bajón general, creando una espiral
destructiva hacia abajo. Si escalas bien la mitad del tiempo, serás un recipiente pasivo de
recompensa la mitad del tiempo, y de castigo la otra mitad. Si consigues escalar bien
todo el tiempo, obtendrás el dudoso premio de transformarte en egomaníaco con una
autoestima precaria destinada a estrellarse. Puedes dejar que pase el tiempo en una
recreación infinita de la gloria del pasado. Si piensas en ello, no importa lo bien que
escales, confundir tu autoestima con tus acciones es una situación que tiene todas las de
perder.
En vez de simplemente hundirte en la concepción tradicional de la autoestima,
analízala. Centra en ella tu atención. Descubre su lógica o la falta de ella. En la luz de la
conciencia, sus huellas comenzarán a borrarse. Verás que los logros externos no son la
raíz de nada realmente valioso que podamos adquirir de un reto de escalada. Y entonces,
¿qué es? ¿Qué podemos obtener y utilizar realmente?
La respuesta es: aprendizaje. Las escaladas difíciles nos sacan de nuestra zona de
confort y, una vez en terreno desconocido, podemos aprender. A menudo, en medio del
reto, nos forzamos a nosotros mismos de un modo que ni siquiera sabíamos que fuera
posible, adquiriendo un conocimiento que no podemos perder. Y si nuestro trabajo es
esforzado y creativo, podemos obtener ese conocimiento sin que importe lo destacado de
la escalada. El logro puede o no puede ser el resultado de un esfuerzo, pero la principal
recompensa de la experiencia es el aprendizaje.
Un principio importante de tomar conciencia, por tanto, es desligar tu autoestima de
tus acciones. Actuarás mejor unos días que otros por razones que van desde el estado de
tu musculatura en un instante decisivo, a la temperatura de la roca, o a qué música
escuchaste mientras conducías hacia las paredes. Esto no debería ser asunto de la
autoestima. Los logros son satisfactorios, pero simplemente tenerlos no aumenta tu
poder personal, diga lo que diga tu ego. Si quieres una fuente más auténtica y
consistente de la cual obtener autoestima y poder personal, finalmente tendrás que
rechazar los factores externos como la comparación y los logros. Debes mirarte dentro y
abrazar el aprendizaje.
EL APR EN DI ZA J E D EL A M OR Y EL A M O R P OR EL APR EN DIZ A J E
Vamos a recapitular el proceso seguido hasta aquí. He dicho que muchos escaladores
no son conscientes de lo que piensan sobre su escalada y de cómo están atados a su
sentido de autoestima. Todos caemos presas de patrones del pensamiento escondidos y
habituales, que nos conducen a una actuación por debajo del nivel óptimo. De hecho
estos patrones del pensamiento y estas actuaciones contienen la concepción que
tenemos de cómo somos. En cambio, la posición del testigo nos hace ver que no somos
así. No somos nuestros pensamientos, sino los observadores de esos pensamientos. Una
vez que nos colocamos conscientemente en la posición del testigo, nuestra mente se
convierte en terreno de indagaciones. Observamos que nuestras reflexiones sobre
nuestra autoestima están condicionadas por las acciones. También advertimos que esta
estructura de pensamiento es errónea. Nos damos cuenta de que promueve el
estancamiento del desarrollo y la infelicidad general. Nuestra estructura habitual de
pensamiento es perseverante, pero una vez que somos conscientes de ella y la rechazamos, empezamos a buscar otra mejor.
Cuando te centras en las consecuencias externas de tus esfuerzos, estás a merced de
la suerte. Te preocupas por lograr la vía y por cómo te sentirás si no la haces. Si las cosas
se ponen de tu parte y lo consigues, reaccionarás ante el resultado con felicidad. Si las
cosas se tuercen y no lo logras, serás infeliz. En cualquier caso, estás reaccionando ante
una situación que está fuera de tu control: una situación de mucha tensión y que sustrae
poder.
Si, por otra parte, la autoestima que se deriva de tu escalada se basa en lo que has
aprendido durante la experiencia, entonces no te preocupará tanto el resultado de tu
esfuerzo y podrás centrarte más en el esfuerzo mismo. ¿Qué es lo que importa realmente
cuando afrontamos un riesgo? Lo que importa es aprender. Quieres ponerte a prueba,
27
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
afrontar algo que esté fuera de tu zona de confort y ver de qué eres capaz. Tú verdadera
meta no es conquistar treinta metros de roca inanimada, sino aumentar tus habilidades
por medio del aprendizaje.
Si te concentras en el aprendizaje, el control mental mejora. Durante la escalada, estás
libre de ansiedad y, por tanto, libre para dedicarte más plenamente al esfuerzo.
Obviamente, este modo de pensar incrementa tus posibilidades de lograr la vía. Después
de la escalada, tus pensamientos se dirigen al proceso interior, no al exterior. Si fallas en
la vía, no te sientes invadido de sentimientos de fracaso. No pateas la roca y gritas
«¡Mierda!», como hacen muchos escaladores, ni dejas caer la cabeza, entristecido, con
aspecto de víctima y permitiendo que tu actuación potencie una mala imagen de ti
mismo. En cambio, tu atención se dirige a los aspectos positivos de la experiencia: qué
has aprendido, qué errores has cometido, qué harás la próxima vez a la luz de tu nuevo
conocimiento. La autoestima no entra en el cuadro. Tu autoestima viene de dentro, de tu
dedicación a la búsqueda de conocimiento, de tu amor por el aprendizaje. Esto otorga
una base más realista y consistente a tu motivación por escalar y aprender.
Es cierto que hablar de adoptar plenamente la motivación interna resulta más fácil que
conseguirlo en la realidad. La mayoría disponemos de una combinación de factores
internos y externos que nos motivan. Para aumentar el poder de tus motivaciones
internas y reducir la dependencia de los factores externos, es útil analizar qué es
importante para ti y qué te apasiona. Emplea un tiempo en identificar las cosas que te
gustan de la escalada. Puede que entre ellas se encuentren la belleza de la roca y del
entorno, los amigos y el compañerismo, y los múltiples y complejos factores relacionados
con el reto y el logro. La belleza y la amistad siempre están presentes en la escalada. La
experiencia mejora tomándonos el tiempo necesario para apreciarlas, y recordando que,
pase lo que pase, estamos inmersos en estas cosas que valoramos. La última categoría, el
reto y el logro, requiere un análisis más minucioso.
¿Amas el reto y ponerte a prueba en una vía difícil, o simplemente amas el sentimiento
de satisfacción los elogios de tus colegas tras acabar la vía? Si el amor por el elogio y la
necesidad de recompensas son los valores centrales de tu escalada, estás sacando agua
de un pozo poco profundo. Si pudieras estar siempre rodeado de escaladores débiles e
ineptos, que alimenten constantemente tu ego. ¿Lo escogerías, incluso si implicara que
nunca mejorarías? ¿Te duraría el placer y la satisfacción? ¿Escogerías conscientemente esa
situación en vez de otra en la que tu ego tuviera que luchar cara a cara con escaladores
mejores que tú?
El ego crea un juego y sus propias reglas arbitrarias para ganar.
Si está perdiendo, pone excusas y crea un mundo de fantasía en el que podría y
debería haber ganado. Las tretas del ego no son formas de pensar útiles ni con sentido,
sino trampas en las que caemos cuando nos separamos de lo que verdaderamente
valoramos. Analizar las razones profundas de tu escalada es esencial para progresar en el
camino del guerrero de la roca.
Desde un punto de vista objetivo, la autoestima es esencialmente estática: valemos lo
mismo que cualquier otro, ni más ni menos. Haber hecho las vías X, Y o Z no es
importante. Puede que estés contento por haberlas hecho, pero eso no aumenta tu valor
como persona. Por otra parte, tus mejores escaladas te han aportado algo, puedes
sentirlo. ¿Qué es, si no es autoestima? Es crecimiento. Las experiencias te han ayudado a
aprender algo sobre ti mismo. Han aumentado tu conocimiento de ti mismo y por tanto
tú poder personal. Una vez que aprendes a separar conscientemente los logros de la
autoestima, te liberas de la necesidad limitadora de establecer pruebas externas de
autoestima. Eres más capaz de concentrarte en aquello que se puede obtener realmente
del esfuerzo de la escalada: mejorar tu yo por medio del crecimiento y el aprendizaje.
Para la mayoría de los escaladores, profundizar un poco en sus almas supondrá un gran
paso en la sustitución del valor del logro por el valor del aprendizaje.
Pasar de la motivación externa a la interna te da el poder para determinar la valía y el
mérito. Por tanto, la motivación interna otorga confianza en uno mismo. Los variables
factores externos juegan un papel menor en cómo te sientes contigo mismo. Estás en
equilibrio con lo que haces, con tus puntos fuertes y débiles, y el núcleo de tu ser es
sólido y fiable. No eres invencible, pero puedes fiarte de tus habilidades. Esto es
seguridad: confianza en uno mismo. Esta confianza en ti mismo le da consistencia a tus
acciones. Al tener un núcleo sólido, estás más cómodo y seguro en la atmósfera
incómoda e insegura de un reto de escalada. Este núcleo crece cuando otorgas prioridad
al aprendizaje sobre el logro.
28
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
POD E R
LA habilidad para hacer cosas, la capacidad de aprender, tener energía para utilizar en
situaciones nuevas, la confianza en uno mismo, la audacia; todos son elementos de algo
que en la literatura del guerrero se llama poder. No estamos hablando aquí de poder
convencional, del control sobre los demás por medio del dinero o de la influencia, sino de
algo más personal. El poder es la meta final del guerrero. Realizar vías difíciles, afrontar
riesgos, retarse uno mismo, hacer cosas nuevas; son tareas que se emprenden con el
propósito de aumentar el poder personal. Para el guerrero de la roca, el poder es la
moneda de cambio del esfuerzo en la escalada. Aparece en la forma de atención plena,
razonamiento inteligente, acción precisa, inventiva, esfuerzo explosivo e implicación. El
poder hace su trabajo y transporta al guerrero a lugares salvajes y arriesgados en los que
abundan las oportunidades para aprender. Por encima de todo lo demás, un guerrero es
un cazador de poder personal. Cuida adecuadamente el poder que tiene y
constantemente busca más.
SU M ID ER O S D E P OD E R
Todos tenemos ayudas generosas de poder personal, pero las malgastamos. Una
forma de desperdiciarlas se llama un sumidero de poder. Los sumideros de poder son
elementos de nuestra personalidad que reducen la energía. El primer sumidero de poder
es la autosuficiencia.
En
un
entramado
habitual de la mente,
constantemente
se
malgasta atención en
pensamientos
inconscientes e inútiles
promovidos por el ego.
Como ya hemos dicho,
el ego basa el sentido
de la autoestima en la
lamentable
comparación, en ser
mejor o peor que
otros. Un guerrero, por
el contrario, considera
la autoestima como un
asunto aparte. Es igual
a
los
demás.
No
derrocha
poder
en
demostrarse
a
si
mismo que es mejor o
peor que otro. En
Whitesides, Carolina del Norte.
cambio, es consciente
de que la autosuficiencia disminuye el poder y lo detiene.
En vez de valorar la identidad de una persona en relación con los demás, valora el
aprendizaje, el crecimiento y las situaciones que incrementan su poder personal.
El segundo sumidero de poder está generado por el ego y está relacionado con la
imagen de uno mismo. El ego trata por todos los medios de mantener la ficción de un yo
constante y sin cambios. Esta es una manifestación del ansia de seguridad del ego. Al
igual que al ego le gusta alardear de sus logros demostrando que es mejor que otros y
por tanto merecedor de valor y supervivencia, también le gusta aferrarse al pasado y
crear una identidad compleja y minuciosa a partir de hechos pasados. La literatura del
guerrero llama a este elemento del ego historia personal. La identificación con la historia
personal da como resultado este sumidero de poder.
La historia personal parece benévola y fiable, incluso quizá puedas sentir su capacidad
de mermar el poder. ¿Te sientes amenazado si califico tu historia personal de obstáculo?
Si lo haces, entonces el dragón de tu ego está alzando una de sus mil cabezas.
La historia personal se compone de tus recuerdos preciados, los grandes triunfos y los
días más tristes, todo reclamado y atribuido a un tú esencialmente igual. Estos elementos
relevantes aumentan la riqueza de nuestra experiencia, pero vienen con exceso de
equipaje. Muchos componentes de nuestra historia personal no son momentos clave de
nuestra vida, sino más bien modos de ser que nos limitan y que repetimos con
frecuencia, que se congelan en alguna etapa temprana del aprendizaje. Estas respuestas
29
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
fosilizadas son tu yo habitual. El mantenimiento de la imagen fija de uno mismo requiere
energía. Constantemente, y a veces de modo extenuante, reestructuramos las nuevas
experiencias para que se ajusten al viejo concepto que tenemos de nosotros mismos.
Esto requiere un poder que podría emplearse en afrontar retos en el presente.
Un ejemplo sencillo de este exceso de equipaje lo encontramos en mí pasado como
escalador en Whitesides Mountain, en Carolina del Norte. En los comienzos de mi
trayectoria, hice varias primeras ascensiones en una pared de doscientos metros que se
conoce como el Headwall de Whitesides. Es un muro de roca intimidatorio, que estaba sin
escalar antes de mi primera ascensión, y que los escaladores locales consideraban
imposible de superar. Abrir vías en esta pared virgen me hizo sentir importante. Mi ego
archivó esas experiencias, se identificó con ellas y buscó formas de informar al mundo de
que yo era más importante que otros. «Soy importante», decía mi ego, «porque soy un
escalador atrevido que hizo la primera ascensión del Headwall de Whitesides.» Ésa es mi
historia personal. Esta historia personal me hace sentir especial y distinto de los demás.
La distinción, sin embargo, te aparta del aprendizaje y la comprensión.
Por tanto, ¿cómo me afecta esa historia personal cuando escalo en el presente? Si
alguien me está mirando cuando escalo, me preocupa no estará la altura de la imagen
atrevida con la que me he identificado. Acabo malgastando energía al tratar de mantener
una imagen, en vez de utilizarla para resolver las dificultades de la vía. Estas experiencias
positivas y satisfactorias de mi pasado se han convertido en un sumidero de poder, ya
que no he sido capaz de liberar el enfoque de mi ego acerca de mi historia personal.
Muchos escaladores que conozco tienen los mismos problemas. Se ponen nerviosos al
escalar delante de otros. No pueden caerse o si no, la gente sabrá que no son tan buenos
como su reputación dice que deberían ser.
Un ejemplo más general de historia personal podría ser el tener una mala técnica de
pies. Quizá tu pasado está lleno de recuerdos en los que te caes de agarres pequeños, te
golpeas en las rodillas o efectúas movimientos costosos e innecesarios por no fiarte de
los pies. Así es como te ves a ti mismo, es parte de tu historia personal. Seas consciente
de ello o no. parte de tu sentido del yo viene de tener mala técnica de pies y, por tanto, el
ego gasta energía en mantener ese aspecto de tu imagen propia. Aunque el ego puede
castigarte por ello, quiere que tengas esa mala técnica de pies, para así tener una excusa
para no escalar vías más difíciles. El sumidero de poder de la historia personal te ata a tu
pasado en un infinito círculo reductor de energía.
El guerrero no puede tolerar semejante pérdida de poder. Es demasiado cuidadoso con
su energía y concentración. No gasta poder en aumentar su autosuficiencia o en
mantener una imagen de sí mismo invariable. En cambio, ataca de forma activa las
estratagemas del ego para liberar la atención y usarla en los retos del presente. Cuando
escala, centra toda su atención en resolver las dificultades del reto.
FU GA S D E P O D ER
LOS sumideros de poder drenan el poder personal hacia actividades mentales como
reafirmar el ego y mantener invariable la imagen de uno mismo. Otra forma de perder
poder es derrocharlo en hábitos mentales inútiles, en diálogo interior limitador, en un
comportamiento de reacción, o bien anhelante o de esperanza. A esta categoría de
reductores de poder la llamamos fuga de poder.
Las primeras fugas de poder son los hábitos mentales inútiles, cosas que hacemos
automáticamente, sin participación consciente. Algunos hábitos afectan de modo adverso
al desarrollo de la escalada. Un ejemplo es el de instalar demasiados seguros en una ruta
tradicional; demasiados significa más de lo necesario para mantener tu seguridad y
proporcionar un refuerzo razonable para las piezas que puedan salirse. Puede que
sobreprotejas y que el esfuerzo que gastes en instalar las protecciones sea lo que te haga
caer.
Piensa en la costumbre de echarte magnesio en las manos. Algunos escaladores pasan
tanto tiempo empolvándose nerviosamente las manos que pierden la capacidad de
escalar de forma tranquila y continua. Según vas haciéndote más consciente de tus
hábitos durante la escalada, puedes empezar a analizarlos y a descartar los que inhiban
tu desarrollo.
La segunda fuga de poder, interconectada con los hábitos, es el diálogo interior. Tu
diálogo interior es la voz de dentro de tu cabeza que parece acompañarte y aconsejarte
cuando afrontas un reto. La mayoría de los diálogos interiores de los escaladores, sin
embargo, no proporciona un consejo eficaz. Más bien, su efecto es el de reforzar los
hábitos.
30
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Por ejemplo, cuando nos enfrentamos con un movimiento difícil, nuestra voz interior
puede decir: «No me fio de los seguros». Puedes reaccionar no esforzándote hasta el
punto de caerte. Si la
protección realmente
no es fiable, la voz
es legítima. Pero
demasiado
a
menudo esta voz
deriva
de
otros
asuntos
más
complejos. Variando
los
detalles,
seguramente
has
experimentado este
juego mental tan
inútil.
Puedes
reaccionar ante la
voz instalando más
seguros, empleando
en ello tanta energía,
que se convierte en
Edu María escalando sobre el mor en Escalera al Ciclo (7b*), Sector el Castillo, primera vía la excusa para no
seguir escalando. Te
abierta en Peñéuoh.
cuelgas del seguro,
alegando (ante ti mismo o ante tu compañero) que te has cansado porque era muy difícil
instalarlo. Lo cierto es que tenías una protección resistente a la altura de la rodilla, pero
escuchaste tu diálogo interior habitual. En realidad sí que te fiabas de la protección, pero
tu ego quería ocultar un miedo vergonzoso: el miedo injustificado a arriesgarte a una
caída claramente segura. Emplazar material innecesario provocó que te cansaras
demasiado como para continuar más allá del seguro recién puesto y, por tanto, eliminó la
posibilidad de una verdadera caída. Tu esfuerzo, en cualquier caso, fue saboteado.
Una segunda forma de diálogo interior limitador se da después de la escalada. Busca
fosilizar tu comportamiento reciente y convertirlo en una característica permanente de tu
yo. Hemos tratado este tema por encima antes, cuando hablábamos de identificarnos con
nuestras acciones. Después de haber empleado mucho tiempo en escalar un largo, puede
ser correcto decir: «Escalé despacio». Sin embargo, es muy diferente, y nada lógico, decir:
«Soy un escalador lento». Como observadores objetivos, analizamos nuestra actuación
durante la escalada y concluimos: «Me .doy por vencido, renuncio o abandono». Es
incorrecto y limitador, en cambio, convertir esto en un absoluto y decir: «Me rindo
cuando se pone difícil». Es un error que cometemos a menudo. Un guerrero se hace
responsable de todas las veces que se da por vencido. Hablar como si rendirse fuera un
rasgo permanente de la personalidad es simplemente una fuga de poder.
El diálogo interior tiende a ser limitador. Si no puedes acallarlo, te convertirás en su
esclavo, condenado a representar sus pensamientos limitadores, Tendrás dificultades
para aprender, ya que tu diálogo interior refuerza tu estado previo de inconsciencia. Tu
percepción permanece fija en su posición original, sin visualizar ninguna opción. Cuando
reduces tu diálogo interior te vuelves silencioso, y aparecen las distintas opciones.
Apagar esa molesta voz interior lleva tiempo y práctica, volveremos sobre ello más tarde.
El primer paso del proceso es simplemente TOMAR conciencia de tu diálogo interior
limitador.
La tercera fuga dé poder es reaccionar con emotividad y rigidez ante un suceso
indeseado. Reaccionas cuando el resultado que obtienes es diferente del que querías o
esperabas. Pongamos que no querías caerte en una vía, pero te caíste. Reaccionas
enfadándote y golpeando la roca, ¿ Por qué? Una de las respuestas es que no sabes por
qué te sientes decepcionado. Reaccionas de forma inconsciente en un montaje de
autoestima creado por una disposición externa del ego. El ego se rodea de reglas
externas como «caer es caer», o «un
I0 (6b) debería ser fácil». Si tu ego tiene el control de la situación, reaccionarás cuando
estas reglas externas se vean amenazadas. La
seguridad e identidad del ego se ven amenazadas, por lo que te pones a la defensiva y
reaccionas.
La clave para detener un comportamiento de reacción es ser conscientes. Puedes
practicar la toma de conciencia en la roca o en casa. Personalmente, tengo una gran
tendencia a reaccionar, a sentirme ofendido o a la defensiva, cuando me siento débil,
nervioso, ansioso o cansado. Un día que volvía del trabajo a casa sintiéndome tenso, me
31
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
recordé a mí mismo mi tendencia a reaccionar estrictamente en estas circunstancias,
liberando la tensión con palabras rudas. Como imaginaba, cuando entré en casa me
encontré a mis hijos gritando, colgándose de mí, queriendo jugar y sin parar de hacerme
preguntas. Al ser consciente de mi propensión a la reacción, estaba preparado. Fui capaz
de respirar, relajarme y contemplarme desde fuera. Jugué un momento con mis hijos y
después les expliqué que necesitaba estar un rato a solas. Había previsto una reacción
reductora de poder y me sentí bien por afrontarla, aunque me encontraba nervioso y con
ganas de tranquilidad.
La cuarta fuga de poder es el comportamiento de esperanza y deseo. Esperar y desear
son estados pasivos. Si una situación esperanzadora resulta del modo que deseas, estás
esperando de una forma pasiva que las influencias externas determinen el resultado. No
piensas de forma activa sobre lo que tienes que hacer para conseguir lo que deseas.
«Espero encadenar esta vía» es peor que una actitud pasiva. Tiene un efecto negativo. Al
consentir los procesos mentales pasivos que no te ayudan a lograr el resultado deseado,
estás perdiendo activamente un poder que podría haber sido aplicado de otro modo en el
reto que tienes delante.
Desear también es pasivo y deja escapar poder. -Me gustaría que este agarre fuera
más neto- no contiene ninguna cualidad activa. Al desear, intentas reducir tu malestar
escapando hacia la fantasía. Es un terrible desperdicio de poder. No sólo provocas la fuga
de poder hacia el comportamiento pasivo, también empañas la realidad, perjudicando tu
capacidad de resolver la vía. Recuerda que el aprendizaje es la meta del guerrero. Los
agarres son lo que son. Has de pensar de una forma activa, de modo que las acciones
que sigan sean deliberadas y eficaces. En vez de malgastar poder deseando que el agarre
fuera mejor, utilízalo para decidir cómo aprovechar el agarre de la mejor manera posible.
CO N VE R TIR S E EN EL OB S E R VAD OR
PARA llegar a ser consciente, tienes que separarte de las experiencias de tu vida. Has
de convertirte en observador de esas experiencias y en crítico de los resultados. Estás
acechando poder personal, y el primer paso es TOMAR conciencia de cómo respondes a
las circunstancias de la vida. Reaccionamos de forma automática con demasiada
frecuencia, siguiendo hábitos poderosos y limitadores que se resisten a cambiar. Nos
gustaría poder eliminar estos hábitos limitadores con un chasquido de dedos, pero no
estamos capacitados para ello. Tenemos que tomar conciencia y después proceder con
paciencia, inteligencia y sigilo.
Un modo de actuar ante el diálogo interior negativo es simplemente retrasar la
respuesta. Experimenté el poder del retraso con bastante intensidad en 1996, cuando
formé cordada con un amigo, Clenn Ritter, para escalar la famosa y difícil vía Astroman
en el valle de Yosemite. Al escalar los primeros largos; no me sentía demasiado confiado.
Cada largo me ponía a prueba y percibía una corriente continua de diálogo interior
negativo: no voy a poder acabar esta vía, el largo de Harding Slot será demasiado difícil,
es una vía demasiado larga y sostenida, es demasiado expuesta, etc. Al final del cuarto
largo quería bajarme. Sin embargo, en vez de dejarme llevar por mis pensamientos
negativos, los contemplé desde la posición del testigo. Realmente no hice nada, como
luchar contra los pensamientos o castigarme por mi falta de valentía. Simplemente me
puse a escuchar este diálogo interior negativo, retrasando la reacción. Después del quinto
largo empecé a sentirme más confiado. El diálogo interior limitador se disipó. Me di
cuenta de que estaba escalando bien, y de que llevaba haciéndolo todo el día. Me
mantuve receptivo ante la situación, seguí escalando, y completé una vía fantástica y
exigente. Lo mejor de todo fue que había aprendido algo.
La actitud de retrasar la respuesta es especialmente útil cuando se trata de hábitos.
Imagina que estás a la mitad de una vía de deportiva explosiva, escalando con esfuerzo y
sin demasiada soltura. Sientes que cada vez te vas cansando más. A los doce metros
llegas a una chapa, sintiéndote incómodo por tu estado. Pones la cinta exprés y. ahora
que te puedes relajar un poco, en esta isla de seguridad, tu diálogo interior limitador
empieza. «¡Píllame!» Las palabras quieren saltar dé tu boca. Te duelen los brazos y una
voz estridente te está diciendo que necesitas huir de ese estado de incomodidad. ¡Ahora!
¿Lo harás?
No. De hecho, tienes una buena oportunidad. Un hábito se forma por asociar una
cosa, como el sentir los brazos demasiado cansados para continuar, con otra, como la de
gritar «¡Pilla!». Si rompes esa asociación automática, entonces empiezas a destruir el
hábito.
No hagas nada. No reacciones al insistente diálogo interior que busca comodidad. En
vez de eso, simplemente obsérvate. Escucha el diálogo interior. Escucha tu mente
32
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
consciente intentando librarse del mal trago dé estar cansado, pero no actúes. Sé testigo.
Si realmente estás agotado, no podrás continuar la sesión de observación por mucho
tiempo. No importa. Unos cuantos segundos son suficientes para que rompas la cadena
de asociación. Te has probado a ti mismo que no tienes que decir «pilla» cuando estás
nervioso y cansado. No es una respuesta automática. Tienes opciones, y retrasarlas te
otorga el tiempo de considerarlas.
Retrasar es el primer paso. El siguiente es disociarte de tu res- puesta habitual. Al
disociar, te separas de tu actuación. Aquí estás trabajando contra la imagen habitual que
tienes de ti mismo como alguien que se cansa y grita «¡pilla!» En vez de eso; dirige la
atención hacia ti mismo como persona autónoma, capaz de encontrar nuevas opciones.
Llámate por tu nombre, y date una orden diferente que se desmarque de tu respuesta
habitual ante la incomodidad. Si me enfrentara al caso anterior, podría decirme: «Vale,
Arno, incluso aunque pienses que estás demasiado cansado, escala hasta la siguiente
sección; de todos modos, la caída no va a ser grande.» Si puedes hacer esto (retrasar tu
respuesta y reemplazar un hábito por una actuación novedosa) entonces habrás logrado
una gran proeza.
Otro escenario clásico de reacciones habituales se da después de una caída. Puede que
te identifiques con alguna de las formas clásicas de reaccionar. Quizá te quedas
deprimido y asustado por la sensación de la caída y reaccionas dándote por vencido y
bajando antes de analizar tus opciones. Quizá eres autocrítico y reaccionas diciendo algo
que convierta tu acción en una afirmación de carácter absoluto como «¡soy un inútil en
este tipo de vías!». O quizá reacciones con enfado y vuelvas a la carga sin pasar ni un
momento analizando la caída o pensando qué puedes hacer para cambiar el enfoque.
La próxima vez que te caigas, observa tu reacción, Tu meta es simplemente
desarrollar conciencia, descubrirte cuando reacciones y detener esa reacción.
TOMAR CONCIENCIA es un proceso que mejora el control mental, desarrolla una
imagen de uno mismo poderosa, aumenta la confianza en uno mismo y construye poder
personal. Esto no se logra luchando directamente por tener una imagen propia poderosa
o confianza en uno mismo, como si fueran metas, sino simplemente dirigiendo la
atención hacia el interior. Tu objetivo es ganar conciencia -aprender- y por tanto acceder
a fuentes de motivación más profundas y poderosas. El dragón de mil cabezas del ego
tiene una multitud de formas limitadoras de reaccionar ante el estrés y de protegerse a sí
mismo, y muchas de esas formas son habituales e inconscientes. Por tanto, el ego es tu
enemigo constante, pero también tu maestro. Según vayas aumentando tu conocimiento,
serás capaz de obtener más poder personal desviando la atención de los sumideros de
poder, como la autosuficiencia, y taponando las fugas de poder, como el deseo o la
reacción.
Una vez que dejamos de definirnos por nuestras actuaciones y logros pasados,
empezamos a vernos de una forma menos estricta y llena de potencial. Nuestro poder
recién liberado está listo para empezar a reutilizarse. El próximo día que escalemos
apreciaremos un gran cambio del modo en que somos capaces de utilizar nuestras
mentes y cuerpos en la roca. No importa cuál sea el resultado de nuestra actividad,
tenemos la oportunidad de experimentar un aprendizaje profundo del material reciente
proporcionado por nuestros esfuerzos. Todo lo que hace falta es que prestemos
atención. La palabra de acción para TOMAR CONCIENCIA es observar. Utiliza esta palabra
para recordar los elementos de este capítulo.
33
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Capítulo 2
La vida es sutil
AL TOMAR CONCIENCIA, desentrañas los mecanismos del ego apartando la atención
de los sumideros de poder y de las fugas de poder. Ese proceso libera atención -poder-,
de la que previamente no disponías, para aplicarla a tu escalada. En el proceso de la vida
ES SUTIL, recoges y centras esa atención.
La escalada está llena de sutilezas que constantemente pasamos por alto. Toma, por
ejemplo, el equilibrio y el aplomo. En teoría, sabemos que éstos son elementos
importantes de la técnica, pero a menudo nos olvidamos de las sutilezas. Una escena
típica sería- un escalador llega, merecidamente cansado, a una chapa en una vía de
escalada deportiva. Está a tres metros del seguro anterior y ansioso por chapar. Se siente
tenso, agarrotado y desequilibrado. Apretando los dientes y a punto de caerse, consigue
por fin chaparse; instantáneamente se relaja. Al momento encuentra un buen agarre a su
alcance. El canto plano del pie en el que no confiaba, de repente le parece bastante fiable.
Cambia ligeramente la posición del cuerpo y se da cuenta de que puede quedarse
de pie en ese mismo sitio casi sin
esfuerzo. Antes de haber chapado, tenía
la sensación de que podía agotarse y
caerse en cualquier momento. Después
de chapar, está cómodo. El lugar es el
mismo, pero el uso que hace de él es
bastante diferente.
¿La escena te resulta familiar? Es
irónico que seamos menos capaces de
demostrar aplomo en las situaciones que
más lo requieren. Seguro que el
escalador del ejemplo habría preferido
sentirse
equilibrado
y
desenvuelto
cuando tenía el seguro tres metros por
debajo, que cuando acababa de chaparse
y estaba protegido de forma segura. Sin
embargo, su atención se perdió en la
posible caída y en su ansiedad por ella.
No pudo apreciar las sutilidades de la
roca que podrían haberle permitido estar
cómodo antes de chapar. Todo lo que
podía ver era su meta: meter la cinta
exprés en la chapa. No se dio cuenta de
los errores sutiles de su técnica que
estaban
mermando
sus
fuerzas
rápidamente y haciéndole perder el
equilibrio.
Un amigo mío experimentó la
importancia de las sutilidades durante la
primera ascensión de una vía muy difícil
llamada Fiddler on the roof (El violinista
en el tejado) en el cañón de Fremont, Wyoming. La clave de la vía es superar un techo
horizontal de tres metros y medio. Steve Petro, un escalador muy fuerte, había trabajado
la secuencia de movimientos en dos partes. La primera parte tenía un metro y medio de
empotramientos invertidos de dedos, y la segunda pasos largos sobre regletas y
empotramientos de manos. Steve trabajó la vía durante muchos meses y aunque le
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
pareció que los movimientos eran muy difíciles, era capaz de escalar bien cada una de las
partes. Sin embargo, por mucho que se esforzaba, no conseguía unir las dos mitades de
la secuencia y encadenar así la vía. Incluso sintiéndose con fuerzas al empezar la segunda
sección,
fracasaba
en
el
encadenamiento una y otra vez.
Steve, frustrado, acabó por
renunciar al proyecto y dejó la primera ascensión a Todd Skiner,
quien estaba viajando por la zona.
La pareja se dirigió a la vía y Todd le
sugirió a Steve que hiciera otro
esfuerzo. Steve así 1o hizo y, de
nuevo, pudo escalar las dos partes
por separado, pero no conectarlas.
Todd subió y se puso a ensayar
los movimientos de la vía. Después
bajó y le hizo a Steve una
sugerencia sutil, Todd, que tiene
una técnica muy precisa, se había
dado cuenta de algo mientras Steve
escalaba.
Steve
mantenía
los
músculos en tensión durante las dos
partes de la vía, pero en la
transición entre ambas dejaba caer
las caderas ligeramente. Todd
opinaba que si Steve conseguía
meter las caderas durante ese
cambio, conseguiría encadenar la
secuencia.
Steve
aplicó
la
sugerencia y, al siguiente intento,
consiguió unir las dos mitades y
realizar la primera ascensión en
libre de la vía. Fiddler on the roof es
un5.13 (8a) duro, pero no se sabe
cómo de duro porque nadie más ha
conseguido repetirla. Todd no pudo
encadenarla, y tampoco el resto de
escaladores que le dedicaron sus
esfuerzos. La diferencia entre el
encadenamiento y los innumerables
intentos
estaba
en
un
desplazamiento de caderas de siete
centímetros.
Yuji Hirayama escalando en Siurana. Sierra de Prades. Tarragona.
El sutil movimiento de caderas de Petro fue realizado por su cuerpo, pero sus raíces
estaban en su mente. Al dividir la vía en secciones, una táctica útil. Steve se concentró y
planificó dos secuencias de movimientos factibles. El cuerpo de Steve sabía de modo
intuitivo cómo mantener la cadera en tensión contra la roca al desplazarse de un empotramiento a otro. La transición entre las dos mitades, sin embargo, supuso una barrera
psicológica, un punto en el que Steve no había aplicado su atención. Su mente saltaba de
la primera secuencia a la segunda, perdiendo por tanto su fluir y dejando caer las
caderas; y esa breve pérdida de atención era suficiente para sabotear el intento.
Aquí hay dos asuntos. El primero: que las cosas pequeñas importan. La atención que
prestas a la posibilidad de caerte, en vez de a mantener el aplomo; deja escapar una gran
cantidad de energía. El modo en el que percibes la escalada, la memoria corporal que
desarrollas cuando ensayas una secuencia, las palabras que utilizas para hablar de ti
mismo; todo lo que haces, no importa lo sutil que sea, tiene un efecto. En el proceso de
LA VIDA ES SUTIL aprendemos a percibir las cosas pequeñas y a utilizar la atención para
desarrollarlas con exactitud.
El segundo tema es que el cuerpo y la mente están interrelacionados y forman una
unidad. El cuerpo tiene cualidades que muchas veces consideramos exclusivas de la
mente. Tu cuerpo tiene memoria, que los fisiólogos deportivos llaman esquemas (es el
término aceptado por los fisiólogos estadounidenses). Los esquemas te permiten
recordar la compleja combinación de actividad muscular y equilibrio necesaria, por
ejemplo, para montar en bicicleta. Los esquemas existen en parte en tu cerebro y en
parte en los nervios y fibras de tus músculos. Steve Petro desarrolló esquemas específicos
35
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
para las dos mitades del techo, pero no desarrolló una memoria corporal eficaz para el
espacio mental entre ambas. Podríamos decir que la cadera dé Steve cayó en ese agujero
mental. Al igual que no hay una separación clara entre el cerebro y los nervios, no la hay
entre el cuerpo y la mente. Todo trabaja cómo una unidad, el cuerpomente.
APL O M O
UN elemento clave para obtener un
cuerpomente que te apoye y que desarrolle
un nivel alto es el aplomo. En el aplomo
pueden distinguirse tres elementos: el
cuerpo, incluyendo la postura y la expresión facial; la respiración, que sirve
para integrar el cuerpomente; y la mente,
que incluye comportamientos internos, por
ejemplo la forma en la que hablas contigo
mismo.
Po st ur a fí si ca - el cu e rp o
Dan Millman en su programa de audio
Everyday Enlightenment (La iluminación de
cada día), dice que una postura correcta es
una forma de («armonizar con la
gravedad». Tu cuerpo adopta una posición
para estar en armonía con el medio. Una
mala postura malgasta poder. Hace falta
una cantidad extra de energía y atención
para sujetar él cuerpo cuando está
desequilibrado. Si el cuerpo no está
perfectamente equilibrado respecto a la Dani Andrada escalando en el Pilar del Cantábrico (8a+),
columna, los músculos necesitan energía Naranjo de Bulnes. Se trata de una de las vías de pared más
para sujetarlo. Si la postura es correcta, impresionantes de la Península.
hace falta un mínimo de energía para
mantener el cuerpo derecho. Además, la
postura tiene efectos mentales. Cuando estás de pie en la postura correcta, pareces más
seguro de ti mismo. Esto no es una mera apariencia. Cuanto más indagues sobre la forma
de funcionar del cuerpomente, más te convencerás de que las apariencias cuentan. Una
postura correcta te da realmente un sentimiento de confianza. El lenguaje del cuerpo
envía mensajes no sólo hacia el exterior, sino también hacia dentro, hacia ti.
Una postura correcta indica que el espacio que ocupas te pertenece, ni más ni menos.
No te encoges ni te disculpas por el espacio que éstas utilizando, ni te adentras de forma
agresiva en un espacio qué no necesitas. Eres dueño de tu propio espacio, no porque
seas mejor que otros, sino porque te ves a ti mismo en igualdad de condiciones. Dices:
«Ahora mismo ocupo este espacio y es mío. Tengo el derecho de estar aquí, en este
espacio.» Esta clase de pensamiento mantiene al ego bajo control, y es exactamente la
clase de pensamiento deseada cuando vas a afrontar un reto de escalada.
Una postura correcta, además, amplia la cavidad de tus pulmones y mejora la calidad
de tu respiración. Te sitúa en posición de alerta y preparado para la acción. Adopta una
postura correcta y siente aplomo mientras estés de pie o escalando. Ponte de píe
equilibradamente, endereza la espalda, adelanta las caderas y echa hacia atrás los
hombros, ensancha los pulmones. ¿Lo sientes? Esta posición del cuerpo viene
acompañada de una sensación de seguridad. Deja de escalar con malas posturas, como
las que usaría un retraído o un gallina. Encuentra el equilibrio. Las sutilidades de la
posición determinarán la manera en la que vas a afrontar el riesgo.
La cara es otro componente importante del aplomo. Es tanto un indicador pasivo de
cómo percibes los asuntos del cuerpomente como un centro de control activo para el
cuerpomente. Si tienes una expresión facial de duda, entonces el cuerpomente duda.
Adopta una mirada de confianza, y el cuerpomente construirá un sentimiento de
confianza.
Muchos escaladores gesticulan cuando están escalando las secciones más difíciles de
una vía. Gesticular es una respuesta estereotipada ante el dolor o la incomodidad, pero es
algo más que una simple respuesta. Puede engrandecer o crear esos sentimientos. Los
36
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
escaladores suelen hacer muecas cuando se están esforzando, pero el esfuerzo no tiene
por qué ser doloroso o incómodo. Si haces muecas durante el esfuerzo, proyectas un
estado de ánimo que causa reacciones concretas en el cuerpomente. Gesticular es un
acto defensivo, una forma de retroceder. Cuando haces una mueca, contraes la piel de
alrededor de los ojos, reduciendo tu visión periférica. Además, hacer muecas envía
mensajes análogos a la mente; crea una percepción tipo túnel, limitando lo que puedes
ver mentalmente, como nuevas opciones imaginativas. Las muecas producen una forma
de pensar dispuesta a atrincherarse o a escapar, no una mente preparada para afrontar el
reto de una forma abierta y creativa.
En vez de permitir que tu rostro gesticule, mantén deliberadamente la cara relajada,
con un enfoque de ojos blandos. Los ojos deben estar abiertos de forma cómoda,
mantenidos con suavidad, no entrecerrados o con la mirada perdida. Tu atención debe
abarcar todo el campo de visión y no algún punto específico de ese campo. No te limites
a las manos, los pies o un trozo de roca; amplía en cambio la atención y mira el color, la
profundidad, las sombras y las interrelaciones entre los objetos.
En el libro de Castañeda Historias de poder, aparece una teoría sobre los ojos blandos.
Don Juan establece que si se utilizan correctamente, los ojos pueden detectar una gran
cantidad de detalles demasiado efímeros para la visión normal. Los ojos atrapan sutilezas
que se perderían si se centraran exclusivamente en un solo rasgo cada vez.
Además, don Juan dice que si prestas atención a todo y no restringes tu mirada a algo
específico, potencias una mente tranquila y receptiva, en vez de otra preocupada por la
charla interna que te limita a los detalles concretos que percibes.
En la fase de preparación, el enfoque de ojos blandos induce un rostro: relajado y te
ayuda a recopilar toda la información posible. Igual qué nuestros patrones habituales de
pensamiento pueden influir en que afrontemos una situación de forma receptiva, también
nuestra manera de mirar físicamente puede dejarnos ciegos ante muchos detalles del
mundo. En la fase de acción, un enfoque de ojos blandos ayudará a minimizar la participación de la mente consiente, disminuyendo por tanto el diálogo interno, que tiende a
sobresalir cuando estás sometido a una situación de estrés.
In t eg ra c i ó n d el c u erp o m en t e - l a r es pira ci ó n
Respirar conecta el cuerpo y la mente. Es la única función corporal que puede ser
totalmente voluntaria o totalmente involuntaria, totalmente consciente o totalmente
inconsciente. A causa de ello, la respiración tiene dos consecuencias. La respiración
inconsciente expresa el estado de tu cuerpomente, y la respiración consciente influye en
tal estado. Respirar, por lo tanto, es una poderosa herramienta que puedes usar para
tomar el control en situaciones de estrés.
Cuando estás estresado tu respiración tiende automáticamente a volverse superficial e
irregular. Puede que incluso aguantes la respiración, lo que incrementa la tensión del
sistema cuerpomente. El estrés tiende a producir una mala respiración, y la mala
respiración incrementa el estrés. Es un círculo cerrado que puede arruinar tu serenidad y
obstaculizar tu actuación. Por el contrario, una respiración profunda y regular puede
reducir la tensión.
Presta atención a tu respiración cuando te estés preparando para afrontar un reto de
escalada. ¿Es superficial, rápida, ruidosa o irregular? Si lo es, haz un esfuerzo consciente
para respirar de forma más profunda, lenta, calmada y continua.
Respirar de forma correcta requiere práctica. Dedica un tiempo a percibir las sutilezas
de tu forma de respirar. Simplemente relájate y respira normalmente. Ponte una mano en
el pecho y la otra en la tripa. ¿Se eleva el pecho o la tripa cuando respiras? ¿Dónde se
encuentra la respiración? La próxima vez que estés escalando, observa si contienes la
respiración. Aguantar la respiración es un problema frecuente entre los escaladores.
A medida que vas siendo más consciente de tu respiración, puedes empezar a
intervenir en ella. Normalmente, una respiración de estrés tiene lugar en el pecho.
Cuando estás relajado, el diafragma debería moverse hacia abajo al inspirar, sacando la
tripa hacia fuera débilmente. Esto se llama respiración estomacal. La respiración
estomacal ralentiza automáticamente el ciclo de la respiración, porque el proceso de
inspirar-espirar lleva más tiempo. El estómago respira de forma continua y otorga la
misma atención a la inspiración y a la espiración. Una respiración correcta envía inmediatamente al inconsciente el mensaje de que todo está bien y de que tú tienes el control.
37
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
U na r e sp ira ci ó n c or re c t a:
Disipa el miedo, la tensión y la ansiedad.
Dirige la atención hacia tu cuerpo y hacia la situación que tienes delante.
Oxigena la sangre, reduciendo el ácido láctico y el dióxido de carbono
Mantiene
el
flujo
principal de sangre hacia
los músculos, en vez de
derivarlo
hacia
los
órganos internos.
Te integra: conecta el
cuerpo,
la
mente
consciente y la mente
inconsciente.
Hay dos ejercicios que
te ayudarán a obtener una
mejor conciencia de tu
respiración:
Espiración
completa.
Normalmente, la gente
respira demasiado superficialmente.
El
propósito
de
este
Carlos Suárez escalando en Metamorfosis (7a) la Cabrera. Esta ruta mítica de
ejercicio es llevar la
autoprotección supuso el primer séptimo grado escalado en España.
respiración más profunda
hacia el estómago. Haz
una inspiración profunda y después suelta el aire. Sin inspirar, sigue soltando aire hasta
que no te quede nada. La inhalación se producirá entonces de forma automática, y la
respiración se extenderá hacia el estómago. Hacer este ejercido varias veces te ayudará a
obtener una respiración más completa.
Respiración deliberada. Cuando estés escalando, simplemente concéntrate en respirar
de forma continua. Con cada movimiento, saca el aire con tus músculos abdominales.
Esto provoca que la inhalación sea automática y, por tanto, que el ciclo de la respiración
sea más largo y profundo. Además, a mí me gusta escuchar la espiración soplando el aire
por la boca. Hacer esto me sirve de indicación de que estoy respirando de forma
continua.
Po st ur a m e n tal - la m e n t e
En el paso de tomar conciencia vimos las tretas del ego. Cómo podemos descubrirlas y
comprender su poder sobre nosotros. Vimos el sistema de valores basado en la
comparación y orientado hacia el exterior que está en las raíces del poder del ego y
propusimos una alternativa: un sistema interno que valore el aprendizaje y el crecimiento. En el proceso de LA VIDA ES SUTIL refinamos este sistema de Valores interno y
empezamos a aplicarlo. Para hacer esto, hace falta el poder malgastado por el ego.
¿Por qué buscas una vía desafiante? Los logros de la escalada importan poco en el
amplio orden de las cosas. No crean la paz mundial, no envían a tus hijos a la
universidad, ni siquiera te convierten en una persona mejor. El aprendizaje que tiene
lugar durante el proceso del logro de la vía es lo que importa. La escalada puede retarte
hasta la médula, lo cual es valioso y te permite aprender sobre ti mismo y ampliar tus
posibilidades. Te esfuerzas a fondo en una escalada, ganas conocimiento personal y
aplicas ese conocimiento (ese poder) en cualquier situación. Si una vía que esperabas que
fuera difícil resulta que es fácil y no te cuesta, entonces pierde la mayoría de sus
beneficios. Recuerda la importancia de sentirse retado. Una vez que entramos en acción
en la vía, olvidamos rápidamente por qué estamos ahí.
Además de ser consciente de tu motivación por escalar vías desafiantes, también es
importante darte un espacio para aprender. Esto supone mantener una mente abierta
respecto a tus capacidades y tus percepciones sobre las dificultades que estás
afrontando. Puede que te veas a ti mismo como un escalador de 5.9 (6a). A primera vista,
esto suena a una simple descripción, pero demasiado a menudo es un problema y una
creencia rígida. Muchos escaladores de 5.9(6a) con los que he trabajado se dan cuenta
38
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
rápidamente de que pueden hacer vías de 5.10 (6b) simplemente deshaciéndose de su
firme creencia de que son demasiado duras para ellos.
Aprender y crecer es un proceso de modificación de tus creencias. Si estás atado a tus
creencias, no desearás modificarlas. Cuando te identificas con tus creencias, te anclas a
ellas. Sin darte cuenta te pones a la defensiva cuando están amenazadas. Te sientes
amenazado personalmente. En el capítulo dedicado al proceso de TOMAR CONCIENCIA,
introdujimos la idea de que tú no eres tus creencias. Sé consciente de eso. No permitas
que los sentimientos inconscientes de tu instinto de supervivencia te aten a creencias
limitadoras.
Para que el aprendizaje sea eficaz, hace falta una mente abierta. Ser abierto de mente
significa que no rechazas información nueva sin antes evaluarla y, si es útil, hacer un
intento sincero de incorporarla a tu forma de pensar. Pero ¡cuidado! Poca gente admite
realmente que son o se sienten cerrados de mente. El ego no lo per- mite. Nos
engañamos a nosotros mismos con la idea de que somos objetivos y abiertos, cuando
puede que seamos cerrados y dogmáticos. De nuevo, la mente está llena de tretas sutiles.
Controlamos nuestra apertura de mente y nuestra motivación cuando prestamos atención
al contenido de nuestro diálogo interior.
Nuestros pensamientos adoptan la forma de palabras. Hablamos con nosotros
mismos, una parte de nuestra mente consciente con otra. Si este diálogo interno no fuera
tan común, podríamos pensar que es bastante raro: partes diferentes dentro de nosotros
que exponen y debaten asuntos. Semejante dialogo interno incluye, por definición, una
falta de integración de nuestro cuerpomente completo. Cuando nuestras acciones están
coordinadas, este mecanismo de diálogo parece apagarse completamente. Cuando
valoramos un riesgo o nos preparamos para actuar, sin embargo, podemos utilizar este
diálogo controlando conscientemente su contenido.
En su libro La cuarta dimensión, Paul Cho afirma que el centro del habla del cerebro
rige los nervios. Tus nervios influyen en tu cuerpo y en tus acciones físicas. Por esta
razón, un diálogo interior limitado puede malgastar grandes cantidades de atención y
poder. Si hablas de un modo limitador, tus acciones estarán limitadas. En cambio, si
hablas de un modo poderoso, tus acciones serán poderosas.
Hay cuatro técnicas que puedes utilizar cuando hables para influir en tus acciones. Estas
técnicas crean un lenguaje consciente.
Para hablar de forma deliberada:

Adopta una actitud de posibilidad.

Utiliza palabras de poder que sean activas, no pasivas,

Guía tus palabras en una dirección eficaz.

Habla con interrogantes.
Primero, adopta una actitud de posibilidad. El diálogo interior que tiene lugar en tu
mente contendrá pistas sobre la actitud que has adoptado inconscientemente. Hablar
contigo mismo de forma consciente también puede crear una actitud diferente. Si dices,
por ejemplo, «tengo los brazos demasiado cortos para ese paso», estas declarando
prácticamente que el movimiento es imposible. Sin duda, esta actitud provocará que no
seas capaz de hacer el paso. Sin embargo, si tu actitud es la de «esto es posible», tu
cuerpomente contempla situación de una forma positiva, como un reto que tiene que ser
superado. Si dices conscientemente «¿qué puedo hacer para llegar a ese agarre?», implica
que ese movimiento es posible y te estás dand6 posibilidades. Asegúrate de que tu
diálogo interior incorpora una actitud de posibilidad. Al expresar esta actitud, retienes
poder para actuar en la situación.
Segundo, utiliza palabras de poder. Usa palabras que retengan poder y te mantengan
activo.
Aquí hay un ejemplo de cómo la interpretación de una pregunta y las respuestas
resultantes pueden estar altamente influidas por las palabras utilizadas al formularla. A
continuación encontrarás las respuestas de una alumna ante un ejercicio escrito que
contenía las palabras problema, desafío y oportunidad.
Pregunta I: «¿Cuál es el mayor problema que encuentras para que tu actividad
mejore?» Respuesta: «Mi mayor problema es el miedo a caer».
Aquí, el miedo a caer de la alumna no se relaciona con ninguna acción. La respuesta la
coloca pasivamente, bloqueada en la actitud de evitar la caída.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Pregunta 2: «¿Cuál es tu desafío principal para mejorar tu actividad?» Respuesta: «Mi
mayor desafío es saber cómo actuar ante una caída»Esto es más útil. Saber cómo actuar ante una caída se orienta más a la acción y tiene el
elemento de búsqueda de afrontar el miedo y superarlo.
Pregunta 3: «¿Cuál es tu principal oportunidad para mejorar tu actividad?» Respuesta:
«Mi oportunidad principal es practicar caídas para no temerlas y así disfrutar más
escalando».
Ahora la alumna tiene un plan. Ha indicado la acción específica que puede realizar, y
además ha establecido un elemento importante de motivación para combatir su miedo:
disfrutar más escalando.
Tercero, habla de forma asertiva, en una dirección en la que los resultados positivos sean
posibles. Es frecuente mantener un diálogo interior pasivo o inverso. Un ejemplo es «no
olvides las llaves». Aquí comienzas por una negación de algo que no quieres que pase. Para
el inconsciente esto es confuso e ineficaz. Dispersa la atención. Introduces la idea de
olvidar tus llaves y después te diriges a prevenir que esto ocurra. Es más directo decir
«acuérdate de las llaves». La palabra acordarse te guía hacia lo que quieres que ocurra. «No
te caigas» tiene la misma estructura que «no olvides las llaves». Es mejor decirte a ti mismo
«permanece en equilibrio» o «sigue avanzando». Si te centras en avanzar y mantenerte en
equilibrio, hay poco espacio mental para preocuparte por caer o de hecho caerte. Tu
atención está en hacer algo que te da poder, no en evitar algo que te limita.
Cuarto, cuando afrontes un obstáculo, háblate en preguntas mejor que en afirmaciones.
Las afirmaciones no te dejan opciones.
Pueden ser o verdaderas o falsas. Si estás en medio de un reto, no sabes si tus
afirmaciones van a ser verdaderas o falsas. Sentenciar que «esa caída es demasiado
peligrosa" te deja en estado pasivo. No estás analizando lo peligrosa que es la caída ni qué
puedes hacer para reducir el peligro. Las preguntas, en cambio, aportan información para
considerar y envían una demanda a tu subconsciente para buscar soluciones. Una
alternativa podría ser decir ¿cómo de peligrosa será esa caída?» y «¿qué puedo hacer para
que sea más segura?» Estas preguntas te mantienen dentro del proceso de solución de
problemas.
PAL ABR AS D E P OD ER
HAY palabras que, simplemente, no son útiles para el guerrero. Tendemos a utilizar
palabras de forma repetida, sin pensar en lo que significan. Internamente, sin embargo,
sabemos lo que quieren decir y las respondemos inconscientemente. Algunas palabras
son innecesariamente pasivas, otras están cargadas de un modo u otro. Muchas palabras
que utilizamos normalmente son figuras del habla habituales que pueden tener un
significado oculto. Las acciones obedecen las palabras que utilizamos. Para actuar
deliberadamente, debemos hablar deliberadamente. Haciéndolo, contribuyes a conservar
el poder y utilizarlo con exactitud.
Entre las palabras que has de dejar de utilizar están éxito y fracaso. Éxito y fracaso
etiquetan tu actividad de una forma que infravalora el proceso de aprendizaje. Cuando
escalas, haces un esfuerzo. Ese esfuerzo tiene un resultado. En vez de calificar el
resultado de éxito o fracaso, céntrate en tus acciones, en qué te ha ayudado y qué
podrías cambiar la próxima vez.
Bien y mal son palabras cargadas. Normalmente, representan juicios simplificados
basados en valores inconscientes. Un ejemplo fácil es el de buen o mal tiempo. La lluvia
puede ser mala para un escalador que quiere ir a escalar, pero para un agricultor puede
ser buena. ¿La lluvia es buena o mala? Obviamente, ninguna de las dos cosas. La lluvia es
lluvia. Cuando estés describiendo un tiempo lluvioso, céntrate en los hechos y describe la
lluvia. Si te has caído, no digas que es una mala actividad. Simplemente describe la
actividad.
Otra palabra que el guerrero no usa es preocupado. Preocuparse es una forma pasiva
del miedo, que significa «producir intranquilidad, temor, angustia o inquietud algo que
ha ocurrido o va a ocurrir». No quieres estar intranquilo o angustiado, así que no te
preocupes. Ocúpate de forma activa. Mejor aún, sé curioso.
La gente suele utilizar la expresión «ten cuidado. Consiste en permanecer en guarda o
cauteloso en vez de receptivo ante la situación. Tener cuidado es pasivo. Si existe un
peligro, tendrás que prestar atención de forma activa para mejorar tu capacidad de
respuesta. Un guerrero no es cuidadoso, es observador y presta atención. En su libro
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Psico-cibernética, Maxwell Maltz sintetiza este pensamiento con la expresión «no tengas
demasiado cuidado».
A menudo, la gente dice «tengo que» cuando se refiere a una tarea que los desagrada.
«Tengo que trabajar todo el tiempo» implica que no te queda ninguna alternativa. En
realidad escoges trabajar. El trabajo te genera ingresos para cosas que has decidido que
son importantes, como la comida o el colegio de tus hijos. También podrías escoger
renunciar al trabajo y aceptar las consecuencias. De lo que se trata es que es tu elección.
Tú eres el responsable. Al utilizar la forma de hablar habitual, sin embargo, creas una
realidad ficticia en la que no tienes la culpa de nada. Finges ser una víctima pasiva de
unas circunstancias que te libran convenientemente de responsabilidad. Puede que
declines una invitación a cenar diciendo «tengo que estudiar». De hecho, escoges
estudiar, pero no quieres decir eso porque te parece que herirás los sentimientos de
quien te invita. El engaño se puede complicar bastante. Después de una semana
ensayando una vía, puedes decir enojado: «¡Tengo que empezar a entrenar!» ¿Qué
quieres decir? No mucho, en realidad. Finges regañarte. Es una forma falsa de ocultar la
situación, darle la vuelta a las palabras y eludir la responsabilidad. Es un modo de evitar
decir «escojo empezar a entrenar».
Un guerrero no utiliza la palabra intentar. Steve Petro suele decir que «intentar es
mentir». Intentar es un elemento de imprecisión que te proporciona una excusa. Implica
que puede que no lo consigas, y si no lo haces, no será tu culpa. Intentar significa que te
estás escudando inconscientemente en factores desconocidos que pueden impedir que
alcances tu objetivo.
Cuando hablas de esta forma imprecisa pones un límite verbal a tu poder. Deseas
traspasar el poder a algo misterioso fuera de tu control. En realidad, existen numerosas
maneras de mejorar tu actividad que habrás pasado por alto. Ése es el reto: darse cuenta
de esos detalles sutiles y actuar instantáneamente con poder, no simplemente intentarla.
No te ates a las viejas normas habituales de esfuerzo mental.
En vez de decir «lo intentaré», un guerrero dice «lo haré». Su intención es hacerlo lo
mejor que pueda, pero no pone un límite a sus esfuerzos. Sabe que no es perfecto y que
puede que no lo haga. La diferencia es que también sabe que no es útil enfatizar esta
posibilidad con una palabra reductora de poder como intentar. Para él, hacer la vía
significa principalmente implicarse en el proceso; el resultado importa menos. Cuando la
gente habla de intentar, están pensando en el resultado en vez de en el proceso de
aprendizaje. Un guerrero no intenta porque se está refiriendo a su esfuerzo, y el esfuerzo
es algo que se aplica, no que se intenta.
CÉ N TR AT E E N T I MI S M O
EL proceso de TOMAR CONCIENCIA te ayuda a ser consciente de las muchas fuentes de
poder que hay en ti y de las muchas maneras en las que las malgastas. La vida ES SUTIL
trata de tomar ese conocimiento y moldear conscientemente tu cuerpomente para que sea
una unidad más eficaz y poderosa. El modo en que nos ponemos de pie, la expresión de
nuestras caras, cómo respiramos y cómo hablamos con nosotros mismos; todo esto
contiene oportunidades sutiles para obtener o desperdiciar poder. Las cosas pequeñas son
inmensamente importantes. Dan Millman afirma que «cada acto es un acto de voluntad
deliberado. Incluso cuando estés atándote los zapatos, hazlo de forma impecable.»
Cuando afrontes un reto de escalada, recoge y centra toda la atención disponible en ti.
Guía tu diálogo interior por los canales de poder. Haz una inspiración profunda, expira
intensamente y relaja la cara para liberarte de cualquier mueca. Acerca tu cadera a la roca
y echa hacia atrás los hombros. La palabra de acción para la vida ES SUTIL es centro. Esta
palabra te recordará la esencia de este capítulo y te ayudará a centrar la atención como
guerrero.
41
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Capítulo 3
Aceptar la responsabilidad
EL tercer paso del guerrero es Aceptar la responsabilidad. Hasta aquí, has taponado
los sumideros de poder y las fugas de poder para retener la atención. Has recogido y
condensado la atención en tu interior para que esté disponible para el reto de escalada.
Al ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD, utilizarás tu atención —tu poder— para abrirte paso
entre los engaños y las creencias erróneas de la situación que estás afrontando,
reemplazándolas por acciones útiles y por un enfoque poderoso. Usarás tu mente de
guerrero para discernir los contratiempos que pueden sabotear tu actuación y para dirigir
tu atención de forma activa hacia aquello que la mejore.
En nuestra sociedad encontramos fuertes influencias que nos inducen a no asumir
responsabilidades. Esperamos que en cada cruce de la carretera haya una señal de stop y
que cada peligro de las pistas de esquí esté señalizado. Los tribunales están llenos de
demandas que pretenden atribuir a los suelos mojados o al café caliente daños que son
claramente el resultado de nuestra propia falta de atención. Hemos hecho que sea
responsabilidad de los gobiernos dictar leyes que nos obliguen a utilizar el cinturón de
seguridad. Este tipo de fenómenos potencia nuestra tendencia habitual de culpar a los
demás de nuestros propios errores. Interiorizamos, de forma lenta pero firme, la
convicción inconsciente de que nuestra seguridad es responsabilidad de otra persona.
Escalar, por su naturaleza, tiende a ser contraria a esa influencia socializadora, pero la
mayoría de nosotros continúa cargando con ese lastre.
El ego de nueva participa en la elusión de responsabilidades. Está constantemente
equiparando la autoestima con los logros y actuaciones. Todos tenemos la necesidad
innata de sentimos bien con nosotros mismos; cuando el ego tiene el control, tendemos a
auto- protegernos transfiriendo la responsabilidad por nuestra mala actuación a otra
persona o cosa. El ego es astuto; cuando acusa, intenta parecer objetivo y racional, pero
su lógica tiene una única meta: potenciar una imagen de uno mismo derivada del
exterior. Esta táctica defensiva merma el poder que tenemos para responder de forma
eficaz ante un reto.
El ego tiene cuidado de que sus maquinaciones no sean demasiado evidentes. Sabe
cómo seleccionar sus batallas. Así, la mayoría de nosotros asume la responsabilidad
frente a asuntos que hemos causado de forma obvia, especialmente si no amenazan
gravemente al ego. Si bebemos demasiado una noche, probablemente aceptaremos la
responsabilidad de la resaca la mañana siguiente (incluso aunque intentemos echarle la
culpa al vino barato). Si se nos cae un plato y lo rompemos, la mayoría de nosotros puede
aceptar su culpabilidad. Sin embargo, si la causa del suceso no es tan evidente, la
situación es más confusa o el hecho nos incumbe de forma más personal, entonces
solemos caer en algún tipo de actitud de no aceptación.
Supón que estás jugando al baloncesto en el descanso del trabajo y sufres un esguince
en el tobillo. Justo acaba de empezar la temporada primaveral de escalada y has estado
entrenando duramente con vistas a un viaje de escalada próximo. Ahora vas a tener que
usar muletas durante seis semanas. El incidente te parece un golpe de mala suerte
terrible, una verdadera injusticia. Pasas horas enteras deseando que nunca te hubiera
ocurrido. Echas la culpa de tu lesión a los «estúpidos juegos de pelota». Incluso culpas en
secreto a tus compañeros de trabajo por haberte convencido a jugar al baloncesto. Andas
deprimido, amargado y sintiendo pena de ti mismo. Durante todo este proceso, estás
perdiendo poder.
Te sería mucho más útil un pensamiento activo, con el que puedas hacerte con el
control de la mayor parte posible de la situación. Escogiste jugar al baloncesto y te
lesionaste. Esos son tos hechos. Desear no haberte lesionado no te ayuda.
Responsabilizar a las irregularidades de la cancha de baloncesto o a tus compañeros tan
sólo dispersa una atención que, de otro modo, podrías utilizar para un beneficio tangible,
como analizar los fallos de tu técnica de lanzamiento o de tu elección del calzado, o
buscar un buen programa de rehabilitación.
42
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Incluso si tu lesión fuera más grave y la
causa te fuera totalmente ajena, todavía te
quedaría un enfoque de elección y poder.
Quizá fuiste atropellado por un conductor
borracho.
Escoger
no
aceptar
la
RESPONSABILIDAD
por
tu
situación
mantiene tu atención ocupada en culpabilizar y desear, dejándote pasivo e
impotente. Tu atención se pierde en
asuntos que no pueden cambiar, por lo
que deja de estar disponible para
ocuparse de tu rehabilitación. El famoso
escalador Eric Weihenmayer, ciego, y Mark
Wellman, parapléjico, son excelentes
ejemplos de lo contrario de una
mentalidad pasiva, culpabilizadora y
anhelante. Han escogido contemplar sus
desgracias como desafíos que les
permiten ganar un excelente sentido del
aprendizaje y del logro. Han obtenido
mucho más en el ámbito de poder
personal de lo que han perdido con sus
carencias físicas. Hace muchos años,
cuando vivía en Wyoming y solía escalar en
el cañón de Fremont tuve una experiencia
interesante relacionada con el poder que
te da aceptar una situación tal como es.
Steve Petro y yo estábamos intentando
llevarnos la segunda ascensión de una vía
César Ciudad Chaco concentrándose antes de participar en el
de fisura llamada Morning sickness. En la
Campeonato
de España de Dificultad celebrado en Aviles (Asturias)
primera ascensión se nos anticiparon a los
en agosto de 2004.
locales Mark Wilford y Skip Guerin, dos
escaladores con talento que pasaron por
Colorado en 1983. Steve y yo estábamos ansiosos por hacer la segunda ascensión para
ver si podíamos igualar la destreza de los visitantes.
La vía era bastante difícil y empezaba a unos tres metros por encima del agua del río
North Platte. Comenzaba con un techo de un metro y medio y después era vertical hasta
el final. Para superar el techo había que hacer un lanzamiento hasta un empotramiento
estrecho que se encontraba pasado el techo. Yo apenas conseguía hacer el lanzamiento,
pero al intentar salir de ahí me frustraba una y otra vez. A Steve, unos cinco centímetros
más bajo que yo le costaba más llegar al empotramiento. Trabajamos en la vía durante
varias visitas, y en cada intento Steve se quejaba por ser demasiado bajo.
Al final me harté de sus excusas y, más por aburrimiento que por sabiduría de
guerrero, le dije que dejara de quejarse y que aceptara su estatura. Le dije que ya no iba
a crecer más y que el techo no iba a encoger. La siguiente vez que fuimos a la vía ambos
conseguimos completarla. Años más tarde me confesó que le había marcado mucho lo
que le había dicho. Mis comentarios le hicieron darse cuenta de su actitud de eludir la
responsabilidad y le permitieron aceptar la situación tal como era. Cuando dejó de gastar
atención en quejarse y fue directamente a por el reto, todo su enfoque cambió. Enseguida
analizó con precisión los relieves de la roca que le servían y se dedicó plenamente a
utilizarlos de la mejor forma posible: eso fue todo lo que hizo falta.
Las actividades más destacadas se realizan cuando se lleva a cabo este tipo de análisis
de la realidad. A veces parece que estamos muy concentrados y no nos cuesta escalar,
otras veces parece que nos estamos peleando con la roca. Al final acabamos por
hartamos de nosotros mismos, nos deshacemos de las excusas y dirigimos nuestra
atención hacia una actuación reactiva. Aunque el enfado nos proporciona ese nuevo
enfoque, no deja de ser una carga extra. El arte consiste en mantener una actitud
calmada y poderosa cuando el reto requiere tiempo y esfuerzo o ambas cosas. En su
video sobre la primera ascensión en libre de la Nose de El Capitán. Lynn Hill resumió muy
bien su actitud durante el prolongado e intenso programa de entrenamiento en el que se
embarcó. Realizó varios intentos épicos a la vía, cada uno de los cuates era muy costoso
en cuanto a tiempo y esfuerzo: «A lo largo de los meses de preparación, practiqué una
actitud de aceptación. No importaba cuál fuera la situación, me esforzaba por
permanecer paciente y relajada en cada paso del camino.»
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
EL UD IR Y A C EP TA R
LOS dos peores enemigos de aceptar la responsabilidad son el distanciamiento de la
realidad y el pensamiento pasivo. El comportamiento anhelante («me gustaría que estos
agarres fueran más grandes», «me gustaría ser más alto») encarna ambos. Soñamos con
una realidad alternativa de agarres más grandes y brazos más largos, y canalizamos
nuestra atención hacia esa fantasía. La atención que se pierde en la fantasía no está
disponible de forma activa para analizar, por ejemplo, cuál es la mejor forma de utilizar
los agarres existentes. Esperar es tan pasivo como desear, con la diferencia de que en vez
de crear nuestro propio mundo de fantasía, dirigimos la atención a esperar que aparezca
un mundo más propicio para nosotros. Cuando decimos «espero hacer esta vía»,
afrontamos el esfuerzo de forma pasiva. Nos engañamos a nosotros mismos pensando
que alguna fuerza exterior, y no la simple calidad de nuestro trabajo, determinará el
resultado. Esperamos golpes de buena suerte en vez de actuar con habilidad para
conseguir nuestro objetiva
De todos los errores, el más pasivo es la actitud de víctima. Nos convencemos de que
nos han sucedido tantas desgracias que no podemos soportar la responsabilidad de
hacernos cargó de nuestras vidas y mejorar nuestra situación. La actitud de víctima puede
llegar a ser tan obvia, que a un observador exterior le puede resultar cómica.
Probablemente, todos podamos encontrar ejemplos de comportamientos del tipo pobre
de mí en nuestros amigos. Esta actitud también puede ser sutil. Por ejemplo, algunos
escaladores tradicionales que conozco exponen argumentos enrevesados para justificar
por qué no destacan en la escalada deportiva. Se resisten a esforzarse hasta el punto de
caerse. Cuando se les pregunta por ello, puede que lo admitan, pero con demasiadas
explicaciones: «Soy un escalador clásico que aprendió que el de primero no se cae, así es
que es normal que no me encuentre cómodo en las caídas». Esto es una treta del ego,
que desempeña el papel de víctima, ya que la realidad es sencillamente que está atado a
un viejo hábito cómodo, pero limitador. Es verdad que hay determinadas situaciones,
como algunas vías clásicas que tienen los seguros muy alejados, en las que una caída
podría producir una lesión grave, No me estoy refiriendo a esas vías. Establecer la norma
de que el que va de primero no puede caerse, nos limita y hace que nos quedemos
atascados en los viejos hábitos.
El escalador clásico puede complicar más sus teorías sobre la caída y la escalada
deportiva con argumentos morales. En realidad, todo el tema de aceptar la
responsabilidad suele llevar una carga moral. Para el guerrero, sin embargó, ACEPTAR LA
RESPONSABILIDAD no es un asunto moral. Las preocupaciones del guerrero son pragmáticas, y bien y mal son conceptos inadecuados para el trabajo. Al no aceptar el máximo
de responsabilidad, disminuimos nuestra capacidad de actuación y, por tanto, nuestro
poder. Aprender cómo responder ante los retos exigentes de un modo que incremente
nuestro poder es una de las tareas más importantes del guerrero.
DE SCR IB IR OB J E TI VA M E N T E
UN componente importante del proceso de aceptar la responsabilidad es recopilar
información objetiva. No obstante, la objetividad puede ser sorprendentemente esquiva.
Nuestras expectativas hacen que perdamos la objetividad.
El principal modelo de indagación objetiva es la investigación científica. El científico,
un observador experto, examina cuidadosamente los datos, formula hipótesis y dirige
sus experimentos a comprobar rigurosamente esas hipótesis. ¿Qué podría ser más
objetivo? Incluso en las ciencias más duras, sin embargo, las expectativas y las
asociaciones parecen influir en los resultados. Por ejemplo, en los comienzos de la
investigación en física cuántica, los científicos intentaron determinar si la luz estaba
compuesta de partículas o de ondas. Algunos científicos diseñaron experimentos para
detectar en la luz características de las ondas, como interferencias, mientras que otros
experimentos fueron ideados pensando en el comportamiento de las partículas. Cada
tipo de experimento encontró lo que estaba buscando. Finalmente, se demostró que la
luz era una misteriosa entidad que presentaba características de ambas, tanto de las
ondas como de las partículas, un resultado que al principio no había sido considerado.
Incluso en la ciencia, por tanto, las expectativas asociadas a una investigación pueden
socavar la objetividad pura.
En nuestras indagaciones personales, la objetividad es todavía más escurridiza. A
menudo nos mentimos a nosotros mismos de forma consciente. En su libro El regalo del
miedo, Gavin de Becker narra una buena historia sobre expectativas y autoengaño. Un
hombre estaba solo en casa y escuchó un ruido en la planta de abajo. Fue a comprobar
qué era, diciéndose a sí mismo, como muchos habríamos hecho, que sólo iba a
«asegurarse de que todo estaba bien».
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
«Asegurarse de que todo está bien», sin embargo, no es una descripción objetiva. En
realidad, distorsiona la tarea. El hombre escuchó un ruido y su intuición asoció ese ruido
con el peligro. En cambio, ser honesto consigo mismo sobre el posible peligro habría sido
demasiado temible. Encubrió el peligro fingiendo que bajaba simplemente a verificar la
seguridad de la situación.
El intento inconsciente del hombre de controlar su miedo le creó una expectativa que
influyó en su capacidad de percibir la situación como realmente era. En vez de afrontar su
búsqueda con la expectativa de encontrar un peligro, el hombre bajó con la expectativa
de no encontrar nada. Esto afectó a su capacidad de tomar las precauciones adecuadas y
de actuar atinadamente frente a lo que descubrió: ¡un intruso!.
El miedo puede influir en la objetividad, pero el autoengaño también deriva de otras
fuentes diferentes. La justificación es otra forma de mentirte a ti mismo.
Un ejemplo podría ser una persona que está robando sellos a su empresa. Este es un
acto aparentemente insignificante, pero es la estructura de la justificación y no la
magnitud de la ofensa, lo interesante de analizar. El ladrón de sellos respalda la idea de
que robar está mal. Al sustentar ese principio, no puede admitir ante sí mismo que en
realidad está robando sellos. Se dice a sí mismo que su sueldo está por debajo de lo que
merece y que la empresa le debe al menos unos cuantos sellos baratos. O se dice a sí
mismo que su correspondencia personal beneficia a la empresa de alguna manera.
Muchos utilizamos un esquema de justificación similar para excusarnos a nosotros
mismos ante la severidad de nuestras creencias. Una persona corriente es bastante
creativa con las pequeñas justificaciones que llega a inventar para convencerse a sí
misma de que sus acciones están dentro de tos límites de su pretendida ideología. Pero si
nos confrontamos de forma rigurosa con nuestras palabras y acciones, sabemos que
estamos mintiendo. Hace falta una honestidad escrupulosa para darse cuenta de esto.
Para limpiar todo el sistema, hay que eliminar las pequeñas mentiras de nuestra vida
diaria. Si dejas de mentirte a ti mismo acerca de unos sellos, te dejarás de mentir acerca
de tu escalada, de por qué no estiras, o de por qué dejaste que tu compañero fuera de
primero en tu lugar. Pasas a aceptar la realidad, y la realidad es una maestra más eficaz
que la ilusión.
Engañarte a ti mismo es igual que mentirte, pero lo haces de forma consciente. He
escuchado y leído a escaladores que aconsejan que te engañes a ti mismo con el fin de
creer que eres capaz de hacer algo. Incluso aunque esta táctica lograse algún tipo de
beneficio a corto plazo, tiene un enfoque absurdo.
Si estás en una vía expuesta, preparándote para hacer el tramo clave, y te dices a ti
mismo «tengo una chapa justo en la cara», estás creando de forma intencionada una
situación fantasiosa. Puede que logres reducir tu tensión, pero engañarte a ti mismo es el
modo más probable de implicarte en riesgos que no son adecuados ni valiosos en último
término. La meta del guerrero de la roca no es hacerse sea como sea con una
determinada vía. Es obtener poder personal. Consigue ese poder haciendo incursiones en
lo desconocido con la intención consciente de afrontar un riesgo: un riesgo adecuado que
le permita aprender, pero que no le cause lesiones ni la muerte. En vez de engañarte a ti
mismo inventando una situación falsa y no temible, deberías dirigir toda tu atención a la
situación real. ¿Dónde está el seguro anterior? ¿Dónde está el siguiente? ¿Cómo de grande
es la caída potencial? ¿Cuántas fuerzas me quedan? ¿Porqué me siento dubitativo o con
miedo? Estas cuestiones te permiten aprender de la situación y te conducen a una mejor
comprensión, al crecimiento y al poder. Esa es la meta, y no superar el tramo difícil. Has
de comprender el riesgo (la realidad de la situación) lo más claramente posible. Engañarte
a ti mismo es actuar en contra del proceso.
La experiencia pasada es otra fuente de autoengaño. A menudo, la gente empaña sus
percepciones mirando a través de asociaciones de ideas, metáforas y recuerdos, en vez
de describir las cosas en el momento. Los escaladores lo hacen todo el tiempo. Cuando
contemplas una fisura, ¿filtras tu percepción con tus experiencias pasadas o la miras de
forma objetiva? Vamos a examinar tres formas de no objetividad que provienen de un
exceso de confianza en las experiencias pasadas.
La asociación consiste en conectar ideas en tu cerebro. Si piensas en una cosa, piensas
en la otra. Por ejemplo, puede que asocies la escalada de fisuras con el dolor. ¿Se ve
dolorosa una fisura? ¿Cómo puede algo verse doloroso? Si ves dolor en una fisura, estás
asociando. Otros escaladores podrán ver una fisura sin pensar en dolor, y escalarla sin
sentirlo. Tú, por lo visto, has tenido experiencias dolorosas al escalar fisuras, y ahora lo
asocias. Separa los dos componentes de esas experiencias y podrás comenzar el proceso
de aprender a escalar fisuras sin dolor.
Una segunda forma de no objetividad es la metáfora. Es un proceso por el cual
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
representas algo atribuyendo a una palabra un sentido figurado. Por ejemplo, si ves una
fisura como una herida, entonces estás pensando en la fisura de una forma metafórica. Si
piensas de este modo, automáticamente transferirás a la roca las emociones que asocias
a las heridas, pero que no pertenecen a las fisuras. Las heridas suelen tener
connotaciones negativas, lo que hace que las fisuras te sean repulsivas metafóricamente.
Los recuerdos también pueden contaminar tu objetividad. Las cosas nuevas pueden
recordarte otras parecidas que experimentaste en el pasado. Una determinada vía de
fisura (o quizá todas las vías de fisura) pueden recordarte a una ruta llamada Keyhole de
Shawangunks, con la cual peleaste desesperadamente durante el primer año que
escalaste. El recuerdo de Keyhole tiñe tu percepción de todas las fisuras y hace que ahora
evites ese tipo de vías.
Si la miras y la describes objetivamente, una fisura es una grieta de la roca con
contornos definidos, más vertical aquí y menos allí, más ancha aquí y más estrecha allá.
Puedes empotrar en ella diferentes partes del cuerpo e instalar protecciones tales como
empotradores o friends. Estas características no tienen nada que ver con las asociaciones
que haces acerca de la escalada de fisura en general, ni con las metáforas o los recuerdos
que tienes de fisuras específicas de tu pasada Ser consciente de las asociaciones, las
metáforas y los recuerdos te puede ayudar a describir la situación más objetivamente, y a
desprenderte de los aspectos limitadores de tu experiencia pasada.
ES C AL A DA RE SP ON SA BL E
LIMPIAR
tu mente del pasado y de los sutiles hábitos del engaño ayuda a tener una
mirada nueva para recopilar información útil que te ayude a escalar. Vamos a centrarnos
en recopilar esa información, en discernir la verdadera naturaleza del reto que tienes
delante.
La habilidad de los escaladores para resolver problemas presenta una gran variedad de
defectos. Muchas veces reaccionamos de forma excesiva ante un obstáculo inesperado
antes de estar seguros de lo que implica ese obstáculo. Tendemos a desear que la
situación fuera diferente, en vez de concentrarnos en qué podemos hacer dadas las
circunstancias.
Para ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD de asumir un riesgo, tenemos que saber qué
estamos asumiendo. En la escalada estamos con demasiada frecuencia bajo el dominio
del miedo fantasma, un miedo vago y molesto de origen desconocido. Puede que
semejante miedo no tenga una base real. O al contrario, puede que el miedo indique un
peligro real. En cualquier caso, el miedo tiene un valor protector limitado, a no ser que
podamos identificar el peligro específico que lo está provocando. Normalmente, el miedo
fantasma es simplemente un miedo general ante lo desconocido, al mundo exterior a
nuestra zona de confort.
El miedo fantasma hace que afrontar un riesgo conlleve un esfuerzo. Esto es
beneficioso hasta un punto, porque sin esa resistencia a afrontar riesgos, podríamos
estar escalando octavos sin cuerda y matándonos. Sin afrontar riesgos, en cualquier caso,
nunca podremos aprender nada, ni ampliar nuestra zona de confort y progresar. Para
afrontar los riesgos adecuados, y hacerlo bien, tenemos que debilitar el miedo fantasma.
Por su propia naturaleza, el miedo fantasma no se puede analizar directamente. Es un
fantasma. Aparece cuando tu información sobre un peligro es demasiado vaga, y crece
cuando te fijas en él. Puedes disminuir el miedo fantasma mejorando tu comprensión del
riesgo y describiendo la situación de forma objetiva. Ten cuidado con las palabras que
utilizas en la descripción. Si dices «esta sección de la ruta tiene buenos agarres, pero
parece explosiva», no estás siendo objetivo. Buenos es un juicio de valor respecto a los
agarres. ¿Qué quieres decir con buenos? Si tu meta es que la vía te suponga un desafío,
buenos puede significar que los agarres son pequeños, romos y difíciles de utilizar; pero
probablemente hayas querido decir lo contrario. Al decir buenos, enturbias la realidad
con deseos e intenciones poco meditadas.
Limítate a los hechos. Una descripción más objetiva seria: «Los agarres parecen
planos, de unos cuatro dedos de ancho y una falange de profundo». Recuerda que es
importante utilizar las palabras precisas y mantener una objetividad radical. Estás
involucrado en una doble búsqueda de información. Por una parte, buscas información
relacionada con la roca. Por otra, e igualmente importante, quieres descubrir qué podría
haber en tu mente que te está haciendo dubitativo, incompetente o poco preparado.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
AN AL I ZAR EL R ET O - VA L O RAC I ÓN D EL RI ES G O
ANALIZAR significa dividir en partes. Tomado como un todo, un reto de escalada
puede ser sobrecogedor. Dividido, se hace
más manejable. Cuando te embarques en
una escalada, te sumergirás en la
experiencia de forma global. Cuando te
estás preparando para un reto, puedes
dividirlo en partes. La escalada en si consta
de tres partes: la vía, las consecuencias de la
caída y el escalador. Primero está la ruta, la
vía entera o la sección que estás afrontando,
los posibles agarres y los puntos de seguro.
Es importante identificar qué tiene la ruta
qué te desafíe. En segundo lugar están las
consecuencias de la caída, las posibles
caídas que podrías llevarte desde diferentes
puntos de la vía. En tercero, el escalador
(tú), las habilidades y capacidades que
aportas a la escalada, concretamente
aquéllas que te ayudarán a actuar frente al
reto de la vía. En el proceso de ACEPTAR LA
RESPONSABILIDAD, nos centramos en definir
estos elementos del reto de la escalada. Nos
interesa hacer desaparecer las ilusiones y
recopilar los hechos útiles. En el siguiente
capítulo, DAR, nos centraremos en utilizar
esta información de forma eficaz.
Prim er a pa rt e - l a v ía
Primero, analiza la vía. Determina qué
tiene que te suponga un desafío. Hacer esto
te ayudará a identificar qué habilidades y
técnicas son las más importantes de evaluar Carlos García escalando en solo (sin cuerda) la Fiesta del bíceps (vía
en la tercera parte de tu análisis, la parte del
de 300 metros, 6c+) en el año 1989. La Visera, Mallos de Riglos.
escalador. Los detalles de cómo analizas
una sección o una vía variarán dependiendo del cipo de reto que hayas escogido. Si tu
meta es escalar a vista una vía deportiva, analizarás la parte de la ruta que puedas ver
desde el suelo, recopilando información que puedas utilizar durante el esfuerzo. Buscarás
lugares donde tengas oportunidad de descansar o las secciones clave de la vía. Una vez
que empieces. | puede que vayas bastante a la | carrera. Puede que todo lo que tengas
sea una oportunidad de análisis. En cambio, una vía clásica de varios largos que tenga los
seguros alejados y en la que por tanto, instalar protecciones sea la cuestión principal, no
la contemplarás tanto antes de empezar y luego escalarás más despacio y más
deliberadamente, evaluando las secciones.
Puedes mirar arriba, al siguiente largo, y buscar un lugar en el que consideres
bastante probable que haya un buen emplazamiento para un seguro. Puedes retroceder si
la vía resulta demasiado exigente o peligrosa.
Vamos a examinar con más detalle este ejemplo más complejo de la vía clásica.
Has escalado 9 metros desde la repisa de la reunión y te encuentras con una pared
lisa. Puedes distinguir una fisura horizontal tres metros más arriba, en la que estás casi
seguro de que encontrarás agarres grandes y podrás meter algún seguro, pero la pared
que conduce hasta ella tiene una pinta terriblemente lisa.
No está lisa, sin embargo. Los cantos y relieves simplemente son más sutiles. Al ir analizando los
relieves de la roca hasta la fisura, descubre regletas horizontales y afiladas por aquí y por allá,
pequeños agujeros por aquí y por allá, y posibles agarres laterales por aquí y por allá.
Después de unos cuantos minutos de semejante inspección, tu muro liso está repleto de
agarres. Ninguno tiene más de dos centímetros, y algunos son mucho más pequeños,
pero todos son potencialmente utilizables. Ahora no estás imaginando las secuencias
(aunque en la práctica, según vayas aprendiendo más, podrás combinar en cierta manera
los procesos de ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD y DAR). Tú meta es simplemente destruir
la ilusión de que el muro que tienes por encima está liso. Con esto, estás dando pasos
dentro de lo desconocido, disminuyendo los miedos fantasmas.
Lo siguiente es analizar las posibilidades del material que llevas. Tienes un friend
instalado firmemente justo debajo de los pies, pero te gustaría colocar otra pieza alta
aquí. No hay ningún emplazamiento, sin embargo, y el muro de arriba parece no tener
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
fisuras. Sí, a mitad del muro hay una pequeña muesca en la que parece que entrará algo.
También parece que hay agarres a su alrededor lo suficientemente grandes como para
poder pararte y colocar el seguro. Por tanto, como emplazamiento para seguros tienes
una buena opción para una pieza 9 metros más arriba, otra antes para un seguro
dudoso, y justo debajo de los pies un friend resistente.
De acuerdo, has analizado la vía. En la práctica puede que tardes más tiempo, quizá
trepes y destrepes para probar los agarres y las posibles posiciones del cuerpo. No
obstante, en favor de la brevedad y para mantener la atención en la esencia del proceso
de ACEPTAR LA RESPONSABILIAD, vamos a continuar con el resto del análisis.
Se g u nd a p ar te - las c o n s ec u e nc ias d e l a ca íd a
Segundo, analiza las consecuencias de una posible caída. Tu meta, de nuevo, es
discernir claramente qué estás afrontando y no dejarte impresionar o engañar por el reto.
«Si me caigo aquí», dices, «volaré unos dos metros y medio hasta ese sólido friend que
tengo debajo de los pies. Si subo los pies donde tengo las manos, entonces podré ver si
puedo meter algo en la muesca. Si no puedo meter nada y me caigo, entonces volaré
unos seis metros con la cuerda tensa, y todavía aterrizaré unos tres metros por encima
de la repisa. Si no puedo meter nada en la muesca y me caigo en el último paso antes de
llegar a la fisura horizontal, entonces podría golpearme contra la repisa.»
Este análisis no implica que en realidad quieras que se produzca ninguna de esas
caídas. Ese proceso de toma de decisiones vendrá después, en el paso de elegir. Tu único
objetivo ahora es analizar la situación clara y objetivamente, asumir la responsabilidad de
lo que estás afrontando y no engañarte a ti mismo, esconderte de los hechos o pasar por
alto información útil.
Por ahora dispones, dé una gran cantidad de argumentos que puedes utilizar contra el
miedo fantasma. Lo temible y desconocido ha sido sustituido por una idea precisa del
reto que vas a afrontar. Quizá estás más asustado que nunca. Las exigencias son
importantes: un reto de escalada clásico de cuerpomente. La mayoría de los escaladores,
sin embargo, se tranquiliza bastante al determinar claramente a qué se están
enfrentando. Saber es poder, reza el dicho, y lo desconocido asusta más porque no tienes
poder sobre ello. Saber exactamente qué estás afrontando es mucho más seguro que
avanzara ciegas.
Uña experiencia que me enseñó a no ignorar las consecuencias de una caída ocurrió
en 1979 cuando estaba escalando con mi amigo Steve Ariderson en Stone Mountain, en
Carolina del Norte. Stone Mountain es famoso por sus vías tumbadas de adherencia pura,
y por las distancias entre seguros. Había escalado allí el año anterior, encadenando sin
caídas algunas de las vías más difíciles. Después de aquella experiencia, adopté la actitud
de concentrarme solamente en la vía, otorgando poca atención a las consecuencias de
una posible caída. Si eres confiado o un poco gallito como yo lo era, esta actitud de a por
todas te sale sola en Stone, porque puedes escalar bastante rápido las placas tumbadas
sin tener que pensar demasiado los pasos concretos. Además, la inclinación de la pared
minimiza el sentimiento de exposición. Esta visión me permitió escalar varios largos
difíciles, hasta que me encontré sin salida en una ruta llamada Mercury’s lead.
Había pasado dos seguros y me encontré escalando a unos treinta metros del suelo y
a quince del último seguro. Logré ver el siguiente seguro, sólo unos tres metros más
arriba y a mi izquierda. Sin darme cuenta, había escalado siguiendo unas regletas que me
habían llevado hacia arriba y bastante a la derecha del recorrido habitual. La vía tenía un
grado de 5.9 (6a), pero yo había hecho una serie de pasos que me parecieron 5.10 (6b).
Ahora estaba sobre pequeños cantos de pies y manos, y me daba cuenta de que me
encontraba en un apuro. Hice unos leves esfuerzos de alcanzar el seguro de la izquierda,
pero los movimientos me parecieron demasiado delicados. Destrepé un poco, pero los
pasos que había superado para llegar hasta ese punto me parecieron demasiado difíciles
de destrepar.
Me enfrenté con la dura realidad: tendría que arriesgarme a dar el paso o caerme. Por
primera vez desde que empecé la vía, analicé las consecuencias de una posible caída.
Probablemente caería sobre la repisa poblada de árboles desde la que Steve me estaba
asegurando treinta metros más abajo. Me di cuenta de que había llegado a una situación
peligrosa sin haberlo previsto. No había analizado en absoluto las consecuencias de una
caída. Dudé durante unos cuarenta y cinco minutos, alternado las piernas para descansar
y sin llegar a decidirme.
Al final intenté los pasos. Las regletas eran pequeñas y romas, estaba desequilibrado,
apretaba con excesiva fuerza los pequeños agarres; y entonces me caí.
AI momento me encontré patinando con la espalda por la roca, Llegué a ver cómo
Steve recogía la cuerda sobrante. Fue como si el tiempo fuera más lento, pudo recoger la
cuerda suficiente para que yo no cayera en la repisa. Yo me aceleraba más y más por la
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
roca hacia abaja pero la cuerda se tensó antes de chocar con nada. Sobrevivía la caída
con sólo algunos rasguños en el tobillo.
Si hubiera analizado las consecuencias de una caída, podría haber decidido si el riesgo
era aceptable, en vez de simplemente aceptarlas consecuencias una vez que me encontré
con el problema. Podría haber hablado con Steve y elaborado un plan de aseguramiento.
Me podría haber preparado visualizando el mejor sitio por el que resbalar. Por suerte,
Steve estaba atento y respondió de forma instintiva recogiendo esos tres metros de
comba que me salvaron la vida.
En realidad, sin nosotros saberlo, mi casi terrible accidente fue del todo innecesario.
Los escaladores expertos de Stone Mountain tienen planes de emergencia excelentes para
cuando escalan estas vías. Los aseguradores permanecen sin atarse para poder correr
hacia abajo o hacia los lados de la pared o de la repisa, y así recuperar más metros de
cuerda y acortar la caída del compañero. El escalador que se cae se mantiene en
equilibrio de puntillas y trota por la pared mientras cae para evitar quemarse la piel de las
manos.
No conocí estas técnicas hasta más tarde, pero en ese momento aprendí simplemente
que no pensar en las consecuencias de una caída no es una estrategia sabia. Caerse
forma parte del proceso de la escalada y puede ocurrimos en cualquier vía. La lección
resultó todavía más valiosa cuando supe que el peligro de la misma caída se podría haber
reducido ampliamente con una previsión creativa y/o práctica.
T erc e ra p ar t e - e l es cal ad or
Tercero, analiza al escalador, las habilidades y aptitudes con las que afrontas la
escalada. Las situaciones potencialmente peligrosas son de algún modo las más fáciles.
Puedes definir el riesgo, analizarlo y asumir la responsabilidad de tu elección. ACEPTAR
LA RESPONSABILIDAD es más difícil cuando influyen las turbias maniobras del ego, en vez
de una preocupación real por la vida y la integridad.
Una de las mil cabezas del ego asoma cuando examinas tu actuación después de los
hechos. Un ejemplo típico es el de retirarse en una vía. Si renuncias, incluso en los casos
en los que estás seguro de haber tomado la decisión correcta, más tarde puedes empezar
a dudar de ti mismo. Tu ego todavía está atado a la recompensa externa de lograr una
ascensión difícil. Incluso aunque supieras en tu interior que estabas demostrando respeto
por el regalo de la vida al rechazar un riesgo extremadamente elevado e inapropiado,
puede que tu ego no esté convencido. Es un maquinador y quiere una escalada trofeo
para alimentar su inagotable apetito de gloria, utilizando tu vergüenza para obtenerla. El
ego, de todos modos, tiene únicamente el poder que tú le das. Al reconocer
conscientemente esta segunda suposición como un producto del ego, ya le estás
quitando fuerzas. Para acabar el trabajo, simplemente mira al dragón a los ojos y córtale
la cabeza.
No malgastes atención deseando haberlo hecho mejor con un comportamiento del
tipo si hubiera, si pudiera, si fuera. Una vez que has actuado, se acabó. No puedes
cambiarlo. Esconder los hechos dificulta el verdadero aprendizaje. Tu actividad, haya sido
como haya sido, fue la mejor que podría haber sido en ese momento. Acéptalo. La fuerza
física, tus aptitudes técnicas, tu capacidad para centrar la mente, tu nivel de motivación y
muchos otros factores, todo contribuye a tu actuación. Decir «lo podría haber hecho si lo
hubiera intentado realmente» es lo mismo que decir «lo habría conseguido si escalara
mejor». Saber cómo implicarse en la escalada, empotrar en una fisura difícil, sentirse
cómodo en presas pequeñas para los pies; todo esto son capacidades que hay que
perfeccionar con entrenamiento, al igual que adquirir fuerza. Estás afrontando los hechos
de manera más directa cuando dices «creo que ese momento de duda paralizó mi
compromiso». En vez de gastar la atención en lamentos o en el pensamiento de que
«podría haber...», acepta plenamente la responsabilidad de tus acciones, analiza y
aprende de tu experiencia y prepara el terreno para una mejor actuación la próxima vez.
Cuando analices al escalador, el objetivo es ver las aptitudes y las capacidades tal
como son, sin exagerar sus proporciones ni sentirse abrumado por la falta de ellas, ni
permitiendo que predeterminen cómo actuarás. Los distintos tipos de escalada requerirán
diferentes aptitudes y habilidades. Por ejemplo, las vías de deportiva de Rifle Mountain
Park, en Colorado, requieren resistencia y técnica de placa. Descubre qué aptitudes son
necesarias y analízalas de forma objetiva. Por ahora, simplemente queremos observar
claramente las aptitudes y capacidades que influirán en nuestra actuación. Más tarde, en
el proceso de dar, nos centraremos en cómo utilizar esas capacidades para tener la mejor
actuación posible.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
El último paso de analizar es aceptar plenamente lo que has encontrado. No te quedes
deseando que hubiera más agarres, más chapas, caídas más seguras o que tus brazos
fueran más fuertes. Acepta lo que has encontrado para así recopilar la información necesaria para analizar la situación lo más claramente posible.
Empezamos este capítulo resaltando algunos obstáculos frecuentes para la objetividad:
la asociación, la metáfora y los recuerdos. Después, realizamos un análisis objetivo del
riesgo, destacando algunos puntos en los que nuestra objetividad podría ser dudosa, y
dedicamos atención al elemento de la caída. Por último, vimos cómo el ego puede volver
después de tos hechos y oscurecer el análisis que hemos efectuado durante la situación
de riesgo. Vamos ahora a explicar en términos más generales el arte de la honestidad y de
ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD.
HO N ES TI DA D R AD IC AL
NO puedes actuar de forma eficaz basándote en una mentira. Si no eres honesto
contigo mismo, tu atención se reducirá y debilitará por el engaño. Los hechos que puedas
utilizar para actuar frente al riesgo no serán fiables. Nos mentimos a nosotros mismos
como un modo de eludir la responsabilidad por actos o resultados que incomodan a
nuestro ego. Hacemos esto de diferentes maneras.
Antes mencionamos la actitud de deseo, de esperanza y de víctima como formas de
pensar que nos impiden aceptar la situación tal como es y asumir la responsabilidad por
actuar de esa manera. Ahora vamos a examinar las acciones específicas con las que
eludimos la responsabilidad: culpabilizar, denegar, poner excusas, fingir y justificarse.
Al culpabilizar, transfieres la responsabilidad a algo o alguien, eximiéndote por tanto a
ti mismo de actuar para cambiar el resultado. Por ejemplo, durante un encadenamiento
tiras de la cuerda para chaparla a la cinta exprés, pero el asegurador no te da cuerda
suficiente. En el proceso de chapar el seguro, te caes. Le echas la culpa al asegurador.
Puedes escoger descargar sobre tu asegurador la responsabilidad del resultado, pero
¿cuánto te ayuda eso? ¿Qué parte te corresponde de que el asegurador haya tenido la
cuerda demasiado tensa? ¿Le dijiste cómo tenía que asegurarte? Quizá incluso te diste
cuenta de que estaba manteniendo la cuerda demasiado tensa. Querías que estuviera así
porque tenías miedo, y entonces esperabas que pudieras tirar de ella libremente cuando
lo necesitaras. Quizá incluso previste que iba a ocurrir ese problema, pero sabias que
estabas agotado y necesitabas la excusa de tener que chapar con la cuerda tirante.
Incluso aunque le indicases previamente al asegurador que mantuviera la cuerda floja, y
que él fuera el único responsable de llevarla demasiado tensa, ¿cuál es la mejor forma de
responder? ¿Centrarás tu atención en culpar al asegurador o ahorrarás ese poder para
hacer algo por mejorar la situación?
Negar es otro modo de eludir responsabilidad y perder poder. Por ejemplo, ibas a por
un encadenamiento y no lo consigues. Entonces dices «sólo estaba practicando». Esto es
un comportamiento de negación. No estás siendo honesto acerca de tu intención. Dices
que estabas practicando cuando, en realidad, estabas yendo a por ello con todas tus
fuerzas. Estás listo para encadenar, pero te atascas. ¿Por qué? No lo sabes, y la actitud de
negar no te ayuda a descubrirlo. En realidad, tienes un problema de motivación, que no
es diferente de un problema de fuerza o de técnica. Denegar te impide abordar tu
problema de motivación con las mismas técnicas de solución de problemas que aplicarías
en investigar una secuencia de movimientos. No consientas un comportamiento de
negación, que sólo produce ilusión y reduce tu capacidad de investigar cómo mejorar.
El comportamiento de excusarse también provoca una elusión de responsabilidad.
Puedes decir «tengo los antebrazos demasiado débiles». Eso puede ser verdad en parte,
pero ¿qué más contribuye a que tus antebrazos se agoten tan rápido? ¿Qué hay acerca de
tu respiración, tu equilibrio, cómo te calmas, cuánto estás apretando de más o cuántos
seguros has instalado? Es muy frecuente utilizar la excusa de unos antebrazos débiles
como motivo de una caída. Hay muchas, muchas razones, sin embargo, de por qué los
brazos se te han cansado tan rápido. La debilidad inherente probablemente no es una de
las más relevantes. En cambio, esa excusa simplemente impide que la atención aplique
técnicas para conservar la fuerza de tos antebrazos y escalar la vía.
Puedes fingir que escalar bien no es importante para ti. Si afirmas «no me importa no
escalar bien», probablemente estás fingiendo. Finges para calmar la decepción de una
actividad por debajo de lo normal. Estás mimando a tu ego. No estás siendo sincero.
Fingir que escalar bien no te importa hace más difícil que escales bien.
Al igual que fingir, un comportamiento de justificación es otra forma de mimar el ego:
«No puedo hacerlo, pero nadie que tuviera mi forma física podría hacerlo» . El ego
controla aquí la situación utilizando su típica treta de comparar tus acciones con las de
los demás, como si eso tuviera algo que ver con aprender o con poder personal. Has
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
justificado tu actuación externa mientras, a tu conveniencia, dejas a un lado los asuntos
reales, como por qué estás en baja forma, lo bien que escalas dada tu forma física o qué
podrías aprender de la experiencia. Has centrado tu atención en justificar tu actuación en
vez de aprender de ella e imaginarte cómo mejorarla. ¡Qué pérdida de poder!
Estos comportamientos no sólo vacían de atención el esfuerzo, sino qué además
dirigen esa atención hacia un trabajo negativo. Crean ilusiones, haciendo que sea más
difícil o incluso imposible analizar lo que realmente pasó en la experiencia y aprender de
ella.
AFR O NT AR L A R E AL I DA D
LA palabra de acción para este tercer proceso es aceptar. Esta palabra te recordará
qué abarca ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD: discernir claramente la realidad de una
situación retadora mediante la recopilación objetiva de información y el tratamiento
honesto de dicha información. Este proceso de aceptación nos ayudará a comprender las
distintas formas en las que solemos engañarnos a nosotros mismos o bien optamos por
un papel pasivo en vez de hacernos cargo de nuestro destino. Al ACEPTAR LA
RESPONSABILIDAD de todos los factores posibles, agrandamos nuestro campo de
influencia y minimizamos el poder que se pierde en factores que quedan fuera de nuestro
control. Al aceptar las cosas tal como son y al descubrir exactamente cómo son,
obtenemos poder. Dejamos de desear que las cosas fueran mejores, dejamos de desear
subir una vía milagrosamente, dejamos de echar la culpa de nuestra mala actuación a la
debilidad de nuestros antebrazos, al asegurador poco atento o al calentamiento.
Aceptamos la responsabilidad para reclamar poder.
Al aceptar estas responsabilidades, crecemos para aceptar una gran verdad: la vida es
difícil. Una vez que aceptemos la dificultad como algo natural y normal, dejaremos de
sentirnos ofendidos o intimidados cuando nos encontremos ante una lucha o una prueba.
Podemos considerar estas pruebas como oportunidades. Las experiencias difíciles nos
proporcionan el modo de aprender y nos ofrecen la oportunidad de valorar la facilidad.
Comprendemos la luminosidad por su contraste con la oscuridad, la felicidad por su
relación con la tristeza. Al abrazar esta dualidad de la experiencia, nos permitimos a
nosotros mismos encontrar la paz dentro de las dificultades en vez de malgastar nuestro
poder tratando de escapar de ellas. Nos trasladamos a una posición de poder
centrándonos en el germen de la oportunidad que está dentro de la dificultad, y
permaneciendo curiosos, explorando la realidad en vez de evitarla.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Capítulo 4
Dar
EN el proceso de ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD examinamos la realidad. Hablamos
sobre ser honestos con el papel que desempeñamos en los sucesos para así obtener
poder, y sobre cómo reconocer las trampas ideadas por el ego que nos tientan a eludir la
responsabilidad. Hablamos también sobre el arte de recopilar información objetiva para
disipar el miedo fantasma. El paso de DAR del guerrero utiliza los hechos descubiertos, y
su aceptación, para crear de forma activa una actitud poderosa con la que afrontar el
reto. El proceso de DAR nos ayuda a centrarnos en qué tenemos que DAR al esfuerzo más
que en la dificultad del desafío, dar es el último paso de la preparación antes de empezar
la transición a la acción.
Nuestra sociedad premia la consecución del logro, pero es menos efectiva al estimular
el esfuerzo que conduce al logro. Nos encantan las fórmulas del estilo ganar dinero fácil.
Jugamos a la lotería. Confiamos en los planes de adelgazamiento que prometen que
perderemos peso mientras dormimos o simplemente bebiendo batido de chocolate.
Quizá la pereza de los humanos sea inherente, pero estas influencias omnipresentes en
nuestra sociedad establecen una realidad falsa, en la que los resultados se pueden
conseguir sin esfuerzo por nuestra parte. Muchos de nosotros crecimos creyendo que
nos pertenecía una vida digna, que es obligación de la sociedad ofrecernos una forma
satisfactoria de ganarnos la vida y no nuestra propia responsabilidad el inventarla.
En general, somos educados socialmente para tener una forma de pensar receptora. Nos
orientan hacia el imaginario sueño americano, y no nos enseñan a valorar lo que tenemos
y a estar agradecidos por ello. Estamos condicionados a pensar que seremos felices
cuando obtengamos un coche nuevo, aquella oferta especial, un premio en la lotería. Esta
misma mentalidad se traslada a la escalada. Pensamos que de verdad disfrutaremos
escalando cuando consigamos algo: antebrazos más fuertes, más tiempo libre, el
encadenamiento de nuestro proyecto.
Con una mentalidad receptora, nos estancamos en el pensamiento de que tenemos el
derecho de ser felices, y en cierto modo merecemos aquello que nos hará felices.
Podemos trabajar diligentemente, pero en nuestro interior estamos esperando;
esperando recibir lo que creemos merecer. El mundo real no funciona así. No tenemos el
derecho de ser felices, ni ningún resultado específico nos hace felices automáticamente.
Lo que poseemos, lo que nadie nos ha dado ni puede quitarnos, es la capacidad de
aprender y crecer. No obstante, para aprovecharse de esta capacidad siempre hace falta
un esfuerzo real. Tenemos que dar algo. Cuanto más demos, más recibiremos,
independientemente del resultado especifico. Es la combinación de dar y aprender lo que
genera felicidad. Esta es la esencia del proceso de DAR del guerrero.
La mentalidad de DAR hunde sus raíces en la actitud de sentirse agradecido por lo que
se tiene. No podemos manifestar el espíritu de DAR si nos sentimos incompletos. Si en el
presente no hemos logrado nuestros objetivos, está bien. No deberíamos, en cualquier
caso, pensar que significa que hemos recibido menos que lo que nos corresponde por
derecho. El guerrero rechaza esa concepción del derecho. Es un pensamiento pasivo, nos
insta a esperar. Si sentimos que tenemos el derecho a algo, tenderemos a no esforzarnos
duramente para conseguir un resultado determinado. Además, ese pensamiento implica
que tenemos más sabiduría de la que en realidad poseemos. ¿Sabemos en realidad qué
resultado puede ser más beneficioso a largo plazo? ¿Aprenderíamos algo alguna vez si
recibiéramos los resultados que pensamos que nos merecemos? Personalmente, cuando
pienso en lo que he aprendido en la vida, me siento agradecido no sólo por lo que me ha
resultado fácil, sino también por los contratiempos y los desafíos que me han hecho ser
quien soy.
Incluso aunque estuviéramos profundizando en la filosofía, el camino del guerrero de
la roca no consiste en levantar un edificio de ideas abstractas, sino en desarrollar una
estructura de pensamiento práctica que sirva para mejorar las acciones. El asunto
principal al que me estoy refiriendo es que si nos estancamos en una mentalidad
receptora, como suele ser lo acostumbrado en la vida, entonces el desarrollo se resiente.
Nos volvemos pasivos y nos distanciamos de la situación real. Nos centramos en cosas
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
que no tenemos o que ni siquiera existen. Las trampas pueden ser obvias cuando nos
fijamos en la atracción de los coches brillantes, las bebidas dietéticas o los billetes de
lotería. Sin embargo, esa mentalidad se extiende hasta nuestra escalada, y afecta a lo que
pensamos sobre la fortaleza de nuestros antebrazos, los agarres que utilizamos o el
material que nos gustaría instalar.
Las cosas que no tenemos no nos ayudan a resolver el reto. Los deseos de tener una
fuerza de antebrazos inagotable, agarres mayores o una sobreabundancia de seguros,
sólo pueden ensombrecer la realidad, disipar la atención y dificultar nuestra progresión.
En vez de lamentamos por lo que no tenemos, podemos centrar nuestra atención en
sentimos agradecidos por lo que sí tenemos. Esto hace que nos sintamos poderosos. Si
estamos contentos de disponer de esa diminuta regleta en la que podemos poner un
dedo del pie, contentos por ese friend que tenemos tres metros por debajo, contentos,
incluso, porque la vía en la que estamos es exigente en vez de fácil, entonces nos
sentiremos ricos. Al sentirnos ricos, estamos preparados para DAR; DAR lo mejor de
nosotros mismos. Esta estructura de pensamiento despliega poder.
E XP EC T AT I VA S
ES importante afrontar el desafío de la escalada con confianza. El exceso de confianza,
sin embargo, indica una mala comprensión del reto, y una falta de respeto ante el mismo.
Estás implicado en un juego delicado con las expectativas. Si las expectativas de tu
actuación son rígidas, no dejas espacio para que el proceso se despliegue o para que se
produzca el aprendizaje. Si no tienes ningún tipo de expectativas, puede que no alcances
tu máximo nivel. Es demasiado tentador elegir la opción fácil si la vía se vuelve
excesivamente exigente. La clave está en poner tus expectativas no en un resultado
determinado, sino en una actitud de posibilidad, esfuerzo y aprendizaje.
Ten la expectativa de que es posible hacer una vía, no de que la harás. Cuando tienes
la expectativa de encadenar una vía, te comprometes con un pensamiento de presunción
de derecho. Una cosa es sentir que eres capaz de hacer una vía, eso es útil. Otra cosa
totalmente diferente es asumir que tus habilidades te garantizan un determinado
resultado. En el momento en que piensas «tengo la expectativa de realizar esta vía», te
proyectas a ti mismo en un futuro en el que el esfuerzo ha terminado. Esto aparta la
atención del esfuerzo mismo, reduciendo su eficacia. Es tu esfuerzo lo que importa. Es tu
acto de DAR. Sin DAR, el aprendizaje o
el crecimiento son imposibles. El
ejercicio
se
descompone
y
la
motivación decae. Cuando vayas a
afrontar un reto de escalada, asegúrate
de que esperas realizar un esfuerzo.
Si te entregas plenamente al reto,
puedes esperar aprender algo. Adopta
esa expectativa. Una expectativa de
aprendizaje mantiene la motivación
alta, ya que recibes lo que quieres de
cada
paso
del
proceso,
independientemente de lo difícil que
sea la vía o lo lejos qué llegues. Con
una expectativa de aprendizaje, te
concentras en recopilar información
nueva.
Tu
atención
permanece
centrada en el momento, aumentando
así tu eficacia.
Las vías que estén en tu límite te
ofrecen la mejor oportunidad de
aprender, pero se convierten en
fórmulas
de
frustración
si
tus
expectativas
se
basan
en
los
resultados. Al haber escalado antes a
ese mismo nivel, tienes la expectativa
de realizarlas, pero esto hace que
pierdas una atención fundamental. Las
vías que están en tu límite requieren de
toda tu atención, técnica, decisión y
compromiso. Por tanto, cualquier cosa
que esté por debajo de ese cien por
53
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
den de atención probablemente provocará una caída y te frustrará si no alcanzas tus
expectativas. La frustración hace que tu motivación disminuya rápidamente, ya que no
estás obteniendo lo que quieres. Cuando la motivación decae, también lo hace el
compromiso. Sin compromiso, pierdes la capacidad de esforzarte al máximo. Tu actuación entra en una espiral descendente.
La frustración es una señal de que tu atención ha flaqueado. Buscaste un objetivo que
te desafiara, pero has olvidado el porqué. En vez de sumergirte en un proceso de
aprendizaje tan rico como el que ofrece semejante vía, quieres que el desafío baje a tu
nivel. Te sientes indignado y quieres que tu deseo te sea concedido. «Debería ser capaz
de escalar esta vía», dices. Ese es el pensamiento de sentirse con derecho. Ni siquiera
piensas en cómo refinar tus habilidades para alcanzar el nivel que requiere la vía, lo cual
era en primer lugar tu objetivo. Tu atención se ha desviado hacia la recepción y se
encuentra atada a la actitud de pobre de mí. ¡Quieres algo para nada!
Si te descubres a ti mismo sintiéndote frustrado, tómalo como un síntoma de que te
has desviado de tus objetivos. Si realmente quieres un éxito fácil, busca una vía más fácil.
Si quieres un verdadero reto, lo has encontrado. Si el ego está buscando un trofeo para
utilizarlo en su juego de la autoestima basada en el exterior, mira al dragón del ego a los
ojos y desenfunda tu espada. Después presta atención, da lo mejor de ti mismo y disfruta
del viaje.
CO NC E NT RA R
LA palabra de acción para el proceso de DAR es concentrar. Al ACEPTAR LA
RESPONSABILIDAD, utilizaste toda tu atención en obtener una idea clara, detallada y
objetiva de la situación. Ahora tu meta es concentrar la atención en comprometerte con la
situación y dirigirla hacia la tarea desafiante que tienes entre manos. Mentalmente, te
trasladas hacia la situación.
En el proceso de ACEPTARLA responsabilidad analizamos objetivamente las tres partes
de la situación: la vía, la consecuencia de la caída y al escalador. Hacer esto nos
proporcionó una información tangible y precisa. Cuando analizamos al escalador,
identificamos ciertas capacidades y aptitudes que influirían en el desarrollo. Nuestro
mayor o menor dominio de estas capacidades es una cualidad objetiva, no tan diferente
del tamaño del agarre o de la inclinación de la pared. La aplicación de esas capacidades
en una situación nueva es, sin embargo, puramente subjetiva, y ésa es la clave del
proceso de dar. Al ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD evaluamos nuestras habilidades de
manera que pudiéramos hacernos una idea de la caja de herramientas con la que
podemos contar al afrontar un reto nuevo y no sentimos intimidados por el miedo
fantasma ante las dificultades aparentes. Ahora, en el proceso de DAR, nos centraremos
en cómo utilizar esas herramientas, las capacidades y aptitudes que poseemos, para
lograr la mejor actuación posible. Si centramos nuestra atención y b damos todo en el
esfuerzo, incluso aunque no encadenemos la vía, ampliaremos nuestra zona de confort y
aumentaremos nuestras habilidades. Esa es la meta. El proceso de DAR, sin embargo,
puede verse saboteado si caemos en un pensamiento receptor.
RE CIB IR
AL decir «quiero encadenar esta vía», no te estás centrando en el reto inminente. Estás
adoptando una mentalidad receptora que te separa de la tarea que tienes entre manos y
resta atención a la calidad de tu esfuerzo. Deja a un lado los pensamientos acerca del
resultado y céntrate en el gran esfuerzo que estás a punto de realizar. Hónralo. Al
preguntar «¿qué puedo ofrecer al esfuerzo?» te posicionas para comprometerte con el
reto.
Centrarse bien es un arte. Muchos de nosotros tendemos a centramos en lo que no
tenemos, en las habilidades que no poseemos. Wayne Dyer autor de muchos libros de
autoayuda llama a esta tendencia motivación deficiente. Es el típico ejemplo del vaso de
agua, piensas que tu vaso está medio vacío, olvidando que también está medio lleno.
Con la motivación deficiente, creas una imagen mental de reparar una situación mala.
Imagínate una fisura con empotramientos de mano delgada. Una persona con una
motivación deficiente dirá: «No sé cómo voy a empotrar las manos para que quepan en
las fisuras estrechas». En vez de caer en la motivación deficiente, puedes centrarte en
mejorar la situación existente de forma activa. Piensa en actuar en base a las capacidades
que posees. Por ejemplo. «Sé cómo hacer los empotramientos para una fisura de manos.
Voy a adaptar esa misma técnica para las fisuras más delgadas». Automáticamente
empiezas a pensar cómo colocar el pulgar en relación con la mano, hacer presión con los
54
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
dedos, etc. Has estructurado la tarea de tal forma que ya tienes algo concreto de donde
partir y con lo que trabajar.
Otros ejemplos de un pensamiento deficiente se dan al encontramos en lo
desconocido («no puedo ver que hay por arriba») o en lo imposible («no puedo hacer este
paso»). Dejadme que os cuente una experiencia que tuve hace unos años, en la que pasar
de centrarme en lo imposible a centrarme en lo posible fue lo que marcó toda la diferencia. Fue en una vía denominada Steepopolis en una pared de arenisca llamada Tennessee
Wall, cerca de Chattanooga, Tennessee. Es una vía clásica, graduada de 5.12a (7b), con
los seguros algo alejados, y que hay que proteger con empotradores pequeños y friends
de tres levas. No es una vía muy evidente porque no tiene los típicos y obvios agarres
horizontales propios de la Tennessee Wall. Escalé unos doce metros hasta donde
empezaba la sección difícil, llegué a ella y caí.
El seguro que tenía debajo de la sección clave era a prueba de bombas, así que no
corría ningún peligro. La sección no era obvia, Como tampoco lo era el siguiente
emplazamiento para algún seguro. Miré hacia arriba y me dije a mí mismo: «No puedo ver
dónde poner otro seguro» y «no sé cómo escalar esta sección». Hice unos pocos intentos
sin excesiva convicción, y en todos terminé colgando del seguro que tenía debajo. Estuve
bloqueado unos treinta minutos con este pensamiento pasivo y de imposibilidad.
Al final me desperté y me di cuenta de lo que estaba haciendo. Me dije: «Arno, tú te
dedicas a enseñar estas cosas. ¿Qué pasa con lo de centrarte en las posibilidades?» Miré
hacia arriba y me dije: «Si hay algún posible emplazamiento para un seguro, ¿dónde
podría estar?» Distinguí una pequeña grieta en la que parecía que podría meter algo.
Después me pregunté: «¿Qué secuencia de movimientos podría funcionar, si es que algo
puede funcionar para escalar esta sección?» Me fijé en varios laterales, así que decidí que
probablemente los podría utilizar para hacer los pasos clave. Empecé a trabajar con los
laterales y llegué a la grieta. Encontré un descanso, puse un empotrador pequeño y
continué la vía.
Mi enfoque inicial había recaído en lo que no veía y no podía hacer. En cuanto me
trasladé a una posición de poder, desde la que centrarme en las posibilidades, pude
escalar la sección que se me resistía. Cuando estaba atascado, hablaba conmigo mismo
con afirmaciones. Después de hacer el giro de poder, empecé a hablarme con
interrogantes. Estas preguntas me ayudaron a recuperar la atención, que estaba anclada
en la pasividad, y utilizarla de forma activa para analizar qué podía ver y qué podía hacer.
Después de eso, el hacer llegó rápido.
Al ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD, te centras en describir objetivamente los agarres de
la vía y las habilidades del escalador. Al DAR, utilizas este conocimiento objetivo para
elaborar un plan de acción. La vía tiene algo que te supone un desafío. Identifícalo y
céntrate en qué habilidades utilizarás para realizarlo. Estas habilidades pueden incluir
algunas que ya tienes y lo que puedas necesitar para mejorarlas, así como otras nuevas.
Para ascender hasta el objetivo, también hace falta mantener una mentalidad de
posibilidad, con la cual diseñar posibles soluciones frente a él. No ves una presa para el
pie que es «demasiado inclinada para ponerse en pie sobre ella». Ves una presa que funcionaría bien si la combinas con un canto lateral para la mano.
Esta forma de pensar centrada en las posibilidades, aplicada a tu esfuerzo y
capacidades, crea una actitud de DAR. No puedes dar lo que no tienes. No puedes dar tu
carencia de una técnica perfecta de empotramiento. Sólo puedes dar la técnica que
tienes, además de tu esfuerzo por mejorarla. DAR te ayuda a sacar provecho de las habilidades y capacidades con las que escalas normalmente, y de las nuevas posibilidades
que descubres.
ES PA CI O P AR A CR E ER
LA mentalidad de DAR se centra en el cómo, en el proceso: cómo proteger, cómo
empotrar, cómo colocarte. No trata sobre escalar fisuras con tranquilidad, sino sobre
aprender a escalar fisuras con tranquilidad. No trata sobre ser poderoso, sino sobre
aprender a llegar a ser poderoso. Si mantienes tu concentración en esforzarte y aprender,
continuarás mejorando tus habilidades, como la de escalar fisuras, instalar seguros y
obtener poder. Estas habilidades no son resultados finales. Están en un proceso de
mejora constante. Recuerda que la meta del guerrero es el poder. Tan sólo con tener
estas habilidades no se incrementa el poder personal. El poder aumenta por medio del
proceso de enriquecer esas habilidades, lo cual consigues afrontando situaciones que te
permitan sumergirte en el arca del tesoro de lo desconocido.
55
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
PE NS A MI E NT O R AD IC AL
UN deporte como la escalada evoluciona gracias a los que tienen un pensamiento de
posibilidad. Normalmente, el nivel va subiendo lentamente, al ir añadiendo pequeños
logros a lo que ya ha sido alcanzado. Nos subimos a los hombros de lo que otros han demostrado que era posible. Muy de vez en cuando, sin embargo, aparece un John Gill o un
Reinhold Messner y cambia radicalmente nuestro concepto de lo posible.
En los años sesenta. John Gill resolvió problemas de búlder que estaban muy por
encima del nivel de dificultad del momento. Poco después de empezar a escalar. Gill se
dio cuenta de que sus preferencias eran diferentes de las de la mayoría de los
escaladores de su alrededor. A él no le interesaban las montañas del Himalaya o las
paredes de Yosemite, y pensaba que no tenían ninguna relación con lo que a él le hacía
disfrutar, que era hacer movimientos muy difíciles en rocas pequeñas. Gill escogió una
actividad que se consideraba un entrenamiento, un simple complemento de la verdadera
escalada con cuerda, aplicó su atención en ella y la convirtió en una actividad meritoria en
sí misma.
Reinhold Messner aportó toda una visión diferente de la escalada a las grandes
montañas del mundo. La escalada en el Himalaya se había convertido en un complicado
ejercicio de logísticas y tácticas con unas ascensiones que a veces requerían meses.
Messner, sin embargo, prefirió la libertad del estilo de escalada que se utilizaba en sus
Alpes nativos. Para realizar la primera escalada en estilo alpino a un ochomil, Messner
simplemente aplicó la confianza suficiente y buena forma física para hacer que su estilo
de escalada favorito funcionara en una escala mucho mayor. Messner se dio cuenta de
que muchas ideas extendidas de la escalada no se sostenían con una evidencia
satisfactoria. Cuando Messner y su compañero Peter Habeler anunciaron su intención de
escalar el Everest sin oxígeno, los expertos calificaron la hazaña de imposible, diciendo
que la privación de oxígeno podría dañar gravemente el cerebro. La pareja demostró lo
contrarió. Hoy en día muchos montañeros han escalado el Everest sin oxígeno.
Gill y Messner elevaron el nivel mundial, pero la lección importante no se saca de
comparar sus hazañas con las de los demás. Sus avances fueron posibles gracias a un
pensamiento innovador y creativo, a una liberación de las ataduras de lo que se les había
dicho. Cada uno de nosotros tiene ataduras de las que liberarse. Cuando pensamos de
forma innovadora, fomentamos la creatividad. Lo que nuestro antiguo yo consideraba
imposible, el nuevo puede declararlo posible. Vemos nuevas opciones, potenciales y
posibilidades. Al igual que no se puede elevar el nivel con una mentalidad de «así es
como siempre se ha hecho», tampoco nosotros haremos posible nuestro avance si nos
atamos a la mentalidad de «así es como siempre lo he hecho». Puede que nunca
elevemos la dificultad del búlder mundial ni nos echemos una carrera hacia la cumbre de
los gigantes del Himalaya, pero podemos experimentar nuestras propias revelaciones de
lo que es posible si estamos dispuestos a pensar de forma innovadora.
El pensamiento de imposibilidad se basa en opiniones estrictas y se centra en las
capacidades negativas. El pensamiento de posibilidad se basa en las elecciones y se
centra en las capacidades positivas. Es importante ver la posibilidad dentro de ti mismo,
para creer que tienes el potencial de afrontar grandes retos. Tus hábitos constituyen
muros imaginarios, pero fuera de esos muros hay un espacio para creer. Es fácil caer en
un pensamiento de imposibilidad. Este pensamiento reduce nuestro mundo, por lo que
puede hacer que nos sintamos seguros. Pero la seguridad debería ser nuestro
campamento base, no él escenario en el que representamos la aventura de nuestras
vidas. Obsérvate a ti mismo, mantente alerta ante el pensamiento anquilosado, céntrate
en el aprendizaje y te sorprenderás a ti mismo con lo que es posible.
Piensa en posibilidades, no en las pequeñas, sino en las grandes. Date un espacio para
creer. Hoy eres más capaz que el año pasado, y el año que viene lo serás más que hoy.
Confía en ese potencial futuro. Sé innovador. Un guerrero es un jefe, no un seguidor.
Recuerda, además, que es responsabilidad de cada uno asumir la cantidad de riesgo
adecuada. Cada individuo ha de encontrar esa delgada línea entre la vida y la muerte, la
no lesión y la lesión. Se trata de un proceso continuo. Te adentras más y más en las
posibilidades y en lo desconocido, y regresas con más poder personal para volver a
arriesgarte otro día.
56
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Capítulo 5
Elegir
EN todos los esfuerzos, llega el momento de la verdad. El tiempo de preparación ya
ha terminado, pero la acción todavía no ha comenzado. Suena el disparo que da
comienzo a la carrera; se levanta el telón para que empiece el espectáculo; la persona a la
que no te atrevías a llamar levanta el auricular y dice «¿diga?» La forma de pensar que
adoptes en los siguientes segundos tendrá un impacto enorme en el transcurso de los
acontecimientos.
La escalada está llena de esos momentos, y el escalador desempeña un papel
especialmente activo en su orquestación. Un esquiador o un piragüista prácticamente son
arrojados a sus actividades por la fuerza de la gravedad, pero el escalador dispone de un
tiempo de decisión más largo. La escalada nos da la gran oportunidad de apresurarnos o
dejarlo para más tarde. A diferencia de un remero en los rápidos de un río, un escalador
en una pared puede subir un paso.., y luego destreparlo. El medio estático de la roca
delega en nosotros toda la responsabilidad de valorar las elecciones e ir a por ellas.
Podemos malgastar una gran cantidad de poder con una toma de decisiones vacilante,
ambigua o incompleta, o al replantearnos una decisión bien tomada y a tiempo.
EL R I ESG O D E L A Z ON A D E CO NF OR T
LA gente, incluidos los escaladores, tiende por naturaleza a buscar lo seguro y lo
cómodo. Dentro del contexto habitual de nuestro deporte arriesgado y de aventura,
también nos resistimos a exponernos a situaciones inseguras e incómodas, Nos cuesta
soltar ese agarre grande o separarnos de ese friend a toda prueba, incluso aunque no
estemos aprendiendo nada con ello. Es importante reafirmar nuestro compromiso de
aprender y recordarnos a nosotros mismos que lo que realmente queremos es afrontar
las elecciones arriesgadas.
Paradójicamente, afrontar riesgos aumenta nuestra seguridad y nuestra comodidad.
Los peligros repentinos nos acechan por todas partes: quedarnos sin trabajo, que un
coche nos atropelle, contraer una enfermedad mortal... Una actitud cobarde y protectora
ante la vida no reduce esos peligros. Sólo sirve para hacernos esclavos del miedo y
víctimas de la ansiedad constante.
La seguridad, la comodidad y la certeza que ansiamos no son estados objetivos. Son
sentimientos subjetivos que aparecen al aumentar la comprensión de nuestro mundo y de
nuestras capacidades. En resumen, obtenemos comodidad y seguridad al ampliar nuestra
zona de confort, y esto lo conseguimos aventurándonos en la zona de riesgo.
Provocamos nuestra incomodidad e inseguridad durante un periodo de tiempo corto para
descubrir de qué somos capaces. No podemos obtener seguridad y comodidad
directamente; debemos luchar por ellas indirectamente.
¿ L A EL EC CI ÓN C ORR E CT A ?
LAS elecciones no son correctas o incorrectas, buenas o malas. La vida sería un poco
aburrida si fuera tan fácil. Nunca conoces la totalidad y las consecuencias a largo plazo
de las ramificaciones de una determinada elección. Las elecciones conscientes son más
bien una especie de pruebas de nuestro conocimiento, y nos proporcionan oportunidades
para recibir lecciones concretas en el camino siempre tortuoso de la sabiduría.
Pongamos que llevas escalando un par de años; ya conoces bien los diferentes
sistemas de protección y eres bastante competente instalando seguros. ¿Cómo has
llegado a ese estado? ¿Estabas haciendo malas elecciones cuando eras principiante y
57
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
cogías cinco empotradores diferentes antes de acertar con el que mejor encajaba en la
fisura? No, simplemente estabas aprendiendo de una forma eficaz, experimentando cómo
funcionan los empotradores. Este es un ejemplo fácil de elecciones buenas o malas que
simplemente forman parte del proceso de aprendizaje. Vamos a poner otro ejemplo no
tan obvio, una elección que probablemente calificaríamos de mala, con consecuencias
graves. Supón que eres un escalador más experto y sabes cómo instalar material fiable
rápidamente. Estás en tu escuela local, esforzándote en una vía corta, y decides que es
seguro arriesgarte a caerte en un paso clave. Vas a hacer el paso, te caes y haces el
péndulo de forma inesperada, golpeándote con un obstáculo que te produce un esguince
en el tobillo. Te ha pillado total, mente por sorpresa. El obstáculo estaba bastante alejado
del seguro y de donde estabas escalando. Tu día de escalada ha terminado. Otras dos
cordadas
tienen
que participar en
tu rescate. Y lo
peor de todo es
que van a pasar
semanas hasta que
puedas volver a
escalar
y
para
entonces ya habrás
perdido esta buena
forma que tanto te
ha costado ganar.
Seguramente no
estás celebrando la
decisión de haber
intentado
ese
paso, pero... ¿fue
una mala elección?
Has aprendido una
lección
sobre
Dani Andrada visualizando una vía.
caídas
dinámicas
de una forma que nunca olvidarás. Al año siguiente, te encuentras en una situación
similar, afrontando lo que antes considerabas una caída segura. Esta vez estás a 600
metros del suelo en una vía remota en Alaska. Gracias a tu mala elección del año anterior,
te das cuenta de que aquí una caída con péndulo podría estamparte contra un diedro
cercano. Recolocas el seguro para lograr que la posible caída sea hacia abajo, más larga y
más temible, pero más segura, A pesar de que haces un gran esfuerzo, te caes, pero aterrizas sin lastimarte. Tu mala elección del año anterior probablemente te ha librado de
una peligrosa caída en péndulo, ahorrándote a ti y a tu compañero un autorrescate épico
y de varios días.
Un pequeño error de un día evitó un gran error otro día. Las malas elecciones te
suelen enseñar algo y resultan más valiosas que las buenas elecciones. El guerrero sabe
esto y renuncia a las calificaciones de bueno y malo en general. Un guerrero está
involucrado en el proceso de descubrimiento, en la gran aventura, y lo que busca es
conocimiento. Bueno y malo son conceptos engañosos, que implican que sabemos más
de lo que en realidad sabemos. Hay muchas lecciones con las que aprender, y nunca
podemos estar seguros antes de tiempo de qué vamos a aprender exactamente. El
guerrero quiere preservar su vida y continuar el viaje, pero también sabe que debe
afrontar riesgos con el fin de explorar la vida.
Si bueno y malo, correcto o incorrecto no sirven para guiarnos, ¿cómo podemos elegir?
Si una caída y un esguince de tobillo pueden ser mejores a largo plazo que haber evitado
esa caída, ¿no deberíamos simplemente lanzarnos a experimentar y esperar que ocurra lo
mejor? Si no podemos saber nada por anticipado, ¿por qué molestamos reflexionando
tanto y gastando energía en analizar los riesgos y en tomar decisiones conscientemente?
Si vas a Italia pero no entiendes nada de italiano, no aprenderás tanto sobre la vida y la
cultura italianas como lo harías si hablaras el idioma. Aplica eso mismo a los riesgos y a ti
mismo. Si no conoces los componentes del reto que estás afrontando, tu aprendizaje
estará enormemente limitado. Evitar las calificaciones de bueno y malo no significa que
debas adoptar una actitud de relativismo o de ambigüedad total. El problema, más bien, es
que esas palabras concretas levan un lastre. Son construcciones del ego. Tendemos a
utilizar palabras que se basan en si un evento nos hizo o nos hará estar cómodos. El ego
es impaciente. Tenemos la costumbre de asociar bueno y malo al resultado inmediato de
los hechos. Olvidamos que bueno puede llevamos hacia un camino plagado de desgracias y
que malo puede convertirse en ventura salvadora. Al juzgar los elementos con un enfoque
de blanco o negro, menospreciamos y nos perdemos las sutilidades y la riqueza de la
58
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
experiencia.
Hay, sin embargo, una guía para el guerrero en lugar de la clasificación bueno/malo,
correcto/incorrecto. El guerrero lo llama el corazón. Seguir el camino del corazón es seguir
un tipo de bueno muy personal, más abierto, humilde y atento a los engranajes profundos
del universo de donde finalmente extraemos nuestra fuerza y energía.
Bien y mal afloran cuando respondemos a la motivación externa en la que se basa el
ego. El camino del corazón aparece ante nosotros cuando estamos inspirados por una
motivación interna, basada en el amor. Amar lo que haces, estar en contacto con lo que
realmente valoras, te ayudará a tomar decisiones en cualquier campo. El camino del
corazón es fundamental cuando se toman decisiones acerca del riesgo. Una elección
potencialmente peligrosa no debería hacerse despreocupadamente. Debe asociarse a las
preferencias más profundas de una persona, y estar libre de las trampas peligrosas y
superficiales del ego y del autoengaño. La motivación basada en el amor provoca una
situación en la que no cabe el arrepentimiento. Cuando has tomado una decisión, escoges
vivir la vida del modo que más deseas vivirla. Sólo cuando estás funcionando de esa
manera puedes obtener el poder casi mágico de una implicación total.
IN VE S TI GA ND O L A C AÍ DA
CAERSE, quizá por su naturaleza dinámica y antinatural, parece ser un baluarte del miedo
fantasma y merece una atención extra en la explicación de la toma de decisiones.
Nuestra meta es crear un conjunto de elecciones claras que produzcan respuestas
simples, tipo sí o no, sobre el riesgo que estamos dispuestos a afrontar. La mayoría de
los escaladores decidirá que algunas caídas son lo suficientemente seguras, mientras que
otras
son
demasiado
arriesgadas. Al ELEGIR, el
objetivo es obrar de acuerdo
con
nuestras
opiniones,
aceptando plenamente una
caída que afirmamos estar
dispuestos a aceptar.
En
la
práctica,
esta
aceptación no es una tarea
fácil
para
muchos
escaladores.
Los
que
aprenden
a
escalar
en
rocódromos
y
en
vías
deportivas
suelen
acostumbrarse
a
caerse
cuando escalan de primeros.
Aprenden cómo caer con
seguridad cuando todavía son
relativamente
principiantes.
La gente que empieza a
escalar en paredes clásicas,
sin embargo, generalmente es
más conservadora respecto a
las caídas. Primero necesitan
aprender a instalar el material
correctamente,
y
además
suelen escalar en terreno más
inclinado, en el que las caídas
son
más
peligrosas.
La
costumbre de resistirse a las
caídas
tiende
a
no
desaparecer, incluso cuando
ya
sabes
cómo
instalar
material y escalar en roca más
vertical. El miedo a caer es
muy común, incluso entre los
escaladores deportivos, y no
está provocado por un simple
miedo a lesionarse. La caída supone un sentimiento de pérdida de control. En un
momento, estás en contacto firme con la roca, haciendo todo lo posible por mantener ese
contacto, y al momento siguiente vuelas libremente por los aires.
Cuando no existe un peligro importante, el miedo a caer es otra manifestación del
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
miedo fantasma. El proceso de ELEGIR se dirige a aceptar plenamente los posibles
resultados de tu esfuerzo. Un resultado posible es que te caerás. No tienes que eliminar
esta posibilidad de tu mente, ya que provocarías una pérdida inconsciente de atención,
quizá una buena cantidad. Has de aceptar plenamente la posibilidad de caerte.
Un ejemplo del miedo a caer, y de cómo tratarlo, lo encontramos en la primera
escalada en libre de la Salathé Wall en El Capitán, en 1988. Fue la escalada libre más
difícil y larga que se había hecho nunca, y sus protagonistas eran expertos y muy
habilidosos. En los largos del Headwall, a 600 metros del suelo y con una gran
exposición, Todd Skinner y Paul Piana se encontraban ante un verdadero desafío. La
dificultad de la escalada estaba tan cerca de su límite, que cualquier pequeña pérdida de
atención era suficiente para bloquearlos. Vivaquearon en la pared durante días mientras
trabajaban las fisuras del Headwall. Durante este tiempo, se dieron cuenta de que el
miedo a caer los distraía, especialmente durante las primeras horas de la mañana. No es
difícil de entender, teniendo en cuenta dónde estaban. Para tratar de acabar con esta
pérdida de atención, empezaron a practicar caídas intencionadas cada día,
progresivamente más largas: cuatro metros, ocho y, finalmente, doce metros. Después de
estas sesiones de práctica, los nervios habían desaparecido. Aceptaron plenamente las
consecuencias de la caída y pudieron dirigir toda su atención hacia el proceso de la
escalada.
¿Cómo aceptas una caída? Aprende que caerse es una parte natural del proceso de la
escalada. Las cuerdas y el material moderno proporcionan una gran libertad para forzar
los límites en la escalada sin afrontar riesgos excesivos. Para aprovecharse de esta
libertad has de familiarizarte con la caída. Si no te has caído frecuentemente, entonces
tenderás a resistirte. Además, caerse sin riesgo requiere práctica. Puedes hacerte daño
incluso en caídas cortas si se te enrolla la cuerda en la pierna, si chocas contra una
pequeña repisa o si haces el péndulo hacia un lado, estampándote contra algo. Tienes
que aprender a tratar con estos riesgos si quieres caer con seguridad. Te sugiero que
conviertas la caída en una parte de tu calentamiento cada vez que escales. De este modo
la aceptarás, llegarás a ser hábil frente a ella y la verás como una herramienta y una
técnica que puedes utilizar cómodamente para resolver un reto de escalada. Si no
desarrollas esta habilidad y te familiarizas con ella, desviarás parte de tu atención hacia el
miedo a caer y dispondrás de menos cantidad para concentrarte en la escalada.
T EN U N VU EL O S EG UR O
Caerse es una herramienta para el escalador, pero no quiero decir con ello que no sea
peligrosa. Puedes herirte incluso en una caída pequeña. Caerse implica una pérdida
inevitable de control en la que entran en juego muchos factores. Si tu asegurador está
despistado o es torpe, puede dejarte caer o hacer que te estrelles contra un obstáculo. Si
no has prestado atención al sistema de cuerda, puede que la cuerda vaya por una arista
afilada que podría cortarla en caso de producirse una caída, Cuando analices la
consecuencia de una caída, no sólo tengas en cuenta la distancia que hay desde el último
seguro, sino también el recorrido que sigue la vía, el ángulo de la roca y la posición del
seguro respecto a los desplomes. Sí estás a un lado del seguro, harás un péndulo al
caerte y, por tanto, podrías golpearte contra algún objeto inesperado.
Si saltas en la dirección del último seguro, reducirás el péndulo y la posibilidad de
golpearte contra algo. Si la vía es desplomada, algo de comba extra en la cuerda puede
contribuir a evitar que te golpees contra la roca cuando el péndulo te lleve contra ella. Si
el seguro está puesto bajo un techo que vas a superar, cuando lo hagas se dará una
situación en la que una caída tenderá a estamparte contra la pared de abajo. En este
caso, el asegurador puede darte cuerda para reducir el impacto. Para una práctica más
detallada de caídas, ver el apartado de «Ejercicios».
CO M PR O M ET ID O ¿ C ON Q U É?
DECIDIR afrontar un riesgo: ¿qué significa eso? ¿Cuál es exactamente la forma de
decidirse? Es fundamental escoger una meta adecuada en la que implicarse y saber
exactamente cuál es esa meta. En caso contrario, te arriesgas a definir tu elección
demasiado rígidamente, eliminando las opciones útiles, o demasiado vagamente,
abriéndote al miedo y a los replanteamientos.
La escalada implica probar y explorar constantemente. En los capítulos anteriores
expusimos en detalle cómo recopilar información en una ruta. En este capítulo nos
estamos centrando en el proceso de trasladarse a la acción. Has esbozado el riesgo que
vas a afrontar, y ahora quieres afrontarlo de la manera más poderosa posible. En una vía
60
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
clásica con los seguros alejados, ese riesgo puede ser una parte muy pequeña del desafío
total de la escalada, quizá un solo movimiento hacia un agarre o un posible
emplazamiento de seguro. Para escalar de un seguro a otro, puedes tomar varias
decisiones de riesgo por separado. Incluso un encadenamiento deportivo puede dividirse
a menudo en pequeños objetivos y momentos de decisión. No obstante, por cada
momento de decisión, independientemente del tipo de vía, solo hay dos resultados
posibles: lo escalas o te caes. Para afrontar el riesgo de forma más eficaz, debes aceptar
plenamente ambos resultados. Si no puedes hacer esto, necesitas redefinir el riesgo o
abandonar.
Después de explorar y experimentar, toma una decisión respecto a la secuencia inicial
de movimientos que te separan de lo desconocido. Ese es tu centro de atención inicial,
sólo esos movimientos, e irás a por ellos al cien por cien. Más allá de esos movimientos,
la información que posees es incompleta. Tu plan debe ser más flexible, pero no debes
confundir esa flexibilidad con la vaguedad. Has de tener un plan lo más claro posible,
para que así puedas comprometerte plenamente. Por encima de tu táctica inicial, puedes
tener en mente varias posibilidades específicas que has estudiado de antemano o
simplemente puedes decidir ver qué agarres van apareciendo y hacer los pasos
intuitivamente. Tu forma de pensar ha de ser flexible y a la vez firme; escalarás hasta el
final o caerás en el proceso de ese esfuerzo. El final del objetivo puede ser el final de la
vía, el siguiente seguro, o un lugar en el que piensas que podrás volver a analizar las
posibilidades de la escalada y las consecuencias de la caída. La clave es decidir antes de
tiempo, eliminando la tentación de un replanteamiento. Esta forma de pensar te enviará a
lo desconocido con una combinación óptima de intuición, decisión, esfuerzo físico y
relajación mental, en una implicación abierta y apasionada con las dificultades.
El riesgo no tiene que implicar necesariamente peligro físico. La mente puede sentirse
amenazada por cosas diferentes, y una potencial lesión corporal es sólo una de ellas.
Cuando afrontas un encadenamiento difícil, te implicas en un riesgo diferente, y lo
desconocido hacia que te diriges es más abstracto. Sabes exactamente qué quieres hacer
físicamente: los movimientos, los descansos, etc. Entonces, ¿por qué estás tan nervioso?
La clave para completar la vía puede no estar en descubrir un movimiento duro o en
dominar el miedo ante una caída temible. Puede estar en encontrar esa combinación
esquiva de voluntad, fuerzas, precisión, motivación y relajación que debe reunirse para
que llegues a la reunión. El modo en que comienzas la vía y tu implicación mental
desempeñan un gran papel en cómo podrás impedir que la mente consciente pierda
atención y se distraiga, por ejemplo con tu deseo de encadenar o tu ansiedad por no
conseguir resolver el tramo clave.
Las mejores actuaciones implican un esfuerzo máximo y eficaz con el cuerpo y ningún
esfuerzo con la mente consciente; un estado de concentración relajada. Tu mente
consciente debería sentirse satisfecha por haberte preparado para el riesgo. Al sentirte
confiado frente a lo que tienes delante, la mente consciente puede desconectar y permitir
el relevo de los procesos intuitivos. Esto ayuda a que la información fluya fácilmente de
tu subconsciente a la acción. En los siguientes capítulos hablaremos más sobre cómo
permanecer fluido durante la actividad. Por ahora, volvamos al momento de la verdad.
EN TR A ND O EN L A Z O NA D E RI ESG O
ANDREW Jackson lo explicó bien: «Tómate el tiempo de reflexionar, pero cuando
llegue el momento de la acción, deja de pensar y actúa».
La preparación ha terminado. Es el momento de mostrarse decidido.
Frecuentemente dudamos al afrontar plenamente un riesgo, lo cual se hace bastante
evidente cuando nos acercamos al momento de la verdad. En vez de abrazar con
entusiasmo el presente, muchas veces empleamos tretas inútiles para estropearlo.
Algunos escaladores tienen la costumbre de comenzar una actividad sin implicarse en
ella de forma consciente, y de repente descubren que los sobrepasa. Éste es su truco para
forzarse a hacer algo que temen hacer con plena conciencia. Entonces se ven obligados a
hundirse o salir a flote y, por tanto, evitan por completo el momento de tomar
decisiones. Otro truco es arriesgarse apresuradamente, antes de haberse dado cuenta de
la realidad. Al hacer esto, se evita la ansiedad que produce el proceso de toma de
decisiones, en vez de encararlo directamente.
Ninguno de estos enfoques es una estrategia efectiva para afrontar riesgos. La
atención se distrae, minimizando con ello los aspectos poderosos de la experiencia, a la
vez que aumenta el peligro. En cambio, la toma de decisiones del guerrero requiere un
uso impecable de la atención.
61
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
El proceso de ELEGIR trata sobre dirigir toda tu atención en una dirección específica,
bien hacia el riesgo, bien hacia una salida definitiva de él. Recuerda: no afrontar el riesgo
es una opción importante. Escoger no afrontar ciertos retos forma parte del camino del
conocimiento y el poder. Simplemente el hecho de analizar un riesgo y trabajar en su
preparación ya son acciones de aprendizaje valiosas. El procedimiento del guerrero de la
roca no es en absoluto un método para forzarte a asumir riesgos absurdos. Es más bien
un método para abrirse camino entre el desorden mental, para recopilar tu atención, para
discernir con exactitud cuál es el riesgo, decidir si éste es adecuado para ti y después
implicar plenamente tus recursos en tu elección. Decides si un riesgo es o no apropiado
cuando comparas la nueva situación con otras que ya has afrontado previamente.
Sopesas las consecuencias de la caída según tus experiencias en situaciones semejantes.
Todo -los movimientos, las reservas de fuerza que te quedan, las consecuencias de la
caída, tu nivel de motivación- está sobre la mesa. Con toda esta información clara, eliges.
Los procesos de preparación del guerrero de la roca (SER CONSCIENTE, LA VIDA ES
SUTIL, ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD y DAR) establecen unos cimientos sólidos para
poner en orden los recursos mentales y analizar un riesgo. Si nos hemos preparado bien,
dispondremos de toda la información posible sobre lo que estamos afrontando. Los
procesos de preparación también recogen y centran la atención, haciéndola lo
suficientemente poderosa para traspasar nuestra barrera natural de resistencia, que
define el límite de nuestra zona de confort. Ahora, si escogemos afrontar el riesgo,
nuestra tarea es dirigir toda nuestra atención hacia él. Hemos recogido todo el poder disponible. Sólo se puede obtener más poder dando un paso hacia lo desconocido.
IN T ENC I ÓN INF L E XI BL E
DIRIGIR nuestra atención hacia una elección implica algo más que simplemente
trasladar la concentración. Debería ser un suceso dramático, catártico. La atención
centrada en la dirección que hemos elegido es una entidad nueva: intención. La intención
de un guerrero es una fuerza poderosa. Su intención es hacer algo, su intención es tomar
medidas; no casualmente, sino con todo su ser. Don Juan llamó al momento de decisión
la puerta de la intención del guerrero; y al estado mental del guerrero, una vez que ha
atravesado esta puerta, estado de intención inflexible.
Una intención inflexible implica un compromiso al 100 por ciento en la zona de riesgo,
una implicación total en el reto que presenta la vía. Puede haber flexibilidad en la
elección concreta de los movimientos, según dicte la intuición, pero la voluntad de
avanzar es feroz e inflexible. El proceso de ELEGIR es el arte de la decisión. La palabra
decisión deriva de la latina decidire, que significa cortar. Cortas con lo que ya no es
necesario; las opciones no escogidas, la incertidumbre y el conflicto. Cortas con todas las
posibilidades de vacilación, inseguridad e imaginación. El futuro inmediato se vuelve muy
sencillo. Te implicas plenamente en el transcurrir de la acción.
Un compromiso total significa mis que simplemente decir que harás algo y hacerlo.
Cuando te comprometes plenamente acontecen las cosas poderosas. W. H. Murria puede
ayudamos a que seamos más conscientes de lo que está pasando en este proceso, con su
tratamiento del compromiso en su libro Expedición escocesa al Himalaya, que termina
con unas frases de Wolfgang von Göethe:
«Hasta que uno se compromete, hay indecisión, la opción de retroceder, siempre
infructuosa. En todos los actos de iniciativa (y de creación) hay una verdad elemental, y
su ignorancia ha frustrado innumerables ideas y espléndidos planes: que en el momento
en el que uno mismo finalmente se compromete, también se mueve la Providencia. Se
producen para ayudar a uno toda clase de cosas que de otro modo nunca habrían
ocurrido. Todo un cauce de acontecimientos emana de la decisión, y en favor de uno se
alzan toda clase de incidentes imprevistos, encuentros y asistencia material, que nadie
habría soñado que llegaran a producirse. Sea lo que sea lo que puedas hacer, o lo que
sueñes que puedes, comiénzalo. La audacia lleva dentro genio, poder y magia.»
Cuando mantengas tu atención totalmente dirigida hacia el riesgo obtendrás
asistencia de fuerzas ocultas para ayudarte a sobrellevar el riesgo- ¿Qué fuerzas ocultas?
Las fuerzas ocultas son el potencial ilimitado de tu subconsciente. ¿Alguna vez te has
sorprendido a ti mismo cuando escalabas? ¿Has escalado algo que nunca pensaste que
podrías? La mayoría de los escaladores lo ha experimentado. Esa sorpresa se produce
cuando la mente consciente trasciende y permite que el subconsciente manifieste algunas
de sus fuerzas ocultas.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
L A B ALA Y EL R AYO LÁS ER
PODEMOS representar visualmente nuestras vidas y nuestras acciones mediante dos
gráficos, que yo llamo la bala y el rayo láser. Ofrecen una estructura visual para nuestras
concepciones de las zonas de confort y de riesgo, y proporcionan un modelo para
Comprender los procesos del guerrero.
La bala tiene varios componentes. El diagrama completo (junto con la zona que se
extiende más allá por el papel) representa tu potencial. El área interior del círculo menor
representa la parte de tu potencial que constituye tu zona de confort presente, lo que
conoces, el reinado de tu mundo ordinario, lo que te resulta cómodo. Todo lo que está
dentro de este círculo es un potencial del que ya eres consciente. Un ejemplo podría ser
tu capacidad de escalar de primero vías deportivas de 5.10 (sexto grado). Va has hecho
muchas vías de ese grado y te encuentras cómodo escalándolas. No te asustan, sino que
más bien consigues concentrarte en ellas y disfrutar de la experiencia de la escalada.
El área del anillo que queda entre los círculos interior y exterior es la zona de riesgo.
Lo que está dentro de esa zona de riesgo te es desconocido. Esta zona es una maestra,
también puedes referirte a ella como la zona de aprendizaje. Representa las experiencias
que no has vivido, o las que te producen incomodidad. Todo lo que se encuentra en esta
zona representa un potencial del que todavía no eres consciente. Digamos que te sientes
a gusto escalando en vías deportivas de 6b, pero tienes poca experiencia en vías clásicas.
En vías clásicas de 6a o 6b tenderás a estar tenso, tendrás dificultades para concentrarte
o para disfrutar de la experiencia, ya que hay aspectos de este tipo de escalada que no
has vivido, como es el de instalar tú mismo los seguros. Estas experiencias están en tu
zona de riesgo.
El círculo menor, que delimita la zona de riesgo, representa la barrera de resistencia
entre la zona de confort y la de riesgo. Puedes percibir esta barrera durante una
experiencia retadora. Te resistes a abandonar la zona de confort y aventurarte en la zona
de riesgo. El círculo exterior de la zona de riesgo representa el límite exterior de un
riesgo concreto. Más allá de este límite, se extiende el reinado de lo desconocido, que no
es accesible durante el riesgo concreto que nos está sirviendo de modelo.
L A B AL A
Los componentes finales de la bala son las flechas de fuerza, aquellas que se originan
dentro de la zona de confort y van hacia la zona de riesgo, y las otras, que van en
dirección contraria. Hay una fuerza que te empuja fuera de la zona de confort. Se llama la
fuerza del deseo, pero yo prefiero llamarla la fuerza del amor. Es tu deseo de
comprometerte con la vida, de afrontar riesgos, de vivir desafíos. La fuerza del amor
provoca situaciones en las que aprendes más sobre ti mismo.
Las flechas que apuntan hacia dentro representan la fuerza que te mantiene en tu
zona de confort. Esta fuerza deriva del miedo. Yo la llamo la fuerza del miedo fantasma.
Te refrena y te mantiene dentro de tu zona de confort; hace que te resistas a lo
desconocido. Esta fuerza no es mala. Es bastante necesaria, ya que sin ella podrías estar
escalando sin cuerda un 5.13 (octavo) y terminar matándote. Para afrontar riesgos
adecuados, sin embargo, necesitas debilitar esta fuerza para poder expandir tu zona de
confort. Para debilitar esta fuerza, hay que eliminar o reducir los miedos fantasmas. Esto
lo consigues concentrando tu atención en la fuerza del amor en vez de en la fuerza de los
miedos fantasma.
63
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Al implicarte en un riesgo, buscas extender el círculo interior (tu zona de confort)
hacia el círculo exterior. Después de haber afrontado el riesgo, tendrás que extender tu
zona de confort para incluir algo que previamente formaba parte de lo desconocido.
El r ayo l ás er
El rayo láser añade los siete procesos del guerrero de la roca al gráfico de la bala. Un
láser recoge la luz y la concentra en un rayo que tiene más poder que la luz ordinaria,
que está desorganizada y esparcida. El láser del guerrero recoge y concentra atención.
Cuando centras tu atención como un guerrero, lo haces de la misma forma que un rayo
láser concentra la luz, produciendo una intención con un poder concentrado análogo al
del láser.
La fase de preparación tiene lugar en tu zona de confort: la atención se acumula, se
centra, se dirige y se concentra de forma que llegue a ser lo bastante poderosa como
para perforar la barrera de resistencia del círculo interior. La perforación de ese círculo
interior es la representación gráfica de la fase de transición, el proceso de ELEGIR. Ahora
tu atención es como un rayo láser concentrado, atravesando el círculo interior hacia la
aventura de lo desconocido. Los últimos dos procesos del guerrero, que se explican en
los capítulos 6 y 7, evitan que el rayo de atención se disperse (pierda su concentración)
durante la fase de acción del reto.
figura 5.2: el rayo láser
A M OR Y C O MPR O M IS O
HEMOS hablado antes por encima de un elemento importante para la decisión y el
compromiso: la motivación. Guando él desafío es grande, tienes que estar en contacto
con las fuerzas de motivación sinceras para asumir la tarea que tienes delante.
En 1978 estaba recorriendo el Oeste en un viaje de escalada con mi hermano Mark.
Tuve una experiencia que demuestra cómo la motivación basada en el amor puede
infundirte vigor y ayudarte a comprometerte. El compromiso fue algo diferente de lo que
hemos visto en los ejemplos anteriores. Es del tipo de motivación interminable que
necesitas que afloré en una gran pared, pero el papel que desempeña la motivación es el
mismo que en las vías cortas.
Habíamos escalado muchas vías clásicas durante el viaje, y nuestra última meta era
escalar el Diamond, en Longs Peak. Colorado. Habíamos estado escalando un tiempo en
la zona de Boulder y, sintiéndonos confiados, decidimos subir a Longs. Metimos en la
mochila todo lo necesario con la intención de acampar debajo de la pared, escalarla en un
día y destrepar al día siguiente. Escogimos la vía D7, una de las líneas más cortas y
fáciles de la pared, de técnica mixta libre con artificial. Durante la caminata de
aproximación, nos sentíamos seguros y ansiosos ante la perspectiva de escalar semejante
pared alpina... hasta que la vimos. La pared era gigantesca, mucho más grande de lo que
ninguno de los dos había subido nunca. El sombrío circo alpino, aunque hermoso, hacía
que la pared resultara aún más intimidatoria.
Tras unos cuantos minutos imaginándonos en la pared, con una gran cantidad de
diálogo interior negativo, escapamos de vuelta a Boulder. Decidimos que lo que nos
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
quedaba de viaje escalaríamos en el cañón de Eldorado.
Después del primer día de escalar en Eldorado, nuestros pensamientos volaron de
nuevo al Diamond.
La belleza de la
pared, y el .hecho
de
habernos
acobardado
sin
haber llegado a
hacer ni siquiera
un intento, nos
incitó a volver. Al
día
siguiente
subimos
caminando
y
acampamos bajo la
pared. Seguía igual
de
intimidatoria,
pero pasamos la
tarde estudiando la
aproximación,
la
vía y el destrepe.
Decidimos
levantarnos
temprano al día
siguiente
para
disponer de mucho
tiempo
para
escalar, pero nos
El Diamond y la cara este del Longs Peak, Colorado.
despertamos a las
6 de la mañana, lo que no era exactamente un despertar alpino. A pesar de habernos
levantado tarde, decidimos ir a por ella, aunque ambos teníamos en mente que quizá no
nos implicaríamos a fondo. A las 9 estábamos en Broadway, la gran repisa de la base del
auténtico Diamond.
En Broadway, de repente, me sentí repleto de todo lo que me gustaba de la escalada:
el entorno, la exposición, una pared vertical y aventura de lo desconocido. La belleza
alpina del lugar, antes atemorizadora, ahora resultaba inspiradora. Miramos abajo, hacia
nuestro campamento, y sentimos que ya estábamos embarcados en una gran aventura,
incluso aunque todavía podíamos irnos sin llegar a enfrentarnos realmente con el
Diamond. Así, inspirados, empezamos a escalar y recorrimos la vía largo tras largo sin
percances. Llegamos a la cumbre después de nueve horas en la pared, después de haber
dado un gran salto hacia lo desconocido y haber salido por el otro lado.
Al identificar nuestro miedo con lo desconocido, nos habíamos cerrado a la
posibilidad de escalar el Diamond. Nos consentimos sentirnos sobrecogidos. Sin haber
asumido nuestra situación respecto a la vía, ¿cómo podíamos saber si éramos capaces de
escalar una pared semejante? Más aún. ¿Cómo podíamos asumir nuestra situación frente
a la vía si no creíamos que fuéramos capaces? lodos los grandes retos tienen este
componente de ambigüedad. Al fijarnos en lo que amábamos de la escalada, nos
sentimos capaces de implicamos en la vía y dejar que la experiencia nos mostrara si
podíamos hacerlo o no.
El factor clave fue el deseo de comprometerse. No sabíamos si podíamos o no
podíamos escalar la pared. Pero sí sabíamos que podíamos comprometernos a ello.
Cuando te implicas en el riesgo, centras tu atención en el proceso, no en el resultado. Te
centras en avanzar, pero mantienes todas las opciones abiertas. Establece una intención
en la que puedas creer: implicarte en el riesgo. No establezcas una intención de realizar
la vía, ya que no estás seguro de poder hacerlo. En vez de eso, acepta los dos resultados
posibles (subirla o no subirla), y concéntrate en implicarte con el riesgo. Al unir la nueva
información que proviene del riesgo con lo que has observado en la fase de preparación y
lo que traes de tus experiencias previas, surge un aprendizaje nuevo. En el caso del
Diamond, la nueva información fue que estar en lo alto de un lugar salvaje y expuesto,
que antes nos intimidaba, nos activó. La ubicación expuesta fue una fuente de poder
inesperada, justo la cantidad extra de poder que necesitábamos para escalar la gran
pared que había sido nuestra meta.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
EL M O M EN T O DE L A VE R DA D - U NA IN ST AN T ÁN E A
HASTA aquí hemos examinado en este capítulo, el lado de preparación de la puerta.
Hemos visto cómo d deporte de la escalada tiene momentos de decisión que son
especialmente difíciles, y cómo los términos confort y seguridad pueden ser paradójicos.
Hemos visto cómo encontrar una base para la toma de decisiones en un mundo
impredecible.
Hemos visto los dos resultados posibles y la necesidad de habituarnos a la caída.
Hemos analizado la intención y la clase dé compromiso necesario para afrontar un reto.
Ahora vamos a pasar a la dinámica del momento crucial y al comienzo de la acción
poderosa.
Habrás escuchado a menudo la respuesta «lucha o huye» ante momentos de peligro o
riesgo. Esto no forma parte del método del guerrero dé la roca. Si analizas un riesgo y
decide no afrontarlo, no estás huyendo. Simplemente te retiras, de forma consciente y
bajo control, sin pánico. Si escoges afrontar un riesgo no luchas. Te comprometes y lo
asumes. Alguna vez he escuchado a un escalador decir: «El miedo me activa para escalar.
Me motiva y me ayuda a escalar».
Estas afirmaciones revelan una base de poder muy débil. Muestra, en primer lugar,
que al escalador le falta motivación. El escalador supera su baja motivación creando
miedo. Para escapar del miedo, deseando que llegue el fin de la escalada, cae en una
forma de pensar orientada al destino. El aletargamiento, el miedo, y la lucha por
quitárnoslo de encima no se identifican con la verdadera meta del guerrero: el
aprendizaje. Psicológicamente, la respuesta del tipo «luchar o huir» está acompañada de
una subida de adrenalina, lo que conduce a aplicar una fuerza excesiva y a que la energía
se consuma rápidamente. Estas no son características de una escalada eficaz.
Si estás utilizando el miedo para motivarte y activarte, estás mostrando un síntoma de
un problema más importante, el cual probablemente está afectando a toda tu capacidad
de disfrutar de la escalada y mejorar; éstas desconectado de tu amor por la escalada. En
vez de impulsarte con miedo, apela a tu amor. En el Diamond, descubrí que la remota
pared me puso en contacto con una motivación profunda, permitiéndome superar mi
aversión frente a lo incómodo y lo desconocido. Encontrar una motivación verdadera
puede ayudarte a superar los obstáculos que hay entre tú y tu deseo interior de aprender
y explorar.
Ya estás casi listo. Ahora, dale forma a tu intención inflexible. La palabra de acción
para el proceso de ELEGIR es compromiso. Establece una distinción clara entre el tiempo
de sopesar tus opciones y el momento decisivo de la elección, entre la preparación y la
acción. La transición ha de ser abrupta y definitiva. Establece un momento de la verdad,
un marcado punto de inflexión. Cada una de tus fibras debe saber que ya has dejado de
prepararte; vas a entrar en acción.
Hasta ahora tu mente consciente ha estado implicada en un amplio diálogo interior,
analizando, explorando y ganando concentración. Has acumulado todo el conocimiento
teórico posible sobre el reino de lo desconocido que quieres experimentar. Aceptas las
dos salidas, hacerlo o caerte. No comiences antes de estar preparado, pero cuando lo
hagas, ¡a por ello! Comienza la búsqueda del conocimiento experimental.
Cuando te pongas en movimiento la mente consciente acallará toda su charla. Los
procesos subconscientes e intuitivos toman el relevo. Una vez que des el primer paso, la
mente consciente se convierte en un pasajero silencioso y observador, transportado por
las alas del poder.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Capítulo 6
Escuchar
CUANDO te comprometes a pasar a la acción, te colocas en una posición de
posibilidad y euforia. Los cálculos han terminado. Vives el presente con plenitud y te das
plenamente. La dificultad de la vía que tienes delante no es un obstáculo o una
emergencia, sino más bien una intensa oportunidad de aprendizaje. Tu meta es participar
abiertamente en la actividad y no distraerte con el deseo de controlar el caos creativo de
la situación. Nuestra aversión natural a la incomodidad tenderá a llamar a los
pensamientos de comodidad de la mente consciente. Estos pensamientos desvían la
atención de la actividad hacia una zona de confort imaginada al final del esfuerzo, o hacia
algún anhelo u otra actitud de evasión. Es importante disipar estos pensamientos y
permanecer en un estado receptivo, adaptando la nueva información a lo que ya sabes.
Cuando entras en acción, el cuerpo reemplaza a la mente consciente en el papel de
actor principal. Interpretas el desafío, sin pensar en él. Al igual que un bailarín, dejas de
pensar y pasas simplemente a moverte. Cuando te detienes o un sentimiento de
incomodidad viene a entorpecer tu implicación en el movimiento, la mente consciente
intentará reafirmarse a sí misma. Tu meta es minimizar esta interferencia. Dado que tu
meta no es pensar (incluso llegar a no tener pensamiento alguno), acallarás la mente
consciente por medio de técnicas orientadas al cuerpo: respiración regular, escalada
continua y enfoque de ojos blandos. Puedes reflexionar sobre este proceso ahora, cuando
lo estás leyendo, pero durante la acción tu finalidad es la de desconectar la mente
consciente del pensamiento.
Te has implicado en la acción con una intención inflexible, aunque en la vía se te
presenten mochas oportunidades de dudar y reflexionar. Te encuentras escalando a la
vista y tranquilo una vía deportiva difícil y llegas a un gran agarre. De repente quieres
aferrarte a la sensación de control que tienes en ese lugar. Te recreas en tu isla de
comodidad y lo que era un descanso breve y útil te arrastra hacia la indecisión. Te
descubres a ti mismo intentando controlar la situación en vez de confiar en el proceso.
Tu intención empieza a debilitarse.
Probar movimientos e idear una secuencia te da control sobre una situación
determinada de la escalada. Eso es útil. Permitir que una actitud de control se haga con la
situación cuando con ello no contribuye al aprendizaje no es útil. Yo mismo experimenté
esto en 1978 cuando estaba escalando Hollywood and wine en Devils Twwer, Wyoming.
La vía recorre la cara sureste por una fisura delgada de 5.10 (6b). Este grado suponía un
desafió bastante importante para mí en aquella época. La noticia de que un escalador
llamado Henry Barber había escalado la vía sin cuerda hacia poco parecía entorpecer mi
capacidad de ascender la ruta. Quizá me estaba imaginando a mí mismo ahí arriba sin
cuerda, como Henry había estado, y me asustaba bastante la posibilidad de caerme hasta
el suelo. Quizá me sentía torpe porque la vía me estaba pareciendo muy difícil, mientras
que a otro le había resultado tan fácil que ni siquiera había necesitado la cuerda. En
cualquier caso, me estaba agarrando con más fuerza de la necesaria, cuando la fisura se
estrechó hasta ser casi una línea. Seguí unos cuantos metros dando unos pasos delicados
de placa, sintiéndome desequilibrado y tenso. No quería decidirme a avanzar sin saber
dónde estaban las presas, incluso aunque la caída no era peligrosa. Al siguiente paso,
realicé un intento sin mucha fe y me caí.
Aunque el esfuerzo que había hecho no fue demasiado convincente, me dije a mí
mismo que no era capaz de hacer la vía. La caída me relajó un poco y me gustó sentirme
respaldado por la cuerda y el material, así que empecé a subir por la fisura en artificial. Al
ascender con esta técnica por unas regletas (las cuales habría descubierto si lo hubiera
intentado con ganas la primera vez), me di cuenta de que podía hacer los movimientos.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Decidí volver a bajar. La vez siguiente escalé esa sección en libre sin caerme.
La primera vez intenté controlar la situación en vez de confiar en el proceso. Me
resistía a caer, estaba agarrotado e indeciso. Estos comportamientos me impidieron
implicarme plenamente en el esfuerzo y prestar atención a las posibilidades de la vía. La
segunda vez, con información nueva, confié en el proceso. Al caerme una vez, acepté la
caída que tanto me había preocupado antes. Al relajar mi agarrotamiento, recuperar el
equilibrio y escalar de forma continua, permanecí receptivo durante el proceso y pude
completarlo.
¿Por qué no confié simplemente en el proceso la primera vez? De algún modo,
desarrollé un estado de ánimo débil y distraído al principio de la vía. Escalar por una
sección de roca desafiante puede asemejarse a una conversación. En una conversación,
hay muchos que dejan de escuchar lo que se está diciendo. Su atención se limita a ver si
están de acuerdo o no con la última afirmación. Planean de antemano qué dirán después,
incluso aunque su comentario haya quedado fuera de contexto para entonces. Acaban
canalizando todas sus energías en defender su viejo sistema de creencias en vez de
abrirse a la posibilidad de aprender algo nuevo de su interlocutor.
Devils Tower, Wyoming.
Lo mismo pasa en la escalada. Supón que estás escalando una sección de manera
ineficiente, tal como yo hice en la parte inferior de Hollywood and wine. Tiendes a
estancarte en la sensación de esa acción. Haces que sea todavía más ineficiente al
arrastrar el pasado hacia el presente, poniendo en peligro la atención puesta en la tarea y
debilitando tu confianza. O, quizá, puedes encontrarte con un movimiento difícil y decidir
que por arriba habrá otro movimiento que también te dará problemas. En vez de afrontar
el reto de forma abierta y con optimismo, tus expectativas son negativas.
Puede que no te des cuenta, pero estas distracciones son cabezas del insidioso dragón
del ego. Es fácil reconocer el papel del ego en el ejemplo anterior de la conversación: el
individuo se preocupa sólo de sus propias ideas y no escucha a los demás. Está centrado
en sí mismo y al margen del transcurrir de la conversación. Intenta controlar la
conversación porque el que ordena sus prioridades es su ego, el cual no concede ninguna
importancia a las nuevas ideas ni al aprendizaje. El ego más bien busca la aprobación
exterior, y quiere mostrar la superioridad de sus ideas, o su capacidad de dirigir la
conversación. Lo mismo pasa en la escalada cuando eres inflexible. Sólo te preocupan las
ideas preconcebidas y tus acciones. Estás a la defensiva en vez de ' 'sentirte curioso,
Buscas la sensación de control, incluso si la única forma de obtenerla es estancándote en
una actuación mediocre. Pretendes escapar de la incomodidad del esfuerzo, y no
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
escuchas.
Si te descubres aferrado a un gran agarre o a la sensación de inutilidad de un paso,
recuerda que esto forma parte de las tareas del ego. Desenfunda tu espada y córtale la
cabeza al dragón. Al asesinar al ego, te liberas para permanecer receptivo y escuchar lo
que ocurre en cada momento. Al escuchar, acabas con tus percepciones limitadoras y tus
viejos hábitos. Las percepciones y creencias habituales te devuelven a tu nivel de
desarrollo anterior; y no más lejos. Si quieres superar tus límites, debes entrar en la zona
de riesgo en la roca, debes introducirla en tu mente. Cuando abandonas la postura
cómoda y te lanzas a la piedra vertical, lisa y desconocida, debes dejar marchar esas
nociones que limitan lo que piensas que puedes hacer. La zona de riesgo es la zona de
aprendizaje. Como dijo Albert Einstein: «Ningún problema se resuelve con el mismo
conocimiento con el que fue creado». El ego no te llevará a un nivel superior. Debes
escuchar a lo desconocido.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
ES C UC H AR
E SCUCHAR es una metáfora del modo de pensar que hay que esforzarse por tener al
escalar. Escuchar no es algo que se haga sólo con los oídos, sino más bien el estado
general de permanecer receptivo. Cuando tu plan para la escalada es demasiado rígido y
concreto.
Tenderás a entrecerrar los ojos y a tener la sensación de concentración en la frente y las
sienes. Cuando te abres un poco y adoptas una actitud receptiva, tu cara se relaja, dando
lugar a la mirada de ojos blandos, el papel que desempeñan tus ojos se vuelve menos
dominante y la sensación de concentración se desplaza hacia las orejas. La receptividad
es la actitud principal de ESCUCHAR, lo que es muy diferente de ver. Sólo podemos ver en
la dirección en que miramos, pero podemos escuchar de todas las direcciones al mismo
tiempo. Cuando escuchamos, prestamos atención a todo nuestro entorno.
Cuando nuestro foco de atención es demasiado reducido, tendemos a pasar por alto o
a no reconocer un descubrimiento imprevisto. Si eres demasiado selectivo, pones en
peligro tu receptividad y. por tanto, tu aprendizaje. Por ejemplo, estás escalando un
tramo clave en el que hay que superar un techo tirando de regletas. Al subir, descubres
que el muro de arriba también tiene una fisura de dedos escondida. Un escalador poco
receptivo tenderá a menospreciar este descubrimiento y se aferrará a su plan original de
escalar por la placa y buscar las regletas. Un escalador receptivo y que escucha utilizará
la fisura imprevista como una pista para cambiar su enfoque de escalada en placa por las
técnicas de escalada en fisura.
En general, las expectativas concretas son antagonistas de la actitud de escucha. Al
describir el proceso de elegir hablamos sobre establecer una intención e introdujimos el
concepto de la intención inflexible. La intención inflexible puede parecer opuesta a la
actitud de escucha, pero no lo es. El comienzo de tu acción puede requerir de ciertos
movimientos de los que estés seguro, pero, después de esos movimientos, tu intención
debe ser capaz de acomodarse a la nueva información. Tu intención no consiste en poner
una mano aquí y un pie allá. Consiste en continuar escalando hasta completar el objetivo
o caer. En otras palabras, te comprometes plenamente con el esfuerzo y la acción, no con
un conjunto de técnicas o de movimientos específicos.
Si diriges la intención hacia el resultado,
tiendes a planificar el recorrido con antelación y
desarrollas expectativas rígidas sobre los
movimientos que harás. Estas expectativas
arruinan
tu
capacidad
de
escalar
espontáneamente. Cuando la situación cambia,
debes rediseñar tu plan. Para abandonar el plan
antiguo y redirigir tu intención hacia un plan
nuevo, hace falta un tiempo muy valioso. El
plan nuevo, obviamente, precisa de nuevas
expectativas. Si sigues escalando por terreno
desconocido y la situación vuelve a cambiar,
repites el proceso. Esta constante retirada y
corrección de la intención hace que tu escalada
sea despareja y rígida, en vez de fluida y
espontánea. En cambio, si no te atas a ninguna
expectación específica, adoptas un estado
receptivo que te permite prestar atención y
escuchar a la roca. Tu intención se ajusta al
presente. Cuando la situación cambia, no necesitas perder tiempo redirigiendo tu
intención. Permaneces concentrado durante todo el esfuerzo.
Un ejemplo útil de la importancia de ESCUCHAR lo encontramos en una escalada de
diedro. Comienzas el diedro con la firme intención de subirlo en bavaresa. Subes así un
tramo, pero luego la fisura se hace demasiado estrecha para tus dedos. Continúas
haciendo bavaresa con las yemas de los dedos hasta que tu enfoque inicial se hace tan
ineficaz y agotador que te ves obligado a parar. A punto de petarte y caerte, reconsideras
tu plan. Miras alrededor, ves presas en la placa y empiezas a subir en oposición.
Contento contigo mismo, sigues subiendo, pero al poco ya estás escalando con la misma
rigidez mental que antes. Continúas en oposición, pero de repente te das | cuenta de que
hace ya casi un par de metros que la fisura es lo suficientemente ancha como para
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
empotramientos de manos. Así que. mejor tarde que nunca, te pones a empotrar. Un
poco más arriba. la fisura se cierra y tú todavía estás empotrando. Te esfuerzas al máximo empotrando por una sección de manos estrecha, y apenas consigues que la escalada
te resulte más fácil.
Obviamente, esta ascensión implica que lias malgastado una gran cantidad de energía.
Estableciste expectativas rígidas referentes a lo que harías en cada sección del diedro. Sin
embargo, si hubieras tenido como única expectativa aprender y confiar en ti mismo,
habrías forjado un estado de ánimo receptivo que te habría permitido escalar
espontáneamente, combinando diferentes técnicas de forma natural. le habrías
preguntado continuamente: «¿Qué ofrece este diedro para permitirme escalarlo?» Habrías
subido en oposición antes y habrías evitado los agotadores pasos en bavaresa con las
yemas de los dedos, después habrías cambiado tranquilamente al empotramiento de
manos en cuanto la fisura se abrió, y habrías vuelto a la bavaresa en la sección estrecha
para manos donde casi te caes.
También se puede aplicar la flexibilidad de las expectativas a la sensación de
dificultad. Si crees que la vía va a resultar difícil, puede que te quedes bloqueado en ese
pensamiento. Puedes dejar pasar opciones porque ya has decidido que hará falta un
esfuerzo máximo. Recuérdate a ti mismo que has de permanecer receptivo ante las
presas o las técnicas que puedan entrar en conflicto con tu noción preconcebida de la
dificultad.
Puedes liberar tu expectativa respecto a la dificultad misma, ya que la dificultad es un
estado mental. Lo que resulta difícil para un escalador puede resultar fácil para otro.
Muchas veces, esta percepción está más relacionada con la actitud mental que con la
fuerza física. Cuando empiezas a escalar un tramo clave, tu intención no debería ser
simplemente
ascender,
sino
también aflojar la rigidez de tu
percepción de las dificultades. La
palabra dificultad deriva del latín
dificultas: es una construcción
negativa que podría traducirse
como «no fácil», con un énfasis
negativo; como si dijéramos no
feo en lugar de decir guapo. En
vez de ver un tramo clave como
un lugar difícil en el que no hay
ningún paso fácil, míralo como
un lugar desafiante que te ofrece
la oportunidad de aprender. Este
estado mental más abierto puede
ser muy poderoso y ayudarte a
introducirte de forma entusiasta
en el esfuerzo. Tener la actitud
de acoger las oportunidades y
abrirse a las posibilidades es una
herramienta
importante
para
superar las barreras percibidas.
Dentro de tu intención inflexible
de afrontar el desafío de una
escalada, has de mantener una
mente abierta y atenta. Recuerda
que tu nivel de receptividad
determina la rapidez de tu
aprendizaje.
Si
la
mente
consciente empieza a pensar,
dirige tu atención a la respiración; eso te ayudará a que la
mente consciente sea neutral.
Mira y siente los agarres y los
movimientos como lo que son,
sin percibirlos como buenos o
malos, fáciles o difíciles.
IN TU IC I ÓN
EN
la cultura moderna, la intuición es una facultad vaga y a menudo ridiculizada. La
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
parte analítica de la mente, el lado izquierdo del cerebro, tiende a ignorar o negar el
conocimiento intuitivo. Para un guerrero, sin embargo, la intuición es explícita y crucial.
Es su conexión con la información oculta y el potencial no consciente. Si bloqueas la
corriente intuitiva, bloqueas una fuente de información muy importante.
La intuición no es lógica. No podemos analizar cómo o por qué sabemos algo
intuitivamente, aunque muchos hemos tenido experiencias que nos han convencido de
que la intuición es real. No confundas la intuición verdadera con el diálogo interior. La
intuición viene de tu subconsciente y tiende a manifestarse como una sensación muy
clara y específica sobre hacer algo. El diálogo interior aparece en forma de mensajes y
pensamientos más ambiguos, típicamente relacionados con los asuntos del ego.
Hace poco volvía a casa después de un domingo de escalada y tuve un encuentro con
la intuición. Estaba colocando el material de escalada en el garaje y pensé de un modo
aparentemente casual colocar el asiento para niños en la camioneta. Guardo el asiento
para mi hijo, lan, en el garaje con mi equipo de escalada. Inmediatamente, mi lógica parte
izquierda del cerebro rechazó el pensamiento. No debería necesitar la silla hasta el
jueves, cuando tenía que llevar a lan a la guardería. No puse el asiento en la camioneta,
pero percibí esta negociación entre mi intuición y mi lógica y me dije que prestaría
atención para ver si surgía la necesidad de la silla. En cuanto entré en la casa, mi mujer,
Jane, me preguntó si podía ir a buscar comida mexicana para llevar, lan inmediatamente
preguntó si podía acompañarme. Puse el asiento para niños en la camioneta y fui con lan
a por la comida mexicana.
De algún modo recibí información intuitiva y no lógica sobre la situación que se iba a
desarrollar en mi casa después de la escalada. Hay varias formas de intentar explicar este
fenómeno tan misterioso. Al desarrollarse algunas situaciones, como el deseo de mi
mujer de comida mexicana, puede desprender alguna clase de energía que se comunica
silenciosamente a la mente subconsciente. No es importante ni posible para nosotros
explicar completamente la intuición. Sí que es importante darse cuenta de que funciona
cuando se le da la oportunidad. La intuición, al estar fuera de nuestro entramado lógico
de ideas, está libre de las tareas y las definiciones preconcebidas que nos limitan. La
intuición es un valioso punto de entrada en lo desconocido, lo cual es la fuente última de
todo el conocimiento y el poder nuevo.
Desarrolla tu receptividad ante la intuición. Cuando recibas un pensamiento
aparentemente aleatorio, no te limites a descartarlo. Permanece curioso y síguelo.
Observa adonde conduce. La intuición te susurra entre tus pensamientos conscientes.
Escucha esos pensamientos y sensaciones sutiles que están justo por debajo del nivel de
tu conciencia.
Los siguientes métodos te ayudarán a mejorar la receptividad ante la intuición
mientras escalas:
Obsérvate. Si te separas de ti mismo y te observas desde la posición del testigo,
reconocerás los mensajes intuitivos más rápidamente.
Respira de forma continua. Respirar regularmente ayuda a disipar la ansiedad y te
permite vivir el presente. Cuando vives el presente, la información intuitiva puede fluir
más fácilmente.
Permanece abierto y curioso. Si estás cerrado y aferrado a creencias fijas, no dejarás
que la información fluya hacia tu conciencia. En El regalo del miedo, Gavin de Becker nos
dice que «la curiosidad es la forma en que respondes cuando la intuición susurra.»
Encuentra tu centro de gravedad y permanece en equilibrio. El centro de gravedad de
una persona corriente suele estar aproximadamente unos dos centímetros por debajo del
ombligo. Mantén ese centro alineado con el brazo del que cuelgas, con el pie sobre el
que te yergues o colocado equidistante entre los diferentes puntos de contacto. Cuando
estás desequilibrado, tu atención se distrae por la necesidad de remediar ese estado.
Cuando tu centro de gravedad está en equilibrio, la atención está disponible para percibir
los mensajes sutiles de la intuición.
•No enjuicies. Una actitud de enjuiciamiento ignora o desacredita la información
intuitiva, haciendo que sea difícil de reconocer. Gavin de Becker sugiere que el agudo
sentido de la intuición de los perros se debe en parte a su incapacidad para enjuiciar.
Puedes adoptar un estado de no enjuiciamiento centrándote en las opciones y las
posibilidades en vez de en las opiniones y las valoraciones.
Si hablas contigo mismo, hazlo en forma de preguntas. Cuando emites una pregunta,
en cierto sentido envías una demanda a tu sub
consciente para que te dé una respuesta. Responde a través de la intuición.
72
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Finalmente, sigue tus ojos. La intuición obra a través de tus ojos para dirigir tus
movimientos. En El poder del silencio, don Juan afirma que la intención se llama con los
ojos, y en El fuego de dentro, cuenta que los ojos son la clave para entrar en lo
desconocido. Tu cuerpo busca estar equilibrado de forma natural. Tu intuición, por
medio de los ojos, dirigirá tus movimientos para encontrar una posición de equilibrio. Tu
cuerpo posee conocimiento. Presta atención a cómo tus ojos dirigen tus movimientos y
confía en ellos. (El nivel de equilibrio y eficacia de esta dirección puede depender de tu
nivel de conocimiento y experiencia en la escalada.)
Deepak Chopra, autor de muchos libros sobre la comprensión de la propia esencia y el
contacto con nuestro yo espiritual, llama a la intuición «conciencia agudizada». Siempre
es verdadera. Nunca puedes tener intuiciones falsas. Las falsedades sólo se producen
durante la interpretación de los mensajes intuitivos, cuando te relacionas con ellos desde
una perspectiva de miedo fantasma, deseo o creencias limitadoras.
Solemos pensar que, en comparación con la intuición, una percepción normal es
objetiva. No lo es. No nos limitamos a ver o escuchar de una forma pasiva y objetiva. Más
bien la percepción es un acto mental complejo de organizar información sensorial a
través de las lentes de las experiencias pasadas. Escuchamos una explosión fuerte o un
disparo, un petardazo de un tubo de escape o un portazo Lo que oímos no depende tanto
del sonido como de nuestro estado mental y del contexto. En otras palabras, creamos
una gran parte de la percepción. Tres escaladores diferentes contemplan un determinado
relieve de la roca percibiendo respectivamente: una bavaresa extenuante, un delicado
movimiento de oposición o una vía clásica sin chapas y peligrosa. Estas tres percepciones
están contaminadas por experiencias difíciles del pasado, miedos, expectativas y
creencias. Todo es limitador. La realidad de la roca contiene un abanico mucho más
amplio de posibilidades.
Lo importante es que no podemos fiarnos plenamente de nuestra percepción, aunque
debemos apoyarnos en ella para obtener información. El guerrero busca una percepción
agudizada. Educa su mente para que sus percepciones ordinarias se correspondan con su
amor por la vida y su sed de aprendizaje, y no queden inhibidas o contaminadas por las
experiencias pasadas y el miedo.
Para acceder a la verdad y sus posibilidades, tenemos que dejar de contaminarla con
las nociones preconcebidas y los miedos fantasma que nos mantienen prisioneros en
nuestra zona de confort. El mundo es lo que es. La verdad está ahí fuera y es accesible a
través de la intuición y de una actitud libre de prejuicios. Tenemos que desarrollar
nuestra intuición para que sus susurros nos sean familiares y frecuentes.
T EN ER EL C ON TR OL O ES T A R C ON T R OL AND O
En la escalada, perder el control puede ser peligroso. No es un estado deseable para
la escalada en general. Hay una diferencia, sin embargo, entre tener el control y estar
controlando. Tener el control es una actitud con la que trabajas de forma eficaz y te
conduces durante la actividad. Demuestras dominio frente a tu cuerpo y tu mente. Estar
controlando significa que tratas de controlar cosas que no pueden ser controladas.
Intentas crear comodidad en la zona de riesgo, aferrándote excesivamente a los
elementos de seguridad que están dentro de tal riesgo.
Ten cuidado con los aspectos controladores cuando escales. Las señales de estar
controlando incluyen escalar lento, demasiado estáticamente, resistirse o tenerle terror a
la caída, incluso cuando es segura, agarrotarse, aguantar la respiración, agarrarse a los
seguros, destrepar demasiado, instalar más protecciones de las necesarias. Estol
comportamientos malgastan energía y atención y te hacen retroceder a la zona de confort
cuando tienes que avanzar en el proceso de la escalada. Los pasos de «Preparación» y de
ELEGIR te permiten crear una situación con la que puedas implicarte plenamente en el
riesgo. En vez de aferrarte y dar marcha atrás, disfruta de la libertad que te permite la
preparación del guerrera
CO NF IA R
ASCIENDES por una pared lisa y exigente hasta una fisura, en la que probablemente
podrás instalar una protección. Al legar, te das cuenta de que la fisura es mucho menos
útil de lo que parecía desde abajo. No luches contra los hechos. Asúmelos. Disfruta de
cada nueva revelación. Tu conocimiento teórico e incompleto de la escalada está siendo
completado a través de la experiencia. Ahora estás en el proceso de lograr tu meta más
elevada: aprender. Acepta la situación tal como es. Confia en el proceso.
73
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
La confianza construye un puente sobre el hueco que queda entre tu capacidad para
analizar el riesgo con anterioridad y tu habilidad para aceptar la exigencia que presenta
realmente el desafio. Mantén un pensamiento de posibilidad. Conserva tu intención. Sin
embargo, no has de confundir posibilidad con esperanza. No estás esperando ningún
resultado específico. Tu meta es aprender, y eso ya lo estás consiguiendo. Simplemente
confia en el proceso. Subirás o te caerás, y cualquiera de los dos resultados te puede
proporcionar aprendizaje.
Cuando estás en el caos de la zona de riesgo, la mente consciente se subleva con
frecuencia. Está fuera de su reinado, la zona de confort, y si se mete en el proceso de
reflexión, evocará pensamientos de comodidad. Cuando estés en la zona de riesgo, tu
mente consciente generará diversos argumentos para convencerte de que no puedes
seguir escalando. Estos pensamientos son un puro engaño. La mente consciente es
mentirosa cuando activa el pensamiento mientras estás en la zona de riesgo. Una actitud
de confianza mantiene la mente consciente apartada del pensamiento.
Observa tus pensamientos desde la posición de testigo. No te dejes atraer por ellos.
Cuando aparezcan las reflexiones de comodidad, deja que se;marchen y conserva tu
intención. Lograrás esto no discutiendo o razonando con la mente consciente, lo cual te
apartaría aún más de la tarea, sino más bien haciendo algo con tu cuerpo. Respira de
forma consciente y regular. Trasladar tu atención de los pensamientos inoportunos a la
respiración hace que regreses al cuerpo, al fluir de la acción y el movimiento. Mantente
en movimiento. No esperes la perfección. Utiliza las presas que agarres. Repite el famoso
eslogan de Nike: «Just do it» (simplemente hazlo). Escalar dificulta a la mente consciente
mantenerse activa, reanalizar la situación, o provoca miedo. La escalada continua provoca
una velocidad que arrolla los pensamientos. La mente consciente se retira y deja de
intentar controlar la acción. Con esta retirada de la mente consciente y su
posicionamiento como observador pasivo, permites que la información intuitiva fluya de
tu subconsciente a tu experiencia de escalada.
En el cañón de Fremont, mi antigua escuela local, tuve dos experiencias que
ejemplifican el sabotaje de la mente consciente al esfuerzo de la escalada. A principios de
los ochenta, estaba trabajando en una vía nueva llamada Sword of Damocles (Espada de
Damocles). La vía tiene 90 metros de largo, con la clave en el tercer largo, un techo de 12
metros partido por una estrecha fisura de manos. Por encima del techo, la fisura se abría
para empotramientos de manos y después más todavía. Después de varios intentos, mi
compañero. Steve Petro, hizo el largo en libre. Me tocaba escalar a mí. Lo intenté varias
veces.
pero siempre me caía. Cada una de las veces volvía al suelo, descansaba y lo intentaba
una vez más. La estrecha fisura del techo era demasiado extenuante y la de arriba
demasiado ancha para que los empotramientos de manos quedaran firmes.
Cada vez que llegaba a la fisura de encima del techo, pensaba que estaba demasiado
extenuado para confiar en los empotramientos y me caía. En vez de permanecer
concentrado y dar lo mejor de mí mismo, me rebelaba contra la incomodidad y la
inseguridad de la escalada; Mi mente consciente emergió y me dijo que no podría dar los
pasos. Mientras estaba sentado en la repisa entre un intento y otro, no podía pensar en
ninguna forma alternativa de realizar los movimientos. Cuando llegaba a la zona precaria,
me atascaba, peleaba y me rendía.
Steve empezaba a estar bastante aburrido en la reunión, y yo me estaba agotando. En
mi último intento, decidí que haría lo que fuera necesario para conseguirlo. Estaba tan
reventado como las veces anteriores cuando empecé a escalar la fisura de arriba, donde
tenía que ahuecar las manos para afirmarlas en la fisura ancha. Estos empotramientos
inseguros empezaron a resbalarse, pero seguí escalando. Intuitivamente, incliné el
cuerpo hacia una posición en la que me coloqué en bavaresa respecto a los
empotramientos. Todavía sentía que las manos no quedaban demasiado firmes, pero el
cambio de posición fue suficiente para evitar que me cayera y poder completar el largo en
libre. Una vez que me liberé de los pensamientos pereverantes generados por mi mente
consciente, la escalada continua y la intuición me proporcionaron la forma de escalar el
tramo clave.
Poco después del episodio de la Sword of Damocles, estaba trabajando en una fisura
corta llamada Superman. Mi hermano. Mark, y yo habíamos intentado liberarla varias
veces y siempre nos echaba para abajo una sección de fisura desplomada para
empotramientos grandes de dedos. Por entonces yo tenía poca experiencia con fisuras de
ese tamaño, y cada vez que llegaba al tramo clave, me agotaba con los empotramientos.
Mi mente consciente, enfrentada a este tipo de empotramiento desconocido, estaba
segura de que mis dedos no aguantarían. Básicamente, mi mente consciente me mentía
diciéndome que los empotramientos no eran lo suficientemente firmes como para fiarme
74
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
de ellos. En realidad, mi mente consciente no sabía si eran seguros o no; todo lo que
sabía era que tirar de ellos quedaba fuera de su zona de confort.
El día que encadené la vía, escalé hasta el tramo clave y, sin razón aparente, al legar a
los empotramientos bloqueé con fuerza y pude hacer un movimiento, luego otro, y otro.
Después de tres o cuatro movimientos, había recorrido ese tramo y pude continuar hasta
el final.
No
conocía
la
mecánica de por qué
aguantan
los
empotramientos,
pero
aguantaron. Obtuve un
conocimiento nuevo de
qué
clase
de
empotramientos podían
aguantar y utilicé este
aprendizaje en muchas
escaladas
posteriores.
No obstante, sólo pude
recibir esta lección al
continuar la vía cuando
mi mente consciente me
decía que no podía.
Una vez que te
implicas, tu actitud se
convierte
en
acción.
Dejas a un lado la mente
consciente. Permites la
libre combinación de la
información que has
obtenido en la fase de
preparación con la información
que
ganas
cuando escalas. Deja
que la intuición guíe tu
exploración
por
lo
desconocido, ya que tu
mente consciente no
puede hacerlo.
Recuerda: tu meta
más
elevada
es
aprender,
y
el
aprendizaje verdadero y
experimental sólo llega
con la acción. Esto es
por lo que escalas. Para superar un reto, tienes que aprender algo, y sólo serás capaz de
aprender permaneciendo abierto y receptivo. En tu preparación para el riesgo has
establecido meticulosamente parámetros específicos para evitar lesiones graves y para
proteger tu vida. Has decidido que el riesgo es adecuado y que quieres afrontarlo. Ahora
la tarea es participar en el desafío del modo más poderoso posible. Te has
comprometido. Libera la mente consciente y confía en el proceso. Acuérdate de todo esto
con la palabra de acción para el proceso de ESCUCHAR: confiar.
75
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Capítulo 7
El viaje
LA fase de preparación del guerrero se centra en comprender cómo funciona nuestra
mente consciente. Nos ponemos a nosotros mismos pequeñas trampas, que disminuyen
nuestro poder e inhiben nuestro desarrollo, Los miedos. reales e imaginados, pueden
influir negativamente en nuestro comportamiento cuando estamos bajo estrés. Reconocer
el miedo y los diferentes tipos de motivación basados en él nos permite obtener una
plataforma desde la que actuar basada en el amor. Esta nueva motivación cambia el
enfoque dé evasión por otro de aprendizaje y búsqueda, el cual agudiza nuestra atención
en la tarea que. tenemos delante. El procesó completo de afrontar riesgos y desafíos no
sólo se vuelve más eficaz, sino también más agradable y gratificante. Aumenta nuestra
motivación y nuestro deseo de enfrentarnos a situaciones desafiantes. Por tanto, el
método del guerrero de la roca nos introduce en una espiral positiva, un camino que aumenta continuamente el poder personal del que disponemos para afrontar retos y
desafíos.
En la fase de transición nos centramos en comprometernos plenamente con la acción.
La fase de preparación nos ayudó a conseguirlo, ya que con ella nos hacemos una idea
mejor de en qué consiste exactamente el retó. Analizamos el reto escrupulosamente,
elaboramos planes para reducir el peligro, y resolvimos las dudas sobre nuestra intención
de arriesgarnos. También desarrollamos técnicas psicológicas especificas para
implicarnos plenamente con el proceso.
Ahora, en la fase de acción, nos mantenemos mentalmente en la acción con la actitud
más poderosa posible, desoyendo nuestra tendencia natural a buscar un escape. En el
proceso de ESCUCHAR vimos cómo liberar los sistemas de información subconsciente e
intuitiva y cómo limitar la intervención de la mente consciente. El proceso final, el VIAJE,
se centra en mantener la atención fija en el presente para encontrar comodidad y
significado en la actividad.
Cuando estamos en el caos de una actividad, nuestra atención tiende por. naturaleza a
buscar un escape. Quiere huir hacia una posición cómoda, como el final de la vía, el
siguiente seguro o el siguiente descanso. Tenemos que aprender a mantener la atención
centrada
L A C O MP E TI TI VI D A O D E L A VI DA
EN la vida, nos enseñan desde muy pronto a ser competitivos y a valorar nuestros
logros y resultados. Nos animán a hacer algo en la vida o a progresar. Se pone el énfasis
en un destino futuro, por el cual tenemos que sacrificar el bienestar del presente.
Irónicamente, una vez que llegamos al destino -conseguir ese trabajo codiciado, escalar
esa vía de 5.12 (séptimo grado)- descubrimos que no es en absoluto un destino final . No
nos sentimos satisfechos al llegar y quedarnos en él. Incluso puede que contemplemos
con nostalgia la pasión que sentíamos cuando ese destino nos parecía la tierra prometida, antes de darnos cuenta de que era simplemente el final de un viaje.
Inevitablemente, emprendemos un nuevo viaje. y otro más después dé ése. De hecho,
pasamos la vida entera viajando.
El guerrero es realista por excelencia. Sabe que la vida es un viaje, y en vez de correr a
ciegas hacia el siguiente destino, valora el viaje en sí mismo y vive conscientemente
dentro de él.
Tener una mentalidad orientada al destino es lo habitual en la sociedad en general, y
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
tendemos a adoptarla por omisión en situaciones de gran estrés e incomodidad. Cuando
llegamos a una situación de escalada incómoda, por ejemplo un offwidth, en seguida
miramos hacia arriba para ver dónde terminará el esfuerzo. Si vemos que podemos
descansar tres metros más arriba, puede que nos sintamos con energías, totalmente
capaces de subir. Sin embargo, si vemos que él esfuerzo puede durar quince metros, nos
desanimamos y no lograras reunir la voluntad suficiente como para subir los mismos tres
metros de antes. Esos tres metros dé escalada son los mismos en arribas situaciones,
pero nosotros no somos los mismos. Nuestra atención se ha apartado del reto, yéndose
hacia el futuro. Si conseguimos permanecer centrados en la escalada -el viaje-, no
arruinaremos nuestro esfuerzo con la ansiedad provocada por la lejanía del destino.
Muchas veces, esos tres metros de esfuerzo pueden conducimos a un nuevo
conocimiento, que no descubriremos si cedemos ante la incomodidad.
La incomodidad es un estímulo para la mentalidad de destino, y el caos es otro. Nos
han educado para evitar el caos. En el colegio, nos condicionan para trabajar en un medio
estructurado rígidamente, y descomponen el aprendizaje en tareas que han de ser
realizadas de forma organizada, una a una. La capacidad de organización es una
habilidad importante, pero a veces una experiencia no se puede organizar y
descomponer. Un ejemplo es implicarse en una sección clave de roca desconocida.
Debemos tomarlo como un todo y manejamos con él.
Cuántas veces habrás dicho: «Cuando resuelva este problema, entonces podré
ponerme manos a la obra». Con esta sentencia, estás posponiendo lo que quieres
conseguir hasta que puedas crear un ambiente tranquilo y apropiado. Normalmente, esa
perfección nunca se materializa. El caos continúa, y te paraliza. ¿Por qué no ponerte
simplemente manos a la obra, haya o no caos?
En una situación desafiante de escalada, constantemente te introduces en lo
desconocido, le llega tal cantidad de información nueva, que resulta imposible completar
una tarea antes de comenzar otra. La mayoría de nosotros no tiene la habilidad de
manejarse bien en medio de un caos semejante. Cuando nuestro método habitual, de
paso a paso, no funciona, tendemos a sentir pánico o a rebelarnos. Cuando nos
enfrentamos al caos, intentamos deshacernos de él en vez de integrarnos en él. El
guerrero sabe que no es posible deshacerse de él, por lo que se esfuerza por encontrar la
armonía interna dentro del caos.
La búsqueda intencionada del riesgo nos permite practicar la relación con el caos,
pero a menudo nuestra reacción mental es abandonar el escenario. Deseamos
pasivamente que el caos se simplifique y se resuelva por sí mismo. En realidad, cuando
permanecemos relajados y abandonamos el comportamiento de deseo y esperanza,
maximizamos nuestra efectividad para funcionar en medio del caos. La clave es aceptar la
naturaleza caótica de la experiencia y dirigir hacia ella toda nuestra atención. Esta
aceptación se logra con una actitud de viaje.
La mentalidad de destino también es responsable de la ansiedad que generamos ante
los fracasos y los éxitos. Escribo fracaso y éxito con cursiva porque un guerrero no utiliza
estos términos. No considera el resultado de su esfuerzo exitoso o fallido. Encadenar una
vía puede ser su meta provisional, pero su meta más elevada es aprender El guerrero no
sabe qué resultado le aportará más aprendizaje.
Quizá, temes fracasar en las vías, en concreto el fracaso repetitivo cuando estás
escalando en tu límite. Quieres desesperadamente evitar el enfado que experimentas
cuando te caes, la culpabilidad que sientes por tu falta de seriedad ante el entrenamiento,
o tus lamentaciones llenas de rencor por haber cenado demasiado la noche anterior.
Estos sentimientos disipan la alegría de tu esfuerzo. Llegas a un punto en el que lo único
que quieres es acabar la vía para terminar con todas esas sensaciones de fracaso.
O puede que lo que te genere ansiedad sea el éxito. Este estado de ánimo no es
negativo como la ansiedad ante el fracaso, pero sigue desviando del presente una
atención valiosa. Cuando superas el paso clave y tienes el éxito a la vista, te vuelves
protector con el esfuerzo que has realizado, como si de algún modo pudieras perderlo.
Te separas del proceso y te atas a la recompensa que te aguarda si acabas la vía sin
caerte. «No lo estropees», te dices a ti mismo.
En este momento, dejas de estar interesado en el acto de la escalada; sólo quieres
haber escalado ya la vía. Llegas al paso clave, o lo superas, y aparece la ansiedad, el
miedo a perder el éxito, que supones ya casi tuyo. Obviamente, tu intención no está
trabajando a tu favor aquí. Te estás centrando de una forma negativa en no perder una
ascensión que ni siquiera has terminado todavía.
Tanto en la ansiedad por el éxito como por el fracaso, pierdes concentración. Al
valorar el resultado en exceso y subestimar el proceso, te centras en el destino. Una vez
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
que haces esto, escalar no tiene sentido. Te cierras demasiado al momento presente y no
aprendes. Sólo quieres que tu cuerpo alcance a tu mente, la cual ya está en la zona de
confort del final de la vía o en el suelo, disfrutando del triunfo.
Uno de los síntomas más evidentes de una mentalidad de destino es el nerviosismo
antes del esfuerzo del encadenamiento y durante el mismo. Te motiva el haber hecho la
vía, pero el esfuerzo y la incertidumbre que te separan dé tu meta te ponen nervioso.
Algunos escaladores también experimentan una extraña pérdida de motivación cuando ya
han ensayado los movimientos de una vía y la han intentado varias veces. Esto también
está provocado por una mentalidad de destino. Tienes la vía casi hecha. Sabes que
puedes hacerla y. sin embargo, el verdadero reto y el aprendizaje interior todavía
aguarda. Con una actitud de vía casi hecha, la acción pasa a ser una obligación en vez de
la elección de entrar en la zona de riesgo y de conseguir poder. Por tanto, la motivación
decae.
El éxito y el fracaso no existen en el presente, sólo existen el esfuerzo y la acción.
Lanzas a una presa, superas un desplome, empotras la mano en una fisura y vuelas
libremente por los aires. Esto es lo que existe en el presente. Exito y fracaso son
construcciones posteriores, fantasmas creados por el ego. El ego no sirve para aprender
ni se siente a gusto en el caos. Más bien, quiere una lista de trofeos con la que darse
importancia. Intentará escapar del caos de la zona de riesgo hacia un destino confortable,
incluso aunque al hacerlo arruine tu esfuerzo.
Paul Piana, un experto escalador con muchas primeras ascensiones en su haber, me
contó una historia que muestra el poder de tener una mentalidad de viaje. En 1996 había
estado trabajando en el encadenamiento de un proyecto. Atomic Cow en Wild Iris, una
escuela de escalada deportiva cercana a su casa en Lander, Wyoming. Un día apareció en
la zona un amigo de fuera. «Le hablé de un bonito 5.13 (8a) en el que había estado
trabajando y que tenía unos movimientos muy disfrutones», me contó Paul. «Yo no había
podido encadenarlo, pero quería mostrarle los pasos, Subí sin otra expectativa que
mostrarle lo bonitos que eran los movimientos». Para sorpresa del propio Paul, levitó de
un paso a otro y logró el encadenamiento. Con la atención puesta en los movimientos en
vez de en encadenar, logró esa
concentración
relajada
que
necesitaba para sacar el máximo
partido a su esfuerzo. Al no
pensar en el destino, lo alcanzó.
Uno de mis alumnos, Jeff
Jenkins, tuvo una experiencia
parecida
cuando
estaba
escalando en la zona de Obed
River del noreste de Tennessee.
Había estado ensayando un
famoso
5.12
(7b)
llamado
Tierrany, una vía muy vertical que
recorre una serie de techos escalonados. Hizo varios intentos
durante unos días y volvió el
último día antes de que él y su
compañero se trasladaran a otra
zona.
«Había
asumido
prácticamente que Tierrany no
me iba a salir ese día», contaba
Jeff «pero quería hacer un último
intento sólo para ver si al final
había resuelto el paso clave». Jeff
había aceptado que el encadenamiento podía esperar para otra
ocasión, y simplemente se dedicó
a comprobar su conocimiento de
la vía. Como consecuencia, su
atención se centró totalmente en
la escalada en vez de en el éxito
o el fracaso. Subió la vía con una
actitud relajada y curiosa. «¡Quién
me lo iba a decir! Lo siguiente
que supe fue que había superado
el paso clave y que estaba
temblando justo debajo de la reunión», exclamó Jeff Un minuto después completó el
78
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
encadenamiento, que considera hasta la fecha uno de los más gratificantes.
La mentalidad de destino provoca una forma de pensar inconexa que entorpece la
actuación. El cuerpo siempre actúa en el pre
sente, pero el pensamiento de la mente consciente habita en el pasado o en el futuro. No
puedes tener un pensamiento sobre el momento presente; en el tiempo que tarda en
formarse el pensamiento, tal momento ya
ha pasada Cuando estás inmerso en el
riesgo, necesitas una percepción inmediata
y directa, no el comentario de la conciencia
aislada, pensando en lo que está pasando.
Cuando la mente consciente se pone a
pensar, se abre un hueco entre tu cuerpo y
tu mente. Por ese hueco entra el miedo y
sale la atención.
En la mentalidad de viaje, en cambio, no
queda espacio para el miedo El fracaso no
existe en el presente, ni la carga teórica
que conlleva. El éxito es igualmente
irrelevante. La mentalidad de viaje se queda
en el aprendizaje y busca aumentar el
poder personal, y no depende de la méta
secundaria de lograr una vía específica.
Puede que verdaderamente quieras hacer
uña determinada vía. Es normal. El camino
del guerrero de la roca, no obstante, te
enseña que estar excesivamente atado a
ese tipo de metas no resulta eficaz para
lograrlas. El aprendizaje y el poder personal
son los objetivos reales. Si dirigimos
nuestros esfuerzos con firmeza hacia esos
objetivos, seremos capaces de alcanzar
más fácilmente nuestras metas de escalada.
La mentalidad de viaje está basada en el
amor y preparada para implicarse en el
riesgo. No hunde sus raíces en el escape o
la evasión como es el caso del pensamiento
de destino. Cuando amas el desafío, pones
libremente tu atención en él. Estás en
equilibrio con el fluir de la experiencia. No
estás luchando contra él. esquivándolo o
deseando acabarlo.
La escaladora y alpinista francesa Catherine Destivelle
visualizando una secuencia en la competición de escalada
celebrada en la Riba en 1989.
Además, el pensamiento de VIAJE
engrandece la recompensa que recibes tras la escalada. Si no tienes la atención puesta en
el presente durante la experiencia, no la recordarás muy bien. Los detalles serán vagos.
No podrás recordar la textura de la roca ni la sensación de una intuición repentina y
fugaz acerca de unos pasos y el fluir hacia ellos; Tu atención se habrá ido, como un
fantasma, para vivir en la fantasía hueca de tu éxito futuro. Sólo habrás estado presente
parcialmente en la escena de la escalada. Estabas escalando para que la escalada
terminase. Ahora que has terminado de escalar, es como si nunca hubieras escalado
realmente.
Una de las primeras veces que fui consciente de estar disfrutando realmente del viaje
me ocurrió en el valle de Yosemite. En 1984 escalé El Capitán por primera vez. Steve
Petro y yo acabábamos de pasar cuatro días escalando la Zodiac. Estábamos rendidos
después de la escalada y ahora nos enfrentábamos a la tarea de arrastrar todo el material
y a nosotros mismos hasta el fondo del valle. Cuando bajábamos por el hombro de El
Capitán hasta las repisas de East ledge y rapelábamos con los pesados petates y las
cuerdas hincadas en los hombros y las caderas, nuestra atención voló hacia el futuro
hacia el inminente momento en que estaríamos abajo, duchados y relajados.
Cuando estaba recorriendo el último kilómetro, me vino a la mente la idea de que esta
experiencia, tan rica y gratificante, estaba a punto de acabar. Después se hundiría en mi
memoria y desaparecería lentamente. Me di cuenta de que quería sentir el dolor, la
incomodidad y todo lo que estaba ocurriendo en ese momento. Quería sentirlo
plenamente sin intentar escapar de ello. La vivencia acabaría muy pronto, y quería
percibirla en su totalidad.
79
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Pensar en un destino futuro, en el que estaría libre de dolor y cómodo, no cambió el
hecho de que en ese momento me sentía dolorido. Al sentir la incomodidad y la fatiga,
toda mi atención permaneció en el presente. Todavía recuerdo la experiencia vivamente,
incluso el descenso. Al permanecer en la incomodidad del presente, mi experiencia fue
mucho más rica, y puedo afirmar que en verdad disfruté de aquel sufrimiento.
Muchos escaladores han tenido experiencias de este tipo al final de una actividad larga
y agotadora. Descubren que están participando en una gran aventura que está a punto de
acabar. El arte del proceso de VIAJE del guerrero es mantener esta actitud incluso durante
una actividad de cinco minutos.
AR M ON ÍA BA J O P RE SI Ó N Y J UG AR P AR A S IE M PR E
LA mentalidad de viaje centra la atención en el presente. Para escalar a nuestro
máximo nivel tenemos que tener toda la atención centrada en la escalada. No podemos
desperdiciarla en el futuro. Esto es más fácil de decir que de hacer. La zona de riesgo es
incómoda. y tenemos la costumbre
de escapar de la incomodidad. Lo
que decimos en los momentos de
nerviosismo, como «si pudiera
aunque fuera llegar a esa presa...»,
traiciona esta mentalidad: nuestra
atención se está escapando desde
el viaje hacia el destino.
No dejes que tu atención se
traslade de una zona de confort a
la siguiente. Semejante enfoque
hará
que
tu
esfuerzo
sea
entrecortado y vacilante, y que
derroches energía. En vez de eso.
has de ser fluido y flexible. Escala
de forma continua, con una
intención inflexible, sin dejar
tiempo para estancarte en el miedo
y la duda.
La incomodidad, la sensación de
caos, la actitud de pelear o huir;
todo
esto
caracteriza
una
experiencia
habitual
de
un
escalador en la zona de riesgo. La
tarea del guerrero es afrontar el
riesgo de una for
ma tan consciente y plena que le
permita
asumir
los
factores
estresantes y no luchar contra
ellos. En la zona de riesgo experimentarás, por su propia naturaleza, una tensión entre contrarios:
ente el deseo de descansar y el de
ejercitar tu poder; entre el deseo
de subir hasta completar la actividad y el de someterse a una prueba. Aguanta la tensión.
Encuentra comodidad en el caos.
Rompe con el hábito de querer escapar de una situación exigente lo más rápido
posible. Adopta un talante de valoración hacia el reto y el aprendizaje. Márcate metas que
persigan el viaje y el esfuerzo en vez del destino y él encadenamiento. Tu meta no
debería ser encadenar una vía, sino permanecer centrado en el esfuerzo de manera que el
encadenamiento se manifieste por sí mismo. Verás que tu escalada cobra mucho más
sentido. Y es más divertida.
La gran verdad de que nuestro tiempo en la tierra es limitado, ayuda al guerrero a
valorar el presente. El guerrero acepta que la muerte sea su consejera. Puede que esto
suene a un mal augurio. pero ayuda a tomarse la vida en serio. Es un recordatorio sencillo y nada absurdo de que todos los momentos importan. Ante nuestra mortalidad, los
valores derivados del exterior y las mezquinas tretas del ego parecen ridiculas. Al ser
conscientes de que. inevitablemente, moriremos, no nos aferramos a destinos insignificantes. Todo lo externo nos será quitado algún día; por tanto, en cierto sentido, no
80
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
tenemos nada que perder. La muerte nos advierte que prestemos atención a lo que
importa: el aprendizaje y el crecimiento.
La muerte, no obstante, no nos dice que seamos temerarios. Nuestro tiempo en la tierra
es valioso. No vamos a desaprovechar absurdamente ni un momento. No existen los
ensayos. Si vamos a afrontar un reto en el que creemos, le concederemos un 100 por
ciento de atención. El guerrero se esfuerza por asumir cada acción como si fuera su
última batalla en la tierra.
El proceso del VIAJE es el método del guerrero de la roca para mantener la atención en
el momento presente y sentirse cómodo en él, independientemente de lo tensa o caótica
que sea la situación. Su comodidad proviene de estar en contacto con sus valores más
profundos: aprender de la experiencia, amar la vida y aumentar su poder personal.
Físicamente, trata con el caos del reto de escalada utilizando descansos imaginativos,
agarrándose sin apretar excesivamente. tranquilizándose, permaneciendo en equilibrio y
sintiendo la alegría de esforzarse. Estas cosas centran la atención en encontrar
comodidad en el riesgo. Si esta atención divaga por la escalada hacia el destino, entonces
el guerrero ha de recordarse a sí mismo su intención de actuar, no de pensar en haber
actuado ya. Devuelve con resolución su atención a la tarea que tiene delante. Si no sabe
qué hacer en un momento dado, no se queda en un punto muerto. Se centra en las
posibilidades, dando pie a su actuación: «¿Ahora qué?». Esta es una pregunta directa
dirigida a sus canales intuitivos, los cuales localizan las oportunidades que ofrece la
situación y se dirigen hacia ellas.
Aunque es útil fragmentar la experiencia en preparación, transición y acción, el camino del
guerrero de la roca está en realidad más unificado. Cada tarea de la preparación forma parte del
gran VIAJE. Puede que no nos preparemos para la acción minuciosamente todas las veces, pero
somos conscientes de que estamos dentro del camino del guerrero. Analizamos sin prisa nuestra
motivación desde (a posición de testigo. Mantenemos nuestra atención en el proceso y
aprendemos de las experiencias. No nos mentimos a nosotros mismos acerca de nuestro esfuerzo
y nuestra actuación, ni tampoco nos castigamos. Al comprendernos mejor, nuestro poder
aumenta. Nuestra actitud mental al escalar deja de ser la de un perro desobediente, siempre
metiéndose en líos y luego agachando la cabeza ante la culpabilidad o el miedo al castigo. Nuestra
actitud se convierte en un instrumento de poder. La palabra de acción del proceso del VIAJE es
atención. Aplica la atención ahora, al presente, en cada paso del viaje.
81
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Conclusión
PETER Croft, Mark Wilford y John Bachar son tres de los escaladores que conozco con
más cualidades a la hora de afrontar una escalada peligrosa o arriesgada. Hace poco les
pregunté por qué ellos podían superar el miedo mientras que tantos otros escaladores no
eran capaces. ¿Sabes lo que me respondieron? Básicamente, me dijeron que no sabían por
qué, o que no habían pensado demasiado en ello. Guando escuché esto, me alegré de
haber escrito este libro. He pensado a menudo en esta pregunta, y he puesto: a prueba
mis respuestas en la roca. El entrenamiento mental no tiene por qué ser intangible y
difuso; puede ser muy simple, comprensible y práctico. La filosofía del guerrero de la
roca es muy práctica.
Aunque Croft, Wilford o Bachar lo supieran o no, lo que más les ayuda a superar el
miedo es el profundo amor por lo que hacen. Esta es la base del método del guerrero: la
motivación basada en el amor. Si tienes una motivación basada en un amor profundo, ya
estás practicando el proceso del guerrero, seas p .no consciente de ello. Cuando amas
algo, la atención se centra automáticamente en el presenté, ya que no hay otro lugar en
el que te gustaría estar.
Lo que surge directamente del amor por lo que haces y se centra en el presente está
relacionado con el aprendizaje. "Todos los seres vivos, tú incluido, son creados, crecen y
después mueren. Ya que has sido creado y todavía no estás muerto, experimentarás una
mayor armonía cuando te integres en el proceso positivo que queda en medio: el
crecimiento. Vives en un mundo dinámico. Si estás ancla
do a una zona de confort rígida, entonces estás muriendo; lentamente, pero muriendo.
Para seguir vibrando, tienes que implicarte en la vida y afrontar riesgos, no para
conquistar alguna cumbre esquiva o un encadenamiento, sirio para aprender y crecer.
Valora el aprendizaje, es el alimento de nuestro crecimiento. Aprender supone resolver
problema tras problema, pasar de una oportunidad a otra. Demuestras que valoras el
aprendizaje cuando mantienes la atención en esos problemas y oportunidades. Cuando te
sientas distraído o nervioso, hazte las preguntas: «¿Estoy dirigiendo mi atención a
resolver este problema?» o «¿qué oportunidades para aprender me ofrece esta situación?»
Si no tienes la atención puesta en resolver el problema o en buscar oportunidades, deja
de perder esa atención y utilízala impecablemente para tratar con lo que estés haciendo,
sea lo que sea.
Que la teoría sea simple no quiere decir que sea fácil llevarla a la práctica. Todos
estamos repletos de hábitos limitadores y creencias inútiles. El camino del guerrero no es
un destino por el que tengas que luchar para llegar. Está aquí, ahora. Es la lucha misma.
Este libro establece siete procesos que te ofrecen una guía para seguir tu camino. Seguir
el camino del guerrero de la roca significa decidir marchar por la senda. Para ello,
simplemente sé observador y presta atención.
Un guerrero se prepara para los riesgos que sabe que encontrará. Utiliza la atención
para recopilar información sobre el riesgo, pasando el máximo posible de lo desconocido
a lo conocido. Sabe que el ego intentará sabotear su esfuerzo. Se retira a la posición del
testigo con su espada en la mano y decapita cualquier cabeza que el ego asome. Se
centra en sí mismo para estar presente ante el reto que se acerca. Analiza las
consecuencias y se centra en las posibilidades de la situación. Después, toma una
decisión, la de afrontar o no el reto. Pasa de la preparación a la acción. Si decide afrontar
el reto, elimina todas las opciones de replanteamiento, duda o vacilación, y se
compromete incondicionalmente con el esfuerzo. Adopta la firme intención de pasar a la
acción y se implica totalmente con esa intención. Una vez que se ha lanzado a la fase de
acción, sabe que ya no está en ningún otro sitio. Está en un nuevo dominio, acompañado
por elementos desconocidos, potencial no descubierto y magia. Puede que en su
82
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
conciencia aparezcan las dudas y los miedos, pero los disipa y permanece fiel a su
intención de actuar.
Cuando vayas avanzando por el camino, colócate junto al crecimiento y el aprendizaje,
le encontrarás en una situación paradójica, ya que la comodidad, la seguridad y el éxito
tirarán de ti. Pero esto no se puede obtener directamente. Sólo centrando tu atención en
el presente y en el proceso, y no en el resultado, puedes llegar a donde deseas.
Es un viaje muy personal.
Es tu viaje. Te descubrirás
enfrentado a los caminos de
las masas, cuyas vidas se
centran en la lucha para
obtener
comodidad
y
seguridad. El camino del
guerrero es un viaje solitario
que no espera respeto o
aprobación de los demás.
Leer este libro provocará
automáticamente que seas
más consciente. Es un primer
paso importante. Es la fase de
preparación. Evalúa lo que
has leído. Procésalo. Ahora te
enfrentas a la fase de transición. Te enfrentas a la
elección.
¿Avanzarás
al
encuentro del desafío o
retrocederás hacia tu zona de
confort? Busca dentro de ti y
saca el coraje para seguir el
camino del guerrero. Decide
aplicarlo sin reservas en la
roca.
Recuerda también que el
camino del guerrero de la
roca es un modo de encontrar
equilibrio y armonía, y que
tiene un propósito: vital
detrás. Las cosas importantes
que queremos, incluidos los
encadenamientos,
son
peldaños hacia una vida más
pacífica. Queremos estar en
paz con nosotros mismos y
ser capaces de mantener esa
paz frente a la adversidad. La
capacidad de hacer esto es la
máxima expresión del poder
del guerrero.
Acepta el viaje. Vive en paz con él. Cuídalo. Cuando puedas estar al mismo tiempo con
la dificultad y el caos, entonces lo trascenderás. Simplemente sigue tu camino, sé
observador, presta atención, aprende y crece en tu comprensión de quién eres y qué es
posible para ti. Si te aproximas a la roca por el camino del guerrero, ella te enseñará.
83
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Ejercicios
IN TR OD UC CI Ó N
E st abl e c er u na i n t e nc ió n
Sea lo que sea lo que escojas practicar, establece una intención. En los siguientes
ejercicios de escalada, establece la intención antes de levantarte del suelo. Tu compañero
te puede ayudar. Pídele a quien te esté asegurando que no te grite imprecisas palabras de
ánimo como «¡vamos!» o «¡tú puedes!», sino que más bien te recuerde tu intención
específica.
Al establecer una intención concreta, concentras tu foco de atención y reduces la
posibilidad de caer en tu forma de escalar habitual. Establecer una intención te ayuda a
centrarte en la tarea que quieras practicar.
Vi s uali za ci ó n
¿Te ha pasado alguna vez que has querido hacer alguna vía con todas tus ganas y no
te la podías sacar de la cabeza? ¿Te ves haciendo los movimientos cuando te acuestas por
la noche? Eso es visualizar. La visualización es el elemento más antiguo del entrenamiento mental, utilizado por los atletas desde competidores olímpicos hasta los aficionados al
tenis. Básicamente, consiste en cerrar los ojos y realizar mentalmente la actividad que
quieras hacer, de la forma en que quieras hacerla. Incluso si no visualizas
conscientemente, creas imágenes en la cabeza que influyen mucho en tu actuación
posterior. La mayoría de ellas son inconscientes. Puedes tener imágenes de ti mismo sin
nada de fuerza o cayéndote en el paso clave. Estas imágenes tienden a convertirse en
realidad. Asimismo, las imágenes de ti mismo escalando sin esfuerzo, en perfecto
equilibrio y realizando confiadamente los movimientos, pueden llegar a ser reales. El
cuerpo responde a los requerimientos de la mente. Al practicar deliberadamente la
visualización, montas la coreografía de la actuación que quieres y la integras, no sólo en
el ámbito mental, sino también en el cuerpo físico. En la pantalla de tu mente,
contémplate realizando los movimientos de forma impecable y precisa, como te gustaría
que ocurriera en la roca. Construye una visión lo más realista que puedas, incluyendo
acciones como la de atarte la cuerda, los sonidos y olores del entorno y la textura de la
roca. Estos detalles te ayudarán a que la visualización coincida con la actuación real y se
ajuste a ella cuando empieces a escalar.
CAP ÍT UL O 1 . S E R C ON SC I E NT E M e di ta ci ó n
La meditación puede adoptar muchas formas. Para nuestro propósito, meditar
significa mantener tu atención en la respiración y vigilar que tus pensamientos no la
aparten de ella. Puede que te distraigas con sonidos que escuches o con las tareas que
tengas que hacer más tarde.
La meditación te ayuda a colocarte en la posición de testigo. Tú no eres tus
pensamientos; eres el observador de tus pensamientos. Desde la posición de testigo
percibes cómo tus pensamientos desvían tu atención hacia otras cosas de tu entorno. Al
identificar al testigo, te colocas en una posición de poder desde la que observar tus
pensamientos. Así, puedes escoger de forma consciente actuar o no respecto a un
determinado pensamiento.
¡A lt o !
Este ejercicio lo creó George Gurdjieff, el autor ruso vinculado con la tradición de
guerrero. Es un ejercicio simple: dices «alto!» cuando te descubres siguiendo un hábito.
84
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Si puedes detener ese hábito, demuestras que tienes el control consciente de tu
comportamiento; si no puedes pararlo, eres inconsciente y funcionas automáticamente,
como un esclavo del hábito. Por ejemplo, si normalmente te pones a la defensiva cuando
alguien te corrige, di «¡alto!» ¿Puedes dejar de defenderte?
El propósito de este ejercicio es comprobar el nivel de conciencia de tus hábitos, y
ayudarte a acabar con ellos. Al decir «¡alto!» te concedes un momento de conciencia para
dejar de actuar conforme a tus hábitos.
Re tra sar y di so ci ar
Preparación: escoge una vía que está fuera de tu zona de confort.
Si ya sabes escalar de primero, es mejor que hagas este ejercicio así. Escala hasta un
punto en el que pienses que te vas a caer irremediablemente. Entonces aparecerán tus
reacciones habituales, como destrepar o agarrarte a una cinta. En el momento de la
verdad... espera.
Establece la intención: retrasa la representación de un hábito. Antes de empezar la vía,
sé consciente de que cuando te encuentres bajo estrés, van a aparecer los pensamientos
de confort. Quizá tengas la costumbre de decirte que debes agarrarte a una cinta, o escapar de algún otro modo a la incomodidad del esfuerzo. Acepta esos pensamientos.
Cuando aparezcan, simplemente retrasa su puesta en práctica. No destrepes, no te
agarres a la cinta, no hagas nada. Simplemente aguanta en las presas y quédate dónde
estás.
Después, empieza a disociarte del rumbo habitud de tus acciones. Al retrasar, has roto
la primera reacción de tu hábito. Después, sigue descomponiendo el hábito siendo
consciente de él y comentándolo. Háblate a ti mismo. Llámate por tu nombre: «Vale.
Amo. Estás pensando en agarrarte a la cinta. Puede que lo hagas, pero por ahora espera».
Mientras esperas, puedes dar un paso arriba o abajo o recolocarte. Espera o haz algo que
sea diferente de lo que haces habitualmente. Una vez que has roto la cadena de acciones
de un hábito, puedes finalizar el ejercicio con una actuación no acostumbrada. Haz algo
que parezca atrevido. Di «¡dame medio metro de comba!» en vez de «¡pilla!»; después
déjate caer. O sigue escalando hasta el siguiente descanso. O haz un lanzamiento
intencionado hacia un agarre inútil y provoca la caída. No importa lo que hagas, siempre
que no sea lo habitual.
Retrasar y disociar te ayudan a colocarte en la posición de testigo. Desde ella, puedes
romper el ciclo habitual de pensamientos limitadores y de reacción.
Se n tir s e ex tra ñ o
Preparación: provoca una situación de escalada que normalmente habrías evitado o
que nunca te hayas planteado. La situación debe hacerte sentir totalmente incómodo:
como si fueras un extraño. Por ejemplo, sube a una vía y no lleves magnesio. O ponte
unos pies de gato que te vengan grandes. Sí eres un escalador explosivo, métete en una
delicada vía de placa.
Tu meta es provocar una reacción emocional ante una situación tensa. Observa si
reaccionas; por ejemplo, si te sientes frustrado, enfadado, o si echas la culpa a cosas
como a la debilidad de tus antebrazos. Este tipo de reacciones implican que no eres
consciente.
Establece la intención: observar estos comportamientos limitadores.
Este ejercicio te ayuda a someter al ego y a obtener conocimiento de ti mismo. El ego
se ensalza cuando te metes en una vía en la que tienes bastantes posibilidades de llegar
arriba. Obsérvate cuando te sientas frustrado, enfadado o cuando reacciones; todo son
manifestaciones de que el ego no ha obtenido lo que quiere. Una vez que observas estas
reacciones limitadoras y esas pérdidas de atención, puedes acabar con ellas poniendo fin
a ese comportamiento.
A ut o vi gila n cia
Grábate escalando una vía en tu límite. Escala como normalmente lo harías, sin
cambiar nada. Después mira el vídeo, prestando atención a tu técnica, tu lenguaje
corporal, etc. Después, míralo de nuevo, esta vez fijándote en el diálogo interior que
temas en cada momento de la escalada. ¿Te limitaba o te daba poder? ¿Puedes percibir
algún efecto de tu diálogo interior en tu escalada?
85
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Observarte en un vídeo es una buena forma de separarte de tu actuación. Eres capaz
de verla más objetivamente, ya que te estás viendo como lo harían los demás, separado
de los sentimientos subjetivos del esfuerzo.
CAP ÍT UL O 2 . L A VI DA E S S U TIL
Co l oca r/ es tir ar
Preparación: escoge una ruta que te resulte fácil, ya sea con la cuerda por arriba o de
primero.
Establece la intención: escalar dando los pasos con ambas piernas, colocándolas
flexionadas y luego estirándolas. Según escalas de este modo, coloca la cadera recta y
hacia dentro, cerca de la roca. Colocar y estirar las piernas mejora tu toma de conciencia
sobre la utilización de tu cuerpo para escalar eficazmente. También produce una postura
más positiva y un estilo más equilibrado, y genera confianza.
M e di tac i ón e n la r o ca
Este ejercicio es ideal para incluirlo en tu calentamiento,
Preparación: escoge una ruta que te resulte fácil, ya sea con la cuerda por arriba o de
primero.
Establece la intención: ascender despacio fijándote en cómo escalas. Emplea una
técnica de pies precisa, escala y respira regularmente, ponte de pie con ambas piernas, y
céntrate en el equilibrio.
Al escalar de forma eficaz y fluida en las vías fáciles, marcas para ese día una pauta
que continuará durante tu esfuerzo posterior en vías más difíciles.
Pro bl e ma -d e sa fí o - op or t u ni da d
Este es un ejercicio escrito. Responde a cada una de estas preguntas aparentemente
iguales, en el mismo orden:
¿Cuál es tu mayor problema para mejorar tu actuación en la escalada?
R:
_______________________________________________________________________________________
____
¿Cuál es el mayor desafío que encuentras para mejorar tu actuación en la
escalada?
R:
_________________________________________________________________________________
____
¿Cuál es la mejor oportunidad que tienes para mejorar tu actuación en la
escalada?
R:
_______________________________________________________________________________________
_____
Estas preguntas son las mismas excepto por un detalle: las palabras problema, desafío
y oportunidad. Tus respuestas, sin embargo, pueden ser reveladoras. Cuando consideras
«mejorar tu actuación en la escalada» desde el punto de vista de los problemas, tu
respuesta mostrará un enfoque de evasión y afrontarás la situación pasivamente; por
ejemplo: «Me da miedo caerme.»
Si
86
sustituyes
problema
por
desafío
al
formular
la
pregunta,
tu
respuesta
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
necesariamente contendrá acción: «Mi principal desafío es superar el miedo a caer».
Incluso aunque estés hablando sobre la misma situación, tienes una mentalidad más
basada en el amor y dispones del comienzo de un plan.
Finalmente, si sustituyes desafío por oportunidad, tu respuesta estará todavía más
orientada hacia la acción y basada en el amor. Por ejemplo: «Tengo la opción de salir,
practicar caídas y superar mis miedos a caer.» Al utilizar oportunidad en la pregunta,
generas una respuesta que te ayuda a comprometerte con la situación y a mejorar
activamente tu actuación. Aquí es donde tienes que llegar, a esta motivación basada en el
amor. Puedes utilizar este ejercicio de tres partes para cualquier pregunta relacionada
con tu actuación.
Re spi ra ci ó n d eli b er ada
Preparación: escoge una ruta que te resulte fácil, ya sea con la cuerda por arriba o de
primero.
Establece la intención: respirar deliberadamente. Cuando escales, simplemente
céntrate en respirar continuamente. Con cada respiración, saca todo el aire con tus
músculos abdominales, y échalo por la boca emitiendo sonido. Al hacerlo, escucha y
siente que respiras de forma continua, y que no aguantas la respiración. La inspiración te
llegará automáticamente y el ciclo de la respiración será más largo y profundo.
Respirar continua y deliberadamente te ayuda a permanecer inmerso en el proceso y
reduce los miedos y la ansiedad.
E nf o q u e d e o j os bla n d os
El enfoque de ojos blandos hará que estés más receptivo y atentó a lo que te rodea.
Preparación: escoge una ruta que te resulte fácil, ya sea con la cuerda por arriba o de
primero. Cuando escales, no te fijes en un solo agarre, un relieve o una parte del cuerpo.
Has de mirar lo que tienes alrededor de la misma forma que lo que tienes justo delante.
Establece la intención: ampliar tu atención visual para que abarque todo tu campo de
visión.
Normalmente, la visión se centra en una pequeña parte de lo que te rodea. Tu mente
consciente aísla partes del entorno y se queda en ellas. Al no centrarte en nada en
concreto de tu campo de visión, expandes tu atención. El enfoque de ojos blandos valora
de la misma forma todas las cosas, permitiéndote obtener un conocimiento más
completo de la situación. Tu subconsciente puede recopilar información e incorporarla a
tu escalada.
Re spi ra ci ó n iz q ui er da/ d er e c ha
Puede que hayas oído hablar de las investigaciones sobre la parte izquierda y la
derecha del cerebro. Hay estudios que han demostrado que cada uno de los dos
hemisferios de la corteza cerebral está especializado en un tipo de funciones diferente.
La parte izquierda es más analítica, lógica y secuencial, se fija en los detalles y piensa
desde la perspectiva de los objetos. La parte derecha es más intuitiva, creativa e imaginativa, y piensa desde la perspectiva de las relaciones. Descubrir las secuencias de
movimientos y los descansos mientras se trabaja una vía es una típica actividad
dominada por el hemisferio izquierdo. Dejarse fluir durante un encadenamiento a vista es
más del hemisferio derecho. El hemisferio derecho es el responsable de tu conexión con
lo que, en este libro, he llamado la mente subconsciente.
Durante el día, los hemisferios derecho e izquierdo se van alternando en el dominio
del cerebro, y esta alternancia se manifiesta en tu respiración. Cambia aproximadamente
cada dos horas. Cuando el dominante es el lado derecho, respiras principalmente por él
orificio nasal izquierdo, ya que el hemisferio derecho controla la parte izquierda del
cuerpo, y viceversa.
El ejercicio de respiración derecha/izquierda te ayuda a equilibrar intencionadamente
los hemisferios de tu cerebro. Primero, inspira por tu orificio nasal derecho mientras
mantienes tapado el izquierdo. Luego expira por el izquierdo mientras mantienes el
derecho tapado. Repítelo tres veces, y cambia de lado.
87
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
CAP ÍT UL O 3. A C EP TAR L A RE SP ON SA BIL I DA D D e scr i b e ob j et iv am e n t e
Este ejercicio consiste en describir una situación de escalada como si fueras un
científico. Objetivamente, una vía tiene que ser la misma sea quien sea el que la describa,
ya que una descripción objetiva no tiene nada que ver con las habilidades de cada uno.
Esto quiere decir que la descripción no ha de incluir palabras subjetivas como bueno,
malas, difíciles, fáciles, cerca de la mano, agotadoras, etc. Dile a tu asegurador que
también la describa y comprobad si vuestras descripciones se parecen. Después, buscad
los elementos subjetivos en vuestras descripciones y eliminadlos. Tu meta es recopilar
información sobre la situación para analizarla lo más claramente posible, sin subjetividad
o ilusiones.
Puedes hacer este ejercicio tomando las diferentes partes de la escalada, incluyendo:

la vía. Describe la inclinación, el tipo de roca, el tamaño de las regletas, la
distancia entre los seguros, los relieves, etc.

tu actuación. Una vez que has terminado de escalar, describe tu equilibrio, tu
respiración, si permaneciste o no fiel a tu intención, etc.
O bs er var las r ea cci o n e s
Según te vayas habituando más al camino del guerrero de la roca para afrontar retos,
irás siendo más consciente del diálogo interior limitador o estimulante. Rara agudizar
esta concienciación, fíjate en las reacciones limitadoras que se producen a tu alrededor
en las escuelas de escalada que frecuentes. Escucha a los demás. ¿Se frustran, se
enfadan, dicen que son una mierda, ponen excusas como la debilidad de sus antebrazos,
etc.? Observar las reacciones limitadoras de los demás escaladores te ayudará a eliminar
hábitos similares que tú tengas.
CAP ÍT UL O 4 . D AR
Dar u na ha bil ida d
Preparación:, escoge una vía desafiante. Después, identifica qué es, en concreto, lo
que te desafía. Identifica qué tipo de fuerza, de habilidad, de técnica o de experiencia
posees que te ayudará a superar el desafío específico de la ruta.
Establece la intención: dar esa habilidad que has identificado mientras escalas la vía.
Concéntrate en sacar esa habilidad durante el esfuerzo.
Después de escalar, reflexiona sobre cómo te sientes y qué tal has actuado.
¿Permaneciste fiel a tu intención? ¿Estuviste concentrado y descubriste que la escalada era
posible o no tan difícil como habías pensado al principio?
Vi si ó n m e ta f óri ca
Este ejercicio te ayuda a identificar cómo te representas las situaciones de escalada
potencialmente estresantes. He adaptado este ejercicio de otro parecido que enseña
Anthony Robbins. Empieza con una asociación libre, analiza los resultados y después
investiga nuevas asociaciones posibles.
Hay tres situaciones de escalada que suelen provocar tensión, que son: caerse, ir de
primero en una vía desequipada y escalar al límite de cada uno. (Puedes incluir cualquier
otra situación que sepas que te produce estrés). El ejercicio consiste en crear metáforas
para estas situaciones.
Empieza con la afirmación «caerse es...» y después rellena el espacio con la
palabra o las palabras que acudan a tu mente. Cuando piensas en caerte, ¿qué es lo que
te viene a la cabeza? Una metáfora posible podría ser muerte, o fracaso o volar. Las
palabras que escojas son cómo te representas la caída metafóricamente.
Pongamos que escoges la palabra muerte. La segunda parte del ejercicio sería: «Si
caerse es la muerte, entonces ¿qué significa eso para mí?» La última parte del ejercicio
consiste en crear una nueva metáfora. Aquí tienes una plantilla para hacer el ejercicio:
88
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Caerse
es_________________________________________________________________________________
Escalar
de
primero
es.____________________________________________________
vías
desequipadas
Escalar
a
mi
es________________________________________________________________________
límite
Ahora, utilizando la metáfora que has puesto arriba, responde a estas preguntas:
Si caerse es _____________ _____________________________, ¿qué significa eso para mí?
R :
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Si escalar de primero vías desequipadas es
significa eso para mí?
R :
___________________________
¿qué
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Si escalar a mi límite es________________________________________ , ¿qué significa eso
para mí?
R :
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Ahora, cambia tus metáforas por otras que te aporten más poder. ¿Qué metáfora
podría ser más estimulante que la que has utilizado? Pista: utiliza una o varias palabras
que se refieran al aprendizaje.
Caerse es ______________________________________________________________________
Escalar de primero vías desequipadas es ___________ ___________________________________
Escalar a mi límite es _____________________________ ____________________________________
Este ejercicio te hace TOMAR CONCIENCIA sobre cómo te representas las situaciones
tensas. Si las representas como algo a evitar, entonces te resistirás a implicarte en ellas.
Si creas conscientemente una metáfora que te dé poder, tenderás a responder ante ellas
de una forma poderosa.
Ima gi na el pr o c es o
He descubierto que los escaladores que normalmente escalan duro (cerca de su
potencial), tienden a imaginarse el proceso en vez del resultado. Consideran que los
desafíos están dentro de sus capacidades porque se ven a sí mismos realizando
actividades que se sitúan dentro de sus capacidades. Por ejemplo, un escalador quiere
hacer una fisura de dedos de 5.11 (6c), que está en su límite. No se imagina el objetivo
de subirla a vista o ni siquiera encadenarla, sino que más bien se imagina los elementos
que le conducirán al encadenamiento. Se visualiza instalando seguros, empotrando los
dedos, tranquilizándose, escalando eficazmente, etc; todo lo que sabe cómo se tiene que
hacer. Por tanto, se imagina a sí mismo enfrentándose al desafío y utilizando sus
capacidades.
Escoge una vía que te suponga un desafío. Define las habilidades que hacen falta para
escalarla. Visualiza tu capacidad de llevar a la práctica esas habilidades. Después de
practicar este ejercicio en varias vías, verás que tu abanico de rutas posibles se amplía.
Probablemente llevas años pasando por delante de ellas, pensando que estaban fuera de
tus capacidades.
CAP Í T UL O 5 . EL EG IR
L an za mi e n to s
Este ejercicio te ayuda a desarrollar tu capacidad de compromiso. Es un ejercicio
sencillo: en vez de escalar estáticamente, practica los lanzamientos o los saltos a por las
presas. Los lanzamientos son unos movimientos especialmente arriesgados, ya que si no
atinas al agarre al que te estás lanzando, te caes. No puedes simplemente estirar el brazo
y agarrarte; tienes que comprometerte. Ése es el fin de este ejercicio.
89
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Puedes realizarlo en la roca, haciendo búlder, con la cuerda por arriba o incluso de
primero, pero es más fácil practicarlo en un rocódromo bajo. Tienes muchas presas
diferentes para escoger, cerca del suelo, y puedes caerte sin peligro en la colchoneta.
Preparación: primero, encuentra una oportunidad para lanzar. Un lanzamiento típico
implica un movimiento dinámico en un lugar donde sólo hay una presa lejana, pero
puedes hacerlo igual fijándote en una presa determinada e ignorando las intermedias. Es
posible lanzar en casi todos los pasos, incluso en aquéllos que podrías hacer
estáticamente, pero para este ejercicio es mejor escoger uno que sólo puedas alcanzar
lanzando, utilizando unas presas de inicio en las que sea difícil quedarse si fallas tu
objetivo, Tu meta es inventar un movimiento que implique una necesidad de compromiso
total para realizarlo. De este modo, no podrás hacer trampa. Sólo realizarás el paso si
asumes plenamente el vuelo y si fallas, te caes. (Nota: después de sólo un poco de
práctica verás que tendrás que inventar lanzamientos más largos para responder a ese
sentimiento de 100 por ciento de compromiso. Estás aprendiendo una técnica de escalada poderosa, que puedes utilizar en la roca, ¡pero ése no es el principal propósito de
este ejercicio!)
Establece la intención: implicarte plenamente en el ejercicio. Centra tu atención en
realizar un esfuerzo explosivo, seguro y total.
Para aumentar el compromiso, puedes lanzar con ambas manos al mismo tiempo. Haz
un lanzamiento con dos manos en una pared vertical, empezando acuclillado y utilizando
presas grandes. La fuerza de las piernas que se puede generar con esta posición permite
lanzamientos muy largos, incluso si la fuerza de tu cuadro superior es limitada. Otra
variante puede ser la de lanzar con ambas manos a la vez, pero cada una a una presa
diferente. (Consejo: utiliza una visión de ojos blandos cuando hagas esta variante.)
Cuando lances, debes implicarte con el movimiento para lograrlo. Si sólo lo estás
intentando, te caerás. Los lanzamientos generan seguridad y te ofrecen un ejemplo
concreto de cómo te sientes implicándote a fondo.
A náli si s d e ri e s go ad e c ua d o
Esta es una variante de «Describe objetivamente» (ejercicios del capítulo 3). El análisis
del riesgo es un arte que requiere claridad de pensamiento y rigor. Cuando se enfrentan a
un paso intimidatorio muchos escaladores simplemente se preguntan: «¿Me caeré o no?»
Responder a esta pregunta no te aporta información, sino que más bien hace que tengas
que adivinar al azar cómo guiar tus acciones. Este ejercicio te ofrece una guía para que
hagas un análisis del riesgo más adecuado.
Preparación: escoge una vía en la que exista la posibilidad de caerte. Lo ideal sería
encontrar una vía en la que puedas descansar tranquilo antes de la sección de caída
potencial, para así poder realizar el ejercicio sin apresurarte o sin estar agotado.
Tu meta es decidir si el riesgo es o no apropiado para ti. Hazlo analizando las
consecuencias de la caída y comparándolas con experiencias similares que tengas de
otras caídas. Recuerda que no analizas las consecuencias adivinando si te caerás o no En
vez de eso aceptas que caerse es siempre una posibilidad, y evalúas las consecuencias
según tu experiencia frente a otras consecuencias de ese tipo.
Establece la intención: analizar el riesgo con rigor y objetivamente.
Analiza la consecuencia de la caída. Hazte estas preguntas: «¿Está lejos el seguro?
¿Está la vía alineada respecto a los seguros?
¿Dónde acabaré si me caigo? ¿Cómo de larga será la caída? ¿Hay alguna repisa? ¿La vía
es desplomada o es de placa? ¿La caída será recta o haré un péndulo?»
Analiza tu experiencia con caídas parecidas a la que estás considerando. Pregunta:
«¿Cuánta experiencia tengo con este tipo de consecuencias?» Compara la caída potencial
con otras que ya hayas vivido, ¿se parecen? ¿Cuáles son, exactamente, las diferencias?
Estas diferencias ¿son significativas o no? ¿Puedes rellenar el vacío que hay entre las
caídas que ya has vivido y la que estás analizando, y puedes visualizar cómo caerte con
un margen razonable de seguridad? ¿Cómo respondías a las caídas en el pasado? ¿En qué
se diferenciará la respuesta que tienes planeada para esta caída de tus respuestas
anteriores ante caídas similares?
Decide si afrontas o no el riesgo. Recuerda, el objetivo de este ejercicio no es afrontar
el riesgo obligatoriamente, sino practicar el método de análisis y tomar una opción
adecuada. Si el tipo de caída que te estás planteando rebasa tu experiencia, entonces
probablemente no sea apropiada para ti. Escoge una vía con unas consecuencias de caída
90
- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
que te sean más familiares o practica las caídas intencionadas (ver el siguiente ejercicio) y
obtén experiencia antes de afrontar el riesgo.
Al analizar sistemáticamente las consecuencias y tu experiencia, asumirás los riesgos
que sean más adecuados para ti y minimizarás la posibilidad de lesionarte
.
Prac ti car caí da s
Practicar caídas te ayudará a sacar la experiencia de la caída de lo desconocido y a
integrarla en el proceso habitual de la escalada. Atención: ¡caerse puede ser peligroso!
Escoge los lugares para caerte juiciosamente, y practica con pasos pequeños y graduales.
Asegúrate de que aceptas la responsabilidad de cómo escoges practicar.
En la zona de práctica de la caída no debe haber ninguna repisa sobresaliente y
debería contar con buenos parabolts o varios seguros recuperables para protegerte. El
fallo de alguna de las piezas no debería provocar una caída de un peligro inaceptable. AI
principio de la práctica, escoge una zona que sea algo desplomada para reducir la
posibilidad de lesionarte. Después, cuando vayas adquiriendo experiencia, puedes
practicar otras situaciones, como aquéllas en pared vertical o con algo de péndulo. Monta
el sistema con cuerda de sobra, al menos quince metros entre tú y tu asegurador, para
que absorba el impacto de la caída. La cuerda se estirará durante la sesión de práctica;
así que después de unas cuantas caídas, cuélgate de un seguro y deja que la cuerda
recupere su forma y su longitud.
Mantén una postura correcta cuando practiques la caída. Una postura correcta
significa mantener los brazos y las piernas ligeramente flexionados, con los brazos hacia
delante a la altura del pecho para así poder reaccionar frente al impacto. No te agarres a
la cuerda. Déjate caer suavemente en vez de saltar hacia atrás, lo que podría provocar
que te estampes contra la pared. Respira continuamente y permanece relajado.
E j em pl os r ec o m en da d o s para u n a pr ác ti ca gra d ual d e la ca íd a
Con la cuerda por arriba. Empieza a practicar la caída en top rope. Primero, escala un
tramo, después suéltate y cuélgate de la cuerda. Balancéate a derecha e izquierda,
caminando o incluso corriendo de un lado a otro de la cuerda. Siéntete cómodo sin estar
en contacto con la roca y fíate del sistema. Después, en una zona en la que no tengas
nada por debajo, pide un poco de comba y salta. Repítelo con un poco más de comba.
Ten cuidado con la postura mientras estás practicando.
De primero. Empieza este paso cayéndote justo donde está el seguro. Es casi como
una caída en top rope; sólo caerás lo que se estire la cuerda. Después de sentirte cómodo
así escala un paso más y cáete. Continúa con pequeños aumentos, haciendo uno o dos
movimientos más cada vez. Practica varias veces con cada aumento hasta que te sientas
cómodo con el incremento de la caída. Sentirte cómodo con caídas de seis metros te
prepara bastante bien para afrontar la consecuencia de la caída en la mayoría de las vías
deportivas. Recuerda, en cualquier caso, que practicar caídas puede ser peligroso.
¡Escoge el lugar con prudencia!
- Caídas diagonales. No todas las vías son rectas, ni lo son las caídas que pueden
producirse en ellas. Una vez que tengas habilidad con las caídas, puede que quieras
tenerla también con las que presentan un péndulo o algún pequeño balanceo. Si tienes
control sobre tu caída, puedes reducir los peligrosos balanceos en el momento en el que
te separas de la roca. Para practicar esta técnica, escala en diagonal hasta unos
centímetros más allá del seguro, y después salta en la dirección de éste. Fíjate en cómo el
salto anticipa la dirección en la que harías el péndulo cuando la cuerda se tensa y reduce
o elimina el péndulo por la pared. Prueba con distintas técnicas de salto y variando la
distancia respecto al seguro, y fíjate cómo cambia tu trayectoria.
Nota: practicar las caídas te ayuda a distinguir las preocupaciones reales del miedo
fantasma, y mejora tu comprensión de las consecuencias. Por tanto, aprender cómo caer
adecuadamente minimiza (aunque no elimina) la probabilidad de lesionarte en una caída
rutinaria.
Te puedes hacer daño en cualquier caída, pero hay algunas vías donde una caída
potencial provocaría lesiones o incluso la muerte. En este tipo de vías es importante no
forzarte a sobrepasar un punto en el que ya no haya marcha atrás, es decir, no forzar la
caída. Puede que esto parezca obvio, pero considero importante hacer hincapié en ello.
Puedes caerte en cualquier momento. No vayas pensando que no te puedes caer en vías
que tengan los seguros excesivamente lejos o que tengan una caída potencial hasta el
suelo. No caigas en el error absurdo de pensar que no te vas a caer sólo porque una caída
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ahí no sería una buena idea. Se pueden romper los agarres, puedes resbalarte o puedes
agotarte. Aprender a analizar caídas supone aprender a reconocer las caídas que pueden
herirte o matarte. Decide con anterioridad si estás dispuesto a asumir el riesgo que vas a
afrontar y presta atención. Sé consciente de cuándo es el momento de bajarte y
abandonar de la vía.
CAP ÍT UL O 6. E SC U CH AR
M e n tir os o , m e n tir o s o
Muchos escaladores deciden caerse cuando su mente consciente les convence de que
no pueden seguir escalando. En definitiva, no se entregan totalmente: se rinden.
Tendemos a rendimos cuando nuestra incomodidad se vuelve excesiva para soportarla.
En su búsqueda de comodidad, nuestra mente consciente nos miente y decide por
nosotros caerse.
Preparación: escoge una vía que suponga un desafío, ya sea una que no conozcas o
una que esté por encima de tu grado acostumbrado a vista, o un proyecto de
encadenamiento en el que estés trabajando. Es mejor hacer este ejercicio de primero que
con la cuerda por arriba. Asegúrate de que tienes experiencia frente a las consecuencias
de las caídas potenciales: es bastante probable que te caigas, así que lo mejor es
minimizar la posibilidad de lesionarte.
Establece la intención: en vez de decidir caerte, intenta seguir escalando hasta que te
caigas. En otras palabras, si tu mente consciente está convencida de que estás a punto de
caer, sigue escalando de todos modos. Haz el siguiente movimiento en vez de decidir
caerte. Centra toda tu atención en ese siguiente movimiento (y en el siguiente, cuando
descubras que todavía no te has caído), y no dejes que las mentiras de tu mente
consciente distraigan tu atención.
Cuando entres en la zona de riesgo o en algún tramo clave, espera que tu mente
consciente genere pensamientos de comodidad. Como ejemplos, podríamos encontrar
los siguientes: «Estoy demasiado extenuado para seguir», «La presa es demasiado
pequeña para quedarme de ella», «La caída me da mucho miedo», «Tengo que agarrarme
a la cinta», o «Será mejor que destrepe y descanse en el seguro». Reconoce que esos
pensamientos no son valoraciones reales de si puedes o no continuar escalando. Cuando
estás en la zona de riesgo, enfrentándote a ella, la mente consciente es mentirosa.
Intenta arrastrarte de vuelta a su reinado: la zona de confort. Reconoce estos
pensamientos de comodidad y recuérdate tu intención: tu compromiso de seguir adelante
con la escalada.
Al hacer el movimiento siguiente permaneces fiel a tu intención de escalar y, por
tanto, haces que esa intención sea todavía más inflexible. Esto te ayudará a romper las
barreras mentales de la mente consciente.
E sca la da c o n t í n ua
Este es un ejercicio de escalada intuitiva. Al decidir mover los brazos y las piernas de
forma continua, te verás forzado a responder a las señales intuitivas y a separarte del
pensamiento consciente.
Preparación: escoge una vía que te resulte fácil. Escala con la cuerda por arriba, para
que la tarea te resulte lo más sencilla posible.
Establece la intención: escalar con movimientos continuos sin parar para descansar o
pensar. Escalar rápido te ayudará a minimizar el pensamiento consciente, pero has de
centrarte más en la continuidad de los movimientos que en la velocidad. Cuando logres
hacer este ejercicio en vías fáciles, trasládalo a vías más difíciles hasta que seas capaz de
escalar de forma continua en tu límite o cerca de él.
Hay muchas variaciones de este ejercicio básico:
En el rocódromo, escoge uña zona que tenga muchos agarres y escala continuamente
y rápido dentro de un círculo de entre tres y cinco metros. Mueve un miembro cada vez,
escala hacia arriba, hacia abajo y a los lados y ve haciendo círculos pequeños.
Practica el ejercicio subiendo de primero vías deportivas. Muévete de forma continua,
ya sea escalando, poniendo las cintas o chapando la cuerda. Integra tus movimientos,
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puede ser por ejemplo instalando la cinta con una mano, subiendo un paso, y después
metiendo la cuerda con la otra mano.
Haz el ejercicio en vías clásicas que te resulten fáciles. Incorpora el movimiento de
instalar los seguros en tu fluir continuo. Integra los movimientos de escalar y los de
instalar seguros, por ejemplo agarrarte a la roca con la mano derecha para coger un
friend de tu portamaterial y colocarlo, después subir la izquierda a otra presa para
sacarte un anillo de cinta del hombro derecha El movimiento continuo no significa que
debas actuar inconscientemente. Si un seguro no queda bien instalado, sácalo y pon otro
más adecuado. Concéntrate simplemente en hacer movimientos continuos en vez de
quedarte parado y pensar en exceso. Una vez que domines esta técnica en las vías fáciles,
trasládala a otras vías más difíciles, asegurándote de que proteges tu esfuerzo centrando
tu atención en instalar seguros correctamente.
L o s oj o s s ab e n
Este ejercicio es un derivado del de «Escalada continua», y está diseñado para ser más
conscientes del conocimiento intuitivo del cuerpo acerca de cómo moverse sin la
intervención del pensamiento. Ayuda a demostrar que la mente consciente no tiene que
pensar todo el tiempo para que escales bien.
Preparación: escoge una vía que te resulte fácil, ya sea una en la que puedas avanzar
libremente sin demasiado esfuerzo, o fijándote distintas secuencias. Escalar con la cuerda
por arriba va bien para este ejercicio, ya que te permite un movimiento continuo. Cuando
empieces a escalar, sepárate de tu esfuerzo y obsérvate desde la posición de testigo.
Observa cómo tus ojos dirigen automáticamente el movimiento de tus brazos y piernas.
Mantén la mente separada de la escalada y observa cómo tus ojos dirigen los
movimientos. Miraras instintivamente en la dirección en la que tiene que moverse un
brazo o un pie para mantener el equilibrio.
Nuestra propia naturaleza busca estar en armonía y equilibrio. Tu intuición, a través
de los ojos, te dirige hacia la armonía. Confía en este proceso. Confía en que tu cuerpo
sabe cómo moverse sin que tú tengas que decírselo conscientemente.
No hay nada raro en que los ojos se muevan en una dirección determinada para
mantener el equilibrio. Es TOMAR CONCIENCIA de este hecho lo que hace que tu poder se
despierte.
Establece la intención: separarte del esfuerzo, ponerte en la posición de testigo y
observar cómo tus ojos dirigen tus movimientos.
Una versión más refinada de este ejercicio es el llamado no lo pienses dos veces. Sigue
tus ojos y utiliza el primer agarre que toques o la primera presa donde pongas el pie. Si
la presa no es tan grande o tan positiva como esperabas, utilízala de todas formas.
Muchas veces el primer agarre es el más eficaz, incluso aunque no te ofrezca la máxima
seguridad.
O bs er va el c om p or ta mi e n t o c o n tr ola d or
Este ejercicio es similar al de «Observar el proceso» de ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD.
Cuando te vayas familiarizando con la visión del guerrero de la roca, irás tomando
conciencia del comportamiento controlador. Tu ego intentará ocultarte tu propio
comportamiento controlador, pero no le importa que veas el de otros. Observa el
comportamiento de los demás, y después utiliza lo que has observado para identificar el
mismo comportamiento en ti mismo.
Cuando vayas a escalar, observa cómo escalan los demás. ¿Tienen comportamientos
controladores, como pararse en exceso, aguantar la respiración, resistirse a caer,
agarrotarse, destrepar o agarrarse a una cinta? ¿Les ayuda esto en su progresión?
Los pensamientos controladores te impiden implicarte al cien por cien en el avance y
la escalada continua. Observar los comportamientos controladores de los demás te
ayudará a identificarlos en ti mismo y fortalecerá tu determinación para eliminarlos.
CAP ÍT UL O 7 . EL VI A J E
Ca os c óm o d o
La esencia del proceso del viaje es estar presente en el caos de la situación sin intentar
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escapar de él. Este ejercicio se anticipa a ese caos y lo simplifica, permitiéndote sentirte
cómodo en él.
Preparación: escoge una ruta que te plantee algún tipo de reto. Determina qué tiene la
vía que te suponga un desafío. Sé concreto. Por ejemplo: en una vía lisa y casi vertical el
desafío será el sentirte inseguro porque las presas son pequeñas y puedes caerte en
cualquier momento. O en una vía desplomada, te sentirás desafiado por la posibilidad de
agotarte. Pide a tus amigos o a otros escaladores que te orienten hacia el tipo de reto en
el que quieras trabajar, pero no busques información específica de cada movimiento.
Tienes que saber para qué tipo de caos te estás preparando, pero manteniendo la
sensación de entrar en lo desconocido cuando comiences.
Después, anticipa lo que puedes hacer para encontrar comodidad en el reto. Por
ejemplo, en la vía lisa y casi vertical puedes centrarte en mantenerte en equilibrio, en
hacer movimientos precisos y decididos, dar pasos cortos, confiar en las presas pequeñas
e incorporarte con las dos piernas. En la vía desplomada puedes centrarte en mantener
los brazos estirados entre un movimiento y otro, en sujetarte distendido para relajar tu
agarrotamiento, en escalar dinámicamente, hacer taloneos, bicicletas o cualquier otra
técnica de pies que ahorre la fuerza de los brazos, y escalar con decisión entre los
descansos. Independientemente de las técnicas específicas que decidas utilizar en tu
esfuerzo, centrarte en ellas te aportará un grado de comodidad dentro del caos de la
zona de riesgo.
Establece la intención: emplear técnicas conocidas para encontrar comodidad en el
caos. Después del esfuerzo, comprueba si has permanecido o no fiel a tu intención.
¿Utilizaste tu atención para poner en práctica tus habilidades, o la perdiste pensando en
escapar del riesgo?
E sca la da dir ec ta
Aquí, el compañero ayuda a crear el caos de la escalada poniéndote pasos. En este
ejercicio, es casi imposible adoptar un enfoque de destino, ya que nunca sabes hacia
dónde vas a ser dirigido.
Preparación: este ejercicio se hace mejor en un rocódromo bajo. Escoge una zona del
muro en el que puedas realizar una docena o más de movimientos, agotándote más cada
vez. Necesitarás un compañero y algo para señalar, por ejemplo el palo de una escoba.
Sube al muro, y dile a tu compañero que te señale la siguiente presa para la mano o para
el pie. Deja que tu compañero te dirija la escalada, te diga cuándo parar, cuándo ir hacia
abajo o hacia los lados, o escalar de forma que no sepas qué es lo que va a pasar. Tu
compañero debe ser capaz de darse cuenta de cuándo estás cansado, para dirigirte a un
descanso o a presas más grandes donde puedas recuperarte. Después puede seguir
dirigiendo tu escalada. Sigue con el ejercicio hasta que te caigas. Cuando alguien externo
a ti dirige tu escalada, el destino se elimina. No tienes más remedio que concentrarte en
el viaje, vivir el presente y buscar las formas eficaces de moverte.
Establece la intención: escuchar a quien te está dirigiendo y escalar de forma eficaz.
PU ES T A EN C O M ÚN El e n f o q u e d el gu e rr er o d e la ro ca
Cuando juntas todas las habilidades del guerrero, formas un estilo determinado para
afrontar retos. Un reto en escalada es un esfuerzo que hay que realizar, y aunque puede
abarcar toda una vía, suele ser sólo una parte de ella. Es eficaz visualizar un reto como un
tramo que tienes que escalar antes de tener otra oportunidad para iniciar otra fase de
preparación. Para un encadenamiento mantenido de una vía deportiva, este tramo puede
corresponder a toda la vía. En una escalada a vista, el reto puede ser escalar hasta el
siguiente seguro o hasta un descanso. Un reto en una vía clásica puede ser la distancia
desde el lugar en el que estás hasta el siguiente descansa Escoge vías que te desafíen y
que presenten un cierto nivel de desconocimiento.
Establece la intención: seguir el camino del guerrero de la roca, tal como está
explicado abajo.
Fas e d e pr ep ara ci ó n
Observa las pérdidas de atención. Observa desde la posición de testigo si estás
desviando la atención hacia el miedo fantasma, hacia te que piensen los demás sobre tu
actuación o hacia otra cosa.
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Céntrate haciendo una fuerte inspiración, relaja la cara para borrar cualquier mueca,
comprueba lo correcto de tu postura adelantando las caderas y después respira
tranquilamente. Habla contigo mismo diciendo «cálmate, respira, relaja la cara,
recupérate», etc.
Acepta las consecuencias. Descubre los detalles de la actividad que estás afrontando.
Mira hacia arriba para ver dónde acaba (el siguiente descanso o seguro). ¿Dónde acabarás
si te caes? En esta etapa, disipa todas las ilusiones y acepta la situación tal como es. No
es el momento de decir «sí» al riesgo. Simplemente acepta exactamente lo que te estás
planteando, tanto el esfuerzo cómo la consecuencia de la caída.
Céntrate en las posibilidades y en lo que puedes hacer para escalar durante el riesgo.
Para la escalada a vista: piensa en las posibilidades generales, por ejemplo en los tipos de
agarres y las diferentes secciones. Para los encadenamientos: ya conoces las secciones:
por tanto, crea una imagen en la que la vía te resulte posible.
Fas e d e tra n sic ió n
Comprométete a afrontar o no el riesgo. Sólo hay dos resultados posibles: haces la vía
o te caes. Analizaste las consecuencias de la caída en el paso tres, lo que significa que
has dejado de desear que sea diferente o menos grave. En la fase de ELEGIR, valoras las
consecuencias de la caída respecto a tu experiencia en responder a consecuencias
similares. Ahora, decide si vas a asumir el riesgo o no. Si puedes aceptar los dos
resultados posibles, y escoges afrontar el riesgo, entonces estás listo para pasar de la
fase de transición a la de acción.
Establece la intención : comprometerte a progresar en la escalada. No empieces
antes de estar preparado, pero cuando lo estés, ¡a por ello!
Fas e d e a cc ió n
Confía en el proceso escalando y respirando continuamente. Al escalar de este modo,
mantienes tu impulso inicial. Ahora estás inmerso en el reto, concentrándote en ir hacia
delante al cien por cien. Tu mente consciente, sin embargo, intentará tirar de ti y llevarte
de vuelta a la zona de confort. Espera que tu mente consciente cree pensamientos de
comodidad y date cuenta de que no son representaciones verdaderas de tu capacidad.
Recuérdate a ti mismo permanecer fiel a tu intención para implicarte en la escalada.
Mantén lo atención en el presente, buscando comodidad en el riesgo en vez de en
algún destino. No dejes que tu atención se vaya al final de la vía, al siguiente seguro o al
último. Puede que llegues o que no. Siéntete a gusto en el caos permaneciendo en
equilibrio, relajando tu agarrotamiento y tranquilizándote. Disfruta del viaje.
FA S E D E PR EP AR AC I ÓN Obsérvate desde la posición del testigo.
Céntrate con una inspiración profunda, relaja los músculos de la cara, coloca el cuerpo
en equilibrio, y háblate.
Mira hacia arriba en busca del siguiente emplazamiento para el seguro.
Mira hacia abajo para analizar la consecuencia de la caída «¿Dónde acabaré si me caigo
antes de llegar al siguiente seguro o reposo?»
Busca las posibilidades de escalada que ofrece la situación de reto.
FA S E D E TR ANS IC I ÓN
Sé decidido. Cuando empieces, ¡A por ello! Establece la intención de comprometerte
con la escalada.
FA S E D E AC CI ÓN Escala y respira continuamente.
Busca comodidad dentro del reto.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Glosario
5.8, 5.10, 5.13, etc.: son las numeraciones de un sistema abierto de graduación de la
dificultad para la escalada en roca, que va desde el 5.0 (el más fácil) hasta 5.15 (el más
difícil). Originalmente, los grados seguían el sistema decimal, pero cuando se hicieron
vías más difíciles de 5.9, el concepto decimal se modificó y se añadieron las graduaciones
de 5.10 y 5.11. El prefijo «5» se refiere a escalada de quinto grado; el sistema también
incluye la numeración I, 2. 3 y 4, para indicar el aumento progresivo de la exposición y la
dureza de la escalada. (Esta graduación tiene su equivalencia con la escala de graduación
francesa, que va del IIIo al 9a, que es la utilizada en España y que en el texto se ha
indicado entre paréntesis).
A vista (escalada): ascender una vía al primer intento. Escalas desde el suelo hasta la
reunión, instalando seguros o simplemente chapándote a ellos según vayas subiendo.
Miras la vía y la escalas, sin tener conocimiento previo de los movimientos ni de los
agarres, sin caerte y sin haberla ensayado antes.
Bavaresa: técnica de escalada en fisura que se utiliza a menudo para los diedros. El
escalador se agarra al filo de la fisura, echa el cuerpo hacia atrás y sube caminando con
los pies en oposición a la pared y avanzando las manos por la fisura.
Búlder: escalada libre sin cuerda, generalmente en piedras no demasiado altas, pero
también en gimnasio o haciendo una travesía por la base de una pared más alta, lo
suficientemente cerca del suelo como para que fas caídas no provoquen lesiones.
Clásica: la escalada clásica o tradicional suele ser laque sigue las líneas evidentes de la
roca, como fisuras o chimeneas, en las cuales se pueden instalar empotradores o friends
para asegurarse. Las vías clásicas suelen recorrer paredes, y pueden tener o no seguros
Fijos, más distanciados que en las vías deportivas. Algunas vías clásicas (por ejemplo, la
mayoría de las fisuras) disponen de muchos emplazamientos para instalar protecciones,
mientras que en otras las distancia entre los seguros son mayores.
Deportiva: escalada en vías que están protegidas sólo con seguros fijos. Las vías
deportivas suelen tener los seguros no muy alejados para proteger la escalada en placas
o en tramos verticales o desplomados.
Diedro: sección de la pared donde dos planos de roca se encuentran en un
determinado ángulo, formando un relieve similar en apariencia a la esquina de una
habitación. Los diedros también pueden ser agudos u obtusos, desplomados o
inclinados.
Empotrador: instrumento para la protección de escalada en roca que consiste en una
pieza de metal con forma de cuña, hexagonal u otra, conectada a un cordino o un cable
fino, que se ajusta en las irregularidades o ensanchamientos de las grietas de la roca.
Existe una gran variedad de tamaños, que encajan en fisuras desde tres milímetros hasta
unos diez centímetros. También se conocen como fisureros, tascones, hexcéntricos,
cables (los que son muy pequeños).
Empotrar: técnica de escalada para fisuras que consiste en encajar diferentes partes
del cuerpo dentro de las fisuras.
Encadenar: escalar de primero una vía desde el suelo hasta la reunión, instalando
seguros (y/o chapándote a los seguros fijos) según subas, sin colgarte ni tirar de ninguno
de ellos. El encadenamiento se suele referir a una ascensión que le resulta relativamente
difícil al escalador, y por tanto no la ha realizado a vista. Los escaladores pueden trabajar
una vía, colgándose y descansando de los seguros para descubrir y ensayar los
movimientos, y después encadenarla. Hay encadenamientos difíciles que pueden llevar
días e incluso años de trabajo.
Fisurero: instrumento para la protección de la escalada en roca: ver empotrador.
Friend: instrumento para la protección de la escalada en roca con un sistema de levas
y un resorte que hace que se ajuste en las fisuras. Término genérico que incluye los
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Camalots, aliens, TCUs. etc.
Libre (escalada): subir por una sección de roca sin ayuda artificial de ningún tipo. El
material y la cuerda sólo se usan como protección, pero no para progresar o descansar.
Existen muchas subcategorías de la escalada libre, incluyendo el búlder, la escalada en
solitario, el toprope (con la cuerda por arriba), la escalada a vista y encadenar.
Paso clave: la parte más difícil de la vía.
«¡Pilla!»: voz comúnmente utilizada por el escalador para indicarte a su asegurador
que tense la cuerda y soporte su peso.
Placa: tramo de roca liso e inclinado, que normalmente se escala con presas muy
pequeñas y adherencia.
Seguro (parabolt, espit): punto de protección permanente que consiste en un tornillo
de acero, que se introduce en un agujero taladrado en la roca, al que se le acopla una
chapa para meter el mosquetón.
Solo integral: escalada libre sin cuerda, lo suficientemente alto respecto al suelo como
para que una caída provoque una lesión grave o incluso la muerte.
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Lecturas recomendadas
LIBROS
Blanton, W. Brad, Radical Honesty (Honestidad radical), New York, NY: Dell Publishing, 1994.
Honestidad radical es la piedra angular del proceso de aceptar la responsabilidad. El doctor Blanton
profundiza en la honestidad escrupulosa.
Castañeda. Carlos, Relatos de poder. Fondo de cultura económica. 1974. Considero todos los
libros de Castañeda fascinantes y profundos. Este título y los dos siguientes están repletos de las
provechosas enseñanzas de don Juan.
Castañeda. Carlos. El fuego interior. Ed. Swan, 1985
Castañeda. Carlos, El conocimiento silencioso, EMECE MEXICANA, 1987.
Cho. David Yoncci, La cuarta dimensión. Ed. Vida, 1979. Para ir más allá de nuestro mundo
tridimensional, tenemos que desarrollar y refinar el modo con el que interactuamos con el mundo.
El doctor Cho nos permite comprender mejor cómo hacerlo.
De Becker. Gavin, El valor del miedo. Ed Urano. Barcelona, 1997. De Becker nos muestra cómo la
intuición es nuestro "valor" y por qué es tan importante prestarle atención cuando sentimos miedo,
FIELDS, RICK, The Code of the Warrior (ELcódigo del guerrero), New York, NY: Harper Collins
Publishers, 1991. He encontrado este libro útil porque ofrece una especie de historia sobre la
evolución del guerrero.
Gallwey, W.TlMOTHY, El Juego interior del tenis. New York, 1974. He descubiertoque las
disciplinas interiores y las estrategias del tenis de las que habla el señor Gallwey pueden
ser aplicadas a la escalada.
Hawkins, David, Power vs. Force (Poder contra fuerza) Carlsbad, CA: Hay House, 1995.
Este libro ofrece una evidencia tangible del vínculo existente entre nuestros
pensamientos y nuestra fuerza física.
Hyams. JOE, Zen en las artes marciales. New York, 1979. Las artes marciales son una
metáfora para vivir una vida llena de sentido y con más conciencia. Al combinarlas con el
zen, obtenemos una mejor comprensión para fluir con los retos de la vida y la escalada.
Jampolsky. Gerarld G, Amar es liberarse del miedo, Ed. Los libros del comienzo, 1970.
Lo que está construido con amor no lo derriba el miedo. Este libro nos ayuda a
comprender cómo la motivación basada en el miedo puede disminuir según vayamos
desarrollando nuestra concentración en lo que amamos.
Kabat-Zin, JON, Wherever You Go There You Are (Dondequiera que vayas, allí estás).
New York. NY: Hyperion, 1994. El proceso del viaje mantiene nuestra atención en el
momento. Este libro nos ayuda a comprender la importancia de prestar atención a lo que
está ocurriendo ahora.
LlTTLE, JOHN, The Warrior Within: Bruce Lee, Chicago, IL Con- temporary Books, 1996.
Bruce Lee es uno de los grandes maestros del arte marcial de todos los tiempos, lo que
significa que fue mucho más allá de la disciplina física de este arte. Los mecanismos
mentales y las conexiones zen que se muestran en este libro son muy útiles.
Lynch, JERRY Y Chunglian Al Huang, Thingking Body. Dancing Mind (Cuerpo pensante,
mente voladora). New York, NY: Ban- tam Books, 1992. La expectativa, la concentración,
la visualizaron, el miedo, la intuición; cualquier disciplina mental que se te ocurra está
contenida en este libro. Con un poco de cada cosa, este libro ofrece una perspectiva
amplia del entrenamiento mental.
MARES, Theun, Retum of the Warriors. (El retomo de los guerreros), Cape Town.
Sudáfrica: Lionheart Publishing, 1995. Las enseñanzas de don Juan de los libros de
Castañeda pueden ser difíciles de comprender y asimilar. Este libro presenta el
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
conocimiento Tolteca de don Juan de una forma muy directa y comprensible.
Millman. Dan, El camino del guerrero pacífico. Ed. Swami, 2000. Este es uno de los
libros clave de la literatura del guerrero. Ofrece una visión interior de todos los procesos
del guerrero y es ameno de leer.
MURPHY. MlCHAEL, The future of the body. (El futuro del cuerpo), New York. NY: G.R
Putnam's Sons, 1992. Para crecer mentalmente necesitamos expandir nuestras
percepciones. Este libro nos proporciona una información provechosa sobre varias
técnicas y disciplinas que nos ayudan a conseguirlo.
MURPY, Shane, The Achivement Zone (La zona del logro). New York, NY: The Berkeley
Publishing Co, 1996. Podemos aprender mucho de los sicólogos especializados en
deporte, y sobre cómo ayudan a los competidores olímpicos a llegar a su máximo
potencial. Éste es el objetivo de este libro.
MUSHASHl, Miyamoto, El libro de los cinco anillos, Ediciones Librería Argentina (Uni
Yoga), 2003. El samurai es el legendario guerrero japonés que se enfrenta a la muerte
diariamente. Para hacerlo eficazmente, deja morir su miedo y se concentra en luchar
bien. Este es un libro clave sobre la mentalidad del samurai.
OSHO, Coraje: la alegría de vivir peligrosamente, Ed. Grijalbo Mon- dadori, S.A., 2005.
La zona de confort es grande, pero no podemos vivir plenamente si nos quedamos en
ella. Este libro te ofrece pistas importantes para desarrollar coraje que nos permita entrar
en la zona de riesgo.
Peale, Norman Vicent, El poder del pensamiento tenaz, Nuevas Ediciones de Bolsillo,
2004. Este es un libro importante para comprender el poder que reside en nuestro
interior. Te ayudará a mejorar la conciencia de cómo liberar ese poder.
PECK, M. SCOTT, The Road Less Traveled, (La carretera menos transitada), New York,
NY: Simon and Schuster, 1978. Todos los caminos empiezan en una bifurcación.
Debemos decidir no seguir el camino de la gente corriente para empezar el camino del
guerrero. Este es un gran libró para empezar ese proceso.
SÁNCHEZ, VICTOR, Las enseñanzas de don Carlos, Ed. Edhasa, Madrid, 1997. Este libro
ofrece aplicaciones prácticas de las enseñanzas toltecas de los libros de Castañeda. Las
he encontrado muy prácticas y útiles al trasladarlas a la escalada.
SPENCER, ROBERT L. The Craft of the Warrior (El arte del guerrero), Berkeley, CA: Frog
Ltd, 1993. Hay innumerables escritos sobre la filosofía del guerrero. El señor Spencer
compila muchos de ellos en este libro y reúne los principios del guerrero de un modo
muy útil. Una lectura obligada.
TOLLE, ECKHART, El poder del ahora: un camino hacia la realización espiritual,
Ediciones Gaia. Él proceso del viaje implica mantener la atención en la tarea que tenemos
delante. Este libro muestra el poder de estar centrado en el AHORA y ofrece una visión de
cómo hacerlo.
TRUNCPA, CHÖGYAM, Shambhala: The Sacred Path of the Warrior (Shambhala: el
camino sagrado del guerrero), Boston, MA: Shambhala Publications, 1984. El
conocimiento de Shambhala del Tibet puede ayudarnos a ver la bondad subyacente de
cómo funciona el mundo. Este conocimiento nos ayuda a aceptar las situaciones tal y
como son, en vez de resistirnos a ellas, de modo que podamos tratar con ellas de forma
poderosa.
Watts, Alan, El camino del zen. Ed. Edhasa. 2003. El zen puede ayudarnos a
contemplar las situaciones desde perspectivas diferentes, y nos ayuda a vivir en el
momento presente. El: doctor Watts es un autor importante para la introducción del zen
en el mundo occidental.
Wounsky. Stephen, The Too of Caos (El Tao del caos). Bearsville. NY: Bramble Books.
1994. Si te centras en el miedo atraerás más miedo. La psicología nos lleva a los
cimientos de nuestro entramado mental y nos ayuda a comprender cómo nuestro modo
de pensar crea esta atracción no deseada.
CU RS OS E N C IN T AS D E A U DI O ( e n i n gl és )
CHOPRA, Deepak, The Higher Self (El yo superior), Niles, IL: Nightingale Conant, 1992.
Para mejorar nuestra conciencia tenemos que reducir el Ego o, mejor aún, desarrollar la
conciencia de nuestro yo superior. Este curso puede ayudar.
DOSSEY, LARRY, The Power of Prayer (El poder de la oración), Niles. IL: Nightingale
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Conant, 1994. Nuestros pensamientos tienen poder. Esta cinta es un estudio provocador
sobre experimentos científicos acerca del poder de nuestros pensamientos.
Dyer, WAYNE, Freedom Through Higher Awareness, (La libertad por medio de una
conciencia más elevada), Niles, IL: Nightingale Conant, 1994. Si trascendemos el ego
mejoramos nuestra conciencia y nuestro poder. Con más poder tendremos más libertad
para elegir nuestras acciones. Un curso obligado.
Levey, Joel y Michelle, The Focused Mind State, (El estado mental concentrado), Niles,
IL: Nightingale Conant, 1993. Basado en el proyecto del Guerrero Troyano del ejército de
EEUU, este programa trata sobre la necesidad de tener una mente concentrada y sobre
cómo lograrlo.
LEWIS, DENNIS, Breathing as a Metaphor for Living, (Respirar como una metáfora para
vivir) Boulder, CO: Sounds True, 1998. Cómo respiras te ofrece pistas sobre cómo vives la
vida o cómo escalas. Este programa es una guía poderosa para lograr una mejor respiración y conciencia.
Pulos, Lee, The Power of Visualization, (El poder de la visualización) Niles, IL:
Nightingale Conant, 1993. La visualización es una herramienta importante para
desarrollar las habilidades mentales. Este programa describe los detalles de este proceso.
VlSCOT, David, Taking Risks, (Afrontar riesgos), Niles, IL: Nigh- tingale Conant, 1991.
Comprender el miedo y la necesidad de afrontar riesgos desarrolla nuestras habilidades
mentales. Este programa trata sobre este tema y otros.
WaltHER, George, Power Talking Skills, (El poder de las técnicas del habla) Bolder, C0:
CareerTrack, 1991. .Cómo hablamos con los demás y con nosotros mismos determina las
acciones que empleamos. Este programa te ayuda a desarrollar una forma de comunicación más consciente.
Weil, Andrew, Breathing (Respirar), Boulder, CO: SoundsTrue 1999. Este programa
trata con profundidad el tema de la respiración y ofrece ejercicios específicos que nos
ayudan a mejorar la calidad de la respiración.
WOLINSKY, Stephen, Walkingform the Trance, (Caminando en trance) Boulder, CÓ:
Sounds True 2002. Una de las tareas másj importantes de un guerrero es llegar a ser más
consciente. Este programa trata sobre cómo caemos en trance y nos ayuda a salir de ese
estado.
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
Sobre el autor
Arno llgner comenzó a escalar en 1973, y desde entonces ha
tenido una actividad muy intensa como escalador, visitando
diferentes zonas de EE.UU. y Canadá, así como de Francia y
Corea. Algunas de sus actividades más relevantes incluyen
primeras ascensiones por los 330 metros de la cara este del
Cloud Peak, en las montañas de Big Horn, Wyoming; o su
participación en la liberación de Glass menagerie, que recorre la
cara norte de Looking Glass Rock, en Carolina del Norte, y
numerosas aperturas en Whitesides Mountain, también en
Carolina del Norte.
Arno lleva años desarrollando su método de entrenamiento
mental Guerreros de la roca y ha trabajado con cientos de
alumnos. "También imparte cursos sobre movimiento para
ayudar a los escaladores a mejorar su equilibrio y a utilizar sus
energías más eficazmente durante sus actuaciones. Vive con su
familia en Tennessee e imparte los cursos principalmente en el
sureste, aunque también viaja a otras zonas del país para dar
clases prácticas y realizar demostraciones. Ha tenido alumnos
de zonas lejanas como Canadá, California, Florida y Nueva York. Últimamente trabaja con
escaladores jóvenes dedicados a la competición.
Puedes visitar su web www.warriorsway.com e inscribirte en la lista de correo de
Guerreros de la roca y así recibir gratuitamente su boletín informativo trimestral (en
inglés).
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- Arno Ilgner – Guerreros de la Roca -
MANUALES
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