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La Reconquista: España en la Edad Media
722-1492: ocho siglos que hicieron a España
En este tema estamos estudiando cómo se volvió a unir España. Estamos
comprobando que las piezas que formaron nuestra nación son
Asturias, León , Castilla en la Cord. Cantábrica y
Navarra, Aragón y los condados catalanes en los Pirineos.
El pasado de una persona se encuentra en sus fotografías, en sus objetos, etc
Nosotros vamos a recordar a grandes personajes de nuestra historia y grandes batallas
donde forjamos nuestro pasado y fundamentamos nuestro futuro.
La idea de Reconquista aparece con toda claridad en documentos de aquella época, como
por ejemplo, una expresión empleada por un monje cordobés de nombre desconocido que
en el año 754 escribía la Crónica Mozárabe. Allí se hablaba de la “pérdida de España” para
referirse a la invasión islámica y a la destrucción del reino visigótico. Es decir, se conservó y
difundió la conciencia de que lo que se estaba haciendo era la reconstrucción de la “España
pérdida”.
La Reconquista que empezó en Covadonga en el año 722 y finalizó en 1492 cuando los
Reyes Católicos conquistaban Granada, último bastión del antaño poderoso dominio
islámico sobre la Península tuvo varios objetivos:
1º Recristianizar la Península Ibérica
2º Recuperar la unidad política que habíamos vivido con Roma y el Reino Visigodo de
Toledo
Así pues, como consecuencia de la Reconquista, siguiendo al historiador Sánchez
Albornoz podemos decir que :
1. La Reconquista incorporó definitivamente a España a la vida cultural del Occidente
Europeo.
Personajes y batallas
El Cid Campeador
Rodrigo Díaz de Vivar que nació en Vivar, cerca de Burgos, allá por el año 1043 se ha
convertido, por sus hazañas y sus cualidades, en el héroe más famoso y admirado de la
Reconquista. Por su victoria contra un navarro por la posesión de un castillo fue llamado el
Campeador y por sus intervenciones militares contra los musulmanes recibió el título árabe
de Sidi, el Señor, en castellano, el Cid.
Vivó en el reinado de Alfonso VI con el que mantuvo unas relaciones difíciles estando
varias veces desterrado a pesar de ser siempre un súbdito fiel. Estableció en Valencia su
señorío, desde el que siguiendo fiel a Alfonso VI, ciudad en la que murió el 19 de julio de
1099. Es famoso el dicho de que el Cid siguió ganando batallas aun después de muerto; esto
se debía al enorme pavor que provocaba entre los moros la sola mención de su nombre.
EL CID
Es la figura más grande de héroe que ha dado España. Nacido en el medievo, castellano por
excelencia; tuvo el reconocimiento incluso de sus enemigos que le admiraban, como fue el
caso del escritor árabe Ibn Bassam, que al describir el asedio a Valencia lo retrata como uno
de los milagros del Altísimo, por la firmeza de su carácter y su valor heroico que le llevaron
siempre a la victoria.
Héroe de leyenda, sus gestas fueron durante mucho tiempo pregonadas por cantantes y
juglares mediante romances y cantares. La plasmación más poética ha quedado reflejada
en "El Cantar de Mio Cid". Mil años después, España está en deuda con él.
Las espadas del Cid:
El caballo del Cid
El Juramento de Santa Gadea
Actividades:
Amplíe un poco más la biografía del Cid.
Escriba 7 líneas sobre el Poema del Mío Cid.
Investigue sobre: Las espadas del Cid. El caballo del Cid . El Juramento de Santa Gadea
Covadonga, la batalla donde 300 cristianos vencieron al poderos ejército del
Islam
ABC
Al mando de Don Pelayo, un pequeño grupo astur resistió en el año 722 el asedio de miles
de enemigos en el norte de la Península Ibérica
Con acero, valor, sangre y muerte. Así vencieron los 300 soldados al mando de Don
Pelayo, el primer monarca del reino de Asturias, a los miles de musulmanes que osaron
asediar Covadonga, el último enclave cristiano que aún resistía en la Península Ibérica tras
la invasión árabe
Por aquel entonces, el año 722, una pequeña parte de Asturias era lo único que quedaba en
el mapa de la tierra que un día habían dominado los visigodos. No obstante, en ella
habitaba un ínfimo reducto de soldados que, tras derrotar y poner en huida al ejército
musulmán, inició hacia el sur la Reconquista cristiana, aventura que acabaría ocho siglos
después cuando los musulmanes fueran expulsados de Granada.
Covadonga fue el pistoletazo de salida del proceso que llevaría al nacimiento, en un futuro,
de los diferentes reinos ibéricos a costa de la expulsión de los musulmanes. Sin embargo,
fue también la reacción tardía de un pueblo que, en tan sólo diez años, había perdido a
manos del invasor la mayoría del territorio en el que un día se había asentado.
Para conocer las causas por las que Don Pelayo tuvo que iniciar la Reconquista es
necesario remontarse hasta el año 711. En aquel tiempo, el control de la Península Ibérica,
Hispania, pertenecía a los visigodos, un pueblo cristiano al mando del cual se encontraba el
rey Don Rodrigo. Este, se había hecho con el trono después de mantener una fuerte guerra
civil con los partidarios del anterior y fallecido líder Witiza, la cual finalmente había vencido.
Comienza la invasión
El sabor de la victoria no duraría demasiado a Don Rodrigo, como bien explica el periodista
Domingo Domené Sánchez en su libro «Año 711, La invasión musulmana de Hispania».
«En (…) el año 710 posiblemente llegaron a Ceuta (territorio musulmán) la viuda e hijos de
Witiza en busca de ayuda para recuperar el trono», determina el experto.
Al parecer, los descendientes de Witiza, obsesionados como estaban por conseguir el
trono de «Hispania» -el que consideraban suyo por derecho-, no tuvieron reparos en pedir
ayuda a los musulmanes. «La llamada a fuerzas que podríamos llamar extranjeras para
conseguir el poder o afianzarse en él no era nueva (…). En las ocasiones anteriores, en
cambio, los extranjeros no habían aspirado a dominar toda Hispania, habían cobrado su
ayuda en dinero (…) o en territorio (…) y habían dejado las cosas como estaban
No sería este el caso de los musulmanes que, sabedores de la debilidad cristiana, vieron en
esta lucha interna un momento perfecto para invadir la Península Ibérica.
Para hacerles frente, el recién coronado Don Rodrigo partió a marchas forzadas hasta Cádiz,
lugar en el que plantaría batalla junto al río Guadalete al mando de una inmensa hueste de
soldados visigodos.
Covadonga, inicio de las hostilidades
No obstante, los musulmanes reaccionaron como cabía esperar: formaron un poderoso
ejército y se dirigieron con decisión hasta el núcleo astur decididos a acabar de una vez con
la rebelión. Por su parte, los cristianos, de manos de Don Pelayo, decidieron plantar cara al
ejército musulmán. El enclave para resistir los ejércitos arábigos fue Covadonga, un paraje
situado cerca de Cangas de Onís (al este de Asturias).
Concretamente, Don Pelayo protegió este territorio con los escasos soldados que pudo
reunir. «Ante el acoso musulmán, Pelayo y sus hombres, unos 300, se refugiaron en
Covadonga, una cueva que está al fondo de un estrecho valle en los Picos de Europa».
En este punto la historia se diluye y varía dependiendo de si el cronista es cristiano o
musulmán. Esto se debe a que los primeros trataron el suceso como una batalla de
dimensiones épicas mientras que los segundos pasan por alto este suceso y lo consideran
de escasa importancia.
Según los cronistas cristianos, antes de la batalla un antiguo obispo visigodo llamado don
Oppas -comprado por los musulmanes- trató de convencer a Don Pelayo de rendirse. Sin
embargo, este se mantuvo firme hasta el final.
-Oppas: ¿Podrás tú defenderte en la cima de este monte? Me parece difícil. Escucha mi
consejo: vuelve a tu acuerdo, gozarás de muchos bienes y disfrutarás de la amistad de los
caldeos».
-Pelayo respondió: «¿No leíste en las Sagradas Escrituras que la iglesia del Señor llegará a
ser como el grano de la mostaza y de nuevo crecerá por la misericordia de Dios?». El
obispo no pudo más que contestar que así era
El oficial musulmán ordenó entonces que sus soldados armaran las catapultas y acabaran
con la débil defensa cristina. «Se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se
encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas», narran los antiguos textos.
Sin embargo, y según los cronistas cristianos, en ese momento una fuerza divina se unió a
Don Pelayo dándole la victoria frente a los 188.000 soldados del ejército musulmán.
A continuación, y siempre según los escribanos de Alfonso III, Dios volvió a intervenir: «Ni
estos escaparon a la venganza del Señor; cuando (los musulmanes) atravesaban por la cima
del monte que está a orillas del río Deva (…) se cumplió el juicio del Señor: el monte,
desgajándose de sus cimientos, arrojó al río a los 63.000 caldeos y los aplastó a todos».
Covadonga, según los musulmanes
Por el contrario, las escrituras musulmanas guardan una visión mucho menos heroica. En
ella, se afirma que unos pocos miles de soldados acudieron a Galicia para combatir
contra «un asno salvaje llamado Pelayo». De hecho, en palabras de los islamistas, los
soldados árabes cercaron a las tropas cristianas hasta que estas murieron casi en su
totalidad de hambre.
ACTIVIDAD: Realice un resumen del artículo anterior
La misteriosa historia de Don Pelayo
M. VILLATORO
Entre los misterios que guarda la batalla de Covadonga y la Reconquista española se
encuentra también el de la procedencia del líder astur Don Pelayo. Según la leyenda, el líder
astur fue hijo del Duque Favila de Cantabria y Luz Vitular Fernández (tío y sobrina
respectivamente y ambos familiares de Witiza).
Esta pareja, sin embargo, tuvo que abandonar a Pelayo nada más nacer, pues sabían que
Witiza acabaría con su vida. Por ello, dejaron al pequeño sobre una cesta en el río (algo muy
bíblico), con una nota que decía: «Vengo de una familia noble». Al poco tiempo, la suerte
quiso que el bebé fuera hallado por el padre de Don Rodrigo.
De esta forma, el futuro rey Rodrigo y Pelayo se habrían criado juntos e, incluso, habrían
luchado hombro con hombro en la batalla del río Guadalete. Así, mientras que el primero
habría muerto, el segundo habría huido hasta Galicia, desde donde inició la Reconquista.
Esta versión, no obstante no es avalada por Domené Sánchez: «En todo el novelón anterior
se mezcla algo de realidad y bastante de ficción. La persona y personalidad de don Pelayo
son un enigma, porque no hay documentos contemporáneos sobre él». Para él, esta
historia bien podría ser una falsificación inventada por los cronistas con la intención de dar
a Pelayo un pasado ligado a Witiza y, así, justificar la subida al trono de este primer rey
astur.
ACTIVIDAD: Realice un resumen del artículo anterior
La Batalla de las Navas de Tolosa
En la provincia de Jaén, junto al paso de Despeñaperros existe un paraje que cambió
nuestro pasado y nuestro futuro: es el campo de batalla de las Navas de Tolosa.
El combate ocurrió en el año 1212, pero en realidad, toda la historia comenzó mucho
antes. Cuando el califato de Córdoba se descompuso en un mosaico de pequeños estados
(los llamados reinos taifas), los reinos cristianos del Norte aprovecharon la oportunidad
para ampliar sus fronteras hasta el río Tajo y tomar Toledo. Los débiles reyezuelos de taifas
tuvieron que comprar la paz y la protección de los monarcas cristianos pagando crecidos
tributos anuales.
Por aquel tiempo los almorávides, una confederación de tribus bereberes, habían forjado
un poderoso imperio que se extendía por lo que hoy es Marruecos, Mauritania, parte de
Argelia y cuenca del río Senegal. La creciente presión cristiana no dejaba más alternativa a
los cada ves más débiles reyezuelos andalusíes que solicitar ayuda a los almorávides.
Los almorávides enviaron un ejército que derrotó a los castellanos en Sagrajas (1086).
Después ocurrió lo que se temía: barrieron a los reyezuelos de taifas, unificaron al-Andalus
y lo incorporaron a su imperio.
Hacia 1140 la fortaleza moral y el militarismo de los almorávides se había debilitad
tanto que su imperio se fraccionó y en al-Andalus volvió a aparecer una generación de
pequeños reinos taifas tan débiles como los anteriores. La balanza del poder militar se
inclinaba de nuevo hacia los reinos cristianos.
LA AMENAZA ALMOHADE
La decadencia almorávide favoreció el surgimiento de un grupo beréber en los maontes
del Atlas (Marruecos), que se rebeló contra los almorávides . Tras los violentos combates,
los almohades conquistaron el norte de Africa y pusieron sus ojos en al-Andalus. Sus califas
adoptaron el título de Miramamolín (Amir ul-Muslimin) o Príncipe de los Creyentes.
Los almohades atravesaron Sierra Morena y atacaron Castilla: el nuevo rey Alfonso VIII,
intentó contenerlos en Alarcos (1195), pero sufrió una tremenda derrota.
Después de Alarcos Castilla no tenía nada que oponer a la furia africana. Los almohades
asaltaron la plaza fuerte de Calatrava, cuya guarnición pasaron a cuchillo, y llegaro hasta las
puertas de Toledo y Madrid.
En 1197 Castilla y el Miramamolín concertaron una tregua de diez años. Desde el
desastre de Alarcos, Alfonso VIII solo vivía para preparar la revancha.
El Papa Inocencio III pidió y predicó en los púlpitos de toda Europa una nueva Cruzada
para mayo de 1212. Los que acudieran a ella obtendrían el pleno perdón de sus pecados.
Además el Papa excomulgaría a cualquiera que pactara con los mahometanos y ordenó a
los reyes cristianos que aplazaran sus discordias personales en favor de la magna empresa
común.
Por la parte almohade los preparativos no eran menos activos. Al-Nasir, el Miramamolín
de los almohades, hijo del vencedor de Alarcos y de la esclava cristiana Zahar (flor), salió de
Marraquech al frente de un gran ejército en febrero de 1211. Al-Nasir tenía treinta años. Se
decía que había jurado sobre el Corán conducir a sus tropas hasta Roma y abrevar sus
caballos en el Tiber.
Los cristianos necesitaban un milagro y el milagro ocurrió. Al menos eso sostiene la
tradición. Ante Alfonso VIII se presentó un pastor que decía conocer un paso seguro que los
almohades no vigilaban. Don Diego López de Haro y un destacamento de exploradores
acompañaron al pastor.Así fueron a salir, esquivando los relieves más comprometidos de
aquellas montañas, a la explanada de la Mesa del Rey, donde se establecieron. Don Diego
López de Haro comunicó al rey que el paso del pastor era perfecto, justamente lo que
necesitaban. En cuanto amaneció el día siguiente, el grueso del ejército levantó el
campamento y fue a acampar en la Mesa del Rey.
¿Cuantos combatientes se enfrentaron en las Navas de Tolosa? Los cronistas árabes
hablan de seiscientos mil combatientes musulmanes y de una innumerable muchedumbre
de cristianos. Los cristianos se refieren a casi doscientos mil jinetes musulmanes y la
consabida infinita muchedumbre de peones. Modernos estudiosos de la batalla cifran los
efectivos almohades entre 100000 y 150000 combatientes (probablemente el primer
número se más exacto que el segundo) y los cristianos entre 60000 y 80000. Incluso
admitiendo las cifras más modestas, hemos de reconocer que el choque debió ser de los
más espectaculares y sangrientos de la historia medieval.
La batalla de las Navas de Tolosa marca un hito en la historia de España: alejó el peligro de
una invasión musulmana de los reinos cristianos y contribuyó al desmembramiento y ruina
del imperio almohade, facilitando las grandes conquistas castellanas en el siglo XIII.
ACTIVIDAD: Realice un resumen del artículo anterior
Fecha de inicio : 7 de abril
Fecha de entrega 15 de de abril
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