FACULTAD DE SALUD HUMANA CARRERA DE MEDICINA REALIDAD NACIONAL PROYECTO DE UNIDAD I TEMA ANALISIS DE LA REALIDAD SOCIAL Y ECONOMICA DE LOS PAISES LATINOAMERICANOS DOCENTE Livia Pineda PARALELO Primer Ciclo “A” MIEMBROS: Karina Poma Cecilia Peña Miriam Guamán Nahomi Cobos Jimmy Diaz Descripción de países: Latinoamérica fue la cuna del colonialismo en el nuevo continente, sistema del cual heredó variedad cultural, pero tambien comportamientos opresivos y exacerbadas dificultades como pobreza, desigualdad, estancamiento económico, políticas coloniales con escaso beneficio, una perspectiva del mercado simplista y errónea, etc. Como se menciona, una de las principales características del subcontinente latinoamericano se encuentra su profunda y enraizada injusticia, que invade todos los aspectos de la sociedad y se mantiene, históricamente, con la misma intensidad. Muestra de ello es el crecimiento en el índice de pobreza y pobreza extrema, pasando de un 30.1% de la población latinoamericana bajo el umbral de la pobreza en 2018 al 30.8% en 2019; de igual manera, el porcentaje de personas que Vivian en condiciones de pobreza paso del 10.7% al 11.5% en un lapso de un año. En términos absolutos, la condición de América latina en índices de injusticia económica, bajo parámetros como la pobreza, ha estado empeorando en los últimos años. Cabe un paréntesis para aclarar que la injusticia no solo se mide en la dimensión económica a lo largo de la región, fenómenos como el machismo y racismo tienen un gran peso sobre la sociedad y la economía. En general, la pobreza creció 2.3 puntos porcentuales y la pobreza extrema 2.9 puntos porcentuales de 2018 a 2019. Estadísticas como están reflejan la verdadera desigualdad en la sociedad latinoamericana, que se contrapone estrictamente al valor total de su riqueza natural. Países como Bolivia, chile y argentina poseen el 70% de las reservas mundiales de Litio; Venezuela estima más de 300 000 millones de dólares en petróleo, ostentando el primer lugar en la exportación mundial de crudo, mientras economías desarrolladas como Brasil se encuentran en el tercer puesto de exportadores de carne a nivel global. Tal como se aprecia, la riqueza natural latinoamericana es bien aprovechada por los gobiernos de turno, sin embargo, la desigualdad no escampa, al contrario, empeora. El origen de esta contradicción forma parte de la tercera característica del continente, su tendencia al neoliberalismo como solución ortodoxa a las crisis económicas. El neoliberalismo en Latinoamérica se vendió como un sistema que busca la libertad y prosperidad económica de los individuos, a partir de regla dorada: autorregulación del mercado y reducción del estado. Aunque la sociedad acogió este sistema con esperanza, rápidamente empezó la revelación de sus resultados, el sistema volvía dependientes a las económicas latinoamericanas de otras mas desarrolladas, impidiendo un crecimiento económico real, y generaba una regresión en políticas de progreso y bienestar social. De forma similar, a nivel externo la regresión de Latinoamérica de vuelve evidente en variables como participación de mercado, pasando del 8% en 1960 al 4% en 1995, iniciando un proceso de bilateralidad entre la globalización del mundo y la marginalización de las economías latinoamericanas por una escaso desarrollo competitivo e implementación de políticas económicas neoliberales. A continuación, se muestra un glosario con los principales indicadores macroeconómicos y sociales de cada pais, que permitirá un mejor entendimiento por parte del lector y posibilitará un análisis comparativo más claro.: Brasil cuenta con un PBI aproximado de 1,43 millones de dólares, su índice de pobreza es del 21%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 12.9% México: cuenta con un PBI aproximado de 1,08 millones de dólares, su índice de pobreza es del 34,8% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un de 4,4% Argentina: cuenta con un PBI aproximado de 328,28 millones de dólares, su índice de pobreza es del 7,1% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 10,4% Colombia: cuenta con un PBI aproximado de 271,46 millones de dólares, su índice de pobreza es del 27.6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 21.4% Chile: cuenta con un PBI aproximado de 252,76 millones de dólares, su índice de pobreza es del 6,4% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 11.2% Perú: cuenta con PBI aproximado de 203,77 millones de dólares, su índice de pobreza es del 23,9 Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un índice del 13,1% Ecuador: cuenta con PBI aproximado de 96,67 millones de dólares, su índice de pobreza es del 23,2% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 5,8% Puerto Rico: cuenta con PBI aproximado de 95,85 millones de dólares, su índice de pobreza es del % Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 8,9% República Dominicana: cuenta con PBI aproximado de 78,73 millones de dólares, su índice es de 19.9% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 5,7% Guatemala: cuenta con un PBI aproximado de 77,07 millones de dólares, su índice de pobreza es de 35,6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 2,5% Costa Rica: cuenta con un PBI aproximado de 61,45 millones de dólares, su índice de pobreza es del 9,7% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 24,4% Uruguay: cuenta con un PBI aproximado de 55,71 millones de dólares, su índice de pobreza es de 2.9% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 10,5% Panamá: cuenta con un PBI aproximado de 52,94 millones de dólares, su índice de pobreza es del 14,1 % Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 18.5% Nicaragua: cuenta con un PBI aproximado de 12,15 millones de dólares, su índice de pobreza es del 34,8% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 5.4% Paraguay: cuenta con PBI aproximado de 35,3 millones de dólares, su índice de pobreza es del 18.6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 7,9% Cuba: cuenta con un PBI aproximado de 9 en millones de dólares, su índice de pobreza es del 18.6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 1,3% El Salvador: cuenta con un PBI aproximado de 24,64 millones de dólares, su índice de pobreza es del 29%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 6,3% Bolivia: cuenta con un PBI aproximado de 36,69 millones de dólares, su índice de pobreza es del 24,7%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 11,6% Honduras: cuenta con un PBI aproximado de 23,83 millones de dólares, su índice de pobreza es del 52,6%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente grande con un 5,7% Introducción Cuando nos referimos a la situación latinoamericana emergen múltiples factores que han determinado su naturaleza a lo largo del devenir histórico, algunos son consecuencia de una mala gestión gubernamental, otros resultan incontrolables por su origen exterior, no obstante, si algo queda claro es que el proceso de cambio y transformación latinoamericano en dimensiones de sociedad y economía tiene vida propia y maneja sus propias dinámicas alrededor de individuos, sociedad, gobiernos y sistemas. Por ello, el propósito de la presente investigación es realizar un análisis de la realidad social y económica de los países latinoamericanos, surcando en aspectos como: desigualdad, influencia exterior, reformas estructurales, filosofía detrás de la transformación y ambigüedad entre riqueza y limitaciones de la región. El método investigativo empleado para este trabajo consiste en la identificación de variables y constantes en la realidad latinoamericana, análisis comparativo entre estadísticas históricas y actuales, asi como de países en ambos extremos de prosperidad y estancamiento socio-económico, interpretación de datos y análisis deductivo fundamentado que le otorgue imparcialidad al estudio. De esta manera, se busca dar explicación a la naturaleza de la realidad latinoamericana, proporcionando un análisis profundo sobre el contexto referencial e histórico que envuelve dicha temática. Por ende, para centralizar la búsqueda de argumentos y análisis, se propone la siguiente interrogante: ¿De qué manera la realidad social y económica de Latinoamérica ha sufrido transformaciones hasta la actualidad? Análisis de la realidad económica de los países latinoamericanos Brasil Brasil destaca por estar entre los países con mayor tasa de desempleo del mundo el PIB per cápita es un muy buen indicador del nivel de vida y en el caso de Brasil, en 2020, fue de 5.945 € euros, con lo que ocupa el puesto 87 de la tabla, así pues, sus ciudadanos tienen, según este parámetro, un nivel de vida muy bajo en relación al resto de los 196 países del ranking de PIB per cápita. Un factor de preocupación, según la coordinadora de Cuentas Nacionales del IBGE, Rebeca Palis, para el desempeño económico del país es la crisis hídrica y energética que azota el país. "En la actividad de energía eléctrica, hubo aumento en los gastos de producción debido a la crisis hídrica que hizo aumentar el uso de las termoeléctricas" (Minds, 2019). En 2019, Brasil fue el mayor productor mundial de caña de azúcar, soja, café y naranja, el 2nd productor de papaya el 3rd productor de maíz tabaco y piña en todo el mundo. Además, en el sector minero, Brasil se destaca en la extracción de mineral de hierro donde es el segundo exportador mundial. Colombia Colombia tiene un historial de gestión fiscal y macroeconómica prudente, basado en un régimen de inflación objetivo, una tasa de cambio flexible y un marco fiscal basado en reglas, lo cual permitió un crecimiento ininterrumpido de la economía desde el 2000 y generó un espacio de políticas que permitió responder a la crisis de la COVID-19. Sin embargo, Colombia se enfrentó a la crisis con retos preexistentes. La dinámica de la productividad ha frenado el crecimiento económico durante los últimos veinte años. Las exportaciones están mayormente concentradas en "commodities" no renovables (petróleo particularmente), lo cual incrementa la exposición de la economía a los choques externos. También, Colombia es uno de los países con mayor inequidad de ingresos e informalidad en el mercado laboral de Latinoamérica. Además, no obstante, una política fiscal atenta, la deuda del gobierno en relación al PIB vino subiendo desde el 2012, achicando el espacio para subir el déficit. Se proyecta que la economía crecerá 7,7% en el 2021 y volverá de manera decisiva a niveles del 2019 antes de que termine el año. A medida que la economía se acera a su potencial en el mediano plazo, se proyecta que el crecimiento desacelerará. Se espera que la inversión rebote gradualmente en 2022 a medida que los proyectos de infraestructura tales como las concesiones viales 4G y el metro de Bogotá reanuden a toda marcha. Debido al incremento de los costos de producción en el exterior y la depreciación del peso, se proyecta que la inflación suba en el 2021 y que vuelva a bajar al objetivo de inflación de 3% en el 2022. La lenta recuperación de las exportaciones de petróleo y del turismo en comparación a la rápida recuperación de las importaciones empujaran el déficit de la cuenta corriente al 4,9% del PIB en el 2021. El déficit de la cuenta corriente se proyecta descienda ligeramente en el mediano plazo a medida que las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, distribución de dividendos a los inversionistas extranjeros y las remesas vuelvan a niveles prepandemia. Costa rica Considerado un país de ingreso medio alto, Costa Rica experimentó un crecimiento económico sostenido en los últimos 25 años. Dicho progreso es el resultado de una estrategia de crecimiento orientada al exterior, basada en la apertura a la inversión extranjera, así como en una gradual liberalización comercial. La combinación de estabilidad política, contrato social y un crecimiento sostenido han resultado en una de las tasas de pobreza más bajas de América Latina y el Caribe, donde la proporción de la población con ingresos inferiores a US$5,5 por persona por día disminuyó ligeramente de 12.9 a 10.6 por ciento entre 2010 y 2019. El éxito del país en las últimas décadas también se refleja en sus sólidos indicadores de desarrollo humano, lo que ha contribuido a mejorar su posición en la clasificación respecto a los demás países de la región. Honduras Honduras posee múltiples fortalezas con el potencial para un crecimiento más rápido y una mayor prosperidad compartida, con su ubicación estratégica, una creciente base industrial, esfuerzos continuos para diversificar sus exportaciones y una población joven y en crecimiento. En años recientes, Honduras había registrado las segundas tasas de crecimiento económico más altas de Centroamérica, superadas solo por las de Panamá. El crecimiento del PIB del país alcanzó el 4,8% en 2017, el 3,7% en 2018 y el 2,7% en 2019, por encima del promedio en Centroamérica y muy por encima del promedio en América Latina y el Caribe (ALC). Sin embargo, el país enfrenta altos niveles de pobreza y desigualdad. Estimaciones internacionales para el último año disponible (2019), antes del doble impacto de la pandemia COVID-19 y los huracanes Eta e Iota, mostraron que el 14,8% de la población hondureña vivía con menos de 1,90 dólares por día. Honduras es la economía número 107 por volumen de PIB. Su deuda pública en 2019 fue de 9.711 millones de euros, con una deuda del 43,33% del PIB. Su deuda per cápita es de 994 € euros por habitante. La última tasa de variación anual del IPC publicada en Honduras es de octubre de 2021 y fue del 4,7%. Aun así, la pandemia de la COVID-19 afectó significativamente la economía de Honduras. Se espera que el PIB del país se haya contraído un 9% en 2020 debido a la pandemia y al impacto sin precedentes de dos huracanes sucesivos. Alrededor del 45% de los hogares, según encuestas del Banco Mundial, reportaron pérdidas de ingresos en agosto, que probablemente se deterioraron aún más con los huracanes de noviembre. Las proyecciones sugieren que la proporción de personas que viven por debajo de la línea de pobreza de 5,50 dólares al día podría aumentar al 55,4 por ciento en 2020, lo que resultaría en más de 700.000 nuevos pobres, mientras que la desigualdad aumenta ligeramente. Se espera que la economía de Honduras se recupere en 2021 a un crecimiento del 4,5%, en medio de la reactivación de la actividad económica interna y la recuperación de la inversión y la demanda externa. El PIB per cápita es un muy buen indicador del nivel de vida y en el caso de Honduras, en 2020, fue de 2.106 € euros, por lo que se encuentra con esta cifra está en la parte final de la tabla, en el puesto 139. Sus habitantes tienen un bajísimo nivel de vida en relación a los 196 países del ranking de PIB per cápita. Argentina Argentina es una de las economías más grandes de América Latina, con un Producto Interno Bruto (PIB) de aproximadamente US$450 mil millones. Cuenta con abundantes recursos naturales en energía y agricultura, en su territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, el país tiene tierras agrícolas extraordinariamente fértiles, cuenta con importantes reservas de gas y litio, y tiene un enorme potencial en energías renovables. Argentina es un país líder en producción de alimentos, con industrias de gran escala en los sectores de agricultura y ganadería vacuna. Asimismo, tiene grandes oportunidades en algunos subsectores de manufacturas y en el sector de servicios innovadores de alta tecnología. Sin embargo, existió un tramo de su historia en el que las cosas eran diferentes. En 2002, la Argentina estaba en el peor de los mundos posibles, con grave riesgo de disolución nacional, con 14 monedas provinciales, los depósitos bancarios bloqueados y dependencia total del FMI, que ya estaba instrumentando la dolarización. Esta fue la situación política, social y económica que provocó el modelo de renta y financiero, que destruyó gran parte del sistema productivo, devastó la industria, dilapidó el patrimonio nacional, multiplicó la desocupación, deprimió los salarios reales, redujo la inversión, deterioró los servicios públicos, sobre endeudó al Estado y produjo profundas crisis financieras que cerraron el crédito externo. Esta caótica situación se revirtió en 2003, año en el que se aplica en la Argentina un modelo de desarrollo económico con inclusión social, diametralmente opuesto al que imponía el Fondo Monetario Internacional. Desde entonces, en doce años se han duplicado el producto interno bruto, la inversión fija bruta y el producto generado por la industria (todo en % del PIB); se triplicaron las exportaciones; la deuda pública externa se redujo de 95 a 11.6% del PIB; la desocupación cayó de 21 a 7%; la participación de los asalariados en el ingreso se elevó de 34 a 51%. Pese a esta notable recuperación económica, el actual panorama argentino imita al de sus peores épocas. La tasa de desempleo aumentó al 13,1% en el segundo trimestre de 2020 frente al 10,6% de igual período del año anterior. Este incremento fue mayor entre los jóvenes de entre 14 y 29 años; entre las mujeres de esta edad el aumento interanual fue de 5,1 puntos porcentuales y entre los varones de 4,1 puntos porcentuales. Se registró una caída significativa en la tasa de actividad (9,3 puntos porcentuales) y en la tasa de empleo (9,2 puntos porcentuales). La cantidad de personas ocupadas experimentó una contracción interanual del 20,9% en el segundo trimestre del año. Se prevé que los indicadores laborales mejoren en 2021, en la medida que se haga efectiva la reapertura de los sectores afectados por la pandemia. Perú Durante los últimos cincuenta años ocurrieron tres hechos importantes. En primer lugar, un proceso de sustitución de importaciones que formalmente se inició con la ley de industrialización de 1959 y se agotó en menos de veinte años. En segundo lugar, la crisis de este proceso y el derrumbe del producto bruto interno per cápita durante el primer gobierno de Alan García (1985-1990) hasta los niveles registrados en los años 1959-1960. Y, en tercer lugar, la restauración del modelo primario exportador con la aplicación de políticas y reformas neoliberales desde los primeros años de la década de los noventa. Con la restauración de este modelo neoliberal, el producto bruto interno per cápita volvió a aumentar hasta alcanzar su nivel registrado en 1975 recién en el 2006. La crisis internacional del año 2008, la más profunda de los últimos setenta años, ha impactado en este modelo hasta cuestionar su sostenibilidad o anunciar su agotamiento, tal como la crisis internacional de los años setenta y la crisis de la deuda de 1982 cuestionaron la sostenibilidad del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones o anunciaron su agotamiento. Paradójicamente, la economía peruana empezó a crecer a partir de 1990, durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), de corte derechista. Durante esta gestión se controló la "hiperinflación" heredada del primer gobierno de Alan García (1985-1990) y se impulsó una rápida apertura del comercio con el exterior y la privatización de las actividades productivas, que estaban bajo administración estatal. Para el decano de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, Carlos Casas, la economía de Perú ha venido recuperándose y la recaudación tributaria creció fuertemente tras el impacto que causó la pandemia durante 2020. La pandemia de la COVID-19 ha golpeado fuertemente al Perú. La informalidad, el hacinamiento en los hogares y las brechas en cobertura y calidad de servicios básicos como agua y saneamiento se encuentran entre las principales causas. Más aún, las precarias condiciones en el sector Salud condujeron al Gobierno a decretar una de las cuarentenas más estrictas y prolongadas en la región. Ello llevó a un descenso del PBI de 11.1 % en 2020, ocasionando serios efectos en el empleo y los ingresos, especialmente para las personas más pobres. La pobreza monetaria ($5.5 por día) se incrementó 12 puntos porcentuales el mismo año, alcanzado 32.6%. En la primera mitad de 2021, el PIB real rebotó fuertemente y creció un 20,9 % interanual, volviendo a su nivel anterior a la pandemia. Esta recuperación fue impulsada por la flexibilización de las restricciones de movilidad, una ejecución acelerada de las obras públicas y la reanudación de proyectos de inversión privada. Sin embargo, la recuperación del mercado laboral ha sido lenta y el empleo de Lima en empresas de más de 10 trabajadores todavía se encontraba un 20% por debajo de su nivel anterior a la pandemia en agosto último. Las mujeres y los jóvenes se han visto afectados de manera desproporcionada por la pérdida de empleos formales. Por otro lado, la inflación anual alcanzó el 5,4% en setiembre, significativamente por encima del rango objetivo de 1%3%. El aumento global del precio de los alimentos y la energía y la depreciación de la moneda nacional son los principales factores que impulsan el repunte de la inflación. Uruguay Uruguay se destaca en América Latina por ser una sociedad igualitaria, por su alto ingreso per cápita y por sus bajos niveles de desigualdad y pobreza. En términos relativos, su clase media es la más grande de América, y representa más del 60% de su población. Las reformas aplicadas tras la crisis de 2002, que mejoraron las prácticas de política macroeconómica, la reducción de la exposición económica y financiera a los países vecinos, y la implementación de nuevas políticas sociales, contribuyeron a obtener sólidos resultados, ayudando a aumentar la resiliencia de Uruguay. En cuanto al Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que los uruguayos se encuentran en el puesto 55. No obstante, otros indicadores muestran un escenario distinto al de la prosperidad. El dato de inflación de febrero, que fue 0,99% y llevó la acumulada en el bimestre a 2,91% y la tasa anual a 8,89%, y el resultado fiscal de enero, que si bien mostró una leve mejora tendió a confirmar al déficit como algo instalado y de compleja resolución, renovó la inquietud oficial y realimentó un debate en el seno de la administración de Mujica. Al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, la inserción internacional de Uruguay está caracterizada por ser un país exportador de productos primarios intensivos en recursos naturales y mano de obra, importador de bienes elaborados intensivos en capital, así como por ser un demandante neto de capitales. Si bien durante los últimos 30 años las exportaciones de bienes de Uruguay se han diversificado en forma notoria, entre 1997 y 2001 el 68% de ellas seguía estando compuesto por productos de origen primario. Debido a ello, los precios de exportación son volátiles. Venezuela La economía venezolana durante los últimos veintiséis años (1980-2005) ha presentado patrones, tanto de política como de resultados, por más extraño que suene, muy estables. Dentro de las características más resaltantes de ese comportamiento se encuentra el desplome de la inversión pública y privada, y el estancamiento en los niveles de producción por habitante. En ese escenario, funcionando dentro de las restricciones impuestas por la ausencia de inversión de capital, la política económica, fiscal, monetaria y cambiaria, ha oscilado siempre entre dos extremos, dependiendo de los vientos que soplaron en el mercado petrolero. En épocas de bonanza, los gobiernos aceleraron fuertemente el gasto público, sobrevaluaron la moneda (para combatir la inflación) y utilizaron las importaciones masivas y las salidas de capitales como instrumentos de política monetaria para secar las burbujas de liquidez generadas por el propio esfuerzo fiscal La principal fuente de obtención de ingresos públicos procede de Petróleos de Venezuela (PDVSA) pero la producción ha caído en los últimos años y actualmente es una empresa quebrada que se ha visto obligada a importar gasolina cuando el país es uno de los mayores productores de crudo del mundo. Esto se debe a que los costes de producción son tan altos que resulta más rentable comprarlo a otros países como EE. UU o Nigeria. Esto contrasta con el aumento de la producción de petróleo en EEUU que, gracias a la técnica de fracturación hidráulica (tracking), está en camino de ser independiente energéticamente por primera vez en su historia. Hay que señalar también la ingente cantidad de petróleo que se ha entregado al régimen cubano por motivos exclusivamente ideológicos ya que agravan la situación del sector. Como consecuencia del declive de este sector y del resto de la economía nacional el PIB ha caído un 34% en los últimos cuatro años. La economía atraviesa una crisis fiscal como resultado de la pesada carga de la deuda externa acumulada, de la caída de los ingresos petroleros y de la no menos importante caída de los ingresos de origen no petrolero, que han sido erosionados por la inflación. El país ha entrado en un proceso de hiperinflación que, según los datos del índice de precios que publica la Asamblea Nacional, movió los precios en el último trimestre de 2017 a una tasa promedio mensual de 62%. El proceso de aceleración inflacionaria, que retrospectivamente se remonta a finales de 2012, ha acabado por completo con los logros transitorios y cíclicos de los programas de desarrollo social de la Revolución Bolivariana. En solo dos años, entre 2015 y 2016, 10 millones de personas fueron enviadas al casillero que se ubica por debajo del umbral de pobreza, y de acuerdo con el proyecto Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), cerca de 80% de los hogares se encontraba en situación de pobreza para finales de 2016. Análisis de la realidad social de los países latinoamericanos Nicaragua País caracterizado por su bajo crecimiento económico, con desigualdades en la distribución de los recursos disponibles y el limitado acceso de los servicios elementales que requieren las personas, principalmente las que viven en situaciones de vulnerabilidad. Para el 2005, se estimaba que la pobreza general en Nicaragua era del 48.3% y la pobreza extrema del 17.2%. Es decir, de cada 100 nicaragüenses, alrededor de 48 estaban en alguna condición de pobreza y 17 pertenecían al grupo de pobreza extrema, lo cual impide el pleno disfrute de los Derechos Humanos, en especial los económicos, sociales y culturales. La asignación de los recursos al gasto social es muy escasa en relación con la demanda de la población, poniendo en riesgo el acceso y la calidad de los servicios básicos fundamentales que requieren las personas para vivir en condiciones mínimas de satisfacción, por ejemplo: el acceso a salud, educación, empleo digno, vivienda, agua y saneamiento, entre otros. El Índice de Desarrollo Humano ubica a República de Nicaragua entre los países con más bajo nivel de desarrollo humano de la región latinoamericana (0,645), a pesar de haber demostrado un mejoramiento en su desempeño durante la última década. El IDHI (Índice de Desarrollo Humano ajustado por Inequidad) es casi un 35% inferior al IDH lo cual indica altos índices de desigualdad social en el país. Nicaragua, tal como ha ocurrido en el resto de América Latina y el Caribe, ha logrado importantes avances en materia de cobertura educativa en las últimas décadas. Es esperable que a los 5 años todos los niños estén escolarizados en el nivel inicial en tanto este nivel es obligatorio en la República de Nicaragua. Hacia el año 2009, alrededor del 62% de los niños de esta edad estaban escolarizados. La brecha entre estratos sociales se ubica en torno a los 24 puntos para la edad de 5 años y de los 11 puntos entre los niños de 6 años de edad. En general, su desarrollo ha estado impedido por ciertas creencias como fatalismo, un entendimiento ritualista de la relación entre el mundo físico y divino, el machismo que se manifiesta en la devaluación de mujeres, y un estilo de liderazgo autoritario y jerárquico. El contexto social ha sido impactado por los medios norteamericanos y sus valores consumistas. Panamá El panorama social del país se caracteriza por una gran desigualdad en la distribución del ingreso y por elevados niveles de pobreza e indicadores sociales que no se compadecen con el ingreso promedio de los panameños. Para el año 2019, la pobreza general de Panamá alcanzó al 21.5% de la población, es decir, 917,069 personas; de las cuales, 10.0%, vive en condiciones de pobreza extrema (o indigencia), 428,005 personas, situación que se concentra especialmente en áreas rurales e indígenas donde se presentan insuficiencias que comprometen la supervivencia humana, puesto que, existe una gran cantidad de hogares que no tienen recursos económicos ni acceso a los servicios básicos, como el agua y la electricidad. Aunque Panamá mantiene aún estos niveles de pobreza extrema, ha logrado reducirla sustancialmente. A pesar de que en las últimas décadas han aumentado los niveles de alfabetización y cobertura escolar, los desafíos educativos actuales cada vez son más complejos. De los 1,314,613 de niños, niñas y adolescentes en el país, 827,583 están matriculados en el sector oficial y particular en el nivel preescolar, básico general y medio. En Panamá, los niños, niñas y adolescentes enfrentan diferentes barreras que ponen en riesgo su permanencia en el sistema educativo y la culminación de sus estudios. Las barreras socioeconómicas se relacionan también con carencias de nutrición y alimentación adecuada; barreras socioculturales. En particular, en el caso de la desigualdad, Panamá continúa siendo uno de los países más desiguales de la región. Además, aunque la desigualdad se ha reducido, lo ha hecho a un ritmo notablemente inferior al de otros países de América Latina, pese a que el crecimiento de éstos ha sido mucho menor. Entre 2007 y 2017 por cada punto porcentual de aumento del PIB el índice de Gini se ha reducido un 0. 05 % en Panamá, frente a un 0. 2 8% en promedio regional. Por otra parte, en cuanto al desempleo, se evidencia un descenso 14,5 %, luego de haber alcanzado el 18,5 % en el 2020, la tasa más alta en 20 años, a consecuencia de la grave crisis económica derivada de la pandemia en curso. Paraguay Paraguay es un país particular en el contexto latinoamericano, dado que, ha sido líder mundial en la aplicación del Índice de Progreso Social (IPS) desde el año 2013. Sin embargo, conforme avanzan los años, el panorama social ha ido empeorando estrepitosamente, que de hecho que ha intensificado más en este contexto de pandemia. En este sentido, un total de 2.324.134 personas viven en condiciones de pobreza, lo que equivale al 41,3 % de la población, considerando que sus ingresos son inferiores al costo de una Canasta Básica de Consumo. De acuerdo con esa misma fuente de información, la pobreza en el área rural afecta al 43,3 % de sus habitantes, mientras que en el área urbana la incidencia llega al 39,7 %. Por su parte, la pobreza extrema en el área rural la pobreza es más severa, pues alcanza al 28,6 % de la población, mientras que el ámbito urbano tiene un peso relativo menor, equivalente al 13,3 %. La educación paraguaya atraviesa una prolongada crisis que ubica al país entre los peores del mundo en nivel educativo. La crisis se manifiesta en la falta de mínima infraestructuras hasta llegar al propio sistema, que demuestra ser totalmente desfasado, a consecuencias de la mala gestión y la corrupción. La calidad del sistema educativo se refleja en el alto porcentaje de deserción escolar. En Paraguay, la cobertura escolar abarca aproximadamente el 85% de niños/as en edad de ingresar al sistema educativo. Es el país latinoamericano con peor tasa de matriculación. De acuerdo a la Organización Mundial de Trabajo (2020), como consecuencia de la crisis por la COVID-19, la tasa de desocupación aumentó levemente de 7,4% a 7,6% en el mismo periodo, debido al movimiento masivo de la población económicamente activa hacia el estado de “inactividad”. La tasa de desempleo alcanzó 5,6%, siendo las mujeres las más afectadas: el 7,7% de ellas estaban desempleadas en comparación con el 4,1% de los hombres. Puerto rico Puerto Rico actualmente experimenta una crisis político-económica sin antecedentes. Por un lado, la capacidad para producir bienes y servicios continúa deteriorándose, lo que resulta en bajos niveles de empleo, emigración masiva, baja recaudación impositiva, menor cantidad y calidad de servicios públicos y un mayor deterioro social. Por otro lado, aunque Puerto Rico lleva siendo colonia por demasiados años, inclusive hoy carece de la característica que los favorecedores del Estado Libre Asociado indicaban como una ventaja de este estatus: la autonomía fiscal. La imposición de la Junta de Supervisión Fiscal ha reducido dramáticamente el poder de la rama ejecutiva y legislativa sobre el manejo de las finanzas públicas. El presupuesto estatal era una de las pocas instancias del gobierno en las que el gobierno federal no había intervenido directamente. Por otra parte, se presentan disparidades en las tasas de pobreza que se mantienen en un 45%. Con una población mayoritariamente de personas de 65 años o más (19.7% de la población), se establecen políticas públicas que menoscaban las pensiones, limitan los servicios esenciales y condenan a la pobreza a este segmento de la población donde el 57% son mujeres (373,864). Estudios recientes señalan que Puerto Rico es el tercer país de mayor desigualdad en el mundo. La educación pública fue un motor de cambio social en Puerto Rico, proveyendo movilidad social y permitiendo acceso a la población al acercar la escuela a la comunidad. La eliminación y cierre de 300 escuelas es parte de la política pública implantada, alegando que buscan economías ante la crisis fiscal, y el establecer escuelas alianzas una manera de privatizar la educación y limitar los derechos de los que necesitan educación especial. Las economías justificadas por la crisis fiscal son la justificación para desviar fondos a contratistas privados de EE. UU., con contratos millonarios, que asesoran en asuntos educativos, pero no aportan a mejorar la educación. La pandemia del coronavirus (COVID-19) ha sido un evento que ha impactado a todos los sectores de nuestra sociedad actual. En Puerto Rico, la tasa de desempleo ajustada estacionalmente en octubre de 2021 fue estimada en 8.0%. Esta representó una disminución de 1.0 punto porcentual al comparar con octubre de 2020 (9.0%). Cuba Cuba logró avances muy notables en educación, salud, seguridad social, empleo y distribución mundial. El colapso del campo socialista y otros factores internos y externos provocaron una severa crisis que tocó fondo en 1993 y deterioró casi todos los indicadores sociales. Mejoraron después de 1994, pero en 2003 varios de ellos no recuperaban aún el nivel de 1989 la pobreza y la desigualdad aumentaron. Con respecto a la agricultura, la reforma no implica un cambio en la propiedad estatal de la tierra que en esos momentos abarcaba aproximadamente el 82 por ciento de la superficie total de la tierra del país. En Cuba se experimenta un proceso de transición socialista, concepto que identifica el sentido anticapitalista y de acumulación de valores socialistas que va predominando en una sociedad que rompe con los patrones asociados al capitalismo. Es un proceso en el que se modifican al unísono las estructuras socioeconómicas y políticas, los individuos y sus subjetividades, la cultura y la vida ético-espiritual. En gran medida la transición se desarrolla en condiciones inéditas, a partir de los marcos históricos de cada país que definirán continuidades, rupturas y ajustes coyunturales, sobre todo hoy, dada la compleja situación internacional signada por la globalización neoliberal, el dominio de los bloques de poder imperialistas y del sistema de instituciones financieras internacionales que los sostienen, junto con los negativos impactos mediáticos que modelan argumentos para justificar injerencias y guerras contra naciones, pueblos y culturas, considerados de la periferia. Ecuador La situación de pobreza, bajos niveles educativos, falta de empleo adecuado y de acceso a la seguridad social han puesto en riesgo a un amplio sector de la población que habita en el Ecuador (alrededor del 60%). Las condiciones de acceso al agua, hacinamiento y de enfermedades subyacentes provocaron un perfil de mayor vulnerabilidad en la población. Esta crisis afecta de manera desproporcionada a la población indígena y afrodescendiente, a las comunidades rurales, y a las personas migrantes, que son forzadas a desplazarse fuera de sus países escapando del hambre, la violencia y la falta de oportunidades. A pesar de haber hecho un esfuerzo por balancear su economía, Ecuador aún necesita el reequilibrio de sus finanzas públicas para evitar un aumento insostenible de la deuda a tiempo que consolida la confianza en la estabilidad macroeconómica, la dolarización y continúa protegiendo a la población más vulnerable. El cierre de mercados ocasionado por las medidas de confinamiento en Ecuador fue un golpe para las cadenas de suministro de bienes y servicios. La demanda también se vio impactada por el confinamiento de la población, lo que a su vez significó una crisis de oferta porque las empresas dejaron de vender sus productos y servicios. Se estima que en el país unos 715.000 hogares con niños, niñas o adolescentes pasarán a vivir en pobreza y afrontarán privaciones en materia de educación, salud, alimentación, vivienda, trabajo y seguridad social. La pobreza multidimensional entre los hogares con menores de edad pasará de 43,0% a 48,5% este año. En cambio, la pobreza multidimensional extrema se incrementará en 6,1%, al pasar de 19,8% de la población a 25,9%. La crisis por la pandemia de Covid-19 podría representar un retroceso de 20 años en la lucha para la erradicación de la pobreza en Ecuador, y de 30 años en el caso de los hogares con niños, niñas y adolescentes. El Salvador El Salvador ocupa el tercer lugar en cantidad de población (6,5 millones) entre los seis países centroamericanos, ha experimentado un crecimiento económico en las últimas décadas, con un crecimiento del PIB anual. La tasa de pobreza, disminuyó del 39 % en 2007 al 22,3 % en 2019. La reducción de la pobreza ha sido impulsada principalmente por los ingresos laborales y trabajadores que han pasado de empleos de baja paga en agricultura a empleos mejor pagados. En las zonas rurales, las remesas también han tenido un impacto positivo, pero menor en comparación con los ingresos laborales. El crimen y la violencia también han sido una amenaza para el desarrollo social y el crecimiento económico en El Salvador y están entre los principales motivos para que muchos salvadoreños migren. Sin embargo, las tasas de homicidios se han reducido drásticamente desde agosto de 2019, posicionando los indicadores de violencia del país hacia el promedio regional. Los principales problemas que la población expresa que les afecta son la delincuencia y la deficiente economía, por la baja capacidad adquisitiva. A nivel nacional la escolaridad promedio por sexo es de 6,7 grados para los hombres y de 6,5 para las mujeres. En el área urbana, la escolaridad promedio de los hombres es de 7,9 y de las mujeres es de 7,5, en la zona rural la de los hombres es de 4,9 grados y de las mujeres es de 4,6 grados. Esto denota que las mujeres tienen menor acceso a educación que los hombres, lo que limita sus oportunidades de acceso a trabajo digno. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto negativo significativo en la vida de las personas y los ingresos familiares. Aunque El Salvador fue el país centroamericano que adoptó con mayor rapidez fuertes medidas de contención contra el brote y el gobierno implementó una sólida respuesta fiscal para limitar el impacto en los hogares y las empresas, la pandemia podría hacer que la pobreza vuelva a niveles no vistos desde 2016, revirtiendo años de progreso. Debido a la pandemia, se espera que la tasa de pobreza aumente hasta 5,9 puntos porcentuales. El Salvador tiene una de las mayores proporciones de población vulnerable de la región (48 por ciento), y una disminución adicional de la actividad económica puede resultar en una proporción significativamente mayor de personas en riesgo de caer en la pobreza. La crisis también afectó el crecimiento y el PIB se contrajo significativamente en un 7,9 por ciento en 2020. En 2021, el crecimiento muestra signos de recuperación, respaldado por el consumo impulsado por las remesas y las exportaciones. Se espera que la economía de El Salvador crezca 8 por ciento en 2021 y 4 por ciento en 2022. La vacunación contra la COVID-19 ha sido exitosa, alcanzando una tasa de vacunación cercana al 60 por ciento a finales de septiembre de 2021, entre las más altas de la región. Guatemala Guatemala sigue siendo un país predominantemente rural, de población joven y con altos porcentajes de pobreza (57 %). Un 21.5 % de la población se encuentra en pobreza extrema, ya que no alcanza a cubrir el costo del consumo mínimo de alimentos (o calorías mínimas). Según los datos anteriores la pobreza está presente predominantemente en la población rural, indígena, mujeres y en los menores de 18 años. Guatemala concentra más del 36% de la población de Centroamérica, así mismo concentra el 39% de la población desnutrida de todo Centroamérica, y muchos niños mueren por problemas relacionados con la desnutrición. Los indicadores clasifican a Guatemala como uno de los países más vulnerables y de mayores índices de inseguridad alimentaria en toda Latinoamérica, como consecuencia de los bajos ingresos, baja escolaridad, baja capacidad para producir alimentos, altos niveles de desnutrición, y alta vulnerabilidad a fenómenos climáticos. Las niñas, los niños y adolescentes conforman más del 50% de la población guatemalteca. El 50% de la población menor de 18 años (alrededor de 3,7 millones de los niños, niñas y adolescentes) vive en la pobreza. La situación es radicalmente peor en las zonas rurales e indígenas, donde el 76% y el 80%, respectivamente, vive en la miseria. A pesar de la gratuidad de la educación decretada por el gobierno, la cobertura y la calidad, así como la retención, deserción y repitencia escolar siguen siendo problemas graves en el ámbito educativo, a lo que hay que agregar la débil infraestructura escolar con la que debe atenderse a los niños y niñas. En el área rural el niño y la niña, se incorpora a labores familiares o de generación de ingresos desde temprana edad, lo que provoca que no concluya su nivel pre primario, o en todo caso no acceda al sistema de educación. El sistema educativo guatemalteco se distribuye en dos subsistemas: el escolar y el extraescolar. En el primero el desafío es incrementar la cobertura en los niveles de preprimaria, ciclos básico y diversificado; mientras en el nivel primario se requiere promover el acceso de la niñez en edad escolar, en especial quienes viven en familias condicionadas por la pobreza y extrema pobreza, que sacrifican sus oportunidades educativas para satisfacer las necesidades de sobrevivencia. Esta población no encuentra opciones de apoyo como la refacción escolar, el fondo de gratuidad, el programa de útiles escolares y la valija didáctica. Conclusiones A partir de todas las cifras, argumentos y doctrinas expuestas a lo largo de este trabajo, si algo queda claro es que la realidad socio económica latinoamericana posee vida propia y lo demuestra con cada sacudida a las emergentes naciones latinoamericanas. Hemos visto que, si bien existen problemas en todo el espectro económico y social, es fundamental encontrar la raíz de cada problema y distinguir su naturaleza única. Por un lado, los problemas económicos derivan, principalmente, de una mala gestión gubernamental, pues el exceso de recursos naturales que explotar sería suficiente para empezar un proceso de revolución económica, incursionando en sectores más elevados como la manufacturación de productos. A esta problemática se le suma la facilidad con que los países latinos adquieren deuda externa con organismos internacionales, cuyas imposiciones estructurales erosionan la economía desde los sectores más esenciales: reducción de presupuesto en educación, salud, oportunidades laborales y bienestar social en general. Esta rotura gradual, pero consistente, del sistema se asienta pesadamente sobre los ciudadanos. Contrario a lo que pueda parecer el análisis inicial del aspecto económico de los países latinoamericanos, sería inconcebible no contextualizarlo a partir del sector social. Este es el principal y único afectado por los efectos de políticas ajenas al bienestar común y endeudamientos ilegítimos. Si este es el hecho general, al cubrir con él la realidad latinoamericana, nos encontramos con una dimensión todavía más profunda de miseria e hipocresía institucionalizada. Países con gran crecimiento macroeconómico que poseen graves índices de pobreza, indigencia, desnutrición, analfabetismo, injusticia y segmentación social no son causa de admiración para quienes observan atentamente el subcontinente latinoamericano, sin importar desde que perspectiva. En síntesis, el análisis de la realidad social y económica de los países latinoamericanos arroja un veredicto: el problema no es el origen, cantidad ni intención con que se accede a recursos, el verdadero problema es la distribución de dicha riqueza. Por ello, la recuperación y crecimiento macroeconómico jamás será garantía ni indicio de bienestar social. Bibliografía Andés, F. F. (s.f.). Revista Analisis Financiero. Obtenido de https://analisisfinanciero.ieaf.es/publicaciones-la-revista-analisis-financiero4/finanzas-y-mercados/201-fondos-europeos-una-peligrosa-oportunidad BANCO MUNDIAL. (1 de octubre de 2021). Banco Mundial en Uruguay. 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