Subido por maria.c.pena

PROYECTO DE UNIDAD 1

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FACULTAD DE SALUD HUMANA
CARRERA DE MEDICINA
REALIDAD NACIONAL
PROYECTO DE UNIDAD I
TEMA
ANALISIS DE LA REALIDAD SOCIAL Y ECONOMICA DE LOS PAISES
LATINOAMERICANOS
DOCENTE
Livia Pineda
PARALELO
Primer Ciclo “A”
MIEMBROS:
Karina Poma
Cecilia Peña
Miriam Guamán
Nahomi Cobos
Jimmy Diaz
Descripción de países:
Latinoamérica fue la cuna del colonialismo en el nuevo continente, sistema del cual
heredó variedad cultural, pero tambien comportamientos opresivos y exacerbadas dificultades
como pobreza, desigualdad, estancamiento económico, políticas coloniales con escaso beneficio,
una perspectiva del mercado simplista y errónea, etc. Como se menciona, una de las principales
características del subcontinente latinoamericano se encuentra su profunda y enraizada injusticia,
que invade todos los aspectos de la sociedad y se mantiene, históricamente, con la misma
intensidad. Muestra de ello es el crecimiento en el índice de pobreza y pobreza extrema, pasando
de un 30.1% de la población latinoamericana bajo el umbral de la pobreza en 2018 al 30.8% en
2019; de igual manera, el porcentaje de personas que Vivian en condiciones de pobreza paso del
10.7% al 11.5% en un lapso de un año. En términos absolutos, la condición de América latina en
índices de injusticia económica, bajo parámetros como la pobreza, ha estado empeorando en los
últimos años. Cabe un paréntesis para aclarar que la injusticia no solo se mide en la dimensión
económica a lo largo de la región, fenómenos como el machismo y racismo tienen un gran peso
sobre la sociedad y la economía. En general, la pobreza creció 2.3 puntos porcentuales y la
pobreza extrema 2.9 puntos porcentuales de 2018 a 2019. Estadísticas como están reflejan la
verdadera desigualdad en la sociedad latinoamericana, que se contrapone estrictamente al valor
total de su riqueza natural. Países como Bolivia, chile y argentina poseen el 70% de las reservas
mundiales de Litio; Venezuela estima más de 300 000 millones de dólares en petróleo, ostentando
el primer lugar en la exportación mundial de crudo, mientras economías desarrolladas como Brasil
se encuentran en el tercer puesto de exportadores de carne a nivel global.
Tal como se aprecia, la riqueza natural latinoamericana es bien aprovechada por los
gobiernos de turno, sin embargo, la desigualdad no escampa, al contrario, empeora. El origen de
esta contradicción forma parte de la tercera característica del continente, su tendencia al
neoliberalismo como solución ortodoxa a las crisis económicas. El neoliberalismo en
Latinoamérica se vendió como un sistema que busca la libertad y prosperidad económica de los
individuos, a partir de regla dorada: autorregulación del mercado y reducción del estado. Aunque
la sociedad acogió este sistema con esperanza, rápidamente empezó la revelación de sus
resultados, el sistema volvía dependientes a las económicas latinoamericanas de otras mas
desarrolladas, impidiendo un crecimiento económico real, y generaba una regresión en políticas
de progreso y bienestar social. De forma similar, a nivel externo la regresión de Latinoamérica de
vuelve evidente en variables como participación de mercado, pasando del 8% en 1960 al 4% en
1995, iniciando un proceso de bilateralidad entre la globalización del mundo y la marginalización
de las economías latinoamericanas por una escaso desarrollo competitivo e implementación de
políticas económicas neoliberales.
A continuación, se muestra un glosario con los principales indicadores macroeconómicos y
sociales de cada pais, que permitirá un mejor entendimiento por parte del lector y posibilitará un
análisis comparativo más claro.:
Brasil cuenta con un PBI aproximado de 1,43 millones de dólares, su índice de pobreza
es del 21%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 12.9%
México: cuenta con un PBI aproximado de 1,08 millones de dólares, su índice de pobreza
es del 34,8% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un de 4,4%
Argentina: cuenta con un PBI aproximado de 328,28 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 7,1% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 10,4%
Colombia: cuenta con un PBI aproximado de 271,46 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 27.6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 21.4%
Chile: cuenta con un PBI aproximado de 252,76 millones de dólares, su índice de pobreza
es del 6,4% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 11.2%
Perú: cuenta con PBI aproximado de 203,77 millones de dólares, su índice de pobreza es
del 23,9 Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo significativamente
grande con un índice del 13,1%
Ecuador: cuenta con PBI aproximado de 96,67 millones de dólares, su índice de pobreza
es del 23,2% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 5,8%
Puerto Rico: cuenta con PBI aproximado de 95,85 millones de dólares, su índice de
pobreza es del % Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 8,9%
República Dominicana: cuenta con PBI aproximado de 78,73 millones de dólares, su
índice es de 19.9% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 5,7%
Guatemala: cuenta con un PBI aproximado de 77,07 millones de dólares, su índice de
pobreza es de 35,6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 2,5%
Costa Rica: cuenta con un PBI aproximado de 61,45 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 9,7% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 24,4%
Uruguay: cuenta con un PBI aproximado de 55,71 millones de dólares, su índice de
pobreza es de 2.9% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 10,5%
Panamá: cuenta con un PBI aproximado de 52,94 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 14,1 % Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 18.5%
Nicaragua: cuenta con un PBI aproximado de 12,15 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 34,8% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 5.4%
Paraguay: cuenta con PBI aproximado de 35,3 millones de dólares, su índice de pobreza
es del 18.6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 7,9%
Cuba: cuenta con un PBI aproximado de 9 en millones de dólares, su índice de pobreza
es del 18.6% Por otro lado tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 1,3%
El Salvador: cuenta con un PBI aproximado de 24,64 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 29%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 6,3%
Bolivia: cuenta con un PBI aproximado de 36,69 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 24,7%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 11,6%
Honduras: cuenta con un PBI aproximado de 23,83 millones de dólares, su índice de
pobreza es del 52,6%. Por otro lado, tenemos que los índices de desempleo son algo
significativamente grande con un 5,7%
Introducción
Cuando nos referimos a la situación latinoamericana emergen múltiples factores que han
determinado su naturaleza a lo largo del devenir histórico, algunos son consecuencia de una mala
gestión gubernamental, otros resultan incontrolables por su origen exterior, no obstante, si algo
queda claro es que el proceso de cambio y transformación latinoamericano en dimensiones de
sociedad y economía tiene vida propia y maneja sus propias dinámicas alrededor de individuos,
sociedad, gobiernos y sistemas.
Por ello, el propósito de la presente investigación es realizar un análisis de la realidad social y
económica de los países latinoamericanos, surcando en aspectos como: desigualdad, influencia
exterior, reformas estructurales, filosofía detrás de la transformación y ambigüedad entre riqueza
y limitaciones de la región. El método investigativo empleado para este trabajo consiste en la
identificación de variables y constantes en la realidad latinoamericana, análisis comparativo entre
estadísticas históricas y actuales, asi como de países en ambos extremos de prosperidad y
estancamiento socio-económico, interpretación de datos y análisis deductivo fundamentado que
le otorgue imparcialidad al estudio.
De esta manera, se busca dar explicación a la naturaleza de la realidad latinoamericana,
proporcionando un análisis profundo sobre el contexto referencial e histórico que envuelve dicha
temática. Por ende, para centralizar la búsqueda de argumentos y análisis, se propone la siguiente
interrogante: ¿De qué manera la realidad social y económica de Latinoamérica ha sufrido
transformaciones hasta la actualidad?
Análisis de la realidad económica de los países latinoamericanos
Brasil
Brasil destaca por estar entre los países con mayor tasa de desempleo del mundo el PIB
per cápita es un muy buen indicador del nivel de vida y en el caso de Brasil, en 2020, fue
de 5.945 € euros, con lo que ocupa el puesto 87 de la tabla, así pues, sus ciudadanos
tienen, según este parámetro, un nivel de vida muy bajo en relación al resto de los 196
países del ranking de PIB per cápita.
Un factor de preocupación, según la coordinadora de Cuentas Nacionales del IBGE,
Rebeca Palis, para el desempeño económico del país es la crisis hídrica y energética que
azota el país. "En la actividad de energía eléctrica, hubo aumento en los gastos de
producción debido a la crisis hídrica que hizo aumentar el uso de las termoeléctricas"
(Minds, 2019). En 2019, Brasil fue el mayor productor mundial de caña de azúcar, soja,
café y naranja, el 2nd productor de papaya el 3rd productor de maíz tabaco y piña en todo
el mundo. Además, en el sector minero, Brasil se destaca en la extracción de mineral de
hierro donde es el segundo exportador mundial.
Colombia
Colombia tiene un historial de gestión fiscal y macroeconómica prudente, basado
en un régimen de inflación objetivo, una tasa de cambio flexible y un marco fiscal basado
en reglas, lo cual permitió un crecimiento ininterrumpido de la economía desde el 2000 y
generó un espacio de políticas que permitió responder a la crisis de la COVID-19.
Sin embargo, Colombia se enfrentó a la crisis con retos preexistentes. La dinámica
de la productividad ha frenado el crecimiento económico durante los últimos veinte años.
Las exportaciones están mayormente concentradas en "commodities" no renovables
(petróleo particularmente), lo cual incrementa la exposición de la economía a los choques
externos. También, Colombia es uno de los países con mayor inequidad de ingresos e
informalidad en el mercado laboral de Latinoamérica. Además, no obstante, una política
fiscal atenta, la deuda del gobierno en relación al PIB vino subiendo desde el 2012,
achicando el espacio para subir el déficit.
Se proyecta que la economía crecerá 7,7% en el 2021 y volverá de manera decisiva
a niveles del 2019 antes de que termine el año. A medida que la economía se acera a su
potencial en el mediano plazo, se proyecta que el crecimiento desacelerará. Se espera que
la inversión rebote gradualmente en 2022 a medida que los proyectos de infraestructura
tales como las concesiones viales 4G y el metro de Bogotá reanuden a toda marcha.
Debido al incremento de los costos de producción en el exterior y la depreciación
del peso, se proyecta que la inflación suba en el 2021 y que vuelva a bajar al objetivo de
inflación de 3% en el 2022. La lenta recuperación de las exportaciones de petróleo y del
turismo en comparación a la rápida recuperación de las importaciones empujaran el
déficit de la cuenta corriente al 4,9% del PIB en el 2021. El déficit de la cuenta corriente
se proyecta descienda ligeramente en el mediano plazo a medida que las exportaciones e
importaciones de bienes y servicios, distribución de dividendos a los inversionistas
extranjeros y las remesas vuelvan a niveles prepandemia.
Costa rica
Considerado un país de ingreso medio alto, Costa Rica experimentó un
crecimiento económico sostenido en los últimos 25 años. Dicho progreso es el resultado
de una estrategia de crecimiento orientada al exterior, basada en la apertura a la inversión
extranjera, así como en una gradual liberalización comercial. La combinación de
estabilidad política, contrato social y un crecimiento sostenido han resultado en una de
las tasas de pobreza más bajas de América Latina y el Caribe, donde la proporción de la
población con ingresos inferiores a US$5,5 por persona por día disminuyó ligeramente
de 12.9 a 10.6 por ciento entre 2010 y 2019. El éxito del país en las últimas décadas
también se refleja en sus sólidos indicadores de desarrollo humano, lo que ha contribuido
a mejorar su posición en la clasificación respecto a los demás países de la región.
Honduras
Honduras posee múltiples fortalezas con el potencial para un crecimiento más
rápido y una mayor prosperidad compartida, con su ubicación estratégica, una creciente
base industrial, esfuerzos continuos para diversificar sus exportaciones y una población
joven y en crecimiento.
En años recientes, Honduras había registrado las segundas tasas de crecimiento
económico más altas de Centroamérica, superadas solo por las de Panamá. El crecimiento
del PIB del país alcanzó el 4,8% en 2017, el 3,7% en 2018 y el 2,7% en 2019, por encima
del promedio en Centroamérica y muy por encima del promedio en América Latina y el
Caribe (ALC).
Sin embargo, el país enfrenta altos niveles de pobreza y desigualdad.
Estimaciones internacionales para el último año disponible (2019), antes del doble
impacto de la pandemia COVID-19 y los huracanes Eta e Iota, mostraron que el 14,8%
de la población hondureña vivía con menos de 1,90 dólares por día.
Honduras es la economía número 107 por volumen de PIB. Su deuda pública en
2019 fue de 9.711 millones de euros, con una deuda del 43,33% del PIB. Su deuda per
cápita es de 994 € euros por habitante. La última tasa de variación anual
del IPC publicada en Honduras es de octubre de 2021 y fue del 4,7%. Aun así, la
pandemia de la COVID-19 afectó significativamente la economía de Honduras. Se espera
que el PIB del país se haya contraído un 9% en 2020 debido a la pandemia y al impacto
sin precedentes de dos huracanes sucesivos. Alrededor del 45% de los hogares,
según encuestas del Banco Mundial, reportaron pérdidas de ingresos en agosto, que
probablemente se deterioraron aún más con los huracanes de noviembre. Las
proyecciones sugieren que la proporción de personas que viven por debajo de la línea de
pobreza de 5,50 dólares al día podría aumentar al 55,4 por ciento en 2020, lo que resultaría
en más de 700.000 nuevos pobres, mientras que la desigualdad aumenta ligeramente.
Se espera que la economía de Honduras se recupere en 2021 a un crecimiento del
4,5%, en medio de la reactivación de la actividad económica interna y la recuperación de
la inversión y la demanda externa. El PIB per cápita es un muy buen indicador del nivel
de vida y en el caso de Honduras, en 2020, fue de 2.106 € euros, por lo que se encuentra
con esta cifra está en la parte final de la tabla, en el puesto 139. Sus habitantes tienen un
bajísimo nivel de vida en relación a los 196 países del ranking de PIB per cápita.
Argentina
Argentina es una de las economías más grandes de América Latina, con un
Producto Interno Bruto (PIB) de aproximadamente US$450 mil millones. Cuenta con
abundantes recursos naturales en energía y agricultura, en su territorio de 2,8 millones de
kilómetros cuadrados, el país tiene tierras agrícolas extraordinariamente fértiles, cuenta
con importantes reservas de gas y litio, y tiene un enorme potencial en energías
renovables. Argentina es un país líder en producción de alimentos, con industrias de gran
escala en los sectores de agricultura y ganadería vacuna. Asimismo, tiene grandes
oportunidades en algunos subsectores de manufacturas y en el sector de servicios
innovadores de alta tecnología.
Sin embargo, existió un tramo de su historia en el que las cosas eran diferentes.
En 2002, la Argentina estaba en el peor de los mundos posibles, con grave riesgo de
disolución nacional, con 14 monedas provinciales, los depósitos bancarios bloqueados y
dependencia total del FMI, que ya estaba instrumentando la dolarización. Esta fue la
situación política, social y económica que provocó el modelo de renta y financiero, que
destruyó gran parte del sistema productivo, devastó la industria, dilapidó el patrimonio
nacional, multiplicó la desocupación, deprimió los salarios reales, redujo la inversión,
deterioró los servicios públicos, sobre endeudó al Estado y produjo profundas crisis
financieras que cerraron el crédito externo. Esta caótica situación se revirtió en 2003, año
en el que se aplica en la Argentina un modelo de desarrollo económico con inclusión
social, diametralmente opuesto al que imponía el Fondo Monetario Internacional. Desde
entonces, en doce años se han duplicado el producto interno bruto, la inversión fija bruta
y el producto generado por la industria (todo en % del PIB); se triplicaron las
exportaciones; la deuda pública externa se redujo de 95 a 11.6% del PIB; la desocupación
cayó de 21 a 7%; la participación de los asalariados en el ingreso se elevó de 34 a 51%.
Pese a esta notable recuperación económica, el actual panorama argentino imita
al de sus peores épocas. La tasa de desempleo aumentó al 13,1% en el segundo trimestre
de 2020 frente al 10,6% de igual período del año anterior. Este incremento fue mayor
entre los jóvenes de entre 14 y 29 años; entre las mujeres de esta edad el aumento
interanual fue de 5,1 puntos porcentuales y entre los varones de 4,1 puntos porcentuales.
Se registró una caída significativa en la tasa de actividad (9,3 puntos porcentuales) y en
la tasa de empleo (9,2 puntos porcentuales). La cantidad de personas ocupadas
experimentó una contracción interanual del 20,9% en el segundo trimestre del año. Se
prevé que los indicadores laborales mejoren en 2021, en la medida que se haga efectiva
la reapertura de los sectores afectados por la pandemia.
Perú
Durante los últimos cincuenta años ocurrieron tres hechos importantes. En primer
lugar, un proceso de sustitución de importaciones que formalmente se inició con la ley de
industrialización de 1959 y se agotó en menos de veinte años. En segundo lugar, la crisis
de este proceso y el derrumbe del producto bruto interno per cápita durante el primer
gobierno de Alan García (1985-1990) hasta los niveles registrados en los años 1959-1960.
Y, en tercer lugar, la restauración del modelo primario exportador con la aplicación de
políticas y reformas neoliberales desde los primeros años de la década de los noventa.
Con la restauración de este modelo neoliberal, el producto bruto interno per cápita volvió
a aumentar hasta alcanzar su nivel registrado en 1975 recién en el 2006. La crisis
internacional del año 2008, la más profunda de los últimos setenta años, ha impactado en
este modelo hasta cuestionar su sostenibilidad o anunciar su agotamiento, tal como la
crisis internacional de los años setenta y la crisis de la deuda de 1982 cuestionaron la
sostenibilidad del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones o anunciaron
su agotamiento.
Paradójicamente, la economía peruana empezó a crecer a partir de 1990, durante
el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), de corte derechista. Durante esta gestión se
controló la "hiperinflación" heredada del primer gobierno de Alan García (1985-1990) y
se impulsó una rápida apertura del comercio con el exterior y la privatización de las
actividades productivas, que estaban bajo administración estatal. Para el decano de la
Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, Carlos Casas, la
economía de Perú ha venido recuperándose y la recaudación tributaria creció fuertemente
tras el impacto que causó la pandemia durante 2020.
La pandemia de la COVID-19 ha golpeado fuertemente al Perú. La informalidad,
el hacinamiento en los hogares y las brechas en cobertura y calidad de servicios básicos
como agua y saneamiento se encuentran entre las principales causas. Más aún, las
precarias condiciones en el sector Salud condujeron al Gobierno a decretar una de las
cuarentenas más estrictas y prolongadas en la región. Ello llevó a un descenso del PBI de
11.1 % en 2020, ocasionando serios efectos en el empleo y los ingresos, especialmente
para las personas más pobres. La pobreza monetaria ($5.5 por día) se incrementó 12
puntos porcentuales el mismo año, alcanzado 32.6%.
En la primera mitad de 2021, el PIB real rebotó fuertemente y creció un 20,9 %
interanual, volviendo a su nivel anterior a la pandemia. Esta recuperación fue impulsada
por la flexibilización de las restricciones de movilidad, una ejecución acelerada de las
obras públicas y la reanudación de proyectos de inversión privada. Sin embargo, la
recuperación del mercado laboral ha sido lenta y el empleo de Lima en empresas de más
de 10 trabajadores todavía se encontraba un 20% por debajo de su nivel anterior a la
pandemia en agosto último. Las mujeres y los jóvenes se han visto afectados de manera
desproporcionada por la pérdida de empleos formales. Por otro lado, la inflación anual
alcanzó el 5,4% en setiembre, significativamente por encima del rango objetivo de 1%3%. El aumento global del precio de los alimentos y la energía y la depreciación de la
moneda nacional son los principales factores que impulsan el repunte de la inflación.
Uruguay
Uruguay se destaca en América Latina por ser una sociedad igualitaria, por su alto
ingreso per cápita y por sus bajos niveles de desigualdad y pobreza. En términos relativos,
su clase media es la más grande de América, y representa más del 60% de su población.
Las reformas aplicadas tras la crisis de 2002, que mejoraron las prácticas de política
macroeconómica, la reducción de la exposición económica y financiera a los países
vecinos, y la implementación de nuevas políticas sociales, contribuyeron a obtener
sólidos resultados, ayudando a aumentar la resiliencia de Uruguay. En cuanto al Índice
de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso
de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que
los uruguayos se encuentran en el puesto 55.
No obstante, otros indicadores muestran un escenario distinto al de la prosperidad.
El dato de inflación de febrero, que fue 0,99% y llevó la acumulada en el bimestre a
2,91% y la tasa anual a 8,89%, y el resultado fiscal de enero, que si bien mostró una leve
mejora tendió a confirmar al déficit como algo instalado y de compleja resolución, renovó
la inquietud oficial y realimentó un debate en el seno de la administración de Mujica. Al
igual que la mayoría de los países latinoamericanos, la inserción internacional de Uruguay
está caracterizada por ser un país exportador de productos primarios intensivos en
recursos naturales y mano de obra, importador de bienes elaborados intensivos en capital,
así como por ser un demandante neto de capitales. Si bien durante los últimos 30 años las
exportaciones de bienes de Uruguay se han diversificado en forma notoria, entre 1997 y
2001 el 68% de ellas seguía estando compuesto por productos de origen primario. Debido
a ello, los precios de exportación son volátiles.
Venezuela
La economía venezolana durante los últimos veintiséis años (1980-2005) ha
presentado patrones, tanto de política como de resultados, por más extraño que suene,
muy estables. Dentro de las características más resaltantes de ese comportamiento se
encuentra el desplome de la inversión pública y privada, y el estancamiento en los niveles
de producción por habitante. En ese escenario, funcionando dentro de las restricciones
impuestas por la ausencia de inversión de capital, la política económica, fiscal, monetaria
y cambiaria, ha oscilado siempre entre dos extremos, dependiendo de los vientos que
soplaron en el mercado petrolero. En épocas de bonanza, los gobiernos aceleraron
fuertemente el gasto público, sobrevaluaron la moneda (para combatir la inflación) y
utilizaron las importaciones masivas y las salidas de capitales como instrumentos de
política monetaria para secar las burbujas de liquidez generadas por el propio esfuerzo
fiscal
La principal fuente de obtención de ingresos públicos procede de Petróleos de
Venezuela (PDVSA) pero la producción ha caído en los últimos años y actualmente es
una empresa quebrada que se ha visto obligada a importar gasolina cuando el país es uno
de los mayores productores de crudo del mundo. Esto se debe a que los costes de
producción son tan altos que resulta más rentable comprarlo a otros países como EE. UU
o Nigeria. Esto contrasta con el aumento de la producción de petróleo en EEUU que,
gracias a la técnica de fracturación hidráulica (tracking), está en camino de ser
independiente energéticamente por primera vez en su historia. Hay que señalar también
la ingente cantidad de petróleo que se ha entregado al régimen cubano por motivos
exclusivamente ideológicos ya que agravan la situación del sector. Como consecuencia
del declive de este sector y del resto de la economía nacional el PIB ha caído un 34% en
los últimos cuatro años.
La economía atraviesa una crisis fiscal como resultado de la pesada carga de la
deuda externa acumulada, de la caída de los ingresos petroleros y de la no menos
importante caída de los ingresos de origen no petrolero, que han sido erosionados por la
inflación. El país ha entrado en un proceso de hiperinflación que, según los datos del
índice de precios que publica la Asamblea Nacional, movió los precios en el último
trimestre de 2017 a una tasa promedio mensual de 62%. El proceso de aceleración
inflacionaria, que retrospectivamente se remonta a finales de 2012, ha acabado por
completo con los logros transitorios y cíclicos de los programas de desarrollo social de la
Revolución Bolivariana. En solo dos años, entre 2015 y 2016, 10 millones de personas
fueron enviadas al casillero que se ubica por debajo del umbral de pobreza, y de acuerdo
con el proyecto Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), cerca de 80% de los hogares
se encontraba en situación de pobreza para finales de 2016.
Análisis de la realidad social de los países latinoamericanos
Nicaragua
País caracterizado por su bajo crecimiento económico, con desigualdades en la
distribución de los recursos disponibles y el limitado acceso de los servicios elementales
que requieren las personas, principalmente las que viven en situaciones de vulnerabilidad.
Para el 2005, se estimaba que la pobreza general en Nicaragua era del 48.3% y la pobreza
extrema del 17.2%. Es decir, de cada 100 nicaragüenses, alrededor de 48 estaban en
alguna condición de pobreza y 17 pertenecían al grupo de pobreza extrema, lo cual impide
el pleno disfrute de los Derechos Humanos, en especial los económicos, sociales y
culturales. La asignación de los recursos al gasto social es muy escasa en relación con la
demanda de la población, poniendo en riesgo el acceso y la calidad de los servicios
básicos fundamentales que requieren las personas para vivir en condiciones mínimas de
satisfacción, por ejemplo: el acceso a salud, educación, empleo digno, vivienda, agua y
saneamiento, entre otros.
El Índice de Desarrollo Humano ubica a República de Nicaragua entre los países
con más bajo nivel de desarrollo humano de la región latinoamericana (0,645), a pesar de
haber demostrado un mejoramiento en su desempeño durante la última década. El IDHI
(Índice de Desarrollo Humano ajustado por Inequidad) es casi un 35% inferior al IDH lo
cual indica altos índices de desigualdad social en el país. Nicaragua, tal como ha ocurrido
en el resto de América Latina y el Caribe, ha logrado importantes avances en materia de
cobertura educativa en las últimas décadas. Es esperable que a los 5 años todos los niños
estén escolarizados en el nivel inicial en tanto este nivel es obligatorio en la República de
Nicaragua. Hacia el año 2009, alrededor del 62% de los niños de esta edad estaban
escolarizados. La brecha entre estratos sociales se ubica en torno a los 24 puntos para la
edad de 5 años y de los 11 puntos entre los niños de 6 años de edad.
En general, su desarrollo ha estado impedido por ciertas creencias como fatalismo,
un entendimiento ritualista de la relación entre el mundo físico y divino, el machismo que
se manifiesta en la devaluación de mujeres, y un estilo de liderazgo autoritario y
jerárquico. El contexto social ha sido impactado por los medios norteamericanos y sus
valores consumistas.
Panamá
El panorama social del país se caracteriza por una gran desigualdad en la
distribución del ingreso y por elevados niveles de pobreza e indicadores sociales que no
se compadecen con el ingreso promedio de los panameños.
Para el año 2019, la pobreza general de Panamá alcanzó al 21.5% de la población,
es decir, 917,069 personas; de las cuales, 10.0%, vive en condiciones de pobreza extrema
(o indigencia), 428,005 personas, situación que se concentra especialmente en áreas
rurales e indígenas donde se presentan insuficiencias que comprometen la supervivencia
humana, puesto que, existe una gran cantidad de hogares que no tienen recursos
económicos ni acceso a los servicios básicos, como el agua y la electricidad. Aunque
Panamá mantiene aún estos niveles de pobreza extrema, ha logrado reducirla
sustancialmente.
A pesar de que en las últimas décadas han aumentado los niveles de alfabetización
y cobertura escolar, los desafíos educativos actuales cada vez son más complejos. De los
1,314,613 de niños, niñas y adolescentes en el país, 827,583 están matriculados en el
sector oficial y particular en el nivel preescolar, básico general y medio. En Panamá, los
niños, niñas y adolescentes enfrentan diferentes barreras que ponen en riesgo su
permanencia en el sistema educativo y la culminación de sus estudios. Las barreras
socioeconómicas se relacionan también con carencias de nutrición y alimentación
adecuada; barreras socioculturales.
En particular, en el caso de la desigualdad, Panamá continúa siendo uno de los
países más desiguales de la región. Además, aunque la desigualdad se ha reducido, lo ha
hecho a un ritmo notablemente inferior al de otros países de América Latina, pese a que
el crecimiento de éstos ha sido mucho menor. Entre 2007 y 2017 por cada punto
porcentual de aumento del PIB el índice de Gini se ha reducido un 0. 05 % en Panamá,
frente a un 0. 2 8% en promedio regional. Por otra parte, en cuanto al desempleo, se
evidencia un descenso 14,5 %, luego de haber alcanzado el 18,5 % en el 2020, la tasa más
alta en 20 años, a consecuencia de la grave crisis económica derivada de la pandemia en
curso.
Paraguay
Paraguay es un país particular en el contexto latinoamericano, dado que, ha sido
líder mundial en la aplicación del Índice de Progreso Social (IPS) desde el año 2013. Sin
embargo, conforme avanzan los años, el panorama social ha ido empeorando
estrepitosamente, que de hecho que ha intensificado más en este contexto de pandemia.
En este sentido, un total de 2.324.134 personas viven en condiciones de pobreza,
lo que equivale al 41,3 % de la población, considerando que sus ingresos son inferiores
al costo de una Canasta Básica de Consumo. De acuerdo con esa misma fuente de
información, la pobreza en el área rural afecta al 43,3 % de sus habitantes, mientras que
en el área urbana la incidencia llega al 39,7 %. Por su parte, la pobreza extrema en el área
rural la pobreza es más severa, pues alcanza al 28,6 % de la población, mientras que el
ámbito urbano tiene un peso relativo menor, equivalente al 13,3 %.
La educación paraguaya atraviesa una prolongada crisis que ubica al país entre los
peores del mundo en nivel educativo. La crisis se manifiesta en la falta de mínima
infraestructuras hasta llegar al propio sistema, que demuestra ser totalmente desfasado, a
consecuencias de la mala gestión y la corrupción. La calidad del sistema educativo se
refleja en el alto porcentaje de deserción escolar. En Paraguay, la cobertura escolar abarca
aproximadamente el 85% de niños/as en edad de ingresar al sistema educativo. Es el país
latinoamericano con peor tasa de matriculación.
De acuerdo a la Organización Mundial de Trabajo (2020), como consecuencia de
la crisis por la COVID-19, la tasa de desocupación aumentó levemente de 7,4% a 7,6%
en el mismo periodo, debido al movimiento masivo de la población económicamente
activa hacia el estado de “inactividad”. La tasa de desempleo alcanzó 5,6%, siendo las
mujeres las más afectadas: el 7,7% de ellas estaban desempleadas en comparación con el
4,1% de los hombres.
Puerto rico
Puerto Rico actualmente experimenta una crisis político-económica sin
antecedentes. Por un lado, la capacidad para producir bienes y servicios continúa
deteriorándose, lo que resulta en bajos niveles de empleo, emigración masiva, baja
recaudación impositiva, menor cantidad y calidad de servicios públicos y un mayor
deterioro social. Por otro lado, aunque Puerto Rico lleva siendo colonia por demasiados
años, inclusive hoy carece de la característica que los favorecedores del Estado Libre
Asociado indicaban como una ventaja de este estatus: la autonomía fiscal. La imposición
de la Junta de Supervisión Fiscal ha reducido dramáticamente el poder de la rama
ejecutiva y legislativa sobre el manejo de las finanzas públicas. El presupuesto estatal era
una de las pocas instancias del gobierno en las que el gobierno federal no había
intervenido directamente.
Por otra parte, se presentan disparidades en las tasas de pobreza que se mantienen
en un 45%. Con una población mayoritariamente de personas de 65 años o más (19.7%
de la población), se establecen políticas públicas que menoscaban las pensiones, limitan
los servicios esenciales y condenan a la pobreza a este segmento de la población donde
el 57% son mujeres (373,864). Estudios recientes señalan que Puerto Rico es el tercer
país de mayor desigualdad en el mundo.
La educación pública fue un motor de cambio social en Puerto Rico, proveyendo
movilidad social y permitiendo acceso a la población al acercar la escuela a la comunidad.
La eliminación y cierre de 300 escuelas es parte de la política pública implantada,
alegando que buscan economías ante la crisis fiscal, y el establecer escuelas alianzas una
manera de privatizar la educación y limitar los derechos de los que necesitan educación
especial. Las economías justificadas por la crisis fiscal son la justificación para desviar
fondos a contratistas privados de EE. UU., con contratos millonarios, que asesoran en
asuntos educativos, pero no aportan a mejorar la educación.
La pandemia del coronavirus (COVID-19) ha sido un evento que ha impactado a
todos los sectores de nuestra sociedad actual. En Puerto Rico, la tasa de desempleo
ajustada estacionalmente en octubre de 2021 fue estimada en 8.0%. Esta representó una
disminución de 1.0 punto porcentual al comparar con octubre de 2020 (9.0%).
Cuba
Cuba logró avances muy notables en educación, salud, seguridad social, empleo
y distribución mundial. El colapso del campo socialista y otros factores internos y
externos provocaron una severa crisis que tocó fondo en 1993 y deterioró casi todos los
indicadores sociales. Mejoraron después de 1994, pero en 2003 varios de ellos no
recuperaban aún el nivel de 1989 la pobreza y la desigualdad aumentaron. Con respecto
a la agricultura, la reforma no implica un cambio en la propiedad estatal de la tierra que
en esos momentos abarcaba aproximadamente el 82 por ciento de la superficie total de la
tierra del país.
En Cuba se experimenta un proceso de transición socialista, concepto que
identifica el sentido anticapitalista y de acumulación de valores socialistas que va
predominando en una sociedad que rompe con los patrones asociados al capitalismo. Es
un proceso en el que se modifican al unísono las estructuras socioeconómicas y políticas,
los individuos y sus subjetividades, la cultura y la vida ético-espiritual.
En gran medida la transición se desarrolla en condiciones inéditas, a partir de los
marcos históricos de cada país que definirán continuidades, rupturas y ajustes
coyunturales, sobre todo hoy, dada la compleja situación internacional signada por la
globalización neoliberal, el dominio de los bloques de poder imperialistas y del sistema
de instituciones financieras internacionales que los sostienen, junto con los negativos
impactos mediáticos que modelan argumentos para justificar injerencias y guerras contra
naciones, pueblos y culturas, considerados de la periferia.
Ecuador
La situación de pobreza, bajos niveles educativos, falta de empleo adecuado y de
acceso a la seguridad social han puesto en riesgo a un amplio sector de la población que
habita en el Ecuador (alrededor del 60%). Las condiciones de acceso al agua,
hacinamiento y de enfermedades subyacentes provocaron un perfil de mayor
vulnerabilidad en la población. Esta crisis afecta de manera desproporcionada a la
población indígena y afrodescendiente, a las comunidades rurales, y a las personas
migrantes, que son forzadas a desplazarse fuera de sus países escapando del hambre, la
violencia y la falta de oportunidades.
A pesar de haber hecho un esfuerzo por balancear su economía, Ecuador aún
necesita el reequilibrio de sus finanzas públicas para evitar un aumento insostenible de la
deuda a tiempo que consolida la confianza en la estabilidad macroeconómica, la
dolarización y continúa protegiendo a la población más vulnerable. El cierre de mercados
ocasionado por las medidas de confinamiento en Ecuador fue un golpe para las cadenas
de suministro de bienes y servicios. La demanda también se vio impactada por el
confinamiento de la población, lo que a su vez significó una crisis de oferta porque las
empresas
dejaron
de
vender
sus
productos
y
servicios.
Se estima que en el país unos 715.000 hogares con niños, niñas o adolescentes pasarán a
vivir en pobreza y afrontarán privaciones en materia de educación, salud, alimentación,
vivienda, trabajo y seguridad social. La pobreza multidimensional entre los hogares con
menores de edad pasará de 43,0% a 48,5% este año. En cambio, la pobreza
multidimensional extrema se incrementará en 6,1%, al pasar de 19,8% de la población a
25,9%.
La crisis por la pandemia de Covid-19 podría representar un retroceso de 20 años
en la lucha para la erradicación de la pobreza en Ecuador, y de 30 años en el caso de los
hogares con niños, niñas y adolescentes.
El Salvador
El Salvador ocupa el tercer lugar en cantidad de población (6,5 millones) entre los
seis países centroamericanos, ha experimentado un crecimiento económico en las últimas
décadas, con un crecimiento del PIB anual. La tasa de pobreza, disminuyó del 39 % en
2007 al 22,3 % en 2019. La reducción de la pobreza ha sido impulsada principalmente
por los ingresos laborales y trabajadores que han pasado de empleos de baja paga en
agricultura a empleos mejor pagados. En las zonas rurales, las remesas también han tenido
un impacto positivo, pero menor en comparación con los ingresos laborales.
El crimen y la violencia también han sido una amenaza para el desarrollo social y
el crecimiento económico en El Salvador y están entre los principales motivos para que
muchos salvadoreños migren. Sin embargo, las tasas de homicidios se han reducido
drásticamente desde agosto de 2019, posicionando los indicadores de violencia del país
hacia el promedio regional. Los principales problemas que la población expresa que les
afecta son la delincuencia y la deficiente economía, por la baja capacidad adquisitiva.
A nivel nacional la escolaridad promedio por sexo es de 6,7 grados para los
hombres y de 6,5 para las mujeres. En el área urbana, la escolaridad promedio de los
hombres es de 7,9 y de las mujeres es de 7,5, en la zona rural la de los hombres es de 4,9
grados y de las mujeres es de 4,6 grados. Esto denota que las mujeres tienen menor acceso
a educación que los hombres, lo que limita sus oportunidades de acceso a trabajo digno.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto negativo significativo en
la vida de las personas y los ingresos familiares. Aunque El Salvador fue el país
centroamericano que adoptó con mayor rapidez fuertes medidas de contención contra el
brote y el gobierno implementó una sólida respuesta fiscal para limitar el impacto en los
hogares y las empresas, la pandemia podría hacer que la pobreza vuelva a niveles no
vistos desde 2016, revirtiendo años de progreso.
Debido a la pandemia, se espera que la tasa de pobreza aumente hasta 5,9 puntos
porcentuales. El Salvador tiene una de las mayores proporciones de población vulnerable
de la región (48 por ciento), y una disminución adicional de la actividad económica puede
resultar en una proporción significativamente mayor de personas en riesgo de caer en la
pobreza. La crisis también afectó el crecimiento y el PIB se contrajo significativamente
en un 7,9 por ciento en 2020. En 2021, el crecimiento muestra signos de recuperación,
respaldado por el consumo impulsado por las remesas y las exportaciones. Se espera que
la economía de El Salvador crezca 8 por ciento en 2021 y 4 por ciento en 2022. La
vacunación contra la COVID-19 ha sido exitosa, alcanzando una tasa de vacunación
cercana al 60 por ciento a finales de septiembre de 2021, entre las más altas de la región.
Guatemala
Guatemala sigue siendo un país predominantemente rural, de población joven y
con altos porcentajes de pobreza (57 %). Un 21.5 % de la población se encuentra en
pobreza extrema, ya que no alcanza a cubrir el costo del consumo mínimo de alimentos
(o calorías mínimas). Según los datos anteriores la pobreza está presente
predominantemente en la población rural, indígena, mujeres y en los menores de 18 años.
Guatemala concentra más del 36% de la población de Centroamérica, así mismo
concentra el 39% de la población desnutrida de todo Centroamérica, y muchos niños
mueren por problemas relacionados con la desnutrición. Los indicadores clasifican a
Guatemala como uno de los países más vulnerables y de mayores índices de inseguridad
alimentaria en toda Latinoamérica, como consecuencia de los bajos ingresos, baja
escolaridad, baja capacidad para producir alimentos, altos niveles de desnutrición, y alta
vulnerabilidad a fenómenos climáticos. Las niñas, los niños y adolescentes conforman
más del 50% de la población guatemalteca. El 50% de la población menor de 18 años
(alrededor de 3,7 millones de los niños, niñas y adolescentes) vive en la pobreza. La
situación es radicalmente peor en las zonas rurales e indígenas, donde el 76% y el 80%,
respectivamente, vive en la miseria.
A pesar de la gratuidad de la educación decretada por el gobierno, la cobertura y
la calidad, así como la retención, deserción y repitencia escolar siguen siendo problemas
graves en el ámbito educativo, a lo que hay que agregar la débil infraestructura escolar
con la que debe atenderse a los niños y niñas. En el área rural el niño y la niña, se incorpora
a labores familiares o de generación de ingresos desde temprana edad, lo que provoca que
no concluya su nivel pre primario, o en todo caso no acceda al sistema de educación.
El sistema educativo guatemalteco se distribuye en dos subsistemas: el escolar y
el extraescolar. En el primero el desafío es incrementar la cobertura en los niveles de
preprimaria, ciclos básico y diversificado; mientras en el nivel primario se requiere
promover el acceso de la niñez en edad escolar, en especial quienes viven en familias
condicionadas por la pobreza y extrema pobreza, que sacrifican sus oportunidades
educativas para satisfacer las necesidades de sobrevivencia. Esta población no encuentra
opciones de apoyo como la refacción escolar, el fondo de gratuidad, el programa de útiles
escolares y la valija didáctica.
Conclusiones
A partir de todas las cifras, argumentos y doctrinas expuestas a lo largo de este
trabajo, si algo queda claro es que la realidad socio económica latinoamericana posee vida
propia y lo demuestra con cada sacudida a las emergentes naciones latinoamericanas.
Hemos visto que, si bien existen problemas en todo el espectro económico y social, es
fundamental encontrar la raíz de cada problema y distinguir su naturaleza única. Por un
lado, los problemas económicos derivan, principalmente, de una mala gestión
gubernamental, pues el exceso de recursos naturales que explotar sería suficiente para
empezar un proceso de revolución económica, incursionando en sectores más elevados
como la manufacturación de productos. A esta problemática se le suma la facilidad con
que los países latinos adquieren deuda externa con organismos internacionales, cuyas
imposiciones estructurales erosionan la economía desde los sectores más esenciales:
reducción de presupuesto en educación, salud, oportunidades laborales y bienestar social
en general. Esta rotura gradual, pero consistente, del sistema se asienta pesadamente sobre
los ciudadanos.
Contrario a lo que pueda parecer el análisis inicial del aspecto económico de los
países latinoamericanos, sería inconcebible no contextualizarlo a partir del sector social.
Este es el principal y único afectado por los efectos de políticas ajenas al bienestar común
y endeudamientos ilegítimos. Si este es el hecho general, al cubrir con él la realidad
latinoamericana, nos encontramos con una dimensión todavía más profunda de miseria e
hipocresía institucionalizada. Países con gran crecimiento macroeconómico que poseen
graves índices de pobreza, indigencia, desnutrición, analfabetismo, injusticia y
segmentación social no son causa de admiración para quienes observan atentamente el
subcontinente latinoamericano, sin importar desde que perspectiva.
En síntesis, el análisis de la realidad social y económica de los países
latinoamericanos arroja un veredicto: el problema no es el origen, cantidad ni intención
con que se accede a recursos, el verdadero problema es la distribución de dicha riqueza.
Por ello, la recuperación y crecimiento macroeconómico jamás será garantía ni indicio de
bienestar social.
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