El Señor de los Milagros (Historia) La historia comienza en el año 1651, cuando un esclavo angoleño pinta la imagen del Señor de los Milagros en una de las paredes del galpón donde vivía en la huerta de Pachacamilla, donde trabajaban y vivían esclavos de origen africano e indígena. Al Señor de los Milagros también se le conoce con el nombre de “Cristo de Pachacamilla”. Los primeros en rendir homenaje al Cristo de Pachacamilla fueron los esclavos, pero la devoción creció y los creyentes aumentaron a raíz del fuerte terremoto que destrozó casi toda la ciudad de Lima en el año 1655. Fue un milagro que el mural con la imagen del Cristo no sufrió daño alguno pese al fuerte terremoto, lo que incrementó y consolidó el culto popular. Al Señor de los Milagros también se le atribuye la sanación de enfermos graves a punto de morir. En el siglo XVII, fue el español Antonio León uno de los primeros en sanarse milagrosamente, quien rezó mucho y suplicó a la imagen que lo curara de un tumor maligno. Antonio cuidó la imagen hasta su muerte. La primera vez que la imagen del Cristo moreno salió en procesión fue después del terremoto del 20 de octubre de 1687, ocurrido en Lima. Los hogares de miles de limeños habían quedado en escombros. Sebastián de Antuñano salió por primera vez en procesión con la imagen que fue una copia en lienzo de la original. La imagen que salió por primera vez es la misma que sale año a año en procesión por las calles de Lima. Los encargados de llevar en hombros al Señor de los Milagros son los llamados “cargadores”, miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros. Así también encontramos a las sahumadoras y cantoras. Todas estas personas visten el hábito morado muy característico de esta celebración religiosa. Así también visten el habito morado las personas que son devotos, las que dan su compromiso y testimonian los milagros realizados.