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MEDEA PASOLINI - comentario estético

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MEDEA
de
PIER PAOLO
PASOLINI
Ignacio González Olmedo
Estética – grupo A
Universidad Complutense de Madrid
1-4-2013
La película a analizar, debido a su complejidad, presenta para el espectador no muy
culto una fotografía excelente que queda como experiencia visual. Pero para el
espectador con conocimientos cinematográficos, helenistas, estéticos y acerca del
pensamiento de Pasolini, esta película es mucho más que una experiencia visual.
El film comienza con un plano general de un paisaje de la Cólquide y la imagen del sol.
Este plano ya nos dice mucho sobre la película. La imagen encierra una concepción
naturalista y divina de la realidad, el sol es el Dios de la Cólquide, dios de la
resurrección y antepasado de Medea. En los títulos de la película se está expresando la
sacralidad del Mundo, la concepción que existe en la tierra de Medea.
A continuación se nos presenta una parte esencial de la película para entender la misma.
El monólogo del centauro Quirón en el que explica a Jasón la historia de su familia y
habla sobre el Mundo. Encontramos un plano en el que Quirón queda dividido por una
viga, quedando así la parte humana (racional y profana) y la parte de caballo (irracional
y mítica). Esta división preconiza el tema tratado en la película, la separación entre lo
racional y lo irracional, lo sagrado y lo profano.
Al haber cumplido 13 años Jasón, Quirón comienza diciendo “Todo es sagrado. Todo es
sagrado. Todo es sagrado.” Así introduce el tema de la sacralidad en el mundo, incluso
una concepción panteísta de la realidad. Pero cuando ya es mayor Jasón, Quirón explica
el paso del mito al logos, la desacralización del mundo, la racionalización de la realidad.
Manifiesta que las experiencias místicas ya no son suficientes para el hombre porque
éste ha perdido toda relación con la naturaleza.
Toda esta parte expresa lo que será el tema central de la película; la contraposición entre
lo racional y lo irracional y la pérdida por parte del hombre del sentido sagrado del
Mundo. Aquí, Pasolini está criticando la sociedad de su tiempo, una sociedad que olvida
esta mirada al Mundo, una sociedad consumida por el neocapitalismo y oscurecida por
el continuo progreso científico.
Más tarde aparece en escena la Cólquide, tierra de Medea. En este conjunto de escenas
vemos como los planos son en su mayoría generales, con lo que se consigue la
integración del individuo al entorno. Los habitantes pertenecen a la naturaleza, todo está
en armonía. Este aspecto se realza con la iluminación, que es totalmente natural,
consiguiendo así naturalizar la realidad.
Se ve el ritual de fertilidad llevado a cabo por Medea. Un rito que guarda relación con la
resurrección de los muertos y la concepción circular del tiempo, que se expresa en la
frase de Medea “Da vida a la semilla y renace con la semilla.”. Con el baile orgiástico
que hay a continuación se muestra la unión de la sociedad con la naturaleza y con ella
misma, la purificación social que tiene lugar por el baile desenfrenado y el canto
místico.
Este punto relacionado con el canto es importante, ya que a lo largo de la película
encontramos varias escenas con el mismo tema. El canto bifónico que aparece -recuerda
al oriental- tiene un especial significado. Observamos que en todas las religiones éste es
una parte esencial de éstas. Lo que consigue el individuo con estos cantos no es si no
una experiencia mística más profunda aún, provocada por aumento de dióxido de
carbono en su torrente sanguíneo al hacer expiraciones sumamente largas.
Lo siguiente narrado en la peli es cómo Jasón pide a su tío el trono de Yolcos y éste le
envía a por el Vellocino de oro para recuperar el trono que le pertenece por derecho.
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La llegada de Jasón y los argonautas a la Cólquide tiene un aspecto irónico ya que los
civilizados llegan a una tierra bárbara y ellos actúan como bárbaros, saqueando el lugar
y despreciando todo lo que hay en él, en especial la religión.
La acción prosigue con la visita de Medea al templo. Aquí Medea mira al Sol, su Dios,
y tiene una visión en la que ve cumplida la profecía del futuro de Jasón. Se aprecia la
gran sensibilidad mística de la protagonista y de la íntima relación que tiene con su
Dios. El Sol juega un gran papel en la obra ya que aparece en varios de los momentos
más significativos; estos momentos simbolizan la relación de Medea con la sacralidad
del Mundo, cómo la religión y la irracionalidad influyen en ella. Aquí se demuestra la
creencia helena de que las acciones irracionales poseían una energía propia y eran
impulsos externos.
Finalmente Medea con la ayuda de su hermano Apsirto roban el Vellocino de oro y se
lo entregan a Jasón. Medea sucumbe a la pasión de su mundo por alguien que no
pertenece a él, está perdidamente enamorada por el cuerpo de Jasón. Su conflicto
interno ha comenzado, ha traicionado su tierra y sus creencias por alguien ajeno a ellas;
Medea ha de escapar de la tierra a la que pertenece para ir a otro en el que será una
bárbara y una extraña. He aquí de nuevo el tema de la pérdida de la sacralidad del
mundo en detrimento de la racionalidad.
Tras el asesinato de su hermano en una escena que la importancia de la acción se ve
contrarrestada por el plano general. La película adquiere definitivamente ese ritmo lento
y estático, en el que Pasolini quiere imprimir la banalidad de las acciones humanas.
El viaje de Medea hacia el mundo profano comienza, y comienza de una forma que es
necesario analizar. La escena del desembarco es sumamente importante para entender el
desarrollo de la película y lo ocurrido en el interior de Medea. Ante la actitud de los
argonautas, Medea enloquece por su irrespetuosidad a la religión y huye a un paraje
totalmente árido. La tierra cuarteada bajo sus pies, símbolo de la naturaleza muerta,
naturaleza con la que ha perdido de forma completa el contacto. Definitivamente es una
extraña en una tierra extraña, en el que lo sagrado no tiene lugar. Medea no reconoce a
la naturaleza, el Mundo ya no tiene sentido sin lo sagrado.
Este sinsentido se ve claramente con la llegada a Yolcos. El Vellocino de oro no tiene
sentido en el mundo racional –como explica Jasón a su tío-, Medea pierde sus poderes.
La puesta de sol con que se inicia este conjunto de escenas simboliza la muerte total de
su Dios, la desacralización total; lo irracional desaparece. Medea pierde el contacto
místico al ser desnudada físicamente y moralmente, ya no le queda nada de su antigua
vida. Tiene lugar la temporal aceptación de su persona, como mejor persona;
engrandeciéndola con un contrapicado en su “conversión a la inversa”.
El último escenario es Corinto. En esta ciudad impera la racionalidad (el tipo de
arquitectura y de la vestimenta cambian totalmente conforme a la Cólquide) y la
individualidad (conseguida por el aumento de planos cerrados que dotan a la acción de
más rapidez y se centra en el sujeto y no en el entorno).
Comienza con la segunda aparición del centauro Quirón en una escena subjetiva de
Jasón. El héroe primero ve al centauro viejo y después al nuevo, éste sin barba y sin
forma de caballo. Quirón nuevo explica a Jasón que ambos centauros forman parte de él
y que siempre los ha conocido; la parte sacra ha sido integrada en la racional,
coexistiendo y asumiendo el conocimiento anterior. Pero la forma antigua ya no es
inteligible, Jasón perdió su parte irracional conforme maduró. La madurez del hombre
lo lleva a desacralizar el Mundo, la mayoría de edad libera de la superstición y el
misticismo. El sentido sagrado de la vida queda integrado aun así en la forma
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desconsagrada, este sentido ahora es expresado racionalmente; el mensaje de lo sagrado
es transmitido por lo profano. Nada puede hacer la parte racional para que el centauro
mítico inspire sentimientos y Quirón nuevo los exprese. Esto es el paso del Mito al
Logos, aunque siempre quede un resto en el hombre de esa irracionalidad perdida, de
ese sentido sacro del Mundo. Es por esto que Jasón ama a Medea, ama esa parte
irracional que queda en él.
Pero Medea ha sufrido una “conversión a la inversa”, ha sufrido una alienación de su
persona por completo y sufre en esta tierra extraña para ella.
La acción continua con el descubrimiento por parte de Medea de que Jasón va a
contraer matrimonio con la princesa Glauce al ver el baile en Corinto del fin del
celibato. En este preciso momento Medea recupera su identidad, cuando estando en su
casa tiene contacto con el Sol. La fuerza del mito es hallada por el deseo de venganza de
Medea, se recupera el vínculo perdido (vuelve a ser engrandecida por un contrapicado).
En este momento Medea decide matar a Glauce y a sus hijos para vengarse de Jasón,
aunque esta decisión le crea un conflicto interno. Este conflicto no se explica por un
alástor –como ocurre en la tragedia- sino que es el propio yo irracional de Medea, su
propio thymos, al cual ni la compasión ni la razón pueden hacer cambiar de parecer.
Ahora ella se ha convertido en la ate de Jasón por haber cometido el pecado de la hybris
(la arrogancia del pensamiento; el peligro de ser demasiado feliz, ya que los dioses son
celosos); es una até personalizada en la que la ruina que ella lleva, va la propia suya.
Es entonces cuando Medea mantiene una conversación con Jasón en la que el afirma
haber conseguido todo por méritos propios. Esta actitud es una crítica de la sociedad en
la que vivió Pasolini, reflejo de un potente individualismo y neocapitalismo en el que es
el hombre el que se hace a sí mismo y llega a donde llega por sus proezas personales.
Manda llamar a su marido e hijos para dar inicio a la venganza. Les entrega obsequios
para Glauce y convence a Jasón de que le pida clemencia a Creonte para que perdone a
sus hijos.
Primero tiene lugar una visión fiel a la tragedia de Eurípides, en la que se ve lo
sucederá con la princesa; para después dar paso a la realidad. Al ser entregados los
regalos a la hija del rey Creonte, la princesa va a sus aposentos y es vestida con el traje
de novia que le ha regalado Medea. Acto seguido se mira en el espejo. El espejo
muestra una imagen borrosa de la realidad. El espejo es el paso al plano ético de la
princesa, por esto mismo ella ve distorsionada la realidad. En su interior ella siente los
remordimientos de robar el esposo a Medea y de desterrar a sus hijos y a ella. El espejo
refleja el horror de la verdadera realidad, de ahí que deforme la imagen. Glauce ha visto
su interior y ha sabido del sufrimiento de ambas, por lo que decide suicidarse.
Mientras esto ocurre Medea prosigue con su plan y no da muerte a sus hijos, sino que
los sacrifica –previamente ha realizado una especie de rito en el que se incluye la
purificación con agua-, lo cual está relacionado con el dios Helios, el Sol, y la creencia
de la resurrección. Tras haber cometido el crimen Medea ve la Luna, que puede
simbolizar bien a su madre o bien a la divinidad relacionada con la muerte en el río
Estigia. Ahora ha amanecido y la luz de su antepasado ilumina a sus hijos.
Finalmente Jasón va a su casa y pide a Medea que le deje tocar por última vez a sus
hijos y que le permita llorarlos, pero Medea no se lo permite. Medea le ha arrebatado
todo el poder a Jasón tras haber asesinado a sus hijos, quienes habían heredado las faltas
de su padre.
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Medea se encuentra en el tejado entre llamas, con sus hijos entre los brazos, Jasón se
encuentra abajo clamando a su esposa. Pasolini ha divinizado a Medea así, consigue que
lo irracional haya triunfado en su empresa y la parte racional interpele a este pidiendo
clemencia. La racionalidad es inferior. Pero tras la tragedia “ya nada es posible”. No
puede hacerse nada ante las fatalidades de la vida.
La película termina con un plano general del dios Sol, dando a entender una concepción
circular del tiempo y el triunfo de la sacralidad del Mundo sobre la racionalidad del
hombre.
Bibliografía
·Medea – Eurípides – Biblioteca clásica – 1975
·Los griegos y lo irracional – E.R. Dodds – Alianza Universidad – 1997
·Eurípides y su tiempo – Gilbert Murray – Fondos de cultura económica –
1949
·La Medea de Pasolini - Martín Bidou – Biblioteca Nacional de Argentina
– 2005
·El tiempo de lo sagrado en Pasolini - Fernando González García –
Biblioteca de pensamiento y sociedad – 1980
·Las puertas de la percepción / Cielo e infierno – Aldous Huxley – Edhasa 2009
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