Oración de S. Ambrosio como Preparación para la Misa. ¡Oh mi piadoso Señor Jesucristo! Yo pecador, sin presumir de mis méritos, sino confiando en tu bondad y misericordia, temo y vacilo al acercarme a la mesa de tu dulcísimo convite, pues tengo el cuerpo y el alma manchados por muchos pecados, y no he guardado con prudencia mis pensamientos y mi lengua. Por eso, oh Dios bondadoso, oh tremenda Majestad, yo, que soy un miserable lleno de angustias, acudo a ti, fuente de misericordia; a ti voy para que me sanes, bajo tu protección me pongo, y confío tener como salvador a quien no me atrevería a mirar como juez. A ti, Señor, muestro mis heridas y presento mis flaquezas. Sé que mis pecados son muchos y grandes, y me causan temor, mas espero en tu infinita misericordia. Oh Señor Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre, clavado en la cruz por los hombres: mírame con tus ojos misericordiosos, oye a quien en ti espera; Tú que eres fuente inagotable de perdón, ten piedad de mis miserias y pecados. Salve, víctima de salvación inmolada por mí y por todos los hombres en el patíbulo de la cruz. Salve, noble y preciosa sangre, que sales de las llagas de mi Señor Jesucristo crucificado y lavas los pecados de todo el mundo. Acuérdate, Señor, de esta criatura tuya, redimida por tu sangre. Me arrepiento de haber pecado y deseo enmendar mis errores. Aleja de mí, Padre clementísimo, todas mis iniquidades y pecados, para que, limpio de alma y cuerpo, sea digno de saborear al Santo de los santos. Concédeme que esta santa comunión de tu cuerpo y de tu sangre, que indigno me atrevo a recibir, sea el perdón de mis pecados, la perfecta purificación de mis delitos, aleje mis malos pensamientos y regenere mis buenos afectos; conceda eficacia salvadora a las obras que a ti te agradan; y, finalmente, sea la firmísima defensa de mi cuerpo y de mi alma contra las asechanzas de mis enemigos. Amén. Oraciones Secretas Para La Misa Español Latín Para proclamar el Evangelio: Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que anuncie dignamente tu Evangelio. Munda cor meum ac labia mea, omnipotens Deus, ut sanctum Evangelium tuum digne valeam nuntiare. Después del Evangelio: Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados. Per evangelica dicta deleantur nostra delicta. Si el Evangelio es proclamado por un diácono u otro ministro: Dame, padre, tu bendición. Jube, pater, benedícere. R/: El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio en el nombre del Padre, t y del Hijo y del Espíritu Santo. Dóminus sit in corde tuo, et in lábiis tuis: ut digne et competénter annúnties Evangélium suum: in nomine Patris t et Filii et Spiritus Sancti. Amen. Presentación del Pan: Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor. Benedíctus es, Dómine, Deu univérsi, quia de túa largitáte accépimus panem, quem tibi offérimus, fructum terrae et óperis mánuum hóminum: ex quo nobis fiet panis vitae. Benedictus Deus in saecula. Mezcla del vino y agua: El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana. Per huius aquæ et vini mystérium eius efficiámur divinitátis consórtes, qui humanitátis nostræ fíeri dignátus est párticeps. Presentación del Vino: Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor. Benedíctus es, Dómine, Deus univérsi, quia de túa largitáte accépimus vinum, quod tibi offérimus, fructum vitis et óperis mánuum hóminum: ex quo nobis fiet potus spiritualis. Benedíctus Deus in saecula. Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro. In spiritu humilitatis, et in animo contrito suscipiamur a Te, Domine: et sic fiat sacrificium nostrum in conspectu Tuo hodie, ut placeat Tibi, Domine Deus. Lavado de manos: Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado. Lava me, Dómine, ab iniquitáte mea, et a peccáto meo munda me. Inmixtión: El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna. Haec commixtio Corporis et Sanguinis Domini nostri Iesu Christi fiat accipientibus nobis in vitam aeternam. En el Agnus Dei: Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. Dómine Iesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex voluntáte Patris, cooperánte Spíritu Sancto, per mortem tuam mundum vivificásti: líbera me per hoc sacrosánctum Corpus et Sánguinem tuum ab ómnibus iniquitátibus meis et univérsis malis: et fac me tuis semper inhaerére mandátis, et a te numquam separári permíttas. O también: Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable. Perceptio Corporis et Sanguinis tui, Domine Iesu Christe, non mihi proveniat in iudicium et condemnationem: sed pro tua pietate prosit mihi ad tutamentum mentis et corporis, et ad medelam percipiendam. Antes de Comulgar: El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. Corpus Christi custodiat me in aeternum. La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna. Sanguis Christi custodiat me in aeternum. Purificando Vasos Sagrados: Señor, que recibamos con una mente pura lo que hemos tomado con la boca y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna. Quod ore súmpsimus, Dómine, pura mente capiámus: et de munere temporáli fiat nobis remédium sempitérnum.