Subido por Oscar Gonzalez

oraciones secretas para la misa

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Oración de S. Ambrosio como Preparación para la Misa.
¡Oh mi piadoso Señor Jesucristo! Yo pecador, sin presumir
de mis méritos, sino confiando en tu bondad y misericordia,
temo y vacilo al acercarme a la mesa de tu dulcísimo convite, pues tengo el cuerpo y el alma manchados por muchos
pecados, y no he guardado con prudencia mis pensamientos
y mi lengua.
Por eso, oh Dios bondadoso, oh tremenda Majestad, yo, que
soy un miserable lleno de angustias, acudo a ti, fuente de misericordia; a ti voy para que me sanes, bajo tu protección me
pongo, y confío tener como salvador a quien no me atrevería
a mirar como juez.
A ti, Señor, muestro mis heridas y presento mis flaquezas. Sé
que mis pecados son muchos y grandes, y me causan temor,
mas espero en tu infinita misericordia. Oh Señor Jesucristo,
Rey eterno, Dios y hombre, clavado en la cruz por los hombres: mírame con tus ojos misericordiosos, oye a quien en ti
espera; Tú que eres fuente inagotable de perdón, ten piedad
de mis miserias y pecados.
Salve, víctima de salvación inmolada por mí y por todos los
hombres en el patíbulo de la cruz. Salve, noble y preciosa
sangre, que sales de las llagas de mi Señor Jesucristo crucificado y lavas los pecados de todo el mundo. Acuérdate,
Señor, de esta criatura tuya, redimida por tu sangre. Me arrepiento de haber pecado y deseo enmendar mis errores.
Aleja de mí, Padre clementísimo, todas mis iniquidades y
pecados, para que, limpio de alma y cuerpo, sea digno de saborear al Santo de los santos. Concédeme que esta santa comunión de tu cuerpo y de tu sangre, que indigno me atrevo a
recibir, sea el perdón de mis pecados, la perfecta purificación
de mis delitos, aleje mis malos pensamientos y regenere mis
buenos afectos; conceda eficacia salvadora a las obras que a
ti te agradan; y, finalmente, sea la firmísima defensa de mi
cuerpo y de mi alma contra las asechanzas de mis enemigos.
Amén.
Oraciones Secretas
Para La Misa
Español
Latín
Para proclamar el Evangelio:
Purifica mi corazón y mis
labios, Dios todopoderoso,
para que anuncie
dignamente tu Evangelio.
Munda cor meum ac labia
mea, omnipotens Deus, ut
sanctum Evangelium tuum
digne valeam nuntiare.
Después del Evangelio:
Las palabras del Evangelio
borren nuestros pecados.
Per evangelica dicta
deleantur nostra delicta.
Si el Evangelio es proclamado por un diácono u otro ministro:
Dame, padre, tu bendición.
Jube, pater, benedícere.
R/: El Señor esté en tu
corazón y en tus labios, para
que anuncies dignamente
su Evangelio en el nombre
del Padre, t y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Dóminus sit in corde tuo,
et in lábiis tuis: ut digne
et competénter annúnties
Evangélium suum:
in nomine Patris t et Filii
et Spiritus Sancti. Amen.
Presentación del Pan:
Bendito seas, Señor, Dios
del Universo, por este
pan, fruto de la tierra y del
trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos; él será
para nosotros pan de vida.
Bendito seas por siempre,
Señor.
Benedíctus es, Dómine, Deu
univérsi, quia de túa
largitáte accépimus panem,
quem tibi offérimus, fructum
terrae et óperis mánuum
hóminum: ex quo nobis fiet
panis vitae. Benedictus Deus
in saecula.
Mezcla del vino y agua:
El agua unida al vino sea
signo de nuestra participación en la vida divina de
quien ha querido compartir
nuestra condición humana.
Per huius aquæ et vini
mystérium eius efficiámur
divinitátis consórtes, qui
humanitátis nostræ fíeri
dignátus est párticeps.
Presentación del Vino:
Bendito seas, Señor, Dios
del universo, por este vino,
fruto de la vid y del trabajo
del hombre, que recibimos
de tu generosidad y
ahora te presentamos; él
será para nosotros bebida de
salvación. Bendito seas por
siempre, Señor.
Benedíctus es, Dómine,
Deus univérsi, quia de túa
largitáte accépimus vinum,
quod tibi offérimus,
fructum vitis et óperis
mánuum hóminum: ex quo
nobis fiet potus spiritualis.
Benedíctus Deus in saecula.
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste
sea hoy nuestro sacrificio y
que sea agradable en tu
presencia, Señor, Dios nuestro.
In spiritu humilitatis, et in
animo contrito suscipiamur
a Te, Domine: et sic fiat
sacrificium nostrum in
conspectu Tuo hodie, ut
placeat Tibi, Domine Deus.
Lavado de manos:
Lava del todo mi delito,
Señor, limpia mi pecado.
Lava me, Dómine, ab iniquitáte mea, et a peccáto meo
munda me.
Inmixtión:
El Cuerpo y la Sangre de
Nuestro Señor Jesucristo,
unidos en este cáliz, sean
para nosotros alimento de
vida eterna.
Haec commixtio Corporis
et Sanguinis Domini nostri
Iesu Christi fiat accipientibus nobis in vitam aeternam.
En el Agnus Dei:
Señor Jesucristo, Hijo de
Dios vivo, que por voluntad
del Padre, cooperando el
Espíritu Santo, diste con tu
muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de
tu Cuerpo y de tu Sangre, de
todas mis culpas y de todo
mal. Concédeme cumplir
siempre tus mandamientos
y jamás permitas que me
separe de ti.
Dómine Iesu Christe, Fili
Dei vivi, qui ex voluntáte
Patris, cooperánte Spíritu
Sancto, per mortem tuam
mundum vivificásti: líbera
me per hoc sacrosánctum
Corpus et Sánguinem tuum
ab ómnibus iniquitátibus
meis et univérsis malis: et
fac me tuis semper inhaerére
mandátis, et a te numquam
separári permíttas.
O también:
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu
Sangre no sea para mí un
motivo de juicio y condenación, sino que, por tu
piedad, me aproveche para
defensa de alma y cuerpo y
como remedio saludable.
Perceptio Corporis et Sanguinis tui, Domine Iesu
Christe, non mihi proveniat
in iudicium et condemnationem: sed pro tua pietate
prosit mihi ad tutamentum
mentis et corporis, et ad
medelam percipiendam.
Antes de Comulgar:
El Cuerpo de Cristo me
guarde para la vida eterna.
Corpus Christi custodiat me
in aeternum.
La Sangre de Cristo me
guarde para la vida eterna.
Sanguis Christi custodiat me
in aeternum.
Purificando Vasos Sagrados:
Señor, que recibamos con una
mente pura lo que hemos tomado con la boca y que el don
que nos haces en esta vida nos
aproveche para la eterna.
Quod ore súmpsimus, Dómine, pura mente capiámus:
et de munere temporáli fiat
nobis remédium sempitérnum.
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