Dr. Juan C. Betta Profesor Regular Adjunto de Clínica Psiquiátrica Jefe de Trabajos Prácticos de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires Jefe de Servicio del Hospital Neuropsiquiátrico. Manual de Psiquiatría 9a.Edición C.E.A. Centro Editor Argentino Buenos Aires 2002 Hecho el depósito que ordena la ley 11.723 IMPRESO EN LA ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA ISBN 950-9238-42-2 ©C.E.A., Centro Editor Argentino, 2002. Jorge Savino, Editor Marcelo T. de Alvear 2217, tel: 4826-4157. (1122) Buenos Aires, Argentina, e-mail: [email protected] Todos los derechos reservados Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o parcialmente, en manera alguna ni por ningún medio -creado o por crearse- ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación, rastreo o fotocopia, sin permiso previo por escrito del editor. PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN La Clínica Psiquiátrica mantiene desde hace algunos años una terapéutica de utilidad para muchas afecciones que le incumben, motivado todo ello por la inquietud de sus cultores para darle una jerarquía y prosperidad de acuerdo con su preponderante significación en la Patología. Asimismo, los cruentos episodios bélicos de un pasado inmediato, han incidido con la desgraciada mostración de material humano traumatizado y enfermo, para configurar la importancia y propender a la divulgación cada vez mayor de la Psiquiatría, en su doble fase médica y social de vastas proyecciones, como lo venimos proclamando desde innúmeros años en la Cátedra y variadas tribunas del país y del extranjero. El desvelo de un estudioso con dignidad de investigador serio, el doctor Juan Camilo Betta, Jefe de Trabajos Prácticos nuestro y dilecto amigo, ha dado a las letras impresas con fervor vocacional y nutrida experiencia, un manual que creemos será de utilidad para los estudiantes y también para el médico práctico. El doctor Betta nos acompaña en el Instituto de Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires desde hace muchos años, con dedicación ejemplar e ilustrada colaboración, habiéndose por consiguiente identificado con nuestra Escuela y terminología Psiquiátrica. Muy complacidos aceptamos el gratísimo encargo de ser prologuistas de este Manual de Psiquiatría, al que deseamos acogida venturosa. GONZALO BOSCH. PRÓLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓN Los deseos del prologuista de la primera edición de esta obra —Profesor Dr. Gonzalo Bosch— se han cumplido ampliamente. El "MANUAL DE PSIQUIATRÍA" del Venia Docendi Dr. Juan C. Betta, editado en 1952, tuvo "acogida venturosa", y no tardó mucho en agotarse. Fue leído por estudiantes y médicos. Los primeros hallaron en sus páginas material de estudio para el aprendizaje psiquiátrico, y los segundos se vieron ayudados, con su lectura, para una mejor comprensión de los cuadros mentales no muy claros y precisos en la nosografía psiquiátrica actual. Mas años de práctica hospitalaria, de concurrencia continua a las salas de los enfermos y de serios estudios y honda meditación, le han permitido al Dr. Betta, profundizar aún más en muchos problemas de patología mental, simplificarlos, y separar, subestimándolo, lo que es accesorio, dando mayor realce a lo fundamental. Así, por ejemplo, el capítulo sobre "Delirios" revela, en el autor, sagacidad clínica y semiológica, gran versación en la materia, profunda aptitud discriminativa y fino espíritu de observación. Este libro no es sólo producto de bibliotecas; su gestación, en gran parte, se hizo en las salas del hospital y en el consultorio. No es un conjunto de ingredientes ajenos; muchos, y de los buenos, le pertenecen al autor. Predomina en sus páginas un criterio naturalista y científico; pero el Dr. Betta no es un especialista "cerrado" y actúa siempre con criterio médico, clínico. Su gran ventaja está en que antes que psiquíatra fue clínico general; tiene, por lo tanto, el hábito, que lo ha hecho arte, ¿e ver a los enfermos en toda su personalidad dinámica, psicosomática y social. Pertenece a la clase de médico que quería Hipócrates, quien daba, los siguientes consejos: "El que quiera adquirir exacto conocimiento del arte médico debe tener disposición natural, buena escuela, posición favorable para el estudio, amor por el trabajo y tiempo suficiente". El doctor Juan C. Betta reúne las condiciones hipocráticas descriptas; condiciones que posibilitaron la publicación de este buen libro de psiquiatría que resultará, sin duda alguna, muy útil para médicos y estudiantes. ALBERTO BONHOUR. PRÓLOGO DE LA TERCERA EDICIÓN Uno de los aspectos de solución difícil en la enseñanza médica, del que no están exentas, seguramente, las otras proyecciones de los estudios universitarios, es la selección de un buen texto de estudio, de una obra elaborada con un criterio práctico, donde la claridad expositiva se conjugue con adecuadas normas pedagógicas en la redacción y desarrollo de los temas. Así se facilita la comprensión de aquellos conceptos fundamentales y básicos, decantados por la experiencia y el conocimiento, que permiten madurar una concreta información, exacta y concisa, como cimiento perdurable sobre el que pueda forjarse posteriormente, a imperio de la vocación y de las preferencias, cualquier especialización y perfeccionamiento. Con tal objetivo se concibieron los manuales, aspirando sintetizar ese nivel medio ideal de información científica, que es razonable exigir a los estudiantes y en cuya densidad y secuencia, a lo largo de la progresividad lectiva, trasciende en suma, el promedio de preparación de nuestros egresados. Fueron resultado, no de la indolencia desaplicada de las promociones universitarias jóvenes, sino de la gravitación de concretos factores pedagógicos y aún de naturaleza social. Derivan los primeros de la tendencia enciclopedista todavía subsistente en los planes de estudio de la alta enseñanza, tan abrumadores como el egocentrismo con que algunos profesores asumen su desempeño docente y la sobrevaloración que hacen de su materia. Compelidos los estudiantes a un ambular premioso por hospitales y cátedras, en desmedro de la asiduidad de la lectura, la concepción de la Unidad Hospitalaria ha surgido como una tentativa de enmienda. En el otro aspecto, el acceso al Tratado, como desarrollo exhaustivo y formal de los temas, tropieza con su vigencia temporaria frente a la dinámica del progreso científico, que obliga a las actualizaciones y duplica su imposibilidad de adquisición por los alumnos, máxime en estos tiempos conturbados de palingenesia económica, bajo el que intentan reestructurar sus niveles las colectividades humanas. Pero la redacción de los manuales no es empresa intelectual sumaria y simple. No aludimos, desde luego, a los clásicos apuntes, confeccionados con las anotaciones a vuela pluma dé las conferencias de titulares y colaboradores, siempre malogrados por la falta de unidad conceptual como por la inexperiencia selectiva de lo fundamental y lo superfluo. Nos referimos a la obra concebida con honestidad, elaborada, diríamos, a través de las propias vacilaciones en el enfoque y planteamiento de los temas, sobrellevadas en la experiencia docente, síntesis de lecturas perseverantes y de frecuentación prolongada de las salas de enfermos, hasta adquirir modesta certeza de valimiento y responsabilidad para su ejecución, eclecticismo frente a dogmas, escuelas y tendencias, agilidad para el ejercicio polidimensional moderno de la Psiquiatría. Estos son los atributos y el mérito de la obra del Dr. Juan C. Betta, a quien la Facultad de Medicina de Buenos Aires, acaba de otorgar la dignidad de Profesor Regular Adjunto de Clínica Psiquiátrica, a que se ha hecho acreedor por sus sobrados méritos y títulos en la enaltecida palestra de la cátedra universitaria. Su Manual abre cómodo acceso al ámbito de la Psiquiatría, cuyo primer contacto es siempre un tanto desconcertante y desalentador, ya que no inquietante por sus presentidas revelaciones. Efectivamente, el estudiante que en los primeros jalones de su carrera ha encontrado una clara conexión de conocimientos orientados a finalidades quirúrgicas o clínicas, como horizontes más vastos de una perspectiva idéntica, vacila frente al enfermo mental con su apariencia insólita y dolencia enigmática, ante el cual sus familiares procedimientos de exploración fracasan en rozamientos sólo tangenciales. La exploración de la mente del hombre, de sus perturbaciones y de sus apasionantes enigmas, en esta hora del tiempo que subraya la gravitación, —hasta en la guerra—, de los problemas psicológicos, induce una suerte de profesión de fe. Este Manual es eficiente breviario para esa iniciación. RAMÓN MELGAR PRIMERA PARTE PSICOPATOLOGÍA GENERAL CAPÍTULO PRIMERO PSIQUIATRÍA Generalidades Se denomina Psiquiatría, a la rama de la medicina que se ocupa del estudio de las enfermedades de la psique, más a menudo llamadas: enfermedades mentales. La Clínica Psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales mediante: 1º) Una prolija anamnesis que nos informará acerca de numerosos factores hereditarios, congénitos y adquiridos, capaces de aportar alguna luz respecto a las causas probables o verdaderas de las perturbaciones que aquejan al enfermo. 2º) Un estudio semiológico completo que culminará con el diagnóstico clínico, al que se llega a través de los siguientes exámenes: a) Estudio del hábito externo, que se efectúa mediante la inspección, b) Un prolijo interrogatorio, de gran importancia ya que por él es posible conocer el estado en que se hallan todas y cada una de las formas de la actividad psíquica y las perturbaciones que presentan, acusadas por signos y manifestaciones que la semiología se encarga de descubrir y consignar. 3º) Consideración de la evolución de la enfermedad, a fin de conocer la continuidad, interrupciones y alternativas de la misma, remisiones y exacerbaciones, periodicidad, etc. 4º) A continuación se podrá formular el pronóstico, que surgirá a través del estudio semiológico y de la evolución del cuadro clínico. 5º) Establecido el diagnóstico clínico se instituirá el tratamiento adecuado. Cuando, en algunas oportunidades, las indicaciones terapéuticas surgen del diagnóstico semiológico se recurre a un tratamiento sintomático. Después de esta visión panorámica podemos afirmar que, en la actualidad, la psiquiatría ha logrado desprenderse de las rémoras y ligaduras del pasado, jerarquizándose en su evolución a través del tiempo. En nuestros días se ha convertido en una de las ramas más importantes de la medicina, al extremo de que su conocimiento es necesario a todo médico para el ejercicio del arte de curar, cualquiera sea la rama médica hacia la que dedique su actividad. Resumen histórico de la psiquiatría Entendemos que tiene mucha importancia hacer una reseña de la evolución histórica de la psiquiatría. Siguiendo a Régis se acostumbra abarcar la historia de la psiquiatría desde la aparición del hombre hasta nuestros días, dividiéndola en cuatro épocas en correspondencia con las que debió atravesar la humanidad en el recorrido de su evolución: 1) 2) 3) 4) Época primitiva. Época antigua. Época de transición. Época moderna. 1º) Época Primitiva: Es la que podemos llamar época prehipocrática; se extiende desde la aparición del hombre hasta el advenimiento de Hipócrates. Es característica dominante de esta época la sujeción del hombre a las distintas divinidades adoradas por las numerosas sectas religiosas, que absorbían las creencias de los pueblos primitivos en plena era formativa. Todas las manifestaciones de la naturaleza y los hechos de la vida diaria, normales y anormales, naturales y sobrenaturales, eran atribuidos a los dioses, a los que los hombres hacían partícipes o responsabilizaban, según las circunstancias, de su felicidad o de sus males. Por esa causa, en esa época se consideró a los alienados como influenciados o poseídos por las deidades del bien o del mal, según fuera la conducta que la forma de alienación determinaba en el enfermo. Es fácil presumir que, de acuerdo con las concepciones etiológicas existentes, los tratamientos para estas afecciones fueron creados perfectamente adecuados a esas creencias. Primitivamente fueron los sacerdotes los depositarios de tales conocimientos terapéuticos y los únicos encargados de su aplicación. Los templos eran los lugares de elección para la práctica de los medios de curación que, desde las ceremonias religiosas y los exorcismos más extraños hasta los castigos corporales y la muerte de víctimas expiatorias, incluían infinitos procedimientos y actos rituales destinados a satisfacer a los dioses y a aplacar su ira. 2º) Época Antigua: La época antigua se inicia con Hipócrates y termina con el derrumbe del Imperio Romano. Comprende tres períodos: a) Período Hipocrático: Con Hipócrates, que se opuso enérgicamente a las prácticas terapéuticas de los sacerdotes, nace la rebelión contra la concepción religiosa y divina de la alienación. Podemos decir que fue el padre de la medicina mental y demostró tener amplios conocimientos en la materia. Con la denominación de frenitis individualizó a la alienación con fiebre intensa y delirio; seguramente debía tratarse de las psicosis infecciosas y tóxicas que se manifiestan por fiebre y delirio agudo. La manía fue considerada por Hipócrates como delirio violento. Describió también a la melancolía, a la que relacionó y atribuyó a los humores y muy especialmente a la bilis. Además habló de la locura del embarazo y de la locura por el alcohol y consideró a la epilepsia. b) Periodo Alejandrino: Es un período de escasa trascendencia en la evolución de la psiquiatría; transcurre 300 años antes de la era cristiana. Parece marcar una etapa de transición, notándose un estancamiento en el progreso científico, previo al gran impulso que habría de recibir la psiquiatría durante el Imperio Romano. En el período Alejandrino deben destacarse los nombres de Erasístrato y Herófilo. c) Periodo Greco-Romano: Tiene gran trascendencia en la historia de la psiquiatría desde que señala un notorio progreso científico, merced a la contribución de médicos ilustres de esa época. Entre ellos se destacan los siguientes: ASCLEPÍADES DE BITINIA: (80 años antes de Jesucristo). Establece una división neta de la locura en dos grupos: 1) alienación aguda con fiebre, correspondiente a la frenitis de Hipócrates. 2) Alienación crónica sin fiebre, que involucra a la manía y a la melancolía. Se le debe además un estudio sobre las ilusiones y las alucinaciones. CELSO: (5 años antes de Jesucristo). Crea el vocablo "insania" para substituir al de alienación y establece tres formas de esta afección: 1) Frenesía que es la forma de insania aguda, correspondiente a la alienación aguda de Asclepíades y a la frenitis de Hipócrates. 2) La melancolía. 3) Un tercer tipo de alineación que subdividió en dos grupos: delirio alucinatorio alegre o triste y el delirio general y parcial. Se debe a Celso la creación de métodos y reglas para el tratamiento moral e higiénico de los alienados pero, a pesar de ello, fue partidario de las cadenas, los castigos y los ayunos. ARÉTÉE DE CAPADOCE: (80 años después de Jesucristo). Su mayor mérito reside en haber efectuado prolijas descripciones de la manía y de la melancolía. Consideraba a la melancolía como una tristeza del alma, como una idea fija en la que se concentraba el pensamiento a la manera de un delirio circunscripto. Entre las perturbaciones somáticas agregadas señalaba: constipación intestinal, disminución de la orina, alitosis, pulso pequeño y ausencia de fiebre. La manía era considerada, por el mismo médico, como una perturbación intelectual, un delirio general sin fiebre, lo que la diferenciaba de los delirios tóxicos. Sostenía que producía exaltación de la memoria y de la imaginación, que inducían al enfermo a conversar sobre cualquier tema, aun cuando no le fuera conocido. Estableció por primera vez la posibilidad del pasaje de la melancolía a la manía. CELIOS AURELIANUS: Establece diferencias netas entre alienación mental y delirio febril. Hace una descripción de los trastornos somáticos de la melancolía; pero su mayor mérito consiste en haber combatido el trato inhumano a los alienados, estableciendo valiosas reglas para el tratamiento físico y moral. GALENO: (150 años después de Jesucristo). Gran médico de esa época y autor de numerosos libros; en realidad fue muy escasa su dedicación a este tipo de enfermos. Estableció una división entre locura idiopática y locura simpática, deparando mayor importancia a las segundas. 3º) Época Tercera o de Transición: Comprende dos períodos: la edad media y el renacimiento. A) Edad Media: Durante la edad media, período de obscurantismo para la humanidad, la psiquiatría no sólo sufre una rémora sino un real retroceso en su evolución. En efecto, vuelve a caer en la superstición y en la superchería, en manos de brujos y agoreros. Las ideas mágicas dominan a los hombres y con ellas a la demonopatía y la licantropatía. Con esto surgen nuevamente las antiguas creencias, y los ritos religiosos, los exorcismos y extrañas prácticas vuelven a asumir la responsabilidad de la terapéutica de las afecciones mentales. Bajo el imperio de estas creencias llegaron a cometerse, con los alienados, mayores atrocidades que en la época antigua; los mismos médicos no pudieron sustraerse al influjo de estas corrientes; era creencia común que los insanos estaban poseídos por entidades demoníacas y que para purificarlos debían ser lanzados a la hoguera. B) Renacimiento: Hacia fines del siglo XVI, con el renacimiento, vuelve la psiquiatría a jerarquizarse y retomar el camino científico que ya no abandonaría en el futuro. PAUL ZACCHIAS: en el año 1584, considera por primera vez los problemas de los alienados desde el punto de vista médico-legal; así trata de la responsabilidad moral y legal de los alienados; la capacidad civil y validez de sus actos; los intervalos lúcidos de los alienados. WILLIS: (entre 1622 y 1675). Realizó un prolijo estudio y descripción de la manía y la melancolía. Observó el paso de los estados maníacos a los melancólicos y viceversa, lo que llamó locura de doble forma. Este mismo autor describió la demencia precoz bajo el nombre de estupidez o morosidad, sin deslindarla netamente de la idiocia, de la imbecilidad y de las demencias restantes. BONET: (desde 1620 a 1689). Sostiene que el origen de la alienación se halla en lesiones somáticas viscerales y describe diversas lesiones halladas en las autopsias. VIEUSSENS: (desde 1641 a 1689). Sostiene las teorías humorales de la alienación. Sin embargo, con el progreso de la anatomía patológica, poco a poco pierden terreno las teorías humorales y químicas, inclinándose la opinión hacia el somatismo. SAUVAGES: (entre 1706 y 1767). Describe la melancolía ansiosa. Es el creador del vocablo vesania, en el que engloba numerosos trastornos mentales, como ser: estados alucinatorios con delirio, estados reactivos de excitación y de depresión y estados anormales diversos. CULLEN: (entre 1712 y 1792). Piensa y sostiene que todas las formas de alienación tienen origen en la manía y en la melancolía. Realiza tratamientos por balneación, duchas, ejercicios y trabajos diversos. Los medios de internación de la época eran muy precarios, algunos enfermos iban a las prisiones y en general los alienados estaban recluidos en lugares inhóspitos e indignos del ser humano. No era rara su exhibición en público para esparcimiento del pueblo. 4º) Época Moderna: A partir del año 1793 se produce un cambio fundamental respecto a los tratos dispensados a los alienados hasta ese momento. Corresponde a PINEL la gloria de ser el iniciador y propulsor de los nuevos rumbos. Luchó enérgicamente contra los procederes inhumanos empleados con los enfermos mentales; señaló reglas para la internación, además de otras morales y humanitarias. Pinel describió cuatro tipos de locura: la manía, la melancolía, la demencia y la idiocia. Por esa época se produce un brote regresivo en Alemania debido a la teoría espiritualista de STAHL, que lleva a la creación de la Escuela Psicológica Alemana de LANGERMANN, según la cual la locura era la consecuencia del pecado. Posteriormente, también en Alemania, se crea, en oposición a la anterior, la Escuela, Somática, cuya dirección estuvo a cargo de NASSE, VERING, JACOBI, FRIEDREICH, etc. Esta escuela se opuso a la concepción espiritualista, sosteniendo que la alienación se debía a lesiones somáticas cerebrales o viscerales. A continuación de Pinel hay que recordar a ESQUIROL, que creó y organizó numerosos asilos para alienados. Aisló lo que llamó: monomanías, que corresponden a lo que hoy conocemos por delirios sistematizados. Dejó muchos discípulos. Más tarde BAYLE y sus colaboradores descubren la causa de la parálisis general progresiva, de la que hacen una prolija descripción. VOISIN: realiza un concienzudo estudio de la idiocia. FALRET: actualizó los conocimientos de los estados maníacos y melancólicos y de la locura circular. Ya en una época más cercana, corresponde mencionar especialmente los nombres de CHARCOT, LEGRAND, Du SAULLE, MOREAU DE TOURS, KRAFFT-EBING, entre otros que impulsaron la evolución de la psiquiatría hasta la época presente. Conceptos de soma y de psique Cuando se estudia Semiología y Clínica Psiquiátrica se plantea al médico el problema del doble aspecto que, desde el punto de vista de la Patología, presenta la unidad psicofísica que constituye la personalidad humana. En nuestros días se ha avanzado mucho en ese terreno, merced a la dedicación de los médicos al estudio de lo que ha dado en llamarse: Medicina Psicosomática. Como una acotación al margen diremos, según nuestra manera de pensar, que la medicina psicosomática ha sido practicada por los médicos de todas las épocas que hayan tenido un concepto cabal de la medicina y de su función en la sociedad. En efecto, a pesar de la preferente dedicación que la mayoría de los médicos prestan a lo somático, no pueden menos que contemplar y comprobar la importancia que tienen los desórdenes psíquicos desencadenados por perturbaciones somáticas. Otro tanto ocurre en el sentido contrario, todo padecimiento psíquico tiene siempre repercusión en lo somático. Estas observaciones, realizadas a través de generaciones de médicos, han creado la conciencia de que, en la unidad psicofísica, las conexiones entre las partes son tan íntimas que los padecimientos de una repercuten sobre la otra mediante una doble corriente: desde lo psíquico a lo somático y, a la inversa, lo somático determina una repercusión psíquica; su estudio se ha concretado en la medicina psicosomática. Pues bien, esta correspondencia de manifestaciones es perfectamente conocida por la psiquiatría desde hace muchísimo tiempo. Para ubicarnos exactamente en la cuestión, debemos recordar que desde el punto de vista de la Patología General existen dos tipos de enfermedades: somáticas y psíquicas. 1º) Enfermedades somáticas: Cuya etiología y evolución se efectúan en el terreno somático, y cuya sintomatología objetiva y subjetiva es física. Estas enfermedades se clasifican a su vez en: a) orgánicas, cuando tienen una localización real y objetiva en determinado órgano o aparato; b) funcionales, cuando la localización orgánica es sólo aparente dependiendo de una disfunción del aparato regulador neuro-endocrinovegetativo. 2º) Enfermedades psíquicas: Cuya etiología también es somática, pero su sintomatología, tanto objetiva como subjetiva es psíquica. A su vez se clasifican en: a) orgánicas, cuando asientan en un substráete anatomopatológico bien conocido, como ocurre en las demencias, las oligofrenias y la confusión mental; b) funcionales, cuando no tienen su localización en lesiones a nivel del cerebro, lo que escapa aun a nuestro dominio, pero que suponemos debidas a perturbaciones de los centros reguladores neurovegetativos diencefálicos. En cuanto nos detenemos a examinar atentamente esta clasificación caemos en la cuenta de que ella es más convencional que sustancial. Comprobamos que la división en somáticas y psíquicas es aceptable únicamente en cuanto a la sintomatología, por cuanto el somatismo es el rasgo dominante y común en todas ellas, trátese tanto de las orgánicas como de las funcionales. A su vez la clasificación de las enfermedades por su sintomatología, en somáticas y psíquicas, también resulta un poco incierta debido a que las somáticas tienen por repercusión equivalentes psíquicos y viceversa. Respecto a estas últimas hay que destacar que no es necesaria la existencia de enfermedades psíquicas para provocar alteraciones orgánicas; bastan las dificultades y ansiedades de la vida diaria y psicológica del individuo para que se perturbe la salud orgánica; éstas serían las verdaderas perturbaciones de naturaleza psicógena. Esos equivalentes, tanto de una como de otra naturaleza, son debidos al mismo mecanismo en el que la afectividad, mediante las tensiones y descargas emocionales, desempeña un papel primordial. La participación de la vida afectiva pone de relieve la importancia que asumen los centros diencefálicos, que rigen la vida instintivo-afectiva y neurovegetativa. Las emociones se convierten, en esa forma, en los estímulos desencadenantes de las más variadas reacciones psicosomáticas. Las emociones displacenteras, dependientes de los estados primarios de miedo y de cólera, son las causantes del mayor número de las alteraciones patológicas. Todos los estados emocionales derivados de la emoción primaria de miedo, especialmente la angustia y la ansiedad, son los productores de alteraciones psíquicas, sobre todo neurosis originadas en las más variadas manifestaciones y alteraciones somáticas. Uno de ellos es el miedo de padecer enfermedades graves, incluyendo el temor a la muerte. Por otra parte, en padecimientos somáticos reales con sus respectivas localizaciones orgánicas, el desplacer y la angustia que el miedo entraña agrava el daño, por el agregado del factor psicológico que establece un círculo vicioso psicosomático. Más importante aún es que los estados emocionales desagradables derivados del miedo y de la cólera son productores de lesiones somáticas orgánicas y funcionales. Desde este punto de vista se deben tener en cuenta todas las situaciones penosas, las zozobras y las preocupaciones a que continuamente se ve sometido el individuo en el transcurso de la vida y de su evolución en el medio social. A esos factores ambientales se agregan otros muy importantes, que son inherentes al individuo mismo. En primer término hay que considerar la constitución somática con todos los elementos concurrentes para su integración, entre los cuales lo hereditario y lo congénito constituyen lo fundamental; estos dos factores determinan la existencia de somas más o menos resistentes, algunos de ellos de una franca pobreza constitucional característica, que los hace mucho más sensibles a las descargas emocionales. En segundo lugar es necesario estudiar la constitución psicológica del individuo, con todo lo temperamental y caracterológico, que proporciona a su vez un determinado grado de sensibilidad para las reacciones emocionales y las psicosomáticas concomitantes. Existen personas que poseen una sensibilidad exquisita para reaccionar intensamente, con tensos estados emocionales, aun en presencia de causas pequeñas; es el caso de los hiperemotivos, en los cuales, en ambos tipos de constituciones, tanto somático como psíquico, son más fáciles las repercusiones emocionales, de donde se puede deducir la gran fragilidad de aquellas personalidades en las que se produce la coincidencia de ambos factores. Grande es la importancia que tiene para el médico el conocimiento de esas nociones psicosomáticas, desde el momento que ellas se aplican a todas las ramas de la medicina. Es necesario que el médico tenga un conocimiento cabal de la persona que debe tratar; no basta que sea un eximio somatista, que conozca a la perfección la semiología y la patología médica y quirúrgica, que sea poseedor de todos los secretos y de los últimos adelantos de la terapéutica; es también necesario que conozca al enfermo bajo el aspecto psíquico, que investigue su vida, sus inquietudes, sus congojas y alegrías, en qué medio ambiental efectuó su evolución psicológica, sus tropiezos en el mismo, sus luchas y sus ambiciones, sus triunfos y sus fracasos, sus tendencias y sus inclinaciones, sus sentimientos y sus pasiones, su conducta y, finalmente, sus reacciones frente a los embates de la vida. Sólo de esta manera, el médico podrá tener un concepto integral y acabado del paciente que recurre a él. Este conocimiento lo capacita para una terapéutica efectiva y racional, tanto desde el punto de vista somático como desde el aspecto psíquico. Desde este último punto de vista, además de la medicación modificadora, estimulante y sedante a la que el médico recurre, no debe dejar de lado los principios elementales de la "psicoterapia", que siempre deben ser empleados. No es necesario el conocimiento y el empleo de procedimientos o métodos más o menos complicados para la aplicación de la psicoterapia; los médicos siempre la emplean, a menudo sin ser su intención y sin percatarse de ello, cuando por su sola presencia tranquilizan al enfermo, o cuando, salvo escasas excepciones, hablan a sus pacientes para desvanecer sus temores acerca de su salud y de su vida. El médico debe saber que en cada enfermo se agitan numerosas emociones desencadenadas por el instinto de conservación, por el miedo a lo grave y a lo irreparable, con su secuela de desasosiego, incertidumbre, desesperanza y angustia; estados emocionales displacenteros que únicamente se mitigan cuando el médico conversa con él y cuando, de acuerdo con las conveniencias de cada caso, le explica su estado. Finalmente, ningún médico ignora que la mejor psicoterapia es la que llega al enfermo por la senda de la comprensión; la "psicoterapia comprensiva". Estos principios tan sencillos y que nadie desconoce, aunque a veces se olviden, constituyen las bases en que se sustenta la medicina psicosomática. Enfermo mental Con riesgo de resultar insistentes repetimos que se entiende por enfermo mental o psíquico al que presenta una sintomatología esencialmente psíquica. Aclaramos que enfermo mental no es lo mismo que enfermo alienado. El enfermo mental puede ser: no alienado y alienado. 1º) Enfermo mental no alienado: Decimos que un enfermo mental no es alienado cuando en ningún momento de la evolución de la enfermedad se altera la autocrítica, su autodeterminación o su autoconducción y que conserva, por consiguiente, la autonomía de su personalidad porque el juicio no está perturbado. En este grupo se incluyen las neurosis; los enfermos que la padecen no llegan a cometer actos que los coloquen en el terreno médico-legal. 2º) Enfermos mentales alienados: Son aquellos en los cuales una perturbación del juicio compromete seriamente la autocrítica y la autonomía de la personalidad, al extremo que son irresponsables de sus actos. La perturbación del juicio puede ser por déficit o por desviación. El término alienado procede del latín alienus, que quiere decir ajeno. Luego cuando decimos enfermo mental alienado equivale a decir enfermo ajeno de la mente, o sea que la personalidad se encuentra fuera de su cauce normal porque ha perdido la lógica formal de sus elaboraciones psíquicas por fallas en el juicio. El término alienación es sinónimo de locura y de psicosis. Es oportuno establecer aquí las diferencias entre neurosis y psicosis. Clínicamente los neuróticos conservan la auto y la heterocrítica por la integridad del juicio; los psicóticos en cambio, como padecen una perturbación del juicio, pierden su autonomía psíquica. Estas diferencias determinan, a su vez, las diferencias en el orden médico-legal, desde el momento que los neuróticos, a la inversa de los psicóticos, conservan la responsabilidad de sus actos. Dar una definición clara y cabal de la alienación mental es tarea harto difícil, pues todos sabemos qué es un alienado pero no es fácil definirlo con exactitud y a la vez con concisión de lenguaje. De las numerosas definiciones que se han dado transcribiremos la que pertenece al Profesor Nerio Rojas, no sólo por la razón de que es argentina, sino porque la consideramos una de de las más exactas y explícitas. Dice de esta manera: "Alienación mental es el trastorno general y persistente de las funciones psíquicas, cuyo carácter patológico es ignorado o mal comprendido por el enfermo, y que impide la adaptación lógica y activa a las normas del ambiente, sin provecho para sí mismo ni para la sociedad." Esta definición destaca cuatro postulados fundamentales: 1) un trastorno intelectual; 2) la falta de autoconciencia; 3) la inadaptabilidad; 4) la ausencia de utilidad. Decimos que un enfermo mental es alienado cuando presenta una perturbación del juicio. Sin este requisito no existe alienación. Esta perturbación puede consistir: a) En un insuficiente desarrollo del juicio, situación definitiva e irreparable que encontramos en el síndrome oligofrénico. b) En una debilitación del juicio, también definitiva e irreparable, presente en el síndrome demencial y en todos los procesos mentales dementizantes. c) En una desviación del juicio, trastorno que puede ser temporario y más o menos prolongado en unos casos y definitivo en otros. Se manifiesta en los síndromes de excitación psicomotriz, de depresión psicomotriz y delirante, d) En una suspensión del juicio, como en el síndrome confusional. Concretando: Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado aleja la función psíquica de la lógica formal; como consecuencia la personalidad desadaptada desconoce su estado patológico y permanece ajena a su situación real. Resumen PSIQUIATRÍA Generalidades La psiquiatría es la rama de la medicina que estudia las enfermedades de la psique o enfermedades mentales. La clínica psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos mentales mediante: 1) la anamnesis; 2) estudio semiológico por e] examen del hábito externo y un prolijo interrogatorio; 3) estudio de la evolución con las alternativas de la enfermedad; 4) pronóstico; 5) tratamiento. Siguiendo a Regís se consideran cuatro épocas: 1) Primitiva 2) Antigua 3) Tercera o de transición 4) Moderna. Época primitiva Época Prehipocrática. Desde la aparición del hombre hasta Hipócrates. El hombre dominado por los dioses del bien y del mal; los alienados influenciados o poseídos por ellos. Los tratamientos eran adecuados a las creencias y practicados por los sacerdotes: ceremonias religiosas, exorcismos, castigos corporales y muerte de víctimas expiatorias. Época antigua Comienza con Hipócrates y termina con la caída del Imperio Romano. Comprende tres períodos. 1) Período Hipocrático: Hipócrates se opone a la concepción religiosa. La medicina mental nace con él. Describió: la "frenitis" con fiebre y delirio. La "manía" que llamó: "delirio violento". La "melancolía" que atribuyó a los humores, especialmente a la bilis. La "locura del embarazo" y de la "locura por el alcohol". 2) Período Alejandrino: 300 años antes de Jesucristo. Período de escasa trascendencia; se estanca la evolución de la psiquiatría. Se destacan Erasístrato y Herófilo. 3) Período Greco-Romano: Se extiende hasta Galeno, 150 años después de Jesucristo. Esta época marca un gran impulso para la psiquiatría. Propulsores: Esclépiades de Bitinia; habló de alienación aguda y crónica. Celso creador del término insania. Arétée de Capadoce, por primera vez estableció el pasaje de la manía a la melancolía. Celius Aurelianus lucha contra el trato inhumano y estableció reglas para el tratamiento físico y moral. Historia de la Psiquiatría Época tercera o de transición Historia de la Psiquiatría Época cuarta 1) Edad Media: Época de obscurantismo con remora y retroceso para la psiquiatría. Vuelve la superstición y la superchería; dominan las ideas mágicas, la "demonopatía" y la "licantropatía". 2) Renacimiento: A fines del siglo xvi la psiquiatría retoma el camino científico que ya no abandonará. Paul Zacchias: responsabilidad moral y legal de los alienados; intervalo lúcido y validez de los actos. Willis: "locura de doble forma". Consideró la demencia precoz con el nombre de "estupidez" o "morosidad". Bonet: origen somático de la alienación. Vieussens: expuso teorías humorales y químicas. Sauvages: describe la melancolía ansiosa. Cullen: balneación, duchas, ejercicio y trabajo. Desde 1793 se producen grandes cambios en el trato de los alienados. Pinel: fue gran propulsor e introdujo nuevos rumbos. Lucha contra el trato despiadado dictando reglas más humanas. Brote regresivo en Alemania por la aparición de la teoría espiritualista de Stahl: la locura, consecuencia del pecado. Esquirol: fue el fundador de numerosos asilos para internación. Habló de ''monomanías" que equivalen a los delirios sistematizados. Bayle y sus colaboradores estudiaron la parálisis general progresiva. Falret: estudió la "locura circular". En épocas más próximas debemos recordar los nombres de Charcof, Legrand, Moreau de Tours, L Du Saulles, Krafft-Ebing y otros. La Psicopatología y la Clínica Psiquiátrica plantean el problema del doble aspecto de la unidad psicofísica que constituye la personalidad humana. En patología general se consideran: Conceptos de Soma y de Psique 1) Enfermedades somáticas: cuya etiología y evolución se hacen en el terreno somático y cuya sintomatología objetiva y subjetiva es física; orgánicas y funcionales. 2) Enfermedades psíquicas: la etiología y la evolución también son somáticas, pero la sintomatología, objetiva y subjetiva, es psíquica; orgánicas y funcionales. La clasificación es sólo aceptable en cuanto a la sintomatología, por ser el somatismo el carácter dominante y común de todas ellas. Según la sintomatología, la clasificación también es incierta: equivalentes psíquicos y somáticos respectivamente. En ambos casos la afectividad, mediante las descargas emocionales, es el mecanismo productor. Clasificación No alienados Alienados Enfermos mentales no alienados Conservan la autocrítica y la heterocrítica, la autoconducción y la autonomía de la personalidad, el juicio no está perturbado. Este grupo comprende las "neurosis": los enfermos son responsables de sus actos. Enfermo mental Enfermos mentales alienados Pierden la autocrítica y la autonomía de su personalidad por alteración del juicio, debida: a) "A insuficiente desarrollo". Situación irreparable. Síndrome oligofrénico. b) "A debilitación": situación definitiva e irreparable. "Síndrome demencial". c) "A desviación": situación temporaria o definitiva. Síndromes de excitación psicomotriz; de depresión psicomotriz y delirante. d) "A suspensión": situación transitoria o definitiva. Síndrome confusional. Concepto "Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado aleja la función psíquica de la lógica formal; la personalidad desadaptada desconoce su estado patológico y permanece ajena a su situación real". CAPÍTULO II ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES El estudio de la etiología de las enfermedades mentales fue tarea harto difícil a través de la evolución histórica de la Psiquiatría, que recién a partir de mediados del siglo XIX abandona la demonología y la taumaturgia para adentrarse en una era de franca evolución científica. En el siglo pasado se encaró el estudio prolijo y detenido de numerosos factores que, directa o indirectamente, pueden desencadenar o preparar el terreno para una psicopatía. Esos numerosos factores etiológicos de orden general se han reunido en dos grandes grupos: exógenos y endógenos. Factores exógenos Se consideran factores exógenos todas aquellas causas procedentes desde el exterior y que, actuando en forma directa o indirecta, pueden determinar el estado de enfermedad psíquica. Obran en forma indirecta por modificaciones en el plasma germinal transmitiendo a la descendencia malformaciones, distrofias y predisposiciones diversas, y en forma directa sobre el individuo mismo, provocando modificaciones y alteraciones somáticas más o menos graves. 1º) Causas tóxicas: El alcohol ocupa, entre los tóxicos externos, el puesto de vanguardia, porque provoca una notoria disminución de las resistencias a nivel de las glándulas genitales, recayendo sobre los genes y alterando el plasma germinal. Para algunos autores estas alteraciones son mucho más marcadas cuando la intoxicación alcohólica obra en el momento de la concepción; otros, que no admiten esta opinión, responsabilizan a la intoxicación alcohólica crónica con todas las alteraciones y estigmatologías físicas, entre las que se contarían las germinales. De una u otra manera, estas alteraciones de los genes convierten al alcohol en responsable de numerosas oligofrenias y de gran cantidad de epilepsias. En forma directa, produce en el individuo alteraciones que lo predisponen a las más diversas psicosis, desde los estados distímicos hasta la demencia pasando por los delirios y los estados confusionales. También el alcohol puede obrar desfavorablemente sobre el individuo durante la gestación, debido a los excesos alcohólicos cometidos por la madre; la acción en este caso sería directa pues el tóxico pasa a través de la corriente circulatoria. Otro tóxico peligroso es el plomo, que produce la intoxicación saturnina. El saturnismo obra en forma directa provocando numerosas alteraciones somáticas, inclusive en el sistema nervioso con repercusión psíquica; no permanecen ajenas tampoco las glándulas genitales y el plasma germinal por lo que, en forma indirecta, determina distrofias y predisposiciones. El mercurio, el fósforo, el arsénico y los alcaloides en general, son otros tantos tóxicos que pueden actuar directa o indirectamente. La frecuencia de las intoxicaciones por el óxido de carbono y sus peligrosas consecuencias, lo señalan como uno de los tóxicos más temibles. Este tóxico se fija a la hemoglobina formando una combinación difícil de disociar, la carboxihemoglobina, que reduce el aporte de oxígeno a los tejidos. La anoxia hiere de muerte a la célula nerviosa, tal es la gravedad de esta intoxicación. Después del estado confusional, si el enfermo no muere, puede quedar psíquicamente debilitado por destrucción de determinadas neuronas. Cuando el óxido de carbono afecta al recién nacido la destrucción neuronal produce, según su intensidad, diferentes grados de insuficiencia del desarrollo, y más grave aún es cuando el tóxico obra sobre la madre en el período de la gestación. 2º) Causas infecciosas: De una manera general, las enfermedades infecciosas constituyen importantes factores etiológicos de las enfermedades mentales. Obran tanto en forma directa como indirecta, a través de las modificaciones que determinan en el plasma germinal. Consideraremos algunas de las más importantes desde el punto de vista de la etiología psiquiátrica. La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que parece obrar por intermedio de sus toxinas sobre los genes, con predilección en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional en la descendencia y favoreciendo las distrofias cerebrales. La consecuencia de la defectuosa organización cerebral es la oligofrenia. Las toxinas tuberculosas pueden obrar también en forma directa, provocando estados de confusión oniroide especialmente en períodos avanzados de la enfermedad. La sífilis, que actúa en forma directa e indirecta, es factor etiológico importante de las enfermedades mentales. Directamente es la causa de la parálisis general progresiva. Indirectamente, dadas las alteraciones que condiciona en el plasma germinal, es causante de numerosas oligofrenias y predisposiciones diversas en la descendencia. La rubéola de la madre, por alteraciones germinales, puede causar oligofrenias en los hijos. Ciertas enfermedades infecciosas que, por su localización y por su naturaleza, ejercen una acción directa sobre el cerebro, dejan graves secuelas. Así ocurre con las meningitis, encefalitis y meningoencefalitis; sus consecuencias son los estados psicóticos post-encefalíticos y las destrucciones neuronales que determinan el déficit psíquico expresado, en el adulto, por la debilitación psíquica y, en el niño, por una detención del desarrollo. Finalmente hay que recordar que, entre los factores etiológicos de la confusión mental, figuran las enfermedades infecciosas acompañadas de fiebres altas y prolongadas; entre ellas el paludismo, la neumonía, la fiebre tifoidea, las infecciones urinarias, etc., suman además la acción nociva de las toxinas microbianas. 3º) Causas por enfermedades generales: No sólo las enfermedades infecciosas son capaces de alterar e introducir modificaciones en el plasma germinal; también tienen especial importancia las llamadas enfermedades metabólicas o de la nutrición: gota, diabetes y las avitaminosis en general, sobre todo la carencia de vitamina B1; asimismo son de importancia las enfermedades endocrinas, especialmente las que conciernen a las glándulas tiroides, hipófisis y ovario. Las disfunciones de las glándulas de secreción interna repercuten sobre la psique. En efecto, son notorios: 1- gran inestabilidad psíquica que acarrea el hipertiroidismo, el infantilismo mental hipofisario y genital, los trastornos psíquicos por afecciones suprarrenales como ocurre en la enfermedad de Addison y, con mayor frecuencia, las disendocrinias provocan la disfunción neurovegetativa predisponiendo o creando el clima propicio a las neurosis. 4°) Causas traumáticas: Los traumatismos como causa determinante de enfermedades mentales pueden incidir sobre el individuo en diferentes épocas de la vida, desde la gestación hasta la edad adulta. Los accidentes que pueda sufrir la madre, tales como caídas o golpes en el vientre y ciertos medios terapéuticos, como la radioterapia abdominal por ejemplo, recaen directamente sobre el feto y perturban su evolución. Las anomalías del parto provocan numerosos accidentes capaces de producir traumas en el cerebro del niño. La mayoría de los partos laboriosos y prolongados suelen repercutir más o menos intensamente sobre el feto, cuya cabeza se encuentra sometida a presiones considerables en la cavidad pelviana y el cerebro expuesto a ser lesionado en forma directa y a sufrir las consecuencias de los trastornos circulatorios, que producen fenómenos de asfixia del tejido nervioso, el cual, por otra parte, es susceptible de ser destruido por pequeñas hemorragias capilares debidas a los aumentos de la tensión intracraneal. Algo semejante es lo que ocurre con las circulares de cordón. Además en las distocias de parto hay que tener en cuenta los traumatismos producidos por los fórceps cuando es aplicado por poco hábiles. En la etiología de los trastornos mentales es importante tener en cuenta todas las formas de traumatismos craneales, especialmente las producidas en la infancia; caídas y golpes en el cráneo que causan lesiones más o menos graves con consecuencias inmediatas: conmoción cerebral con confusión, mental; y consecuencias mediatas: epilepsia debida a espinas irritativas por fractura de la tabla ósea. Otros traumatismos y accidentes somáticos no craneales, cuyas secuelas son impotencias funcionales diversas o desfiguraciones del rostro, pueden desencadenar trastornos psíquicos graves, estados depresivos, neurosis, modificaciones del carácter, etc. 5º) Causas nutritivas: Las deficiencias nutritivas también repercuten sobre la psique, pues al alterar el metabolismo general provocan sufrimiento del tejido nervioso: las avitaminosis y en especial la carencia de vitamina B1 tienen gran importancia en la infancia, edad de la vida en que no es raro que determinen deficiencias en el desarrollo cerebral. 6º) Causas psíquicas: En este grupo deben incluirse todos los traumas psíquicos y morales a que se hallan expuestos los individuos en el transcurso de la existencia. Los traumas psíquicos obran en múltiples formas que dependen de las circunstancias y de las personas. El grado de repercusión que el trauma moral produce está en directa dependencia de la sensibilidad de cada uno, por lo tanto es variable de un individuo a otro; algunos sufren intensamente por causas de escasa trascendencia, otros sólo claudican ante circunstancias graves, y otros caen vencidos cuando coinciden diversos y sucesivos traumas morales, como si se tratase de un estado de fatiga y de sobresaturación psíquica. La mayor parte de las veces estos factores de orden psíquico determinan estados neuróticos, aunque en algunas circunstancias, tratándose de personalidades psicopáticas, predispuestas, pueden producirse estados psicóticos reactivos. 7º) Causas ambientales: No se puede restar importancia a los factores ambientales que, en unas personas más que en otras pueden tener una repercusión desfavorable sobre todo en aquellas psiques con cierta predisposición enfermiza. Interesa, por lo tanto, conocer en qué ambiente vive y actúa el individuo, se investigarán todas las situaciones derivadas de su actuación en el medio social que puedan influir desfavorablemente en su psique. Factores endógenos Deben ser considerados como endógenos todos aquellos factores preexistentes en el individuo y que nacen con él; unos de carácter general como ser la edad, el sexo y la raza y otros de carácter netamente específico y transmitidos por la herencia. 1º) Edad: La edad es un factor de orden general que debe ser considerado como predisponente y no como determinante de enfermedades mentales, puesto que las diferentes edades de la vida traen aparejadas profundas modificaciones somáticas en el orden metabólico, endocrino y orgánico con intensa repercusión psíquica. Cuando estas diferentes repercusiones psíquicas, que normalmente pertenecen al campo de lo fisiológico, son más intensas que lo común pueden llevar a la psique fuera de las fronteras que mantienen su equilibrio, adentrándola al terreno que es de dominio de la patología mental. 1) En los primeros años de la vida se asiste al desarrollo de la personalidad, que hará la evolución somática y psíquica correspondiente hasta la llegada de la pubertad. Es durante este período cuando se ponen de manifiesto los diversos grados de insuficiencia mental, en relación con la evolución psíquica que alcanza los límites que permita el caudal intelectual. 2) Con la llegada de la pubertad se producen cambios fundamentales, tanto en el orden somático como en el psíquico, condicionados por la entrada en función de las glándulas sexuales. Tales modificaciones son fisiológicas y perfectamente normales. Desde el punto de vista psíquico la personalidad experimenta una sensación de cambio y de transformación más o menos acentuada y de carácter transitorio. En el campo afectivo las manifestaciones son más notorias, modificándose las relaciones con el sexo opuesto y con el propio. Durante esta época de la vida y en la juventud hasta la edad adulta la enfermedad mental más frecuente es la esquizofrenia. En la juventud también suelen hacerse ostensibles las manifestaciones distímicas. 3) La edad adulta, cuando es mayor la actividad psíquica del hombre y cuando son mayores las luchas y razonamientos en el medio social, señala la época en que es más frecuente la aparición de los delirios. 4) Durante el climaterio, cuando se inicia la curva de descenso y el comienzo de la involución de la personalidad, la decadencia física hace incidencia en la psique siendo frecuentes los estados depresivos y las llamadas psicosis con involución. 5) En la última etapa de la existencia que es la senilidad comienzan las perturbaciones circulatorias por el avance de la arterioesclerosis; es el período de la demencia senil y arteriosclerótica. 2º) Sexo: Ambos sexos presentan diferencias respecto de la predisposición de las diferentes afecciones mentales. El hombre, por razones de vida y de trabajo, se halla más expuesto a las enfermedades de origen traumático, tóxico y a ciertas infecciones como la sífilis que, como sabemos, es causa de la parálisis general progresiva. El hombre es también más propenso a la epilepsia y a las perturbaciones derivadas de la arterioesclerosis. En cuanto al sexo femenino se halla mucho más predispuesto que el masculino a sufrir crisis emocionales, cuya repercusión es mucho mayor en la mujer. Esta última, además, sufre con mayor intensidad todos los estados de excitación, siendo más frecuente en ella la psicosis maníaco-depresiva. 3º) Raza: Se ha comprobado que existen predisposiciones especiales en las diferentes razas para contraer determinadas afecciones mentales. Esto es debido en gran parte y en cada uno de los grupos etnográficos a las normas de vida y preceptos morales y religiosos, algunos de los cuales incluyen severas reglas higiénicas; los musulmanes, cuya religión prohíbe beber alcohol, constituyen un pueblo que no padece mayormente las perturbaciones psíquicas del alcohol. 4º) Herencia: La definición más sencilla y a la vez más completa es la siguiente: "La herencia es la condición biológica por la cual se efectúa la transmisión de los caracteres de los ascendientes a los descendientes". A continuación haremos algunas consideraciones de orden biológico. Después de las experiencias realizadas por Morgan existe la certidumbre de que los cromosomas son los encargados de transportar y transmitir los caracteres propios de la herencia. En los cromosomas de las células germinales se hallan contenidas todas las características y disposiciones, somáticas y psíquicas, que la herencia transmite a la especie y al individuo. Se ha comprobado que el número de cromosomas es invariable para cada especie; en el género humano las células germinales poseen originariamente cuarenta y ocho cromosomas. Una vez que las células sexuales han sufrido el proceso de maduración sólo poseen la mitad del número de cromosomas de la especie, o sean veinticuatro, de tal manera que, al fusionarse ambas células, el huevo resultante contiene nuevamente la cantidad normal de cromosomas. Se presenta aquí la oportunidad de aclarar la significación de dos vocablos que a menudo crean confusión; ellos son: congénito y hereditario. Cuando decimos que una persona presenta alteraciones congénitas significa que son debidas a alguno de los factores etiológicos exógenos que obran sobre la madre o sobre el embrión. En la etimología de la palabra se halla la explicación, cura igual a con y genitus igual a engendrado, es decir: dos cosas que se engendran conjunta y simultáneamente. A su vez, se entiende por hereditario todo lo que es transmitido por los ascendientes a los descendientes bajo la forma de caracteres de especie, de raza y de familia. Estos caracteres se hallan implícitos en el plasma germinal, constituyendo condiciones biológicas indelebles y no modificaciones circunstanciales como ocurre con lo congénito. Entre otras consideraciones de orden general conviene tener presente: 1) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los padres es herencia directa. 2) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los antecesores es herencia atávica. 3) Cuando los descendientes presentan caracteres pertenecientes a ascendientes de ramas colaterales es herencia colateral. 4) Cuando los descendientes presentan caracteres que se hallan simultáneamente en el padre y en la madre es herencia convergente. Por este motivo en los descendientes de consanguíneos se observa un refuerzo de los caracteres, tanto en el sentido de mejorar como peyorativo. 5) La disociación de los caracteres, demostrada claramente por el experimento de Correns que se realiza con una planta de jardín llamada el dondiego de noche de la que hay dos variedades, una con flores rojas y otra con flores blancas. Cuando se cruzan ambas variedades los descendientes tienen flores de color rosado. Cuando los descendientes rosados se cruzan entre sí, la nueva generación presenta: 50% de flores rosadas; 25% de flores rojas y 25% de flores blancas. El experimento conduce a las siguientes conclusiones: la variedad de flores rojas contiene en sus gametas factores determinantes del rojo, como la variedad de flores blancas los tiene de su correspondiente color; cuando ambas se cruzan estos factores determinantes se fusionan y la planta hija da flores rosadas. La planta hija no posee factor determinante rosado en sus gametas, sino que el 50% de las mismas posee el factor determinante rojo y el 50% el factor determinante blanco. Cuando las flores rosadas se fusionan entre sí pueden ocurrir tres casos: a) que las dos gametas que se fusionan sean blancas, resultando blanca la planta nieta; b) que se fusionen dos gametas rojas resultando roja la planta nieta; c) que se fusione un gameta roja con una blanca, dando una planta nieta rosada. En cuanto a la proporción igual que la del dondiego de noche, 50 % amarillas impuras, 25% "ley de las probabilidades", según la cual existe un 25% de probabilidades de que las gametas que se fusionan sean rojas, 25 % de que sean blancas y 50% de que se fusione una roja con una blanca. Los factores determinantes rojos y blancos en las plantas nietas rosadas vuelven a disociarse nuevamente en sus gametas. Las plantas nietas rojas y blancas son tan puras como las abuelas. Caracteres dominantes En el año 1865 un fraile agustino llamado Gregorio Mendel publicó el resultado de sus experiencias sobre la herencia. Mendel cruzó plantas de arvejas amarillas con otras de arvejas verdes. Las plantas amarillas produjeron arvejas amarillas. Cruzando las híbridas entre sí obtuvo plantas con tres arvejas amarillas por una verde. A primera vista, este resultado no concuerda con el resultado de la experiencia del dondiego de noche; sin embargo, el fenómeno que ocurre es semejante. Las plantas de arvejas híbridas amarillas (hijas de amarillas y verdes) aunque sólo presentan el carácter amarillo visible también tienen el verde, pero el primero domina carácter dominante mientras que el verde permanece oculto carácter recesivo. En las gametas de las plantas híbridas la mitad de los factores que determinan el color pertenecen al verde y la otra mitad al amarillo. Al mezclarse entre sí se producen las mismas relaciones que en el dondiego de noche. 1º) De la fusión de dos gametas amarillas resulta una amarilla pura. 2º) De la fusión de una gameta amarilla con una verde resulta una amarilla impura. 3º) De la fusión de dos gametas verdes resulta una verde pura. Ahora bien: como las amarillas impuras son en apariencia iguales a las puras, puesto que el carácter verde permanece oculto y siendo la proporción igual que la del dondiego de noche, 50% amarillas impuras, 25% amarillas puras y 25% verdes puras, se explica por qué de cada tres arvejas amarillas hay una verde en la descendencia de los híbridos. De acuerdo con estas experiencias llega Mendel a establecer sus conocidas reglas o leyes de la herencia. 1º) Cuando se cruzan dos variedades de una misma raza los híbridos de la primera generación son todos semejantes, predominando los caracteres de una de las variedades (carácter dominante). 2º) En la segunda generación (nietos) el 75% presenta el carácter dominante, mientras que el 25% restante presenta los caracteres de la variedad hasta ese momento oculta y latente en los híbridos de la primera generación (carácter recesivo puro). 3º) El 75% de dominantes de la segunda generación comprende: 25%de dominantes puros y 50% impuros por contener por mitades el carácter recesivo oculto y latente. 4º) En la tercera generación (bisnietos), los caracteres dominantes puros y los recesivos puros continúan dando los mismos caracteres y así indefinidamente. En cambio el 50% de dominantes impuros de la segunda generación dará 75% de dominantes (25 % de dominantes puros y 50 % impuros) y 25% de recesivos puros; en esa forma indefinidamente. Leyes de Galton Las leyes enunciadas por Mendel fueron complementadas por las enunciadas por Galton. 1º) Ley de la regresión: Cuando las parejas por alguna particularidad se apartan de lo general, los descendientes también se apartan pero en menor grado. Cuando por ejemplo, la estatura de los padres es muy elevada, los hijos, aunque más altos que el promedio general, no lo son tanto como los padres. Esto significa que se halla en regresión esa particularidad de los padres con respecto al valor medio de la estatura de los hombres. 2º) Ley de la herencia atávica: El conjunto de las propiedades hereditarias no sólo se debe a los padres, sino también a los abuelos, bisabuelos y a toda la ascendencia en progresión decreciente, con razón 2. De los caracteres del hijo, la mitad corresponde a los padres, 1/4 a los abuelos, 1/8 a los bisabuelos, 1/16 a los tatarabuelos y así sucesivamente. Influencias externas Los agentes exteriores pueden producir alteraciones del plasma germinal capaces de imprimir en los descendientes una determinada huella; debido a estas alteraciones en la descendencia varía en diversas formas. 1º) Por idiovariación: En cada acto fecundativo hay posibilidades de distintas combinaciones, con las consiguientes diferencias entre los hermanos. 2º) Por inducción paralela: Se admite que hay factores capaces de modificar al mismo tiempo paralelamente y en igual sentido, el plasma germinal y el somático; como consecuencia en los descendientes aparecen alteraciones iguales a las provocadas en los ascendientes. 3º) Por inducción somática: Un agente externo modifica el plasma somático del organismo que, a su vez, secundariamente interesa a las células germinales. El ambiente modifica constantemente a la substancia viva y en esa forma el organismo se va lentamente transformando y adaptando debido a las numerosas impresiones que recibe. Por falsa herencia (Haeckel) o paraforia (Siemens) se entiende la existencia de caracteres que parecen hereditarios por hallarse presentes en muchas generaciones; en realidad se deben a influencias del ambiente, repitiéndose siempre igual en individuos sucesivos. En cambio, los caracteres transmisibles por la herencia están contenidos en los cromosomas; esto es un hecho comprobado. Las últimas investigaciones de Morgan, en 1937, realizadas en los cromosomas gigantes de las células de las glándulas salivares de la mosca drosofila melanogaster (mosca del vinagre), han permitido a este investigador llegar a establecer los caracteres que corresponden a determinadas zonas del cromosoma. Herencia en psiquiatría El primero que habló en psiquiatría de locuras hereditarias fue Morel, en el año 1875. Desde entonces prevalece el concepto de que la alienación transmite, por herencia, la predisposición a sufrir trastornos mentales. Con Morel se creyó que en la descendencia de un alienado podían aparecer toda clase de psicosis, es decir, que existía un terreno favorable para el desarrollo de las psicopatías. Pero los estudios modernos, especialmente los de Rudin en Munich, tienden a precisar la modalidad hereditaria específica para cada enfermedad mental, sin que hasta la actualidad se haya podido llegar todavía a conclusiones definitivas. Las leyes de Mendel se complican en tal forma al querer aplicarlas a las especies superiores que resulta poco menos que imposible, tomándolas como base, establecer un pronóstico. Ocurre con frecuencia que los caracteres recesivos son cubiertos sólo parcialmente por los dominantes; es lo que se llama la dominancia incompleta, de manera que pueden aparecer cuadros frustrados. Otras veces los caracteres se transmiten en una forma incompleta o parcial. Así es como entre las enfermedades mentales se observan casos de esquizofrenia con tintes ciclotímicos, o psicosis sintomáticas o parálisis general con tintes esquizofrénicos o ciclotímicos. Además, en lo que a la herencia se refiere no hay que desestimar la influencia del ambiente. De lo expuesto concluimos que hereditario propiamente dicho es aquello que el hijo recibe contenido ya en los cromosomas paternos; las demás influencias que pueda sufrir posteriormente, incluso aquellas que actúan sobre el huevo en los primeros períodos de la vida intrauterina, son ambientales. Generalmente factores hereditarios y ambientales coexisten en la génesis de una enfermedad, y según predominen unos u otros se le llamará hereditaria o adquirida. En una psicosis podrá haber un 80 % o más de influencia del ambiente, como ocurre en las psicosis tóxicas, pero siempre junto al factor ambiental estará la herencia, que da un carácter individual al cuadro clínico. Las enfermedades mentales específicamente hereditarias, de acuerdo con las determinaciones estadísticas de la escuela de Rudin, son: la esquizofrenia, la ciclotimia y la epilepsia. 1º) Herencia de la esquizofrenia: De acuerdo con las recientes investigaciones, en el 16,4% de los casos de descendientes de esquizofrénicos se manifiesta la enfermedad; sumando esto al factor ambiental de no manifestación en otros casos, es decir cuando permanece en estado latente, da un 22,2% (Luxemburger). La frecuencia de la esquizofrenia en el término medio de la población es de 0,85 %, lo que demuestra una evidente influencia hereditaria. Estas cifras no pueden ser; consideradas como definitivas, ni siquiera como muy aproximadas, en razón de no haber aún suficiente material estadístico. 2º) Herencia de la psicosis distímica: La proporción de distímicos en el promedio de la población se considera que es de 0,44%; en cambio, entre los descendientes de psicópatas distímicos es alrededor de 35%. El porcentaje desciende a medida que transcurren las generaciones, si bien no en forma rápida como en la esquizofrenia; los índices revelan una favorable recesividad. En cambio, es sensible la poca diferencia entre la anormalidad de los padres y la de los hijos o, en otras palabras, es frecuente ver que la enfermedad presenta la misma intensidad en los descendientes que en los progenitores. 3º) Herencia de la epilepsia: La frecuencia en el término medio de la población es de 0,30%. Las estadísticas referentes a los descendientes de epilépticos dan resultados muy variables y no es posible aún sacar conclusiones aproximadas, pero es común que entre ellos se presenten diversas manifestaciones psicopáticas: convulsiones infantiles, enuresis, jaquecas, oligofrenias y frecuentes malformaciones. Es indudable que se observan en proporciones mayores que en la descendencia de personas normales. La herencia es de carácter recesivo. 4º) Herencia de la oligofrenia: Parece ser, de acuerdo con las investigaciones realizadas en gemelos, que existe una oligofrenia hereditaria Los datos estadísticos permiten concluir que existen familias oligofrénicas; la descendencia muestra: gran cantidad de débiles mentales, amorales y delincuentes. Es de tendencia recesiva. Concausas Para terminar con el amplio capítulo de la etiología de las enfermedades mentales corresponde hacer un enfoque de la concausalidad. Se entiende por concausas a la constelación de factores y causas que convergen y actúan sobre el individuo desencadenando una enfermedad mental. Ante todo se debe asentar firmemente el concepto de que el organismo humano que se halla expuesto a sufrir una enfermedad, requiere un terreno previamente preparado por la concurrencia de varias causas. La preparación del terreno puede tener lugar antes o después del nacimiento. En el primer caso, cuando el individuo nace con la predisposición, se dice que es un constitucional; tiene una constitución o un terreno fértil para la acción de factores diversos. En el estudio de una enfermedad mental debemos hablar de concurrencia de causas o de concausalidad y no de una causa. Además se da el caso de que, en presencia de un factor real y suficiente para desencadenar una psicopatía, la enfermedad sólo hace eclosión cuando, sobre esa causa principal, convergen un determinado número de concausas. Este criterio es el que sustenta el Prof. Bonhour, especialmente con respecto a la demencia precoz, para la que admite la existencia de una disposición hereditaria, a veces tan marcada que no necesita otra contribución; las concausas participan cuando las taras hereditarias son más atenuadas. Por estas razones se insiste en la gran importancia que tiene la prolija búsqueda de los antecedentes hereditarios y personales cuando se pretende investigar a fondo la etiología de las enfermedades de la mente. Resumen ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES Numerosos factores etiológicos reunidos en los grandes grupos: "endógenos" y “exógenos”. Son las causas que procedentes del exterior obran directa o indirectamente. En forma "indirecta" por el plasma germinal, determinando distrofias, malformaciones y predisposiciones diversas. En forma "directa" sobre el individuo mismo, provocando alteraciones y modificaciones somáticas. 1) 2) Causas Tóxicas 3) 4) 5) Factores Exógenos Causas Infecciosas Otras Enfermedades Causas Traumáticas Alcohol: disminuye las resistencias de las glándulas genitales y altera el plasma germinal; es responsable de numerosas oligofrenias y epilepsias. En forma directa predispone a diversas psicosis: desde estados distinticos hasta la demencia, pasando por los delirios y estados confusionales. Plomo: intoxicación saturnina, cuyas alteraciones somáticas alcanzan a las glándulas genitales; indirectamente: distrofias y predisposiciones. Otros tóxicos de acción directa o indirecta: mercurio, fósforo, arsénico y alcaloides. Óxido de carbono: produce anoxia; la carboxihemoglobina impide el aporte de oxígeno. 1) Tuberculosis: las toxinas sobre los genes, especialmente en la madre producen indirectamente oligofrenias. 2) Sífilis: en forma directa: parálisis general progresiva. En forma indirecta por el plasma germinal: oligofrenias y predisposiciones diversas. 3) Rubéola: de la madre durante la gestación; oligofrenias. 4) Infecciones que obran directamente sobre el cerebro: meningitis, encefalitis: destrucción neuronal y detención del desarrollo. 5) Enfermedades infecciosas con fiebre intensa y prolongada: tifoidea, paludismo, neumonías, infecciones urinarias, causa de confusión mental. Enfermedades metabólicas o de la nutrición, diabetes, gota, las avitaminosis; las endocrinas, especialmente tiroides, hipófisis, genitales, pueden modificar el plasma germinal. Los traumatismos pueden obrar en distintas épocas de la vida. 1) Durante la gestación: por caídas y golpes en el vientre materno. 2) Durante el parto: compresiones prolongadas de la cabeza. Circulares de cordón; fenómenos de asfixia. Acción del fórceps. Causas Traumáticas 3) Traumatismos craneales del niño y del adulto: consecuencias inmediatas: conmociones y confusión; consecuencias mediatas: epilepsias traumáticas. 4) Los traumas no craneales: que pueden dejar impotencias funcionales y desfiguraciones del rostro, pueden desencadenar trastornos psíquicos graves. Causas Nutritivas Deficiencias nutritivas con alteraciones metabólicas y sufrimiento del tejido nervioso. Avitaminosis. Causas Psíquicas Los traumatismos psíquicos y morales dependen del grado de sensibilidad de cada individuo: 1) Grandes perturbaciones por escasos motivos. 2) Algunos sólo claudican ante grandes traumas morales. 3) Cuando coinciden diversos y sucesivos traumas: fatiga y sobresaturación psíquica; neurosis. Causas Ambientales Los factores ambientales pueden, en unas personas más que en otras, predisponer a enfermedades mentales. Factores Exógenos Preexistentes en el individuo y que nacen con él. Factores Endógenos De carácter general Edad Sexo Raza De carácter específico Herencia Edad Factor predisponente y no determinante. Las modificaciones somáticas: metabólicas, endocrinas y orgánicas de cada edad y sus correspondientes repercusiones psíquicas: 1) Infancia: desarrollo de la personalidad: diferentes grados de insuficiencia mental. 2) Pubertad: cambios somáticos y psíquicos por la nueva actividad de las glándulas sexuales. Sensación de cambio y transformación de la personalidad. Se modifican las relaciones entre los sexos. Aparece la esquizofrenia. En la juventud: las manifestaciones distímicas. 3) Edad adulta: la de mayor actividad psíquica y la de mayor rozamiento en el medio social. Se observan los delirios, 4) Climaterio: comienza la involución física y psíquica. Aparecen los estados depresivos y las psicosis involutivas. 5) Senectud: trastornos circulatorios, demencia senil y arteriosclerótica. Sexo El hombre por razones de vida y de trabajo, más expuesto a los traumatismos, a las intoxicaciones, a la sífilis, afecciones circulatorias, arteriosclerosis, parálisis general progresiva, delirios. La mujer más expuesta a las crisis emocionales, a las excitaciones y a los estados maníaco-depresivos. Raza La predisposición a las enfermedades mentales depende de las normas de vida, de las costumbres, de los preceptos morales y religiosos propios de cada pueblo. "Es la condición biológica por la que se efectúa la transmisión de los caracteres de los ascendientes a los descendientes". Morel, en el año 1875 habló por primera vez de "locuras hereditarias". Antiguamente se sostenía que la descendencia de un alienado era terreno favorable para las psicopatías en general. Época moderna con Rudin: se tiende a la especificidad de la herencia para cada enfermedad mental. No se ha llegado a nada definitivo. 1) Herencia de la esquizofrenia: según Luxemburger: en los descendientes de esquizofrénicos se manifiesta en el 16,4% de los casos. Herencias esquizofrénicas en el término medio de la población: 0,85 %. Evidente influencia hereditaria; carácter recesivo. 2) Herencia de la psicosis distímica: Proporción de distímicos, en el promedio de la población: 0,44 %. En los descendientes de distímicos. 35%. Carácter recesivo. 3) Herencias en la epilepsia: En el término medio de la población: 0,30%. En la descendencia diversas manifestaciones psicopáticas: oligofrenias, malformaciones, convulsiones infantiles. Es de carácter recesivo. 4) Herencia de la oligofrenia: Herencia oligofrénica comprobada; familias oligofrénicas. La descendencia muestra: débiles mentales, amorales y delincuentes. Es de carácter recesivo. Factores Endógenos Herencia Concausas Constelación de factores y causas que convergen y actúan desencadenando la enfermedad mental: "concurrencia de causas" o "concausalidad"; nunca "una causa". A veces ante una causa real capaz de desencadenar una psicopatía, ésta sólo aparece si convergen otras concausas. CAPÍTULO III EXAMEN DEL ENFERMO MENTAL Cuando se inicia el estudio de clínica psiquiátrica se presenta el planteo de un nuevo problema que no se halla en ninguna de las otras materias clínicas. Dicho problema se debe a que, en este caso, el enfermo es un alienus (ajeno) y, como tal, la mayor parte de las veces no se considera enfermo. En ello estriba la diferencia con el enfermo de clínica general que se constituye en un voluntario colaborador del médico, sometiéndose al interrogatorio y a todos los exámenes necesarios para suministrar el mayor número de detalles que aclaren el camino a seguir en sus investigaciones. En psiquiatría el enfermo no colabora, muy por el contrario la generalidad de las veces no concurre al médico de una manera espontánea sino que es llevado de grado o por fuerza por terceros, obstaculizando o negándose, en ocasiones activamente, a todo interrogatorio o a cualquier intento de examen clínico. Hecha esta aclaración previa, debemos agregar que dentro del plan general a seguir para el examen del enfermo es de gran importancia estudiar con detención los siguientes puntos: 1°) Prolijo examen de los antecedentes que puedan arrojar alguna luz respecto de la enfermedad que el sujeto padece. 29) Recoger y aprovechar todos los datos que nos suministre la inspección, aun aquellos que aparenten ser detalles insignificantes, pues muchas veces son suficientes para orientar nuestra investigación en determinado sentido, y para guiarnos respecto a la forma de encarar el interrogatorio. Pasando directamente a considerar la forma de efectuar la investigación de la enfermedad recordamos que el examen debe dividirse en dos partes: 1º Estudio de los antecedentes. 2º Estudio del enfermo mismo. ESTUDIO DE LOS ANTECEDENTES Ya hemos comentado la importancia que reviste en psiquiatría un buen estudio de la anamnesis del enfermo; por lo tanto se deberá aplicar todo el esfuerzo necesario para obtener mayor número de informes, al mismo tiempo que se procurará comprobar su exactitud y fidelidad. Cuando debido al estado mental del sujeto que examinamos, no nos sea posible la obtención directa de los datos será necesario recurrir a personas de la familia o, en su defecto, a quienes puedan proporcionarlos con la mayor exactitud. En este último caso, el más indicado para hacerlo es el médico de familia que haya asistido al enfermo. El estudio de la anamnesis comprende tres tópicos: 1°) Antecedentes hereditarios y familiares. 2°) Antecedentes personales y ambientales. 39) Antecedentes de la enfermedad actual. 1º) ANTECEDENTES HEREDITARIOS Y FAMILIARES: Como medida previa debe estudiarse el árbol genealógico del enfermo. 1) En primer término tiene mucha importancia investigar la posible existencia de taras mórbidas en los antecesores, especialmente las afecciones mentales y neurológicas transmisibles de acuerdo con las leyes de la herencia. 2) En segundo lugar conviene investigar la posible existencia, en los ascendientes, de ciertas infecciones que, como la sífilis y la tuberculosis, se transmiten a la descendencia bajo la forma de distrofias más o menos graves y predisposiciones diversas. 3) En tercera instancia deben considerarse las diversas intoxicaciones, entre las que ocupa un lugar preponderante la producida por el alcohol, responsable directo de muchas frenastenias y epilepsias. 4) Por último interesa la nacionalidad y la raza de los antecesores, dada la importancia que estos factores tienen en la constitución del genotipo; se completa el estudio con el grado de instrucción, la profesión y ocupaciones diversas que, junto a factores de orden ambiental, nos orientan acerca de la formación del fenotipo. Se complementa esta primera parte de la investigación con el estudio de los colaterales: hermanos, tíos, primos y otros parientes. 2º) ANTECEDENTES PERSONALES: Su estudio abarca toda la vida del enfermo, desde el nacimiento hasta la iniciación de la enfermedad que se investiga. La búsqueda de estos antecedentes en psiquiatría requiere suma prolijidad, debe indagar el mayor número de detalles que contribuyan a proporcionarnos un conocimiento cabal del sujeto que tenemos en estudio, de cuyos antecedentes personales deben considerarse diversos aspectos: 1) Aspecto mórbido: Conviene conocer todas las enfermedades que el sujeto haya padecido desde su infancia, prestando especial interés a aquellas que por su etiología o localización tengan una marcada repercusión psíquica, tal como la meningitis y sus secuelas. 2) Espacio físico: Es importante considerar todas las malformaciones, desfiguraciones e impotencias más o menos graves y su consiguiente repercusión psíquica. 3) Aspecto psíquico: Debe hacerse un resumen de los episodios más importantes vividos por el sujeto, los traumas psíquicos y emociones violentas que haya sufrido; su humor habitual, sus costumbres, el grado de sociabilidad, el carácter y como corolario su conducta dentro y fuera del hogar. 4) Aspecto ambiental: Desde que el ambiente obra modelando a las personas conviene conocer las características de aquellos en que se ha criado y vivido el enfermo. Los ambientes cultos o incultos, tranquilos o de violencia, económicamente precarios u holgados, tiene mayor o menor repercusión según sea la constitución psíquica de cada uno. Si a esto agregamos todas las luchas y los continuos choques diarios a que se hallan expuestas las psiques nos formaremos una idea de la importancia de los factores ambientales. 5) Aspecto sexual: El despertar de la sexualidad en la época de la pubertad, la masturbación, las primeras relaciones sexuales, la atracción del sexo opuesto, luego el matrimonio, la vida matrimonial, y los hijos son los puntos que deben investigarse en el aspecto sexual. 6) Aspecto cultural: Es conveniente conocer el grado de instrucción del sujeto: primaria, secundaria o universitaria. Si la escolaridad es precaria deberá investigarse por qué causa no ha podido ser mejor. Cuáles son sus preferencias en lectura si es que se manifiesta inclinado a ella. De esta manera no sólo nos informaremos acerca del nivel cultural, sino que nos formaremos un concepto sobre la capacidad intelectual del sujeto. Para terminar es .necesario recordar que todos estos aspectos deben ser investigados en las diferentes etapas de la vida del individuo: la primera desde el nacimiento hasta los trece años, que abarca la primera y la segunda infancia y la niñez hasta la pubertad; la segunda desde los trece hasta los veinticuatro años que comprende la pubertad y la juventud; y la tercera después de los veinticuatro años. 3º) ANTECEDENTES DE LA ENFERMEDAD ACTUAL: Con respecto a la enfermedad que aqueja actualmente al individuo interesa conocer: 1) Cuándo comenzó; fecha lo más aproximada posible2) Cómo comenzó, cuáles fueron los primeros síntomas; cuáles llamaron más la atención de los allegados. 3) Cómo evolucionó la enfermedad desde su comienzo hasta el momento actual; aparición de nuevos síntomas o modificaciones y desaparición de los ya existentes. 4) Alternativas; las remisiones y recrudecimientos de la enfermedad. 5) Qué tratamientos han sido indicados y realizados hasta la fecha de la investigación que se inicia. 6) Qué repercusión general ha tenido el proceso y especialmente sobre la conducta del enfermo. ESTUDIO DEL ENFERMO MISMO El estudio del enfermo para ser completo debe abarcar los siguientes exámenes, 1) 2) 3) 4) Examen psíquico. Examen clínico general. Examen neurológico. Exámenes complementarios: neumoencefalografía. radiología, laboratorio, electroencefalografía, Dedicaremos preferente atención al examen psíquico, que comprende el estudio del hábito externo y el interrogatorio. Hábito externo Este estudio se efectúa por medio de la "inspección", que debe ser minuciosa pues es capaz de revelar datos de interés diagnóstico o, por lo menos, de orientación para el interrogatorio posterior. 1º) Indumentaria y porte del enfermo: Interesa observar detenidamente la presentación del enfermo. En efecto; si el estudio de los antecedentes personales nos ha puesto de manifiesto una personalidad con una determinada constitución psicológica, en la actualidad la vestimenta y la presentación pueden demostrarnos una modificación o una exacerbación de todas las tendencias naturales. En muchas ocasiones tales modificaciones o exacerbaciones son tan notorias que bastan por sí solas para insinuar un diagnóstico. Aún dentro de la uniformidad de la ropa que es de uso corriente en los establecimientos hospitalarios se destacan ciertos pacientes por lo extraño o extravagante de su indumentaria o de sus accesorios. 1) Algunos enfermos se distinguen fácilmente porque ostentan sobre su ropa, en forma bien visible y a manera de condecoraciones, distintos accesorios a los que adjudican el valor de medallas. Esto nos permite, en primera instancia, una apreciación del estado del juicio, el que evidencia graves trastornos y traduce la existencia de un "delirio megalómano". 2) Otros enfermos llaman la atención por la extravagancia en el vestir, el empleo de género de colores vivos y bruscos contrastes, el aditamento de adornos extraños cuya finalidad es ponerlos en evidencia y atraer las miradas de los demás. Estos enfermos son los extrovertidos, los que rápidamente toman contacto con el medio; son los hipomaníacos y maníacos. 3) Ciertos enfermos revelan un esmero exagerado en el vestir, cuidan celosamente los menores detalles de su indumentaria temerosos de que cualquier descuido sea en desmedro de su persona. Paralelamente adoptan aires de suficiencia que traducen un sentimiento de sobrevaloración; se sobrestiman, se consideran muy superiores a sus semejantes; así está configurada la personalidad paranoica. 4) No son raros los enfermos sucios, cuyas ropas en pésimas condiciones de higiene y en desorden revelan total despreocupación por el aseo y cuidado personales; es dado observar este abandono aun en sujetos cuyos antecedentes los presentan como pulcros. Todos aquellos casos en que hay un déficit de la autocrítica, como ocurre con los frenasténicos, der mentes y confusos, presentan esta característica. 2º) Aspecto psíquico del enfermo: Teniendo siempre en cuenta la importancia de la inspección, nos detendremos cuidadosamente en la observación del aspecto psíquico del 'individuo sometido a examen. Es esta observación la que nos permitirá captar el estado del psiquismo y el tono afectivo y los sentimientos prevalecientes en ese momento. 1) Enfermo excitado: La excitación debe ser considerada desde un doble punto de vista: el psíquico y el motriz. Desde el punto de vista psíquico, es en la expresión del rostro donde mejor se verá reflejado el estado espiritual del enfermo. En efecto, la facie traduce, por intermedio de la mímica, los estados de ánimo que el sujeto experimenta. La expresión más frecuente del excitado es la de alegría, que revela estados placenteros y de franco optimismo tal como ocurre con los hipomaníacos y maníacos. Estos mismos enfermos, cuando su excitación crece bajo el influjo de vivencias displacenteras, reflejan en su rostro la cólera o la ira; la facie traduce agresividad o expresa una mueca de desprecio. Considerado el aspecto excitado desde el punto de vista motriz se verán, en concomitancia con lo que el rostro refleja, enfermos inquietos, en continua actividad motriz, logorréicos, impelidos a descargar su energía psíquica transformada en actividad motriz. Cuando la excitación crece la inquietud aumenta; todos los músculos del cuerpo se ponen en tensión, la facie enrojecida responde a la cólera y el aspecto general del sujeto revela agresividad. 2) Enfermo deprimido: Siempre teniendo en cuenta el doble punto de vista, observaremos que psíquicamente la expresión del rostro refleja tristeza y ensimismamiento, pues el enfermo vive intensamente su vida interior; su entrecejo fruncido denota preocupación, meditación, reflexión y tristeza. Son propensos al llanto; hacen gestos de disgusto cuando se los turba en sus pensamientos o cuando perciben alegría a su alrededor; sólo viven sus penas. La faz motriz está en coincidencia perfecta con el estado psíquico. La actividad motriz es nula o muy escasa; frecuentemente se los encuentra inmóviles, con el cuerpo encorvado y la mirada fija; no reaccionan a los estímulos exteriores debido a la gran preocupación que los absorbe. 3) Enfermo indiferente: Psíquicamente el sujeto revela, por su expresión, la más profunda indiferencia y desinterés por todo lo que le rodea, como si estuviera viviendo en un mundo distinto al del resto de los humanos. Su facie permanece impasible ante cualquier estímulo o requerimiento pues su vida afectiva ha sufrido una caída vertical; aparecen como seres vacíos, sin alma, a quienes nada puede sacar de su estado de hipoafectividad y abulia. En cuanto a la actividad motriz es muy variable; desde el enfermo casi inmóvil y que adopta actitudes catatónicas hasta el que llega a la excitación motriz existe una gran variedad de matices. 4) Enfermo obnubilado: La obnubilación es propia de ciertas enfermedades febriles agudas, de intoxicaciones endógenas y exógenas y de traumatismo craneanos, por lesiones de las células de la corteza cerebral que provocan una suspensión de la actividad psíquica y dejan al enfermo desorientado y obnubilado. Llama la atención el precario estado físico y el color terroso de la piel; la expresión de su facie revela extrañeza, perplejidad, asombro y, en casos graves, estupor. Todo indica que el sujeto ignora lo que le sucede, pues su psique se halla en un profundo estado de confusión. No es raro ver reflejado en el rostro de algunos enfermos la expresión de miedo; ocurre en los casos en que padecen delirio onírico con alucinaciones terroríficas. Desde el punto de vista motriz se presentan diversas variantes. Se observan gestos y movimientos disarmónicos en algunos; otros permanecen más o menos inmóviles cuando llegan al estupor; los que padecen alucinaciones se agitan y realizan movimientos defensivos; y otros pacientes hacen movimientos afínes con las tareas que desempeñaban en su vida normal. 3º) Actitud psíquica del enfermo: La actitud psíquica depende exclusivamente del grado de vigor psíquico del paciente, de lo cual resulta que sea: activa o pasiva. La actitud activa, que revela la existencia de un buen potencial de energías psíquicas, deja traslucir la existencia de un trabajo mental más o menos intenso. De un modo general la observamos en los delirantes y en los maníacos. La actitud pasiva, propia de los dementes y de los oligofrénicos, caracteriza a una psique pobre, en la que el trabajo mental es muy precario. Interrogatorio En psiquiatría, el interrogatorio es la parte fundamental del examen del enfermo y es el que ha de llevarnos al diagnóstico. En un esquema general, salvo las variantes a que obligue cada caso, indicaremos la forma de efectuarlo. En efecto, con ciertos enfermos el interrogatorio se hace fácilmente siguiendo el cuestionario corriente; con otros, a los que este examen ofende porque su extremada susceptibilidad los induce a sentirse menoscabados en su dignidad, hay que encarar el interrogatorio de otra manera para no correr el riesgo de que el paciente se niegue a responder encerrándose en un obstinado mutismo. Por consiguiente, de la sagacidad del médico depende, en cada caso, conducir hábilmente la conversación de manera tal de poder indagar, en cualquier momento, los datos contenidos en el cuestionario. El cuestionario del interrogatorio comprende cuatro partes. 1a PARTE: ORIENTACIÓN AUTOPSÍQUICA: En primer término debe indagarse si el enfermo se orienta en el sentido autopsíquico; o sea si está orientado con respecto a sí mismo. Simultáneamente se recogerán una serie de datos que informarán sobre el estado de todo el psiquismo. A continuación enumeraremos las principales preguntas que se harán al enfermo. 1) Nombre y apellido: En el caso de que el paciente sepa decirnos su nombre pero que desconozca su apellido ya sabremos que será imposible continuar con el interrogatorio, pues solamente un frenasténico profundo ignora su apelativo. En el caso de que el enfermo se hubiera olvidado se trataría de un sujeto profundamente dementizado, pues lo último que una persona olvida es el propio nombre. Cuando el enfermo no contesta porque no entiende nuestra pregunta nos hallaremos en presencia de un caso de perturbación de la sensopercepción, como ocurre en los confusos. En estos tres casos el estudio de los antecedentes y la inspección del enfermo nos ayudarán eficazmente para aclararnos el panorama. 2) Edad: Fecha de nacimiento: Es importante, a continuación, interrogar al enfermo acerca de su edad. En primer lugar, si el sujeto la ignora puede tratarse de un frenasténico, un demente o un confuso; pero no hay que olvidar que existen personas incultas que nunca se preocuparon mayormente por conocer su edad exacta. En segundo lugar, la edad constituye un factor importante en la afección que el sujeto padece; sabemos que ciertas enfermedades mentales aparecen en una época determinada de la vida. La esquizofrenia, por ejemplo, es una enfermedad de la juventud que generalmente se inicia entre los 15 y 20 años; los delirios en general entre los 30 y 50 años y la demencia senil después de los 65 años. Si el enfermo ha contestado satisfactoriamente a esta pregunta debemos inquirir la fecha de nacimiento, lo que nos informará acerca: 'a) de la exactitud del primer dato; b) del estado de la memoria del sujeto; c) de su grado de instrucción, pues no saberla puede ser un índice de su escasa escasa preparación dada la cual ha restado importancia a ese dato de identidad. 3) Estado civil; fecha de matrimonio: Siguiendo con el examen autopsíquico indagaremos sobre el estado civil. De formular la pregunta con esas palabras nos sorprenderán algunos enfermos que por su insuficiente instrucción ignoran el significado de estado civil; se interrogará, en ese caso, diciendo: casado, soltero o viudo. Cuando el sujeto es casado investigaremos la fecha, de matrimonio. Este dato tiene importancia porque nos revela el estado de la memoria puesto que, en condiciones normales, es muy difícil que una persona olvide hechos que marcaron acontecimientos trascendentales de su vida; en caso contrario debe pensarse en un déficit de esa función. 4) Familia: cónyuge, hijos, padres, hermanos: En un paso más adelantado del interrogatorio trataremos de obtener informes sobre la familia. Si el sujeto es casado, se presentará acerca del cónyuge, de los hijos y de sus respectivas edades y fecha de nacimiento o de defunción; si es soltero, se hará la misma investigación acerca de los padres y de los hermanos. 5) Profesión, salarios, escolaridad: Asume importancia el conocimiento de la profesión u ocupación del enfermo, desde que algunas actividades producen intoxicaciones de diversa índole y ciertas profesiones favorecen el hábito de drogas heroicas, como ocurre con los médicos y los farmacéuticos. Además, el trabajo que el individuo realiza nos informará sobre el grado de capacidad que posee; algunos sólo están capacitados para efectuar los trabajos más rudimentarios. Asimismo interesa conocer los medios de subsistencia, los salarios o la situación económica para formarnos una idea de la manera de vivir y las posibilidades ambientales en que actúa la persona que investigamos; sus sinsabores y preocupaciones de orden material, los desvelos relacionados con la responsabilidad que significa la carga de la familia, etc. Para completar este conocimiento será necesario saber el grado de escolaridad que posee: instrucción primaria, secundaria o universitaria. Cuando la escolaridad es precaria se impone indagar qué circunstancias impidieron que fuera más vasta, lo que interesa no sólo para poder aquilatar la capacidad intelectual, sino porque en muchas oportunidades nos permitirá apreciar una debilitación del nivel intelectual debida a un trastorno deficitario, como ocurre en la demencia. 2a PARTE: ORIENTACIÓN ALOPSÍQUICA La segunda parte del interrogatorio trata de establecer si el enfermo se orienta en el ambiente. Comprende la orientación en el tiempo y la orientación en el espacio. 1º) Orientación en el tiempo: Como primer paso debemos averiguar si conoce la fecha del día. Si contesta correctamente no hay por qué insistir; en ocasiones algunos llegan a indicar hasta la hora aproximada. Cuando se trata de enfermos que hace mucho tiempo que están internados, y no tienen oportunidad de tener diarios y almanaques, puede suceder que no sepan exactamente la fecha pero que tengan una idea aproximada, con lo que demuestran que se orientan en el tiempo. Cuando manifiesta dudas debemos ayudarlo con el interrogatorio comenzando por lo más fácil; se le preguntará cuál es el año, luego el mes, el día de la semana, la fecha y la hora. Importa también interrogar sobre la estación del año, ya que algunos individuos, cuya sensibilidad se halla más o menos embotada, no experimentan ni frío ni calor, como ocurre con los frenasténicos y con algunos dementes. Si deseamos asegurar aún más acerca de la orientación en el tiempo, podemos preguntar al enfermo que está internado en qué fecha ingresó y cuándo desea egresar del hospital. 2º) Orientación en el espacio: Ante todo es necesario establecer la diferencia entre orientación en el espacio propiamente dicha y orientación en el lugar. a) La orientación en el espacio propiamente dicha es la noción de distancia, de altura, de espesor, de anchura, de magnitud, de capacidad, que nos permite ubicar con exactitud los objetos en el mundo exterior y vincularlos con nuestro mundo interno. La orientación espacial se altera en los estados tóxicos y en algunos esquizofrénicos. b) La orientación en el lugar, consiste en el reconocimiento del lugar en que el enfermo se encuentra o haya estado, mediante el auxilio de la memoria de evocación y de reconocimiento. Con este fin comenzaremos por averiguar cuál es su procedencia, de dónde viene, cuál es su domicilio exacto, ciudad, calle, barrio; cuál es el lugar en que se encuentra en ese momento, calle, número y barrio. Terminadas estas dos primeras partes del interrogatorio arribaremos a las siguientes conclusiones: 1º) Cuando el enfermo está orientado auto y alopsíquicamente está globalmente orientado; por consiguiente es un enfermo lúcido. 2º) Cuando está desorientado auto y alopsíquicamente está globalmente desorientado; es por consiguiente un enfermo no lúcido. 3º) Cuando está orientado en un sentido y desorientado en el otro está parcialmente orientado y, por ende, parcialmente lúcido. En este último caso debemos especificar cuál es la desorientación que el enfermo padece: desorientado en el tiempo e desorientado en el espacio. De lo dicho inferimos que un enfermo está lúcido cuando conserva normal su atención, su sensopercepción y su memoria. 3a PARTE: CONCIENCIA DE SITUACIÓN Para saber si el enfermo tiene conciencia de situación hay que hacerle preguntas referentes al momento en que se está actuando. Así por ejemplo: ¿qué hace usted aquí?, ¿quiénes son las personas que se hallan a su alrededor?, ¿qué hacen? 4a PARTE: CONCIENCIA DE ENFERMEDAD: También llamada: conciencia de situación específica o especializada. Para saber si el sujeto se considera o no enfermo la pregunta adecuada será: ¿está Ud. enfermo? Si contesta afirmativamente interesa saber si tiene conciencia de la enfermedad mental, puesto que puede considerarse enfermo de cualquier otra cosa; corresponde entonces preguntar: ¿de qué se encuentra Ud. enfermo? En el caso de que el paciente no se considere enfermo, si se trata de un individuo lúcido con conocimiento de que está internado en un hospital de alienados, se le dirá ¿si Ud. no está enfermo, en calidad de qué se halla aquí? A partir de este momento iniciará algún relato que debemos limitarnos a escuchar atentamente, haciendo las preguntas ulteriores de acuerdo con lo que el sujeto manifieste; es importante preguntarle si sabe qué enfermos se asisten en el hospital. Terminado el interrogatorio tendremos en nuestro poder datos concretos relativos al funcionamiento de la psique proporcionados por el mismo enfermo, que nos informará respecto al estado en que se hallan las tres esferas que la integran: intelectual, afectiva y activa. RESUMEN EXAMEN DE ENFERMO MENTAL Antecedentes hereditarios 1a Parte: Estudio de los antecedentes Antecedentes personales Antecedentes enfermedad actual En los antecesores: 1) Taras mórbidas 2) Infecciones: sífilis y tuberculosis 3) Intoxicaciones: (alcohol); oligofrenias epilepsias. 4) Nacionalidad y raza (genotipo) Aspectos: mórbido psíquico físico ambiental sexual cultural Cuándo comenzó Cómo comenzó Cómo evolucionó Alternativas (remisiones y recrudecimientos) Tratamientos realizados Repercusión en la conducta y Exámenes: 1) psíquico 2) clínico general 3) neurológico 4) complementarios (radiología, neumoencefalografía) Indumentaria, porte Hábito Externo 2a Parte: Estudio del enfermo mismo Aspecto psíquico Actitud psíquica Orientación autopsíquica Examen Psíquico Orientación alopsíquica laboratorio, electroencefalografía, 1) Condecorados 2) Extravagantes (maníacos) 3) Pulcros y sobrevalorados 4) Sucios, desordenados 1) Excitado 2) Deprimido 3) Indiferente 4) Obnubilado 1) Activa 2) Pasiva 1) Nombre y apellido 2) Edad; fecha de nacimiento 3) Estado civil 4) Familia 5) Profesión; salarios; escolaridad 1) En el tiempo (fechas) 2) En el espacio 3) En el lugar (domicilio) Interrogatorio Conciencia de situación Conciencia enfermedad Del momento en que está actuando: ¿Qué hace usted aquí? ¿Quiénes son estas personas? Si está enfermo: ¿de qué? Si no está enfermo: ¿qué hace en este lugar? CAPÍTULO IV PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN ATENCIÓN Definición y concepto "La atención es una actitud mental mediante la cual es posible concentrar la actividad psíquica sobre un objetivo, que pasa, en esa forma, a ocupar en la conciencia el punto de mayor concentración." Antes de continuar debemos detenernos en un punto de capital importancia y sobre el que conviene insistir. Cuando nos abocamos al estudio de la psique es necesario hacerlo con el concepto firme y bien madurado de su indivisibilidad. La psique debe considerarse como una totalidad; pero sus múltiples y variadas manifestaciones nos obligan a establecer diferencias, las que a su vez permiten mantener un orden didáctico en nuestras observaciones y exposiciones. Estas diferencias entre las manifestaciones de la elaboración mental han llevado a crear la noción de funciones psíquicas, al extremo que hoy resulta difícil sustraerse a esa denominación. Sin embargo, no bien sometemos estas diferencias a un severo análisis dicha noción de funciones se desvanece, para dejar paso a la de formas de expresión de la actividad psíquica. En efecto, tales funciones no son otra cosa que las distintas modalidades de la actividad mental, vehículos para la formación de vivencias que impresionan a la conciencia, con la cual se identifican, transmitiendo al individuo la noción más perfecta de su propia personalidad y de su vida espiritual. Luego, sólo podemos hablar de la función psíquica en forma global, con sus diferentes manifestaciones: atención, sensopercepción, asociación de ideas, juicio, etc. Aclarada esta cuestión previa, la atención es, de acuerdo con nuestra definición, una actividad psíquica puesta en juego por el influjo de la elaboración mental y por los múltiples estímulos que, procedentes de los mundos externo e interno, impresionan el amplio campo sensorial. Cuando se logra que un objetivo ocupe el campo de la conciencia y se mantenga en el punto de máxima concentración, se tendrá lo que se denomina poner atención o prestar atención. Una vez más, la atención no es una función sino una actitud, a la vez que se advierte que no es un fenómeno estático sino esencialmente dinámico, desde el momento que prestar atención implica una actitud en un sentido o dirección determinada. Ahora bien; tan difícil es hablar de funciones psíquicas en el sentido estricto del vocablo como establecer los límites precisos entre ellas, Todas estas manifestaciones constituyen actos complejos, íntimamente ligados entre sí, al punto que es completamente imposible que una actividad psíquica se manifieste prescindiendo de las otras. Así por ejemplo: atender es al mismo tiempo percibir, percibir es asimismo comprender, para comprender es necesario evocar y asociar conocimientos, relacionar, comparar y valorar; entra en juego, como vemos, todo el mecanismo de la acción de pensar. Esto corrobora una vez más la unidad de la psique. Tampoco se puede separar la atención de lo afectivo; se atiende con mayor solicitud todo aquello que interesa en el terreno de las inclinaciones naturales; con lo que- se confunden en la atención el campo intelectual y el afectivo. Además la atención supone y requiere voluntad, la que participa en gran escala cuando la acción lleva a prestar atención. Esta participación de la voluntad pone, asimismo, claramente de manifiesto que la atención no es una función sino un acto. Al considerar pues este aspecto de la atención nos es dado observar cómo con ella se pone en juego todo el mecanismo del accionar psíquico, fusionándose todos los planos hasta disipar la noción de las tres grandes esferas de la psique. Otro tanto ocurre con cualquier otra manifestación psíquica que consideremos, prueba irrefutable de la íntima conexión que existe entre ellas y de la totalidad indivisible de la psique. Por medio de la atención podemos aislar un objeto determinado entre varios otros, el que ocupando el punto de mayor concentración adquiere más claridad en la conciencia; los restantes objetivos quedan fuera de foco, por lo que sólo se tiene vaga conciencia de ellos. Con otras palabras, merced a la atención se realiza la selección del objetivo que, al impresionar intensamente la conciencia, es vivenciado por el espíritu. Es así como la atención transforma la sensopercepción de orden general de oír en el acto de escuchar y la de ver en el acto de mirar. Es decir que, cuando se ordena escuchar o mirar, se ordena atender. La atención constituye una actitud psíquica principalísima. Muestra pequeñas variantes en cada persona, las que deben ser consideradas como características personales; se identifica así con la personalidad misma a la manera de un rasgo que le confiere individualidad. La atención mantiene siempre a la personalidad en estado de alerta para su adaptación al mundo exterior y a su mundo interior, movida por los estímulos que constantemente hacen impacto en el plano sensoperceptivo. Es indispensable a la personalidad: 1º) para su desplazamiento en el mundo externo, pues le permite informarse sobre su posición témporo-espacial; 2º) para informarse acerca de las manifestaciones fisiológicas y modificaciones patológicas de su medio interno; 3º) para sus elaboraciones psíquicas, ya que merced a la atención el intelecto establece orden y organización en su trabajo; sin ella no es posible la elaboración intelectual; su debilitación o carencia produce confusión en la conciencia que cae en el caos y la incomprensión. Efectos de la atención Cuando estudiamos los efectos de la atención, o sean los resultados obtenidos por el acto de atender, ampliamos y aclaramos también los conceptos que acabamos de considerar. 1º) La atención, al concentrarse sobre un objetivo aumenta la claridad y exactitud de su noción, desde el momento que, al reducir el campo de la conciencia, los restantes objetivos se esfuman. La concentración permite una mejor percepción de los diversos aspectos y detalles, por lo que la atención se convierte en una actitud indispensable para el análisis. 2º) Desde el momento que la atención reduce el campo de la conciencia sobre el objetivo, limita la actividad intelectual a la vez que la intensifica en el sentido hacia el cual va dirigida. 3º) La atención favorece la fijación por la memoria. La concentración sobre el objetivo determina la formación de una imagen más nítida e intensa; hay, por lo tanto, una mayor fuerza en la fijación, de donde resulta más fácil, posteriormente, vencer las resistencias para su evocación. Luego, una buena atención favorece y fortalece la memoria. 4º) Como ya lo hemos dicho, es requisito indispensable para las elaboraciones psíquicas, que no podrían llevarse a cabo sin su concurso por falta de orden en los procesos. Una vez más se pone de manifiesto la importancia de la concentración atentiva, como requisito previo para que la psique pueda realizar su cometido. Intensidad de la atención La intensidad o agudeza de la atención consiste en el vigor desplegado en el acto de atender, vigor que depende del caudal de energías psíquicas que se aplica para lograrlo. De la agudeza de la atención depende el grado de nitidez y de diferenciación de los diversos contenidos mentales. La intensidad de la atención se halla supeditada a diversas circunstancias de orden fisiológico y patológico, a la acción de estimulantes como el café, el alcohol, etc. Depende asimismo del estado de fatiga física, tanto nerviosa como muscular. Fatigabilidad de la atención La atención es muy variable de una persona a otra; la mayor o menor fatigabilidad depende, en gran parte, del vigor psíquico que cada una posea. Además, se observa, en una misma persona, que el grado de cansancio depende de numerosos factores fisiológicos y patológicos. En condiciones normales, la atención es mucho más difícil de sostener por la noche, al final de todo un día de actividad, que por la mañana después del reposo nocturno. La atención se fatiga también, por la persistencia del mismo estímulo, lo que no significa su agotamiento puesto que se renueva en cuanto la solicita un nuevo objetivo. En condiciones patológicas es más fatigable en los estados deficitarios Concentración y dispersión de la atención El grado de concentración de la atención, consiste en la energía y dedicación que la psique dispensa a un objetivo determinado. Esa energía, de que dispone la atención, provoca un determinado grado de tensión, que no es sólo psíquica sino también física. En efecto, las distintas partes del cuerpo adoptan diversas actitudes de tensión según sea la dirección en que la atención se concentra. Si observamos la tarea que realiza un artesano veremos como, al concentrarse la atención, se manifiesta la correspondiente tensión psíquica y la de los grupos musculares y partes del cuerpo que han de intervenir en la realización de la acción específica. Otro tanto se observa en los deportistas o en cualquier actividad humana que se considere. Estas tensiones físicas no son exclusivas de los actos de atención relacionados con la actividad corriente y con la dinámica corporal; también se producen cuando la atención se concentra en la realización de un objetivo puramente intelectual, cualquiera sea la elaboración psíquica que ocupe la mente. En este caso, la musculatura de la cabeza y del cuello se pone tensa manteniendo fijas esas partes del cuerpo, a la vez que el rostro adquiere una expresión característica, arrugas en la frente, fijeza de la mirada, gestos particulares, etc. Esta concentración de la energía en un sentido determinado, provoca su disminución en cualquier otro. Es el caso de una persona cuya conciencia, en el trance de leer, es atraída por otro asunto de mayor interés o trascendencia; su atención se desvía hacia el nuevo objetivo y aunque continúa leyendo, lo hace de manera automática sin compenetrarse del sentido de la lectura. Esta forma de inatención se conoce con el nombre de desviación de la atención. Otra forma es la que se denomina distracción de la atención. Se caracteriza por el estado de relajación o laxitud; las ideas y las percepciones transcurren indefinida e indiferentemente, sin que la mente se detenga sobre ninguna de ellas; en otras palabras, sin prestar atención a cosa alguna. Estos dos estados de inatención se nos muestran completamente diferentes desde el punto de vista psicológico; en la desviación la atención, atraída por un estímulo de mayor interés, se aleja de aquel por el que fue primitivamente requerida, tomando un sentido diferente; en la distracción la atención llega a un grado de total dispersión, la conciencia permanece inactiva y las ideas sin ordenación. Formas o tipos de atención Siguiendo a Ribot distinguiremos dos formas fundamentales de atención: 1) La atención espontánea, también llamada natural, fisiológica, automática, refleja o reactiva; 2) La atención voluntaria o atención dirigida o psicológica. Aclaramos que ambas no son más que dos aspectos diferentes de la atención, distintas modalidades de un mismo proceso determinadas por las circunstancias imperantes. La atención espontánea es la forma natural y más simple. Depende esencialmente de todos los estímulos que, procedentes del exterior y del interior, impresionan al sensorio. Por esta razón se la llama también: atención refleja o sensorial. La atención espontánea informa a la conciencia de los hechos que ocurren en el mundo exterior y de las modificaciones y reacciones fisiopatológicas que acontecen en el organismo. También ha sido llamada atención pasiva, teniendo en cuenta la forma más simple y primitiva de la atención sensorial, es decir cuando ésta es requerida por un estímulo externo brusco e intenso. Consideramos inadecuada esta denominación pues entendemos que la atención es siempre activa, aún en esta última circunstancia. En efecto, un estímulo sensorial intenso, luminoso o sonoro, atrae de inmediato la atención debido al impacto que produce en el sensorio, lo que supone la aplicación de una determinada cantidad de energía que la aparte del objetivo que hasta ese momento la reclamaba. Luego, aún en este caso la atención es activa ya que, a pesar de la espontaneidad del acto, a través del mismo se traduce el deseo del espíritu de informarse sobre lo acontecido. Cualquiera que sea pues la forma de atención es imposible desprenderse completamente de la participación voluntaria. La diferencia fundamental entre ambas modalidades, consiste en que la espontánea es breve y transitoria, mientras que la voluntaria se dilata en el tiempo por obra de una mayor concentración sobre el objetivo; además esta última vuelve sobre el mismo, por imperio de la voluntad, cada vez que es interrumpida por un episodio espontáneo y breve. La atención voluntaria constituye un grado más intenso y más avanzado de la atención, en que la voluntad conduce a la concentración psíquica sobre un objetivo en forma sostenida y por un tiempo más o menos prolongado. La atención voluntaria, propia de todas las personas, es mucho más notoria en aquellas que tienen un adiestramiento especial, tal como los que estudian, los investigadores y todos los que, por la índole de su ocupación, deben permanecer concentrados y atentamente vigilantes. La atención voluntaria muy activa y predominante revela a la persona poseedora de una vigorosa organización psíquica. Condiciones que estimulan la atención La enumeración y el estudio de las causas que activan la atención contribuyen también a establecer las diferencias entre las dos formas de la misma. Consideraremos a continuación los factores capaces de atraer la atención espontánea por la estimulación sensorial. 1º) El estímulo debe tener una intensidad suficiente, para llegar a impresionar a los centros sensoriales correspondientes. 2º) El estímulo debe tener determinada magnitud. Cuanto más aumente la magnitud del estímulo tanto más atraerá la atención; pero sólo dentro de ciertos límites, pues en el caso por ejemplo, de un dibujo que alcanza dimensiones muy grandes se produce la dispersión de la atención al ampliarse exageradamente su campo. 3º) La repetición del estímulo mantiene activa la atención, siempre que la repetición no se haga en forma arbitraria sino ateniéndose a un ritmo determinado, lo que significa una variante que excita la curiosidad. 4º) La desaparición del estímulo, también activa la atención. Cuando se retira de una pared un cuadro que estábamos habituados a ver, lo que excita la atención no es la desaparición en sí, sino el cambio que experimenta nuestro contenido mental preexistente. 5º) Otras condiciones importantes son: la novedad, la variedad y la rareza de los estímulos; en todos estos casos se trata de impresiones nuevas, repentinas e inesperadas que estimulan el sensorio. En el comercio, los anunciadores y propagandistas, tienen muy en cuenta estas condiciones que estimulan la atención. Otras consideraciones La atención es puesta siempre en juego por el mecanismo afectivo que se manifiesta bajo la forma de interés. Dicho interés no es más que la expresión de los deseos, inclinaciones y tendencias naturales de la personalidad. La atención es pues espontáneamente atraída por todo aquello que interesa y agrada a cada uno. Dice Ribot: "la atención tiene siempre por causa estados afectivos"; "las grandes atenciones son siempre provocadas y sostenida por grandes pasiones". Mediante la atención voluntaria, o dirigida, la persona repara tanto en las cosas agradables como en las desagradables, siendo posible esto último mediante un adiestramiento especial que según Ribot consiste: "en hacer agradable por artificio, lo que no lo es por naturaleza". La atención, sobre todo en la forma voluntaria, se acompaña de una serie de manifestaciones somáticas que, al mismo tiempo que la exteriorizan, determinan características particulares en cada persona. Estas manifestaciones somáticas consisten en las manifestaciones vasomotoras, respiratorias, expresivas, musculares y motoras, que ya hemos mencionado. Uno de los aspectos más importantes de la atención es su introversión, o sea cuando, abstrayéndose de los sentidos, enfoca hacia las ideas, pensamientos, sentimientos, y a toda la vida psíquica superior que culmina con la meditación espiritual. En este caso, la atención recibe también la denominación de reflexión. La reflexión interviene en las diversas actividades humanas, arte, ciencia, moral, religión o política. Las modificado nes somáticas, especialmente las mímicas, se hacen más evidentes. La mímica facial revela que el individuo se halla ausente del medio, absorto en sus meditaciones. Esta expresión suele complementarse con la inmovilidad del cuerpo y con actitudes diversas de las manos, ya sea tomando la cabeza o apoyando en ellas la frente o la barbilla. También en estos casos, en los que la atención es firmemente dirigida hacia la meditación, se pone de relieve la inclinación afectiva por el tema sobre el cual se medita. En cuanto al tiempo que puede ser mantenida la concentración aten-tiva está en relación con el vigor psíquico de cada persona, el que es revelado por el grado de fatigabilidad de la atención. Por otra parte, en una misma persona varía en los diferentes momentos del día; en efecto, la concentración es tanto más corta cuanto más nos acercamos a la finalización del día en que la fatigabilidad es mucho mayor. Finalmente, se entiende por extensión de la atención a la amplitud que abarca el campo de la atención; esta amplitud se mide por el número de unidades de percepción que el individuo puede captar por nitidez en la unidad de tiempo, o sea, por segundo. Corrientemente ese número oscila entre 4 y 5 unidades. Además, en condiciones normales, la atención debe ser simultánea e igualmente eficaz en sus dos formas: espontánea y voluntaria; es lo que se conoce por atención conjugada. PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN Las perturbaciones de la atención son esencialmente de orden cuantitativo, desde el momento que no es más que una actitud cuya capacidad se encuentra supeditada a la cantidad de energía psíquica que se le dispense. Son precisamente las variaciones de esa cantidad de energía, las que dan lugar a las distintas manifestaciones patológicas de la atención. Las citadas perturbaciones son: Aprosexia Hipoprosexia Hiperprosexia Paraprosexia 1º) Aprosexia: Se entiende por aprosexia a la falta absoluta de atención. Este trastorno sólo se puede encontrar en los casos de agenesia mental y en los estados de coma, en estados estuporosos profundos, en las demencias muy avanzadas, con gran destrucción de la personalidad, si bien en este último caso siempre es posible observar la forma más simple y rudimentaria de la atención como respuesta a los estímulos externos. 2º) Hipoprosexia: Consiste en la disminución de la capacidad atentiva. De una manera general decimos que encontramos atención pobre en todos los casos en que existe escaso vigor psíquico. La hipoprosexia se puede presentar en grados muy variables, desde los más leves o los más profundos. Es bien conocida la hipoprosexia de los oligofrénicos, de los dementes y de los confusos. 3º) Hiperprosexia: La hiperprosexia consiste en una hiperactividad de la atención. Puede no significar un estado patológico cuando se observa en personas con un adiestramiento metódicamente adquirido, como ocurre en los que realizan tareas manuales difíciles y riesgosas, lo mismo que en los que estudian y en todos los que desempeñan tareas intelectuales. En estados patológicos, es frecuente en algunos delirantes que tienen especial cuidado por atender y descubrir cuanto detalle puede serles útil como testimonio de sus concepciones. 4º) Paraprosexia: Esta alteración especial de la atención determina un apreciable aumento en su forma espontánea, pero a expensas de una notoria disminución de la forma voluntaria. La paraprosexia es considerada por algunos autores como de orden cualitativo; nosotros no compartimos este criterio, pues pensamos que se trata de un trastorno de cantidad, aumentada en un sentido y disminuida en el otro. Es característica de los estados de excitación psicomotriz, especialmente de la manía. ESTADO DE LA ATENCIÓN EN LOS DIVERSOS SÍNDROMES MENTALES 1º) Síndrome de excitación psicomotriz: La excitación psíquica trae como consecuencia una gran inestabilidad de la atención, la que pasa, sin detenerse, sobre los más variados estímulos. Su movilidad es constante, no se fija nunca sobre ningún objetivo. En el maníaco se presenta, bien manifiesta, la alteración que llamamos paraprosexia; es decir, que en él la atención espontánea prevalece sobre la forma voluntaria. De una manera general, la atención del maníaco es casi exclusivamente espontánea. Totalmente móvil y fugaz, captando en la unidad de tiempo, un número de unidades de percepción mayor que el normal. Esa captación tan superficial, como consecuencia está sujeta a numerosos errores dado el rápido tránsito de la atención que, requerida por múltiples estímulos, parece interesarse por todo sin detenerse sobre ninguno. La atención del maníaco no obedece a la voluntad porque la gran exaltación afectiva, que acelera el ritmo psíquico, dificulta la autoconducción supeditando en gran parte la actividad psíquica a los impulsos de la vida instintivo-afectiva. Por eso sólo se observa la forma simple de la atención, la refleja o automática, debido a que el enfermo tiene evidente dificultad para canalizarla, dirigirla o administrarla voluntariamente. La atención voluntaria se consigue difícilmente en los maníacos, pues atienden con superficialidad, la atención conjugada es de muy rara observación, y es imposible la forma reflexiva porque la taquipsiquia los incapacita para meditar. En definitiva, la paraprosexia determina siempre un perjuicio para la actividad psíquica superior que se encuentra cuantitativamente en déficit, porque el proceso atentivo, si bien tiende a lo sensorial por el predominio de la forma espontánea, es débil por su inestabilidad, dificultando la nitidez de las percepciones y la firmeza de., las elaboraciones psíquicas que, por otra parte, carecen de la contribución del psiquismo superior. Luego, diremos una vez más, que la paraprosexia constituye un trastorno cuantitativo de la atención que se traduce por una merma de su capacidad. 2º) Síndrome de depresión psicomotriz: Los enfermos deprimidos y melancólicos padecen de hipoprosexia aparente. Esta denominación nos remite a las conexiones del enfermo con el mundo exterior, así como a todo lo que signifique estimulación exógena. Bajo este aspecto hay que reconocer una marcada hipoprosexia; no así cuando consideramos su profunda introversión. El melancólico, con su gran exaltación afectiva desplacentera, tiene una intensa vida interior alimentada por sus penas y sus angustias. La atención de un melancólico, en relación con su mundo interior, se manifiesta muy activa en la captación de toda la estimulación endógena, exaltada por los estados cenestopáticos frecuentes y por la contemplación constante de su vida. A la inversa de lo que ocurre con el maníaco, que no puede concentrarse, el melancólico concentra su atención bajo la forma reflexiva para meditar sobre sus actos y hacer el examen de su propia vida, de donde emanan sus ideas de impotencia, de ruina y de autoculpabilidad. En resumen, la atención del melancólico es, introspectivamente, muy activa y persistente, fija en su propio mundo interior se desentiende de lo externo que pasa poco menos que inadvertido. 3º) Síndrome delirante: La atención en los enfermos delirantes presenta alternativas; a menudo es normal, pero, en determinados momentos, puede observarse una franca hiperprosexia patológica, sobre todo en algunos tipos de delirios. Consideremos, en primer término, lo que ocurre en el delirio sistematizado interpretativo. El enfermo presta especial atención a cuanto acontece en torno suyo, tratando de descubrir y fijar hasta los hechos de más pequeña significación, a los que le suele dar un valor inusitado e interpretar siguiendo la corriente ideoafectiva que domina su psique. En estos enfermos es frecuente también la atención introvertida, ocupada en la búsqueda de recuerdos que, al ser actualizados, son sometidos a una nueva interpretación, y a las que les asignan una significación que pasó inadvertida en el momento de su fijación. Asimismo, la atención introvertida puede concentrarse reflexivamente para la elaboración de sus concepciones, las que los conducen a prolongados actos de meditación. Esto es particularmente frecuente en los comienzos de la enfermedad cuando el delirio no se ha manifestado aún, es decir cuando se halla en la etapa de elaboración. También es muy activa la atención de los que padecen delirios alucinatorios. En estos casos los enfermos adoptan actitudes características en concordancia con el órgano sensorial que percibe la alucinación. Si se trata del oído, se verá al enfermo inclinado hacia el lado de donde procede el estímulo y, en ocasiones, haciendo pantalla con la mano en busca de una percepción más nítida. Cuando la alucinación visual es la que atrae la atención, como se observa en algunos delirios tóxicos agudos, el enfermo adopta distintas actitudes, de asombro, de miedo, de terror y de defensa. Hay que tener presente, además, que los delirantes interpretadores y los alucinados son extremadamente desconfiados, viven en constante intranquilidad, preocupados por lo que pueda tramarse contra ellos, lo que los obliga a extremar los recursos de vigilancia y mantener su atención en estado de alerta. Puede ocurrir que, en los momentos de gran concentración reflexiva de los delirantes, se perturbe y disminuya la capacidad para la atención espontánea de los estímulos físicos, como si existiera un entorpecimiento del sensorio que dificulta la atención conjugada. 4º) Síndrome esquizofrénico: Un examen superficial de los esquizofrénicos arroja un saldo desfavorable para la atención, que parece acusar una disminución de carácter global. Sin embargo un examen más detenido revela que esto es una apreciación más aparente que real, desde el momento que es posible sacar a los enfermos de su inercia y lograr que presten atención al interlocutor; por otra parte, sorprenden, a veces, comprobando que han fijado hechos que no se suponía que hubieran registrado. Para el estudio de la atención de los esquizofrénicos deben tenerse en cuenta dos aspectos y dos épocas diferentes de la evolución de la enfermedad: el comienzo y los estadios avanzados. Al comienzo de la esquizofrenia son muy aparentes la indiferencia y la desatención para todo lo que concierne a la vida de relación y al trato con los semejantes. La atención es requerida por la intensa preocupación producida por las vivencias extrañas, que transmiten, por una parte, la sensación de cambió y de transformación de la personalidad y, por otra, el cambio del mundo externo; esto insume toda la actividad psíquica de los esquizofrénicos. Un prolijo y paciente interrogatorio proporciona la prueba de que la atención está activa en esa dirección; en efecto, revela la intranquilidad del enfermo que ha fijado numerosos detalles respecto a esas sensaciones de cambios internos y externos, cambios que, poco a poco, lo transforman y lo desadaptan del ambiente. Al buscar la explicación de todos estos hechos cae en interpretaciones que, aunque erróneas y que lo llevan al delirio de influencia, están indicando que la atención se manifiesta a través de ellas con un buen grado de concentración reflexiva. En los comienzos de la enfermedad, por lo tanto, se produce una franca disociación de la atención que, al introvertirse para estas reflexiones, disminuye su capacidad en la forma conjugada. En los estadios evolutivos más avanzados, cuando el enfermo se desconecta totalmente del ambiente realizando una nueva adaptación al mundo de introversión, la atención se va empobreciendo paulatinamente, aparejada al descenso general que culmina con el disloque de la función psíquica. Cuando el defecto esquizofrénico se hace profundo surge la incapacidad de concentración atentiva, que acarrea la imposibilidad de conducción y coordinación de las elaboraciones psíquicas. En estas condiciones la vida del enfermo transcurre sumida en una profunda indiferencia; al acontecer del mundo externo se desliza ante él sin ser vivenciado por la conciencia porque la incapacidad atentiva imposibilita todo registro. Luego, en las esquizofrenias de evolución avanzada, la atención se apaga simultánea y paralelamente con la extinción de la vida psíquica. 5º) Síndrome confusional: En el síndrome de confusión mental se produce una suspensión más o menos acentuada de la función psíquica, de acuerdo con el grado de obnubilación que padezca la conciencia. Es notoria la dificultad que tienen los confusos para atender. En muchos casos realizan extraordinarios esfuerzos por prestar atención y comprender, sin resultado, cuál es su situación; al esforzarse por saber lo que les ha sucedido y dónde se encuentran, la psique es rápida presa de la fatiga y la atención se apaga. El trastorno de la atención en el confuso se debe al embotamiento en que se encuentra sumido el sensorio, lo que dificulta la percepción de los estímulos. Según sea el mayor o menor grado de dificultad, la disminución de la atención oscilará entre los grados leves de hipoprosexia hasta la aprosexia, en los casos más graves y extremos de obnubilación que llevan al estupor confusional. Para que el enfermo pueda percibir es necesario sacarlo de su estado de torpeza sensorial recurriendo a la estimulación intensa y repetida y valiéndose a veces de la aplicación de agua fría. En esa forma es posible apreciar el intenso esfuerzo que realiza para percibir lo que ocurre a su alrededor y orientarse en el espacio. 6º) Síndrome demencial: Puesto que el síndrome demencial se caracteriza por una debilitación global de la psique, la atención presenta variados grados de hipoprosexia en relación directa con el grado de intensidad de la demencia. La hipoprosexia es leve en los comienzos del proceso demencial, pero, en todos los casos, la concentración es trabajosa y la fatiga psíquica es de pronta aparición. En los casos avanzados, en demencias con gran destrucción de la personalidad, el trastorno se hace muy evidente; la atención muy debilitada, se torna completamente inestable y superficial, hay una gran dificultad de concentración, la cual es imposible de lograr finalmente. En condiciones extremas, cuando la demencia sume al individuo en una vida sólo vegetativa y cuya actividad psíquica se reduce a cero, se produce una real aprosexia. En estos estados se observan únicamente reacciones automáticas y reflejas como respuesta a los estímulos intensos, pero sin que se haga ningún registro en la conciencia. 7º) Síndrome frenasténico: En este síndrome, de detención del desarrollo psíquico, encontramos diferentes matices de la capacidad atentiva según cual sea el grado de la insuficiencia mental. En el campo de la idiocia se observa, en primer lugar, la aprosexia en las graves agenesias mentales. En segundo término, la gran hipoprosexia de los idiotas mayores o profundos, que sólo muestran una forma de atención sensorial muy superficial respondiendo a la estimulación procedente desde el medio externo. En ellos, la atención es atraída como respuesta a los intereses y necesidades materiales inmediatos de la personalidad. En los idiotas menores esa misma atención sensorial se insinúa en mayor escala. Es atraída más fácilmente, pero tiene muy escasa fijeza; el mundo físico se desliza ante ellos sin detenerse en ningún momento, aunque se observa un mayor interés por las cosas y las personas encargadas de satisfacer sus necesidades primarias. La atención es más notoria en los imbéciles, que muestran un esbozo de vida psíquica rudimentaria. Si bien es siempre muy superficial y predominando la forma espontánea y sensorial, ya es posible advertir en ellos la aparición de la atención voluntaria que, aunque insuficiente, denota una mayor complejidad en la estructuración psíquica. En los débiles mentales aumenta paulatinamente la capacidad atentiva a medida que se acercan al límite que separa la normalidad de la insuficiencia psíquica. Es muy inestable, superficial y fatigable la atención de los débiles mentales profundos, en los que predomina la forma espontánea y sensorial; y se observa que va aumentando la capacidad de concentración voluntaria, a medida que se aproximan a la capacidad intelectual de los fronterizos. Estos últimos son capaces de atenciones sostenidas, que les permiten una buena fijación mnemónica y la adquisición de conocimientos de regular jerarquía. EXPLORACIÓN DE LA ATENCIÓN El mejor procedimiento para la exploración de la atención es el que se realiza mediante el examen directo del enfermo, durante el transcurso del interrogatorio. Desde el mismo momento que nos colocamos frente al enfermo nos convertimos en un estímulo para él. Nuestras preguntas atraerán su atención, y sus respuestas nos informarán si las atendió y las comprendió; comprobaremos, además, hasta qué punto nos será posible establecer contacto con el enfermo y el grado de atención que nos presta. Esto se confirma también por la observación de numerosos detalles que nos proporciona la inspección; es muy importante, por ejemplo, la expresión del rostro, la mímica y la actitud general que acompaña al acto de atender. Además de lo que clínicamente pueda obtenerse, puede recurrirse a diversos tests; he aquí algunos: 1º) Test de Bourdon: Es el más antiguo de los tests sobre la concentración de la atención. Consiste en tachar determinadas letras de un texto escrito en un idioma extranjero. 2º) Test de Toulouse: Como el anterior, del cual es una variedad, se usa para estudiar la concentración. En una hoja de papel se hallan representados numerosos cuadraditos provistos, cada uno, de una colilla dirigida en tres direcciones diferentes. El examinado debe tachar todos los cuadraditos con la colilla dirigida en el mismo sentido. Es el test que se emplea para las personas analfabetas. Estas dos pruebas deben durar 10 minutos cada una; al cabo de cada minuto se ordena al sujeto marcar con una señal el lugar del texto o del papel en que se halla y de inmediato se le hace continuar con el ejercicio. La valoración de estas pruebas se hace generalmente en forma cuantitativa; pero también se puede interpretar cualitativamente. VALORACIÓN CUANTITATIVA: 1º) El número de letras o de cuadraditos debe estar comprendido entre 80 y 160. 2º) El número de fallas (omisiones más errores) no debe exceder al 10 % de los aciertos. 3º) Los errores no deben exceder a las 2/5 partes de las omisiones. Si el sujeto responde bien a las tres exigencias su distracción no se puede atribuir a causas orgánicas o funcionales; debe interpretarse que tiene alguna preocupación pasajera, algún conflicto por resolver. En caso de que no responda a las tres exigencias debe efectuarse la: VALORACIÓN CUALITATIVA: 1º) El número de aciertos por debajo de 80, indica una inhibición psíquica. 2º) Cuando hay más errores que omisiones, debe interpretarse como resultado de un déficit o insuficiencia intelectual. 3º) Si las omisiones exceden del 20 % señalan una falta muy grande de concentración. Estas pruebas pueden servir también para entrenamiento de la concentración; para lograrlo se repiten diariamente los ejercicios, pero sólo con la mitad de la hoja, registrando cada día el tiempo y el número de errores y omisiones. 3º) Test de las adiciones sucesivas de Kraepelin: Se escriben varias columnas de números dígitos. El sujeto debe sumar aisladamente el primero con el segundo; el segundo con el tercero; el tercero con el cuarto, escribiendo a la derecha sólo las unidades de la suma. Cada minuto, a una indicación del examinador, hará una señal en el punto en que se encuentra. Mediante el test se establece una curva que muestra las oscilaciones de la fatiga como elemento perturbador de la atención. De acuerdo con Kraepelin se tienen tres fases: 1a) Inicial: de escasa duración, cuando la curva se eleva, el número de sumas en la unidad de tiempo es mayor y menor el número de errores. 2a) De rendimiento máximo: en que la media se mantiene al mismo nivel aunque con oscilaciones. 3a) De decrecimiento: en la que, poco a poco, la fatiga aumenta el número de errores y de omisiones. Resumen ATENCIÓN Psicología de la atención Definición concepto naturaleza "La atención es una actitud mental mediante la cual es posible concentrar la actividad psíquica sobre un objetivo, que pasa a ocupar el punto de mayor concentración en la conciencia". 1º) Debe tenerse el concepto de unidad e indivisibilidad de la psique. Totalidad cuyo funcionalismo se evidencia por variadas formas de expresión de la actividad psíquica. 2º) La atención es una modalidad de dicha actividad, que entra en juego por toda suerte de elaboraciones mentales y la estimulación externa e interna. 3º) Poner o prestar atención, cuando se coloca el objetivo en el punto de mayor concentración de la conciencia. Prueba de que la atención no es una función sino una actitud. 4º) Todas las manifestaciones psíquicas están íntimamente ligadas; atender es percibir, percibir es comprender; para esto es necesaria la actividad de todo el mecanismo de pensar. 5º) La atención es inseparable de lo afectivo; se atiende con mayor solicitud lo que más interesa. 6º) La voluntad participa en gran escala en el acto de atender. La atención aumenta la claridad del objetivo sobre el que se fija voluntariamente. 7º) La atención mantiene a la personalidad en estado de alerta, para su perfecta adaptación a los mundos externo e interno. Psicología de la atención Efectos de la atención 1º) Aumenta la claridad del objetivo. Es un instrumento de análisis. 2º) Limita la actividad intelectual al reducir el campo de la conciencia. 3º) Favorece la memoria estimulando la fijación. 4º) La concentración atentiva es el primer paso hacia las elaboraciones psíquicas. Intensidad de la atención También llamada agudeza de la atención. Cantidad de energías que se vuelcan en el acto de atender. Depende de circunstancias fisiológicas: fatiga nerviosa y muscular; acción de estimulantes: café, alcohol; de circunstancias patológicas: debilitación L o insuficiencia psíquica. Fatigabilidad de la atención Según el vigor psíquico: unas personas son más fatigables que otras. En condiciones normales, es más fatigable por la noche y por la persistencia del mismo estímulo. En condiciones patológicas: fatigable en todos los estados deficitarios. Concentración y dispersión Formas o tipos de atención Factores estimulantes atención El grado de concentración, depende de la energía y dedicación que la psique le dispensa. La concentración atentativa produce la tensión de diversos grupos musculares y la adopción de actitudes determinadas. Desviación de la atención: cuando es atraída por otro estímulo que acapara la conciencia, continuando en forma automática la ejecución del acto que primero la requirió. Distracción de la atención: cuando en estado de laxitud extrema el individuo no ordena el curso de sus ideas y no repara en los estímulos, la atención se dispersa. Siguiendo a Ribot: 1º) Atención espontánea (fisiológica, automática, refleja o reactiva); 2º) Atención voluntaria (dirigida o psicológica). Son dos aspectos diferentes de la atención. La espontánea es la forma más natural y simple; llamada refleja o sensorial, pues es requerida por toda la estimulación externa e interna. La voluntaria constituye un grado más intenso y avanzado; la voluntad lleva a la concentración psíquica sostenida sobre un objetivo. 1º) El estímulo debe tener: una intensidad suficiente, que impresione los centros sensoriales. 2º) Una magnitud determinada. 3º) La repetición del estímulo atrae la atención. 4º) Su desaparición la activa. 5º) La novedad, la variedad y la rareza de los estímulos atrae la atención. Psicología de la atención Otras consideraciones La atención es movida por el mecanismo afectivo bajo la forma de interés. La atención espontánea es atraída por lo que interesa y agrada a cada uno. La voluntaria obliga a reparar tanto en las cosas agradables como en las desagradables. La reflexión es la atención voluntaria introvertida hacia, las ideas, pensamientos y sentimientos; hacia la vida psíquica superior hasta llegar a la meditación. Se entiende por "extensión de la atención" a la amplitud del campo de atención, medido por el número de unidades de percepción en la unidad de tiempo (de 4 a 5). Las perturbaciones son esencialmente de orden cuantitativo; la capacidad de atención se halla supeditada a la cantidad de energía psíquica que se le dispense. Dichas perturbaciones son: 1º) Aprosexia Consiste en la falta total de atención. Se en la agenesia mental; en estados de coma; en los v estados estuporosos profundos y graves. 2º) Hipoprosexia Disminución de la capacidad atentiva. En todos los casos en que hay escaso vigor psíquico: oligofrénicos, dementes y confusos. 3º) Hiperprosexia Hiperactividad de la atención. En los delirantes, con el deseo de almacenar el mayor número de pruebas que corroboren sus afirmaciones. 4º) Paraprosexia Aumento de la atención espontánea, con disminución de la forma voluntaria. Es característica de los estados de excitación: manía. Estado de la atención en los síndromes mentales 1º) Síndrome de excitación psicomotriz: Atención muy inestable, constantemente móvil. Existe paraprosexia; la atención del maníaco es casi exclusivamente espontánea. Capta mayor número de unidades en la unidad de tiempo. Superficial y con muchos errores. Atención voluntaria difícil. 2º) Síndrome de depresión psicomotriz: 3º) Síndrome delirante: Existe aparente hipoprosexia con respecto a sus conexiones con el mundo externo. Desde el punto de vista de su introversión hay intensa vida interior; captación de estímulos endógenos y estados reflexivos. Atención variable. Generalmente normal. En los delirios interpretativos hay marcada hiperprosexia, que llega a los estados reflexivos y de meditación. Atención activa en los alucinados. 4º) Síndrome esquizofrénico: En general hipoprosexia; es posible activarla por la estimulación. Al comienzo la atención está introvertida, atraída por los trastornos cenestésicos graves, sentimiento de transformación de la personalidad y despersonalización. Psicopatología de la atención Psicopatología de la atención Estado de la atención en los síndromes mentales 5º) Síndrome confusional: Marcada hipoprosexia por la suspensión más o menos intensa de la actividad psíquica. Se debe al embotamiento del sensorio, que no capta los estímulos. La hipoprosexia varía con el grado de la obnubilación. 6º) Síndrome demencial: Se observan diversos grados de hipoprosexia en relación con el grado de la debilitación. En los estados avanzados hay gran fatigabilidad y en grados extremos se llega a la aprosexia. 7º) Síndrome frenasténico: Diferentes grados de hipoprosexia de acuerdo al grado de la insuficiencia. En los débiles mentales suele haber buena atención, sobre todo en los fronterizos. CAPÍTULO V SENSOPERCEPCIÓN PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN SENSOPERCEPCIÓN La sensopercepción constituye un complejo mecanismo psíquico que permite al hombre la adquisición de todo el material del conocimiento, proceda éste desde el mundo exterior como del propio mundo interior físico y mental, en el último de los cuales se efectúan las complicadas elaboraciones del pensamiento y las más sutiles y trascendentes de la gnosis. Así considerada la sensopercepción tiene una amplitud extraordinaria ya que, gracias a ella, la conciencia conoce y se informa de lo que ocurre dentro y fuera de los confines de la personalidad. Esta realidad se hace posible mediante la participación de todas las formas de la actividad sensorial: 1) La externa por los cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto; 2) la interna por los sentidos: cenestésico, kinestésico o cinético y de orientación; 3) la percepción de nuestro mundo mental y de nuestra vida psicológica, para la que no conocemos hasta hoy, ningún aparato receptor determinado, pero que nuestra concepción nos lleva a localizar en el cerebro mismo o más allá de lo estrictamente físico, en ese algo inasible que llamamos conciencia que nos conduce a los límites que separan lo físico de lo psíquico, para alcanzar las regiones d¡;l mundo espiritual perteneciente a los dominios del yo esencial. La sensación, por lo tanto, constituye el elemento primario, fundamental y básico de la sensopercepción y entendemos por sensación: el registro en la conciencia de la estimulación producida en cualquiera de los aparatos sensoriales, que de inmediato es conducida por las vías centrípetas correspondientes hasta la corteza cerebral. Aún no hay acuerdo entre las diversas escuelas psicológicas respecto de que la sensación pura, aislada, sea el elemento primario que recibe el niño. Mientras la psicología atomista o asociacionista así lo sostiene, otras escuelas, especialmente la psicología de la forma, admiten que el niño lo mismo que el adulto percibe totalidades, o sea que la conciencia recoge una sensación de conjunto. Pero no es nuestro propósito profundizar estas cuestiones. La sensopercepción, para ser tal, no termina con el registro sensorial en los centros corticales; la sensación registrada es sometida a una serie de elaboraciones psíquicas por las cuales se convierte en una percepción, es decir que la impresión sensorial recibida en los sentidos es comprendida y reconocida. Esa elaboración perceptiva pasa inadvertida y la mayor parte de las personas la desconocen, pues se confunden las sensaciones con las percepciones al plasmarse ambas en un mismo momento. Generalmente se cree que todo se reduce a oír, mirar, oler, gustar o tocar para que la conciencia tenga una información definitiva. Sin embargo por los sentidos sólo penetran sensaciones de conjunto o totalidades que las elaboraciones psíquicas convierten en percepciones. Las elaboraciones sensoperceptivas tienen importancia primordial durante los primeros años de la vida, cuando el niño va adquiriendo paso a paso el conocimiento y la comprensión del mundo externo y de su propio mundo, reconociéndose a sí mismo como unidad autónoma perteneciente a dicho mundo exterior y al mismo tiempo independiente de él. La percepción es una actividad determinada por la atención, es decir que se produce cuando la psique se concentra. Es en realidad una resultante de aquélla, desde el momento que, como lo hemos dicho, atender e$ percibir. Al ponerse en actividad el funcionalismo psíquico, cualquiera sea la índole de su elaboración, se pone también en actividad la percepción cuya persistencia se mantiene mientras dure esa elaboración. La percepción es un fenómeno muy complejo en el que se hallan implícitos, además de las sensaciones, la evocación mnemónica, la asociación de las ideas e inclusive diversos juicios; su finalidad es la comprensión de lo que se capta, captación que será imposible si la comprensión no se produce. Por esta razón ha sido dicho: ''percibir es comprender". Existen dos formas fundamentales de percibir. 1º) Cuando la psique presta atención pone en estado de alerta a los diferentes aparatos sensoriales, favoreciendo la captación de los estímulos pertenecientes a los mundos externo e interno y que son luego sometidos a la elaboración perceptiva. Es ésta la percepción sensorial que proporciona todo el bagaje concreto del conocimiento humano. 2º) Es fundamental la diferencia que existe entre la percepción sensorial que pertenece al plano físico y la que percibe nuestras propias elaboraciones psíquicas; tal como ocurre con el manejo de las ideas y representaciones para la construcción del pensamiento, de cuya marcha tenemos perfecta conciencia. Ésta es la percepción intrapsíquica, que permite la percepción de las cosas abstractas. La primera percibe una imagen sensorial originada ya en un estímulo que impresiona a los órganos de los sentidos externos, los cuales relacionan a la conciencia con el mundo exterior, ya en un estímulo de los sentidos internos por los que la conciencia establece contacto con el mundo interior; esta percepción sensorial pertenece al plano físico. La segunda o sea la percepción intrapsíquica no percibe imágenes sino complejas vivencias intelectuales que resultan de la elaboración del pensamiento, y vivencias de la vida psíquica superior que conciernen al plano espiritual. En psicopatología tiene mucha importancia el estudio de la primera de las formas de percibir, es decir de la sensopercepción, que actúa en el plano físico. Los aparatos sensoriales comprenden dos grupos: los pertenecientes a los sentidos externos en relación con el mundo exterior y el de los sentidos internos en relación con el mundo interior, según ya consideramos anteriormente. 1º) SENTIDOS EXTERNOS: Son los que recogen los estímulos que parten del mundo ambiental que rodea al individuo. Gracias a ellos la conciencia es constantemente informada de cuanta variación se produce dentro del radio que la sensibilidad de los aparatos receptores alcancen a captar. Los sentidos externos por orden de importancia son: Vista: Cuyo órgano receptor es el ojo. Nos proporciona las sensaciones de forma, color, tamaño, volumen, luminosidad; es el que transmite la noción geométrica por excelencia. Oído: Cuyo órgano receptor lo constituye el aparato auditivo que recibe estímulos por las vibraciones de los cuerpos que son transmitidas por un medio elástico como el aire o el agua. Estas vibraciones según su naturaleza, intensidad o frecuencia se traducen en ruidos y sonidos. Tacto: Es un sentido complejo que recoge numerosos estímulos: de contacto, de presión, de peso y térmicos. El órgano receptor es la piel. Gusto: Las sensaciones que se originan por la estimulación del sentido del gusto se hallan muy ligadas a las sensaciones táctiles y olfativas. Es un sentido muy importante por cuanto nos facilita la elección de los alimentos según nuestras preferencias, así como el reconocimiento del estado en que se encuentran los mismos, lo que nos permite apartar aquellos que puedan ser nocivos. Los órganos receptores son la lengua y el paladar. Olfato: Es un sentido imperfectamente desarrollado en el hombre por falta de excitación. Nos informa sobre los olores de los cuerpos y la calidad del aire que respiramos y nos advierte acerca de las substancias nocivas que pueda contener. 2º) SENTIDOS INTERNOS: Son los que recogen la estimulación que tiene su punto de origen dentro del individuo mismo, es decir en su mundo interior físico, de cuyas variaciones, normales o patológicas, es permanentemente informada la conciencia. Los sentidos internos son: Sentido cenesitésico: Es el encargado de suministrarnos cuantas sensaciones se originan a nivel de cada uno y del conjunto de los órganos y aparatos del organismo. Son sensaciones de orden general: el estado de fatiga, el de depresión o el de excitación, que tienen origen en el aparato muscular. En el aparato digestivo tienen lugar otras sensaciones de orden general que informan sobre el apetito, el hambre, la sed, náuseas, malestar, etc. En el aparato respiratorio las sensaciones que se relacionan con el acto de la respiración: sofocaciones, disnea, etc. En el aparato circulatorio, las sensaciones son de palpitaciones, angustia, etc. La conciencia recoge así un conjunto de sensaciones de origen orgánico, que los fisiólogos han reunido bajo la denominación general de cenestesia y que etimológicamente significa: sensibilidad general orgánica. Sentido kinestésico: A través de las sensaciones que recibe nos informa acerca de la posición en que se encuentra nuestro cuerpo con relación al espacio, aun a ojos cerrados, sin valemos del sentido de la vista. Estas sensaciones no sólo impresionan al cuerpo en su totalidad, sino que se hacen perceptibles en cada una de las partes que lo constituyen; de tal manera cuando estamos sentados experimentamos, además de la sensación general propia de esa actitud, las sensaciones que nos informan acerca de la posición en que se encuentran cada uno de nuestros miembros y las otras partes del cuerpo. Estas sensaciones son el resultado de la estimulación simultánea de distintas regiones del cuerpo, estímulos que se originan en el estado de tensión q relajación muscular o en las diversas posiciones de las articulaciones según el estado de tensión o relajación de las cápsulas y ligamentos articulares. Es muy importante el grado de desarrollo que pueda adquirir el sentido kinestésico, ya que según la riqueza, prolijidad y nitidez de las sensaciones que pueda recoger, será la habilidad que el individuo adquiera para el desempeño de los diversos oficios manuales. La persona dotada de una pobre sensibilidad kinestésica es torpe en los trabajos manuales y se halla imposibilitada para el desempeño de tareas delicadas y que requieren gran precisión. Sentido de la orientación: El aparato receptor de los estímulos se encuentra en la parte del oído interno formada por el caracol, los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo, hasta donde llegan las terminaciones del nervio vestibular, rama sensitiva que se une al nervio auditivo. Los estímulos que impresionan a estos órganos originan las sensaciones que permiten al individuo percibir los cambios de posición de la cabeza y del cuerpo en general y el reconocimiento de su ubicación en el espacio. Las perturbaciones de estos órganos producen trastornos graves, como el miedo de caer y la pérdida del equilibrio. De todos los aparatos sensoriales a que nos hemos referido, sólo se conocen con certeza las localizaciones cerebrales de algunos. 1) El centro visual; localizado en la parte interna del lóbulo occipital, en ambas márgenes de la cisura calcarina. 2) El centro auditivo; en la tercera circunvolución del lóbulo temporal. 3) El centro olfatorio, en la cara interna del hemisferio cerebral, en la circunvolución del hipocampo. 4) El tacto y la sensibilidad general, a lo largo de la circunvolución ascendente o post-rolándica del lóbulo parietal. La localización del centro del gusto permanece aún desconocida. En esos centros corticales no se efectúa la percepción; ellos tienen la función específica y bien limitada de recibir el estímulo sensorial, o sea, la sensación. La percepción se hace de inmediato en zonas vecinas y próximas a estos centros receptivos, donde se escalonan una serie de centros secundarios, llamados centros perceptivos. La ablación de esas zonas en animales de experimentación, respetando a los centros sensoriales de recepción, comprueba la imposibilidad de percibir y por ende de comprender los estímulos o sensaciones. Los centros perceptivos, contiguos al centro sensorial correspondiente, son centros mnemónicos en los que se realiza la fijación del material cognoscitivo recibido por el sensorio; la evocación y el mecanismo asociativo facilitan el reconocimiento de los nuevos estímulos. El niño, cuyo sentido de la vista se abre al mundo exterior, aprende a reconocer en cada cosa, merced a las percepciones que con antelación fueron registradas por la conciencia y grabadas por la memoria, ciertas propiedades que son esenciales e inmutables y que les confieren individualidad: forma, tamaño, color, etc. Esta individualización es favorecida, además, por el aporte que la memoria hace de otros conocimientos tales como los conceptos de arriba, abajo, derecha, izquierda, movilidad e inmovilidad, que son relaciones apreciables solamente cuando el niño es ya capaz de reconocer su propia posición en el espacio. Progresivamente estas nociones se complementan con las informaciones suministradas por los otros aparatos sensoriales que aportan sensaciones de sabor, de olor, de tersura o aspereza, de blandura o dureza, todas las cuales enriquecen la percepción hasta llegar a la total y perfecta individualización de las cosas. Así es como el niño adquiere, paulatinamente, la representación mental del mundo exterior. La conjunción de los diversos campos perceptivos que proporcionan los cinco sentidos externos y los sentidos internos constituye una amplia plataforma perceptiva, que hace las veces de una pantalla sensible sensorial-cenestésica, capaz de captar cuanto procede desde el medio exterior a la vez que las variaciones que sobrevienen en el mundo inferior. Esta pantalla sensible se concentra en una "central informativa" que es la conciencia misma, que de este modo es ininterrumpidamente informada de cuanto acontece dentro y fuera del ámbito personal. En ella tiene lugar, como resultado final, la formación de los estados de conciencia que se caracterizan por su gran inestabilidad y movilidad; estados continuamente cambiantes de acuerdo con la multiplicidad y la variedad de los estímulos que impresionan a la pantalla sensible. Es por esta razón que consideramos y designamos a la conciencia como la trastienda del sensorio. En la conciencia se efectúan las elaboraciones que a continuación realiza el espíritu, para alcanzar finalmente la percepción y perfecta comprensión de todo lo que se ha captado por el sensorio. El resultado final de la información sensoperceptiva, en su sentido más amplio, es la adquisición de todo el material cognoscitivo de naturaleza concreta que constituye la base sobre la que se sustenta todo el conocimiento del individuo. La perfección y la jerarquía de esos conocimientos está supeditada al grado de comprensión, dependiente de la magnitud del caudal intelectual de cada individuo. Por lo tanto, para cada una de las cosas que forman el mundo exterior existe una apreciación de orden general, común para la mayoría de las mentes capaces; y hay también una apreciación personal, que se revela por la infinidad de pequeñas y a veces marcadas variantes que cada uno imprime a la elaboración perceptiva-comprensiva, que lleva a la formación del conocimiento personal del mundo en que vive. Esta apreciación personal depende de la capacidad intelectual y de las tendencias y corrientes afectivas dominantes en cada individuo, es decir que a lo puramente intelectual se suman diversos matices afectivos que dan a la percepción de las cosas el matiz personal. Luego, dentro de una norma conceptual general del mundo externo cada persona tiene su cuadro perceptivo individual, dependiente de sus propias dotes y de las condiciones imperantes de su mundo interior, que es el que preside, en gran parte, la "percepción-comprensión" de lo que penetra por los sentidos externos. Imágenes sensoperceptivas normales Antes de iniciar el estudio de la psicopatología de la sensopercepción, realizaremos una revisión somera de las diferentes imágenes que elaboran las personas normales. Comenzaremos por recordar en qué consiste una imagen: "la imagen es la representación psíquica de un objetivo registrado por la conciencia a través del mecanismo sensoperceptivo". Los diferentes tipos de imágenes normales son: 1º) Imagen sensorial: Es la imagen real objetiva que se obtiene y elabora por la observación directa del estímulo que impresiona a los aparatos sensoriales receptores. La imagen sensorial presenta a considerar ciertos caracteres fundamentales que la individualizan: 1) Nitidez, es decir, claridad y perfecta delimitación. 2) Corporeidad, propiedad que nace de la observación directa del objetivo de existencia real. 3) Fijeza, es decir que posee estabilidad. 4) Extrayección, pues procede de un objetivo situado fuera de los límites del yo. 5) No es influenciable por la voluntad del individuo. 2º) Imagen consecutiva: También llamada post-imagen sensorial, determinada por la persistencia de la imagen sensorial después de desaparecido el estímulo, cuando éste ha sido muy intenso. Es continuación de la imagen real, pero muy pronto pierde los caracteres de nitidez, corporeidad y extrayección. Además es influenciable por la voluntad la cual puede reavivarla. 3º) Imagen mnemónica: Es la imagen del recuerdo, evocada por la memoria. Se diferencia de la imagen sensorial real por su falta de nitidez y de corporeidad, desde el momento que el objeto ya no existe o no está presente. Carece de fijeza es muy inestable, es influenciable por la voluntad, ya que puede ser evocada e inhibida por el sujeto. 4º) Imagen fantástica: También llamada confabulatoria. Se trata de una imagen que en ningún momento obedece a la existencia de algo real; es una creación producto de la imaginación del individuo; sin nitidez, ni corporeidad ni fijeza. No existe como estímulo ni ha tenido nunca extrayección, siendo además muy influenciable por la voluntad. 5º) Imagen eidética: También se la llama imagen intuitiva por corresponder a la etapa intuitiva del desarrollo mental, razón por la que se observa preferentemente en los niños y en los salvajes. Esta imagen tiene algunas semejanzas con la imagen mnemónica y con la imagen consecutiva, gozando en realidad de las propiedades de ambas. Tiene mayor nitidez y corporeidad que la imagen mnemónica y algo menos que la imagen consecutiva. Como caracteres propios posee una extrayección condicionada, desde que el sujeto la puede proyectar mentalmente sobre cualquier parte, en especial sobre fondos lisos y grises. Además la imagen eidética posee una doble influenciabilidad exógena y endógena, lo que le permite cambiar su contenido y su tonalidad según la tonalidad del fondo en que la proyecta, proyección que puede ser inmediata o muy posterior a su captación. El sujeto dotado de capacidad eidética tiene conciencia de que esta imagen es de formación intrapsíquica; continúa viendo claramente los objetos que han desaparecido del campo visual pese a que tiene conocimiento de que esta imagen no es real, 6º) Imagen onírica: Es la imagen que forma el contenido del ensueño. Su origen puede hallarse en la evocación mnemónica, o bien en la fantasía. En ambos casos, como el sueño trae un embotamiento de la actividad psíquica, el juicio la acepta momentáneamente como real. Sus caracteres más salientes son: escasa nitidez, falta de fijeza, gran movilidad, sumamente inestable, sin extrayección, ilógica; carece de relación temporal, constituye un fenómeno aislado sin duración determinada. Las imágenes oníricas no se producen en orden cronológico, razón por la que en el ensueño se confunden acontecimientos pertenecientes a épocas diferentes. 7º) Imagen pareidólica: La imagen pareidólica, producto de la fantasía, tiene su origen en imágenes reales que agrupadas de diversas maneras configuran la nueva imagen. Es inestable y muy influenciable; el sujeto tiene conciencia de que no es real, y por lo tanto la reconoce como producto de su fantasía. PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN Las alteraciones de la sensopercepción son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas. Alteraciones cuantitativas En condiciones normales, en un mismo acto de atención comprendido en la unidad de tiempo, o sea en un segundo, se perciben con claridad únicamente cuatro unidades de percepción, siempre que se hallen comprendidas dentro del campo exterior o interior en el cual se concentra la atención. Más aún, cuando la atención se enfoca con intensidad hacia un sector sensorial determinado, como puede ser el oído en el caso de escuchar detenidamente una música el resto de las funciones sensoriales pasan a un segundo plano, al punto de no percibir claramente con nuestra vista lo que ocurre a cierta distancia. En personas normales se pueden observar oscilaciones en más o en menos, determinadas por diversas circunstancias de orden fisiológico. Se trata, por lo tanto, de variaciones normales. 1º) El grado de fatigabilidad de la atención en los diversos momentos del día puede afectar a la sensopercepción, ya que sabemos que una buena atención significa una mayor nitidez perceptiva. Se percibe con mucha mayor claridad por la mañana después del descanso reparador del sueño y a medida que transcurren las actividades de la vigilia la percepción se hace más dificultosa, llegando a perder su nitidez en los estados de fatiga intensa cuando se entorpecen todas las actividades psíquicas por una leve obnubilación de la conciencia. 2º) La percepción es más activa y clara cuando, en relación con las actividades del individuo, se ejercitan especialmente algunos órganos sensoriales, así como ocurre con el gusto en los catadores de vino. 3º) El interés que se dispensa a un objetivo produce una mayor concentración de la atención y aumenta la nitidez del acto perceptivo. Las variantes sensoperceptivas patológicas de orden cuantitativo son las siguientes: 1º) Aceleración de la percepción: Consideramos que la percepción está acelerada cuando se produce un aumento del número de unidades de percepción por segundo. Esto se observa en todos los casos en que se produce una aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia es siempre resultante de la excitación psicomotriz la que, si bien determina la captación de un mayor número de estímulos, redunda, secundariamente, en un déficit perceptivo, por cuanto la inestabilidad de la atención que no se posa sobre ningún objetivo debilita la nitidez del acto y dificulta la fijación mnemónica. 2º) Retardo de la percepción: Consiste en la disminución del número de percepciones por segundo. Esta alteración se observa en todos los casos en que se produce una disminución del ritmo psíquico, como ocurre por lo general en la depresión psicomotriz. Asimismo se retarda y obstaculiza la percepción en todos los estados patológicos que determinan una disminución de la lucidez de la conciencia, como los estados de confusión mental que producen una torpeza general en todos los aparatos sensoriales y los estados crepusculares de los epilépticos. 3º) Abolición de la percepción; Exceptuando la abolición de la percepción natural en el sueño, los restantes casos coinciden con lesiones del sistema nervioso central. Esta falta de percepción afecta una zona sensorial localizada (vista, oído, etc.); se trata de una "apercepción psíquica". Cuando las lesiones radican en alguna región periférica de los aparatos perceptivos la falta de percepción recibe la denominación de "agnosia" o falta de conocimiento. Alteraciones cualitativas Las alteraciones cualitativas de la sensopercepción son, desde todo punto de vista, más importantes que las cuantitativas. 1º) ILUSIONES: La ilusión se define como: "la percepción falseada o deformada de un objeto real". En efecto, la imagen ilusoria tiene un fundamento real y objetivo, pero, es una imagen deformada por imperio de diversas circunstancias. 1º) La percepción se deforma y da lugar a la ilusión en todos los casos en que se produce una debilitación de la atención. Es una alteración corriente en cualquier persona normal, cuando una fatiga marcada menoscaba la lucidez' de la conciencia debilitando la atención, lo que dificulta la captación nítida de las cosas y favorece el error perceptivo. Lo mismo ocurre durante la transición entre el sueño y la vigilia. Esta captación superficial se observa también en algunos casos patológicos: a) En el síndrome de excitación psicomotriz, especialmente, la manía, en la que la exaltación afectiva acelera el ritmo psíquico determinando una gran inestabilidad de la atención, la cual atraída por múltiples estímulos no se concentra sobre ninguno, captación superficial que provoca los errores ilusorios de la percepción. b) En el síndrome de depresión psicomotriz. Es el caso de los melancólicos en los que la atención, profundamente requerida por sus problemas y sombrías meditaciones, se desvincula de todo lo concerniente al mundo exterior el cual pasa casi inadvertido; como consecuencia las percepciones son insuficientes o deficientes por lo que, a menudo, caen en el error. c) En la confusión mental, en la que se produce una suspensión más o menos marcada de la actividad psíquica, la gran torpeza de la senso-percepción, por la obnubilación de la conciencia, determina que la captación se haga con mucha dificultad, poco y mal, favoreciendo la ilusión. d) En los estados demencíales en los que hay una debilitación global de la psique, la fácil fatigabilidad impide una atención sostenida, que poco a poco se hace más inestable y superficial predisponiendo al error de percepción. Con mayor frecuencia aún, la ilusión perceptiva es desencadenada por estados de exaltación emocional que perturban la conciencia, cuya claridad se empaña. En estas condiciones se produce una alteración de la elaboración perceptiva normal pese a que la sensación captada por el sensorio no es imperfecta. El juicio interferido por la intensa carga emocional, queda predispuesto para la falsa percepción mediante el agregado de particularidades y atributos que no pertenecen a la sensación real. Es una elaboración realizada in situ, dentro de la misma psique, con la participación de los centros perceptivos que, por asociación de representaciones mnemónicas, crean las deformaciones de la realidad. Cuando la ilusión es provocada por un estado emocional se la denomina ilusión catatímica. Es el tipo de ilusión más frecuentemente observado en personas normales sujetas al imperio de estados emocionales intensos. Las ilusiones, cualquiera sea su origen, pueden producirse en todos los aparatos sensoriales. En los alienados se producen por el mismo mecanismo catatímico, pero, a diferencia de lo que ocurre en las personas normales, el error es sostenido como real, sin posibilidad de rectificación. Como el estado afectivo del enfermo no es de carácter transitorio sino permanente, es de todo punto imposible la rectificación del error que, en los sujetos normales se hace factible tan pronto como la exaltación afectiva, pasajera y circunstancial, se atempera. a) La emoción de miedo, que experimenta todo enfermo que se cree perjudicado o perseguido, puede inducir a los siguientes errores ilusorios: 1) Ilusión Visual: el enfermo confunde formas y objetos con personas en acecho dispuestas a atacarlo; 2) Ilusión Auditiva: oye voces donde sólo hubo ruidos o percibe palabras inaudibles para los sujetos normales; 3) Ilusiones del Gusto y del Olfato: que trastruecan el sabor y el olor normal de los alimentos en sensaciones desagradables que despiertan en el enfermo el temor de ser envenenado. b) La emoción de amor produce en los sujetos alienados místicos, ilusiones diversas: 1) Durante el éxtasis contemplativo ante las imágenes religiosas creen ver que éstas les sonríen o hacen gestos. 2) Los ruidos próximos se toman por palabras de la imagen. 3) Una brisa o una corriente de aire es un efluvio emanado de la imagen que el sujeto venera. c) Iguales errores perceptivos padecen los enfermos que son presa de la emoción de cólera. El Quijote nos ofrece un ejemplo típico: ante la vista de los molinos de viento, en los que cree ver gigantes, arremetiendo contra ellos en el paroxismo de su exaltación delirante. 2º) ALUCINACIONES: La alucinación es un trastorno cualitativo de la percepción que consiste en la captación de algo inexistente. Por esta razón Ball definió a la alucinación de la manera más simple al llamarla percepción sin objeto. Mucho se ha discutido sin llegar a ningún acuerdo, respecto al mecanismo íntimo que interviene en la génesis de la alucinación. Para unos, se trata de un mecanismo puramente psicológico; para otros, la exclusividad pertenece a lo neurológico y orgánico. A nuestro parecer, ambas tendencias pueden ser conciliadas, ya que, siguiendo un criterio contemporizador a la vez que lógico, se puede admitir la confluencia de ambos factores en el mecanismo alucinatorio. En efecto; considerando a la alucinación sea como una representación surgida de una imagen del recuerdo sea como creada por la fantasía del enfermo: a) en el primer caso, no puede menos que tenerse en cuenta el mecanismo orgánico o neurológico que por excitación (tóxica, traumática o exaltación afectiva) pone en juego el automatismo de los centros perceptivos; b) en el segundo caso, la alucinación es creada por la exaltación del mecanismo psicológico imaginativo que cae en la fantasía; con la participación de todo lo conservado por la memoria en los centros perceptivos y de las imágenes de evocación toma forma la imagen alucinatoria fantástica. En ambos casos el mecanismo psicológico no puede desligarse totalmente de lo orgánico, que tiene su objetivación en la parte mnemónica. Esta representación es creada por la mente del enfermo, es decir que se produce dentro del espacio intrapsíquico. Inmediatamente después, bajo el imperio de intensos estados emocionales, el juicio la acepta como una imagen real que, procedente del exterior, es captada por el sensorio; por lo tanto, al proyectarla fuera del espacio intrapsíquico, le da la característica de extrayección. Toda esta elaboración se realiza por un mecanismo puramente psicológico, por el que el juicio desviado llega a la convicción de que se trata de una imagen construida por la percepción de un estímulo exterior, cuando lo real es su génesis intrapsíquica. El enfermo experimenta la sensación clara y nítida de captación sensorial no admitiendo dudas al respecto. Teniendo en cuenta las consideraciones que preceden podríamos definir a la alucinación de la siguiente manera: "La alucinación es una alteración perceptiva producto de la elaboración de un juicio interferido y desviado, que crea una viva representación originada en una imagen del recuerdo o de la fantasía, la que de inmediato es proyectada al exterior y aceptada como la captación sensorial de un fenómeno real". Luego la alucinación es resultado de la perturbación del juicio; el mecanismo psicológico que la produce es semejante al que da lugar a la creación de la idea delirante, también resultado de la perturbación judicativa; ambos casos siempre consecuencia y no causa de la perturbación. Las alucinaciones se han reunido en tres grandes grupos teniendo en cuenta sus características: sensoriales, cenestésicas y cinéticas. 1º) Alucinaciones sensoriales: Son las que se refieren a los cinco aparatos sensoriales externos: vista, oído, gusto, olfato y tacto. a) Alucinaciones auditivas: Entre las sensoriales, las alucinaciones auditivas son las más importantes porque acompañan a un estado patológico de mayor gravedad que las visuales, desde que se observan, contrariamente a lo que ocurre en estos últimos, en enfermos con lucidez de conciencia. Pueden presentar diversos matices; en sus formas más elementales son alucinaciones indiferenciadas: ruidos, zumbidos, cuchicheos, silbidos, etc. En un segundo grado hay mayor nitidez y diferenciación, la alucinación ya tiene la forma verbal; el enfermo oye voces, una o varias palabras que se repiten invariablemente. En un grado más avanzado la diferenciación es perfecta; las voces que oye con gran nitidez se expresan en idiomas hablados y conocidos por el enfermo. Generalmente entrañan amenazas o insultos, rara vez son palabras amables y parecen proceder de una misma o distintas personas ubicadas, cerca o lejos, en los más extraños lugares. b) Alucinaciones visuales: Las alucinaciones visuales se observan tanto en los estados tóxicos e infecciosos, que producen alteraciones más o menos intensas de la conciencia, como en los estados crepusculares de los epilépticos. Tienen distintos grados de intensidad y diferenciación; las alucinaciones visuales elementales aparecen bajo forma de llamas, colores y formas definidas: en los epilépticos son frecuentes las alucinaciones coloreadas primando el color rojo (fuego, relámpagos). En un grado más avanzado de individualización traducen imágenes nítidas de animales, objetos o personas. La mayor parte de las veces las alucinaciones visuales son de carácter desagradable y muy a menudo terroríficas; agitan y llegan a asustar al enfermo, como ocurre especialmente en las psicosis tóxicas. En el delirium tremens, las alucinaciones reproducen imágenes variadas de objetos, personas y, con frecuencia, animales y visiones fantásticas. Son más nítidas en la oscuridad, por lo que el enfermo empeora al llegar al crepúsculo y se agita durante toda la noche, presa de temores que lo obligan a encender la luz tratando de ahuyentarlas. Estas imágenes son además movibles, cambiantes, en sucesión rápida, razón por la que Regís las llamó: alucinaciones cinematográficas. En los intoxicados por cocaína se observa un tipo especial de alucinaciones, de tamaño muy reducido, que se han llamado liliputienses. Las alucinaciones visuales de los místicos son placenteras o displacenteras según representen a las entidades del bien o a los genios del mal. Estas imágenes alucinatorias traducen el estado de ánimo y la exaltación imaginativa del enfermo, a través de la luz, el color y el fulgor que irradian. Existe un número más reducido dé alucinaciones visuales que no obedecen al mecanismo tóxico o infeccioso; se observan en algunos enfermos que padecen lesiones orgánicas del cerebro. Son las alucinaciones que pueden manifestarse en algunas demencias arterioescleróticas y en enfermos que padecen tumores del encéfalo. c) Alucinaciones olfativas y gustativas: Por lo común se las encuentra asociadas. Son mucho menos frecuentes y diferenciadas que las auditivas y las visuales. Generalmente hacen su aparición en enfermos que vienen evolucionando desde largo tiempo y ya alucinados del oído. Son síntomas de una agravación del proceso, que ensombrece el pronóstico pues revelan que el enfermo se aferra firmemente a sus concepciones, cada vez más convencido de su certeza. Ambas alucinaciones revisten, generalmente, un carácter desagradable' y como por lo común se vinculan con los alimentos del enfermo sé niega a comer por temor a ser envenenados. En algunas ocasiones, como suele acontecer con algunos místicos, estas alucinaciones son placenteras (perfumes y emanaciones agradables). Estos olores y sabores son percibidos como procedentes ya desde el exterior ya del interior del propio organismo, por lo que se atribuyen ya a malévolas intenciones de terceros, ya a enfermedades graves que infectan y minan a aquél; es el caso de los melancólicos. d) Alucinaciones táctiles: En este grupo se reúnen las alucinaciones de contacto, térmicas y dolorosas sobre la superficie de la piel. Las más diferenciadas son las de contacto; las restantes son indiferenciadas, poco nítidas, confundiéndose a menudo con la cenestesia general. Entre ellas las sensaciones alucinatorias más frecuentes son de contacto eléctrico, quemaduras, pinchazos y tacto. Cuando el enfermo experimenta la sensación de que toca algo la alucinación se denomina de tacto activo; cuando tiene la sensación de que es tocado de tacto pasivo. Las primeras son raras y propias de los delirios tóxicos, místicos y eróticos; el paciente cree tocar animales, cosas repugnantes u órganos genitales. Más frecuentes son las alucinaciones de tacto pasivo; en estos casos, son poco nítidas, confundiéndose a menudo con la cenestesia general. Se observan en los delirios tóxicos, místicos, eróticos y persecutorios. 2º) Alucinaciones cenestésicas: Son las que conciernen a la cenestesia general, es decir, a los llamados sentidos internos, de observación frecuente en los hipocondríacos, neuróticos y melancólicos. La atención introvertida de estos enfermos se encauza hacia la observación minuciosa de cuantas manifestaciones orgánicas puedan presuponer un estado patológico; paulatinamente el temor de padecer enfermedades graves carga la tensión emocional hasta llegar al grado de exaltación afectiva que perturba el juicio y desencadena el estado alucinatorio. Las alucinaciones cenestésicas se vinculan a los diversos aparatos y órganos de la economía; los hipocondríacos y neuróticos se quejan de sofocación, disnea, palpitaciones, dolores viscerales vagos, imprecisos en sus caracteres y localizaciones. Los melancólicos suelen presentar trastornos cenestésicos más graves; desde la absurda manifestación de que sus órganos son de piedra por ejemplo, o desde la afirmación de la inexistencia de algunos de ellos en sus organismos, llegan paulatinamente hasta a negar la propia existencia (delirio nihilista). Las alucinaciones cenestésicas son más groseras aún en los esquizofrénicos de cuyos profundos trastornos de la personalidad son prueba evidente. Estos enfermos experimentan las más extrañas sensaciones; ya un animal raro se instala en alguno de sus órganos, ya son cuchillos los que atraviesan el corazón o los pulmones, ya se realizan en lo íntimo de su ser movimientos y bailotees extravagantes. 3º) Alucinaciones cinéticas: Los enfermos así alucinados experimentan la sensación de que se imprime los más variados movimientos a sus miembros o, parcial o totalmente, a su cuerpo; no es raro que manifiesten que reciben golpes y empellones o que se los mantiene suspendidos en el aire. La mayor parte de las veces este tipo de alucinaciones se observa en los delirios oníricos tóxicos e infecciosos; muy a menudo en el delirium tremens. Las alucinaciones cinéticas también suelen manifestarse en los delirios crónicos, especialmente en los de tipo persecutorio, y en algunas personalidades psicopáticas como los histéricos y los neuróticos. 3º) PSEUDOALUCINACIONES: La pseudoalucinación es, por sobre todo, la representación psíquica de imágenes intuitivas o eidéticas que surgen en forma súbita en el campo de la conciencia. El sujeto tiene perfecta noción de su origen y formación intrapsíquica, pero un estado de ánimo especial, desencadenado por poderosas corrientes afectivas, hace que a continuación le dé extrayección y la proyecte al campo sensoperceptivo. La pseudoalucinación, por su origen intuitivo, está sujeta a la influencia de la voluntad, de acuerdo con lo que sugiera el contenido del pensamiento. Por esta razón tiene mayor vivacidad como representación, identificada en su formación, desde el primer momento, con el pensamiento; sólo secundariamente y en menor escala es relacionada con la sensopercepción. Esto la diferencia con la alucinación verdadera, cuya elaboración intrapsíquica pasa inadvertida para el sujeto; éste tiene la certeza de su procedencia exterior pues el sensorio es el primero en ser impresionado; en segundo término se informa la conciencia. La pseudoalucinación recibe también el nombre de alucinación psíquica, esta segunda denominación no es admitida por algunos autores por considerar que es un trastorno perceptivo que debe tratarse aisladamente. 4º) ALUCINACIONES PSÍQUICAS: Tampoco son verdaderas alucinaciones por cuanto, para serlo, les falta la exteriorización; se limitan a una intensa representación de la cual el enfermo tiene clara conciencia de que carece de realidad objetiva y de que se produce de su cerebro, bajo la forma de palabras o de pensamientos que le imparten órdenes y lo dirigen. Estas alucinaciones psíquicas dan margen a los delirios de influencias en los esquizofrénicos, que perciben directamente en el interior de su cerebro que éste y su pensamiento son dirigidos desde el exterior por extrañas influencias de terceros. La alucinación psíquica difiere de la alucinación y de la pseudoalucinación por la falta absoluta de participación sensorial. 5º) ALUCINOSIS: Consiste en un estado persistente, con la característica de que no despierta ninguna interpretación delirante. En efecto, el individuo reconoce el carácter patológico del fenómeno, aceptando a las alucinaciones como lo que son y 'no como realidades, es decir que las reconoce como consecuencia de una determinada perturbación. La alucinosis se debe, en última instancia, al automatismo cerebral desencadenado por diversas circunstancias, tóxicas, infecciosas, febriles, traumáticas, etc., a nivel de los centros perceptivos (mnemónicos), que rodean a los centros sensoriales correspondientes. 6º) ALUCINACIONES VERBOMOTORAS: Séglas dio esta denominación a una forma particular de alucinación, por la que el enfermo experimenta la sensación de que por su intermedio están hablando otras personas que harían uso de sus cuerdas vocales, labios y lengua; estos órganos serían impulsados a articular las palabras y su discurso sería dirigido por extraños. Más que una verdadera alucinación, que muchos incluyen en el grupo de las cinéticas, es una perturbación del pensamiento, propia de los estados patológicos con graves trastornos de la personalidad como ocurre en la esquizofrenia. 7º) alucinación hipnagógica: Es un tipo especial de alucinación que se observa en aquellos estados en que se produce un enturbamiento de la lucidez de la conciencia. Se registra en las personas normales al conciliar el sueño o en el momento de despertar. En condiciones patológicas puede manifestarse en el surmenage, agotamiento físico y psíquico, en los neurópatas y, en ocasiones, en el comienzo de la esquizofrenia. 8º) ALUCINACIONES EXTRACAMPINAS: Trastorno perceptivo visual, consistente en la captación de estímulos que se hallan fuera de los límites que circunscriben el campo sensorial. Es el caso del enfermo que asegura estar viendo algo que se halla situado a sus espaldas. Se observa en algunos esquizofrénicos y en neuróticos, especialmente histéricos. 9º) PERCEPCIÓN DELIRANTE: La percepción delirante consiste en la falsa interpretación del significado de una percepción real; por lo general se refiere a la propia personalidad. Es precedida siempre por una desviación del juicio, que dificulta la interpretación y comprensión correcta de las cosas e induce a la falsa interpretación de los hechos reales. En los delirantes esas falsas interpretaciones son motivadas por vivencias subsiguientes a problemas de índole ideoafectivo cuya gran exaltación (angustia, desconfianza, recelo) propicia el error perceptivo. En los esquizofrénicos la percepción delirante es, por el contrario, una vivencia primaria carente de explicación, lo que hace suponer que la causa reside en el ultraje inferido a la integridad de la psique por la enfermedad. 10º) ECO O SONORIZACIÓN DEL PENSAMIENTO: La sonorización o eco es, sin dudas, un trastorno del pensamiento, cuya resultante es un anormal fenómeno perceptivo del mismo. Se observa en algunos esquizofrénicos, siendo a veces difícil deslindar si se trata de una perturbación sensoperceptiva o del pensamiento. El enfermo cree oír sus propios pensamientos; tal como si pensara en voz alta. Es un índice de profundas alteraciones del núcleo de la personalidad. 11º) ALUCINACIONES AUDITIVAS DE OBSERVACIÓN DE LOS PROPIOS ACTOS: Es un trastorno propio de los esquizofrénicos; los enfermos oyen voces que comentan los actos que realizan u ordenan los que deben ejecutar, razón por la que se sienten influidos desde el exterior. Este tipo de alucinación auditiva cuyo resultado es la aparición de vivencias desagradables, inquietud e inseguridad del yo, es una prueba más del trastorno de despersonalización. RESUMEN SENSOPERCEPCIÓN La sensopercepción permite adquirir todo el material del conocimiento procedente del mundo exterior y del mundo interior físico y mental. Se requiere la participación activa: 1) De los cinco sentidos externos: vista, oído, gusto, olfato y tacto. 2) De los sentidos internos: cenestésico, cinético o kinestésico y el de orientación. 3) De la percepción del mundo mental por la conciencia. Sensación Constituye el elemento primario, básico de la sensopercepción. La sensación es el registro en la conciencia, de la estimulación producida en cualquiera de los aparatos sensoriales que, por las vías centrípetas, es conducida a la corteza". Percepción La percepción es la sensación registrada y elaborada en los "centros perceptivos" en los que se efectúa su interpretación y comprensión. Conceptos Generales Imágenes sensoperceptivas normales Imagen "Es la representación psíquica de un objetivo registrado por la conciencia a través de un mecanismo sensoperceptivo". Imagen sensorial Es la imagen obtenida por la observación directa del objetivo. Caracteres: nitidez, corporeidad, fijeza, extrayección, no influenciable. Imagen consecutiva También llamada "post-imagen sensorial". Es la persistencia de la imagen sensorial después de desaparecido el estímulo, cuando éste es muy intenso. Imagen mnemónica Es la imagen del recuerdo evocada por la memoria. Muy inestable e influenciable por la voluntad. Imagen fantástica También llamada "confabulatoria". Es una creación producto de la imaginación. Imagen eidética También llamada "intuitiva". Corresponde a la etapa intuitiva del desarrollo mental. Extrayección condicionada. Doble influenciabilidad: endógena y exógena. Imagen onírica Forma el contenido del ensueño de origen mnemónico o imaginativo. Conceptos generales Imágenes sensoperceptivas normales Imagen pareidólica Alteraciones cuantitativas Normalmente: en un acto de atención y en la unidad de tiempo (por segundo) se perciben claramente cuatro unidades de percepción. Variaciones normales: 1) Disminuye por la fatiga de la atención. Varía en los diversos momentos del día. 2) Percepción más activa y clara por entrenamiento especial. 3) Mayor interés produce mayor concentración atentiva y mayor claridad. Variaciones patológicas: 1) "Aceleración de la percepción": aumento de las unidades de percepción por segundo; en los casos de aceleración del ritmo psíquico (excitación psicomotriz. 2) "Retardo de la percepción": disminución del número de percepciones por segundo; en los casos de retardo del ritmo psíquico (depresión psicomotriz, confusión mental). 3) "Abolición de la percepción", normalmente en el sueño y en casos de lesiones del sistema nervioso central: en zona sensorial determinada (oído, vista, etc.). "Apercepción psíquica"; lesiones periféricas de los aparatos perceptivos, "agnosia" o falta de conocimiento. Psicopatología Creada por la fantasía y originada en imágenes reales que agrupadas de diversas maneras constituyen una nueva imagen. Ilusiones "Ilusión es la percepción falseada o deformada de un objeto real". Causas: 1) Debilitación de la atención por fatiga o en la transición entre el sueño y la vigilia. En la excitación psicomotriz por inestabilidad de la atención. En la depresión psicomotriz por introversión de la atención. En la confusión mental por la torpeza del sensorio. En las demencias por Ja debilitación de la psique. 2) Exaltación emocional. Más frecuente que la anterior. Alucinaciones "La alucinación es una alteración perceptiva producto de la elaboración de un juicio interferido y desviado, que crea una viva representación originada en una imagen del recuerdo o de la fantasía; proyectada al exterior y es aceptada como real, como producto de una captación sensorial Ball: "percepción sin objeto". Alteraciones cualitativas Alucinaciones Psicopatología Alteraciones cualitativas Otras alteraciones perceptivas Clasificación: 1) "Alucinaciones sensoriales": Se producen en los cinco aparatos sensoriales externos. a) Alucinaciones auditivas: elementales, indiferenciadas: ruidos, zumbidos, silbidos. En un grado más diferenciado: forma verbal, repetición invariable de una o más palabras. En un grado de diferenciación perfecto, se distinguen diferentes voces con gran nitidez. b) Alucinaciones visuales: Generalmente en estados tóxicos e infecciosos. Elementales: llamas, colores y sombras indefinidas. Más individualizadas: animales, objetos o personas. c) Alucinaciones olfatorias y gustativas: Generalmente asociadas y desagradables; en relación con los alimentos. En algunos casos agradables. d) Alucinaciones tácticas y de la sensibilidad general: de contacto, térmicas y dolorosas; "de tacto activo" sensación de tocar; "de tacto pasivo" sensación de ser tocado. 2) "Alucinaciones cenestésicas": Se refieren a los sentidos internos: hipocondríacos melancólicos y neuróticos. 3) "Alucinaciones cinéticas o kinestésicas": sensación de movimiento parcial o total del cuerpo; esquizofrénicos. Pseudoalucinaciones: Originadas en imágenes intuitivas o eidéticas; conciencia de la formación intrapsíquica; secundariamente se proyecta y se refiere al campo sensoperceptivo. Alucinación psíquica: Intensa representación sin exteriorización; conciencia de que se produce en el cerebro (palabras o pensamientos que imparten órdenes). Alucinosis: Estado alucinatorío persistente, que no despierta ninguna interpretación delirante: conciencia de que se produce a consecuencia de una perturbación determinada. Alucinaciones verbomotoras: Más que alucinaciones es un trastorno del pensamiento: sensación de que otras personas hablan por intermedio del sujeto. Psicopatología Alteraciones cualitativas Otras alteraciones perceptivas Alucinaciones hipnagógicas: Cuando disminuye la lucidez de la conciencia: paso de la vigilia al sueño, fatiga, surmenage, etc. Alucinaciones extracampinas: Cuando se captan estímulos que escapan al campo sensorial. Son visuales. Percepción delirante: Falsa interpretación de una percepción real; siempre precedida por una alteración del juicio. Eco o sonorización del: pensamiento: Trastorno del pensamiento, anormal fenómeno perceptivo del mismo. Sensación de oír los propios pensamientos. CAPÍTULO VI IDEACIÓN PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN IDEACIÓN Llamamos ideación al mecanismo y trabajo mental mediante el cual se realiza el aporte de las ideas al campo de la conciencia, para la elaboración del pensamiento. Esta actividad pone en juego a toda la psique; participa, en primer término, la atención introvertida que auxilia a la memoria en la búsqueda de las ideas, reclamadas por el pensamiento mediante el mecanismo asociativo. Una vez más, es evidente la unidad funcional de la psique, manifiesta en cualquier aspecto de su actividad que se considere. En efecto, las ideas constituyen los elementos que el juicio y el raciocinio utilizan para cristalizar y dar curso al pensamiento. Estas ideas no aparecen en la conciencia de una manera arbitraria, sino de acuerdo con un orden y una finalidad determinados por el tema que forma el contenido del pensamiento. Por lo tanto, las ideas son requeridas de acuerdo con la relación o afinidad que tengan con dicho tema, encargándose la memoria de evocarlas por el mecanismo asociativo. Esto prueba que la ideación es una actividad consciente y voluntaria. Idea: Concepto y definición: Es previo al estudio de la ideación el análisis del concepto de idea. Idea, en el sentido más amplio del vocablo, significa: conocimiento. Se trata del conocimiento puro y razonado que permite la comprensión de las cosas, de los seres y de los hechos. Cuando se dice: conocimiento razonado equivale a decir que toda idea lleva implícita la elaboración mental mediante la cual se realiza la adaptación de la misma, de acuerdo con la capacidad intelectual de cada uno. En efecto, es indudable que un mismo conocimiento es asimilado en formas diversas por las distintas personas, las cuales le asignarán valores diferentes de acuerdo con la adaptación que les permita la comprensión de cada una. Toda idea, pues, involucra una compleja elaboración mental; se lleva a cabo mediante la relación, cotejo y valoración con otras ideas afines antes adquiridas y que integran el caudal del conocimiento. Esta comparación da lugar a determinados juicios y razonamientos que conducen a una conclusión, tras la cual la nueva idea es incorporada al acervo del conocimiento personal. Por lo tanto, toda idea, antes de ser aceptada, debe ser sometida, mediante la comparación, a un proceso de análisis de cada uno de los términos; seguidamente, mediante la valoración que permite darle el caudal ideativo de cada uno, se la recompone por un proceso de síntesis. Es debido a esto que las ideas presentan características personales, a la manera de un sello impreso por la capacidad mental del individuo. La idea es pues la esencia misma del conocimiento, porque expresa el mayor o menor grado de pureza y perfección del mismo. Este grado de pureza está en relación con la calidad de los juicios y razonamientos previos a su comprensión y adaptación. Sintetizando el concepto de idea diremos: "La idea es el conocimiento que se tiene de los seres, de las cosas y de los fenómenos del mundo objetivo y del mundo de valores". Capital ideativo: El capital ideativo está representado por el conjunto de ideas o conceptos adquiridos en el transcurso de la existencia. La cantidad y la calidad de las ideas que lo forman se halla en directa dependencia de la capacidad intelectual. El cumuló de ideas que constituyen el capital ideativo de una persona normal, teniendo en cuenta un orden jerárquico, se halla colocado entre los polos extremos: el de las ideas concretas y el de las ideas abstractas. Entre ambos extremos tiene lugar toda la actividad del pensamiento humano. Consideraremos, a continuación, las diversas formas por las que se integra el conocimiento humano partiendo de diferentes orígenes. 1º) Ideas concretas: Las ideas concretas tienen su frente de origen en el sensorio. Se refieren al conocimiento, captado por los sentidos, de todo lo que pertenece al mundo exterior objetivo, animado é inanimado, raciona) e irracional. El conocimiento concreto, que es el primero que adquiere el hombre en el transcurso de su existencia, nace de la relación y contacto directo con el mundo de los objetos y de los seres. Esa relación, observación y contacto directo entre sujeto y objeto, fuente del primer conocimiento, constituye el paso inicial en la evolución ontogenética del pensamiento. Todo aquello que el sensorio capta por la observación del mundo exterior objetivo es registrado en la conciencia, dando lugar a la formación de ideas que determinan la individualización de las cosas y de los seres; en la misma forma se adquiere el conocimiento de lo que ocurre en el propio mundo interior y que la cenestesia se encarga de informar a la conciencia. Estas ideas concretas se elaboran mediante la formación de una imagen, anímica del objetivo percibido. Dicha imagen, en lo sucesivo, favorece la representación mental del objeto en la conciencia, cuando las circunstancias del acontecer psíquico así lo requieran; y también hace posible su rápido reconocimiento en el caso de captarse el mismo objetivo en un nuevo acto perceptivo, desde el momento que la memoria ya ha fijado la primitiva imagen sensoperceptiva. Mediante el acopio del conocimiento concreto se realiza el reconocimiento del mundo exterior y del mundo interno, lo que permite la noción de unidad individual, perteneciente al mundo externo pero diferente de él y de las cosas que en él existen. El pensamiento que se construye con las ideas imágenes, se conoce con el nombre de pensamiento por imágenes o pensamiento sensoperceptivo. El pensamiento concreto es propio de todos los seres en las primeras etapas de su evolución, de los pueblos primitivos y salvajes y de las personas de precario desarrollo mental por carencia de capacidad. Debemos tener en cuenta que, si bien lo concreto pertenece a la forma primitiva del conocimiento, no quiere esto decir que el hombre evolucionado no posea un bagaje considerable de ideas concretas, puesto que son las que constituyen la base para la concepción del mundo exterior. 2º) Ideas símbolos: La evolución de las ideas se logra mediante el paso de la individualización de la imagen anímica a la generalización por la formación de una imagen genérica. Consideremos varias cosas u objetos pertenecientes al mismo género pero desiguales entre sí; por ejemplo sillas de diferentes formas, tamaños y materiales de construcción. En presencia de los caracteres genéricos comunes, el individuo recurre, para su individualización, al análisis de las cualidades y propiedades de cada una, de donde surge la noción de silla con asiento cuadrado, silla con asiento redondo, silla de madera, silla de hierro, silla alta, silla baja, etc. Posteriormente y por síntesis se hace la abstracción de las cualidades que son comunes a todas las sillas, formándose una nueva imagen, la genérica, que las involucra a todas sin determinar a ninguna en particular. La imagen genérica nos aleja de la representación tangible del objeto; ya no se trata de la imagen anímica inmediata a su percepción, sino de una imagen mediata resultante de una elaboración mental, y que, en parte, nos aleja de la objetivación directa. Las imágenes genéricas se hacen cada vez más generales, es decir más abstractas, con lo que aumentan paulatinamente las distancias entre el sujeto y el objeto. Por lo tanto, a medida que las ideas se jerarquizan se alejan de lo concreto y sensoperceptivo, aun cuando en su génesis la participación del sensorio es activa e indispensable. Es en esta etapa evolutiva del conocimiento humano, cuando se hace necesaria la creación de símbolos, que favorecen en gran manera la transición' de la imagen anímica a la imagen genérica. El símbolo constituye un signo o señal por medio del cual se hace posible la representación de las ideas. Es resultado del convencionalismo humano, que nace de la vida de relación y de la convivencia de los hombres en sociedades. El símbolo representa algo así como la cristalización o materialización de una idea que se plasma en él, quedando convertido en su soporte y en su figura. Los símbolos pueden ser: 1º) Visuales: son los símbolos del lenguaje escrito, los gestos que traducen el lenguaje mímico, así como todo tipo de señales de carácter convencional que hacen posibles las comunicaciones entre los hombres. 2°) Auditivos: son las palabras del lenguaje hablado, los ruidos, silbidos y sonidos convencionales que se han establecido con el mismo fin. Mediante la imagen genérica o simbólica, no se forma en la mente la representación de un objeto determinado, la silla por ejemplo, sino una imagen sin límites precisos que comprende a todos los tipos de sillas. La imagen real del objeto resulta indefinida, borrosa, aún más, alejada, fuera de nuestro alcance, intangible. Las ideas símbolos marcan una etapa decisiva en el tránsito de los conocimientos, desde lo concreto a lo prelógico y lo abstracto. Los símbolos constituyen los elementos indispensables e insustituibles para toda psique evolucionada. Cuanto mayor sea el caudal psíquico mayor será la riqueza de los signos del lenguaje que, bajo la forma de ideas símbolos, proporcionan mayor vigor y fluidez de expresión y riqueza cognoscitiva. 3º) Ideas mágicas: La aparición de las ideas mágicas señala, en la evolución del conocimiento, el período de tránsito desde el mundo de lo concreto al de lo abstracto. Las ideas mágicas se sustentan sobre una base incierta, en relación, con hechos que pueden, o no, ser reales y que se adaptan a los siguientes principios: 1º) "Cuando dos cosas son parecidas o presentan caracteres similares se las considera como dotadas de las mismas propiedades". 2º) "La proximidad de dos objetos, aun cuando sean totalmente diferentes, determina que se los considere recíprocamente influenciados, adquiriendo uno las propiedades del otro y viceversa". Los conocimientos que así se originan son defectuosos pues no son el producto de un razonamiento analítico sino global. Son, por lo tanto, resultado de un razonamiento insuficiente, sin una formalidad lógica, lo que generalmente induce al error. En algunas ocasiones el razonamineto por analogías puede ser verdadero; así, dos cosas que presentan analogías de forma pueden ser realmente de la misma naturaleza; pero, también pueden ser totalmente diferentes en su esencia. Es lo que ocurre asimismo con respecto a la influencia por proximidad, como en el caso de dos metales uno de los cuales está imantado. Pero, estos ejemplos son excepciones; la generalidad de las veces los hechos prueban lo contrario y evidencian el error del razonamiento. De cualquier modo, las ideas mágicas siempre indican el acercamiento hacia los mecanismos del conocimiento abstracto, en los cuales las sustracciones se hacen teniendo en cuenta el criterio de las analogías y lo que denota un razonamiento que tiende a dar mayor amplitud a las elaboraciones psíquicas. El razonamiento por analogías se basa en el llamado: principio de finalidad. Según este principio la reunión y coincidencia de factores iguales o parecidos favorecen el arribo a un fin propuesto. Supongamos dos cuerpos semejantes A y B; A es conocido por nosotros en su más íntima esencia y comprende los factores 1, 2, 3, y 4. Del cuerpo semejante B, sabemos que tiene de común con A los factores 1, 2 y 3. De acuerdo con el principio de finalidad sostenemos que B también posee el factor 4, el que se presume, aunque no se perciba, porque las otras similitudes llevan a esa conclusión. Con este razonamiento se efectúa una abstracción en la que, en realidad, se prescinde del objeto que, en nuestro ejemplo, sería B. Así se fundamenta un conocimiento que puede ser verdadero o no, pero que contribuye en gran parte a desmaterializar el capital ideativo. Los juicios con que opera el razonamiento por analogías son insuficientes o inmaduros, se limitan a considerar las semejanzas externas, es decir que son juicios que se fundamentan en apariencias. En definitiva, la idea mágica es producto de juicios y razonamientos inmaduros; por lo tanto, es propio de los niños y de los pueblos primitivos, incultos y salvajes. Los pueblos primitivos atribuyen poderes e influencias extrañas a los objetos, por simples razones de vecindad o de similitud. De allí los poderes atribuidos a los amuletos, el tabú y todo lo concerniente a la magia y a su mundo. Por otra parte, las ideas mágicas integran el capital ideativo de toda persona; se manifiestan aun en los seres evolucionados junto a las ideas concretas y a las abstractas. 4º) Ideas abstractas: Las ideas abstractas son las de mayor jerarquía, trascienden el plano concreto y tienen su origen en las fuentes del conocimiento universal y en las relaciones interhumanas. En la idea abstracta falta la representación mental objetiva que determina la construcción de la idea imagen. En este caso el conocimiento es elaborado merced a un razonamiento deductivo. Se basa en el principio de no contradicción o principio de identidad, según el cual un conocimiento no puede contradecirse en su esencia; es decir que "una idea no puede ser otra cosa que ella misma, bajo el imperio de las mismas condiciones y en un mismo momento". Luego, la afirmación que lleva implícita un conocimiento no es otra cosa que la afirmación de una verdad, que no podrá ser simultáneamente, pues el principio de no contradicción excluye la afirmación y la negación simultánea de una idea, en un mismo estado de conciencia. A este criterio se ajusta el razonamiento matemático. Si A es igual a B y B es igual a C, debe admitirse de acuerdo con la no contradicción, que A es también igual a C. Mediante este razonamiento deductivo es posible realizar una importante abstracción sustrayendo uno de los términos. Es un razonamiento analítico por excelencia; descompone las partes del todo para buscar y separar las propiedades y atributos comunes, llegando en esa forma, al conocimiento o idea abstracta. Este razonamiento trabaja con ideas desmaterializadas que proceden de las fuentes del conocimiento personal. En esa forma es posible hallar similitudes alejadas de lo concreto, pudiendo realizarse substituciones de términos que permiten llegar a la creación de nuevas ideas o conocimientos, carentes de toda realidad objetiva. Para representar las ideas abstractas en la conciencia deben emplearse las palabras que, en el pensar humano, constituyen los símbolos que reemplazan a las imágenes objetivas. Con las ideas abstractas se desvanece el mundo de lo concreto, al aumentar gradualmente las distancias que lo separan del individuo. Ésta es la zona del conocimiento puro, donde germina y se acrisola la evolución psíquica en todos los aspectos de la personalidad humana, científico, literario, artístico, moral y ético. 5º) Ideas creencias: Las creencias contribuyen a integrar, en parte, el conocimiento humano. La creencia es el conocimiento que se acepta como verdadero o probable, sin haber realizado la elaboración mental previa requerida para su perfecta comprensión. Por lo tanto, la creencia es la confianza que se dispensa a un conocimiento sin juicio previo, ya sea porque la inteligencia no alcanza a abarcarlo o porque ha sido impuesto en la vida del individuo por razones afectivas o morales, o a través del tiempo en la evolución de la humanidad. En consecuencia, se trata de un conocimiento que puede ser verdadero, pero que, con mayor frecuencia, encierra un error. La creencia integra el capital de una persona a la manera de una idea cuya veracidad se sospecha o se tiene por probable; vale decir, que se encuentra en suspenso y sujeta, en cualquier momento, a una revisión mediante la intervención de un razonamiento lógico. Desde el momento que es sometida a una crítica lógica, se convierte en creencia reflexiva pudiendo o no ser aceptada. Se convierte en un conocimiento verdadero cuando, merced al razonamiento lógico, deja de ser una presunción para convertirse en una convicción. En calidad de tal es definitivamente incorporada al cúmulo del conocimiento personal. Cuando la creencia es aceptada sin una perfecta comprensión, o porque voluntariamente se omite la crítica, se denomina: creencia irreflexiva. Pierre Janet, considera que la creencia es la fe. La fe es, en realidad, una virtud teológica por la que se admite sin revisión los postulados religiosos. 6º) Ideas intuitivas: La intuición es una idea o conocimiento que aparece en la conciencia de una manera súbita, instantánea, con toda la apariencia y nitidez de una verdad pura. Nace en forma espontánea de lo más profundo de la psique, probablemente como consecuencia de una elaboración subconsciente de los materiales de nuestro propio saber que, en un determinado momento bajo el influjo de circunstancias especiales y al abrigo de corrientes afectivas, hacen su irrupción en el campo de la conciencia. La idea intuitiva es, como la creencia, un conocimiento sujeto a una revisión ulterior; puede, por lo tanto, ser verdadera o errónea. Generalmente la intuición asoma a la conciencia como una verdad incontrovertible; verdad que, para otra persona, puede no tener ni la más remota apariencia de tal. La explicación debemos buscarla en la génesis de la intuición que, como dijimos, es producto de la elaboración del propio material cognoscitivo. De la jerarquía de ese material dependerá la mayor o menor cantidad de verdades o errores de la intuición. Pero, de cualquier manera, se requiere el raciocinio y la elaboración crítica final para ser o no admitida como conocimiento real, de acuerdo con los valores individuales. Éstas son las principales fuentes encargadas de proveer e integrar el capital ideativo de las personas. PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN Las alternativas propias de la ideación son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas. ALTERACIONES CUANTITATIVAS Cuantitativamente la ideación puede ser: normal, acelerada o retardada. 1º) Ideación normal: Decimos que la ideación es normal cuando las elaboraciones mentales se hacen dentro del marco corriente de lo natural y con el ritmo que es propio del psiquismo del sujeto. Es decir, que la aparición de las ideas se hace siguiendo un orden determinado, que permite establecer su claridad y perfecta encadenación. 2º) Ideación retardada: El retardo ideativo se produce como consecuencia de todos los factores capaces de disminuir el ritmo general de las elaboraciones psíquicas. a) En la confusión mental, que produce diversos grados de entorpecimiento psíquico, desde la más leve obnubilación y retardo de las elaboraciones hasta la suspensión total de la actividad. b) En las demencias, en las que las lesiones atróficas de la corteza producen el debilitamiento de la función psíquica, con el consiguiente entorpecimiento y notorio retardo del ritmo de la ideación. c) En las oligofrenias, donde la insuficiencia determina dificultad y lentitud ideativas. d) En los epilépticos, en los que la bradipsiquia suele ser, algunas veces, muy marcada y cuyo pronunciado retardo del mecanismo ideativo hace viscoso el curso del pensamiento. e) En los estados depresivos como la melancolía, en la que la gran carga afectiva displacentera provoca el apagamiento y disminución de las elaboraciones mentales. 3º) Ideación acelerada: La ideación se encuentra acelerada en todos los casos en que se produce excitación psíquica pues la taquipsiquia reinante apresura el trámite de las elaboraciones. En los maníacos es donde el trastorno se hace mucho más evidente, llegando la aceleración ideativa al extremo de provocar la perturbación que se denomina: fuga de ideas. ALTERACIONES CUALITATIVAS El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas normales y las patológicas. Ideas normales El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las ideas concretas, ideas mágicas e ideas abstractas. El predominio de unas u otras permitirá, en cada caso, aquilatar la evolución alcanzada y el valor intelectual del individuo. Recordamos que por muy avanzada que sea la evolución, nunca le es posible a la personalidad humana substraerse totalmente al mundo de lo concreto o de lo mágico. Siempre se conserva un reducto de ideas mágicas a las que se recurre, por imperio de determinadas circunstancias, durante el transcurso de la vida psíquica. Con las elaboraciones abstractas el pensamiento se aleja cada vez más del plano concreto, perdiendo, por así decir, los puntos de apoyo que el mismo le proporciona. Por eso, en las grandes abstracciones, la mente puede hallarse enfrentada a situaciones de difícil solución a pesar de la lógica razonante superior que, a veces, la conduce a posiciones inseguras e inestables. En esos momentos es cuando surgen las ideas mágicas, que ofrecen los perdidos puntos de contacto con el mundo concreto y permiten una solución inmediata y más o menos transitoria para zanjar las dificultades. De donde, las ideas concretas, mágicas y abstractas son igualmente necesarias para las elaboraciones de la mente humana. Ideas patológicas Ese mismo capital ideativo que integra la mente humana pasa a constituir, en un determinado momento y bajo el imperio de ciertas circunstancias, el conjunto de las ideas patológicas. Aquí surgen dos interrogantes: en qué instante dichas ideas abandonan la normalidad para penetrar en el campo de la patología y cuál es la causa determinante de esa anormalidad. Cuando, por determinadas circunstancias de la vida espiritual, se producen fuertes tensiones emocionales la carga afectiva que impregna a las ideas, relacionadas con el acontecimiento, es particularmente intensa. Como consecuencia, en algunas oportunidades, se produce la persistencia de esos estados afectivos por tiempo indefinido, provocando trastornos más o menos graves de la psique. Desde ese momento las ideas, de tal modo vigorizadas por la carga afectiva, se convierten en patológicas pues, por su tensión y dominio, perturban en mayor o menor grado el desenvolvimiento normal de la psique. Las ideas patológicas son: delirantes, obsesivas, sobrevaloradas y fijas. 1º) Ideas delirantes La idea delirante no puede ser estudiada como un hecho aislado y primitivo, desde el momento que es secundaria a una serie de alteraciones que afectan a la psique en forma integral, debiendo ser considerada, en última instancia, como producto de la elaboración de un juicio perturbado. La falla judicativa es condición indispensable, sin la cual la idea delirante no podrá existir. Su naturaleza mórbida surge del error patológico que encierra, error que es condicionado por el juicio alterado. Todo error, patológico o no, depende siempre de una falla judicativa, que consiste en apreciaciones equivocadas originadas en una comparación y una valoración defectuosa. El error simple, por falta de capacidad intelectual, por ignorancia o por fallas de educación, puede ser rectificado cuando se logra la comprensión, que permite apreciar y reconocer la falla del juicio debida a conocimientos incompletos o imperfectos. Un error simple puede no ser rectificado a causa de la falta de comprensión de una inteligencia pobre; en tal caso, no puede considerarse patológico, ya que no es expresión de una desviación del juicio sino de una insuficiencia del mismo. El error patológico, en cambio, originado en un juicio perturbado, no es rectificado, aun cuando la personalidad esté ricamente dotada en inteligencia y cultura. Ésta es la diferencia fundamental que separa el error simple del patológico; es decir, la falta de rectificación a pesar de una buena capacidad de comprensión. Por otra parte, para que un error sea considerado patológico deben tenerse en cuenta las dotes intelectuales y culturales, de la persona que lo sostiene así como sus disposiciones temperamentales y caracterológicas. Veamos algunos ejemplos. 1º) Un grupo de personas afirma que "existe el movimiento continuo". De acuerdo con cada uno de los individuos que sustenten este concepto pueden presentarse las siguientes situaciones: a) Que mediante una aclaración se comprenda la verdad y el error sea rectificado, b) Que la verdad no sea comprendida pero que el sujeto admita como posible su error, por cuanto tiene conciencia de que su cultura es precaria, c) Que la ignorancia no pueda ser superada por insuficiencia de inteligencia, luego la verdad queda incomprendida y el error irreductible; en este caso el sujeto está convencido de que los equivocados son los demás. En ninguna de estas tres situaciones se puede hablar de error patológico, ya que el juicio únicamente se muestra insuficiente por ignorancia, por pobreza intelectual, sin vicios de función, d) El error es irreductible, cualquiera sea el grado de cultura e inteligencia; en este caso el error se fundamenta en apreciaciones y falsos cálculos personales, referidos a las nociones de física vinculadas con el tema, frotamiento de los cuerpos, resistencia del aire, etc. Aquí el juicio, insuficiente o capaz, se muestra viciado en su función; realiza falsas interpretaciones de hechos reales, que conducen al error patológico. 2º) Dos hombres de inteligencia y cultura semejantes tienen, como problema común, la "infidelidad conyugal". Cada uno de ellos reacciona de manera diferente; uno mantendrá la normalidad de su función psíquica a pesar de la violenta emoción sufrida que, sin embargo, no interfiere la función judicativa; el otro, en cambio, pierde el dominio de su psique, se altera el juicio y aparecen las ideas delirantes de celos. Se deduce, por lo tanto, que cada persona reaccionará diferentemente ante los impactos emocionales que acarrea la convivencia social; cada individuo, en sus relaciones con el medio, reaccionará con lo que psíquicamente posea en el orden constitucional. El enfermo, dominado por una idea delirante, no reconoce ni admite su error y, como consecuencia, no entabla lucha para apartarla de la conciencia. Por el contrario, se empecina aplicando toda su energía en reforzar la idea, y la lucha se establece procurando sostenerla e imponerla. Resumiendo, tres son las condiciones que deben ser consideradas como requisitos indispensables para afirmar que una idea es delirante: 1) Su significado erróneo. 2) La irreductibilidad del error. 3) El carácter morboso del error. La primera condición a pesar de su importancia, carece de valor mientras no se acompañe de las dos restantes. Ni aún la primera y segunda condición son suficientes para configurar una idea delirante; ésta sólo se confirma cuando se comprueba el origen morboso del error. La idea delirante y la catatimia tienen un punto de contacto por su origen común en la afectividad. Pero, la interferencia de la catatimia no llega nunca a viciar el juicio, el que, tras una revisión, rectifica el error simple que ha elaborado. El juicio delirante, por el contrario, se perturba por una vivencia afectiva morbosa que lo hace irreductible. Resumiendo en una definición: "La idea delirante es un error patológico elaborado por un juicio perturbado que la hace irreductible; esta idea condiciona la conducta del enfermo que, convencido de su realidad, lucha por defenderla e imponerla". CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS DELIRANTES: En primer lugar, teniendo en cuenta su "significación", las ideas delirantes se clasifican en verosímiles e inverosímiles. 1º) Las ideas delirantes verosímiles son las que encierran un significado natural, evidente y probable y cuyo tema se halla comprendido, por lo tanto, entre las cosas que pueden ser o suceder y que pueden probarse. Un enfermo afirma que es perseguido por ciertas personas; otro asegura que es objeto de infidelidad conyugal: ambos están dentro del orden de las cosas que pueden acontecer y que pueden estar sujetas a comprobación. 2º) Las ideas delirantes inverosímiles en cambio, encierran un significado absurdo, imposible de observarse o producirse dentro de la normalidad. Un enfermo dice ser "el rey de la República Argentina"; otro manifiesta que "no tiene corazón". Teniendo en cuenta la carga afectiva y el humor que despiertan y mantienen en el individuo, las ideas delirantes son placenteras o displacenteras. 1º) Las ideas delirantes placenteras son las que determinan un humor agradable, satisfacción, euforia y optimismo. Son de esta naturaleza: las ideas megalómanas; el sujeto que se tiene por poderoso o adinerado se siente eufórico y satisfecho, b) Las ideas místicas; despiertan el mismo humor cuando, por sus concepciones, el enfermo se cree un elegido, ungido de poderes sobrenaturales, o un enviado para el cumplimiento de una misión celeste, cuando no es la encarnación de un santo o un ser divino. Algunas veces las ideas místicas pueden provocar desplacer, especialmente cuando están vinculadas con el infierno y con las entidades demoníacas, c) Las ideas eróticas; producen humor placentero cuando el enfermo se complace en pensar y tiene el íntimo convencimiento de que es amado irresistiblemente; humor que se torna displacentero ante las dificultades que se oponen a la culminación de amores imposibles, d) Las ideas palignósticas; cuyas concepciones de vida eterna, muertes y reencarnaciones sucesivas halagan el humor y la vanidad pues la generalidad de las veces los enfermos sostienen que, en las vidas pasadas, encarnaron a personajes importantes de la historia de la humanidad. Tanto las ideas místicas como las eróticas y las palignósticas tienen una raíz megalómana, que se traduce por el firme convencimiento del paciente de ser irresistible en el amor, de estar investido de poderes divinos j de sentirse la encarnación de destacadas figuras históricas. 2º) Las idas delirantes displacenteras son las que dan lugar a un humor desagradable, a estados depresivos o de disgusto y hasta exaltación colérica. Son las: a) Ideas hipocondríacas, que hallamos en los delirios hipocondríacos y que originan sensaciones de malestares y afecciones inexistentes referidas a los más variados órganos y aparatos de la economía. b i Ideas melancólicas, propias de los estados de gran depresión y tristeza que embargan a los melancólicos; son ideas de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad, de indignidad y de suicidio, c) Ideas de perjuicio; el enfermo que se cree afectado, pospuesto o perjudicado tiene un humor displacentero y un marcado disgusto, d) Ideas <de persecución, de igual naturaleza que las anteriores, e) Ideas reivindicatorias; el enfermo injustamente perjudicado sufre y se afana por ser reivindicado del abuso o arbitrariedad de que fue objeto, f) Ideas de celos; todo celoso vive en un permanente desplacer, temeroso de la infidelidad y del engaño que lo conducen a ideas de perjuicio y persecución. 2º) Ideas obsesivas La idea obsesiva es una idea errónea, cuyo error, a diferencia de lo que ocurre con la idea delirante, es reconocido por el enfermo, quien comprende su carácter netamente patológico. Vale decir que, la idea obsesiva, si bien entorpece la marcha normal de las elaboraciones psíquicas, no es el producto de un juicio desviado desde el momento que éste reconoce el error; por esta razón la conducta no es condicionada por la idea, o sólo lo es en forma parcial. El enfermo percibe y conoce el origen de la idea obsesiva, que refiere a lo más íntimo de su ser, desde donde surge para imponerse a la conciencia, adquiriendo en ella un carácter de firme persistencia. Se ha dicho que: "las obsesiones como trastorno intelectual constituyen estados secundarios a las alteraciones de las esferas afectiva y activa". La idea obsesiva tiene su origen en el núcleo instintivo-afectivo de la personalidad, en el que se gestan las tendencias, deseos y temores que determinan las reacciones emocionales primarias. La formación de ideas de esta naturaleza requiere la existencia de una predisposición constitucional que determina una personalidad psicopática, inmadura en su evolución, frágil, insegura, plagada de dudas y temores y de gran inestabilidad del equilibrio activo-afectivo. Son siempre los temores y, por ende, la .emoción de miedo, los que embargan la psique de estos enfermos. De allí emana el intenso potencial afectivo que carga la idea y que al mismo tiempo obra selectivamente sobre la voluntad, a la que inhibe en forma parcial. Como consecuencia se establece una lucha estéril; en efecto, reconociendo el enfermo lo patológico de sus concepciones trata de rechazarlas, pero, debido a la poderosa carga afectiva y a la precaria voluntad para resistirlas, las ideas arraigan firme y persistentemente. Nacen entonces los estados compulsivos, que determinan la ansiedad y la angustia que hacen presa del enfermo. Esa lucha es estéril por lo despareja, puesto que hay una relación inversa entre la intensidad de la carga afectiva de la idea y la capacidad de 1 voluntad para rechazarla cuanto mayor sea el potencial afectivo menor será la voluntad disponible para oponerse a la idea. Por lo tanto, ésta no desaparece de la conciencia, a pesar de que el juicio reconozca su carácter patológico. El saldo es un estado displacentero, en el cual se mezclan desasosiego, incertidumbre, perplejidad, preocupación, hasta culminar en la angustia y la ansiedad. La angustia agrava la situación, pues se trata de una nueva emoción que determina una sobrecarga afectiva, por lo que la idea es intensamente reforzada a medida que aumenta la impotencia para rechazarla. Concluyendo con una definición diremos: "La idea obsesiva es una idea patológica que perturba el pensamiento pero que no desvía el juicio; nace del núcleo afectivo-instintivo y sobrecargando su potencial con la angustia arraiga en forma persistente en la conciencia". CLASIFICACIÓN DE LAS IDEAS OBSESIVAS: Se han establecido tres grupos: 1) Ideas obsesivas impulsivas. 2) Ideas obsesivas fóbicas. 3) Ideas obsesivas puras. La clasificación es útil para establecer un poco de orden en el extenso campo de las obsesiones, permitiendo una esquematización didáctica de las mismas que aclara y fija los conceptos. Hacemos esta acotación dado que, de acuerdo con lo que la experiencia demuestra, es muy difícil la separación neta entre los diversos grupos. 1º) Ideas obsesivas impulsivas: El enfermo dominado por estas ideas se siente impulsado, en determinadas circunstancias o en presencia de ciertos objetos, a la ejecución de actos que, sin ser por lo general incorrectos, no condicen con el comportamiento normal y corriente de la mayoría de las personas y que están, en no pocas oportunidades, en franca oposición con las buenas costumbres y con las normas que impone la convivencia social. 2º) Ideas obsesivas fóbicas: Bajo su influjo el enfermo vive dominado por un permanente estado emocional de miedo. Es un miedo carente de motivación externa real y notoria, nada hay que lo justifique, no se le conocen factores desencadenantes. El paciente que no halla explicación a su estado, es presa de un miedo invencible, que lo cohíbe a la vez que entorpece su desempeño psíquico normal. Entre las más comunes ideas de carácter fóbico figuran las siguientes: Referente a enfermedades: Nosofobia: miedo a las enfermedades. Bacilojobia: miedo a los microbios. Sifilofobia: miedo a la sífilis. Misofobia: miedo a la suciedad. Referente a la muerte: Tanatafobia: miedo a la muerte. Necrofobia: miedo a los muertos. Referente a los seres vivos: Zoofobia: miedo a los animales. Ginecofobia: miedo a las mujeres. Antropofobia: miedo a los hombres. Miofobia: miedo a los ratones. Canofobia: miedo a los perros. Referente a los elementos: Anemofobia: miedo al viento. Talasofobia: miedo al mar. Nictofobia: miedo a la noche. Referente a los lugares: Claustrofobia: miedo a los lugares cerrados. Agrofobia: miedo a los lugares abiertos. Oicofobia: miedo a la casa. 3º) Ideas obsesivas puras: Son aquellas ideas obsesivas que se caracterizan por no engendrar estados secundarios, impulsivos o fóbicos. Las ideas obsesivas puras no sobrepasan el marco de las elaboraciones intelectuales ideativas; por esta razón se las llama también: obsesiones ideativas. Su carga afectiva no llega a producir grandes tensiones emocionales. a) Escrúpulos obsesivos: Son ideas que producen estados de duda permanentes. Enfermos inseguros de sí mismos, temerosos de causar daño, de proceder mal, llenos de escrúpulos exagerados que, a diferencia de los escrupulosos normales quienes acallan sus temores cuando comprueban que no hay motivos para ellos, persisten en sus inquietudes pese a toda prueba que tienda a desvanecerlas. b) Recuerdos obsesivos: Ideas obsesivas que tienen origen en representaciones mnemónicas, que se repiten automáticamente, imponiéndose en forma persistente a la conciencia. Supongamos el recuerdo obsesivo de un accidente: las consecuencias del mismo ya han sido superadas, pero el intenso shock emocional sufrido transmite a la imagen mnemónica una gran carga afectiva que determina su persistencia e imposición en la conciencia. De este modo el recuerdo se transforma en idea obsesiva; lo que obsesiona y angustia es el recuerdo de la intensa emoción sufrida, o probablemente, el temor angustioso por los riesgos mayores que pudieron correrse. c) Obsesión especulativa o interrogativa: Determinada por la necesidad morbosa de formularse preguntas interminables con respecto a los más variados temas. El enfermo vive obsesionado por los interrogantes; siempre está en la conciencia el "¿cómo?" y el "¿por qué?" encadenados en una sucesión inacabable, tanto para cosas intrascendentes como para los problemas científicos o las especulaciones metafísicas. Pero, en ningún momento, esta obsesión obedece al deseo de conocer la verdad; ningún deseo ni interés especulativo mueven al enfermo cuya actitud es completamente pasiva. Los interrogantes sólo trasuntan la inseguridad y la indecisión que embargan a la personalidad. La obsesión especulativa de orden teológico o moral determina, con frecuencia, el tipo llamado de obsesión antagónica; sentimientos en pugna con los principios morales o religiosos sustentados por el enfermo dan margen a numerosos interrogantes, que evidencian escrúpulos y temores ante el riesgo que supone cualquier claudicación en el sentido ético o religioso. 3º) Ideas sobrevaloradas La denominación de idea sobrevalorada pertenece a Wernicke; se trata de una entidad bien definida en el campo de la patología de las ideas. La idea sobrevalorada tiene su origen en creencias y concepciones filosóficas, religiosas, políticas, sociales, éticas o científicas y, en general, en todas las actividades del espíritu que dan lugar a los sentimientos impersonales. Estos sentimientos son normales y propios de cualquier persona, pero cuando se exacerban, por alguna circunstancia que determine una sobrecarga afectiva, se produce la interferencia del juicio que ocasiona, entonces, la idea sobrevalorada. Este proceso se observa cuando el individuo cae en estados afectivos particularmente intensos y sostenidos, que a veces llegan a ser permanentes. Además, el sujeto ordena y canaliza su actividad y su vida en el sentido de los sentimientos que lo embargan. Se trata, como vemos, de verdaderos estados pasionales. La idea sobrevalorada es francamente patológica, aun cuando se origina en una creencia o en un conocimiento que puede ser patrimonio normal de numerosas personas. Puede pasar inadvertida en determinados lugares y circunstancias: es el caso de la idea sobrevalorada religiosa que puede ser considerada normal en un ambiente estrictamente religioso, resaltando a todas luces como patológica en un ambiente corriente y más aún en uno libertino. La idea sobrevalorada se halla colocada en los lindes de la idea delirante y puede, por otra parte, transformarse en tal. Podemos definirla como "la idea creada por un juicio parcialmente interferido por los estados afectivos pasionales, surgidos de las creencias y de los conceptos científico, religioso, político, social", etc. 4º) Ideas fijas Hasta el momento actual no se han unificado los criterios con respecto a la idea fija. Algunos autores la asimilan a la idea delirante, otros, en cambio, la consideran idea sobrevalorada. Nosotros pensamos que debe considerarse definitivamente aparte de cualquier otra idea patológica porque constituye una entidad de menor gravedad que las restantes, de las que se distingue netamente. "La idea fija persiste en la conciencia sin perturbar el pensamiento ya que no participa de sus elaboraciones y, por lo tanto, no condiciona la conducta". Esta idea aflora a la mente bajo la forma de la representación persistente de un hecho que provocó intensa repercusión afectiva, que es lo que le transmite el carácter de persistencia. En los primeros momentos acarrea serias perturbaciones a la psique, pero, a medida que el tiempo pone distancias, disminuye la intensidad de la reacción emocional, entra en acción el juicio sereno que hace la exacta valoración de los hechos y el individuo alcanza a comprender la causa de la persistencia de la idea. Esta comprensión permite que la psique se aquiete; la idea fija queda convertida en una verdadera idea parásita que vive a sus expensas y a la cual sobrelleva sin perturbarse. Se encuentra como enquistada en la conciencia en la que se repite persistentemente; no es más que la representación mnemónica automática, recuerda en mucho al fenómeno de la alucinosis, que es la alucinación con la crítica sana. Diagnósticos diferenciales entre las ideas patológicas 1º) Entre idea delirante e idea obsesiva: a) La idea delirante se origina en los choques y reacciones del individuo frente al medio; la idea obsesiva se origina en el núcleo instinthro-afectivo. b) El error que encierra la idea delirante no es reconocido por el individuo; el error de la idea obsesiva es criticado y reconocido. c) La primera es aceptada como una verdad y el sujeto se desvive por imponerla; la segunda se acepta como errónea y el enfermo lucha por apartarla. d) La idea delirante es producto de un juicio desviado; el control del juicio se mantiene pese a la idea obsesiva. e) La idea delirante es sostenida por una voluntad vigorosa; contrariamente la voluntad es incapaz de rechazar a la idea obsesiva. f) La primera se observa en los delirios; la segunda en las neurosis obsesivas y en las neurosis de angustia. 2º) Entre idea delirante e idea sobrevalorada: a) La idea delirante se origina en choques ambientales: la sobrevalorada en creencias que llevan a estados pasionales. b) La idea delirante es irreductible y no admite réplicas; la idea sobrevalorada permite que se la discuta y contradiga. c) La idea delirante es producto de un juicio desviado; la sobrevalorada no nace de un juicio alterado; se pueden tener ideas sobrevalora-das sin ser alienado. d) Ambas ideas repercuten sobre la conducta, pero, mientras la primera coloca al sujeto en una posición activa, buscando pruebas y tratando de convencer, la segunda lo coloca en una actitud más pasiva al no importársele al enfermo que los demás piensen de manera diferente. 3º) Entre la idea delirante y la idea fija: a) Ambas tienen origen en un shock emocional frente a la vida: la idea delirante por una perturbación del juicio que se desvía; la idea fi ja por la reproducción de una representación mnemónica con juicio normal. b) La delirante es un error patológico, mientras que la fija es verdadera y está bien controlada por el juicio. c) En la primera la carga afectiva se acrecienta o permanece estable; en la segunda se atenúa con el tiempo. 4º) Entre idea obsesiva e idea sobrevalorada: a) La obsesiva surge de los temores originados en el núcleo instintivo-afectivo; la idea sobrevalorada en las creencias y sentimientos impersonales. b) En los paroxismos afectivos la idea obsesiva conduce a la angustia, a la ansiedad y a la neurosis; la idea sobrevalorada lleva de los estados pasionales a los delirios. c) La primera inhibe la voluntad; la otra, la supedita a ella y, en parte, condiciona la conducta. 5º) Entre idea obsesiva e idea fija: a) Tienen diferente origen: la idea obsesiva, repetimos, en los temores instintivos; la idea fija es originada por la reacción emocional frente a un hecho determinado. b) En la idea obsesiva la carga afectiva crece hasta la angustia; en la idea fija decrece con el tiempo. c) La obsesiva perturba la psique; la fija no produce alteración. d) La una inhibe la voluntad; la otra no incide sobre ella. 6º) Entre idea sobrevalorada e idea fija: a) La idea sobrevalorada nace de las creencias y sentimientos impersonales; la idea fija de un shock emocional. b) La carga afectiva es intensa y creciente en la primera y decrece en la segunda. c) La sobrevalorada perturba la psique; la fija no la afecta. d) La voluntad está al servicio de aquélla; no así con respecto a la última. RESUMEN IDEACIÓN Mecanismo y trabajo mental mediante el cual se hace el aporte de las ideas al campo de la conciencia para la elaboración del pensamiento. Las ideas acuden a la conciencia de acuerdo con un orden y con una finalidad determinados por el tema o contenido del pensamiento. Idea Ideación Capital ideativo Idea significa conocimiento. Conocimiento razonado que permite la comprensión de todas las cosas. Un conocimiento es siempre resultado de determinados juicios, los que intervienen en su elaboración y comprensión. "Idea es el conocimiento que se tiene de las cosas y de los seres del mundo objetivo y del mundo de valores". El capital ideativo está formado por el conjunto de los conocimientos o ideas adquiridos en la vida. La cantidad y la calidad de las ideas depende de la capacidad intelectual. Ideas concretas: Las que se originan en la fuente sensorial por observación y contacto directo con el mundo objetivo. Se elaboran mediante la formación de imágenes anímicas de los objetos. Ideas símbolos: Evolución de las ideas por el paso de la individualización de la imagen anímica a la "generalización" de la imagen genérica, que aumenta las distancias entre sujeto y objeto. El símbolo es creado para facilitar la transición entre una y otra imagen. 1º) Símbolos visuales: lenguaje escrito o mímico, señales convencionales. 2º) Símbolos auditivos: palabra, ruidos, silbidos, sonidos también convencionales. Ideas mágicas: Marcan el paso de lo concreto a lo abstracto. Se basan en los principios que sustentan al pensamiento global. Los conocimientos pueden o no ser exactos. Ideas abstractas: Son las de mayor jerarquía. Falta en ellas la representación mental objetiva. Se elaboran por un razonamiento analítico que permite realizar importantes substracciones que conducen a mayores abstracciones. Ideas creencias: Conocimientos aceptados como verdaderos o probables; es la confianza que se dispensa a los conocimientos que no han sido criticados. Se hallan en suspenso y sujetos a revisión crítica en cualquier momento. Cuando caen bajo el control crítico se transforman en creencias reflexivas; si son aceptados dejan de ser presunciones para convertirse en convicciones. Cuando la creencia se admite sin crítica es una creencia irreflexiva. Capital ideativo Ideas intuitivas: Conocimientos de aparición súbita, instantánea, con apariencia de verdades. Elaboración subconsciente de los materiales del propio conocimiento. Sujetos también a una revisión ulterior. Las alteraciones de la ideación: cuantitativas y cualitativas. Alteraciones cualitativas v 1º) Ideación normal: Sigue el ritmo propio de cada psique y de acuerdo con una ordenación determinada. 2º) Ideación retardada: En todos los casos en que disminuye el ritmo de las elaboraciones psíquicas: confusión mental, demencias, oligofrenias, epilepsias, estados depresivos. 3º) Ideación acelerada: En todos los casos en que se produce excitación psíquica; en los maníacos que llegan a la fuga de ideas. Ideas patológicas Ideación Psicopatología Alteraciones cuantitativas Formadas por el mismo capital de las ideas normales; éstas vigorizadas por una sobrecarga emocional que produce estados afectivos capaces de perturbar la psique, se convierten en patológicas. Ideas: delirantes, obsesivas, sobrevaloradas y fijas. Idea delirante: Es un error patológico elaborado por un juicio perturbado; es irreductible; condiciona la conducta; es defendida por el enfermo convencido de su realidad. Clasificación: 1º) Por su significado: delirantes verosímiles y delirantes inverosímiles o absurdas. 2º) Por el humor que provocan: a) Placenteras: megalómanas, místicas, eróticas y palignósticas. b) Desplacenteras: hipocondríacas, melancólicas, de perjuicio, de persecusión, de reinvidicación y de celos. Ideación Psicopatolo gía Alteraciones cualitativas Idea obsesiva: Idea errónea. Error reconocido por el enfermo. No condiciona la conducta o sólo lo hace en parte. Tiene origen en el núcleo instintivo-afectivo donde se gestan tendencias, deseos y temores que determinan las reacciones emocionales primarias. Personalidad psicopática inmadura, fragilidad constitucional. Inhibe la voluntad, de allí su persistencia. "La idea obsesiva nace del núcleo instintivo-afectivo; arraiga en forma persistente en la conciencia; sobrecarga su potencial con la angustia; perturba el pensamiento pero no desvía el juicio". Clasificación: 1º) Ideas obsesivas impulsivas. 2º) Ideas obsesivas fóbicas: a) Referente a enfermedades: Nosofobia: miedo a enfermedades. Bacilofobia: a microbios. Sifilofobia: a la sífilis. Misafobia: a la suciedad. b) Referente a la muerte: Tanatofobia: miedo a la muerte. Necrofobia: a los muertos. c) Referente a los seres vivos. Zoofobia: miedo a los animales. Ginecofobia: a las mujeres. Antropofobia: a los hombres. Miofobia: a los ratones. Canofobia: a los perros. d) Referente a los elementos: Anemofobia: miedo al viento. Talasofobia: al mar. Nictofobia: a la noche. e) Referente a los lugares: Oicofobia: miedo a la casa. Claustrofobia: a lugares cerrados. Agrofobia: a lugares abiertos. 3º) Ideas obsesivas puras: a) Escrúpulos obsesivos. b) Recuerdos obsesivos. c) Obsesión especulativa. Idea sobrevalorada: Originada en sentimientos impersonales: la sobrecarga afectiva origina estados pasionales e ideas sobrevaloradas. Está en los lindes de la idea delirante. "La idea sobrevalorada es creada por un juicio parcialmente interferido por estados emocionales, surgidos de las creencias y conceptos religiosos, filosóficos, científicos, sociales", etc. Ideas fijas: Es una idea que persiste en la conciencia. No perturba el pensamiento. No condiciona la conducta. Aparece como representación persistente. Al comienzo es de gran repercusión. Con el tiempo se mitiga la carga afectiva y queda como idea parásita. Representación mnemónica de un hecho ocurrido. CAPÍTULO VII ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO — ASOCIACIÓN DE IDEAS — JUICIO — RACIOCINIO — PENSAMIENTO — IMAGINACIÓN — PSICOPATOLOGIA DE LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO ASOCIACIÓN DE LAS IDEAS La asociación de las ideas se efectúa por el mecanismo psíquico mediante el cual se hace la relación, conexión y encadenamiento de las ideas, o la relación entre las ideas y las representaciones que se hallan en la conciencia como resultado de la captación sensoperceptiva o bien de dichas representaciones entre sí. La asociación de ideas es una actividad importantísima de la mente humana, puesto que interviene en la elaboración del pensamiento. En efecto, la vida psicológica no puede ser explicada como un simple adosamiento y superposición de elementos como creyó la escuela atomista. A su vez, la escuela asociacionista la explica mediante numerosas teorías: anatómicas, fisiológicas y psicológicas. Las teorías anatómicas consideran que el mecanismo asociativo depende de los elementos del sistema nervioso, es decir, de las células y de las fibrillas. Las fisiológicas atribuyen este mecanismo a las relaciones y mutuas influencias de los distintos centros cerebrales. Las teorías psicológicas admiten que el mecanismo asociativo depende de las relaciones conceptuales entre las ideas y de las relaciones objetivas entre los fenómenos. En algunos casos, la asociación de las ideas se efectúa por un mecanismo puramente pasivo entre dos o más datos del conocimiento, cuando éstos hubieran coincidido en una misma vivencia. Se trataría de un fenómeno inconsciente y automático que, por lo general, se hace entre las representaciones que llegan a la conciencia en un mismo acto perceptivo. Pero no es ésta la forma más importante de asociación puesto que, dada su jerarquía, este mecanismo no puede estar supeditado a un simple automatismo. Una segunda forma de asociación está basada en la presencia de algún elemento común o semejante entre las ideas. En este caso se trata de un fenómeno consciente y supeditado a la elaboración mental, que puede ser o no voluntaria, y que se lleva a cabo obedeciendo a determinadas leyes que establecen una ordenación lógica de las ideas. Estas leyes son las siguientes: 1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: Cuando dos o más estímulos, hechos o fenómenos, han sido registrados por la conciencia en forma simultánea o sucesiva en un mismo acto perceptivo, son, por lo general, evocados y asociados juntos. Así, por ejemplo, cuando pensamos en un piano determinado inmediatamente y en forma simultánea se asocian las ideas de forma, tamaño, color, sonido, etc., fenómenos que han sido captados todos al mismo tiempo. 2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: Las cosas que han sido captadas y registradas en la conciencia unas junto a otras, en un mismo lugar del espacio, son evocadas y asociadas simultáneamente. Así, cuando pensamos en un mueble de nuestra habitación lo asociamos de inmediato con los objetos que se hallan dentro, sobre o en la proximidad del mismo. Mediante estas dos leyes por contigüidad témporo-espacial es posible la asociación de cosas o hechos completamente dispares, lo que determina que, muchas veces por obra del olvido, no se los reconozca como formando parte de un conjunto. Como consecuencia llaman la atención y sorprenden por su aparición brusca y extemporánea. A continuación consideraremos las leyes asociativas por semejanza. 3º) Ley de asociación por semejanza externa: Se asocian hechos y objetivos que en su aspecto exterior presentan algunos caracteres semejantes de forma, tamaño, color, etc. A esta ley obedece la tendencia a asociar con un incendio una puesta de sol. 4º) Ley de asociación por semejanza interna: La asociación entre dos objetivos se efectúa porque tienen en común los significados de sus cualidades o propiedades. Es el caso de asociar una balanza con un metro, por el significado común de sus propiedades de "medidas" aunque sean de distinta especie. 5º) Ley de asociación por contraste: Las asociaciones entre los fenómenos o los hechos se realizan cuando las cualidades de unos son opuestas a las de los otros. Así, por ejemplo, lo bello asocia con lo feo, el enano con el gigante, el día con la noche, el invierno con el verano. Mediante el concurso de estas leyes o mecanismos asociativos se hace posible la evocación y enlace de los conocimientos que la experiencia permite acumular en el transcurso de la vida. Por la asociación de las ideas es factible la elección consciente de tales conocimientos en un momento determinado, aun cuando la afluencia a la conciencia del material que la asociación evoca se realice aparentemente de manera involuntaria y automática. Psicopatología de la asociación de las ideas De acuerdo con lo que antecede, la asociación de las ideas se lleva a cabo siguiendo un ritmo determinado, dependiente del ritmo general de trabajo de la psique en estudio. Por otra parte, las asociaciones se efectúan de una manera ordenada y siguiendo las leyes lógicas que favorecen un determinado grado de coherencia. Las alteraciones que podemos encontrar en la asociación de las ideas recaen precisamente sobre estos dos elementos, ritmo y coherencia. ALTERACIONES DEL RITMO ASOCIATIVO: 1º) Ritmo asociativo normal: En primer lugar debemos considerar el ritmo asociativo normal, que es el punto de referencia para poder apreciar los estados patológicos derivados de la desviación de dicha anormalidad. El ritmo asociativo normal permite seguir, sin entorpecimientos, el curso de un pensamiento elaborado dentro del marco de una lógica formal. Existen, naturalmente, numerosas variantes de una persona a otra según cual sea el lempo psíquico de cada una, es decir, el ritmo propio con que se realizan las elaboraciones mentales en cada una de ellas. Se trata, lógicamente, de pequeñas variantes individuales que en ningún momento llegan a perturbar el curso del pensamiento. 2º) Ritmo asociativo acelerado: El ritmo asociativo se acelera toda vez que se produce excitación psíquica. Como se manifiesta, en estos casos, una aceleración general del lempo psíquico o taquipsiquia se producen asociaciones sumamente rápidas y fugaces. Las ideas se encadenan con una celeridad extraordinaria, las asociaciones son inestables y, generalmente, determinadas por estímulos exteriores y del momento. Entran en juego todos los mecanismos asociativos, por contigüidad espacial y temporal, por semejanza interna y externa, por contraste y hasta por asonancia cuando hay similitud de sonidos en los vocablos, sin que se tenga en cuenta el aspecto conceptual de los mismos. Como consecuencia de esta aceleración de los procesos asociativos se perturba el curso normal del pensamiento debido al pasaje rápido de un tema a otro; este trastorno se conoce bajo la denominación de fuga de las ideas. La fuga de ideas más característica es la que se observa en la excitación maníaca, pero recordamos que en todos los casos de excitación psíquica podemos encontrar esta perturbación. 3º) Ritmo asociativo retardado: La lentitud del ritmo asociativo coincide con el retardo general del ritmo psíquico o bradipsiquia, en que se produce una notable disminución del número de asociaciones en la unidad de tiempo, es decir, por segundo. En todos los casos de bradipsiquia el enfermo padece un entorpecimiento evidente del mecanismo asociativo; existe dificultad en hallar las representaciones y términos que han de enlazarse en la cadena asociativa; la evocación de los mismos es muy lenta. El paciente experimenta y tiene conciencia del esfuerzo grande, y a menudo penoso, que realiza para lograr estas elaboraciones que, en condiciones normales, se lleva a cabo con gran espontaneidad y facilidad, casi automáticamente y sin fatiga mental. El retardo del ritmo asociativo se encuentra en primer término en la depresión melancólica, pero es, además propio de todos los casos de bradipsiquia, razón por la que lo hallamos en la confusión mental y en las demencias. ALTERACIONES DE LA COHERENCIA: La elaboración del pensamiento normal se hace siguiendo las leyes lógicas que rigen la asociación de las ideas, las cuales permiten un prolijo enlace entre los términos que elaboran y dan forma al pensamiento que, de esa manera, resulta completamente comprensible. Esa coherencia normal del mecanismo asociativo se perturba en todos los casos en .que, por ciertas circunstancias, se produce una debilitación más o menos pasajera o permanente de la concentración psíquica y, por ende, de la atención. En efecto, ya hemos dicho que la asociación de las ideas, pese a su aparente automatismo, es un mecanismo psíquico controlado y sometido a la elaboración del juicio y del raciocinio, los cuales efectúan el encadenamiento ordenado y lógico de las ideas que son asociadas para dar curso y finalidad al pensamiento. Es natural que estas elaboraciones sólo son compatibles con una perfecta lucidez de conciencia, la que es producto de la buena concentración atentiva de una psique de vigor normal. En todas las circunstancias en que la lucidez de conciencia se enturbia, la coherencia asociativa se perturba también. Es lo que ocurre en los estados de fatiga intensa o cuando se pasa de la vigilia al sueño en personas normales, y en los estados patológicos que debilitan el vigor y la atención, como la confusión mental, la demencia y la esquizofrenia. En los casos anormales se produce una franca laxitud o aflojamiento de los mecanismos psíquicos, por lo que la asociación de las ideas escapa al ordenamiento lógico del juicio y del raciocinio y no se atienen a las normas que establecen las leyes asociativas. Las asociaciones del material ideativo que llega a la conciencia se efectúan de una manera arbitraria, de donde resulta una alteración muy grave que hace totalmente incomprensible el contenido del pensamiento. Este trastorno se conoce con el nombre de "incoherencia asociativa". JUICIO En la escala jerárquica de las actividades psíquicas el juicio ocupa una de las posiciones nías elevadas. Son numerosas las concepciones que, con ligeras variantes, resumen el concepto de juicio, las cuales pueden reducirse a una más simple que lo expresa con toda claridad: "El juicio es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una síntesis mental que permite llegar a una conclusión extraída de la relación y comparación de las ideas o conocimientos". En efecto, el juicio es, en la elaboración del pensamiento, el filtro que confronta y depura los conocimientos paira que éste sea la expresión fiel del deseo, de la intención y del saber de la personalidad. De la relación y cotejo de los conocimientos surge la afirmación de una verdad. ¿Cómo el juicio cumple su cometido? De la siguiente manera: cuando se somete a la consideración del espíritu determinado conocimiento, el juicio efectúa su reconocimiento y tras la consiguiente elaboración surge o no la afirmación de una verdad; en el caso de la no afirmación el conocimiento no es aceptado. Luego, el cometido del juicio es la comprobación de la verdad que permite la aceptación y la adquisición de un conocimiento. En el proceso de la elaboración del juicio debemos considerar dos etapas. 1º) Etapa de elaboración en la que se realiza, .en primer término, el aporte del material cognoscitivo personal que tenga alguna similitud con lo que ha de reconocerse. Así se establecen las relaciones entre lo nuevo y lo que ya se conoce. Suele llamarse a estas elaboraciones: juicios de relación. Al mismo tiempo el juicio efectúa la "identificación" de estos conocimientos entre sí, la que tiene lugar mediante la investigación de los elementos comunes de los mismos. Estas otras elaboraciones se denominan juicios de identificación. 2º) Una vez que todo ese material ha sido asociado, relacionado e identificado sobreviene la segunda etapa de la labor del juicio, que se denomina: etapa crítica y que comprende dos tiempos. Un primer tiempo en el que se realizan las comparaciones entre todos los conocimientos aportados por la conciencia. El resultado es una selección de los materiales del conocimiento. Éstos son los llamados juicios de comparación que realizan un prolijo análisis de todas las ideas. En el segundo tiempo de la etapa crítica el juicio realiza una valoración de las ideas que analizó y seleccionó, valoración que le permitirá en última instancia arribar a una conclusión definitiva. Así se efectúan los llamados: juicios de valor. El juicio pues, realiza un análisis minucioso que termina con una síntesis definitiva del conocimiento; es decir que el juicio establece la conformidad o disconformidad con respecto a todos y a cada uno de los conocimientos adquiridos llegando así a una afirmación. El juicio es una manifestación psíquica de valores variables en condiciones normales, aun en un mismo sujeto. Algunas personas manifiestan paralelamente a juicios vigorosos otros de menor cuantía y, en ocasiones, hasta pueriles. El valor de los juicios depende, en gran parte, de la capacidad intelectual y del grado de cultura general o parcial que posean los individuos. Así, a mayores inteligencias y grados de cultura corresponderán juicios de mayor valor; inteligencias y grados de cultura menguados producirán juicios más pobres y concretos y disparidad entre inteligencia y cultura, darán por resultado juicios mediocres. Por lo tanto, el juicio constituye una manifestación de la actividad psíquica en la elaboración del pensamiento a través de cuya jerarquía se vislumbra el caudal intelectual y cultural de cada individuo. Cuando analizamos los juicios de una persona recogemos de inmediato un informe sobre su capacidad, de allí que se considere al juicio como una capacidad, y se hable de capacidad de juicio. En definitiva el juicio trasunta Ja noción de cantidad que es señalada por el quantum de inteligencia y por el quantum de cultura. Psicopatología del juicio Las perturbaciones del juicio presentan características particulares para cada uno de los síndromes psiquiátricos. De un modo general estas alteraciones del juicio son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas. 1º) Juicio insuficiente: El juicio insuficiente es una alteración cuantitativa que se observa en todos los casos en que existe un incompleto desarrollo de la psique. Lo hallaremos, por lo tanto, en el síndrome frenasténico. El grado de insuficiencia es muy variable y en directa dependencia de la época del desarrollo físico en que se ha detenido la evolución psíquica. En los idiotas la insuficiencia es completa; el juicio reducido a cero los hace ineducables, ya que la falta total de comprensión los imposibilita para efectuar adquisiciones. El juicio es profundamente insuficiente en los imbéciles; su precaria manifestación los hace susceptibles de una educación muy rudimentaria. El grupo más numeroso de los frenasténicos es el de los débiles mentales en los que la insuficiencia del juicio es muy variable; marcada en los débiles mentales profundos, es menos acentuada en los leves, haciéndose casi imperceptible en los fronterizos. En general la insuficiencia se pone de manifiesto por la dificultad para realizar síntesis mentales y la escasa comprensión para los conocimientos abstractos. Estas diferencias son tanto más notorias cuanto mayor sea la debilidad mental; así en las formas profundas sólo se observa capacidad de comprensión para las cosas concretas y evidente capacidad para hacer abstracciones; en los débiles mentales leves la capacidad de abstraer se acentúa, manifestándose netamente en los fronterizos. 2º) Juicio debilitado: Es una alteración de orden cuantitativo por la que el juicio pierde paulatinamente la capacidad de que estaba dotado. Esta debilitación está determinada por causas diversas que producen alteraciones orgánicas del cerebro, las que dan lugar al déficit; hallamos el juicio debilitado en el síndrome demencial o de debilitación psíquica. El primer juicio que llama la atención y acusa la debilitación del juicio es la disminuición de la capacidad de comprensión. Al mismo tiempo sobreviene una pérdida paulatina de la capacidad de abstracción y de síntesis. Esta alteración no es más que la consecuencia de la debilitación que afecta a la totalidad de la psique. Es probable que la perturbación del juicio se deba a la conjunción de varios factores, pero indudablemente la causa más importante es la disminución de la capacidad de concentración de la psique, consecuencia de la fácil fatigabilidad de la atención. Esta disminución de la atención resiente la capacidad de fijación de la memoria, lo que dificulta aún más la aprehensión de las nociones abstractas. La atención, muy superficial, va dirigida a los hechos concretos y de fácil comprensión. Como en el andar del tiempo también falla la memoria de evocación se dificulta la actualización de los conocimientos antes adquiridos, con lo que la función del juicio se reduce a los estímulos del momento, superficiales, fáciles y pueriles. 3º) Juicio suspendido: Se trata del juicio que por obra de la obnubilación de la conciencia, muestra distintos grados de impedimento que lo disminuyen cuantitativamente. Se observan así juicios dificultados, obstaculizados más o menos intensamente, hasta alcanzar la "suspensión total" de la actividad. Éste es el trastorno del juicio que hallamos en la confusión mental. 4º) Juicio desviado: Es una alteración cualitativa del juicio el cual, la mayor parte de las veces, sólo se halla afectado en forma parcial. La desviación es debida a la interferencia de una carga afectiva siempre de gran intensidad; es el mismo mecanismo que produce la catatimia con la diferencia que, en ésta, el juicio que mantiene su control reconoce el error y la causa del mismo. En el juicio desviado la carga afectiva incide más profundamente inhibiéndolo para una exacta y lógica valoración lo cual le impide el reconocimiento del error; como consecuencia el sujeto cae en la alienación, es decir, permanece ajeno a la realidad. La desviación del juicio es propia de los delirantes, los melancólicos y maníacos. a) En los delirantes es muy marcada debido a la existencia de un problema ideo-afectivo de gran intensidad, que condiciona el humor originando concepciones erróneas e irreductibles, las cuales terminan a su vez por condicionar la conducta del enfermo. La desviación del juicio en los delirantes, es sólo parcial y limitada a todo lo que concierne al problema mencionado. Fuera de éste el juicio es correcto y sin desmedro alguno, al extremo que la perturbación puede pasar desapercibida siempre que no se aborde el tema del delirio. b) En los melancólicos también se produce una intensa exaltación afectiva desplacentera a la que el individuo no puede sustraerse; la completa depresión llega hasta la anulación de las fuerzas instintivas que gobiernan y preservan la conservación del individuo; el juicio perturbado se desvía de su lógica formal originando concepciones erróneas e irreductibles como las de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad y de suicidio. Sin embargo esta desviación del juicio no implica una falla global del mismo, ya que el enfermo es capaz de valorar acertadamente acontecimientos o circunstancias ajenos a su vida y a su intensa preocupación. Prueba de ello es cuando se recupera de este estado el juicio se muestra capaz y sin mermas. e) En los maníacos el juicio es desviado por la gran exaltación afectiva. La excitación acelera en ellos extraordinariamente el ritmo de las elaboraciones psíquicas al extremo que caen en la fuga de las ideas. Como consecuencia el juicio es constantemente atraído por las corrientes afectivas del momento, por obra de los estímulos cambiantes que en rápida sucesión impresionan la conciencia del enfermo. Los juicios superficiales, fáciles y frecuentemente erróneos evidencian la desviación. Vale decir que, en el caso particular de los maníacos, el juicio es afectado de una manera global y no en forma unilateral como en los delirantes y en los melancólicos debido a que, en aquéllos, no existe ningún problema ideo-afectivo dominante como en estos últimos. RACIOCINIO Prosiguiendo con el estudio de la elaboración del pensamiento llegamos, en progresión ascendente, al razonamiento que es el más alto exponente de la actividad psíquica. El razonamiento efectúa el encadenamiento de los juicios, que guardan entre sí una directa dependencia, en procura del objetivo final que es la comprobación y demostración de una verdad. En efecto, la afirmación de la verdad que cada juicio encierra es demostrada y confirmada mediante la actividad del raciocinio que, al establecer la relación y la interdependencia de tales juicios, realiza comparaciones que permiten hallar similitudes entre las mismas, facilitando en esa forma la sustracción de algunos méritos. Uno de los ejemplos más sencillos que facilitan la comprensión del mecanismo del razonamiento es el que nos proporcionan las igualdades matemáticas: A = B; B = C; C = Z); si esto es verdad podemos hacer abstracción de B y C afirmando que A — D. El razonamiento matemático nos permite demostrar que, si la igualdad existe entre todos los términos, la comparación entre ellos conduce a la conclusión de que dicha igualdad existe también entre los extremos A y D. Toda vez que la mente razona realiza comparaciones entre los términos o juicios contenidos en las premisas, con el objeto de llegar a la conclusión y demostrar que lo que es verdad en uno de los términos también lo es en los otros. Ahora bien, las comparaciones que efectúa el razonamiento pueden hacerse de dos maneras: en forma global o en forma analítica. Cuando el razonamiento se lleva a cabo en forma global no se descomponen las premisas, no se separan las partes del todo para tener en cuenta las cualidades de cada una de esas partes. Este tipo de comparación no conduce a un razonamiento útil desde el momento que expone a numerosos errores, lo cual no significa que el producto de un razonamiento global sea siempre falso. En efecto muchos son los casos en que las premisas son real y exactamente iguales y en que es exacta la conclusión de que una posee los mismos elementos y caracteres que se observaron en la otra. Pero para que un razonamiento sea lógico debe sustentarse en una comparación de forma analítica; el análisis descompone cada uno de los términos e investiga los caracteres y atributos de las partes constituyentes. De esta manera se tiene la posibilidad de efectuar delicadas sustituciones entre los términos que comparados en forma global resultan completamente insustituibles. Un ejemplo muy ilustrativo es el que emplea Roustan en su libro "Lecciones de Psicología". Consiste en hacer las comparaciones entre la función respiratoria y el fenómeno químico de la combustión. Considerada en forma global la respiración consiste en una serie de movimientos rítmicos del tórax, con lo que se verifica la ventilación pulmonar, y la commbus-tión un fenómeno que produce calor, llamas, humo, etc., y que no aparenta tener ningún punto de contacto con la respiración. Pero se ha demostrado que el fenómeno fundamental de la respiración consiste en una oxidación y que otro tanto ocurre con la combustión. Haciendo la comparación analítica verificamos: respiración significa oxidación; oxidación significa combustión; de donde: respiración significa combustión. Luego el razonamiento lógico requiere un trabajo analítico que permite hallar un término auxiliar, llamado término medio, gracias al cual se hace posible una sustitución que de otro modo no es factible. En el ejemplo citado el término medio sería oxidación. En el estudio del razonamiento debemos distinguir tres tipos, razonamiento por deducción, por inducción y por analogía. 1º) Razonamiento por deducción: Es el razonamiento que acepta como verdadera a una proposición llamada consecuencia, cuando varias otras proposiciones llamadas principios o premisas también lo son. Son razonamientos por deducción los razonamientos matemáticos y los silogismos. 2º) Razonamiento por inducción: Es el razonamiento que afirma una verdad basándose en la observación de un determinado número de hechos. Se trata de una afirmación de orden general o sea que pasa de los hechos a la ley. Es el razonamiento empleado en las ciencias experimentales. 3º) Razonamiento por analogía: Cuando la verdad que se afirma es resultado de observar en uno de los términos caracteres semejantes a los observados en el otro. Los dos primeros tipos de razonamiento son analíticos, mientras que el tercero es global. PENSAMIENTO El pensamiento es el resultado final de todo el funcionalismo psíquico; es su exponente de mayor jerarquía; es la expresión de la capacidad y del vigor intelectual de cada individuo. En esta elevada actividad culminan la selección y el ordenamiento de los conocimientos, que se orientan de acuerdo con un tema y según una finalidad que da curso a aquélla. El pensamiento comprueba la adaptación consciente de todos los conocimientos que integran el saber del individuo al tema que ocupa su conciencia. Cuando hablamos de un tema queremos significar que en todo pensamiento existe un contenido que está representado por una idea o conocimiento, el cual ha de ser elaborado para llegar a un fin determinado. O sea que, además de un contenido, el pensamiento tiene una finalidad que es alcanzada a través de una serie de juicios y razonamientos en conexión con otros conocimientos vinculados con el tema o conocimiento central. Por lo tanto para alcanzar su finalidad debe recorrer las etapas de esas elaboraciones psíquicas de donde, además de un contenido y una finalidad, el pensamiento tiene un curso. Contenido, finalidad y curso presuponen la existencia de un deseo o de una intención; con otras palabras, para que el pensamiento culmine es necesario que haya calor afectivo que ponga en juego una determinada cantidad de energía psíquica voluntaria capaz de regir la elaboración. En resumen el pensamiento coherente normal es producto de un trabajo conscientemente dirigido, durante el cual la atención está concentrada en la actividad de todos los mecanismos psíquicos. Ahora bien, el tema que marca la finalidad y el curso del pensamiento es lo que se conoce bajo la denominación de idea directriz. La idea directriz se destaca del conglomerado de ideas afines por la carga afectiva determinada por el deseo o intención, que la jerarquiza sobre las restantes que pasan a ocupar un plano secundario. Debido a ese interés que impregna a la idea directriz se pone en juego el mecanismo del juicio, que permite .relacionar, comparar y valorar a las diversas constelaciones asociativas, eliminando unas y utilizando otras mediante una minuciosa selección. Es así como la idea directriz se convierte en la causa que facilita la elaboración del pensamiento que, movido por ella, se encauza y progresa hacia su fin. Pero para que esta progresión sea posible se requiere la participación imprescindible de las constelaciones asociativas, aun cuando éstas se encuentren supeditadas a la idea principal. Las constelaciones asociativas están constituidas por un complejo conjunto de ideas vinculadas generalmente por lazos afectivos y que, por eso mismo, surgen a la conciencia interviniendo en la progresión del pensamiento. Intervienen también en la integración del pensamiento todos los acontecimientos del mismo tenor afectivo de la idea directriz, aún los debidos a las causas más diversas pero que proveen constelaciones asociativas que pueden influir en el curso y en el contenido de aquél. En definitiva: "El pensamiento es la más noble, la más profunda y la más jerarquizada de las manifestaciones de la mente humana; exponente de la capacidad intelectual de cada persona que expresa a través de ella la sabiduría universal; su finalidad es, primordialmente, la comprensión, el entendimiento y la facilitación de las relaciones interhumanas". Como todas las manifestaciones psíquicas el pensamiento evoluciona paso a paso, desde el pensamiento primitivo o mágico de los niños hasta el pensamiento lógico que corresponde a la época de la madurez psíquica. El factor más importante que propulsa dicha evolución es la inteligencia. Por lo tanto de ella dependerán los distintos y muy variados niveles a que puede llegar el pensamiento de los hombres que, en algunos casos, alcanza alturas realmente prodigiosas. Pensamiento mágico o primitivo El pensamiento mágico es patrimonio de los niños y del hombre inferior; de una manera general pertenece a los seres de escasa evolución, salvajes y semisalvajes, es decir, es propio de los pueblos primitivos. Si bien el hombre en su evolución hacia el pensamiento lógico se aleja cada vez más del mundo mágico, en ningún momento logra desprenderse totalmente de él, al que se halla sujeto por lazos establecidos durante sus primeros años de vida y por aquellos lazos, expresión de lo filogenético, que nacen con él. Para explicarnos el origen del pensamiento mágico debemos recordar, en primer lugar, que está íntimamente relacionado con el mundo mágico, el cual considera que todo cuanto acontece se halla sometido al influjo de las fuerzas de la naturaleza. En la infancia y en los individuos pertenecientes a pueblos y razas que aún no han superado la etapa primitiva el pensamiento se desenvuelve en forma insuficiente y precaria, manteniendo muy reducidas las distancias entre sujeto y objeto, es decir que se mantiene muy próximo y ligado al mundo de las cosas concretas, como consecuencia del desconocimiento y falta de real comprensión del mundo exterior y de los fenómenos que en él se producen. Los hechos y los fenómenos al entrar en relación, directa o indirecta, con el individuo despiertan en él vivencias y estados afectivos que lo predisponen al error, por la inclinación innata del hombre a identificarse con la naturaleza y a plasmar a su imagen y semejanza todo cuanto en ella existe. Niños y seres primitivos viven sin la exacta noción de su individualidad y autonomía; no han aprendido aún a vivir en el mundo externo del que forman parte; no comprenden la realidad objetiva de todas las cosas y no las individualizan a pesar de las múltiples relaciones témporoespaciales que existen entre ellas; no viven en el mundo real sino en el mundo de las apariencias. Sobre esta base se elabora el pensamiento mágico que constituye en realidad el puente de unión entre el pensamiento concreto y el abstracto. Es decir que el mundo mágico permite desconcretar el pensamiento mediante el análisis minucioso de las cosas y los hechos, propiciando las abstracciones. En esa forma se amplían poco a poco las distancias de sujeto a objeto, para alcanzar, en los grados avanzados de evolución, hasta lo universal y lo inconmensurable multiplicándose las distancias hasta el infinito, en el tiempo y en el espacio. Ésa es la ruta seguida para culminar en el pensamiento lógico. El pensamiento mágico atribuye a los objetos cualidades extrañas y les asigna poderes e influencias diversas que relaciona, por razones y similitud o de proximidad en el tiempo y en el espacio, con acontecimientos ocurridos en torno a ellos. El pensamiento mágico es elaborado sobre las siguientes bases: 1º) "Cuando dos objetos son parecidos o presentan algún punto de semejanza se los considera dotados de las mismas propiedades". 2º) "Cuando dos objetos, aunque sean totalmente diferentes, se hallan en contacto o próximos se influencian mutuamente, adquiriendo uno las propiedades del otro". De acuerdo con estos principios se establecen entre los objetos y los hechos relaciones en las que prima el razonamiento global; por lo tanto el pensamiento mágico carece de una base sólida, formal y lógica, lo que lo expone a numerosos errores. En este tipo de pensamiento primitivo enraízan todas las supersticiones imaginables que, transmitidas a través del tiempo, perduran aún en nuestros días. Tales supersticiones son el producto de los temores, de las ansias y de las dudas del hombre inerme frente a las fuerzas y a las inclemencias de la naturaleza y ante las situaciones en que peligran su vida y sus bienes. Esos temores supersticiosos se manifiestan también ante las prohibiciones y mandatos de ciertos ritos, como ocurre con el tabú en algunas religiones de la Polinesia y frente a supuestas influencias maléficas atribuidas a la sola presencia o mención de determinados objetos o personas. Para contrarrestar los maleficios y los peligros el pensamiento mágico ha creado los amuletos y los talismanes. Los pueblos han creado también a través de su existencia diferentes formas de expresión de! pensamiento primitivo, las que fueron y son empleadas siempre en el mismo sentido y bajo el imperio de circunstancias semejantes desencadenantes de estados emocionales que responden a las fuerzas instintivas, siempre alertas para salvaguardar los intereses de la personalidad. El individuo trata así de precaverse y alejar todo riesgo o influencia maléfica a la vez que procura invocar y atraer fuerzas que le sean propicias. Estas formas de pensamiento, ya lo dijimos, no abandonan jamás al hombre; después de los primeros años de vida pasan a un plano secundario cediendo al avance de la evolución, pero ante la inminencia de algún riesgo imprevisto vuelven del plano subconsciente al consciente, proporcionando si no una solución un alivio inmediato y transitorio capaz de tranquilizar en mucho la exaltación emocional desencadenada. Pensamiento lógico El pensamiento lógico es el resultado de la actividad de las diversas formas del razonamiento analítico, sustentado por tres principios básicos. 1º) Principio de la no contradicción: que sustenta el razonamiento por deducción. Según este principio "una cosa no puede ser más que ella misma, en un mismo momento y bajo las mismas condiciones"; es decir que "no es posible la afirmación y la negación de una misma cosa al mismo tiempo". Recurramos al ejemplo matemático: A = B; B — C; luego A = C. Esto es exacto y está de acuerdo con el principio de la no contradicción. Si por el contrario llegáramos a la conclusión de que A es diferente de C, sería necesario admitir simultáneamente que A no es igual a B, ya que a jB lo admitimos igual a C. En este caso habría contradicción del pensamiento j sabemos que el pensamiento lógico, formal, no debe contradecirse. 2º) Principio del determinismo o principio de legalidad: que propicia el razonamiento por inducción. Se lo puede enunciar diciendo: "toda modificación experimentada se halla sujeta a condiciones bien determinadas", o sea que "toda modificación se halla regida por una o más leyes". Por medio de esta forma lógica de razonar el razonamiento humano fue descubriendo y enunciando todas las leyes de la naturaleza. La mayor parte de estas leyes son causales, es decir que relacionan a todo fenómeno con determinadas condiciones generadoras. Luego la inducción se funda en el principio de la causalidad, según el cual "todo fenómeno obedece a una causa"; de donde "las mismas causas producen los mismos efectos"; o bien "no hay causa sin efecto". No siempre la inducción se concreta en una ley causal, en algunos casos se funda en un principio de orden más general que es el "principio de la legalidad", según el cual "la regularidad con que se producen ciertos fenómenos obliga a formular una ley". 3º) Principio de finalidad que sustenta el razonamiento por analogías. Este principio sostiene que la "convergencia y la reunión de determinadas condiciones favorecen la consecución de un fin, ya sea consciente o inconscientemente perseguido". Recurrimos a otro ejemplo tomado de la Psicología de Roustan: "El planeta Marte tiene semejanza con la Tierra por su temperatura y por la atmósfera que lo rodea, de donde se concluye que Marte debe estar habitado". Quiere decir que en Marte se reúnen ciertas condiciones que, a semejanza de las que existen en la Tierra, se agruparían con el fin determinado de permitir la existencia de habitantes. Ahora bien; esas condiciones no son suficientes para hacer aparecer la vida sino simplemente necesarias para que pueda haberla, y ante la existencia de las condiciones necesarias suponemos la existencia de las condiciones suficientes, aun sin percibirlas. Todos estos razonamientos elaboran el pensamiento lógico en el que observamos un verdadero sistema de operaciones mentales regidas por conductas especiales que nacen del medio social y de la cooperación con los semejantes. Efectivamente, el pensamiento lógico es el resultado de las operaciones que realiza el razonamiento analítico, el cual se afirma en los principios fundamentales que hemos enunciado: 1°) principio de la no contradicción; 2°) principio del determinismo; 3°) principio de finalidad. Los dos primeros son esenciales para el pensamiento lógico; no así el tercero. Una mente desprovista del principio de no contradicción y del determinismo se hallaría imposibilitada de coordinar un pensamiento lógico y aparecería completamente dislocada. En el caso de carecer del principio del determinismo habría absoluta incomprensión del mundo circundante, al que el sujeto no podría adaptarse y chocaría con el medio ambiental. En cambio, la carencia del principio de finalidad no impide la elaboración del pensamiento lógico que puede alcanzar, aun sin él, altas cimas. PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO El pensamiento puede perturbarse tanto en su curso como en su contenido. ALTERACIONES DEL CURSO DEL PENSAMIENTO: 1º) Aceleración del pensamiento: La aceleración es la consecuencia inmediata de la aceleración del ritmo asociativo en todos los casos en que se produce taquipsiquia. Este trastorno es propio de los enfermos que padecen excitación psíquica, muy especialmente de excitación maníaca. La aceleración del pensamiento se evidencia objetivamente a través de la verborragia, que traduce la celeridad, muy superior a la normal, con que fluyen las ideas a la conciencia. La perturbación es apreciable subjetivamente por la necesidad que experimenta el individuo de expresar en forma verbal todas las ideas que acuden con gran precipitación a su mente. Cuando la aceleración alcanza grados extremos determina la aparición de un fenómeno conocido bajo el nombre de fuga de las ideas. El sujeto que padece este trastorno va pasando de un tema a otro rápidamente y sin detenerse, durante el curso del pensamiento. Como consecuencia éste pierde su ilación lógica de conjunto sin perder la ilación entre los eslabones de la cadena asociativa, lo que descarta la incoherencia que, por otra parte, es un trastorno del contenido y no del curso del pensamiento. La gran aceleración del ritmo sorprende y provoca alguna confusión en quien escucha al enfermo, al punto de suponer cierta incoherencia, pero si observa atentamente al paciente notará que su conversación que se ha iniciado con un tema determinado, dada la rapidez con que se encadenan las asociaciones, ha cambiado totalmente el asunto inicial y los otros que, vertiginosamente, le suceden en el curso del pensamiento, sin perder la ilación de cada tema pero sí la del conjunto. La fuga de las ideas es un trastorno complejo que resulta de la conjunción de diversos factores; en primer término, la gran exaltación afectiva y la excitación son factores determinantes de la aceleración del ritmo psíquico. La taquipsiquia perturba la atención que se torna muy inestable, con predominio de la forma espontánea y atraída simultáneamente por múltiples estímulos. En consecuencia, es mayor que lo normal el número de representaciones que acuden a la conciencia en la unidad de tiempo las que, procedentes del exterior, excitan y aceleran el mecanismo asociativo por evocación mnemónica. En efecto, la taquipsiquia facilita la evocación puesto que hay una real hipermnesia por la disminución del umbral de evocación. La exaltación mnemónica favorece grandemente las asociaciones por asonancia, en las que no intervienen los contenidos o significaciones de los vocablos sino las semejanzas entre los sonidos. Estas alteraciones provocadas por la excitación psíquica producen la afluencia de ideas a la conciencia en forma de un torbellino incontenible. Por lo tanto, el enfermo que padece de fuga de ideas cambia o desvía constantemente el tema de su conversación porque la gran inestabilidad que ocasiona la excitación se hace extensiva a la idea directriz, que se torna incapaz de regir el curso del pensamiento. Este trastorno difiere de la disgregación porque en esta última anormalidad la idea directriz pierde su jerarquía y el pensamiento no se concluye. En la fuga de las ideas, en cambio, se efectúan asociaciones de constelaciones ideativas que no corresponden al tema y que lo desvían pero que no lo anulan, y después de muchas desviaciones el enfermo retoma el tema inicial de su discurso. Esta forma de fuga de ideas, que es la de más frecuente observación, se denomina fuga de ideas hablada. Existe otra forma que no se exterioriza pues su manifestación es puramente subjetiva; el enfermo tiene conciencia del pasaje rápido e ininterrumpido de las ideas pero como se da cuenta no las expresa: es la forma conocida como: fuga de ideas pensada. 2º) Retardo del pensamiento: El retardo del curso del pensamiento se observa en todos los casos de bradipsiquia, es decir, cuando se produce la lentitud del ritmo psíquico en que, todo el proceso mental se encuentra dificultado, especialmente la asociación de las ideas que es muy pausada. El trastorno se aprecia objetivamente a través del interrogatorio del enfermo quien, por otra parte, lo percibe subjetivamente al experimentar una seria dificultad para pensar. El mecanismo psicopatológico del retardo del pensamiento varía según los casos. a) En los enfermos deprimidos, tristes, melancólicos, cuya psique está embargada por un problema afectivo displacentero de gran potencial, que determina el predominio intenso y persistente de una sola idea, se inhibe en mayor o menor grado la actividad del pensamiento pues la sobrecarga afectiva de esa idea principal o directriz rechaza e imposibilita las asociaciones con otras constelaciones ideativas. El mayor o menor grado de inhibición del pensamiento dependerá de la intensidad de la carga afectiva. En los grados medianos el enfermo procura realizar esfuerzos para vencer la resistencia de la idea directriz que, concentrando la actividad psíquica sobre sí misma, repele la afluencia normal de otro tipo de representaciones. En los grados más intensos, las inhibiciones son cada vez mayores hasta llegar a la imposibilidad de vencer esa resistencia, como sucede en la melancolía estuporosa en la que la inhibición del pensamiento es completa. b) En los confusos mentales existe una alteración orgánica que disminuye cuantitativamente la actividad psíquica. El grado de entorpecimiento del curso del pensamiento es variable. Hay gran fatigabilidad psíquica, y como consecuencia la idea directriz carece del vigor necesario para mantener el curso del pensamiento. En efecto éste se inhibe porque al enfermo le es imposible hallar las constelaciones asociativas; esta inhibición es tanto mayor cuanto mayor es el grado de la obnubilación, que llega a ser completa en los casos de confusión mental estuporosa. c) En los dementes también se observa retardo del curso del pensamiento, tanto más notable cuanto más avanzado esté el proceso demencial. En estos enfermos la debilitación y la fatigabilidad de la psique dificultan las asociaciones, trastorno agravado por las fallas de evocación que determinan la pérdida del capital ideativo. Así se retarda el ritmo y el curso del pensamiento en los dementes. El grado de inhibición está en directa dependencia de la intensidad de la demencia. d) En los oligofrénicos el pensamiento es de curso retardado. La causa debe buscarse en la insuficiencia de desarrollo psíquico, que provoca dificultad asociativa por carencia de material ideativo. 3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento: La prolijidad es un trastorno del curso del pensamiento consistente en una incapacidad para extraer, de los contenidos mentales correspondientes a un tema, el material indispensable y esencial para llegar a la conclusión y al fin deseado. Las personas afectadas, sin perder la idea directriz y manteniendo el hilo de su pensamiento, desarrollan extraordinariamente ciertos contenidos mentales que, si bien se relacionan con el tema, están muy lejos de facilitar la solución del mismo. Por eso el proceso mental se diluye en una infinidad de detalles carentes de importancia que les impiden concretar el objetivo final de su pensamiento. Vale decir que, el sujeto que padece prolijidad del pensamiento encuentra mucha dificultad para establecer los límites precisos entre lo fundamental y esencial y lo superfluo. Esta perturbación es propia de los débiles mentales, de los epilépticos y de los dementes. a) La minuciosidad del pensamiento en los débiles mentales se debe a su precaria capacidad de abstracción y de síntesis, lo que los coloca en la incapacidad de apartar los contenidos ideativos accesorios y sintetizar el pensamiento concretándose a lo esencial del tema. b) En los epilépticos esta anomalía adopta rasgos característicos. Son minuciosos e insistentes en sus relatos, cuidadosos y escrupulosos en la referencia de detalles y continúan con su exposición meticulosa después que se les interrumpe. La causa de esta minuciosidad reside en la dificultad que tienen para establecer las conexiones de la cadena asociativa y para hallar el vocablo adecuado y preciso para la expresión de su pensamiento, lo que los obliga a recurrir a un sinnúmero de términos y rodeos verbales para lograrlo. Así es como adoptan formas invariables de expresión del pensamiento que utilizan en toda oportunidad; si se agrega a esto la tendencia particular de estos enfermos a ser ceremoniosos y melosos empleando insistentemente determinados vocablos, se tiene una idea clara de la prolijidad del pensamiento epiléptico. c) En los dementes la debilitación global de la psique los lleva a las fallas graves en la evocación mnemónica y al empobrecimiento paulatino del capital ideativo. Al disminuir en ellos la capacidad de crítica se concreta su pensamiento por pérdida del capital abstracto, debiendo recurrir a constelaciones accesorias que disminuyen la aptitud para la síntesis. 4º) Perseverarían del pensamiento: La perseveración consiste esencialmente en la repetición más o menos periódica y automática de ideas o palabras que se intercalan en el curso del pensamiento. Algo así como relleno, a menudo intempestivo y fuera de lugar, de un persamiento perturbado por diversas causas. Esta manifestación puede observarse en personas normales que ostentan una tendencia particular a perseverar y en ciertos enfermos mentales, propiciada por factores diversos y en variadas circunstancias. a) En las personas normales en todos los casos de fatiga psíquica, por agotamiento o por sueño, que provocan una ligera obnubilación de la conciencia, lo que hace difícil hallar las constelaciones asociativas que han de encargarse de la prosecución del curso del pensamiento. En los estados tóxicos producidos por el alcohol, alcaloides e hipnóticos, la perseveración se debe a la falta de representaciones e ideas en la conciencia oscurecida por la fatiga o el tóxico. Algunas personas normales y hasta de cierto grado de cultura intercalan repetidamente en su plática, a manera de estribillo, una misma representación verbal, con lo que su discurrir resulta desagradable y vulgar. Es probablemente un hábito creado a fin de tomarse el tiempo necesario para hallar las asociaciones ideativas. b) La perseveración es frecuente en los débiles mentales, en los que constituye un índice de su pobreza ideativa. Como la agilidad mental es escasa, muy precario el cúmulo de los conocimientos y pobre el vocabulario, se ven precisados a emplear siempre los mismos términos y giros para expresar sus pensamientos. El trastorno se hace tanto más notorio cuanto mayores son las dificultades para resolver las situaciones o temas que se encaran. La falta de conocimientos abstractos les hace difícil hallar los materiales necesarios para la continuidad del curso del pensamiento. c) La perseveración se observa también en los dementes. El proceso de debilitación psíquica afecta la evocación mnemónica que, al entorpecer y retardar la evocación de las ideas, determina una rémora en el curso del pensamiento, la que es subsanada por la perseveración. Esta última permite a los enfermos tomarse el tiempo necesario para que la evocación se realice; es algo así como rellenar un espacio que, de otra manera, aparecería en blanco en el curso de un pensamiento interrumpido. d) La perseveración en el epiléptico es una consecuencia del gran retardo en la progresión del curso de su pensamiento viscoso; es difícil para su conciencia abandonar una idea para seguir el encadenamiento lógico con otras, y esa idea que persiste interfiere en el recorrido normal del pensamiento, de donde resulta una superposición y una repetición de su contenido mental. e) La perseveración que se observa en los esquizofrénicos constituye un fenómeno grosero, consecuencia del disloque psíquico general. El trastorno puede producirse en cualquier tramo del curso del pensamiento; a menudo es como un estribillo que determina un discurso disparatado y sin ilación lógica. Es muy probable que esta perturbación señale en los esquizofrénicos el comienzo de la disgregación del pensamiento. 5º) Interceptación del pensamiento: La interceptación es un trastorno que consiste en una interrupción brusca del curso del pensamiento en cualquiera de sus tramos. La perturbación produce en la conciencia la ausencia total de ideas y después de esta interrupción, de duración variable, se reanuda el mecanismo asociativo. Unas veces se retoma el hilo del pensamiento anterior, y, muy a menudo, se reinicia en términos completamente diferentes. En casos menos frecuentes el curso del pensamiento queda definitivamente detenido. El enfermo tiene plena conciencia de lo que le sucede; la interceptación le produce una sensación en extremo desagradable de extrañeza y angustia, con la impresión de pérdida del dominio de su pensamiento y de su personalidad. Estas manifestaciones se revelan objetivamente en la expresión de perplejidad y de suspenso reflejadas en el rostro, que traducen el asombro y la inquietud que lo embargan. Tratando de hallar una explicación a lo que le ocurre y basado en las sensaciones que experimenta, el enfermo le atribuye un origen procedente del mundo exterior. La interpretación contribuye así a que se crea sometido a influencias externas que emanan de otras personas o del medio o lugar en que vive; por esta razón la considera como un robo del pensamiento. Por otra parte, como al reanudarse la actividad surgen contenidos mentales inadecuados al curso anterior, el enfermo cree que se le "impone o dirige el pensamiento desde el exterior". La interceptación es un trastorno frecuentemente observado en el curso del pensamiento esquizofrénico. Probablemente se halla ligado a los trastornos profundos y graves de la personalidad que determinan el disloque de la psique. 69) Rigidez del pensamiento: La rigidez es un trastorno motivado por la persistencia de una idea a la que el paciente dispensa una preferencia enfermiza; no sólo perturba el curso del pensamiento sino que llega a condicionar sus actos debido a la tenaz oposición a abandonarla. El pensamiento pierde su elasticidad y su actividad normales para sujetarse a un planteo fijo determinado por la idea de preferencia. Con esa .limitación, ajustándose siempre a una misma forma se manifiesta la rigidez del pensamiento. Esta anormalidad se observa en los esquizofrénicos y su causa debe relacionarse con los trastornos de la personalidad. Tratando de hallar una explicación psicopatológica del fenómeno, dentro de un marco lógico, se llega a la conclusión de que el enfermo, ante la angustia que le ocasionan sus manifestaciones subjetivas y la sensación de pérdida del autodominio, se aferra tenazmente a una idea como deseando mantener con ella la directiva de su pensamiento debilitado y tambaleante. La inminencia del derrumbe de la personalidad, anunciado por las impresiones de graves amenazas al yo que surgen de las sensaciones de robo e imposición del pensamiento e influencia exterior, contribuye a ensombrecer el cuadro. 7º) Estereotipia del pensamiento: El pensamiento estereotipado se caracteriza por la repetición continuada de palabras o frases, que se intercalan en cualquier tramo del curso del pensamiento, con la particularidad de que no participan ni tienen relación alguna con el terna, por lo que no interfieren ni desvían el pensamiento. Esta característica es fundamental para diferenciar la estereotipia de la perseveración; en este último trastorno se emplean palabras o frases que se repiten como estribillo, con el fin de obtener tiempo para enlazar los conceptos en un pensamiento de curso lento y progresión torpe. En la estereotipia el pensamiento puede conservar su fluidez habitual y como no se relaciona ni participa del tema no podemos considerarla como formando parte del pensamiento en curso; la perseveración en cambio interviene en el curso del pensamiento, cuya progresión dificultada trata de favorecer. 8º) Verbigeración del pensamiento: Para algunos autores la verbigeración no es más que una variedad de estereotipia, sin embargo corresponde diferenciarla de esta última por presentar características particulares. Consiste en la repetición de las mismas palabras o frases durante un período de tiempo más o menos prolongado, días, semanas y hasta meses. Es una repetición inútil que no obedece a ninguna exigencia de la elaboración del pensamiento del cual no participa. Se caracteriza por la falta de sentido y carencia de toda lógica y se presenta intempestivamente como determinada por un impulso o automatismo. La verbigeración es un trastorno que se observa en caso de graves perturbaciones a nivel de la corteza cerebral, tal como ocurre en estados demenciales o confusiones mentales graves. Asimismo se la observa en psicosis esquizofrénicas de avanzada evolución. Este síntoma traduce la pérdida del control cortical y la liberación de un verdadero automatismo cerebral. 9º) Disgregación del pensamiento: La disgregación constituye una perturbación grave que se produce cuando la idea directriz es incapaz de condicionar y mantener la progresión del pensamiento, el cual pierde su finalidad lógica. En condiciones patológicas la idea directriz o tema carece del vigor necesario para mantener el interés, o la atención que se dispensa a dicha idea es insuficiente debido a la pobreza de la energía voluntaria; como consecuencia de esta pérdida de vigor desaparece su jerarquía como conductora del pensamiento, quedando relegada a un plano secundario en el que se confunde con el conglomerado de constelaciones asociativas o conceptos afines. El pensamiento, que detiene entonces su progresión por debilitamiento de la idea directriz, es conducido en forma alternada, caprichosa y arbitraria por las diversas constelaciones asociativas. Al perder su conducción y su vigor continúa una progresión irregular debida a los restos del impulso inicial, cual si se tratase de un "vis a tergo"; de este modo se canaliza en diversas direcciones, según cuales sean las constelaciones asociativas que asuman, en forma sucesiva, la conducción del pensamiento hasta su agotamiento completo. El pensamiento disgregado es fragmentariamente comprensible, puesto que las ideas asociadas por el tema que lo inició son afines y surgidas mediante los mecanismos y leyes asociativas lógicas. Pero como estos fragmentos, debido a la falta de idea directriz, no se conectan entre sí para hilvanarse de una manera lógica el pensamiento, tomado en totalidad, resulta ilógico e incomprensible. La disgregación del pensamiento expresa graves trastornos de la psique, con alteraciones que comprometen su autonomía por la debilitación del juicio hasta llegar a la destrucción de la personalidad. Tal lo que ocurre en las demencias y en las esquizofrenias. ALTERACIONES DEL CONTENIDO DEL PENSAMIENTO La patología del pensamiento, desde el punto de vista de su contenido, presenta a considerar los siguientes tipos patológicos: pensamiento incoherente, delirante y obsesivo. 1º) PENSAMIENTO INCOHERENTE: Aclaramos, en primer término, que colocamos a la incoherencia entre las perturbaciones del contenido del pensamiento a pesar de que se la suele presentar como un trastorno del curso. En efecto, la perturbación tiene su punto de partida en una alteración de la conciencia, que pierde su lucidez normal a la vez que pierde su ingerencia en el mecanismo asociativo, primera etapa consciente en la elaboración del pensamiento normal. El estado patológico de la conciencia determina que la asociación de las ideas no se encuadre dentro de las leyes asociativas normales, y que en cambio sean aportadas las constelaciones asociativas' más dispares que se acoplan arbitrariamente al tema o idea directriz, esencia misma del contenido del pensamiento. Éste se construye así en forma totalmente incoherente e incomprensible. Luego: "un pensamiento es incoherente cuando su contenido está formado por constelaciones ideativas resultantes de asociaciones ilógicas de conceptos de muy diferente significación". Este pensamiento patológico revela no sólo el automatismo inconsciente del mecanismo asociativo que escapa al control del juicio, sino también la obnubilación de la conciencia y la torpeza y la suspensión más o menos intensa de la actividad psíquica. El pensamiento incoherente es totalmente incomprensible; es imposible mantener una conversación con el enfermo porque las asociaciones absurdas determinan un lenguaje carente de sintaxis. Es propio de la confusión mental, caracterizada por el oscurecimiento de la conciencia. Las personas normales pueden expresar un pensamiento incoherente cuando se produce una disminución de la lucidez mental, como ocurre en los casos de fatiga psíquica intensa y en especial cuando el sueño invade la conciencia. En esos momentos deja de manifestarse la actividad consciente y el sujeto cae en el automatismo subconsciente, por el que las ideas se asocian sin ningún control e incoherentemente. La coherencia del pensamiento, pues, sólo es posible mientras se mantiene la concentración psíquica y la atención alerta sobre la elaboración del pensamiento; la incoherencia se encuentra latente en todas las personas bastando la más leve obnubilación de la conciencia para que se insinúe, debido a que las elaboraciones caen en el plano subconsciente donde las ideas se suceden en forma desordenada. Las ideas se ordenan únicamente cuando son llevadas por un acto de la voluntad al plano consciente donde son sometidas a la concentración atentiva y al control del juicio. Conviene establecer debidamente las diferencias que existen entre el pensamiento incoherente y el disgregado, dado que la confusión es fácil puesto que ambos pensamientos son incomprensibles. 1º) La incoherencia es un trastorno del contenido del pensamiento, mientras que la disgregación es un trastorno de su curso. 2º) La incoherencia es debida a la asociación de ideas dispares al margen de las leyes asociativas lógicas; la disgregación se debe a la debilitación de la idea directriz, a la vez que las asociaciones que esta idea determina son correctas. 3º) En la expresión del pensamiento incoherente hay falta absoluta de sintaxis porque se construye con asociaciones carentes de relación; el pensamiento disgregado se expresa respetando la sintaxis desde que las asociaciones efectuadas siguen las leyes lógicas y se relacionan con el tema. De aquí que el pensamiento disgregado sea fragmentariamente comprensible, aunque en la totalidad de su curso sea tan incomprensible como el incoherente. 4º) El pensamiento incoherente es el resultado de una conciencia obnubilada, en la que el juicio deja de controlar las elaboraciones psíquicas por carencia de concentración atentiva. El pensamiento disgregado es producto de una psique debilitada en la que el juicio pierde su capacidad normal a la vez que la idea directriz carece de vigor por falta de atención y de interés ambas fallas determinan que el curso y la continuidad del pensamiento se agoten fácilmente. 2º) PENSAMIENTO DELIRANTE: El contenido patológico del pensamiento delirante, integrado por concepciones delirantes, es producto de la elaboración de un juicio afectado de una falla grave. Como la actividad judicativa está desviada de su actividad normal está incapacitada para comprender los errores que involucran sus conceptos, los que son aceptados como reales y defendidos enérgicamente. 3º) PENSAMIENTO OBSESIVO: El contenido patológico de este pensamiento está formado por las más variadas obsesiones. Si bien el juicio no está desviado y mantiene un perfecto control reconociendo el error que encierra el pensamiento, el sujeto no puede sobreponerse a la imposición de este contenido morboso que lo perturba y lo angustia. IMAGINACIÓN Concepto La imaginación es una importante actividad psíquica que participa activamente en la elaboración del pensamiento. Se halla en directa dependencia de la memoria que, mediante el aporte de la evocación, le permite realizar la más extraordinaria variación de combinaciones entre imágenes, representaciones y situaciones vividas por el individuo. Además la imaginación permite al hombre la creación de imágenes o situaciones nuevas. De donde surgen dos modalidades de esta importante actividad, que se han denominador imaginación reproductora e imaginación creadora. 1°) Imaginación reproductora: La forma reproductora, que es la más común, es la capacidad de evocar imágenes, representaciones y cuanto ha sido registrado y vivencia-do por la conciencia y de someter estos elementos a múltiples y variadas elaboraciones, cuya finalidad ulterior es la construcción de conceptos de mayor complejidad y perfección. La imaginación reproductora, mediante la cual se elabora el material cognoscitivo individual que alcanza paulatinamente mayor nitidez y jerarquía, tiene gran similitud con la memoria de evocación, con la que suele confundirse, razón por la que se ha dicho que imaginar es pensar con imágenes. Para evitar precisamente esas confusiones es que se hace necesario establecer las diferencias entre ambas. La diferencia fundamental se aprecia conociendo la exacta ubicación y finalidad que ambas actividades tienen en el proceso psíquico. La evocación es una actividad exclusivamente mnemónica cuya finalidad específica es la reproducción fiel de imágenes, conocimientos, hechos o situaciones vividos por el individuo, los que deben ser actualizados en un determinado momento por el imperio de ciertas circunstancias. Por consiguiente debemos considerarla y ubicarla como un proceso de la memoria que tras la evocación realiza una perfecta identificación mediante el reconocimiento de algo que realmente ocupó la conciencia en un momento dado. La imaginación reproductora por su parte, si bien se vale de la evocación mnemónica, es una actividad que se halla bajo la fiscalización del pensamiento; es, en realidad, una forma particular de elaboración del pensamiento. Difiere de la evocación mnemónica porque prescinde del proceso de reconocimiento, desde el momento que, para el objetivo actual, no se requiere una prolija identificación de detalles. En efecto, los elementos evocados se enlazan y coordinan siguiendo los mecanismos asociativos lógicos, para ser sometidos a la actividad razonante. Así es como los materiales de la evocación adquieren mayor claridad y configuran concepciones de más jerarquía y complejidad. 2°) Imaginación creadora: La imaginación creadora es la actividad psíquica capaz de encauzar el pensamiento hacia nuevos enfoques y originales combinaciones de los elementos preexistentes del capital cognoscitivo personal; combinaciones de imágenes, representaciones e ideas de las que surgen creaciones insospechadas, a veces geniales, y nuevas nociones para el conocimiento, que si no han sido previstas en su esencia misma fueron, a menudo buscadas. La nueva creación es sólo aparente, en realidad no es otra cosa que una variante desde que los elementos que la forman preexisten en el individuo. Todo se elabora con material que forma parte integrante del conocimiento personal, material de aprehensión procedente del mundo exterior captado a través del sensorio. Estos elementos son elaborados repetidas veces en el curso de la existencia y en múltiples formas y combinaciones merced a la imaginación reproductora, encargada, como dijimos, de mejorarlos y jerarquizarlos. Como estos materiales producto de mayores abstracciones, que surgen a través de numerosas disociaciones analíticas y de otras tantas síntesis asociativas, se hace posible la creación de conceptos y representaciones completamente nuevos por sus variantes, pero en los que el análisis minucioso permite descubrir los elementos primarios que permitieron su elaboración, elementos básicos que constituyen, en última instancia, las fuentes del conocimiento universal donde el hombre lo halla todo ya creado. Para alcanzar el plano de estas elaboraciones se requiere la imprescindible participación de la inteligencia, de cuyo grado de capacidad depende la magnitud y la jerarquía de lo creado. En efecto, la capacidad creadora desde las creaciones pueriles que los niños idean en sus juegos hasta las creaciones geniales de los seres superdotados. Por otra parte, también se requiere la participación de estados afectivos especiales, en los que se manifiestan las inclinaciones, tendencias, deseos y pasiones de la personalidad, los que impulsan y descargan la actividad voluntaria que se precisa para alcanzar esa finalidad. La imaginación, actividad mental con distintos grados de intensidad, reviste pues dos formas, la reproductora y la creadora; a esta última, la de mayor jerarquía, le está reservado alcanzar las más altas cumbres del conocimiento, aquellas que jalonan los progresos de la humanidad a lo largo del tiempo. Las personalidades dotadas de una inteligencia superior, los seres geniales que impulsan el avance de la civilización, expresan las más elevadas realizaciones de la imaginación a través de la invención y de la inspiración. La invención es la creación o el hallazgo de algo nuevo mediante una labor persistente, continuada y perfectamente consciente; por la elaboración pensante el espíritu, a fuerza de ingenio y de meditación, con tenacidad y con el máximo de concentración atentiva, llega a concebir y a crear o inventar una cosa nueva o desconocida. Así surgen a la luz los inventos destinados a facilitar la vida y la labor del hombre en todos los órdenes de su actividad. Tanto en las ciencias como en el arte, en las industrias como en otras esferas de su desenvolvimiento, la invención de los más diversos y complejos instrumentos, aparatos, sistemas, principios y reglas le sirven para complementar sus observaciones, facilitar sus experiencias, ampliar sus conocimientos, ahorrar esfuerzos en la ejecución de sus tareas y, en general, para avanzar en el trabajoso y lento camino del progreso. La inspiración, a la que se deben las más hermosas y las más sublimes creaciones de los poetas, de los artistas, de los literatos y de los oradores, es otra modalidad de la imaginación creadora. Aunque las creaciones de la inspiración aparentemente se realizan en forma espontánea y sin esfuerzo evidente, son en realidad producto de la labor mental consciente, de la concentración atentiva y de la dedicación voluntaria entusiasta. Pero no surgen, como cuando se trata de la invención, inmediatamente a continuación de esas elaboraciones sino que, en un momento inesperado y cuando la mente se halla en reposo, cristalizan en forma súbita como a raíz de un estímulo insospechado, cual si se tratase de algo que sobrepasa las leyes naturales conocidas y entrara en el plano de lo sobrenatural. Después de haber sido larga y asiduamente buscadas, las creaciones de la inspiración surgen como resultado mediato e imprevisto de un trabajo que se comenzó con plena lucidez pero que fue trasladado al subconsciente, el cual prolonga más allá de lo consciente estas elaboraciones, de donde afloran en forma inesperada y, a veces, deslumbrante. Definición "La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento mediante la cual se unen, ordenan, enlazan y coordinan en múltiples combinaciones los materiales de evocación proporcionados por la memoria, con .a finalidad de concebir y de dar forma a cosas nuevas y a conceptos originales y cada vez más perfectos, hasta culminar en las creaciones geniales de la inspiración que señalan las altas cumbres del conocimiento y jalonan el progreso de la humanidad". PSICOPÁTOLOGÍA DE LA IMAGINACIÓN La psicopatología de la imaginación gira esencialmente en torno a los tipos de alteraciones: cuantitativas y cualitativas. Alteraciones cuantitativas Desde el punto de vista cuantitativo, Ta imaginación puede estar aumentada o disminuida. - 1º) Imaginación aumentada: La exaltación de la imaginación se produce en todos los casos en que hay excitación psicomotriz. a) En la manía hallamos especialmente exaltada la forma reproductora de la imaginación debido a la hipermnesia causada por la disminución del umbral de evocación; las imágenes que se suceden en la conciencia ininterrumpida y precipitadamente son combinadas y elaboradas por la imaginación que se exalta al ritmo de esa precipitación. b) En algunos delirios, especialmente cuando la imaginación forma el mecanismo productor de esta enfermedad. c) En algunas intoxicaciones y especialmente en las intoxicaciones por alcaloides, morfina y cocaína. El estado onírico con alucinaciones placenteras lleva a la exaltación imaginativa. 2º) Imaginación disminuida: La imaginación se empobrece en todos los casos en que se producen inhibiciones psíquicas. Así sucede en la depresión psicomotriz, en la demencia, en la oligofrenia y siempre que ocurre una merma en la actividad psíquica. Alteraciones cualitativas La imaginación en los casos de trastornos cuantitativos, está bajo el control de un juicio lógico, pero cuando la acción de éste se debilita, liberada de su freno normal, se descontrola efectuando elaboraciones fantásticas. La fantasía conduce a la creación de un mito o de una fábula, es decir a una elaboración mental privada de fundamento, es una ficción inverosímil sin visos de realidad. Esta elaboración falsa debe distinguirse de la mentira común, que también es una elaboración irreal producto de la imaginación. a) La fabulación es patológica porque es el resultado de la actividad imaginativa anormal de una personalidad psicopática o de un enfermo mental que no puede substraerse a ese mecanismo psíquico, que escapa al control del juicio aun cuando, en gran parte, tenga conciencia del mismo. La mentira no es patológica, es producto de la elaboración de mentes sanas que mantienen un control perfecto de su función intelectual. b) Si bien la fábula es una creación falsa, obedece a la tendencia innata de una personalidad psicopática determinada por una desviación constitucional o a la tendencia de un enfermo con el juicio desviado o más o menos inhibido. La mentira, por el contrario, es elaborada con un fin utilitario; es una creación circunstancial para inducir a error, engañar o eludir en forma más o menos hábil, situaciones de apremio. MENTIRA : La mentira, que es una elaboración normal a pesar de ser censurable en el orden moral, es recurso también de ciertos enfermos mentales que mienten por las mismas o parecidas razones que las personas normales. 1) Los hiperemotivos, en los que se exageran los mecanismos normales, mienten por conveniencia y por temor al castigo. 2) Mienten los alcoholistas tratando de ocultar su hábito, por vergüenza o por temor de verse privados del alcohol. 3) Los delirantes cuando temen comprometer su situación o para ocultar sus planes y sus verdaderas intenciones. 4) Los perversos deliberadamente con el deseo de molestar y perjudicar a los demás. La calumnia suele ser su arma. FABULACIÓN : 1) La fabulación que es patológica en los adultos ha sido considerada normal en los niños. Nosotros no compartimos esa opinión, adoptando al respecto una actitud de reserva. Consideramos a los niños y a los adolescentes como a seres en evolución, en camino de alcanzar la madurez psíquica, época en que el juicio y la razón se convierten en los cancerberos de la imaginación; por consiguiente en las diversas etapas del desarrollo, en los distintos grados de evolución del juicio y de la razón, la intensidad de la actividad fabulatoria varía. Unos fabulan más que oíros y algunos no fabulan nada, lo que induce a pensar que la intensidad de esa actividad depende del grado de madurez psíquica. Además se observa que algunos niños no fabulan aun siendo inmaduros, mientras que otros de evolución normal lo hacen, evidenciando predisposiciones o estados constitucionales más o menos manifiestos. Estas observaciones apoyan nuestro criterio de que si la fabulación del niño no es patológica, tampoco es absolutamente normal. 2) La fabulación de los histéricos es un síntoma muy importante y característico de estas personalidades. La riqueza de sus manifestaciones dio lugar a que Dupré creara la constitución "mitomaníaca". La fabulación del adulto es como en los niños un síntoma de inmadurez psíquica; caracteriza a personalidades frágiles, inmaduras, carentes de inhibiciones vigorosas, siendo la insuficiencia inhibitoria la causa de la fantasía. Dupré reconoció esta incompleta madurez como elemento primordial en las personalidades a través de las cuales llegó a concebir la constitución mitomaníaca, de la que son tributarios los histéricos. Entre los caracteres sobresalientes de la personalidad histérica figuran: a) pobreza intelectual, siempre evidente; b) sugestibilidad, todo débil es fácilmente sugestionable y predispuesto a la imitación hasta llegar a la autosugestión; c) patomimia, imitación de las más diversas enfermedades; d) deseo de destacarse, atrayendo la atención con sus elaboraciones fantásticas que expresan con gran realismo; e) conflictos íntimos y ambientales, las situaciones desfavorables los llevan a la fabulación; f) la vanidad, que procura satisfacerse recurriendo a la fantasía. 3) En los maníacos la fabulación es muy frecuente. La exaltación afectiva debilita las inhibiciones y da libre curso a la imaginación, que se exagera hasta la fantasía por falta de control del juicio que está desviado. La fabulación consecuencia, en este caso, de la megalomanía, satisface la vanidad del enfermo que dominado por la euforia se siente poderoso y triunfador. 4) La fabulación de los melancólicos reviste la forma de "autoacusación calumniosa". El juicio, desviado por ideas delirantes de impotencia, de ruina, de autoculpabilidad y de suicidio, al no ejercer su control normal permite a la imaginación urdir verdaderas fábulas en las que el paciente se ubica como protagonista y se acusa de ser el causante de todos los perjuicios y de todas las situaciones catastróficas que elabora su mente enferma. 5) Algunos delirantes también fabulan, especialmente los que deliran debido al mecanismo imaginativo. El más característico es el delirio imaginativo de Dupré y Logre que se instala en la personalidad mitomaníaca. 6) Fabulan los confusos en estado de onirismo y algunas personas jóvenes durante la convalescencia de ciertas enfermedades infecciosas. La fabulación tiende en estos casos a satisfacer los deseos que dominan a la personalidad según las corrientes afectivas imperantes. 7) Los dementes seniles a causa de la debilitación psíquica. Para suplir las lagunas de la memoria, en especial la de fijación, cuya merma impide el nexo entre los hechos recientes, el enfermo recurre a la fabulación. 8) Finalmente, también suelen fabular los débiles mentales con acompañamiento de gran excitación, alucinaciones y delirio. RESUMEN ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO La asociación de las ideas es el mecanismo que relaciona, conecta y encadena las ideas y representaciones mentales. Es el primer paso importante hacia la elaboración del pensamiento. Leyes asociativas 1º) Ley de asociación por contigüidad temporal: hechos o estímulos registrados en un mismo momento o acto perceptivo. 2º) Ley de asociación por contigüidad espacial: hechos o estímulos captados en un mismo lugar. 3º) Ley de asociación por semejanza externa: cuando tienen entre sí alguna semejanza relacionada con sus caracteres externos. 4º) Ley de asociación por semejanza interna: cuando tienen en común los significados de sus cualidades o propiedades. 5º) Ley de asociación por contraste: la asociación se hace cuando un hecho o fenómeno es lo opuesto a otro. La asociación de las ideas se hace de acuerdo con un ritmo y en forma ordenada siguiendo las leyes asociativas, es decir, que son coherentes. Asociación de las Ideas Psicopatolo gía de la asociación de las ideas Alteraciones del ritmo a) Ritmo normal: debe tenerse en cuenta como punto de referencia. Es el que permite seguir el curso de un pensamiento elaborado en forma lógica formal. Las variantes dependen del tempo psíquico de cada uno. b) Ritmo acelerado: Por aceleración del lempo psíquico. Asociaciones rápidas y fugaces. Fuga de las ideas. c) Ritmo retardado: Por retardo del tempo psíquico. Disminuyen las asociaciones en la unidad de tiempo. Hay entorpecimiento y dificultad para hallar los términos que han de formar la cadena asociativa. Alteraciones de la coherencia La coherencia normal se perturba cuando se debilitan la concentración psíquica y la atención. Se enturbia la lucidez de la conciencia y se descontrola la actividad psíquica, no se asocia de acuerdo con las leyes lógicas normales y se cae en la incoherencia asociativa. Definición concepto y "Es la actividad psíquica mediante la cual el espíritu realiza una síntesis mental que permite llegar a una conclusión entre las ideas o conocimientos". Un juicio es siempre la afirmación de una verdad y hace posible la aceptación y adquisición de un conocimiento. 1) Etapa de elaboración: Se hace la relación e identificación de los conocimientos. 2) Etapa crítica: Se hacen las comparaciones y la selección de los conocimientos aportados a la conciencia. Posteriormente se hace la valoración de todo lo seleccionado, para llegar a una conclusión definitiva. El juicio realiza un análisis minucioso antes de » resumir sus conclusiones en una síntesis. Las perturbaciones son de orden cuantitativo y cualitativo. Juicio Psicopatalogía del juicio Juicio insuficiente Alteración cuantitativa que se observa en los casos de incompleto desarrollo psíquico: síndrome frenasténico. Juicio debilitado Disminuido o deficiente con respecto a su capacidad anterior; es una alteración cuantitativa: síndrome demencial. Juicio suspendido En los casos de obnubilación de la conciencia, que se encuentra dificultada o impedida en su función. Alteración cuantitativa, confusión mental. Juicio desviado Alteración cualitativa; debida a la interferencia de una intensa carga afectiva: delirios, manía, melancolía. Juicio afectado en forma parcial. El razonamiento encadena los juicios entre sí en una relación de directa dependencia; su finalidad es comprobar y demostrar una verdad. Establece comparaciones entre los juicios cuyas similitudes permiten efectuar substracciones de término: lo que es verdad en uno de los términos lo es también en los otros. Comparaciones globales: El razonamiento no descompone los términos para hallar los caracteres y cualidades de cada una de las partes. Expone a numerosos errores. Comparaciones analíticas: Pertenecen a un razonamiento lógico: se hace el análisis de las partes investigando sus caracteres y atributos; se facilitan delicadas substituciones. Raciocinio Tipos de razonamientos Definición concepto y Pensamiento Pensamiento mágico o primitivo Razonamiento por deducción Acepta como verdadera una proposición llamada "consecuencia", cuando otras proposiciones llamadas premisas también lo son. Razonamiento por inducción Afirma una verdad basándose en la observación de determinado número de hechos. Razonamiento por analogías Afirma una verdad cuando uno de los términos presenta caracteres semejantes a los de los otros. "El pensamiento es la más jerarquizada manifestación de la mente; su finalidad es la comprensión, entendimiento y facilitación de las relaciones interhumanas y la expresión, a través de la capacidad intelectual de cada individuo, de la sabiduría secular y universal". Tiene un contenido formado por la idea directriz, que es el conocimiento que ha de elaborarse. Esta es la finalidad que ha de alcanzarse a través de una serie de juicios y razonamientos entre ideas afines; así se establece el curso. El pensamiento es resultado de una elaboración consciente. Propio del niño, del hombre de escasa evolución y de los pueblos primitivos. Se relaciona con el mundo mágico: todo lo que acontece se halla en relación y dependencia de las fuerzas de la naturaleza. Sus bases son: 1) Dos objetos parecidos o que presentan algún punto de semejanza se consideran dotados de iguales propiedades. 2) Dos objetos aunque sean totalmente diferentes, si se hallan en contacto o próximos se consideran influenciados mutuamente, adquiriendo cada uno las propiedades del otro. Pensamiento lógico Es el que se elabora mediante el razonamiento analítico que se basa en tres principios. 1) Principio de la no contradicción: sustentado por el razonamiento por deducción; "una cosa no puede ser más que ella misma, en un mismo momento y bajo las mismas condiciones". 2) Principio del deterninismo o de legalidad; propiciado por el razonamiento por inducción: ''toda modificación que una cosa experimenta se halla sujeta a condiciones bien determinadas, o sea que está regida por una o más leyes". 3) Principio de finalidad; sostenido por el razonamiento por analogía: "La convergencia y reunión de determinadas condiciones favorece un fin consciente o inconscientemente perseguido''. Se registran perturbaciones del curso y del contenido. Pensamiento Psicopatología del pensamiento Alteraciones del curso 1º) Aceleración del pensamiento: En los casos de aceleración del ritmo psíquico: excitación psicomotriz; especialmente manías. Verborragia, fuga de ideas, atención inestable, hipermnesia por disminución del umbral de evocación. 2º) Re lar do del pensamiento: En los casos de retardo del ritmo psíquico. Inhibición de los procesos psíquicos: deprimidos, tristes, melancólicos, confusos mentales, dementes y oligofrénicos. 3º) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento: Incapacidad de extraer los contenidos mentales esenciales para alcanzar la finalidad: débiles mentales, epilépticos-y dementes. 4º) Perseverancia del pensamiento: Repetición periódica y automática de palabras que se intercalan en su curso: personas normales por fatiga psíquica o por intoxicación por el alcohol, alcaloides, hipnóticos; débiles mentales por su pobreza ideativa; dementes por el empobrecimiento ideativo y fallas de evocación; epilépticos por retardo del ritmo psíquico y esquizofrénicos por disloque psíquico. 5º) Interceptación del pensamiento: Interrupción brusca del curso que se reinicia instantes después retomando el curso anterior o a menudo un curso diferente: esquizofrénicos. Alteraciones del curso Pensamiento Psicopatología del pensamiento Alteraciones del contenido 6º) Rigidez del pensamiento: Perturbación del curso por la persistencia de una idea a la que se dispensa preferencia, hay resistencia para abandonarla y llega a condicionar los actos del pensamiento, pierde su elasticidad normal: esquizofrénicos por los trastornos de la personalidad. 7º) Estereotipia del pensamiento: Repetición continuada de palabras o frases que se intercalan en el curso del pensamiento y no participan del tema del mismo. Esto la distingue de la perseveración. 8º) Verbigeración del pensamiento: Repetición de las mismas palabras o frases en períodos de tiempo más o menos prolongados. No participa del pensamiento, sin sentido ni lógica: en caso de trastornos graves de la corteza de los dementes y confusos. 9º) Disgregación del pensamiento: Éste pierde su finalidad lógica porque la idea directriz carece de capacidad para mantener y condicionar el curso del pensamiento. Expresa trastornos graves de la psique: esquizofrenias y demencias. 1º) Pensamiento incoherente: En los casos en que se produce pérdida de lucidez de la conciencia, la cual no controla el mecanismo asociativo que escapa a las leyes lógicas normales. El contenido del pensamiento incoherente resulta de asociaciones ilógicas que encadenan conceptos de significaciones diferentes. 2º) Pensamiento delirante: El contenido del pensamiento está integrado por concepciones delirantes. 3º) Pensamiento obsesivo: El contenido está integrado por las más variadas obsesiones. Concepto Definición Imaginación Psicopatología de la imaginación Actividad psíquica que participa en la elaboración del pensamiento. Tiene íntima relación con la memoria de evocación. 1) Imaginación reproductora: Es la evocación de imágenes, representaciones y elementos del propio conocimiento que se someten a múltiples elaboraciones para reproducirse con un mayor grado de perfección y configurar concepciones de mayor jerarquía: es la forma más frecuente. 2) Imaginación creadora: Encauza el pensamiento hacia nuevos enfoques y combinaciones originales del material del propio conocimiento de donde surgen creaciones que a veces llegan hasta lo genial. Depende de la inteligencia. "La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento que ordena, enlaza y coordina en múltiples combinaciones los elementos preexistentes del capital cognoscitivo personal evocados por la memoria, para dar forma a cosas nuevas y a concepciones originales y cada vez más perfectas, hasta culminar en las creaciones geniales de la invención y de la inspiración". Se registran alteraciones cuantitativas y cualitativas. 1º) Imaginación aumentada: En la excitación psicomotriz, especialmente en la manía; en algunos delirios; en intoxicaciones por alcaloides, morfina y Alteraciones cocaína. cuantitativas 2º) Imaginación disminuida: En todos los casos de inhibición psíquica: melancólicos, dementes y oligofrénicos. Cuando el juicio no controla eficazmente la imaginación se desborda y cae en la fantasía y en la fabulación. Fabulación: elaboración falsa de carácter patológico. Mentira: elaboración imaginativa falsa, no patológica. 1) Mentira: En personas normales y en enfermos mentales. a) Hiperemotivos: por conveniencia y temor al castigo. b) Alcoholistas: por vergüenza o temor de verse privados del tóxico. Alteraciones c) Delirantes: porque temen comprometer su Cualitativas situación y para ocultar sus intenciones. d) Perversos: deliberadamente para perjudicar y hacer daño. 2) Fabulación: a) En niños y en personas inmaduras. b) Histéricos: constitución mito-maníaca. c) Maníacos: megalomanía que satisface su vanidad. d) Melancólicos: autoacusación calumniosa. e) Algunos delirantes (mecanismo imaginativo). f) Confusión mental onírica. g) Demencia senil, por fallas de la memoria. h) Débiles mentales; con excitación, alucinaciones y delirio. CAPÍTULO VIII MEMORIA PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA MEMORIA Concepto La memoria es otra de las manifestaciones de la actividad psíquica, cuya contribución es imprescindible para la continuidad de la vida psicológica por ser el nexo entre el pasado y el presente. Cuando la memoria se extingue la vida psicológica se torna precaria, se borran los recuerdos y se desvanecen los acontecimientos de trascendencia que jalonan la existencia del individuo. Al debilitarse la integridad de la personalidad ésta pierde su equilibrio y comienza a desintegrarse. En efecto, gracias a la memoria el hombre evoca, en cualquier momento, los acontecimientos de su vida en una visión de conjunto que le permite tener una noción acabada de su existencia física o psíquica como unidad independiente. Le es posible identificar su personalidad en el tiempo, siempre igual a sí misma pese a las mutaciones impresas por el progreso en el orden psicológico y a las huellas que señalan el paso de los años en el orden físico. La memoria contribuye a darle la noción del tiempo transcurrido desde el momento que la sucesión de los recuerdos, que marcan el recorrido de una existencia, se hace en forma cronológica, lo que le permite establecer las diferentes etapas de la vida. Entre los hechos de trascendencia siempre existen espacios o claros debidos a la desaparición u olvido gradual de las vivencias menos trascendentes, que no han llegado a formar engramas firmes e indelebles. Ésta es la importancia que tiene la actividad mnemónica en lo que se refiere al aporte de todo el material de los recuerdos que establecen el enlace entre él pasado y el presente. En el presente la memoria interviene en las nuevas elaboraciones mentales estableciendo, mediante la fijación, nuevas huellas y fortaleciendo las antiguas. La actuación de la memoria no se limita sólo al pasado y al presente; también permite al hombre su proyección hacia el porvenir. En efecto, cuando el pensamiento encara las posibilidades del mañana le es imprescindible el aporte del material del conocimiento mediante la evocación, es decir el aporte de la experiencia que es la base sobre la que descansa la vida de cada individuo. Sin e auxilio es imposible que el hombre pueda tender puentes hacia el futuro; le es pues indispensable la experiencia. El futuro se halla en potencia en cada uno de nosotros, lo vamos forjando de acuerdo con nuestras, posibilidades y salimos a su encuentro movidos por las circunstancias, pero como la experiencia nunca es completa ni suficiente la marcha hacia el porvenir se hace con la adquisición de nuevas experiencias que complementarán a las antiguas, con lo que se va jalonando y condicionando nuestro perfeccionamiento. Sólo así es posible comprender la continuidad de la vida psicológica y la indivisibilidad de la psique y sus manifestaciones. Por la actividad de la psique se registra en la conciencia, bajo la forma de imágenes, el material captado por el sensorio; así también son registradas las elaboraciones de nuestro pensamiento, todo bajo la forma de: engramas o huellas mnemónicas. Estos engramas se graban a continuación de la impresión de los estímulos en la conciencia constituyendo modificaciones persistentes de la psique, de carácter más o menos indeleble según la intensidad de las vivencias que los determinan. Los engramas o huellas mnemónicas pueden ser intensamente reavivadas en el transcurso de la vida, ya sea por sucesivas evocaciones ya por la reproducción de vivencias iguales o semejantes. Algunos autores llaman memoria orgánica a los engramas formados por la estimulación sensorial, reservando la denominación de memoria psíquica para la que corresponde a nuestros pensamientos y a las elaboraciones de la imaginación. La actividad mnemónica se manifiesta bajo dos formas diferentes: 1º) Memoria voluntaria y consciente. — Por ella la atención introvertida se concentra en la búsqueda minuciosa de las vivencias que se desean evocar, porque son necesarias para la elaboración de nuestro pensamiento o porque determinadas circunstancias de nuestra vida psíquica así lo requieren. Es la forma más importante. 2º) Memoria automática e inconsciente. — En actividad durante nuestras elaboraciones mentales merced al mecanismo asociativo. El automatismo de los centros mnemónicos perceptivos, por ejemplo, se manifiesta cuando se efectúa el reconocimiento del material recién captado que debe ser percibido y comprendido. Todos hemos sido sorprendidos alguna vez por la aparición inesperada de un recuerdo, por la evocación involuntaria de un hecho que nada permitía presumir, alejado en ese instante de nuestra memoria pues la psique estaba ocupada por otras elaboraciones. Es, posiblemente, una elaboración subconsciente que en determinado momento se hace consciente respondiendo a un frustrado esfuerzo evocativo anterior. En efecto, cuando, a pesar de una profunda concentración, existe alguna inhibición que impide evocar un acontecimiento y no podemos vencer la dificultad, abandonamos la búsqueda y la psique se sume en otros problemas, pero la energía desarrollada despierta la actividad subconsciente la cual, en un momento inesperado nos aporta la solución ansiada. La memoria sólo retiene y aporta aquello que ha sido percibido y vivido atentamente; luego, para que los engramas mnemónicos sean indelebles se requiere como condición previa, un estado de perfecta lucidez de con ciencia y el máximo de concentración atentiva. Sin una buena atención la captación es imperfecta, imprecisa; los engramas no arraigan y se borran fácilmente. Por eso la memoria sólo retiene los hechos que son importantes para el individuo; de los múltiples acontecimientos trascendentes e intrascendentes de una existencia sólo quedan grabados los detalles que han interesado o impresionado vivamente. Tal es la importancia y la influencia de lo afectivo en lo mnemónico, como lo es, por otra parte, para toda la vida psíquica. Definición "La memoria es la actividad psíquica que permite fijar y conservar en la conciencia las vivencias que la han impresionado y que posteriormente pueden ser revividos por la evocación, a la vez que son reconocidos por aquélla como elementos o acontecimientos que ha registrado en un tiempo más menos lejano." Fases que constituyen el proceso de la memoria El proceso de la memoria, sumamente complejo, comprende cuatro etapas o fases fundamentales. Primero debe hacerse la aprehensión y fijación del objetivo. En segundo lugar se realiza la conservación del material adquirido, que pasa a integrar la suma del conocimiento individual. En una tercera fase los elementos conservados pueden ser revividos por medio de la evocación, cuando las circunstancias surgidas del desenvolvimiento psíquico así lo requieran. Como fase final y para que el proceso mnemónico sea realmente útil, es necesario comprobar que el recuerdo que aflora del fondo de la memoria es exacto y que pertenece a una vivencia registrada por la conciencia. Es pues la etapa del reconocimiento y, al mismo tiempo, de la localización cronológica que ubica el hecho exactamente en el tiempo de adquisición. Presentadas esquemáticamente, éstas son las cuatro etapas del proceso mnemónico, denominadas: 1º) Memoria de fijación. 2º) Memoria de conservación 3º) Memoria de evocación. 4º) Memoria de reconocimiento y de localización. 1º) Memoria de fijación: Es la fase de la captación de los materiales, de su elaboración perceptiva y de su fijación en los centros nerviosos mnemónicos correspondientes. Se entiende por capacidad de fijación el número de imágenes o ideas posible de ser captadas y fijadas en un solo acto de atención. Esta capacidad varía de una persona a otra, es condicionada por interés y la correspondiente concentración de la atención, dependiendo también de la intensidad y de la frecuencia del estímulo que impresiona a la conciencia. En lo que respecta a la edad del individuo, la capacidad de fijación tiene su mayor rendimiento en los primeros años, alcanzando el máximo en la pubertad, época de la vida en que el hombre acopia la mayoría de los elementos que han de constituir el manantial de su conocimiento. A partir de la pubertad la capacidad de fijación ya no aumenta, por el contrario comienza a disminuir; imperceptible al comienzo, esta declinación se hace bien evidente en etapas más avanzadas de la vida; pero, mientras disminuye la capacidad de fijación la evocación se mantiene perfecta hasta una edad muy avanzada. La disminución de la fijación debe considerarse con algunas reservas pues, si bien es real, sólo lo es en el orden general, manteniéndose una buena fijación unilateral por el ejercicio constante o la práctica de una actividad o disciplina determinada a la que el individuo dedica toda su atención y su interés. Además con el transcurso de los años el hombre pierde el interés por las cosas ambientales que lo rodean, dedicando preferente atención a sus propias elaboraciones y reflexiones lo que dificulta la fijación de los estímulos externos; esta dificultad se acentúa en la senectud cuando se producen modificaciones de orden fisiológico en el tejido nervioso de los centros mnemónicos perceptivos. 2º) Memoria de conservación: Fijados en la conciencia los hechos que la impresionaron vivamente deben ser conservados, para poderlos revivir en su oportunidad. Esto plantea el problema, aún no resuelto, de la forma cómo se realiza la conservación. Fundamentalmente existen dos teorías que tratan de solucionarlo y que por igual se atribuyen ser las depositarías de la verdad: la teoría materialista y la teoría psicológica. Si bien ambas cuentan con decididos partidarios, unos y otros se hallan aún en el terreno de la polémica. 1º) La teoría materialista sostiene que todo estado mental que la conciencia ha registrado persiste almacenado en el cerebro, en el que produce una modificación fisiológica indeleble. De acuerdo con esa teoría supeditada a la vida cerebral, de la que no sería más que un epifenómeno; cada representación y cada idea para poder ser conservada debe tener un sostén material, un subtractum anatómico, cada una debe disponer de una porción de tejido nervioso donde se ubicará y persistirá mientras perdure el individuo. 2º) La teoría psicológica sostiene que todo estado de conciencia fijado, contrariamente a lo que supone la teoría materialista, continúa sien-do psicológico y formando parte de la vida subconsciente del individuo, sin que esto presuponga que debe necesariamente plasmarse en el tejido nervioso. En cuanto a la intensidad y facilidad con que se efectúan la fijación y la conservación dependen del grado de fatiga de la psique en ese momento. Prueba de ello es que estas actividades son mucho más efectivas por la mañana después del reposo nocturno y después del descanso subsiguiente a las horas de estudio o de labor. 3º) Memoria de evocación: Durante la fase de evocación la memoria actualiza los hechos pasados mediante su reproducción en la conciencia, bajo la forma de imágenes mnemónicas. Es la fase realmente útil de la memoria porque establece la continuidad de nuestra vida y hace posible la elaboración del pensamiento, pues la evocación o recordación de los hechos establece el enlace entre el pasado y el presente. La evocación obedece a diferentes mecanismos según sea la actividad psíquica que la requiera. a) Consideremos en primer término, la forma más importante de evocar que es la evocación consciente y voluntaria, que se acompaña con la sensación de trabajo y esfuerzo mental y en la que la atención se halla introvertida en la búsqueda del recuerdo. Es la memoria que se pone en actividad a requerimiento de nuestras elaboraciones- mentales las que, para su progresión y para enlace con nuevas concepciones, utilizan los recuerdos almacenados. Estas ideas e imágenes, al surgir al plano consciente, transmiten la certeza y seguridad de que han sido vividos anteriormente y de que forman parte de la vida psicológica del individuo. En efecto, son vivencias registradas por la conciencia, interpretadas y adaptadas por el juicio de acuerdo con su capacidad, son, por lo tanto, recuerdos que forman parte integrante de la personalidad. b) En la forma llamada de evocación consciente y espontánea los recuerdos afloran y se hacen conscientes de una manera completamente involuntaria, no son buscados por el individuo que no realiza el menor esfuerzo evocativo. Está en relación con el constante fluir del cúmulo de ideas que acuden a la conciencia durante la vigilia, las que únicamente se organizan y construyen pensamientos cuando interviene la voluntad y el razonamiento. En condiciones fisiológicas normales la mente humana no permanece nunca estática, nunca puede producirse la vacuidad de la conciencia. El continuo trajinar psíquico, aunque involuntario, es consciente. Esa corriente de ideas móviles, de tránsito por la conciencia, es favorecida en gran escala por la evocación espontánea y esas ideas sólo se organizan cuando la psique pasa de ese aparente estado de reposo al de actividad. Si bien estas actividades del pensamiento y de la memoria son involuntarias están siempre regidas por las corrientes afectivas que, en distintos momentos, predominan en la psique del individuo. En consecuencia esas ideas y sus evocaciones correspondientes, no obstante estar al margen de la voluntad, son estimuladas y provocadas por las tendencias e inclinaciones dominantes, como también por las intensas preocupaciones personales de todo orden, las comunes de la vida diaria o las preocupaciones de mayor gravedad y responsabilidad que emanan del ejercicio del gobierno, del estudio de la ciencia o de las prácticas del arte. En definitiva, la evocación consciente en sus dos formas constituye la fase más importante de la memoria desde que, voluntaria o involuntariamente, el individuo tiene participación activa en ella e información consciente de su labor. c) De acuerdo con las dos formas de memoria establecidas por Bergson, los dos tipos de evocación consciente, voluntaria e involuntaria, que hemos descripto corresponden a la memoria de los recuerdos psicológicos. A la memoria de los mecanismos motores corresponde un tercer tipo de evocación llamada evocación automática e inconsciente. Ésta es la que responde, por un lado, a la memoria hábito que permite actualizar los movimientos coordinados para la ejecución de un acto aprendido por el individuo y, por otro, a la evocación de las imágenes que intervienen en el mecanismo de la percepción. En el primer caso se produce la evocación de los mecanismos aprendidos para establecer la coordinación motriz de los diferentes músculos que intervienen en la ejecución de un acto, es por esa evocación automática que las diferentes partes del cuerpo adoptan actitudes diversas a fin de prepararse para su realización. Todo ese mecanismo automático, consciente en la época de su aprendizaje, se convierte en hábito merced a la repetición constante que conduce a su perfección. Ante una herramienta de trabajo la evocación automática del obrero pone en juego todo el mecanismo ejercitado y conservado por el aprendizaje y el acto relacionado con aquélla se cumple con toda precisión y seguridad. El mismo automatismo se manifiesta en la evocación que interviene en la elaboración perceptiva, mediante la actualización de las imágenes sensoriales anteriormente registradas, evocación que es producida por la estimulación y captación sensoriales. Por medio del mecanismo asociativo se excitan los centros mnemónicos perceptivos correspondientes al aparato sensorial estimulado oportunamente, los que responden con imágenes iguales o semejantes a las ya registradas que son actualizadas para su confrontación, percepción y comprensión. En condiciones normales la evocación no es igualmente activa y eficaz en los diferentes momentos del día, a la vez que varía según las circunstancias y las diversas épocas de la vida. Es un hecho probado que la fatiga psíquica entorpece tanto la evocación de los recuerdos como el resto de las elaboraciones psíquicas; como en las fases de fijación y conservación aquéllos surgen mucho más fácilmente después del reposo. Los estados emocionales pueden actuar en ambos sentidos; facilitan la evocación, mediante el mecanismo asociativo, cuando el estado actual coincide con el existente en el momento de la fijación del estímulo o pueden inhibir la evocación que se normaliza tan pronto como se mitiga la tensión afectiva. También puede ser inhibida por el estado emocional en casos apremiantes en que urge la necesidad de recordar y actualizar una situación determinada. En cuanto a las diferencias normales de la evocación en las distintas épocas de la vida, el niño evoca especialmente por la memoria de los mecanismos motores y de los perceptivos porque fija y conserva con preferencia, aquello que le facilita el reconocimiento del mundo exterior y la ejecución de los actos que le permiten su adaptación y desempeño en el mismo, es decir la adquisición y conservación del conocimiento del plano concreto; el adulto, en épocas avanzadas de la vida, se aparta de las concepciones y de las cosas concretas, internándose en el mundo de lo abstracto; sus elaboraciones se fijan, se conservan y, por consiguiente, se evocan mediante la memoria de los recuerdos psicológicos. Esta forma de evocación es la que prima en el hombre adulto evolucionado. Tanto estas variantes normales como las patológicas son las mismas y responden a idénticos mecanismos, aunque cambien las causas. 4º) Memoria de reconocimiento y localización: En esta última parte del proceso de la memoria se realiza la identificación del hecho evocado. En efecto, la conciencia debe reconocerlo como un elemento perteneciente al pasado, próximo o remoto, en que se sumó a la integración de la vida psicológica. Una evocación requiere pues para ser real, el reconocimiento de que es algo ya vivido con anterioridad, algo que ya ha sido experimentado, criticado y comprendido. El reconocimiento se hace agregando a la imagen mnemónica todos los atributos, aportados por el mecanismo asociativo que corresponden a la imagen real que la conciencia registró. Son los elementos que se hallan ligados por lazos indelebles al recuerdo y que hacen posible su localización en el tiempo y el espacio. En esto radica la gran importancia de la memoria, pues al efectuar la localización cronológica y espacial de un hecho, que permite decir: en tal época y en tal lugar, le es posible a la persona tener una noción exacta del tiempo transcurrido. La evocación escalonada de los acontecimientos más importantes, en una breve fracción de tiempo, nos da una noción perfecta de la vida transcurrida, a través de los registros efectuados por la conciencia, fijados y conservados por la memoria. El olvido: El estudio de la memoria implica necesariamente el estudio del olvido, que debe ser considerado como una de las tantas manifestaciones de esa actividad psíquica. El olvido es la atenuación gradual de un recuerdo cuya nitidez disminuye hasta llegar al borramiento total. Así considerado, es una manifestación normal y fisiológica de la memoria; desde otros aspectos constituye un fenómeno patológico. El olvido sume en un segundo plano a los engramas formados después del registro en la conciencia de aquello que se ha percibido .por el sensorio y de lo que se ha elaborado in situ. Todos estos elementos deben abandonar la conciencia; su persistencia en un primer plano es incompatible con la normalidad psíquica puesto que conformarían un presente permanente. De ser así, de ser permanentes e inmutables los estados de la conciencia, la mente no podría captar ni elaborar nuevos elementos por que le acarrearían gran confusión. La mutación de aquéllos se hace gracias al pasaje de lo ya registrado a un plano no consciente, donde se conservan los recuerdos de esas vivencias. La diferencia entre una imagen real y una imagen del recuerdo es, precisamente, consecuencia del olvido, que determina la pérdida de nitidez y objetividad de esa última. Aunque el olvido aparece como un aspecto negativo de la memoria, en realidad constituye un proceso positivo y útil desde que, además de permitir, como dijimos anteriormente, la captación y la elaboración de nuevos elementos, es un estímulo para la evocación. Si un recuerdo se muestra infiel, la voluntad se concentra activamente en la búsqueda de los detalles y atributos del engrama olvidado; cuando logran ser evocados se efectúa el reconocimiento y localización del engrama al que iluminan y transmiten la nitidez necesaria para su exacta recordación. La evocación es tanto más difícil cuanto mayor es la acción del olvido, que varía según diversas circunstancias. a) Un engrama antiguo se fortalece al ser evocado múltiples veces a través de! tiempo transcurrido, y por este motivo resiste mejor a los efectos del olvido al hacerse más segura su conservación. b) Los engramas antiguos que en ninguna o en contadas oportunidades han sido evocados se van debilitando y su recordación sufre las consecuencias del olvido. c) Por lo tanto, los recuerdos más antiguos que han sido .evocados repetidas veces están mejor conservados y menos expuestos a los efectos del olvido que los recientes menos evocados. En efecto, ya lo hemos dicho, cada evocación refuerza la fijación y la conservación de los engramas. d) Todo engrama intensamente fijado por la voluntad movida por el interés que el individuo tiene en retener una noción o conocimiento determinado, está menos expuesto al olvido que otros fijados superficialmente. e) Cuando un engrama es provocado por una fuerte vivencia afectiva que determina una fijación enérgica, se hace muy difícil su desaparición. f) La fatiga física y psíquica provoca una insuficiencia orgánica, para la fijación, la que resulta débil y el estímulo expuesto a la atenuación y gradual desaparición. La ley de Ribot que se refiere a la conservación y al olvido de los engramas "mnemónicos se funda en todos estos hechos y enuncia: "los engramas se van borrando desde los más recientes a los más antiguos". Esta ley de amplia significación fisiológica, adquiere especial importancia en algunos casos patológicos, como en la demencia senil. Todo lo que perturba y dificulta la fijación y' la conservación, tanto en el orden fisiológico como en el patológico, favorece el olvido; éste con sus altos y bajos ya que unos engramas se debilitan más que otros, facilita la ordenación cronológica de los hechos más importantes de la vida, contribuyendo así a formar la noción del tiempo transcurrido. PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA Las alteraciones patológicas de la memoria son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas. Alteraciones cuantitativas Se presentan bajo cuatro formas: amnesias, hipomnesias, hipermnesias y dismnesias. 1º) Amnesias: Se llama amnesia a la ausencia de recuerdos pertenecientes a un determinado período de la vida, falta de la que el individuo tiene conciencia junto con la certeza de que son recuerdos que existieron y que se han perdido. Las amnesias pueden ser totales o parciales. Amnesias parciales: Son las que afectan solamente a los recuerdos en un campo reducido, como ser los referidos a la memoria visual, auditiva, verbal, etc. Estas amnesias responden, por lo general, a trastornos orgánicos del cerebro, a lesiones circunscriptas de la corteza cerebral provocadas por traumatismos, deficiencias circulatorias, intoxicaciones con destrucción celular, etcétera. La amnesia parcial no siempre se origina en una destrucción orgánica del cerebro; en algunas ocasiones, no muy frecuentes, reconoce un origen psicogenético, por lo que se la denomina: amnesia psicógena. Su particularidad, que la diferencia de las demás formas de amnesia, consiste en que la pérdida de los recuerdos se hace de una manera selectiva y arbitraria; el enfermo, por ejemplo, no puede evocar la fisonomía de un familiar o imágenes de objetos muy conocidos y que son de su pertenencia. En estos casos sólo se borra una etapa muy reducida del pasado debido a que, voluntariamente, es eludida a fin de evitar la actualización de vivencias afectivas displacenteras ligadas al recuerdo. En realidad no hay borramiento ni desaparición de los engramas puesto que la vivencia es evocada correctamente tan pronto como desparece o cambia favorablemente la situación desencadenante de la amnesia parcial psicógena. En cambio, cuando la causa es orgánica la amnesia es definitiva. Amnesias totales: La amnesia es total cuando se hace extensiva a todos los elementos y formas del conocimiento que corresponden a un lapso determinado de la vida del enfermo. Como estas amnesias abarcan épocas distintas y bien determinadas, se las ha agrupado en tres tipos que responden a una ordenación cronológica. a) Amnesia anterógrada o de fijación: es el resultado de una incapacidad para fijar los estímulos, que son mal percibidos. Los enfermos afectados de amnesia anterógrada se encuentran imposibilitados para evocar los hechos recientes, conservando su capacidad para los recuerdos antiguos. Se observa en algunos estados patológicos transitorios y en otros definitivos, en los que se produce la concurrencia de los factores que dificultan la captación y la fijación. Asimismo es propia de las afecciones que provocan obnubilación de la conciencia, sobre todo de la confusión mental. Cuando la confusión no es muy intensa el enfermo puede fijar algunas cosas con suma dificultad y en forma imperfecta, de lo que resulta una evocación penosa e insegura. Cuando la percepción, por momentos, se entorpece en mayor grado la fijación no se produce, debido a la falta de registro en una conciencia completamente obnubilada. Es lo que ocurre también en la confusión mental grave con suspensión total de la actividad psíquica. En cualquiera de los casos,1 desde el momento en que se produce el oscurecimiento total de la conciencia hasta la recuperación de su lucidez, no es posible registro alguno; una laguna aparece en la vida psicológica del individuo como si hubiera dejado de existir durante ese período, concretándose el momento psicológico o estado de conciencia existente cuando se produjo la suspensión psíquica, con el momento psicológico que vive cuando se reanuda la actividad de la psique. Esto es lo que se ha llamado: amnesia lacunar, denominación que ha sido consagrada por el uso pero en cierto modo inexacta porque la ausencia de fijación es debida a la falta de registro; por lo tanto, no se trata del olvido de recuerdos como debe entenderse a través del término amnesia. Se observa también en los casos de estrechamiento de la conciencia como ocurre en los estados crepusculares de los equivalentes epilépticos, que siempre dejan una amnesia más o menos marcada. En los síndromes de excitación y de depresión psicomotriz existen fallas de la memoria debidas a la amnesia de fijación o anterógrada. En la primera, porque la gran inestabilidad de la atención, que se torna muy superficial, impide una nítida percepción. En la segunda, porque la atención está introvertida y concentrada sobre los problemas afectivos que embargan la psique, lo que dificulta la fijación de los estímulos. Todas estas amnesias de fijación que hemos considerado son de carácter transitorio, subsisten mientras actúen los factores determinantes del estado patológico. Pero pueden convertirse en definitivas, como ocurre en las demencias en que se-producen trastornos orgánicos del cerebro de carácter difuso; en estos casos la perturbación se agrava a medida que avanza el tiempo y las lesiones se extienden. En los seniles es frecuente y característica que el enfermo trate de suplir la falta de recuerdos recientes recurriendo a presunciones más o menos lógicas o a elaboraciones de su fantasía, de donde derivan las fabulaciones. b) Amnesia retrógrada o de evocación: La amnesia es retrógrada o de evocación cuando el enfermo tiene dificultad en actualizar el recuerdo de las vivencias experimentadas, fijadas y conservadas anteriormente y que en otras oportunidades han podido ser evocadas. De un modo general, la amnesia retrógrada puede constituir un trastorno transitorio, o que puede ser definitivo y progresivo; en el primer caso se trata de una alteración psicogenética y en el segundo orgánica. Toda persona ha sufrido, en alguna época de su vida, trastornos evocativos consistentes en la dificultad o la lentitud para actualizar algunos nombres o términos comunes y perfectamente conocidos; estas inhibiciones suelen ser frecuentes en los estados emocionales, especialmente cuando existe cierta premura y necesidad de evocar algún hecho. Un shock psíquico de orden moral puede ocasionar la pérdida completa de todos los recuerdos, hasta de aquellos que proporcionan la noción de la personalidad y de toda la vida pasada; no es más que una amnesia de evocación pasajera; la reaparición de los recuerdos es tanto más segura y firme cuanto más antiguos son, es decir cuanto más alejados están, cronológicamente, del shock. En los casos de alteraciones orgánicas el trastorno es definitivo, la regresión de la amnesia de evocación o retrógrada es imposible porque median lesiones diversas del cerebro, como ocurre en algunos traumatismos e infecciones craneales graves; su irreversibilidad es más notable aún en los estados demenciales en los que añade, además, el carácter de progresivo. En las demencias les recuerdos se van esfumando según la ley de Ribot, es decir siguiendo un orden cronológico desde los más recientes a los más antiguos; y a medida que el proceso destructivo avanza el enfermo pierde sus conexiones con el pasado y reduce cada vez más el círculo de sus elaboraciones mentales. c) Amnesia retroanterógrada o global: Se reserva la denominación de retroanterógrada para la amnesia que afecta simultáneamente a la fijación y a la evocación. Cuando la alteración mnemónica llega a esta etapa los procesos orgánicos demenciales han alcanzado su período final; los enfermos se hallan privados de toda probabilidad de comprensión y orientación en el tiempo y en el espacio. 2º) Hipomnesias: Se llama hipomnesia a la disminución de la capacidad mnemónica debido a una dificultad tanto para la fijación como para la evocación. Este trastorno es, la mayor parte de las veces, de naturaleza psicogenética; es propio de enfermos neuróticos cuya atención se concentra sobre sus ideas obsesivas descuidando otros problemas y aspectos de la vida psíquica que pasan a un plano secundario. La insuficiencia de atención en lo que respecta a estos últimos determina una mala fijación y peor conservación de los engramas. En personas normales, las preocupaciones profundas y graves de cualquier orden que reclaman el máximo de atención restan capacidad mnemónica como en el caso anterior, pero la disminución de la memoria determinada por esta causa desaparece tan pronto como deja de actuar el motivo que la provocó. La hipomnesia que reconoce un origen orgánico, como sucede en los casos de insuficiencia por detención del desarrollo cerebral, constituye un trastorno permanente; la memoria no alcanza nunca estos niveles, luego, no se trata de una hipomnesia por disminución sino por insuficiencia. Cuando la hipomnesia se instala con carácter progresivo indica el trastornó orgánico de las demencias; por consiguiente debemos pensar en la amnesia subsiguiente. 3º) Hipermnesia: La hipermnesia consiste en un aumento o hiperactividad de la memoria; pero no debe interpretarse como un aumento de la capacidad mnemónica sino como una mayor facilidad en el proceso de evocación de los hechos. Cada persona posee un umbral de evocación en relación con su ritmo psíquico y capacidad para seleccionar los recuerdos de acuerdo con las necesidades y requerimientos de la psique en un momento dado. La fijación y la conservación de las vivencias están sujetas también al ritmo personal; se fija y se conserva solamente aquello que es importante y de interés para cada uno. La hipermnesia o mayor actividad mnemónica es común en muchas personas y bien manifiesta en aquellas que por sus actividades en la vida hacen un entrenamiento especial de la memoria: estudiantes, intelectuales, matemáticos, etc. Esta actividad adquiere carácter patológico cuando, por su causa, se perturba el curso normal del pensamiento; así ocurre con los maníacos cuyos recuerdos surgen en forma tan precipitada que entorpecen el libre fluir del pensamiento hasta derivar en la fuga de ideas. Debe tomarse muy en cuenta la hipermnesia de algunos delirantes, especialmente de los interpretadores, que fijan y conservan gran cantidad de detalles que consideran importantes para sus concepciones y que actualizan recuerdos a los que asignan un valor diferente al que le dieron en el momento de su captación. 4º) Dismnesias: La dismnesia constituye una alteración cuantitativa que traduce siempre una disminución de la memoria. Esta falla de la evocación imposibilita al enfermo para actualizar un recuerdo en un momento dado, mientras evoca otros en forma borrosa o poco nítida. Este trastorno se limita a un solo recuerdo y se hace en forma arbitraria, por cuanto la misma vivencia puede ser evocada con toda facilidad en otro momento, a la vez que la amnesia recae sobre un elemento diferente; es una amnesia de evocación que pareciera hacerse con sacabocados. Alteraciones cualitativas Los trastornos cualitativos de la memoria, si bien son de índole diversa, se han agrupado bajo la denominación común de paramnesias. Cuando nos referimos a las paramnesias queremos significar falsos reconocimientos; en efecto, de esta falla derivan recuerdos inexactos, no ajustados a la realidad. El falso reconocimiento constituye el común denominador de los trastornos cualitativos de la memoria. Los principales trastornos paramnésicos son: 1º) Fenómeno de lo ya visto: El trastorno consiste esencialmente en la extraña impresión de que una vivencia actual ha sido experimentada con anterioridad y en la misma forma. Se observa con relativa frecuencia en personas normales sujetas a estados de intensa fatiga física y psíquica; el fenómeno se acompaña de una lógica sensación de extrañeza ante una situación que parece haber sido vivida en el pasado y de la que se tiene, sin embargo, la certeza de que jamás fue; con carácter patológico se la observa a menudo en los neuróticos quienes como los sujetos normales, experimentan también extrañeza. Es frecuente en los esquizofrénicos; algunos de estos enfermos afirman que todas sus vivencias actuales ya las han vivido en otra época; llama la atención en ellos la falta del sentimiento de extrañeza que acompaña al trastorno en otros casos. 2º) Fenómeno de lo nunca visto: Este trastorno provoca en el sujeto la sensación de no haber visto o experimentado nunca algo que en realidad ya conoce; cuando se refiere a los pensamientos o conocimientos que han sido adquiridos a través de los libros o de conversaciones, los que lo impresionan como si fueran completamente nuevos y hasta originales. 3º) Ilusión de la memoria: Es la evocación deformada de una vivencia, que presenta los caracteres de un falso recuerdo por el agregado de detalles inexactos creados por la fantasía. Lo que en su origen fue un recuerdo verdadero, un registro de la realidad, se convierte en una falsa creación cuando a su alrededor se elaboran y adicionan elementos o detalles que no responden con fidelidad al engrama. La ilusión de la memoria no es rara en personas normales bajo ios efectos de una intensa fatiga, o cuando un recuerdo muy antiguo ha sido muy pocas veces evocado, o cuando se desencadenan determinados estados emocionales que propician el error. En condiciones patológicas se observan ilusiones de la memoria en delirantes y en algunos esquizofrénicos. 4º) Alucinaciones de la memoria: La alucinación de la" memoria puede definirse como una evocación sin recuerdo, homologando la definición de Ball respecto a la alucinación sensorial: percepción sin objeto. Es la evocación de un estímulo que nunca fue fijado ni registrado por la conciencia; es una falsa imagen de un recuerdo inexistente. Las alucinaciones de la memoria se observan en delirantes y en esquizofrénicos. Los enfermos que padecen delirios con concepciones palignósticas aseguran tener una existencia imperecedera y haber vivido en distintas épocas y en países extraños; apoyan sus afirmaciones en extensos relatos que refieren con gran convicción y que trasuntan gran realismo y verosimilitud. 5º) Criptomnesia: La criptomnesia es una alteración cuya característica es que el recuerdo deja de ser tal desde el momento de su actualización, o sea que se impone a la conciencia como algo totalmente nuevo y de reciente formación, una vivencia que aparece desprovista de su naturaleza pretérita. Es un fenómeno paradójico; el recuerdo no se ha perdido puesto que la evocación lo actualiza, pero se produce el olvido de su registro anterior, por lo tanto, pasa inadvertida su procedencia mnemónica adquiriendo los caracteres de una situación nueva, recién captada o elaborada. El sujeto afectado de criptomnesia considera, honestamente, como propios una idea o un conocimiento de procedencia exterior y ajena cuya fijación no recuerda. 6º) Ecinnesia: La ecmnesia determina la actualización de los recuerdos de una época de la vida con tal intensidad y realismo que el enfermo se retrotrae en el tiempo y cree vivir ese período, es decir que transforma el pasado en presente y pierde la noción del tiempo transcurrido. 7º) Paramnesia reduplicación: Trastorno poco común, señalado por Pick, duplica las vivencias actuales debido a un desdoblamiento en el tiempo; algo así como una proyección de los hechos presentes hacia el pasado por desorientación o falta de noción del tiempo transcurrido. Pongamos por caso a un enfermo internado por primera vez en una clínica. Debido a su desorientación en el tiempo ignora los días transcurridos en ella y como pierde la noción del pasado inmediato establece el nexo con el pasado mediato, ubicando en una época pasada su situación actual en la clínica con todas las personas que lo rodean y asisten. La paramnesia reduplicadora es, por consiguiente, la proyección del presente hacia el pasado; el enfermo que experimenta la sensación de un doble estado de conciencia se ubica simultáneamente en dos épocas. Se observa en personas en las que un gran deterioro psíquico conduce a una grave desorientación, como sucede con los dementes y enfermos muy confusos. Estado de la memoria en los diversos síndromes psiquiátricos 1°) Síndrome de excitación psicomotriz: En el síndrome de excitación psicomotriz se observa generalmente hipermnesia, debido a una disminución del umbral de evocación motivada por la aceleración del ritmo asociativo. Este aumento de las evocaciones estimula y se convierte en parte del mecanismo generador de la fuga de las ideas. A causa de la excitación, en los maníacos se debilitan las fases de fijación y conservación de la memoria. La atención del enfermo atraída constantemente por numerosos estímulos es superficial e inestable. Como sabemos, para que la fijación y la conservación mnemónica sean provechosas se requiere, como condición previa, una buena concentración atentiva. Por lo tanto la rápida captación del- enfermo excitado determina una mala fijación, que hace difícil la evocación de los hechos recientes que han pasado en forma vertiginosa por su conciencia. Los estados de excitación psicomotriz, especialmente la manía, presentan pues hipermnesia de evocación e hipomnesia de fijación. 2º) Síndrome de depresión psicomotriz: El estudio de la memoria en los enfermos deprimidos muestra, de primera intención, dos aspectos distintos. La hipomnesia se manifiesta, por lo general, en todo lo que concierne al mundo externo y a la vida de relación con el ambiente; la bradipsiquia en que se desenvuelven las elaboraciones determina una evocación lenta. Por otra parte, el enfermo no manifiesta ningún interés por las cosas que escapan a la órbita de sus sombríos pensamientos, su atención introvertida enfoca tan sólo los motivos de sus grandes preocupaciones y al no detenerse en los estímulos exteriores son fijados en forma deficiente. En lo que-respecta a la vida interior y a sus problemas la evocación, aunque siguiendo el ritmo lento, se hace con una nitidez extraordinadia aportando detalles que, intrascendentes en otras épocas, actualizados adquieren inusitado valor. 3º) Síndrome delirante: Es corriente que los delirantes posean una memoria normal, sin embargo, en no pocas oportunidades, se observa en ellos una marcada hipermnesia. Esto sucede, sobre todo, en los delirantes interpretadores que suelen evocar con extraordinaria nitidez gran cantidad de hechos que, actualizados, se convierten en elementos de juicio que intervienen en la elaboración de sus concepciones delirantes, y cuya atención concentrada suele captar y fijar numerosos detalles que consideran vinculados a sus problemas. Algunos delirantes padecen paramnesias: fenómeno de lo ya visto, de lo nunca visto, ilusiones y alucinaciones; criptomnesias y ecmnesias; sin olvidar los delirios ecmnésicos. 4º) Síndrome esquizofrénico: Las perturbaciones de la memoria en el síndrome esquizofrénico son especialmente de orden cualitativo. Dadas las características de este síndrome, que lleva a la destrucción de la personalidad con déficit de todas las manifestaciones psíquicas, la memoria aparenta hallarse conservada pues su deterioro es siempre menor y más lento que el del resto de la psique. En algunos casos, cuando el descenso de las actividades psíquicas es muy profundo produce la impresión de una hipermnesia; en realidad sólo lo es por contraposición con las restantes manifestaciones. Mucho más evidentes son los trastornos paramnésicos, entre los que se dan: fenómeno de lo ya visto, de lo nunca visto, ilusiones y alucinaciones de la memoria. Lo cierto es que esta actividad no permanece indemne ante el derrumbe que produce la esquizofrenia. 5º) Síndrome confusional: Cuando la obnubilación, propia del síndrome confusional, es profunda y se produce la suspensión total de la actividad, la memoria también suspende sus manifestaciones. El sensorio entorpecido no percibe, la conciencia nada percibe, la conciencia nada registra y se produce' lo que denominamos "amnesia lacunar". Guando la obnubilación es menor y, por momentos, aclara la conciencia se hacen algunas captaciones de difícil y superficial fijación. En pleno estado confusional onírico algunos pacientes fijan y conservan relativamente bien; las vivencias prolijamente evocadas son relatadas a veces hasta con lujo de detalles, debido a la exaltación afectiva y a los estados emocionales violentamente desencadenados por las alucinaciones. En consecuencia, en el orden cuantitativo, la confusión mental provoca hipomnesia; en el cualitativo se observan paramnesias, especialmente ilusiones y alucinaciones de la memoria. 6º) Síndrome oligofrénico: Sabemos ya que los oligofrénicos padecen de hipomnesia. En los insuficientes profundos la pobreza del desarrollo hace muy difícil el entendimiento y la comprensión; la actividad de la memoria es muy precaria, sólo fija y conserva rudimentariamente elementos concretos en directa de^ pendencia con sus necesidades vitales inmediatas'. Cuando la insuficiencia es menor la capacidad mnemónica -es más amplia, lo que permite una conservación relativamente buena de material concreto. Los insuficientes leves suelen tener muy buena memoria, tanto de fijación y conservación como de evocación. 7º) Síndrome demencial: También llamado síndrome, de la memoria porque las perturbaciones mnemónicas que provoca dan lugar a un cuadro semiológico característico, cuyo déficit va desde la hipomnesia leve hasta la más grave amnesia, con el agregado, en el aspecto cualitativo, de todos los tipos de paramnesias: ilusiones, alucinaciones, paramnesia reduplicadora y ecmnesia. En los comienzos de la demencia senil se produce hipomnesia por debilitación de la fijación y de la conservación, debido a una atención superficial e inestable. La captación es mala y el enfermo tiene gran dificultad para la evocación de los hechos recientes. A poco andar en el avance de la senilidad se produce una franca amnesia de fijación; el paciente ya no puede retener casi nada, aunque la evocación de los hechos antiguos se hace correctamente aún. Las dificultades en el curso del pensamiento, debidas a las fallas de fijación, son subsanadas mediante las elaboraciones de la imaginación que dan margen a las fabulaciones. Con el progreso del proceso demencial comienza a instalarse paulatinamente la amnesia retrógrada o de evocación la que, poco a poco despoja al sujeto de sus recuerdos antiguos que se van perdiendo, como dijimos con anterioridad, según 3a ley de Ribot, desde los más recientes a los más antiguos. La amnesia parcial, por destrucción de pequeñas zonas circunscriptas del cerebro, se observa en la demencia arteriosclerótica. EXPLORACIÓN DE LA MEMORIA La exploración de la memoria debe hacerse tanto para el proceso de fijación y conservación, como para el de evocación. 1º) Exploración de la memoria de evocación: Mediante el interrogatorio indagamos los acontecimientos más importantes de la vida del individuo, episodios cruciales unos y menos trascendentes otros, que nos informarán sobre el déficit evocativo. La exploración puede hacerse también investigando los recuerdos de los conocimientos escolares cuando sabemos o presumimos que el enfermo los ha recibido. (Alfabeto, números, nombres de los meses, días de la semana, etc.). 2º) Exploración de la memoria de fijación: El estudio de la fijación debe efectuarse durante el transcurso del interrogatorio al que es sometido el enfermo, por ser el procedimiento más práctico y efectivo; mediante hábiles preguntas relacionadas con la conversación sostenida momentos antes se comprueba si efectúa o no la fijación de los acontecimientos recientes. a) Dar un dato cualquiera, las señas de un domicilio por ejemplo; inmediatamente se distrae su atención continuando con otros temas del interrogatorio para volver a poco sobre lo mismo y comprobar si es capaz de repetir la dirección. b) Indicar un número de varias cifras; se le hace repetir dos veces con intervalo de un minuto, si se comprueba que no lo ha olvidado, se distrae su atención y al minuto se le pide que lo repita nuevamente. c) Para observar la memoria de fijación de los colores se muestran al enfermo 5 ó 6 discos de diferentes colores; se mezclan con otros y se le pide que los reconozca. d) Para comprobar la memoria de fijación de las formas se presentan nueve cartones que afectan distintos contornos geométricos, los cuales' deben ser reconocidos después de mezclados con otros. RESUMEN MEMORIA Concepto La memoria es indispensable para la continuidad de la vida psicológica. Su debilitación incide sobre la integridad de la personalidad. Por la ordenación cronológica transmite al hombre la noción del tiempo transcurrido y le permite proyectarse hacia el porvenir. Definición "La memoria es la actividad psíquica que permite fijar, conservar y evocar las vivencias que han impresionado a la conciencia, que las L reconoce como elementos registrados con anterioridad". Las fases del proceso mnemónico son cuatro: fijación, conservación, evocación y reconocimiento y localización. Memoria fijación Fases del proceso de la memoria de Efectúa la captación de los materiales, la elaboración perceptiva y la fijación en los centros mnemónicos correspondientes. Capacidad de fijación es el número de imágenes o ideas posibles de ser captadas y fijadas en un solo acto de atención. Varía según las personas, la intensidad del estímulo, el interés atentivo, la edad, etcétera. Memoria de conservación Efectúa el almacenamiento y conservación de los elementos fijados. Teoría materialista: todo estado mental registrado por la conciencia es almacenado y persiste en el cerebro, en el que produce una modificación indeleble. Teoría psicológica: todo estado psicológico, persiste como tal y pasa a formar parte de la vida subconsciente. Memoria de evocación Actualiza los recuerdos reproduciéndolos en la conciencia bajo la forma de "imágenes mnemónicas". La evocación se hace por distintos mecanismos: a) Evocación consciente y voluntaria: acompañada de sensación de trabajo y esfuerzo mental, con la atención introvertida en la búsqueda del recuerdo. b) Evocación consciente y espontánea: los recuerdos no son buscados, surgen sin intervención de la voluntad. Memoria evocación de Fases del proceso de la memoria Memoria reconocimiento e Idealización Olvido Psicopatología de la memoria c) Evocación automática e inconsciente: es la "memoria hábito" para los mecanismos motores, necesarios para la ejecución de actos y para la elaboración perceptiva. La fatiga y los actos emocionales dificultan o inhiben la evocación. Las emociones la favorecen, en ocasiones, por el mecanismo asociativo. Se efectúa la identificación del hecho evocado agregando a la imagen mnemónica todos los atributos que pertenecen a la imagen real que ha sido registrada. Interviene el mecanismo asociativo. Se localiza el recuerdo en el tiempo y en el espacio. Es la desaparición o disminución de la nitidez de un recuerdo. Fenómeno normal, en determinadas circunstancias adquiere carácter patológico. El olvido establece la diferencia entre la imagen real y la mnemónica por la pérdida de nitidez de la primera. Aspecto aparentemente negativo de la memoria es positivo y útil porque estimula el esfuerzo para la evocación. Pérdida de los recuerdos de una época de la vida; certeza de que existieron y se han perdido. Alteraciones cuantitativas Amnesias parciales Afecta aspectos muy limitados (visual, auditivo, verbal, etc.). Amnesia parcial orgánica por destrucción de tejido nervioso. Amnesia parcial psicógena (neuróticos). Amnesias totales Extensivas a todos los elementos y formas del conocimiento. Amnesia anterógrada o de fijación: Incapacidad para fijar los estímulos, imposibilidad de evocar hechos recientes. Se conservan los antiguos. Amnesia retrógrada o de evocación: Dificultad para actualizar un viejo recuerdo, que fue evocado fácilmente en oportunidades anteriores. Amnesia retroanterógrada o global. Afecta a la fijación y a la evocación. Produce desorientación y fallas de comprensión. Amnesias Alteraciones cuantitativas Hipomnesias Disminución de la capacidad mnemónica por dificultad de fijación y de evocación. Generalmente de origen psicogenético (neuróticos); congénita (insuficiencia). Presente en el comienzo de la debilitación. Hipermnesias Aumento o hiperactividad de la memoria por una mayor facilidad en la fase de evocación. Normal por un entrenamiento especial (estudiantes, intelectuales). Patológica cuando perturba el curso del pensamiento (maníacos y algunos delirantes). Dismnesias Disminución característica de la memoria; es una falla evocativa; las vivencias se evocan en forma caprichosa y alternante. Reciben la denominación general de "paramnesias". Son "falsos reconocimientos": recuerdos inexactos, no ajustados a' la realidad. Psicopatología de la memoria Fenómeno de lo ya visto Sensación de que una vivencia nueva ya ha sido experimentada con anterioridad. Normalmente por la fatiga psíquica; se acompaña de sensación de extrañeza. En estados patológicos, neuróticos y esquizofrénicos; estos últimos no experimentan extrañeza. Fenómeno de lo nunca visto Impresión de no haber visto nunca algo que en realidad es bien conocido (esquizofrénicos y algunos delirantes). Ilusión de la memoria Deformación de un recuerdo por el agregado de detalles inexactos creados por la fantasía. En personas normales por efecto de la fatiga. En estados patológicos: (delirantes, y esquizofrénicos). Alucinación de la memoria Evocación sin recuerdo. Actualización de vivencias que nunca fueron experimentadas ni registradas por la conciencia (delirantes y esquizofrénicos). Criptomnesia Recuerdo que pierde el carácter de J tal en el momento de su evocación; no se pierde porque se puede actualizar, pero se olvida su registro anterior. Ecmnesia Intensa y vívida actualización de los recuerdos de una época; el enfermo se transporta y cree vivir en ella. Paramnesia reduplicadora Proyección del presente hacia el pasado; sensación de un doble estado de conciencia que se ubica simultáneamente en dos épocas. Alteraciones cualitativas Síndrome de excitación psicomotriz Síndrome de depresión psicomotriz Síndrome delirante Psicopatología de la memoria Estados de la memoria en los síndromes mentales Síndrome esquizofrénico Síndrome confusional Síndrome oligofrénico Síndrome demencial Hipermnesia por aceleración de la evocación. Debilitamiento de la fijación por inestabilidad de la atención. Hipermnesia de evocación e hipomnesia de fijación. Hipomnesia respecto al mundo exterior que pasa inadvertido. Evocación perfecta y minuciosa de los problemas que lo entristecen. Memoria normal. A veces hipermnesia: fijación de numerosos detalles y evocación de hechos con extraordinaria nitidez. Paramnesias: ilusiones y alucinaciones de la memoria Aparentemente conservada: su déterioro es siempre menor y más lento que el resto de la psique. Paramnesias: fenómeno de lo ya visto y nunca visto; ilusiones y alucinaciones de la memoria Intensa suspensión psíquica: amnesia lacunar. Menos intensa: fijación superficial; amnesia de fijación. Paramnesias: ilusiones y alucinaciones Hipomnesia: difícil entendimiento y comprensión en los idiotas. Memoria buena en los débiles mentales Síndrome de la memoria: Desde hipomnesias hasta amnesias más o menos intensas según la gravedad de las lesiones. Paramnesias: ilusiones, alucinaciones, paramnesia reduplicadora y ecmnesia CAPÍTULO IX CONCIENCIA PSICOPATOLOGIA DE LA CONCIENCIA CONCIENCIA Concepto A través de un enfoque global y con un criterio amplio, consideramos a la conciencia como la resultante del funcionamiento armónico de la totalidad de la psique. Por consiguiente, ella se manifiesta cuando entran en juego los mecanismos psicológicos y somáticos cuyas actividades determinan la realización del proceso psíquico. Por la conciencia y a través de estas elaboraciones, el espíritu se informa o adquiere el conocimiento de cuanto acontece: a) en el mundo exterior, captado por los aparatos sensoriales externos, oído, vista, olfato, gusto y tacto: b) en el mundo interior, captado por los aparatos sensoriales internos, cenestésico, cinético y del equilibrio; c) en el mundo psíquico, al que pertenecen las actividades superiores, raciocinio e imaginación que intervienen en la elaboración del pensamiento cuya captación se efectúa por la conciencia misma. La conciencia no puede considerarse como algo estático e inamovible; por el contrario, es notoria su continua movilidad y constante mutabilidad. Constituye una continuidad ininterrumpida de registros mediante los cuales es posible el conocimiento de nuestra propia personalidad y del mundo que nos rodea. Cada uno de esos instantes, que se suceden con grandes o pequeñas variantes pero siempre diferentes unos de otros, permitiendo una apreciación individual muy personal e íntima, ha sido llamado estado de conciencia. Gracias a los estados de conciencia tenemos conocimiento de nuestra personalidad en todos sus aspectos, externo, interior, y espiritual y de sus relaciones con el mundo, en cada instante del acontecer psíquico. La constante movilidad de los estados de conciencia se debe a las sucesivas estimulaciones llegadas, por una parte, por vías de la sensopercepción que con sus múltiples y variadas captaciones externas e internas informa permanentemente a la conciencia, convertida en algo así como la trastienda del sensorio, y por otra parte, por vías del aporte realizado por la memoria y la imaginación. El conjunto de estas imágenes sensoriales, mnemónicas e imaginativas es sometido a la elaboración razonante, cuyos juicios son conocidos y registrados por la conciencia. Pero aún hay más, no sólo se registran y se hacen conscientes nuestros conocimientos sino que también concurren a ella los estados afectivos, bajo la forma de emociones, sentimientos y pasiones, y todos los actos que condicionan la conducta. Es, así como podemos afirmar que a la conciencia llega la totalidad de los fenómenos vitales, somáticos y psíquicos, es decir que se constituye en el registro permanente de la existencia del individuo. Cuando enfrentamos el estudio y la explicación de una actividad psíquica tan compleja como es la conciencia nos vemos obligados a profundizar cada vez más en el mundo de las nociones abstractas, hasta alcanzar las zonas más intangibles de la vida psíquica superior. Las concepciones de nuestro mundo concreto nos llevan a experimentar la necesidad de dar una ubicación o asiento definido a cada uno de los elementos o factores determinantes de los fenómenos vitales orgánicos y psíquicos. Si bien la conciencia escapa a los dominios de lo concreto, impulsados por esa necesidad, la ubicamos en la corteza cerebral, junto a la inteligencia y al conjunto de las actividades psíquicas que con ellas se identifican; es la corteza cerebral la que, en última instancia, tiene conocimiento de las vidas vegetativas y de relación, a la vez que rige los destinos más elevados de la personalidad. La conciencia, que hace posible un triple conocimiento, el del mundo externo, del interno y del psicológico, permite al hombre una perfecta noción del yo y de su orientación témporo-espacial; ella adquiere el conocimiento de su existencia, de su personalidad, de su ubicación en el espacio y en el tiempo de sus pensamientos, de sus deseos y de sus actos. La conciencia está íntimamente fusionada y consustanciada con todo el proceso psíquico y con el mismo yo; en ella se resume la esencia del ser, al punto que cuando se nubla o extingue se anula, parcial o totalmente, la personalidad como entidad individual y autónoma. Ausente la conciencia se pierde la noción del yo, porque queda imposibilitado el registro permanente de todos los aspectos de la existencia. La conciencia, identificada con el yo y con la esencia misma del ser, es indispensable para la vida psicológica del individuo- y para su manifestación como ente pensante y perfectible. Definición "La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que% por su conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto acontece fuera de él". Campo de la conciencia Debe entenderse por campo de la conciencia a todo el ámbito posible de ser abarcado por la misma. Dentro del marco normal de la conciencia deben considerarse distintas zonas, según la nitidez y precisión de los registros. 1º) Zona consciente: Es una zona de primordial importancia, en la que se obtiene el máximo de precisión y perfecta nitidez. Se la conoce también por el nombre de centro o foco de la conciencia, porque allí es donde se obtiene la mayor intensidad de la atención y de concentración psíquica. En este punto inciden todas las manifestaciones de la actividad psíquica para su posterior elaboración; las percepciones sensoriales, los reconocimientos mnemónicos, la estructuración del pensamiento, los estados afectivos, las reflexiones y las meditaciones, son el resultado de tales elaboraciones que se efectúan a plena luz de la conciencia. La zona consciente es la más reducida del campo de la conciencia. La perfecta nitidez sólo puede abarcar a un limitado número de objetivos; tres, cuatro o cinco es el número de elementos que se involucran en un acto de percepción sensorial. Pero, cuando la atención se concentra al máximo sobre un objetivo determinado, la zona consciente se reduce más y más sobre éste, con que las imágenes de los restantes se atenúan y palidecen como si el foco de la conciencia fuera dirigido y diafragmado por dicha concentración, promovida por el interés y la atención dispensada al objetivo primordial. Otro tanto ocurre con las reflexiones y con las elaboraciones del pensamiento, para las cuales surgen al campo de la conciencia numerosas constelaciones de ideas, pero el foco de la misma se concentra sobre la idea directriz del pensamiento cuya estructura y progresión interesan. Grande es, pues, la importancia de la zona consciente, porque en ella culminan las elaboraciones psíquicas cuya finalidad útil y práctica es la información definitiva que suministran al espíritu. 2º) Zona subconsciente: La zona del subconsciente bordea la zona consciente, pero se halla siempre comprendida dentro del campo o ámbito de la conciencia. En ella coexisten un mayor número de elementos, escalonados en forma tal que su nitidez va decreciendo y sus imágenes se hacen tanto más borrosas cuanto más se alejan del foco de la conciencia. La extensión de esta zona sobrepasa en mucho a la anterior y los objetivos que ella abarca, si bien son conocidos por el espíritu, carecen de la nitidez necesaria para constituir una vivencia de conciencia plena. Por consiguiente, refirmamos que sólo se tiene conocimiento de las cosas que son registradas a plena luz de la conciencia, aunque no se puede menos que reconocer el gran valor que tienen las elaboraciones subconscientes, ya que muchas de las creaciones del hombre son producto de las mismas. Sin embargo estas creaciones para ser registradas y conocidas por el espíritu deben abandonar el plano subconsciente y pasar al consciente, para ser sometidas al análisis previo del razonamiento antes de ser aceptadas. También proceden del subconsciente los elementos requeridos para la elaboración consciente del pensamiento, así como aquellos que aportan su contribución al juego y desenvolvimiento de la imaginación reproductora. En efecto, cuando se mantiene la concentración psíquica sobre la idea directriz de un pensamiento el subconsciente se va poblando de constelaciones ideativas afines al tema. El paso de estas ideas al plano consciente se hace de acuerdo con -la marcha de la elaboración psíquica, a cuyo requerimiento y planteo se establece un orden que permite la selección de aquéllas. Sabemos que el plano consciente es de una movilidad y mutabilidad rapidísima y que en fracciones reducidas de tiempo se suceden los estados de conciencia resultantes de esas elaboraciones. Éstas terminan plasmando definitivamente la finalidad del pensamiento, que ha sido impulsado y cursado por la idea directriz. Lo mismo acontece con la elaboración perceptiva y con los reconocimientos mnemónicos, para los que la actividad subconsciente se encarga del aporte del material necesario. Si continuamos revistando todos los procesos de las elaboraciones psíquicas, llegamos a la conclusión de que la actividad subconsciente tiene como principal finalidad la provisión de los elementos del conocimiento que aquellas requieren, los que se ordenan de acuerdo con una planificación previa a la elaboración consciente. Resumiendo, el subconsciente hace las veces de un campo de operaciones preparatorias, donde se ordena el material para la elaboración consciente y asimismo es el campo de las operaciones definitivas que dan por resultado muchas de las creaciones del individuo. Todo lo expuesto sobre el subconsciente en las manifestaciones de la esfera intelectual, corresponde también para los estados afectivos y las manifestaciones de la actividad general. 3º) Zona inconsciente: Más allá del campo de la conciencia, o sea fuera de la zona subconsciente, o con más exactitud, en una región donde la conciencia no puede alcanzar ningún objetivo, ni aún en forma borrosa, se extiende lo que se conoce bajo la denominación de zona inconsciente. Mucho es lo que se ha dicho con respecto al inconsciente, así como son numerosas las especulaciones médico-psicológicas efectuadas en torno a esta zona marginal del campo de la conciencia. Mucha es la importancia que se debe acreditar a la zona del inconsciente. La actividad que en ella tiene lugar escapa a toda posibilidad de percepción por el yo, hasta tanto el material que le pertenece no sea llevado a la zona consciente. Sin embargo, determinados hechos y manifestaciones que a menudo tienen lugar en esta zona revelan, en su oportunidad, la existencia y el valor del inconsciente. Son manifestaciones que llegan a la conciencia en forma imprevista, sorpresiva, automáticamente y fuera de todo control. La generalidad de las veces se trata de algo así como un exabrupto en el curso del pensamiento y cuya aparición resulta inexplicable para quien la experimenta. Es lo que ocurre cuando, en el transcurso de una conversación con alguien que está enemistado con una tercera persona, al pretender llamar a nuestro interlocutor por su nombre, en forma insospechada, sin saber por qué, mencionamos el nombre de la persona con quien está enemistado. Este fenómeno tendría la siguiente explicación: conocemos la enemistad entre ambas personas; en el transcurso de la conversación, al conjuro de determinadas corrientes y estados afectivos que tienen algunas similitudes, surgen mecanismos asociativos que realizan la evocación del hecho. Pero, esta evocación responde a la forma involuntaria y automática; no aparece en el primer plano de la conciencia el hecho en sí sino, y en la forma expresada, el nombre de la persona ausente. El exabrupto determina que, secundariamente, los interlocutores evoquen el hecho en su totalidad. Experiencias de esta índole son relativamente frecuentes pero, en todos los casos, se trata de algo que ha sido vivenciado en alguna época de la vida del individuo. El inconsciente es una zona de gran magnitud que abarca cuanto ha sido registrado por la conciencia y que pasa a formar parte integrante de la vida psicológica inconsciente del individuo. Por lo tanto, el inconsciente representa el reservorio de conservación de todo lo registrado por la conciencia, tenga o no importancia; lo mismo pertenezca al campo de lo consciente como al campo de la subconsciencia. Todo lo que ha sido vivenciado a través de la sensopercepción, que informa sobre el mundo exterior y el mundo interior con todas las manifestaciones neuro-vegetativas del organismo; las vivencias intelectuales, pensamientos completos y fragmentarios, conocimientos concretos y abstractos; las vivencias afectivas, estados de ánimo, emociones intensas, grandes alegrías y grandes desplaceres; las vivencias motoras, actos, etc., todo pasa a integrar la vida inconsciente una vez que abandona el campo de la conciencia. Esa zona adquiere así una importancia extraordinaria, al punto que el inconsciente se identifica con la memoria misma, centro y fuente de conservación y evocación de las vivencias. El capital del inconsciente está integrado: 1) por todo lo que ha sido nítidamente vivenciado en la zona consciente; 2) por cuanto ha pertenecido a la zona subconsciente, vivencias más o menos borrosas y algunas de ellas, casi imperceptibles; 3) por el importante y fundamental aporte de numerosas vivencias que se originan en el núcleo instintivo-afectivo, en íntima conexión con la vida orgánica y de los instintos. En estos últimos, que reúnen la experiencia atávica de la especie, tienen origen las tendencias, inclinaciones, deseos y apetencias de la personalidad, cuyas vivencias no sobrepasan por lo general el plano de lo subconsciente. El inconsciente está pues constituido, en su mayor parte, por imágenes y representaciones que no han pasado de ser manifestaciones de percepción subconsciente. En efecto, la zona de lo consciente, a pesar de la rápida movilidad de los estados de conciencia, presenta un ámbito muy reducido para la correcta captación de cuanto se ofrece al campo de la conciencia. De tal manera, el inconsciente se encarga de almacenar no sólo el material que pasa por la zona consciente sino también por la zona subconsciente, convirtiéndose en el reservorio de cuanto pueda ser percibido y que pasa a integrar la fuente del conocimiento personal y la vida misma del individuo. Así es posible comprender cómo el inconsciente es el proveedor de los materiales requeridos para la integración de la vida psíquica superior que cristaliza en las elaboraciones que tienen lugar a plena luz de la conciencia. Asimismo se explica cómo el inconsciente puede, hasta cierto punto, influir en dichas elaboraciones y, en no pocas oportunidades, determinar y hasta presidir la ejecución de algunos actos. Por eso, desde este punto de vista, no podemos establecer límites precisos entre las tres formas de actividad, consciente, subconsciente e inconsciente, que constituyen en realidad distintos grados de nitidez de una misma cosa: la actividad psíquica. Vistos los fenómenos de la manera expuesta, el inconsciente absoluto, en el sentido estricto del vocablo, no puede ser concebido en condiciones normales. Todo lo que en él existe ha sido registrado, más o menos nítidamente, en algún momento de la vida, ya sea en la zona consciente con perfecta brillantez, como en la zona subconsciente sin brillo y en forma borrosa. En cuanto a las manifestaciones de los instintos que tanta trascendencia adquieren en la conducción de la vida psicológica, a pesar de la forma súbita como irrumpen, tampoco constituyen vivencias extrañas ni nuevas. En realidad ellas pertenecen a la especie, siendo su registro ignorado por el individuo pues asciende a la filogenia. Por lo tanto, ni aun en este caso puede hablarse de inconsciencia completa, ya que la vivencia actual, ignorada por el individuo, no es otra cosa que una vivencia renovada de algo inherente a la génesis de la especie. Así acontece con todas las manifestaciones instintivas, caracterizadas por su espontaneidad, naturalidad y ejecución de actos perfectos sin necesidad de un aprendizaje previo. Cuando se habla del inconsciente no se puede dejar de recordar a Freud, creador de la escuela psicoanalítica, que considera la actividad inconsciente de una importancia tan trascendental que llega a admitir la existencia de una vida anímica inconsciente. Freud tiene muy en cuenta las tendencias, inclinaciones, apetencias e impulsiones que nacen de los instintos, parte del inconsciente que el autor destaca como primordial y propulsora de dicha actividad anímica, a la que considera rectora de toda la vida psíquica superior de la personalidad. Dada la finalidad de este libro, nos limitaremos a efectuar una cita de la concepción psicoanalítica sobre el inconsciente sin abrir juicios al respecto. PSICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA En condiciones normales la conciencia entraña lucidez y claridad, pero, bajo el imperio de diversas circunstancias, esa claridad puede perturbarse y experimentar diferentes grados de debilitamiento, desde la más leve turbiedad hasta la falta absoluta de conciencia. Antes de entrar de lleno a considerar la patología de la conciencia es necesario recordar que, en condiciones fisiológicas, la lucidez no es siempre constante ni tiene la misma intensidad según sea el momento en que se la considere. En efecto, durante la vigilia, cuando la actividad desplegada por el individuo obliga a una mayor concentración psíquica, se observa el máximo de lucidez; en cambio, en otros momentos, se comprueba que esa nitidez disminuye correlativamente con el grado de fatiga física y psíquica que la misma actividad determina. Por norma general la nitidez de la conciencia es siempre mayor después del reposo mental. 1º) OBNUBILACIÓN DE LA CONCIENCIA: La obnubilación consiste en un empañamiento de la lucidez de la conciencia; en este caso se produce un enturbamiento global que, de acuerdo con la gravedad de los factores desencadenantes, puede llegar hasta la suspensión total de la actividad psíquica. El vocablo obnubilación procede de nube, por lo tanto, decir que la conciencia está obnubilada equivale a decir que está nublada, o que está sumergida en una nube que empaña su claridad. La consecuencia inmediata de la obnubilación de la conciencia es la disminución o retardo en el ritmo de las elaboraciones psíquicas, retardo que es tanto más marcado cuanto mayor es el entorpecimiento de la conciencia. La atención, muy fatigable, no puede ser sostenida; debido a su superficialidad e inestabilidad la captación de los estímulos se hace muy trabajosa, pues se entorpece enormemente la percepción que es lenta, imperfecta, imprecisa y sin ninguna nitidez. A las anteriores alteraciones deben agregarse las que sufre la memoria, ya que la mala percepción dificulta la fijación de los estímulos; cuando algo se fija, se hace en forma muy superficial y borrosa, por lo que la evocación es casi imposible y expuesta a numerosos errores. La concurrencia de estos trastornos perturba el curso normal del pensamiento, que se fragmenta debido a interrupciones más o menos prolongadas. En efecto, la asociación de las ideas se aparta de su mecanismo lógico normal; las imágenes y representaciones que afloran a la conciencia son incapaces de suscitar asociaciones correctas. Éstas, cuando se producen, no corresponden exactamente, se hacen en forma muy irregular y laxa hasta caer en la incoherencia. Todo se empobrece y se torna confuso en la conciencia obnubilada y, cuando el trastorno es muy acentuado, se pierde hasta la noción del yo y de las relaciones entre la personalidad y el mundo exterior. La obnubilación de la conciencia puede presentar diversos grados de intensidad. a) Embotamiento o torpeza: Constituye la forma más leve, propia de los estados de fatiga física o psíquica muy intensos, en que se produce un marcado entorpecimiento de toda la actividad psíquica. b) Somnolencia: Constituye un grado más intenso que el simple embotamiento. Se asiste a una perturbación mayor; la percepción así como toda la actividad psíquica se hallan más dificultadas debido a una gran propensión al sueño, que apaga la conciencia normal de la vigilia. Este fenómeno se observa en condiciones fisiológicas normales, en los estados de transición entre el sueño y la vigilia. En condiciones patológicas se observa en los comienzos de la confusión mental debida a procesos tóxicos e infecciosos, que sumen al individuo en una profunda torpeza y somnolencia. Tanto en el sueño como en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia puede existir una forma particular de registro de la conciencia, cuyos diversos aspectos son conocidos bajo la denominación de estados de conciencia onírica. En esas condiciones se sucede en la conciencia una serie de representaciones que obedecen a situaciones o hechos vivenciados en la vigilia,, o a corrientes afectivas y tendencias dominantes en la personalidad. Pero tales representaciones se suceden sin un orden lógico, porque falta la orientación de una idea directriz que, en el pensamiento formal de la vigilia, establece orden y jerarquía entre las mismas. De tal modo tienen lugar los sueños más fantásticos, desordenados y carentes del ensamble cronológico de los hechos aparecidos en la conciencia. c) Coma: Constituye un grado extremo de obnubilación; siempre patológico. En este caso se produce la pérdida completa de la conciencia, la cual deja dé registrar debido a su extinción total. Se observa entre otras afecciones, en los casos de traumatismos craneales graves, en la uremia y en la diabetes. 2º) ESTRECHAMIENTO DE LA CONCIENCIA: Como su nombre lo indica, consiste en una verdadera retracción del campo de la conciencia, con lo que una parte de la personalidad y sus manifestaciones psíquicas quedan inactivas, a la vez que la conciencia del mundo exterior queda reducida a un campo sumamente estrecho. En estos casos la personalidad conserva algunas actividades en el orden motor, pero la memoria no fija absolutamente nada. Los estrechamientos de la conciencia se pueden encontrar en casos patológicos de naturaleza orgánica, como acontece en la epilepsia, en los que se produce la ausencia de los mecanismos inhibidores que posee la personalidad normal y que residen a nivel de la corteza que, en tales casos, se halla inoperante. Debido a eso, los enfermos así afectados pueden cometer actos anormales, antisociales, tales como agresiones, incendios, exhibicionismo, etc. El paciente conserva la actividad automática de los centros cerebrales inferiores, pero esa actividad no puede ser registrada debido a la desconexión cortical que determina el estrechamiento de la conciencia. Por lo tanto, anda, actúa, ve, oye, pero su memoria es incapaz de fijar por la falta de registro de la conciencia. 3º) AMENCIA: La amencia constituye un estado patológico de la conciencia propio de los estados confusionales oniroides. Pese a que la conciencia está obnubilada el enfermo realiza esfuerzos para percibir y comprender lo que ocurre en torno suyo, cosa que le resulta harto difícil sino imposible dada la incoherencia que deriva de la interposición de las numerosas alucinaciones oníricas y representaciones mnemónicas de naturaleza paramnésica; como consecuencia se desorienta y se sume en la perplejidad, la intranquilidad y la angustia. 4º) ESTADO CREPUSCULAR: El estado crepuscular de la conciencia es otra forma de obnubilación. La sensopercepción entorpecida en forma incompleta permite al enfermo percibir y comprender situaciones poco complejas. Las situaciones más complicadas que requieren la intervención de los mecanismos mentales pertinentes determinan la incoherencia, que imposibilita toda comprensión perceptiva. En algunos momentos de mayor claridad el enfermo puede responder adecuadamente a un interrogatorio simple, pero bien pronto se fatiga y aparecen la incoherencia y la incomprensión. Hallamos, por consiguiente, un umbral de conciencia muy reducido; la actividad psíquica consciente sólo parece esbozarse. El estado crepuscular se observa principalmente en algunos momentos de la confusión mental, y en la epilepsia donde aparece en forma súbita constituyendo en realidad un equivalente psíquico de dicha afección. 5º) SONAMBULISMO: El sonambulismo es un estado de conciencia parcial y muy reducida, semejante al estado crepuscular. Son sonámbulas las personas que durante el sueño se levantan, caminan, realizan diversos actos y después vuelven a la cama continuando con el sueño normal. Estos estados sonambúlicos revelan que el sujeto mantiene una percepción parcial y limitada del mundo exterior por cuanto evita sin reconocerlos, los obstáculos y las personas que puedan interponerse en su camino. Estos episodios generalmente no son recordados por el enfermo. Orientación Cuando se efectúa el estudio de la conciencia y de los estados de conciencia surge, como un complemento necesario y lógico el estudio de la orientación. En realidad ambos son inseparables, desde el momento que el individuo sólo puede orientarse cuando su conciencia se mantiene en perfecta lucidez. Una conciencia de amplitud y claridad normales capacita para el desempeño de la totalidad de la función psíquica que, por otra parte, permite al individuo comprender cada uno de los instantes de su vida, así como su ubicación con relación a sus semejantes y al medio ambiental en que vive. Esto requiere no sólo la integridad de la psique sino también de toda la organización somática que, mediante los mecanismos sensoriales y nerviosos, facilita el permanente contacto del "yo" con los mundos externo e interno, favoreciendo la formación de los estados de conciencia que transmiten y facilitan la orientación témporo-espacial. En conclusión, mediante la conciencia, sus elaboraciones psíquicas y el caudal de sus conocimientos el hombre logra una correcta orientación. TlPOS DE ORIENTACIÓN: De un modo general se establecen dos tipos fundamentales de orientación: 1) orientación autopsíquica, referente a la persona con respecto a sí misma; 2) orientación alopsiquica, referente a la noción de su ubicación témporo espacial; ésta comprende por consiguiente la orientación, en el tiempo y la orientación en el espacio. 1º) Orientación autopsíquica: La orientación autopsíquica, como lo hemos dicho, concierne al conocimiento de la propia personalidad y a su evolución a través del tiempo. El hombre aprende desde su infancia a verse y a reconocerse a sí mismo como una entidad individual, distinta de todas las demás personas que con él conviven en el ambiente social. En los comienzos de la vida, esa noción de individualidad es muy precaria y confusa, pero a medida que la evolución avanza se acentúa y adquiere nitidez. Este reconocimiento se manifiesta primero en el orden somático; los caracteres físicos, y en especial los rasgos fisonómicos y la expresión, motora de los diversos actos condicionados por la voluntad que traducen la elaboración mental del individuo, son los que contribuyen primordialmente a la adquisición de la noción mencionada. Esa individualización, que culmina con el conocimiento definitivo de la propia personalidad, se afianza aún más cuando el hombre alcanza a comprender el transcurrir de su vida psicológica con todas sus manifestaciones. Desde que empieza a conocer su intimidad comprende que su vida es completamente independiente de la vida de sus semejantes, comprende que constituye una persona con identidad propia y que no puede ser otra cosa más que él mismo, a través del transcurso de toda su existencia. Conoce el caudal de sus propios conocimientos, elaborados por su psique; sabe de todos los tropiezos de su vida, de sus sinsabores, de sus angustias y de sus alegrías; se conoce a sí mismo en sus deseos, en sus inclinaciones, en sus tendencias y en sus ambiciones; sabe cuáles son sus creencias y conoce sus errores y sus temores; por último conoce sus actos y su conducta. La totalidad de la personalidad se integra así en su doble aspecto, somático y psíquico, y de ella tiene clara conciencia el individuo merced a la memoria que, en condiciones normales, puede, en cualquier momento, actualizar los hechos más importantes que jalonan su vida. 2º) Orientación en el tiempo: El hombre para orientarse fácilmente en el tiempo ha recurrido a su medición por fracciones o períodos, mediante aparatos y cálculos que permiten considerar desde años hasta segundos y fracciones de segundo. De esta manera ha podido establecer períodos de tiempo determinados entre dos acontecimientos o fenómenos naturales, dentro de los cuales se suceden los hechos del devenir diario. Si bien no existen limitaciones para el tiempo, puesto que éste transcurre ininterrumpidamente, el hombre lo mide por fracciones para su conveniencia y para poder orientarse en su vida y en todas sus actividades. La noción del tiempo y su medición revisten un carácter muy personal; cada uno tiene una conciencia muy particular y propia de cada fracción o lapso, al punto que el registro de un mismo instante presenta divergencias de duración entre las diversas personas que lo captaron. Pero lo más importante es que el hombre también tiene la noción del tiempo que transcurre sin necesidad de recurrir a los mecanismos de relojería por él creados. En efecto, existe una noción del tiempo de origen puramente psíquico, como resultado de nuestras propias elaboraciones y a través de nuestras vivencias, de nuestros pensamientos, de todo nuestro acontecer espiritual y de las relaciones con los mundos externo e interno, hechos que la memoria se encarga de escalonar con exactitud^ Por los efectos de la acción del tiempo sobre los recuerdos, que palidecen tanto más cuanto más antiguos son, es posible ubicar en el pasado el acontecimiento o circunstancia que se evoca. Sin embargo, no basta esto para la ubicación de los hechos pretéritos, se requiere además la confrontación con el presente. Sabemos que los estados de conciencia son constantemente movibles y cambiantes, que cada uno de ellos integra al que precede y al que prosigue, encadenándose así la vida psicológica del individuo. Merced a ese encadenamiento es posible, a partir del presente, ubicar los hechos en el pasado inmediato y, en esa forma, tener noción de la duración del tiempo transcurrido. Esto mismo acontece con la ubicación de los hechos en el pasado remoto, mediante la asociación mnemónica que relaciona las vivencias que preceden y suceden al episodio que se evoca. El transcurso del tiempo es apreciado por el hombre por el lapso o duración del período entre un hecho y otro, con lo que se establece su medición por fracciones. Es decir, que el tiempo del transcurrir psíquico se calcula o se mide por los períodos o fracciones o lapsos que integran cada uno de los estados de conciencia en su rápida sucesión. Las relaciones que luego establece entre estas fracciones de tiempo psicológico y el fraccionamiento convencionalmente aceptado del tiempo solar le permiten la ubicación de los acontecimientos de su vida en determinadas épocas y momentos de ese devenir. Asimismo la sucesión de una ordenada ilación de estados de conciencia permite la noción del tiempo futuro, desde el momento que según hemos dicho, un estado de conciencia está integrado, en parte, por el que le precede proyectándose a su vez en el que le continúa. Además el encadenamiento de la vida psicológica, mediante el auxilio de la memoria, hace que el tiempo presente más el tiempo pasado, se proyecten hacia el futuro. 3º) Orientación en el espacio: El hombre, en su evolución 'ontogénica, adquiere poco a poco la orientación en el espacio en que actúa y desenvuelve su vida. Esto se consigue mediante la participación de todos los aparatos sensoriales, especialmente la vista, el oído y el tacto, que permiten obtener la noción de diversas magnitudes a través de las impresiones de distancia, longitud, espesor, altura y anchura, o sea que se produce una noción de orden global o de conjunto que es la del volumen de las cosas y del lugar que ocupan en el espacio. Estas nociones se adquieren debido a las limitaciones y fraccionamientos que cada uno hace del espacio, que en realidad es infinito e inconmensurable. Es decir que por medio de nuestros sentidos concebimos un espacio finito y establecemos magnitudes y distancias. Para eso, el hombre ha creado las distintas medidas, de longitud, de peso, de capacidad, mediante las cuales es posible la apreciación de magnitudes convencionales y, siempre dentro de las limitaciones que impone el alcance de sus aparatos sensoriales, cada uno construye su propio espacio o ámbito personal, así como efectúa su proyección y desplazamiento en el medio en que actúa. PERTURBACIONES DE LA ORIENTACIÓN: De acuerdo con las consideraciones anteriores, la orientación es el resultado de una compleja contribución de las actividades psíquicas, especialmente de la sensopercepción, de la memoria, de la asociación de las ideas y del juicio, que inciden sobre una conciencia dotada de perfecta nitidez. De la misma manera, son múltiples y complejos los mecanismos psicopatológicos que determinan las alteraciones de la orientación en el hombre, por lo que preferimos presentarlos en cada uno de los síndromes psiquiátricos. 1º) Síndrome oligofrénico: Los oligofrénicos tienen diferentes grados de orientación, en relación con la magnitud de la insuficiencia. Recordamos en primer término que, por lo general, el débil mental se encuentra perfectamente orientado, auto y alopsíquicamente. En el imbécil la orientación sufre graves trastornos, porque la insuficiencia de los juicios y la incapacidad de comprensión hacen difícil y confuso el reconocimiento de la propia identidad personal. Es muy precaria la noción de individualización e independencia del medio, pues no se insinúa en estos seres la autoconducción y la autodeterminación. Más difícil resulta la orientación en el tiempo y en el espacio, pues depende de relaciones abstractas que no llegan a ser comprendidas. Estas deficiencias presentan mayor gravedad aún en los "idiotas". En consecuencia, los oligofrénicos se orientan mal, auto y alopsíquicamente, en ningún momento de su vida llegan a tener lucidez de conciencia, debido a su escaso alcance intelectual, a su dificultad para la comprensión por insuficiencia de los juicios y del mecanismo asociativo como corolario del precario caudal de conocimientos. 2º) Síndrome demencial: En los dementes la desorientación depende del grado de debilitación psíquica llegando, en los casos extremos, al desconocimiento de su propia identidad. La debilitación psíquica de la demencia se evidencia desde el comienzo, a causa de la amnesia que de inmediato afecta a la memoria. Estos enfermos acusan, en primer término, desorientación en el tiempo. Al principio falla la ubicación en el presente y en el pasado inmediato por el déficit de la fijación mnemónica, pues se producen engramas de escaso arraigo. Queda de ese modo dificultada la asociación de las imágenes, lo que interrumpe el nexo entre los acontecimientos de la vida psicológica. El tiempo deja entonces de transcurrir para el enfermo, por falta de la fragmentación necesaria que es posible registrar como estados de conciencia. Se conserva, en cambio, la evocación, razón por la que, cuando estos enfermos intentan ubicarse en el tiempo, se remiten siempre a una época pasada. Pero si bien se orientan en el pasado remoto, con el avance de la debilitación, que lleva también a la amnesia de evocación, la desorientación en el tiempo se hace completa y se pierde la continuidad de la vida psicológica. En cuanto a la desorientación en el espacio, sobreviene a continuación del trastorno anterior. Se produce cuando aparece la amnesia de evocación, que impide la actualización de antiguos conocimientos requeridos para el reconocimiento del momento presente; por otra parte, la debilitación de la atención y la gran fatigabilidad psíquica dificultan la sensopercepción que conduce a la incomprensión, lo que desorienta al paciente con respecto al espacio. Cuando las condiciones del enfermo llegan a esta altura, el demente circunscribe cada vez más su vida psicológica al mundo concreto debido a la pérdida de los conceptos y relaciones abstractas; se anula entonces su independencia psíquica, su autoconducción y su autodeterminación, lo que equivale a decir, que pierde su personalidad y por ende, se desorienta también autopsíquicamente. 3º) Síndrome confusional: En el síndrome confusional la desorientación del enfermo constituye una característica importante, consecuencia directa de una conciencia obnubilada. La intensidad de la obnubilación proporcionado el grado de la desorientación del enfermo, quien experimenta en primer término este trastorno con respecto al tiempo y al espacio. La confusión debilita la atención; la gran fatigabilidad psíquica con marcada somnolencia determina una gran torpeza sensoperceptiva; la percepción del mundo exterior se hace en forma muy deficiente y poco nítida; la fijación mnemónica es muy superficial y de engramas tenues e incapaces de estimular el mecanismo asociativo de las imágenes y representaciones; como consecuencia la elaboración mental cae en la incoherencia y se manifiesta una imposibilidad absoluta de ordenar y encadenar los acontecimientos y los estados de conciencia en una continuidad lógica, como ocurre en la vida psicológica normal. Prueba de ello es que, cuando el episodio confusional termina, la conciencia recupera su lucidez estableciendo contacto con el mundo real, pero en la vida psíquica queda un claro o un espacio en blanco porque se encadena el momento presente de recuperación con aquel anterior a la pérdida de la lucidez normal. En los casos de confusión mental onírica se suman, como elemento perturbador que contribuye a desorientar al enfermo, numerosas alucinaciones que lo ubican en tiempo y lugares totalmente falsos y absurdos, en los que actúa su actividad onírica. Cuando la confusión mental es muy intensa la obnubilación de la conciencia es mayor, la incoherencia es completa y el enfermo se encuentra imposibilitado hasta para su orientación autopsíquica. 4º) Síndrome esquizofrénico: El esquizofrénico se encuentra, la generalidad de las veces, desorientado en el tiempo, lo que se debe a la falta de interés que el enfermo tiene por el mundo exterior pues, presa de una profunda indiferencia y apatía, vive su mundo de introversión. Le es completamente indiferente saber cuál es el momento o el día que transcurre; sin embargo, el mismo paciente puede ubicarse muy bien en el pasado remoto, sobre todo en el principio de la enfermedad cuando la memoria dé evocación se mantenía todavía indemne. Lo mismo ocurre en cuanto a la orientación en el espacio, que subsiste normal por mucho tiempo aunque esté muy avanzado el proceso esquizofrénico. En estos enfermos se observa a menudo una forma particular de desorientación, que afecta a la identificación de la parte somática de su personalidad, hecho que traduce bien claramente el grave disloque que aqueja a la psique. En efecto, cuando se los investiga acerca de su nombre y demás datos de identidad personal se comprueba que están bien orientados autopsíquicamente. Pero, a causa de las alteraciones graves en el núcleo profundo de la personalidad, se origina un sentimiento de cambio de ésta, al punto que tienen la impresión de no ser ya ellos mismos. Se desconocen y se desorientan, necesitando recurrir al espejo para cerciorarse y salir de dudas, si bien la información que les suministra es falseada y deformada por ese mismo sentimiento de cambio proyectado hacia el exterior, con lo que obtienen una imagen de su persona física diferente de la que conocen. 5º) Síndrome delirante: Los delirantes, salvo escasas excepciones, son enfermos lúcidos y orientados auto y alopsíquicamente. Algunos llaman la atención por su extraordinaria lucidez, como sucede con los que padecen delirios de interpretación, en los que sólo existe el error interpretativo que deforma la realidad de los conceptos y desorienta con respecto a la veracidad de sus aseveraciones, que consideran exactas. Otros tipos de delirantes, con menos vigor psíquico y a los que la intuición y la imaginación les hacen vivir raras fantasías, pierden la noción del tiempo presente ubicándose en distintas épocas y lugares de la historia o en extraños medios donde encarnan absurdos personajes. En estos casos, además de conducir al error de las concepciones, el delirio desorienta al enfermo en el tiempo y en el espacio. Pero esto no impide que, una vez sustraído el enfermo del tema de su delirio, se nos muestre correctamente orientado en forma global. 6º) Síndrome de depresión psicomotriz: Los enfermos deprimidos suelen estar mal orientados en el tiempo, que pasa inadvertido porque la introversión en que los sume la tristeza los desconecta del mundo exterior y del ambiente en que viven. Algunos melancólicos experimentan un sentimiento de extrañeza, una sensación de cambio y de transformación de su personalidad somática, que los desorienta en ese aspecto. Esta alteración es debida a graves alteraciones cenestopáticas, por las que sienten sus cuerpos transformados en piedra, madera u otros materiales extraños. Asimismo niegan la existencia de determinados órganos y hasta de su propia existencia a causa de las ideas nihilistas. 7º) Síndrome de excitación psicomotriz: Los enfermos excitados, siempre que no sean confusos, son lúcidos y están bien orientados auto y alopsíquicamente. La exaltación afectiva que padecen los maníacos los hace concebir ideas fantásticas y megalómanas, de poder y de dominación, las que los desorientan parcialmente en cuanto a su verdadera personalidad. RESUMEN CONCIENCIA Concepto La conciencia informa al hombre: a) De lo que ocurre en el mundo externo, captado por los aparatos sensoriales externos. b) En el mundo interior, captado por los aparatos sensoriales internos. c) En el mundo psíquico; elaboración del pensamiento, captado por la conciencia misma. La conciencia es constantemente móvil y mutable; los persistentes registros de las innumerables captaciones se llaman "estados de conciencia". A ella llegan la totalidad de los fenómenos vitales, somáticos y psíquicos; es el registro permanente de la existencia del individuo. Hace posible el triple conocimiento del mundo exterior, del interior y del psicológico, permitiendo la noción del "yo" y de su orientación temporo-espacial. Definición La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las manifestaciones psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las elaboraciones psíquicas, y el yo que, por su conducto, adquiere el conocimiento de sí mismo y es informado de cuanto acontece fuera de él. Campo de consciencia Comprende todo el ámbito capaz de ser abarcado por la misma. Zona consciente La de mayor precisión y nitidez: centro o foco de la conciencia. Es la más reducida; sólo abarca limitados objetivos; de tres a cinco. Las elaboraciones psíquicas alcanzan en ella su mayor nitidez. Zona subconsciente Se encuentra por fuera del foco de la conciencia, la nitidez de los objetivos y de sus imágenes decrece a medida que se alejan de su centro. Los elementos del subconsciente son requeridos para la elaboración consciente del pensamiento. Algunas creaciones son producto de elaboraciones subconscientes, pero deben pasar a lo consciente para ser aceptadas y registradas previo razonamiento. En esta zona se hace también la elaboración sensoperceptiva, por el reconocimiento mnemónico. Zona inconsciente Se halla por fuera de la zona subconsciente. Su actividad no es percibida por el yo. Existen manifestaciones imprevistas y sorpresivas que revelan su existencia. Todo lo que la conciencia registra pasa a formar parte de la vida psicológica inconsciente. El material del inconsciente está formado: a) Por todo lo que ha sido vivenciado en la zona consciente. b) Por cuanto ha pertenecido al subconsciente. c) Por las vivencias originadas en el núcleo ins-tintivo-afectivo, en relación con los instintos y con la vida orgánica. Diversas circunstancias patológicas pueden empañar con mayor o menor intensidad la lucidez de la conciencia. Enturbiamiento que alcanza diferentes grados de intensidad: desde un retardo de las elaboraciones hasta la suspensión completa de la actividad psíquica. Marcada debilitación de la atención por la gran fatigabilidad. Los diversos grados de obnubilación son: Obnubilación de la conciencia a) Embotamiento o torpeza: es la forma más leve; se observa en casos de fatiga muy intensa; se entorpece la actividad psíquica. b) Somnolencia: dificultad perceptiva, con gran propensión al sueño; se observa en los comienzos de la confusión mental. c) Coma: grado extremo de obnubilación: pérdida completa de la conciencia. En los traumatismos craneanos; uremia; diabetes y otras afecciones. Psicopatología de la conciencia Estrechamiento de la conciencia Retracción del campo de la conciencia. Las manifestaciones psíquicas quedan inactivas y la conciencia del mundo exterior muy reducida, conservando la personalidad algunas actividades de orden motor. La memoria no fija nada Estado crepuscular Percepción entorpecida incompletamente; se perciben y comprenden situaciones simples La complejidad lleva a la incoherencia e incomprensión Se observa en la confusión mental y en la epilepsia. Depende directamente de la lucidez de la conciencia, que permite la ubicación en cada uno de los instantes de la vida. Orientación autopsíquica: Concierne al conocimiento de la propia personalidad y de su evolución a través del tiempo. Orientación Orientación en el tiempo: Mediante la medición convencional por períodos o lapsos establecidos por cálculos y por los diferentes estados de conciencia, que permiten la noción del presente, del pasado y del futuro. Orientación en el espacio: Es la noción de las magnitudes y del ámbito o espacio en que el hombre actúa y desenvuelve su vida. Síndrome oligofrénico: Depende del grado de la insuficiencia: a) El débil mental, por lo general, bien orientado auto y alopsíquicamente. b) El imbécil se desorienta por la insuficiencia de los juicios e incapacidad de comprender. Es difícil la noción de individualización e independencia del medio, c) El idiota, no se orienta en absoluto por la agravación de los factores anteriores. Síndrome demencial: La desorientación de los dementes depende del grado de debilitación psíquica. La amnesia es causa principal. Primero desorientación en el tiempo, luego en el espacio y finalmente la autopsíquica. Psicopatología de la conciencia Orientación Perturbaciones de la orientación Síndrome confusional: La desorientación, consecuencia de la obnubilación, es una de las características más importantes; en el tiempo y en el espacio. La fatiga psíquica debilita la atención y la fijación; pérdida del encadenamiento normal de las ideas; incoherencia y desorientación autopsíquica. Síndrome esquizofrénico: Desorientación en el tiempo por el desinterés del enfermo hacia el mundo exterior. Se orienta bien en el pasado remoto y en el espacio. Síndrome delirante: Salvo excepciones, los delirantes son lúcidos y están bien orientados. Síndrome de excitación psicomotriz: Los excitados, siempre que no sean confusos, son lúcidos y están bien orientados. Síndrome de depresión psicomotriz: Mala orientación en el tiempo, que pasa insensiblemente porque la introversión los desconecta del mundo externo. CAPÍTULO X AFECTIVIDAD PSICOPATOLOG1A DE LA AFECTIVIDAD AFECTIVIDAD Con la denominación general de afectividad se comprende todo lo que concierne a la esfera afectiva, que constituye el principal engranaje que impulsa toda la vida psicológica de la personalidad. Por la afectividad cobra interés y se matiza la existencia humana; en efecto, el hombre está conformado psíquicamente para experimentar estados afectivos que pueden ser agradables b desagradables y que se hallan condicionados por la forma de reaccionar de cada uno frente a los estímulos que proceden de variados estados de ánimo los cuales oscilan entre los polos opuestos: placer y desplacer alrededor de los que se manifiesta toda la afectividad. Las oscilaciones entre lo agradable y lo desagradable constituyen los diversos matices que señalan altos y bajos en la vida espiritual; lo que place estimula, lo que desagrada deprime, y ambos estados complementan en gran escala la evolución psíquica del ser. En efecto, sin esos altibajos el transcurrir psíquico del hombre sería completamente inoperante y carente de interés y finalidad. El hombre se muestra a los ojos del mundo tal como su afectividad lo condiciona, puesto que ella nace de lo más íntimo y profundo del individuo, del núcleo mismo de la personalidad. La afectividad se confunde en su origen con el instinto, siendo éste el que, en última instancia, condiciona toda la vida afectiva, desde que la satisfacción o no satisfacción de los impulsos instintivos determinan respectivamente estados afectivos placenteros o displacenteros. Cuando las fuerzas instintivas son satisfechas se produce la sedación de los impulsos, relajación y aparición de estados afectivos placenteros. Cuando, por el contrario, las tendencias instintivas no son satisfechas aumenta la tensión impulsiva y la excitación, provocando la aparición de malestar y estados afectivos displacenteros. A partir de ese núcleo instintivo-afectivo primario, las corrientes afectivas en él originadas invaden e impregnan a toda la personalidad. Tales corrientes afectivas, por medio de sus numerosas reacciones que se exteriorizan a través de las emociones, afectos, sentimientos y pasiones, con particularidades propias en cada individuo, imprimen a la afectividad y a la personalidad todo un sello determinado y bien definido, que también contribuye a la individualización personal. Esas múltiples y variadas reacciones de la afectividad participan vivamente en todas las manifestaciones y en todos los aspectos de la vida del hombre. Pajea fijar conceptos veremos algunos aspectos de esas manifestaciones afectivas. Consideremos en primer lugar, aquellas que están en relación con la actividad somática. El funcionalismo general órgano-vegetativo se expresa en una resultante psíquica final mediante un estado afectivo que ha sido denominado: sentimiento vital. Éste tiene su origen en los sentimientos de placer o desplacer, procedentes del libre funcionamiento o de los obstáculos y dificultades con que se llevan a cabo las funciones vegetativas y las actividades orgánicas. Constituye un estado afectivo de carácter general o global, no bien definido, resultado de la suma de sensaciones nacidas de la actividad vital del organismo, a las que se agregan las sensaciones que determinan los impulsos surgidos del núcleo instintivo que preside y preserva la vida misma. Todas esas sensaciones son vivenciadas por la conciencia de una manera vaga e indefinida, pero que siempre trasunta el deseo de vivir y-.la tendencia a la progresión y a la evolución. Mediante el registro consciente de estas vivencias es como lo somático, con todo su fisiologismo y por intermedio de la cenestesia general, trasciende el plano físico y se funde con el plano psicológico con el que se compenetra íntimamente. De esta manera, el normal funcionamiento del organismo, sin dificultades ni impedimentos, transmite a la conciencia vivencias placenteras que revelan el estado de salud física; lo contrario, o sea la presencia de inconvenientes y dificultades en las manifestaciones vitales, se refleja en la conciencia por intermedio de vivencias displacenteras que revelan el estado de enfermedad. Las oscilaciones entre esas dos posiciones extremas dan una resultante psíquica de orden general, que ha sido llamada temple general. Éste representa un trasfondo afectivo individual y estable, en cuya integración participan todas las fuerzas vitales del instinto, sumadas a lo orgánico y funcional, con especial intervención de los mecanismos de regulación neurovegetativos. El temple general hace así las veces de una plataforma o estado afectivo básico de origen somático, con una carga o potencial permanente hacia lo placentero o lo des-placentero de acuerdo con las condiciones remantes en el medio interno. Ahora bien, esa carga o potencial afectivo que, como acabamos de ver, tiene origen en la fuente instintiva-afectiva, representa la capacidad reactiva que cada persona posee ante los innumerables factores físicos, ambientales y psíquicos posibles de incidir sobre esta tónica afectiva general. Dicha capacidad reactiva es la que encauza a toda la afectividad hacia el placer o el desplacer de acuerdo con las circunstancias que prevalecen, dando por resultado lo que se conoce como humor o estado de ánimo. Ésta es una reacción afectiva de orden general supeditada a lo somático, a lo psíquico y a lo ambiental. Las modificaciones que se producen en el humor, ya sea por las numerosas y variadas representaciones mentales como por las diversas percepciones, dan lugar a las emociones, afectos, sentimientos y pasiones. La diferencia entre temple general y humor o estado de ánimo consiste en que el primero representa el potencial o carga afectiva que posee el individuo, con su correspondiente capacidad reactiva, mientras que el humor representa el matiz, placentero o displacentero, que desplaza dicha carga afectiva .de acuerdo con las circunstancias actuantes. La afectividad que, repetimos, impregna todos los ámbitos de la personalidad alcanza hasta lo más recóndito de la psique; todas las elaboraciones mentales, los pensamientos, las reflexiones y cuanto concierne a nuestra intimidad se halla estimulado y condicionado por los estados afectivos. De esta suerte, todo nuestro acontecer psíquico se halla bajo la influencia de la afectividad que le transmite el calor y el matiz necesarios para movilizar el humor hacia lo placentero o lo displacentero. El registro por la conciencia y la fijación por la memoria son tanto más fáciles cuanto mayor sea el interés despertado por la afectividad. Las elaboraciones intelectuales resultarían sumamente áridas si la afectividad no interviniera, proporcionándoles el calor necesario para mantener el interés que las hace progresar hasta su finalidad. También interviene para condicionar la actividad general del individuo, al extremo que entre el pensamiento y la acción se interpone siempre lo afectivo moderando o estimulando los actos, es decir que, en última instancia, la afectividad condiciona la conducta de la personalidad. De un modo general, el hombre, por sus deseos y sus tendencias naturales, orienta su vida psíquica en el tono agradable o placentero. Cuando, por vivencias circunstanciales, se produce desplacer, esa inclinación innata determina, en lo posible, un viraje hacia las situaciones placenteras. Contenido de los estados afectivos Los estados afectivos están integrados por las emociones, afectos, sentimientos y pasiones. Los distintos estados afectivos son modificaciones, de diferente índole e intensidad, en el humor habitual de una persona; son manifestaciones reactivas del humor provocadas por los más diversos estímulos externos e internos, físicos y psíquicos. Emociones La emoción consiste en un cambio más o menos súbito que se produce en el humor o estado de ánimo habitual". Las emociones son motivadas por las más diversas sensaciones que la sensopercepción lleva al campo de la conciencia, o por las representaciones, imágenes e ideas que surgen a ella en un momento determinado. La característica más importante de la emoción es la brusquedad de la reacción que provoca en el humor, con el agregado de una gran repercusión física y psíquica. De intensidad muy variable llega, en ocasiones, a motivar y dirigir la conducta que el individuo observará consecutivamente. En la emoción debemos considerar entonces los siguientes factores: 1) La causa determinante, percepción, representación mnemónica o idea. 2) La repercusión psíquica, que es la emoción misma, que produce la modificación en el estado de ánimo. 3) La repercusión física u orgánica, que es la que traduce o expresa, en diferentes formas, esa emoción. De lo más simple a lo más complejo las emociones se han clasificado en dos grupos: emociones primarias o simples y emociones secundarias o complejas. 1º) EMOCIONES PRIMARIAS O SIMPLES: Constituyen la forma más firme y primitiva de reaccionar el individuo en el campo de la afectividad; están íntimamente ligadas y en directa dependencia del núcleo instintivo-afectivo de la personalidad. En efecto, responden siempre al instinto de conservación en sus diversas manifestaciones, siempre alerta para asegurar la perduración del individuo -y de la especie. Podemos decir que en estas emociones primarias hallamos la respuesta directa del instinto. Ésta es la razón de la gran brusquedad que las caracteriza y de su intensa repercusión física, ya que el organismo responde a cada una de ellas con las más variadas manifestaciones en el orden fisiológico. Por otra parte, en cada una se observa una actitud determinada que caracteriza y motiva la conducta que asumirá el individuo. Las emociones simples o primarias son tres: el miedo, la cólera y el amor. Miedo: Es la respuesta del instinto de conservación del individuo ante los peligros que amenazan su integridad, tanto sean las agresiones desde el exterior como las perturbaciones somáticas que producen malestar o dolor. El miedo provoca, en el terreno psíquico, una vivencia muy característica; el individuo experimenta subjetivamente como un achicamiento, reducción o contracción de toda su personalidad. Cuando este fenómeno es de gran intensidad puede llegar hasta el eclipse de la conciencia y la pérdida del conocimiento. Esto último es lo que se conoce bajo la denominación de reacción catastrófica. En el orden somático las manifestaciones de la emoción de miedo son muy intensas. Se comprueba, entre los trastornos mayormente observados, aceleración cardíaca, palpitaciones; detención o aceleración de los movimientos respiratorios; trastornos vasomotores que se traducen por palidez en el rostro y sequedad de las mucosas; trastornos gastrointestinales, diarreas; temblores generalizados. La "huida" es la actitud que corresponde al miedo y que caracteriza la conducta del individuo dominado por esta emoción, siempre que la intensidad de la misma no produzca la reacción catastrófica que la inmoviliza. Cólera: Las manifestaciones de la emoción colérica muestran la reacción del instinto de conservación ante los peligros que amenazan a los intereses y a la integridad del individuo, que ataca para defenderse. La cólera produce, en el terreno psíquico, una vivencia completamente opuesta a la de la emoción de miedo. El individuo experimenta, psíquicamente, una sensación de expansión, como si se produjera realmente un aumento de volumen de la personalidad. En el terreno somático la repercusión de la emoción es intensa; se produce aceleración de los ritmos cardíaco y respiratorio; fenómenos vasomotores, bien manifiestos por una marcada rubicundez del rostro, en el que se imprime la característica expresión de la ira. Consecutivamente a la emoción de cólera el individuo asume la actitud del ataque y destrucción. Amor: Es la emoción sexual que se manifiesta psíquicamente por una vivencia que produce la sensación de expansión y proyección hacia el exterior o, más exactamente, en pos del objetivo determinante de la emoción. Las manifestaciones somáticas son, en general, más atenuadas que en las otras emociones primarias, pero se tornan particularmente violentas cuando se producen obstáculos a la descarga motora con que se satisfac-cc el instinto. El instinto de conservación, bregando por la conservación de la especie, busca el acercamiento o inclina al individuo hacia el objeto que desencadena la emoción, siendo ésta la actitud característica del amor. 2º) EMOCIONES SECUNDARIAS O COMPLEJAS: Es obvio que las emociones primarias de miedo, de cólera y de amor producen, por su repercusión en la psique estados displacenteros o placenteros; placer y desplacer que son emociones de mayor complejidad que las anteriores y secundarias a ellas. Estos estados emocionales inclinan respectivamente el humor hacia la alegría y la excitación, o hacia la tristeza y la depresión. .La complejidad de las emociones secundarias como la del campo de la afectividad en general, surge de las múltiples variaciones y combinaciones que se producen entre ellas. Consideremos algunas de las emociones complejas más importantes. Angustia y ansiedad: Debemos estudiar simultáneamente estos dos estados emotivos porque presentan múltiples puntos de contacto y porque son de suma importancia, dado que juntos integran, entre otros, cuadros psiquiátricos como el de la melancolía y el de las neurosis. La angustia y la ansiedad constituyen emociones complejas que traducen en su forma más amplia, el humor displacentero predominante. Se producen en todas aquellas situaciones anímicas en las que las vivencias afectivas son alimentadas por los estados displacenteros primarios de miedo y de cólera. Se puede aseverar que no existe persona de vida normal que no haya experimentado alguna vez el desplacer de estas emociones, que son desencadenadas por temores diversos: miedo a las enfermedades, que se ciernen sobre el individuo como una amenaza constante a su salud; miedo a los quebrantos económicos o al fracaso en las empresas; miedo a las propías debilidades morales, vivenciado bajo la forma de remordimientos, miedo a las situaciones que puedan afectar a la responsabilidad inherente a un cargo o una tarea. La angustia es también resultado del desplacer provocado por el disgusto y la cólera. Así sucede en todos los casos de incumplimiento e insatisfacción de los deseos, o en todas las situaciones enojosas derivadas de los rozamientos en el ambiente social o familiar. En cuanto a las diferencias entre ansiedad y angustia no existe un criterio concluyeme y bien establecido; para muchos se trata de la misma cosa pero, si bien entre ellas existe una gran similitud, se considera a la ansiedad como un grado más avanzado de la angustia. En lo que a nosotros respecta, si bien no pensamos que se trata de diferencias de intensidades, creemos que tales diferencias deben buscarse en el contenido de esos estados afectivos. De acuerdo con este criterie expondremos nuestro punto de vista sobre ambas. A) La angustia es una emoción compleja y desplacentera, con un manifiesto contenido somático consistente en una causa real, orgánica o funcional, que la determina. Así por ejemplo: puede tratarse de un enfermo orgánico con una esclerosis cardiovascular, o bien de un enfermo funcional del mismo Aparato por una gran labilidad neurovegetativa; en ambos casos se producen frecuentes espasmos vasculares que provocan la consiguiente angustia generada por el temor de perder la vida. De la misma naturaleza es la angustia derivada de los trastornos orgánicos o funcionales del aparato respiratorio, o de cualquier otro aparato. B) La ansiedad es una emoción compleja de características similares a la angustia, pero que en, su origen no reconoce un factor somático generador de los temores. Éstos surgen de factores psíquicos; preocupaciones, fracasos y quebrantos económicos; factores morales, remordimientos, responsabilidad, etc. Los enfermos suelen manifestar que sienten angustia sin saber a qué atribuirla; es una angustia sine materia, de origen puramente psíquico. La angustia y la ansiedad presentan a considerar un doble aspecto semiológico, objetivo uno y subjetivo el otro. El aspecto objetivo está representado por los concomitantes somáticos que acompañan a las emociones. Éstos son: 1) cambio de la expresión facial debida a la fijeza y a la inmovilidad, que en algunos ocasiones quiere ser disimulada con una sonrisa forzada; 2) intensa palidez; 3) sudación; 4) temblores generalizados a todos los músculos; 5) castañeteos de dientes; 6) aceleración de los movimientos respiratorios y cardíacos; 7) aumento de la tensión arterial; 8) midriasis. En los casos en que la emoción estalla bruscamente hay inmovilidad completa, erección de vello, frialdad de las extremidades, sequedad de las mucosas. El aspecto subjetivo se revela por las quejas del enfermo. Los síntomas son: 1) gran opresión torácica, especialmente precordial; 2) palpitaciones; 3) sensación de paro cardíaco; 4) sensación de constricción" y nudo en la garganta, por aumento del tono muscular que llega hasta dificultar la deglución de los líquidos; 5) dolores de vientre; 6) escalofríos; 7) vértigos. La gran tensión psíquica que determinan estos grados afectivos culmina, en la angustia, en un llanto copioso; en la ansiedad, en una descarga motora. Esta última se exterioriza por una gr.an inquietud y agitación, un caminar desasosegado de un lado a otro, un restregarse las manos, tirarse de los cabellos y otras manifestaciones más o menos violentas según las circunstancias. Reseñando lo expuesto: "La angustia y la ansiedad son emociones complejas que expresan un intenso desplacer, al que va unida una desagradable sensación de constricción precordial y de ahogo. Tienen su origen en alguna situación de duda, incertidumbre o temor por los peligros que puedan cernirse sobre el individuo, ya sean de orden físico, económico o moral, y a los que se opone la esperanza de conjurar de alguna manera el trance difícil o penoso que se atraviesa. La angustia frecuentemente descarga por un llanto copioso; la ansiedad por una descarga motora; en ambos casos se trata de mecanismos psicológicos encargados de dar escape a la intensa tensión psíquica consiguiente a estos estados emocionales". Pena: Es una emoción compleja desplacentera, de motivación psíquica o moral. Se trata de una congoja, de una aflicción, cuya mayor repercusión es de orden psíquico; su escasa manifestación somática generalmente queda limitada a la expresión de tristeza en el rostro; en algunas oportunidades llega hasta el llanto. Disgusto: Emoción compleja desplacentera cuya causa provoca en el individuo, al mismo tiempo que una pena o aflicción, un poco de enojo de inquietud o de -fastidio. Este estado afectivo se debe en realidad a una emoción de pena, con el agregado de algunos destellos de emoción de cólera que le transmite ese matiz especial por el que hallamos mezcladas, en el disgusto, la aflicción y el enfado. Entre otras emociones complejas desplacenteras figuran: el susto, el horror, la vergüenza, la repugnancia, etc. Entre las emociones complejas placenteras: la alegría, la felicidad, el optimismo, la satisfacción, etc. Hemos mencionado las principales emociones complejas, pero es indudable que son numerosísimas las combinaciones que pueden existir entre las emociones, de lo que resulta una gran cantidad de variantes imposibles de enumerar en este apartado. Afectos Remontándonos nuevamente a la fuente de todas las vivencias afectivas, más allá de las emociones, nos encontramos con las "tendencias". La tendencia es también una forma primaria de la afectividad, que inclina a la psique hacia el placer o el desplacer y por la cual, por esa disposición natural, la personalidad se verá colocada en uno u otro extremo, lo que da el tono afectivo. Dicho tono afectivo es señalado por los afectos, que expresan la inclinación natural y que, mediante la contribución emocional primaria, colocan a la personalidad en una determinada corriente afectiva. Es decir que, por los afectos, se produce una inclinación natural que lleva el humor hacia el polo placentero o hacia el displacentero. Aquí nos es dado apreciar la íntima relación entre afectos y emociones; la diferencia entre ambas radica en que es mayor la estabilidad y más prolongada la duración de los afectos, mientras que las emociones sólo producen cambios bruscos y fugaces en el humor. A continuación procuraremos explicar el mecanismo de los afectos. A) En el polo del desplacer, las tendencias encauzan la afectividad en tal forma que las vivencias que prevalecen surgen de las emociones primarías de miedo y de cólera. En un plano emocional más elevado se manifiestan la pena, la angustia, la ansiedad, el disgusto, el malestar, la preocupación, el pesimismo, vivencias relacionadas todas con los intereses del individuo. En efecto todo ese cúmulo de emociones es de naturaleza des-placentera; su origen real se encuentra en el instinto de conservación que bajo sus múltiples formas de manifestación, nos revela su vigilancia permanente sobre la integridad y supervivencia del individuo y de sus intereses. Ésa es la causa de todos los desvelos y preocupaciones para procurarse las situaciones y los medios que aseguren la integridad del yo. Cuando todas esas vivencias se transportan al plano superior para ser intelectualizadas, se expresan bajo la forma de inclinaciones egoístas. Ellas deben buscar el origen de todos los estados displacenteros que hallamos en el tono bajo de la afectividad, puesto que el egoísmo empaña todos los sentimientos elevados de la personalidad, la que, en su intensa preocupación por el yo y en su deseo de subsistir, se coloca en un terreno de constante disconformidad y pesimismo, es decir, en un permanente desplacer. B) En el polo del placer, las tendencias encauzan la afectividad hacia la emoción primaria del amor. Cuando se complica el terreno emocional se llega a las emociones complejas de felicidad, alegría, satisfacción, bienestar, optimismo, despreocupación de sí mismo, extrayección del yo, de lo que surgen el amor a los semejantes. El conjunto de estas emociones es de carácter placentero, debiéndose buscar su origen real en el instinto sexual. Este instinto, en sus manifestaciones, pone de relieve cierta despreocupación por los intereses del sujeto en sí, puesto que vela por algo de una significación más amplia que la conservación del yo al prodigar toda su energía para la perduración de la especie. Estas emociones placenteras, cuando son elevadas al plano superior e intelectualizadas, dan margen a la aparición de inclinaciones altruistas, las que a su vez son fuente de producción de los pensamientos más nobles y elevados de la personalidad humana. Acabamos de destacar en primer término, las inclinaciones egoístas que giran en torno al yo; en segundo término, las inclinaciones altruistas en las que el yo pasa a un plano secundario al prodigarse a los demás. Finalmente debemos mencionar las llamadas inclinaciones impersonales, que dan origen a los sentimientos morales, sociales, artísticos, poéticos, culturales y científicos. Sentimientos Los sentimientos constituyen las vivencias afectivas de mayor jerarquía, si bien tienen su raigambre en el mismo plano de las emociones a las que, algunos autores consideran como "sentimientos elementales". A pesar del origen común la diferencia entre emoción y sentimiento es muy grande, lo que se destaca claramente cuando se estudian sus caracteres más notables. Ya dijimos que la emoción es un cambio súbito en el humor, determinado por algún estímulo que hace intervenir a los mecanismos instintivos que alimentan el campo emocional. De breve duración y gran repercusión somática, determina la conducta en forma casi automática, impulsiva. La emoción corresponde con preferencia al plano somático; el sentimiento, en cambio, corresponde a un plano más elevado, donde interviene el intelecto que inhibe y mitiga las reacciones somáticas hasta su desaparición, quedando limitado exclusivamente a las manifestaciones psíquicas. Parecería como si las emociones fueran intelectualiza-das y sometidas así a un proceso psíquico de maduración. A medida que las personas evolucionan intelectualmente enriquecen sus vivencias afectivas, es decir, sus sentimientos, a la vez que adquieren un marcado dominio sobre las reacciones emocionales. Éstas se hacen más suaves, se enriquecen con matices, perdiendo su primitiva violencia reaccional condicionada por el instinto. Por otra parte, los sentimientos se alejan definitivamente de las simples reacciones emocionales desde el momento que constituyen estados afectivos estables, como una de las tantas características inherentes a la personalidad con la cual se asimilan. No se trata de una simple estimulación del humor, tal como ocurre con las emociones que son bruscas, de intensidad variable y finitas, de una duración más o menos breve; los sentimientos perduran indefinidamente, y más que la intensidad cobra importancia la pureza y el arraigo que tengan en la personalidad. La estabilidad de los sentimientos se debe a que se mantienen ligados a determinadas ideas y conceptos que nuestro intelecto ha elaborado mediante sus juicios y razonamientos, y adaptado a la medida de la capacidad de cada individuo. Son conceptos abstractos, de orden moral, social, filosófico, comunes a todos los hombres, de cuya capacidad comprensiva dependerá el grado de pureza de los sentimientos. Estos últimos adquieren en esta forma, caracteres individuales, al extremo de poder asegurar que sólo tenemos un conocimiento perfecto de las personas cuando conocemos sus sentimientos. Por consiguiente, a medida que el individuo evoluciona se realiza simultáneamente la evolución de sus sentimientos, de acuerdo con su capacidad intelectual que le permite instruirse, educarse, ubicarse en el medio social, conocer sus derechos y sus deberes y adecuar su vida a normas de moral y de conducta. Los sentimientos constituyen estados afectivos muy complejos que oscilan entre lo placentero y lo displacentero igual que las emociones, pero colocados en un plano jerárquico mucho más elevado. En efecto, mientras que la emoción no es más que un impacto que provoca una reacción fugaz en el humor, el sentimiento es un estado de formación gradual en el que interviene la elaboración intelectual con la participación de juicios y razonamientos que lo elevan a la categoría de un verdadero estado de conciencia. La participación de la esfera intelectiva en la formación de los sentimientos confirma una vez más la reciprocidad de los procesos psíquicos y la unidad funcional de la psique, desde el momento que, a su vez, los sentimientos contribuyen intensamente a la elaboración intelectual, al extremo que, como ya lo hemos visto, el pensamiento únicamente puede integrarse y llegar a su fin cuando existe una idea directriz provista de una vigorosa carga afectiva. Por otra parte, todo pensamiento y todo juicio, son siempre interferidos por los sentimientos que prevalecen en la personalidad de acuerdo con las circunstancias imperantes. Los sentimientos se nos presentan, pues predominando en la psique y coronando en forma panorámica a toda la personalidad. Desde el momento que ellos constituyen estados de conciencia su manifestación es sobre todo subjetiva; el yo tiene conocimiento y experimenta sus propios sentimientos, que pertenecen a su intimidad y que, como manifestación superior de la psique, no producen reacciones orgánicas y fisiológicas concomitantes. La única manifestación objetiva de los sentimientos se observa a través del comportamiento del individuo, de sus actos y de su desempeño en el ambiente social durante el transcurso de su vida. Siendo los sentimientos placenteros o displacenteros, la preponderancia de unos u otros depende directamente de las tendencias e inclinaciones innatas de la personalidad. Por lo tanto, siempre que esta última sea colocada por sus inclinaciones en el terreno placentero, dominan los sentimienios altruistas; en el caso contrario dominarán los sentimientos egoístas: junto a éstos pueden existir en mayor o menor escala los sentimientos impersonales. El conjunto de estos sentimientos anima simultáneamente a la mayoría de los hombres, en los que predominan unos u otros con mayor o menor intensidad multiplicándose hasta el infinito las escalas de los valores afectivos. De acuerdo con esos valores afectivos individuales, cada cual hará apreciaciones personales de las cosas y de los hechos, tanto de lo objetivo procedente del mundo externo, como de lo subjetivo procedente del mundo interior somático y psíquico, incluyendo los pensamientos que no pueden substraerse al influjo de los sentimientos imperantes en la personalidad. Concretando en forma más sintética nuestro concepto del sentimiento diremos: "El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia mediante el aporte del juicio y del razonamiento, que le confieren los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad comprensiva de cada intelecto y la tonalidad depende de las inclinaciones naturales de la personalidad". Pasiones La pasión es un estado afectivo caracterizado por su gran persistencia que, en ocasiones, llega a hacerse permanente. Esto es suficiente para desvirtuar el concepto de la pasión como una emoción sostenida, desde el momento que, repetimos una vez más, la emoción es un cambio brusco y fugaz en el humor, nunca un estado sostenido y persistente. La pasión supera el plano emocional; es un estado afectivo intelectualizado, de gran impregnación sentimental. Pero los sentimientos que intervienen en la constitución del estado pasional y que predominan en la psique del individuo derivan de determinados afectos e inclinaciones naturales. Debido a esas corrientes dominantes se canaliza la existencia de la persona en forma unilateral, quedando de lado toda cuestión ajena a las mismas. Como consecuencia del intenso potencial afectivo que entrañan los sentimientos se produce un ligero eclipse que reduce la amplitud de la conciencia, cuyo único enfoque limita la actividad del individuo y condiciona la conducta acorde con dicho estado pasional. Desde el momento que hablamos de estado afectivo intelectualizado admitimos que la pasión es un estado de conciencia, y, como tal, involucra juicios y razonamientos que le confieren su carácter de permanencia en la psique. Si bien los sentimientos que intervienen matizando las elaboraciones intelectuales, nunca lo hacen en forma tan intensa como las pasiones que tienden a inclinarlas definitivamente a favor de esas tendencias e inclinaciones. Aclaramos que los estados pasionales no pertenecen al campo de la patología afectiva, pero incursionan en sus proximidades. Las pasiones pueden arraigar en cualquier persona e impregnan la psique con su intensa carga afectiva; esto es normal y de observación más o menos frecuente. Únicamente podemos hablar de estado patológico cuando las pasiones llevan a la formación de ideas sobrevaloradas, de significación francamente anormal. Son ideas de gran firmeza y difícil reductibilidad, que si bien no desvían ampliamente- el juicio inclinan la conducta en pos de las tendencias de profundo arraigo en el individuo. De esta manera la vida se circunscribe a un solo enfoque, lo que reduce las posibilidades de la evolución psíquica ya que todas las elaboraciones mentales llevan el mismo matiz catatímico característico de la pasión dominante. Las pasiones son de índole diversa, de acuerdo con la categoría de sentimientos promovidos por los afectos, tendencias e inclinaciones. 1º) El predominio de las inclinaciones egoístas indica que las mayores preocupaciones de la personalidad son las que tienden a la satisfacción de los deseos e intereses del yo. Los sentimientos subyacentes en los estados pasionales de estas personas son, por lo tanto, de naturaleza egoísta: el odio, la venganza, el orgullo, la avaricia, la avidez y dominación, la vanidad, los sentimientos sexuales bajos y sórdidos deseos, no citando más que los principales. El conjunto de estos estados pasionales es englobado corrientemente, bajo la denominación común de bajas pasiones. En ellas están reflejadas las emociones de miedo y de cólera, por la tendencia egoísta de posesión y de conquista y la tendencia agresiva respectivamente. 2º) Cuando dominan las "tendencias altruistas" la personalidad muestra la propensión a prodigarse al prójimo, con despreocupación de sus propios intereses, desencadenándose estados pasionales tales como la filantropía, la pasión religiosa, la caridad, la piedad, entre los más frecuentes. Las inclinaciones altruistas, causantes de estos estados pasionales, manifiestan la emoción de amor que, al abandonar el plano emocional somático y sexual, se intelectualiza y adquiere un matiz más amplio y generalizado bajo la forma de amor al prójimo. 3º) Finalmente, en concordancia con las inclinaciones y los sentimientos impersonales se producen también las pasiones impersonales; que son las más desinteresadas. Entre ellas figuran la pasión por las ciencias, por la música, por la pintura y por las artes en general. PSICOPATOLOGÍA DE LA AFECTIVIDAD La afectividad, en sus oscilaciones entre lo placentero y lo desplacen-tero, da como resultado el tono afectivo peculiar de cada individuo. En condiciones normales, el tono se mantiene en un perfecto estado de equilibrio entre ambos polos de la afectividad; esto se denomina: eutimia que representa el equilibrio en todos los aspectos, cuantitativo y cualitativo. Bajo la influencia de numerosas circunstancias patológicas ese equilibrio puede romperse, dando lugar a diversas perturbaciones tanto en el orden cuantitativo como en el orden cualitativo. Alteraciones cuantitativas de Ja afectividad La afectividad puede hallarse cuantitativamente exaltada y ese aumento del tono afectivo se llama: hipertimia; puede estar disminuida, lo que se denomina: hipotimia; reservándose la denominación de la atimia para los casos en que se encuentre anulada. HIPERTIMIA: La exaltación afectiva debe ser considerada desde un doble punto de vista, ya que el tono afectivo puede oscilar desde la euforia y excitación hasta la tristeza y depresión, en otras palabras, entre el placer y el desplacer patológicos; por consiguiente hablaremos de una hipertimia placentera y una hipertimia displacentera. A) Hipertimia placentera: En el placer patológico encontramos diversos grados de alteración. 1) Euforia simple: Se manifiesta por gran locuacidad, optimismo, satisfacción; el individuo irradia felicidad y ríe con facilidad; todo indica un estado placentero del humor. Las situaciones desagradables, si bien llegan a tener una evidente repercusión, sólo inciden en su ánimo de una manera pasajera, pues trata de hallar todos los atenuantes posibles que mitiguen los motivos displacenteros y que, rápidamente, hagan virar su humor hacia la alegría y los estados placenteros. Hallarnos euforia simple en las personas constitucionalmente predispuestas, en las que cualquier factor desencadenante las coloca en ese terreno patológico. Es el caso de algunos sujetos a los que la acción del alcohol lleva a la euforia; también se puede observar en la parálisis general progresiva y en algunos epilépticos. 2) Moria: la moria es una forma especial de alegría carente de todo contenido afectivo. Es una alegría sin razón de ser, sin motivo alguno que la fundamente ni vivencia que la substancie, por lo que se la llamó: alegría estúpida. Hay tendencia al chiste insulso y la conducta del sujeto es completamente pueril, índice de un déficit psíquico que tiene su origen en una causa de naturaleza orgánica. Se observa en los casos de tumores del lóbulo frontal. 3) Hipomanía: La hipomanía es un estado de alegría incontenible, cuyo substracto lo constituye una cenestopatía placentera con sensación de perfección y plenitud de la vida orgánica, que despierta en el individuo sentimientos de optimismo, de capacidad, de insuficiencia y de triunfo. 4) Manía: Es un grado más intenso de exaltación afectiva en la que, además de la alegría que caracteriza a la hipomanía, se produce el paso fácil, a veces intempestivo, hacia la cólera y el furor, topes extremos de la hipertimia patológica. En !a manía, junto al intenso desplazamiento de la carga afectiva que lleva a la alegría patológica imposible de ser reprimida, se produce una debilitación de las inhibiciones normales lo que conduce a la exaltación de la actividad general. Así observarnos una marcada aceleración de todo el proceso psíquico llegándose, por la extraordinaria rapidez del ritmo asociativo, hasta la fuga de las ideas; además se produce una exaltación de toda la vida instintiva y gran excitación psicomotriz. B) Hipertimia desplacentera: El desplacer patológico también conduce a diversos grados de alteración del humor. 1) Depresión simple: En estos casos el individuo es presa de una gran tristeza de la que le es imposible desembarazarse. La melancolía es de naturaleza endógena, constitucional, lo que significa que es una tristeza sin motivo aparente, no es posible encontrar las causas de la misma. Todos los acontecimientos de la vida presentes y pasados se hallan impregnados de este marcado humor triste, que repercute en la psique bajo la forma de un gran dolor moral, origen de vivencias desplacenteras; es lo que se ha denominado psiquialgia. La depresión simple o psiquialgia determina una inhibición de los procesos psíquicos que se pone de manifiesto por una marcada bradipsiquia; disminuye la actividad general y se produce introversión. En estos casos también hay alteraciones cenestopáticas que provocan en el enfermo graves preocupaciones por la salud física; aparecen ideas hipocondríacas referentes a las más diversas enfermedades vinculadas a distintos órganos. C) Hipertimia Mixta: Dentro de la hipertimia es necesairo tener en cuenta otros estados afectivos que, por sus características, son considerados como estados mixtos, ya que contienen elementos que pertenecen a ambas tonalidades afectivas. Así observaremos: 1) Melancolía agitada: En la que, al cuadro de la melancolía simple, se agrega la ansiedad. En estos estados, junto a la tristeza de fondo se destaca una excitación psíquica y motriz, con la aparición de movimientos descontrolados y sin objetivo aparente que descargan la gran tensión afectiva desplacentera. 2) Melancolía con fuga de ideas: En la que junto a la tristeza y a la depresión motriz, existe taquipsiquia que llega hasta la fuga de ideas. 3) Furor maníaco: con gran excitación psicomotriz y un humor francamente displacentero dado el predominio de la emoción de cólera. 4) Beatitud: constituye también un estado mixto. Es una intensa manifestación placentera, con sensación íntima de gozo, satisfacción e intensa felicidad; pero, en lugar de acompañarse de excitación motriz hay suspensión de toda la actividad física. La beatitud es un estado afectivo que se puede encontrar en condiciones normales y en circunstancias patológicas tales como la parálisis general progresiva, la esquizofrenia, la epilepsia y la histeria. 5) Éxtasis: estado afectivo mixto caracterizado por una exaltación placentera de mayor intensidad que la beatitud. Parece ser la consecuencia de ciertos estados pasionales por los cuales, dado el enfoque único que condiciona la conducta del individuo, éste penetra y se sume fácilmente en la órbita de sus inclinaciones afectivas. Es tal la carga afectiva movilizada al servicio de esas inclinaciones naturales, en estos casos, que el sujeto se aleja cada vez más del resto de los problemas que ocupan normalmente la conciencia de las personas en el transcurso de la vida diaria. El éxtasis, conduce a un verdadero estrechamiento de la conciencia, como ocurre en los estados crepusculares en que se pierde contacto con el mundo real; en estas condiciones el individuo actúa de una manera semiconsciente, pareciendo pertenecer a un mundo metafísico. Esto se observa en los místicos y en algunos artistas y filósofos. HIPOTIMIA: La hipotimia es un estado caracterizado por el descenso del potencial o tono afectivo. Son muy escasas y de muy poca intensidad las reacciones afectivas; los estímulos no hallan repercusión o ésta es poco intensa. Por estas razones los enfermos afectados de hipotimia no dan respuestas adecuadas a la magnitud del estímulo; se dice entonces que hay indiferencia afectiva. Hallamos hipotimia en la esquizofrenia, en la demencia y en la oligofrenia. ATIMIA: Bajo esta denominación se entiende la falta absoluta de afectividad. Es una alteración cuantitativa sólo compatible con los estados oligofrénicos profundos y demencias muy avanzadas. Alteraciones cualitativas de la afectividad Las alteraciones cualitativas de la afectividad reciben la denominación general de paratimias. A continuación consideraremos las más importantes. 1º) Tenacidad afectiva: Debe entenderse por tenacidad afectiva la persistencia y fijación patológica de determinados estados afectivos, en forma más o menos prolongada o permanente. No tenemos duda de que esta particularidad afectiva se presenta en determinadas personalidades y estados temperamentales. Sabemos que existen personas que, en condiciones normales, son fácil presa del odio y del rencor ante los choques y adversas situaciones ambientales. Con carácter patológico hallamos muy frecuentemente la tenacidad afectiva en los epilépticos (odio, venganza). 2º) Labilidad afectiva: La labilidad afectiva consiste en bruscos y repentinos cambios en el tono afectivo sin que exista un motivo aparente que los justifique. Estos cambios se caracterizan por su gran intensidad y su escasa duración. Es de frecuente observación cuando median las siguientes causas: a) Insuficiente madurez psíquica, como ocurre normalmente en el niño y, en condiciones patológicas, en los oligofrénicos. b) Por debilitación psíquica, como sucede con los dementes, c) Por la existencia de determinados estados constitucionales propios de ciertas personalidades inestables: histéricos y distímicos. d) Por alteraciones graves en la estructuración de la personalidad y en la unidad de la psique como acontece con los esquizofrénicos y con los confusos mentales. 3º) Incontinencia afectiva: La incontinencia afectiva es consecuencia de la falta de freno inhibitorio cortical, por insuficiencia o debilitación. Consiste, por consiguiente, en una manifiesta incapacidad para contener los estados emocionales desencadenados por cualquier estímulo, aun los de pequeña magnitud. La inhibición cortical libera y reaviva la vida instintiva, determinando reacciones emocionales intensas e irrefrenables. Se observa en los insuficientes mentales y en los dementes. 4º) Ambivalencia afectiva: La ambivalencia constituye un estado afectivo especial, por el cual el enfermo experimenta, en un mismo instante, sentimientos opuestos o, para expresarlo con mayor claridad sentimientos de carga contraria como son el amor y el odio, el amor y el rencor, dispensados simultáneamente a la misma persona. La afectividad del enfermo se encuentra en una actitud de franca indecisión entre los sentimientos placenteros y displacenteros, sin que lleguen a prevalecer unos u otros pue~ hay incapacidad para adoptar una posición definitiva. La ambivalencia de-, termina una inestabilidad constante de la afectividad que oscila entre ambos polos, con una evidente repercusión sobre la conducta del sujeto que es impulsado en sus actos en uno y otro sentido, porque al mismo tiempo desea y rechaza o desea y teme su ejecución. En casos extremos puede llegar a cometer actos punibles contra personas queridas y a continuación llorar y desesperarse con sincero arrepentimiento. 5º) Perplejidad: La perplejidad es un estado afectivo muy particular que se puede observar en diversos estados patológicos. Está presente en ia confusión mental, cuando la obnubilación de la conciencia no permite al enfermo percatarse de su situación y de cuanto acontece a su alrededor. Asimismo se observa en los esquizofrénicos, en los melancólicos y en todos aquellos casos que dan lugar al síndrome de despersonalización. En todos ellos surge la perplejidad como un sentimiento complejo para cuya integración concurren varios estados afectivos como el sentimiento de extrañeza, de desconcierto, de asombro, de duda y de desconfianza, que revelan que el enfermo no sabe o no acierta a comprender cuál es su situación. 6º) Neotimias: Recibe la denominación de neotimia una alteración de la afectividad caracterizada por la creación de sentimientos nuevos. Cuando decimos sentimientos nuevos no queremos referirnos a cambios recientes en el campo afectivo de una persona, debidos a la aparición de sentimientos no habidos en ella hasta ese momento pero comunes en los demás individuos. Nos referimos a sentimientos realmente nuevos por su significación extraña, fuera de lo común, nunca observados en el enfermo ni el resto de las personas con afectividad normal. La génesis de los mismos debe buscarse en perturbaciones aún no bien conocidas de la cenestesia general. Como consecuencia, el enfermo experimenta una sensación de cambio o de transformación en lo más íntimo de su ser; se siente totalmente extraño a su ser anterior, como si una profunda modificación se hubiera operado en su personalidad (sentimiento de cambio y de transformación). En la misma forma se producen los sentimientos de muerte y- de resurrección y de transformación del mundo circundante. Las neotimias constituyen sentimientos totalmente extraños, que escapan a la órbita de la afectividad normal y señalan graves alteraciones en la estructuración íntima de la personalidad. CATATIMIA: Se llama catatimia a un estado de intenso colorido afectivo que, en determinados momentos, impregna a la personalidad y embarga la psique con marcado predominio sobre el campo de la esfera intelectual. La corriente afectiva interfiere las elaboraciones intelectuales, a la que comunica un matiz particular de acuerdo con las vivencias del momento. Debido a dicha interferencia afectiva el individuo efectúa una apreciación subjetiva deformada de la realidad objetiva, que la percepción aporta a la conciencia, así como de todas las elaboraciones mentales. Esto se debe a que la afectividad falsea los juicios que participan de todas las elaboraciones psíquicas; la catatimia provoca una verdadera desviación del juicio a favor de esa corriente afectiva, que lo inhibe para una correcta comparación y ponderación de las cosas. Luego, toda determinación surgida de un juicio catatímico adolece de falta de solidez y veracidad, conduciendo a graves errores. Por la interferencia catatímica las madres ven a sus niños corno los mejores entre otros muchos; en este caso el amor maternal provoca una franca obtusión del juicio. Estado de la afectividad en los diferentes síndromes 1º) Síndrome de excitación psicomotriz: En el síndrome de excitación psicomotriz existe, desde el punto de vista cuantitativo, una marcada hipertimia, llamando especialmente la atención una gran labilidad afectiva que hace oscilar el humor desde el estado placentero con alegría y euforia hasta un estado displacentero con cólera y furor. Generalmente estos enfermos son optimistas, emprendedores, eufóricos; pero dada la gran inestabilidad del humor la euforia, al influjo de causas a menudo insignificantes, es fácilmente sustituida por el enojo y la cólera. La gran exaltación afectiva provoca una ligera inhibición cortical, que determina la liberación de la vida" afectiva primaria próxima al plano instintivo de donde surge en forma predominante la emoción sexual. Por esta razón vemos a estos enfermos actuar, gesticular y hablar de manera vehemente, aludiendo en una u otra forma al sexo opuesto. También es frecuente observar en los excitados, en un terreno displacentero la ironía, la burla y el desprecio que subiendo de tono pueden culminar en la agresividad. 2º) Síndrome de depresión psicomotriz: El enfermo deprimido está sumido en un humor triste; una inmensa tristeza, que a menudo no sabe a qué atribuir, embarga su ser. Este estado de ánimo es inconmovible, ni aun los estímulos y las situaciones que antes constituían un motivo de alegría "pueden modificarlo. Como consecuencia aparece toda la gama de pensamientos de tonalidad triste y desplacen-tera: sentimientos de impotencia, de cambio y de transformación de la personalidad (neotimias), de angustia y de ansiedad. 3º) Síndrome delirante: En el síndrome delirante existe notoria hipertimia provocada por los acontecimientos que, en una u otra forma, tienen relación con el tema de la concepción delirante, que siempre es defendido con gran vigor. En el caso de los delirios paranoicos predominan los sentimientos de orgullo y de sobrevaloración, que son inherentes a la personalidad; también es notorio el sentimiento de desconfianza desde que estos enfermos siempre se creen perjudicados y perseguidos; asimismo revelan una gran susceptibilidad en todas aquellas circunstancias en que se suponen aludidos o creen percibir referencias a sus personas. La exaltación afectiva de los delirantes se exagera en forma extraordinaria cada vez que se contradicen sus ideas y aseveraciones pudiendo, en los paroxismos, llegar hasta la agresión. 4º) Síndrome esquizofrénico: Es frecuente oír decir que la esquizofrenia se caracteriza por la hipoafectividad. Esto es evidente y constituye una de las manifestaciones que contribuyen a dar formas nítidas y definitivas a este cuadro; sin embargo es necesario efectuar algunas consideraciones al respecto. Dicha hipoafectividad es real para todo cuanto se relacione con el mundo exterior y con el ambiente social, pero no lo es en lo que se refiere a las alternativas- de la vida interior del esquizofrénico. En efecto, las vivencias afectivas desplacenteras son intensas y numerosas, especialmente aquellas que se originan en las graves perturbaciones de la cenestesia o en los trastornos del pensamiento, de donde surgen los sentimientos de cambio de la personalidad (despersonalización), los sentimientos de la pérdida del autodominio, de la individualidad y de la independencia, con la impresión de ser dirigidos en sus pensamientos y en sus actos (neotimias), y los sentimientos de extrañeza y de perplejidad consiguientes, que convierten a estos enfermos en asociales y antisociales, hoscos, retraídos, irritables, desconfiados, desconectados y aislados del medio en que viven. 5º) Síndrome confusional: En los estados de confusión mental existe un grado más o menos pronunciado de actividad psíquica de donde, en ocasiones, resulta difícil la investigación de la afectividad. La hipotimia es muy marcada en el estado confusional estuporoso. Cuando la confusión mental es leve el enfermo, desorientado, experimenta sentimientos de extrañeza, perplejidad y asombro, que se reflejan en la expresión del rostro. La inhibición cortical, que produce la enfermedad, determina la liberación de la vida instintivaafectiva y la reactivación de la fuente emocional primaria. Esto se pone en evidencia en los casos de confusión mental onírica, en la que el estado alucinatorio despierta el miedo y la agresividad del enfermo, que trata de huir y defenderse de las alucinaciones desagradables que lo mortifican y atemorizan. 6º) Síndrome demencial: En las demencias se observa hipotimia como resultado de la debilitación global de la psique. La disminución de las inhibiciones produce en estos enfermos, una reactivación general de la vida instintiva-afectiva, determinando la reaparición de reacciones emocionales primarias y pérdida de los sentimientos elevados y altruistas, que son reemplazados por un pronunciado egoísmo, descenso del sentido moral y alteraciones de la conducta. Debido a la debilitación psíquica, se observa una gran inestabilidad del humor, gran labilidad e incontinencia afectivas, con fácil irritabilidad. En demencias muy avanzadas la hipotima se intensifica hasta la pérdida completa de todo interés; el individuo vive una vida puramente vegetativa en la que las manifestaciones psíquicas quedan reducidas a una mínima expresión. 7º) Síndrome aligo frénico: La oligofrenia presenta una hipotimia variable según los diferentes grados de insuficiencia mental. En los "idiotas profundos" casi no se observan reacciones afectivas; sólo es posible percibir en ellos las tendencias instintivas básicas, incompletamente diferenciadas ya que el mismo instinto de conservación es defectuoso y en ocasiones ni se insinúa, al extremo que es necesario llevarles el alimento a la boca para que puedan subsistir. En los idiotas de menor grado, en cambio, se diferencian netamente las tendencias instintivas básicas; toda su vida psicológica gira en torno a las mismas. Son susceptibles de experimentar alegría o tristeza, manifestaciones que están sujetas a una gran inestabilidad e incontinencia afectiva, por lo que caen fácilmente en estados de violencia y gran irascibilidad. En los imbéciles la afectividad se insinúa de una manera mucho más firme, aunque siempre girando en torno a lo instintivo. Son más sociables y expresan algún cariño por los familiares, especialmente por las personas que los cuidan. En los débiles mentales, la afectividad es tanto más manifiesta cuanto menor es el grado de la insuficiencia y la capacidad intelectual se aproxime más al límite subnormal. Es frecuente observar en ellos fuertes reacciones emocionales, así como labilidad e incontinencia afectivas. Exploración de la afectividad Cuando se desea explorar la afectividad no es posible ajustarse a ningún método o regla determinada y preestablecida. La atención del médico debe permanecer alerta en el transcurso del interrogatorio, que permitirá descubrir y entresacar los signos que informan sobre el estado de la afectividad del enfermo, con lo que se formará un juicio respecto a su valor cuantitativo y a las perturbaciones cualitativas que pueda presentar. Conviene tener en cuenta, en primer término, las características individuales de la personalidad en estudio, lo que facilitará la apreciación del humor habitual del sujeto: humor triste o alegre, afecto a la sociabilidad o, por el contrario, si es asocial o antisocial, inclinado a las diversiones y amistades o si prefiere la soledad y el aislamiento. El médico deberá conducir hábilmente el interrogatorio a fin de investigar qué reacciones emocionales predominan en la personalidad enferma; sus inclinaciones y sus tendencias, sus afectos, sus sentimientos y sus pasiones. Finalmente deberá investigar sobre sus dotes morales, sus sentimientos religiosos o artísticos. De esta manera se consigue tener una visión panorámica de toda la vida afectiva de la personalidad en estudio; se apreciará, además, los cambios que la misma haya podido experimentar a lo largo de su existencia, así como- las alteraciones patológicas del estado actual. RESUMEN AFECTIVIDAD Generalidades La afectividad es el engranaje que impulsa toda la vida psicológica. Los estados afectivos son agradables o desagradables; oscilan entre dos extremos: el placer y el desplacer. La afectividad, tiene un origen común con el instinto (núcleo instintivo-afectivo). Impregna toda la vida de la personalidad pues participa de todas sus elaboraciones intelectuales y de la actividad general. Condiciona, la conducta. Constituido por las emociones, los afectos, los sentimientos y las pasiones. "La emoción es un cambio brusco y más o menos súbito del humor o estado de ánimo". Se clasifican en: "emociones primarias o simples" y "emociones secundarias o complejas". Contenido de los estados afectivos Emociones Emociones primarias o simples Tienen gran repercusión somática y psíquica; responden al imperativo del instinto. Son tres: miedo, cólera y amor. Miedo: Sensación subjetiva de achicamiento o reducción del ámbito personal, que puede llegar a la anulación completa y pérdida del conocimiento (reacción catastrófica). Actitud correspondiente: la huida. Emociones Contenido de los estados afectivos Afectos Cólera: Sensación subjetiva de aumento del ámbito personal. Actitud correspondiente: ataque y destrucción. Emociones Amor: También llamada emoción sexual. Sensación Primarias o subjetiva de expansión y proyección hacia el exterior. simples Reacciones somáticas más atenuadas que en los casos anteriores. Actitud correspondiente: acercamiento al objetivo desencadenante de la emoción. Angustia y Ansiedad: Emociones complejas desplacenteras. La angustia tiene un contenido somático originado en los temores con respecto a la salud física. La ansiedad se origina en temores de orden psíquico: preocupaciones morales, económicas, familiares, etc. Ambas presentan un cuadro semiológico: objetivo y subjetivo. Subjetivamente: constricción de garganta y torácica, especialmente preEmociones cordial. Objetivamente: la angustia culmina secundarias generalmente con el llanto y la ansiedad con una deso complejas carga motora. Pena: Emoción compleja desplacentera; congoja, aflicción, tristeza. Disgusto: Pena o aflicción con el agregado de algo de enojo, inquietud o fastidio. Otras emociones complejas desplacenteras: susto, horror, vergüenza, repugnancia. Emociones complejas placenteras: alegría, felicidad, optimismo, satisfacción. El afecto es la inclinación natural que mediante el aporte emocional primario conduce el humor hacia el polo placentero o displacentero. a) En el desplacer priman las emociones primarias de miedo y cólera. En un plano más elevado: pena, angustia, ansiedad, pesimismo, todo relacionado con los intereses del individuo, sujeto al instinto de conservación. Estas manifestaciones intelectualizadas dan lugar a las inclinaciones egoístas. b) En el placer domina la emoción primaria de amor; en un plano más elevado, alegría, satisfacción, optimismo. Al intelectualizarse dan lugar a las inclinaciones altruistas. Sentimientos El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia mediante el aporte del juicio y del razonamiento, que le confieren los caracteres de estabilidad, subjetividad y especificidad individual, y cuyo grado de pureza depende de la capacidad comprensiva de cada intelecto y la tonalidad depende de las inclinaciones naturales de la personalidad. Hay sentimientos: egoístas, altruistas e impersonales. Pasiones La pasiones un estado afectivo intelectualizado, dé gran persistencia, que en ocasiones puede hacerse permanente. Tiene gran impregnación sentimental, condicionando la vida y en parte la conducta del individuo. Hay pasiones: egoístas, altruistas e impersonales. Contenido de los estados afectivos Psicopatología de la afectividad La afectividad puede presentar alteraciones patológicas de orden cuantitativo y de orden cualitativo. Son: hipertimia, hipotimia y atimia. HIPERTIMIA: Exaltación de la afectividad: placentera o desplacentera. Hipertimia placentera: Euforia simple; moría; hipomanía; manía. Alteraciones Hipertimia desplacentera: Depresión simple. cuantitativas Hipertimia mixta: Melancolía agitada, melancolía con fuga de ideas; furor maníaco; beatitud; éxtasis. HIPOTIMIA: Disminución del potencial afectivo. Hay escasas y poco marcadas reacciones afectivas. ATIMIA: Falta absoluta de reacción afectiva. TENACIDAD: .Persistencia y fijación patológica de determinados estados afectivos (epilépticos). LABILIDAD: Cambios bruscos y repentinos en el bu-' mor sin causa justificable. Se observa en los niños, en oligofrénicos, dementes, en histéricos y distímicos. INCONTINENCIA: Incapacidad de contener las reacciones emocionales, aun las desencadenadas por estímulos pequeños (oligofrénicos y dementes). Alteraciones AMBIVALENCIA: Sentimientos opuestos dispensados cualitativas simultáneamente a la misma persona (esquizofrénicos ). PERPLEJIDAD: Sentimiento complejo en el que intervienen: la extrañeza, el desconcierto, el asombro y la desconfianza (confusos, esquizofrénicos, melancólicos). NEOTIMIAS: Sentimientos nuevos, extraños y fuera de lo común (cambio y transformación de la personalidad), (esquizofrénicos, melancólicos). CATATIMIA: Estado de intenso colorido afectivo que embarga la psique provocando la interferencia de los juicios. Psicopatologia de la afectividad SÍNDROME DE EXCITACIÓN PSICOMOTRIZ: Gran hjpertimia, con labilidad afectiva oscilando desde la alegría y la euforia hasta la cólera y el furor. Optimistas, emprendedores, eufóricos. Liberación de la vida instintivo-afectiva. SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSICOMOTRIZ: Humor triste con franca hipotimia. Sentimientos de impotencia, de ruina, de cambios y transformación de la personalidad (neotimias), angustia y ansiedad. SÍNDROME DELIRANTE: Hipertimia en relación con las concepciones delirantes. En las paranoias: sentimientos de orgullo, sobrevaloración, desconfianza y susceptibilidad. SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO: Hipoafectividad en relación con el mundo exterior. Vivencias afectivas intensas referidas a la vida interior; desplacenteras (despersonalización, pérdida del autodominio, neotimias). SÍNDROME CONFUSIONAL: .Confusión mental leve: sentimientos de extrañeza y perplejidad. Estado confusional estuporoso: hipotimia. Confusión mental onírica: miedo y agresividad. SÍNDROME DEMENCIAL: Hipotimia; reactivación de la vida instintivo-afectiva; pérdida de sentimientos elevados; inestabilidad del humor. Estados avanzados: mínima expresión de vida psíquica. SÍNDROME OLIGOFRÉNICO: Idiotas profundos: casi no se observan reacciones afectivas. Idiotas de menor grado: experimentan alegría o tristeza; inestabilidad e incontinencia afectivas. Imbéciles: la afectividad se insinúa con más firmeza. Débiles mentales: reacciones emocionales; labilidad e incontinencia afectiva. EXPLORACION DE LA AFECTIVIDAD: Impotencia y habilidad del interrogatorio CAPÍTULO XI ACTIVIDAD PSICOPATOLOG1A DE LA ACTIVIDAD ACTIVIDAD El estudio de la esfera activa abarca el de todas las manifestaciones de la actividad psíquica que es capaz de desarrollar la personalidad humana. Comprende, por consiguiente, el estudio de los actos del individuo, de su lenguaje, de la escritura, de todas las manifestaciones de la voluntad, a través del cual llegaremos a obtener una noción general sobre su conducta. Todas estas manifestaciones de la actividad son posibles merced al pensamiento, que constituye una forma de energía psíquica capaz de engendrar la acción cuyas expresiones motoras parecen ser dirigidas por aquél. Antes de continuar conviene aclarar debidamente algunos puntos: 1º) No todo pensamiento conduce siempre a la producción de un movimiento o se manifiesta en un acto. En efecto, existe una forma de pensamiento que no se concreta en nada aparente, permanece invisible mientras no se lo exteriorice por medio de la palabra o de la escritura. Sin embargo nadie puede negar que constituye también, sin exteriorización, una forma de actividad psíquica en la que intervienen todos los mecanismos de su elaboración. Es el acto de pensar, que pertenece a la vida interior de los seres y que no es visible porque no se transforma en acción. 2º) No todos los movimientos del individuo tienen origen en una actividad de naturaleza psíquica. Tales son los movimientos reflejos que responden a los más variados estímulos y en cuya producción no participa la psique, pues escapan a la supervisión de la conciencia que sólo es informada después que se han realizado. ACTOS SUPEDITADOS A LA ACTIVIDAD PSÍQUICA: Tres tipos de actos surgen de la actividad psíquica del hombre, los que se objetivan mediante la ejecución de variados movimientos: el acto instintivo, el acto habitual y el acto voluntario. 1º) Acto instintivo: El acto instintivo se caracteriza por la perfección de su ejecución sin necesidad de aprendizaje previo; es el resultado de una disposición hereditaria perteneciente a la filogenia, por consiguiente es específico, común a todos los individuos. Este acto es invariable, se repite siempre igual en todos los seres; se desencadena en forma automática pero, aun así, no escapa nunca al control de la conciencia que lo registra y lo valora. Prueba de ello es el hecho de que a medida que el individuo evoluciona y acrecienta su dominio sobre la corteza cerebral es más fácil lograr la inhibición del^seto instintivo, por medio de los mecanismos voluntarios capaces de reprimirlo. En eso estriba la diferencia con el acto reflejo que nunca puede ser inhibido. 2º) Acto habitual: El acto habitual es el resultado de un largo aprendizaje a través de la repetición de los mismos movimientos, lo que permite alcanzar gradualmente un alto grado de perfeccionamiento. El hábito no pertenece al dominio de la filogenia, sino que pertenece al individuo que lo ha adquirido en el transcurso de la existencia. El acto habitual puede ser activo o pasivo. El hábito activo es resultado del aprendizaje, que lleva a la ejecución cada vez más fácil y perfecta de un acto que en su comienzo fue difícil de realizar. El hábito pasivo consiste en una adaptación del organismo, que se acostumbra a soportar siempre las mismas circunstancias o las mismas influencias, es decir que se trata de un acostumbramiento o adaptación. Desde nuestro punto de vista interesa el hábito activo cuya característica fundamental es que, poco a poco, a medida que se adquiere perfección disminuye la concentración de la conciencia que tan atenta estaba al comienzo, llegando en algunos momentos a ejecutarse el acto casi en forma inconsciente. Como consecuencia el hábito activo lleva, con el tiempo, al automatismo; por esta razón, cuando se hace el primer movimiento correspondiente a un acto entra en juego el mecanismo completo ya fijado por el individuo, y aquél se ejecuta en su totalidad casi sin intervención de la conciencia. 3º) Acto voluntario: El acto voluntario es condicionado y dirigido por la voluntad y se halla bajo la estricta vigilancia de la conciencia. Su ejecución requiere la participación activa de la inteligencia que elige convenientemente los movimientos necesarios para realizarlo. Para este fin el hombre dispone de múltiples reacciones y movimientos ya ejecutados que están a su servicio pues sus mecanismos le son ya conocidos, por lo tanto pueden pertenecer al grupo de los habituales; o puede verse obligado a crear y componer nuevas formas de movimientos para concretar un acto recién creado. El acto voluntario es el de mayor jerarquía; para su ejecución la voluntad se halla al servicio de la inteligencia que la dirige, ya sea para repetir o renovar movimientos o para crear nuevos combinando los ya conocidos lo que permite en definitiva ¡a ejecución voluntaria de un acto conocido o de uno recién creado. En un intento por definir la voluntad diremos: "es la energía psíquica con modalidad estática o energía potencial psíquica que, en determinado momento y a requerimiento de las necesidades imperantes se transforma en múltiples formas de energía cinética". La voluntad, que sólo se hace perceptible a la conciencia cuando pasa de su forma estática a la cinética, impregna toda la psique sin una localización determinada. Efectivamente, se halla implícita en todos los estados psicológicos ya que éstos constituyen una fuerza en potencia que en cualquier momento puede manifestarse en una acción o en un movimiento. Esto es lo que se conoce bajo la denominación de acción ideomotriz. Luego, la voluntad se halla al servicio de los estados psicológicos intelectuales y afectivos; considerada la psique como una unidad funcional, se comprueba que al mismo tiempo que se generan las emociones y sentimientos o se elabora el pensamiento, se movilizan los resortes que canalizan la voluntad y engendran la acción. Toda manifestación afectiva tiene su respuesta voluntaria: a) las tendencias e inclinaciones naturales que determinan la acción y la conducta de la persona; b) las emociones primarias que determinan las distintas reacciones somáticas y actitudes que adopta el individuo en forma casi automática (huida, agresión, etc.); c) los estados emocionales complejos, con los sentimientos y las pasiones, que condicionan reflexivamente la voluntad y la conducta a través de una elaboración pensante. Por otra parte, todo pensamiento requiere para su elaboración la participación de la voluntad, que aplica la concentración atentiva necesaria sin la cual no puede cumplir su finalidad. Luego, es obvia la participación indispensable de la voluntad en todas las manifestaciones psíquicas del hombre, pero debe insistirse en que ella no es el punto de partida de esas manifestaciones sino la energía que necesitan y que disponen para entrar en acción cuando pasa del estado potencial al cinético. Estas consideraciones no equivalen a sentar preeminencias en las manifestaciones psíquicas, todas son igualmente importantes, ninguna está pospuesta, todas surgen en forma simultánea como exponentes del-funcionalismo psíquico. El proceso que lleva a la ejecución de una acto voluntario se origina siempre en un deseo o en una tendencia surgidos de las vivencias que el individuo experimenta; cuando ese deseo o intención no es detenido por ninguna inhibición procedente de la corteza cerebral es sometido al proceso de elaboración de la conciencia, donde se jerarquiza y determina la participación voluntaria que decide y lleva a la ejecución del acto propuesto, con participación de las vías motoras que son solicitadas mediante las fibras de asociación. El acto voluntario en su complejidad comprende entonces dos partes fundamentales: a) La primera es el período de elaboración consciente del acto, desde la iniciación del deseo hasta la decisión voluntaria. Se llama también: acción implícita o conocían, b) La segunda corresponde a la ejecución del acto o acción explícita. PSICOPATOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD Alteraciones de la actividad voluntaria Teniendo en cuenta las dos fases del proceso del acto voluntario el estudio de sus alteraciones comprenderá a aquellas que puedan recaer sobre cada una de esas dos partes respectivamente. 1º) Cuando las alteraciones recaen sobre la conación o período de elaboración se perturban los deseos y las decisiones. 2º) Cuando los factores patológicos obran sobre la acción explrcita o período de ejecución se perturban los mecanismos de ejecución. 1°) ALTERACIONES DEL PRIMER PERÍODO DEL ACTO VOLUNTARIO: (deseos y decisiones. Conación) Pueden ser de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas. A) Alteraciones cuantitativas: 1) Abulia: Consiste en la falta absoluta de voluntad; en la carencia de deseos y de decisiones; la afectividad deja de ser fuente de deseos, el pensamiento se apaga y la voluntad se inhibe. La psicopatología estudia diversos tipos de abulia, en todos los cuales se manifiesta un trastorno global y marcado de la psique. Al margen de esta abulia patológica debe considerarse la que se llamó: abulia constitucional, propia de personas que llegan al mundo insuficientemente dotadas de deseos y reacciones volitivas. Entre las abulias patológicas más frecuentes figuran: La abulia neurasténica, que no se origina en la falta de deseos sino en la imposibilidad de llegar a las decisiones. Tras una serie de titubeos y dudas, la decisión no se concreta porque una resistencia invencible que angustia al enfermo impide la ejecución del acto. La abulia de los esquizofrénicos: la gran indiferencia afectiva en que se encuentran sumidos estos enfermos produce carencia de deseos e intenciones. En las ocasiones en que el deseo surge y tiene suficiente intensidad la acción llega a realizarse, por cuanto no existe ningún impedimento a nivel de los mecanismos motores ejecutivos. La abulia de los melancólicos presenta una característica muy peculiar. Estos enfermos, cuya exaltación afectiva desplacentera es muy grande, sienten los deseos y las tendencias que impulsan a la ejecución de determinados actos. A veces, los estímulos suelen ser numerosos y a menudo requeridos por necesidades indispensables para la vida y el mantenimiento de la estabilidad del individuo y del hogar; sin embargo, ese impulso muere a poco de nacer porque se le opone un intenso sentimiento de impotencia e incapacidad que impide llegar a la decisión y a la ejecución La abulia de los catátanicos: En estos enfermos los mecanismos motores se hallan requeridos por tendencias opuestas que se neutralizan, como ocurre en los casos de negativismo. Toda tentativa de acción, tanto espontánea como sugerida, engendra automáticamente la tendencia al acto contrario; vale decir que la abulia catatónica implica una manifestación de ambivalencia (quiero y no quiero). 2) Hipobulia: Consiste en una disminución de la actividad voluntaria; en realidad es un grado menor que la abulia, por lo que corrientemente se la incluye en esta última. Se manifiesta en los mismos enfermos que hemos considerado en la abulia. 3) Hiperbulia: Es el aumento de la actividad voluntaria y su consecuencia es una mayor eficacia y rendimiento en las acciones. Así considerada, la hiperbulia es perfectamente normal y de ella resultan individuos emprendedores, luchadores, capaces de lograr más fácilmente que otros los objetivos que se proponen; se dice que son de voluntad inquebrantable, decididos, o de carácter fuerte. La hiperbulia sólo se adentra en el terreno de lo patológico cuando engendra actos que son inadecuados a las normas de la convivencia social Se observa corrientemente en la excitación maníaca y en todas las formas de excitación psicomotriz, en las que se manifiesta sin dirección por falta de atención voluntaria. La hallamos en muchos delirantes, que acusados por sus ideas de justicia y de reivindicaciones llegan a la ejecución de actos antisociales y a veces francamente delictuosos. B) Alteraciones cualitativas: "Alteraciones de la primera etapa: de Elaboración". 1) Impulsos: Ya hemos dicho que en el núcleo instintivo-afectivo es donde se originan los deseos, tendencias y emociones que constituyen los elementos básicos que generan los actos voluntarios. En condiciones normales y en personas bien evolucionadas todos estos elementos primarios que concurren a integrar, un acto son sometidos a una serie de elaboraciones por parte de la inteligencia, cuyas inhibiciones suavizan las primitivas reacciones y conduce a una decisión la cual permite la ejecución del acto voluntario y perfectamente controlado. Pero fuera de este mecanismo normal, respondiendo a diversas circunstancias de orden patológico, se produce una intensa reactivación de las fuerzas instintivas que llevan a la ejecución irrefrenable de algunos actos en forma violenta y que escapan a todo control cortical. Estos actos descontrolados son los que se conocen bajo la denominación de impulsos. En consecuencia el impulso es la manera de responder del instinto, obedeciendo a los deseos y tendencias que en él tienen origen. El impulso anula la posibilidad de llegar a una decisión por cuanto la inteligencia no participa para determinarla; todo queda reducido a la primera parte del acto voluntario pues se produce una respuesta súbita y descontrolada del deseo instintivo. Es por esto que el impulso se ha comparado a un acto en cortocircuito, porque se efectúa sin participación de la fase consciente y voluntaria. Los actos impulsivos están al servicio de los resortes instintivos para asegurar la conservación del individuo y de la especie; estos impulsos que responden al instinto son perfectamente normales. Independientemente de los impulsos normales deben considerarse los impulsos patológicos, cuyas respuestas llevan el sello que señala el carácter mórbido y desviado de la normalidad, desde el momento que no condicen con las apetencias naturales y con las tendencias con que normalmente el instinto satisface sus objetivos. Esas desviaciones o impulsos mórbidos se observan en todas y cada una de las formas de manifestación del instinto: a) en el instinto de nutrición: la pica, la coprofagia, etc.; b) en el instinto sexual: el masoquismo, la homosexualidad, el fetichismo, etc.; c) en el instinto gregario: el homicidio, la cleptomanía, la piromanía, etc. 2) Compulsiones: La compulsión es un estado patológico que resulta de la oposición de dos fuerzas contrarias. Por un lado el deseo o tendencia que origina un impulso morboso que pugna por desencadenarse; por otro lado, el control que el individuo ejerce sobre el acto, oponiéndose y resistiéndose tenazmente a su ejecución mediante enérgicas inhibiciones. Esta lucha de fuerzas en pugna genera un estado de angustia intensa, tal como es dado observar en las neurosis obsesivas. Los actos obsesivos se desencadenan en forma automática, impulsiva, a pesar de la oposición enérgica del enfermo. Esta resistencia y la imposibilidad de inhibir el acto, por su imposición obsesiva a la conciencia, angustian al paciente temeroso de llegar a su ejecución. Para eludir esta posibilidad, descarga la tensión psíquica y aminora la angustia recurriendo a la ejecución de- actos distintos a los señalados por el imperativo de la obsesión. Estos actos de descarga han sido denominados "ceremoniales", (empleo de determinados signos y palabras; gestos cabalísticos y actos de superstición, tocar madera, etc.). Alteraciones de la segunda etapa: de ejecución 1) Apraxias: La apraxia consiste en la imposibilidad de ejecutar un acto que se ordena con perfecta adecuación a su objetivo, sin que exista parálisis, ni ataxia, ni agnosia. El enfermo realiza movimientos que son correctos, de perfecta coordinación motriz pero que, aunque forman parte del acto ordenado, no corresponden exactamente a sus distintas fases. Ante todo es necesario cerciorarse si no padece de "agnosia", es decir, falta de reconocimiento de los objetos que deben intervenir en el acto a realizar. Al dar la orden de encender un cigarrillo, por ejemplo, lo veremos llevarse el fósforo a la boca, o para encender el fósforo frotar la caja contra la pared. Dos son las formas de apraxia: A) Apraxia ideatoria de Pick: Es un trastorno de la esfera intelectual que se manifiesta por la incapacidad de emplear de una manera ordenada los movimientos que se adaptan a la ejecución de un acto. Falta en el momento necesario, la representación mental de ese acto en forma global y en sus etapas sucesivas. Como consecuencia se saltean etapas, se suprimen movimientos o sólo se ejecutan en forma fragmentaria, de lo que resultan actos absurdos. El trastorno es tanto más marcado cuanto más complejo es el acto que se debe ejecutar; los actos simples a menudo se realizan sin fallas. Prueba de que se trata de un trastorno intelectual ideatorio es que los actos reflejos se ejecutan normalmente sin denotar errores. La apraxia ideatoria se observa en los enfermos que sufren trastornos graves de la atención, como en los casos de debilitación psíquica con gran fatigabilidad (demencias). También se manifiesta en el surmenage de personas psíquicamente normales, lo mismo que en los momentos de distracciones muy grandes; en estos casos normales la apraxia no es persistente, tan sólo es transitoria. Las fallas mnemónicas no son ajenas al trastorno, pues impiden la evocación de determinadas representaciones ópticas o acústicas y dificultan la correcta asociación entre las mismas. B) Apraxia motriz de Liepmann: En este caso el enfermo posee una perfecta representación mental del acto a realizar, o sea que domina el mecanismo ideatorio, pero está dificultada la ejecución motriz pues tropieza con la imposibilidad de canalizar los impulsos, que nacen de ese mecanismo ideatorio, de una manera ordenada y correcta hacia los grupos musculares correspondientes. Esta dificultad genera movimientos equivocados, incondicionados, que no corresponden a ningún plan preconcebido y que conducen a la ejecución de actos distintos a los planeados o la descarga motora se efectúa sobre un grupo muscular que no corresponde. Este cuadro se observa en las demencias y es especialmente notable en las formas preseniles. 2) Ecopraxias: La ecopraxia consiste en la imitación de los actos realizados por otras personas, los que se ejecutan en una forma más o menos automática. La ecopraxia se suele manifestar en los oligofrénicos que no han superado la etapa imitativa de la evolución ontogenética del hombre, cuando éste aprende determinados actos por imitación de los que ejecutan las personas que lo rodean. La ecopraxia tiene, por lo tanto, una significación normal en los primeros estadios de la evolución del individuo. Esta afección se manifiesta también en los esquizofrénicos. Cuando aparece en períodos avanzados de la enfermedad debe considerarse como una manifestación imitativa automática, derivada de la supresión de las inhibiciones psicológicas superiores que libera los automatismos de las etapas evolutivas primarias. Cuando aparece en períodos de comienzo de la enfermedad, cuando se producen las extrañas vivencias de cambio y transformación de la personalidad, el enfermo recurre voluntaria y conscientemente a la ecopraxia para cerciorarse si puede accionar en la misma forma que los demás, de lo que duda debido a las oscuras y tumultuosas manifestaciones de su cenestesia que rompen el equilibrio entre los mundos externo e interno. 3) Amaneramiento: El amaneramiento, también llamado "manierismo", empleando un galicismo, es un trastorno por el cual los actos pierden su normal simplicidad y espontaneidad debido al agregado de movimientos innecesarios que complican su ejecución corriente. Ese agregado superfluo determina actos amanerados y un tanto ridículos que llaman la atención por apartarse de lo común. El amaneramiento es de observación frecuente en los esquizofrénicos; en menor proporción se da en los epilépticos y más raramente aún en algunas formas delirantes. 4) Extravagancias y estereotipias: Se conoce por extravagancia a la exageración del amaneramiento el cual culmina en gestos y actitudes forzadas, carentes totalmente de soltura y de naturalidad. Cuando estas extravagancias o amaneramientos exagerados se repiten constantemente reciben la denominación de estereotipias que se expresan por una sucesión innecesaria de movimientos y actitudes que no tienen ninguna significación, ni reportan ninguna utilidad. Entre ellas debemos distinguir: a) La estereotipia de actitud, característica de la forma catatónica de la esquizofrenia, que se manifiesta por una actitud determinada que adopta el enfermo y en la que persiste en forma prolongada y repetida, b) La estereotipia cinética o de movimiento, consistente en la repetición automática y casi impulsiva de algunos movimientos. 5) Interceptación cinética: La interpretación cinética consiste en la interrupción brusca de un acto o movimiento que se encuentra en plena ejecución. El enfermo queda momentáneamente en la actitud en que lo sorprende esa interceptación; en algunos casos la acción no se reanuda, otras veces, tras un breve lapso, el movimiento se reinicia en el mismo sentido o en otro diferente. Se observa en los esquizofrénicos, debiendo considerarse como una de las manifestaciones de la disgregación de la psique. 6) Negativismo: El negativismo es la resistencia opuesta por el enfermo a toda sugerencia en el sentido de que cambie de actitud o ejecute un acto o movimiento determinado. Es un trastorno en el que intervienen mecanismos psíquicos complejos, diversamente interpretados en su significación; actualmente prevalece la idea de considerarlo como una forma de exteriorización de la interceptación de la voluntad. El negativismo es una manifestación catatónica muy frecuente en la esquizofrenia. Toda insinuación o toda orden imperativa y aun toda sugerencia persuasiva y hasta suplicante determina en estos enfermos la aparición automática de una tendencia contraria, parece que se estimulara una enérgica resistencia y la ejecución de un acto opuesto al requerido. La resistencia del enfermo negativista es sistemática, se opone a todo, se resiste aún contra sus intereses personales. Fuera de la esquizofrenia el negativismo puede observarse en los siguientes casos: en la melancolía, en la que, debido al sentimiento de impotencia, el enfermo rechaza y se resiste a la ejecución de cualquier acto. En la histeria, en algunos imbéciles, en seniles que creen no ser suficientemente respetados; en niños caprichosos, en algunos perversos y personas malignas con espíritu de contradicción. En algunos casos graves de negativismo los músculos adquieren tal grado de contracción que es posible mover al enfermo como si se tratara de una tabla. Esto es lo que se conoce por estupor negativista. Se denomina negativismo pasivo a aquel por el cual el paciente manifiesta una oposición permanente a ejecutar cualquier acto o movimiento que se le ordene. Se dice que hay negativismo activo cuando el enfermo realiza un acto o un movimiento completamente opuesto a aquel que se le indica. 7) Obediencia automática: Se incluye entre los estados de aumento de sugestibilidad; es más bien una obediencia pasiva. El enfermo obedece y ejecuta pasivamente todos los actos y movimientos que se le sugieran, exactamente lo contrario de lo que ocurre en el negativismo por el que se resiste a su ejecución. La caída completa de la voluntad convierte al sujeto en un verdadero autómata librado a la voluntad de quien lo dirija. La obediencia automática difiere de la sugestión porque, en este último caso, la idea es aceptada a través de una crítica que si bien es insuficiente y superficial revela una participación intelectual, afectiva y volitiva, desde que el sujeto posee una predisposición constitucional a la sugestibilidad, en la que siempre existe el deseo y voluntad de cumplir. No ocurre lo mismo en el caso de la obediencia automática y pasiva. 8) Flexibilidad cérea: También llamada catalepsia, es de observación muy frecuente en la esquizofrenia. Consiste en un estado especial del aparato muscular caracterizado por una blandura particular que le da una amplia plasticidad, la cual hace posible una marcada exageración del tono postural. El paciente puede adoptar actitudes por demás exageradas de sus miembros y aun de todo su cuerpo, persistiendo en ellas durante un tiempo más o menos largo hasta que lo vence la fatiga muscular, o cuando deja de ser observado según opinión de Fierre Janet. 9) Cataplexia: Es un síntoma muy poco frecuente, posible de ser observado en algunos psicópatas. Consiste en la pérdida total y súbita del tino muscular normal. Es un episodio de corta duración durante el cual el sujeto aparece en una completa relajación muscular. LENGUAJE De un modo general debemos entender por lenguaje a la forma de actividad psíquica que se manifiesta por el conjunto- de sonidos articulados o inarticulados y de trazos y signos convencionales, por intermedio de los cuales se hace posible la vida de relación y el entendimiento entre los hombres, pues son el vehículo de expresión del pensamiento y de exteriorización de los deseos y afectos. Cuando el hombre, para manifestar lo que piensa o siente, se vale de un conjunto de sonidos glóticos articulados el vehículo de expresión es el lenguaje oral o hablado. Cuando representa sus ideas o sus sentimientos valiéndose de signos gráficos convencionales, el medio de expresión es el lenguaje escrito o escritura y cuando logra entenderse con sus semejantes exteriorizando sus intenciones y estados de ánimo mediante ademanes y gestos, emplea la mímica o lenguaje mímico. A éste último pertenece el lenguaje de los sordomudos, los- cuales, por otra parte, son capaces de llegar a emitir sonidos articulados imitando a las personas normales en los movimientos de los labios y de la lengua y en los movimientos respiratorios que se requieren para pronunciar las palabras. Este lenguaje hablado de los sordomudos carece de modulación pues están imposibilitados para oírse. En los diferentes cuadros de patología psíquica donde hallamos trastornos de la esfera activa, se observa la repercusión más o menos marcada de esas alteraciones en las tres formas del lenguaje humano: oral, escrito y mímico. Trastornos del lenguaje oral Las alteraciones que recaen sobre el lenguaje oral deben ser consideradas desde un doble punto de vista: 1º) Cuando se producen perturbaciones de origen orgánico que afectan a la elaboración y emisión de los sonidos de cuya articulación resulta la palabra hablada. 29) Cuando las alteraciones son condicionadas por trastornos puramente psicológicos sin ninguna alteración orgánica aparente. ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS ORGÁNICAS: 1º) Disartria: Es una perturbación de naturaleza orgánica de los centros nerviosos o de los nervios periféricos que se traduce por una alteración de la articulación de las palabras. El trastorno consiste esencialmente en una dificultad para la articulación silábica, en especial cuando se trata de la pronunciación de las consonantes linguales y labiales, que se hacen unas veces arrastrando las sílabas, y otras veces por enganche de las mismas, de acuerdo con las expresiones consagradas por el uso. La disartria es en ocasiones muy poco perceptible; para evidenciarla se obliga al enfermo a concentrar su atención en la lectura, a poco de leer algunos renglones la alteración se revela por efecto de la fatiga o se le hacen pronunciar algunas palabras en las que abundan las consonantes linguales y labiales: artillero de artillería, ministro plenipotenciario, anticonstitucionalmente, desjerarquización y otras semejantes. En períodos avanzados es en cambio bien notoria; el enfermo habla lentamente y con mucha dificultad, pronuncia palabras incompletas por omisión de sílabas, la- conversación se hace confusa y se convierte en un balbuceo incomprensible. La disartria se observa siguiendo el orden de importancia del trastorno, en las siguientes afecciones: parálisis general progresiva, parálisis pseudobulbar, oligofrenias, lesiones de algunos nervios craneales (trigémino, facial, glosofaríngeo, neumogástrico e hipogloso mayor); y en las intoxicaciones por el alcohol o por los barbitúricos. 2º) Dislalia: Trastorno de origen orgánico, provocado por malformaciones de la lengua, del velo del paladar o de otras partes del aparato fonador o bien por insuficiente inervación de esos órganos, que impide la perfecta pronunciación de las palabras. Los defectos de pronunciación más frecuentes son: el "rotacismo" o dificultad para pronunciar las erres; el labdacismo o incorrecta pronunciación de las eles y el sigmacismo de las eses. 3º) Afasia: El enfermo que padece de afasia se encuentra imposibilitado para comunicarse por el lenguaje hablado o escrito, a pesar de estar intactos los aparatos sensoriales y sin que existan impotencias musculares que impidan las formas de expresión oral o gráfica. Con respecto a este trastorno las opiniones son encontradas y de él se han descrito diversas formas. Nosotros nos limitamos a considerar las dos formas bien conocidas desde el punto de vista anátomo-clínico: la afasia de Wernicke y la afasia de Broca. A) Afasia de Wernicke: También se la llama afasia sensorial o afasia de comprensión. Se produce en el caso de lesiones de la zona cerebral que comprende la primera circunvolución temporal y parte de la segunda, el pliegue curvo y el girus supramarginalis y consiste en la pérdida de la comprensión del lenguaje hablado o escrito. El enfermo habla pero no coordina las palabras o los sonidos, oye pero no comprende las palabras que se le dirigen, ve las letras y signos escritos pero es incapaz de leer (alexia) e incapaz de escribir (agrafía). Las lesiones mencionadas producen pues la pérdida del lenguaje por incomprensión de las palabras habladas o escritas las cuales pierden su significación simbólica. El cuadro de la afasia de Wernicke está determinado por la concurrencia de tres tipos de trastornos: amnésicos, agnósicos y disfásicos. Los trastornos amnésicos son los que producen el olvido del vocabulario; el enfermo tiene dificultad y a veces imposibilidad de hallar los vocablos. Es frecuente el olvido del nombre común de las cosas (afasia nominal); al mostrarle un objeto lo reconoce y mediante signos y gesticulaciones o empleando perífrasis procura dar a entender que lo ha reconocido aunque no lo puede nombrar. En grados más avanzados de la afección hay amnesia de los verbos y preposiciones, lo que se reconoce por "agramatismo". Otro de los trastornos mnésicos de la afasia es lo que se conoce con el nombre de intoxicación por la palabra. En este caso el enfermo, olvidado del vocabulario, cuando encuentra el nombre correspondiente al objeto que se le muestra lo sigue repitiendo aunque se trate de otros diferentes. En presencia de un anillo, pongamos por caso, continuará diciendo: "anillo... anillo... anillo..." aunque sean otros objetos los que se le muestren. El trastorno agnósico se manifiesta a través de la sordera verbal, de la ceguera verbal y de la agrafía. La sordera verbal es la incomprensión de la palabra; el enfermo oye hablar pero no comprende lo que se le dice, tal como si se le hablase en un idioma desconocido. Cuando la sordera verbal es total es incapaz de comprender las" órdenes simples, que son com prendidas cuando la sordera es mediana. Cuando es leve sólo es incapaz de comprender órdenes muy complejas. La ceguera verbal o alexia es la incomprensión de la lectura. El enferme ve las palabras escritas pero no las comprende. Lo mismo que en el caso anterior puede ser: total, mediana o leve. La agrafía es la incapacidad para escribir aunque se conozcan los signos gráficos. También puede ser total, mediana o leve. Cuando la lesión causante de la afasia de Wernicke alcanza hasta la región del pliegue curvo se produce también la estereoagnosia, que consiste en una alteración del tacto por la que el sujeto está incapacitado para reconocer los objetos que toca con la mano derecha que es el único órgano afectado. En cuanto al trastorno disfásico, se manifiesta bajo dos aspectos: la parafasia y la jergafasia. La parafasia consiste en la deformación y defectuosa pronunciación de las palabras y en el empleo de unas en lugar de otras. Podrido por padre, por ejemplo. La jergafasia es una exageración del defecto anterior; la conversación del enfermo resulta completamente incomprensible; es la llamada afasia sintáctica de Head que no respeta ninguna regla ni sintaxis. El paciente es totalmente incapaz de corregir estos errores porque no reconoce las palabras que pronuncia y por lo tanto ignora que habla en forma incorrecta. B) Afasia de Broca: También llamada afasia motora o afasia de expresión, debida a lesiones que recaen sobre el pie de la tercera circunvolución frontal del lado izquierdo. Siguiendo a Fierre Marie, la afasia de Broca no es otra cosa que la afasia de Wernicke más el agregado de la anartria o afasia motriz pura, por lo tanto los trastornos fundamentales de la primera consisten en la imposibilidad de articular palabras unidas a las alteraciones que consideramos en la afasia de Wernicke. En realidad, la anartria o falta total de articulación de las palabras nunca se observa. El enfermo generalmente conserva un vocabulario precario y, en ocasiones, reducido sólo a algunas exclamaciones. La lectura en alta voz es imposible dada la dificultad para articular y la escritura es muy dificultosa. 4º) Disfemias: Son alteraciones que se producen en la emisión de las palabras pese a que se mantiene la integridad de los órganos de su expresión. Los más frecuentemente observados son el tartamudeo y el balbuceo, en los neuróticos y en las personalidades psicopáticas propensas a los estados espasmofílicos y explosivos. 5º) Disfonías: Son alteraciones del tono y del timbre de la voz, cuya causa reside en el aparato fonador. Las más frecuentes son la afonía común en los alcoholistas; voz apagada en los deprimidos; voz feminoide en los homosexuales; voz infantil; voz monótona y otras variantes más cuya enumeración omitimos. ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL POR CAUSAS PSICOLÓGICAS: 1º) Taquilalia: Es la aceleración de la emisión de las palabras coincidente con los casos de aceleración del ritmo psíquico, por lo- tanto se encuentra en los enfermos excitados. También se denomina "verborrea". 2º) Bradilatia: Trastorno que coincide con la bradipsiquia o disminución del ritmo psíquico y que consiste en una notoria lentitud en la emisión de las palabras debida al marcado retardo del ritmo asociativo. Se observa corrientemente en la confusión mental y en las depresiones. 3º) Verbigeración: Consiste en la repetición constante de algunas frases o fragmentos de frases sin ningún sentido y carentes de toda lógica. Es la consecuencia de trastornos profundos a nivel de la corteza cerebral propios de los estados demenciales y de las confusiones mentales graves; también se observa en la esquizofrenia. El síntoma traduce la liberación del automatismo cerebral por debilitación cortical. 4º) Mutismo: El mutismo o silencio generalmente transitorio, tiene múltiples causas de origen y en ocasiones escapa a nuestro control; a veces resulta difícil realizar su interpretación o es completamente inexplicable en sus mecanismos, aunque se presume que sean los inhibitorios. El mutismo se manifiesta en la esquizofrenia en la que, la mayor parte de las veces, el enfermo que se halla en negativismo enmudece y se opone en forma sistemática a toda tentativa de conversación o a toda sugestión para que conteste a las preguntas qué se le formulan. En ese estado suele permanecer durante días y meses, acompañado o no de todo el séquito de las restantes manifestaciones catatónicas, hasta que de pronto y sin mediar razones aparentes el enfermo sale de ese estado por otro lapso más o menos prolongado. El mutismo de los esquizofrénicos no es susceptible de una amplia y exacta explicación pues no se conoce su verdadero motivo, aunque es lógico pensar que debe existir una razón de orden interior coincidente con el pensamiento esquizofrénico, tal como ocurre con otros trastornos propios de esta enfermedad. Estos enfermos oyen y comprenden totalmente lo que se les dice pero, encerrados en su negativismo y en su mutismo, es imposible hacerles decir un solo vocablo o expresar mediante la mímica que han comprendido lo que se les dice; esto es prueba evidente de que el silencio constituye un elemento más en todo el cortejo sintomático del estado catatónico, trastorno de la voluntad que perturba entre otros actos el de la palabra hablada. El mutismo de los melancólicos tiene su origen en el permanente estado de desplacer en que viven; su dolor y sus problemas los apartan del mundo en el que no encuentran sino motivos de molestia, disgusto e incomprensión; para aislarse rehuyen toda conversación, procuran no escuchar y si se ven forzados a contestar lo hacen brevemente o por monosílabos. Algunos delirantes, por temor a comprometerse y tras cierta reticencia en la que tratan de ocultar sus ideas, adoptan la decisión de no hablar. En los oligofrénicos profundos el mutismo, consecuencia de la insuficiencia, se debe a la carencia o gran pobreza de capital ideativo. En los idiotas se debe a la falta de desarrollo del lenguaje. E1 mutismo no es siempre resultado de un estado psicopático; no pocas veces es un recurso de individuos simuladores. 5º) Musitaciones y monólogos: Se dice que un enfermo padece musitaciones cuando murmura constantemente en voz baja como si hablara quedamente consigo mismo. Es frecuente en los esquizofrénicos. Cuando lo hace en voz alta, añadiendo gestos y ademanes como si se dirigiese a un auditorio imaginario, el trastorno se denomina monólogo. 6º) Neologismos: El neologismo consiste en la creación o deformación de una palabra, que sólo es comprensible para el enfermo pues resulta un absurdo para nuestro lenguaje normal. La creación del neologismo es, a veces, una necesidad para el enfermo, que explica por su intermedio sus diversas concepciones delirantes; en otros casos son absurdos y caprichosos, creados en el momento por asociaciones extrañas de acuerdo con las vivencias que aporta la sensopercepción. Estos neologismos no tienen arraigo ni reportan ninguna utilidad. 7º) Jergafasia: Trastorno que se manifiesta por la pronunciación continua de palabras que se suceden sin guardar ninguna ilación lógica, lo que da como consecuencia un lenguaje completamente incoherente y dislocado. La jergafasia es lo que corrientemente se denomina: "ensalada de palabras". 8º) Ecolalia: Perturbación que consiste en la repetición involuntaria de una palabra o un fragmento de una frase dirigida al enfermo en demanda de una respuesta, el cual ante la imposibilidad de contestar capta uno o varios vocablos y los repite como un eco. Puede no ser patológica, constituyendo un defecto que se observa en muchas personas normales, que recurren a esta repetición cuando deben afrontar una situación más o menos delicada y necesitan un lapso de reflexión previa para la elaboración de la respuesta ajustada. En condiciones patológicas es frecuente en algunos delirantes, especialmente reticentes, que por temor de comprometerse se toman el tiempo prudencial para la elaboración de la respuesta. El médico argentino Dr. Resúa, ha llamado "ecolalia de apoyo" en la confusión mental, a la repetición que se debe a la falta de comprensión por la obtusión del sensorio. 9º) Estereotipia verbal: Repetición frecuente y anormal de un vocablo que se intercala en la conversación. Es común en los esquizofrénicos y en los débiles mentales. Trastornos del lenguaje escrito Como complemento del examen del enfermo es importante, en psiquiatría detenerse en el estudio de su escritura. Las perturbaciones de la escritura recaen ya sobre los mecanismos motores dando lugar a la disgrafia, ya sobre los centros mnemónicos, lo que motiva la amnesia de las imágenes gráficas de la cual derivan la agrafía y la alexia. 1º) La disgrafia se observa en los casos de parálisis por lesiones de los centros y fibras nerviosas motoras del miembro superior derecho. Cuan? do esta insuficiencia es incompleta, la disminución de la capacidad funcional que se produce transmite graves irregularidades en los trazos de la escritura. Otro tanto ocurre en todos los casos en que se producen temblores, como en el alcoholismo, en la parálisis general progresiva, en la edad senil, en el bocio exoftálmico. Asimismo repercuten sobre los caracteres caligráficos los diversos estados afectivos y muy especialmente las reacciones emocionales; las personas hiperemotivas manifiestan fenómenos de disgrafia cuando deben realizar un esfuerzo de atención, poner su firma en algún documento de más o menos trascendencia, por ejemplo. En los histéricos no es extraño observar al mismo tiempo que un cambio de personalidad, un cambio de caligrafía. 2º) La agrafía y la alexia se asocian siempre a los trastornos afásicos; ambas fueron consideradas al ocuparnos de la afasia. El lenguaje escrito, que evidencia siempre el pensamiento y el estado mental del individuo, frecuentemente presenta las mismas alteraciones del lenguaje oral, siendo común que las primeras precedan a las segundas. Por lo tanto, es dable observar en el lenguaje gráfico la estereotipia, la incoherencia, los neologismos, el pensamiento delirante, la megalomanía, la perseveración y en general todas las perturbaciones psíquicas que revela el lenguaje oral. En la excitación psicomotriz, especialmente en la manía, la escritura se caracteriza por su copiosidad y el trastorno ideativo que llamamos fuga de ideas se manifiesta en la velocidad con que el enfermo escribe. Los caracteres caligráficos son grandes, desiguales y con tendencia a dirigirse hacia arriba y no es raro que los escritos contengan ideas megalómanas. Escasa es la inclinación de los melancólicos a la escritura; la tendencia a la introversión debida a la depresión psicomotriz los inhibe para expresar sus ideas por escrito y cuando lo hacen revelan sus vivencias tristes y sus pensamientos de ruina y de autoculpabilidad. Los rasgos caligráficos son débiles, mal conformados y con tendencia a inclinarse hacia abajo; no son raras las omisiones de letras y de palabras, motivadas por distracción de la atención, que hacen un tanto confusas las ideas. Los caracteres caligráficos grandes y alterados por gruesos rasgos temblorosos son propios de la parálisis general progresiva. La magnitud de las letras constituye un signo característico; el enfermo pierde la capacidad de adaptarlas al espacio que dispone para escribir, cuando lo advierte reduce bruscamente su tamaño. Son frecuentes las omisiones o repeticiones de sílabas o palabras; el trastorno se origina en la debilitación de la atención. Los caracteres caligráficos de los delirantes no presentan mayores alteraciones; llaman la atención los frecuentes subrayados y signos con que el enfermo destaca la importancia que asigna a algunos datos. En algunos casos acompañan sus escritos con dibujos vinculados a -sus concepciones delirantes que, por otra parte, son ampliamente expresados a través de la palabra escrita. Los esquizofrénicos revelan, en lo que escriben, además de los trastornos de su pensamiento las mismas alteraciones que hallamos en el lenguaje oral: estereotipias, neologismos, etc. Estos enfermos tienen una facilidad especial para la escritura en espejo, que consiste en una escritura automática realizada con la mano izquierda, capaz de efectuar los mismos movimientos que hace la derecha pero en sentido inverso, de tal modo que el escrito sólo resulta legible cuando se lo coloca frente a un espejo. Esta disposición parece hallarse latente en todas las personas pues la escritura en espejo se hace factible por la práctica y por el hábito. Cuando el hemisferio cerebral izquierdo transmite sus estímulos a la mano derecha, el otro hemisferio cerebral no permanece insensible a tales estímulos y sólo las inhibiciones normales del juicio y de la razón sobre el lado derecho impiden la ejecución simétrica de los trazos con la mano izquierda. Basta que algún factor patológico debilite estas inhibiciones, como ocurre en la esquizofrenia, para que se desate el automatismo cerebral. En general, los individuos de insuficiente desarrollo mental, ejecutan con facilidad la escritura en espejo porque en ellos las inhibiciones son débiles y los automatismos afloran fácilmente. Para terminar debemos hacer mención de la grafología, disciplina científica que estudia e interpreta a través de los caracteres caligráficos los rasgos temperamentales y las distintas disposiciones de la personalidad. Trastornos del lenguaje mímico El estudio del lenguaje mímico permite recoger una serie de datos que confirman otros elementos de juicio extraídos del examen del enfermo. La mímica traduce, por lo general, el estado de ánimo dominante en una persona; asimismo expresa todas las variantes que las reacciones emocionales producen en el humor. La psicopatología de la mímica considera los trastornos cuantitativos: hipermimia, hipomimia y amimia; y los otros cualitativos: paramimias. 1º) Hipermimia: Determina siempre la exageración de los rasgos fisonómicos, cualquiera sea la tonalidad afectiva dominante en el enfermo. a) En la depresión psicomotriz, el rostro expresa siempre la tristeza y el dolor moral que aquejan al sujeto. Profundas arrugas horizontales en la frente y verticales en el entrecejo configuran un cuadrilátero o M conocido con el nombre de omega melancólico o "signo de Schüle". Las comisuras labiales dirigidas hacia abajo, la cabeza inclinada, la vista fija en el suelo o en un punto indefinido. El llanto fácil y frecuente. b) En la excitación psicomotriz, maníacos e hipomaníacos, la expresión del rostro trasunta siempre alegría, satisfacción y euforia a través de sus manifestaciones directas que son la sonrisa y la risa; la expresión estática del humor alegre se exterioriza por una facie semi-sonriente. En un examen de conjunto, los rasgos característicos de la alegría se descubren en el rostro que se ensancha, las comisuras labiales que se elevan, los ángulos externos de los ojos que se fruncen y en la gesticulación vehemente, abundante y rápida. Cuando el enfermo reprime la sonrisa su humor alegre se descubre a través de una mirada muy vivaz y de una abertura palpebral más amplia. Los diversos estados emocionales, amor, cólera y miedo, producen también una marcada hipermimia, tanto en personas normales como, con mayor frecuencia, en enfermos mentales. El primero acentúa normalmente los rasgos en los estados eróticos; patológicamente, en los maníacos la facie asume una expresión maliciosa característica; en los histéricos la expresión es más lánguida, los párpados superiores a medio bajar e inmóviles cubren parte del iris velando una mirada que se esfuma, a la vez que esbozan una sonrisa insinuante. La emoción de cólera que se observa con mucha frecuencia en los maníacos, delirantes y epilépticos, provoca la acentuación de los rasgos característicos de ese estado emocional; los ojos se abren en forma desacostumbrada por una enérgica contracción de los músculos elevadores de los párpados que dejan al descubierto la esclerótica marginal de la parte superior del iris. La consiguiente fijeza y dureza de la mirada y toda la mímica alterada por la tensión de los músculos y el enrojecimiento del rostro, dan la sensación de violencia, de tormenta psicológica y de agresividad. La emoción de miedo, produce muy semejante exageración de los rasgos fisonómicos; una gran abertura palpebral dilata los ojos, la mirada refleja, en este caso, espanto e inhibición; la palidez del rostro que se suma transmite la sensación de anulación de la personalidad. Es característica de los estados esquizofrénicos y de confusión mental la expresión que corresponde a la perplejidad. Los párpados generalmente muy abiertos, la mirada entre inquisidora y temerosa ponen de manifiesto el asombro y la extrañeza que embargan al enfermo ansioso de comprender su verdadero estado. 2º) Hipomimia: Este trastorno consiste en una disminución general de la mímica. Presenta rasgos típicos la hipomimia que suele observarse en los paralíticos generales, causada por la hipotonía muscular en los estados avanzados de la enfermedad. La falta del tono normal de los músculos faciales acarrea una caída de las facciones y la desaparición de las arrugas y surcos, especialmente a nivel del surco nasogeniano y nasolabial, cuyo aplanamiento produce una facie inexpresiva que se conoce como cara planchada. En las formas catatónicas y en la esquizofrenia, sobre todo cuando existe gran indiferencia afectiva, suele observarse hipomimia. 3º) Amimia: Esta alteración produce la inmovilidad de los rasgos fisonómicos que no denotan la existencia de vida afectiva alguna. La amimia es propia de los estados estuporosos: melancólicos, esquizofrénico y confusional. 4º) Paramimias: Deben considerarse como trastornos cualitativos, ya que son expresiones de la fisonomía que no traducen realmente el verdadero estado de ánimo del individuo. Al considerar las paramimias deben tenerse muy en cuenta las simulaciones y disimulaciones, especialmente de los delincuentes y de los delirantes.- ESTADO DE LA ACTIVIDAD EN LOS SÍNDROMES MENTALES 1º) Síndrome frenasténico: La actividad de los oligofrénicos se manifiesta de una manera caprichosa y desordenada, sin una finalidad bien definida y, por lo general, como respuesta a los impulsos con que se exterioriza la vida instintiva. Son frecuentes los movimientos estereotipados, como el balanceo de los idiotas. En las formas profundas de oligofrenia menudean las grandes impotencias motoras y a veces la debilidad motriz; la conducta está generalmente condicionada por la impulsividad que alimentan sus manifestaciones instintivas. En las formas leves de oligofrenia, donde es posible apreciar una vida afectiva bien manifiesta, no sucede lo mismo. El lenguaje oral no se desarrolla en los idiotas; a veces queda reducido a pocas palabras. Los imbéciles hablan y logran hacerse entender. Presentan disartria y dislalia. El lenguaje escrito sólo es posible en los débiles mentales, y está incompletamente desarrollado en algunas formas leves de imbecilidad. Es característica la hipomimia que generalmente afecta a estos enfermos. 2º) Síndrome demencial: La actividad general disminuye por debilitación psíquica en los casos de demencia. La misma causa origina una mayor impulsividad pues la falta de inhibiciones provoca una reactivación de la-vida instintiva. Asimismo se modifica la conducta que se caracteriza por la ejecución de actos agresivos, exhibicionistas y perturbaciones de orden sexual. El lenguaje oral se resiente debido al empobrecimiento ideativo; es frecuente la disartria, especialmente en las formas arterioscleróticas, alteración de gran constancia en las demencias paralíticas. La escritura se caracteriza, en la demencia senil por rasgos temblorosos finos y en la demencia paralítica por caracteres temblorosos gruesos a los que se agrega falta de sílabas y palabras. En general hay hipomimia, que se hace bien manifiesta en la parálisis general progresiva. 3°) Síndrome confusional: La actividad es muy variable según la intensidad de la confusión. Cuando el caso es leve aquélla disminuye, los movimientos son lentos e imprecisos; cuando se llega al estupor confusional la actividad desaparece completamente. En la confusión mental onírica la actividad es mucho más pronunciada, pero desordenada y totalmente improductiva j son frecuentes los movimientos defensivos que se deben a las alucinaciones. 4º) Síndrome esquizofrénico: La actividad se muestra exaltada o disminuida en las formas hebefrénicas y abolida en los estados catatónicos. Son muy frecuentes los impulsos; y se observa: flexibilidad cérea, interceptación cinética, estereotipias de actitud y de movimiento, amaneramientos, extravagancias. La escritura refleja muy a menudo los mismos trastornos; la escritura en espejo se manifiesta en algunos casos. 5º) Síndrome delirante: Por lo general la actividad es normal; en ocasiones se observan acciones y actitudes extrañas condicionadas por el delirio, o mutismo voluntario porque los enfermos temen comprometer su situación. En sus escritos suelen expresar ampliamente sus concepciones delirantes; abundan los signos y subrayados con que destacan los hechos que consideran de importancia. 6º) Síndrome de excitación psicomotriz: Se produce una exaltación general de toda la actividad del enfermo, manifestada en la tensión de la mayor parte de los músculos, movilidad general de todo el cuerpo, gesticulaciones y actitudes exageradas, risas frecuentes, verborrea y graforrea. 7º) Síndrome de depresión psicomotriz: En este síndrome hay grave inhibición de la actividad general del enfermo y propensión a la supresión de los movimientos. Los melancólicos experimentan una peligrosa tendencia suicida o a la automutilación, a veces imposible de evitar. Al respecto dice el Prof. Bonhour en un trabajo titulado: Automutilación del labio por mordedura en un demente precoz: "Entre los alienados, son los melancólicos los que dan el mayor número de casos de automutilación, ya como consecuencia de una idea, fuertemente trabajada, de indignidad, de culpabilidad, etc., o debido a un rapto ansioso". RESUMEN ACTIVIDAD Concepto Actos supeditados a la actividad psíquica Patología de la actividad La esfera activa comprende todas las manifestaciones de la actividad psíquica de la personalidad humana: actos; lenguaje: oral, escrito y mímico; voluntad y conducta. Acto instintivo Perfecto, sin necesidad de aprendizaje previo; resultado de una disposición hereditaria filogenética; específico y común a la especie. Acto habitual Resultado de un largo aprendizaje por repetición de los mismos movimientos que permite alcanzar un alto grado de perfección. No pertenece a la filogenia sino al individuo. Acto voluntario Condicionado y dirigido por la voluntad y bajo estricta vigilancia de la conciencia. En su ejecución: movimientos ya conocidos o creados en el momento. Voluntad definición "Es la energía psíquica con modalidad estática o energía potencial psíquica que, de acuerdo con las necesidades imperantes, se transforma en múltiples formas de energía cinética". Impregna toda la psique sin localización. 1º) Alteraciones que se manifiestan en el período de elaboración. 2º) Alteraciones que se manifiestan en el período ejecutivo. Falta de deseos y de decisiones. Abulia Abulia: neurasténica, esquizofrénica, melancólica y catatónica. Disminución de la actividad Alteraciones Hipobulia voluntaria. Es un grado menor del periodo de Cuantitativas que la abulia. elaboración Aumento de la actividad voluntaria. Normalmente: mayor rendimiento en las Hiperbulia acciones. Patológica: maníacos, excitados, delirantes. Alteraciones del período de elaboración Patología de la actividad Alteraciones del periodo ejecutivo Impulsos Actos descontrolados que escapan a la decisión. Respuesta instintiva. Impulsos patológicos: Pica, coprofagia (instinto de nutrición). Masoquismo, fetichismo, homosexualidad (instinto sexual). Homicidio, cleptomanía, piromanía (instinto gregario. Compulsiones Estados patológicos originados en dos fuerzas opuestas: el deseo o tendencia que produce un impulso morboso y la resistencia del individuo en su ejecución (neurosis obsesivas). Cualitativas Apraxia Imposibilidad de ejecutar actos adecuados al objetivo, sin que haya parálisis, ni ataxia, ni agnosia. Apraxia ideatoria de Pick. Apraxia motriz de Liepmann. Ecopraxia Imitación de actos que realizan otras personas. (Oligofrénicos y esquizofrénicos). Amaneramiento Falta de simplicidad y espontaneidad en los actos, por el agregado de movimientos innecesarios que complican su ejecución corriente. (Esquizofrénicos, epilépticos y algunos delirantes). Extravagancias Estereotipias Extravagancia: exageración del amaneramiento. Estereotipia: extravagancia repetida persistentemente. Intercepción cinética Interrupción brusca de un acto o movimiento en ejecución. (Esquizofrénicos). Negativismo Resistencia a cambiar de actitud o a ejecutar cualquier acto o movimiento: manifestación catatónica. (Esquizofrénicos, melancólicos, histeria). Obediencia automática Obediencia y ejecución automática y pasiva de todos los actos y movimientos sugeridos. Flexibilidad cérea También llamada catalepsia. Blandura y plasticidad muscular que permite la exageración y persistencia de la actividad postural. Cataplexia Poco frecuente. Pérdida total del tono muscular. Aparición súbita y de corta duración. Disartria Alteración en la articulación de las palabras. En la P.G.P., oligofrenia, intoxicación alcohólica, etc. Dislalia Trastornos de pronunciación por malformación de la lengua, velo del paladar, etc. Afasia Pérdida del lenguaje hablado o escrito con conservación del sensorio y sin impotencias musculares. Afasia de Wernicke: "sensorial o de comprensión". Afasia de Broca: "motriz". Por causas orgánicas Disfemia Patología de la actividad Alteraciones del lenguaje oral Disfonía Por causas psicológicas Alteración en la emisión de la palabra; integridad de los órganos de expresión. (Tartamudeo, balbuceo). Alteraciones del tono y timbre de la voz, por causas que radican en el aparato fonador (afonía, voz feminoide, voz infantil, voz monótona). Taquilalia Verborrea. Aceleración del ritmo de emisión de las palabras. (Excitación psicomotriz). Bradilalia Disminución del ritmo de emisión de las palabras. (Depresión psicomotriz, confusión mental). Verbigeración Repetición de frases sin sentido y carentes lógica. Mutismo Musitaciones Monólogos Silencio motivado por causas múltiples. Esquizofrénicos: por negativismo. Melancólicos: por tristeza. Algunos delirantes: por miedo de comprometerse. Simuladores. Musitación: murmurar constantemente. Monólogo: en voz alta y gesticulando Alteraciones del lenguaje oral Neologismos Creación o deformación de palabras sólo comprensibles para el enfermo; absurdo para el lenguaje corriente. Jergafasia Emisión continua de palabras sin ilación lógica; lenguaje incoherente: "ensalada de palabras". Ecolalia Repetición a manera de eco de palabras dirigidas al paciente. "Ecolalia de apoyo". Estereotipia verbal Repetición anormal y continua de un vocablo intercalado en la conversación. Por causas psicológicas Disgrafia Por: trastornos de los mecanismos motores, parálisis por lesiones de centros o de fibras nerviosas, por temblores" como en el alcoholismo, P.G.P., seniles, estados emocionales. Agrafía alsxia Trastornos de los centros mnemónicos que provocan amnesia de los caracteres gráficos, lectura y escritura, generalmente asociadas. "Maníacos" Escritos copiosos; reflejan la fuga de ideas y contienen ideas megalómanas. Caracteres caligráficos grandes, desiguales y dirigidos hacia arriba. Patología de la actividad Alteraciones del lenguaje escrito "Melancólicos" "Paralíticos generales" "Delirantes "Esquizofrénicos": Escasa tendencia a la escritura: "expresan vivencias tristes e ideas de ruina y autoculpabilidad. Caracteres caligráficos débiles, mal conformados; omisión de letras o de sílabas. Caracteres grandes, gruesos rasgos temblorosos. No adaptan el tamaño de las letras al espacio que disponen para escribir. Omisión de letras, sílabas o palabras. Trazos sin mayores alteraciones. Subrayados, signos y dibujos. Se repiten estereotipias, interceptaciones, neologismos. Hipermimia Exageración de los rasgos fisonómicos. Depresión psicomotriz. Excitación psicomotriz. Estados emocionales (miedo, amor, cólera). Hipomimia Disminución general de la mímica. Parálisis general progresiva (cara planchada); esquizofrenia. Amimia Rasgos fisonómicos inmóviles. Estados estuporosos: melancólico, esquizofrénico y confusional. Cualitativos Paramimias Expresiones que no traducen el verdadero estado de ánimo. (Simulaciones y disimulaciones). Síndrome frenasténico Actividad caprichosa y desordenada sin finalidad bien definida. Impulsos; movimientos estereotipados; impotencias motoras. Lenguaje no desarrollado o imperfecto. Síndrome demencial Actividad disminuida por debilitación psíquica. Mayor impulsividad. Trastornos de conducta: exhibicionismo. Síndrome confusional Rasgos fisonómicos inmóviles. Estados estuporosos: melancólico, esquizofrénico y confusional. Síndrome esquizofrénico Exaltada en las formas hebefrénicas. Abolida en las formas catatónicas. Impulsos frecuentes. Flexibilidad cérea. Interceptación cinética, estereotipias de actitud, amaneramientos. Síndrome delirante Generalmente normal. A veces mutismo voluntario o actividad condicionada por el delirio. Síndrome excitante Exaltación general de la actividad. Gesticulaciones y actitudes exageradas. Verborrea y graforrea. Síndrome depresión Inhibición de la actividad general. Tendencia al suicidio y a la automutilación. Cuantitativos Alteraciones del lenguaje Patología de la actividad La actividad en los síndromes mentales CAPÍTULO XII PERSONALIDAD PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD LA PERSONALIDAD HUMANA Estudiar la personalidad humana es afrontar uno de los problemas más complejos y de mayor extensión, al extremo que sus límites trascienden a lo infinito. En efecto, partiendo de la biología, con lo anatómico y lo fisiológico, se eleva a los campos de la psicología y de la psicopatología, e internándose en la teología culmina en los ámbitos inconmensurables de la filosofía y de la metafísica. La magnitud de los confines de la personalidad se debe a su dualidad psicofísica. No es objeto de este libro entrar a considerar y exponer los diferentes problemas y posiciones filosóficas surgidos entre los estudiosos, en su afán por desentrañar los enigmas sobre el origen, evolución y futuro, así como sobré el papel reservado a la personalidad humana en el orden universal. A nosotros nos corresponde considerarla desde un punto de vista puramente médico. Respetando este criterio, partimos del instinto que consideramos como la piedra fundamental sobre la que se edifica la personalidad. El instinto forma el núcleo central y fundamental que cada persona posee como patrimonio legado por la filogenia. Previamente analizaremos una definición que permita una perfecta comprensión del importante papel que le está encomendado al instinto en la constitución de la personalidad. De las numerosas definiciones expresadas resumimos la esencia de las mismas, en los términos siguientes: "El instinto comprende el conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y tendencias innatas que permiten la ejecución de actos específicos, comunes a la especie, que desde el comienzo se realizan con suma perfección sin requerir experiencia o aprendizaje previo". Profundizando en esta definición extraemos de ella que el instinto con sus múltiples manifestaciones responde al poderoso mandato que lo impele a velar por la integridad del individuo, primer paso hacia la conservación de la especie. Efectivamente, transmitido a cada individuo por la herencia ancestral, el instinto proyecta en cada1 uno la suma del aprendizaje efectuado por la especie en su evolución filogenética, con el propósito de subsistir ante todas las inclemencias y los embates de la vida. Como esas adquisiciones sólo son posibles mediante la comprensión y adaptación a cuanta situación'adversa"se presenta al individuo, es evidente que en toda manifestación instintiva se revela la inteligencia de la especie que, gracias a ella, aprendió activamente a perdurar a través del tiempo. No nos referimos aquí a una inteligencia superior y bien individualizada como la cortical; la inteligencia que exterioriza y moviliza a las fuerzas instintivas se manifiesta bajo la forma de una "conducción biológica de adaptación a las necesidades vitales y de supervivencia". En esa forma resume la totalidad de la inteligencia filogenética que alimenta las vivencias órgano-vegetativas; activo-afectivas, fuente inagotable para la vida de la personalidad. El instinto tiene bajo su dependencia todo lo concerniente a la conducción de la personalidad dentro de los cauces biológicos normales. En forma inconsciente para el individuo, vigila el funcionalismo orgánico al margen de todo control psíquico superior; se encuentra siempre alerta para satisfacer las necesidades somáticas de la personalidad determinando, a tal fin, el impulso para la ejecución de los movimientos que se traducen en el acto que satisface su mandato, eludiendo la supervisión psíquica de la personalidad. A través de sus numerosas manifestaciones el instinto se muestra siempre vigilante, atento al cumplimiento de su única finalidad, preservación y conservación del individuo y de la especie. Considerado bajo un aspecto estrictamente psicológico y filosófico, debe admitirse que constituye un todo indivisible, a pesar de las múltiples formas con que se revela. Si el instinto tiene como única finalidad la conservación de la especie, se convierte en el encargado/de atizar y mantener activa la llama de-la vida en el individuo, debiendo reconocerse que se ensambla y se identifica con la vida misma. Con otras palabras, hablar de instinto es hablar de vida. Ésta es la razón que nos obliga a discrepar y rebatir la opinión de Freud cuando habla de: instinto de la vida e instinto de la muerte. La sola enunciación de "instinto de la muerte" se halla en contradicción con la esencia misma del instinto, que siempre representa la impulsión hacia la vida, de donde, hablar de instinto de la vida resulta una redundancia. Además, cuando Freud considera al instinto de la muerte como una modalidad agresiva dirigida hacia el exterior, nos parece tratarse simplemente de una perturbación del instinto gregario. Éste es inhibido por intensos estados emocionales, generalmente coléricos, que conducen a la agresión y al homicidio. La resultante no es consecuencia de un impulso instintivo de muerte, sino una respuesta al verdadero instinto de conservación del que agrede, que así se comporta para prevalecer y sobrevivir. Cuando el autor hace referencia a este instinto dirigido contra el individuo mismo, y que culmina con la destrucción de la misma vida, nos parece que corresponde a lo que Fierre Janet llamó: sentimiento catastrófico. Este sentimiento frecuente en los melancólicos, es resultado de una perturbación instintiva por exaltación emocional displacentera, que anula a tal punto el deseo de vivir que llega a la desaparición del instinto de conservación del individuo. Así culminan las vivencias intensamente des-placenteras que embargan a la personalidad, la cual termina por verse convertida en una ruina y en una carga para los demás; con esto germina la idea de suicidio que obedece a un fin altruista y a favor del instinto gregario o social. Después de estas consideraciones sólo podemos afirmar que el instinto es indivisible y que no cabe otra denominación que la de instinto de conservación. Sin embargo, con un criterio práctico, conviene efectuar una clasificación del instinto, teniendo en cuenta para ello los caracteres más salientes que diferencian a sus diversas manifestaciones. En las numerosas clasificaciones efectuadas se consideraron infinidad de detalles que han contribuido a multiplicar grandemente las subdivisiones del instinto. Pero, como se trata en realidad de aclarar conceptos y simplificar, nos atendremos a una clasificación que sólo tenga en cuenta las tres formas principales de sus manifestaciones. Tales son: 1º) Instinto de Nutrición. 2º) Instinto Sexual o de Reproducción. 3º) Instinto Gregario o Social. 1º) Instinto de nutrición: Constituye una de las manifestaciones más palmarias del instinto de conservación relacionado con la imperiosa necesidad de ingerir alimentos. Necesidad que se halla condicionada por estímulos fisiológicos como el apetito, el hambre y la sed, así como por todos aquellos mecanismos que intervienen en la adquisición e ingestión de los alimentos. En el estado actual de la sociedad, dada la facilidad con que se obtienen los alimentos, es muy difícil que se pongan en evidencia las manifestaciones intensas y ruidosas del instinto de nutrición. Únicamente se ha visto surgir este instinto con toda su crudeza en las épocas de penurias y de hambre que han debido soportar algunos pueblos, provocando en los hombres la necesidad de luchar para obtener su sustento. Consecuencia de la facilidad señalada es que, cuando en una persona se manifiesta intensamente, el instinto de nutrición aparezca modificado en su forma. Esta modificación da lugar a la aparición del llamado instinto de propiedad, con la tendencia a atesorar y guardar para sí; manifestación evidente del deseo de bienestar y previsión para el futuro con que se revela el instinto de conservación del individuo. 2º) Instinto sexual o de reproducción: La forma sexual del instinto es la más vigorosa de cuantas se conocen. Consiste en la imperiosa necesidad de buscar al sexo opuesto, obedeciendo al mandato ancestral de perpetuarse por medio de la procreación. Nuevamente se manifiesta el instinto de conservación bajo la forma de "conservación de la especie". Esto último constituye la razón del gran vigor e intensidad de sus reacciones. 3º) Instinto gregario o social: La forma gregaria o social del instinto se manifiesta por la tendencia que mueve a los hombres a constituir agrupaciones, conviviendo en sociedad. Desde tiempo inmemorial los hombres se han reunido en familias, tribus, pueblos y naciones mancomunando, en esa forma, sus esfuerzos para defenderse de las inclemencias de la naturaleza y de los ataques de otros hombres. Se trata pues de una nueva manifestación del instinto de conservación, desde que la convivencia en sociedad asegura la defensa individual y colectiva. Por estas manifestaciones el instinto busca satisfacer las necesidades que aseguran la supervivencia y conservación de la personalidad somática: por intermedio de la sed reclama la necesidad de líquidos; la necesidad de ingerir alimentos está .asegurada por estímulos vigorosos comp el apetito y el hambre; la necesidad de reparar los estados de fatiga, mediante los mecanismos que estimulan el sueño. De la misma manera, hallaremos numerosos estímulos fisiológicos que, en una u otra forma, tratan de preservar o reparar las energías necesarias para fortalecer y conservar la vitalidad física del individuo. El instinto de conservación es siempre el que prima. Pero no termina aquí la misión del instinto; esos numerosos estímulos que nacen a nivel de las más variadas regiones de la economía humana originan, además de las reacciones naturales que provocan las respuestas a las necesidades de la máquina humana, una serie de vivencias afines con dichas reacciones. Estas vivencias tendrán un contenido agradable o desagradable según el grado de satisfacción o insatisfacción de las necesidades vitales, como también según la facilidad con que se las asegure o los impedimentos que puedan oponerse a tales fines. Teniendo en cuenta una resultante final de todas las reacciones orgánicas se obtendrá un matiz general agradable o desagradable, placentero o displacentero, que representará el panorama afectivo general en que deba actuar la personalidad en diferentes momentos de su existencia. De acuerdo con ese trasfondo afectivo serán también las resultantes que determinarán la actividad general de la personalidad, en más o en menos, según que el estado tímico sea placentero o displacentero. En el instinto bien diferenciado, con su función regente sobre la vida órganovegetativa y activo-afectiva, se vislumbra la individualización del yo, pero bajo la forma de un yo genérico que trasunta la idea de generalización; es el yo común a la especie, al que por tal razón se le ha llamado: yo filogenético. Vale decir que el yo filogenético es el yo instintivo, o sea, el yo heredado, el núcleo primitivo, con el que se nace y sobre el que se asienta y se edifica la personalidad futura. Cuando, al nacer, el individuo abandona el claustro materno, el organismo comienza su vida independiente por la rotura de los lazos inmediatos que durante la gestación han mantenido y supeditado su vida orgánica al somatismo materno. Se produce el despliegue de los campos pulmonares y con el comienzo de la función respiratoria se sincroniza todo el funcionalismo orgánica del nuevo ser. En ese momento despierta el yo filogenético, para impulsar toda la vida del individuo mediante la actuación de todos los mecanismos y resortes que le aseguran la evolución y supervivencia en el medio ambiente. Esto significa que todos estos estímulos, que obran sobre el yo filogenético para movilizar a las fuerzas instintivas, nacen de las reacciones biológicas que se suscitan como corolario de la entrada en función de todo lo somático. Dichas influencias son múltiples y de variado orden, físicas, mecánicas, eléctricas, especialmente bioquímicas, con extraordinaria importancia y predominio de las de naturaleza hormonal, que gobiernan el sutil y complejo mecanismo regulador neuroendocrino, el cual desempeña un papel muy importante y ocupa una posición preeminente en la marcha normal de la vida somática. Por consiguiente, todos los procesos de la vida orgánica ejercen una marcada influencia sobre el yo instintivo. En primer lugar debe tenerse en cuenta la repercusión psíquica de todo ese mecanismo fisiológico, que ya mencionamos, y que se expresa por el sentimiento de placer o desplacer dependiente de la normalidad o anormalidad de esas funciones; es lo que se denomina: sentimiento vital. Con la participación de estos nuevos elementos, el yo filogenético deja de ser aquel primitivo núcleo instintivo, se presenta modificado por lo fisiológico y adquiere nuevas modalidades que lo alejan un tanto de la noción de especie, a la vez que le asignan una mayor individualidad, transformándose en lo que se ha llamado el yo fisiológico o temperamento. En consecuencia y frente a la necesidad de definir el temperamento diremos: "El temperamento es la resultante del instinto modificado por la acción de lo fisiológico, que imprime a sus manifestaciones determinadas modalidades en directa dependencia del sentimiento vital". El sentimiento vital proporciona el terreno o panorama afectivo general, que será placentero o displacentero, con las diversas variantes que resultan de las numerosas modificaciones biológicas impuestas a cada individuo por las reacciones fisicoquímicas que el fisiologismo determina. Concretando y simplificando: "El temperamento expresa la forma de ser del individuo según la manera como reacciona el instinto de acuerdo con las disposiciones somáticas del mismo". En resumen llegamos a la conclusión de que el instinto o yo filogenético pertenece a la especie, mientras que el temperamento o yo fisiológico pertenece exclusivamente al individuo. Al ocuparnos del temperamento es muy importante tener en cuenta Ja constitución morfológica. Importancia que no se debe solamente a las características somáticas en sí, con todas las particularidades individuales que contribuyen a delinear la personalidad en su aspecto somático, sino también a todo aquello de carácter familiar que la herencia se encarga de transmitir, es decir todo lo que, para la integración de la personalidad, concierne al genotipo. Recordamos que, en los últimos años, las escuelas alemanas han hecho especial hincapié sobre la relación estrecha que existe entre la constitución somática y las diversas predisposiciones y reacciones psicológicas de las personas. Asimismo han destacado la importancia de la constitución somática en lo que respecta a la predisposición a padecer determinadas psicosis. Entre los investigadores alemanes fue Kretschmer el que más se ocupó de este asunto. Estableció una clasificación tipológica, con el concurso de medidas antropométricas precisas más un minucioso estudio somático y psíquico, que le permitieron individualizar los cuatro tipos corporales siguientes: 1º) Tipo Leptosómico: Este tipo corporal coincide morfológicamente con el microesplácnico de Viola, el longilíneo de Pende, el tísico de Lan-douzy y el asténico de Stiller. El vocablo leptosomo etimológicamente significa: lepto, delgado; soma, cuerpo; cuerpo delgado. La característica fundamental del tipo leptosómico es el predominio del diámetro longitudinal sobre los restantes diámetros; característica que vemos repetida en cada una de las partes del cuerpo. Describiremos el tipo leptosómico en concordancia con lo que dice Kretschmer: 1) Personas delgadas que, por el predominio del diámetro vertical, aparentan ser más altas de lo que realmente son. 2) Piel pálida, delgada y de muy escaso panículo adiposo. 3) Cintura escapular estrecha, suspendiendo a los miembros superiores delgados, de musculatura pobre, con manos alargadas y de huesos delgados. 4) Tórax alargado y aplanado por la exigüidad del diámetro ánteroposterior con ángulo epigástrico agudo. 5) Vientre sin panículo adiposo, delgado y plano, en ocasiones deprimido. 6) Miembros inferiores alargados y de huesos delgados, con las mismas características que los superiores. Debemos recordar la tendencia a la cianosis de las partes distales de ambas extremidades. 7) Cráneo de perímetro reducido. 8) Cara alargada, estrecha, pálida, con la frente inclinada hacia atrás, nariz grande, proporcionando al conjunto un perfil angular que se ha dado en llamar perfil de pájaro. 2º) Tipo Atlético: De acuerdo con Kretschmer el tipo atlético se caracteriza por el predominio del diámetro transverso sobre los restantes. Sus caracteres más notorios son: 1) Gran desarrollo del esqueleto y del aparato muscular. Tegumentos gruesos abundantemente desarrollados. 2) Su talla oscila entre mediana y alta. 3) Cintura escapular muy ancha, con hombros salientes. 4) Tórax amplio y abombado. 5) Abdomen tenso. 6) El conjunto del tronco tiene la forma de un trozo de cono invertido, debido a que la cintura pelviana es relativamente estrecha comparada con el gran desarrollo de la cintura escapular. 7) Miembros largos, robustos y en los que el aparato muscular presenta un marcado desarrollo. 8) Cuello largo y grueso, dibujándose los relieves musculares. 3º) Tipo Pícnico: Caracterizado por el predominio del diámetro ánteroposterior sobre los restantes, de lo que resulta un marcado desarrollo de los permímetros cefálico, torácico y abdominal. 1) Talla mediana. 2) Cara ancha, propensa al enrojecimiento y con tendencia a la acumulación de tejido adiposo debajo del mentón. 3) Cráneo amplio, de tipo braquicéfalo, con calvicie precoz. 4) Cuello corto y grueso. 5) Tórax amplio y abombado, ensanchando grandemente su perímetro hacia la base. 6) Abdomen voluminoso con gran acumulación de tejido adiposo. La curva de la prominencia abdominal se pronuncia desde temprana edad. 7) Extremidades más bien cortas. 4º) Tipo Displásico: Displásico significa etimológicamente mal conformado. Este grupo engloba a todos los tipos morfológicos cuya característica es la falta de armonía entre las partes, por lo que resultan desproporcionados, toscos, groseros en sus líneas y fuera de lo común; difieren notoriamente de los tipos medios antes señalados. En el grupo de los displásicos Kretschmer considera a tres subtipos, cada uno de los cuales presenta a su vez diversas variantes. A) Gigantes Eunucoídes: cuyos caracteres más salientes son: 1) Miembros muy largos en desarmonía con la estructura del individuo. 2) Conformación femenina de la pelvis. 3) Frecuentes hipoplasias genitales. B) Adiposos Pluriglandulares y Eunucoides: en los que se observa una marcada adiposidad hipofisaria con hipoplasia genital. C) Hipoplásicos e Infantiles: la hipoplasia puede ser generalizada, o bien localizada en algunos sectores del cuerpo. Los cuatro tipos morfológicos fundamentales expuestos por Kretschmer y que acabamos de considerar, constituyen los tipos puros; pero son numerosos los individuos en los que se pueden observar, entremezclados con los caracteres de su constitución básica, caracteres pertenecientes a otros tipos constitucionales; esto origina una gran variedad de subtipos. Kretschmer, después de pacientes investigaciones, llegó a las siguientes conclusiones: 1º) Entre los tipos leptosómicos y los atléticos se encuentra el mayor número de los esquizofrénicos, en un porcentaje aproximado del 66 %; en cambio entre los pícnicos sólo se observa esquizofrenia en un 23 %. 2º) Entre los pícnicos se halla el mayor número de psicosis maníaco-depresivas, en una proporción de 67 %; en los leptosómicos y atléticos sólo en un 12 %. 3º) En los displásicos es muy raro hallar psicosis maníacodepresiva; dándose la esquizofrenia en una proporción del 11 %. 4º) Como consecuencia existe una gran afinidad biológica entre la constitución pícnica y la predisposición a enfermar de psicosis maníaco-depresiva. Por otra parte existe afinidad entre las constituciones leptosómica, atlética y displásica y la predisposición a enfermar de esquizofrenia. Finalmente es muy pobre la afinidad entre picnicismo y esquizofrenia; así como entre leptosomía y psicosis maníacodepresiva. El mismo autor, con un criterio estrictamente constitucionalista, considera a las psicosis como derivadas de las constituciones somatocaracterológicas normales. Siguiendo esta concepción emprendió el estudio minucioso de familias, tanto desde el punto de vista somático como psicológico, llegando a establecer dos tipos temperamentales que oscilan entre lo normal y lo patológico, y en los que se hallan en potencia los síntomas psíquicos característicos de las dos psicosis: maníacodepresiva y esquizofrénica, denominándolos respectivamente: tipo cicloide y tipo esquizoide. Avanzando en el estudio de la personalidad observamos cómo se escalonan una serie de importantes factores que, al sumarse y complementarse, establecen modificaciones en el yofilogenético y en el yo fisiológico. De esa manera es como se elaboran y se plasman los diversos tipos temperamentales, dos de los cuales, el cicloide y el esquizoide, acabamos de mencionar. Los tipos temperamentales, cuya clasificación es el resultado de pacientes estudios sobre numerosos individuos, constituyen en realidad tipos patrones; a uno u otro se pueden asimilar, con mayor o menor aproximación, las personas sometidas al examen psíquico. En efecto, nuestra experiencia nos asevera y confirma que existen tantas variantes temperamentales como individuos sean examinados. Esto impide clasificar a cada persona exactamente en un tipo temperamental preestablecido, desde que cada una forja y posee el propio. Repetimos que son incontables los factores individuales, tanto de orden fisiológico como constitucional, que concurren para la formación del temperamento. Interviene, además, un determinado número de factores, también individuales, secundarios a la repercusión psíquica de las reacciones que los factores fisiológicos y constitucionales determinan sobre las fuentes instintivas activo-afectivas. Estos factores psicológicos también dan lugar a variantes temperamentales. Entre los factores psicológicos conviene tener en cuenta a aquellos que los autores franceses Delmás y Boíl llamaron disposiciones activo-afectivas. Estas disposiciones naturales son las que, por su mayor o menor predominio o por ausencia, pueden dar lugar a determinadas características y tipos temperamentales. 1º) Consideraremos en primer término a la disposición actividad. Según que la misma se halle en más o en menos se tendrán temperamentos vivaces y con tendencia a la excitación, o, por el contrario, temperamentos apagados y con tendencia a la depresión. Con esta disposición coincide el tipo cicloide. 2º) Otra disposición importante es la bondad; los seres humanos en infinita graduación, se hallan más o menos bien dotados. Los individuos carentes de bondad conforman el tipo perverso. 3º) La disposición avidez. El exceso de avidez da lugar a temperamentos en los cuales se destaca la sobrevaloración e hipertrofia del yo; es el tipo paranoico. 4º) En algunas personas existe un marcado predominio de la disposición emotividad. Se trata de temperamentos frágiles y fácilmente emocionables; responden al tipo hiper emotivo. 5º) Delmás y Boíl señalan, además, la disposición que denominan sociabilidad. Estos autores afirman que el exceso de sociabilidad coloca al individuo en el terreno de la ficción, surgiendo poco a poco la tendencia al engaño, al embuste, a lo imaginativo y a la fabulación. Estos temperamentos responden al tipo mitómano. No discutimos la exactitud de lo que aseveran Delmás y Boíl; pero si admitimos que es verdad en ciertos casos, también creemos que en otros, aun cuando exista exceso de sociabilidad, se requiere, junto a esa disposición, determinado grado de fragilidad y pobreza mental, y juicios poco vigorosos que permitan a la imaginación fraguar hechos y situaciones falsas. Prueba de ello es que existen mitómanos en los que la sociabilidad es escasa. El profesor argentino Gonzalo Bosch agrega dos disposiciones más a las establecidas por los autores franceses; son la fatigabilidad y la cohesión. 6º) El exceso de la disposición fatigabilidad determina temperamentos fácilmente fatigables, tanto psíquica como físicamente. Estos temperamentos responden al que Bosch denominó tipo Hipofrénico-asténico. 7º) Cuando se halla en merma la disposición cohesión se tienen temperamentos que muestran gran laxitud en los mecanismos normales de contención de la psique, con marcada» tendencia a la escisión. Estos caracteres se observan en el tipo esquizoide que ya mencionamos. Insistimos una vez más en que estos tipos temperamentales, la generalidad de las veces, no son absolutamente puros. En efecto, en la formación del temperamento intervienen múltiples factores, a los que se agregan caracteres propios de diferentes tipos temperamentales, lo que convierte en ardua y compleja la tarea de ordenar en un casillero la gran variedad de temperamentos. Ahora bien; a medida que el hombre realiza su evolución en el medio social, se multiplican extraordinariamente las variantes individuales. Es decir que cada individuo con su base temperamental debe ser considerado actuando dentro de la matriz, social. Es en el seno de la sociedad donde se ve obligado a ajustarse a ciertas normas de conducta, reglas y leyes, que la convivencia social impone y cuya transgresión significa severas sanciones y represiones. El hombre con su temperamento, tal cual ha sido integrado por lo filogénico y lo constitucional, será sometido a la obra de amasamiento y modelación mediante las inhibiciones sociales que, poco a poco, suavizan la brusquedad de sus reacciones, con lo que se va transformando a medida que adquiere nuevos matices. Dicha transformación se opera gracias a la indispensable colaboración de la inteligencia, que se convierte en el artífice de la evolución y progreso de la personalidad humana. A' la inteligencia le debe el hombre su avance, allanando y superando paulatinamente todas las dificultades. Ella le permite alejarse de lo material y concreto, hasta alcanzar planos psicológicos tanto más elevados cuanto más se lo permite el caudal intelectual que posea. De esta manera el temperamento, por obra de lo social y bajo el acicate de la inteligencia, se transforma en carácter o yo psicológico. El carácter representa la manera de ser y reaccionar del individuo en el ambiente social donde la vida lo haya llevado a actuar. Desde que las definiciones son siempre engorrosas y difíciles, para fijar bien y aclarar los conceptos consideraremos las diferencias entre instinto, temperamento y carácter, a la vez que tendremos una visión de conjunto sobre la forma cómo se integra la personalidad. Ya dijimos que el instinto o yo filogenético pertenece a la filogenia y es común a la especie, es decir carente de individualización. Con el nacimiento y la iniciación del funcionalismo somático surge el temperamento o lo fisiológico, con lo que se .origina Ja individualización; el temperamento representa la manera de ser del individuo según la forma como reacciona el instinto de acuerdo con las características somáticas. A su vez el carácter representa la forma de ser y reaccionar del individuo dentro de la matriz social y de acuerdo con su capacidad intelectual; es decir que, el carácter es la resultante de todo lo temperamental amoldado y sujeto a la nueva situación que la sociedad le impone. Por lo tanto, el temperamento es, por así decir, más rígido, toda su energía se manifiesta bajo la forma impulsiva, que es la típica expresión del instinto. El carácter, en cambio, es mucho más sutil en sus manifestaciones, de reacciones más suaves, desde que se hallan sujetas a la supervisión de la inteligencia que las reprime enérgicamente. Por esta razón es que, cuanto más caudalosa sea la inteligencia de la persona tanto más numerosos serán sus matices caracterológicos, que se multiplican en el campo espiritual. Paso a paso hemos seguido la forma como se integra la vida psicológica hasta adquirir el más alto grado de individualización, que culmina con la noción de personalidad. La personalidad humana constituye una totalidad, que resulta de la integración de diversos factores de diferente procedencia que, por la conjunción de sus características, contribuyen a que la misma adquiera el más alto grado de diferenciación. Cada uno de esos factores que integran a la personalidad, se suman, se complementan y se compenetran entre sí, resultando de ello una unión indisoluble. Su separación sólo se concibe con la desintegración y la muerte de la personalidad. Gracias al extraordinario grado de individualización, cada persona es consciente de que constituye una entidad inconfundible en el mundo en que vive y del que forma parte, pero, según se lo transmite la noción de individuo, gozando de completa autonomía, con lo que se coloca frente al mundo y no como involucrado en un todo común con él. Esta misma noción da, a cada persona, conciencia de que es diferente de las demás, como asimismo de que las restantes personalidades son diferentes entre sí, a pesar de las numerosas similitudes que existen entre ellas. Los factores que confieren las características individuales son de dos órdenes: físicos y psíquicos. En el orden físico hay que tener en cuenta a todos aquellos caracteres que permiten y facilitan la identificación física de una persona, entre los que los rasgos fisonómicos se adjudican el papel de mayor importancia. También los defectos físicos se deben tener en cuenta para establecer características personales, ya sean defectos congénitos o adquiridos en el transcurso de la vida por alteraciones patológicas o traumáticas que dejan rastros indelebles. Los caracteres de orden psíquico son los que presentan mayor interés, desde que son los que dan la expresión más acabada de la personalidad. Deben ser considerados, en este orden, todos los elementos y rasgos de naturaleza psicológica que conocemos; todo lo instintivo que se amalgama con lo temperamental para formar el núcleo primitivo sobre el que se afirma la personalidad definitiva. Ésta se moldea en el ambiente social, adquiriendo la múltiple facetación caracterológica, con tantas más variantes psicológicas cuanto' lo permita la capacidad intelectual. La inteligencia facilita la evolución del individuo, mediante los impulsos procedentes del núcleo instintivo activoafectivo, gestor de todos los deseos, inclinaciones y tendencias de la personalidad. Del análisis de lo expuesto surge nítidamente un doble aspecto de la personalidad: 1) El primer aspecto está dado por todo aquello que el sujeto posee en potencia cuando nace, es decir lo instintivo y temperamental exento de toda elaboración que lo modifique. Es lo que se conoce por personalidad estática. 2) El segundo aspecto se evidencia cuando la misma personalidad inicia su evolución dentro de la matriz social. Es lo que se ha llamado personalidad dinámica. La trayectoria que el individuo efectúa en el medio social, es lo que el Prof. Gonzalo Bosch llamó arco biológico evolutivo e involutivo de la personalidad humana. El recorrido de ese arco biológico comienza con el nacimiento cuando el individuo, abandonando la matriz humana, pasa a la matriz social; en su transcurso se suceden diversas etapas. 1º) La primera etapa abarca el período que corresponde a la primera y segunda infancia. Durante ese tiempo el niño crece realizando el acopio de conocimientos, hasta donde se lo permita el grado de desarrollo alcanzado y el caudal de su inteligencia. 2º) La segunda etapa corresponde a la pubertad y la juventud. Durante la misma continúa la adquisición de conocimientos en gran escala, ya sea en el campo del estudio, como en el aprendizaje de los oficios y tareas a que el hombre se dedique. No debemos olvidar que durante esta etapa acontece un hecho de gran trascendencia y proyección en la vida de la personalidad: la iniciación de la vida sexual por impulso de una nueva actividad de las glándulas genitales, con intensa repercusión en la afectividad y la actividad general del ser. Durante las dos primeras etapas de la vida, la memoria es la función intelectual que se muestra más activa. Esto se explica por la copiosa captación y fijación del bagaje de conocimientos, de orden general primero y especializados después, según sean las actividades hacia las que el individuo se incline. 3º) La tercera etapa corresponde a la edad adulta, cuya importancia reside en la reproducción y perpetuación de la especie. Es, además, la época de la madurez psíquica que se traduce en una fecunda producción intelectual y material y en el máximo rendimiento útil del individuo. En este período la función intelectual de mayor actividad es la imaginación que participa de todas las elaboraciones, ya sea en el campo intelectual puro como en todos los órdenes de la actividad humana. 4º) La etapa del climaterio que a semejanza de la pubertad, constituye un período de transición. Con él se inicia la curva descendente; al comienzo casi imperceptible va jalonando invariablemente la marcha involutiva de la personalidad. Físicamente se inicia el apagamiento de la sexualidad que se extinguirá en un plazo muy variable de una persona a otra. Simultáneamente, en el orden psíquico se inicia el período del reposo espiritual y de la reflexión serena, sin que en ningún momento se perciba déficit mental. A esta altura de la vida se alcanza la más completa madurez psíquica par la suma de los conocimientos adquiridos y las experiencias pasadas en el transcurso de la vida. El juicio es la función más activa. 5°) La última etapa del recorrido es la vejez. Decir vejez equivale a involución psíquica y física de la personalidad, que progresa irremediablemente hasta la muer*e del hombre el cual abandona la "matriz social" para pasar a la matriz cósmica. Además, debemos tener presente que, durante el transcurso de toda la existencia, la personalidad se mantiene invariable, siempre igual a sí misma, a pesar de los cambios caracterológicos que imprima la evolución y del deterioro físico que el andar del tiempo pueda acarrear. La memoria es la que permite conservar esta integridad de la personalidad al establecer el nexo entre el pasado y el presente. Es gracias a ella que el hombre mantiene la unidad y continuidad de su pequeño mundo, sintiéndose siempre el mismo en cualquier momento de su existencia. Avanzando en nuestro estudio en busca de una acertada definición de la personalidad, repetimos que somos conscientes de las dificultades con que se tropieza, pero confiamos en que, concretando en una definición los conceptos vertidos, se podrá tener una noción más acabada de la esencia misma del hombre. Ante todo consideramos a la personalidad como la resultante de la conjunción de diversos factores, que configuran distintos aspectos de la misma. 1º) El aspecto físico, en el que se involucran las características fisonómicas que la herencia transmite al individuo más lo adquirido, en el orden somático, durante el transcurso de la existencia. Estos caracteres permiten la individualización física de cada persona por rasgos particulares, que las hacen inconfundibles entre sí. Como prueba de esta afirmación recordamos la identificación personal por las impresiones digitales, cuya repetición aún no se ha dado. 2º) El aspecto -psíquico-anímico de la personalidad, proporcionado por el núcleo instintivo, común a todos los hombres y trasmitido por la herencia filogenética. De allí surge la primitiva fuente de la afectividad del individuo, fuente donde se vierten las tendencias, inclinaciones, deseos y emociones que alimentan la vida afectiva y la conducta del hombre. En ese punto se hace bien notorio el ensamble de lo físico con lo psíquico, debido a la activa participación del fisiologismo somático que actuando sobre la fuente instintiva activo-afectiva le imprime características particulares. Esto determina la creación de un estado afectivo de orden general, a la manera de una pantalla panorámica receptora de los estímulos e impactos de la vida de cada ser, y que al mismo tiempo, da el grado y carácter de la reacción que aquéllos provocan. Esta influencia es recíproca; es factible comprobar la extraordinaria importancia que todo lo psíquico tiene sobre lo somático, reciprocidad que obliga a admitir la correlación entre lo psíquico y lo somático, asegurado por una doble corriente: la psicosomática y la somatopsíquica. En esta correlación desempeña, indiscutiblemente, un papel de importancia el sistema vegetativo neuroendocrino, que domina en este campo de la personalidad humana. Como consecuencia de la compenetración psicofísica con todas sus correlaciones se establece el humor o estado de ánimo habitual del individuo, lo que representa en última instancia el temperamento, que no es otra cosa que el aspecto psíquico-anímico de la personalidad. Esta vida anímica es regida por los centros nerviosos hipotalámicos que tienen bajo su dependencia la vida de los órganos que aparece como una actividad subconsciente, pero que, en cualquier momento y por diversas circunstancias, puede hacerse súbitamente consciente ocupando el campo de la actividad psíquica superior. 3º) El tercer aspecto de la personalidad, el de mayor jerarquía, es el que llamaremos: psíquicoespiritual y que concierne al plano espiritual. En este nuevo aspecto surgen en primer plano la inteligencia, verdadera esencia del hombre, única capaz de jerarquizar a las funciones psíquicas superiores: conciencia, juicio, razón y creación, que hacen del hombre el ser superior de la tierra. No existe nada más abstracto que la inteligencia en el conglomerado de factores que concurren a integrar la personalidad y que gravite en forma más destacada para dar un sello definitivo a la misma. En efecto, cuando nos referimos a la inteligencia de un individuo determinado no nos es posible desligarnos del concepto de personalidad. Nunca tendremos un concepto acabado de aquél mientras no podamos aquilatar su caudal intelectual, de lo que deducimos que, si bien todo es de un valor incalculable en la psique, la inteligencia es soberana sobre todos los factores que la integran. Por estas razones nuestro criterio nos inclina a pensar que la definición de la inteligencia engloba, en parte, a la definición de la personalidad. Siguiendo a Stern podemos decir: "la inteligencia permite la solución de cuanto problema o situación nueva se plantean al individuo". Agregaremos que la inteligencia constituye un núcleo que se incrusta en la personalidad, con la que forma un todo único y a la que modela con características particulares que le confieren individualidad. La inteligencia impregna toda la psique, estimula la evolución del individuo que, poco a poco, supera todos los planos hasta alcanzar los más elevados, a medida que se aleja de lo concreto y adquiere mayor autonomía cuanto más aumenta su radio de acción. Merced a esa evolución es como la personalidad humana llega a la conquista de la autoconducción y de la autodeterminación, porque la inteligencia le confiere una comprensión y una crítica lógica, rectoras de una moral y una conducta que facilitan su libre desplazamiento en el ámbito social. La inteligencia interviene activamente en todas las manifestaciones de la vida superior o espiritual del hombre, compenetrándose tan íntimamente que resulta imposible deslindar lo que es la personalidad de lo que es la inteligencia, al extremo que pensamos que al decir: esta inteligencia, decimos: "esta personalidad". Dicho con otras palabras, la inteligencia es la que nos facilita la vida psíquica superior, porque involucra las tres capacidades que generan y rigen toda la vida psíquicoespiritual del hombre: capacidad de comprensión, de crítica y de creación. a) La comprensión nos permite la adquisición de los conocimientos, ya que antes de ser asimilados deberán ser comprendidos, primer paso hacia la correcta elaboración intelectual. La inteligencia hace entrar en actividad y se vale de funciones psíquicas como la atención, la sensopercepción y la memoria para comprender. En realidad percibir es comprender. Merced a la elaboración intelectual de la comprensión un objeto captado por la sensopercepción en su forma adquiere, con los datos que por asociación aporta la memoria, los atributos o cualidades que sirven para su individualización, con lo que se tendrá una idea o concepto definitivo del mismo. Así se va integrando el capital cognoscitivo, tanto para las cosas concretas como para las abstractas. La comprensión es un fenómeno intelectual complejo que sólo se lleva a cabo con la participación y contribución de toda la psique. En efecto, la comprensión de un hecho o situación nueva sólo se logra mediante la comparación con los elementos de nuestro conocimiento almacenado, proceso que nos permite valorar lo nuevo al relacionarlo e identificarlo con el material anteriormente asimilado. b) Para lograr la correcta comprensión es necesaria la participación de otra de las manifestaciones de la inteligencia: la capacidad de crítica. El juicio o crítica actúa relacionando, identificando, comparando y valorando, lo que le permite aceptar o rechazar cada uno de los conocimientos que son sometidos a su revisión y llegar a una conclusión cabal entre los diversos conceptos. Como el juicio ordena y adapta los conocimientos según la capacidad del individuo, el valor de los juicios se convierte también en una característica o sello de la personalidad. Ésta es la razón por la que un conocimiento se nos muestra bajo distintos aspectos, de acuerdo con los diversos juicios a que ha sido sometido; en efecto, es imposible encontrar a dos personas con coincidencia total de juicios y pensamientos, de lo que resulta la dificultad para obtener acuerdo entre los hombres. En definitiva, todo el material del conocimiento, para ser asimilado, debe ser previamente supervisado por el juicio que, al elaborarlo, conduce a su comprensión. c) Finalmente, la inteligencia culmina por la capacidad de creación. La imaginación creadora es una función psíquica superior; ella puede crear nuevos conceptos mediante el manejo de los conocimientos que forman el acervo intelectual personal. La creación interviene en todos los órdenes de la actividad humana, desde el juego de los niños hasta las obras más grandiosas y los pensamientos más elevados del ingenio humano. Como la comprensión, la creación tampoco trabaja independientemente, su íntima colaboradora es la crítica que, al arribar a una conclusión, acepta o rechaza lo creado. La crítica se convierte por ello en un elemento de primordial valor para la psique, puesto que controla no sólo aquello que debe adquirirse desde el exterior, sino también lo que elabora la imaginación creadora. A poco que nos detengamos a cotejar valores entre ambas formas de elaboraciones, intelectuales: comprensión-crítica y creación Critica, se comprenderá la mayor importancia de la segunda. La creación evidencia el vigor intelectual, patrimonio de cada individuo. Según sea ese vigor, es decir, condicionada por los respectivos caudales intelectuales, la evolución de las personas se detiene a distintos niveles. Esa variedad de valores se extiende desde las personalidades que sólo están capacitadas para desempeñarse en los niveles más bajos, no pasando del plano de lo concreto, hasta las capacidades para las creaciones geniales. La suma de todas estas capacidades nos permitirá aquilatar el potencial intelectual del individuo. Tras este breve estudio llegamos a la conclusión de que, en el aspecto psíquico-espiritual, corresponde a la inteligencia dar caracteres definitivos a la personalidad. Mediante su actividad, que rige todo el funcionalismo psíquico superior, el hombre penetra en el campo de la conciencia y en el mundo de lo consciente. La conciencia es la resultante de la actividad psíquica en cada instante de la vida; hace posible el conocimiento de nuestra propia personalidad y del mundo que nos rodea. Gracias a ella tenemos noción de una situación especialísima y muy personal que ha sido llamada: estado de conciencia. Por ese estado somos conscientes de nuestra personalidad y de nuestra posición frente al mundo en cada instante del acontecer psíquico. El estado de conciencia es de extraordinaria y constante movilidad, jamás permanece estático, debido, sobre todo, a las continuas modificaciones que produce la sensopercepción con sus múltiples y variables captaciones durante la vigilia. Podríamos decir, para aclarar el concepto, que la conciencia hace las veces de gabinete de trabajo de la psique; a ella llega para ser sometido a las elaboraciones psíquicas pertinentes, todo el material recogido por la sensopercepción así como el aportado por la memoria y la imaginación. En ella se hacen conscientes todos nuestros conocimientos, todos nuestros estados afectivos bajo la forma de sentimientos y pasiones, y todos los actos que condicionan nuestra conducta. Por lo tanto, la conciencia no es otra cosa que el registro permanente de toda la existencia de la persona. Si recordamos que el mundo de la actividad subconsciente, regido por los centros de la vida vegetativa puede, en determinadas circunstancias, caer en el campo de lo consciente, comprenderemos que en la conciencia no sólo se hace consciente la vida psicológica sino también la vida orgánica. Estas experiencias son las que transmiten al hombre una perfecta noción del yo y de su orientación tempero-espacial, por lo que, gracias a la conciencia, el hombre sabe que existe, quién es, dónde está, qué momento vive, qué piensa, qué desea y qué hace. Para terminar y antes de definir a la personalidad, corresponde destacar que el hombre no es simplemente instinto y soma; constituye una entidad mucho más compleja. En efecto, por sobre lo físico e instintivo existe algo mucho más elevado, de gran jerarquía y sutileza, que se revé- la en su conciencia, en su razón y en su inteligencia; el hombre es, en definitiva, cuerpo, mente y espíritu. Nuestro concepto definitivo de la personalidad lo expondremos en la siguiente definición: "La personalidad humana es la resultante de una compleja conjunción de factores y disposiciones que la herencia ancestral transmite a la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la inteligencia, que la impulsa a la evolución psíquicoespiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón, el ámbito de lo consciente, la autoconducción y la autodeterminación". PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD Considerar a la personalidad humana desde el punto de vista de la psicopatología, presupone tener en cuenta dos aspectos diferentes. 1º) En primer término consideramos todos los factores y disposiciones que, con sus variantes, concurren a la integración de la personalidad, o sea todo lo concerniente a lo instintivo, lo temperamental, lo caracterológico y ambiental, con el agregado de lo que atañe a la inteligencia. No interesan, bajo este aspecto, las pequeñas variantes que individualizan y distinguen entre sí a las personas, sino las grandes variantes que dan lugar a la formación de tipos patrones bien definidos, que, sin llegar a ser netamente patológicos, tampoco encajan dentro de los límites de la normalidad. A estos tipos debemos abarcarlos con la denominación general de: defectos constitucionales de la personalidad; a ellos pertenecen las personalidades psicopáticas. 2º) En el segundo aspecto se consideran las alteraciones patológicas propiamente dichas de la personalidad, las que pueden ser transitorias o producir modificaciones indelebles, pero que, en todos los casos aparecen con caracteres inexistentes hasta el momento de su manifestación. Estas modificaciones patológicas pueden darse en cualquier persona, tenga o no una característica psicopática, es decir, que se trata de procesos patológicos de los que nadie se encuentra exento. Reservamos para estos casos la denominación de "alteraciones patológicas de la personalidad". Defectos constitucionales de la personalidad: personalidades psicopáticas Corresponde aclarar, en primera instancia, que no existe, hasta ahora, ninguna clasificación definitiva sobre las personalidades psicopáticas, al extremo de que cada autor tiene la suya propia. En consecuencia, nosotros presentaremos sucesivamente, y por orden de importancia, las principales personalidades psicopáticas por todos conocidas, nítidamente diferenciables e inconfundibles en la gama infinita de las mismas. Por otra parte, aclaramos que estos tipos patrones tampoco se encuentran en ab- soluto grado de pureza. Lo corriente es comprobar que, junto a un determinado tipo patrón, interfieren y se superponen rasgos o caracteres que pertenecen a otros tipos. De esta manera, las variantes se multiplican en forma exuberante haciendo imposible la clasificación de todas ellas, tanto más si recordamos la gran importancia del caudal intelectual en el sentido de imprimir innumerables matices a la personalidad. A continuación estudiaremos las diversas personalidades psicopáticas, con especificación de los rasgos que denuncian a cada una. 1º) PERSONALIDAD INSTINTIVA: Las manifestaciones instintivas son, normalmente, propias de todas las personas, cualquiera sea su grado de evolución. Pero, corrientemente, los actos instintivos predominan en los primeros años de la vida, cuando recién se inicia la evolución del individuo, y en las personas que padecen una detención del desarrollo psíquico. En estas últimas, la pobreza intelectual dificulta las inhibiciones corticales, que en condiciones normales, someten a su elaboración y control a los actos instintivos. Por obra de dichas inhibiciones, las manifestaciones del instinto son frenadas en sus reacciones violentas; se suavizan, se moderan o transforman. Sabemos que el instinto, con sus numerosas expresiones, tiene bajo su égida a todos los mecanismos que rigen la vida subcortical o vegetativa, que vela por la integridad y conservación del individuo y de la especie. Su forma de reaccionar es siempre automática, lo cual se explica porque los mecanismos psicológicos y motores ya están perfectamente diferenciados desde el nacimiento. Cuando el instinto desencadena su mecanismo con toda su violencia, sin la intervención psíquica superior, su acción es conocida con el nombre de impulso o acto impulsivo. Las personalidades en las que los actos impulsivos son irrefrenables e incontrolados son las que llamamos: personalidades instintivas. Pertenecen a este grupo todas aquellas personas que tienen cierto grado de insuficiencia en su evolución, y que, por su escaso vigor mental, se descontrolan con suma facilidad. Descartamos de este grupo a los oligofrénicos profundos, que pertenecen al campo de la patología. Los impulsos que padecen estas personalidades responden siempre a la especificación del instinto; por esa razón son siempre iguales a sí mismos, lo que implica los mismos movimientos, con el empleo de los mismos grupos musculares y, por ende, participando siempre las mismas vías motoras. Muchas veces ocurre, en estas personalidades, que el impulso no responde con exactitud a lo que imponen las necesidades instintivas. El instinto se presenta, entonces, modificado en su esencia, cambiado en sus actos específicos, empleando movimientos y vías motoras que no son las usuales, por lo que los actos impulsivos resultan totalmente anómalos. Estas perturbaciones son las que se conocen con el nombre de perversiones instintivas. Las perversiones instintivas se pueden observar en todas las manifestaciones del instinto. Entre las más frecuentes del instinto de nutrición figuran: 1) MALACIA: es el impulso de comer alimentos de una manera anormal, realizando mezclas extrañas, con el agregado del empleo excesivo de condimentos raros. Se ha pensado que, en algunos casos, pueda deberse a una carencia de vitaminas, respondiendo el instinto de nutrición con una reacción anormal. Salvo estos casos, la malacia se halla en personalidades normales, como ocurre con algunos histéricos. 2) PICA: perversión del instinto de nutrición, cuyo impulso lleva a la ingestión de substancias no alimenticias, cuerpos extraños, tierra, tinta, papel, etc. Esta perturbación la hallamos en los frenasténicos y dementes; en estos últimos por la debilitación psíquica. 3) COPROFAGIA: es una variedad de la anterior; el cuerpo extraño que se ingiere es el excremento. Tanto la pica como la coprofagia pueden observarse en los niños pequeños no oligofrénicos. 4) BULIMIA: el individuo se ve impulsado a ingerir alimentos con extraordinaria glotonería, en forma desenfrenada, sin reparar en lo que ingiere, aunque se trate de alimentos en mal estado de conservación. Es frecuente en los oligofrénicos y dementes. 5) DIPSOMANÍA: perversión que se manifiesta por el impulso irrefrenable de beber gran cantidad de alcohol, ya sea puro, en distintas bebidas o en cualquier substancia que lo contenga. Nos ocuparemos a continuación de las numerosas y frecuentes perversiones del instinto sexual: 1) SADISMO: la perversión instintiva se manifiesta por la impulsión irrefrenable a infligir sufrimiento a la pareja, condición indispensable para obtener satisfacción sexual. En ocasiones, el sufrimiento físico es reemplazado por actos que significan el avasallamiento, humillación y sumisión de la pareja en el acto sexual, tal como orinar y excrementar sobre quien ha de ser instrumento de goce sexual. 2) MASOQUISMO: caso inverso al anterior; la condición previa para obtener satisfacción sexual, es la autolesión y el autosufrimiento. 3) EXHIBICIONISMO: aberración del instinto sexual que consiste en el impulso a descubrir y exhibir los órganos genitales y zonas erógenas. Suele observarse en las personalidades instintivas y en las psíquicamente debilitadas por el comienzo de un proceso demencial. Evidencia incapacidad, timidez o temor de acercarse al sexo opuesto; esta dificultad, al desviar la acción instintiva normal, induce a buscar, mediante la exhibición, la atención del sexo opuesto, lo que suele bastar para obtener goce sexual, con frecuencia estimulado con la masturbación. 4) FETICHISMO : el instinto se satisface mediante el impulso que conduce a apoderarse de prendas, objetos y pertenencias de la persona deseada. Esta perturbación es casi exclusiva del sexo masculino. Entre los objetos que más frecuentemente desencadenan el orgasmo y satisfacción sexual figuran los cabellos y prendas de vestir. 5) BESTIALISMO : La aberración consiste en el impulso al coito con animales. Es de observación frecuente en los oligofrénicos a los que la insuficiencia los incapacita en su acercamiento y en sus relaciones sexuales normales. 6) NECROFILIA: perversión que impulsa a la obtención de satisfacción sexual con cadáveres. No sólo se refiere a la violación sexual de los mismos, sino también a diversas maniobras realizadas con tal fin. 7) HOMOSEXUALIDAD: Es la perversión que impulsa a efectuar maniobras erotizantes y al coito homosexual. Recordamos que el homosexual puede ser activo, pasivo, o con frecuencia, ambas cosas a la vez. Las perversiones del instinto gregario o social se manifiestan bajo las siguientes formas: 1) CLEPTOMANÍA: es la impulsión al robo, que se efectúa sin necesidad alguna y en forma descontrolada. 2) IMPULSIÓN HOMICIDA: que puede observarse en algunos casos de psicosis epilépticas. Esta agresión se produce en los estados crepusculares por estrechamiento de la conciencia. 3) IMPULSIÓN SUICIDA: que se observa en los melancólicos. En estos casos la perversión instintiva se debe al sentimiento catastrófico que embarga a estos enfermos y que llega hasta la anulación del deseo de vivir, que es el instinto mismo. 4) PIROMANÍA: es la impulsión incendiaria. Frecuente en los epilépticos, en cuyos estados crepusculares se producen las agresiones gregarias descontroladas. 5) DROMOMANÍA: impulsión a la fuga; propia también de los epilépticos. Para terminar recalcamos que, en las personalidades instintivas se pueden observar todas las manifestaciones impulsivas del instinto y sus perversiones. 2º) PERSONALIDAD PARANOICA: La personalidad paranoica tiene su raíz en la disposición activo-afectiva que Delmás y Boíl denominaron avidez. Esta personalidad psicopática reviste gran importancia, no sólo por su frecuencia sino por la gran difusión e interferencia de sus rasgos en otras personalidades, a las que imprime caracteres especiales. Estudiaremos a continuación los caracteres que configuran a la personalidad paranoica. 1) En primer término, es digna de mención la sobrevaloración. El paranoico manifiesta siempre una gran propensión a la sobreestimación de sí mismo, revelando en esa forma la hipertrofia del "yo", que lo lleva a sentirse superior a los demás en todos los órdenes de cosas y de ideas. Poseedor exclusivo de la razón y de la verdad, sus razones son las únicas valederas; lucha por ellas y trata de imponer sus ideas con denodado empeño. El sentimiento de sobrevaloración, que lo hace sentirse el único ser capaz, indispensable e insustituible, se exalta a medida que desestima el valer y los méritos de sus semejantes, que actúan en su mismo medio social. Esta sobreestimación desmedida del "yo" es la expresión más acabada de la avidez enfermiza que embarga a la personalidad. 2) Se destaca también por un intenso sentimiento de amor propio, que se halla en directa dependencia o, mejor aún, íntimamente ligado a la sobrevaloración. En efecto, toda persona que se sobreestima es necesariamente orgullosa. 3) El paranoico es muy susceptible. Muestra marcada tendencia a relacionar con su persona cuanto acontece en su derredor- es excesivamente quisquilloso. 4) Dada su manera de ser y de actuar provoca continuos conflictos. Su idiosincrasia le acarrea dificultades en el medio en que se desenvuelve, y como se trata de un inadaptado social se procura eludirlo y evitar su contacto, para alejar las molestias que ocasiona; al final se le excluye y se le aísla. 5) Como corolario, arraiga en el paranoico un "sentimiento de disconformidad" nacido de la insatisfacción que le produce la disparidad entre lo que íntimamente apetece y lo que la realidad ambiental le brinda. 6) Marcado sentimiento de desconfianza. Como resultado de la comprobación de que se le evita y ante la evidencia de que las circunstancias y las personas no le son favorables desconfía de todos y atribuye a sus semejantes sus desazones e inconvenientes. 7) En definitiva, la personalidad paranoica se caracteriza por su tendencia dominante y batalladora, por un intenso deseo de luchar por la imposición de sus razones y de dominar en todas las situaciones de la vida. Estas personalidades presentan un rico panorama afectivo de predominio displacentero, debido a que se destacan en ellas los sentimientos egoístas. La sobrevaloración y la gran egolatría son una prueba de ello y, en su afán de prevalecer, acarrean para sí mismos y para los demás inconvenientes y situaciones desagradables que culminan en la disconformidad y el temor, convirtiéndose en permanentes insatisfechos y displacenteros. 3º) PERSONALIDAD CICLOTÍMICA: La personalidad ciclotímica tiene también como las anteriores, gran difusión en el género humano; su característica fundamental son las fáciles oscilaciones del tono afectivo y de la actividad. De acuerdo con los estudios y conclusiones de Kretschmer, a los que ya nos hemos referido, la personalidad ciclotímica responde, desde el punto de vista somático, a la constitución pícnica, denominándose a la constitución psicológica tipo cicloide. Estas conclusiones pueden ser aceptadas de una manera general, pero de ningún modo en forma absoluta. La coincidencia entre la constitución morfológica y la psicológica no se puede admitir como una regla fija, pues, si bien es dado observarla en. algunos casos en muchísimos otros tal coincidencia no se produce. Según Delmás y Boíl las características psicológicas de los ciclotími-cos tienen su origen en la preponderancia de la disposición actividad. La personalidad ciclotímica presenta a considerar dos aspectos fundamentales •-de su constitución: el de la afectividad .y el de la actividad. Ambas sufren alternativas afines con uno y otro polo del humor, dando lugar a dos posiciones psicológicas opuestas. Cuando domina el polo alto del humor, el ciclotímico se presenta alegre y optimista; acostumbramos a decir entonces que está en más. Cuando, por el contrario, domina el polo bajo del humor, el ciclotímico se manifiesta triste y pesimista, por lo que decimos que está en menos. Describiremos por separado estos dos tipos opuestos de ciclotímicos. 1º) Ciclotímicos en más: En este polo del humor, la personalidad se presenta eufórica, satisfecha y optimista. Es comunicativa y de fácil adaptación al ambiente, rápidamente entra en contacto y se relaciona con las personas que la rodean; el más insignificante motivo da lugar para entablar conversación y para franquearse con quien sea y en cualquier circunstancia. Estos ciclotímicos se caracterizan por ser generalmente de buen carácter y bondadosos, siempre que en la integración de la personalidad no intervengan elementos perversos. Se vuelcan totalmente hacia el exterior, son extrovertidos, atrayendo siempre la atención de la concurrencia en fiestas y puntos de reunión, favorecido todo por la franca ecotimia, que es patrimonio de esta personalidad. Además son receptores de los estados afectivos de las personas que los rodean, alegrándose o condoliéndose rápida y sinceramente-; por esta causa, también, infunden su estado de ánimo a los demás, a quienes parece que: contagian su humor. Considerada la personalidad ciclotímica desde el punto de vista de su actividad, muestra una marcada hiper actividad e hiperbulia, que se revela en todas sus manifestaciones. El optimismo, acoplado a la hiperbulia, convierte al ciclotímico en un sujeto emprendedor, afecto a empresas que, aún difíciles, nunca lo amilanan; no existe para él el fantasma del fracaso. En efecto, frente a problemas o situaciones serias adopta una actitud práctica y realista, denotando gran vivacidad y tomando rápidas decisiones, con clara y exacta visión del rumbo a seguir. Todo converge para crear un sentimiento que prevalece y domina en el ciclotímico, es el sentimiento de triunfo de que habla Fierre Janet en el maníaco, pero que, en realidad, es un componente de la personalidad psicopática cuando está en más. 2º) Ciclotímico en menos: Cuando el ciclotímico está en el polo de la depresión y la tristeza, se muestra con un aspecto completamente opuesto al anterior. Triste, callado y pesimista. Difícilmente manifiesta alegría; malhumorado, todo se le torna adverso y todo lo contraría. La personalidad se muestra apagada, deprimida, embargada por el pesimismo, que es alimentado por vivencias displacenteras, por temores y presentimientos desagradables. Retraído e introvertido, siempre ensimismado en sus pensamientos, la vida le presenta su faz menos amable. Todo este cuadro psíquico se complementa con hipoactividad e hipobulia, que se hace bien manifiesta por la bradipsiquia con que se realizan las elaboraciones mentales. Personalidad poco emprendedora y temerosa, vive obsesionada con el fracaso porque prevalece el sentimiento catastrófico que Janet describe en los melancólicos, pero que, en realidad, no es otra cosa que la exacerbación de lo que ya preexiste en la personalidad, la mayor parte de las veces. Comprobamos pues, que en la personalidad ciclotímica se encuentran los elementos de dos estados activo-afectivos opuestos, que oscilan entre la euforia, excitación y optimismo por un lado y la depresión, tristeza y pesimismo por otro. Estos elementos constituyen los gérmenes hipomaníacos y melancólicos que se hallan contenidos en la personalidad ciclotímica. 4º) PERSONALIDAD ESQUIZOTÍMICA: Entre las personalidades humanas, la esquizotímica es de relativa frecuencia, por lo que se le asigna un lugar preponderante en el estudio de las mismas. Corresponde al tipo constitucional que Kretschmer aisló bajo la denominación de tipo esquizoide. Este mismo autor habla de la preponderancia entre. dicha constitución psicológica y la constitución somática que llamó: leptosómica-asténica. Ateniéndonos al mismo criterio que guía nuestro parecer respecto de la personalidad ciclotímica, pensamos que, si bien esa coincidencia se observa y debe admitirse, nunca podrá ser considerada como una regla fija. Llama preferentemente la atención, en el estudio del esquizotímico, el doble aspecto que muestran la afectividad y la conducta. Esta doble faz es la que proporciona la noción de división (esquizo), así como la falta de unidad e integridad, el todo dando la impresión de discordancia, lo que constituye la característica fundamental de esas personalidades. La primera faz, la que aflora en el esquizotímico, la más aparente, más superficial y exterior, traduce el estado de ánimo que despiertan las vivencias nacidas de la posición del individuo frente al mundo-y al medio social. La segunda faz, presenta el panorama afectivo profundo, supeditado a las vivencias que despierta su vida interior. 1º) Faz superficial: En sus reacciones afectivas frente al ambiente social, el esquizotímico se muestra discordante. La generalidad de las veces revela una afectividad obtusa o torpe, de escasa repercusión emocional, a la que el humor mantiene en permanente oscilación en otras personalidades. Esto no significa que el esquizotímico no pueda experimentar alegría o tristeza, sino que su capacidad reactiva frente a los estímulos es lenta, torpe e inadecuada a la intensidad de los mismos, es decir, que no experimenta conmociones bruscas en el humor. De aquí una personalidad afectivamente inexpresiva y fría. Otras veces, con menor frecuencia, el esquizotímico manifiesta hipersensibilidad y extraordinaria riqueza afectiva, con honda repercusión frente a la estimación ambiental. Pero aún así en casos de intensa tensión emocional, suelen ser incapaces de descargar esa tensión por el llanto o por la risa, cuya explosión aminora rápidamente la sobrecarga emocional. Estas características determinan que el esquizotímico se muestre a la sociedad como una persona de apariencia entre seria y tímida, hosca o reservada; es una personalidad de difícil adaptación o desadaptada al medio social, no sintoniza con él, es poco sociable y a veces insociable, huidiza y amiga de la soledad. Quien ostenta la personalidad esquizotímica no participa activamente en el ambiente social; su tendencia a la introversión y el autismo no condicen con los imperativos gregarios del instinto. 2º) Faz interior: El aspecto interior u oculto de la afectividad en la personalidad esquizotímica presenta la misma discordancia que la faz exterior. Por un lado observamos una riquísima afectividad con notable hiper-sensibilidad, que es alimentada, la mayor parte de los casos, por sentimientos impersonales. Por esa razón, cuando los esquizotímicos están dotados de buen caudal intelectual son inclinados al arte, a la filosofía, a los libros, a la naturaleza y al estudio en general. Estos sentimientos impersonales están en perfecta concordancia con la tendencia de la personalidad a la introversión y al automatismo, desde que, el aislamiento predispone al individuo para el intenso desarrollo de su vida interior. Rica vida interior que no se revela debido a la natural reserva del individuo con respecto a sus sentimientos, los que sólo pueden ser adivinados a través de la exquisitez de sus producciones. Desde otro punto de vista la faz interior muestra una franca insensibilidad o anestesia afectiva. Esta pobreza se hace manifiesta en la exteriorización de sentimientos en el aspecto gregario, es decir, hacia el prójimo, para quien son fríos e insensibles. Para terminar con las características de la personalidad esquizotímica, señalamos que sus manifestaciones afectivas revelan una conducta extraña y muy particular, que contrasta con la manera de ser y actuar de la mayor parte de las personas. Son frecuentes en ella las extravagancias, oscilando entre el simple rechazo del ambiente y de los semejantes, hasta la franca hostilidad y las reacciones exabruptas. 5º) PERSONALIDAD PERVERSA: La personalidad perversa se caracteriza fundamentalmente por el déficit de la bondad. Es ésta una de las disposiciones más importantes de que se halla dotada la personalidad humana; su carencia la hace desaprensiva, malvada y antisocial. No coincidimos con quienes sostienen que esta personalidad es afectivamente pobre, o bien, que tiene anestesia afectiva. Según nuestro parecer, cometen el grave error de creer que el perverso es incapaz de experimentar vivencias afectivas, desde que pueden ser frecuentes en él las reacciones emocionales de miedo y de cólera. Ambas emociones responden a inclinaciones egoístas de la personalidad, al egocentrismo surgido del instinto de conservación del individuo. En condiciones normales, ese egocentrismo instintivo se equilibra gracias al contrapeso que opone la emoción de afecto o amor, determinada por las inclinaciones altruistas de la personalidad. Éstas también responden a imperativos del instinto, pero las guía una finalidad más noble y de mayor alcance, que trasciende los límites -del yo para prodigarse, proteger y sacrificarse por los semejantes, con lo que se asegura la conservación de la especie. Junto a esas inclinaciones altruistas y a la emoción de amor germina la bondad, que constituye una disposición de inmenso valor que jerarquiza a la personalidad cuando ésta se halla bien dotada. La bondad representa, en el plano espiritual, la suma de todas las tendencias altruistas, de todos los sentimientos más acrisolados del hombre, de aquellos que conciernen a la nobleza del espíritu, a los conceptos éticos, a las normas de belleza y de convivencia que mantienen la armonía en las relaciones interhumanas. La personalidad perversa es la resultante de la falta de bondad; se debe a que el ámbito afectivo de la emoción de amor o sexual queda circunscripto al terreno emocional primario, donde se descargan las fuerzas instintivas que satisfacen al mandato de la especie. Estas emociones no trascienden el campo personal psicofísico, desde el momento que sólo son estimuladas por los apetitos somáticos que el intruso se encarga de avivar. Vale decir que, en estos casos, la emoción sexual no supera la etapa primaria, no se eleva al plano espiritual, no surgen las inclinaciones altruistas, faltan los afectos y la bondad cuyo florecimiento tiene lugar, precisamente, cuando la emoción se intelectualiza para pasar al campo espiritual. Llegamos así a la conclusión de que la personalidad perversa tiene su panorama afectivo, pudiendo aceptarse la anestesia únicamente en lo que respecta a la bondad, a los afectos y a la ética. De un modo general, el perverso sé caracteriza por su tendencia al daño, al mal y a la crueldad. Esta personalidad debe ser considerada bajo dos aspectos diferentes, según haya o no caudal intelectual. Lo más frecuente es observar que la personalidad perversa se encuentra asociada a la oligofrenia. Se insinúa desde muy temprana edad, mostrando los niños una particular tendencia a molestar y hacer sufrir a los animales y a otros niños de su misma edad. El niño perverso se muestra completamente insensible a las súplicas y muestras de dolor, lo que se explica por la carencia de afectos y de bondad. Jamás experimenta afectos, aun cuando el medio familiar o ambiental pueda ser pródigo en ellos; asimismo, su comportamiento lo hace incapaz de despertar afectos en otras personas. Hay que tener en cuenta que, en los casos en que se asocian perversidad y oligofrenia, los individuos se hallan incapacitados para discernir entre el bien y el mal, de manera que se convierten en verdaderos inadaptados sociales. Su actitud es siempre de hostilidad y agresión a la sociedad, no encontrándose en ellos la más mínima manifestación del instinto gregario, cuya negación constituyen. Efectivamente, está latente en ellos la agresión a la sociedad, el latrocinio, el crimen y su inclinación a todas las formas de la delincuencia. No muestran ningún indicio de bondad, de compasión o condolencia por los sufrimientos que ocasionan a otros seres, tanto a animales como a semejantes; en cambio nos es dado observar que en todas sus manifestaciones se revela la crueldad. Distinto es el panorama cuando se trata de la personalidad perversa dotada de una capacidad intelectual normal. En este caso, el comportamiento del perverso difiere del anterior porque la inteligencia le permite la comprensión perfecta de lo que son las normas y leyes sociales, así como de las buenas costumbres y la sana moral. Sabe que sus actos son censurables y punibles, por lo que trata de ocultar y disimular sus impulsos hasta que, cuando la oportunidad se torna propicia, el mal y la crueldad se desatan sin ninguna represión. Sin embargo, a pesar de su disimulo, estos perversos traslucen su impasibilidad ante el sufrimiento de sus semejantes, su inmutabilidad ante las penas y las alegrías de los demás, quienes no hallan nunca correspondencia; no se vislumbra en ellos ningún afecto. No se perturban ante las críticas adversas determinadas por su comportamiento, todo transcurre ante la mayor indiferencia y despreocupación; únicamente procuran la satisfacción de sus deseos y la obtención del fin propuesto sin reparar en los medios. La ética, las buenas costumbres, el honor y cuanto pueda significar sentimientos elevados y de superación espiritual, no hallan eco en su alma. No existiendo bondad, no es posible hallar compasión, caridad ni amor al prójimo; hay una total carencia de afectos, aún en el orden familiar. Los perversos son personas estériles y perjudiciales en el sentido social; son enemigos de la sociedad, sobre la que hacen recaer su crueldad y los oscuros designios de su personalidad fría y malvada en la que no germinó el amor. Estas personalidades han sido denominadas por Schneider: fríos de alma, mientras que Kraepelin los llamó: desalmados. Su actitud indiferente ante las situaciones humanas de mayor dramaticidad los convierte en seres repudiables y repulsivos. (Locos morales de Ferri.) 6º) PERSONALIDAD HIPEREMOTIVA: En la personalidad hiperemotiva, que responde a la "constitución emotiva" de Dupré, existe un marcado predominio de la disposición emotividad, que es la capacidad reactiva emocional de cada persona frente a las más variadas circunstancias que la vida le depara. Esa capacidad reactiva es exquisita, más aún, extremadamente exagerada en la "constitución emotiva". La característica fundamental de la personalidad hiperemotiva es su gran sensibilidad frente a los estímulos, que le producen siempre una reacción emocional intensa. La reacción es exagerada y desmedida con relación a la intensidad de la causa que desencadena la emoción, muy a menudo de una apreciación insignificante. La personalidad hiperemotiva pues, tiene mayor receptividad que las personas corrientes; en ellas, las emociones surgen con mayor facilidad, presentando simultáneamente una intensa carga afectiva que les confiere mayor duración y repercusión general. Parece existir un desequilibrio en los mecanismos psíquicos inhibidores que los incapacita para frenar las descargas emocionales, provocan do algo así como un descenso del límite normal donde se producen dichas descargas. Es una forma de inmadurez psíquica de la personalidad hiperemotiva, debida a una particular fragilidad constitucional que le impide reaccionar adecuadamente ante los estímulos determinantes de violentos estados emocionales. Se descuenta por lo tanto que, en estas personas, se presentan con gran intensidad los concomitantes orgánicos que acompañan siempre a las emociones. Entre las principales manifestaciones se observan: 1) Una exaltación general de todos los reflejos, por una excitabilidad particular del sistema nervioso. 2) Una frecuente hipersensibilidad cutánea, con una marcada hiperestesia. 3) Numerosas manifestaciones somáticas en el orden neurovegetativo. Desde este punto de vista son muy apreciables los espasmos a nivel de la musculatura lisa. Pagan tributo, en primer término, los músculos lisos encargados de la motricidad de los órganos del aparato digestivo; así se observan espasmos a nivel del esófago, del estómago y de los intestinos. Son de gran importancia también, entre los trastornos neurovegetativos, los de orden vasomotor, como el enrojecimiento y palidez faciales de acuerdo con el estado emocional imperante. La observación permite afirmar que la personalidad hiperemotiva, en sus exacerbaciones, no pasa de provocar estados neuróticos y de organoneurosis; en ocasiones pueden observarse cuadros delirantes agudos de carácter reactivo. El hiperemotivo presenta una gran predisposición a la angustia y a la ansiedad, que constituyen emociones complejas que presentan un doble aspecto a considerar: el físico y el psíquico. En el plano físico: a partir de un estímulo determinado se desencadena un intenso estado emocional; la repercusión somática origina espasmos a nivel del tracto digestivo y trastornos vasomotores con marcados espasmos vasculares, cuyo conjunto son las manifestaciones que subjetivamente experimenta el individuo, culminando con la sensación de ahogo y constricción precordial hasta finalizar con el llanto y la descarga ansiosa. Desde el punto de vista psíquico, las características fundamentales de la angustia y la ansiedad son: temores inciertos e indefinidos, sensación de amenaza oculta y numerosos presentimientos que conducen al desasosiego, a la intranquilidad e inseguridad. Como consecuencia el hiperemotivo evita roces y huye de situaciones que puedan significar una perturbación para su extremada sensibilidad. 7º) PERSONALIDAD MITOMANÍACA: La personalidad mitomaníaca se caracteriza por su tendencia al engaño, al embuste, a la alteración de la verdad, culminando con la tabulación y con todo lo que es producto de la imaginación exaltada. Los autores franceses Delmas y Boíl han sostenido que en la personalidad mitomaníaca tiene una exagerada preponderancia la disposición sociabilidad. Según ellos, el exceso de sociabilidad determina la tendencia a la ficción, al embuste y al menosprecio de la verdad. Sin subestimar esta opinión, ya que encierra parte de verdad, nosotros pensamos que no se la puede considerar como única causante de la mitomanía. Una prue ba ya constituyen las numerosas personas con manifiesta tendencia gregaria, dotadas de un exquisito don de sociabilidad, que no revelan, por eso, inclinaciones imlomaníacas. Para que esto ocurra se requiere, además de un exceso de sociabilidad, la presencia de una personalidad de frágil envergadura, evidencia de una particular debilidad constitucional. A la personalidad mitomaníaca se ajusta la constitución histérica, en la que el falseamiento de la verdad y fantasía constituyen hechos frecuentes. La mitomanía, en este caso, facilita al individuo el encubrimiento de sus faltas y de sus errores, a la manera de la mitomanía de los niños cuando tratan de disimular u ocultar alguna travesura. Concurre a ello la "gran afinidad que el histérico tiene con todo lo infantil, con esa etapa de la vida en que el pensamiento, aún no jerarquizado, se encauza hacia la fantasía y a lo mágico con prescindencia de la realidad. En efecto, llama la atención la gran facilidad con que estas personalidades truecan y confunden el plano objetivo con el subjetivo, lo que explica la frecuencia con que reemplazan, mediante representaciones imaginarias, la realidad apetecida y se entregan al ensueño y la fabulación. En términos generales, la personalidad mitomaníaca aparece y se desarrolla junto a una marcada fragilidad constitucional de la psique. Son personas que, dadas sus precarias condiciones y recursos naturales, pasan más o menos inadvertidas en el medio social; la mayor parte de ellas se conforma con su mediocridad, pero algunas, especialmente cuando la autocrítica es menos vigorosa, recurren a la fantasía y al mito para obtener cierta notoriedad y dar realce a su pobre personalidad. Se alejan, así, del plano objetivo y buscan auxilio en el subjetivo; dando rienda suelta a la imaginación y a la fábula viven complacidos, aunque sólo sea en forma transitoria y fugaz, sus apetencias e íntimos deseos insatisfechos. En procura de estas satisfacciones baladíes urden episodios y situaciones emocionales que protagonizan con gran teatralidad, llegando a representar algunas farsas con tal realismo, que hasta ellos mismos se sugestionan y las viven como si fuera realidad. En esa forma consiguen atraer la atención y convertirse, circunstancialmente, en motivo de interés para el mundo que los rodea; con esto su vanidad se ve, en parte, satisfecha. El mitómano llega al falseamiento de la verdad por caminos diversos. La mayor parte de las veces, busca, en el engaño y en el embuste, una finalidad útil. Esta finalidad puede ser: 1) el deseo de destacarse en el ambiente en que actúa, es decir, en su medio familiar y social; 2) la necesidad de ocultar una falta o un error que mediante la fantasía y la fabulación, pasan inadvertidos a un plano secundario; 3) el deseo de atraer la atención de determinadas personas, exteriorizando y revelando sentimientos ignorados; 4) realzar y dar notoriedad a su persona creando una fábula que viven con intenso realismo. En todos los casos, las vivencias creadas en el plano subjetivo escapan a la crítica lógica debido a que el juicio se desvía de su elaboración normal. Dicha desviación es condicionada por la exaltación afectiva que favorece las tendencias e inclinaciones de la personalidad, las cuales dificultan la discriminación entre lo real y lo fantástico. Esta falla crítica, en el mitómano, hace posible la diferenciación entre la fábula y la mentira simple y común, perfectamente controlada. Es decir, que la mito-mania escapa en parte al severo control del juicio, por lo que se asemeja mucho a los delirios imaginativos y de los que se diferencia por la mayor desviación judicativa y la total imposibilidad de rectificación. (Delirio de imaginación; mitomanía delirante) Dupré y Logre. 8º) PERSONALIDAD HIPOFRÉNICA-ASTÉNICA: Ha sido descripta por el Prof. Gonzalo Bosch, quien la atribuye a un marcado predominio de una disposición natural que él denomina: fatigabilidad. La característica fundamental de esta personalidad psicopática es su fácil agotamiento desde el doble punto de vista físico y psíquico. Se trata de personas que nacen con una franca meiopragia constitucional que determina una marcada tendencia a la fatiga y a la astenia. Se debería a una labilidad especial en el equilibrio del funcionalismo biopsíquico que, frente a determinados estímulos, rompería ese equilibrio produciendo una debilitación global. Esta personalidad es la que predispone, en presencia de los estímulos mencionados, a los estados demenciales simples. Alteraciones patológicas de la personalidad Se incluyen en el epígrafe todas aquellas perturbaciones que comprometen la estructura e integridad de la personalidad, dando como resultado la aparición de caracteres nuevos, de índole patológica, que modifican en mayor o menor grado la personalidad conocida hasta ese momento. Consideramos a continuación los principales trastornos que pueden afectar a la personalidad. 1º) Pérdida de la personalidad: La pérdida de la personalidad, también conocida por destrucción o ruina de la personalidad, es una alteración bien ostensible por su objetivación y por lo grosero de sus síntomas. Consiste en el derrumbe y total disgregación del psiquismo por debilitación de los mecanismos encargados normalmente de mantener su unidad, con lo que rompen su equilibrio y armonía funcional. Asistimos, frente a este cuadro, a la debilitación y pérdida gradual del vigor intelectual, con pobreza judicativa cada vez más acentuada, así como la desvalorización de los sentimientos más elevados y de los conceptos éticos de la personalidad. Cuando hablamos pues de la pérdida de la personalidad no hacemos otra cosa que enunciar a la demencia. La pérdida completa de la personalidad sólo se verá en los estados demenciales muy avanzados. En efecto, mientras exista el más pequeño rastro de memoria, que establezca el nexo entre el pasado y el presente del individuo la disgregación no será completa y parte de la personalidad se salvará del derrumbe. La pérdida de la personalidad es un trastorno que se objetiviza de una manera global es decir que lo observamos tanto en el aspecto introspectivo o vivencial corno en el extraspectivo o práxico. En el plano vivencial, cuando el derrumbe no es completo sino parcial, el individuo sufre la falta de auxilio de la memoria cuando la requieren sus elaboraciones psíquicas, lo que se traduce por fallas en el transcurso de su acontecer psíquico. Cuando estas fallas son graves los trastornos son más serios; tal es el caso de la fabulación a la que recurre para subsanar sus lagunas mnésicas, reemplazando la falta de recuerdos con una fábula que elabora en ese momento. Desde el punto de vista extrospectivo es posible comprobar objetivamente la decadencia de la personalidad por los trastornos más o menos serios de la conducta del individuo, que se deben a la debilitación de las inhibiciones de la corteza sobre los centros subcorticales de la vida instintivoafectiva. Se produce entonces una exacerbación de los rasgos temperamentales y una reminiscencia de los instintos, que condicionan los trastornos de conducta. Se comprueban, por ejemplo, el egoísmo exagerado, la avaricia y el exhibicionismo entre otras anormalidades. Cuando se llega a la pérdida completa del nexo entre el presente y el pasado, por extinción total de la memoria, la pérdida de la personalidad será profunda y el sujeto sólo vivirá de una manera puramente vegetativa. 2º) Despersonalización: La despersonalización constituye un trastorno de naturaleza subjetiva, es decir que, el médico advierte su existencia recién cuando el enfermo lo exterioriza revelándolo como expresión de un fenómeno vivencial. Este trastorno se traduce por un sentimiento de extrañeza, consecutivo a la sensación de una alteración profunda de la persona; el enfermo se siente íntimamente diferente de lo que era antes, quejándose al médico de sentirse otro. Las nuevas y extrañas vivencias lo llevan a la certidumbre de que algo ha cambiado en él; no reconoce su propio yo. Esa extrañeza y esa falta de reconocimiento se extienden por igual al aspecto físico y al psíquico de la personalidad; posteriormente, el enfermo proyecta esas sensaciones y vivencias hacia el mundo exterior, al que también encuentra extraño para él. Son característicos la extrañeza y desconocimiento de su propia personalidad física que expresa diciendo: yo no soy quien está aquí; ésta no es mi mano; yo no soy el que habla, ésta no es mi voz; a tal punto que cuando el enfermo recurre al espejo, desconoce su propia imagen por encontrarla totalmente modificada. La despersonalización es un trastorno que se puede hallar en numerosas afecciones mentales; consideraremos aquellas en que se da con mayor frecuencia: 1) En la melancolía; la despersonalización se hace manifiesta mediante un cambio de carácter del individuo, que, si bien es notorio objetivamente puesto que todas las personas allegadas lo reciben, es sobre todo subjetivo, ya que el enfermo experimenta el sentimiento íntimo del cambio de su personalidad. Varios son los factores que concurren para provocar la sensación de extrañeza del yo: a) los trastornos cenestopáticos, siempre de intensa re percusión en los melancólicos, especialmente en las formas de involución, al extremo que se ha dicho que la melancolía es esencialmente una cenestopatía. En realidad, esto constituye el trastorno fundamental, en pos del cual se escalonan los restantes signos que configuran el cuadro de la despersonalización en la melancolía, b) El apagamiento del sentimiento vital, responsable de las ideas de incapacidad e impotencia que transmiten al enfermo la sensación que ha dejado de ser la persona útil y activa que fue. c) Una disminución de la sensibilidad general, con una anestesia cutánea más o menos intensa, que provoca también extrañeza y no reconocimiento del yo; frecuentemente aparecen sentimientos e ideas nihilistas, llegando a la negación del propio cuerpo, de la vida y hasta del mundo exterior. Estas manifestaciones de despersonalización derivadas de, los estados cenestopáticos de los melancólicos pueden, en situaciones extremas, conducir hasta la automutilación. d) Las manifestaciones de impotencia psíquica, con gran retardo del ritmo y fatiga para las elaboraciones del pensamiento. 2) La despersonalización en los comienzos de la esquizofrenia; se observa con suma frecuencia al punto que llega a constituir uno de los trastornos que dan fisonomía propia a la enfermedad. Es de gran constancia y presenta características particulares, el enfermo experimenta, en este caso, especialmente la sensación -de cambio en el mundo exterior. El sentimiento de extrañeza es generado por las vivencias anormales que se producen a partir de la ruptura del equilibrio entre el mundo interno y el externo. Ese desequilibrio nace de las perturbaciones cenestésicas, siempre presentes, y que aparecen como consecuencia de las alteraciones profundas en el núcleo mismo de la personalidad. Vale decir que el mundo exterior aparece extraño, como resultado de la proyección hacia afuera de los cambios que, en realidad, se han producido originariamente en el mundo interno. Aparecen en segundo término y se suman a lo anterior las perturbaciones del pensamiento, el que no parece pertenecerle ya íntegramente. Las vivencias desagradables y la consiguiente extrañeza que le producen las perturbaciones del pensamiento, que el enfermo en su desconcierto atribuye a influencias exteriores, se conjuran para producir el desconocimiento del propio yo psíquico y físico pues la sensación de cambio es proyectada, posteriormente, al plano somático. El mundo exterior, extraño y cambiado, también es desconocido. El enfermo cae, por este mecanismo, en las interpretaciones delirantes de influencia, al mismo tiempo que, por un mecanismo defensivo, se refugia en el autismo y la introversión que son las barreras que encierran el mundo esquizofrénico. En la época de transición entre la pubertad y la juventud, que es precisamente la edad que coincide con la del comienzo frecuente de la esquizofrenia, es común observar un esbozo de despersonalización, que sólo es transitoria y que no traspone nunca los límites de lo normal. Este fenómeno se explica porque a esa altura de la vida hay una tendencia natural del pensamiento hacia lo abstracto; abandonando el mundo de lo concreto la actividad psíquica es dirigida hacia temas y problemas nuevos que hasta entonces no habían requerido la atención del individuo. Si a esto se agrega la falta de experiencia propia de k edad, se comprende que el adolescente tenga un falso concepto de superioridad, que lo induce a colocarse en un plano intelectual muy superior a los demás. Esa tendencia exacerbada en las personas que estudian, las hace caer, algunas veces en situaciones ridículas o impertinentes que llegan hasta la falta de respeto por los padres y las personas mayores. 3) Con mucha frecuencia se observa la despersonalización en la psicastenia; afección por la que los enfermos viven toda una existencia de autocrítica. Constantes críticos de sí mismos, analizan minuciosamente todos sus actos, hasta los más insignificantes, lo que los conduce al entorpecimiento de la vida natural y fisiológica, cayendo, poco a poco, en la sensación íntima de que sus actuaciones son puramente automáticas. Existe, en algunos casos, una verdadera extinción o empañamiento de la personalidad; en ocasiones tienen el convencimiento de llevar dentro de ellos a una segunda persona que observa todos sus actos. La despersonalización, pues, se relaciona íntimamente con los trastornos de la cenestesia; en efecto, la vemos aparecer en todas las afecciones mentales que ostentan, como panorama principal, una cenestopatía. Debido a tales perturbaciones cenestopáticas, que constituyen el punto de arranque del sentimiento de extrañeza, los enfermos se sienten ajenos a su propio yo. Dadas las vivencias desacostumbradas y totalmente nuevas perciben su actuación como completamente automática y experimentan la impresión de ser simples espectadores de sus propios actos. 3º) Transformación de la personalidad: Trastorno de naturaleza puramente subjetiva, sólo es conocido por el médico cuando el enfermo se lo revela. Suele encontrarse en el período de estado de algunas enfermedades mentales y por su causa el individuo tiene la impresión de una total transformación de su personalidad. Como en los trastornos anteriores también debe reconocerse entre los factores desencadenantes de estos sentimientos extraños a las perturbaciones de la cenestesia general, determinantes de vivencias nuevas, extrañas y extravagantes, elaboradas por un juicio perturbado. Algunos melancólicos y delirantes crónicos experimentan, a veces, la sensación de que su cuerpo se ha transformado en piedra, en un metal o en madera. En ocasiones se sienten convertidos en animales y entonces se comportan a la manera del animal que creen ser. En los delirios de posesión, el individuo experimenta la extraña impresión de que su cuerpo se halla cohabitado simultáneamente por dos o tres seres diferentes que lo suplantan. A veces crea insensiblemente una nueva personalización y se siente transformado en algún personaje conocido. 4º) Desdoblamiento de la personalidad: El desdoblamiento de la personalidad es una perturbación que consiste en la existencia de dos estados psíquicos diferentes, como si realmente se tratase de dos personalidades distintas en el mismo sujeto. Esta alteración es de observación frecuente en la histeria. Los histéricos caen a menudo en una especie de sueño que dura breves instantes y cuando despiertan presentan un nuevo estado psíquico muy diferente al precedente. De tristes que eran, pongamos el caso, se manifiestan alegres y vivaces, muy sensibles y de una imaginación exaltada. Esto es lo que se llama desdoblamiento o estado segundo, que siempre se instala a continuación de situaciones desagradables o aquellas en que al individuo le conviene distraer o atraer la atención de las personas que lo rodean. Se producen así estados de conciencia correspondientes a dos personalidades diferentes. La personalidad del segundo estado se exterioriza con mucha mayor vivacidad y riqueza interior que la primera, al mismo tiempo que recuerda todo lo que concierne a ésta. A continuación se produce un nuevo entorpecimiento, algo así como un sueño pasajero, y el sujeto vuelve a su condición primitiva con amnesia de todo lo ocurrido en el período de exaltación. Es una sucesión de fenómenos psíquicos que muestran un desdoblamiento con modificaciones profundas en el carácter, acompañadas de amnesia; pero siempre persiste un lazo de unión entre las dos personalidades, ya que, si bien la primera ignora a la segunda, ésta última conoce a la primera. RESUMEN LA PERSONALIDAD HUMANA Instinto Núcleo básico de la personalidad. Heredado por la filogenia. Definición: Conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y tendencias innatas que permiten la ejecución de actos específicos, comunes a la especie, que desde el comienzo se realizan con suma perfección sin requerir experiencia o aprendizaje previo. Vela por la integridad del individuo y. de la especie. Constituye el "yo filogenético" o "yo instintivo", que es heredado. Clasificación: Instinto de nutrición. Instinto sexual. Instinto gregario. Temperamento "Yo fisiológico". El temperamento pertenece al individuo; el in tinto es común a la especie. Definición: Es el instinto modificado por acción de lo fisiológico que imprime a sus manifestaciones determinadas modalidades en directa dependencia del "sentimiento vital". Constituciones morfológicas: Tipo Leptosómico Tipo Atlético Tipo Pícnico Tipo Displásico. o Gigantes eunucoides. Adiposos pluriglandulares y eunucoides. Hipoplásicos e infantiles. Disposiciones activo-afectivas: Fatigabilidad Actividad Bondad Emotividad Sociabilidad Cohesión Avidez Carácter "Yo psicológico". Resultante de lo temperamental, amoldado y sujeto al orden social. Se multiplican los matices y facetas psicológicas que conducen a la individualización de la personalidad. Concepto Concepto Personalidad Personalidad estática: Todo lo que se tiene en potencia al nacer: lo instintivo y lo temperamental. Personalidad dinámica: Es la personalidad en su evolución dentro de la matriz social. El recorrido en el arco biológico evolutivo e involutivo de la personalidad comprende las siguientes etapas: 1a. primera y segunda infancia. 2a. pubertad y juventud. 3a. edad adulta. 4a. climaterio. 5a. vejez. Aspectos de la personalidad: 1º) "Físico". Caracteres fisonómicos. Identificación personal. 2º) "Psíquico-anímico": Núcleo instintivo común a todas las personas. Fuente de la afectividad. Ensamble de lo físico con lo psíquico. 3º) "Psíquico-espiritual": Plano espiritual. Inteligencia: factor da individualización dando caracteres definitivos a la personalidad. Definición: Es la resultante de una compleja conjunción de factores y disposiciones que la herencia ancestral transmite a la especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos constituyen la unidad psicofísica sobre la que asienta la inteligencia, que impulsa a la personalidad a la evolución psíquico-espiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón, el ámbito de lo consciente, la autoconducción y la autodeterminación. PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD Aspectos 1º) Defectos constitucionales de la personalidad. "Personalidades psicopáticas". 2º) Alteraciones patológicas de la personalidad. 1º) Personalidad instintiva Defectos constitucionales o personalidades psicopáticas 2º) Personalidad paranóica 3º) Personalidad ciclotímica 4º) Personalidad esquizotímica Impulsos instintivos Perversiones instintivas. "Instinto nutrición": Malacia Pica Coprofagia Bulimia Dipsomanía Instinto sexual: Sadismo. Masoquismo. Exhibicionismo. Fetichismo. Bestialismo. Necrofilia. Homosexualidad. Instinto gregario: Cleptomanía. Impulsión suicida. Impulsión homicida. Piromanía. Dromomanía. a) Sobrevaloración. b) Sentimiento exagerado de amor propio. Orgullo. c) Gran susceptibilidad. d) Crea conflictos al querer imponer sus razones. e) Sentimiento de disconformidad. f) Sentimiento de desconfianza. g) Dominantes y batalladores. Preponderancia de la disposición avidez. Preponderancia de la disposición actividad. Ciclotímico en más: Euforia. Satisfacción, optimismo. Comunicativos, extrovertidos. Ecotimia; hiperactividad. Hiperbólicos. Sentimiento de triunfo. Ciclotímicos en menos: Tristeza, pesimismo, ensimismamiento, falta de vigor, depresión. Retraídos. Introvertidos. Tipo esquizoide de Kretschmer. Constitución somática leptosómica-asténica. Déficit de la disposición cohesión. Faz exterior: superficial: Representa el estado anímico frente al mundo y a la sociedad. Afectividad torpe de escasa reacción emocional. Personalidad inexpresiva y fría afectivamente. Faz interior: profunda: Representa el mundo interior y supeditada a sus vivencias. Por un lado afectividad riquísima. Inclinación al arte, filosofía, a los libros y a la naturaleza. Por otro: insensibilidad y anestesia afectiva. Defectos constitucionales o personalidades psicopáticas 5º) Personalidad perversa Déficit de la "bondad". Desaprensiva, mala, antisocial. Tendencia al daño, al mal, a la crueldad. Desconoce la bondad, los afectos y la ética. 6º) Personalidad hiperemotiva Responde a la constitución "emotiva" de Dupré. Predominio de la disposición "emotividad". Grandes reacciones emocionales con estímulos débiles. Intensa repercusión somática. Angustia y ansiedad. 7º) Personalidad mitomaniaca Tendencia al engaño, al embuste, a la fabulación, a lo imaginativo. Delmás y Boíl: exceso de "sociabilidad". Constitución histérica. Fragilidad constitucional de la psique. 8º) Personalidad hipofrénicaasténica Predominio de la disposición: "fatigabilidad". Fácil agotamiento físico y psíquico. Constitución con marcada tendencia a la fatiga y a la astenia. Labilidad en el equilibrio biopsíquico. Predispone a los estados demenciales simples. Es negada por muchos psiquiatras. Aparición de caracteres nuevos, de índole patológica, que modifican la personalidad. Alteraciones patológicas de la personalidad 1º) Pérdida de la personalidad "Destrucción" o "ruina" de la personalidad. Derrumbe y disgregación de la psique. Debilitación global. Demencia. Se evidencia en el aspecto introspectivo y vivencial y en el extrospectivo o práxico. 2º) Despersonalización Trastorno subjetivo. Sentimiento de extrañeza por sensación de alteración profunda de la persona. No reconocimiento y extrañeza del propio yo. Se observa en los. Melancólicos: Debido a trastornos cenestopáticos. Apagamiento del sentimiento vital. Disminución de la sensibilidad general. Impotencia psíquica. Esquizofrénicos: Por ruptura del equilibrio entre el mundo interior y el exterior. Pubertad: Por la transición entre el pensamiento concreto y el abstracto. Psicastenia: Por la constante autocrítica. 3º) Transformación de la personalidad Trastorno subjetivo. Sentimiento de total transformación de la persona. Debido a perturbaciones de la cenestesia general. Sensación de extrañas modificaciones físicas; el cuerpo cohabitado por varios seres. 4º) Desdoblamiento de la personalidad Coexistencia de dos estados diferentes; como si se tratara de dos personalidades distintas. Histéricos: desdoblamiento o personalidad segunda. SEGUNDA PARTE PSICOPATOLOGIA ESPECIAL SÍNDROMES Y ENFERMEDADES MENTALES CAPÍTULO PRIMERO CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES MENTALES La psique normal mantiene una perfecta armonía en el funcionamiento de las distintas esferas, permite a la personalidad una correcta adaptación al medio social en que actúa y una acabada realización de la vida de relación con los semejantes y conserva su integridad, su autoconducción y su autodeterminación. Cuando se altera el equilibrio de sus funciones se perturba la normal relación con los semejantes, se desadapta del medio, se altera la personalidad normal y, en algunos casos, puede llegarse hasta la desintegración psíquica. Es entonces cuando se produce el estado de enfermedad mental, Numerosas son las clasificaciones que tratan de agrupar de diferentes maneras a las enfermedades mentales; enumerarlas a todas y hacer apreciaciones sobre cada una es trabajo ímprobo y carente de toda utilidad práctica. Por consiguiente, nos limitaremos a presentar tres clasificaciones pertenecientes a profesores argentinos. 1º) clasificación del Prof. borda: Esta clasificación, que tiene el mérito de haber sido aprobada y aceptada por el Congreso Nacional de Medicina en el año 1922, se fundamenta en una concepción anatomopatológica: Congénita Debilidad mental Imbecilidad Idiocia 1) 2) 3) Alienación mental Adquirida Desarmónicos (Psicopatía de los degenerados hereditarios) Excitación maníaca Depresión melancólica Delirios polimorfos (con alucinaciones). a) Delirio de interpretación de Serieux y Capgrás Delirios (místico, celoso, sistematizados persecutorio, erótico). (sin b) Delirio de reivindicación. alucinaciones) c) Delirio, perseguidos, perseguidores. Psicopatía sin demencia Vesanías Manía esencial Melancolía esencial. Locuras periódicas (locura maníaco depresiva de Kraepelin). Delirio sistematizado progresivo (tipo Magnan). Locuras: Infecciosas Tóxicas Neuróticas Traumáticas Alienación mental Adquirida Normalmente constituidos Primitiva Psicopatía con demencia Secundarias Demencias: Precoz Paralítica (P. G. P.) Senil Coreica Orgánica (hemorragia, reblandecimiento, sífilis, tumores, traumatismos). Demencias: Vesánica Terminales de algunas psicopatías de los degenerados. Tóxicas Post-infecciosas Neuropática Epiléptica 2º) CLASIFICACIÓN DEL PROF. AMEGHINO: Reunidos en dos grupos establece seis síndromes fundamentales en los que ubica a todos los enfermos mentales: 1) Los síndromes funcionales, así llamados por no encontrarse en ellos lesiones anatomopatológicas responsables del proceso. 2) Los síndromes orgánicos, que comprenden a los enfermos que presentan lesiones anatomopatológicas del cerebro a las que puede responsabilizarse de la afección. Funcionales 1) Manía 2) Melancolía 3) Delirios 4) Confusión mental Enfermos mentales Primitivas Orgánicas 5) Demencias Secundarias Demencias: Precoz Senil Paralítica Coreica Focales Demencias: Vesánicas Posconfusionales 6) Frenastenias 3º) CLASIFICACIÓN DE LOS PROFESORES BOSCH Y CIAMPI: Estos autores establecen cinco grupos tomando como base el grado de autonomía psíquica. 1º) El primer grupo comprende a los "estados mentales premorbosos (constituciones o personalidades psicopáticas), con inestabilidad de la autonomía psíquica". 2º) El segundo grupo incluye a los "estados mentales con debilitación temporaria de la autonomía psíquica". 3º) El tercer grupo está integrado por los "estados mentales con pérdida completa de la autonomía psíquica, pero de carácter temporario". 4º) El cuarto grupo comprende "estados mentales con falta de autonomía psíquica por insuficiente desarrollo mental". 5º) El quinto grupo está constituido por los "estados mentales con pérdida total y definitiva de la autonomía psíquica". Inestabilidad autonomía psíquica Enfermedades Mentales Debilitamiento autonomía psíquica Hipofrénica asténica (Bosch) Hipertímica Ciclotímica Hipotímica Perversa Hiperemotiva Hipomaníaca Esquizotímica Paranoica Psiquiasténica Neurasténica Histérica Neurosis Emotiva (neurosis de angustia) Epiléptica Paralítica (período premonitorio Bosch) Esquizofrénica (período premonitorio Bosch) Pérdida completa de autonomía psíquica temporaria Enfermedades Mentales Falta de desarrollo autonomía psíquica Psicosis Frenastenias Psicasténica Neurasténica Histérica Distímica (maniaco-depresiva) Epiléptica Esquizofrénica Paralítica (P.G.P.) Por infección intoxicación traumatismo Confusión mental Delirio agudo Delirio onírico (no alcohólico) Delirio alcohólico Delirio morfínico Delirio febril Por causa Biopática Cerebropática Biocerebropática Tipo clínico Disglandularismos Infantiles juveniles Preseniles Seniles Pérdida definitiva autonomía psíquica Demencias Delirios Por infección intoxicación traumatismo afecciones cerebrales T. idiotice T. imbecílico T. débil mental o vesánico Mixedema, cretinismo Mogolismo Disgenitalismo Precocísima infantil Precoz o juvenil Enf. Alzheimer Enf. Pick Senil Arteriosclerótica Demencias: Paralítica Luética (no paralítica) Epiléptica Coreica Meningítica Alcohólica Traumática Parafrénicos Alucinatorio crónico sistematizado Paranoicos Paranoides 4º) Mientras no se tenga un conocimiento más acabado de las enfermedades mentales que permita un ajustado criterio etiopatogénico y anatomopatológico, sostenemos la conveniencia de continuar manteniendo, como hasta el presente, el concepto de síndromes mentales, con las aclaraciones que nos facilitan las clasificaciones antes mencionadas. Comenzaremos pues por establecer una clasificación de los enfermos mentales en dos grandes grupos: alienados y no alienados; según que el juicio esté o no alterado. En el primer caso no hay autonomía psíquica, en el segundo está conservada, presentando tan sólo inestabilidad o debilitación transitoria. ENFERMOS MENTALES ALIENADOS: Teniendo en cuenta el criterio del Prof. Ameghino, agrupamos a los alienados en orgánicos y funcionales. Los orgánicos se deben a: 1) Insuficiente desarrollo del juicio, por esta causa no llegan a adquirir autonomía psíquica, a excepción de los débiles mentales leves que tienen una relativa autoconducción y autodeterminación. Excepción que nunca se encuentra en los idiotas, imbéciles y débiles mentales profundos. Estos enfermos integran el Síndrome oligofrénico o frenasténico. 2) Debilitación del juicio como consecuencia de la debilitación global de la psique. En este caso se produce la pérdida definitiva de leu autonomía psíquica. La debilitación, que puede ser primitiva o secundaria, agrupa a numerosas entidades clínicas dentro del llamado Síndrome demencial. 3) Suspensión del juicio; consecuencia de la suspensión de todas las manifestaciones psíquicas por causas tóxicas, infecciosas, traumáticas, emocionales, etc. En estos casos hay una suspensión transitoria de la autonomía psíquica; cuando las lesiones de ataque son graves e irreversibles pueden llevar a la pérdida definitiva de las mismas. Estos estados integran el Síndrome confusional. 4) Debilitación del juicio con disloque de la unidad psíquica. Su consecuencia es la pérdida de la autonomía psíquica con remisiones temporarias, terminando por ser definitiva. Aun cuando no se conocen lesiones anatómicas específicas, dado el cuadro clínico colocamos a estos estados entre los orgánicos, en el límite de separación con los llamados funcionales. Son los que integran el Síndrome esquizofrénico. Los alienados funcionales sufren una desviación del juicio producida por: 1º) Una gran exaltación afectiva con intensas reacciones emocionales. En estos casos hay una pérdida temporaria de la autonomía psíquica, hasta tanto perdure la tensión afectiva que desvía el juicio. Cuando la carga afectiva coloca el humor en el campo del placer y de la alegría, acompañándose de aumento de la actividad motriz, se produce el Síndrome de excitación psicomotriz. Cuando el humor vira hacia el desplacer y la tristeza, con merma de la actividad motora, se produce el Síndrome de depresión psicomotriz. 2º) La exaltación que produce el problema ideoafectivo. En estos casos hay pérdida de la autonomía psíquica que, según las formas clínicas, puede ser temporaria o definitiva. Es el Síndrome delirante. ENFERMOS MENTALES NO ALIENADOS: Cuando la perturbación psíquica no llega a desviar ni a debilitar el juicio tampoco se pierde la autonomía psíquica, que sólo se debilita temporariamente en algunos casos y muestra gran inestabilidad en otros. a) Cuando se produce la debilitación temporaria de la autonomía psíquica el juicio continúa controlando, aunque palidece el vigor y la firmeza de sus conclusiones. Pertenecen a este grupo las Neurosis. b) Los casos de gran inestabilidad de la autonomía psíquica pueden producir, también en forma discontinua, períodos de descontrol del juicio con alteraciones de la conducta. Pertenecen a este grupo las Personalidades psicopáticas o premorbosas. Juicio debilitado (pérdida autonomía psíquica) Síndrome demencial Juicio suspendido (autonomía psíquica suspendida) Síndrome confusional Idiotas Imbéciles Débiles mentales (en las formas leves existe autonomía psíquica) Demencia Primitiva Alienados (juicio alterado) Síndrome oligofrénico o frenasténico Demencias: Senil Arterioesclerótica Paralítica Coreica Preseniles (Enf. Alzheimer; Enf. Pick). Demencia Secundaria Enfermos Mentales Orgánicos Juicio Insuficiente (falta de desarrollo y de autonomía psíquica) Demencias: Alcohólica Post-confusional Post-traumática Epiléptica Vesánica (Estado final distímicos y delirantes) Lesiones graves irreversibles, producen pérdida de la autonomía psíquica. Orgánicos Funcionales (Juicio Alterado) Juicio debilitado y disloque psíquico (pérdida autonomía psíquica) Juicio desviado Enfermos Mentales No alienados (juicio sin desviación ni debilitación) Debilitación Temporaria de autonomía psíquica (juicio de escasa firmeza) Inestabilidad (períodos de descontrol del juicio) Síndrome esquizofrénico Exaltación afectiva (falta temporaria de autonomía psíquica) Exaltación ideoafectiva (falta temporaria o definitiva de autonomía psíquica) Neurosis Personalidades Psicopáticas La autonomía psíquica al comienzo puede desaparecer temporariamente por las remisiones. Síndrome excitación psicomotriz de Placentera Síndrome depresión psicomotriz de Displacentera Síndrome Delirante Delirios agudos o reactivos Delirios Crónicos Psicastenia Neurastenia Histeria Neurosis de angustia Paranoica Esquizofrénica Esquizotímica Perversa Mitomaníaca Hiperemotiva Hipofrénica-asténica (Bosch) Esta clasificación de los enfermos mentales ha sido realizada respetando, desglosando y recopilando conceptos de los tres indiscutidos maestros argentinos, profesores Borda, Ameghino y Bosch. CAPÍTULO II SÍNDROME OLIGOFRÉNICO O FRENASTÉNICO El síndrome oligofrénico o frenasténico, corresponde a la detención del desarrollo psíquico; sea éste congénito o adquirido en los primeros años de la vida. La denominación oligofrénico ha sido creada por Kraepelin, siendo su significado: aligo igual, a escaso, poco; frenia igual a mente; es decir de escasa o pobre mentalidad. En cuanto a la denominación frenastenia, se debe a Andrés Verga, siendo su significado: frenia igual a mente; astenia es igual a debilidad; es decir: debilidad de la mente. De ahora en adelante emplearemos indistintamente una u otra denominación, recordándose en cada una de ellas a importantes escuelas: la alemana de Kraepelin y la italiana de Verga. Si por frenastenia se entiende la detención del desarrollo psíquico, será considerado como frenasténico todo individuo que evidencie una insuficiencia intelectual más o menos marcada. De acuerdo con el criterio de Sante de Sanctis, la insuficiencia del desarrollo psíquico puede, o no puede estar acompañado por otras manifestaciones de insuficiencia en las funciones motoras y del lenguaje, según sea la magnitud de la agenesia cerebral, o la destrucción causada por una enfermedad o causa intercurrente que detenga la evolución del cerebro. En los casos de oligofrenia no muy pronunciada, sin síntomas groseros ni estigmatología física que la denuncien, ésta se manifiesta por la dificultad que tiene el individuo para adaptarse al medio escolar y asimilar los conocimientos que forman el capital cognoscitivo de una persona normal. Binet y Simón crearon lo que han llamado: escala métrica de la inteligencia. Consiste en realizar una serie de pruebas o reactivos mentales, cuya dificultad aumenta y cuyas posibilidades de solución, para cada edad se establecieron después de un minucioso estudio estadístico. Con estos reactivos o tests, podemos formarnos un concepto aproximado de la edad mental o intelectual de una persona y, de acuerdo con eso establecer si es o no un insuficiente. Son muchos los psiquiatras que no aceptan los tests como único procedimiento de valoración intelectual. Fundamentan su opinión adversa, en lo artificial de las reacciones y en la coexistencia de múltiples factores de error, así como el estado emotivo del sujeto sometido a la prueba y, finalmente, en las apreciaciones de carácter personal de quien realiza el examen. Dadas estas razones, prefieren guiarse por la apreciación del rendimiento social, observando el grado de capacidad en el desempeño de las diversas actividades de la vida. En realidad lo más acertado es valerse de ambos procedimientos, valorando los beneficios de cada uno. De esta manera se podrá sentar el diagnóstico de oligofrenia teniendo en cuenta los siguientes hechos: I9) Cuando se comprueba una dificultad manifiesta para conducirse correctamente en la vida y adaptarse a las normas de convivencia social. (Método sociológico). 29) Cuando se comprueba un rendimiento insuficiente en los tests de inteligencia. (Método Psicológico). Etiología: Las causas que se deben tener en cuenta como determinantes de oligofrenia son numerosas, pudiendo incluírselas en dos grandes grupos: I9) Causas que producen modificaciones germinales, es decir que obran directamente sobre los genes; factores germinales. 29) Causas que producen modificaciones somáticas, o sean, las que actúan sobre el individuo ya constituido; jactares somáticos. 1º) FACTORES GERMINALES: Entre los más importantes se destacan: La herencia: A través de numerosos estudios estadísticos realizados, es posible afirmar, que la herencia neuropática juega un papel muy importante entre las causas de oligofrenia. Existen familias de oligofrénicos, en las que hallamos diversos tipos de enfermos mentales, neuróticos, débiles mentales, delincuentes, amorales, perversos instintivos, prostitutas, entre los más frecuentes. En realidad la descendencia frenasténica procede de la debilidad mental y de la imbecilidad ligera; es excepcional que un idiota tenga descendencia, por su natural aislamiento del medio social y porque es frecuente que en estos seres no llegue a insinuarse en forma neta la sexualidad. De tal manera la herencia oligofrénica resulta de la unión de débiles mentales e imbéciles entre sí o con personas normales. De acuerdo con numerosos estudios estadísticos incompletos, efectuados especialmente en Estados Unidos, se llega a las siguientes conclusiones: 1º) De la unión de débiles mentales con imbéciles, por adición de la tara neuropática, pueden engendrarse hijos idiotas. 2º) Un matrimonio de débiles mentales, dará en la descendencia 3/4 partes de débiles mentales. 3º) En el matrimonio de un débil con un normal, la descendencia es 50 % normal y 50 % insuficiente. 4º) Los padres normales que descienden de insuficientes, producen 1/3 de hijos insuficientes. Del estudio de todos los datos estadísticos se puede concluir, aunque en forma no categórica que: "la herencia de la oligofrenia es unas veces dominante y otras recesiva; siendo las formas leves, dominantes y las graves, recesivas". El alcoholismo: El alcohol ocupa uno de los primeros puestos entre los factores determinantes de frenastenias. De acuerdo con las estadísticas se ha llegado a la conclusión de que el alcohol es responsable del 50 a 60 % de los casos de oligofrenias. En ese sentido, son concluyentes las cifras que arroja la estadística de Bourneville; sobre mil oligofrénicos, el alcohol fue el causante en 621 casos, repartidos en la siguiente forma: 471 casos de origen paterno, 84 de origen materno y 66 de ambos orígenes. El alcohol provoca una notable disminución de las resistencias a nivel de las glándulas genitales, obrando en forma directa e indirecta sobre los genes. El alcohol impregna todo el organismo hasta las células germinales. Esta acción es mucho más enérgica cuando el alcohol obra en el momento mismo de la concepción. La tuberculosis: La tuberculosis desempeña también un papel de importancia en la producción de las oligofrenias. Parece que las toxinas tuberculosas obran directamente sobre los genes, especialmente en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional en la descendencia, favoreciendo las distrofias cerebrales graves y oligofrenias consiguientes. La sífilis: 'Constituye junto con el alcohol una de las causas más frecuentes de frenastenia. No es rara la asociación de ambas causas. Según las estadísticas más recientes la sífilis es responsable de estos estados en un 40 a 45 % de los casos. La consanguinidad: Ha sido considerada como factor degenerativo; sin embargo no lo es, cuando los progenitores son completamente sanos. En el caso contrario, cuando existe una tara mórbida familiar, se produce adición de efectos, que la convierten en una causa favorecedora de frenastenia. La edad de los padres: Cuando la edad de los progenitores es insuficiente suele ser causa de frenastenia por la incompleta madurez física y psíquica. En el caso en que la edad sea excesiva, los factores determinantes serán aquellos que concurren a la involución del organismo. 2º) FACTORES SOMÁTICOS: En cuanto a los factores que obran sobre el individuo ya constituido los subdividiremos en tres grupos, teniendo en cuenta como punto de reparo el parto. Así se las divide en causas prenatales, natales y posnatales. CAUSAS PRENATALES: Debemos considerar en primer término por su importancia: a) Las condiciones anormales de la madre durante el emba-'razo. Existen numerosas causas mórbidas del organismo materno que pueden obrar desfavorablemente en la génesis del nuevo individuo. Figuran entre ellas, las enfermedades metabólicas y de la nutrición: diabetes, gota, pelagra, avitaminosis; las enfermedades endocrinas: de hipófisis, tiroides, suprarrenales y genitales; algunas enfermedades infecciosas; rubéola. También deben considerarse las alteraciones producidas por algunos tóxicos que obran sobre la madre: alcohol, plomo, arsénico, mercurio, fósforo, esencia de trementina, alcaloides. En lo que respecta a las causas de orden psíquico, traumas morales y emociones intensas de la madre durante elembarazo, parecen no tener influencia patógena sobre el feto, como se creyó en una época. b) "Las injurias que recaen directamente sobre el feto durante el embarazo". En tal sentido tienen gran importancia todos los traumatismos sufridos por la madre, especialmente los golpes y caídas sobre, el vientre, que repercuten directamente sobre el feto. La radioterapia abdominal a que pueda ser sometida la madre, en caso de tumores y otras afecciones abdominales que la requieran. CAUSAS NATALES: Comprende todos los factores que pueden obrar en el momento mismo del parto. a) Anormalidades del parto: Todos los accidentes distócicos pueden convertirse en otras tantas causas de frenastenias. Los partos prolongados con compresión de la masa encefálica perturbando y destruyendo elementos neuronales deteniendo la evolución. Las circulares de cordón que producen aumento brusco de la tensión intracraneana, con pequeñas hemorragias capilares en el cerebro y muerte de grupos celulares de la corteza. Además, tiene una importancia muy grande el empleo del fórceps, que se convierte en responsable directo de oligofrenias, cuando es aplicado por manos inexpertas. b) Los nacimientos prematuros: En estos casos la frenastenia se explica por la insuficiente madurez en el desarrollo del feto antes de su normal viabilidad. CAUSAS POSNATALES: Son las que se producen en el transcurso de la primera infancia, después del parto, durante las primeras etapas de la evolución extrauterina. a) Traumáticas. Hay que tener en cuenta todos los traumatismos por golpes y caídas, que recaigan sobre el cráneo, y que pueden lesionar zonas vitales del cerebro. b) Tóxicas e infecciosas. Entre otros1 tóxicos debemos considerar al óxido de carbono, cuya fijación en la hemoglobina de los glóbulos rojos impide el transporte del oxígeno, provocando la anoxemia de los elementos celulares de la corteza, con cuya muerte se detiene la evolución de la psique. Entre las causas infecciosas que pueden obrar sobre el cerebro del niño y que por destrucción provocan oligofrenia, tenemos: meningitis, encefalitis y meningoencefalitis. c) Convulsivantes: Como ocurre en la eclampsia infantil. Las convulsiones producen un aumento brusco de la tensión intracraneana, con fractura de capilares y hemorragias puntiformes de la corteza, con destrucción de las células piramidales en esas zonas. d) Nutritivas: Todos los factores nutritivos que por carencia pueden alterar el metabolismo general con repercusión cerebral. Tienen importancia las avitaminosis y entre ellas, en especial, la carencia de vitamina B. Anatomía patológica Los cerebros de los frenasténicos presentan alteraciones, no solamente a nivel de la corteza, sino también en toda la organización subcortical y en especial a nivel de los ganglios de la base. Estudiaremos las alteraciones más frecuentes. 1º) AGIRIAS O LISENCEFALÍAS: Para la correcta comprensión del problema de las agirías, conviene antes exponer en forma somera, cómo se realiza normalmente la organización de la corteza cerebral. Esta organización se produce por la migración hacia la superficie del cerebro, de los neuroblastos que se forman a nivel del epéndimo. En condiciones normales, esa migración se completa y termina al cuarto mes de la vida intrauterina. A partir de esa época la corteza cerebral tendrá su capital definitivo en neuronas, que no será aumentado en su evolución futura. Durante el proceso evolutivo sólo se observará la maduración de los neuroblastos que se transforman en neuronas; fenómeno que se marca por la aparición de la sustancia cromática, la diferenciación de las neurofibrillas y la mielinización de los cilindroejes. La mielinización continúa en la vida extrauterina. Esta es la razón del aumento de volumen del cerebro, que en el momento de nacer pesa 400 gramos, al año 1000 gramos y en el adulto alrededor de 1400 gramos. Si suponemos a la corteza cerebral desplegada, tiene, según el prof. Jakob, una superficie de 200.000 milímetros cuadrados, con un espesor de dos milímetros y medio, que encierra en ella, según cálculos aproximados, alrededor de doce a catorce mil millones de neuronas. Se ha comprobado que cualquier factor capaz de dificultar, impedir o desviar la migración normal de los neuroblastos traerá como consecuencia una diferente organización de la corteza cerebral. Además, en las primeras etapas de la evolución, la nutrición de la substancia cerebral se realiza por simple imbibición, pero después del segundo mes de la vida intrauterina, comienzan a surgir desde el mesodermo, los primeros brotes vasculares que han de irrigar el cerebro. Ésta es otra de las etapas fundamentales de la evolución cerebral, pues con una mala irrigación se producirá la muerte celular por falta de nutrición, a pesar de que la migración neuroblástica sea perfecta. La agiría o lisencefalia, consiste en la falta de surcos a nivel de la corteza, constituyendo una de las disgenesias más frecuentes. Por lo general afecta zonas reducidas de la corteza, sólo por excepción se la ve extendida a varios lóbulos cerebrales. En cuanto a las causas de esta malformación, lo más probable es que se trate de una detención de la migración neuroblástica. Estos elementos celulares quedan detenidos en plena substancia blanca, y no pueden por esa razón evolucionar. Si hubieran llegado a la corteza, seguirían la evolución transformándose en neuronas; la mielinización de los cilindroejes exigirá entonces un mayor espacio por el aumento de volumen que esto significa, produciendo en esa forma el repliegue de la corteza y la formación de surcos. 2º) HIDROCEFALIAS: Se trata de procesos probablemente inflamatorios a nivel de las cavidades ventriculares y del epéndimo, que dejan secuelas de naturaleza cicatrizal, con estrechamientos orificiales, que dificultan o impiden la normal circulación del líquido cefalorraquídeo. La consecuencia es la acumulación del mismo en las cavidades cerebrales, que en consecuencia se dilatan. Según el grado de dilatación será mayor o menor la compresión de la corteza cerebral contra la tabla ósea del cráneo. Cuando esas dilataciones son muy grandes, se puede observar hasta la desaparición de los surcos y cisuras normales, en verdad se borra el dibujo normal de la corteza, con amplias destrucciones de zonas vitales del cerebro. En casos menos graves se ve una disminución de la profundidad de los surcos y cisuras y el aplastamiento de las circunvoluciones. La mayor parte de las veces, la hidrocefalia se debe a una estrechez cicatrizal a nivel del acueducto de Silvio. 3º) ESCLEROSIS TUBEROSA: La esclerosis tuberosa, es una afección de rara frecuencia; ha sido descrita en el año 1880 por Bourneville, quien la consideró una afección de origen infeccioso, o mejor dicho, como la secuela de una infección fetal. La superficie del cerebro adquiere un aspecto característico, por la presencia de islotes que sobresalen de la corteza, con forma redondeada o poliédrica, pero sin límites netos, de aspecto blanquecino, de superficie lisa y de consistencia dura. La corteza aparece de este modo deformada, mostrando a veces verdaderas tuberosidades, lo que le ha valido a la afección el nombre de esclerosis tuberosa o enfermedad de Bourneville. Es frecuente comprobar la existencia de tumores en la proximidad de los ventrículos y en otros órganos de la economía, especialmente en el riñón. Microscópicamente esas tuberosidades están constituidas por tejido gliomatoso, donde los gliofibrillas en gran cantidad ahogan y destruyen los elementos nobles: células y fibras nerviosas de la región afectada. Tenemos que señalar como característica, la presencia de células nerviosas gigantes, diseminadas en forma aislada o en grupos, en la corteza cerebral. Debido a la tendencia proliferativa anormal de la neuroglia, algunos autores consideran esta lesión como una neoplasia gliomatosa de origen disgenético. 4º) ENFERMEDAD DE TAY-SACHS: En el año 1881 Tay observó un caso de ceguera con idiotez, y en el año 1887 Sachs la presentó como una agenesia cortical del cerebro. Desde entonces se la conoce con el nombre de enfermedad de Tay-Sachs o Idiocia Amaurótica. Esta afección reconoce un origen metabólico debido a la acumulación, en el tejido nervioso, de una substancia considerada como un producto de desecho del metabolismo de los lípidos. El mayor acopio se produce en el tejido nervioso de la cara interna del lóbulo occipital, a ambos lados de la cisura calcarina. Las células que son asiento de la lesión se ven atrofiadas, distendidas en forma de pera o botella, con el núcleo y los corpúsculos cromáticos rechazados hacia la periferia. La substancia extraña que invade las células acusa su naturaleza lipoídica al colorearse con la hematoxilina. 5°) ENFERMEDAD DE NIEMANN-PICK: Consiste en una forma de idiotez muy semejante a la amaurótica, debida, asimismo, a perturbaciones del metabolismo de los lipoides. Se caracteriza porque esa substancia, no se acumula únicamente en el tejido nervioso, sino también en otras visceras, especialmente en el hígado y en el bazo. 6º) POROENCEFALÍA: Consiste en una agenesia cortical del cerebro, una falta de substancia, como si se tratara de un enorme poro en la superficie del cerebro. Faltan por lo tanto, gran número de circunvoluciones y las adyacentes aparecen deformadas, convergiendo hacia los bordes del poro. La cavidad adopta la forma de un embudo cuyo vértice llega al ventrículo lateral. La poroencefalía es a menudo bilateral. 7º) POLIGIRIA: Es otra alteración disgenética cuya característica es el aumento exagerado de circunvoluciones. La generalidad de las veces la poligifia se asocia a la microgiria caracterizada por el reducido tamaño de las circunvoluciones. Esta asociación de malformaciones transmite al conjunto del cerebro un aspecto particular, que le ha valido el nombre de cerebro en coliflor. 8º) PAQUIGIRIA: Perturbación disgenética cuya característica es la formación de circunvoluciones anchas, con escasos repliegues y surcos, que dan al cerebro un aspecto especial que recuerda al cerebro del mono: cerebro simiesco. Clasificación de las oligofrenias: La oligofrenia es un trastorno por insuficiencia, cuya magnitud abarca desde los diversos grados de la debilidad leve hasta la falta absoluta de toda actividad, es decir, lo que se ha llamado el cero psíquico. Para establecer los valores de esos caudales intelectuales, es necesario buscar en cada caso lo que se conoce por coeficiente intelectual (C. I.). Este coeficiente se obtiene, dividiendo la edad mental (E. M.), que es la que se calcula mediante los diversos tests y reactivos de inteligencia, por la edad cronológica (E. C.), que es la edad real del individuo. Para esto el adulto es considerado como si tuviera 16 años, puesto que se ha comprobado que desde esa edad ya no aumenta el desarrollo del caudal intelectual. Normalmente el coeficiente intelectual es igual a 1. Tomemos como ejemplo a un niño con una edad mental de 5 años y cronológica de 12 años: C. I. = E. M. E. C. = 5 = 0.41 12 Revela una insuficiencia profunda desde que el coeficiente normal es 1. Binet, Stanford y Terman, han establecido una escala de valores intelectuales teniendo en cuenta las cifras de los coeficientes intelectuales. Valores Coeficientes Intelectuales de más de 1,40 Entre 1,20 y 1,40 Entre 1,10 y 1,20 Entre 0,90 y 1,10 Entre 0,80 y 0,90 Entre 0,70 y 0,80 Entre 0,50 y 0,70 Entre 0,00 y 0,50 Clasificación de Inteligencias Inteligencias geniales Inteligencias muy superiores Inteligencias superiores Inteligencias corrientes Debilidad mental leve Debilidad mental pronunciada Imbecilidad Idiotez Después de estas consideraciones previas, encaremos el estudio de las clasificaciones más importantes y consagradas por el uso, hechas para el conocimiento de los oligofrénicos. 1º) CLASIFICACIÓN CLÍNICA: Creada por Esquirol y que nuevamente fue propuesta en el año 1910 por Binet y adoptada casi universalmente. Según la misma se divide a los frenasténicos en tres grandes grupos acordes con el grado de evolución en que se ha detenido el desarrollo. Así yendo de los oligofrénicos profundos a los leves los clasificamos en: idiotas, imbéciles y débiles mentales. Idiotas: Los idiotas no llegan a expresarse por el lenguaje hablado, ni comprenden lo que se les dice; en su evolución no superan el período glósico, allí quedan detenidos, adquiriendo algunos un lenguaje reducido, limitado a monosílabos o frases rudimentarias. Su edad mental es siempre inferior a los tres años y su coeficiente intelectual oscila entre 0,00 y 0,50. El vocablo idiota deriva del radical idios, que significa aislado. En efecto, lo que más caracteriza a estos seres, es su total aislamiento del ambiente social a causa de su profunda insuficiencia, que los hace ineducables e imposibilitados para toda convivencia. Imbéciles: Los imbéciles superan el período glósico, pero no logran manifestarse por el lenguaje escrito. Si en algunas formas de imbecilidad leve llegan a aprender a leer, lo hacen mecánicamente sin comprender lo que leen. Será considerado imbécil, -todo individuo cuya edad mental oscila entre más de tres años y menos de siete, con un coeficiente intelectual que oscila entre 0,50 y 0,70. Debilidad mental: El débil mental logra hacerse entender por el lenguaje hablado y escrito, siendo además capaz de bastarse a sí mismo en el desempeño de tareas manuales. Los débiles mentales se distinguen de las inteligencias corrientes por su incapacidad de síntesis y de abstracción; su vida intelectual se desempeña en el terreno de lo concreto. Se considera débil mental a todo sujeto cuya edad mental oscila entre más de siete años y menos de doce, con un coeficiente intelectual que oscila entre 0,70 y 0,90. 2º) CLASIFICACIÓN DE SANTE DE SANCTIS: El autor tiene en cuenta en esta clasificación un doble criterio, el anatomopatológico y el patogénico. Considera que la frenastenia puede deberse a causas mórbidas que obren sobre el cerebro después del nacimiento, o bien, a taras mórbidas de carácter hereditario, y congénitas transmitidas por los genes. Con este criterio establece cuatro grupos. a) Frenasténicos biopáticos: Cuando lo primordial es el factor degenerativo hereditario, determinado especialmente por causas tóxicas e infecciosas en las cuales el alcohol y la sífilis se reparten por igual el grado de responsabilidad. Éstos son los individuos que nacen frenasténicos. b) Frenaslénicos cerebropáticos: En este caso no interviene, o sólo lo hace en forma insignificante, el factor mórbido hereditario o degenerativo. En cambio la causa se debe atribuir a una cerebropatía, es decir, a una alteración tóxica, infecciosa o traumática, que obra directamente sobre el encéfalo. Los cerebropáticos son los que se vuelven frenasténicos después del nacimiento. c) Frenasténicos biocerebropáticos: Son aquellos en los que se observa la concurrencia de ambos factores, vale decir, sujetos que teniendo una marcada tara hereditaria sufren la acción de factores exógenos que provocan una cerebropatía. d) Frenasténicos por disglandularismo: En éstos las causas determinantes de la frenastenia, deben buscarse en disturbios del aparato neuro-endocrino, teniendo un representante legítimo en la idiotez cretínica o mixedematosa, por alteraciones tiroideas. El mismo Sanie de Sanctis agrega a su clasificación, una serie de tipos clínicos, aplicables a cada uno de los cuatro grupos previamente establecidos. 1) Tipo idiótico: Como el mismo tipo de la clasificación clínica, se caracteriza por ser ineducable, no superando en su evolución, el período glósico. 2) Tipo imbecílico: Se expresa verbalmente pero es incapaz de hacerse entender por escrito. 3) Tipo vesánico; Coincide con el débil mental de la clasificación clínica. Se caracteriza por su gran inestabilidad afectiva, con fácil irritabilidad, cae fácilmente en estados de excitación y delirio. 4) Tipo epileptoideo: Frenasténicos que presentan además todos los caracteres y síntomas de la epilepsia, inclusive los del gran mal. 5) Tipo infantil: Son frenasténicos con todas las características de infantilismo e hipoplasia generalizada. En consecuencia podemos clasificar a los frenasténicos en la siguiente forma: Frenasténico Biopático Cerebropático Biocerebropático Disglandular Tipo Idiótico Imbecílico Vesánico Epileptoide Infantil 3°) CLASIFICACIÓN ETIOPATOGÉNICA: Es una clasificación argentina que pertenece al Prof. Braulio Moyano. En ella se establecen ocho grupos de enfermos. 1º) Frenastenias disgenéticas: Forman el grupo más numeroso incluyendo todas las causas que obran directamente sobre los mecanismos de formación embrionaria. 2º) Frenastenias inflamatorias: Debidas a todos los procesos de naturaleza inflamatoria; ya sea por infección fetal como ocurre con la sífilis, o contraídos durante la primera infancia: meningitis y encefalitis. 3º) Frenastenias traumáticas: Son las que se producen a consecuencia de todos los traumatismos que obran sobre el encéfalo, tanto en el curso del embarazo, como durante el parto o después del nacimiento. 4º) Frenastenias neoplásicas: Debidas a procesos neoíormativos de naturaleza gliomatosa, que se producen sobre la corteza cerebral. Es lo que ocurre en la enfermedad de Bourneville. 5º) Frenastenias metabólicas: Debidas a depósitos intracelulares de productos derivados del metabolismo de los lipoides en las células de la corteza, como ocurre en la enfermedad de Tay-Sachs y en la enfermedad de Niemann-Pick. 6º) Frenastenias disendocrínicas: Cuyas causas se originan en perturbaciones de orden neuroendocrino, como ocurre en el cretinismo y en el mogolismo. Sintomatología: Reseñaremos primeramente la sintomatología psíquica de la oligofrenia en cada uno de los tres grados de insuficiencia. En segundo lugar nos ocuparemos de los síntomas de orden somático. 1º) SINTOMATOLOGÍA DE LA IDIOTEZ: Los idiotas se caracterizan por la falta absoluta o casi absoluta de inteligencia. Se han dividido en dos grandes grupos: los idiotas profundos y los idiotas menores. Idiotas profundos: Los idiotas profundos poseen grandes deformidades craneales y malformaciones teratológicas. Viven en el más absoluto aislamiento y desconexión con el mundo exterior, no se revela en ellos el más leve indicio de inteligencia; la facie es inexpresiva y estúpida, el lenguaje no se desarrolla, se limitan a emitir gritos inarticulados, guturales, semejantes a los de los animales. Su atención no es atraída por ningún objetivo, no existe manifestación alguna de vida psíquica superior. Su afectividad no se insinúa siquiera, no reconocen ni muestran interés por los padres ni por las personas que los cuidan y los atienden. El mismo instinto de conservación se halla muy escasamente desarrollado; es necesario enseñarles a mamar cada vez que hay que alimentarlos; en otros casos hay que llevarles los alimentos a la boca y empujarlos hacia la faringe. Permanecen inactivos o realizan algunos movimientos inconscientes, sin ninguna intención. De esta manera, toda su vida queda reducida a las funciones vegetativas, sin ninguna actividad psíquica. A menudo hay incontinencia de esfínteres, y permanecen con la boca entreabierta, por la que se escapa la saliva. La supervivencia de estos seres es breve, se extiende desde algunos meses hasta los 20 ó 30 años a lo sumo. Idiotas menores: En los idiotas menores, es posible entrever la existencia de algunas manifestaciones que revelan una actividad psíquica rudimentaria. En estos idiotas, la atención es muy inestable, no puede ser sostenida. La sensopercepción es muy torpe y la comprensión nula para gran parte de las cosas, sólo pueden alcanzar las cosas elementales del mundo exterior, que les permitirán individualizarse rudimentariamente en el mismo, aunque sin autonomía completa. Reconocen sus alimentos y llegan a comer solos. Algunos de ellos revelan buena memoria, especialmente para cuanto se relacione con la satisfacción de sus deseos y necesidades instintivas. Las asociaciones de ideas son muy pobres y rudimentarias, desde que su capital ideativo es casi nulo. Tienen algunas reacciones afectivas; son accesibles a la alegría y a la tristeza; reconocen a sus padres y a las personas que les prodigan cuidados, exteriorizando manifestaciones de alegría en. presencia de las mismas. De un modo general, se trata de seres ineducables, de una pobre afectividad instintiva, con un lenguaje reducido a algunas palabras, por lo general mal articuladas, pues existen grandes trastornos en la función motora de la palabra. Su actividad es casi nula, sus actos y sus movimientos no conducen a ningún objetivo útil; es una actividad descontrolada y sin ninguna finalidad, salvo en los casos en que va dirigida a satisfacción de sus necesidades instintivas. En algunas ocasiones se produce irritabilidad y gran excitación, observándose actos impulsivos de gran violencia. La sexualidad está mal definida, generalmente son homosexuales y onanistas. Todas estas circunstancias los convierte en seres inadaptables al medio social, y por otra parte tampoco los atrae, ya que su vida instintiva los aisla y los hace solitarios. 2º) SlNTOMATOLOGÍA DE LA IMBECILIDAD: Como ya lo anticipamos, los imbéciles son oligofrénicos cuya edad mental oscila entre los 3 y 7 años. En este grado de frenastenia es posible hallar muy desarrolladas algunas funciones psíquicas, especialmente la memoria y las asociaciones simples, lo que les permite desempeñarse en tareas manuales más o menos automáticas, siempre que las mis-mas no presenten variantes o situaciones nuevas de cierta complejidad, que pudieran requerir el empleo de una inteligencia que no existe. La atención es muy superficial, poco sostenida predominando la forma espontánea. Como consecuencia la sensopercepción, adolece del mismo defecto. La comprensión es muy precaria en los imbéciles. En general ellos comprenden las cosas y relaciones simples y elementales. En ocasiones, pueden, gracias a una memoria realmente sorprendente en estos seres, desempeñarse en tareas de mayor jerarquía que las que corresponden a su real capacidad intelectual. Esta es la razón por la cual algunos imbéciles llegan a leer, pero sólo lo hacen de manera mecánica, sin llegar a la comprensión de lo que leen. Estas memorias privilegiadas en algunos imbéciles, es lo que ha llevado a Sante de Sanctis a hablar de inteligencias parciales. Tales inteligencias parciales lo serían con respecto a diversas actividades en relación con las inclinaciones naturales del individuo (música cálculos, trabajos manuales, etc.). Toda situación nueva, que trascienda al terreno de lo habitual y corriente es, generalmente, incomprensible para el imbécil. Este-hecho revela la pobreza intelectual. La falta de inteligencia, impide la adquisición de todo aquello que sobrepasa el límite de lo más elemental y concreto debido a la absoluta incapacidad para abstraer nada, ya que de los conceptos abstractos no llegan a reconocer ni utilizar los elementos simples, que de otra manera pueden ser reconocidos y substituidos. En definitiva falta la capacidad de razonar y abstraer. En otras palabras, las funciones intelectuales de mayor jerarquía, presentan un desarrollo insuficiente, escaso o nulo. De allí la gran pobreza del capital ideativo formado por conocimientos concretos de la más baja jerarquía. Las asociaciones son muy simples, superficiales y rudimentarias. El juicio insuficiente, la imaginación y el raciocinio ausentes o se insinúan apenas. El pensamiento es de gran pobreza, de curso lento, perseverante y esterotipado. El lenguaje es reducido e incompletamente desarrollado. La afectividad está supeditada a las reacciones emocionales que surgen de la fuente instintiva del individuo que, dada las escasas inhibiciones por falta de un psiquismo superior, fácilmente desencadena violentas crisis emocionales y de excitación. En cuanto a la heteroafectividad y los sentimientos altruistas son extraordinariamente escasos; de allí su pobreza moral. La actividad se encuentra a tono con la evolución del psiquismo. Algunos imbéciles se desempeñan en tareas manuales rudimentarias, donde el automatismo y el hábito, les permiten bastarse a sí mismos; también suelen desempeñarse con relativa suficiencia en las tareas rurales, con la condición de que se les requiera siempre lo manual y lo habitual para que tales tareas se efectúen. Desde otro punto de vista estos oligofrénicos suelen presentar serios trastornos de conducta. Recordamos en primer lugar, que estos insuficientes, son sumamente sugestionables, se les puede influenciar en cualquier sentido con extraordinaria facilidad, transformándose en instrumento de otras personas que los inducen al robo o los utilizan para maniobras dolosas. Más frecuentes aún, son los trastornos de conducta por perturbaciones sexuales; se entregan al onanismo exagerado y a toda clase de excesos y perversiones sexuales: homosexualidad, bestialidad, atentados al pudor, delitos sexuales contra niños, etc. Por otra parte, adquieren con suma facilidad el hábito alcohólico y recurren a menudo a la violencia con objeto de satisfacer sus bajas pasiones. 3º) SlNTOMATOLOGÍA DE LA DEBILIDAD MENTAL: Los débiles mentales constituyen los oligofrénicos de menor grado de insuficiencia, cuya edad mental oscila entre 7 y 12 años y comprende a todas las personas cuyo coeficiente intelectual se encuentra entre 0.70 y 0.90, cifra que constituye el límite entre la normalidad y la insuficiencia. Los débiles mentales se expresan y se hacen entender por el lenguaje oral y escrito. La atención es generalmente buena, en los casos profundos es inestable y fácilmente fatigable. La sensopercepción es rápida y normal. La comprensión se hace con facilidad en los débiles mentales leves, que poseen un capital ideativo formado por cierta cantidad de conceptos abstractos; pero no ocurre así con los débiles mentales profundos, en los cuales el capital ideativo no supera el marco de lo concreto, haciéndose muy difícil la comprensión de las relaciones abstractas. La mayor parte de las veces, los débiles mentales cuentan con el auxilio de una buena memoria, en algunos casos excelente, favoreciéndolos en mucho sus elaboraciones psíquicas; con ella suplen a menudo, parte de su insuficiencia intelectual. Los juicios son insuficientes, siendo pueriles en la debilidad mental pronunciada. El pensamiento que suele ser perseverante y estereotipado, se acentúa a medida que la debilidad mental es más profunda. En cuanto a la imaginación y al raciocinio, apenas esbozados en los débiles mentales profundos, se encuentran más o menos desarrolladas en los débiles mentales leves. A menudo, sobre todo cuando se asocia alguna personalidad psicopática, caen con facilidad en conflictos con el medio social, elaboran y construyen situaciones falsas, verdaderas fábulas, que en ocasiones llegan a vivir con intenso realismo. La afectividad, por lo general, se manifiesta en forma amplia; son de reacciones emocionales fáciles. En este grupo de oligofrénicos abundan los hiperemotivos en cuyo caso, se los ve reaccionar vivamente ante estímulos a veces insignificantes. Son afectuosos en el medio familiar y suelen ser afables y comunicativos en el medio en que actúan. Cuando la debilidad mental es leve, es frecuente observar los sentimientos altruistas y morales bien manifiestos y arraigados. Como es natural, los sentimientos humanos más elevados, ya no se encuentran en los débiles mentales pronunciados. En estos oligofrénicos, son frecuentes los estados reactivos de excitación con ideas delirantes de perjuicio y persecución; excitación que sube rápidamente de tono y al llegar a su acmé, provoca un estado sub-confusional con el aditamento, a veces, de alucinaciones auditivas. En tales condiciones, el sujeto puede cometer cualquier tipo de agresión. Estos estados suelen ceder y remitir con la misma rapidez con que se acrecientan; corresponden al tipo vesánico de la clasificación de Sante de Sanctis, o a lo que lo, autores franceses denominan: Bouffée delirante de los degenerados. Los débiles mentales son capaces de efectuar trabajos manuales que requieren cierta complicación y coordinación motriz. En aquellos casos en que la insuficiencia es poco marcada, como ocurre con los fronterizos., suele observarse una sólida memoria que les permite llegar a la culminación de los estudios secundarios, lo que les facilita su desempeño en tareas de mayor jerarquía, más allá de los trabajos manuales. En ocasiones, gracias a la memoria, llegan a acumular gran número de conocimientos, pero se comprueba que estas personas son incapaces de efectuar elaboración alguna con estos materiales, pues el contenido abstracto de los mismos, les impide realizar una clara comprensión de ellas. En el momento en que, para resolver problemas abstractos de mayor magnitud que lo corriente, se requiere la intervención de las funciones intelectuales superiores: juicio, raciocinio e imaginación, es cuando, en este tipo de oligofrénicos, vemos el fracaso de las elaboraciones mentales. Los débiles mentales se caracterizan por su gran credulidad y fácil sugestibilidad; son fácilmente atraídos por todo lo teatral, y muestran, en cambio, desconfianza ante los hechos simples y verdaderos. Esto nos da una idea de los peligros a que se hallan expuestos en el transcurso de la existencia. El niño normal se diferencia del débil mental, porque el primero, entre los 6 y 10 años comienza a realizar las primeras elaboraciones abstractas, creando situaciones y conocimientos nuevos, emplean para ello, los conocimientos hasta ese momento asimilados, y realizan abstracciones entre los mismos. Para que esto sea posible, se requiere la colaboración activa de la imaginación creadora, de un raciocinio vigoroso y de una crítica lógica, que aprobará o no, lo elaborado. En el débil mental esto no es posible. No se llevan a cabo tales elaboraciones, por la imposibilidad de abstraer, porque tienen un raciocinio insuficiente y falta o es muy escasa la capacidad de creación. Por esta razón la diferencia entre los niños normales y los débiles mentales, se hace tanto más notoria cuanto más se avanza en edad. 4º) ESTIGMATOLOGÍA SOMÁTICA DE LOS OLlGOFRÉNICOS: Al iniciar el estudio de las alteraciones somáticas que complementan el cuadro psíquico de los frenasténicos, debemos hacer notar que tales alteraciones son tanto más frecuentes y numerosas, cuanto más profundo sea el grado de la insuficiencia. Se descuenta, por consiguiente, que serán muy marcadas en los idiotas, mucho menos en los imbéciles y casi imperceptibles o ausentes en los débiles mentales. Consideraremos las más importantes. 1º) Cráneo: Las anomalías craneanas son muy importantes. Figuran en primer término las anomalías de tamaño y de crecimiento, a) La microcefalia, constituye la alteración de observación más frecuente, es debida a la detención del desarrollo de la masa necefálica a la que se agrega la del cráneo, que se amolda exactamente al volumen del contenido. Este menor desarrollo del cráneo se hace bien notorio, -por cuanto la cara no participa de dicha anomalía, b) La macrocefalia que es la alteración opuesta a la anterior, existiendo cráneos que alcanzan un volumen extraordinario. Muchas veces la macrocefalia se debe a la hidrocefalia y se confunde con ella. También tienen importancia las anomalías de conformación del cráneo. Existen múltiples formas de asimetría craneana; entre las importantes señalamos: a) La plagiocefalia, deformidad que consiste en un cráneo oblicuo, oval y asimétrico, b) La escafocefatia: deformación que produce un cráneo muy alargado y aplanado lateralmente, cráneo en quilla, que se debe a una osificación precoz de la sutura sagital. 2º) Cara: La cara puede presentar diversos aspectos. Es "grande" en los microcéfalos; "pequeña" en los macrocéfalos e hidrocéfalos; de aspecto "arrugado" en los cretinos. En general, los oligofréniccs presentan una expresión estúpida, inexpresiva y a veces imbécil. Pueden observarse malformaciones diversas en el pabellón de la oreja. En los ojos observamos diversas disposiciones y formas de las cavidades orbitarias y de sus arcadas; distintas formas de párpados, especialmente la disposición de la abertura que da el ojo mogólico. Deformidades de la nariz y desviaciones de 'la misma. Labios con malformaciones diversas, labio leporino, paladar ojival, asimétrico, con fisuras, velo de paladar bifurcado. Los dientes mal conformados y con defectos de implantación; dientes de Hutchinson; prognatismo de las arcadas dentarias. Macroglosia, lengua salida de la cavidad bucal. 3º) Miembros: A nivel de los miembros y articulaciones, alteraciones variables: falta de miembros; sindactilias, polidactilias, macrodactilias, etc. 4º) Aparato digestivo: Son muy frecuentes los trastornos funcionales a nivel del aparato digestivo: abundante sialorrea, escapando la saliva por la boca entreabierta (baba de los idiotas). También son frecuentes los vómitos y trastornos dispépticos, debido a que son seres que comen con mucha glotonería y sin ningún control. 5º) Aparato génito-urinario: Son muy manifiestas las anomalías a nivel de los órganos génitourinarios; se hacen bien visibles en los genitales externos: anorquidias, criptorquidias, hipospadias, epispadias, retracciones vulvares, imperforación de la vagina, anomalías e hipertrofias del clítoris. Por otra parte, la sexualidad misma no se define netamente en los oligofrénicos profundos; los hay pervertidos, onanistas y homosexuales. 6º) También se observan alteraciones en la sensibilidad general, que muestra una marcada disminución, es muy obtusa. Dadas las alteraciones y escasa evolución del sistema nervioso, estos seres son poco sensibles al frío, al calor y al dolor. Las mismas alteraciones las hallamos en otros aparatos sensoriales, en especial en lo referente a la gustación, razón por la que comen cualquier cosa. 7º) Aparato motor: Finalmente hemos de considerar los trastornos de orden motor, muy importantes por su frecuencia y extensión. Siguiendo a Sante de Sanctis los distribuimos en seis grupos, a) Hipertonías e hipotonías musculares, b) Alteraciones del reflejo rotuliano, exagerado o abolido, c) Alteraciones de los movimientos activos con disminución de la fuerza muscular y alteraciones de los movimientos coordinados de las manos, d) Alteraciones de los movimientos complejos, como los de la marcha y la mímica, e) Perturbaciones de la motricidad general: parálisis, espasmos, tics, temblores, movimientos atetósicos, coreicos, convulsivos, estereotipados, f) Trastornos de la motricidad ocular con estrabismo. Formas clínicas de las oligofrenias 1º) FORMA CRETINOIDE: La oligofrenia de forma cretinoide se conoce también con el nombre de "mixedematosa", por ser su característica, acompañarse de mixedema. Se debe a lesiones de la glándula tiroides, con hipofunción, o bien, a la ausencia congénita de la glándula. Estos frenasténicos presentan desde el punto de vista somático, un aspecto muy característico, al extremo de que todos ellos se parecen. Cabeza ancha, asimétrica, tipo braquicéfala exagerada (ensanchada lateralmente). Cara ancha y aplanada, de piel quebradiza; frente estrecha; párpados hinchados, nariz ancha y aplastada, mejillas hinchadas; boca de labios gruesos, entreabierta, dejando que la lengua, afectada de macroglosia, haga procidencia de la cavidad; dientes mal implantados y afectados de caries. Los cabellos son gruesos, ásperos, con aspecto de crines. El conjunto de la cabeza cae hacia adelante y presenta una expresión estúpida, desagradable. El cuerpo de aspecto redondeado e hinchado por el infiltrado mixedematoso, está mal conformado y es de escaso desarrollo; detenido en su crecimiento, determina el enanismo de los cretinos. Desde el punto de vista psíquico, la frenastenia cretinoide puede presentar todos los grados de insuficiencia que establece la clasificación clínica de Esquirol, sin embargo, lo corriente es que se trate de las formas leves, que hacen irrupción después de varios meses de vida hasta los dos o tres años, con detención del crecimiento. Se desprende por lo tanto, que lo más frecuente será encontrar la imbecilidad y la debilidad mental cretinoide, siendo rara la idiotez cretinoide. La sintomatología para cada caso, es la misma que corresponde a cada uno de los grados que ya conocemos. Debemos agregar como características de esta forma clínica, la gran apatía y somnolencia, el enanismo por detención del crecimiento y el mixedema cutáneo. La afectividad se muestra bastante viva; tienen interés por el ambiente que los rodea; en general son buenos y tienen afectos manifiestos hacia los familiares. Finalmente debemos dejar constancia, que el estado psíquico es susceptible de mejorar con opoterapia tiroidea y la medicación vitamínica. 2º) FORMA MOGOLOIDE: La forma mogólica también fue atribuida, durante mucho tiempo, a una insuficiencia de la glándula tiroides; hoy se ha desechado esta forma de pensar, comprobándose además, que estos casos no mejoran con la opoterapia tiroidea. También fue instituido a estos enfermos el tratamiento específico, porque se responsabilizó a la sífilis hereditaria, por esta forma de frenastenia. Hoy se ha comprobado, que los mogoles son hijos de madres de edad avanzada, o nacidos al final de una serie prolongada de hijos. Asimismo, se han observado casos, en algunas madres con diversas lesiones de la mucosa uterina, ya sean de origen congénito o por maniobras quirúrgicas, tales como abortos y raspados. A raíz de esto Rosanoff y Handy sostienen la hipótesis de que el mogolismo puede deberse a una alteración ovular que se produce a consecuencia de modificaciones tisulares en los focos de antiguas ovulaciones. De acuerdo con esta etiología; la implantación del óvulo en un punto enfermo de la mucosa uterina, daría lugar a las anomalías craneanas de estos oligofrénicos. Se considera como causa determinante inmediata, perturban el normal desarrollo del feto, lo que da lugar a dichas anómala exagerada estrechez del saco amniótico, con formación de bridas que lías. Vemos por consiguiente, que de acuerdo con este criterio el mogolismo se debe a una causa puramente uterina, lo que permite descartar el factor hereditario, afirmando en cambio, la idea de causa congénita. La forma mogoloide de la frenastenia no es muy frecuente, y dentro de ella son raros los casos graves de grado idiótico, por lo común se trata de formas imbecílicas. Lo que caracteriza muy especialmente, es su peculiar estigmatología somática, sobre todo los rasgos fisonómicos. Ellos presentan la característica de la cara asiática o mogólica, debida a la oblicuidad típica de los ojos, por la presencia de un pliegue semilunar a nivel de la comisura interna de los mismos. Su cráneo es redondeado, habiéndoselo comparado a una bola de billar; cara aplanada de frente estrecha, nariz pequeña, entreabierta, con macroglosia no tan marcada como en el cretinismo. El desarrollo corporal está generalmente entorpecido, son de escasa estatura. En las extremidades hallamos las manos y los pies cortos y anchos con una característica particular consistente en la gran amplitud del espacio interdigital que separa el dedo gordo, del segundo dedo del pie. Los mogoles presentan un organismo delicado, con muy pobres defensas, al extremo de que la mayor parte de ellos no llega a la edad adulta; están muy predispuestos a las afecciones del aparato respiratorio y en especial a la tuberculosis. Desde el punto de vista psíquico, el frenasténico mogol presenta la sintomatología general del grado imbecílico más o menos pronunciado; desde el punto de vista afectivo, ofrecen una variante, son mucho más sociables que otros sujetos con el mismo grado de oligofrenia. Así los vemos afectuosos en el medio familiar, intervienen espontáneamente en las conversaciones, tareas y juegos de los demás; sin embargo, no se debe olvidar que son susceptibles de presentar estados emocionales de gran excitación y agresividad. 3º) FORMA AMAURÓTICA FAMILIAR O ENFERMEDAD DE TAY-SACHS: Es una forma de frenastenia debida a una afección degenerativa de tipo familiar. Esta afección hace su aparición entre el segundo y el octavo mes de la vida, manifestándose por la detención del desarrollo intelectual. El primer hecho que llama la atención, es el siguiente: el niño que hasta ese momento tuvo una actividad psíquica normal con relación a su edad, se torna indiferente por todo lo que lo rodea, no se interesa por nada, pierde la curiosidad natural que muestran los niños por todo lo que se les presenta. No sólo se limita su actividad psíquica, sino también la motriz, debido a la producción de rigidez o flaccidez muscular, razón por la que es incapaz de sostener la cabeza, que cae hacia adelante. A toda esta sintomatología se agrega luego el síntoma más sobresaliente: la pérdida de la visión, que rápidamente va en aumento, hasta caer en la ceguera absoluta al cabo de un año, por atrofia del nervio óptico. El examen de fondo de ojo, pone en evidencia que la mácula presenta a ambos lados un tinte rojizo rodeado de una opacidad grisácea, atrofia de la papila y desaparición de las imágenes vasculares, lesiones que explican la falta de visión por atrofia del nervio óptico. Al mismo tiempo se produce parálisis a nivel de los miembros, el psiquismo totalmente detenido en su evolución, termina al cabo de dos o tres años en el marasmo, sobreviniendo la muerte antes de cumplirse los seis años de vida. Se trata de una enfermedad hereditaria que se observa en hijos de consanguíneos, pagando tributo casi exclusivo y en gran escala, la raza judía. Recordamos que la causa radica en lesiones degenerativas por acumulación de desechos del metabolismo de los lipoides en las células cerebrales, con especial localización a ambos lados de la cisura calcarina. 4º) FORMA POR ESCLEROSIS TUBEROSA O ENFERMEDAD DE BOURNEVILLE : Es la oligofrenia consecutiva a la destrucción de las células corticales, debida a la proliferación gliomatosa de la corteza cerebral. Se trata generalmente de una insuficiencia de grado idiótico, muy a menudo acompañada por ataques epilépticos. Lo característico en este tipo de oligofrenia es la formación de adenomas sebáceos en la piel de la cara y del cuello. Diagnóstico: El diagnóstico de frenastenia resulta siempre cosa fácil, especialmente si se basa en la sintomatología que estudiamos y se respalda además en los datos etiopatogénicos. Sin embargo, existen oportunidades en que es necesario establecer algunos diagnósticos diferenciales. 1º) CON LA DEMENCIA: Cuando se trata de estados demenciales muy avanzados, en los que la vida queda reducida a las funciones vegetativas, anulándose el psiquismo superior, como ocurre con los oligofrénicos. En el demente será siempre posible advertir en el transcurso del examen la presencia de restos de una organización psíquica superior, que no se observa nunca en el oligofrénico. Esto se hace sobre todo evidente en lo que respecta al lenguaje que, por los vocablos nos da muestras de un grado de cultura inalcanzable para los oligofrénicos profundos. El diagnóstico surge del hecho siguiente: En la oligofrenia, el cuadro mental lo da la insuficiencia; no se hacen adquisiciones y el vocabulario queda imperfectamente desarrollado. En la demencia, el cuadro mental lo da el empobrecimiento: por debilitación, la memoria se pierde paulatinamente y el lenguaje pierde gran parte de los vocablos, aunque queda siempre algún índice de su jerarquía pasada. El diagnóstico se hace más difícil cuando se trata de una oligofrenia ligera sobre la que se injerta una demencia. La diferencia en este caso se establece, porque en la demencia, el déficit aumenta a medida que pasa el tiempo. 2º) CON LA SORDOMUDEZ: El diagnóstico 'diferencial debe plantearse sobre todo en los primeros años de la vida. Tendremos en cuenta que el sordomudo es siempre más expresivo que el oligofrénico, sobre todo en su mirada. En niños ya mayores, se verá que reemplazan ese déficit con una exuberante riqueza del lenguaje mímico, lo que indica la existencia de una organización psíquica superior a la del frenasténico. Dicha organización también se revela en la facilidad con que el sordomudo realiza, por imitación, una serie de actos complejos con perfecta coordinación motriz, de lo que no es capaz el oligofrénico. 3º) con EL MUTISMO: Algunos esquizofrénicos negativistas que se encuentran en mutismo y a lo sumo expresan algunos monosílabos, pueden en un primer momento, aparentar frenasténicos. Observando detenidamente la actitud, la expresión y la mirada del esquizofrénico que se niega a contestar, se verá que difiere mucho de la expresión y mirada estúpida del oligofrénico, cuya actitud es completamente pasiva y no contesta porque ni comprende ni sabe expresarse por el lenguaje. Tratamiento: El tratamiento de la frenastenia debe ser encarado con un doble criterio: 1) tratamiento médico; 2) tratamiento psicopedagógico especializado. Tratamiento médico: 1º) En la medida de lo posible, tratar de corregir o modificar favorablemente la causa de la insuficiencia. 2º) Tratar de estimular el desarrollo, mediante el empleo de medicaciones tónicas del sistema nervioso, entre las que deben considerarse en primer término: el fósforo, el arsénico y las vitaminas. También se emplea actualmente el ácido glutámico. 3º) Un régimen alimenticio rico en lecitinas, que estimulan y favorecen la nutrición del tejido nervioso (huevos, pescado, sesos). 4º) Los bromuros y otros sedantes no tóxicos o de toxicidad reducida, en los casos de oligofrénicos de fácil irritabilidad y propensos a los actos impulsivos y estados de gran excitación, con episodios delirantes. Tratamiento psicopedagógico: Para este tratamiento se requiere cooperación entre el médico y el maestro especializado en la enseñanza de anormales. Esta enseñanza debe impartirse en locales adecuados, en los que sea posible la educación colectiva de los insuficientes, clasificados por grupos, de acuerdo con los coeficientes que permiten establecer los diversos tests. El tratamiento psicopedagógico comprende diversos tópicos. 1) EDUCACIÓN FISIOLÓGICA: En primer término, colocar a estos enfermos en un régimen de vida higiénico-dietético que permita la regularización y normalización de las funciones respiratorias, circulatorias y digestivas. Conseguido esto debe propenderse a la educación fisiológica de los siguientes elementos: a) Educación fisiológica de las funciones de la vida de relación: Para ello se hará el amasamiento de las masas musculares, con movilización y agilitación de las articulaciones. Se tendrá especial cuidado en la educación de la mano y los dedos para la ejecución correcta de actos que conciernen a la vida de relación. Se le enseñará en esa forma a higienizarse, vestirse, desvestirse, así como el amaestramiento y aprendizaje de algún oficio o artesanía para imbéciles y débiles mentales. b) Educación de los sentidos: Comenzando por el tacto; hacer conocer la suavidad o aspereza de los cuerpos y superficies, la sensibilidad al frío y al calor, así como las sensaciones de pesantez y liviandad. Luego se continúa con los restantes aparatos sensoriales. La vista mediante las sensaciones de color, tamaño y magnitud, luminosidad, obscuridad, etc. El oído mediante las sensaciones de ruidos diversos, sonidos, voces, etc. El olfato por las sensaciones despertadas por olores diversos y perfumes. El gusto, por las sensaciones que originan los distintos sabores: amargo, dulce, salado, ácido, etc. c) Educación de la palabra: En cuanto a la educación de los órganos de la fonación, deben efectuarse ejercicios respiratorios; luego bucales, labiales, linguales, etc. De este modo se enseña al insuficiente a emitir primero un sonido, luego letras que se articulan para formar una sílaba, terminando por la pronunciación de una palabra. 2º) EDUCACIÓN PSICOLÓGICA: Sigue como complemento de la educación fisiológica, desde el momento que la educación de los aparatos y de los sentidos, estimula el desarrollo de la atención y de la sensopercepción, entran en juego, en esta forma, la fijación de la memoria. Esto facilita, posteriormente, la ejercitación de la asociación de ideas, el juicio, el razonamiento y en la medida de lo posible, el despertar de la imaginación. 3º) EDUCACIÓN DE LOS INSTINTOS: Naturalmente que esto es imposible en los idiotas profundos en los cuales ni siquiera se desarrolla el instinto de nutrición. En los demás, se educará el instinto de conservación, enseñándoles los peligros y la forma de evitarlos; el instinto de nutrición mediante el conocimiento y selección de los alimentos. La principal preocupación debe ser lo referente al instinto sexual, tratando de evitar el onanismo, homosexualidad y perversiones sexuales. Otro tanto se hará con el instinto gregario, haciéndoles comprender los requisitos necesarios para la convivencia social. 4º) EDUCACIÓN MORAL: Para la enseñanza moral, el médico y el maestro deben constituir los modelos que guiarán al niño en la adquisición de hábitos adecuados y buenas costumbres. Para terminar, los resultados serán tanto más satisfactorios cuanto menor sea el grado de insuficiencia del grupo en tratamiento. RESUMEN SÍNDROME FRENASTÉNICO Generalidades Síndrome de detención del desarrollo psíquico, congénito o adquirido en los primeros años de la vida. La denominación frenasténico pertenece a la escuela italiana de Andrés Verga; la de oligofrénico a la escuela alemana de Kraepelin. Binet y Simón, crearon la "escala métrica de la inteligencia", consistente en tests o reactivos mentales para calcular la edad mental o intelectual de las personas. "Factores germinales", que obran directamente sobre los genes y "factores somáticos", que obran sobre el individuo ya concebido. Herencia neuropática Factor importante. Hay familias de oligofrénicos: (débiles mentales, delincuentes, amorales, etc.). La herencia es unas veces dominante (en los casos leves), otras veces recesiva (en los casos graves). Alcoholismo Responsable del 50 a 60% de las oligofrenias. Produce disminución de las resistencias a nivel de las glándulas genitales, especialmente cuando obra en el momento de la concepción. Tuberculosis Desempeña un papel importante por las toxinas que obran sobre los genes de la madre, predisponiendo a las distrofias cerebrales. Sífilis La sífilis es responsable del 40 a 45 % de los casos de oligofrenias. Consanguinidad Factor degenerativo, únicamente cuando existe una tara mórbida familiar. Edad de padres Puede ser por insuficiencia con la incompleta madurez física y psíquica de los progenitores. También excesiva, con todos los factores que concurren a la involución del organismo. Etiología Factores germinales los Etiología Factores somáticos Agirias o lisencefalias Hidrocefalias Esclerosis tuberosa Anatomía patológica Enfermedad Tay-Sachs Enfermedad NeumannPick Poroencefalia Poligiria Paquigiria a) Condiciones anormales de la madre durante el embarazo: Enfermedades de la nutrición, endocrinas, infecciosas como 'la rubéola, tóxicas Causas como el alcohol, plomo, arsénico, etcétera. prenatales b) Las injurias sobre el feto: Traumatismo; golpes sobre el vientre. Radioterapia abdominal en la madre. a) Anormalidades del parto: Distocias, circulares Causas del cordón. Fórceps. natales b) Partos prematuros: Por la insuficiente madurez del feto antes de la normal viabilidad. a) Traumáticas. Golpes sobre cráneo. Causas b) Tóxicas e infecciosas. posnatales c) Convulsivantes. d) Nutritivas. Falta de surcos en la corteza. Afecta zonas reducidas, sólo por excepción alcanza a varios lóbulos. Como causa posible: la detención de la migración neuroblástica embrionaria. Procesos inflamatorios de las cavidades ventriculares, con estrechamientos cicatrizales, que perturban la circulación del líquido cefalorraquídeo. La consecuencia es la dilatación de las cavidades y compresión de la corteza contra los huesos del cráneo. Descrita por Bourneville en 1880. La consideró como una secuela de una infección fetal. En la corteza aparecen islotes de una substancia dura de aspecto blanqueceno que sobresale, formando, a veces, verdaderas tuberosidades. Están formadas por tejido gliomatoso, que engloba a las células nobles y las destruye. Agenesia cortical del cerebro, de origen metabólico. Se produce la acumulación en las células del cerebro, de productos de desechos del metabolismo de los lípidos. Tiene el mismo origen metabólico; pero no hay amaurosis, y la acumulación de los desechos, alcanza a otros órganos de la economía como hígado y bazo. Agenesia cortical. Falta de substancia. De forma infundibuliforme, cuyo vértice llega hasta el ventrículo lateral. Consiste en un número exagerado de surcos y circunvoluciones. Generalmente se asocia a una microgiria, dando el "cerebro en coliflor" Circunvoluciones amplias con escasos repliegues y surcos. Por la característica se le llama: "cerebro simiesco” Idiotas No desarrollan el lenguaje. La edad mental es inferior a los 3 años. El coeficiente intelectual entre 0,00 y 0,50 Imbéciles Desarrollan el lenguaje. No adquieren el lenguaje escrito. La edad mental es mayor de 3 años y menor de 7 años. Coeficiente intelectual entre 0,50 y 0,70 Débiles mentales Hablan y escriben. Se bastan a sí mismos en tareas manuales. Incapacidad para abstraer. Edad mental mayor de 7 años y menor de 12 años. Coeficiente intelectual entre 0,70 y 0,90 Frenasténicos biopáticos La frenastenia se debe a factores degenerativos hereditarios. Éstos nacen frenasténicos Frenasténicos cerebropaticos La frenastenia se debe a una cerebopatía o enfermedad en un cerebro en evolución. Frenasténicos biocerebropaticos Cuando a una frenastenia de causa hereditaria se agrega una cerebropatía. Frenasténicos disglandulares Son las frenastenias por causas endocrinas como el cretinismo. Tipos clínicos Idiótico Imbecílico Vesánic, Epileptoideo Infantil Clasificación etiopatogénicaMoyano Frenastemas Degenerativas Inflamatorias Traumáticas Neoplásicas Metabólicas Disendocrínica Idiotas profundos Son los que presentan grandes deformaciones y alteraciones teratológicas. Viven aislados. No revelan indicios de inteligencia. Expresión estúpida. No tienen ni rudimentos de lenguaje; sólo emiten gritos guturales inarticulados. No tienen vida psíquica ni reacciones afectivas. Idiotas menores Muestran una atención inestable. Gran torpeza perceptiva e incomprensión. Reconocen los alimentos y llegan a comer solos. Tienen reacciones afectivas; reconocen a los padres y a las personas que los cuidan. Son ineducables. El lenguaje se reduce a algunas palabras pronunciadas con dificultad. Son totalmente inadaptables al medio social. Clasificación clínica Esquirol Clasificaciones Clasificación Sante de Sanctis Sintomatología Imbéciles Tienen algunas actividades muy bien desarrolladas como la memoria por ejemplo. Se desempeñan en tareas manuales siempre que ellas no sean muy complejas. La atención es muy inestable; 'la comprensión es precaria, únicamente para las cosas concretas muy elementales. Algunos llegan a leer, pero de una manera automática, sin comprender lo que leen. El juicio es insuficiente. Lenguaje reducido y de desarrollo incompleto. Reacciones emocionales primarias. Escasas inhibiciones. Débiles mentales Adquieren todas las formas del lenguaje: hablado, escrito y mímico. Por lo general tienen buena atención. La comprensión dificultada para las concepciones abstractas. Juicios insuficientes. Pensamiento estereotipado, perseverante y prolijo. Cráneo Cara Sintomatología Miembros Estigmatología somática Aparato digestivo Aparato Genitourinario Sensibilidad Aparato motor a) Microcefalia b) Macrocefalia c) Plagiocefalia d) Escafocefalia Grande en los macrocéfalos Pequeña en los macrocéfalos Aspecto arrugado en los cretinos Ojos oblicuos en los mogólicos Macroglosia en los cretinos Paladar bífido. Labio leporino. Falta de miembros Sindactilias Polidactilias Macrodactilia Sialorrea (baba de los idiotas) Vómitos Dispepsias Anorquídeas Criptorquídeas Hipospadias Epispadias Imperforación vaginal Malformaciones vulvares Disminuida. Obtusa. Son poco sensibles al frío, al calor y al dolor. Hipertonías e hipotorías musculares. Alteraciones del reflejo rotuliano. Alteración de los movimientos complejos. Alteraciones de la motricidad en general (parálisis, espasmos, tics, etc.). Alteraciones de la motricidad ocular (estrabismo). Forma cretinoide También llamada mixedematosa, porque se acompaña de mixedema. Es debida a lesiones de la glándula tiroides. La cabeza es ancha y asimétrica; la cara ancha y aplanada; frente estrecha; nariz ancha y aplastada. La boca entreabierta; macroglosia. Cabellos gruesos como crines. Generalmente se trata de imbéciles y débiles mentales. Mejoran con la opoterapia tiroidea. Forma mogoloide Se trata de hijos de madres de edad avanzada. o al final de una serie de hijos. Se debe a lesiones de Ja mucosa uterina, que determina una mala implantación ovular que produce estrechez del saco amiótico con bridas y trastornos de la evolución y desarrollo. La cara es asiática o mogólica por la oblicuidad de la abertura palpebral. Cráneo redondeado. Escaso desarrollo de las manos y los pies que son cortos y anchos. Generalmente presentan el grado imbecílico. Forma amaurótica familiar Enfermedad de Tay-Sachs; se trata de una afección degenerativa de tipo familiar. Se inicia entre el 2º y 8º mes de la vida. Hay detención del desarrollo intelectual. El niño se torna indiferente; pierde su natural curiosidad. También disminuye su actividad motriz. Luego sobreviene la pérdida de la visión, que aumenta rápidamente hasta la ceguera al cabo de un año. Se debe a la atrofia del nervio óptico. Hay parálisis de loa miembros. Se observa en hijos de consanguíneos. Se debe a la acumulación de los desechos del metabolismo de los lípidos en las células de la corteza. Forma esclerosis tuberosa También conocida por "enfermedad de Bourneville". Debida a una proliferación gliomatosa en la corteza. Se producen adenomas cebáceos en la piel de la cara y el cuello. Con la demencia En casos de demencias muy avanzadas, en las que sólo existe una vida vegetativa por anulación del psiquismo superior. En la demencia siempre es posible ver restos de una organización psíquica superior, especialmente en el lenguaje, cosa que no se ve en los oligofrénicos. Los oligofrénicos presentan el cuadro de la insuficiencia. Los dementes, en cambio, el cuadro de la debilitación. Con la sordomudez En los primeros años de la vida la confusión es posible. El sordomudo es más expresivo y revela la existencia de un psiquismo superior. En los sordomudos hay siempre un rico lenguaje mímico que reemplaza siempre a la palabra Con el mutismo En el caso de algunos esquizofrénicos negativistas que entran en mutismo. La actitud, la expresión y la mirada del esquizofrénico revelan que se niega a contestar, cosa que no ocurre con el oligofrénico. Formas clínicas Diagnóstico Tratamiento médico 1) En lo posible corregir o mejorar la causa de la insuficiencia. 2) Medicaciones tónicas del sistema nervioso: fósforo, calcio, arsénico, vitaminas. Acido glutámico. 3) Alimentos ricos en lecitinas: huevos, pescados, sesos. 4) Sedación de los estados de irritabilidad. Tratamiento psicopedagógico Se realiza mediante la cooperación entre el médico y el maestro especializado. 1º) Educación fisiológica: Régimen higiénico dietético. Educación fisiológica de las funciones de la vida de relación. Educación de los músculos y articulaciones, para los movimientos de los dedos de las manos. Deben aprender a higienizarse, vestirse, desvestirse, etc. La educación de los sentidos: el tacto, la aspereza y la suavidad de los cuerpos, su pesantez y liviandad. De la vista: colores. Del oído: voces. Del olfato: perfumes, olores diversos. Del gusto: sabores amargo, dulce, salado, ácido. Educación dé la palabra: ejercicios respiratorios, bucales, linguales, labiales. Emisión de sonidos, luego de vocales, después articulación de letras, sílabas y palabras. 2º) Educación psicológica: A continuación de la anterior; desde el momento que la agudización de los sentidos estimula la atención, la percepción, juicio, etc. 3º) Educación de los instintos: Del instinto de conservación; de los peligros y la forma de evitarlos. Del instinto de nutrición: conocimiento y selección de los alimentos. Del instinto sexual, tomar las previsiones necesarias contra el onanismo y perversiones sexuales. 4º) Educación moral: El médico y el maestro deben constituirse en modelos para guiar al niño. Tratamiento CAPÍTULO III SÍNDROME DEMENCIAL: DEMENCIA SENIL SÍNDROME DEMENCIAL El síndrome demencial es de naturaleza orgánica, vale decir, que se pueden reconocer en él una serie de alteraciones anatomopatológicas bien conocidas y estudiadas, en cada una de las entidades mórbidas que se incluyen en este importante capítulo de la psiquiatría. La alteración fundamental que caracteriza a este síndrome es la debilitación psíquica. Existen estados constitucionales o terrenos determinados, que pueden predisponer o favorecer más o menos prematuramente la aparición de la demencia; en tal sentido haremos algunas consideraciones previas. Sobre e! particular se expiden también Binswanger y Schaxel, cuando al referirse a las demencias preseniles dicen: "las demencias preseniles atacan exclusivamente a las personas que de antemano han exhibido una débil constitución nerviosa". Si generalizamos este concepto a todas las demencias, comprobaremos que el mismo se les adapta. Tenemos así los siguientes ejemplos: 1º) En las demencias seniles y arterioescleróticas, a las que, con el transcurso de los años llegan los organismos por acción del desgaste fisiológico, si bien se calculan edades más o menos aproximadas con respecto a la época de su iniciación, lo cierto es, que no existen límites precisos. Nadie puede negar la existencia de cerebros indemnes, con gran vigor psíquico y con una extraordinaria capacidad de trabajo intelectual a los 70, 75 y aún 80 años de edad. Por otra parte, al lado de éstos, existen otros cerebros que se dementizan a muy temprana edad, 60 ó 65 años, lo que denota una evidente fragilidad constitucional, sobre todo si se compara la longevidad mental de los anteriores. 2º) En las demencias tóxicas, como puede ser, por ejemplo, la alcohólica, veremos que si bien el alcohol es un tóxico dementizante, su acción no se hace efectiva en todos los casos. Por lo tanto debe reconocerse que existen alcoholistas consuetudinarios, que pasan en repetidas oportunidades por episodios subagudos y que, a través de los años, no llegan a la dementización. 3º) En las demencias consecutivas a procesos infecciosos que debido a las toxinas microbianas producen graves confusiones mentales; se observa, que de entre numerosos casos, sólo un porcentaje muy reducido llega a la demencia. 4º) En cuanto a la demencia paralítica, cuya causa es la sífilis, es sabido que de los numerosos casos de infección sifilítica, un reducido porcentaje llega a la producción de la sífilis nerviosa y entre éstos sólo algunos presentan un terreno propicio para culminar en la demencia paralítica. 5º) Lo mismo puede decirse de los traumatismos. Algunos conducen a la demencia postraumática, en cambio en muchos otros no ocurre así, como lo demuestran las experiencias acumuladas en las últimas guerras, ya que en muy graves traumatismos de cráneo, que obligaron a severas intervenciones de neurocirugía no se observó demencia consecutiva. Aclaramos que con esto no pretendemos dar por sentado absolutamente nada; únicamente pensamos que quedan abiertas' las puertas para iniciar un nuevo estudio de las demencias que, por la debilitación global de la psique, siempre significan el derrumbe de la personalidad humana. Si se piensa en la existencia de una predisposición constitucional que hace caer a unos, más fácilmente que a otros en la demencia; forzoso será reconocer que si se agotan todos los recursos diagnósticos para conocer las formas incipientes de estos estados, se podrá realizar, hasta cierto punto, la profilaxis de la demencia. Para ello, deberán evitarse todos los elementos tóxicos, exógenos y endógenos, así como los factores de origen endocrino que puedan obrar como impulsores. En esa forma se conseguirá, en la medida de lo posible, distanciar al máximo la desaparición de la personalidad. Hay que valerse de un prolijo estudio clínico, que nos informará sobre el estado somático; es aquí donde la endocrinología desempeña un papel importantísimo en la regulación del sistema nervioso, pues tienen preponderancia en ese sentido, las glándulas genitales, la tiroides y la hipófisis. Resulta muy interesante el estudio del metabolismo íntimo del tejido nervioso, del que puede darnos cuenta, en parte, el electroencefalograma. Consiste en el estudio de las modificaciones que el mismo presenta, de acuerdo con las variaciones del anhídrido carbónico cerebral por medio de la hiperventilación, procedimiento éste, creado por los esposos Gibbs y Lennox. Es probable que en la precipitación de los estados demenciales, no sean ajenas las modificaciones del anhídrido carbónico de las células de la corteza cerebral. Así lo hacen entrever las experiencias realizadas por Darrow. De sus estudios se desprende que cuando disminuye la tasa de anhídrido carbónico de la corteza, se produce vasoconstricción. Normalmente esta vasoconstricción es compensada por una activación de la acetilcolina, pero en el caso que esta activación no se produzca, la vasoconstricción persiste, con los consiguientes trastornos de la irrigación y oxigenación de los elementos celulares de la corteza. Esto se traduce en el electroencefalograma por la aparición de ondas lentas de alto voltaje. De aquí la importancia del estudio de todas las causas tóxicas o infecciosas capaces de producir una modificación de la regulación normal de la bioquímica cerebral, especialmente en aquellos casos en que se puede presumir la existencia de un tejido nervioso de menor resistencia que, más fácilmente que otro, sucumbe a la acción de los factores nocivos. En apoyo de esta manera de pensar, parece acudir el hecho de que las modificaciones producidas por la hiperventilación, disminuyen a medida que aumenta la edad; además aboga en este sentido la opinión de Gray Walter, sosteniendo que cuando en los adultos, persiste una fácil hiperventilación, se debe pensar en una falta de madurez del sistema nervioso central, cuya causa debe buscarse en una falla del desarrollo del mismo. Debe completarse el estudio mediante el concurso de la neumoencefalografía y la ventrículo grafía, que pueden revelar alteraciones de la corteza y modificaciones de forma y volumen de las cavidades ventriculares, que nos hagan presumir en muchos casos, la proximidad del proceso demencial. Según nuestra opinión, aún no ha sido dicha la última palabra con respecto a las demencias, además, desde nuestro punto de vista, se abre un amplio campo de estudio y experimentación al respecto. Demencia: definición y concepto "La demencia es una debilitación global, crónica, progresiva, definitiva e irreparable de todas las funciones psíquicas". Decimos que la debilitación es global, porque alcanza a todas las funciones psíquicas, abarcando las tres esferas de la psique. Es crónica en su evolución porque se instala en forma lenta y paulatina, su marcha es progresiva, porque siempre avanza hacia el derrumbe de la personalidad. Es definitiva, porque la demencia posee substracto anatomopatológico, siendo irreparables las lesiones, pues sabemos que las células nerviosas una vez destruidas no pueden ser reemplazadas, desde que el tejido nervioso no se multiplica. Conviene aclarar finalmente que el vocablo demencia, es empleado con significado muy diferente desde el punto de vista jurídico y por toda persona ajena a la psiquiatría, para los que es sinónimo de alienación mental; es decir que emplean indistintamente los términos alienación o demencia: Para el psiquiatra el demente es un alienado, pero no todos los alienados son dementes. Demencia significa debilitación. Clasificación de las demencias Por conveniencias didácticas, anticiparemos al estudio clínico de las demencias, su clasificación. Han sido diversamente clasificadas teniendo en cuenta distintos puntos de vista; nosotros las dividimos en dos grandes grupos de acuerdo con su origen. 1°) DEMENCIAS PRIMITIVAS: Cuando se trata de procesos que se instalan como tales desde el comienzo: Demencia senil. Demencia arterioesclerótica. Demencias preseniles. Demencia paralítica. (P.G.P.) Demencia coreica. (Corea de Huntington) Demencia precoz 2º) DEMENCIAS SECUNDARIAS: Son las que se instalan secundariamente a otros procesos psicóticos. Demencias posconfusionales. Demencia alcohólica. Demencias vesánicas (etapa final de la manía, melancolía y delirio). Demencias postraumáticas. (Por traumatismos sobre el encéfalo.) Demencia epiléptica. (Consecutiva a la epilepsia). DEMENCIA SENIL Etiología y patogenia La causa determinante de esta forma de demencia es la senilidad. Podemos considerar la senilidad como un estado morboso de involución; estado que ciertamente está condicionado por el factor edad, pues como ya lo hemos expresado, no es posible establecer límites precisos sobre la iniciación de la enfermedad, recordando además que existen numerosos factores capaces de precipitar el estado demencial. Sin embargo, con el deseo de precisar algo más con respecto a la edad, diremos que por lo general la demencia senil se inicia más allá de los 60 años. Además del desgaste de los elementos nobles del tejido nervioso por la edad, existe un determinado número de factores que debemos considerar como causas impulsoras inmediatas. Tenemos en primer término las intoxicaciones, que tanto pueden ser de naturaleza exógena como endógena. Las endógenas se originan en perturbaciones metabólicas, o bien, en la ruptura del equilibrio neuroendocrino por alteraciones de las glándulas tiroides, genitales e hipófisis. En cuanto a las intoxicaciones exógenas, deben considerarse todos los tóxicos conocidos que pueden ser absorbidos por el organismo, y que dañan más o menos electivamente las neuronas de la corteza cerebral. También deben considerarse las infecciones, observándose en algunas de ellas una acción directa por razones de localización o bien, en formain directa en localizaciones a distancia, por acción de las toxinas microbianas. En cuanto a la patogenia, la demencia senil se produce por lesiones destructivas a nivel de los elementos nobles del parénquima nervioso, tanto en las células como en las fibras que sufren atrofia y degeneración. Estas alteraciones parenquimatosas son las primeras en aparecer, pero secundariamente se verán también a nivel del sistema vascular. Por esta razón se dice que la demencia senil es de origen ectodérmico, porque su punto de partida se halla en el parénquima nervioso que deriva originariamente del ectodermo; de allí que se la designe patogénicamente: "demencia ectodermal" Anatomía patológica Lo mismo que en todo lo referente a la anatomía patológica cerebral, seguiremos principalmente, los conceptos vertidos por el Prof. Braulio Moyano, en sus clases de anatomía patológica. ALTERACIONES MACROSCÓPICAS: El encéfalo de un senil, después de separada la caleta craneana, presenta al examen macroscópico una serie de alteraciones: I9) Adherencias de la duramadre que presenta lesiones de paquimeningitis. Hipertrofia de los corpúsculos de Pacchioni, que son asiento de precipitaciones cretáceas. Suele observarse edema de las meninges, con engrosamiento de las leptomeninges. 2°) Las arterias de la base del encéfalo aparecen duras y fibrosas, alteración que se extiende a menudo, hasta las arterias de mediano calibre. En los grandes vasos es frecuente el ateroma que trae irregularidades en la luz de los vasos, que pueden presentar dilataciones ampulares. 3°) En cuanto al cerebro de la demencia senil, muestra una atrofia generalizada de toda la corteza, la que se hace mucho más visible y marcada en la región frontal y central. La consecuencia de esa atrofia es la disminución del volumen del cerebro, que ostenta sus circunvoluciones muy adelgazadas y separadas por surcos más amplios y profundos. A la disiminución del volumen corresponde una disminución del peso que oscila entre 40 y 200 gramos. Recordaremos que en la generalidad de los casos las circunvoluciones rolándicas se hallan respetadas en mayor o menor grado. La atrofia también se hace aparente cuando se efectúan cortes en el cerebro, por el adelgazamiento de la substancia gris que presenta una coloración más pálida. Asimismo se reduce la substancia blanca y se evidencia una dilatación de las cavidades ventriculares; la substancia ependimiaria presenta un aspecto arrugado como consecuencia de una ependimitis crónica. ALTERACIONES MICROSCÓPICAS: 1º) El engrosamiento de las leptomeninges se debe según Jakob, a un aumento del tejido conjuntivo, por hipertrofia de las mallas subaracnoideas, determinando una "leptomeningitis fibrosa" que llega a percibirse a simple vista, en forma de placas blanquecinas de consistencia dura. La píamadre también prolifera, pero no se encuentran adherencias ni nada que pueda hacer presumir un origen inflamatorio de estas lesiones. 2º) Lesiones vasculares involutivas. Se observan las células endoteliales con los núcleos en picnosis y degeneración grasa de las células de la adventicia. 3°) En cuanto a las lesiones del tejido nervioso, son de naturaleza atrófica. Las neuronas están retraídas, presentan bordes rígidos, núcleos muy pigmentadas y las prolongaciones dendríticas muy contorneadas. En personas de edad muy avanzada se observan las llamadas células en panal, debidas a la degeneración grasa. También se observa la proliferación difusa en la neuroglia. Debemos señalar como alteraciones características del tejido nervioso de la demencia senil: a) Las lesiones fibrilares de Alzheimer, consistentes en una aglutinación de las neurofibrillas, agrupadas en manojos en el interior de las células, en forma de rulos, ovillos o cestas. b) Las placas seniles, que se encuentran en el espesor de la corteza. Presentan una masa central o núcleo y una parte periférica o corona, ambas separadas por una zona clara. Mucho se ha discutido en cuanto a las génesis de estas placas. Unos le atribuyen una participación activa a la neuroglia; la verdad es que se ha demostrado que las gliofibrillas pueden atravesar las placas seniles sin sufrir alteración. Otros le atribuyen un origen vascular; sin embargo, no se observan obliteraciones ni alteraciones de los vasos en regiones donde las placas seniles son muy abundantes. El profesor Moyano, se inclina a aceptar un mecanismo por precipitación de una substancia cuyo origen se desconoce y que se deposita en el tejido nervioso. La presencia de estas placas en la demencia senil es constante. Sintomatología Para el estudio de la sintomatología de la demencia senil, conviene establecer tres etapas: período de comienzo, período de estado y período terminal. 1º) PERÍODO DE COMIENZO: Tiene gran importancia desde el punto de vista médico-legal, establecer el comienzo del déficit que señala la iniciación de la demencia senil. Esto no suele resultar tarea fácil, muy por el contrario, esta búsqueda acarrea serias dificultades, debido a lo incierto de la transición entre la vejez y la senilidad, constituyendo esta última lo que se ha llamado estada morboso de involución. Vale decir que esa transición marca él paso de lo fisiológico a lo patológico, que se efectúa de una manera insensible, tal como lo ha puesto de relieve Charcot al referirse, en términos generales, a la patología de la vejez. Con la senilidad se inicia el déficit psíquico, pero debe tenerse muy en cuenta que al principio puede pasar inadvertida por una aparente integridad de la misma, que no parece acusar debilitación. Sin embargo, des*-pues de un prolijo examen, es posible observar una disminución de la cantidad junto a una pobreza de la calidad de las elaboraciones mentales, sobre todo cuando se coteja con la capacidad anteriormente acusada por el individuo. Ese menor rendimiento se pone de manifiesto por un conjunto de síntomas poco perceptibles, y que Regis ha señalado bajo la denominación de síntomas deficitarios. Entre los principales tenemos: 1º) La atención se torna ligeramente inestable y superficial. Esto se debe a la pronta fatiga psíquica, que hace poco menos que imposible una atención sostenida, como acontece en condiciones normales. 2º) Como consecuencia de la debilitación de la atención se resiente la sensopercepción que aparece entorpecida. Con este entorpecimiento se dificulta la comprensión y por ende se dificulta notablemente la asimilación de los nuevos conocimientos. 3º) De lo anterior se desprende que se produce una disminución de la actividad intelectual en lo que respecta a nuevas elaboraciones y a la función de la imaginación creadora. Sin embargo, estas fallas no siempre se advierten con facilidad, ya que se hallan muy bien disimuladas por el mantenimiento de una aparente brillantez psíquica. Podemos decir que en sus comienzos, la debilitación se encuentra enmascarada por una buena memoria de evocación, así como la expresión de juicios correctos y pensamientos vigorosos y profundos; pero a poco que nos detengamos a observar se verá que todas las elaboraciones mentales se efectúan con el capital idea-tivo de antigua adquisición, y que se repiten siempre gracias a que se mantiene indemne la memoria de evocación. Cuando los viejos comienzan a repetirse en sus pensamientos indican una merma de su vigor mental. Esto es debido a que se encuentra dificultada la adquisición de nuevo material ideativo, por fallas en la memoria de fijación, condicionadas éstas, a la disminución de las capacidades atentiva y perceptiva, con la consiguiente merma de la comprensión. Ese déficit en la capacidad asimilativa de conocimientos nuevos marca la debilitación intelectual, constituyendo lo que el profesor argentino Dr. Ameghino llamó: pérdida del vigor adquisitivo. Evidentemente, es muy poco o nada lo que puede asimilar un senil en este período; el trabajo intelectual se hace cada vez más penoso, tendiéndose a la repetición, sin nada nuevo. Es decir, entonces, que a pesar de que el senil en esas condiciones puede desempeñarse en el ambiente social, pasando inadvertida su debilitación, ésta se identifica por la pérdida del vigor adquisitivo. 4º) También es posible en algunos casos, advertir modificaciones en la afectividad y en la conducta. Ante todo se comprueban modificaciones en el carácter; lo más frecuente es ver al senil gruñón y fácilmente irritable. A menudo suele percatarse de su incapacidad, lo que lo lleva al aislamiento, probablemente con el deseo de esconder su falla, con lo que comienza a vivir de sus recuerdos. Al mismo tiempo alberga y toma arraigo un sentimiento de hostilidad y envidia hacia la juventud vigorosa, que lo hace sentirse aún más disminuido. De allí nace la crítica desfavorable de los viejos por todo lo nuevo y por todo lo que haga la juventud. Comienza a disminuir su interés por las personas y las cosas que lo rodean; manifiesta cierta indiferencia aún hacia los familiares, tanto más chocante por cuanto a primera vista su inteligencia parece intacta. Es frecuente la aparición de un sentimiento egoísta y avaro. Todas estas particularidades son las que constituyen el primer toque de atención para las personas que rodean al enfermo. 2º) PERÍODO DE ESTADO: El período de estado es dado por la agravación del cuadro anterior, con la acentuación de todos los síntomas. Estudiaremos por separado el estado en que se encuentran las diferentes esferas de la psique. ESFERA INTELECTUAL: a) Atención: La atención se encuentra debilitada en forma global. Al enfermo se le hace imposible fijar la atención sobre un determinado objetivo, porque de inmediato es presa de fatiga. Únicamente la atención espontánea se muestra un poco más activa y al servicio de los intereses materiales inmediatos. En resumen, durante el período de estado de la demencia, la atención es brevemente sostenida porque sucumbe pronto ante la excesiva fatiga de la psique. b) Sensopercepción: Como consecuencia de la debilitación de la atención se perturba seriamente la sensopercepción, que se realiza con suma torpeza, dificultando grandemente la comprensión de los hechos y situaciones nuevas que se le puedan plantear al individuo. En casos avanzados y graves la dificultad perceptiva puede llegar hasta la agnosia. De una manera general podemos decir que los seniles en el período de estado suelen padecer trastornos ilusorios. Éstos se originan en la imperfección e impureza de las percepciones, debido a la vaguedad de la atención. c) Memoria: La memoria es una de las funciones más perturbadas en la demencia senil. La primera que se resiente es la memoria de fijación, que se hace difícil por la inestabilidad de la atención. En estadios avanzados de la evolución, la fijación llega a desaparecer totalmente, ya no se graba más nada, ni los hechos más importantes de la vida diaria; el enfermo no recuerda lo que hizo el día anterior, o lo que hizo algunas horas o pocos momentos antes. Estas son las razones por las cuales los dementes seniles fabulan, tratando en esa forma de rellenar las lagunas mnemónicas por falta de recuerdos inmediatos por defecto o ausencia de fijación. Por estas razones en sus elaboraciones mentales, el enfermo echa mano de sus recuerdos, mientras la evocación se mantenga, estrechando en esa forma cada vez más al campo de sus actividades. Pero, con el andar del tiempo también se daña la memoria de evocación; la amnesia va en aumento, ya que al comienzo sólo es anterógrada o de fijación, en cambio ahora se hace retroanterógrada por sumarse la de evocación o retrógrada. En la amnesia de evocación la desaparición de los recuerdos se hace siguiendo la conocida ley de Ribot: "Los recuerdos se van borrando siguiendo un orden cronológico, de los más cercanos a los más alejados con respecto al comienzo de la enfermedad". De este modo llega un momento en que sólo se evocan hechos aislados de la infancia. Es relativamente frecuente observar en los dementes seniles trastornos mnemónicos del lenguaje, que poco a poco se va sumiendo en ruinas, como toda la organización psíquica superior. Es lo que se conoce con el nombre de amnesia verbal o amnesia nominal. Se olvidan primero los nombres propios, luego los sustantivos de naturaleza abstracta y finalmente los concretos. En estos casos, el enfermo ante un objeto cuyo nombre no recuerda, hace uso de perífrasis valiéndose de las cualidades y propiedades del objeto, dando a entender que sabe de qué se trata. Así, en presencia de una silla nos dirá: "sirve para sentarse" o simplemente la de sentarse. Un enfermo nuestro a quien se le mostraba una billetera decía: "la fulana del dinero". Conviene recordar aquí, que no debe confundirse este trastorno mnemónico del lenguaje, que llamamos amnesia nominal, con otro trastorno del mismo que es la afasia nominal, en la que el sujeto se halla imposibilitado para pronunciar la palabra, aun cuando se encuentran intactas las vías motoras. Retomando el ejemplo de la silla, cuando se trata de una amnesia nominal, si se le recuerda al enfermo la palabra, la repite de inmediato; en cambio, si se trata de una afasia, la imposibilidad de repetirla es absoluta. d) Ideación: La ideación, que al comienzo de la enfermedad había quedado detenida en cuanto al acopio de nuevos materiales, se empobrece paulatinamente a medida que avanza el proceso de debilitación. Por esta razón, el senil administra su trabajo intelectual con el acervo de conocimientos antiguamente adquiridos, y a medida que el daño avanza, disminuye el caudal de ideas abstractas, que poco a poco reemplaza con las concretas; con estas últimas lleva a cabo el futuro trabajo intelectual. Por último, es frecuente la aparición de ideas delirantes de perjuicio, persecutorias y celosas. e) Asociación de ideas: La primera alteración notoria en la asociación de las ideas, la hallamos en el ritmo asociativo notablemente tórpido, que llega en ocasiones a una marcada bradipsiquia. Por otra parte, a medida que el proceso avanza las asociaciones de ideas se hacen más superficiales y laxas, y no tardan en caer en la incoherencia asociativa, que al comienzo es intermitente, pero, con el andar del tiempo, se instala en forma persistente. f) Juicio: La debilitación del juicio constituye junto con la perturbación de la memoria uno de los síntomas fundamentales que caracterizan a la demencia. Al comienzo es posible observar que los juicios se conservan más o menos correctos para las cosas intrascendentes y sujetas a la rutina de la vida diaria; pero, en cuanto se deben juzgar hechos de mayor jerarquía, se comprobarán graves fallas en los juicios de valor, especialmente en todo aquello que concierne a la autocrítica. Se tornan incapaces de valorar hechos de importancia, y en situaciones extremas, requieren la intervención de otras personas para reparar actos de inconducta cometidos, y que el propio juicio es incapaz de valorizar. A esta debilitación del juicio se agrega el manejo cada vez mayor de ideas concretas, y en consecuencia la puerilidad del juicio, que en esa forma paga su tributo a la debilitación global de la psique. g) Pensamiento. Imaginación: Después de lo expuesto hasta aquí, se comprende fácilmente que el pensamiento de los dementes pierde toda su jerarquía. Lo primero que llama la atención en los enfermos, al comienzo del período de estado, es la pérdida de la elasticidad normal del pensamiento, que se vuelve rígido, siguiendo un planteo ya conocido y con normas antiguamente adquiridas; se trata de pensamientos ya hechos, que se repiten siempre iguales a sí mismos, estereotipados. El demente es incapaz de crear nuevos giros, agravado por la ya citada incapacidad de adquirir nada nuevo. Contribuyen a empeorar las cosas, la falta de auxilio de la memoria y el apagamiento de la imaginación, que paulatinamente se extingue. De esta manera a medida que la debilitación crece, el pensamiento se empobrece y se pueriliza, y por el aflojamiento de los mecanismos normales llega finalmente a la disgregación. h) Conciencia: Para terminar el estudio de la esfera intelectual en los dementes, debemos ocuparnos de la repercusión que todos los trastornos tienen sobre el estado de conciencia. Lo primero que llama la atención, es la pérdida de nitidez de la conciencia, que pierde su transparencia, su lucidez normal. La conciencia de los dementes parece hallarse permanentemente en la penumbra, cual si se tratara de un estado subconfusional crónico. Se trata de una conciencia cuya luz se va extinguiendo poco a poco. Por un lado se produce la desconexión con el mundo exterior, por el entorpecimiento general del sensorio que le impide la comprensión clara de las cosas y de las situaciones; por otro lado se desconecta el demente con su mundo interior, debido a la progresión de la amnesia con pérdida de los recuerdos. De esta manera se debilita la conciencia y se produce la desorientación del enfermo. En primer término esta desorientación acaece con respecto al mundo exterior, ante todo en el tiempo y después en el lugar; en segundo término la desorientación autopsíquica se instala a medida que la memoria en ruinas deja de mantener el nexo con el pasado. Cuando acontece esto último, se produce la pérdida de la personalidad, o sea, la ruina, el derrumbe, el naufragio total del individuo como persona humana. En efecto, a medida que transcurre el período de estado y se aproxima el período terminal, se desdibuja y desaparece el hombre consciente, que es sustituido por un ser carente de razón que vive una existencia vegetativa. ESFERA AFECTIVA: La debilitación psíquica alcanza también a la esfera afectiva, cuyas reacciones y estados vivenciales revelan siempre un déficit. Desde el punto de vista general, la vida afectiva del individuo pierde jerarquía, o sea, que se desvaloriza. Se produce una pérdida real de los sentimientos más elevados y altruistas de la personalidad, de los valores éticos, se produce el embrutecimiento moral; vale decir, que se pierde todo aquello que pertenece al campo de las adquisiciones intelectuales y que la vida ha transmitido al hombre en el medio social en que actuó. Se produce por consiguiente, una remisión de los valores afectivos, quedando en pie únicamente la vida afectiva primitiva, cuyas inclinaciones, deseos y tendencias mueven a los estados emocionales primarios que desatan la afectividad impulsiva, es decir, la vida emocional primaria. Para decirlo mejor, es la afectividad no intelectualizada, no razonada, no controlada. En efecto, el derrumbe del psiquismo superior, remite también la vida superior del hombre; debido al entorpecimiento éste se ve privado de una correcta comprensión y como todo aquello que estimula la afectividad debe necesariamente ser comprendido, caemos en la cuenta de que ante la situación creada, muchos hechos no llegan a ser íntegramente captados y por ende, no despiertan vivencias afectivas, como acontece en una psique normal y vigorosa. Luego en la demencia, asistimos al empobrecimiento progresivo de la vida afectiva superior, a la par que se produce una reactivación de la vida emocional primaria, por debilitación de las inhibiciones. En concordancia con estas observaciones de orden general, comprobamos que en la demencia senil la afectividad se mantiene activa en torno a lo que constituyen los intereses personales inmediatos. Disminuyen intensamente los ideales y sentimientos altruistas, que son por el contrario, sustituidos por sentimientos egoístas y avaros; los individuos se hacen mezquinos, temerosos de ser despojados y de quedarse sin dinero, vigilan el centavo, todo lo quieren para sí, de allí que sea frecuente en los seniles la tendencia al coleccionismo, acumulando una cantidad de objetos carentes de valor. Presentan descargas emocionales de cólera con gran irritabilidad; otras veces explosiones de alegría y de risa, virando fácilmente al llanto y las lamentaciones. Esto se debe a que existe en los seniles una gran labilidad afectiva acompañada de incontinencia afectiva, lo que explica los cambios bruscos y fáciles en el humor. Lo que encontramos en merma, son los afectos superiores referidos a las personas más queridas de la familia, permaneciendo muchas veces insensibles, aun en el caso de muerte de las mismas. Es frecuente sobre todo al comienzo del período de estado, una exaltación del instinto sexual, que en forma impulsiva lleva a la ejecución de aberraciones, como ser: exhibicionismo, atentados al pudor, tentativas de incesto, etc.; todo ello sin que llegue a provocar la menor turbación, ya que el juicio descendido no puede valorar los actos en forma adecuada. Esfera activa: En general el senil se apaga en su actividad a medida que la psique se debilita. Por consiguiente, lo más común es que el enfermo se muestre apático y abúlico. Sin embargo, en algunas ocasiones,' se los ve salir de ese estado pasando al opuesto, mostrándose activos/ En estos casos, son movidos por las fuerzas impulsivas, la responsabilidad recae sobre la exaltación de la vida instintiva, que los conduce hasta la ejecución de actos antisociales, de los que ya hemos hablado al tratar los trastornos afectivos. Por otra parte, en los casos en que existe cierto grado de excitación psicomotriz, se produce una actividad improductiva y descontrolada. Hay que tener en cuenta también, que por efecto de la debilitación, estos enfermos se tornan sumamente crédulos y fácilmente sugestionables. Además se agrega a esto la aprobatividad, ellos aprueban todo cuanto se les sugiere; como se comprende, ello les acarrea el serio peligro de caer en manos inescrepulsosas que lo inducen a la ejecución de actos, que perjudican a menudo sus propios intereses. El lenguaje es otro elemento de juicio importante que también revela la debilitación. Lo primero que se observa, es una notable reducción del vocabulario, que pierde por defectos de la memoria buena cantidad de vocablos que lo integran. Junto a esta disminución existe a menudo una excitación que produce incontinencia verbal que conduce al enfermo a una verborrea continua. Ésta es completamente insulsa y de escasa jerarquía, en la que suelen enredarse ideas de valores diferentes, pero siempre el fondo es pueril, cayendo a menudo en la incoherencia y la disgregación. En esos discursos suele verter sin ningún reparo hechos y situaciones que pertenecen a su vida íntima y privada; haciéndolo con la misma soltura ante conocidos o extraños. Ésta es una forma más para descubrir el déficit demencial. 3º) PERÍODO TERMINAL: El período terminal de la demencia senil se insinúa en forma lenta y progresiva, a medida que la enfermedad avanza en su evolución implacable. En algunas ocasiones este período surge con mayor rapidez, cuando cualquier enfermedad intercurrente precipita el final. Este período está dado por el derrumbe total; ya no queda nada de la personalidad del sujeto, que sólo vive una vida vegetativa, hasta caer en el gatismo. En esa forma, sobreviene una alteración general de todas las-funciones orgánicas, que culminan con la caquexia a la que sigue la muerte. Esta última puede sobrevenir también a consecuencia de cualquier complicación intercurrente, bronconeumonía, uremia, hemorragia cerebral, insuficiencia cardíaca y otras. Formas clínicas de la demencia senil En la demencia senil deben ser consideradas diversas formas clínicas. 1º) forma simple: Es la que terminamos de describir. Lo más sobresaliente es el apagamiento y debilitación progresiva de las funciones psíquicas, hasta la completa destrucción de la personalidad. 2º) forma maníaca: Es una forma clínica no muy frecuente. Se caracteriza por presentar estados de excitación de intensidad variable, que tienen mucha semejanza con el cuadro maníaco. El enfermo se muestra excitado, eufórico, fácilmente irritable, con gran verborrea e incontinencia verbal, pero denota pobreza y vacuidad por carecer de calor afectivo, lo que lo aparta del verdadero cuadro maníaco, en el cual el intenso calor afectivo y la integridad del vigor psíquico, le comunican gran brillantez. En este caso, el cuadro se acompaña de todo el cortejo sintomático de la debilitación psíquica; por eso asistimos a una excitación pobre y pueril, sin la agudeza y vivacidad del maníaco. Hay una marcada tendencia erótica con manifestaciones y ademanes groseros, que reemplazan a la expresión picaresca y con doble sentido que es propio del maníaco; en el demente de forma maníaca el lenguaje es procaz y obsceno, con ademanes alusivos. Luego, todo es pobre y grotesco, denunciando el empobrecimiento mental. En algunos casos, la excitación psicomotriz puede ser intensa, el enfermo no permanece quieto un solo momento, siendo necesario el auxilio de los medios de contención. No es raro que aparezcan en estos casos algunas alucinaciones y con mayor frecuencia ilusiones, lo que aumenta grandemente la excitación. También pueden observarse ideas megalómanas. Cuando las formas maníacas con gran excitación se prolongan en el tiempo, el pronóstico es malo, porque la agitación continuada, quema rápidamente las ya pobres reservas de energías que restan al enfermo. 3º) forma melancólica: Es una de las formas más frecuentes de iniciación de la demencia senil. La depresión es más o menos marcada, pero en ningún caso llega a tener la intensa repercusión afectiva que hallamos en la verdadera melancolía. Esta forma de depresión una vez instalada difícilmente remite, continuando siempre su marcha en forma sórdida. Entre los síntomas más salientes tenemos en primer término a los trastornos cenestésicos, muy pronunciados, que dan lugar a las ideas delirantes de tipo hipocondríaco. Existen también ideas de impotencia, de ineptitud, de inferioridad. Tienen conciencia de la disminución de su capacidad intelectual. El conjunto de estos trastornos vivenciados por el enfermo, lo llevan a la introversión con crisis de angustia y de "ansiedad. Son frecuentes las ideas nihilistas, que nacen de las interpretaciones delirantes hipocondríacas, cayendo con facilidad en el delirio de Cotard. Pueden también abrigar ideas de suicidio, las tentativas de realización pueden constituir un peligro real. Insistimos una vez más en que todas estas manifestaciones no alcanzan nunca la intensidad afectiva que encontramos en la melancolía endógena. Siempre se observa pobreza en los afectos y poco a poco disminuye la repercusión afectiva, la vez que se van descubriendo los restantes síntomas deficitarios. 4º) FORMA DELIRANTE: Comenzaremos por dejar bien establecido que las formas delirantes de la demencia senil, no llegan en ningún momento a organizar un verdadero delirio, por una razón de peso: la falta de vigor psíquico. Son delirios de escasa envergadura, que por el progreso de la debilitación intelectual están destinados a desaparecer, después de una evolución efímera. El tipo de delirio senil que más a menudo se observa, es el de perjuicio y persecución, organizado a base de falsas interpretaciones cuyo punto de partida son las fallas de la memoria. Como ésta no fija o lo hace incorrectamente, los enfermos no recuerdan dónde dejan los objetos que guardan, y al no dar con ellos, creen que han sido objeto de un robo y que se desea perjudicarlos. En esa forma comienzan a sospechar y desconfiar de los familiares y de quienes los rodean. En esa forma se mantiene y se aviva esta precaria actividad delirante, pues el enfermo en medio de sus sospechas y temores, trata de tomar sus precauciones y comienza a llenar su habitación y la casa de escondites, para ocultar cuanto con valor o sin él acierta a pasar por sus manos; dichos lugares son pronto olvidados y en esa forma se alimenta el delirio. Es relativamente común el delirio celotípico en los seniles. Así extraña muchas veces a la familia, que viejos de 70 ó 75 años, comienzan a tener celos de su esposa, tratándose de personas que nunca han tenido manifestaciones de esta índole. Generalmente, los celos son con algún vecino o cualquier persona que frecuente la casa, muy a menudo suele ser el médico. Es muy posible que pueda tratarse de personas que siempre han sido celosas, pero que en condiciones normales han sabido dominarse sin manifestar sus sentimientos; en cambio ahora, por efecto de la debilitación, al disminuir las inhibiciones, ya no pueden ocultar ni contener los estados emocionales. Mucho menos comunes son las ideas delirantes que les hacen pensar en amenazas de muerte, acusación de homosexualidad o falta de hombría u honorabilidad. 5º) FORMA PRESBIOFRÉNICA: Las opiniones están divididas con respecto a la exacta ubicación que corresponde a la presbiofrenia en el concierto de las enfermedades de la involución. Así por ejemplo, quienes estudiaron esta entidad, Kahlbaum primero y Wernicke después, la aislaron del grupo de las llamadas psicosis polineunticas. A partir de entonces, hubo quienes la consideraron como una entidad totalmente diferente de las demás psicosis involutivas al extremo que hablaron de síndrome presbiofrénico. Junto a éstos hubieron otro que sólo la consideraron como una variante de la psicosis de Korsakoff como la presbiofrenia, deben considerarse entre las confusiones mentales y otros finalmente, entre las demencias preseniles. Nosotros siguiendo con Séglas la opinión más generalizada, la vamos a considerar como una variante o forma clínica de la demencia senil. La presbiofrenia surge generalmente como una manifestación temprana de la demencia senil, al comienzo de la misma. Es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre, al punto que en este último es relativamente rara. Como cuadro de debilitación psíquica, presenta la característica fundamental de insinuarse en forma desigual y de que ciertas funciones psíquicas son selectivamente las más dañadas. Esta es la razón por la que observamos en la presbiofrenia, que el juicio se halla más o menos intacto; la atención desarrolla relativa actividad, en las conversaciones el presbiofrénico comprende todo lo que se le dice, pero le es difícil mantener el curso de un pensamiento lógico normal, debido a las graves fallas de la memoria. Por otra parte, el enfermo muestra corrección y conserva los modales y buenas costumbres adquiridas, es afable y generalmente sonriente y eufórico. La presbiofrenia presenta para su consideración, una tríada sintomática bien característica: amnesia, desorientación y fabulación. a) Amnesia: Las perturbaciones de la memoria constituyen posiblemente el síntoma principal. Domina el cuadro, la falta absoluta de memoria de fijación que se encuentra gravemente dañada; el enfermo no retiene nada de lo ocurrido la víspera ni lo que termina de hacer, ni lo que ha dicho, a pesar de la atención prestada y su interés por lo expuesto. Al respecto dice Bumke: "la falta de fijación no se puede hacer recaer en una falla de la atención ni de la comprensión". En efecto, como ya lo dijimos, estos enfermos comprenden correctamente lo que se les dice, razón más que suficiente para corroborar la actividad de la atención. Vemos entonces que el mecanismo de la amnesia de fijación no es el mismo observado corrientemente en la demencia senil, donde la debilitación e inestabilidad de la atención con entorpecimiento de la comprensión, constituyen un hecho real. En el caso de la presbiofrenia la falla parecería radicar en una falta de grabación por deficiencia de los centros mnemónicos perceptivos, por incapacidad para retener los engramas, es decir, por defecto de la sustancia cerebral. En la demencia senil simple, si bien no se puede negar este mecanismo, por la destrucción orgánica que implica, la mayor parte de las veces, no hay formación de engramas mnemónicos, porque la insuficiente atención y la falta de comprensión no permiten que sean captados. La memoria de evocación, más o menos conservada al principio, poco a poco comienza a hacerse incierta e imprecisa. Lo primero que se perturba y se borra son los recuerdos de todo lo objetivo y las representaciones de naturaleza intelectual; manteniéndose casi normales los recuerdos de vivencias afectivas. Esto nos dice una vez más, que en la presbiofrenia la psique se debilita en forma selectiva. Es interesante tener en cuenta el hecho de que una vivencia afectiva intensa, provocada por un vivo estado emocional, puede ser fijada aún en plena evolución de la presbiofrenia (Bumke). También perduran los recuerdos antiguos, especialmente los que se relacionan con cuestiones de orden profesional. Entre otros trastornos mnemónicos que también ocupan un lugar importante hay que mencionar las paramnesias. Se producen numerosos falsos reconocimientos; toman por parientes a personas desconocidas y a parientes por desconocidos. b) Desorientación: Repetimos que lo fundamental en la sintomatología de la presbiofrenia está dado por la perturbación de la memoria; pues en realidad la desorientación y la fabulación están supeditadas a la amnesia. Como consecuencia de esta última se produce en el enfermo una profunda desorientación. La desorientación en el espacio es notablemente marcada, y la responsabilidad recae sobre la amnesia de fijación de los objetos en el ambiente. Por esa razón el enfermo desconoce sus muebles, no reconoce la disposición de los mismos en su habitación, se pierde en su propia casa. Los presbiofrénicos constituyen la mayoría de los viejos perdidos en la calle que registra la crónica periodística. La desorientación en el tiempo también es muy grave, el enfermo desconoce el transcurso del tiempo, no sabe ubicar y escalonar cronológicamente las fechas y los hechos. Esto le provoca fallas de gran magnitud, al extremo de no saber si es de mañana o de tarde; por otra parte se produce una despreocupación absoluta con respecto a las fechas. c) Tabulación: La fabulación es un signo que puede faltar, pero por lo general es de gran constancia. También es consecuencia de los trastornos de la memoria, que ya no auxilia al enfermo para mantener el curso lógico de su pensamiento. Por una parte la falta de fijación, no permite el nexo entre los hechos inmediatos que, deben relacionarse en la elaboración del pensamiento, y por otra, la evocación cada vez más deficiente, impide el nexo de los hechos mediatos. Esta falta de representaciones mnemónicas dificulta el normal- encadenamiento de las ideas, determinando la aparición de lagunas que necesariamente el enfermo tiene que llenar, y lo hace mediante el manejo de representaciones automáticas que son las paramnesias, éstas, por el camino del menor esfuerzo, sustituyen a los recuerdos verdaderos. Vale decir, que se trata de una fabulación por paramnesias Este es el mecanismo de las elaboraciones mentales fantásticas que suelen observarse en los presbiofrénicos, en los cuales no se reconoce la existencia de ideas delirantes, por cuanto la fabulación, no procede de la elaboración de una imaginación exaltada, sino de un mecanismo mnemónico paramnésico automático. En esa forma, aparecen en las elaboraciones mentales de los enfermos una sucesión de falsos reconocimientos de personas, de situaciones, de fechas y de épocas, dando en el mayor de los desórdenes del pensamiento. En definitiva, la presbiofrenia es una forma de demencia senil, en la cual el debilitamiento se traduce fundamentalmente por una profunda amnesia, que secundariamente acarrea la desorientación y la fabulación. Diagnósticos diferenciales Corrientemente el diagnóstico de demencia senil no presenta dificultades, pero en determinadas circunstancias puede ser necesario establecer el dignóstico diferencial con otras formas demenciales. 1º) CON LA DEMENCIA ARTERIOESCLERÓTICA: La dificultad puede ser insalvable, cuando nos encontramos frente a estadios avanzados de la evolución, por cuanto ambas formas de demencias se superponen y se asocian en sus lesiones. En efecto, en toda demencia senil aparecen secundariamente, lesiones vasculares que agregan síntomas de carácter focal, a los de orden global ya existentes. Otro tanto ocurre en la demencia primitivamente arterioesclerótica, por el agregado de síntomas globales debidos a lesiones parenquimatosas. En estos casos, para indagar los elementos diferenciales es necesario remontarse al comienzo de la enfermedad mediante el estudio de los antecedentes. 1) De una manera general podemos decir que la demencia arterioesclerótica, se inicia a una edad más temprana que la demencia senil. 2) La demencia senil, comienza de una manera insidiosa, lentamente progresiva, aun cuando algunas veces, nos sorprenda más o menos intempestivamente a continuación de una enfermedad infecciosa, de intoxicaciones o traumatismos, pero en realidad éstos no son más que factores impulsores de la enfermedad ya en punto de irrupción. La demencia arterioesclerótica en cambio, tiene un comienzo más brusco y mucho más ruidoso, apareciendo en primer plano las manifestaciones circulatorias que revelan la claudicación arterial. Tendremos así, las manifestaciones de la hipertensión arterial, mareos, cefaleas y trastornos visuales, que por otra parte son confirmados por el examen de fondo de ojo. En algunas ocasiones, el comienzo es más intempestivo aún, instalándose después de un ictus. 3) La demencia senil tiene desde su comienzo la sintomatología de la debilitación psíquica de orden global. La demencia arterioesclerótica en cambio, se evidencia después de los síntomas arteriales enunciados, anunciándose siempre con manifestaciones de carácter focal, en relación con el asiento de la lesión vascular. 2º) CON LA DEMENCIA PARALÍTICA: En verdad, la confusión entre estas dos formas demenciales es difícil, sólo cabe en los casos de una- parálisis general progresiva de aparición tardía, en la forma llamada senil, o bien en el caso de una demencia senil prematura. 1) Por lo general el progreso de la debilitación es mucho más lento en la demencia senil que en la paralítica; todos los síntomas se agravan mucho más rápidamente en esta última. 2) La memoria es la función cuyo déficit predomina en la demencia senil, mientras que en la demencia paralítica, la falla mnemónica se hace manifiesta bajo la forma de una dismnesia. 3) El juicio mantiene durante más tiempo una relativa indemnidad en la demencia senil. En la demencia paralítica, por el contrario, llama la atención su precipitada decadencia; en un corto lapso se vuelve completamente pueril. 4) En la demencia senil, se mantiene por más tiempo la integridad de la personalidad, aun dentro del cuadro de la debilitación general. En la demencia paralítica, la personalidad se destruye y se borra en forma rapidísima. 5) En la demencia senil falta el cuadro neurológico característico de la demencia paralítica. 6) También falta en la demencia senil, el cuadro humoral que caracteriza la demencia paralítica. 7) Finalmente, es importante el dato de la existencia del chancro, revelado por el estudio de los antecedentes. 3º) CON LAS DEMENCIAS PRESENILES: Para la diferenciación es importante tener en cuenta el factor edad, pues tanto en la enfermedad de Pick como en la enfermedad de Alzheimer, la iniciación se hace en una época más temprana de la vida, entre los 45 y 55 años. Las demencias preseniles presentan cuadros de debilitación muy profundos, con marcados trastornos afásicos, agnósicos y apráxicos; cuadro que nos aleja de la demencia senil. 4º) CON LA MANÍA ESENCIAL: Cuando se trata de la forma maníaca de la demencia senil. 1) En la demencia, el cuadro de excitación psicomotriz se inicia en una edad avanzada de la vida, sin que haya habido antes episodio alguno. La manía en cambio, es una enfermedad episódica, cuyos accesos de excitación se inician en épocas más tempranas 25 a 30 años. Si se tratase de la etapa final de un maníaco, que a través de los años llega a lo que suele llamarse una "demencia vesánica", existen otros signos semiológicos que facilitan la diferenciación. 2) En el senil no existe la brillantez y vivacidad mental características del maníaco. Siempre es posible descubrir los signos de deficiencia premonitorios de la debilitación, entre los que figura en primer plano la pobreza de la autocrítica. 3) La locuacidad vigorosa del maníaco, que expresa la aceleración del ritmo de las elaboraciones psíquicas con la característica fuga de ideas, es reemplazada en el senil por una verborrea incontenible, hueca, insulsa y a menudo disgregada, en la que abundan los vocablos soeces, hasta culminar con el lenguaje coprolálico. 4) Finalmente, la diferenciación también se puede buscar desde el punto de vista afectivo. La verdadera exaltación afectiva del maníaco, con su ecotimia su ironía, el doble sentido y la picardía que imprime a sus palabras; son reemplazadas en el senil excitado, por sentimientos egocéntricos y una fácil irritabilidad que lo lleva a la agresión. Su panorama está empobrecido. 5º) CON LA MELANCOLÍA ESENCIAL: Cuando se trata de la forma depresiva o melancólica de la demencia senil. En la melancolía esencial la carga afectiva es intensa siendo la tristeza, la angustia y la ansiedad, las manifestaciones que revelan ese estado desplacentero. Dominan las ideas de impotencia, de ruina, de autoculpabi-lidad y suicidio. En el senil deprimido, la carga afectiva es en realidad pobre por la debilitación. Dominan el panorama los sentimientos egocéntricos, con gran preocupación por la salud física, dando lugar a las ides delirantes hipocondríacas, pero en este caso acompañadas de ideas nihilistas, absurdas y de enormidad. 6º) CON LA PSICOSIS DE KORSAKOFF: Cuando se trata de la forma presbiofrénica de la demencia senil. Es indudable que la diferenciación entre estos dos casos acusa grandes dificultades. En ambas existe la amnesia, la desorientación y la fabulación como signos capitales. 1) En la psicosis de Korsakoff hallamos con frecuencia polineuritis, la que obedece al origen tóxico o infeccioso de la afección, cosa que no ocurre en la presbiofrenia. Pero debemos recordar, que la polineuritis no es un síntoma constante, y no constituye por lo tanto un signo de gran valor en caso de ausencia. 2) La diferenciación debemos fundamentarla en l0o siguiente: en la presbiofrenia existe una mayor conservación de la integridad de la personalidad, sobre todo con gran capacidad de reacción afectiva, afable y con conservación de las reglas y normas de corrección social. En la psicosis de Korsakoff por el contrario, todo esto se encuentra muy descendido a causa de un mayor déficit. Pronostico De acuerdo con la evolución crónica e irreductible de la demencia senil, no cabe otra cosa que hacer un pronóstico grave. Se recordará sin embargo que, sobre todo en los comienzos, pueden observarse ligeras remisiones por períodos más o menos largos; pero en cualquier forma el proceso reinicia fatalmente su marcha destructora. También en plena evolución pueden observarse períodos de detención y estancamiento de duración variable; pero al final es inevitable la pérdida y destrucción de la personalidad, mientras no ocurra a'guna intercurrencia que precipite el óbito. Tratamiento Si bien no es posible instituir ninguna terapéutica capaz de impedir la involución senil, no hay duda que la enunciación de los preceptos que condicionan una vida de reposo físico y psíquico, es decir una vida higiénico-dietética, evitarán las posibilidades de infecciones, todas las intoxicaciones tanto exógenas como endógenas, mediante una alimentación sana, sencilla, adecuada y moderada. De esta manera será posible distanciar la precipitación demencial. Cuando la demencia ya se ha instalado, ese mismo tratamiento, podrá detener o demorar el avance de la debilitación. En cuanto a los recursos terapéuticos a los que podemos echar mano en la demencia senil, están destinados a sedar a los enfermos en las circunstancias en que se produce la excitación y ansiedad. Entre las medicaciones empleadas para esa finalidad tenemos: 1) La balneoterapia prolongada, con baños tibios a 36° ó 37°, durante dos horas aproximadamente; debe colocarse una compresa fría en la cabeza. 2) El empleo de psicodrogas, sobre todo la cloropromacina en dosis de 50 a 100 miligramos diarios. 3) También pueden emplearse los barbitúricos en forma moderada, aun durante períodos prolongados; no acarrean trastornos, ya que se eliminan rápidamente, sin que se produzca acumulación ni acostumbramiento. Entre los más comúnmente empleados tenemos el animal sódico, usado como sedante en dosis de 6 a 12 centigramos; como hipnótico en dosis de 20 a 35 centigramos. Es una medicación muy útil por su acción rápida y su eliminación inmediata. Hay que recordar que los barbitúricos son depresores del centro respiratorio, por lo que es necesario conocer el manejo de las dosis y vigilar en cada caso el grado de tolerancia del enfermo. Entre otros barbitúricos tenemos: Seconal: en dosis de 5 a 15 centigramos. Veronal: en dosis de 25 a 50 centigramos. Somnifene: dosis: inyectable 1 c.c.; gotas 30 a 40. 4) En cuanto al empleo del opio y sus derivados, morfina, pantopón, utilizados antes en forma corriente, deben en realidad emplearse con cautela y casi por excepción. 5) No debe emplearse el hidrato de cloral por su acción depresora sobre el corazón, pues estamos frente a corazones de edad avanzada y próximos a la cardioesclerosis. 6) Por último, en muchos casos de seniles excitados, se hace necesaria la internación por la imposibilidad de cuidarlos en su domicilio; lo mismo cuando presentan trastornos de conducta. CAPÍTULO IV DEMENCIA ARTERIOESCLERÓTICA DEMENCIAS PRESENILES DEMENCIA COREICA Etiología y patogenia En cuanto a la causa de este tipo de demencia, como su nombre lo indica, se halla en la arterieesclerosis cerebral. En ir demencia arterioesclerótica las lesiones iniciales se hacen a nivel de los vasos, y traen secundariamente lesiones en los elementos del tejido nervioso, que se resienten por defecto de irrigación. Este tipo de demencia ha recibido la denominación de mesodermal, porque el tejido vascular donde se origina, deriva de la hoja mesodermal. Anatomía patológica La arterioesclerosis produce lesiones circunscriptas, siguiendo la disposición topográfica del territorio vascular correspondiente. Estudiaremos separadamente las lesiones que se producen en los vasos y las que corresponden al parénquima nervioso. Lesiones arteriales: Según Jakob se hallan dos tipos de lesiones vasculares: arterioesclerosis fibrosa y arterieesclerosis ateromatosa. 1º) En la forma fibrosa, las arterias ya no son transparentes, su luz está conservada o ensanchada, sus paredes son lisas, ligeramente espesadas, desaparece su elasticidad normal, permaneciendo abiertas aún sin sangre. Desde el punto de vista histológico, se observa proliferación de sustancia colágena, con menoscabo de los elementos de las túnicas media y elástica. 2º) En la forma ateromatosa, las arterias presentan un aspecto amarillento, con la luz muy estrechada y llega hasta la obstrucción total. El contorno del vaso es irregular por la presencia de engrosamientos que lo endurecen, lo hacen rígido y carente de toda elasticidad. Ésta es la forma que acarrea con mayor frecuencia los trastornos del tejido nervioso. No es raro ver la coincidencia de ambas formas. Histológicamente se observa una exagerada proliferación de la íntima, estimulada por los intensos procesos destructivos de las túnicas media yelástica, con tendencia a la necrobiosis y fijación de colcslerina y sales calcáreas en esos puntos. El proceso toma su punto de partida en la íntima, por debajo del endotelio vascular, donde se produce una degeneración li-poídica con proliferación de elementos colágenos. Este proceso se extiende hasta las capas elástica y muscular. Las fibras elásticas degeneran disgregándose y separándose entre sí, proceso denominado: ddominación. La muscular sufre la degeneración fibrohialina y lipoídica. Con eso el tejido se desorganiza y sobreviene la necrobiosis hallándose en esos focos, fago-filos, cristales cíe colesterina y sustancias calcáreas. La proliferación de la íntima es considerada como una compensación por la destrucción de la muscular y de la elástica. Lesiones del parenquima nervioso: Las lesiones vasculares que la alterioesclerosis produce, aparecen en la corteza, en la sustancia blanca y en los ganglios de la base. Describiremos las principales lesiones. 1º) La obliteración de pequeños vasos de la corteza, con la isquemia del territorio correspondiente, da lugar a pequeños focos de reblandecimiento, sólo a nivel de la sustancia gris cortical sin interesar a la sustancia, blanca subyacente. Son lesiones bien circunscriptas con aspecto de úlcera o cráter. No es una forma muy frecuente. 2º) Existe otra forma de reblandecimiento intracortical, que se extiende en forma de una franja, en el sentido de los estratos celulares de la corteza: generalmente la más afectada es la tercera capa celular. 3º) Un tercer tipo de lesión por arterieesclerosis, lo forman los llamados focos de desierto celular. Se observa en ciertas zonas de la corteza que las células desaparecen totalmente, y en las partes de transición con el tejido sano se notan restos de cuerpos celulares. 4º) También se observa otro aspecto, conocido con el nombre de atrofia verrugosa. Se trata de numerosos focos pequeños de desierto celular y reblandecimiento en una amplia zona de la corteza. Las cicatrices de tejido gliomatoso traen retracciones, sobresaliendo islotes de sustancia sana, que dan al conjunto un aspecto verrugoso. Es una lesión rara. 5º) Hay otra forma caracterizada por la aparición de focos o placas de rarefacción de la mielina en la sustancia blanca subcortical. Se produce una desintegración lenta de los elementos nerviosos, vainas de mielina y cilindroejes con la consiguiente reacción gliomatosa cicatrizal. Estas placas de esclerosis, aparecen macroscópicamente como zonas grises de contornos irregulares, alargadas: se las observa en la parte central de la sustancia blanca de las circunvoluciones, respetando siempre la sustancia gris de la que las separa una franja de tejido sano. El profesor Moyano propuso denominar a este proceso: leitcuencefalosis arterioesclerótica en lugar de encefalitis subcortical crónica, como la designó Binswanger ya que con esta última designación se puede pensar en un proceso inflamatorio que no existe. Todos estos tipos de lesiones traducen indiscutiblemente la insuficiencia circulatoria. Cuando la falta de sangre es completa se produce la necrosis total del tejido y s, tiene el foco de reblandecimiento. Cuando el aporte sanguíneo disminuye paulatinamente, sin llegar a la falta total, se producen necrosis parciales donde mueren los elementos nobles del tejido nervioso persistiendo los de la neuroglia. En los ganglios de la base, la arterioesclerosis se traduce por dos aspectos: el estado lacunar y el estado criboso. El estado lacunar consiste en la formación de focos múltiples y pequeños de reblandecimiento, a nivel del tálamo y núcleo lenticular. El estado criboso, es motivado por la formación de numerosos poros en el tejido nervioso a causa de una isquemia progresiva. En todo el contorno del poro se produce una gran reacción de la neuroglia. Las lesiones arterioescleróticas son raras a nivel de los núcleos hipotalámicos (núcleo rojo, cuerpo de Luys y sustancia negra). No se conocen las causas de la menor vulnerabilidad de los mismos. Del estudio de las diferentes lesiones que produce la arterioesclerosis cerebral, se concluye que éstas presentan una distribución particular en tres regiones, según los territorios vasculares preferentemente afectados: 1) Lesiones de la región cortical: correspondientes al territorio de la arteria silviana. 2) Lesiones de la sustancia blanca: que corresponden al territorio de la cerebral anterior. 3) Lesiones de la región basal: que pertenecen al territorio de la cerebral posterior. En estos últimos tiempos, existe la tendencia a atribuir los trastornos del tejido nervioso de origen circulatorio a factores funcionales, espasmos vasculares y estasis paralítico, pasando a segundo término las alteraciones vasculares de naturaleza arterioesclerótica. Se ha comprobado que en el sistema vascular del cerebro sólo las irritaciones mecánicas directas pueden producir espasmos, puesto que es de gran estabilidad frente a los más variados estímulos. Además en cuanto a la patogenia del foco de reblandecimiento, sólo existe un factor real bien comprobado: "que el cierre de un vaso por ateroma, suspende el flujo sanguíneo, produciéndose en su territorio la necrosis del tejido". La vasta red anastomótica en que termina el sistema vascular del cerebro, es insuficiente para subsanar el déficit, con lo que se llega a la conclusión de que las arterias del cerebro, para el caso de la arterioesclerosis, se comportan como si fueran terminales. Sintomatología Lo mismo que en la demencia senil, debemos considerar un periodo de comienzo, un período de estado y un período terminal. En realidad, sólo nos interesa en este caso la forma de comienzo, ya que los restantes periodos coinciden en su sintomatología con la de la demencia senil. PERÍODO DE COMIENZO: 1º) Puede haber una forma de comienzo lenta y progresiva, que se revela por una serie de manifestaciones físicas y psíquicas. a) Manifestaciones físicas: Rápida fatiga muscular, palidez o rubicundez de la cara por trastornos vasomotores; perturbaciones sensoriales: hipoacusia, zumbidos, pereza pupilar; disnea de esfuerzo; perturbaciones cardiocirculatorias: hipertensión, epistaxis; insuficiencia renal. Trastornos neurológicos, parestesias de los miembros y neuralgias; cefaleas al despertar o por esfuerzos; insomnio. b) Manifestaciones psíquicas: Cambios en el carácter; fácil irritabilidad, crisis de hipocondría y de ansiedad, disminución de la capacidad para el trabajo y pérdida del vigor adquisitivo. Fenómenos que nos revelan de diverso modo la claudicación intermitente del cerebro: ausencias, vértigos, amnesias pasajeras y recidivantes. El trabajo intelectual se hace penoso, porque la atención no puede ser sostenida debido a que la fatiga se produce fácilmente. Además hacen su aparición todos los elementos que evidencian la debilitación psíquica, que ya hemos estudiado. Estos estados presentan a menudo el agregado de otros cuadros que agravan la situación; se observan estados neurasténicos, melancólicos y ansiosos. 2º) Hay otra forma de comienzo brusco y más grave. La más frecuente es el ictus, que puede ser más o menos intenso, a veces bastante atenuado, bajo la forma de un vértigo o un desvanecimiento, acompañado de una hemiplejía incompleta y pasajera cuando no se trata de un ictus hemorrágico verdadero. En ocasiones pasa inadvertido. Una vez instalado ei cuadro, es necesario tener en cuenta un cierto número de manifestaciones físicas y psíquicas. a) Manifestaciones físicas: En primer lugar las hemiplejías, siempre incompletas y pasajeras, que rápidamente curan y se restituye totalmente la función motora. A veces se acompañan de hemianestesia que persiste un mayor tiempo. La marcha se hace titubeante y a pequeños pasos debido a paresias espasmódicas. Trastornos del equilibrio, movimientos torpes con defectos de coordinación. Temblores especialmente de lengua, disartria, risa y llanto explosivos. Reflejos rotulianos exaltados y signo de Babinsky. b) Manifestaciones psíquicas: En cuanto a estas manifestaciones son las que traducen el cuadro de la debilitación más o menos pronunciada, que ya conocemos. Diagnósticos diferenciales La demencia arterioesclerótica puede ofrecer dificultades diagnósticas con la demencia senil y con la demencia paralítica. 1º) CON LA DEMENCIA PARALÍTICA: En la parálisis general progresiva el cuadro demencial se agrava mucho más rápidamente. Hay mayor puerilidad en los juicios. El panoramaafectivo es dominado por una euforia sin contenido real; en cambio en la demencia arterioesclerótica son más frecuentes los estados depresivos y de ansiedad. En algunos casos, la megalomanía es lo más notorio en la de-rcencia paralítica, cosa que no se observa en la demencia arterioesclerótica. Desde el punto de vista físico, en ambas puede observarse ictus y disartria; pero el ictus de la demencia arterioesclerótica siempre deja secuelas más o menos prolongadas, que se manifiestan por impotencias funcionales, cosa que no ocurre con el paralítico general; en cuanto a la disartria, en la demencia arterioesclerótica es transitoria, mientras que en la paralítica es permanente y se hace más pronunciada con el tiempo. Finalmente en la demencia paralítica es positivo el signo de Argyll-Robertson, presentando además el cuadro humoral característico y el antecedente de la existencia de chancro. 2º) CON LA DEMENCIA SENIL: Ver en demencia senil: diagnósticos diferenciales. Evolución y pronóstico La evolución es progresiva e irreparable; la duración es muy variable y la muerte puede sobrevenir bruscamente por ictus. Tratamiento Las indicaciones son las mismas que para la demencia senil. DEMENCIAS PRESENILES Las demencias preseniles han merecido tal denominación, por hacer eclosión prematuramente, cuando todavía el individuo no ha alcanzado la época de la vida en que corrientemente se inicia la senilidad. Ellas se instalan entre los 45 y 60 años. Las demencias preseniles son esencialmente: la enfermedad de Pick y la enfermedad de Alzheimer; algunos consideran también en este grupo a la presbiofrenia, que nosotros consideramos como una forma clínica de la demencia senil. Enfermedad de Pick La atrofia o enfermedad de Pick fue estudiada y descrita por el autor que le ha dado su nombre en el año 1898. Pick la consideró como una forma atípica de la atrofia senil, que se caracteriza por ser localizada, así como por la bilateralidad y simetría de las lesiones. Como muy bien lo hace resaltar Bumke, la atrofia, en la demencia senil, a pesar de ser un proceso generalizado, no se reparte con igual intensidad por todo el cerebro; ella es más intensa en el lóbulo temporal y en el frontal, siendo muy leves las lesiones en el lóbulo occipital. Ahora bien, existe una notable correspondencia entre los lóbulos más intensamente atacados por la atrofia senil y la frecuencia de las localizaciones de la atrofia de Pick. Así parecieron demostrarlo la localización más frecuente de Pick en el lóbulo temporal, en segundo lugar en el lóbulo frontal; con menor frecuencia en el lóbulo parietal: quedando como rara excepción, la localización occipital. El profesor Braulio Moyano atestigua no haber hallado nunca esta localización. Debemos agregar que en cada una de ellas la atrofia es de marcada intensidad. ETIOLOGÍA Y PATOGENIA: La etiología de la enfermedad de Pick no se conoce aún exactamente. De lo que la observación nos muestra, comprobamos que su frecuencia es mayor en el sexo femenino y la edad de aparición entre los 45 y 60 años. Desde el punto de vista patogénico, únicamente se sabe que la atrofia se origina y radica a nivel de los elementos nobles de la corteza, sin participación del sistema vascular: pero en lo que respecta al mecanismo íntimo permanece tan desconocido como su etiología. Uno de los problemas etiopatogénicos más intensamente estudiados fi estos últimos tiempos, es el que concierne a la herencia de esta afección. Existen autores que relacionan a la atrofia de Pick, por un lado, con los procesos de involución, y por otro lado, con algunas enfermedades hereditarias del sistema nervioso, que obedecen a determinadas sistematizaciones. Alguno-: admiten la relación entre atrofias sistematizadas hereditarias y la enfermedad de Pick, desde el punto de vista anatómico. La clínica, por otra parte, ha comprobado la transmisión hereditaria de la atrofia de Pick, en determinado número cíe familias. También se ha comprobado la existencia de una serie de casos de demencias seniles, entre los ascendientes de quienes padecen esta enfermedad. Lansre admite que la herencia de esta enfermedad es dominante. En caso de quedar definitivamente demostrada la transmisión hereditaria se deberá admitir la existencia de un terreno en el que una menor resistencia, predispone a una prematura atrofia que se ve en estas personas. Finalmente, nos queda por recordar la opinión de otros autores que, si bien no se oponen a la posible transmisión hereditaria, no aprueban la existencia de ningún esbozo de sistematización en la enfermedad de Pick. ANATOMÍA PATOLÓGICA: 1º) Altéelo macroscópico: Los lóbulos cerebrales afectados por la enfermedad, muestran los caracteres propios de la atrofia, pero mucho más acentuados que en las otras formas de demencias ya estudiadas. Ello se debe a la participación en gran escala de la sustancia blanca. El aspecto macroscópico de estas circunvoluciones atróficas es característico, presentan un color pardo claro, están extremadamente adelgazadas, por la gran atrofia blanca, tienen apariencia rugosa separada por surcos amplios y pro-fundos, lo que recuerda en mucho a la superficie de una nuez, según la expresión de Bumke. En el lóbulo afectado, la atrofia no se distribuye uniformemente. Así, en el lóbulo frontal, la zona motora o rolándica es respetada por la atrofia, en cambio, se encuentran profundamente atrofiados los polos y las circunvoluciones de la base, que corresponden a la región orbitaria. En el lóbulo temporal ocurre algo parecido, quedando indemne la región mediobasal del asta de Ammon y centro olfatorio, así como el centro auditivo cortical. También en este caso la región más afectada es la de la base del lóbulo. Llama la atención que con esa distribución particular de la atrofia, en la que se lesionan más intensamente las zonas básales de los lóbulos frontal y temporal, caen heridos de muerte los mecanismos cerebrales de última adquisición en la evolución filogenética, que son mecanismos exclusivamente humanos e indispensables para el desempeño de las funciones psíquicas más elevadas. 2º) Aspecto microscópico: Siguiendo al profesor Moyano, quien ha realizado un minucioso estudio anatomopatológico de la enfermedad de Pick, haremos una breve exposición de las lesiones histológicas. En primer lugar consignamos que por la gran destrucción del paren-quima nervioso, todo se hace confuso, resultando muy difícil deslindar la sustancia gris de la blanca. En general los preparados histológicos muestran un verdadero desierto de células nerviosas, desapareciendo todo esbozo de organización en las regiones superiores de la corteza, es decir, las más externas, a las que también se les asigna gran importancia en el funcionalismo psíquico superior. En otras zonas se encuentran elementos celulares en diferentes grados de atrofia esclerosa; retracciones del cuerpo celular, núcleos opacos y excéntricos, gran flexuosidad de las prolongaciones dendríticas y disgregación de la sustancia cromática de los corpúsculos de Nissl. Mediante el método de Weigert, es posible comprobar en la sustancia blanca, la rarefacción de las fibras mielínicas. Contra lo que se supuso en un comienzo, gracias a los métodos de impregnación argéntica y a pacientes búsquedas, ha sido posible el hallazgo de placas seniles y lesiones fibrilares de Alzheimer; estas últimas fueron registradas por primera vez en el año 1931 por Moyano. Corresponde hacer notar, que el hallazgo de estos elementos característicos, aleja a la enfermedad de Pick de las enfermedades nerviosa? sistematizadas, inclinándola, por el contrario, hacia los procesos involutivos de la senilidad. Finalmente existe una intensa proliferación de la neuroglia, que se revela por la presencia de astrocitos en la zona cortical, y gliofibrillas en plena sustancia blanca. Sintomatología 1º) PERÍODO DE COMIENZO: La enfermedad de Pick hace su comienzo en forma larvada, lenta y progresiva, teniendo como primeras manifestaciones, cefaleas e intranquillidad en el sueño, con pesadillas. Inmediatamente después surgen a la vista los signos deficitarios, que por su modalidad recuerdan, en parte, a los de la demencia paralítica. Llama la atención la puerilidad del juicio con fallas graves de la autocrítica, pensamiento esterotipado, con repetición de historias y de cuentos. Las fallas de la autocrítica son las responsables de los graves trastornos de conducta que observamos en estos enfermos. Abandonan el trabajo y sus actividades generales, deambulando en una forma incierta y sin el rumbo determinado, que obedece a las directivas de un pensamiento firme. Además el enfermo suele cometer algunos robos, adquiere deudas innecesarias a las que no da cumplimiento, miente y fábula con mucha facilidad. También se torna desaseado y desprolijo con su ropa. Pero, donde más resaltan los trastornos de conducta, es en lo que respecta a la pérdida de los conceptos éticos, cometiendo actos inmorales, especialmente de orden sexual, culminando con la ejecución de numerosos actos que atenían contra las buenas costumbres y normas sociales. Cometen exhibicionismo y se vuelven totalmente impúdicos, pudiendo presentarse desnudos ante la familia y extraños, aun salir a la calle en esas condiciones. A todo esto se suman marcados cambios de carácter. Así por ejemplo, si antes era una persona afable y de buen carácter, por la enfermedad suele mostrarse descontenta, malhumorada, desconfiada, propensa a la excitación y muy fácilmente irritable. 2º) PERÍODO DE ESTADO: Rápidamente avanza la enfermedad, con marcada acentuación de todos los síntomas, lo que señala el período de estado. a) Esfera intelectual: Lo primero que llama la atención es una manifiesta hipoprosexia, que se expresa mediante una gran inestabilidad de la atención. Existen graves fallas mnemónicas, especialmente en la fijación por la insuficiencia de la atención. La evocación se conserva por un tiempo más o menos prolongado, pero al cabo del mismo, también comienza su decadencia; en esta época suelen observarse paramnesias. El capital ideativo primeramente detenido por la pérdida del vigor adquisitivo, se empobrece luego notablemente por la pérdida paulatina del material abstracto, quedando finalmente reducido al capital ideativo de menor cuantía y concerniente al mundo de lo concreto. En cuanto al juicio se debilita con celeridad. En los enfermos con atrofia de Pick, llama la atención el decaimiento brusco de la capacidad intelectual, de lo que resulta un embotamiento y torpeza general de la personalidad. Éste es un hecho que llama particularmente la atención por la forma como ocurren las cosas. La atrofia recae especialmente sobre aquellas partes de la corteza que, en el orden filo-genético, son las últimas en evolucionar y llegar a la maduración. En estas zonas se hallan los mecanismos psicológicos más delicados y de mayor jerarquía, de cuya madurez depende, en gran parte, el encadenamiento de todas las manifestaciones inteligentes que dan por resultado la individualización de la personalidad, o en otras palabras, que expresan el núcleo mismo de la personalidad. En cambio, se conservan por mucho tiempo los mecanismos cerebrales que en la evolución filogenética son de antigua adquisición, a los que corresponden funciones de menor jerarquía. Por la conservación de estos mecanismos llama la atención que, dentro de la torpeza general, el enfermo es capaz de desempeñarse en algunas actividades psíquicas, que son las que caen dentro de la órbita de estos mecanismos, a los que además auxilia la memoria de evocación aun conservada. Por eso los vemos realizar algunas operaciones aritméticas, así como todo lo que concierne a los conocimientos elementales, más próximos al campo de los conocimientos concretos, con la atención voluntaria bien dirigida hacia ello. Tanto más sorprende, por cuanto esto es realizado por una persona que está torpe y desorientada. Llegamos en esta forma a la conclusión de que en la demencia de Pick, la atrofia perturba, ante todo, al núcleo que mantiene la unidad e integridad de la personalidad, la que rápidamente se desdibuja y se borra, perdiendo los caracteres individuales hasta la desorientación, torpeza y embrutecimiento en su aspecto más jerárquico, pero, conservando aún los mecanismos intelectuales de menor valor. Es decir, que ocurre a la inversa que en la demencia senil, en la que la integridad de la personalidad es lo último que desaparece, a pesar de que hace ya tiempo que el enfermo se halla imposibilitado para ejecutar elaboraciones mentales simples. Naturalmente que, con el andar del tiempo, también se produce la pérdida de la personalidad. Se nos ocurre al respecto, una comparación que nos parece acertada. El caso del demente senil, recuerda a una casa cuyo interior se halla en ruinas, pero que conserva su fisonomía por mantenerse más o menos íntegro el frente; en cambio la demencia de Pick, recuerda a una casa de apariencia ruinosa por destrucción -de la fachada, mientras que en su interior conserva detalles y aspectos de solidez, que no condicen con lo exterior. b) Esfera afectiva: El enfermo se hace hipoafectivo, generalmente indiferente. Al comienzo de la enfermedad es frecuente encontrar labilidad afectiva. c) Esfera activa: En términos generales se produce hipoactividad e hipobulia. En algunos casos la actividad puede estar exaltada, el enfermo inquieto, logorreico y con una permanente actividad y movimientos improductivos. 3º) PERÍODO TERMINAL: Todos estos síntomas se agravan en poco tiempo. La torpeza intelectual se acentúa y sobrevienen perturbaciones del lenguaje de tipo afásico, especialmente afasia nominal. Finalmente aparecen trastornos apráxicos y agnósicos, que ya se esbozan en el período de estado. El embrutecimiento es extremo, lo mismo que la desorientación; se pierde la personalidad, el enfermo entra en gatismo y la muerte no tarda en sobrevenir. La evolución completa se hace en cinco años aproximadamente. A este cuadro clínico general que hemos descrito, debemos agregar algunos síntomas que son de orden focal, correspondientes a las localizaciones: frontal y temporal. Pick Frontal: Cuando la atrofia de Pick se localiza en el lóbulo frontal, se respeta, según ya lo consignamos, la zona rolándica, presentándose algunos síntomas característicos. En primer lugar llama la atención la falta de impulsos y de decisiones, que los convierte en seres carentes de iniciativas y de intereses. El aspecto de estos enfermos es taciturno, reflejando la facie una expresión estuporosa. Desconectados del ambiente, no se relacionan espontáneamente, no se ocupan de nada y la desorientación es profunda; los actos voluntarios están abolidos. Se observan movimientos estereotipados, con una deambulación incierta, carente de directiva y de finalidad, totalmente improductiva. Por lo general hablan muy poco, es común observarlos en mutismo. Se trata en este caso, de un mutismo por falta de iniciativa, ya que el enfermo sale de ese estado y contesta cuando se le interroga; por cierto que la respuesta es arbitraria, con monosílabos y pronunciada estereotipia verbal, sin atenerse a la pregunta al mismo tiempo que esboza una sonrisa inexpresiva y tonta. Con la rápida progresión de la enfermedad, se produce la debilitación completa de las funciones psíquicas superiores; hay dificultad en la percepción y en la comprensión, la memoria se borra. Luego, a la decadencia mental se suma la decadencia física, con lo que se produce la ruina completa de la personalidad, agravándose progresivamente hasta la muerte. Pick temporal: La característica fundamental de la forma temporal de L enfermedad de Pick es la falta de inhibición verbal, lo que da lugar a una verborragia incoherente y dislocada, con parafasia. El enfermo no comprende lo que se le dice, o bien, la comprensión es sólo parcial. Existe ecolalia, repitiendo con frecuencia las palabras del interlocutor. A menudo se observa afasia y agrafía; asimismo aparecen las apraxias y las agnosias. La terminación es la misma que para todos los casos, con una profunda decadencia física y mental, con embrutecimiento y muerte. Enfermedad de Alzheimer La enfermedad de Alzheimer es una afección de tipo involutivo, descrita por Alzheimer en el año 1906. Este caso fue considerado como una forma atípica de demencia senil. Se trata de una atrofia difusa y particularmente intensa de la corteza cerebral. Hay autores que, lo mismo que Alzheimer, la siguen considerando como una forma clínica de la demencia senil, sin embargo, la opinión más generalizada la considera como un cuadro demencial diferente, porque así lo establecen sus manifestaciones clínicas, aun cuando la histopatología no acuse distingos. Etiología: La etiología permanece totalmente desconocida hasta estos momentos. La edad de aparición es generalmente entre los 50 y 60 años. Su frecuencia es igual en ambos sexos. ANATOMÍA PATOLÓGICA: P) Aspecto macroscópico: Ya hemos dicho que se trata de una atrofia difusa, pero con la particularidad de que ella es mucho más acentuada en los lóbulos parietales y temporales. En estas regiones, el mayor grado de atrofia se manifiesta por la mayor profundidad y separación de los surcos, esto se debe a la distribución de los elementos nerviosos. 2°) Aspecto microscópico: En cuanto a los elementos hisiopatológicos que configuran el cuadro microscópico de la enfermedad de Alzheimer, son los mismos que se encuentran en la demencia senil, vale decir, placas seniles y degeneración fibrilar de Alzheimer. La diferencia entre ambos procesos desde el punto de vista histopatológico, reside únicamente en la mayor intensidad de las lesiones en la enfermedad de Alzheimer. Esa mayor gravedad se expresa numéricamente por el aumento considerable de los elementos patológicos característicos. Según Grunthal el registro de 70 a 80 placas seniles por campo, con un aumento de 80 diámetros y en cortes de 15 micrones de espesor, debe considerarse como una demencia grave del tipo de la enfermedad de Alzheimer. En cambio Moyano acredita mayor importancia al incremento grande de las lesiones fibrilares de Alzheimer. No se observan lesiones vasculares. Desde el punto de vista patogénico, se le reconoce un origen ectodermal, lo mismo que para la demencia senil y para la enfermedad de Pick. Sintomatología 1º) PERÍODO DE COMIENZO: En la etapa inicial de la enfermedad se observan signos no específicos de un proceso demencial, como ser: cefaleas, mareos, irritabilidad, etc. Estos pródromos pasan rápidamente para dejar lugar a los síntomas que indican ya la insinuación de la involución. Estos nuevos síntomas son: 1) Hipoprosexia: Se produce una disminución de la atención espontánea que se hace superficial y dispersa. 2) Amnesia: únicamente bajo la forma de amnesia de fijación. 3) Trastornos de conducta: llaman poderosamente la atención en una persona que, aparentemente, presenta aspecto y actitudes normales. 4) En este período de comienzo, cuando el enfermo aún puede percatarse de los trastornos, se produce como consecuencia, estados de perplejidad y angustia. 2º) PERÍODO DE ESTADO: Rápidamente se produce e] progreso del estado demencia!, con agravación de la sintomatología. 1) La atención se debilita cada vez más, no sólo en su forma espontánea sino también en la voluntaria, convirtiéndose en una verdadera aprosexia. 2) Se acentúan grandemente las fallas mnemónicas. La amnesia que al comienzo fue de fijación, alcanza también a la evocación. 3) Como consecuencia de la amnesia y de la merma de la atención, se produce la desorientación témporo-espacial del enfermo. 4) Por las mismas razones se produce también una pérdida sensible del capital ideativo, se debilita la función intelectual, y las elaboraciones se hacen cada vez más torpes. 5) Es característica la expresión del rostro. En primer lugar hay que hacer resaltar la expresión de perplejidad y de torpeza como consecuencia de la desorientación profunda. Luego, la expresión fisonómica suele ser amable, sonriente, pero ciertamente es una sonrisa estúpida sin ningún contenido afectivo. En períodos avanzados suele observarse una facie catatónica y amimia, o bien expresión imbecílica. 6) El entorpecimiento cada vez mayor de la esfera intelectual que dificulta siempre más la comprensión, empaña la conciencia del enfermo hasta llegar a la agnosia, o sea, el total desconocimiento, hasta de las cosas y objetos de uso corriente. Ello se debe a la alteración y destrucción de los centros mnemónicos perceptivos, que impide la percepción de los objetivos sensoriales. Todo esto contribuye a intensificar la desorientación del enfermo. 7) Son muy importantes los trastornos que hallamos en la esfera activa. El síntoma sobresaliente es la apraxia, es decir, la imposibilidad que tiene el enfermo para adaptar los movimientos que requiere la ejecución de un acto, sin que exista parálisis ni ataxia. En efecto, el trastorno deriva de la debilitación de las funciones intelectuales, que llevan a la incomprensión y al desconocimiento de objetos usuales, razón por la que en presencia de los mismos, el enfermo realiza una serie de movimientos más o menos absurdos e inadaptados para su utilización. En suma, los enfermos se encuentran incapacitados para la ejecución de diversos actos. Por otra parte, pueden permanecer quietos, inmóviles, o bien, estar en constante actividad desordenada, ejecutando movimientos más o menos estereotipados como esbozo de actos: caminar, escribir, etc. 8) Son muy importantes también los trastornos del lenguaje, entre los que debemos destacar en primer término la afasia. Se trata de una afasia característica, por cuanto el enfermo puede repetir las palabras que se le dicen, pero, no comprende su significado. Algunos la llaman afasia transcortical, indudablemente se halla supeditada a los trastornos gnósicos engendrados por la profunda amnesia. Entre otras manifestaciones del lenguaje tenemos: en ocasiones mutismo, del que salen cuando se los incita a la respuesta. Se trata de un mutismo por falta de iniciativa. Se observa balbuceo de algunos párrafos en forma precipitada, de los que sólo algunas palabras son comprensibles. En algunos casos puede observarse disartria. Tiene especial interés recordar la existencia de logoclonías, trastorno que consiste en una repetición más o menos rítmica y convulsiva de la última sílaba. Este trastorno parece debido al agotamiento del impulso verbal, acondicionado a la prontitud en la fatiga. Suelen observarse también parafasias y a veces jergafasia. 3º) PERÍODO TERMINAL: Con la evolución de la enfermedad se produce la agravación de todos los sintonías; el paciente penetra en una demencia profunda, con gran embrutecimiento. Desde ese momento se inicia una vida puramente vegetativa, con estado gatoso, hasta alcanzar el final de la evolución que transcurre en el lapso de 4 a 5 años, pudiendo, en algunas formas larvadas prolongarse hasta 10 y más años. DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES DE LAS DEMENCIAS PRESENILES: 1?) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia Senil. De una manera general podemos decir que la confusión entre ambas entidades es difícil. 1) La demencia senil hace irrupción siempre más allá de los 60 años, generalmente después de los 65 años; la demencia de Alzheimer comienza a edad mucho más temprana, entre los 50 y 60 años y a veces más temprano aún. 2) En la enfermedad de Alzheimer, la demencia es mucho más grave, más profunda. En la demencia senil la destrucción completa de la personalidad se alcanza a través de una evolución más prolongada. 3) El elemento diferencial más neto entre ambas formas de demencias, consiste en los trastornos gnósicos y práxicos, siempre presentes en la enfermedad de Alzheimer y que no se registran en la demencia senil. 4) En la demencia de Alzheimer, la desorientación se hace profunda y grosera desde época muy temprana, con respecto a la iniciación de la enfermedad, cosa que en la demencia senil se produce después de mucho tiempo de evolución. 5) Finalmente en la enfermedad de Alzheimer es rara la fabulación y los falsos reconocimientos, constituyendo un fenómeno excepcional las ideas delirantes; perturbaciones éstas que son de notable frecuencia en la demencia senil. 2º) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia Arterioesclerótica: En la enfermedad de Alzheimer, no se halla nunca el ictus inicial, ni la serie de trastornos que indican déficit de irrigación sanguínea, con claudicación cerebral intermitente. Faltan todos los síntomas de orden focal, y nunca se observa hemiplejía. 3º) Entre la Demencia de Alzheimer y la Demencia de Pick: La diferenciación entre las dos formas de demencias preseniles se hace generalmente muy difícil. De una manera general podemos decir que en la enfermedad de Alzheimer la demencia es mucho más profunda. Además en las formas localizadas de Pick frontal o temporal, pueden tenerse en cuenta los síntomas que caracterizan a cada localización. Pero, en las formas combinadas de la enfermedad de Pick, el diagnóstico diferencial es dificilísimo. DEMENCIA COREICA La demencia coreica es otra forma de demencia primitiva, debida a la corea de Huntington. Esta afección fue descrita por Huntington en el año 1872. Es una corea crónica, hereditaria y de evolución progresiva. Etiología La enfermedad se inicia entre los 30 y 35 años: sólo excepcionalmente puede aparecer en la vejez. Es una enfermedad hereditaria, que responde al tipo dominante, transmitiéndose directamente de padres a hijos, sin predominio de sexo. Los hijos que resultan sanos pueden procrear libremente, pero los que heredan la enfermedad deben abstenerse de tener descendencia, porque la transmiten en la misma forma. Anatomía patológica Las lesiones anatómicas de la corea de Huntington se hallan a nivel de los núcleos de las vías extrapiramidales; especialmente en el putamen y en el núcleo caudal. Se observa una atrofia celular muy marcada. 1º) EXAMEN MACROSCÓPICO: 1) En la corteza, el predominio de las lesiones se observa a nivel del lóbulo frontal: generalmente en la tercera y cuarta capa celular de la zona rolándica. En esas capas se produce una proliferación de la neuroglia que a veces llega hasta la quinta capa. Jakob dejó constancia nos sólo del marcado aumento de volumen, con gran cantidad de prolongaciones protoplasmáticas sino también de la aparición de numerosos corpúsculos amiloideos. Las neuronas, disminuyen en número, aparecen atróficas, con «Iteraciones en su forma, núcleo y corpúsculos cromáticos. 2) En el núcleo caudal y en el putamen, las lesiones son mucho más marcadas, hay mayor destrucción celular. Las más afectadas son las células de tipo II de Golgi. Vogt describió el estadio fibroso, debido a la desaparición celular con la persistencia de las fibras de mielina más o menos indemnes. 3) En 2l Globus pallidus, las lesiones son mucho más intensas. Otro tanto ocurre con el cuerpo de Luys. 1º) SÍNTOMAS NECROLÓGICOS: El síntoma fundamental lo constituyen los movimientos coreteos. El comienzo de los misinos se hace en forma lenta, ya sea en la cara o en los miembros, extendiéndose poco a poco a todo el cuerpo. Puede observarse el predominio de la hipercinesia en un lado del cuerpo, en un miembro o un grupo muscular. Los movimientos son más lentos y más amplios que en la corea simple, debido a que en la de Huntington se produce un aumento del tono muscular. Los reflejos tendinosos por lo general son normales, en ocasiones ligeramente aumentados. Hay aumento de la excitabilidad idiomuscular. Se observa disartria por participar del trastorno los músculos de la lengua y de los labios, llegándose en algunos casos a un lenguaje incomprensible. Cuando la enfermedad se halla muy avanzada, el enfermo realiza constantemente movimientos: hace muecas, contorsiones, movimientos sin coordinación y tiene serias dificultades para la marcha. 2º) SÍNTOMAS PSÍQUICOS: En algunos casos, los enfermos ya presentan estigmatología psíquica antes de que aparezcan los primeros signos neurológicos. Estos síntomas se traducen por nerviosidad, irritabilidad y carácter inestable. El verdadero trastorno psíquico debido a la corea de Huntington es la debilitación global, o sea, la demencia coreica, que se instala en forma lenta y progresiva; en algunos casos lo hace en forma más rápida. La función primeramente afectada es la memoria, especialmente en la fijación, por la inestabilidad de la atención. Luego se nota la debilitación del juicio que se torna deficiente y pueril. La afectividad sigue el mismo camino en la debilitación general de la psique. Por lo general el enfermo se vuelve indiferente hacia todo lo que le rodea; es corriente verlo malhumorado o irritable. En algunos casos se agredan estados psicóticos con ideas delirantes de colorido persecutorio y celoso, en ocasiones con alucinaciones. Como consecuencia, pueden tener reacciones antisociales que los torna peligrosos, obligando a la internación. Formas clínicas Se deben considerar dos formas clínicas. 1º) Forma psíquica: En la que los fenómenos neurológicos están muy poco marcados y a veces faltan. 2º) Forma coreica: Cuando faltan o son muy poco marcados los síntomas psíquicos. Diagnósticos diferenciales Debemos tener en cuenta los siguientes diagnósticos diferenciales: 1º) Con la corea simple o de Sydenham: A veces, cuando faltan trastornos psíquicos, el diagnóstico resulta muy difícil. Debemos tener en cuenta que la corea de Huntington comienza entre los 30 y 35 años, en cambio la de Sydenham es de la infancia y edad juvenil. Además en la forma simple, las contracciones musculares son más rápidas y bruscas, porque hay una disminución del tono muscular, mientras que en la Huntington hay hipertonía. 2º) Con la corea senil: En la que es común la asociación de trastornos psíquicos. La forma senil se inicia a una edad muy avanzada y además faltan en ella, los antecedentes de enfermedad familiar. Evolución y pronóstico La corea de Huntington evoluciona en forma lenta y progresiva. El pronóstico es malo, debido a la demencia. El enfermo puede vivir muchos años y morir por una enfermedad intercurrente. Tratamiento En cuanto a la medicación que corresponde a los síntomas de orden psíquico, no difiere de las indicaciones que hemos dado al estudiar la demencia senil. Para la medicación de los síntomas neurológicos tenemos: 1º) Beleño: Como calmante de la hipercinesia, por su alcaloide, la escopolamina. Se puede emplear el polvo de hojas de beleño a la dosis de 0,10 a 0,50 grs. diarios. 2º) Escopolamina: Alcaloide muy tóxico del beleño. Sedante enérgico del sistema nervioso. Se emplea el clorhidrato o el bromhidrato de escopolamina. La dosis "en 24 horas, entre 1 y 5 décimas de miligramo, administrado en granulos de Vio de miligramos. También se puede administrar en solución en agua cloroformada: 3 miligramos de escopolamina en 150 grs. de agua; una cucharadita de las de café contiene Vio de miligramo. Bajo la forma inyectable en solución al 1/2 miligramo por c.c. Clorhidrato de escopolamina 5 miligramos; agua destilada 10 c.c. Comenzar con 14 de c.c. hasta llegar a 1 c.c. 3º) Atropina: Alcaloide de la belladona, muy tóxica, como antiespasmódico enérgico. La dosis de /4 de miligramo en 24 horas. Se emplea el Sulfato de atropina. 1 CAPÍTULO V DEMENCIA PARALÍTICA DEMENCIA PARALÍTICA: PARÁLISIS GENERAL PROGRESIVA La parálisis general progresiva, es una enfermedad del sistema nervioso causada por la infección sifilítica. Se trata de una leptomeningitis difusa, que se manifiesta por una sintomatología muy rica, desde tres puntos de vista: neurológico, psíquico y humoral. Etiología 1º) El factor etiológico es la espiroqueta pálida de Schaudinn Hoffmann, que fue hallada en la corteza cerebral de los paralíticos generales. Es una afección de las llamadas "parasifilíticas", que corresponden al período cuaternario de la infección sifilítica, de aparición tardía, y caracterizada por una resistencia especial al tratamiento específico. 2º) Siempre es bueno tener en cuenta el terreno o una predisposición individual. En apoyo de este criterio parece acudir el hecho de que entre todos los sifilíticos, sólo el 2 ó 3 % llega a padecer la demencia paralítica. Agregamos también, que existen sífilis nerviosas que escapan al cuadro de la parálisis general. 3º) La enfermedad comienza entre los 10 y 20 años después del chancro. En algunos casos se ha observado una aparición precoz, dentro de los primeros 5 años después de la inoculación; en otros la aparición es tardía, más allá de los 20 años del primer episodio. 4º) La enfermedad puede hacer su aparición a cualquier edad de la vida, según la época en que se hizo la inoculación, pero la mayor frecuencia, de acuerdo con el período de más actividad sexual del hombre, se observa entre los 30 y 50 años. 5º) Se da más en el hombre que en la mujer, en la proporción de 4 a 1. No se trata aquí de una predisposición de sexo, sino simplemente de que el hombre se halla más expuesto por la forma de su actividad sexual. 6º) También se ha tenido en cuenta como factor etiológico de predisposición ciertas profesiones, especialmente las intelectuales que exigen una mayor actividad cerebral. Patogenia En'Francia, Fournier, colocó a la parálisis general entre los procesos parasifilíticos, de aparición tardía y resistentes al tratamiento específico. En Alemania, Kraepelin, la consideró en cambio, como un proceso metasifilítico caracterizado por el predominio de lesiones degenerativas. La anatomía patológica, demuestra que las perturbaciones de la parálisis general progresiva, son a la vez de tipo degenerativo y de tipo inflamatorio. Dujardins, buscando la explicación de por qué en unos casos se produce la sífilis cerebral común, esclera gomosa, mientras que en otros se produce la parálisis general, recurre a los fenómenos de alergia. Para Dujardins, el goma sifilítico, sería la consecuencia de una respuesta alérgica en más, o sea, un estado hiperérgico, que ataca preferentemente a los vasos. Este estado revela una intensa reacción defensiva del organismo contra la espiroqueta. En este caso la sífilis nerviosa toma el tipo esclerogomoso. En el caso en que el organismo no responda intensamente, por disminución de las defensas, se tiene una respuesta en menos, o sea un estado de anergia. La sífilis nerviosa produce entonces, lesiones de carácter difuso y evolutivo, con gran resistencia a los tratamientos específicos. Es el caso de la parálisis general progresiva, que 'consiste en una meningoencefalitis difusa de tipo anérgico. Anatomía patológica 1º) ASPECTO MACROSCÓPICO: Las leptomeninges están espesadas, adquieren aspecto turbio, opalescente y a veces lechoso. Debido a la atrofia, el cerebro presenta una disminución general del volumen, marcada sobre todo en las circunvoluciones del lóbulo frontal, que se presentan separadas por amplios surcos. En los cortes, se comprueba la dilatación de las cavidades ventriculares y reacción ependimiaria, con enrojecimiento y aspecto granuloso; es bien notoria en el piso del cuarto ventrículo. 2º) ASPECTO MICROSCÓPICO: 1) Lesiones vasculares: Los pequeños vasos de la corteza están rodeados por un exudado formado por linfocitos y plasmazellen; en los cortes transversales aparece como un manguito que contornea el vaso. Este exudado se halla también en los vasos de la leptomeninges. Son más abundantes en la región frontal: muy escasos en la occipital. 2) Lesiones de las neuronas: Son de carácter crónico. Predomina la esclerosis celular, pero también se ve el tipo degenerativo grave; de preferencia a nivel de la tercera capa celular de la corteza. 3) Lesiones de las fibras mielinicas: Constituyen una de las lesiones más características de la parálisis general progresiva. La lesión consiste en la desmielinización de las fibras; que se realiza lentamente. Se hace en forma difusa y también en focos o manchas: este último tipo fue descubierto por los profesores Jakob y Borda y llamado: desmielinización en abras, por la semejanza con la alopecia en abras de la sífilis. 4) La neuroglia: con hipertrofia y proliferación. 5) La microglia: también con hipertrofia y proliferación. 6) Se observa en la adventicia de los vasos y en las células de la microglia, una substancia cuyo origen no se conoce aún exactamente y que da las reacciones del hierro. Se la llamó: hierro paralitico. 7) La espiroqueta de Schaudinn, se observa ya en forma diseminada o en focos, como formando colonias en las circunvoluciones, muy abundantes en la corteza y sumamente raras en la substancia blanca. En general se admite que el número de las mismas guarda relación con la intensidad de las lesiones. Sintomatología La parálisis general progresiva se caracteriza por una rica y compleja sintomatología, que debe ser estudiada desde tres puntos de vista, puesto que presenta a consideración un cuadro neurológico, un cuadro psiquiátrico y un cuadro humoral, perfectamente delineado. 1º) CUADRO MEDROLÓCICO: La investigación y el hallazgo de las perturbaciones neurológicas es de gran importancia, pues en presencia de un cuadro demencial, nos allana rápidamente el camino del diagnóstico, que luego será ampliamente confirmado con el complemento del cuadro humoral. Comenzaremos por el estudio de los trastornos pupilares, la disartria y el temblor; tríada sintomática importantísima, considerada casi patognomónica y ante la cual, podemos afirmar el diagnóstico de una demencia paralítica. TRASTORNOS PUPILARES: Los trastornos pupilares son de una gran constancia, se los halla en el 90 % de los casos; a saber: a) La anisocoria: Que consiste en una desigualdad pupilar. Es un signo de gran importancia, debido a una paresia pupilar más marcada en un ojo que en el otro; o bien a una parálisis pupilar unilateral en midriasis. b) La discoria: Consiste en una deformación de la pupila. c) El signo de Argyll-Robertson: Es el más importante y el más constante. Consiste en la abolición o pereza del reflejo pupilar a la luz, con conservación del reflejo a la acomodación. Los profesores Moyano y Orlando han explicado la patogenia del signo de Argyll-Robertson. El iris está inervado por el motor ocular común, el trigémino y el simpático. El motor ocular común por la raíz corta del ganglio ciliar, envía los ciliares en un número de cuatro a ocho que, a través de la esclerótica y.adosados a la coraides llegan al círculo mayor del iris, subdividiéndose delante de la zona ciliar para formar un plexo circular. De ese plexo se desprenden paquetes de fibras mielínicas que van hacia el esfínter de la pupila, penetrando entre las fibras musculares donde pierden la mielina. El iris recibe las fibras iridodilatadoras provenientes del trigémino por medio del ramo nasociliar. Los citados profesores argentinos han comprobado que en el iris de los paralíticos generales con el signo de Argyll-Robertson positivo, hay una desaparición casi total de los manojos de fibras mielínicas. Por fuera de la zona ciliar los filetes nerviosos no presentan alteración alguna. Estas perturbaciones han sido constantes en todos los casos examinados. La falta de lesiones retrógradas, más allá del iris, demuestra que la causa radica en la desmielinización de las fibras del iris, algo semejante a lo que ocurre con las fibras mielínicas en la corteza cerebral de los paralíticos generales. En conclusión, el signo de Argyll-Robertson en la parálisis general es debido a la interrupción del arco reflejo, en la parte más periférica de la vía eferente (la del M. O. C.), por destrucción de las fibras mielínicas. DISARTRIA: Es otro signo muy importante de la tríada sintomática. Al comienzo es poco marcada, pero con la fatiga se hace más evidente. También se puede poner en evidencia, mediante el .empleo de las palabras de prueba: artillero de artillería; ministro plenipotenciario y otras en las que abundan las consonantes linguales y labiales. En un período más avanzado la disartria es bien marcada. La causa de la disartria, radica en las lesiones anatomopatológicas ya conocidas de la enfermedad, que se producen a nivel de la oliva cerebelosa. TEMBLORES: El temblor es otro de los signos de gran constancia, con la característica de ser intencional, es decir, que se pone bien de manifiesto con los movimientos voluntarios. Al principio se observa en la lengua, en los labios y en la zona peribucal, generalizándose poco a poco a todo el cuerpo a medida que progresa la enfermedad. En la lengua, los temblores toman la forma de ondulaciones y tremulaciones rápidas; además suele haber un movimiento de propulsión y retracción característico, que Magnan llamó Signo del trombón, Los trastornos caligráficos de los paralíticos generales, son debidos al temblor. Al comienzo se observa un temblor fino en las letras, que finalmente aparecen deformadas con alteraciones groseras. Deben ser observados también los trastornos psicográficos, que en el paralítico general revelan la gran megalomanía. OTROS TRASTORNOS NEUROLÓGICOS: Las manifestaciones son muy numerosas y variables; entre las más frecuentes figuran: a) Paresias y trastornos atóxicos: con marcha titubeante. b) Hipotonía muscular: bien marcada en los músculos de la cara, lo que transmite una facie característica, inexpresiva que es la facie paralítica o cara planchada. c) Parálisis oculares: pasajeras. d) Reflejos tendinosos exaltados: están abolidos en los casos de tabo-parálisis. e) Ictus apoplético: probablemente debidos a espasmos vasculares. Van seguidos de una hemiplejía más o menos completa. Lo característico es que las hemiplejías curan en pocos días. f) Crisis epilépticas de tipo generalizado. g) Ictus amnésicos: El sujeto se olvida bruscamente de su nombre, o de su domicilio, recuperándose en pocas horas o en días. 2º) CUADRO PSÍQUICO: Con un criterio, didáctico, haremos el estudio de los síntomas de la parálisis general progresiva, siguiendo el orden cronológico de aparición, lo que nos permite establecer tres etapas evolutivas de la enfermedad que son: el período de comienzo, período de estado y período terminal. PERÍODO DE COMIENZO: Generalmente la enfermedad se inicia en forma lenta y progresiva, pasando muy a menudo inadvertidas las primeras manifestaciones que, por lo común, se insinúan por cambios de carácter, que si bien llaman la atención de la familia, son atribuidos a diversos factores, sin pensar que se puede tratar de un estado patológico tan serio. Estas primeras y tenues manifestaciones constituyen lo que muchos han llamado el período premonitorio, Un poco más adelante se producen graves trastornos de conducta, y así en personas de reconocida corrección, suelen observarse severas transgresiones de las más elementales reglas de urbanidad; en otros las fallas de conducta radican más especialmente en el orden moral; personas de vida recatada y de hogar, comienzan a trasnochar, beber y dilapidar el dinero. Como se comprenderá estas perturbaciones constituyen la voz de alarma para la familia y conocidos del enfermo. Concomitante con dichas faltas morales, o bien a posteriorí, se producen importantes fallas mnemónicas que llaman la atención del mismo enfermo, por los inconvenientes que le acarrean en el desempeño normal de sus tareas. Incurre en errores de ortografía que no cometía antes y fallas en cálculos simples. Resumiendo: las diferentes manifestaciones que inician la marcha del cuadro psíquico de la parálisis general progresiva, denotan un cambio en el carácter, en las costumbres y en la inteligencia, denunciando en esa forma el déficit mental. En un período un poco más avanzado, se produce la acentuación de estas manifestaciones intensificándose de este modo el cuadro. De entre ellas las más graves son las que inciden sobre la moral y la conducta del individuo, que ante el asombro de sus familiares y amigos llega a la ejecución de actos delictuosos. Se los sorprende en robos, exhibicionismo y atentados al pudor, hechos que caen bajo la sanción de las leyes sociales, iniciándole así lo que Dupré llamó: periodo médico-legal de la parálisis general progresiva. En algunos casos la enfermedad puede tener un comienzo brusco, por un ictus, con hemiplejía pasajera y a continuación de esos episodios ruidosos, se instalan los síntomas psíquicos de la parálisis general progresiva PERÍODO DE ESTADO: En el período de estado de la enfermedad, el cuadro psíquico pone bien en evidencia la debilitación global, o sea, la demencia. La atención se hace completamente inestable, con la inevitable repercusión sobre la sensopercepción que resulta imperfecta, dificultando en esa forma la comprensión. La ideación se empobrece y por otra parte no se hacen nuevas adquisiciones debido a la pérdida de vigor psíquico. El juicio, rápida y profundamente debilitado, constituye el síntoma más importante de este período de la enfermedad. Es tal su debilitación, que llama la atención por su extraordinaria puerilidad, que llega a lo absurdo y lo grotesco. Esto se halla facilitado por una extraordinaria sugestibilidad que permite el pronto estímulo y exaltación de la imaginación, más el agravante de las fallas mnemónicas que conducen a una fabulación absurda y dislocada. Además de la dificultad de fijación, las fallas de la memoria consisten esencialmente en la dismnesia, trastorno de la evocación por el cual, el enfermo no puede evocar hechos que el día anterior han ^ido bien recordados y que el día siguiente puede nuevamente recordar. También son frecuentes las paramnesias. El empobrecimiento por debilitación psíquica, se hace bien manifiesto en el campo afectivo. Lo primero que se resiente es la heteroafectividad por un embotamiento general de los afectos; existe cierta indiferencia o pasividad de los mismos, razón por la que aceptan fácilmente su internación y la separación de la familia. Lo más probable es que en esto participa la debilitación del juicio y la obtución de la conciencia, debido a la torpeza de las percepciones y de la comprensión. Por otra parte se observan incontinencias emocionales y cambios bruscos en el humor, aunque por lo general, prevalece un estado eufórico. Es ésta una euforia insubstancial, vacía, estúpida que nace de la profunda perturbación del juicio y del conocimiento, que le impiden tener conciencia de situación y de realidad. Debemos agregar que la debilitación afectiva, conduce a la pérdida de los sentimientos éticos y todos aquellos que señalan la jerarquización de la personalidad. De una manera general, la actividad de los paralíticos generales es imprecisa y supeditada a los impulsos de la vida instintiva, liberados por la debilitación psíquica. Esta es la razón que explica los graves trastornos de conducta que se producen en estos enfermos, especialmente aquellos que se encuentran bajo la égida de la sexualidad, por la exaltación emocional que los pone en juego. Finalmente, recordamos la fácil sugestibilidad que ya hemos mencionado, agregando ahora, que su gran credulidad les acarrea como consecuencia lo que Dupré llamó: "aprobatividad de los paralíticos generales", que aprueban y acatan todo lo que se les pueda sugerir. PERÍODO TERMINAL : Toda la sintomatología antes descrita se acentúa, el estado demencial es profundo, con gran hipotonía muscular que imposibilita la marcha o la dificulta en grado sumo. El enfermo permanece en cama, haciendo vida vegetativa y sobreviene el gatismo. Aparecen después, en estadios más avanzados, la caquexia y el marasmo paralítico (escaras: facilidad para la fractura de huesos importantes i, que llevan a la muerte, la que también puevle ocurrir por cualquier complicación intercurrente. 3º) CUADRO HUMORAL: Sangre: En la sangre hallamos las reacciones de Wassermann y de Khan positivas en el 95 % de los casos. Sin embargo, la negatividad de estas reacciones en la sangre, no puede hacernos descartar la existencia de la enfermedad. Líquido cefalorraquídeo: La importancia reside en el examen del líquido cefalorraquídeo, en cuyas alteraciones características se funda el cuadro humoral, de la parálisis general progresiva. He aquí el cuadro: 1) Aspecto: Límpido; "cristal de roca". 2) Tensión: Normal o ligeramente aumentada. La normal en el manómetro de Claude es de 10 a 15 centímetros; en la parálisis general, puede hallarse una tensión de 20 centímetros. 3) Cloruros: Permanecen normales, de 7 a 7 1/2 por mil. 4) Glucosa: Permanece normal, entre 0.40 y 0.60 por mil. 5) Albúminas: La tasa de albúminas se encuentra aumentada, por lo general entre 0,50 y 1 gramo por mil. 6) Citología: Están notablemente aumentados los elementos celulares del líquido cefalorraquídeo, de 10 a 100 elementos por milímetro cúbico, alcanzando en ocasiones hasta 400; en el líquido normal, la proporción es de O a 3 por milímetro cúbico. La fórmula leucocitaria demuestra un predominio casi absoluto de "linfocitos"; pueden hallarse algunos polinucleares y mononucleares. 7) Reacción de Pandy: Positiva, globulinas aumentadas. 8) Reacción Nonne-Apeh: Positiva. 9) Reacción de Wassermann: Positiva. 10) Reacción de Khan: Positiva. 11) Reacción de Lange: "Del Oro Coloidal": Basada en la presencia de coloides protectores que impiden la precipitación del oro coloidal cuando se le adiciona un electrolito, como el cloruro de sodio. Normalmente las albúminas del líquido cefalorraquídeo obran como coloides protectores; pero en ciertas enfermedades, como la sífilis y algunas meningitis, la precipitación se produce por el exceso de globulinas que vencen la acción protectora de las albúminas. Normalmente no hay precipitación en ninguno de los once tubos. —00000000000— o bien una ligera precipitación en los tubos 2 y 3 . —02200000000— En los casos de parálisis general progresiva se produce una precipitación intensa en los tubos de la izquierda entre las diluciones de 1 en 10 y de 1 en 640. —55554331000— En los casos de sífilis nerviosa no paralítica, se produce una precipitación entre las diluciones^ de 1 en 40 y 1 en 80, es decir, en los tubos del medio. —00243110000— En el caso de meningitis cerebroespinal y tuberculosa la precipitación se produce entre las diluciones de 1 en 120 y 1 en 640, o sea, hacia los tubos de la derecha. —00001344300— En cuanto a los números que se emplean, marcan la intensidad de la reacción de acuerdo con la coloración de los tubos que indica el grado de la precipitación Rojo Negativo Rojo azulado Positivo Violeta Positivo Azul Positivo Blanco azulado Positivo Blanco Positivo + ++ +++ ++++ +++++ 0 1 2 3 4 5 12) Reacción del Benjuí Coloidal: Basada en el mismo principio que la anterior. Se emplean 16 tubos. Normalmente se pue de tener una precipitación en los tubos 8 y 9. —0000000220000000— En la parálisis general hay una precipitación en casi todos los tubos comenzando por la izquierda. —1222222222000000— Formas clínicas Las formas clínicas de la parálisis general progresiva deben estudiarse desde diversos puntos de vista: según la edad, según el cuadro clínico y según la localización. 1º) SEGÚN LA EDAD: a) Forma infantil: Cuando su comienzo se hace antes de los 15 años, debida a la heredosífilis. La característica es que desde el punto de vista psíquico, el niño adquiere un aspecto que recuerda al del oligofrénico, razón por la que también se la llamó forma frenastenoide. Además son muy frecuentes las deficiencias del desarrollo físico y en muchos casos se hace bien evidente la estigmatología sifilítica. b) Forma juvenil: Cuando hace su iniciación entre los 15 y 25 años. También puede deberse a una sífilis hereditaria, o a una infección en los primeros tiempos de la vida, causada en el momento del parto o durante la lactancia. La debilitación del psiquismo a esta altura de la vida hace que tenga semejanzas con la esquizofrenia razón por la que se ha llamado: forma esquizofrenoide. c) Forma adulta: Es la que hemos descripto. d) Forma senil: Cuando se inicia en una edad avanzada de la vida más allá de los 50 años, casi no difiere de la forma corriente que hemos descripto. 2º) SEGÚN EL CUADRO CLÍNICO: Teniendo en cuenta la sintomatología predominante de la enfermedad se tienen las siguientes formas clínicas: a) Forma simple: Es la que hemos descripto, mostrando el cuadro demencial simple. b) Forma maníaca o expansiva o delirante: Cuando la enfermedad se inicia con un cuadro de excitación hipomaníaca. El enfermo se presenta alegre, optimista, locuaz, emprendedor, eufórico, se siente capaz de realizar grandes empresas y de emprender grandes negocios. Se cree poderoso, poseedor de una gran fuerza muscular, capaz de levantar doscientos kilos con una sola mano; nada les parece imposible a estos enfermos, ni remotamente piensan en el posible fracaso de ninguna de sus actividades. Experimentan sensación de bienestar, de fortaleza y de optimismo, que los lanza a emprender grandes Hegocios y, a cometer toda clase de excesos y libaciones en forma desenfrenada. Lo más frecuente en estas formas expansivas de la parálisis general progresiva es la existencia de un delirio megalómano. Este delirio es absurdo y fuera de toda lógica, llegando a la concepción de enormidades. Puede decir que es la persona más acaudalada del mundo, poseedor de miles de millones, el más grande terrateniente e infinidad de cosas similares; luego, a renglón seguido, sobreviene lo absurdo y contradictorio, confiesa con todo desparpajo que gana un jornal precario y acepta dinero para comprar cigarrillos. Todo esto nos pone de manifiesto no sólo la desviación, sino también la gran debilitación que padece el juicio, que cae en lo pueril. c) Forma melancólica o depresiva: Lo más frecuente es que comience como una neurastenia, con ideas hipocondríacas, llegando al poco tiempo a una franca melancolía. En estos estados depresivos llama la atención el hecho de que, por sobre las ideas de ruina y autoculpabilidad, las ideas hipocondríacas dominan el cuadro. Por otra parte, estas ideas se caracterizan por su contenido completamente absurdo e inverosímil. Además detrás de las mismas no es posible reconocer una auténtica repercusión afectiva, lo que revela que las mismas se deben, sobre todo, a una falla de la crítica por debilitación. d) Forma agitada: No es frecuente; tiene suma gravedad. El enfermo presenta una extraordinaria excitación psicomotriz, que va en aumento y es muy difícil sedar. Se producen estados ansiosos que llegan a la confusión mental; y conducen en pocos días o semanas a la muerte. e) Forma taboparálisis: Cuando a los síntomas neurológicos y psíquicos ya conocidos, se agregan síntomas medulares de una tabes. 3º) POR LA LEGALIZACIÓN: a) Formas típicas: Cuando las localizaciones se hacen en las zonas corrientes dando la sintomatología que conocemos. b) Formas atípicas: Cuando las lesiones, por su localización, dan lugar a una sintomatología que está fuera de lo corriente. Así tenemos la forma de Lissauer, caracterizada por tener ictus que dan lugar a síntomas focales con hemiplejía. Luego tenemos la forma cerebelosa de Alzheimer, cuando por la localización de las lesiones se agregan síntomas cerebelosos. Diagnósticos diferenciales Los principales diagnósticos diferenciales que pueden ser necesarios frente a un cuadro de parálisis general progresiva son los siguientes: 1º) CON LA MANÍA E HIPOMANÍA: Cuando se trata de la forma clínica llamada expansiva o maníaca. En el período de comienzo el diagnóstico puede presentar dificultades, cuando el cuadro de debilitación de la psique no se hace bien manifiesto. Sin embargo, un indicio de debilitación puede entreverse a través de la frecuente docilidad de los paralíticos generales, la sugestibilidad y la aproba-tividad de que habla Dupré. El maníaco es generalmente más vivaz, más malo, fácilmente irritable, mordaz, hiriente y burlón. En el paralítico se observan trastornos mnemónicos, cosa que no ocurre en el maníaco que posee el recuerdo de otros episodios anteriormente padecidos. La ausencia de manifestaciones neurológicas y el cuadro humoral disipan las dudas. 2º) CON LA DEPRESIÓN MELANCÓLICA: Deben tenerse en cuenta las mismas consideraciones que para la forma maníaca. En general el paralítico presenta indiferencia afectiva, lo que hace que su tristeza carezca de real repercusión afectiva. 3º) CON LA CONFUSIÓN MENTAL: En los casos de parálisis general con agitación, confusión y angustia. El diagnóstico suele ser muy difícil de establecer. La ausencia del cuadro neurológico característico de la parálisis general, puede descartarla, especialmente por la falta del signo de Argyll-Robertson, ya que el temblor y la disartria se pueden hallar en ambos cuadros. No debemos olvidar, sin embargo, que existen casos de intoxicaciones alcohólicas graves en las que el reflejo fotomotor es muy perezoso y aún puede estar abolido. Nos queda entonces, como elemento de juicio categórico, el cuadro humoral con la reacción de Lange positiva y su curva característica (desviación a la izquierda) . 4º) CON LA DEMENCIA SENIL: Cuando se trata de una parálisis general de iniciación tardía, después de los 50 años. El cuadro de debilitación es mucho más rápido y con gran puerilidad del juicio. El diagnóstico se aclara definitivamente con el estudio de los cuadros neurológico y humoral. Evolución La evolución de la parálisis general progresiva, cuando la enfermedad no es tratada convenientemente, se completa entre 2 y 5 años. No debemos olvidar que la enfermedad es curable cuando se la trata en el período de comienzo. En efecto, debemos tener en cuenta que desde el punto de vista ana-" tomopatológico, también se reconocen tres etapas evolutivas: 1º) Etapa inflamatoria: con exudación e infiltrado en torno a' toda la red capilar de la corteza. Dicho infiltrado está formado por linfocitos y plasmazellen, que en los cortes aparecen formando un manguito alrededor del vaso. 2º) Etapa alterativa-degenerativa: Es la etapa de destrucción celular lenta y desmielinización de las fibras. 3º) Etapa proliferativa: Con hiperplasia del tejido intersticial. La etapa inflamatoria corresponde al período inicial que es curable. Luego la etapa alterativadegenerativa corresponde al período de estado; en ella el tratamiento es efectivo para detener el avance de la enfermedad pero persistiendo el déficit por la degeneración y destrucción celular. Finalmente, la etapa proliferativa corresponde al período terminal de la enfermedad; en ella ya no actúa el tratamiento. Durante el período de estado, cuando se instala la demencia, sólo se puede obtener la detención evolutiva del proceso; esto es lo que se conoce con el nombre de "curación social". Pronóstico El pronóstico es siempre serio y reservado. Es muy grave cuando la enfermedad no se trata, pues la muerte sobreviene entre los 2 y 5 años. Con el tratamiento se puede detener la evolución de la enfermedad, quedando la psique con el grado de debilitamiento alcanzado hasta ese momento de la evolución. Tratamiento 1º) PENICILINOTERAPIA : Este tratamiento ocupa actualmente el primer plano en la cura de las infecciones sifilíticas, y, por ende en la parálisis general progresiva. Deben inyectarse diariamente un millón de unidades, que continuarán hasta alcanzar las dosis de 20 a 30 millones de unidades, de tal suerte que el tratamiento tiene una duración aproximada de un mes. Luego repetir otra serie. 2º) MALARIOTERAPIA: Tratamiento que, hasta la aparición de los antibióticos fue el de elección. Se trata de la malarización mediante el plasmodium vivax, que produce una fiebre terciana benigna, con accesos febriles de 40° a 41°, que se repiten regularmente al tercer día. Deben efectuarse entre 10 y 12 accesos febriles, siempre que el estado general del paciente lo permita. Al término del tratamiento, para interrumpir los accesos, se administran tres sellos diarios de sulfato de quinina de 0,30 grs., durante una semana. 3º) TRATAMIENTO MIXTO: PENICILINA-MALARIA: Muchos psiquíatras, aconsejan el empleo de ambos tratamientos; ya sea comenzando con la malarioterapia y a continuación la penicilinoterapia, o bien, efectuar simultáneamente ambos tratamientos. 4º) PlRETOTERAPIA: Consiste en el empleo de diversos métodos capaces de elevar la temperatura del enfermo. a) Por medios químicos: empleando diversos preparados inyectables a base de azufre piretógeno. b) Por medios biológicos: mediante la inyección endovenosa de vacuna Dmelcos, que contiene 250 millones de bacilos de Ducrey por c.c. También se emplea la vacuna tífica y otros tipos de vacunas. c) Por medios físicos: Se intentaron diversos procedimientos para elevar la temperatura, especialmente las corrientes de alta frecuencia y últimamente las ondas ultracortas. Se utilizan para eso aparatos especiales en los que se coloca al enfermo, cuya temperatura se eleva gradualmente hasta llegar a 40°. Todos estos tratamientos piretoterápicos son de resultados muy dudosos. Se emplean en los casos en que no es posible realizar la malarización. Hoy han caído en desuso gracias al empleo de la penicilina. 5º) TRATAMIENTO ESPECÍFICO: Debe hacerse a continuación de los tratamientos anteriormente citados. Lo cierto es que sólo constituye un complemento y que es' innecesario, cuando la malarioterapia o la penicilinoterapia han sido bien realizadas. Algunos aconsejan no obstante, efectuarlo sistemáticamente. Consiste en la inyección de arsenicales pentavalentes; además se usará el bismuto y el mercurio (bicianuro y biyoduro). RESUMEN SÍNDROME DEMENCIAL Generalidades Síndrome de naturaleza orgánica. Tiene alteraciones anatomopato-lógicas. Alteración fundamental: "debilitación psíquica". Existen terrenos capaces de predisponer o favorecer la aparición prematura de las demencias. Evitar todos los tóxicos: endógenos y exógenos, así como los factores de orden endocrino. Definición concepto “Demencia es una debilitación global, crónica, progresiva, definitiva e irreparable de todas las funciones psíquicas". El vocablo demencia tiene diferente significado en el orden jurídico y corriente donde se lo considera sinónimo de alienación, y en el orden psiquiátrico donde significa debilitación. Demencias primitivas Demencia senil. Demencia arterioesclerótica. Demencias preseniles. Demencia paralítica. (P. G. P.). Demencia coreica. Corea de Huntington. Demencia precoz. Demencias secundarias Demencias postconfusionales. Demencia alcohólica. Demencias vesánicas. (Etapa final de la manía, melancolía, delirios). Demencias postraumáticas. Demencia epiléptica. Etiología patogenia Causa: la senilidad. Senilidad: estado morboso de involución. Se inicia más allá de los 60 años. Lesiones atróficas y degenerativas de las células y fibras nerviosas. Como se origina en el parénquima nervioso, se dice que es de "origen ectodermal" y se la llama demencia ectodermal. Clasificación Demencia senil Alteraciones macroscópicas Adherencias de la duramadre. Lesiones de paquimeningitis. Hipertrofia corpúsculos de Pacchioni. Edema y engrosamiento de las leptomeninges. Arterias duras y fibrosas; dilataciones ampulares. Atrofia generalizada de la corteza; más marcada en las regiones frontal y central. Disminución del volumen; circunvoluciones adelgazadas separadas por surcos amplios y profundos. Substancia gris adelgazada y pálida. Reducción substancia blanca. Dilatación de los ventrículos. Alteraciones microscópicas Engrosamiento de las leptomeninges; aumento de tejido conjuntivo, leptomeningitis fibrosa. Lesiones vasculares involutivas. Atrofia de las neuromas. Células en panal. Proliferación difusa de la neuroglia. Lesiones fibrilares de Alzheimer aglutinación neurofibrillas. Placas seniles (su génesis es muy discutida). Anatomía patológica Sintomatología Demencia senil Formas clínicas Período comienzo Tiene importancia médico-legal. Síntomas deficitarios (Regís). Atención inestable. Sensopercepción entorpecida. Comprensión dificultada. Disminución de la actividad intelectual. Pérdida del vigor adquisitivo. Cambios de carácter. Trastornos de conducta. Período estado Agravación de la debilitación. Debilitación progresiva de todas las funciones. La memoria es la más afectada, primero amnesia de fijación. Amnesia nominal. Incoherencia asociativa. Disgregación del pensamiento. El juicio cada vez más superficial, se torna pueril. Obscurecimiento de la conciencia. Pérdida de la personalidad. Indiferencia afectiva hacia los familiares. Egocentrismo. Pérdida de los valores éticos. Apatía y abulia o hipobulia. Irritabilidad y trastornos de conducta. Período terminal Se insinúa lentamente. Puede precipitarse por alguna enfermedad intercurrente. Pérdida completa de la personalidad. Vida vegetativa. Gatismo. Caquexia y muerte. Forma simple Es la más frecuente. Se apagan y se debilitan progresivamente las funciones psíquicas hasta la destrucción de la personalidad. Forma maníaca Excitación de intensidad variable. Euforia. Irritabilidad. Verborrea. Incontinencia verbal. Escasa repercusión afectiva, por la debilitación. Tendencia erótica. Ideas megalómanas. Forma melancólica La depresión no tiene intensa repercusión afectiva. Difícilmente remite. Trastornos cenestésicos. Delirio hipocondríaco. Delirio nihilista. Ideas de enormidad. Forma delirante Nunca llega a organizarse un verdadero delirio, debido al descenso del vigor psíquico. Más frecuente es el delirio de perjuicio y persecusión. Delirio celotípico. Forma presbiofrénica Manifestación temprana de la demencia senil. El juicio y la afectividad se mantienen por mucho tiempo vigoroso. Tríada sintomática: amnesia; desorientación y fabulación. Diagnóstico diferencial Demencia senil Arterioesclerótica 1º) Con la demencia arterioes-clerótica: El comienzo a edad más temprana, es brusco y ruidoso con manifestaciones arteriales de carácter focal. Senil El comienzo a edad más avanzada, es lento e insidioso con debilitación global Paralítica 2º) Con la demencia paralítica: Debilitación de progresión más rápida, la dismnesia domina el cuadro; el juicio decae rápidamente, es muy pueril, la personalidad se destruye más pronto. Registro de chancro en los antecedentes. Senil Debilitación de progresión más lenta, la amnesia domina el cuadro. Faltan el cuadro neurológico y humoral. Preseniles 3º) Con las demencias Comienzan en edad más Debilitación más profunda. afásicos, agnósicos y apráxicos. Senil Comienza en edad más avanzada. Debilitación menos profunda que en la presenil. Manía 4º) Con la manía esencial: Brillantez y vivacidad en el maníaco. Además se descubren siempre los signos de la debilitación. Senil Excitación en forma maníaca en edad avanzada, sin registrarse episodios anteriores. Verborrea insulsa, disgregada; lenguaje coprolálico. Melancolía 5º) Con la melancolía esencial: Gran repercisión afectiva. Ideas de ruina, impotencia, autoculpabilidad y suicidio. Senil Sentimientos egocéntricos. hipocondríaco; nihilista. Korsakoff 6º) Con la psicosis de Korsakoff: Frecuentemente polineuritis. Personalidad muy descendida por el mayor déficit. Senil No se halla polineuritis en la presbiofrenia. Mayor conservación de la personalidad. preseniles: temprana. Trastornos Delirio Pronóstico El pronóstico es grave debido a la evolución. En el comienzo puede haber ligeras remisiones. Períodos de detención y estancamiento. Sin embargo: el final es la destrucción de la personalidad. Tratamiento Preceptos higiénico-dietéticos; tratando de postergar lo más posible la iniciación de la demencia. Evitar infecciones e intoxicaciones. Demencia senil Tratamiento Tratamiento sedante: 1) Balneoterapia prolongada: (1 a 2 horas) a 36" ó 37". 2) Cloropromacina 50 a 100 mgs. 3) Barbitúricos: Amital sódico, dosis: 6 a 12 centigramos; como hipnótico: 20 a 35 centígr. Se-conal; dosis: 5 a 15 centigramos. Veronal: dosis: 25 a 50 centigramos. Somnifene: 1 c. c. inyectable. 30 a 40 gotas por vía oral. 4) Evitar en lo posible el opio y sus derivados, morfina y pantopón. 5) No usar hidrato de cloral, por su acción depresora sobre el corazón. 6) En los seniles excitados se requiere la internación; lo mismo cuando presenta trastornos de conducta. Etiología patogenia La causa es la arterioesclerosis cerebral. La lesión inicial se encuentra en el tejido vascular, secundariamente es lesionado el tejido nervioso. Demencia mesodermal, porque el tejido vascular deriva del mesodermo. Lesiones arteriales Demencia arteroesclerótica Anatomía patológica Lesiones parénquima nervioso 1º) Arterioesclerosis fibrosa: La luz arterial a veces ensanchada, paredes lisas; falta de elasticidad. Proliferación de substancia colágena. 2º) Reblandecimiento intracortical. Arterias aramillentas, luz estrechada; engrosamiento; falta de elasticidad. Proliferación de la íntima, destrucción de la túnica media y elástica, fijación de colesterina y sales calcáreas. 1º) Reblandecimiento en zonas bien circunscritas de la substancia gris, aspecto de úlcera o de cráter. 2º) Reblandecimiento intracortical como franja, especialmente afectada la tercera capa celular. 3º) Focos de desierto celular, desaparición de células en ciertas zonas corticales. 4º) Atrofia verrugosa: Focos de desierto celular y reblandecimientocon retracciones cicatrizales, 5º) Leucoencejulosis arterioesclerótica: Destintegración de las vainas de mielina y cilindroejes, con reacción glimatosa cicatrizal. 6º) Estado lacunar y estado criboso: En los ganglios de la base. 7º) Territorios vasculares: Lesiones de la región cortical, territorio de la silviana. Lesiones de la substancia blanca: territorio de la cerebral anterior. Lesiones de la región basal: territorio de la cerebral posterior. Sintomatología Demencia arteroesclerótica Sólo interesa el período de comienzo; los restantes períodos son como en la demencia senil. a) Manifestaciones físicas: Fatiga muscular, trastornos vasomotores; trastornos sensoriales; disnea de esfuerzo; hipertensión; trastornos Forma de neurológicos; cefaleas; insomnio. comienzo lenta y b) Manifestaciones psíquicas: progresiva Cambios de carácter, irritabilidad, hipocondría, ansiedad; pérdida del vigor adquisitivo, ausencia, vértigos, amnesias pasajeras. Forma de comienzo brusco y grave Diagnósticos diferenciales 1º) Con la demencia senil: (ver demencia senil). 2º) Con la demencia paralítica: Agravación más rápida. Euforia, megalomanía, disartria permanente. El ictus no da secuelas. Signo de Argill-Robertson positivo. Cuadro humoral característico. Arteroesclerótica Evolución pronóstico Tratamiento Generalmente con ictus más o menos intenso, a veces inadvertido. a) Manifestaciones físicas: Hemiplejías pasajeras, incompletas. Trastornos del equilibrio, movimientos torpes, con dificultad para coordinación. Temblores, disartria, risa y llanto explosivo. b) Manifestaciones psíquicas: Las del cuadro de debilitación ya conocidas. Depresión y ansiedad. Disartria pasajera. Ictus con secuelas. La evolución es progresiva e irreparable. La duración es muy variable. La muerte puede ser brusca, por ictus. Las mismas indicaciones que para la demencia senil. Llamadas así por su aparición en edad temprana. Entre 45 y 60 años. Las demencias preseniles son: La enfermedad de Pick y la enfermedad de Alzheimer. Demencias preseniles Enfermedad de Pick Estudiada por este autor en el año 1898. La consideró una forma atípica de la demencia senil, caracterizada por ser una atrofia localizada bilateral y simétrica. Etiología patogenia No es bien conocida. Más frecuente en la mujer. Edad: entre 45 y 60 años. Se piensa en un origen hereditario. Anatomía patológica Aspecto macroscópico: Atrofia muy marcada por la participación de la substancia blanca. Color pardusco. En el lóbulo frontal se respeta la zona rolándica. En la forma temporal se respeta la zona mediobasal del asta de Ammon, centro olfatorio y centro auditivo. Aspecto microscópico: Difícil la distinción entre la substancia gris y la blanca por la destrucción. Desierto celular en las regiones superiores o externas de la corteza. Diferentes grados de atrofia celular. Rarefacción de fibras mielínicas. Existen placas seniles y lesiones fibrilares de Alzheimer. Vistas por primera vez en el año 1931 por el Prof. Moyano. Sintomatología 1º) Período de comienzo: Larvado, lento y progresivo. Cefaleas; intranquilidad en el sueño. Puerilidad del juicio; graves fallas de autocrítica. Trastornos de conducta. Actos inmorales, exhibicionismo, impudicia. Cambios de carácter, malhumor, irritabilidad. 2º) Período de estado: Hipoprosexia; amnesia de fijación, luego de evocación y aparición de paramnesias. Empobrecimiento ideati-vo. Se borra y embrutece la personalidad. Conservación de algunos mecanismos cerebrales de menor valor. Hipoafectividad, indiferencia. Labilidad afectiva al comienzo. Hipoactividad e hipobulia. 3º) Período terminal: Agravación de todos los síntomas. Aparición de afasia, apraxia y agnosia. Pérdida de la personalidad; gatismo, muerte. La evolución completa se hace en 5 años aproximadamente. Pick frontal: Falta de impulsos y decisiones, de iniciativas. Hablan poco, mutismo por falta de iniciativa. Pick temporal: Falta de inhibición verbal. Verborragia incoherente dislocada, parafásica. Ecolalia. Enfermedad de Pick Demencias preseniles Enfermedad de Alzheimer Descrita por Alzheimer en el año 1906. Atrofia difusa intensa de la corteza cerebral. Etiología Desconocida hasta ahora. Edad: entre 50 y 60 años. Igual frecuencia en ambos sexos. Demencias preseniles Anatomía patológica Aspecto macroscópico: Atrofia difusa, más marcada en los lóbulos parietales y temporales. Circunvoluciones más adelgazadas y surcos más profundos. Aspecto microscópico: Lo mismo que en la demencia senil; placas seniles y degeneración fibrilar de Alzheimer. Las lesiones son más intensas que en la demencia senil. No se observan lesiones vasculares. Sintomatología Período de comienzo: Cefaleas, mareos, irritabilidad, ansiedad. Hipoprosexia. Amnesia de fijación. Trastornos de conducta. Perplejidad y angustia. Período de estado: Atención muy debilitada. Amnesia de fijación y evocación. Desorientación tempero-espacial. Torpeza en las elaboraciones intelectuales. Expresión perpleja, amable, sonriente, sonrisa estúpida. Agnosia: desconocimiento hasta de los objetos corrientes. Aproxia: imposibilidad de adaptar los movimientos necesarios para ejecutar un acto. Afasia. Mutismo por falta de iniciativa. Logoclónias. Período terminal: Demencia profunda, gran embrutecimiento. Vida vegetativa; gatismo. Evolución en 405 años; formas larvadas hasta 10 y más años. Diagnósticos diferenciales 1º) Alzheimer y D. Senil: Senil: más allá de los 65 años. La destrucción de la personalidad es más lenta. No presenta trastornos gnósicos y práxicos. Alzheimer: entre 50 y 60 años. Demencia más profunda y la destrucción de la personalidad es más rápida. Presenta trastornos gnósicos y práxicos. 2º) D. Alzheimer y D. Arterioesclerótica: Arterioesclerótica: Ictus inicial. Síntomas focales. Hemiplejías. Alzheimer: no hay ictus inicial ni síntomas focales. No hay hemiplejía. 3º) D. Alzheimer y D. Pick: Muy difícil. Pick: En las formas de localización de la D. de Pick alejan a la D. de Alzheimer. Alzheimer: Demencia más profunda. Enfermedad de Alzheimer Corea de Huntington, descrita por este autor en el año 1872. Edad: Se inicia entre los 30 y 35 años. Es hereditrina. Etiología De tipo dominante. Sin predominio de sexo. Lesiones en los núcleos de las vías extrapiramidales (putamen y núcleo caudado). Examen macroscópico: Atrofia global e hidrocefalia. En cortes transversales: atrofia de los núcleos estriados (putamen y caudal). Examen microscópico: Corteza frontal con lesiones Anatomía patológica especialmente en la tercera capa de células. Proliferación de la neurologlia. Nueronas atróficas disminuidas en número. En el núcleo caudal y putamen, lesiones más marcadas. Células tipo II de Golgi, las más dañadas. Lesiones muy intensas en el Globus pallidus y en el Cuerpo de Luys. Sintomatología 1º) Síntomas neurológicos: Fundamental: movimientos coreicos. Son más lentos y amplios que en la corea de Sydenham. Excitabilidad idiomuscular aumentada. Disartria. Muecas, contorsiones, movimientos sin coordinación. 2º) Síntomas psíquicos: Nerviosidad, irritabilidad, carácter inestable. Debilitación global. Demencia coreica. Indiferente. Malhumorado o irritable. En ocasiones ideas delirantes de tipo persecutorio o celoso. Formas clínicas 1º) Forma psíquica: Cuando los fenómenos neurológicos faltan o son muy poco marcados. 2º) Forma coreica: Cuando faltan los síntomas psíquicos o son muy poco marcados. Diagnósticos diferenciales 1º) Con la Corea de Sydenham: C. Sydenham. — Es de la infancia y edad juvenil. Las contracciones son más rápidas y bruscas por la disminución del tono muscular. C. Huntington. — Se inicia después de los 30 años. Las contracciones menos bruscas, hay hipertonía. 2º) Con la Corea senil: Se inicia a edad muy avanzada y faltan los antecedentes de enfermedad familiar. Tratamiento Para los trastornos de orden psíquico, las indicaciones son las mismas que para la demencia senil. Para los trastornos neurológicos: Beleño: por la escopolamina, calma la hipercinesia. Polvo de hojas; dosis 0,10 a 0,50 gr. diarios. Escopolamina: Sedante del sistema nervioso. Granulos de 1/10 de miligramo; se administra de 1 a 5 décimas de miligramo. Atropina: Como antiespasmódica; dosis: 1/4 de miligramo en 24 horas. Demencia coreica Causada por una infección sifilítica. Leptomeningitis difusa. Demencia paralítica Etiología Sífilis. Afección parasifilítica; sífilis cuaternaria: tardía; resistente al tratamiento específico. Tener en cuenta el terreno, predisposición, sólo 2 a 3 % de los sifilíticos hacen P.G.P. Después de 10 a 20 años del chancro inicial. Más frecuente en el hombre por su vida sexual. Anatomía patológica Aspecto macroscópico: Leptomeninges espesadas, turbias, lechosas. Cerebro de tamaño disminuido. Atrofia más marcada en el lóbulo frontal. Ventrículos dilatados. Reacción ependimirias. Aspecto microscópico: Lesiones vasculares vasos con manguito de exudado de plasmazellen y linfocitos. Degeneración y esclerosis de la neurona. Desmielinización de las fibras (lesión característica). Proliferación de la neuroglia. Hipertrofia y proliferación de la microglia. Cuadros: neurológico; psíquico y humoral. 1º) Cuadro neurológico: Trastornos pupilares, anisocoria frecuente; discoria; pero el más constante es el "signo de Argyll-Robertson". Disartria: muy constante. Temblores. Lengua: "signo del trombón". Paresias y ataxias; hipotonía muscular. Reblejos tendinosos exaltados. Ictus apopléticos. 2º) Cuadro psíquico: a) Período de comienzo: Lento y progresivo. Cambios en el carácter. Trastornos de conducta, sobre todo en el orden moral; voz de alarma. Fallas mnemónicas. Todo esto anuncia el déficit mental. En un grado más avanzado exhibicionismo y atentados al pudor: "período médico-legal de la parálisis general progresiva". En algunos casos se asiste a un comienzo brusco por ictus. b) Período de estado: Se evidencia bien la debilitación psíquica. Gran empobrecimiento ideativo y extrema puerilidad judicativa. Embotamiento de los afectos. Incontinencia emocional y cambios bruscos en el humor. Fácil sugestibilidad. Aprobatividad de los paralíticos de Dupré. c) Período terminal: Gran demencia e hipotonía muscular con imposibilidad para la marcha. Gatismo. Caquexia, marasmo paralítico y muerte. 3º) Cuadro humoral: a) Sangre: Reacciones Wassermann y Khan positivas en el 95 % de los casos. « b) Líquido cefalorraquídeo: Albuminorraquia de 0,50 a 1 gr. por mil. Aumento de los elementos celulares 10, 100 y hasta 400 por milímetro cúbico. Reacción de Pandy positiva (globulinas aumentadas). Reacción Nonne Apelt: positiva. Reacción de Lange positiva, desviación de la curva a la izquierda. Formas clínicas 1) Según la edad: a) Forma infantil: Comienza antes de los 15 años. Heredolúes. Por la semejanza con la oligofrenia se la llamó: forma frenastenoide. b) Forma juvenil: Se inicia entre los 15 y 25 años. Se la llamó forma "esquizofrenoide". c) Forma adulta: La descrita. d) Forma senil: Se inicia a edad avanzada; más de 50 años. 2º) Según el cuadro clínico: a) Forma simple: Es la que hemos estudiado, en el cuadro demencial simple. b) Forma maníaca: Cuadro de excitación hipomaníaca. Alegre, optimista. Poderoso. Delirio de grandezas; absurdo y contradictorio, por la puerilidad del juicio. c) Forma melancólica:- Dominan las ideas hipocondríacas; absurdas e inverosímiles. Escasa repercusión afectiva. d) Forma agitada: Muy grave. Gran excitación psicomotriz. Si no se seda produce angustia y confusión mental, conduciendo en pocos días o semanas a la muerte. e) Forma taboparálisis: Cuando a los síntomas neurológicos y psíquicos se agregan síntomas medulares de una tabes dorsal. 3º) Por la localización: a) Formas típicas: Localizaciones corrientes, dando la sintomatología conocida. b) Formas atipicas: Cuando por la localización muestran síntomas fuera de lo común. Forma de Lissauer, con ictus y síntomas focales. Forma cerebelosa de Alzheimer, con síntomas cerebelosos. Diagnósticos diferenciales 1º) Con la manía: La debilitación en la parálisis se caracteriza por la docilidad, sugestibilidad y apro-batividad, cosa que no se observa en el maníaco de gran vigor psíquico. En la parálisis hay trastornos mnemónicos, en la manía no ocurre así. La falta de manifestaciones neurológicas y el cuadro humoral aclaran el diagnóstico. 2º) Con la depresión melancólica: Las mismas consideraciones que para la forma maníaca. En la parálisis escasa repercusión afectiva. 3º) Con la confusión mental: En el caso de parálisis con agitación, angustia y confusión. Debe basarse en la ausencia del cuadro neurológico, especialmente la falta del Signo de Argyll-Robertson. El cuadro humoral termina por aclarar el diagnóstico. 4º) Con la demencia senil: En la parálisis de comienzo tardía, después de los 50 años. La debilitación es mucho más rápida en la parálisis. Se aclara con el estudio neurológico y humoral. Demencia paralítica Evolución No tratada evoluciona entre 2 y 5 años. Tratada en el comienzo es curable. En el período de estado: "curación social". Pronóstico Siempre es serio y reservado. Grave si no se trata. No tratada la muerte sobreviene entre los 2 y 5 años. Tratamiento 1º) Penicilinoterapia: Diariamente un millón de unidades, hasta completar 30 millones de unidades de penicilina. Repetir. 2º) Malarioterapia: Plasmodium Vivax, terciana benigna. Fiebre 40 o a 41o. De 10 a 12 accesos febriles. 3º) Tratamiento mixto: Penicilina-Malaria. Comenzando con la malarización y luego la penicilinoterapia, o bien, ambas simultáneamente. 4º) Piretoterapia: a) Por medios químicos: Preparados inyectables a base de azufre piretógeno. b) Por medios biológicos: Vacunas diversas, c) Por medios físicos: Corrientes de alta frecuencia y ondas ultracortas. Hay aparatos especiales. 5º) Tratamiento específico: Después de la malarización y de la penicilinoterapia. Como tratamiento complementario, algunos lo consideran innecesario. Inyecciones de arsenicales pentavalentes. Bismuto y mercurio (bicianuro y biyoduro). Demencia paralítica CAPÍTULO VI SÍNDROME CONFUSIONAL El síndrome confusional es también de naturaleza orgánica, con lo que aseveramos la existencia de alteraciones anatomopatológicas a nivel de la corteza cerebral que constituyen el substracto anatómico de los trastornos del síndrome. Como síndrome orgánico, el confusional difiere fundamentalmente del oligofrénico y del demencial porque las lesiones son reversibles, la mayor parte de las veces, siempre que el daño celular no llegue a la destrucción total. Dicho daño celular, como se comprenderá, es esencialmente el producto de dos factores: por un lado, el factor etiológico, que podrá ser más o menos grave y obrar con mayor o menor intensidad; por otra parte, el factor terreno, dado por el grado de fragilidad o resistencia del tejido nervioso, cosa que ya hemos estudiado al ocuparnos del síndrome demencial. De acuerdo con esto, el tejido nervioso, puede o no puede resistir y subsistir al ataque de la causa etiológica. En el primer caso, los elementos celulares restablecen la normalidad de su funcionamiento bioquímico, con lo que toda la psique se reintegra a la normalidad. En el segundo caso, cuando la neurona sucumbe por acción del factor etiológico, la función psíquica no podrá retornar a la normalidad, con lo que se pasa irremediablemente a la demencia posconfusional, mal llamada: confusión mental crónica. En consecuencia, concluimos que la probabilidad de curación de los estados confusionales se halla en directa dependencia de la naturaleza del factor etiológico, de la intensidad del ataque y de la capacidad de resistencia del tejido nervioso contra dicho ataque. La característica primordial del síndrome confusional es el desorden psíquico, debido a la perturbación global de todas las funciones de la psique; dicho desorden hace que la personalidad pierda totalmente su autonomía y la autoconducción consciente precipitándola de tal manera en el caos. El síndrome confusional involucra a todos los estados de confusión mental, sean éstos primitivos o secundarios a otras psicopatías. CONFUSIÓN MENTAL Definición "La confusión mental, consiste en una perturbación orgánica del cerebro, que se traduce en el terreno psíquico por un estado de obnubilación de intensidad variable, que puede llegar hasta la suspensión total de todas las funciones mentales por una alteración de las células corticales. Dicha alteración es debida a factores diversos de cuya restitución total o parcial, depende la curación o el paso a los estados demenciales". En esta definición, hablamos de un "estado de obnubilación de intensidad variable". La obnubilación constituye el síntoma capital y sobresaliente de la confusión mental, a expensas del cual, se produce todo el desorden psíquico. Corresponde por lo tanto aclarar el concepto de obnubilación, pues en esa forma se aclara, en gran parte, el concepto de confusión mental. La obnubilación, es un estado de conciencia caracterizado por la pérdida de la lucidez normal de la misma. Existe un adormecimiento, o mejor dicho, un enturbamiento de la claridad de conciencia, como si toda la psique se encontrara sumida en una nube; de allí el término obnubilación. La conciencia se obscurece y desconecta al individuo del mundo exterior y de su propio mundo, en la misma forma que se desorienta una persona que por una niebla intensa, pierde la visibilidad normal. El enfermo obnubilado pierde sus conexiones, porque su conciencia obstruida se halla incapacitada para percibir con nitidez los estímulos sensoriales que proceden del mundo exterior desorientándose, por ende, en el tiempo y espacio. Cuando la obnubilación es muy profunda, la conciencia, tampoco percibe nítidamente los estímulos procedentes de las elaboraciones psíquicas y de la cenestesia general; así se produce la desconexión con el mundo interior, de lo que resulta la desorientación autopsíquica y la pérdida completa de la autonomía. Llegamos a la siguiente conclusión: cuando hablamos de obnubilación psíquica, queremos significar que la conciencia adormecida y entorpecida, ha perdido su claridad o nitidez perceptiva. En esas condiciones y según su intensidad, los estímulos pueden no llegar a impresionar a la conciencia, en tal caso, no despiertan en ella ninguna vivencia. En el caso contrario, cuando por su intensidad los estímulos llegan a la conciencia, su impresión es imperfecta; los estímulos exteriores e interiores llegan en forma turbulenta, despertando estados vivenciales confusos, borrosos, completamente inestables y cambiantes. Etiología y patogenia La confusión mental, es la consecuencia de un factor de orden local o general, actuante en forma directa o indirecta sobre la corteza cerebral, donde lesiona las neuronas, por alteración de la bioquímica normal del tejido nervioso. Se tendrán por consiguiente, causas etiológicas directas e indirectas. CAUSAS DIRECTAS: Los factores que obran en forma directa para provocar el estado de confusión mental, se dividen en dos grupos: las meningoencefalitis agudas y los estados de shock. 1º) Entre las meningoencefalitis agudas tenemos: Meningitis tuberculosa. Meningitis cerebroespinal. Encefalitis letárgica. 2º) Entre los estados de shock tenemos: Shock traumático: obra provocando una conmoción cerebral, que lleva al coma en primera instancia. Cuando el sujeto sobrevive, el coma se disipa y se pasa al estado de confusión mental. Shock emotivo: En los casos de grandes emociones en personas predispuestas, como son las que poseen una constitución hiperemotiva. En otros casos el shock se produce en personas vencidas por el estado de fatiga psíquica, o a consecuencia de la acumulación sucesiva de emociones. CAUSAS INDIRECTAS: Son las causas de orden general. Las fuentes más frecuentes y de más importancia se dividen en dos grandes grupos: las infecciones generales y las intoxicaciones. 1º) Infecciones generales: En estos casos, la confusión mental puede aparecer en cualquier período de la enfermedad, ya sea en el comienzo, como en el período de estado y aún en la convalecencia. Entre las infecciones generales que más a menudo conducen a la confusión mental figuran: a) Fiebre tifoidea: donde, con frecuencia, la confusión aparece en la convalecencia y dura mucho tiempo. b) Neumonía: aparece la confusión en el momento en que la enfermedad hace crisis. c) Paludismo: La confusión aparece durante el acceso febril. En algunos casos de paludismo crónico se han observado estados confusionales, como equivalentes psíquicos del acceso febril. d) Tuberculosis: La confusión en estos enfermos con infecciones crónicas, suele hacerse en los períodos finales cuando el agotamiento físico vence al paciente. e) Septicemias: así como en todas las infecciones agudas intensas, con temperaturas elevadas. f) Infecciones urinarias: estados infecciosos crónicos que agotan al organismo y llevan a estados confusionales. 2º Intoxicaciones: Este grupo comprende dos subgrupos: el de las intoxicaciones endógenas o autointoxicaciones y el de las intoxicaciones exógenas o héterointoxicaciones. INTOXICACIONES ENDÓGENAS: a) Intoxicaciones gastrointestinales: en los casos de estasis intestinal prolongado, b) intoxicaciones hepáticas: insuficiencias que alteran el metabolismo del órgano, permitiendo la acumulación de productos de desecho en el organismo, c) Intoxicaciones diabéticas: en el período del precoma suelen ocurrir episodios confusionales. d) Intoxicaciones renales: por insuficiencia funcional, que impide la normal eliminación de productos de desecho; uremia, e) Intoxicaciones endocrinas, en casos de hipertiroidismo y de hipotiroidismo, así como en los trastornos suprarrenales: en la enfermedad de Addison por ejemplo. INTOXICACIONES EXÓGENAS: a) Intoxicación alcohólica: que lleva al delirium tremens que estudiamos en el capítulo correspondiente, b) Intoxicación saturnina: que en algunas formas agudas tiene mucha semejanza con el delirium tremens. c) Intoxicación por óxido de carbono: después del estado de coma, si el enfermo no muere, se produce un estado de confusión mental, d) Toxicomanías: especialmente con opio, morfina, cocaína. Anatomía patológica Ya hemos dicho que la confusión mental es un proceso clínicamente reversible y curable, por lo tanto, la reversibilidad se observa también desde el punto de vista anatómico, por restitución total de la neurona. Como se comprende fácilmente, sólo conocemos las lesiones anatómicas de las confusiones mentales malignas que conducen a la muerte. No obstante esto, es posible observar elementos celulares con diferentes grados de alteración lesional, hasta la total destrucción de las neuronas. Sin embargo, se nos escapan las alteraciones celulares de las confusiones mentales leves, cuyas manifestaciones patológicas consisten en modificaciones fisicoquímicas que acontecen en el seno de las neuronas. 1º) En el aspecto macroscópico, se pueden observar zonas de congestión y edema de la corteza. 2º) En el aspecto microscópico se observa: a) tumefacción de la neurona, que cambia de forma, pierde su configuración triangular característica, para hacerse redondeada, b) El núcleo abandona el centro celular y se acerca a la periferia, c) También se altera la substancia cromática, que se halla en plena desintegración, pues se produce el proceso de cromatolisis. d) En cuanto a las prolongaciones celulares, también participan del proceso, lo que se revela por presentar defectos de tinción. En los casos de lesiones intensas, se observan los procesos destructivos graves con retracción celular, proliferación gliomatosa y esclerosis, propios de la demencia. Sintomatología 1º) PERÍODO DE COMIENZO: La confusión mental puede hacer irrupción en una época ya avanzada de la evolución de la enfermedad causal y, como hemos dicho, también en plena convalecencia, por astenia física y surmenage. No ocurre lo mismo en algunos estados graves, en los cuales la confusión mental aparece dominando el cuadro, como primera manifestación de la enfermedad. La confusión mental inicia su cuadro con la disminución de la actividad física y mental. El sujeto entorpecido en todos sus aspectos, puede padecer insomnio o por el contrario, un estado de pereza y adormecimiento persistente, del que le es penoso desembarazarse. En esa forma pierde brillantez y se apaga la actividad psíquica. Este cuadro inicial se completa con la adición de manifestaciones de orden somático, caracterizadas por una marcada astenia, adelgazamiento, inapetencia, cefalea y debilidad general. La cefalea, que en algunos casos puede alcanzar gran intensidad, constituye un síntoma importante por su constancia en el período inicial. Puede ser difusa o localizada, con mayor frecuencia en la frente o la nuca. Poco a poco el cuadro descripto se va agravando, la torpeza intelectual se acentúa, a la par que empeora el estado físico. La obnubilación de la conciencia se hace bien evidente, con lo que se pone ampliamente de manifiesto la confusión mental. 2º) PERÍODO DE ESTADO: En términos generales, el período de estado de la confusión mental se caracteriza por la gran torpeza y obnubilación de la psique, con profundo embotamiento de todas las funciones mentales. Inspección: Al efectuar la inspección del enfermo, llama de inmediato la atención, el aspecto de desorden y de extravío que presenta. Sus ropas denotan descuido y desprolijidad por falta de preocupación y de reparo. La facie refleja una expresión característica, demostrando que el sujeto experimenta una profunda extrañeza por el estado vivencial presente, ignorando lo que ocurre queda perplejo ante tal situación. Al mismo tiempo lo veremos ejecutar una serie de movimientos y gestos torpes, que revelan desarmonía en su ejecución y dan la impresión de una manifiesta inseguridad en la realización de determinados actos que, por momentos, parecen esbozarse. Todas estas manifestaciones que la inspección descubre, son consecuencia de la falta de lucidez de la conciencia. La inspección nos permite apreciar asimismo, el mal estado físico general; hay temperatura la mayor parte de las veces, se observa la piel reseca con palidez terrosa, hay desnutrición y deshidratación, las manos y la frente calientes, marcada alitosis y la lengua con intensa saburra. En algunas ocasiones se observa que el enfermo conversa y se dirige a presonas imaginarias, lo que demuestra que, en ese momento, padece alucinaciones. En otras ocasiones se lo nota callado, interrumpiendo bruscamente su silencio con palabras incoherentes y a menudo incomprensibles; esto responde a estados súbitos de excitación y automatismo. Interrogatorio: El interrogatorio es siempre muy penoso por la falta casi absoluta de atención, debida al gran embotamiento en que se halla sumido el sensorio, que imposibilita la percepción de los estímulos; dichos estímulos deben ser repetidos e intensos, pues sólo de este modo es posible obtener alguna respuesta. Cuando esto se logra, la palabra del enfermo es titubeante, de tonalidad baja, a veces cuesta mucho trabajo oír lo que el enfermo dice, porque con frecuencia se suma disartria o dislalia. La conversación es muy lenta y monótona, como consecuencia de la extraordinaria bradipsiquia que dificulta la elaboración de la respuesta. Además como el enfermo tiene dificultad para comprender las preguntas que se le formulan, suele repetirlas, tomando en ellas un punto de apoyo, que le permite ganar tiempo en la confección de la respuesta. Es la llamada ecolalia de apoyo, que ya estudiamos en psicopatología general. Como resultado del interrogatorio, en los enfermos que no padezcan una confusión muy profunda, se comprueba que conservan más o menos la orientación autopsíquica; con notoria dificultad nos dirán su nombre, su edad y algunos datos de familia. Las fallas graves se observan con respecto a la orientación alopsíquica; el enfermo está desorientado en el tiempo y en el espacio, no sabe qué fecha es, ni si es de mañana o de tarde, tampoco sabe dónde se encuentra, ni en qué forma ha llegado a ese lugar. No existe conciencia de situación, no conoce qué personas le rodean, tampoco tiene conciencia de enfermedad, aunque a veces reconoce que algo extraño le ocurre y se esfuerza, entonces, por saber cuál es su estado y situación; de allí la perplejidad. Atención: La atención se encuentra siempre muy disminuida. Prevalece la forma espontánea, que se presenta muy inestable fluctuando entre muchos estímulos que la atraen. La atención sostenida se hace muy difícil por la extraordinaria facilidad para la fatiga psíquica en estos enfermos. Sensopercepción: En el confuso mental, la sensopercepción se encuentra profundamente alterada, existe un embotamiento general de todo el sensorio, por lo que el mundo exterior no se percibe con claridad. Es decir, que la percepción se encuentra cuantitativamente disminuida, por cuanto los estímulos no llegan a impresionar a los órganos sensoriales, o bien, lo hacen en forma imperfecta, por insuficiente captación. La identificación es muy retardada e incorrecta. A esa pobreza cuantitativa de la percepción se agregan perturbaciones de tipo cualitativo. Las ilusiones son muy frecuentes debido a la imperfecta captación, a lo que se suma la rápida fatiga de la atención. De ese modo son deformadas las cosas y las personas. También son frecuentes las alucinaciones, sobre todo en algunas formas de confusión mental. Las más comunes son las alucinaciones visuales que, como sabemos, son las que obedecen a factores tóxicos e infecciosos, que constituyen las causas más comunes de la confusión. Ocupan el segundo lugar por su frecuencia las alucinaciones cenestésicas. La cenestesia está profundamente alterada en estos enfermos, ya que el estado toxiinfeccioso parece predisponer para una hipersensibilidad del sistema neurovegetativo, originando sensaciones confusas, no diferenciadas, que conducen a la elaboración de las alucinaciones. También existen alucinaciones táctiles, los enfermos se sienten tocados y perciben rozamientos diversos. Asimismo se observan alucinaciones cinéticas, por las que el enfermo se siente empujado, derribado, levantado, etc. Las menos frecuentes son las auditivas, pero, en algunos tipos de confusión mental, como ocurre en la intoxicación alcohólica se las encuentra con relativa frecuencia. Ideación: El capital ideativo resulta inapreciable por cuanto su manifestación amplia resulta imposible; sólo nos es dado conocer una parte insignificante del mismo. Pueden haber ideas delirantes de carácter persecutorio y de perjuicio, nacidas de la interpretación que el juicio perturbado hace de las alucinaciones. En cuanto al mecanismo ideativo, es de gran lentitud por la marcada bradipsiquia, añádese a esto la dificultad de evocación, debida a la suspensión general que sufren las funciones psíquicas. Asociación de las ideas: El mecanismo asociativo se realiza con extraordinaria lentitud. Las asociaciones son precarias. La nebulosa que envuelve la conciencia y la pronta fatiga de la psique, impiden que una idea pueda mantenerse en la misma con el vigor de idea rectora del curso de un pensamiento. Rápidamente pierde su estabilidad en la conciencia, se borra y desaparece, sin llegar a suscitar ninguna asociación. Sin embargo, alguna asociación se efectúa, pero como no corresponde a la que en ese momento se requiere para la elaboración de un pensamiento normal, cae en la incoherencia asociativa. Esto se debe a que, la pérdida de la lucidez psíquica, más la fatiga exagerada, hacen que la elaboración deje de ser dirigida y consciente, por lo tanto queda a merced de los mecanismos automáticos inferiores tales como las asociaciones por asonancia y por consonancia, que escapan a las leyes asociativas lógicas de un pensamiento formal. Por esos automatismos cerebrales, son puestos en juego elementos que son productos de elaboración subconsciente, si bien éstos constituyen la fuente en que se nutre el pensamiento, lo perturban cuando no se hallan sujetos a una perfecta selección, de lo que resultan asociaciones arbitrarias que conducen a la incoherencia. Juicio: Como consecuencia inmediata de la dificultad de las elaboraciones psíquicas, el juicio sufre, en el confuso, una suspensión de mayor o menor grado. Es imposible que con tanta pobreza y fatiga, el juicio pueda realizar su delicado trabajo de relacionar, identificar, comparar y valorar. Si todos los mecanismos intelectuales están tan perturbados, es imposible la actividad del raciocinio y de la imaginación. La vida intelectual casi totalmente suspendida, se reduce a los manejos más rudimentarios y primitivos. Debemos tener presente también y recordar, que los confusos no presentan siempre el mismo grado de obnubilación. Es frecuente ver que un enfermo examinado en un determinado momento, es capaz de captar, comprender las preguntas y contestar con acierto y lucidez; al poco rato, por efecto de Va fatiga, se sume en la obnubilación y se suspende toda la actividad psíquica. Vale decir que, en los confusos mentales de mediana intensidad, el enfermo puede salir como a escapadas de la nebulosa que obscurece su conciencia, esa lucidez es fugaz, aunque permite al médico hacer apreciaciones sobre la psique del enfermo. Memoria: La memoria también paga un alto tributo a la confusión mental. En primer lugar está muy perturbada la memoria de fijación; el enfermo no fija absolutamente nada. La gran debilitación de la atención dificulta y entorpece la percepción, haciendo imprecisas y borrosas las imágenes y representaciones en la conciencia, por lo que se desvanecen pronto y la memoria no las fija. En consecuencia, según sea la intensidad del daño, ocurrirá que algunas veces el enfermo no fija absolutamente nada durante todo el período que dura la confusión, quedando una gran laguna por falta de engramas mnemónicos durante ese período. Otras veces esas lagunas son de menor magnitud, porque algo puede ser fijado en esos períodos efímeros de lucidez que, según hemos visto, pueden tener estos enfermos. Así podemos encontrar algunos recuerdos nítidos y otros más o menos borrosos, según el grado de obnubilación que exista en los diversos momentos. Esas lagunas más o menos extensas por falta de engramas, es lo que se ha denominado amnesia lacunar. Se trata en realidad de una falla de fijación y conservación de la memoria. En cuanto a la evocación de los recuerdos durante la confusión mental, se hace en forma muy defectuosa, debido a que por la pronta fatiga no es posible dirigir la atención en la búsqueda del recuerdo; por eso en dicha evocación existen muchos titubeos y errores. Esto no significa que los recuerdos no existan, la dificultad radica en el mecanismo íntimo de la evocación; en efecto, un recuerdo que no es posible evocar en el momento deseado, suele después aflorar espontáneamente en la conciencia. En la confusión mental se observan además, numerosas paramnesias, que se encuentran íntimamente ligadas con los trastornos de la percepción. Son frecuentes los falsos reconocimientos; así por ejemplo: el enfermo no reconoce su habitación y los objetos que le son familiares, cree estar en otro lugar, desconoce a los miembros de la familia, a quienes toma por extraños y viceversa. Afectividad: La afectividad está en general amortiguada por el estado de embotamiento que padece la psique. Es común observar en el confuso, un sentimiento de extrañeza, que nace de la no percepción y reconocimiento de su propio cuerpo y del funcionamiento de sus órganos. Se origina como consecuencia, otro sentimiento que es el de despersonalización, por la impresión de que su cara y su cuerpo están modificados, experimenta que ha cambiado, que no es el mismo. A todo esto se agrega la incertidumbre y perplejidad, pues no sabe qué es lo que le sucede. Son fáciles las reacciones emocionales primarias, especialmente la emoción de miedo; ante un ruido fuerte o un gesto brusco, el enfermo se asusta, trata de huir o realiza movimientos defensivos. Actividad: La actividad por regla general se encuentra muy disminuida. Los movimientos son lentos y torpes, mostrando siempre gran astenia y fatiga. Se observan movimientos defensivos contra supuestos ataques, provocados por las alucinaciones visuales. Por lo general se encuentra exaltada la actividad automática. Es corriente comprobar que estos enfermos no tienen ninguna iniciativa; obedecen dócilmente; es necesario alimentarlos, vestirlos y lavarlos. Estado físico: El estado general del enfermo muestra su agotamiento físico. Gran adelgazamiento, tinte terroso de la piel, temperatura generalmente elevada, cefaleas casi constantes. Es común observar insomnio o por el contrario marcada somnolencia. Trastornos circulatorios; hipotensión, disminución de los tonos cardíacos y arritmia. Trastornos digestivos, bajo la forma de estreñimiento, aliento fétido, inapetencia, saburra lingual, hepatomegalia, insuficiencia hepática, tinte subictérico de la piel y de las escleróticas. Trastornos de la función urinaria, que se traducen bajo la forma de oliguria, retención de cloruros, glucosuria, albuminuria, urobilinuria y acetonuria. Es muy frecuente hallar en la sangre un aumento de la tasa de urea. Formas clínicas La confusión mental, se puede presentar bajo cuatro formas clínicas: confusión mental simple; confusión mental onírica; confusión mental agitada y confusión mental estuporosa. 1º) Confusión mental simple: Es la forma que terminamos de describir. 2º) Confusión mental onírica: También se la llamó forma delirante. En las toxiinfecciones que llevan a los estados de confusión mental, es extraordinariamente exaltado el pensamiento onírico que llega a substituir al pensamiento lógico normal. En esta forma se instala el delirio onírico. El delirio onírico es alimentado en gran parte por las alucinaciones que el enfermo padece; durante el mismo se desarrolla una intensa actividad motriz. El enfermo vive y relata su delirio; en efecto, no duerme, permanece con los ojos abiertos, tiene una percepción vaga del mundo exterior; se puede decir que ensueña despierto. En los casos leves, es frecuente que exista confusión durante el día y onirismo por la noche, con mayor o menor excitación motriz. Cuando el enfermo deja de delirar hace su aparición la torpeza y el embotamiento psíquico de la confusión. El delirio onírico puede presentar diversas características. A veces el enfermo delira con sus ocupaciones corrientes, con la característica de que siempre le resulta penosa y pesada la realización de las mismas. Por ejemplo: un comerciante discutirá asuntos de negocios, o un automovilista no podrá poner en marcha su coche realizando en su delirio las maniobras que corresponden a esas tareas. Esta forma se llama: delirio onírico de preocupación profesional. En otras ocasiones el delirio onírico es de carácter terrorífico. La causa de esos temores reside en la gran cantidad de alucinaciones desagradables que padece el enfermo. En su delirio suele ver animales monstruosos y personas que desean hacerle daño y lo amenazan. Por eso se agita, realizando maniobras defensivas para protegerse de sus ataques. Es la forma llamada: delirio onírico de miedo. Existe otro tipo menos frecuente, que se observa en personas jóvenes, durante la convalecencia de algunas enfermedades infecciosas. Los enfermos deliran con el matrimonio, se sienten personajes importantes, se creen héroes en cualquier episodio de su trama delirante o cosas más o menos parecidas. Ésta es la forma que se conoce por delirio onírico expansivo. El delirio onírico se va atenuando y desaparece paulatinamente a medida que mejora el estado general; persiste luego bajo la forma de pesadilla nocturna hasta que finalmente desaparece. Por regla general el enfermo recuerda poco de lo acaecido, a veces nada en absoluto. Sin embargo, en algunos casos persiste en la creencia de que algunas de sus alucinaciones oníricas son reales; esto dura por espacio de algunas semanas y aun varios meses hasta que finalmente desaparece. Es lo que se conoce por idea fija postonírica. 3º) Confusión mental agitada: Cuando el enfermo presenta una gran excitación psicomotriz. Se manifiesta muy locuaz; habla y contesta a sus alucinaciones, se irrita con facilidad, se agita, corre, desgarra sus ropas, rompe muebles y comete desatinos por el estilo. 4º) Confusión mental estuporosa: Esta forma clínica se caracteriza porque la confusión llega a un grado muy profundo, pudiendo alcanzar hasta la suspensión total de toda la actividad psíquica. Además hay supresión completa de la actividad motriz y pésimo estado general. El enfermo permanece en cama inmóvil, con facie inexpresiva, ojos entreabiertos, mirada fija, hipotensión arterial, adinamia. Diagnóstico Lo común es que el diagnóstico de confusión mental no ofrezca dificultades; sin embargo, en algunas formas clínicas será necesario considerar diagnósticos diferenciales. 1º) CON LA MELANCOLÍA ESTUPOROSA: El estupor melancólico va siempre precedido por un gran dolor moral, acompañado por ideas de autoculpabilidad. La facie revela ese dolor moral y una profunda tristeza, en cambio en la confusión mental estuporosa la facie es inexpresiva, o bien expresa perplejidad y asombro. En el melancólico la actividad psíquica no se halla disminuida; en el confuso está suspendida. La existencia de actividad psíquica en el melancólico se evidencia siempre por algunas manifestaciones: cuando se le habla con insistencia responde, inicia algún movimiento, cierra los ojos, suspira o se queja, lo que nunca ocurre con el estupor del confuso. 2º) CON EL ESTUPOR ESQUIZOFRÉNICO: En este caso, la inercia motriz que produce el estado catatónico se debe esencialmente a una alteración de la voluntad y de la afectividad; en el confuso la inercia se debe a una perturbación por enfermedad orgánica, que se evidencia por fiebre, enflaquecimiento, lengua saburral, hipotonía y adinamia. 3º) CON LA MANÍA: En los casos de confusión mental agitada. Debemos tener en cuenta que el confuso se agita porque padece múltiples alucinaciones, que se ponen de manifiesto porque conversa con seres imaginarios, o bien, porque realiza movimientos defensivos o lucha por librarse de esas alucinaciones, a veces terroríficas. Nada de esto ocurre en la excitación maníaca, que nunca presenta alucinaciones. Pronóstico El pronóstico depende de la evolución de la confusión mental, según la gravedad de la causa mórbida que la provoca y de la capacidad de resistencia del organismo. 1º) La confusión mental puede evolucionar hacia la curación, con restitución total física y psíquica, en los casos en que el factor mórbido no es de gran intensidad y existe una buena reserva de energías físicas. En estos casos el pronóstico será benigno. 2º) El pronóstico se hace muy grave, cuando un factor mórbido de gran intensidad obra en un organismo en mal estado físico, con precaria capacidad de reacción. Estos casos generalmente van a la muerte. 3º) El pronóstico es también muy serio en los casos graves en que la confusión no cura, pasando al estado crónico que insensiblemente conduce a la demencia posconfusional. Se produce la recuperación del estado físico, retorna el apetito con aumento de peso; pero el estado psíquico pasa, de la obnubilación del confuso al estado de debilitación del demente. Tratamiento 1º) Es importante el aislamiento del enfermo, sobre todo cuando existen alucinaciones; en esa forma es posible mantener un clima de reposo y tranquilidad, que influye en la sedación del paciente. El aislamiento debe hacerse manteniendo una vigilancia permanente, pues el estado de confusión y las alucinaciones pueden poner en peligro al sujeto y a 'quienes lo rodean. 2º) Para sedarlo se pueden emplear los baños tibios, de corta duración, 20 minutos, para evitar la fatiga. Son convenientes porque evitan administrar sedantes e hipnóticos a un organismo ya intoxicado, como el del confuso. 3º) Se debe establecer un buen drenaje intestinal, con enemas diarias o laxantes. En ocasiones conviene administrar un purgante o enema drástico. 4º) Debe ser vigilada la función renal; observar la diuresis y practicar análisis de orina. En caso de oliguria se dará lactosa, 50 gramos repartidos en el día para azucarar los líquidos. Pero lo fundamental es hidratar al enfermo por medio de suero glucosado isotónico o suero fisiológico 500 a 1000 gramos diarios, por vía subcutánea. 5º) Deben tenerse muy en cuenta las perturbaciones de la función hepática. Diariamente suero glucosado hipertónico por vía endovenosa, adicionando vitamina C; extracto hepático y sustancias antitóxicas de hígado; metionina. En esa forma se procurará salvaguardar la integridad de la célula hepática. 6º) Se cuidará muy especialmente el estado cardíaco, sobre todo cuando la confusión es consecuencia de un estado infeccioso. Se darán los analépticos, digital y los tónicos cardíacos que las circunstancias exijan. 7º) En los casos de confusión mental agitada, puede ser necesario el empleo de algún hipnótico; se puede recurrir al veronal en la dosis de 0,50 grs. Cuando se requiere una acción inmediata, se empleará el somnifene por vía endovenosa. Cloropromacina inyectable. 8º) Hemos dejado en último término la consideración del factor de orden etiológico. Además del tratamiento de orden general y antitóxico que se ha indicado, serán necesarias diversas indicaciones terapéuticas precisas, de acuerdo con esas etiologías. Por ejemplo, en el caso de las infecciones, será preciso el empleo de varias medicaciones antiinfecciosas y estimulantes de las defensas orgánicas y de la fagocitosis. Hoy se emplean con grandes ventajas los antibióticos. 9º) En cuanto a la dieta debe ser a base de leche, jugos de frutas y en general muchos líquidos. En los casos de confusión estuporosa es necesario recurrir a la alimentación por sonda. RESUMEN CONFUSIÓN MENTAL Concepto definición Síndrome de naturaleza orgánica, con alteraciones anatomopatológicas a nivel de la corteza cerebral. Las lesiones son reversibles la mayor parte de las veces, mientras el daño celular no llegue a la destrucción completa. La característica fundamental del síndrome es el desorden psíquico, por la perturbación global de la psique. "La confusión mental es una perturbación orgánica del cerebro, que provoca una obnubilación de intensidad variable, que puede llegar a la suspensión total de la actividad psíquica". La obnubilación es el síntoma más notorio, causante de la desorientación del enfermo, por el entorpecimiento de la percepción. Las causas de la confusión mental pueden obrar en forma directa o indirecta sobre las células de la corteza cerebral. Causas directas Etiología Meningoencefalitis agudas Meningitis tuberculosa Meningitis cerebroespinal Encefalitis letárgica Estados de shock Shock traumático Shock emotivo Infecciones generales Fiebre tifoidea Neumonía Paludismo Tuberculosis Septicemias Infecciones urinarias Causas indirectas Endógenas Intox. Gastrointestinal Intox. hepática Intox. renal Intox. diabética Intox. endocrina Exógenas Intox. Alcohólica Intox. Saturnina Intox. por óxido de carbono Toxicomanías Intoxicaciones Se conoce la anatomía patológica de la confusión mental grave, que lleva a la muerte. Se conocen lesiones celulares de diferentes grados, hasta la total destrucción de la neurona. No se conocen las lesiones de la confusión mental leve, que determinan modificaciones fisicoquímicas de las neuronas. Anatomía patológia Aspecto macroscópico Se observan zonas de congestión y edemas diseminados en la corteza. Aspecto microscópico Tumefacción celular; cambio de forma, de la característica triangular se toma redondeada. El núcleo se hace excéntrico. Alteraciones de la eromatina, en plena desintegración por cromatolisis. Alteraciones de las prolongaciones que se tifien defectuosamente. Destrucción con retracción celular, proliferación gliomatosa y esclerosis. Período comienzo Disminución de la actividad física y mental. Insomnio; o bien, pereza y somnolencia. Apagamiento de la actividad psíquica. Manifestaciones somáticas: astenia, adelgazamiento, inapetencia, cefaleas y debilidad general. La cefalea es un síntoma importante ya sea difusa o localizada. Gran torpeza y obnubilación psíquica. Desorden y extravío. Facie de extrañeza, asombro, perplejidad. Movimientos y gestos Inspección torpes que indican desarmonía. Mal estado físico; a menudo hay temperatura. Desnutrición. Deshidratación. Saburra lingual. Interrogatorio Es dificultoso y penoso, por el embotamiento psíquico, con gran bradipsiquia. Dificultad para la comprensión de las preguntas. Ecolalia de apoyo. Enfermos desorientados en el tiempo y en el espacio. Atención Disminuida. Prevalece la forma espontánea, muy inestable. Gran fatigabilidad, lo que imposibilita la atención sostenida. Sensopercepción Embotamiento general del sensorio. Percepción cuantitativamente disminuida. Identificación y comprensión retardada e incorrecta. Trastornos cualitativos: Ilusiones. Alucinaciones: sobre todo visuales, cenestésicas, táctiles, cinéticas y auditivas. Ideación Capital ideativo imposible de apreciar. Puede haber ideas delirantes de perjuicio y persecutorias. Aporte precario de ideas, muy lenta, gran bradipsiquia. Asociación ideas Muy lentas. Asociaciones pobres. La fatiga y la falta de lucidez llevan a la incoherencia. Asociaciones por asonancia y por consonancia. Juicio Juicio suspendido en mayor o menor grado. Como la intensidad de la obnubilación no es siempre la misma, en algunos momentos pueden apreciarse juicios correctos. Memoria Muy perturbada en la fijación. Amnesia lacunar. Evocación defectuosa. Paramnesias: falsos reconocimientos. Sintomatología Período estado Sintomatología Período estado Afectividad Disminuida por el embotamiento general de la psique. Sentimiento de extrañeza, de despersonalización, de incertidumbre y de perplejidad. Fáciles reacciones emocionales primarias, especialmente de miedo. Actividad Disminuida en general. Movimientos lentos y torpes. Movimientos defensivos obedeciendo a las alucinaciones. Automatismos. Estado físico Agotamiento físico. Adelgazamiento. A menudo temperatura, cefaleas. Estreñimiento, inapetencia, saburra lingual. Oliguria; glucosuria; albuminuria y acetonuria. La confusión mental puede presentarse bajo cuatro formas: Confusión mental simple Formas clínicas La que ha sido descrita. Confusión mental onírica Cuya característica es el delirio onírico. En enfermo vive y relata su delirio. Defirió onírico de preocupación profesional. Delirio onírico de miedo. Delirio onírico expansivo. En general quedan pocos recuerdos de la actividad onírica. Algunas veces idea fija postonírica. Confusión mental agitada Con gran excitación psicomotriz. Habla y contesta a las alucinaciones. Fácil irritabilidad. Se agita, corre, desgarra su ropa, etc. Confusión mental estuporosa Cuando la confusión es muy profunda. Suspensión total de la actividad psíquica, supresión de la actividad motriz. Pésimo estado general. Lo corriente es que el diagnóstico no ofrezca dificultades; pero pueden ser necesarios algunos diagnósticos diferenciales. Con melancolía estuporosa Diagnósticos En el estupor melancólico, gran dolor moral, con ideas de autoculpabilidad. La facie expresa tristeza. En la confusión mental estuporosa, la facie es inexpresiva. Además hay suspensión de la actividad psíquica, cosa que siempre se observa en el melancólico. Con estupor Esquizofrénico La inercia motriz del catatónico se debe a la alteración de la voluntad y de la afectividad; en el confuso en cambio, es debida a la gran adinamia e hipotonía. Con la manía Cuando se trata de una confusión mental agitada. En el confuso la agitación se debe a las alucinaciones, a veces, terroríficas. La excitación maníaca nunca tiene alucinaciones. Pronóstico El pronóstico está supeditado a la evolución de la confusión mental. 1º) Lo más frecuente es que evolucione hacia la curación, con restitución completa. El pronóstico será benigno en estos casos. 2º) Hay confusiones muy intensas, de pronóstico grave, que lleva a la muerte. 3º) El pronóstico será serio, en casos de confusiones graves, en las que se produce la restitución física, pero psíquicamente pasan al estado crónico; demencia postconfusional. Tratamiento 1º) Aislamiento del enfermo; reposo y tranquilidad. 2º) Sedación con baños tibios de 20 minutos de duración. 3º) Drenaje intestinal; enemas y laxantes. 4º) Vigilar la diuresis. Hidratar al enfermo. 5º) Vigilar la función hepática. 6º) Observar el estado del aparato circulatorio. Analépticos y tónicos cardíacos. 7º) En caso de confusión mental agitada, emplear algún hipnótico; veronal 0,50 grs. Cloropromacina. 8º) Tener en cuenta el factor etiológico. Además del tratamiento de orden general se instituirá la terapéutica que cada caso requiera de acuerdo con su etiología. 9º) Dieta a base de leche, jugos de frutas y en general muchos líquidos. CAPÍTULO VII SÍNDROME ESQUIZOFRÉNICO Abordar el síndrome esquizofrénico, significa encarar al capítulo más complejo y heterogéneo de la clínica psiquiátrica. Esta heterogeneidad tiene su origen en el gran polimorfismo de los síntomas, a tal punto que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que en los esquizofrénicos se resume toda la semiología psiquiátrica, lo que motivó que Chaslin la denominara: locura discordante. Efectivamente, bajo el nombre de esquizofrenia se reúnen numerosos y variados cuadros psiquiátricos, cuyos síntomas caracterizan otros estados mentales bien definidos. Así: desde la excitación psicomotriz, pasando por la depresión, los delirios, los estados confusionales, culminando en cuadros finales de dementización, se van configurando las diferentes formas clínicas de la enfermedad. (Regís la llamó: Confusión Mental Crónica.) El gran polimorfismo y la heterogeneidad de los cuadros clínicos ha dado lugar, lógicamente, a controversias tendientes a buscar acuerdo y uniformidad de criterios; de lo que se tendrá una idea aproximada haciendo una breve reseña histórica de todos los estudios y esfuerzos realizados a fin de aportar un poco de luz sobre este tema. 1º) La primera información que se recoge al respecto se remonta al año 1672, cuando Willis la rotuló: estupidez o morosidad. 2º) En el año 1909, Pinel consideró e incluyó la esquizofrenia entre las formas de idiotismo. 3º) En 1814, Esquirol incluye esta enfermedad entre las demencias, empleando la denominación de demencia crónica. Este autor manifiesta una dualidad de criterio al separar cierto número de casos a los que llamó: idiotismo adquirido. Éstos coinciden, de acuerdo con la descripción de Esquirol, con los que hoy conocemos como forma clínica simple. 4º) En el año 1851 Morel crea el término de Demencia Precoz, para designar estos cuadros clínicos. 5º) En el año 1863 Kahlbaum describe un cuadro, que denomina hebefrenia, caracterizado por manifestaciones distímicas de excitación y depresión. Esta denominación deriva de "Hebe", diosa de la juventud en la mitología griega. 6º) En 1874, el mismo Kahlbaum describe otro cuadro, al que llama catatonía, caracterizado por trastornos motores. 7º) En el año 1896, Kraepelin, en Alemania, reúne todos estos cuadros clínicos, más el agregado de la demencia paranoide, bajo la denominación común de demencia precoz, empleando el término creado por Morel. La demencia paranoide fue separada por Kraepelin del resto de los delirios alucinatorios crónicos, los que aparecen en períodos más avanzados de la vida, y a los que agrupó bajo la denominación de parafrenias. Numerosas fueron las críticas que se hicieron a Kraepelin, sobre todo en lo que concierne a la denominación escogida, ya que muchos de esos enfermos no llegan a la demencia, y que, por otra parte, el cuadro clínico que presentan se aparta de la verdadera demencia. De cualquier manera, este autor tiene el mérito de haber reunido, con clara visión, todos estos cuadros polimorfos; con esto dio un gran paso adelante y, si bien no logró la completa unificación de criterios, tuvo la virtud de aclarar los conceptos en el terreno de la nosología psiquiátrica. 8º) Recién en el año 1911, Bleuler logra conciliar esta disparidad de criterios con respecto a las denominaciones creando el término esquizofrenia. Este vocablo significa: esquizo igual división y frenia igual mente; es decir, división de la mente. Bleuler observó en estos enfermos la pérdida de los mecanismos normales que mantienen la unidad psíquica, de lo que deriva la incoherencia asociativa y la disgregación del pensamiento, como si se produjera una verdadera división de la psique. De ahí el término creado. 9º) Un año más tarde, en 1912, Chaslin crea el nombre de locura discordante; pero prevalecieron, hasta nuestros días los de esquizofrenia y demencia precoz. Estos cuadros clínicos fueron reunidos por Kraepelin por presentar un denominador común: la debilitación de los mecanismos que mantienen la cohesión de las funciones psíquicas. Estas perturbaciones tan frecuentes en las esferas activa y afectiva, manifiéstanse por la caída de la voluntad y la indiferencia afectiva. Las perturbaciones de la esfera intelectual se traducen por todos los trastornos que conducen a la disgregación del pensamiento y la incoherencia asociativa. En resumen, la diversidad de criterios en la interpretación de los cuadros esquizofrénicos es condicionada por el polimorfismo de los síntomas. En la actualidad, después de Kraepelin y Bleuler, se ha logrado en gran parte salvar estas divergencias; sin embargo, aún se está lejos de haber llegado a un acuerdo completo de pareceres. La disidencia es mayor en lo que respecta a la llamada forma simple, que conduce a una rápida demencia juvenil con el total derrumbe de la personalidad, y la que una vez instalada no permite observar remisiones y menos aún curaciones como ocurre con otras formas. En estas últimas la demencia, cuando aparece, lo hace mucho más tardíamente, después de varios años de evolución; además, algunas, presentan remisiones y nuevos brotes, no siendo infrecuentes las curaciones de un único episodio. Estos hechos han dado margen a una dualidad de criterios que aún persiste en la actualidad. Aclaramos que, dado el objetivo de este manual, no haremos aquí otra cosa que exponer las dos tendencias, absteniéndonos de abrir juicios en favor o en contra de ninguna de ellas. 1º) Una tendencia, acepta la forma simple únicamente como una variante clínica de la esquizofrenia. 2º) La otra sostiene que debe contemplarse el aspecto orgánico de la enfermedad, como lo hace presumir la rápida dementización y destrucción de la personalidad. Se trata de un proceso evolutivo de debilitación progresiva e irreparable; es la que se llamó: esquizofrenia procesal. Los que así piensan, proponen reservar para esta forma clínica la denominación de demencia precoz, según el término creado por Morel y actualizado por Kraepelin. Este último criterio se sustenta en una base lógica y no exenta de realidad clínica, ya que las restantes formas se acercan más a los cuadros psíquicos de aspecto funcional. Etiopatogenia La etiopatogenia de la esquizofrenia constituye un problema harto difícil de resolver, debido a que aún reina un profundo desconcierto en el terreno anatomopatológico. Hasta el momento actual, todo se concreta alrededor de una serie de especulaciones teóricas más o menos racionales y con visos de verosimilitud, pero carentes de una base de sustentación sólida. A continuación consideraremos los factores que se han señalado de mayor importancia en la etiología y la patogenia de la esquizofrenia. 1º) La herencia: La herencia esquizofrénica debe ser tenida en cuenta con las reservas a que obliga la gran variabilidad de hechos observados al respecto. De acuerdo con los estudios realizados por Rüdin el tipo de herencia observado en la esquizofrenia es el recesivo, pero de carácter irregular. En efecto, no responde exactamente a las leyes mendelianas, establecidas para este tipo de herencia, según las cuales deberían enfermar la cuarta parte de los hijos; en la esquizofrenia esta proporción es siempre menor. Respetando los estudios de Rüdin, no podemos menos que reconocer la gran heterogeneidad que se observa en la herencia de esta enfermedad; por esta razón, algunos autores no la aceptan como factor decisivo. La observación demuestra que es frecuente la existencia de personalidades psicopáticas entre las familias de esquizofrénicos. También se ha comprobado que de padres esquizofrénicos nacen hijos que no padecen la enfermedad y, a la inversa, de padres sanos pueden descender hijos esquizofrénicos. En algunas oportunidades se observa que la enfermedad se trasmite respetando una generación. Esta multiplicidad de observaciones no hace más que complicar el problema de la herencia en esta enfermedad, dando margen, como consecuencia, a una infinidad de teorías, que tratan de explicar, cada una a su manera, una verdad que hasta la fecha dista mucho de haberse alcanzado. 2º) La edad: La esquizofrenia es una enfermedad de la edad juvenil o, para decirlo más exactamente, de la pubertad y de su continuación, irrumpiendo entre los 14 y 20 años de edad. Parecería como una prolongación indefinida de la pubertad con aumento de sus trastornos, y como si la evolución psíquica se hubiera detenido a esta altura de la vida. La forma clínica llamada paranoide o delirante es de aparición más tardía, entre los 25 y 30 años, es decir, cuando el sujeto ya alcanzó un mayor grado de evolución psíquica, acercándose a la época de la vida en que es más frecuente la aparición de los delirios. 3º) El sexo: Se ha comprobado la misma frecuencia en hombres que en mujeres. 4º) Las teorías patogénicas: Son numerosas y procuran explicar, de alguna manera, cuál es la patogenia de la esquizofrenia. Por cierto que todas ellas no van más allá del terreno de las hipótesis puesto que, si bien todas toman como base un hecho clínico de observación real, el desconocimiento profundo que aún reina en el terreno anatomopatológico no permite el afianzamiento de ninguna. Entre las más importantes figuran las siguientes: a) La teoría endocrina; de la que Kraepelin fue uno de los más entusiastas sostenedores. Fundamento de esta hipótesis son los hechos, registrados con mucha frecuencia en los esquizofrénicos, que revelan la existencia de trastornos endocrinos especialmente en el orden de las glándulas sexuales. Tan grande es esta frecuencia que resulta posible afirmar que todo esquizofrénico tiene siempre manifestaciones sexuales, ya sea en forma franca o en estado latente, cualquiera sea el aspecto en que éstas sean reveladas. Pensamos que los problemas sexuales en la esquizofrenia deben estar relacionados con la época de la vida en que hace eclosión la enfermedad. Sabemos que la pubertad es una etapa de trascendencia en la evolución del ser por las profundas modificaciones psicosomáticas provocadas por la actividad inusitada de las glándulas sexuales. Pero, frente a este problema patogénico, nos hallamos aún en el campo de las conjeturas, sin poder dilucidar si las perturbaciones sexuales constituyen la causa o, por el contrario, si son una consecuencia de la enfermedad, o simple coincidencia. b) La teoría de la disfunción metabólica: sostiene que las perturbaciones, dando lugar a la formación de las endotoxinas determinan, por autointoxicación, la aparición de la enfermedad. c) La teoría infecciosa: que dispensa un papel de importancia a la tuberculosis así como a otras infecciones microbianas. Además de estas teorías principales existen muchas otras que son, como las primeras, puramente hipotéticas. Anatomía patológica Hasta ahora nos es imposible hablar de la anatomía patológica de la esquizofrenia, a no ser como de algo desconocido, cuya existencia se presume y hasta se tiene por cierta dados los caracteres clínicos de la enfermedad. Pero, hasta nuestros días, se desconocen las lesiones anatomopatológicas específicas, desde que las diversas alteraciones histopatológicas a las que se atribuye la esquizofrenia distan mucho de poder ser consideradas como tales. No existen lesiones macroscópicas. En cuanto a las lesiones histopatológicas más importantes se las localiza en la corteza cerebral, tanto en las neuronas como en las células de la glía. Dichas lesiones consistirían en la atrofia y sobrecarga grasosa. Algunos investigadores señalan lesiones histopatológicas en las fibras nerviosas, lo que es negado por otros. Asimismo existe gran discrepancia con respecto al asiento de estas lesiones. Mientras unos las ubican en el lóbulo frontal, en la tercera y quinta capa de células, otros hablan de lóbulos frontal y occipital, y algunos las localizan también en los núcleos grises centrales, preferentemente en los opto estriados. En definitiva, no hay nada concreto que nos permita hablar de lesiones típicas de la esquizofrenia. Sintomatología Como lo hemos dicho al comienzo de este capítulo, es tan variada, tan múltiple y tan heterogénea la sintomatología de este síndrome que podemos afirmar, una vez más, que a través de los cuadros esquizofrénicos se desgrana toda la semiología psiquiátrica. Para el estudio clínico de esta afección debemos tener en cuenta tres períodos: el de comienzo, el de estado y el terminal. PERÍODO DE COMIENZO: La esquizofrenia presenta mucha variabilidad en sus cuadros de comienzo. En este período menudean los titubeos y dudas de diagnóstico, debido a que las múltiples formas pueden aparentar los más variados cuadros psiquiátricos, desde las neurosis hasta las psicosis. Dentro del gran polimorfismo de los comienzos, es posible destacar y aislar algunas formas más frecuentes y características. 1º) Es frecuente observar que bajo la apariencia de una neurosis, ya sea una psicastenia, una neurastenia o una histeria, se configuran, después de un tiempo más o menos largo, una esquizofrenia. Esta forma es la que se conoce con el nombre de neurosis esquizofrénica. 2º) Es dable observar un comienzo de forma confusional. En este caso el cuadro se asemeja al de una confusión mental; pero en ningún momento se encuentran las causas etiológicas conocidas que la desencadenan. Debemos recordar que, algunas veces, se ve surgir este cuadro a continuación de una enfermedad infecciosa benigna como puede ser una gripe. 3º) El comienzo se puede manifestar bajo la forma de una excitación psicomotriz. En ocasiones parece tratarse de accesos maníacos, sin embargo, u poco que se observe el cuadro, es posible hallar los síntomas que muestran el verdadero origen de la enfermedad. 4º) Comienzo de forma depresiva, a manera de estados melancólicos pero, como en el caso anterior, es posible entresacar signos que revelan el origen de tal depresión. 5º) Otra forma es la delirante, bajo el tipo de delirio absurdo, inconexo e inconsistente por la falta de calor afectivo. 6º) Finalmente, se observa un comienzo en forma de debilitación simple de la psique, que se lleva a cabo paulatina y progresivamente, de manera insidiosa y sin manifestaciones ruidosas. Aparte de estas formas de comienzo que acabamos de enumerar, debemos tener en cuenta algunos síntomas característicos, de gran constancia y que en todos los casos están denunciando el cuadro esquizofrénico. Ante todo llama la atención el cambio de carácter. Esta manifestación no supone la adquisición de una nueva forma o modalidad de carácter. Se opera, realmente, una transformación notable en el individuo, pero lo que cambia es su personalidad que deja de ser lo que fue hasta ese momento, sin que esto quiera significar la presencia de nuevos caracteres en reemplazo de los que se extinguen, sino un desmedro. En efecto, los caracteres primitivos van desapareciendo, perdiendo el vigor que hasta ese momento les ha permitido mantener y delinear la personalidad, que desde este punto comienza a desdibujarse, a desteñirse; hay una franca borradura de la personalidad. Es éste el primer indicio de la ruptura del equilibrio con menoscabo de la integridad de la personalidad, lo que traduce la debilitación de los lazos que mantienen la trabazón de la psique, cuya división (esquizo) se nos revela por los cambios operados. Estas modificaciones de la personalidad se ponen de manifiesto desde un doble punto de vista: objetivo y subjetivo. Desde el punto de vista objetivo se hace evidente por el cambio de conducta. Si, pongamos por caso, hasta ese momento el sujeto fue trabajador o estudioso, abandona su trabajo o sus estudios; se torna huraño, rehuye la compañía de amigos, de compañeros y hasta de su familia, terminando por aislarse de la sociedad; evidencia así la introversión y el autismo. Desde el punto de vista subjetivo, el enfermo tiene conciencia del cambio que se ha operado; sabe que algo le ha ocurrido; experimenta la extraña sensación de cambio o de transformación de su persona. Tiene la impresión de que ya no es el mismo, de que todo en él ha variado, de que su cara se ha modificado, no reconoce sus manos; es decir que se trata de un verdadero sentimiento de despersonalización. Se siente impulsado, como consecuencia, a consultar con frecuencia al espejo para cerciorarse de la realidad de sus impresiones; es lo que se conoce con el nombre del signo del espejo. Debido a esta manifestación subjetiva el enfermo se ve colocado en una nueva posición frente al mundo y con respecto a sus relaciones con él; se siente como transportado a un ambiente o medio diferente, desconocido hasta entonces. Normalmente cada persona tiene una concepción propia del mundo en que actúa, concepción proporcionada por las relaciones que se establecen entre el conocimiento de su mundo interior o microcosmos y el conocimiento que adquiere del mundo externo o macrocosmos al cual debe adaptarse. Dicho conocimiento es dado por la sensopercepción que informa sobre lo que ocurre en los dos mundos, y que permite establecer los puntos de contacto y las relaciones entre ambos, favoreciendo los mecanismos de adaptación del micro al macrocosmos. En esa forma se establece el equilibrio que constituye, en última instancia, el estado en que cada persona realiza su evolución en la vida. Cada individuo hace su adaptación creando su propio mundo, el que está condicionado por los alcances que le permite la capacidad intelectual, por la comprensión más o menos lógica de las relaciones entre los dos mundos y de aquellos que deben establecerse con el medio social, es el que efectúa la vida de relación al ponerse en contacto con los mundos creados igualmente por cada uno de sus semejantes. En el esquizofrénico, cuyo psiquismo se halla globalmente afectado, se producen desde el comienzo graves trastornos de la sensopercepción, referidos en un primer momento a su mundo interno. De allí la sensación de cambio, de transformación, y la extrañeza consiguiente. Es indudable que todo ello debe originarse en trastornos y modificaciones profundas y oscuras de la cenestesia general. Estos cambios del mundo interior rompen el equilibrio con el mundo externo y, como consecuencia, el individuo queda desambientado. Esa extraña situación creada en su mundo interior, determina que el enfermo refiera y proyecte ese cambio al mundo exterior, que desde ese momento aparece ante sus sentidos modificado, extraño, diferente y con ello sobreviene la desadaptación completa. Roto el equilibrio entre el enfermo y el mundo, queda absorto en sus reflexiones, en autismo e introversión, verdadero mecanismo de autodefensa ante la nueva situación creada y, posiblemente, un medio de hallar otra situación de equilibrio, que le permita salir del abismo en que se ha desbarrancado su personalidad. De esta manera, el enfermo va creando poco a poco un mundo nuevo, totalmente diferente del anterior, propio de las personas normales. En ese mundo esquizofrénico experimenta sus cambios intelectuales, afectivos y volitivos; aparecen nuevos valores morales que condicionan las modificaciones y trastornos de conducta que mantendrán en adelante. La nueva situación, con el nuevo panorama que determina los cambios en el pensamiento, en los sentimientos y en los actos, que difieren fundamentalmente de los que se observan en los sujetos normales, provoca la incomprensión entre éstos y el enfermo. Acontece que viven en mundos diferentes; unos, dentro del marco que establecen las normas de la convivencia social; los otros, aislados de la sociedad, en autismo por desadaptación al medio. Entre otros signos que revelan la ruptura del equilibrio y disminución del vigor psíquico se observan: 1) Fácil fatigabilidad y marcada pereza en las elaboraciones intelectuales, las que llegan a hacerse penosas para el enfermo. 2) Cambios en el humor: personas alegres y optimistas se tornan tristes, retraídas y pesimistas. 3) Hipoafectividad: con indiferencia por amigos y personas de la familia. 4) Hipobulia: abandono de las tareas, desgano; con frecuencia permanecen en cama con una profunda indolencia, sin experimentar deseos de salir de esa situación. En algunas oportunidades se hacen irritables, agresivos, con fáciles reacciones impulsivas. PERÍODO DE ESTADO: Hay período de estado una vez instalado definitivamente el cuadro esquizofrénico. En este período haremos el estudio clínico completo, reparando en las alteraciones que se exteriorizan en cada una de las funciones psíquicas. 1º) Inspección: La inspección prolija permite recoger importantes informaciones que revelan el estado de la mente en estudio. 1) Por lo general se trata de personas jóvenes. Es notorio el descuido de su indumentaria, la mayor parte de las veces en desorden, sucia, acentuadamente desprolija, lo que denota una total despreocupación en lo que se refiere al cuidado personal y al aspecto exterior. Así se pone de manifiesto el desinterés del enfermo por cuanto le rodea en el ambiente, del que se encuentra ausente y desconectado. 2) En cuanto al aspecto psíquico, la profunda indiferencia complementa el cuadro de desorden y despreocupación. Ésta se manifiesta en la expresión del rostro, que refleja la falta de interés por cuanto acontece más allá del ámbito personal fuera de cuyos límites choca con la realidad ambiental. Si bien la indiferencia es de observación constante en todos los esquizofrénicos, es mucho más notoria en las formas clínicas simple y catatónica, siendo más disimulada en la forma hebefrénica. Aquí aparece enmascarada por el cuadro de excitación pero un examen prolijo muestra que detrás de esta máscara maníaca, no existe tal viveza ni repercusión afectiva; todo lo que se expresa está vacío de intención. 2º) Atención: Desde el comienzo de la esquizofrenia la atención se perturba, señalando la disminución del vigor y escisión de la psique. Sin embargo, a pesar de que todo induce a pensar en el déficit de la función, la observación metódica y repetida de estos enfermos permite apreciar que la atención no se encuentra tan seriamente dañada como lo parece tras un examen superficial y aislado, y siempre que la enfermedad no sea de larga data. Esto se comprueba cuando se enfoca el problema desde un doble punto de vista. a) Considerada la atención con referencias al mundo externo aparece, a prima facie, evidentemente debilitada. El enfermo en autismo, desinteresándose de todo lo que le rodea, vive en el nuevo mundo que le ha creado el estado actual de la psique, fundamentalmente diferente del mundo de las personas normales. La forma voluntaria de la atención es la que presenta mayor alteración. El grado de desatención es muy variable de un enfermo a otro y aún en un mismo enfermo, según los momentos y las circunstancias. Como no presta atención porque no le interesa el mundo exterior un estímulo enérgico puede sacarlo de su autismo e introversión, permitiendo una buena concentración sobre el interrogatorio, que puede hacerse normalmente y con contestaciones adecuadas. Asimismo ocurre, a veces, que algunos enfermos nos sorprenden haciendo espontáneamente alusión a expresiones vertidas durante nuestra conversación con lo que revelan haber prestado una atención que no aparentaban. Estos hechos revelan que la función no está tan debilitada como generalmente se cree. b) Considerando la atención desde el punto de vista del mundo del enfermo, debemos ajustamos a las conclusiones que nos permiten los hechos de observación más frecuente. La atención está, a veces, muy activa; esta conclusión se fundamenta en el hecho de que, en los primeros tiempos de la enfermedad, la atención es requerida por los trastornos cenestésicos que originan el sentimiento de despersonalización. Por lo tanto, debido a la sensación de cambio y extrañeza esta función se encuentra introvertida, pero particularmente intensa y activa, aplicada a la investigación de los detalles y el análisis de las causas de su estado procurando dilucidar lo que acontece en su persona. En esa forma el enfermo se desconecta del mundo real, sumiéndose en las reflexiones y el autismo que apartan su atención del ambiente. Sin embargo, y a pesar de haber llegado a esta conclusión, no podemos dejar de consignar que con la evolución implacable de la enfermedad sobreviene la debilitación de la psique, que convierte a la hipoprosexia en un signo real, indiscutible y bien notorio, cualquiera sea el punto de vista que se tenga en cuenta. Por otra parte, pensamos que no cabe discutir cuál de las dos formas de atención es la más dañada por la esquizofrenia. Considerando que esta actividad se muestra bajo dos aspectos en el acto de atender, por efecto de la debilitación estará igualmente afectada en sus dos formas, es decir, globalmente. Luego el déficit, mayor o menor, de una u otra forma de atención es relativo, y varía según los momentos y las circunstancias en que sean consideradas. Así por ejemplo, cuando el sujeto está introvertido la atención voluntaria está al servicio de lo que acontece en la intimidad de su mundo siendo la forma espontánea la que se muestra más activa en lo exterior. Cuando se logra que el enfermo abandone su posición autista, la atención voluntaria surge de esa aparente inercia y se vuelve hacia el mundo exterior. También llegamos a la conclusión de que la hipoafactividad y la hipobulia son igualmente responsables de la disminución de la atención, y que, de acuerdo con los hechos de observación, debemos asignar mayor responsabilidad a la hipoafectividad. Es sabido que la función atentiva es más fácilmente requerida por aquello que interesa, luego, corresponde a la afectividad un papel preponderante en la movilización de la misma. Vale decir que, normalmente, la voluntad se halla supeditada a la afectividad respondiendo al imperio de las tendencias, inclinaciones, deseos e inquietudes de las personalidades. 3º) Sensopercepción: La sensopercepción, en los esquizofrénicos, constituye una de las funciones más intrincadas y difíciles de considerar. Desde el momento que atender es percibir, son lógicas las deficiencias del acto perceptivo desde el punto de vista cuantitativo. Estas deficiencias se deben a los pronunciados altibajos de la atención; de manera que, de acuerdo con lo que la atención provea, serán las insuficiencias cuantitativas de la percepción. En términos generales, existe un real empobrecimiento de la función perceptiva con referencia al mundo exterior, desde el momento que la atención es insistentemente atraída por los poderosos estímulos determinados por las vivencias creadas en el mundo autista de estos enfermos. En esas condiciones, la falta de interés por el medio exterior determina que el sujeto no capte, o lo haga en forma incompleta. Sin embargo cuando, insistiendo, se logra atraer la atención del paciente se comprueba que la percepción puede ser correcta y sin insuficiencias cuantitativas. La excesiva atención introvertida dispensada al mundo autista es la causante de la desorientación en el tiempo, tan a menudo observada en estos enfermos. Además agregaremos que son tan numerosas las manifestaciones clínicas que se observan en una misma función, que no resulta extraño que un esquizofrénico, a pesar de su pobreza perceptiva exterior, nos sorprenda revelando que ha captado hechos y situaciones en forma insospechada. Mucho más serias e importantes son las perturbaciones que se aprecian al contemplar el aspecto cualitativo de la percepción. Estas alteraciones son de tal magnitud que traducen la gravedad del daño sufrido por la psique en esta enfermedad. En efecto, todo hace pensar que reina una gran confusión en la conciencia de los esquizofrénicos, cuya psique ha perdido la armonía de su funcionalismo. Roto el equilibrio funcional, requisito indispensable de una mente normal, muestra un verdadero desencaje y desarmonía de las funciones. Las manifestaciones más importantes de ese desequilibrio son: 1) La gran dificultad, que existe a veces, para deslindar lo que pertenece a una percepción actual y real, de lo que corresponde a una representación mnemónica que, corno fenómeno perceptivo, no tiene más actualidad que }a que le confiere el mecanismo del reconocimiento. 2) Otras veces, se confunde en un límite dudoso y difícil de destacar con claridad, lo que corresponde a un elemento de percepción real con lo que pertenece a una manifestación del pensamiento. 3) En concordancia con lo anterior, resulta asimismo confusa y difícil la diferenciación entre las alucinaciones verdaderas y las pseudoalucinaciones, que se refieren a los aparatos sensoriales, con los que sólo secundariamente entran en relación. 4) Estas alteraciones provocan, en el aspecto cualitativo del campo perceptivo, una actividad inusitada; actividad que tiene como punto de partida las numerosas y extrañas vivencias motivadas por estas perturbaciones psíquicas. Establecemos dos grupos fundamentales de alteraciones perceptivas cualitativas. En el primero colocamos a las alteraciones que corresponden exactamente a manifestaciones acusadas a nivel del sensorio: ilusiones y alucinaciones. En el segundo colocamos aquellas otras manifestaciones patológicas que, si bien se hacen conscientes en el campo sensorial, tienen su origen real en otros campos psíquicos y a las que se reserva la denominación general de pseudopércepciones. Ilusiones: Los trastornos de carácter ilusorio son relativamente frecuentes en los esquizofrénicos. Se explican por la superficialidad de la atención, que dificulta la claridad y nitidez de las imágenes captadas, las que a menudo pueden registrarse deformadas. Agrégase a esto, la gravedad del trastorno psíquico. Las ilusiones pueden producirse en cualquiera de los aparatos sensoriales, siendo raras las auditivas. Las de mayor frecuencia son las visuales que, por otra parte, parecen ser elaboradas o por lo menos influenciadas por los trastornos del pensamiento, a través de oscuros estados emocionales provocados por vivencias absurdas. Estos mecanismos deforman la captación visual del mundo externo; los objetos más comunes son registrados con gran desfiguración, con formas caprichosas y absurdas; las caras de las personas son modificadas en sus rasgos fisonómicos y registradas con perfiles nuevos, a menudo toscos y grotescos, como lo atestiguan los dibujos realizados por estos enfermos. Los movimientos de las cosas y los seres del mundo exterior son captados con modificaciones y modalidades extrañas a su aspecto y ritmo normales. También se registran, con cierta frecuencia, ilusiones del gusto y del olfato. No es raro oír decir a los esquizofrénicos que los alimentos tienen gusto desagradable, que sus sabores han sido cambiados, que provocan determinadas molestias en la lengua o en la boca. A veces creen percibir olores desagradables y extraños en los alimentos y en el aire que respiran, al que suponen viciado por distintas sustancias. Alucinaciones: Por regla general, las alucinaciones son de observación, más frecuente que las ilusiones. Las alucinaciones más comunes en los esquizofrénicos son las auditivas; de pobre diferenciación la mayor parte de las veces, se manifiestan bajo la forma de ruidos, silbidos, golpes, murmullos, etc. En algunos enfermos son más diferenciadas; perciben voces generalmente desagradables, improperios e insultos de toda clase. Las alucinaciones visuales son muy raras, casi excepcionales en la esquizofrenia. Las alucinaciones que predominan son las que pertenecen a la cenestesia general. En este campo sensorial hallamos las alteraciones más profundas de la percepción. Los enfermos experimentan molestias que localizan a nivel de los diversos órganos y aparatos de la economía; alucinaciones absurdas, grotescas y extravagantes como cuando manifiestan que "'tienen el estómago retorcido"; "que los pulmones están destrozados"; "que- el hígado está parasitado por un animal que lo muerde"; "que los intestinos están anudados"; "que su cuerpo es ocupado simultáneamente por otros seres". Así se multiplican hasta el infinito las manifestaciones cenestésicas alucinatorias. También son numerosas las referencias alucinatorias con respecto a la sensibilidad general. Éstas, lo mismo que las cenestésicas, son extrañas y extravagantes. La mayor parte se relacionan con los órganos genitales. Algunos enfermos experimentan la sensación de que son violados; otros de que son objeto de diversas maniobras a nivel de los genitales, que se les masturba, que se les retuerce o estira el pene, etc. Casi todas las alucinaciones de la sensibilidad general son de naturaleza desagradable; quemaduras, pinchazos, choques eléctricos y martirios de mil formas diferentes. Finalmente, señalamos la existencia de alucinaciones cinéticas o kinestésicas, también llamadas: motoras. Los enfermos así alucinados se sienten transportados en el aire; sienten que se les mueve un brazo o una pierna; que se les hace mover la cama o la silla en que reposan, etc. Pseudopercepciones: Las pseudopercepciones han sido llamadas por Bumke: equivocaciones sensoriales. Ya hemos dicho que todas esas equivocaciones sensoriales corresponden a vivencias que impresionan al sensorio de una manera secundaria, teniendo su origen real en los trastornos del pensamiento. Esto explica por qué, en muchas ocasiones, es por demás difícil, aun para el mismo enfermo, dilucidar si la perturbación radica en la percepción o en el pensamiento. En el primer caso, la manifestación sensorial sería primitiva; en el segundo, en cambio, sería tardíamente referida a lo sensorial. Estos trastornos revelan la grave situación en que se encuentra la psique del enfermo; salida de su cauce corriente, como desencajada o dislocada, ha perdido el mecanismo normal que mantenía la unidad de su funcionalismo, regido por la función judicativa. Al perder el juicio su jerarquía de función rectora de la psique, ésta queda como liberada de sus lazos de contención. En esas condiciones pareciera que las restantes funciones adquiriesen determinada autonomía, rigiéndose automáticamente en su actividad. Disuelta la armonía de conjunto, se crea un umbral incierto para la conciencia, en la que las vivencias provocan extrañeza, incertidumbre y confusión respecto a su verdadero origen. Por otra parte sabemos que, en condiciones normales, la psique constituye una totalidad indivisible en su funcionamiento, lo que equivale a decir que cada función colabora para la eficacia y buena marcha de las elaboraciones psíquicas en las que todas participan, pero sólo el juicio discrimina aportando a la conciencia una conclusión. Sin embargo todas ellas, por separado, impresionan a la conciencia, que de este modo es informada de la marcha de cada una y del acontecer psíquico del individuo. Ahora bien: es precisamente la sensopercepción la encargada de dicha información, dependiendo la conciencia directamente de ella. Así adquiere conocimiento de lo que ocurre en el mundo exterior y en el mundo interior, y así conoce también las elaboraciones psíquicas, todo ello dentro de un marco de armonía perfecta que facilita el severo examen judicativo. El juicio pierde, en la esquizofrenia, su posición jerárquica; luego, aunque la conciencia continúe recibiendo informaciones, éstas carecen de nitidez, son indiscriminadas o de discriminación insuficiente, ya que lo percibido no es severamente criticado por un juicio que se halla en déficit. Esto acarrea la confusión y la duda, que se hace tanto más notoria, cuanto más avanzada esté la enfermedad. Con otras palabras podemos decir que la función perceptiva continúa, pero por momentos resulta incierta, confusa, no pudiéndose dilucidar, con frecuencia, si lo percibido procede desde el exterior o desde el interior, o si es producto del pensamiento y de las elaboraciones mentales del enfermo. Asimismo, suele ocurrir, en casos más graves, que se confundan las percepciones que pertenecen a diferentes aparatos sensoriales. Por eso, el enfermo no sabe exactamente si una cosa o un hecho lo ha oído, visto o tocado. En los comienzos de la enfermedad el paciente tiene noción de las anormalidades que le están sucediendo, lo que le ocasiona gran perplejidad por lo extraño e inusitado de sus nuevas vivencias. Esas nuevas vivencias son las que denominamos pseudopercepciones. Nosotros creemos más apropiada la denominación creada por Bumke: equivocaciones sensoriales. Efectivamente, no se trata en realidad de una pseudopercepción desde el momento que la percepción existe, lo que ocurre es que lo percibido no es correctamente comprendido e identificado, cayendo en un error o equivocación sensorial. Esta equivocación sensorial dificulta la diferenciación entre una alucinación verdadera y una pseudoalucinación; la primera con manifestación sensorial inicial, la segunda, iniciándose en la órbita del pensamiento, sólo en forma tardía es acusada como manifestación sensorial. Este error de diferenciación constituye una nueva forma de equivocación sensorial. a) Sonorización del pensamiento: que también se conoce con el nombre de "eco del pensamiento"; al enfermo le parece oír sus propios pensamientos, como si antes de ser emitidos fueran pronunciados dentro de su cabeza. Este trastorno no aparece desde el comienzo con esta manifestación. Primeramente la perturbación del pensamiento despierta vivencias extrañas, que sumen al enfermo en la perplejidad por falta de explicación del fenómeno. Posteriormente se produce el mecanismo compensador mediante el cual busca la explicación que necesita, la que recién obtiene cuando refiere el trastorno al aparato sensorial del oído. Tiene mucha semejanza con la alucinación auditiva, y es interpretada como tal por el enfermo pero, en verdad, está lejos de serlo desde que los mecanismos son diferentes. También podemos considerar como un fenómeno de eco de pensamiento las voces que oye como crítica de sus propios actos. Del mismo modo que en el caso anterior con respecto al pensamiento, el sujeto oye la observación y crítica de sus actos antes de su ejecución. Además percibe voces que, en forma imperativa, le ordenan la realización de determinadas acciones. b) Robo del pensamiento: es otro caso de equivocación sensorial. Se tiene la sensación de que su pensamiento le es sustraído al experimentar la sensación de vacío psíquico, como si se disipara bruscamente todo el contenido del pensamiento. En este caso el sujeto busca el mecanismo compensador atribuyendo la perturbación a influencias venidas desde el exterior, como si otras personas deseando saber lo que piensan se apropiaran de sus ideas. c) Algunos experimentan la vivencia extraña de sentir que alguien, desde el exterior, influye sobre ellos dirigiéndolos en todos sus actos y pensamientos; sienten que su voluntad totalmente impedida para oponerse se halla supeditada a una voluntad ajena. d) Alucinaciones extracampinas: así denominadas porque escapan totalmente al campo sensorial, insinuándose netamente como un trastorno del pensamiento. Así por ejemplo: algunos enfermos afirman ver objetos o personas que se encuentran situados detrás de ellos; este hecho que escapa al campo sensorial de la vista puede ser interpretado únicamente como una alteración del pensamiento. Las alucinaciones extracampinas se manifiestan, además, por otros tipos de percepciones extrañas y absurdas que no se conectan con ningún aparato sensorial. e) Alucinaciones psíquicas: también deben incluirse entre las equivocaciones sensoriales. Se producen en el espacio intrapsíquico y, en realidad, nada tienen de semejanza con una alucinación, ya que en ningún momento se objetivizan mediante la exteriorización que las relaciones con alguno de los aparatos sensoriales. Se trata verdaderamente de intensas representaciones psíquicas; percepciones dentro del propio cerebro, como palabras o pensamientos que imparten órdenes y dirigen al enfermo. Las observaciones que acabamos de consignar y la experiencia adquirida por el contacto diario con estos enfermos nos permiten afirmar que, en los casos de equivocaciones señoriales, la referencia sensorial se refleja, la mayor parte de las veces, sobre el aparato auditivo. Se hace necesario, pues, en muchas ocasiones, un prolijo examen semiológico que permita la diferenciación entre las verdaderas alucinaciones auditivas y las equivocaciones sensoriales auditivas. f) Percepciones delirantes: deliberadamente reservamos para el final la consideración de estos trastornos de observación muy frecuentes en los esquizofrénicos. Una percepción es delirante cuando a la percepción real se le da una significación completamente diferente a la que en verdad tiene, sin que exista ninguna razón para ello. Con otras palabras el enfermo, sin causa que lo justifique, realiza falsas interpretaciones de lo que percibe, relacionándolas con su persona. Estas percepciones delirantes esquizofrénicas constituyen un trastorno primitivo, muy diferente de aquellas otras que aparecen a continuación de estados de ánimo especiales que justifican su existencia. En estos enfermos la percepción delirante es siempre incomprensible, por otra parte, irreducible e invariable, lo que está indicando un trastorno grave que altera la estructuración íntima de la personalidad. Para aclarar el concepto diremos que, sobre una percepción real se superpone el trastorno del pensamiento que la convierte en una equivocación sensorial. Estas percepciones delirantes, como fenómeno primitivo, no deben confundirse con otras percepciones delirantes que también observamos en ellos, que son secundarias y, por lo tanto, no son equivocaciones sensoriales. Las percepciones secundarias son la respuesta explicable y comprensible a la reacción del enfermo ante trastornos tales como el eco y el robo del pensamiento, que interpreta como un ataque al yo por influencias extrañas venidas del exterior. Las concepciones delirantes que se originan como consecuencia dan margen a los "delirios de influencia", tan frecuentes en los esquizofrénicos. 4°) Conciencia y personalidad: Si consideramos a la conciencia como una central informativa mediante la cual el yo puede adquirir conocimiento de cuanto ocurre en el mundo externo o interno, y di: todo lo imaginado y elaborado in situ, llegamos a la conclusión de que es la sensopercepción la encargada de recoger toda esa información. Por lo tanto, toda perturbación psíquica que repercuta sobre el mecanismo sensoperceptivo acarrea trastornos en la conciencia, tanto más severos cuanto más grave sea el ataque a la psique. Recordamos que la esquizofrenia no afecta por igual a todas las funciones psíquicas, algunas de la cuales, tal vez, quedan indemnes, sobre todo al comienzo de la enfermedad. La generalidad de las veces es respetada la parte sensorial de la función sensoperceptiva, permitiendo una captación correcta del mundo externo. El defecto que puede observarse deriva de la falta de interés del enfermo, para el que no tiene ningún atractivo lo que acontece fuera de su mundo. Si nos es permitida una comparación diremos que los fenómenos del mundo exterior transcurren ante el sensorio del esquizofrénico en forma inadvertida, así como a menudo pasan inadvertidos para sujetos normales los fenómenos de la bóveda celeste, pues escapan a su verdadero mundo que es la superficie de la tierra. Así como en cualquier momento, involuntariamente, pueden dirigir la vista al cielo y, por el sensorio, captar circunstancialmente lo que allí sucede, de la misma manera el esquizofrénico, involuntariamente, ya que en ello no va su interés, puede dirigirse al mundo externo captando aisladamente hechos y objetos que fija su memoria indemne. Esto permite, secundariamente, una evocación fiel de lo que creíamos que había pasado inadvertido. Por sus lagunas perceptivas se han comparado los estados de conciencia de los esquizofrénicos con los estados crepusculares que muestra la conciencia de los confusos y de los epilépticos. Pero en los primeros la causa de estos estados es la falta de interés, que a la vez que denota la gran pobreza afectiva anula los deseos, tendencias e impulsos naturales de la personalidad. Esa falta de interés recae, asimismo, sobre la voluntad sumiéndolos en la abulia. Como la conciencia mantiene su lucidez, la memoria fija las captaciones sensoriales que eventualmente puedan realizarse en cualquier momento del curso de la enfermedad. Prueba de ello es que el enfermo mantiene su orientación normal, auto y alopsíquicamente; tan sólo puede faltar una perfecta orientación en el tiempo, siempre a causa del desinterés por el ambiente. Por otra parte, la diferencia fundamental que existe entre las alteraciones de la conciencia en los esquizofrénicos y en otros enfermos es que, en los primeros, el trastorno se produce a partir de una perturbación profunda de la personalidad, mientras que en los otros casos el trastorno inicial tiene lugar a nivel de los aparatos sensoriales, que se encuentran total o parcialmente incapacitados para captar. Veremos ahora en qué consisten las principales perturbaciones de la personalidad en los esquizofrénicos. Repetidamente hemos manifestado que el trastorno inicial y fundamental es la ruptura de la unidad y del equilibrio psíquico, con extinción de la armonía funcional. La irrupción brusca del proceso esquizofrénico establece de inmediato una profunda separación entre el mundo exterior y el mundo interno del paciente. El origen de tal separación reside en las alteraciones cenestésicas que atraen la atención del enfermo, con lo que la percepción se inclina hacia todas las vivencias extrañas y desagradables que genera el estado cenestopático. De ese modo el sujeto se intranquiliza, se alarma y se angustia, lo que contribuye a que se aleje cada vez más del mundo exterior solicitado por su mundo interno, que le resulta raro y cambiado. El enfermo trata de adaptarse poco a poco a la nueva situación yendo paulatinamente a la introversión y al autismo. Así se opera la transformación de la personalidad, agravándose la situación con el transcurso del tiempo porque la extrañeza que le produce su mundo lo aleja cada vez más del ambiente, a medida que obran los mecanismos de adaptación a su nuevo mundo autista. Los cambios se producen de un modo integral para la psique, pero se hacen bien manifiestos en el terreno afectivo. Se observa una gran modificación de los sentimientos con pérdida paulatina de los valores éticos y se reducen las iniciativas por merma de los deseos e impulsos de la personalidad. Al mismo tiempo incide una marcada hipobulia que priva al enfermo de toda actividad espontánea, convirtiéndolo en un autómata, con lo cual termina por desdibujarse su personalidad. Estos cambios que el proceso imprime a la personalidad deben ser considerados también bajo su faz evolutiva, de acuerdo con las remisiones y recrudecimientos que se producen en la marcha de la enfermedad. Vale decir que no se trata de una situación estable sino constantemente cambiante, en el transcurrir de esa marcha implacable hacia la destrucción total de la personalidad que es la demencia esquizofrénica. Al respecto recordamos que muchos autores no aceptan la denominación de demencia esquizofrénica, desde el momento que, aún en estados muy avanzados de la evolución, sorprende la integridad de algunas funciones, especialmente la memoria. Por eso razón, justificadamente, aceptan y adoptan el criterio de Berze que creó la denominación: defecto esquizofrénico. Haciendo un resumen de las perturbaciones que sufre la personalidad figuran: 1) La despersonalización, originada en las perturbaciones cenestésicas, con sentimiento de cambio y extrañeza. 2) La transformación de la personalidad, que complementa a la despersonalización. Como expresiones del mismo trastorno debemos considerar otras vivencias absurdas tales como: la creación de una nueva personalidad cuando el enfermo experimenta la sensación de que su cuerpo está cohabitado por otros seres. La apersonificación que es la vivencia de la percepción de dolores físicos y morales de otras personas. El transitivismo o sensación de tránsito del propio yo al cuerpo de otra persona o animal. 3) La pérdida de la personalidad, en los períodos" avanzados cuando, dislocado ya todo el funcionalismo psíquico, se produce el total derrumbe de la personalidad con el avance de la demencia o defecto esquizofrénico. 5º) Ideación: el capital ideativo queda detenido al iniciarse la enfermedad desde el momento que decrece el interés del enfermo por lo ambiental y a la par que aumenta la incertidumbre e intranquilidad que los trastornos subjetivos le acarrean. Pero, si bien no se hace nuevo acopio de conocimientos el capital tampoco sufre mermas al comienzo. Prueba de ello es que, cuando después de un primer brote de la afección logramos, merced al tratamiento, reintegrar al individuo a la sociedad éste se desempeña en su vida psíquica sin acusar desmedro en su bagaje ideativo. Más aún, recuperado de su primer episodio tiene, algunas veces, un desempeño psíquico tan correcto que es posible que se dedique al estudio, con lo que efectúa nuevos ingresos ideativos a su acervo personal. Sin embargo esto último no es lo corriente; muy a menudo la recuperación de estos enfermos no es tan buena y completa; siempre quedan algunos pequeños defectos, sobre todo en el terreno activo-afectivo, que engendran el desinterés y la abulia, que impiden nuevos ingresos por lo que el capital ideativo queda estacionario. Poco a poco, si el enfermo no se recupera o si los brotes se repiten, se produce el inevitable disloque de la psique que se resiente en su vigor y, con ello, se va desvalorizando el capital ideativo. Éste es un hecho real, objetivo; pero aclaramos al respecto que nosotros pensamos que el material ideativo en realidad no sufre merma hasta muy próximo al período terminal. Entre tanto la memoria mantiene su integridad; gracias a esto nos es dado observar que enfermos en estadios avanzados del proceso pueden, en un determinado momento, valerse de materiales cognoscitivos de elevada jerarquía. Refirmamos por lo tanto que, si bien estos casos son esporádicos, no dejan de probarnos la existencia, la conservación y la evocación de ese capital. Pero reconocemos que lo corriente es que, en sus elaboraciones psíquicas, los esquizofrénicos nos muestren una aparente desvalorización del capital ideativo, patentizada por el empleo de buena cantidad de ideas mágicas de escasa jerarquía que llevan a lo absurdo y a lo ilógico. Estas ideas se explican porque en presencia de las numerosas y extrañas vivencias que lo acosan, lo intranquilizan y lo angustian y al no hallar una razón que le satisfaga en el terreno de la lógica, recurre al material mágico que de inmediato le proporciona gran riqueza de medios para arribar a una conclusión satisfactoria y tranquilizadora. Por lo tanto, según nuestro modo de ver, la esquizofrenia no empobrece cuantitativamente el capital ideativo durante el período de estado, pero sí desciende el nivel de las elaboraciones psíquicas conduciendo necesariamente al empleo de un material cualitativamente inferior. En conclusión, en el período de estado no se introduce la cantidad de las ideas, sino que desciende la calidad de las que se utilizan en la elaboración del pensamiento. Desde el punto de vista cualitativo también debemos considerar la presencia de ideas delirantes, de gran constancia en los esquizofrénicos. Las más frecuentes son las de tipo persecutorio pero también las místicas, eróticas, megalómanas e hipocondríacas. De acuerdo con las características del proceso las ideas delirantes nunca están provistas de una carga afectiva intensa, de lo que resulta que su vigor es escaso y su existencia precaria. Se apagan a través del tiempo hasta desaparecer con el avance de la enfermedad. Es por eso que no se mantienen mucho tiempo en el primer plano, de tal manera que las vemos alternarse unas con otras para prevalecer en la mente. Dicha alternación es irregular y caprichosa, cualidad que se convierte en una clara expresión del proceso esquizofrénico. Otra prueba del pobre vigor de las ideas delirantes es que las que han pasado y abandonado el plano de la conciencia son al poco tiempo negadas por el enfermo, que muy a menudo las olvida completamente. 6º) Asociación de ideas: juicio: pensamiento: estudiar los trastornos de la asociación de las ideas en la esquizofrenia significa abarcar las perturbaciones del pensamiento y abordar uno de los problemas más importantes de la investigación semiológica de esta afección, problema que ocupa la atención en primer plano. Ante todo dejamos establecido que la falla fundamental radica en la debilitación, la que conduce hasta la falta absoluta de la idea directriz en los grados extremos. La idea directriz es la encargada de dar curso al pensamiento al que marca rumbos en su marcha hacia su finalidad; ella constituye, en realidad, el tema que el pensamiento debe desarrollar. En condiciones normales la idea directriz mantiene su jerarquía de tal gracias a la carga afectiva, que no es otra cosa que el interés puesto en juego a favor del tema o finalidad del pensamiento. Ahora bien; sabemos que, en la esquizofrenia, se encuentra seriamente afectada la parte activoafectiva de la personalidad. Ésa es la causa del desinterés que el enfermo muestra por todo y, en consecuencia, la idea directriz se debilita y pierde su condición jerárquica en la conducción del pensamiento. A medida que la idea directriz se desvaloriza se va nivelando con el resto de las constelaciones de ideas asociativas. En consecuencia el pensamiento no continúa su curso en línea recta hasta el final sino que es interrumpido en forma sigzagueante, debido a que cualquiera de las constelaciones ideatorias puede, de una manera arbitraria, asumir el papel de directriz; de allí lo extraño, absurdo e incongruente del pensamiento de estos enfermos que puede ser canalizado en diversos sentidos, caprichosamente, según sea la constelación asociativa que asuma la conducción en un momento determinado. Por lo tanto el pensamiento no progresa hacia una finalidad, queda trunco, inconcluso; en otros términos, es un pensamiento que se diluye, se disgrega antes de su finalización. A menudo observamos que estando el pensamiento en plena marcha, con un curso determinado y con un plan bien definido, repentina y bruscamente se intercala un contenido ideatorio que, aun cuando sea coherente en su esencia, no corresponde al curso y contenido del pensamiento en elaboración. De esa manera es cambiada su finalidad, por la derivación que impone el contenido anómalo que lo disgrega y lo deja inconcluso. La presencia de una idea directriz vigorosa, que mantenga el interés y el curso del pensamiento, significa la existencia de una psique activa cuya voluntad, puesta al servicio de la idea, se aplique a la búsqueda de las constelaciones ideativas que al asociarse mantengan la lógica formal del pensamiento. Pero, una vez perdido el interés la voluntad flaquea, no realiza ya una prolija y perfecta elección do los contenidos de ideas desapareciendo la formalidad lógica del pensar. En la fase inicial del trastorno el sujeto tiene lucidez y es consciente de lo que ocurre; se percata de que su pensamiento se dispersa y de que no arriba a ninguna conclusión. En el comienzo del período de estado la disgregación no es un trastorno permanente. Hay momentos en que desaparece y es difícil descubrirla; suele hacerse más aparente en los períodos de excitación. Por otra parte en algunos casos el trastorno no se produce, o sólo lo hace en épocas muy avanzadas de la enfermedad. Llegamos pues a la conclusión de que en los comienzos de la enfermedad no existe la incoherencia asociativa. En efecto, todo el mecanismo primero del acto de razonar se mantiene intacto, las asociaciones son coherentes por cuanto no se afectan las leyes normales de la asociación lógica. Lo que existe es la disgregación, trastorno que, debido a la debilitación de la idea directriz, radica en los mecanismos más elevados de la elaboración del pensamiento. Insistimos en que pensamiento disgregado no significa incoherente cuando el trastorno es inicial. En realidad se trata de una falla del juicio, incapaz de realizar la selección necesaria y adecuada de los contenidos ideatorios que corresponden. Éstos son deficientemente comparados y valorados, denotando una verdadera laxitud y falta de vigor para la continuidad lógica del razonamiento. Pero, a medida que avanza la enfermedad se agrava la disgregación del pensamiento. Ya no se trata de una dispersión final con la inconclusión correspondiente, sino que se produce la caída de otros mecanismos asociativos. En esas condiciones los juicios se tornan cada vez más deficientes; la finalidad del pensamiento se hace cada vez más difícil de alcanzar y de comprender; los juicios quedan truncos, fragmentados, sin terminación. Esos fragmentos de juicios al asociarse entre sí de la manera más arbitraria, al ligarse a constelaciones extrañas, fuera del tema, más el agregado del pobre material ideativo utilizado debido al resurgimiento de las ideas mágicas, determinan que el encadenamiento de los juicios se haga sin ninguna vinculación lógica. En períodos más avanzados aún, cuando ya no quedan ni rastros de idea directriz, el trastorno alcanza su más alto grado hasta comprometer los elementos primarios del mecanismo que ya no responde a las leyes lógicas de la asociación. Por otra parte se efectúan asociaciones totalmente absurdas, simplemente por consonancia. En tales condiciones se llega a la más completa incoherencia asociativa que ya había comenzado a insinuarse por efecto de la debilitación de la idea directriz. En los grados extremos la incoherencia es tal que se llega a la ensalada de palabras o jergafasia. Esto constituye la disociación asociativa de Bleuler, o lo que Kraepelin llamó: orquesta sin director. De acuerdo con el plan seguido al presentar este problema llegamos a la conclusión de que la incoherencia asociativa es siempre, en la esquizofrenia, un fenómeno secundario a la disgregación, que es la perturbación que inicia la marcha en la decadencia del pensamiento. Bleuler considera la disgregación del pensamiento como el trastorno capital de la esquizofrenia. Otros autores, entre ellos Kraepelin, sin desestimar su valor en el proceso esquizofrénico, lo supeditan al trastorno de la afectividad, responsabilizando a la hipoafectividad y al desinterés como causantes del daño. Finalmente otros sostienen que el predominio corresponde a la voluntad, señalando a la hipobulia como causa del aflojamiento de la cohesión necesaria para la conducción del pensamiento. En resumen concluimos que lo único efectivo e incontrovertible es que la enfermedad, al provocar la dislocación del funcionalismo, hiere de muerte a la psique desmoronándose la personalidad. Interceptación del pensamiento: Este trastorno o perturbación es conocido también con los nombres de barraje o de clausura. De observación frecuente en el pensamiento esquizofrénico es un signo de gran valor; sin poderlo considerar como específico o patognomónico de la enfermedad su presencia contribuye en mucho para la confirmación del diagnóstico. La interceptación o, barraje consiste en la interrupción brusca del curso del pensamiento; la actividad psíquica queda en suspenso un tiempo variable, luego el enfermo reinicia sus elaboraciones pero, la generalidad de las veces, sin que haya continuidad con el curso anterior. En muy pocas oportunidades, después del suspenso, hay continuidad en los términos del pensamiento. La interceptación del pensamiento es de apreciación objetiva y subjetiva. La observación objetiva se efectúa cuando el enfermo, sin ninguna causa aparente, interrumpe bruscamente su conversación reiniciándola luego con un tema diferente. A esta primera manifestación del fenómeno se agrega la expresión de desagrado, de perplejidad y de extrañeza estampada en la cara del paciente sorprendido por este hecho insólito. La apreciación subjetiva que realiza el enfermo revela la vivencia desagradable de incertidumbre, temor y angustia; se siente acorralado, dirigido en su pensamiento del cual ya no es dueño y con la sensación de que su yo está expuesto a serias amenazas. Al creerse dirigido desde el exterior y al buscar la explicación de lo que le sucede cae en las interpretaciones delirantes. Es por eso que la interceptación del pensamiento se puede convertir en propulsora del delirio de influencia. Se han insinuado diversas hipótesis con respecto al origen de este trastorno, pero ninguna de ellas satisface. Lógico es pensar que la perturbación tiene su origen en los graves trastornos que hieren la integridad de la personalidad, caprichosamente escindida por la enfermedad. Prueba de ello es que el fenómeno de la interceptación no es exclusivo del pensamiento, sino que lo vemos manifestarse en la esfera activa afectando los actos del sujeto. Esto tiene su expresión más fiel en lo que conocemos bajo la denominación de interceptación cinética. Rigidez del pensamiento: Esta designación pertenece a Bleuler. Corresponde a una alteración del curso del pensamiento cuya característica es la pérdida de la elasticidad normal del mismo. De esta suerte, el pensamiento aparece como canalizado en un determinado sentido, como ajustándose a una norma fija preestablecida de la que no es posible desviarlo, con lo que pierde su vuelo y amplitud. Estereotipia del pensamiento: Consiste en la constante repetición de una palabra o frase, que se intercala en el discurso del enfermo a medida que expone su pensamiento. Estas formas representativas intercaladas no se relacionan en ningún momento con el pensamiento mismo y, por ende, no lo desvían ni modifican en su esencia. Además, la estereotipia del pensamiento no es más que una manifestación, en lo intelectual, de un trastorno de orden general. Así nos es dado observar, por ejemplo, estereotipias de actitudes y de movimientos. Robo del pensamiento: Es este otro signo de valor en el diagnóstico de la esquizofrenia, como manifestación de una alteración del curso del pensamiento. Se trata de una manifestación subjetiva por la que el enfermo experimenta la vivencia desagradable de que su pensamiento le es robado desde el exterior por otras personas. La vivencia se origina en una sensación de vacío en la mente, con ausencia de toda la elaboración pensante. Es un trastorno primitivo de la enfermedad que también da margen a los delirios de influencia. En efecto, por su causa el enfermo se siente influenciado desde el exterior por los más variados medios que en definitiva expresan alguna forma de amenaza del yo. Sólo en esta forma, bajo el imperativo de los estados vivenciales desagradables que llevan a la perplejidad angustia originando ideas de influencia, es como el signo adquiere valor diagnóstico. Hacemos esta aclaración porque la sensación de vacío psíquico también puede ser experimentada por algunos neurópatas, así como por las personas normales bajo el efecto de estados de fatiga física y mental. También puede manifestarse en los estados de transición entre la vigilia y el sueño. Perseveración del pensamiento: La perseveración del pensamiento traduce una perturbación del curso del mismo; consiste en el empleo continuado y repetido de una representación o contenido mental. Es decir que el enfermo emplea siempre los mismos términos para sus expresiones pensantes, que resultan notoriamente pobres y torpes. Sonorización o eco del pensamiento: Trastorno por el cual el enfermo oye sus propios pensamientos. Como sucede con todos los trastornos esquizofrénicos resulta difícil su exacta delimitación en los diferentes campos psiquiátricos. Es confuso y trabajoso diferenciarlo de las alteraciones sensoriales auditivas. Extravagancias del pensamiento: Las extravagancias son trastornos que no se limitan al pensamiento sino que se revelan también en los actos de estos enfermos. Consisten en el empleo de giros de pensamiento que resultan rebuscados y fuera, de lo corriente y usual. En efecto, un pensamiento simple debe expresarse en términos sencillos y concretos; mientras que un pensamiento extravagante requiere, el empleo de un material ideativo totalmente innecesario. Al preguntarle a un enfermo si está cumpliendo el servicio militar contesta: "el extraordinario ejército de San Martín, el glorioso ejército de la patria; allí estoy yo". Como observamos, la pregunta es contestada afirmativamente cuando dice: "allí estoy yo"; el res^ to es completamente innecesario. En estos casos queda siempre, en el ánimo del interlocutor, una duda bien justificada, no se sabe exactamente si ha sido una burla o el deseo de demostrar suficiencia. Otro tanto ocurre con las respuestas absurdas llamadas pararrespuestas o respuestas de lado que no concuerdan en absoluto con la pregunta, como sucede cuando en el transcurso del interrogatorio el enfermo no llama por su nombre correcto a los objetos de uso corriente, o al preguntársele la edad contesta por ejemplo: ciento ochenta años. Estas respuestas demuestran que el enfermo ha comprendido las preguntas; además a renglón seguido de una pararrespuesta se obtienen respuestas correctas. El profano confunde así con una burla lo que en realidad es un grave trastorno del curso del pensamiento. En estos casos lo que resulta más llamativo es que estas respuestas de lado se evacúan rápidamente, con naturalidad y espontaneidad. Contenidos delirantes del pensamiento esquizofrénico: Ante todo recordaremos lo expuesto acerca de la diferenciación entre las percepciones delirantes primarias de los esquizofrénicos, sin causa que las justifique, y aquellas otras representaciones delirantes que son secundarias a estados de ánimo que justifican una falsa interpretación. En el primer caso se trata de una equivocación sensorial o sea una pseudopercepción; en el segundo caso la percepción es correcta, y el error es de interpretación. En cualquiera de los dos casos las concepciones delirantes nunca llegan a tener gran vigor debido a la pobreza afectiva que caracteriza a estos enfermos. Estos contenidos delirantes presentan los siguientes caracteres: a) Delirio desorganizado, sin ninguna sistematización, b) Delirio fragmentario, inconexo, incoherente la mayor parte de las veces, c) Delirio absurdo, carente de toda lógica, d) Delirio generalmente de mecanismo interpretativo, a veces alucinatorio e intuitivo, e) Delirio de evolución crónica pero cambiante, nunca el mismo y que, por otra parte, se va debilitando a través del tiempo, apagándose hasta desmembrarse y desaparecer. Para que un delirio pueda mantenerse se requiere un buen caudal afectivo que lo anime, lo que no ocurre en los esquizofrénicos, en los que, dada su pobre afectividad, el delirio no pasa de ser un síntoma más de ese grave proceso que destruye la personalidad. Pensamiento esquizofrénico: El pensamiento esquizofrénico encarado como problema de conjunto debe resumir todos los síntomas que hemos considerado separadamente. El polimorfismo sintomático explica la gran heterogeneidad que muestra en su curso y en su forma. A veces es absurdo, ilógico, a menudo torpe y perseverante, otras veces fluido, o fácil y hasta con brillos; pero siempre intrincado, complejo, y de difícil comprensión en lo íntimo de su estructura. Este pensamiento de tan difícil interpretación, revela siempre toda su complejidad en cualquiera de sus formas de expresión. 1º) En el lenguaje oral, con su torpeza, sus interceptaciones, estereotipias y giros rebuscados. 2º) En el lenguaje mímico, unas veces totalmente inexpresivo y otras reflejando temor, perplejidad, angustia, intranquilidad. 3º) En el lenguaje escrito, que traduce también todas las perturbaciones propias de la expresión verbal y muchas veces más fáciles de apreciar que en esta última. En efecto, algunas interceptaciones no percibidas en el lenguaje oral y solo apreciadas subjetivamente, se hacen patentes en el lenguaje escrito. 4º) En las manifestaciones artísticas; cuando existen en el enfermo disposiciones naturales, especialmente en lo que atañe al dibujo y a la pintura, es muy interesante observar a través de ellos los trastornos del pensamiento reflejados con bastante fidelidad. Los trabajos dependen de la capacidad de cada uno y del grado de deterioro que afecta a la personalidad. De tal manera, nos será dado observar dibujos simples, de líneas y contornos groseros y de tipo infantil, que traducen la regresión de la personalidad y la puerilidad del pensamiento. A partir de éstos y en continua progresión, pasando por figuras de tendencia cubista de caracteres rígidos, por otras que denotan extravagancias y algunas no exentas de amaneramiento, hallamos infinidad de formas de expresión por el dibujo. En cuanto a la pintura, es dado observar cuadros pintados por esquizofrénicos que constituyen una revelación desde el punto de vista médico, por lo que muestran en relación con el pensamiento de sus autores. Los caracteres más comunes de la pintura esquizofrénica son los siguientes: perfección de las figuras y de cada uno de los motivos que integran el cuadro; perfección del colorido generalmente de tonos suaves y adecuados a cada uno de los elementos del conjunto; a la corrección de todos los elementos por separado se agrega casi siempre una gran prolijidad. La observación de conjunto, por el contrario, nos deja perplejos pues resulta imposible la comprensión lógica de la pintura. En condiciones normales una pintura debe expresar fielmente la intención y la finalidad del pensamiento del autor, tanto en lo objetivo como en lo subjetivo, y llegar a impresionar estéticamente al observador. La pintura del esquizofrénico, por el contrario, confunde y sume en la incomprensión pues, si bien sus motivos son perfectos en su ejecución aislada no concuerdan entre sí, reina una total desarmonía de conjunto agravada por planos y ángulos caprichosos y totalmente absurdos. Nuestra interpretación médico-psiquiátrica de la pintura esquizofrénica nos lleva a la siguiente conclusión: En primer plano se manifiesta la disgregación del pensamiento del autor; por eso la rotulamos pintura patológica. Esa disgregación del pensamiento trasladada a la tela hace incomprensible la pintura, que dada la pobreza de la idea directriz manifestada en la obra, no es posible captar la finalidad perseguida por su ejecutor. La idea directriz puede estar representada en una figura central, o más o menos excéntrica, de tamaño más grande que las restantes que componen el cuadro. A estas últimas las consideramos secundarias, por su menor tamaño, por sus caracteres menos salientes y por su ubicación en planos y perspectivas menos destacados. Algunas de ellas coinciden en forma parcial con la figura principal; otras se muestran en completo desacuerdo. Las formas secundarias no representan otra cosa que las constelaciones asociativas; y si bien son correctas en su ejecución, debido a sus disposiciones caprichosas y la falta de coincidencia con la figura principal, provocan una total desarmonía de conjunto. Esto constituye una manifestación cabal de la disgregación del pensamiento. En resumen, desde cualquier punto que consideramos al pensamiento esquizofrénico siempre se muestra la disgregación como el trastorno de mayor resonancia y predominio entre el cúmulo de los elementos patológicos que el mismo presenta a considerar. A esta perturbación se debe la incongruencia, la falta de lógica, lo absurdo, lo desorganizado, dislocado y zigzagueante, inconcluso e indefinido del pensamiento esquizofrénico, que se convierte en incomprensible, así como en extraño y exótico. 7º) Memoria: Llama poderosamente la atención que el proceso esquizofrénico deja relativamente indemne a la memoria. Advertimos que la expresión relativamente indemne, se emplea en comparación con la magnitud de las alteraciones que se producen en otras funciones psíquicas a causa de esta enfermedad. La memoria es una de las funciones que acusa menos daño, lo que no significa que elude las consecuencias de la alteración general que el proceso impone. Siempre, en mayor o menor grado, se observan trastornos de la memoria que denotan las características de la enfermedad. Las fallas pueden existir tanto en el orden cuantitativo como en el cualitativo. Considerando el aspecto cuantitativo, es de frecuente observación que el enfermo evoque con facilidad todo lo adquirido con anterioridad a la iniciación del mal. El déficit mnemónico, como reflejo del déficit general de la psique, lo hayamos identificado con la memoria de fijación. La insuficiente fijación es consecuencia inmediata de la pobreza de la atención, lo que nos lleva a afirmar que las fallas de la memoria son sólo relativas. Prueba de que la falla de la memoria radica en la deficiente captación y fijación y es que, en determinadas circunstancias, cuando el enfermo vuelca su atención voluntaria hacia el mundo exterior, registra y conserva un conjunto de hechos acaecidos en ese momento, y nos sorprende con su evocación ulterior cuando creíamos que todo registro era negativo. Luego, la función mnemónica permanece invulnerable en sus capacidades de evocar y de conservar, mientras que adolece del déficit de la fijación; o sea que las alteraciones cuantitativas de la memoria alcanzan a los hechos recientes, a los que corresponden al período de la vida en que se inicia la enfermedad y cuando se insinúa la falta de interés del enfermo por lo que acontece fuera de su mundo. Surge aquí la objeción de que ni aún la capacidad de fijación puede considerarse en merma; objeción que se robustece al comprobar que el enfermo fija todo el acontecer de su mundo autista, preferentemente lo que se relaciona con sus perturbaciones cenestésicas en las que la atención se concentra fácilmente. Todas las vivencias extrañas y desagradables son fijadas y conservadas por el sujeto, que puede evocarlas y ponerlas en conocimiento del médico cuando relata las manifestaciones subjetivas por él experimentadas. Estas revelaciones pueden ser hechas tanto en pleno episodio patológico como en los períodos de remisión y recuperación. Comprobamos pues que, en la esquizofrenia, la memoria retiene su capacidad de fijar, conservar y evocar; pero recordamos que la fijación sólo es posible allí donde la atención se muestra activa. En conclusión; el déficit de la fijación es real en cuanto se refiere al mundo externo, que pasa inadvertido para el enfermo absorto en el despertar de su nuevo mundo, cuyas vivencias lo reclaman, lo alejan y lo aíslan de todo lo vivido por las personas normales. Consideraremos a continuación las perturbaciones acusadas por la memoria en el orden cualitativo para lo que debemos ocuparnos de las manifestaciones mórbidas de la memoria de reconocimiento, causantes de esas alteraciones cualitativas. En los esquizofrénicos son numerosas las paramnesias; hallamos en ellos ilusiones y alucinaciones de la memoria, así como los fenómenos de lo ya visto y de lo nunca visto. Gran parte de estas alteraciones son debidas al trastorno que, por falla de la atención, padece la fijación. Por otra parte, los graves trastornos del pensamiento y de la personalidad, más el agregado de alteración cenestopática con sus múltiples y extrañas vivencias explican suficientemente la confusión reinante en la mente de estos enfermos durante algunos pasajes de su mal. Esta confusión se hace más evidente durante los estados de excitación que suelen padecer con cierta frecuencia. En ese tumultuoso trajinar psíquico es despertado el automatismo de los centros perceptivos que son los reservórios mnemónicos de la sensopercepción, dando lugar a las paramnesias y con preferencia a las alucinaciones y al fenómeno de lo ya visto. Sin embargo, se debe tener presente que junto a todas las alteraciones de reconocimiento mnemónico también se realizan identificaciones correctas y fieles de hechos vividos antes y durante el transcurso de la enfermedad. Resumiendo: Durante el período de estado del proceso esquizofrénico la memoria es una de las funciones más respetadas, a pesar de las alteraciones que hemos localizado a nivel de la fijación y el reconocimiento. Pero, en ambos casos, no se trata en realidad de una incapacidad de la función normal, pues se ha comprobado que la fijación es posible cuantas veces la atención se concentra sobre un objetivo determinado; sólo aparenta disminuida con relación al mundo externo pero está activa junto a la atención requerida por la vida interior. Otro tanto ocurre con el reconocimiento que por momentos es correcto, mientras que las paramnesias obedecen a causas ajenas a la memoria misma. Luego la memoria no presenta alteraciones primitivas en la esquizofrenia. Aquellas que observamos a través de un examen superficial son siempre secundarias a las alteraciones psíquicas de orden general que el proceso determina. 8º) Afectividad: Con referencia de la afectividad es casi unánime d concepto de que la enfermedad provoca una marcada hipotimia. Al primer examen éste es el síntoma de mayor notoriedad pero, a través de repetidas indagaciones se comprueba que la indiferencia afectiva es más aparente que real, por lo menos, en tanto el período de estado no sea muy avanzado. La verdad es que, detrás de dicha indiferencia se ocultan otros trastornos tanto o más graves que ella misma, siendo suplantada con frecuencia por crisis emocionales de diversa índole. Los trastornos afectivos de los esquizofrénicos son la consecuencia lógica del proceso que hiere de muerte a la integridad de la personalidad precedida siempre por el disloque del funcionalismo psíquico. Esa desarmonía acarrea la alteración afectiva que, semejante a los restantes trastornos de funciones, siembra el desconcierto en el examinador que pretende desentrañar la polimorfa e intrincada sintomatología de esta enfermedad. Somos de opinión que, en todas las manifestaciones esquizofrénicas, prevalece la modificación experimentada por la personalidad, lo que explica la mayor parte de los síntomas que el proceso determina. Así, la indiferencia afectiva tiene su expresión más auténtica en el autismo. Según el concepto de Bleuler, creador del término, autismo significa: el aislamiento voluntario del enfermo en un mundo nuevo creado por él, después de romper las ligaduras que lo unen y relacionan con el mundo externo. La creación del mundo autista es una prueba de que la afectividad no se encuentra cuantitativamente en merma, desde el momento que su formación obedece a una imperiosa necesidad del enfermo que busca en él la explicación de cuanto le está ocurriendo. En efecto, roto el equilibrio psíquico se desencuentra a sí mismo; ya no se aviene con el ambiente debido a las nuevas vivencias que se desatan en forma desordenada y tumultuosa y, como consecuencia, surgen vivos estados emocionales complejos que crean sentimientos de extrañeza y perplejidad. Es tal la magnitud de estas relaciones afectivas que, muy a menudo, la perplejidad conduce a la angustia y a la ansiedad. Por lo tanto no debe restársele cuantía a las reacciones afectivas de estos enfermos en ellos la afectividad, lo mismo que el resto de las funciones psíquicas, muestran un gran desequilibrio. El campo emocional es agitado por todo lo vivido en el mundo interior, quedando en un plano muy secundario todo aquello que pueda estimular la afectividad desde el mundo externo. Luego, sin que se produzca una disminución, tiene lugar una franca inversión de los valores afectivos. La separación cada vez más pronunciada del mundo normal, a la vez que aumenta la introversión, trae un mayor interés del enfermo por todo lo que ocurre en su mundo interior, de cuya interpretación surgirá la situación de equilibrio que necesita. Simultáneamente se hace bien marcada la indiferencia por todo lo procedente del exterior. La inversión de los valores afectivos se pone de relieve por la pérdida paulatina de los sentimientos más nobles y elevados de la personalidad tales como el amor, la amistad y los sentimientos éticos; por el contrario vemos .conservados los estados afectivos primarios, o sean aquellos que más se aproximan a la vida instintiva. Por esta razón se observa queel esquizofrénico, en su aislamiento, se va alejando de los compañeros y amigos y más adelante de los familiares y hasta de los padres. Llama la atención que aquellos que constituyen los puntales de sus afectos son los primeros en caer en su indiferencia, que a menudo se convierte en desprecio y odio. La aparición de estos nuevos sentimientos confirma que las reacciones emocionales subsisten, pero que aparecen invertidos sus valores. Los sentimientos adversos hacia las personas más allegadas tienen una explicación lógica. La generalidad de las veces los familiares más íntimos, desconociendo la causa que motiva la actitud del enfermo, lo reconvienen y lo censuran. Éste, sorprendido y bruscamente arrancado de su autismo, vuelve a su mundo cuya realidad ya no existe para él; molesto e irritado contesta con desgano, se aleja y reacciona afectivamente con sentimientos primarios de temor, desconfianza y odio. Como desconoce y extraña cuanto trasciende la órbita de su mundo de introversión se refugia en él, con lo que el autismo se convierte en un mecanismo de autodefensa. La persistencia de las reacciones emocionales primarias de carácter instintivo se explican también como un medio de defensa para la integridad de su "yo", que siente amenazado por peligros procedentes del mundo exterior. La afectividad pues no es anulada en cuanto a sus reacciones cuantitativas, sólo existe un desequilibrio por la ruptura de las relaciones armónicas entre los mundos externo e interno. Tampoco podemos considerar el autismo como un estado de apaciguamiento de la afectividad con rarificación de las vivencias, como algunos suponen. Por el contrario pensamos que en esas condiciones la afectividad se mantiene viva, sobre todo durante el comienzo del período de estado cuando las reacciones emocionales son intensas y alimentadas por las extrañas vivencias nacidas de los cambios que se operan. A medida que el enfermo se aleja del mundo real pierde las adquisiciones hechas en el campo de la ética creando, en su autismo, un nuevo mundo de valores, con lo que se aparta y ve con indiferencia todo aquello que, en los normales, es capaz de despertar afectos. Pero insistimos en que esa merma de las emociones para lo ambiental no significa la abolición de la afectividad. El autismo mismo, en que ella se refugia, debe ser considerado como una reacción afectiva, que originada en estados emocionales complejos provoca un verdadero sentimiento autista. En efecto, pensamos que el autismo, considerado por Bleuler uno de los síntomas capitales para el diagnóstico de esquizofrenia, se halla directamente emparentado con las perturbaciones de la esfera afectiva, contra la opinión de quienes lo consideran una perturbación ideativa y de los que lo hacen depender de la voluntad. Si nos detenemos por un momento a considerar lo que ocurre normalmente en la personalidad esquizoide, observaremos que la tendencia a la introversión no es más que un primer paso hacia el autismo, cuyo tránsito se efectúa cuando estas personalidades caen en el terreno psicótico. La tendencia a la introversión en un sujeto mentalmente sano se debe a una predisposición constitucional, a una inclinación natural de la personalidad. Decir inclinación natural equivale a radicar el origen de la introversión en el núcleo afectivo de la personalidad que, por su especial manera de ser, propende o muestra una marcada tendencia a efectuar una intensa vida interior. De allí su afición a la lectura, a la reflexión y a todas las actividades del espíritu que se mantienen al margen de la vida de relación. Por lo tanto, si por natural inclinación se retrae en la contemplación de su vida interior, debe causarle satisfacción, debe experimentar un sentimiento placentero. Tan cierto es esto que cuando a tal persona se la obliga a mantener su actividad fuera del círculo de sus inclinaciones se hacen evidentes su desagrado y su sentimiento desplacen tero. Cuando en condiciones patológicas pasa a la psicosis esquizofrénica el sentimiento de introversión, exacerbado en grado extremo por los trastornos de la personalidad, llega hasta el autismo. Ésta es la razón por la que sostenemos que existe un sentimiento autista, resultante de la exageración del "sentimiento de introversión". Luego, el autismo es un síntoma genuinamente afectivo en cuya constitución nada tienen que ver la ideación ni la voluntad, hállese ésta última en más o en menos. Corresponde señalar además que, con el andar del tiempo y la progresión del período de estado hacia la etapa final de la enfermedad se produce una real hipotimia. Paulatinamente los esquizofrénicos se sumen en el más profundo desinterés por todo llegando, en un determinado momento, hasta la desaparición de las reacciones emocionales correspondientes a la vida interior. El problema de la afectividad en la esquizofrenia presenta otras alteraciones a considerar. Es frecuente que estos enfermos ostenten un determinado estado de ánimo, de gran estabilidad, provocado por el panorama vivencial de su mundo interior. Esto no tendría nada de particular, desde el momento que es exactamente lo que ocurre en las personas normales y aún en otros enfermos mentales, pero la particularidad es la escasa repercusión emocional que se observa dentro de su tono afectivo o humor estable. Es lo que se conoce corrientemente bajo la denominación de rigidez afectiva. El trastorno se debe, como siempre en estos casos, al escaso interés por las cosas del mundo exterior que a veces no llega a producir ninguna repercusión provocando la indiferencia afectiva. Éste es el signo de mayor evidencia y el primero que se observa cuando se estudia a los esquizofrénicos. Debemos insistir en que esa aparente disminución de las reacciones emocionales se relaciona únicamente con lo que atañe al mundo exterior; no sucede lo mismo con respecto al mundo interior. En este último se refugia la afectividad que no muere, mostrando además otras alteraciones como las neotimias en las que se manifiesta la persistencia de su capacidad reactiva. Otros enfermos presentan estados afectivos cambiantes que denotan una gran labilidad sin que exista una causa desencadenante que los justifique. Por eso, durante el transcurso del examen de un enfermo lo vemos a veces pasar sin razón del estado de excitación al de calma y depresión, de la alegría a la pesadumbre. Esto acontece de la manera más brusca e inesperada, dejando perplejo al observador que queda bajo la impresión de teatralidad, simulación y burla Los trastornos afectivos que se observan en la esquizofrenia desde el punto de vista cualitativo comprenden las más variadas y extrañas formas de sentimientos; reciben la denominación genérica de paratimias. La realidad de su existencia constituye una prueba más de que la afectividad no muere hasta que no se llegue a las etapas finales. A continuación estudiaremos las paratimias más frecuentes: a) Ambivalencia afectiva: Ya hemos tenido oportunidad de hablar de ambivalencia cuando estudiamos los trastornos del pensamiento. Es que la ambivalencia constituye otro de los síntomas cardinales de la enfermedad que con el autismo y la disgregación del pensamiento forma según Bleuler la tríada sintomática característica de esta afección. En una definición de carácter general condensaremos el concepto de esta paratimia: "la ambivalencia consiste en la existencia simultánea de dos ideas, dos sentimientos o dos voliciones completamente opuestos y antagónicos experimentados por el enfermo. Es decir que los sentimientos opuestos son dispensados en un mismo momento a una misma persona, cosa o situación espiritual; el enfermo puede experimentar a la vez amor y odio hacia un familiar, o satisfacción y fastidio, alegría y pena, risa y llanto, en una determinada situación. La ambivalencia es, como todas las manifestaciones de esta enfermedad, una resultante del disloque psíquico que determina, en lo afectivo, una gran inestabilidad del humor que oscila entre los sentimientos placenteros y displacenteros sin que llegue a prevalecer ninguno de los polos en forma definitiva. Esta inseguridad afectiva suele repercutir sobre la conducta del enfermo, quien impulsado por el odio puede llegar hasta el homicidio de seres queridos y, a renglón seguido, por un sentimiento de "amor" hacia ellos llorar amargamente por lo ocurrido. La ambivalencia es un exponente más de la discordancia psíquica que expresa la disgregación que se insinúa en la mente del enfermo. Como ocurre en muchas alteraciones esquizofrénicas, nos hallamos ante una manifestación afectiva de un trastorno de carácter global. En condiciones normales, desde el núcleo profundo de la personalidad nacen las inclinaciones y voliciones, del mismo modo que los mecanismos encargados de la elaboración del pensamiento estimulan el flujo de las ideas. Estos procesos se realizan de una manera armónica y adecuada, de acuerdo con las necesidades de la psique, en sus elaboraciones y en sus reacciones emocionales relacionadas con los mundos externo e interno. En la esquizofrenia, por el contrario, todos los elementos ideativos y afectivos surgen en forma desordenada y tumultuosa. No existe ningún orden, no hay organización posible porque la enfermedad ha destruido los mecanismos encargados de mantener la cohesión psíquica necesaria para la función normal. Por esta razón, tanto las ideas como las emociones y los sentimientos responden a los estímulos de una manera arbitraria, fuera de sus normas habituales, sin discriminación, relacionándose en forma caprichosa propia de las manifestaciones de la disgregación psíquica. b) Neotimias: Se conocen con el nombre de neotimias a los estados afectivos completamente nuevos y extraños. La novedad de tales estados afectivos no está en la aparición más o menos extemporánea de un sentimiento en la psique, está en lo raro y fuera de lo común de los sentimientos y emociones que irrumpen en el escenario afectivo del enfermo. Lo extraño de las neotimias se manifiesta subjetivamente al sentirse el enfermo acosado por sus propios estados de ánimo pues tales sentimientos y emociones parten de las vivencias provocadas por los trastornos de la personalidad, que la alteran y modifican en su estructuración íntima. Los más frecuentes de estos extraños sentimientos son: sentimiento de cambio y de transformación, de despersonalización, de muerte y reencarnación, de transformación del mundo circundante. Todos traen aparejados estados emocionales complejos y turbulentos que evidencian la exaltación de las fuentes instintivas, fuertemente estimuladas por la impresión de amenaza al yo. Así aparecen en primer plano todas las reacciones derivadas de la emoción primaria de miedo: desesperación, angustia, ansiedad, temores inciertos; desencadenado todo por la ruptura de los lazos entre los mundos externo e interno, con la sensación de separación y alejamiento irremediable y definitivo. De la misma manera aparecen también el resentimiento hacia la soledad y la necesidad de alejarse que acentúan aún más la introversión y el autismo. 9º) Actividad: El estudio de los trastornos de la actividad durante el período de estado de la esquizofrenia es de mucha importancia para la gran variedad de los mismos. La mayor parte de los autores concuerdan en considerar la disminución de la actividad voluntaria o hipobulia en primer término. Nuevamente nos hallamos ante la disyuntiva que se nos presentó al tratar la afectividad. Según nuestra manera de encarar el problema la hipobulia es más aparente que real; es bien evidente para las relaciones con el mundo exterior pero se mantiene viva al requerimiento de la vida interior del enfermo. Se trata por consiguiente, lo mismo que en el orden afectivo, de una inversión de valores. Sabemos que, por la escisión psíquica que la enfermedad produce, el enfermo, entre sorprendido, perplejo y temeroso, se refugia en su mundo interior. Como ya lo manifestamos, se trata de un mecanismo normal de defensa anímica ante un hecho insólito que bruscamente interfiere el transcurrir psíquico. Este refugio espiritual, que se hace efectivo por la introversión, es el resultado de la necesidad de reflexión serena, mediante cuyo auxilio será posible reparar el desequilibrio provocado por el impacto. Mecanismo de la vida interior normal, se exagera extraordinariamente en la esquizofrenia por el disloque psíquico, que incapacita para hallar una explicación lógica del episodio. En esa forma el enfermo cae en fantasías y falsas interpretaciones que, en sucesión interminable, lo alejan y desconectan del ambiente, por lo que con frecuencia se sumerge en un autismo más o menos absoluto. Estos estados anormales determinan la disminución de la actividad voluntaria en su relación con el ambiente. Pero, la voluntad se mantiene al servicio de la vida interior, constituyendo una prueba de su vigor la existencia de las parabulias. La expresión: la voluntad al servicio de la vida interior es la manifestación cabal de nuestra manera de pensar. La voluntad es parte integrante del caudal de energía psíquica que cada uno dispone para llenar los cometidos de la actividad general psicosomática. Dicha energía de tipo indiferenciado, tiene un volumen determinado en cada persona. Cuando se manifiesta como actividad voluntaria pasa al servicio del pensamiento y de las funciones psíquicas, que la condicionan y canalizan en múltiples formas. Quiere decir que esa energía es incapaz de movilizarse en uno u otro sentido, y que sólo a requerimiento del funcionalismo psíquico, pasa del estado potencial estático al dinámico dirigido. Concretando: la voluntad no es otra cosa que una manifestación de la energía psíquica, canalizada en determinado sentido por las funciones de la esfera intelectual, sin cuya intervención permanecería como potencial estático indiferenciado. Por lo tanto no es posible considerar a la voluntad como responsable del disloque psíquico, puesto que ella no constituye una función rectora sino una parte de energía a disposición de la esfera intelectual. Asimismo, consideramos a la voluntad supeditada a la afectividad en lo que concierne a los sentimientos y a las pasiones, por cuanto se trata de estados afectivos intelectualizados que intervienen en las elaboraciones psíquicas, originando ciertas formas de pensamientos que condicionan la voluntad a favor de esa carga afectiva que los impregna. No ocurre lo mismo con los estados emocionales primarios que no son intelectualizados y que, estando fuera del contralor judicativo, determinan la producción de actos no voluntarios que caen en la órbita de lo instintivo y automático. Constituyen un ejemplo la huida y la agresión, que responden a las reacciones emocionales de miedo y cólera respectivamente. Luego, la energía psíquica aplicada a la ejecución de los dos tipos de actos se distribuye diferentemente; en los primeros, supeditada a la función psíquica que la dirige aparece bajo la forma de voluntad; en los segundos se nos presenta bajo la forma automática y descontrolada que involucra a lo instintivo y reflejo. Los actos voluntarios en la esquizofrenia aparecen disminuidos en relación con la vida ambiental, no porque la energía psíquica se halle realmente en merma sino porque la introversión hace que el pensamiento condicione la voluntad hacia la vida interior. La vemos así reflejada en algunos actos que responden a esa vida interior, como el mutismo voluntario, todas las formas de negativismos, las extravagancias y otros actos que revelan trastornos cualitativos de la voluntad a la par que la persistencia de la energía písquica. También son de observación frecuente en estos enfermos los actos de carácter automático, que responden a estados emocionales en brusca transición producidos por la inestabilidad psíquica que desencadena el proceso. Ésta es una prueba más de la conservación del potencial energético de la psique. Únicamente refleja pobreza para la actividad voluntaria en lo que se refiere a la vida de relación, lo que explica la aparente hipobulia de estos enfermos. Nos ocuparemos a continuación de las numerosas alteraciones cualitativas de la actividad involuntaria que evidencian la mayor parte de ellas, el severo daño que acusa la psique. a) Ecopraxia: La ecopraxia consiste en la imitación de los actos realizados por otras personas. Es tan interesante como difícil la interpretación psicopatológica de este signo clínico. Algunos autores, entre ellos Lange, consideran a la ecopraxia como una exageración de la obediencia automática. Nosotros pensamos que los dos signos son diferentes. La obediencia automática u obediencia pasiva es una disposición del enfermo para acatar con sumisión y pasivamente cuantas órdenes se le imparten para la ejecución de diferentes actos, razón por la que algunos la llaman sugestibilidad desde que a la menor sugerencia, se produce la ejecución del acto en forma casi automática; pero se trata siempre de la obediencia a una orden. La ecopraxia en cambio, es una simple imitación de los actos que el enfermo observa en otras personas, los que hallan eco en él y son ejecutados sin que les sea impartida ninguna orden. Otros autores piensan como Mira y López, para quien: "el síntoma puede ser la expresión de una sugestibilidad patológica, de un aumento de los automatismos o de una intención (de juego o aprendizaje)". La sugestibilidad patológica j el aumento de los automatismos entran, para ellos, dentro de la obediencia automática, opinión que nosotros no compartimos. Pero la ecopraxia como expresión de una intención de juego o de aprendizaje y sobre todo como expresión de intención de aprendizaje nos resulta particularmente interesante. En efecto, la ecopraxia como manifestación de la actividad voluntaria tiende posiblemente a satisfacer un deseo íntimo. El enfermo ante la extrañeza que le produce el sentirse cambiado y diferente de las demás personas y de lo que fue hasta ese momento, en su enfermizo trajinar psíquiso y por hallar una explicación que lo tranquilice, trata de cerciorarse si es capaz de realizar los mismos actos que observa en otros. Este mecanismo difiere de las ecopraxias que podemos hallar en otros enfermos: 1) En los oligofrénicos que imitan los actos por simple curiosidad, porque no han superado la etapa imitativa de la evolución psíquica. 2) En los casos de simulación de la locura, en los que la intención es fácil de descubrir. 3) En los estados reactivos de algunos neuróticos, especialmente en los histéricos, en los que prevalece la tendencia al impresionismo y a la teatralidad, requisitos necesarios para mantener la atención de quienes los rodean y asisten. En conclusión, la ecopraxia es una manifestación de la voluntad puesta al servicio de la psique y en auxilio de una intención que brega por aportar un poco de luz en las tinieblas en que aquélla se debate. b) Manierismo: Trastorno de los actos voluntarios por el que aparecen carentes de espontaneidad y soltura en los movimientos, o sea amanerados. En cuanto al mecanismo psicológico del manierismo los diferentes autores coinciden en relacionarlo con las impulsiones y las compulsiones. No dudamos que el esquizofrénico tiene generalmente conciencia de que padece impulsos y de que fácilmente ejecuta actos descontrolados. Por eso es posible que, durante el período de estado se entable una intensa lucha por inhibirlos, determinando la aparición de estados compulsivos. Sin embargo, consideramos que la compulsión impide la ejecución del acto impulsivo, mientras que el manierismo consiste precisamente en la ejecución de un acto que se lleva a cabo de una manera desusada, fuera de lo normal. La anormalidad de un acto viciado de manierismo se debe a la ejecución de una serie de movimientos completamente innecesarios para el acto corriente y normal. La consecuencia es la falta de naturalidad y el amaneramiento que configuran este signo semiológico. Creemos que el manierismo esquizofrénico se deriva de un mecanismo psicológico normal. En efecto, la tendencia instintiva a la ejecución de un acto es controlada por la razón y el intelecto cuando nos sentimos observados. Si la inhibición se produce cuando el acto ya se encuentra en marcha realizamos voluntariamente una serie de movimientos o de actos agregados, que obedecen al deseo de suavizar y amortiguar ocultando y disimulando el acto original ante el observador. Esta manifestación se repite en todas las formas de la actividad voluntaria; actos, lenguaje y conducta. En el esquizofrénico, durante el período de estado, consciente de los actos impulsivos que frecuentemente lo acosan, se exagera y generaliza ese mecanismo compensador que los oculta y disimula. Lo hallamos en numerosas manifestaciones de la actividad voluntaria, que se muestra modificada en su forma pero no en esencia, desde que, a través del manierismo o disimulo patológico, el acto original es siempre percibido. Si nos es permitida una expresión paradojal diremos que: "el manierismo en el esquizofrénico es la consecuencia del ejercicio de un control descontrolado de todos los actos", expresión que no hace más que traducir la terrible alteración psíquica que impera en estos enfermos. c) Extravagancias y estereotipias: Las extravagancias que se observan en los actos esquizofrénicos no son otra cosa que una exageración del manierismo. El amaneramiento, a pesar de existir una exagerada coincidencia de movimientos superfluos para la ejecución de los actos, no escapa nunca al contralor judicativo. Por eso los actos y los movimientos amanerados son suaves, afectados dando, en algunas ocasiones, la apariencia de femineidad al sujeto. En las extravagancias existe una menor inhibición; los movimientos son bruscos, carentes de toda gracia, soltura y flexibilidad; denotan rigidez y torpeza, determinando actitudes extrañas, groseras, inadecuadas y ridículas las más de las veces. Los actos extravagantes son, por lo tanto, la prolongación de los actos amanerados. El tránsito de unos a otros se hace de una manera gradual; al perderse la afectación inicial por disminución del contralor judicativo se insinúa cada vez más la exageración de los movimientos hasta dar lugar a las estereotipias. El acto estereotipado es el que se repite con inusitada frecuencia, de una manera persistente, siempre igual a sí mismo y de carácter extravagante y antinatural. Las estereotipias pueden ser: a) de actitud, cuando el enfermo adopta una actitud determinada, extraña, extravagante, que persiste en la misma forma insistentemente; b) cinética o motriz, cuando se repiten los mismos movimientos. Entre las estereotipias de actitud, el conocido signo del hocico es muy frecuente en estos enfermos. Se trata de un gesto especial de los labios que recuerda a un hocico de animal. d) Interceptación cinética: Consiste en la interrupción brusca de una acción o de un movimiento, permaneciendo el enfermo en suspenso, en una actitud estática, tal como lo sorprende la interceptación. Transcurrido un lapso variable, se reinicia la actividad, ya sea retomando y terminando la acción suspendida por el trastorno, o bien., con mayor frecuencia, modificándose totalmente la finalidad del acto inicial. Ya nos hemos referido a la interceptación con motivo del estudio de las perturbaciones del pensamiento. En realidad, esta manifestación cinética tiene su punto de partida en el mismo trastorno del pensamiento, del que no constituye más que una objetivación motora puesto que la actividad voluntaria es puesta en juego y dirigida por el pensamiento y las funciones psíquicas. El funcionalismo mental canaliza una parte de la energía psíquica, encauzándola para la ejecución de determinados actos que no son otra cosa que la expresión fiel del pensamiento. Prueba de esta afirmación es la alteración cinética que nos ocupa pues, con su interrupción, está revelando la falta de vigor de la idea directriz del pensamiento motivada por la obra destructiva de la esquizofrenia. La interceptación cinética a la vez que traduce la indecisión reinante determina que el pensamiento que se está objetivando en una manifestación motora sea bruscamente interrumpido y detenido en su ejecución. Es el caso de un enfermo que caminando hacia un punto determinado se detiene bruscamente y permanece estático y perplejo, puesto que tiene conciencia de su trastorno; luego, impulsado nuevamente por su pensamiento, reinicia la marcha que se hará en el mismo sentido cuando aquél no fue totalmente anulado por la interceptación o, bien, en un sentido diferente cuando la interceptación ha cambiado el curso del pensamiento. Obedeciendo a este mecanismo patológico veremos a los esquizofrénicos detenerse intempestivamente e interrumpir la ejecución de los más variados actos. e) Negativismo: El negativismo consiste en una resistencia obstinada del enfermo ante cualquier sugerencia para que cambie de actitud o efectúe cualquier movimiento. Debe considerarse un negativismo pasivo cuando existe una oposición constante a la ejecución, cualquiera sea la orden impartida. La actitud negativista, en estos casos, es terminante y bien característica. El enfermo trata, por todos los medios de apartarse y de eludir teda sugerencia; es suficiente que nos acerquemos para hablarle, lo que implica la posibilidad de una respuesta, para que se aleje, se retraiga y rehuya todo contacto o proximidad. Existe otra forma llamada negativismo activo, en cuyo caso el enfermo realiza actos o movimientos distintos a los que se le han pedido u ordenado. El negativismo, en cualquiera de sus formas, revela una profunda alteración de la actividad voluntaria; pero, en ningún caso estamos autorizados para pensar que se trata de una debilitación de la misma. Recordamos al respecto que, en algunos enfermos, el negativismo provoca intensas reacciones que se oponen a la ejecución de la orden, exteriorizando una viva actitud de resistencia, como sería, por ejemplo, la rigidez muscular. Es evidente que la voluntad desempeña en el negativismo un importante papel, pero esto no es suficiente para responsabilizarla de la perturbación. En realidad el trastorno es, originaria y fundamentalmente, una perturbación del pensamiento y de la afectividad, con su equivalente en el orden voluntario como lo hemos descripto. Pensamos que se trata de una reacción psíquica del enfermo que, desadaptado al ambiente, extraña y huye del mismo por resultarle molesto cuanto de él provenga y haga referencia a su persona. En apoyo de esta opinión es posible observar que toda actitud negativista refleja siempre el desagrado del enfermo reforzado por la expresión fisonómica que ratifica la actitud. Llegamos así a la conclusión de que la resistencia negativista tiene como causa un marcado sentimiento de disgusto y fastidio. f) Obediencia automática: La obediencia automática ha recibido también la denominación de sugestibilidad, pero es, sobre todo, una obediencia pasiva. Esta perturbación coloca al enfermo en una posición psíquica totalmente opuesta a la del negativismo puesto que, en este caso, ejecuta de una manera automática y pasiva todos los actos y movimientos que se le sugieran u ordenen. En cuanto a su origen creemos que radica también en las alteraciones de la afectividad y del pensamiento. Pero debemos tener en cuenta que, en oposición a lo que ocurre en el negativismo y debido al profundo desinterés por cuanto le rodea en el ambiente, el enfermo se encuentra impedido para engendrar ningún acto de resistencia y oposición a las sugerencias. Por el contrario, es tan grande la pasividad que determina la indiferencia que la psique se torna extremadamente permeable a toda sugerencia. En estas condiciones la energía psíquica no puede ser elaborada y condicionada por el enfermo bajo la forma de actividad voluntaria, por cuanto el pobre calor afectivo dispensado imposibilita generar el estímulo necesario, con lo que queda convertido en un autómata librado a la voluntad de quien le ordene y dirija. g) Flexibilidad aérea: Esta perturbación que se observa en los estados catatónicos, consiste en una plasticidad especial de la musculatura estriada. Esa plasticidad procede de una blandura particular de los músculos que da una extraordinaria flexibilidad a las distintas partes del cuerpo, especialmente los miembros, dotados, por esta causa, de un exagerado tono postural. Resulta entonces fácil la ejecución de movimientos pasivos, sólo se requiere vencer una suave resistencia inicial semejante a la que ofrece la cera, de donde deriva la denominación con que se conoce este síntoma. Una vez superada esta primera resistencia se consigue, obrando suavemente, llevar los miembros y la cabeza del enfermo a actitudes exageradas y extremas en las que persiste un tiempo más o menos largo, al cabo del cual y por obra de la fatiga vuelven lentamente a retomar las posiciones normales. Fierre Janet, quien reserva para esta perturbación la denominación de catalepsia, sostiene que el enfermo retorna a la posición normal en cuanto deja de ser observado. Hay enfermos que, ya sea por exceso de sugestibilidad o por obediencia pasiva, ceden fácilmente a las maniobras que el médico realiza y, en oportunidades, posiblemente después de repetidos exámenes, adoptan esas actitudes a la menor insinuación. La manifestación ha sido denominada por Wernicke: Pseudoflexibilidad cérea. Estos casos no pertenecen en realidad al trastorno que estudiamos; para distinguirlos es necesario tener en cuenta algunos caracteres semiológicos: 1) La flexibilidad cérea nunca muestra espontaneidad, debe vencerse la pequeña resistencia citada para la movilización pasiva. En la pseudoflexibilidad, en cambio, tal resistencia no existe; el enfermo muestra de inmediato buena disposición para la ejecución del movimiento que el examinador desea, anticipándose muy a menudo a esos deseos. 2) Para establecer la diferencia se recurre a la maniobra propuesta por Bleuler, hábil por cuanto disimula la intención del médico. Consiste en tomar el pulso del enfermo mientras se le conversa levantándole como distraídamente la mano y abandonándola en esa posición luego de unos instantes. En caso de flexibilidad cérea, la mano quedará en la posición en que el médico la abandona; si, por el contrario, se trata de una pseudoflexibilidad la mano vuelve con toda naturalidad a su posición normal. 3) En la pseudoflexibilidad se produce siempre la participación de la voluntad respondiendo a una intención del enfermo, intención que, por otra parte, se revela en la expresión del rostro que demuestra que el sujeto no es ajeno a lo que acontece. En la flexibilidad cérea, en cambio, la no participación voluntaria se evidencia a través de ese "dejar hacer pasivamente" después de la débil resistencia inicial, muy distinto por cierto, del dejar hacer voluntario que observamos en el primer caso. Además en la flexibilidad cérea se puede comprobar que la voluntad se mantiene ajena al fenómeno, porque la expresión del rostro refleja in-certidumbre, perplejidad, desconcierto, eliminando en esa forma toda sospecha de colaboración del enfermo en la prueba. 4) En la flexibilidad cérea el retorno a la posición normal se logra al cabo de un tiempo y por obra de la fatiga. En la pseudoflexibilidad, en cambio, acontece el fenómeno observado por Janet: el enfermo vuelve a la posición normal cuando deja de ser observado, lo que denota que participa activamente en el examen médico volviendo voluntariamente a la posición normal cuando lo juzga oportuno. 5) Finalmente, en la flexibilidad cérea cuando el médico hace ejecutar el movimiento pasivo, percibe a pesar de la blandura muscular, la sensación de que es necesario realizar un esfuerzo para vencer el tono muscular. Esta sensación no se experimenta en la pseudoflexibilidad en la que la participación voluntaria anula el tono por la adecuación de los músculos antagonistas. Lo mismo que las demás alteraciones esquizofrénicas, la flexibilidad cérea obedece en realidad a una alteración del pensamiento y al refugio de la personalidad en el autismo, como consecuencia de la desconexión y el desinterés por la vida de relación y por cuanto acontece fuera de su mundo, aun cuando dicho acontecer incida directamente sobre su personalidad física. El autismo y el desinterés anulan toda manifestación voluntaria capaz de oponer resistencia a las maniobras por las que se investiga la flexibilidad cérea. h) Risas inmotivadas: Son las risas o sonrisas intempestivas de los esquizofrénicos que no parecen tener justificación ni razón de ser. Efectivamente, se producen en circunstancias inoportunas, por lo que algunos autores prefieren denominarlas risas inadecuadas, debida a su falta de adecuación al momento. De esta manera no se descarta la posibilidad de que exista un motivo para tales risas puesto que, al vivir el esquizofrénico su vida interior sin interés por lo ambiental, puede tener una causa oculta, desconocida para el médico, que justifique esa manifestación. i) Perturbaciones del lenguaje: Entre las alteraciones de la esfera activa, merecen especial atención las perturbaciones del lenguaje. De una manera general, estas alteraciones tienen su origen real en los trastornos del pensamiento provocando, secundariamente, modificaciones sobre la actividad voluntaria. Lo primero que llama la atención, salvo excepciones, es que los esquizofrénicos hablan en voz baja, monótona y que contestan con monosílabos. Estas características son la expresión de la falta de interés del enfermo por sostener la conversación, y denotan el disgusto que le causa tener que prestar atención al interlocutor. Por carecer de calor afectivo el lenguaje se torna monótono, faltan los tonos, inflexiones y modulaciones de la voz propias de las personas normales, que no sólo expresan los estados de ánimo predominantes sino que llegan a constituir características personales. A través del lenguaje también es posible comprobar amaneramiento, infantilismo, o actitudes declamatorias, como ocurre en las formas bebe-frénicas o de excitación. Entre las alteraciones psicológicas más importantes que se pueden hallar en el lenguaje esquizofrénico figuran: a) Verbigeración: Es un trastorno que comienza siempre por la "estereotipia del lenguaje"; ésta consiste en la repetición de palabras o frases, que se intercalan en la conversación en forma incoherente, sin sentido y carente de lógica. Cuando la repetición de esas frases estereotipadas o fragmentos de las mismas continúa durante un tiempo más o menos largo, el trastorno se denomina verbigeración. b) Jergafasia: También conocida por esquizofasia; constituye un grave trastorno del lenguaje esquizofrénico, confuso, incoherente, exponente de la disociación asociativa y de la disgregación del pensamiento En su génesis debemos tener en cuenta, además de la disociación asociativa, la confluencia de los neologismos y otras alteraciones del lenguaje como la estereotipia y la verbigeración; factores que determinan una sucesión interminable de palabras que no guardan entre sí ninguna relación, como si irrumpieran en la conciencia en forma brusca, desordenada, descontrolada y de manera automática. Recurriendo a una forma gráfica de expresión diremos que todo ocurre como si el bagaje total del lenguaje personal fuera sometido a una intensa mezcla dentro de un recipiente y luego volcado a la conciencia para su expresión verbal. Los alemanes, con una expresión muy explícita, han llamado a este trastorno ensalada de palabras. La jergafasia o esquizofasia puede ser un trastorno permanente, como ocurre en algunos esquizofrénicos ya muy disgregados y dementizados, o transitorio, como sucede cuando los enfermos se excitan o cuando exponen sus concepciones delirantes. c) Neologismos: Los neologismos de los esquizofrénicos son vocablos creados por el enfermo; se suponen provistos de un significado para él pero son la mayoría de las veces, totalmente absurdos e incomprensibles para nuestro léxico normal. En algunas oportunidades los neologismos son comprensibles, percibiéndose a través de ellos lo que el enfermo desea expresar. Aclaramos que el vocablo neologismo no solamente debe entenderse como palabra neoformada, sino también, como ciertas formas especiales de expresión verbal, y asimismo como extravagantes construcciones gramaticales y deformaciones de las palabras por inadecuada acentuación. La causa de la formación de estos neologismos son múltiples y variadas. A menudo es una forma de concretar el pensamiento mediante la conjunción de dos o más términos conocidos; otras veces el neologismo tiene por objeto la expresión de pensamientos originados en las extrañas percepciones captadas en el mundo creado por el enfermo, en el que el lenguaje adquiere también una significación diferente. En menor escala, y siempre asociados a los mecanismos anteriores, debemos considerar a la perseveración del lenguaje, a las estereotipias, a la necesidad de expresar adecuadamente las ideas extravagantes, así como a la tendencia a la teatralidad que se observa en algunos casos. Interesa recordar que, con mucha frecuencia, los neologismos esquizofrénicos surgen de asociaciones incoherentes realizadas en cualquier momento, siendo éstos los que carecen de toda significación. d) Musitaciones: Es un signo de observación muy frecuente en los esquizofrénicos; el enfermo habla en voz baja y murmura sordamente. e) Monólogos: De menor frecuencia que el signo anterior. El enfermo habla en voz alta, efectuando ademanes como si se dirigiera a un público imaginario. f) Mutismo: Esta alteración del lenguaje tiene gran importancia, no sólo por sus características psicológicas sino por la frecuencia con que se la observa en estos enfermos. Este silencio del lenguaje oral aparece en cualquier momento de la evolución de la enfermedad, aparentemente de la manera más arbitraria, en forma brusca, intempestiva, persistiendo por espacio de días, semanas, meses o años, hasta que, también en forma repentina, el sujeto abandona su mutismo volviendo a conversar de la manera más natural. Es ésta una manifestación más de la discordancia de la mente, y una prueba evidente de. que la voluntad no padece el déficit que a menudo se le quiere asignar. Efectivamente, aun cuando el enfermo puede hablar, puesto que no padece ninguna alteración orgánica que se lo impida, será completamente negativo todo esfuerzo o insinuación para lograr vencer su silencio. El enfermo no habla porque no quiere hacerlo. Además observamos una forma del mutismo que se ha llamado "electivo", el que únicamente se hace evidente en presencia de algunas personas mientras que, con otras, el enfermo emplea su lenguaje oral. Tenemos así pruebas de que no sólo persiste la actividad voluntaria sino que existen corrientes afectivas que determinan la actitud del paciente. Nosotros no compartimos la opinión de quienes sostienen que el enfermo no habla "porque no tiene nada que decir". Esto solamente es aceptable tratándose de las propias elucubraciones, cuando se halla absorto en su mundo sin conexión con el mundo real. Pero la situación no es la misma frente a una persona que le habla y requiere una contestación; en este caso el enfermo no quiere hablar, su silencio es voluntario puesto que comprende exactamente lo que se le dice. A nuestro juicio el mutismo no es otra cosa que una forma más de exteriorización del negativismo. En efecto, observando a un esquizofrénico en mutismo veremos que se opone sistemáticamente a toda sugerencia por parte del interlocutor. En tal caso debemos admitir la intervención de la afectividad y de la voluntad, pero siempre al servicio del pensamiento en su curso desordenado y discontinuo, que desambienta al enfermo haciéndolo reaccionar en forma desacostumbrada ante los estímulos del mundo real. 109 Perturbaciones somáticas: El estudio de las perturbaciones somáticas es un aspecto de la esquizofrenia generalmente poco tenido en cuenta, perturbaciones que, si bien en algunos casos, son de escasa trascendencia en no pocas oportunidades son bien notorias y numerosas. Corresponde dejar constancia que algunos autores confieren particular importancia a estas alteraciones físicas, sobre todo desde el punto de vista etiopatogénico y aún con miras a una terapéutica racional. Las principales alteraciones se reúnen en dos grupos, las neurovegetativas y las neurológicas. ALTERACIONES NEUROVEGETATIVAS : a) Aparato circulatorio: Es frecuente una ligera bradicardia e hipotensión. Lo más visible son los trastornos vasomotores, como la cianosis e hipotermia de las extremidades. Interesa señalar la relativa frecuencia con que se observan edemas, o mejor dicho, pseudoedemas de las extremidades, en relación con los estados demenciales y estuporosos de la afección. No se produce el signo del godet, lo que establece el distingo con los edemas comunes. Generalmente se observa en el dorso de los pies y a veces de las manos. No se relaciona con fenómenos de estasis circulatorios, en cambio parecen depender directamente del estado mental que presenta el enfermo; tan es así que el trastorno desaparece con sólo pasar el enfermo del estado estuporoso al de excitación. b) Aparatos glandulares: Entre los trastornos glandulares dignos de mencionar figuran: amenorreas, a veces rebeldes; en ocasiones sialorrea; hiperhidrosis, acompañada de olor particular que exhalan estos enfermos. Con bastante frecuencia seborrea, bien evidente en la piel de la cara. c) Aparato digestivo: Suele observarse anorexia; también constipación, alternando con despeños diarreicos. No es rara la insuficiencia hepática. d) Alteraciones metabólicas: Se manifiestan con alternativas en el aumento y disminución del peso corporal. e) Aparato respiratorio: Puede padecer alteraciones de carácter general que determinan una insuficiencia o disminución de la función. La respiración es incompleta y muy superficial, con imperfecta hematosis y las consecuencias consiguientes. ALTERACIONES NEUROLÓGICAS: En general los reflejos tendinosos y cutáneos se mantienen normales. Sin embargo pueden producirse modificaciones en los estados catatónicos de la esquizofrenia, observándose gran viveza en los reflejos tendinosos, muy especialmente del rotuliano. También se observan temblores y sacudidas musculares de la cara, con preferencia a nivel del orbicular de los párpados. Finalmente son interesantes las modificaciones que sufren los reflejos pupilares. Lo primero que llama la atención es una relativa fijeza pupilar, con ausencia de reacción a los estímulos dolorosos. En general todas las reacciones pupilares se efectúan lentamente; los reflejos a la luz y a la acomodación son perezosos. Periodo terminal La transición entre el período de estado y el terminal se hace de una manera lenta y progresiva. La etapa final está caracterizada por la acentuación paulatina de una particular debilitación psíquica, hasta culminar en lo que se ha llamado: demencia esquizofrenia. Esta denominación debe aceptarse con ciertas reservas, desde el momento que siempre es posible diferenciarla de las restantes formas de demencias por la idiosincrasia de sus caracteres. En efecto, si bien no se puede negar que la psique se entorpece cada vez más, tampoco se puede ignorar que existen altos y bajos notables respecto a la brillantez de la psique en este período. Ésta es la razón por la que ya hemos expresado que el término demencia resulta inapropiado para la esquizofrenia, prefiriendo el de "defecto esquizofrénico" creado por Berze. Una vez más se refirma el acierto de Chaslin cuando llamó a esta enfermedad: locura discordante, puesto que tal discordancia se evidencia aún en la sintomatología de la etapa final. Es indudable que, desde el punto de vista general y global, la capacidad intelectual está disminuida, pero a poco que nos detengamos a observar comprobamos que, más que déficit intelectual, se acentúa la incapacidad para la elaboración del pensamiento lógico, que se torna cada vez más absurdo e incomprensible. Esto significa que la perturbación no tiene su origen en el déficit más o menos grave de las funciones psíquicas, las que dan muestras de una relativa integridad aún en períodos avanzados de la evolución. La falla reside en los mecanismos funcionales más elevados, de mayor sutileza y complejidad, que intervienen en última instancia en las elaboraciones psíquicas. Ésta es posiblemente la razón por la cual, en la llamada demencia esquizofrénica, no se encuentran las lesiones anatopatológicas indispensables para poder afirmar una verdadera demencia, en cambio inclina la opinión a favor del de