"Clínica Del Sujeto En La Adolescencia" (*)este Trabajo Fue Presentado En El Marco Del "congresso Internacional De Psicanálise E Suas Conexoes". "o Adolescente E A Modernidade", Del Que Participé Como Conferencista Invitada. 19 De Agosto De 1999, Río De Janeiro. Brasil. Texto Revisado Y Corregido. Analía Meghdessian De Nanclares Adolescencia y modernidad. El interés peculiar que desde hace tiempo me despierta el trabajo clínico con los jóvenes, interés referido a las diversas posiciones siempre debatidas en el campo de la formalización clínica respecto de la estructura en juego y la posición del analista en la transferencia para un tiempo singular en la vida del sujeto, me condujo a replantear dicha clínica a partir de los vaivenes propios que nos viene deparando la modernidad. La incidencia que la "subjetividad de la época" presenta en las patologías de los jóvenes de nuestro tiempo, como signos propios del malestar en la cultura actual, nos trae aparejado un ineludible replanteo ético. El tema de la adolescencia por un lado y el de la modernidad por el otro, darían cada uno en sí mismos lugar a múltiples abordajes, diversas reflexiones, y tal vez encendidos pero necesarios debates que excederían el propósito de mi trabajo. Sin embargo no impide que su conjunción me conduzca a expresar algunos planteos y reflexiones. Se ha señalado desde siempre, no sin razón, que atender las necesidades y los deseos de los jóvenes constituye una verdadera apuesta por el porvenir y crecimiento de los pueblos. No obstante los hechos que llaman nuestra atención diaria revelan, con insistencia, el marcado descuido y desamparo real al que los jóvenes de la época están expuestos. - Página 1 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados No deja de sorprendernos que desde hace tiempo ellos son "protagonistas" de una serie de episodios cuya diversidad requiere algunas observaciones y no pocas preguntas. ¿Qué caracteriza la época en la que se inscribe, se enmarca el sujeto adolescente? ¿Cuáles son los ideales que la época les ofrece para movilizarlos? ¿Cuáles los incentivos con los que cuentan? Voy a acercarme a estas preguntas a través del relato de dos situaciones que, con el talento que les es propio a los jóvenes, dejan indicadas de manera incisiva el marco en el que las mismas hallan su contexto. No hace mucho, en las paredes del frente de una facultad se podía leer la siguiente consigna con la que los jóvenes universitarios de nuestra ciudad eran invitados a votar a sus representantes. La convocatoria era la siguiente: "Vote a Nadie". "Nadie te da bolilla", es decir: "Nadie te da importancia". "Nadie piensa en vos: votá a Nadie". Una precisa ironía en la que se dejaba leer con absoluta claridad, que el gran candidato, la mejor opción, su líder era votar a o por "Nadie". Ciertamente si "Nadie" les da bolilla, la única opción es votar a Nadie. ¿Cuál sería el sentido de movilizarse en otra dirección? Pero Nadie, escrito como nombre propio, designa, la única posibilidad electiva de estos jóvenes universitarios. Nombra la impotencia real y denota por esta vía la inconsistencia de una función que no alcanza a hacer ni apariencia, ni ilusión. "Nadie" es el nombre propio que se le asigna a la impotencia real, el lugar vaciado de causa que aliente al movimiento del deseo. Otra de las situaciones a las que me refería estaba representada por un graffitti que plasmaba de manera literal lo que sucedía con los jóvenes en una ciudad veraniega. Una de las ciudades más frecuentadas por los adolescentes para celebrar la finalización de su año lectivo. El texto del graffitti en cuestión decía lo siguiente: "Ayudá a la cana, pegate solo". "Cana" es la forma en que la lengua coloquial designa a la policía. Sería al menos oportuno señalar que en más de una ocasión los jóvenes son objetos de tratos indebidos, cuando no violentos en nombre de lo que se llama el reconocimiento de identidad. - Página 2 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados La ligereza, la desmesura y la arbitrariedad de los hechos sociales a los que se enfrentan los jóvenes de nuestra época, tornan imperiosa la necesidad de interrogar la legalidad en la que estos hechos se originan y hallan su fundamento. Ya que su regularidad, tanto como el desenfreno al que conduce, nos enfrenta al permanente fracaso en el que encallan las instituciones sociales como soportes de una función legitimadora que preserve el lazo social, y ponga a resguardo la función instituyente de la palabra para el sujeto. Epoca en la que el cinismo y el fetichismo hacia los que la sociedad eyecta a los jóvenes, triunfan con desenfado por sobre las ilusiones capaces de dar cohesión y rumbo. Al borde ya del siglo XXI, la ausencia de una perspectiva crítica que vaya más allá de interpretaciones maniqueas sobre el real social de nuestro tiempo, en la que la educación, la salud, los derechos a la palabra, la participación política de nuestros niños y jóvenes han perdido protagonismo, se hace imprescindible alumbrar el camino con las reflexiones que el psicoanálisis puede y debe aproximar. Es innegable la incidencia que el discurso psicoanalítico produce desde siempre en el campo social, al dejar en descubierto los sitios en los que la relación que guardan el saber y la verdad pretenden silenciarse de manera ominosa. A partir de esta posición, el valor de nuestras reflexiones debieran permitir albergar la esperanza de hacer conjugar los intereses propios a nuestra ética de analistas. La que nos permite sostener la tesis lacaniana según la cual, "la ética es el peso de lo real, sitio en el que se sanciona el punto de nuestra presencia"(1). Me parece un interesante punto de partida para poder pensar y debatir la posición del analista ante la incidencia de la modernidad en las patologías actuales, de las que el sujeto adolescente, a través de sus expresiones clínicas, suele ser un exponente real. Un testimonio fiel de la marcada declinación de la función paterna como instancia legitimadora en la estructura. Adolescencia: estructura, tiempo y acto. Abordar el tema de la adolescencia desde la perspectiva psicoanalítica, destacando las observaciones a las que conduce la clínica con adolescentes, lleva de manera inevitable a preguntarnos por la particularidad, la diversidad de sus manifestaciones y la relación que ellas guardan con la estructura en juego para un tiempo de innegable conmoción en la subjetividad del mismo. - Página 3 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados Esta conmoción real a la que nos enfrentamos en la clínica con los adolescentes, conmueve el clásico lugar del analista en la transferencia. ¿Cuál es la estructura en juego para este tiempo por el que transita el adolescente? ¿Qué relación podemos establecer entre dichas manifestaciones clínicas y la posición del analista en la transferencia? Voy a recorrer, de manera sumaria, algunas referencias iniciales. Desde Freud, la relación del Inconsciente con la estructura de la neurosis, sus desarrollos conceptuales referidos a la producción sintomática y la evolución que los mismos tuvieron en el camino del tratamiento analítico, no han podido ser pensados por fuera de lo que Freud llamara: la "neurosis infantil". La referencia a la etiología de los síntomas ha tenido, como núcleo ordenador, las vicisitudes de la sexualidad infantil enmarcadas en el mito Edípico. La calificación freudiana de "neurosis infantil" no tarda en deslizarse hacia la polémica, cuando algunos hacen coincidir los tiempos de institución subjetiva con el acabado preciso de una estructura. El trazado definido de la represión instituyente daría por concluido desde el tiempo inicial el anudamiento del sujeto, escindido entre el saber y el goce, anudado a la falta real constituyente. Por lo tanto el niño haría su presentación a través de las formaciones del Inconsciente. La controversia que tomó al campo lacaniano, tanto en sus fundamentos estructurales como lo referente a la posición del analista en la transferencia, no tardó en desplazarse hacia la formalización de la clínica con adolescentes, centrada en el establecimiento del fantasma. También aquí podremos encontrar una manera de relación definida del sujeto adolescente tanto al deseo como al goce, producto de la eficacia de la operación de castración que, por el lenguaje, permitiría el anudamiento de los tres registros R.S.I. Sin embargo, el trabajo con estos pacientes en mi consultorio, y tareas de coordinación e investigación clínicas que desde hace años llevo a cabo en un hospital de nuestra ciudad con niños y púberes con trastornos emocionales severos - niños que discurren por escuelas llamadas "de psicóticos", hospital de día y adolescentes internados -, me han permitido por comparación disentir con estas formulaciones teóricas. - Página 4 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados No es propósito, al menos del presente trabajo, detenerme en la particularidad clínica de los llamados pacientes psicóticos, sí servirme del contrapunto que he podido establecer entre ellos y los púberes que se perfilan hacia una configuración neurótica, con el fin de extraer las necesarias consideraciones de estructura referidas exclusivamente a éstos últimos. Que un niño nazca, pertenezca al mundo de una configuración que otorga de hecho normas y funcionamientos que hacen a la convención necesaria del lenguaje, no otorga la habilitación requerible para sellar la pertenencia subjetiva a una nosografía que lo suponga de hecho sujeto. Sus disímiles manifestaciones clínicas distan lo suficiente de estas afirmaciones como para hacernos pensar que la eficacia subjetiva, en tiempos instituyentes sería producto de un solo corte, que defina de una vez por el mismo acto un modo de relación del sujeto niño al deseo, al objeto y a su falta. La adquisición de esta condición subjetiva, no podrá ser obtenida sin que en el niño se produzcan las operaciones lógicas necesarias, en tiempos cronológicos no menos esenciales que garanticen, de cumplirse con eficacia estructural, en otro tiempo, el de la pubertad, las instancias nominantes para su acreditación como sujeto. Es a partir de esta afirmación que propongo pensar la clínica con pacientes que atraviesan por este tiempo de "segundo despertar sexual", como una clínica de entre – tiempos lógicos. Entre - tiempo apto para incidir en la ratificación o rectificación de la estructura conforme pueda operarse una adecuada escisión entre el agujero y su borde, como condición escritural del fantasma. Previa trabajo de reinscripción del borde imaginario del objeto, del –, como condición de inscripción del objeto a. ¿Qué razones hallaríamos para sostener, por oposición al planteo teórico inicial, la propuesta que formulo? Sabemos que el trayecto del lenguaje a la palabra no es sin consecuencias ya que el ordenamiento simbólico del universo en el que nos constituimos, no introduce la diferencia como natural. "Esta problemática en torno a la verdad, planteada desde Freud, introduce la consideración de que el sujeto se estructura en el desajuste radical entre el saber y el sexo". No hay niño que transite la infancia por fuera del desajuste estructural que implica el encuentro del viviente, de todo sujeto hablante con la palabra y con la demanda del Otro. Cierto es que hay desajustes y desajustes. No es lo mismo estar afectado de una inhibición o - Página 5 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados de manifestaciones que reclaman por esta vía una intervención que permita un ordenamiento para proseguir su camino, de aquél que por el tipo de manifestación que presenta pareciera quedar por fuera de esta chance. No es lo mismo intervenir a través del juego y de las operaciones lúdicas para que siga transitando su neurosis infantil - operada la redistribución de su economía de goce -, de los niños cuyas estructuras requieren la introducción de elementos suplementarios y reales para la configuración de una marca diferencial en cuanto a su goce, de la que se revelan carentes. Distintas serán sus formas de anudamiento. De igual modo, no es lo mismo el adolescente que se presenta por no saber quién es él para los otros, su padecida inadecuación social, su dificultosa relación a un grupo que le dé pertenencia, las inseguridades que le infunden sus sensaciones corporales de las que dice sentirse preso, sus temores e inhibiciones para acercarse al partenaire del otro sexo, y que no siempre será del otro sexo, la ineludible sensación de no verse "en forma" frente al espejo; del adolescente que quiere matarse o de aquel otro que debe ser internado por una crisis episódica o por un desencadenante psicótico. La diversidad de las manifestaciones hace pensar en dimensiones clínicas del goce diferenciales que reenvían a diferentes fallas de nominación, que el desfallecimiento de la función paterna puede presentar en los tiempos de institución subjetiva. ¿Qué sucede desde el inicio en el plano de la configuración estructural? Sabemos que el niño que viene al mundo, viene determinado por las marcas que en su cuerpo real inscribe la demanda del Otro. Este destino de la condición humana, hace que el niño se aloje tanto en el narcisismo de los padres como en el lugar que la falta del Otro dona a su advenimiento, alojamiento que lo significa como siendo el objeto de esa falta. Debe "matrizarse" en el deseo de la madre para constituir la ecuación niño - falo, hecho que implicaría ya la castración en la madre es decir la localización de su deseo - el de la madre con relación a una falta estructurante, que delimite el rechazo necesario de cierto goce para alojarlo como siendo el objeto de su falta. Notación que en el álgebra lacaniana nombramos como – falo imaginario. Del devenir que la lógica de los tres tiempos del Edipo imprime para el niño, - en el pasaje por las formas de negativización, los tiempos de escritura de la falta, frustración, privación, castración - obtendrá "los títulos que guardará en el bolsillo" para poner a prueba en otro - Página 6 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados tiempo no menos importante para la rectificación o confirmación de la estructura. En este sentido el niño entra al Edipo como objeto del Otro para salir de él, en el mejor de los casos como sujeto dividido por la palabra. "Se humaniza" en el proceso de diferenciación con el Otro, diferencia que permite dar una primera inscripción de la significación fálica que engendra la castración con relación a una pérdida de goce absoluto y la localización de un saber en falta. Quiero destacar que la producción de saber Inconsciente - S2 - es subsidiaria del vaciamiento del saber absoluto del Otro, eficacia producida por la metaforización del deseo materno que interdicta el goce del Otro al tiempo que abre la hiancia necesaria para recortar allí en ese hueco, el objeto de goce. Sin embargo esta primera vuelta de la represión con consecuencias metapsicológicas para el niño debe aguardar otro tiempo para poner en juego su titularidad, es decir su acreditación. Recordemos que es con el advenimiento de la pubertad que Freud asigna el comienzo de las transformaciones que conducirían el temprano florecimiento sexual infantil "hacia su definitiva constitución normal." La emergencia que el real sexual desencadena en las formas del cuerpo, halla de manera inevitable correlato en el registro imaginario. El cuerpo, cautivo en lo real de la metamorfosis puberal, pasa a constituirse en una verdadera molestia para su portador, quien no sabe muy bien de qué se trata lo que allí está sucediendo. Su condición de ser hablante, es decir la relación que guarda con el lenguaje y la palabra, no basta por sí mismo a constituirse en barrera eficaz a esta emergencia de goce pulsional que los fracasos de la represión introducen con desmedida. Ni los exime de la contrariedad a la que se ven expuestos frente a la discordancia entre lo que sienten y lo que la pantalla refleja. El aflojamiento de la cuerda real e imaginaria se presenta la aptitud necesaria para que por su hendidura se filtren manifestaciones ruidosas, inespecíficas en apariencias, los inevitables acting out hasta el reconocido suicidio del adolescente. Esta topología incidida por lo real no puede ser pensada por fuera de los efectos que la deriva pulsional reintroduce, en los bordes, en el cuerpo del púber produciendo desórdenes de los más variados en su imagen especular. - Página 7 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados Esta matriz yoica puesta en cuestión por el resquebrajamiento del narcisismo, paralelamente al de los ideales parentales puestos a caducar necesariamente en este tiempo, deja al púber expuesto a los avatares del goce pulsional, a la demanda del Otro real, con consecuencias clínicas diversas. Recorte clínico: desde el inicio. Hacía tiempo que Carla quería consultar a una analista. La postergación no tuvo que ver con ella. Llamó y solicitó un turno. De inmediato llamó su madre para aclarar que mi nombre había sido propuesto por el padre de Carla, su ex esposo. No había "razones mayores" para negarse, aclara, pero ella proponía otro analista. La resolución que se dieron entre ellos fue dirimir la elección a través de sendas entrevistas. Una entrevista conmigo y luego con la otra analista. No me fue inadvertido en el transcurso de la misma cómo la escena pasaba a convertirse en una arena más de los múltiples frentes de batalla que esta pareja seguía manteniendo. La preocupación real por la hija, no alcanzaba a tener el grado de acreditación suficiente para deponer lo que entre ellos, y de cada uno seguía debatiéndose. Lo recortaría en el siguiente rasgo: la madre, ni por su presencia ni por su palabra alcanzaba a tener el grado de ciudadanía necesaria, como mujer y madre, para el padre de Carla. Por su parte, este padre hacía ostentación de su supuesta superioridad a través de gestos que dirigidos en pretendida complicidad hacia mí intentaban - por esa vía - ridiculizar, menoscabar las apreciaciones de la ex mujer, madre de su hija. Señalé en aquel momento que a pesar de la preocupación que ambos decían tener por lo que le sucedía a Carla, la pelea entre ellos no le hacía el lugar necesario al pedido que desde hacía tiempo ella venía formulando: quería ir de un analista. Único punto en el que los padres estaban de acuerdo, no sin el alto precio de posponer la demanda en favor de una demora por la elección del analista, sitio en el que se reinstalaba la lucha entre ellos. Siete meses transcurrieron hasta recibir un nuevo llamado de Carla. No le oculto mi reconocimiento y sorpresa a su pregunta tímida: si la recuerdo. Tampoco ahorro señalar el tiempo transcurrido. Ahora es ella quien pide una entrevista. Al sugerirle un día y un horario el - Página 8 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados silencio que se provoca hace que le pregunte: "¿qué pasa?" Con marcado pudor, tartamudeando me dice que ese día y próximo al horario que yo le doy tiene la entrevista con la otra analista. Se hizo evidente, que después de haber efectuado las entrevistas con las dos analistas sus padres no pudieron llegar a un acuerdo sobre la elección. Elección que quedó a la cuenta de Carla. Agrega casi de inmediato que no importa y que verá cómo hará para llegar. En ese momento intervengo y le digo que no. Su entrevista no será ese mismo día. Será otro. Y además le hago una propuesta: le doy un turno un par de días posteriores a la otra entrevista. Un par de días, no demasiados. Si al cabo de esa entrevista con la analista propuesta por la madre, siente innecesario tener la entrevista conmigo por entender que para ella es suficiente, me lo haría saber. Con vacilación acepta. Al cabo de su entrevista con la otra analista llama para decirme que, de todas maneras, quiere tener la entrevista conmigo. Hasta ese momento no nos habíamos visto. Todo había sucedido telefónicamente. En el transcurso... No cree que lo que a ella le suceda sea ni "muy raro" ni "muy normal". Cierto es que no se siente segura de nada. Cursa sin mayores dificultades su escolaridad secundaria a la que no necesita dedicarle demasiado tiempo, pese a que su padre le señala de manera reiterada - que no hace el esfuerzo suficiente que él entiende debiera hacer. Su preocupación es otra. Siente que "algo raro" le pasa cuando tiene que hablar con alguien, así sea con sus amigas. Una suerte de inseguridad se apodera inhibiéndola de decir lo que piensa. Ni qué decir si se trata de hablar con algún chico. No sería tomada en serio por ellos. "Es como si tuviera que decir lo que el otro espera que yo diga. Sólo pienso en eso. Miro y trato de darme cuenta qué es lo que el otro quiere que diga". Situación que de inmediato se instala en la transferencia. Pasa gran parte de su tiempo sintiendo que su cuerpo es "demasiado grande", que está "gorda", que difícilmente pueda agradar a alguien, que los otros no la van a tener en cuenta. "Me pierdo de decir lo que pienso por temor a que piensen que es una estupidez". - Página 9 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados En medio de esta situación observo que Carla presenta actitudes de "despiste" que relata de manera graciosa. "No sé qué me pasa quería ir para un lado y sólo me di cuenta que estaba en otro a las tres cuadras." Esta inhibición que envuelve a Carla no deja de acarrearle un sin fin de consecuencias desagradables con sus amistades, por cierto escasas, ya que no logra adquirir el grado de confiabilidad requerido por los otros. Advierten que se suma sin oposición a todo lo que los demás proponen. Hecho que suele dejarla sola. A medida que el análisis avanza comienza a delinearse el lugar que Carla ocupa para sus padres. La madre acude a ella frente a cada una de las dificultades que la conformación de la nueva pareja le acarrea en la convivencia. Frente a estos episodios Carla dice de su madre que es una tonta, que no piensa bien las cosas, no sabe ocupar su lugar hasta confundirse entre las hijas como una más. Algunas de las escenas descriptas avalarían esta lectura efectuada por ella. Pero al mismo tiempo observo el exceso y la rapidez en la descalificación de su madre. Y el padre, capturado por la pelea que no cesa con su ex esposa, le demanda a su hija que tome partido en la disputa, enfureciéndose cada vez que ella pretende guardar adecuada distancia del conflicto. Encarna el punto de descalificación que el padre tiene de su madre. Por lo tanto Carla queda perdida en y de su lugar. De hija por un lado y del camino de su sexuación como mujer por otro. En medio de este panorama quiere aprender a manejar, para ello necesita del auto del padre. Él dice querer acompañarla para que practique, no sin recalcarle ante el mínimo error su ineptitud para agregar que "así no va a aprender a manejar nunca nada". Establecida la confianza real en la transferencia, condición indispensable para el tratamiento con los adolescentes, le pregunto: "¿Y vos le crees?" La puesta en interrogación de las manifestaciones de su padre, interrogación que no puede ser sino a expensas del analista, las hace extensibles a sus dificultades para acercarse a los muchachos. "Sabes, los otros días me fui pensando que en realidad mi papá siempre dice que ningún hombre toma en serio a una mujer. Él hablaba de sus novias, pero pensé si eso - Página 10 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados también no tenía que ver conmigo". Dirigiéndose con atención hacia mí me pregunta: "¿No te parece?" Consideraciones finales. La constelación edípica, sea cual fuere su insuficiencia, ofrece una coordenada de inestimable valor clínico para establecer el punto de falla en el que se localizan estas expresiones siempre dislocadas y anárquicas en apariencia. Ellas representan una verdadera puesta en cuestión de la dialéctica del sujeto al Otro, que retroactúan sobre la inscripción de la primera vuelta narcisística, tiempo de matrizado yoico en el que el niño haya su primera ubicación en el mundo, interrogándolas en el mejor de los casos. Es decir cuando es posible contar con el hueco estructural que soporte la interrogación y admita como dice Freud que es en la pubertad que vuelven a jugarse los desafíos de los primeros tiempos. Ciertamente el tránsito del autoerotismo - cargas de objeto en el propio cuerpo, a la búsqueda del objeto en el cuerpo del partenaire - no puede producirse sin redefinir el término imaginario por el cual fue acogido en el campo ilusorio del Otro. Falta que inscribe tanto en el niño como en la madre la función del padre privador, imaginariamente fálico, quien debiera acoger la carga erótica del deseo materno, negativizando por ello también al "niño – todo" como única valencia de goce materno. Esta tensión desenfrenada que la satisfacción del goce pulsional introduce como posible en el segundo despertar sexual, requiere la reescritura, la marca literal de la imposibilidad de satisfacción del goce que la demanda del Otro real introduce al nivel de la pulsión. Marca de corte que sólo la atribución del padre ideal podrá hacer efectiva en la doble vertiente de la prohibición. El renovado pasaje por la castración imaginaria, como operador de la castración simbólica, hará velar la cara real de objeto de goce que es inscribiéndolo en falta y permitir, como corolario, transitar la pubertad hacia una nueva y necesaria forma de ilusión amorosa. Ilusión que no le es ajena al escritor español Vicente Gaos quien con sensibilidad poética nos dice de la adolescencia: ¡Qué negación de Dios, que sima oscura cuando llegó la noche poderosa, hermética tiniebla, inmensa losa - Página 11 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados sepultando principios de hermosura! Creía en Dios, creía en la blancura del mundo, sentí un día la amorosa mano de Dios sobre mi frente hermosa de niño ¡La mañana era tan pura! Sálvame tú, mi amor apasionado, mi única estrella, mi razón de vida en la noche sin Dios, súbita y triste. Necesito vivir iluminado. Dame tu luz de amor más encendida. Existe al menos tú, si Dios no existe. *** NOTAS (1) Lacan, Jacques: Seminario "La ética del Psicoanálisis". Editorial Paidós. Pág. 32. Bibliografía. Amigo, Silvia: "Veinte años después. La práctica del análisis y sus interrogantes hacia el fin de siglo". Cuadernos Sigmund Freud Nº 17. EFBA. Coriat, Elsa: "Hacia una formalización del psicoanálisis de niños".Cuadernos Sigmund Freud Nº 17. Dolto,Francoise. "La causa de los adolescentes". Editorial Seix Barral. - Página 12 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados Flesler, Alba: "El duelo de los niños". Cuaderno Sigmund Freud Nº19. Freud, Sigmund. "Tres ensayos de teoría sexual". (1905) "Las metamorfosis de la pubertad". "Introducción del Narcisismo". (1914) "Pulsiones y destinos de pulsión". (1915) "La organización genital infantil". (1923) Lacan, Jacques. Seminario V "Las Formaciones del Inconsciente". VII "La ética del Psicoanálisis". Editorial Paidós. XI "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis". Escritos. "Estadio del espejo como formador de la función del Yo". "La significación del falo". "Conferencia de Ginebra sobre el síntoma". Intervenciones y Textos 2. Manantial. "La Tercera". Intervenciones y Textos 2. Manantial. "El despertar de la primavera". Intervenciones y Textos 2. Manantial. Meghdessian de Nanclares, Analía: "Alcances y límites de un aprendizaje posible". En "La salud Mental y el Hospital Público". II Congreso Argentino de prácticas Institucionales con Niños y Adolescentes. Editorial Polemos. Buenos Aires, 1998 Sarlo, Beatriz: "Instantáneas". Medios, ciudad y costumbres en el fin de Siglo. Editorial Ariel. 1996. Vegh, Isidoro: "Las intervenciones del Analista" Editorial ACME- agalma. 1997. - Página 13 de 13 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados