Corto plazo La crisis fue el peor desastre económico estadounidense desde la Gran Depresión. En los Estados Unidos, el mercado de valores se desplomó, eliminando casi $ 8 billones en valor entre fines de 2007 y 2009. El desempleo aumentó, alcanzando un máximo del 10 por ciento en octubre de 2009. Los estadounidenses perdieron $ 9.8 billones en riqueza a medida que el valor de sus viviendas se desplomó y sus cuentas de jubilación se evaporaron. “Fue un impacto tan grande para el sistema económico que desató una dinámica que aún no comprendemos del todo”, dijo Joe Brusuelas, economista jefe de RSM, una firma de auditoría y asesoría. Largo plazo La economía estadounidense se ha recuperado en gran medida. A fines de agosto, el mercado de valores de EE. UU. estableció un récord por el alza de precios más prolongado de su historia, reabasteciendo las cuentas de jubilación de los trabajadores que permanecieron invertidos durante episodios de volatilidad. Los precios de la vivienda también han hecho un rebote, lo que ha empujado a la riqueza inmobiliaria total a superar los niveles observados en el pico anterior a la recesión. El desempleo es bajo, en 3,9 por ciento en julio. "Es justo decir que la crisis fue una calamidad financiera para los propietarios de viviendas en todas partes, pero ahora casi todos han recuperado lo que perdieron en esa recesión", dijo Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics. Aun así, la recuperación no ha impulsado a todos los consumidores por igual. Muchos trabajadores han luchado por conseguir trabajos que pagaran tan bien como los puestos que tenían antes de la recesión. Ese cambio, combinado con el tiempo que pasó sin trabajar y otras caídas en la productividad desde la crisis, ha llevado a una pérdida de alrededor de $70,000 en ingresos de por vida para cada estadounidense, según una estimación del Banco de la Reserva Federal de San Francisco. A finales de 2017, 4,4 millones de propietarios estaban bajo el agua de sus hipotecas, lo que significa que debían más de lo que valían sus casas, según la empresa de bienes raíces Zillow. Tras el estadillo de la crisis, se expandió rápidamente a otros sectores y países. Lo que en un comienzo fue la crisis de hipotecas subprime, evolucionó a ser la mayor crisis económica a nivel global. Como resultado del estadillo, las primeras instituciones que se vieron gravemente afectadas, como se ha señalado antes, fueron los bancos de inversión. Las aseguradoras también pasaron por graves dificultades, como el caso de AIG, debido a su incapacidad para hacer frente a todos los contratos de seguro que habían expedido cubriendo el impago de vehículos respaldados por hipotecas subprime. Las agencias de ráting vieron su imagen muy dañada tras el estallido de la crisis, pues se las acusaba de la elevada calificación que habían otorgado a activos cuya solvencia y composición era más que cuestionable. También, aquellos bancos comerciales que no quebraron quedaron descapitalizados, poniendo en riesgo los depósitos de miles de clientes. Por último, la Reserva Federal y su actuación quedó en entredicho, pues se vio que debería haber jugado un papel mucho más importante en la supervisión y control de las entidades financieras. En definitiva, tras la crisis financiera de 2007 y los fenómenos anteriormente descritos, el flujo de dinero en los mercados internacionales de crédito se frenó en seco. La crisis se extendió globalmente, afectando en menor o mayor medida a todos los países. Europa es una de las zonas que más afectada se vio, por diversos motivos.