LECCIÓN 1: INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL: Sumario: A. ¿Qué es el derecho penal moderno?. B. Funciones del Derecho penal. C Referencias históricas del derecho penal D ¿Qué es la dogmática jurídicopenal?. E. ¿Qué es la política criminal? A.- ¿QUÉ ES EL DERECHO PENAL MODERNO? Esta pregunta es el inicio de todo dialogo posible para entender a que terrenos académicos nos aventuramos. Es como cuando conocemos a una persona, si esta nos interesa, nos hacemos la pregunta, ¿Quien es?, y para responder a ello ante todo conocemos, a lo que se dedica, y cuales son sus finalidades. De la misma forma, diremos que el derecho penal se dedica a imponer penas. Así cuando más sabemos de él, vemos castigos, sanciones y sufrimientos de victimas y victimarios. Sin embargo no queremos hablar de todo el derecho penal sino referimos al derecho penal “moderno”. Es decir de aquel derecho penal que es producto del proceso cultural y social de la ilustración europea. En este derecho penal la búsqueda del castigo no será de cualquier manera sino respetando determinados principios y reglas. Entonces preliminarmente podemos decir que desde el punto de vista objetivo, el derecho penal es: Conjunto de normas jurídico penales, que regulan comportamientos y toman en cuenta resultados, por medio de tipos penales, los mismos que definen las figuras delictivas, las que se encuentran conminadas con una pena, dentro de un debido proceso. Es decir, en resumen, el derecho penal tiene como punto de partida de su análisis el derecho positivo. Es un buen punto de referencia saber que expresa la ley penal para empezar a conocer el derecho penal, es decir conocer el código y las leyes especiales. Pero si sólo definimos al derecho de manera formal corremos el riesgo de caer en la arbitrariedad estatal. B. - ¿CUÁLES SON LAS FUNCIONES DEL DERECHO PENAL?. Ya sabemos que es el derecho penal y si entendemos que no puede ser la mera imposición de castigos o penas sino debe cumplir funciones, es oportuno conocerlas: FUNCIÓN TUTELAR-PREVENTIVA: a) .- Protección de bienes jurídicos.- esta función de tutela o protección de los bienes y valores fundamentales, son imprescindibles para el pacifico desarrollo de la vida en sociedad, frente a las graves formas de agresión (delitos). Esta función tutelar o protectora es una función de garantía, es decir, de prevención. Toda norma penal protege un concreto bien jurídico y todo delito lesiona una norma (y, por tanto, todo delito lesiona o pone en peligro el bien jurídico que la norma protege). Precisamente por ello, la propia norma penal prevé la imposición de una sanción penal (pena o medida de seguridad) para el sujeto que quebrante la norma, esto es, para el sujeto que realice un injusto típico o, en general, un delito. b) .- Prevención de la criminalidad.- ¿Cómo se compagina la protección de bienes jurídicos con la prevención de los mismos? ¿Es lo mismo protección que prevención? ¿O bien son cosas diferentes? Protección y prevención, mantienen una relación de medio a fin. El Derecho penal ha de asegurar determinados bienes jurídicos frente a una eventual lesión o puesta en peligro a través de la realización de futuros delitos. El derecho penal ha de proteger bienes jurídicos (= Concederles garantía normativa) con vistas a la prevención de ataques a esos bienes (= evitación de futuros delitos, o sea, de futuras lesiones o puestas en peligro de esos bienes jurídicos). Es decir la protección, la tutela o garantía jurídica que concede la norma penal a determinados bienes es una actividad teleológica o finalista. Por ello, la protección de bienes jurídicos es el contenido, y la prevención de la comisión de delitos es el fin. La protección y la prevención forman un binomio inseparable, porque la protección es inseparable de la prevención, puesto que precisamente se protege para prevenir, de modo que si el fin de prevención delictiva decae también inexorablemente el medio para el logro de ese fin, o sea, la protección típica. c) Medios jurídico-penales de tutela y prevención.Como ya sabemos, los instrumentos o medios de que se vale el Derecho penal para desempeñar sus funciones de tutela de bienes jurídicos y de prevención de criminalidad son la pena y la medida de seguridad. La pena: es la consecuencia jurídica lógica del delito, y su imposición conlleva una situación de seguridad jurídica. La pena intenta prevenir la comisión de nuevos delitos en la sociedad (prevención general de la criminalidad) y, a su vez, pretende evitar que el sujeto vuelva a delinquir (prevención especial). La medida de seguridad: es la consecuencia jurídica del "injusto típico” realizado por: Un sujeto inimputable = (incurso en una causa de inimputabilidad, esto es, ausencia de capacidad de culpabilidad) Ó semiimputable = (sujeto con capacidad de culpabilidad disminuida o incompleta). Al igual que la pena, la medida de seguridad consiste en una privación de bienes jurídicos del autor del injusto típico, que se determina en razón de la peligrosidad criminal y se impone en evitación de futuros delitos, substanciándose en la aplicación del tratamiento más adecuado, según la naturaleza y personalidad del sujeto, ya sea curativo, terapéutico, educativo, asistencial, y socialmente integrador. FUNCIÓN DE CONTROL SOCIAL: a) ¿ El derecho penal como instrumento del control social? Un sector doctrinal ha resaltado que el Derecho (en general) y el Derecho penal (en particular) cumplen una función de control social. Este concepto, como muchos otros conceptos criminológicos y sociológicos, es difícil de definir en el marco de la Dogmática penal. Suele definirse el control social como “el conjunto de instituciones, estrategias y sanciones sociales que pretender promover y garantizar dicho sometimiento al individuo a los modelos y normas comunitarias” El Derecho penal constituye, para esta posición, un sistema de control social primario y formalizado, que se integra en el total sistema de control social: el control social sólo sería una mínima parte de ese control social general, aunque la función social del derecho penal es insustituible. b) Crítica.- Una función específica del Derecho penal es la prevención de delitos. Ahí se acaba, se debe acabar, el control social jurídico-penal. Lo demás es exceso. El concepto de control social es tan vago y ambiguo, como etéreo, y esta imprecisión lo hace inaceptable En última instancia, decir que el Derecho penal cumple una misión de control social es decir muy poco o - incluso- es como decir nada: nada especifico aporta a la descripción del Derecho penal el afirmar que sea un instrumento de control social, pues esta misión es predicable, no sólo de todo el ordenamiento, sino además de muchos otros factores condicionantes. Es más, Ignacio Serrano Butragueño lo gráfica así: “entender el derecho penal como un instrumento de control social equivale, a mi juicio, a poner a todo el mundo bajo sospecha”. FUNCIÓN ÉTICO-SOCIAL: a) La protección de bienes jurídicos mediante la tutela del “mínimo ético”.Hans Welzel, sostuvo que la función del Derecho penal no puede limitarse a la protección normativa de determinados bienes jurídicos estimados necesitados y dignos de tutela penal, sino que ha de acudir a otras esferas (normativas) de carácter ético o moral. Consistente en la defensa de los valores éticos de la sociedad, garantizando el “mínimo ético” imprescindible para el desarrollo de la pacífica vida social. De este modo, el Derecho penal, al sancionar determinadas acciones delictivas (homicidio, lesiones, coacciones, injurias, etc.), no proteger inmediatamente bienes jurídicos (vida, integridad física, libertad, honor, etc.) sino que fomentan en los ciudadanos la idea que tales bienes jurídicos no deben ser lesionados. La educación o fomento de la cultura del respeto a algunos bienes imprescindibles para el desenvolvimiento de la vida social. b) Crítica.- cabe preguntarse: ¿Es verdad, como cree Welzel, que sólo protegiendo esos principios eternos se pueden tutelar bienes jurídicos? ¿Todos los bienes jurídicos provienen o encuentran su fuente en esos valores ético-sociales de naturaleza jurídico-natural?. Todo esto es muy discutible, y es probable que muestre escasa validez y eficacia dogmática y práctica en el sistema del derecho penal. No es suficiente para determinar el bien jurídico protegido, la alusión abstracta al mínimo ético. Ó como diría RADRUCH, "el Derecho penal es moral en tanto es posibilidad de lo inmoral'’. FUNCIÓN DE GARANTÍA DE LA IDENTIDAD NORMATIVA DE LA SOCIEDAD: a) La vigencia de la norma como función del Derecho penal en la doctrina de Jakobs.- La función del Derecho penal reside según Jakobs en el "aseguramiento cognitivo” de la "vigencia de la norma” (‘Sicherung’ o ‘Bestátigung’ der ‘Normgeltung’, esto es, el reconocimiento o mantenimiento de la validez del Derecho. Se trata de una función de garantía de la identidad normativa de la sociedad. La argumentación de Jakobs es clara y coherente. Según él, todo delito supone un quebrantamiento de la norma, esto es, quiebra la expectativa normativa, lesiona la vigencia del Derecho. Y la imposición de una pena al quebrantador indica que la norma sigue vigente, protegiéndose de este modo la Sociedad. b) Función “manifiesta” y función “latente” del Derecho penal.- Recientemente Jakobs ha precisado su pensamiento sobre la fundamentación de la pena, alcanzando trascendencia en la dogmática jurídico- penal: - La función manifiesta de la pena consiste en confirmar la identidad de la sociedad, es decir, se trata de un efecto confirmante- Este efecto tiene como destinatario a todas las personas, esto es, todos los participantes en la comunicación social. - La función latente se identifica, por el contrario, con la idea de prevención general positiva, es decir se trata de efectos preventivos, y se dirige únicamente a sujetos carentes de disposición jurídica, es decir: toda delito infringe una norma, y toda pena marginaliza el hecho delictivo, restableciendo la estabilidad normativa de la Sociedad, es decir, alcanzando el fin manifiesto de la norma. FUNCIÓN PROMOCIONAL DEL DERECHO PENAL: a) El Derecho penal como promotor del cambio social.La importancia del Derecho penal es de tal entidad que se le ha configurado prácticamente como el motor o promotor del cambio social, la voz cantante de la actitud de los ciudadanos frente a la ley. El Derecho penal desde esta perspectiva promocional, no se limita a proteger o consolidar un statu quo ya existente (modelo conservador), sino que ha de impulsar de manera activa y emprendedora los cambios de actitudes en la sociedad. b) Crítica.- El Derecho penal ni es ni debe ser motor ni promotor del cambio social. Excede de los cometidos del sistema punitivo el de impulsar una transformación en la sociedad, no puede imponer conductas. El Derecho penal únicamente ha de proteger los bienes jurídicos más destacados de los ciudadanos y de la comunidad frente a las más graves e intolerables conductas atentatorias contra los mismos. FUNCIÓN SIMBOLICA DEL DERECHO PENAL: a) El efecto Psicológico del Derecho penal como símbolo del respeto a los bienes jurídicos.- Según algunos autores llega a legitimar el Derecho penal, desde esta perspectiva se señala que el Derecho penal, ejerce sobre los ciudadanos un efecto psicológico que genere sentimientos varios, pero que en última instancia tiende a que toda la sociedad tenga la convicción de que las normas se aplican, desplieguen su eficacia y de este modo se protejan bienes jurídicos. b) Crítica.- esta doctrina incurre en “controdiction termino", al confundir ‘función’ con ‘efecto’, la pretendida ‘función (simbólica)’ no puede definirse por sus consecuencias, esto es, por su ‘efecto (psicológico)’ sobre los ciudadanos. Por un lado no es cierto ni seguro que el Derecho penal cause un efecto psicológico en la población, y por otro si en efecto lo causase conviene preguntarse si ese efecto (o múltiples y varios efectos) sirve realmente para predicar de él una función del Derecho penal. Conclusiones: Se ha visto varias doctrinas de diferentes autores, sin embargo vale decir y destacar que la función primordial es la función tutelar-preventiva, esto es la protección de bienes jurídicos y prevención de ataques lesivos a los mismos. C. - REFERENCIAS HISTÓRICAS DEL DERECHO PENAL La historia de esa conclusión aparentemente lógica y simple fue fruto de una evolución, vinculada al desarrollo político y económico. En los tiempos primitivos no existía un derecho penal sino un sistema de castigos, una serie de prohibiciones basadas en conceptos mágicos y religiosos, cuya violación traía consecuencias no sólo para el ofensor sino también para todos los miembros de su familia, clan o tribu. Precisamente la aparición de las culturas mesopotania, hebrea, pretendieron limitar la venganza como método de castigo. El Código de Hammurabi, y la Ley mosaica intentan establecer una primera proporcionalidad entre el daño producido y el castigo. Este debe ser igual a aquel. Es el famoso "ojo por ojo, diente por diente". DERECHO ROMANO: El extenso período que abarca lo que habitualmente denominamos Derecho romano puede ser básicamente divido en épocas, acorde al tipo de gobierno que cada una de ellas tuvo. A partir de la ley de las XII tablas se distinguen los delitos públicos ("crímenes") de los delitos privados ("delitos", en sentido estricto). Los primeros eran perseguidos por los representantes del Estado en interés de éste, en tanto que los segundos eran perseguidos por los particulares en su propio interés. Es de destacar que la ley de las XII tablas no establecía distinciones de clases sociales ante el derecho. Con el correr del tiempo los delitos privados pasan a ser perseguidos por el Estado y sometidos a pena pública. Durante la época de la República, solo van quedando como delitos privados los más leves. El derecho penal romano comienza a fundarse en el interés del Estado, reafirmándose de este modo su carácter público. Esta característica se ve claramente en la época del Imperio. Los tribunales actuaban por delegación del emperador; el procedimiento extraordinario se convirtió en jurisdicción ordinaria en razón de que el ámbito de los crímenes contra la majestad del imperio se fue ampliando cada vez más. Con el desarrollo del período imperial no se tratará ya de tutelar públicamente intereses particulares, sino de que todos serán intereses públicos. EDAD MEDIA: La edad medía: desaparecido el Imperio romano, desapareció la unidad jurídica de Europa. Las invasiones de los llamados pueblos bárbaros trajeron costumbres jurídico- penales diferentes, contrapuestas muchas de ellas a los principios del derecho del Imperio Romano. A medida que el señor feudal fortalece su poder, se va haciendo más uniforme el derecho, como fruto de la unión del antiguo derecho romano y de las costumbres “bárbaras”. Así cobra fuerza el Derecho Canónico, proveniente de la religión católica que se imponía en Europa por ser la religión que se había extendido junto con el Imperio Romano. El Derecho Canónico que comenzó siendo un simple ordenamiento disciplinario crece y su jurisdicción se extiende por razón de las personas y por razón de la materia. Llegando a ser un completo y complejo sistema de derecho positivo. Se puede destacar que el derecho canónico institucionalizó el derecho de asilo, se opuso a las ordalías o juicios de Dios y afirmó el elemento subjetivo del delito. Es muy debatido si se distinguía el delito del pecado, basta con mencionar algunos de los actos que se consideraban delitos: la blasfemia, la hechicería, el comer carne en cuaresma, el suministro, tenencia y lectura de libros prohibidos, la inobservancia del feriado religioso, etc. Los Glosadores y los Postglosadores: Con la concentración del poder en manos de los reyes, y la consiguiente pérdida del mismo por parte de los señores feudales, se sientan las bases de los Estados modernos. En las Universidades italianas, principalmente, se estudia este derecho, como también las instituciones del Derecho Canónico y del derecho germano. Los glosadores avanzan sobre el derecho romano a través del Corpus luris de Justiniano, recibiendo su nombre por los comentarios (glosas) que incluían en los textos originales. Los postglosadores ampliaron el campo de estudio, incluyendo también las costumbres (derecho consuetudinario). EL DERECHO PENAL LIBERAL: César Bonesana (Marques de Beccaria) fue el autor de ‘De los delitos y las penas’ (1764) al cual se considera como la obra más importante del lluminismo en el campo del derecho penal. La pretensión de Beccaria no fue construir un sistema de derecho penal, sino trazar lineamientos para una política criminal. "Beccaria fue el primero que se atrevió a escribir en forma sencilla, en italiano, en forma de opúsculo, y concebido en escuetos silogismos y no en la de aquellos infolios en que los prácticos trataban de resumir la multiplicidad de las leyes de la época. Sobre todo, Beccaria es el primero que se atreve a hacer política criminal, es decir, una crítica de la ley". Así se expresaba Jiménez de Asúa haciendo referencia al autor italiano. Beccaria parte de los presupuestos filosóficos imperantes de la época (el Contrato Social, de Rousseau) como origen de la constitución de la sociedad y la cesión de mínimos de libertad a manos del Estado y su poder punitivo para la conservación de las restantes libertades. La crítica surgida del libro de Beccaria conduce a la formulación de una serie de reformas penales que son la base de lo que conocemos como Derecho Penal liberal, resumido en términos de humanización general de las penas, abolición de la tortura, igualdad ante la Ley, Principio de Legalidad, proporcionalidad entre delito y pena, etc. Sin embargo, no se puede dejar de mencionar en la misma línea a Montesquieu, Marat y Voltaire. Precisamente uno de los más importantes difusores de la obra de Beccaria fue Voltaire. ESCUELA CLÁSICA O LIBERAL.: El primer representante de esta ‘escuela’ es Francisco Carmignani. Su obra ‘Elementos de Derecho Criminal’ propone un sistema de derecho penal derivado de la razón, siendo uno de los primeros en trazar un sistema científico del derecho penal en lengua no germana. Siguiendo a Carmignani, pero superándolo, aparece en el escenario de la escuela liberal Francesco Carrara, conocido como ‘el Maestro de Pisa’. En su ‘Programma del Corso di Diritto Crimínale’ (1859) la construcción del sistema de derecho penal alcanza picos de depuración técnica, tanto que cuando muere Carrara se empieza a visualizar el proceso de demolición del derecho penal liberal. "Ya tenemos el derecho penal liberal construido por unos hombres que lo creen definitivo. Conviene recordar que Carrara le confía a sus discípulos el encargo de dedicarse más bien al derecho adjetivo, al derecho formal y rituario, que al derecho material, el cual creía asentado para siempre." (Jiménez de Asúa). POSITIVISMO: Ante los avances de la ciencia y el afán por superar el Estado Liberal no intervencionista, buscando afrontar su ineficacia respecto al nuevo crecimiento de la criminalidad, nace el positivismo. Su idea es que la lucha contra la criminalidad debe hacerse de una forma integral permitiendo la intervención directa del Estado. Escuela Positivista Italiana: su fundador fue César Lombroso quien cambió el enfoque del delito como ente jurídico para dirigirlo hacia el delincuente como hecho observable. Lombroso escribió ‘L’uomo delinquente’ en 1876, colocando al delincuente como fenómeno patológico, respecto del cual sostiene la existencia de una predisposición anatómica para delinquir, por lo que afirma la existencia de un delincuente nato por una malformación en el occipital izquierdo. Lombroso no era un jurista, por lo que Enrico Ferri será quien le de trascendencia jurídica a las teorías de Lombroso. Ferri rotula como ‘delincuente nato’ al ‘uomo delinquente’ de Lombroso. El punto central de Ferri es que para su positivismo el delito no es la conducta de un hombre, sino el síntoma de un mecanismo descompuesto. Con Rafael Garófalo se completa el trío positivista italiano, y con él queda demarcada la tesis de ‘guerra al delincuente’. Con él surge la idea de un ‘delito natural', ya que las culturas que no compartían las pautas valorativas europeas eran tribus degeneradas que se apartaban de la recta razón de los pueblos superiores, y que eran a la humanidad lo que el delincuente a la sociedad. El delito natural sería el que lesione los sentimientos de piedad y justicia, que eran los pilares de la civilización occidental. OTROS POSITIVISTAS: Dentro del positivismo podemos citar también otras posiciones, como las escuelas alemanas (Von Liszt y su positivismo criminológico, y Binding y su positivismo jurídico). Franz Von Liszt ocupó todas las áreas académicas que consideraba lindantes con el delito y tormuló lo que llamó ‘gesante Strafrechtswissenschaft’ (ciencia total del derecho penal). Para Von Liszt el derecho penal es ‘la carta magna del delincuente'. Es decir, no protege al orden jurídico ni a la comunidad, sino al sujeto que ha obrado contra ella. Dispone para él el derecho a ser castigado sólo si concurren los requisitos legales y dentro de los límites establecidos por la ley. Von Liszt adjudica a la pena, y como parte de un Estado intervencionista, un fin preventivo especial, rechazando el retribucionismo. Tal prevención tiene, a su juicio, un triple contenido: corrección de los delincuentes corregibles y necesitados de mejora, no intervención en caso de delincuentes no necesitados de mejora y la inocuización de los delincuentes no susceptibles de mejora o incorregibles. Defiende así la pena indeterminada. Karl Binding con su positivismo jurídico desarrolló la teoría de las normas, donde afirma que el delincuente no viola la ley penal sino que la cumple, lo que viola es la norma prohibitiva u ordenatoria que subyace dentro de la norma penal. La crítica básica del Neokantismo al Positivismo es la insuficiencia de su concepto de ciencia. El método de las Ciencias Naturales sólo da un conocimiento parcial, pues sólo determina aquello que se repite. Es necesario añadir las ciencias del espíritu y otras clases de métodos distintos a los científicos naturales. Es necesario referir los datos de la realidad a los valores de una comunidad, lo que se hace a través de las Ciencias de la Cultura, entre ellas el Derecho. Ha sido la base para el gran desarrollo de la dogmática penal al delimitar con claridad qué es lo que le correspondía estudiar a la ciencia del derecho penal FINALISMO: A diferencia del neokantismo, para el cual el valor era lo que ponía orden en el caos del mundo y lo hacía disponible, para el ontologismo welzeliano el mundo tiene varios órdenes a los que el legislador se vincula por las estructuras lógicas de la realidad. Según Welzel, cuando se las ignora o quiebra, el derecho pierde eficacia, salvo que quiebre la que lo vincula a la estructura del ser humano como persona, en cuyo caso deja de se derecho. El finalismo sostuvo que el tipo siempre tenía un aspecto subjetivo y no sólo a veces como lo pregonaba el esquema neoclásico; y en relación con la culpabilidad se dijo que su esencia radicaba no en el nexo psicológico, dolo, por ejemplo, sino en un puro juicio de reproche. HANS Welzel, fue el padre de esta corriente doctrinaria. Esquema finalista del delito: a) Welzel en relación de la acción con el finalismo dijo: “acción humana es ejercicio de actividad final, la acción es por eso, acontecer «final»>, no solamente «causal». La finalidad o el carácter final de la acción se basa en que el hombre, gracias a su saber causal, puede prever, dentro de ciertos límites las consecuencias posibles de su actividad, ponerse, por tanto, fines diversos y dirigir su actividad, conforme a su plan, a la consecución de estos fines. En virtud de su saber causal previo puede dirigir los distintos actos de su actividad de tal modo que oriente el acontecer causal exterior a un fin y así lo sobredetermine finalmente. Actividad final es un obrar orientado conscientemente desde el fin, mientras que el acontecer causal de los componentes causales existentes en cada caso. Por eso, la finalidad es -dicho en forma gráfica- vidente, la causalidad, Ciega. b) El deber y el poder como características respectivas de la antijuricidad y la culpabilidad: HELLMUTH Von Weber.- Sostiene que es preciso comprender los conceptos de deber y poder. El primero se refiere a la antijuricidad y el segundo a la culpabilidad. El principio de deber define la antijuricidad; la culpabilidad queda materialmente definida por el principio de poder. Lo anterior significa, que en el ámbito de la antijuricidad se afirma que los bienes jurídicos deben ser respetados y tal afirmación se hace sobre valoraciones del legislador, quien no condiciona tal juicio de dañosidad a especiales condiciones del sujeto (por ejemplo, a su imputabilidad) o a sus particulares creencias al momento del hecho (por ejemplo, quien obra creyendo que lo hace ajustado a derecho sin estarlo en realidad, no obra justamente sino injustamente). En Resumen: La acción supone la voluntad y ésta implica la finalidad; o como lo ha dicho uno de los más fieles seguidores de Welzel en Latinoamericana, ZAFFARONI: “voluntad final” es “una expresión tautológica”. EL FUNCIONALISMO: En palabras del maestro Silva Sánchez, la moderna doctrina teleológicofuncionalista enlaza con la tradición metodológica del neokantismo. Y con todos aquellos autores que mantuvieron consideraciones teleológico-valorativas como elemento integrante del método dogmático. Se puede mencionar dos corrientes funcionalistas: una “moderada” y otra “radical”. Se parecen en que pretenden un sistema abierto, analizando los valores de referencia de cada categoría, que finalidades inciden en la atribución de contenido de cada concepto, que valores resuelven las colisiones de fines, etc. Se distinguen en el planteamiento del grado de normativización del sistema y sus categorías. Roxin plantea la necesidad de superar la contraposición tradicional entre lo dogmáticamente correcto y lo político-criminalmente satisfactorio. Es necesario superar las barreras existentes entre el Derecho penal y la Política Criminal. En cambio Jakobs se propone una refundación normativa de la teoría del delito y del método dogmático en general. Pretende orientar el sistema dogmático a la idea de prevención y todo rechazo de la imputación que pueda provenir de la esfera ontológica incluso del sentido ordinario del lenguaje. Después de este repaso por la historia del Derecho penal, conviene volver a la primera ¡dea desarrollada: para ello pongamos el ejemplo. Imagínese a su hijo que se comporta egoístamente con su hermano. Usted le impone un castigo. Pero no es todavía derecho penal como el que queremos estudiar. Para que lo sea debemos conocer sus principios y reglas. Que someten también el poder castigador. Es que el derecho penal es una expresión de cultura. Nuestra actual cultura no acepta que se castigue sin previamente haberse advertido de las consecuencias. Y tampoco que dicho castigo sea desproporcionado, porque se cometería otra injusticia. Diremos el Derecho penal: Es un sistema de principios y reglas, que se sostienen en las normas penales y las que emanan de la Constitución, como de tratados y pactos internacionales. Así como de las interpretaciones que realice el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema. Estas normas nos conminan a una sanción. Pero también establecen límites al juicio de imputación y de la misma sanción. D. ¿QUÉ ES LA DOGMÁTICA PENAL? Decíamos que las teorías son importantes para resolver un caso. Porque eso debemos afrontar el conocimiento de la dogmática penal. Cuando escuche esa expresión, recordé a la Santa Inquisición con el sometimiento a determinados valores. Los mismos que se pretenden inmutables y eternos. En el diccionario Wikipedia de INTERNET dogmática jurídica resulta una disciplina perteneciente al Derecho, cuyo método se basa en la elaboración de complejos sistemas de carácter formal, compuestos por dogmas jurídicos o tipos. Tales dogmas han de extraerse del contenido de las normas jurídicas positivas, utilizando' la abstracción, y siguiendo una serie de operaciones lógicas que otorgan a la dogmática jurídica un carácter eminentemente sistemático. En contraposición al método exegético, en el que la interpretación de la norma se sustenta en el sentido de las palabras reflejadas en el derecho positivo, el método dogmático se atiene a los principios doctrinales como medio principal para interpretar el sentido de la norma jurídica. Entonces el sentido de la expresión dogma no es el de verdad revelada, la que no puede ser sometida a la crítica o discusión, sino es una opinión basada en principios y reglas. Cuyas reglas de operación interna es la lógica y externa la detensa de los derechos humanos. La dogmática penal es la ciencia del derecho penal. Ciencia que se basa en el análisis de los delitos, pero representado por las normas penales. Tiene como fuente la doctrina y en la actualidad a las interpretaciones de la jurisprudencia tanto del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema. Es ahí, donde debemos detenernos puesto que si le otorgamos, contenido científico al derecho penal, primero debemos señalar ¿Que es la ciencia? El profesor Ezequiel Ander Egg nos dice que: “La ciencia es el conocimiento racional, cierto o probable, obtenido metódicamente, sistematizado y verificable”. Analicemos este concepto: la ciencia tiene exigencia de método, no se refiere a intuiciones o sensaciones sino a juicios y razonamientos. Además, indica que existen conocimientos ciertos y también probables que no han sido producidos al azar sino a través de la aplicación de reglas lógicas y procedimientos técnicos, conducentes a la sistematización y ordenamiento de proposiciones o teorías; uno de los procedimientos técnicos en la investigación es el proceso de verificación de teorías o supuestos, que aumenta progresivamente el conocimiento en cada área del saber humano. Si somos fieles a esta definición, para establecer quien es el autor de un delito, no nos basaremos en nuestra mera intuición, sino utilizando un método de averiguación, y aplicando las reglas del código penal, y las teorías que forman parte de la doctrina. Este es. Concluiremos que no todo el que causa un resultado es autor para el derecho penal. Lo que pasa es que para responder sobre lo científico de la dogmática penal, debemos ser valientes y afrontar la pregunta principal. ¿El derecho es ciencia?, pregunta que es legitimo plantearse, y que desnuda la pretensión de la cientificidad del derecho, como si fuera una ciencia matemática. En el que las variables son limitadas. La dogmática quiere dar reglas a un estudio social. Eso no impide sin embargo llegar a un tipo de definición descriptiva, que si bien renuncia a decir que es la ciencia, nos dirá que hace la ciencia. Entonces ella intentara formular sistemáticamente las probabilidades de repetición de un conjunto de fenómenos. Pero será entonces una ciencia modesta, que pretende describir lo que hace. Desde ese punto de vista, el derecho no es "Ciencia" como un saber que se pretenda absoluto, solo es un conocimiento científico. Y en tanto conocimiento científico o esquema CONCEPTUAL COGNOSCITIVO COMPRENSIVO-EXPLICATIVO de la realidad, deberá poseer: a) Una ESTRUCTURA LOGICA (Principios de no contradicción o de contradicción soportable, de identidad, de tercio excluido, razón suficiente y de sistematicidad). b) CONCEPTOS Y ESTIMACIONES TEORICAS RIGUROSAS Y SUJETOS A CONSTRASTACION (en materia penal: culpabilidad, dolo, legítimo defensa, bien jurídico, proceso, necesidad de pena, decisión judicial, ejecución penal, etc.). c) MECANISMO NORMATIVO sofisticadamente construido y pleno de valoraciones, sujeto a cambio y agregados. d) Un OBJETO ONTICO SOCIAL radicado en los comportamientos relevantes interactivos como temática. No se puede renunciar falsamente a la realidad, lo óntico es la semántica social, que ya no aparece como estructuras lógico-objetivas pretedeterminadas. Una teoría científica según Mario Bunge, es un sistema de hipótesis que se supone da una explicación aproximada de un sector de la realidad; donde las leyes o fórmulas legaliformes como variedades especiales de hipótesis, constituyen el núcleo de dicha teoría. Este autor nos ofrece como criterios de estimación científica en el examen de teorías las siguientes variables: Criterios Formales: 1. Corrección Formal 2. Consistencia Interna 3. Validez Lógica y/o Matemática 4. Interdependencia 5. Fuerza Criterios semánticos: 1. Exactitud lingüística 2. Unidad conceptual 3. Interpretabilidad empírica 4. Representatividad Criterios epistemológicos: 1. Consistencia externa, continuidad 2. Alcance explicatorio y capacidad de respuesta 3. Profundidad 4. Originalidad 5. Potencia heurística 6. Elasticidad. Las teorías del delito, como los logros cognoscitivos de la estructura analítica del delito, la teoría del injusto personal, de la imputación objetiva, etcétera deberán examinarse bajo estos requisitos: > El Método Dogmático > La Interpretación Penal > Las Categorías Y Conceptos Generales > La Sistematización > Subsunción Y Concreción De La Ley Con la dogmática se trata de reducir las complejidades que encierra el estudio del comportamiento humano. De esa forma la dogmática jurídico penal como sistema conceptual se halla conformado por diversas teorías (grupo de ideas sistemáticas traducidas en hipótesis y leyes a hechos de una realidad concreta), las mismas que se han caracterizado por su relativa vigencia y cambios paradigmáticos. Ejemplo de ello en materia penal, tenemos la teoría del injusto personal, de la imputación objetiva, la constitucionalización de los principios de derecho penal, etc. Dos son las posiciones sobre la naturaleza de la dogmática penal: como método entendiéndolo mas que como un método como un presupuesto de interpretación, y desde otras posiciones la conciben como una técnica practica. Si bien es erróneo reducir la dogmática a un simple método y a una técnica practica, no lo es considerar que la dogmática hace uso de una diversidad de métodos funcionales adecuados al objeto especifico de estudio (la interpretación de la norma, la comprensión de los comportamientos relevantes, el análisis científico de los conceptos y proposiciones jurídicas, el análisis creativo del caso penal, del proceso de formación y decisión judicial de los efectos sociales de la pena, la situación de la víctima , etc.). El punto de partida de la dogmática jurídica es la norma concreta, de ahí que el jurista o juez no puede salirse de los parámetros que le fija el precepto jurídico (principio de sujeción a la ley); sus posibilidades de interpretación-explicación se hallan condicionados y limitados por el tipo de norma concreta señalado por el sistema normativo. Sin embargo tales constricciones resultan imposibles dada la generalidad de los tipos y la experiencia judicial; donde los primeros permiten una relativa libertad en el análisis e incluso posibilitan romper el dogma de la sujeción a la norma al momento del fallo judicial, cuando la equidad y justicia están en contradicción con la vigencia de la norma penal. Gimbernat Ordeig señala que la dogmática jurídico-penal averigua el contenido del derecho penal, cuales son los presupuestos que han de darse para que entre en juego un tipo penal, qué es lo que distingue un tipo de otro, donde acaba el comportamiento impune y donde empieza el punible. Hace posible, por consiguiente, al señalar limites y definir conceptos, una aplicación segura y calculable del derecho penal. LA DOGMÁTICA JURÍDICA PENAL Y LOS PARADIGMAS: Un paradigma es una concepción del objeto de estudio de una ciencia, de los problemas generales a estudiar, de la naturaleza de sus métodos y técnicas, de la información requerida y finalmente de la forma de interpretar o comprender, según el caso, los resultados de la investigación realizada. Simplificando las diferentes posturas, estas se reducen a un modelo de explicación científica según el canon de las ciencias naturales (positivismo, empirismo) y un modelo diferente y opuesto donde se da énfasis a las características sociales, culturales , psicológicas e históricas del objeto así como al modo de aproximarse a el (fenomenológico, funcionalista , subjetivista) . La siguiente es un resumen de los paradigmas en el derecho penal: Alemania: - La Escuela del positivismo jurídico y la Escuela Clásica (1870-1910), que sustituyo a las teorías del iluminismo filosófico y jurídico, representada por el racionalismo jurídico de Binding y a partir de el por Merkel, Von Hippel , Von Liszt , Von Beling , Feuerbach. , Zachariae , Birnbaum , etcétera . Todos son coincidentes en afirmar un aspecto objetivo del delito , en el cual se halla la acción típica y la antijuridicidad y un aspecto subjetivo del mismo representado por la culpabilidad. Se maneja aquí un concepto causal de acción. - La Escuela Neoclásica, neokantiana o neocausalista (1910-1930) ; representado por Radbruch, Frank , Nagler (1914) , Goldschmidt, Freudenthal y Mezger... - La tendencia irracionalista del derecho penal (Escuela de Kiel, 1933-1945 ) ; - La Escuela finalista (1945-1970); Con Welzel, que en una síntesis del estudio iniciado por Frank, Weber, Granf Zu Dohna y otros , se concreto en conferirle a la acción un nuevo significado dogmático, y sus vanantes. - Y La Escuela funcionalista en sus diversas variantes (1970-). El funcionalismo jurídico, escuela penal nacida en Alemania en la década del sesenta, acude para fundamentar sus postulados a elementos extradogmáticos , en un intento de acercar la dogmática a la realidad politico-social. Sus representantes con sus seguidores son Claus Roxin y Günther Jakobs. Italia: - La Escuela Clásica (siglo XVIII, Beccaria, Carrara, Pessina, 1880) - La Escuela positivista (1870-1900, Lombroso, Ferri); - La Terza Scuola (1890-1910, Carnevale, Alimena); - Escuela técnico jurídica (Rocco, Massari); - Escuela del realismo jurídico (Antolisei-Conti); - Escuela Teleológica valorativa y funcional (Bettiol ,Pagliaro, Bricola , Fiandaca, otros). E. - ¿QUÉ ES LA POLÍTICA CRIMINAL? “Fueron emboscados siete jóvenes los que recibieron disparos de armas de fuego, falleciendo uno de ellos” “Jovencitas son engañadas y llevadas a las capitales de las principales ciudades, en las que se les obliga a ejercer la prostitución” “El gobierno ordeno que todos paguen sus impuestos” En estos ejemplos podemos entender que: MIGUEL PIZARRO G. CURSO DE DERECHO PENAL La política criminal es la parte del derecho penal, que le da sentido de utilidad al derecho penal. Y se ocupa de estudiar y proponer políticas de Estado para reducir la criminalidad. Se sostiene que el Derecho penal es el instrumento jurídico más enérgico del que dispone El estado para evitar las conductas que resultan más indeseadas e insoportables socialmente. Pero no es el único del que disponen la sociedad y el Estado para el control social de las conductas de los individuos. En efecto toda sociedad genera instancias formales e informales de control social, es decir, de adecuación de los comportamientos sociales a las pautas de organización de la convivencia que cada sociedad o grupo social quiere o puede darse. Ese control social se ejerce mediante mecanismos no formalizados jurídicamente, como las normas morales, las ideas religiosas, la educación, etc., y también naturalmente, a través de las normas jurídicas, las generales y las penales, junto con el aparato institucional destinado a aplicarlas y hacerlas cumplir como son los jueces, la policía y el sistema penitenciario. Todas estas normas establecidas formalmente con disposiciones legales y los aparatos institucionales son las instancias que realizan el llamado control social formal. El Derecho Penal constituye una forma específica de control social formal y su elemento consustancial que es la pena, una reacción social formal específica que ha sido calificada como delito. Por lo tanto, en la medida que el Derecho penal es una reacción social formal constituye también una parte, ciertamente importante, del complejo proceso en virtud del cuál una conducta y una persona en un determinado momento y lugar se transforman en delito y delincuente. Coherentemente hablar de Derecho penal en tanto que reacción social formalizada supone considerarlo no como un conjunto de normas estáticas, sino como un sistema dinámico de funciones en cual hay que distinguir tres mecanismos: el mecanismo de producción de las normas (criminalización primaria), el mecanismo de aplicación de las normas que va desde el proceso penal hasta la sentencia (criminalización secundaria) y el mecanismo de ejecución de la pena y las medidas de seguridad. Efectivamente, a través de los sistemas de control social se imponen límites al comportamiento de los integrantes del grupo social para permitir el buen funcionamiento de las relaciones sociales y mantener sus formas de vida (política y económica) y su cultura. Dichos limites emanan de normas (que fijan modelos de 45 comportamientos) a cuya violación se vinculan no sólo «sanciones sociales» (v. gr. El rechazo social a la persona mal educada y poco aseada que se emborracha con frecuencia), sino también «sanciones jurídicas» que son las fijadas por la ley -ante el fracaso o la insuficiencia de las primeras-, vienen por ejemplo; las multas por un vehículo mal estacionado, y si el conflicto reviste un problema mas grave, el estado interviene mediante la utilización del Derecho penal, utilizando la pena como sanción grave. Precisamente por ello, desde un punto de vista sociológico, puede afirmarse que el Derecho Penal constituye un instrumento de contrato social a través del cual el Estado intenta encausar los comportamientos individuales en la vida en sociedad procurando que los componentes del grupo social interioricen sus normas y asuman los modelos de conducta que las mismas encierran (socialización), mediante el procedimiento de conminar con sanciones (penas) ciertos hechos (delitos) intolerables para la convivencia. LECCIÓN 2: LA SANCIÓN PENAL Sumario: B. Teorías Jurídicas de la pena. a) Concepto y función de la pena b) Teorías de la retribución (absolutas) c) Teorías de la prevención (relativas) 1) Función preventiva general 2) Función preventiva especial. d) Teorías eclécticas o de la unión. B. Las Penas en el Código Penal Peruano. Excurso: Las Medidas de Seguridad. A. Teorías Jurídicas de la pena. A) CONCEPTO Y FUNCIÓN DE LA PENA: El profesor Bernardo Feijóo Sánchez (“Las teorías clásicas de la pena", en: Revista Peruana de Ciencias Penales. Tomo 11. 2002 Pág. 332) propone tres enfoques para llevar a cabo un estudio sobre las teorías clásicas de la pena: a) una perspectiva iusfilosófica; b) una perspectiva empírica; c) una perspectiva normativa o axiológica. 1) Perspectiva ¡usfilosófica (¿qué es la pena?).Este enfoque se basa en la conceptualización de la pena y su objeto de estudio. Este autor nos recuerda que evidentemente la pena es un mal, en tanto una privación o restricción de derechos, una pérdida parcial del estatus de libertad de una persona o -en palabras de Jakobs- una privación de medios de interacción. Sin embargo, cabe destacar que se necesita la presencia de otros elementos para configurar, en esencia, la sanción penal. De esta manera, en un Estado moderno sólo se puede entender como pena aquel mal que es impuesto por un órgano de la administración judicial, por lo cual se convierte en una manifestación netamente estatal. Y, más importante aún, la pena es esencialmente “retribución”. Como señala Feijóo, la pena es un mal que se infringe como reacción frente a un delito, representa, pues, conceptualmente una lesión de intereses causado a una persona por una instancia autorizada como consecuencia a un comportamiento reprochable cometido por esa persona. La retribución representa el elemento diferenciador de la pena con otras consecuencias o sanciones penales. Una teoría que no tenga en cuenta dicho contenido retributivo será una teoría sobre alguna forma de control social, pero no sobre la pena (Feijóo. ídem, Pág. 334.). 2) Perspectiva empírica (¿qué efectos tiene la pena?).La pena no es sólo un mal buscado, sino que en muchas ocasiones tiene efectos negativos no pretendidos con su imposición (desocialización, estigmatización, contaminación, etc.). La toma en consideración de estos datos tácticos puede hacer que una determinada teoría de la pena quede en entredicho o que sus planteamientos deban ser matizados. Esto es, una teoría de la pena pude ser insostenible si se pone en manifiesto que sus puntos de partida contradicen ciertos conocimientos reconocidos por la realidad. Una pena que no puede cumplir las funciones que se le asignan y está destinada al fracaso carece de sentido. (Roxin. La evolución de la política criminal. Pág. 86 y ss.). 3) Perspectiva normativa o axiológica (¿Para qué se pena?).La discusión sobre la pena ha sido históricamente un debate sobre la legitimidad de la pena como instrumento característico del Derecho penal. La doctrina suele referirse a esta búsqueda de legitimación con una variada terminología: finalidad, fines o funciones de la pena. B) TEORÍAS DE LA RETRIBUCIÓN (ABSOLUTAS): La justificación de la pena se basa en la ¡dea de justicia, es decir, se impone una pena a una persona porque esta ha delinquido, sin importar los efectos o la utilidad de la misma: la pena sólo encuentra su justificación en el delito cometido aunque resulte socialmente innecesaria. Tienen como vertientes las posiciones religiosa y filosófica, destacándose esta última por los aportes del idealismo alemán: KANT: Indica que la pena debe ser del mismo tipo que el delito cometido. En su obra “Metaphiysick Der Sitien”, Kant se ubica en un estado ideal atemporal -en una república netamente moral- donde la pena debería ser igual al delito (ius talionis) para ser justa; el delincuente merecía el mismo mal que había causado. Por lo tanto, sin darle valor a la pena como medio de prevención para que el sujeto u otros sujetos vuelvan a delinquir, afirmaba que “al que ha delinquido se le debe imponer una pena con independencia de la utilidad que ello pueda tener para él mismo o para el resto de los ciudadanos. La ley penal es un imperativo categórico. El que ha delinquido merece la pena.” De tal manera, renunciar a poner una sanción penal al culpable de un delito sería renunciar a la justicia, y si la justicia desapareciera la vida de los hombres carecería de sentido. El filósofo alemán sustenta su patrón de justicia (tipo y cantidad de la pena) en base al principio de igualdad: no sufrir un mal ni mayor ni inferior que el que se ha causado. La radicalidad del pensamiento kantiano se observa en su famoso ejemplo de la isla, que plantea el acuerdo de sus habitantes por diluir su sociedad, en cuyo supuesto sería necesario el ajusticiamiento del último asesino que se halle en prisión, a pesar de que ello no fuese necesario, pues aunque la pena ya no fuera relevante para la sociedad (ya que dejó de existir), es absolutamente indiferente para la pena como institución, en la medida en que el autor se merece la pena. Sólo mediante esta regla del talión, ejercida por la autoridad, todo el mundo podría experimentar el valor de sus actos, pues “cuando alguien se rige por una máxima moral es porque considera que es válida para toda la humanidad, incluyéndose él mismo. Lo justo es que sutra los mismos males que él decidió provocar a otros.” (Feijóo. ídem. Pág. 342 y ss.) HEGEL: No detiende que la conexión entre pena y delito resida en que sean del mismo tipo, sino en que sean del mismo valor. Fíegel será el primer filósofo posterior a la Revolución Francesa que intenta explicar a su sociedad posrevolucionaria, por ello, a diferencia de Kant, parte de un “Estado temporal” que propone una teoría más moderna, en la cual la pena debe tener el mismo valor simbólico que el delito. Defiende que la pena sólo tiene sentido si responde a una acción anterior (retribución) con indiferencia de la finalidad político-criminal que le queramos otorgar a su imposición. De ello se desprende que posee tres dimensiones: subjetiva, objetiva y social o intersubjetiva. (Feijóo. ídem. Pág. 343 y ss.) Dimensión objetiva. La pena como negación de lo negación. En el pensamiento hegeliano lo decisivo no es el aspecto externo del delito y de la pena (mal que sigue a otro mal), sino su contenido simbólico o comunicativo. Debe existir una equivalencia valorativa entre delito entre delito y pena, de acuerdo con los intereses y tiñes de una determinada organización social. Hegel considera que la pena no debe ser de la misma calidad y cantidad que el mal provocado, sino que debe suponer una respuesta suficiente al hecho delictivo. La pena genera el restablecimiento del derecho y del orden social -que han sido quebrantados, por lo que en esencia no es un mal, sino una respuesta a la negación del ordenamiento, a la lesión del derecho que produce todo delito (la pena alcanza un sentido dialéctico-histórico como la negación de la negación que supone el hecho delictivo). Gracias a la pena (negación de la negación) el derecho se mantiene como tal auque resulte lesionado. Por otra parte, este filósofo alemán dista de Kant al afirmar que la pena depende del sentido de la acción, frente a un mismo hecho objetivo se puede responder de diversas maneras. Por ejemplo, aunque exista un homicidio el derecho no tiene que responder igual si el homicidio es doloso o imprudente o si mató en una situación de supervivencia. Caso contrario, la ley del taitón no puede servir como base para establecer estas diferencias valorativas ya que lo único que importa es el resultado producido. -Se concluye, pues, que la pena no es un mal sino algo positivo, la razón. Al delincuente se la priva de bienes para declarar que lo que ha afirmado con su acción delictiva no es lo correcto, y con ello se restablece el derecho. Por tanto, el delito será un hecho irracional y la pena la acción restablecedora de la racionalidad. (Feijóo. ídem. Pág. 346 y ss.) Dimensión subjetiva. La justificación de lo pena frente al delincuente. Sobre la criticada afirmación de Hegel de que con la pena se honra al delincuente, se refiere a que el derecho le reconoce la capacidad de configurar el mundo e influir en el comportamiento de los demás ciudadanos con sus acciones, esto es, el delincuente sufre la pena o la legitima frente a otro delincuente, pues se le aplican sus propias máximas de conducta, en la que sufre un mal simbólicamente idéntico al daño causado. En este caso, la pena es justa porque el delincuente con su acción se la ha ganado, es decir, se la merece. Dimensión social. Determinación de la pena necesaria. Hegel afirma rotundamente que la determinación de la cantidad de pena es algo arbitrario y casual, que no tiene nada que ver con una medida ideal de acuerdo a una medida de justicia. Además, indica que lo decisivo a la hora de determinar la pena depende de la peligrosidad que representa la acción delictiva para la sociedad. Por ejemplo puede ser que en un momento sea adecuado castigar el hurto de una pequeña cantidad de dinero o de una manzana con la pena de muerte y, en otro momento, un hurto de grandes proporciones se pueda saldar con una pena benigna. Basado en estas premisas, se puede afirmar que la teoría hegeliana es absoluta en tanto a todo delito se debe responder con una pena, y se emparentó con las teorías relativas cuando agrega que la gravedad de las penas depende de las necesidades de la sociedad. Esta concepción sería, hasta finales del s. XIX, la teoría de la pena dominante en Alemania. C) 1. TEORÍAS DE LA PREVENCIÓN (RELATIVAS): - LA PREVENCIÓN GENERAL: Las teorías de prevención general buscan sus efectos no con respecto al delincuente sino con respecto al resto de los ciudadanos o de la sociedad, que es lo que las diferencia del otro gran grupo de las teorías preventivas -teorías de prevención especial-, que pretenden que el delincuente condenado no vuelva a delinquir en el futuro. Feijóo precisa que en la actualidad se mantienen dos versiones de la prevención general: la negativa o intimidatoria y la positiva o también llamada integradora. a.- La Prevención General Negativa.La finalidad del modelo preventivo negativo es evitar en el futuro la comisión de hechos delictivos, intimidando o coaccionando psicológicamente a los potenciales delincuentes. Esta consecuencia es la que legitima o justifica utilitariamente la pena; por tanto, ya no se busca -como lo hace la teoría absoluta- la legitimación de la idea de justicia sino la utilidad que acarrea la sanción penal. (Feijoo. Pág. 370 y ss.) Cabe desarrollar la teoría paradigmática de Paul Johan Anselm Von Feuerbach, denominada teoría de la coacción psicológica. Como referente, se debe considerar que la prevención intimidatoria predominó el pensamiento de la época de la Ilustración, y en España existieron autores representativos de gran influencia como Bentham, Beccaría y Filangieri. Para Feuerbach el sentido de la pena reside en la necesidad de preservar la convivencia en la sociedad civil mediante el bloqueo de los impulsos o las inclinaciones antijurídicas. En su planteamiento asume a los seres humanos no como esencias racionales, sino como seres dominados por la codicia y por sus instintos. Por ello, al verse motivados por las pasiones, inclinaciones o impulsos propios de la naturaleza sensitiva, los sujetos se ven arrastrados a realizar acciones contrarias a las leyes. El estado será el encargado de evitar mediante la coacción psicológica -pues la coacción física resulta ineficiente- que quien tenga inclinaciones antijurídicas (o incívicas) realmente no vea materializado su comportamiento en acciones (hechos externos) de esta índole. Ya no se trata de implantar la razón (Hegel) o convicciones cívicas en los ciudadanos, sino de crear contraimpulsos o de modificar los instintos en un sentido conforme con el ordenamiento jurídico. Ante esto, se afirma que todo ser humano rechaza un pequeño placer si puede conseguir uno mayor, o soporta una pequeña desdicha si con ello puede evitar un dolor mayor, se colige que, los delitos se pueden evitar si los ciudadanos saben que ese delito puede provocarles un mal mayor, y este convencimiento puede impedir que las acción se vea determinada por los impulsos antijurídicos. (Feijoo. ídem. Pág. 374) Además, Feuerbach no vincula la tunción intimidatoria a la imposición de la pena, sino la amenaza con la pena previa a la comisión del delito, es decir, la pena en sí misma, como mal que se sufre, no es más que una consecuencia jurídicamente necesaria por la comisión del delito; la teoría de la coacción psicológica propone que la finalidad de la pena es, en definitiva, la prevención, pero nunca a través de la ejecución sino a través de la amenaza. b.- La Prevención General positiva.“En la actualidad se señala que la intimidación no es la única vía de la prevención general. Una corriente doctrinal sostiene que esta prevención no debe buscarse a través de la pura intimidación negativa (esto es, inhibidora de la tendencia a delinquir), sino también de la afirmación positiva del Derecho penal, como afirmación de las convicciones jurídicas fundamentales de la conciencia social de la norma o de una actitud de respeto por el Derecho”. “Armin Kaufmann atribuye los tres cometidos siguientes a la prevención general’ positiva, como vía que contribuye a acuñar la vida social: en primer lugar, una función informativa de lo que está prohibido y de lo que hay deber de hacer; en segundo lugar, la misión de reforzar y mantener la confianza en la capacidad del orden jurídico de permanecer e imponerse; por ultimo, la tarea de crear y fortalecer en la mayoría de ciudadanos una actitud de respeto por el Derecho - no una actitud moral”. (Mir Puig. Derecho Penal. Parte General. Pp. 88) . En palabras de Zaffaroni según la prevención general positiva ‘‘la criminalización se fundaría en su efecto positivo sobre los no criminalizados, pero no para disuadirlos mediante la intimidación, sino como valor simbólico productor de consenso y por ende, reforzador de su confianza en el sistema social en general (y en el sistema penal en particular). Así se afirma que el poder comunicativo se ejerce porque existe un conflicto que, al momento de su ejercicio, aún no está superado; por lo cual si bien éste no cura las heridas de la víctima, ni siquiera atribuye la retribución del daño, sino que hace mal al autor. Este mal debe entenderse como parte de un proceso comunicativo. De este modo, se tiende un puente porque entre esta teoría de prevención y Hegel, al mostrar a la pena como la contraafirmación de que el autor no puede configurar de esa manera su mundo. Por ello, se afirma que el poder punitivo supera la perturbación producida por el aspecto comunicativo del hecho, que es el único que interesa y que es la perturbación de la vigencia de la norma, imprescindible para la existencia de una sociedad. En definitiva, el delito sería una mala propaganda para el sistema y la pena sería la forma en que el sistema hace publicidad neutralizante” (E.R. Zaffaroni. Derecho penal. Parte General. Vol. I. Pág. 57)... El delito no sería un conflicto que lesiona derechos, sino cualquier conducta que lesiona la confianza en el sistema, aunque no afecte los derechos de nadie”. 2. LA PREVENCIÓN ESPECIAL: La prevención especial, a diferencia de la general, sólo pretende que la persona que sufre la pena no vuelva a delinquir. Tiene como objetivo alejar al delincuente de futuros hechos delictivos, es decir, prevenir la reincidencia. Para esta teoría el delincuente no es un ser objetiva o subjetivamente racional, sino que es visto como un foco de peligro para bienes jurídicos a los que el derecho debe proteger. La prevención especial tuvo un especial auge en los años sesenta y setenta, sobre todo a través del término resocialización -o, más bien, socialización-. En esta perspectiva cabe destacar el planteamiento de V. LISZT quien, a principios del Siglo XX y desde la filosofía idealista alemana (Kant, Hegel, Fichte), rompe con la teoría retributiva dominante e instaura una nueva teoría político-criminal sociológica o realista, cuya concepción de la pena es entendida como un fin, el fin de conseguir efectos prácticos en el problema de la delincuencia. Liszt es un pensador frío que concibe el delito y la lucha contra el delito de una forma mecanicista. En su contexto, las teorías clásicas o liberales no podían enfrentarse a las consecuencias sociales de la revolución industrial (auge de la criminalidad sobre todo juvenil, mayor reincidencia, etc.). Por ello, para este pensador, la sociedad de fines del s. XIX funcionaría correctamente si no fuera por los delincuentes que entorpecen su marcha; el delito es entendido como una “patología social”, y el derecho penal debe cambiar su orientación y debe preocuparse más en el delincuente que en el delito. (Feijóo. ídem. Pág. 402 y ss.). De acuerdo con esta ¡dea la pena no es retribución sino coacción (reglada), que se dirige contra la voluntad del delincuente, distinguiendo previamente a sus distintas clases: Delincuentes peligrosos todavía corregibles, debe darse corrección de los delincuentes capaces y necesitados de corrección. Delincuentes ocasionales, se ejerce sólo intimidación pues no necesitan de corrección. Delincuentes no corregibles, se ejecuta inocuización de los delincuentes no susceptibles o incapaces de corrección. Liszt se muestra particularmente preocupado por la clase de delincuentes habituales o reincidentes irrecuperables, afirmando que debe primar la protección de la sociedad frente a los derechos individuales, eliminado a los “elementos enfermos” -o cáncer social- que no se quieren integrar o no quieren mejorar. Su frialdad y mecanicismo lo lleva al extremo de considerar que los delincuentes condenados tres veces por determinados delitos que se cometen habitualmente deben ser inocuizados mediante un encierro indefinido. Y en estos encierros, en presidios especiales, estas personas deben realizar trabajos forzados, explotándolo al máximo posible, y se deben utilizar el maltrato físico o los castigos corporales, el ayuno riguroso o el arresto a oscuras como pena de disciplina. Al comparar estas duras represiones con la sola intimidación que exige para los delincuentes ocasionales, se observa que la clase, la gravedad y la ejecución de la pena dependen fundamentalmente de la peligrosidad del delincuente, y no de la gravedad del hecho. En definitiva, Liszt propone neutralizar -o inocuizar- a los habituales incorregibles a cualquier precio y corregir a los recuperables. (Feijóo. ídem. Pág. 405 y ss.) D) TEORÍAS ECLÉCTICAS O DE LA UNIÓN. Partiendo de que no es posible en la actualidad mantener una teoría absoluta de la pena, se colige que ésta debe legitimarse en su necesidad para la sociedad. Las teorías mixtas o de la unión han pretendido salvar las contradicciones existentes entre los fines de la pena. Como ha señalado Callies, las teorías de la unión "forman un guiso en el que todo se mezcla y se declara lo incompatible como compatible.” Estas teorías no explican como se pueden fusionar metodológicamente principios que se excluyen y se conducen a consecuencias punitivas tan distintas. García-Pablos afirma que el punto más débil de las teorías mixtas reside en subsanar los defectos de las teorías absolutas y relativas a través de la mera yuxtaposición; por ello, la simple adición de los fines de cada una de ellas -sin ningún otro criterio rector- está destinada al fracaso: no se puede concilio lo irreconciliable, ni tratar de reconducir a un sistema fracciones disfuncionales entre sí. De esta manera, para obtener legitimidad la teoría mixta debe decidirse por un sentido o un rostro respecto al papel de la pena. En palabras de Bacigalupo “este conflicto de fines y criterios legitimantes debe resolverse, como es lógico, optando por uno de ellos, al que se otorga preponderancia sobre el otro.” (Bacigalupo. Parte General. Pág. 14). Como afirma Feijóo, en la actualidad parece que “la tendencia mayoritaria es la de tener en cuenta fines de prevención general y prevención especial en el marco de la pena adecuada y proporcionada al injusto culpable” (es decir, al delito). De éstas teorías se desprenden; 1) Teorías retributivas de la unión.En este punto se hace referencia a la tradicional “teoría del espacio de juego”, entendida como la libertad de movimiento judicial a la hora de la determinación de la pena concreta. Es decir, se maneja un margen de maniobra entre un máximo y un mínimo que debe determinar el juzgador, en el caso concreto, de acuerdo con ciertas necesidades preventivas; si la indica por encima del máximo la pena se convierte en venganza sin medida, si está por debajo del mínimo se trastoca en connivencia (esto es, complicidad o confabulación). 2) Teorías preventivas de la unión.Dentro de los aportes dados a las teorías preventivas, la más conocida es la “teoría dialéctica de la unión" de ROXIN, que propugnaba combinar los diversos conceptos de tal manera que sus defectos se vieran recíprocamente neutralizados, logrando el equilibrio de todos los principios y, así, que sus aspectos acertados se aunaran en una síntesis (concepción superadora). Sustentó su propuesta en la instauración de tres fases de la pena, avocados a distintas funciones: Conminación legal abstracta: prevención general negativa (amenaza). Imposición y determinación de la pena en el proceso penal (aplicación judicial): retribución que limita los fines preventivos y prevención especial. Ejecución de la pena: prevención especial. La moderna teoría dialéctica de Roxin es propia de su época, en tanto posee una naturaleza predominantemente preventiva, quedando la idea de retribución en segundo plano, simplemente como una función limitativa o garantista de los máximos y mínimos de las penas. Para este penalista alemán, el juez debe someterse a la limitación de que le pena no puede sobrepasar la culpabilidad del autor; en beneficio del individuo ante los posibles excesos de la prevención, asume que la pena puede quedar por debajo de las exigencias derivadas de la culpabilidad, en la medida en que ésta opera como límite máximo, pero no como límite mínimo. (Feijóo. ídem. Pág. 441 y ss.) Finamente, las teorías de la unión han permitido superar el error metodológico que propició la “lucha de escuelas” a principios de siglo: retribución y prevención son incompatibles. Las teorías mixtas han demostrado que se puede conseguir prevenir delitos mediante retribución o, al menos, teniendo como límite político criminal del principio de culpabilidad. A modo de conclusión, podemos resumir las teorías sobre la pena, hasta ahora presentadas, en el siguiente esquema: Prevención general Prevención especial Función de prevención general negativa: evitación de futuros delitos en la sociedad, mediante la coacción psicológica. Consecuencia inmediata de prevención general positiva: confirmación de la vigencia de la norma (identidad normativa de la sociedad). Función de prevención especial negativa: evitación de futuros delitos cometidos por el propio delincuente. Fin de prevención especial positiva: resocialización del delincuente. B.- EL SISTEMA DE PENAS EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO Penas Penas privativas restrictivas Penas de limitativas Pena de de de libertad libertad derechos -Temporal: -Expatriación: -Prestación de La Mínimo 2 Se aplica a servicios a la pena días y un nacionales. comunidad. máximo Duración Obliga al multa de 35 máxima de condenado a oblig años. años. los 10 Multa de trabajos a al gratuitos. Se cond 10 enad - Expulsión: se extiende de -Cadena aplica a los a 156 jornadas oa perpetua: extranjeros. de servicios pagar semanales. al Conforme D.Leg. 921 * Ambas penas Estad se revisa a se aplican los 35 años después de días libres. de cumplida la Obliga -Limitación de o una suma al de ejecutada. pena privativa condenado a diner de libertad. permanecer los o sábados, *La pena de fijada domingos y en expatriación es feriados en un días - inconstitucional establecimiento en tanto con fines colisiona con la educativos. La convención Se extiende de exten Americana de 10 a 156 sión Derechos jornadas de mínim Humanos limitación a es semanales. de 10 multa. días* Se aplican multa como a un autónomas o máxi como penas mo sustitutivas o de alternativas, 365 cuando la días- pena a imponerse no sea multa superior a 4 años. - Inhabilitación. Puede ser impuesta como principal o accesoria. La principal se extiende de 6 meses a 5 años. EXCURSO: LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD. 1. FIN Y LÍMITES DE LA MEDIDAS DE SEGURIDAD Tomando en consideración que la pena es la primera consecuencia jurídica del delito, la medida de seguridad y corrección será, entonces, la segunda. Como lo indica Cuello Contreras, “Su significado actual es inseparable del delito y de la pena: Si el delito representa el ataque más grave contra la convivencia social, y la pena su consecuencia primordial cuando el autor del mismo fue una persona plenamente responsable, la medida trata básicamente de evitar el delito de quien carece de capacidad de culpabilidad y no puede ser hecho responsable, en todo o en parte, mediante la pena.” (Cuello Contreras. Tratados y manuales. El derecho penal español. Pág. 104). Pero como este autor señala en líneas posteriores, existen casos en que la medida de seguridad no se identifica con la culpabilidad del autor -o mejor dicho con su falta de culpabilidad- sino más bien con la prevención del delito, y cita como ejemplo el cierre del lugar donde se practica la prostitución. De ello se desprende que, mediante la proporcionalidad que debe mantener la medida en relación a la gravedad del delito, se permite manejar términos tales como “medida justa” -como se denomina en el caso de las penas, “pena justa”. Quintero Olivares destaca que, “si la pena permite restringir derechos del condenado porque éste lesionó culpablemente el bien jurídico protegido por la ley que es, también, la que determina la pena aplicable en proporción a la gravedad del delito, se comprende fácilmente que sería injusto que al inimputable (o no culpable) que ha llevado a cabo el mismo ataque se le impusiera una restricción de derechos superior a la que recae sobre quien, además de lesionar el bien jurídico, lo hizo libremente.” (Quintero Olivares. Parte general. Pág. 115) Es decir, si la pena que se le otorga a una persona que responde plenamente sobre sus actos -llamado imputable- se sustenta en un principio de proporcionalidad, que establece el merecimiento de la pena en base a la infracción cometida; de la misma manera, aquel inimputable (carente de capacidad de culpabilidad) que lesiona un bien jurídico protegido penalmente, debe ser sancionado con las mismas garantías que aquel que imputable que fue condenado a tenor del citado principio de proporcionalidad. En cuanto a la distinción entre la pena y la medida de seguridad, -diferencia cada vez más cuestionada- ésta es para muchos la idea de peligrosidad, en el sentido de que, aunque la pena también quiere prevenir el futuro delito, ésta es impuesta por el hecho ya cometido, en tanto, la medida de seguridad no se impone por un delito pasado, sino por la “peligrosidad” inminente de que su autor vuelva a cometerla. (Cobo del rosal/ Vives Antón. Parte general. Pág. 779) En oposición a lo señalado, Cuello Contreras indica que ni siquiera la peligrosidad es nota distintiva porque, “aunque la medida no se imponga en atención a la culpabilidad, la “peligrosidad” que se considera a efectos de la medida es la misma que se considera a efectos de la pena”. Por ello, se colige que también la pena aquella peligrosidad, aunque además incorpore el elemento de imputabilidad o culpabilidad del agente infractor. En suma: lo que caracteriza a la medida frente a la pena es un “déficit”, en cuanto que en la medida está ausente la culpabilidad; pero en todo lo demás la medida no añade nada que no esté contenido ya en la pena. (Hassemer. Introducción. Pág. 165). 1. CONCEPTO DE MEDIDA DE SEGURIDAD La configuración de las medidas de seguridad se determina en base a las siguientes características imprescindibles: a) Deben estar codificadas en el Código penal. b) Deben presuponer la previa comisión de un delito. c) Deben ser de duración proporcional a la gravedad del mismo. d) Debe hallarse comprobado (prognosis) la posibilidad de que el infractor de la norma penal vuelva a incidir en la misma conducta. Cabe señalar la diferenciación de las medidas de seguridad que realiza Jakobs, para quien, en base a su concepción de la prevención especial, se distinguen las medidas: complementaría, sustitutiva y la aplicada en lugar de la pena. En la primera la pena asegura ya la vigencia de la norma, por lo que la medida cumple su finalidad si sirve a la mejora del sujeto infractor (aunque no hace falta conseguirlo); en la segunda, se debe asegurar, cognitivamente, que no se van a cometer delitos; y, finalmente, la tercera participa de la naturaleza de las otras dos medidas. 2. FUNDAMENTO Y FINES DE LA MEDIDA Cerezo Mir ha destacado el contenido ético de la medida de seguridad (al que se opone una consideración puramente utilitaria de la misma), basado en el principio de culpabilidad, pues como señala Welsel ‘‘si falta la capacidad de culpabilidad no se podrá participar sin restricciones en la vida comunitaria, y estará justificada una restricción de la libertad exterior de quien carece de libertad interior.” (Welsel. Porte general. Pág. 288). De ello, Armin Kaufmann concluye que para prevenir el delito “no basta con atajar mediante penas los comportamientos delictivos de personas con capacidad de culpabilidad, y mediante medidas los de los no culpables...; que, más bien, las únicas medidas que interesan al derecho penal son aquellas que resulten aplicables a quienes, de haber tenido plena capacidad de culpabilidad habrían sido sometidos a la imposición de una pena.” (Armin Kaufmann. Misión del derecho penal. Pág. 18). 3. SISTEMA MONISTA, DUALISTA O VICARIAL Este tema subyace a la tendencia que se aprecia a nivel legislativo en pos de la elección del llamado sistema vicarial. De los tres sistemas de medidas que doctrinariamente se han barajado, para el sistema monista al derecho penal sólo le pertenece como consecuencia jurídica la pena, con exclusión de cualquier otra medida pre o post delictuales, o las medidas de seguridad, que sustituirían a las penas del derecho penal tradicional. El sistema dualista, por su parte, asume que las medidas de seguridad, como sólo atienden a la peligrosidad, son netamente acumulables a las penas. Finalmente, el sistema vicarial acuña que las penas y las medidas de seguridad sirven para el mismo fin y, por tanto, el cumplimiento de la medida absorbe al de la eventual pena que se pudiera imponer. Por evidentes razones, tanto la doctrina como las legislaciones consagran a este sistema en franco auge. 4. LA MEDIDA COMO LIMITE DE LA PREVENCIÓN EN EL DERECHO PENAL En el desarrollo de este tema se puede observar como el derecho penal actual opera como limite de la prevención del delito, pues impide extraer del derecho penal determinados comportamientos (como los que cometen sujetos inimputables) que no necesitan someterse a las garantías del derecho penal, pues dichas garantías, por sí mismas, no alcanzan sólo al autor encontrado plenamente culpable y sometido a la imposición de una pena, sino que la garantía de proporcionalidad a la gravedad del comportamiento delictivo realizado (llamado disvalor ético-social, en tanto ataca un bien jurídico protegido) debe ser aplicada a cualquier medida de seguridad o mejora impuesta por delito. De acuerdo a lo planteado previamente, Cuello Contreras refiere que el derecho penal no puede caer en la tentación de continuar estrechando su ámbito, “entendiendo que, de la misma manera que en su día se dio el paso de excluir las medidas de seguridad predelictuales (porque la exigencia de previa comisión de un delito cumple una serie de funciones garantizadoras), valdría quizá la pena estudiar la exclusión del derecho penal cuando se trate de medidas aplicables a sujetos plenamente irresponsables.” (Cuello Contreras. Tratados y manuales. El derecho penal español. Pág. 113). Con ello, señala que no concierne al derecho penal indagar situaciones que puedan llevar al hombre a actuar haciendo mal uso de su libertad, en tanto incluir las medidas predelictuales en el derecho penal es prejuzgar el comportamiento futuro del hombre, hecho no sólo científicamente incierto, sino también, seguramente, inconstitucional. 5. - LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL CODIGO PENAL DE LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD Artículo 71°.- CLASES DE MEDIDA DE SEGURIDAD Las medidas de seguridad que establece este Código son: 1. Internación; y 2. Tratamiento ambulatorio. Artículo 72°.- PRESUPUESTOS PARA SU APLICACION Las medidas de seguridad se aplicarán en concurrencia con las circunstancias siguientes: 1. Que el agente haya realizado un hecho previsto como delito; y 2. Que del hecho y de la personalidad del agente pueda deducirse un pronóstico de comportamiento futuro que revele una elevada probabilidad de comisión de nuevos delitos. Artículo 73°.- PRINCPIO DE PROPORCIONALIDAD Las medidas de seguridad deben ser proporcionales con la peligrosidad delictual del agente, la gravedad del hecho cometido y los que probablemente cometiera si no fuese tratado. Artículo 74°.- INTERNACION La internación consiste en el ingreso y tratamiento del inimputable en un centro hospitalario especializado u otro establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de custodia. Sólo podrá disponerse la internación cuando concurra el peligro de que el agente cometa delitos considerablemente graves. Artículo 75°.- DURACION DE LA INTERNACION La duración de la medida de internación no podrá exceder el tiempo de duración de la pena privativa de libertad que hubiera correspondido aplicarse por el delito cometido. Sin perjuicio de que el Juez lo solicite cada seis meses, la autoridad del centro de internación deberá remitir al Juez una pericia médica a fin de darle a conocer si las causas que hicieron necesaria la aplicación de la medida han desaparecido. En este último caso, el Juez hará cesar la medida de internación impuesta. Artículo 76°.- TRATAMIENTO AMBULATORIO El tratamiento ambulatorio será establecido y se aplicará conjuntamente con la pena al imputable relativo que lo requiera con fines terapéuticos o de rehabilitación. Artículo 77°.- APLICACION DE INTERNACION ANTES DE LA PENA Cuando se necesite aplicar una medida de internación a un imputable relativo, o a un toxicómano o alcohólico imputable, el Juez dispondrá que ella tenga lugar antes de la pena. El período de internación se computará como tiempo de cumplimiento de la pena sin perjuicio que el Juez pueda dar por extinguida la condena o reducir su duración atendiendo al éxito del tratamiento. Bibliografía: - BUSTOS RAMÍREZ, Juan. “Manual de Derecho Penal parte general”. Editorial PPU, Cuarta Edición, 1994. Barcelona - España. - GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. “Derecho penal - Introducción”. Editorial FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, Primera Edición, 2000. Madrid - España. - LUZÓN PEÑA, Diego-Manuel. “Curso de Derecho penal -5COON - parte general I”. Editorial UNIVERSITAS, Primera Edición, 1999. Madrid España. - MIR PUIG, Santiago. “Derecho penal - parte general”.Editorial REPPETOR, Sexta Edición, 2002. Barcelona - España. - MUÑOZ CONDE FRANCISCO, MERCEDES GARCIA ARAN “Derecho Penal- Parte General”. Editorial TIRANT LO BLANCH, Tercera Edición, 1998. ValenciaEspaña. - POLAINO NAVARRET, MIGUEL. POLAINO-ORTS, MIGUEL. Derecho penal. Modernas bases dogmáticas. Grijley, Lima, Perú, 2004. LECCIÓN 3 .DERECHO PENAL OBJETIVO. Sumario: Introducción G. La Norma Jurídico Penal. H. Estructura. I. Normas de Valoración y Normas de Determinación. J. Norma Primaria Y Secundaria. K. Leyes Penales Incompletas. L. Leyes Penales en Blanco. INTRODUCCION: Desde la famosa teoría tridimensional del derecho (Reale, 1940), se pone en evidencia que el derecho tiene tres dimensiones para ser abordado: sociedad, norma y valor, que se relacionan mutuamente. Por ejemplo el delito de lesiones culposas por accidente de transito, muestra un hecho social, la afectación de la salud e integridad, así como la alarma social, este hecho se encuentra considerado como delito, por las normas del código penal, y ello en función que la vida humana es un valor que el derecho debe proteger. Después se ha considerado como una cuarta dimensión al tiempo. (Polaino Navarrete, Derecho penal, 2004, pags. 09 y sigtes.). Veamos cada una de estas dimensiones del derecho: a. Sociedad.- “La primera dimensión del Derecho reside en que toda experiencia jurídica constituye un hecho social, es decir, un hecho con relevancia, significado o proyección social. Esta dimensión social es irrenunciable en todo Ordenamiento jurídico y en toda experiencia jurídica: es obvio que cuando una persona comete un homicidio, una defraudación a la hacienda pública o un atentado contra la autoridad, etc., tales hechos antijurídicos implican necesariamente una proyección social. El Derecho surge, ante todo, para intentar conseguir y garantizar un orden social determinado. Y por ello se habla del Derecho como un instrumento de control social. El Derecho se integra en la Sociedad, y por ello hay entre ellos una recíproca interrelación) una mutua interdependencia. El Derecho penal) como parte o sector del Ordenamiento jurídico en su conjunto, tiene lógicamente una proyección social ineludible, y ello porque sanciona determinadas acciones humanas (delitos o faltas: matar, lesionar, violar, injuriar, defraudar, hurtar, etc.) con una pena (prisión, multa, inhabilitación, etc.), o una medida de segundad (internamiento en centro de tratamiento, prohibición de estancia o residencia en determinados lugares, privación del derecho a conducir vehículos de motor, etc.), precisamente porque tales acciones lesionan o ponen en peligro un bien jurídico (vida, integridad física, libertad sexual, honor, patrimonio, etc.). b. Norma.- Todo derecho es un complejo de normas positivas, es entonces el derecho que el legislador establece como norma jurídica. Las normas jurídicas deben entonces responder a un sistema de normas, que debe tener como características ser ordenado, unitario y coherente” (Polaino Navarrete, ídem. Pág. 14). c. Dimensión valorativa.- El derecho presupone una determinada filosofía de valores. En tanto se escogen determinados fines, en el derecho penal, como la prevención de delitos, la resocialización del penado, el control social, etc. El mismo concepto de bien jurídico se basa en que determinados intereses son considerados valiosos. Como explicar determinadas figuras penales a las que concurren causales de justificación como el estado de necesidad, sino es acudiendo a la dimensión valorativa. d. Dimensión temporal .- El factor tiempo le da una dimensión histórica al derecho. Karl Larenz refiere que “las normas penales no caen del cielo”, sino que se conforman para una sociedad concreta en un momento histórico determinado (citado por Polaino, idem, pag. 19). Esto refuerza la idea que el derecho no es estático, sino dinámico. Todo derecho es hijo de su tiempo, y al decir tiempo también consideramos al pasado. En una sociedad de “siervos y señores” el derecho penal es distinto a una donde las relaciones sociales del capitalismo moderno. Introducir esta dimensión permite que el derecho penal sea examinado como algo vivo, porque su comprensión no es realizar la necropsia de un cadáver. Una teoría sociológica que modernamente se ha estado usando para explicar las variables de la sociedad es la teoría del alemán Niklas Luhmann, la que ha recibido la denominación de “estructuralismo funcional”, auque también se le conoce pero de manera imprecisa como “teoría sistémica”, “funcionalismo sistémico” o “funcionalismo teleológico-sistémico”. A continuación analizaremos de forma sucinta sus principales elementos: “a) Clases de sistemas y “acoplamiento estructural” entre ellos: Como punto de partida, LUHMANN distingue tres clases de sistemas: los sistemas vivos, los sistemas psíquicos o personales, y los sistemas sociales. La distinción entre ellos reside en el modo de autorreproducción (operación autopoiética) de cada uno de ellos: los sistemas vivos adoptan como operación la propia vida (con todo un entramado de relaciones y operaciones vitales); los sistemas psíquicos o personales tienen como operación característica la conciencia (BewuBtsein); y los sistemas sociales se caracterizan precisamente por la expresión de sentido (Sinn), es decir, por la comunicación (Kommunikation). Los diferentes tipos de sistemas no se presentan aislados entre sí, sino interrelacionados. Entre ellos opera un "acoplamiento estructural" (strukturelle Kopplung). Por ejemplo: los sistemas sociales se acoplan estructuralmente a los sistemas psíquicos o personales, porque de lo contrario no sería posible la comunicación. Se habla, asimismo de "interpenetración" (Interpenetration) cuando el acoplamiento estructural se realiza en el seno de una comunicación de dependencia recíproca entre los sistemas, de modo que cada uno de ellos sólo puede ser explicado y sólo puede existir si existen los demás. b) La Sociedad como “sistema”: El hecho de que la Sociedad sea un sistema alude a una global conexión entre diferentes elementos, cuyas relaciones entre sí son cuantitativamente más intensivas y cualitativamente más productivas que sus relaciones con otros elementos. Por un lado, la diferencia de la clase de relación entre los elementos de un sistema se halla, precisamente, en el concepto de "comunicación"; por otro, marca el límite entre "sistema" (System) y "entorno" (Umwelt). Esta distinción constitutiva entre sistema y entorno "tiene que ser el punto de partida de cualquier análisis sistémico teórico". El sistema es el ámbito en que se producen comunicaciones socialmente relevantes; el resto, no es sistema, sino entorno. En todo caso, entorno y sistema no pueden explicarse el uno sin el otro, sino que son conceptos no sólo interrelacionados sino que cabe explicar con autonomía pero no con independencia uno respecto del otro; "el entorno alcanza su unidad sólo a través del sistema y solamente en relación al sistema". c) La Sociedad como sistema “social”: La Sociedad no es más que un tipo de los sistemas sociales que se caracteriza por el modo de operaciones de autorreproducción (autopoiesis) que adopta: la comunicación. De este modo, la Sociedad como sistema (social) está integrada por expresiones de sentido comunicativamente relevantes. d) La Sociedad como sistema social “autopoiético” ("autorreferencial", "autoreproductivo"): El concepto de "autopoiesis", incorporado por LUHMANN a la teoría de los sistemas sociales proveniente de la Biología, significa que el propio sistema es capaz e idóneo para configurar su propia estructura y crear sus propios elementos integrantes. Autopoiesis es, por tanto, autocreación. En el campo de la Biología, significa que las propias células tienen capacidad para autorreproducirse, esto es, que son sistemas (vivos) idóneos para configurar su propio medio de vida. En el campo de la Sociología, la autopoiesis permite al sistema (social) dotarse de una propia estructuración: es, pues, un juicio de autosuficiencia. Lógicamente, el Derecho es también un sistema autopoiético, en tanto que las operaciones de autorreproducción se llevan a cabo en el seno del sistema, y no en el exterior (son operaciones intrasistemáticas). De ahí se deduce la "autorreferencialidad" del sistema jurídico. e) La “comunicación” como mecanismo autopoiético del sistema social: Sociedad es comunicación. Es decir, la Sociedad se compone de comunicaciones, de expresiones de sentido con relevancia comunicativa. La comunicación es el mecanismo autopoiético u operación específica de los sistemas sociales. Allí donde hay comunicación hay Sociedad, y donde hay Sociedad (para que la haya) es necesario siempre comunicación. En la concepción de LUHMANN (52), la comunicación consiste en que alguien (Alter) participa al yo (Ego) una información, que es comprendida por el yo. La comunicación es, por tanto, un proceso o síntesis de tres selecciones: participación (Mitteilung), información (Information) y comprensión de la diferencia entre información y participación (verstehen der Differenz zwisschen Information und Mitteilung). Otros autores, como HABERMAS, resaltan también el aspecto de la comprensión dentro de la comunicación, emparejando éste último concepto con el de consenso (konsens). La comunicación (el proceso comunicativo) es, por tanto, la operación que define los elementos del sistema social, es decir, la específica operación que caracteriza al sistema social. Conviene llamar la atención sobre un punto polémico en el pensamiento luhmanniano: para el autor alemán “no es el hombre quien puede comunicar, solo la comunicación comunica. Del mismo modo que la comunicación es la operación autopoiética definidora de los sistemas sociales, los sistemas personales o psíquicos (las personas) tienen como operación autopoiética la conciencia (BewuBtsein), y “los sistemas de conciencia también son sistemas operacionalmente cerrados. No pueden tener contacto unos con otros. No existe la comunicación de conciencia a conciencia, ni entre el individuo y la Sociedad. Por ello, para Luhmnann, la Sociedad no se compone de individuos o seres humanos aisladamente considerados, sino precisamente de comunicaciones”. (POLAINO NAVARRETE, MIGUEL, ob. cit. pp. 27 y sgtes.) A. LA NORMA JURÍDICO PENAL. El Derecho penal objetivo, tradicionalmente se define como el conjunto de normas jurídicas que asocian a la realización de un delito como presupuesto, la aplicación de penas y medidas de seguridad según corresponda, como principales consecuencias jurídicas. Otros acuden al concepto de norma, es decir toda regulación de conductas humanas en relación con la convivencia, así la norma tiene por base la conducta humana que pretende regular y su misión es la de posibilitar a la convivencia entre las distintas personas que componen la sociedad. Por tanto la persona no puede vivir aislada en si misma, pues para alcanzar sus fines y satisfacer sus necesidades precisa de la comunicación con otras personas y de su auxilio. Hoy por hoy debe aceptarse, sin embargo, el orden jurídico, garantizado por el Estado, como un instrumento imprescindible para regular la convivencia en sus aspectos más importantes. La norma jurídica penal constituye también desde otro punto de vista un sistema de expectativas: se espera que no se realice la conducta en ella prohibida y se espera igualmente que, si se realiza, se reaccione con la pena en ella prevista. Estructuralmente, la norma penal no difiere, por tanto, en nada de cualquier otro tipo de norma, social o jurídica; su contenido, en cambio; sí es distinto del de las demás normas castigadas por el Derecho penal, mientras que otros supuestos fácilmente pensables de lesión o puesta en peligro de estos mismos bienes jurídicos no son objeto del Derecho Penal, sino de otras ramas del ordenamiento jurídico. Es decir, en estos casos el factor determinante de la intervención del Derecho Penal no es sólo la relevancia del bien jurídico que se tutela, sino también la importancia del modo de ataque realizado. De lo dicho se extrae, el determinar que conductas son delito y cuales requieren necesariamente formular varios juicios valorativos cuyos resultados se concretan formalmente en una norma penal. B.- ESTRUCTURA. Las Normas Penales participan de la misma estructura que las normas de las demás ramas del ordenamiento jurídico, es decir, a la realización de un “supuesto de hecho” unen una “consecuencia jurídica”. • Si es A debe ser B • Si es no B debe ser C La diferencia radica en que la norma penal frente a otros ámbitos del ordenamiento jurídico debe ser buscada básicamente en el contenido material de sus elementos, esto es, en el contenido material del supuesto de hecho (delito), y en el de las consecuencias jurídicas (pena y medida de seguridad). Asimismo el punto de partida para la formulación de un contenido material de delito ha de constituirlo la función que pretende el Derecho penal, es decir posibilitar la vida en comunidad con la tutela de bienes jurídicos mediante la motivación de sus miembros. Sin embargo, no siempre se encuentra tan claramente en la configuración legislativa de la norma penal esta sencilla estructura. Muchas veces para completar el supuesto de hecho o la consecuencia jurídica hay que acudir a distintos artículos del Código Penal que no están en inmediata conexión o, incluso, a una norma jurídica de carácter extrapenal. C.- NORMAS DE VALORACIÓN Y NORMAS DE DETERMINACIÓN Al respecto, cabe mencionar los factores que determinan el sentido de las mencionadas valoraciones. El control Social que lleva a cabo el Derecho penal se concreta a través de un proceso de selección que queda reflejado formalmente en una serie de descripciones legales. Esta formalización del control social en la Legislación es uno de los rasgos peculiares del control social ejercido por el Derecho penal. Existe, por tanto, una relación directa entre sociedad y comportamiento delictivo, en el sentido de que este será la formalización del resultado del referido proceso de selección. Tal proceso presentara rasgos peculiares en cada momento histórico y en cada distinto modelo social. En suma, la comparación formal de las conductas como delictivas en distintas legislaciones correspondientes a distintos momentos históricos o solo a diferentes sistemas sociales pone de relieve la existencia de profundas diferencias de contenido. Piénsese por ejemplo, históricamente en los delitos contra la religión y, en el momento actual, en las distintas respuestas trente a la interrupción voluntaria del embarazo. En tal sentido, puede referirse que la norma penal constituye una norma de valoración, al igual que al hablar de la motivación se mencionaba su carácter de norma de determinación. El juicio valorativo de las normas penales han de producirse dentro del marco señalado al establecer cual es la función del Derecho penal, esto es, dentro del marco que ofrece amplios conceptos del bien jurídico, debiendo referirse, por un lado, a la valoración muy positiva de la relevancia de un determinado bien jurídico que se establece no tanto por su valor aislado sino en relación con la función que desarrolla dentro del sistema constitucionalmente establecido. Esta valoración positiva implica como contraposición otra valoración, esta de carácter negativo, resultado de los comportamientos que supongan la puesta en peligro o la lesión de estos tiene jurídicos, valoración sobre el funcionamiento y evolución del sistema. Así, por ejemplo, los delitos contra la libertad sexual previstas en los artículos 170 y sgtes, presuponen una valoración muy positiva en virtud de la libertad sexual de la persona y muy negativa respecto de los ataque que lesionan el bien jurídico y que alcanza su mayor reproche cuando la agresión sexual consiste en acceso carnal, en la conducta de violación sexual, esto es, “cuando consiste en el acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal , o introduciendo objetos por alguna de las dos primeras vías“, La estructura de la norma penal, en algunos casos plantea dos problemas: el de las normas jurídicas incompletas y el de las normas penales en blanco. D. NORMA PRIMARIA Y SECUNDARIA. Para Hans Kelsen la norma jurídica primaria descansa en el deber jurídico de comportarse de un modo diferente de aquel que constituye el supuesto para la sanción. Ahora este deber jurídico, revestido con la formula de una norma constituye lo que Kelsen denomina norma jurídica secundaria. Para Kelsen las genuinas normas jurídicas (o primarias) son mandatos dirigidos a los aplicadores del derecho (los jueces), relacionados con la aplicación de una sanción. La norma secundaria de Kelsen es la obligación o el deber jurídico y están dirigidas a todos los demás. Hart crítica esta concepción, ya que se aparta del uso común que dan los juristas a la obligación, y a demás, para Kelsen sería imposible hablar de obligación a menos que exista una sanción. Si no hay sanción, no hay obligación. No por el hecho de que no haya sanción, se puede decir que no existe el deber jurídico de obedecer la norma. Así pues como sabemos que para kelsen el derecho es únicamente la norma jurídica ya que esta es la fuente de donde parten todos los campos que unen al derecho con la sanción que se aplica por cada delito cometido. E.- NORMAS JURÍDICAS INCOMPLETAS. Son aquellos preceptos que solo tienen sentido como complemento o aclaración del supuestos de hecho o la consecuencia jurídica de una norma penal completa. Parece que la regla general la constituyen las normas penales incompletas. Es decir, para la construcción de una norma penal completa han de considerarse conjuntamente el artículo que trate la parte especial como el conjunto de artículos de la parte general referidos a las causas de exclusión de la antijuricidad. Por tanto, constituye una norma penal incompleta todas las de la parte general. La utilización de normas penales incompletas encuentra su sentido en razones de técnica legislativa, pues la no utilización de este recurso implicaría reiteraciones y una excesiva amplitud y complejidad de los otros cuerpos legales. Así el Legislador no tiene que ir repitiendo cada momento que cuando el agente tenga mas de dieciocho años y menos de veintiún años, o mas de sesenta y cinco años, al momento de realizar la infracción será responsable restringidamente, o como sucede en el caso del instigador que será sancionado con una pena equivalente al grado de la autoría/ coautoria, etc . F.- LEYES PENALES EN BLANCO. Mientras lo ideal es que los delitos estén configurados como normas penales completas, existen otras en cambio que solo precisan la sanción, al paso que del supuesto de hecho ofrecen una descripción parcial remitiendo para completarse a otro texto legal. En palabras del profesor Abanto: “Esta consiste en la tipificación de conductas mediante una descripción típica incompleta: el tipo penal no describe totalmente la conducta prohibida, sino que remite a otras normas, con cuya ayuda recién se definirá el contenido de la prohibición”, ABANTO VASQUEZ, Manuel. El principio de Certeza en las leyes penales en blanco. Especial referencia a los delitos económicos. Revista Peruana de Ciencias Penales N° 9. Año III de Enero a Junio de 1997. Pág. 13 “Se habla de leyes penales en blanco, cuando el tipo penal se remite a normas extra-penales, las cuales completan el tipo penal. Por eso se habla de remisiones normativas. Se distingue así entre “norma sancionatoria” (la remitente) y “norma complementaria” (a la cual se dirige la remisión) y que puede consistir en otras normas extrapenales, reglamentos o incluso a actos administrativos. La remisión puede ser estática cuando se refiere expresamente a la fuente que complete el tipo penal (..) o dinámica, cuando se remita en general a cualquier otra norma vigente o futura” ABANTO VASQUEZ, Manuel. Ibid. Pág. 18. El término aludido fue utilizado por vez primera por el profesor alemán KarI Binding para referirse aquellos casos en los que la precisión de cual era la conducta relevante para el Derecho penal se dejaba por parte de la Federación a los Estados integrantes de esta. Tras las leyes penales en blanco había, por tanto, un problema de competencia legislativa, según se refiriera Ignacio Berdugo Gómez De La Torre en "Lecciones de Derecho Penal. Parte General- 2 edic. Pág 21-22 ) Se entiende actualmente la norma penal en blanco como aquella norma penal cuyo supuesto de hecho se configura por remisión a una norma de carácter no penal. Comparada con las otras definiciones de norma penal en blanco que se dan en la doctrina, la definición aquí propuesta puede considerarse demasiado estricta o demasiado amplia. Demasiado estricta, en cuanto que algunos consideran también como norma penal en blanco aquella en la que el supuesto de hecho se consigna en otro precepto contenido en la misma ley penal. Demasiado amplia, en cuanto que para otros solo es norma penal en blanco aquella en la que el supuesto de hecho se determina por una autoridad de categoría inferior a la que dicta la norma penal. En contra de la primera postura, MUÑOZ CONDE, FRANCISCO "Derecho Penal: Parte General, Pág 36-37 señala, que la inclusión en la norma penal en blanco de aquellos casos, en los que el supuesto de hecho se consigna en otra norma de carácter penal, da excesiva amplitud al concepto de norma penal en blanco y hace casi imposible distinguirla de las normas penales incompletas o de aquellas normas penales completas en las que el supuesto de hecho y consecuencia jurídica vienen consignadas en distintos artículos del Código Penal. Como ya se ha dicho, se trata en estos casos de un simple procedimiento de técnica legislativa, sin mayores razones sustanciales. Respecto a la última concepción tampoco desentraña la naturaleza de la norma penal en blanco. Si existe alguna razón para que el Legislador no consigne el supuesto de hecho de una norma penal dentro de la misma norma penal, ésta no es otra que la siguiente: la conducta que constituye el supuesto de hecho de la norma penal en blanco esta estrechamente relacionada con otras ramas del Ordenamiento jurídico de finalidades y alcance diferentes a los de la norma penal. En consecuencia, resulta más acertado señalar que la ley penal en blanco se refiere a los casos en los que la determinación de cual sea el supuesto de hecho de la norma penal requiere considerar disposiciones de carácter no penal. Actualmente se incluyen dos supuestos dentro de las leyes penales en blanco: • Aquellos en que el supuesto de hecho se complementa mediante una ley o norma de igual rango; • Los que deben ser completados acudiendo a una disposición de rango interior a la ley, como son los decretos. LECCIÓN 4: LA LEY PENAL: ÁMBITO DE APLICACIÓN. Sumario: C. LA LEY PENAL EN EL ESPACIO. a) La aplicación de la ley penal en el territorio del estado. b) Principios que justiíican la aplicación de la ley penal a hechos realizados tuera del territorio del estado. c) Derecho penal internacional. La Corte Penal Internacional. D. LA LEY PENAL EN EL TIEMPO. a) Principio fundamental: Aplicación de la ley vigente en el momento de la realización del hecho punible. b) Excepciones del principio fundamental. Retroactividad benigna. Leyes temporales y excepcionales. C. LA LEY PENAL CON RELACION A LAS PERSONAS. a) Principio de igualdad ante la ley y excepciones. A. LA LEY PENAL EN EL ESPACIO - Generalidades.En el Sistema penal peruano se establece una serie de reglas o principios que permiten definir, el ámbito de aplicación en el espacio de la ley penal peruana, en tanto estas reglas o principios, bien recuerda Hurtado Pozo, José.” Manual de Derecho Penal. Parte General” pág. 206, no pueden ser individual ni aisladamente considerados, deben ser complementados entre si. Sin embargo, esta necesidad de limitar la aplicación en el espacio de la ley penal se ubica en que el Derecho Penal es innegablemente una ‘‘expresión del Estado” y por otro lado una manifestación de soberanía estatal. En tal virtud, resulta indispensable que en la Parte General de todo estatuto penal, se contenga las reglas que permitan orientar en que casos un determinado Estado posee soberanía para expresarse a través del Derecho Penal. Además fijar anticipadamente las reglas de aplicación espacial de la ley penal, que permita al ciudadano conocer con antelación el derecho que le será aplicable, conforme señala Bustos Ramírez, Juan y Valenzuela Bejas, Manuel “Derecho Penal Latinoamericano comparado . Parte General “. Pág.39 y posibilitar que la norma penal cumpla con mayor suceso su función motivadora. Es así, que la soberanía cumple una función de gran importancia en el Estado moderno en tanto es principio destinado a brindar al Estado capacidad real para ejercer monopolio en la creación de normas jurídicas. La soberanía a decir de Bergalli, Roberto “Principio de justicia y modernidad jurídica: Papel de la jurisdicción penal”. Pag.26. se manifiesta tanto interna como externamente. Internamente, la soberanía de un Estado se evidencia al mostrar que la exclusividad en el ejercicio de la violencia legitima contra el comportamiento de los ciudadanos corresponde al Estado; externamente, la soberanía ha permitido que la forma Estado - nación sea reconocida de modo progresivo. En cuanto a su manifestación externa, la soberanía ha sido utilizada continua e intensamente como justificación para la instauración de conflictos armados, a tal punto que resulte perfectamente valida la afirmación de KELSEN, quien luego de la Primera Guerra Mundial, sostuvo: “El concepto de soberanía debe ser superado. Este es el gran cambio cultural que necesitamos “Bergalli, Roberto “Principio de justicia y modernidad jurídica: Papel de la jurisdicción penal” Pág.27. No obstante, no deja de preocupar como los países más poderosos han podido en las más recientes conflagraciones bélicas-valiéndose de los que BERGALLI denomina “disfraz de injerencia humanitaria’’ - soslayar la soberanía de otras naciones ciertamente más débiles. La manifestación interna de la soberanía muestra una relación entre las nociones de violencia y soberanía mucho mas marcada y que tiene continua expresión en nuestras vidas cotidianas frente a discursos como el de mantenimiento del orden interno estatal. Sin embargo, hoy en día hay que reconocer los profundos cambios operados en nuestras sociedades, llamémoslas “postmodernas” o postindustríales”, en donde el industrialismo antes imperante ha sido superado por una nueva concepción, como es la de la “globalización” que se ha convertido - a decir de Militello, Vicenzo “Iniciativas supranacionales en la lucha contra la criminalidad organizada y el blanqueo en el ámbito de las nuevas tecnologías” pág.177, en “el topos que expresa una tendencia general de la realidad moderna y que no deja inmune al mundo del delito". El fenómeno social de la globalización tiene - no se puede negar-un origen fundamentalmente económico. Por ello no le falta razón a Dix Silva, Tadeu “Globalización y Derecho Penal Brasilero: Acomodación o indiferencia?”. Pág.81. cuando al definir la globalización , sostiene que esta es “un proceso uniforme en el que los Estados-nación, culturas nacionales y consecuentemente, el Derecho, son transformados por la integración económica, la misma que fuera evidenciada principalmente las dos ultimas becadas del siglo pasado y que se manifestó en la creación y consolidación de bloques económicos mundiales (Unión Europea, Tratado de Comercio del Atlántico Norte, ALCA, etc), ha sido la gestora de la actual globalización mundial , tal como lo informa Silva Sánchez, Jesús-Mari. “La expansión del Derecho Penal. Aspectos de la política criminal en las sociedades postindustriales” pág. 85 y sgtes. Esta vinculación entre integración económica y globalización se manifiesta en el ámbito del Derecho Penal en la contestación hecha de que la criminalidad de la globalización es económica o lucrativa y que encaja dentro de la caracterización criminológica de los conocidos como “crimes of the power-fur (“delitos de los poderosos’’) en contraposición a los “crimes of the powerless” (“delitos de los carentes de poder”). Este trinomio integración económica globalización-criminalidad para constatarse criminológicamente a partir del caso del delito de blanqueo de capitales, respecto del cual se afirma que “las actuales condiciones económicas del mercado mundial permiten que importantes cantidades de dinero provenientes del crimen organizado se disuelvan en complicadas transferencias y escrupulosos “blanqueos”. Por ello, la globalización ha provocado toda una transnacionalización del campo jurídico, en general, y una transnacionalización en el ámbito delictual, en concreto. Esta transnacionalización del campo jurídico y de lo delictual tiene mucho que ver con las altas tasas del campo de migración internacional, tanto de personas como de capitales. Históricamente, encontramos que el Código penal peruano de 1863 no comprendía ninguna disposición referente a la aplicación espacial de la ley penal recién el Código de Enjuiciamiento en materia penal incluyo un articulo (articulo 2) en el que se contenían los “sujetos a la jurisdicción criminal de la Nación” y que reconocía algunos de los principios que reconoce actualmente nuestro Estatuto penal” según indica Hurtado Pozo, José .Op. Cit. Págs. 207 y sgtes. El Código Penal de 1924 denominaba a su Titulo II: “Dominio territorial de aplicación de la ley penal “(artículos 4 a 6). Esta designación, sostiene correctamente Bramont Arias, era errada en tanto limitaba la aplicación espacial de la ley penal al ámbito territorial delimitado por las tronteras, cuando en realidad es mucho más amplio. a) La aplicación de la ley penal en el territorio del estado. • PRINCIPIO DE TERRITORIALIDAD Art. 1 del Código penal “La ley penal peruana se aplica a todo el que comete un hecho punible en el territorio de la República, salvo las excepciones contenidas en el Derecho Internacional. También se aplica a los hechos punibles cometidos en: 1. Las naves o aeronaves nacionales publicas, en donde se encuentren; y 2. Las naves o aeronaves nacionales privadas, que se encuentren en alta mar o en espacio aéreo donde ningún Estado ejerza soberanía”. Definición.De tal forma que el artículo 1 del CP establece una regla general de aplicación territorial de la ley penal peruana (locus regit actum), como es conocido el Principio de territorialidad, el que esta vinculado a la Soberanía del Estado. Por ello, el primer problema a resolver es que entendemos por territorio. Por detinición es un concepto normativo que excede lo geográfico. Conforme el art. 54 de la Constitución Política del Estado viene conformado por el suelo, subsuelo, dominio marítimo y el espacio aéreo que los cubre. Como una extensión tenemos los llamados “territorios flotantes”, de las naves o aeronaves lo que se conoce como el principio del pabellón. b) Principios que justifican la aplicación de la ley penal a hechos realizados fuera del territorio del estado. • PRINCIPIO DE EXTRATERRITORIALIDAD Art. 2. La Ley Penal peruana se aplica a todo delito cometido en el extranjero, cuando: “1. El agente es funcionario o servidor público en desempeño de su cargo; 2. Atenta contra la seguridad o la tranquilidad públicas, siempre que produzca sus efectos en el territorio de la República; 3. Agravia al Estado y la defensa nacional; a los Poderes del Estado y el orden constitucional o al orden monetario; 4. Es perpetrado contra peruano o por peruano y el delito esté previsto como susceptible de extradición según la Ley peruana, siempre que sea punible también en el Estado en que se cometió y el agente ingresa de cualquier manera al territorio de la República; y, 5. El Perú está obligado a reprimir conforme a tratados internacionales”. Son las circunstancias que permiten que la ley penal nacional pueda ser aplicada en el extranjero y que reconocen los siguientes principios: a) Principios de protección de intereses, de detensa o real (incisos L 2, y 3) b) Principio de personalidad - activa y pasiva (inciso 4) c) Principio de justicia universal (inciso 5) 1. Principio de protección de intereses, de defensa o real. - Extiende la sanción conforme el inciso 1 a los funcionarios o servidores públicos en el desempeño de su cargo. Dando a entender que se trata preferentemente de delitos contra la administración pública. - Inciso 2 subsume hechos punibles producidos en el extranjero que se subsuman dentro de los delitos contra la seguridad publica (art. 273 a 279 CP) o la tranquilidad publica (arts. 315 a 318 CP) siempre y cuando los efectos se realicen en el territorio de la República. Esto plantea limitaciones respecto de los delitos instantáneos, cuya consumación es inmediata, en oposición a los delitos permanentes en los que el momento de la consumación se prolonga en el tiempo. - Inciso 3 comprende a los delitos contra el orden monetario (Libro II, Titulo X, Capitulo II, artículos 252 a 261 del Código penal) delitos contra el Estado y la Detensa Nacional (libro II, Titulo XV artículos 325 a 345 del Código penal) y Delitos contra los poderes del Estado y el orden constitucional (Libro II, Titulo XVI artículos 346 a 353 del Código penal). Si bien no se menciona que sus efectos se sientan en territorio nacional es evidente que por la configuración de algunos delitos sea necesario. 2. Principio personal, de personalidad o de la nacionalidad. - Inciso 4 de los hechos punibles cometidos contra peruano o por peruano. Este principio de personalidad ya no tiene como objetivo primordial la vinculación de la persona con su país, sino de evitar la impunidad. Se puede separar en activa cometido por peruano y pasivo perpetrado contra peruano. Este ultimo para algunos autores como Cuello Contreras lo ubica dentro del principio de defensa. - La nota saltante es que sea susceptible de Extradición. Esta institución tiene que ver con la cooperación penal en materia penal. Es multidisciplinaría pues además abarca al Derecho constitucional y derecho procesal. - Su objeto es transferir a una persona, individualmente perseguida o condenada, de la soberanía de un Estado a otro, a fin de que se le juzgue o cumpla su condena. - La norma aplicable es la Ley de Extradición N°24710 del 26 de junio de 1987. y la Convención Interamericana Sobre Extradición. La Extradición puede ser activa y pasiva. Existen también las denominadas de transito y reextradición. Conforme el Artículo 15 de la ley de Extradición N°24710 la reextradición solamente puede darse: a) Cuando el Estado primeramente solicitado haya dado su consentimiento; y, b) Cuando el extraditado ya se encontrare en libertad en el Estado primitivamente solicitante, transcurrido dos meses después de su absolución o del cumplimiento de la pena impuesta. Respecto a la extradición de transito conforme el artículo 26 de la ley de Extradición N°24710: El tránsito de un extraditado a un tercer Estado y el de sus guardas, por el territorio peruano, será permitido, mediante la presentación de copia auténtica del documento que conceda la extradición, salvo si a ello se opusieren graves motivos de orden público o de derechos humanos. La denegación del tránsito podrá darse en el caso de entrega del extraditado, hecha garantías de justicia. - Se han establecido una serie de principios propios de la extradición: a) Principios relativos a los delitos.- Legalidad, informa que la extradición sólo se podrá conceder por delitos expresamente comprendidos en la ley como susceptibles deextradición. - Doble incriminación, Se exige que hecho incriminado se encuentre tipificado tanto en el Estado requirente como en el requerido. - Especialidad, el juzgamiento y posterior condena del sujeto extraditado solo son permisibles respecto de los delitos específicamente comprendidos en el proceso de extradición. - Deben tratarse de delitos comunes, con lo que se excluyen extradiciones sobre delitos políticos, militares, sobre la religión, de prensa u opinión. b) Principales relativos a los delincuentes.- La extradición de nacionales, de lege lata, es perfectamente posible. - La extradición de asilados, no es posible la entrega de quienes gozan de este derecho. - La extradición de militares, la doctrina rechaza la procedencia de extradición de militares por delitos de función, pues se considera que carecen de significación e interés para las naciones. c) Principios relativos a la penalidad.- La acción penal y la pena no deben estar prescritas, pues si la acción penal y la pena no se encuentran vigentes, no procede por haber desaparecido la capacidad persecutoria del Estado requirente. - Que el extraditado no haya sido absuelto ni cumplido su condena, por la garantía ne bis ¡n idem. - Conmutación de la pena de muerte o las consistentes en penas degradantes, pues su procedencia exige que la pena de muerte sea conmutada por otra consecuencia jurídica. Por la expresión “peruano” se entiende tanto a los nacidos en el territorio de la república como los peruanos por naturalización. Por nacimiento se entiende los nacidos en el territorio peruano, los nacidos de madre peruana o los nacidos de padre y madre peruanos, pero nacidos en el extranjero -e inscritos en su minoría de edad. La adquisición de la nacionalidad por opción se encuentra regulada por ley especial, y exige que quien pretenda adquirirla tenga residencia en el Perú. Otra de las exigencias es que el delito sea “punible también en el Estado en que se cometió”, al indicar la punibilidad, debe entenderse aquella conducta que, además de resultar típica, antijurídica y culpable, resulta también punible. 3. Principio dejusticia universal - Inc. 5 es la aplicación extraterritorial de la ley penal nacional, conforme a los tratados. - Se pueden citar los más importantes como: a) Convención sobre el Genocidio b) Convenciones sobre la tortura - Tiene se entiende un carácter complementario, en tanto opera ante el fracaso de los demás principios de aplicación espacial de la ley penal. El sistema penal internacional es una serie de engranajes que funcionan interrelacionadamente. - Un caso paradigmático: es el del dictador chileno Pinochet que el juez español Garzón fundamento la solicitud de extradición a Inglaterra en aplicación de este principio. EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DE EXTRATERRITORIALIDAD. “Artículo 4.- Excepciones al Principio de Ex tra territorialidad Las disposiciones contenidas en el Artículo 2o, incisos 2, 3, 4 y 5, no se aplican: 1. Cuando se ha extinguido la acción penal conforme a una u otra legislación; 2. Cuando se trata de delitos políticos o hechos conexos con ellos; y, 3. Cuando el procesado ha sido absuelto en el extranjero o el condenado ha cumplido la pena o ésta se halla prescrita o remitida. Si el agente no ha cumplido totalmente la pena impuesta, puede renovarse el proceso ante los tribunales de la República, pero se computará la parte de la pena cumplida”. - El primer supuesto se refiere a los artículos 78 y 79 del CP.: muerte, prescripción, amnistía, cosa juzgada, desistimiento, transacción y por sentencia civil ejecutoriada. - El segundo supuesto, cuando se trate de delitos políticos. - El tercer supuesto se refiere a una violación al principio ‘‘ne bis in idem” que tiene reconocimiento supranacional y nacional (art. 139.13 const.) - En la parte final contempla la posibilidad de la renovación del proceso penal, por delito respecto del cual cabe aplicar la ley penal nacional, siempre que el agente no haya cumplido totalmente la pena impuesta en el extranjero. La pena cumplida en el extranjero será computada, c) Derecho penal internacional. La Corte Penal Internacional. Corte Penal Internacional (fuente De Wikipedia, la enciclopedia libre) La Corte Penal Internacional (llamada en ocasiones Tribunal Penal Internacional) es un tribunal de justicia internacional permanente cuya misión es juzgar a las personas que han cometido crímenes de genocidio, de guerra y de lesa humanidad como la esclavitud, el apartheid, el exterminio, los asesinatos, las desapariciones torzadas, las torturas, los secuestros y el delito de agresión, entre otros. Tiene su sede en La Haya, Países Bajos. Los tundamentos políticos y doctrinales tras el establecimiento de un tribunal internacional para el enjuiciamiento de crímenes son de larga data en occidente. Ya en 1919, una vez terminada la Primera Guerra Mundial, los países victoriosos quisieron juzgar al Káiser Guillermo II de Alemania por el crimen de agresión, pero nunca se llegó a un acuerdo sobre la materia. Su fundamento original más directo se encuentra en los Juicios de Nuremberg y en los Juicios de Tokio. Pese a que el primero de estos ha sido objeto de graves críticas -tanto por castigar penalmente a personas jurídicas como las S.S. o la Gestapo, o por no aplicar principios de temporalidad y territorialidad de los delitos- fueron en conjunto considerados un gran avance en materia de justicia internacional. Posteriormente, en los albores de la Organización de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad recomendó a un panel de expertos el que se explorara la posibilidad de establecer una corte permanente de justicia en materia criminal. Sin embargo, después de largos debates, la ¡dea no prosperó hasta los graves acontecimientos del genocidio yugoslavo (1991 - 1995) y el genocidio ruandés (1994). En parte por estos trágicos hechos, y por el desarrollo alcanzado por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y por el Derecho Penal Internacional, se celebró en la ciudad de Roma una Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional, en cuya acta final, suscrita el día 17 de julio de 1998, se estableció la Corte Penal Internacional. Se trata entonces del primer organismo judicial internacional de carácter permanente encargado de perseguir y condenar los más graves crímenes, cometidos por individuos, en contra del Derecho Internacional. Una de las ideas que dirigió aquella asamblea era de convertir a la Corte en un organismo realmente internacional. Pese a las críticas que suscitaron en su momento las reglas de ratificación que no permiten reservas, se estableció un alto número de quorum para que ésta entrara en funciones (60 ratificaciones). Las ratificaciones fueron logradas en 4 años, entrando en vigor el Estatuto el 1 de Julio de 2002. Por principio de independencia de la Corte, y para garantizar su imparcialidad política, la Asamblea de Estados Parte (AEP) no es un órgano de la CPI. La AEP funciona en vez como el brazo legislativo de la Corte que igualmente garantiza su financiamiento. La CPI cuenta con 3 órganos, las Salas, la Fiscalía y la Secretaría. Las Salas asignan a un Presidente y dos vicepresidentes. Los 18 jueces que integran la sala son elegidos por la Asamblea de Estados Partes. III. Funcionamiento La Corte tunciona como un organismo autónomo de cualquier otro poder o estado. Sin embargo, esto no obsta a que, en el cumplimiento de su deber, cuente con la colaboración de los poderes públicos de cada país. Crímenes Los crímenes que puede conocer la Corte se encuentran limitados a los señalados en el artículo 5 del Estatuto de Roma, que son: • El genocidio (art. 6); • Los crímenes de lesa humanidad (art. 7); • Los crímenes de guerra (art. 8); y • El delito de agresión (no definido). Principios aplicables El funcionamiento de la Corte se rige por una serie de normas y principios que lo transforman en un tribunal especial, sólo para conocer casos realmente particulares. Los principios aplicables son: • Complementariedad: la Corte funciona solo cuando un país no juzga o no puede juzgar los hechos de competencia del tribunal; • Nullum crime sine lege: el crimen debe estar definido al momento de la comisión y que sea competencia de la Corte; • Nulla poena sine lege; un condenado por la Corte sólo puede ser penado como ordena el Estatuto; • Irretroactividad rotione personae: nadie puede ser perseguido por la Corte por hechos o delitos cometidos con anterioridad a su entrada en vigencia; • Responsabilidad penal individual; no serán objeto de la pretensión punitiva las personas jurídicas, salvo como hecho agravante por asociación ilícita; • La Corte no es competente para juzgar a quienes eran menores de 18 años en el momento de comisión del presunto crimen; • Improcedencia de cargo oficial: todos son iguales ante la Corte, aunque el acusado sea, por ejemplo, jefe de Estado; • Responsabilidad por el cargo; Imprescriptibilidad; y Responsabilidad por cumplimiento de cargo: no es eximente de responsabilidad penal. Investigación y enjuiciamiento La investigación de los hechos que fueran constitutivos de delitos se puede iniciar por tres formas (art. 13): • Por remisión de un Estado Parte a la Corte de una situación particular; • Por solicitud del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (donde se aplica el veto invertido); y • De oficio por el Fiscal de la Corte. Una vez que el Fiscal maneje estos antecedentes, puede o archivarlos o presentar una acusación que es revisada por la Cámara de Asuntos Preliminares, que revisa los antecedentes hechos valer por el Fiscal. Si es procedente se acoge la acusación que pasa a ser conocida por la Cámara de Primera Instancia, donde se realiza el juicio. Una vez absuelto o condenado, tanto el Fiscal como el condenado en su caso, pueden apelar o casar ante la Cámara de Apelaciones. Penas y cumplimiento Las penas que puede establecer la sentencia puede ser de prisión por un plazo no mayor de 30 años, o (por la gravedad de los crímenes) cadena perpetua, además de una multa y el decomiso de las especies que sean de propiedad del condenado (art. 77). El cumplimiento de la pena se puede llevar a cabo en el país sede de la Corte (Holanda) o en otro de acuerdo con los convenios que se puedan establecer entre la Corte y otros países. IV. Relación con los Estados y Organismos Internacionales La Corte, en virtud de las normas del Estatuto que la autorizan, podrá pactar con diferentes Estados diversas formas de cooperación, de investigación o de cumplimiento de condenas. Estos pactos suelen ser considerados complementarios al Estatuto para quienes los firman. A modo de ejemplo, el año 2005, Austria firmó un acuerdo de cooperación y de apoyo a las investigaciones que realiza la Corte. En cuanto a las Naciones Unidas, el Estatuto en su artículo 2 señala que: la Corte estará vinculada con las Naciones Unidas por un acuerdo que deberá aprobar la Asamblea de los Estados Partes en el presente Estatuto y concluir luego el Presidente de la Corte en nombre de ésta. En este sentido, es importante destacar la situación del "veto invertido", establecido en el Estatuto. Esta modificación cambia el efecto que tiene la aplicación por alguno de los países que cuentan con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, de su derecho a veto. Esto se traduce en que al momento de utilizar este derecho, sólo tendrá el efecto de evitar que el Consejo haga aplicación del derecho que tiene a solicitar a la Corte la no iniciación o suspensión de una investigación en curso ante la Corte. El caso del artículo 98 El artículo 98 del Estatuto señala: / . La Corte podrá negarse a dar curso a una solicitud de entrega o de asistencia en virtud de la cual el Estado requerido deba actuar en forma incompatible con las obligaciones que le imponga el derecho internacional con respecto a la inmunidad de un Estado o la inmunidad diplomática de una persona o un bien de un tercer Estado, salvo que obtenga la cooperación de ese tercer Estado para la renuncia a la inmunidad. 2. La Corte no dará curso a una solicitud de entrega en virtud de la cual el Estado requerido deba actuar en forma incompatible con las obligaciones que le imponga un acuerdo internacional conforme al cual se requiera el consentimiento del Estado que envíe para entregar a la Corte a una persona sujeta a la jurisdicción de ese Estado, a menos que ésta obtenga primero la cooperación del Estado que envíe para que dé su consentimiento a la entrega Estas normas establecen una forma de evitar el cumplimiento de las resoluciones de la Corte cuando exista un tratado internacional que proteja al nacional de otro estado que no sea parte del Estatuto. En términos prácticos, los Estados Unidos han hecho uso de esta situación que se preveía excepcional en los casos, estableciendo tratados de cooperación con diversos países en los términos que señala el artículo antes mencionado. A partir del año 2003, Estados Unidos decidió poner término a la ayuda militar a los países que decidieran no acceder a convenir un tratado de exclusión en base al artículo 98. Este medio de presión, con el cual en junio de 2005 ya había logrado convenir acuerdos con cerca de 100 países, no tue aceptado por varios Estados que vieron afectados sus aportes militares por parte de los Estados Unidos. Entre estos últimos se encuentran Brasil, Costa Rica, Ecuador, Perú, Sudáfrica, Venezuela y otros países de África y América Latina. V. Críticas El Estatuto de la Corte no ha sido firmado ni ratificado, entre otros países, por Estados Unidos, Rusia, China, India, Israel, Chile, Cuba e Iraq, lo que denota la política de evitar someter a organismos supranacionales este tipo de casos. El caso particular de Estados Unidos es el más polémico. El 2 de agosto de 2002, el Congreso de ese país aprobó la American Servicemembers' Protection Act (Ley para la protección del personal de los servicios exteriores norteamericanos o ASPA) con el claro objetivo de debilitar a la Corte. Esta ley prohíbe a los gobiernos y a los organismos federales, estatales y locales estadounidenses (incluidos los tribunales y los organismos encargados de hacer cumplir la ley) la asistencia a la Corte. En consecuencia, se prohíbe la extradición de cualquier persona de los Estados Unidos a la Corte y se prohíbe a los agentes del Tribunal llevar a cabo investigaciones en los Estados Unidos. La ley también prohíbe ayuda militar de Estados Unidos a los países que son parte en la Corte. Además, se autoriza al presidente de los Estados Unidos a utilizar "todos los medios necesarios y adecuados para lograr la liberación de cualquier [personal estadounidense o aliado] detenido o encarcelado, en nombre de, o a solicitud de la Corte Penal Internacional". VI. Actualidad Los primeros casos conocidos por la Corte fueron situaciones de crímenes internacionales en la República Democrática del Congo, Uganda, la República Centroafricana y Sudán, remitidas por los propios países y por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el caso del Darfur sudanés. En un histórico día, el 14 de octubre de 2005 se anunció a la prensa que el Fiscal de la Corte emitió órdenes internacionales de búsqueda y captura inmediata en contra de cinco ugandeses pertenecientes al Ejército de Resistencia del Señor, por graves crímenes cometidos en ese país africano.' Al 5 de Abril de 2008, 106 países han firmado el Estatuto De Roma de la Corte Criminal Internacional, 30 de ellos son de países africanos, 13 de países asiáticos, 16 de Europa del Este, 22 de Latinoamérica y el Caribe y 25 de Europa del Oeste y otros países. B. - APLICACIÓN DE LA LEY PENAL EN EL TIEMPO. Con la validez temporal de la ley penal se han desarrollado diversos principios con los que se relaciona: el principio fundamental de la irretroactividad de la ley penal; excepciones del principios fundamental: retroactividad de la ley mas favorable al reo; y excepciones a la retroactividad de la ley mas favorable: ultractividad de las leyes penales temporales y excepcionales. a) Principio fundamental: Aplicación de la ley vigente en el momento de la realización del hecho punible. 1. Principio de Irretroactividad de le ley penal Este principio constituye uno de los pilares fundamentales del principio de determinabilidad de la ley penal, y por ello del principio de garantía del Derecho Penal: el principio de legalidad. Conforme al principio de Irretroactividad, al hecho se aplica la ley que rige al tiempo de su comisión- tempus regit actum-. Desde que es puesta en vigor, cumplidos los actos de sanción, promulgación y publicación y vencido el plazo para su entrada en vigencia , la ley penal pasa a regir todos los actos que caen dentro de su dominio y así prosigue hasta que deje de existir, por su derogación o abrogación. Entre esos dos limites, su entrada en vigor y su extinción, se extiende su validez en el tiempo. No siendo alcanzados los hechos que le son anteriores o posteriores: no retrotrae ni tiene ultractividad. El principio de irretroactividad de la ley penal aparece consignado constitucionalmente en el Art.103 Cont. Pol. y legislativamente en el Art. 6 C.PConforme a este principio, en el Perú, en materia penal (delitos y contravenciones, penas y medidas de seguridad, Derecho penal complementario y por extensión, también el Derecho administrativo sancionador o punitivo ), “la ley penal aplicable es la vigente en el momento de la comisión del hecho punible (tempus regit actum), puesto que en ese momento debió obrar la intimidación disuadora sobre la voluntad. Al respecto, Roxin, Claus. “Derecho Penal. Parte General”. Tomo I. Pág.61, señala que, de no respetarse este principio, se puede caer en la tentación por parte del legislador de introducir o agravar a posteriori las previsiones de pena bajo la impresión de hechos especialmente escandalosos, para aplicar estados de alarma y excitación políticamente indeseables. Por tanto el principio de Irretroactividad establece que no se aplica la ley anterior ni la posterior, sino la concomitante con la ejecución del hecho punible; y si la ley penal tiene que estar vigente en el momento de la comisión, significa que tuvo que ser expedida y publicada con anterioridad. 2. Fundamento del principio de Irretroactividad de le ley penal. Este principio tiene un doble fundamento: penal y constitucional. El fundamento penal consiste en que la ley penal quiere prevenir la comisión de hechos punibles, imponiendo deberes y amenazando su incumplimiento con la aplicación de una pena, esto es, quiere motivar al autor y esto solo se consigue con una ley preexistente a la decisión del autor, como lo enuncia MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCIA ARAN , Mercedes. “Derecho Penal. Parte General”.Págs. 136 y ss. El fundamento constitucional reside en que la seguridad jurídica y, por tanto, la libertad, requieren la posibilidad de conocer las acciones prohibidas y las acciones permitidas y esto solo es posible con respecto a las leyes vigentes en el momento de decidir la acción, tal como trata Bacigalupo, Enrique en su “Manual de Derecho Penal. Parte General”, Pág.57; URQUIZO OLAECHEA, José. “El Principio de legalidad” Pag.48. b) Excepciones del principio fundamental. Retroactividad benigna. Leyes temporales y excepcionales. & Excepción al principio de ¡rretroactividad de la ley penal. a) Retroactividad de la Ley penal. El principio de la ¡rretroactividad de la Ley panal sutre una importante excepción en el caso de que la nueva ley sea mas favorable al reo, o sea , el principio de la retroactividad de la ley mas favorable al reo, inscrita en el Art. 103 de la Constitución y en la segunda y tercera partes del Art.6 que anteriormente señalamos. El establecer la retroactividad de la ley mas favorable, según lo cual se aplica la ley posterior cuando es mas benigna que aquella vigente al tiempo de la comisión del hecho punible y la ley vigente en el momento de su aplicación judicial; en estos casos debe aplicar esta ultima si es mas favorable. El fundamento de esta disposición de rango constitucional es que si político-criminalmente resulta que para el legislador la conducta delictiva ya no es merecedora de una sanción tan elevada, no tendría sentido castigar a una persona tan drásticamente. Cabe señalar que el principio de retroactividad de la ley más favorable encuentra su excepción en el principio de la ultractividad de las leyes temporales y excepcionales. Leyes temporales son aquellas, que a causa de circunstancias especiales, son dictadas expresamente para regir por un lapso determinado, por lo que rigen para los hechos cometidos durante su vigencia aun vencido el plazo para el cual fueron dictadas. La doctrina discute si igual principio es aplicable a las leyes excepcionales o extraordinarias, que si bien han entrado en vigor en razón de circunstancias especiales, no han prefijado en su texto el tiempo de su vigencia. En referencia a la ley penal intermedia, aquella que no estaba vigente en el momento de la comisión del hecho punible ni tampoco en el momento de la aplicación judicial, también es aplicable, si es más favorable. En este tema hay unidad de criterio en la doctrina, incluso se establece que si la ley penal intermedia no sanciona el ilícito penal, entonces el sujeto debe quedar exento de pena. Como ejemplo de lo expresado, el Tribunal constitucional ha indicado lo siguiente: 8. La aplicación retroactiva de las normas se produce cuando a un hecho, relación o situación jurídica se les aplica una norma que entró en vigencia después que éstos se produjeron. Nuestro ordenamiento prohíbe la aplicación retroactiva de las normas. Como excepción a la regla se permite la aplicación retroactiva en materia penal, cuando favorece al reo. Así, el artículo 103° de la Constitución dispone que "Ninguna ley tiene fuerza ni efecto retroactivos, salvo en materia penal cuando favorece al reo". Esta excepción es aplicable a las normas del derecho penal material, por ejemplo, en caso de que, posteriormente a la comisión del delito, entre en vigencia una norma que establezca una pena más leve. El artículo 6 o del Código Penal prescribe que se aplicará la norma vigente al momento de la comisión del delito y, en caso de conflicto de normas penales en el tiempo, se aplicará la más favorable. EXP. N.° 1300-2002-HC/TC. LIMA. HUGO EYZAGUIRRE MAGUIÑA. SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. C. LA LEY PENAL CON RELACION A LAS PERSONAS. a) Principio de igualdad ante la ley y excepciones. Artículo 10°.- PRINCIPIO DE IGUALDAD ANTE LA LEY Ley Penal se aplica con igualdad. Las prerrogativas que por razón de la función o cargo se reconocen a ciertas personas, habrán de estar taxativamente previstas en las leyes o tratados internacionales. El Art.10 del Código Penal Peruano, se refiere al “principio de responsabilidad por el hecho propio”. En este sentido, resulta relevante el nombrado principio debido a que la “aplicación personal de la ley penal”, en sentido amplio, implica atribuirle a una exteriorización de la voluntad humana, es decir, a una conducta objetiva, la lesión o puesta en peligro de determinado bien jurídico previsto por el ordenamiento penal, de tal forma que se impute a dicha “voluntad objetivizada”, atribuida a una persona, un ¡lícito penal, como indica Castillo Alva, José Luís. “Principios de Derecho Penal. Parte General “. Pag.456. Visto así, en primer orden la responsabilidad por el hecho propio, que buscamos emparentar con la aplicación personal de la ley, se refiere a la culpabilidad del agente, es decir, al reproche jurídico-penal que cabe contra el autor respecto de la formación de la voluntad conducente a la decisión del hecho delictivo. Y que por el hecho propio se les aplica a todos en principio la misma ley penal, pero previamente superando determinados procedimientos. Sin embargo, existe otro aspecto de la culpabilidad o, mejor aun, de la responsabilidad por el hecho propio: su función como garantía del ciudadano frente al poder del Estado. Se exige así, para atribuir a determinado acto u omisión relevancia penal, la presencia real de una conducta humana lesiva , y no únicamente verificar algún animo o alegar peligrosidad social para determinar la presencia de responsabilidad penal, como corresponde en un Estado democrático y constitucional que limita el poder del Estado y al principio de legalidad que lo fundamenta, la subsunción de la conducta en una norma penal que indique las acciones y omisiones relevantes ante el Derecho Penal, es decir, que merezcan persecución y la imposición de una pena; exigencia que, al igual que la anterior, es una garantía para los ciudadanos. 1. PRERROGATIVAS POR LA RAZÓN DE LA FUNCIÓN O CARGO Es la existencia de prerrogativas o beneficios en razón del cargo o función de quien es imputado por un delito. Así tenemos la INVIOLABILIDAD, INMUNIDAD Y ANTEJUICIO. A. La inviolabilidad.- Impide la persecución y sanción penales de quienes gozan de dicha prerrogativa, únicamente cuando los hechos que generarían responsabilidad penal son cometidos en el ejercicio de las funciones. Lo que se busca con esta prerrogativa es el ejercicio libre de las funciones de los funcionarios de mayor nivel, impedir que sean amenazados por las intromisiones de los poderes públicos o de un Estado extranjero inclusive. Se la otorgan a los Congresistas de la República, (art. 93 Const.) estatus que se extiende a los magistrados del Tribunal Constitucional (art. 201 Const.) y el Defensor del Pueblo (art. 161 Const.). También por pactos en el Derecho internacional se les reconoce a los Jefes de Estado extranjero, así como a los embajadores y ministros plenipotenciarios, principalmente contenida en el Código Bustamante, en el Tratado de Montevideo de 1940 y la Convención de la Habana sobre funcionarios diplomáticos (20 de febrero de 1928). También se debe incluir a los miembros de las Fuerzas Armadas extranjeras, en la medida que el Estado admite su presencia no puede perseguir delitos o aplicar leyes penales a los autores si son los miembros de las operaciones militares. B. La inmunidad.- Se refiere a la imposibilidad de que los beneficiarios de esta prerrogativa se les procese o sancione sin que antes medie una evaluación por parte del Congreso, que permita la persecución penal de los hechos que se alegan punibles. A diferencia de la prerrogativa de la inviolabilidad que era de índole sustantiva en cuanto determina la no responsabilidad penal de los funcionarios en el ejercicio de sus funciones, la inmunidad es una prerrogativa de naturaleza procesal, pues establece un requisito formal - el anteiuicio- para la persecución de los hechos delictivos. a) Congresistas ‘‘no pueden ser procesados, ni presos sin previa autorización del Congreso o de la Comisión” art. 93 Const. b) Art. 99 Const. Corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el Congreso: - Presidente de la República, - a los representantes del Congreso; - a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura; - a los Vocales de la Corte Suprema, - a los fiscales supremos; - al Contralor General por infracción de la Constitución y por todo delito que cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años después de que hayan cesado en éstas” c) Defensor del pueblo ‘‘goza de la misma inmunidad y de las mismas prerrogativas de los congresistas” Art. 161 Const. d) Miembros del Tribunal Constitucional ‘‘gozan de la misma inmunidad y de las mismas prerrogativas de los congresistas” Art. 201 Const. Bibliografía: - BUSTOS RAMÍREZ, Juan. “Manual de Derecho Penal parte general”. Editorial PPU, Cuarta Edición, 1994. Barcelona - España. - GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. “Derecho penal - Introducción”. Editorial FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, Primera Edición, 2000. Madrid España. - LUZÓN PEÑA, Diego-Manuel. “Curso de Derecho penal - parte general I”. Editorial UNIVERSITAS, Primera Edición, 1999. Madrid - España. - MIR PUIG, Santiago. “Derecho penal - parte general”.Editorial REPPETOR, Sexta Edición, 2002. Barcelona - España. - MUÑOZ CONDE FRANCISCO, MERCEDES GARCIA ARAN “Derecho Penal- Parte General”. Editorial TIRANT LO BLANCH, Tercera Edición, 1998. ValenciaEspaña. - POLAINO NAVARRET, MIGUEL. POLAINO-ORTS, MIGUEL. Derecho penal. Modernas bases dogmáticas. Grijley, Lima, Perú, 2004. LECCIÓN 5. PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL Sumario: Introducción. DERECHO PENAL Y CONSTITUCIÓN A. Principio de Legalidad. ^Prohibición de leyes penales indeterminadas. * La prohibición de analogía ¡n “malan Partem” e in bonna parten. La analogía y la interpretación analógica. * Prohibición de derecho consuetudinario para fundamentar y agravar la pena. B. Principio de Intervención Penal Mínima. *Principio De intervención subsidiaria del derecho penal. *Princip¡o de fragmentariedad o de intervención fragmentaria del derecho penal. *Principio de utilidad de la intervención penal: Merecimiento y necesidad de la pena. C. El Principio de Culpabilidad. Introducción. DERECHO PENAL Y CONSTITUCIÓN La potestad punitiva nos lleva a analizar le existencia de un Derecho subjetivo sancionados cuya titularidad recae en el Estado. Es decir, el monopolio exclusivo para crear y aplicar normas penales (ius puniendi) está concentrado en manos del Estado - y concretamente en su poder legislativo. Sin embargo, esta tacultad estatal está sometida a rígidas limitaciones, ya que no puede ignorarse que un Estado cuyo poder penal no tiene límites es probadamente por la historia propenso a los abusos y al totalitarismo. De ello se concluye que el ius puniendi estatal tiene que estar en relación con el modelo de Estado consagrado en la Constitución. Art. 43 “La república del Perú es democrática, social, independiente y soberana” El modelo de Estado democrático y social contribuirá decisivamente a la hora de señalar los límites al Derecho penal, dado que el poder de este Estado no es un poder absoluto, sino un poder sometido a límites. Es decir no es que el derecho penal este supeditado al derecho constitucional, sino que debe recoger los valores, derechos y garantías que en el texto constitucional se recogen. a) Limites político-constitucionales.- El derecho penal dentro del ordenamiento jurídico del país se subordina a la Constitución política del Estado de modo que su contenido formal y material tiene ese marco que podemos llamar con Karl Larenz “decisiones de valor y principios propiamente dados en la constitución en la totalidad del orden jurídico” El capitulo I de la Constitución Peruana del 1993, plantea que el tin máximo de la sociedad y del Estado es la persona humana y dignidad personal, y nos reconoce los derechos fundamentales. El derecho penal debe reestructurarse y fundamentarse, como dice Jakobs: “la legitimación material reside en que las leyes penales son necesarias para el mantenimiento de la forma de la sociedad y del estado’’10. El derecho de castigar Uis puniendi, que tiene el Estado queda limitado antes que nada por su legitimación democrática que hace que toda ley penal - única fuente de derecho penal- debe tener origen legislativo (democrático) y responder a verdaderas necesidades sociales (estado social) de tutelar los bienes jurídicos que la sociedad en su conjunto estima valiosos: “Nulle /ex poenalis sine necesítate”11. El estado liberal y democrático de derecho que se propugna y al que además responde la Constitución política del Perú, más coherentemente exige de pleno ejercicio de las garantías en materia penal, dado que este se torna verdaderamente severo y eficaz en salvaguarda de los bienes jurídicos penales, por lo que l0. VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal, parte general. Editorial San Marcos, Lima-Perú, 1998. pág. 97.". ídem, pág. 98. resulta particularmente necesario, consagrar los siguientes axiomas o principios de garantía: 1. Principio de legalidad 2. Principio de necesidad de pena 3. principio de lesivídad 4. Principio de culpabilidad Sin embargo todos estos principios se integran en los llamados límites legales. b) Límites legales.- El código penal peruano formaliza en el artículo I de su titulo preliminar, el objeto de la ley penal, que dice así: “Artículo /.- Este código tiene por objeto la prevención de delitos faltas como medio protector de la persona humana y de la sociedad”. La predeterminación de delitos y faltas en el catálogo persigue advertir a los ciudadanos que bienes están particular y seriamente protegidos por el orden jurídico y cuales serían la consecuencia de su supuesta en peligro o lesión. El derecho penal resulta así siendo un derecho de advertencia en razón a prevenir y evitar, por desvalorada, la realización de las conductas descritas en los tipos penales, con el propósito de hacer viable la vida en común, pues de lo contrario el caos, la violencia intergrupal y la venganza por mano propia en un imperio del más fuerte haría imposible la vida social12 12. GIMBERNAT ORDEIG. Enrique. Estudios de Derecho penal. Editorial CIV1TAS. 2DA. EDICIÓN. Madrid, 1981. Pág. 155. El código penal peruano recoge en su titulo preliminar, los siguientes principios garantistas que sirven de límite legal al Derecho Penal: 1. Principio de legalidad (Art. II del título Preliminar) 2. Principio de la inadmisibilidad de la analogía (Art. III del título Preliminar) 3. Principio de la lesividad (Art. IV del título Preliminar) 4. Principio de jurisdiccionalidad (Art. V del título Preliminar) 5. Principio de ejecución legal de la pena (Art. VI del título Preliminar) 6. Principio de culpabilidad (Art. Vil del título Preliminar) 7. Principio de proporcionalidad (Art. VIII del título Preliminar) 8. Principio de la predeterminación de la función de la pena (Art. IX del título Preliminar) A. Principio de Legalidad: Generalidades. En un estado de Derecho -donde impera el sistema jurídico romano germánicoel Principio de legalidad constituye, si no el más, uno de los pilares o piedra angular más importante del derecho en general y del Derecho Penal en particular. ROXIN, afirmaba acerca del principio de legalidad que: “exige que el estado proteja al individuo y o lo sociedad no solamente con el derecho Penal sino también del Derecho Penal”13. Esto quiere decir que el principio de legalidad obliga al estado, por un lado, a preocuparse por disponer de los medios o instrumentos más eficaces para prevenir el delito y, por otro lado, a encontrar -dentro del ordenamiento jurídicolimites a su actividad punitiva. De no ser por el principio de Legalidad, el ciudadano quedaría en las más completa orfandad o desamparo, pues estaría a merced de una intervención irracional y arbitraria por parte del Estado en sus esferas de libertad y, de esta manera, restringiría al máximo los procesos de participación de los ciudadanos en el desarrollo de las instituciones14. Gracias al principio de legalidad el Estado no puede intervenir en todos los fueros del ciudadano en virtud de que cuando quiere hacerlo se encuentra maniatado por ley la cual le pone una barrera infranqueable que permite no solamente el respeto de las libertades ciudadanas, sino también el mantenimiento incólume de los fundamentos del mismo Estado democrático de Derecho. En un Estado de Derecho se debe salvaguardar el reinado del Principio de Legalidad, ya que su vigencia es irrenunciable y su violación es injustificable. Esfa institución jurídica desde que fue -desde que fue introducida al Derecho Penal por FEUERBACH, hasta la actualidad -representa la plataforma más sólida de 13. ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte General. Fundamentos. La estructura de la teoría del delito. Tomo I. Editorial Civitas. Madrid, 1997. Pág. 37. 14. URQUIZO OLAECHEA, José; en Código Penal Comentado, Coordinador CASTILLO ALVA, José. Editorial Gaceta Jurídica. Lima-Perú, 2004. Pág. 41. todo el andamiaje de garantías que el ciudadano tiene trente al Estado. Origen: Este principio es producto de la Ilustración. “Su inicio está marcado con la doctrina del contrato social que se identifica con la exigencia de vincular el ejercicio del poder del Estado a la Ley y ejerció una influencia decisiva en la Declaración de los derechos en Filadelfia y la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en la Revolución francesa. Sobre la referida formula latina nullum crimen, nullla poena sine lege, su origen no coincide con el desarrollo del derecho romano sino al s. XIX, cuando el jurista y magistrado alemán Anselmo Feuerbach acuñó e hizo conocido dicha formulación. Importancia: • En el desarrollo del derecho penal contemporáneo el principio de legalidad representa la garantía penal más importante, al permitir que todo ciudadano conozca con la debida anticipación y precisión qué conductas están prohibidas y se encuentran amenazadas con una sanción y qué comportamientos son lícitos, orientándose correctamente en la vida social y en sus relaciones con terceros a través de la adecuada formación de la voluntad. La ley es la fuente principal del derecho penal. Suele decirse que es la única fuente formal, directa o inmediata del derecho penal, pero esto no es exacto. Es cierto que únicamente en virtud del principio de legalidad sólo pueden crearse figuras delictivas y establecerse o agravarse penas y medidas de seguridad mediante una ley. Son también fuentes del derecho hoy además de la doctrina, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y la Corte Suprema. Por ello, coexisten una gama de fuentes que nutren el derecho, sin embargo, sucede que es la ley la que prevalece sobre ellas en jerarquía e importancia, mientras que las otras fuentes cumplen un rol accesorio y complementario a la legislación, siempre y cuando no agraven con mayores costos (sanciones) las conductas de los ciudadanos. Para Berdugo Gómez, el principio de legalidad tiene un triple fundamento, el democrático- representativo, el político criminal o del sentido material de las normas y el de garantía de los derechos institucionales. (Berdugo Gómez de la Torre. Lecciones de derecho peñol. PRAXIS, 1999. Pág. 43). Castillo Alva - con mayor claridad prefiere llamarlos jurídico-político, axiológico y jurídico-penal: Fundamentos: El fundamento principal de legalidad no logra obtener humanidad y acuerdo entre los doctrinarios del derecho Penal. Por ejemplo, autores como ROXIN consideran que el fundamento es tanto jurídico-político como jurídico-penal. Mientras que MAURACH o MIR PUIG lo reconducen a la ¡dea rectora del Estado de Derecho. Sin embargo, es posible encontrar tres fundamentos al principio de legalidad de diverso sentido y carácter: 1.- Jurídico político: democracia y división de poderes. Representa el argumento que ejerce el mayor peso histórico en la vigencia del principio de legalidad. Se dice que para las normas jurídicas sean legitimas deben emanar y ser expresión de la voluntad popular. El depositario de la voluntad popular es el Parlamento, cuyos representantes son elegidos libremente por el pueblo. Por ello solo el parlamento esta legitimado para dictar leyes. Es decir el imperio de la ley es expresión democrático-representativa de la voluntad general y de la separación de poderes, que es consustancial al Estado de Derecho15. El fundamento democrático del principio de legalidad tiene, pues, dos aspectos principales: uno de ellos refiere que solo el legislador puede dictar leyes penales, mientras que el otro destaca que las leyes penales no pueden sobrepasar y afectar más allá de lo prudente los derechos individuales. El resultado de la conjugación de ambos puntos es la “seguridad jurídico- penal”. Basado en la separación consustancial de poderes en el Estado de derecho, el principio de legalidad en sede penal no es amplio ni sumamente abierto, sino que se reduce drásticamente, pues sólo 15. URQUIZO OLAECHEA, José; Ob. Cit. Pág. 44. una clase de normas -de las muchas existentes- debe ser tenida en la creación de delitos y penas. No basta cualquier ley o disposición escrita, sino que exige la disposición de un determinado rango, en la que finalmente sólo pueden contarse las Leyes formales expedidas por el Parlamento. “En el derecho penal es evidente el fundamento democrático del principio de legalidad, pues si las normas jurídicopenales se caracterizan por imponer las mayores cargas coactivas y restricciones de derechos de todo el ordenamiento jurídico, es necesario que dichas normas provengan del centro de la representación popular: el Parlamento.” (Castillo Alva. Idem. Pág. 35) 2.- Fundamento jurídico-penal: prevención general: La ley penal desempeña como toda norma jurídica un valor especial en razón de su propia jerarquía normativa16. El efecto preventivo general queda destacado cuando la población puede conocer con exactitud acerca de los hechos (injustos) más graves que por la profunda perturbación social que suponen, los ciudadanos deben abstenerse de realizar o que por su especial situación de dominio o posición de garantía, deben tratar de impedir realizando la conducta que la norma manda. El principio de legalidad del delito y de las penas afianza al ciudadano en sus contactos sociales. Evita la inseguridad e inestabilidad respecto a lo que se debe l6. CASTILLO ALVA, José (Coordinador). Código Penal Comentado. Editorial Gaceta Jurídica. Lima-Peni, 2004. Pág. 45. hacer u omitir. Es un punto de orientación cierto, confiable y claro. La confianza en las normas y la lealtad con el Derecho pasa por el conocimiento del contenido del injusto penal. De otro modo, el enjuiciamiento se vería peligrosamente sometido a la arbitrariedad de los tribunales, a la voluntad o deseos de poder político. Castillo Alva señala que “Uno de los soportes más importantes del principio de legalidad son las consecuencias preventivas que de él derivan. Sólo cuando un delito y la pena se encuentran fijados en una ley, las personas pueden determinar correctamente su comportamiento conforme a este derecho y calcular los costos y beneficios de sus acciones”. En otras palabras, “Se deriva del sentido material de las normas, pues sólo puede pretenderse que los ciudadanos se abstengan de realizar determinada conducta o realicen alguna si le es conocido el mandato o prohibición previamente, y posea la claridad suficiente. Sólo el carácter previo y taxativo de la norma proporcionan seguridad y certeza al ciudadano para orientar sus actos”. (Berdugo. Idem. Pág. 44) Mediante este principio se logra erradicar la arbitrariedad en la administración de justicia, ya que de esta forma el ciudadano no sólo puede conocer los comportamientos que no debe realizar, sino que puede alegar en su defensa un dato objetivo que lo libera de cualquier persecución y pena: la inexistencia de una ley que incrimina su conducta. 3.- Fundamento axiológico: seguridad jurídica y la prohibición de arbitrariedad Una de las principales características del principio de legalidad es la de orientarse a crear seguridad jurídica, más aun si se la entiende como un valor y fin del orden jurídico referidos a la realización de una función de organización y de realización. - La primera función.- se vincula a la ventaja que se le ofrece a los ciudadanos y la otra a los requerimientos que impone a los tribunales de justicia. - La segunda función.- se opone a la incertidumbre, al azar, a la arbitrariedad y al desamparo respecto de una situación jurídica dada, que en materia penal viene representada por la comisión de un ¡lícito. La seguridad jurídica exige que sea una instancia superior y distinta a los mismos tribunales de justicia para que determine: 1. Que conductas deben ser consideradas como delitos, y 2. Que conductas han de recibir penas La gran ventaja de la ley penal sobre las otras fuentes normativas es la posibilidad que se ofrece al autor para conocer, de manera más o menos exacta, las consecuencias y las clases de riesgos a los que se expone si realiza una conducta prohibida. El fundamento genuino y último del principio de legalidad es asentarse en criterios valorativos de seguridad jurídica, permitiendo que el ciudadano y la sociedad conozcan las prohibiciones y mandatos penales de manera anticipada. Por tanto, este principio no busca combatir los actos injustos ni todos los ilícitos que existen en la sociedad, sino que refleja un proceso de selección de los hechos más graves que atentan contra los bienes jurídicos esenciales para la convivencia pacífica, incriminándolos penalmente. Si dicho principio respondiera a la idea de justicia no habría razón para que sólo se castigue un grupo pequeño de ilícitos, por tanto, la única vía idónea de tutelar los derechos individuales, resguardándolos de las intervenciones arbitrarias del Estado o de los particulares, es desarrollando un mecanismo de tipificación abstracto y general, capaz de garantizar una igualdad de tratamiento para todos los ciudadanos (esto es, ley penal vigente al momento del hecho.) Contenido y consecuencias del Principio de Legalidad: El principio de legalidad representa las más valiosa garantía a los derechos y libertades del ciudadano y en el que se sintetizan los demás principios informadores del Derecho Penal como son: 17. CASTILLO ALVA, José. Principios de Derecho Penal. Editorial Gaceta Jurídica. Lima-Perú, 2002. Pág. 40. el principio de intervención mínima, a) el principio de proporcionalidad, b) el principio de humanidad de las penas, entre otros. Cualquier cambio o vicisitud que afecte al Derecho penal empieza por la modificación de la ley penal, pues ésta es su única puerta de ingreso. Las consecuencias del principio de legalidad son múltiples, dependiendo del ángulo desde el que se las contemple. No obstante el núcleo de su contenido que la doctrina penal de nuestros tiempos admite son: a) La prohibición de leyes indeterminadas que crean o agravan los delitos y las penas; b) La prohibición del derecho Consuetudinario; c) La prohibición de analogía ¡n malom partem. Estas garantías que conforman el contenido material del nullum crimen, nulla poena sirte lege pueden resumirse en los siguientes principios: EXP. N.°8957-2006-PA/TC. PIURA. ORLANDO ALBURQUEQUE JIMÉNEZ. Tribunal Constitucional peruano: “14. (...) Como lo ha expresado este Tribunal (Caso de la Legislación Antiterrorista, Exp. N.° 010-2002-Al¡TC), el principio impone tres exigencias: la existencia de una ley (¡ex scripta), que la ley sea anterior al hecho sancionado (lex praevia), y que la ley describa un supuesto de hecho estrictamente determinado (lex certa). Como se ha señalado, "Dicho principio comprende una doble garantía; la primera, de orden material y alcance absoluto, tanto referida al ámbito estrictamente penal como al de las sanciones administrativas, refleja la especial trascendencia del principio de seguridad jurídica en dichos campos limitativos y supone la imperiosa necesidad de predeterminación normativa de las conductas infractoras y de las sanciones correspondientes, es decir, la existencia de preceptos jurídicos (lex praevia) que permitan predecir con suficiente grado de certeza (lex certa) aquellas conductas y se sepa a qué atenerse en cuanto a la aneja responsabilidad y a la eventual sanción; la segunda, de carácter formal, relativa a la exigencia y existencia de una norma de adecuado rango y que este Tribunal ha identificado como ley o norma con rango de ley. (Cfr. Sentencia del Tribunal Constitucional español 61/1990). 15. Empero, no debe identificarse el principio de legalidad con el principio de legalidad procesal penal. El primero, garantizado por el ordinal "d" del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución, se satisface cuando se cumple la previsión de las infracciones y sanciones en la ley. El segundo, en cambio, enunciado en el artículo 139.3, referido al aspecto puramente procesal, garantiza a toda persona el estricto respeto de los procedimientos previamente establecidos, al prohibir que ésta sea desviada de la jurisdicción predeterminada, sometida a procedimiento distinto o juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción ó por comisiones especiales”. Programa dogmático y político-criminal del Principio de Legalidad: 1. Principio de Taxatividad rnullum crimen, nulla poena sine lepe ‘certa’”): Una primera exigencia derivada del principio de legalidad penal es el principio de taxatividad, certeza o de prohibición de indeterminación, en virtud del cual la descripción legal exige una /ex certa. La garantía de la precisión en la tipificación de una conducta es, igualmente imprescindible. La ley ha de describir un delito con la máxima claridad y concisión posibles. Esto es, ha de describir que acción u omisión es seleccionada por la norma penal, que elementos (objetivos y subjetivos) son singularmente caracterizadores de la conducta, y qué sanción penal establece para la ejecución de la misma18. 2. Principio de prohibición de analogía (“nullum crimen, nulla poena sine lepe ‘strictta’ El principio de legalidad penal implica también la prohibición de analogía. La ley ha de ser una /ex stricta. Ello quiere decir que prevé una sanción penal para una concreta acción humana, y no para ninguna otra no mencionada ni descrita en el tipo legal. Es decir, no puede aplicarse una pena a una acción parecida o análoga a la prevista en letra de la letra Aunque esa otra conducta semejante guarde estrecha similitud con la legalmente descrita y aunque sea igualmente reprochable desde el punto político criminal. ,8. POLAINO NAVARRETE, Miguel. Derecho Penal. Modernas bases dogmáticas. Editorial Grijley. Lima-Peni, 2004. Pág. 326. 3. Principio de prohibición de retroactividad (“nullum crimen, nulla poena sine leqe ‘proevia’ La prohibición de retroactividad (obligación de existencia de una Lex praev/'a a la comisión de la acción que se pretende penar) es una garantía imprescindible del principio de legalidad penal. Para que pueda sancionarse una acción como delictiva, tal acción ha de ser prevista como delito con anterioridad a su realización. Este requisito impide crear una ley ad hoc para sancionar una acción que ya es realidad: si antes no era considerada legalmente un delito, no puede sancionarse esa acción ya realizada. Es decir, la ley penal creadora de delitos sólo tiene electos ex nunc (desde el momento en que se crea hacia el futuro: por regla general hasta que es derogada), pero no es tune (retrotrayendo sus efectos a acciones anteriores). 4. Principio de prohibición de Derecho consuetudinario f“nullum crimen, nulla poena sine leqe ‘scripta’ “): Como ya se ha visto, la ley es la única fuente de los delitos y las penas: sólo mediante una ley puede crearse una figura delictiva y asociar una pena a una concreta conducta humana. Por lo tanto la única fuente de creación del delito es la lex scripta. Esta exigencia supone la existencia de una ley escrita y válida, esto es, positivaza e integrada en el ordenamiento jurídico. Este principio excluye la posibilidad de considerar fuentes del Derecho penal a otras fuentes no escritas por el ejemplo; el Derecho consuetudinario. Es decir no puede sancionarse a un sujeto como autor de una conducta, no tipificada en la ley. Como contenido del principio de legalidad se entienden los siguientes postulados o sub-principios: a. Principio de reserva de Ley.Expresa la prohibición de imponer una pena, incluso la más leve, en ausencia de una ley preexistente que configure un hecho (acción y resultado) como delito o falta. Se presenta, pues, en atención a la jerarquía de las fuentes del derecho, y tiene por objetivo conservar el monopolio normativo penal -o monopolio de la criminalizaciónen el poder legislativo, por lo cual “fluye de él una doble consecuencia: a) excluye como fuente del derecho penal a las normas no escritas; b) excluye, por otro lado, las fuentes escritas distintas a la ley, como son los actos administrativos del poder ejecutivo o las puras decisiones del poder judicial.” (Castillo Alva. ídem. Pág. 48-49) Implica, entonces, Io sólo la ley puede crear, modificar y derogar tanto delitos como penas; 2o ninguna otra fuente por más valiosa que sea, podrá asumir esa función legítimamente. Puede afirmarse, sin exageración alguna, que la ley penal tiene fuerza exclusiva y excluyente en la creación de delitos y penas. b. Prohibición de leyes penales indeterminadas.Constituye un mandato dirigido al legislador para que en el momento de creación de una norma penal, determine con la mayor precisión posible, tanto el supuesto de hecho como la penalidad, estableciendo tanto la esencia del ilícito como los límites del mismo. La doctrina italiana distingue entre el principio de determinación y el principio de taxatividad, afirmando que el primero se proyecta sobre el interno de la norma (vinculada a la formación legislativa), y el segundo sobre el externo de la misma (pues impide incluir en ella hipótesis no contenidas en su formulación normativa). De esta forma, “la deferminación impondría al legislador la obligación de proceder a la redacción del precepto penal delimitando su contenido, la taxatividad prohibiría al juez extender el precepto por analogía, más allá del contenido literal posible.” (Castillo Alva. Idem. Pág. 68). Desde este punto de vista de lege ferenda (o deber ser de la norma), la prohibición de indeterminación reclama del legislador penal un más escrupuloso respeto por la seguridad jurídica para que corrija la norma que aún puede corregirse, abrogue la incorregible y tipifique la conducta de manera inequívoca. Finalmente, cabe señalar que no hay determinación de la ley penal de modo absoluto e incondicional, ya que el problema de la determinación de la ley no es un inconveniente puramente penal o jurídico, sino que trae consigo la porosidad y ambigüedad del lenguaje humano; por ello, un concepto jurídico no dejará de ser, de alguna manera, indeterminado (apela a complementaciones axiológicas para desentrañar su sentido), por lo cual esta búsqueda sólo debe plantearse en la medida en que sea posible. Entonces, serán las normas claras, que pueden reducir al mínimo la discrecionalidad del juez, las que proporcionen la seguridad jurídica que el ciudadano necesita regular sus acciones. c. Prohibición de analogía.La analogía es la semejanza en los elementos esenciales de dos (o más) hechos o cosas que permiten a una decisión jurídica imponer la misma consecuencia. La analogía no crea un nuevo derecho sino descubre uno ya existente, al integrar una norma prevista para un caso previsto por el legislador, a otro planteado por la vida social. Su fundamento parte de su mecanismo para integrar o cubrir las lagunas del derecho positivo, por existir ausencia de una regulación normativa. Por su parte, en materia penal la aplicación de este razonamiento analógico es restringida. Tal y como lo recoge el texto constitucional: a) la analogía no se encuentra prohibida cuando puede ser utilizada para conceder un derecho o un beneficio, siempre que exista laguna del derecho e igualdad de razón; b) cuando la aplicación del recurso de la analogía no supone ningún perjuicio o beneficio sino la solución de una incertidumbre jurídica (ej. Casos no contenciosos); c) Cuando la analogía puede permitir la atenuación o extinción de la responsabilidad penal, ya sea por aplicación analógica de la circunstancia atenuante o por una circunstancia eximente, como suelen ser, por ejemplo las causas las causas de justificación o de inculpabilidad. De ello, la admisibilidad de la analogía se puede deducir del precepto constitucional, ya que sólo prohíbe y declara la inaplicación de la analogía que restringe derechos, dejando incólume la analogía ¡n bonom partem (a favor del reo), sin que por ello se cuestione o se resquebraje el sentido liberal del principio de legalidad. Un claro ejemplo de la analogía ¡n bonom partem es citado pro Castillo Alva, al citar el caso de la excusa absolutoria entre parientes, propia de los delitos de patrimonio, que debe extenderse también al delito de receptación, si es que no se quiere llegar a brindar un trato desigual a conductas con semejanza material e igual identidad de razón (ratio legís). La prohibición de la analogía ¡n molam patem es, por otro lado, el impedimento de aplicar el razonamiento analógico para fundamentar o agravar crímenes y penas; por ello, impide al juez “crear nuevos tipos penales o ir más allá del sentido literal posible del texto de la ley, porque de hacerlo contravendría uno de los postulados más importantes del principio de legalidad” (Castillo Alva. Idem. Pág. 178). Un ejemplo sería el señalar en el delito de hurto agravado en casa habitada, la sustracción y apoderamiento de un bien producido en un colegio o una cueva espacios no determinados como casa habitada. La Analogía: Naturaleza, Función y Clases: La Analogía es una palabra que deriva del griego ana logon cuyo significado literal es semejanza, proporción. La analogía es la semejanza en los elementos esenciales de dos(o más) hechos o cosas que permiten a una decisión jurídica imponer la misma consecuencia. La analogía no supone identidad o igualdad plena, sino simplemente semejanza en los elementos esenciales; de allí que se hable de igualdad parcial o situaciones parcialmente iguales. Concepto.- La analogía “es el traslado de una regla, dada en la ley para el supuesto de hecho (A), o para varios supuestos de hechos similares, a otro supuesto de hecho (B), no regulado en la ley, similar’ a aquel"19 Asimismo, se apunta que la analogía significa “la comprobación de una igualdad normativa entre dos casos que no son completamente iguales, pero que lo son en grado suficiente para que el régimen jurídico de uno de uno deba ser igualmente al del otro”20 Por lo tanto la Analogía no crea un Derecho nuevo, descubre uno ya existente, integra una norma establecida para un caso previsto por el legislador a otro patentado por la vida social. Asimismo no presupone la 19. LARENZ, KARL. Metodología de la ciencia del Derecho. Traducido por Marcelino Rodríguez Molinero, Editorial Ariel, Segunda edición definitiva, Barcelona, España, 1979. Pág.374. 20. Cita de PUIG, BRUTAUR en Principios del Derecho Penal, parte general. Ob. Cit. pág. 142. falta absoluta de una norma, sino la no previsión por la misma de un supuesto determinado. CLASES: La teoría general del Derecho -y también la dogmática penal- vienen distinguiendo dos clases o formas de analogía: 1. La Analogía leqis.- llamada también analogía particular, parte de una proposición jurídica particular o de una normas concreta, la cual se aplica a un caso no previsto por ella y que es semejante a los supuestos que regula 21 Esta clase de metodología va de lo particular a lo particular y representa su modalidad par exellence. Por ejemplo; la norma particular puede ser el artículo de una ley, una ley compuesta por una serie de artículos, que sólo contemplados en su conjunto forman una unidad. 2. La Analogía ¡uris.- esta clase de analogía parte de una pluralidad de normas jurídicas individuales y extrae de ellas principios más generales que forman un instinto jurídico y los aplica a casos que no caen bajo ninguna de las mencionadas disposiciones. La analogía iuris en realidad recurre a un procedimiento lógico de tipo inductivo que va de lo particular a lo general, el cual busca aplicar un criterio o principio específico a determinados supuestos que no se encuentran regulados ❖ Toda norma jurídica puede aplicarse en forma analógica independientemente de su rango y nivel o su pertenencia a una rama o disciplina jurídica, salvo disposición en contrario. Alcances de la Analogía In Bonam Partem: La Analogía es válida en las circunstancias de atenuación de la pena, en las eximentes, en las causas de levantamiento personal de la pena o cualquier otra forma de exclusión de la punibilidad. La causa de justificación o las causas de inculpabilidad también son objeto de aplicación analógica. No obstante, respecto a si en las causas de justificación es admisible o no la analogía in bonom partem existe una polémica. Hay autores como HIRSCH que sostienen que: “La prohibición de la analogía se extiende a las causas de justificación de las leyes penales, pero no alcanza a las causas de justificación sólo establecidas en disposiciones no penales ni a las del Derecho consuetudinario”. Frente a ello se señala que, no es necesario ajustarse al tenor o sentido literal posible de una causa de justificación, más aún si ellas no son válidas sólo en el Derecho penal, sino que se aplican en todos los sectores del ordenamiento jurídico y sea cual sea su origen o fundamento Se incurre en analogía in bonam partem: > En los casos de legítima defensa anticipada, en la que si bien falta un peligro inminente, el sujeto se encuentra en una situación análoga. Por Ejemplo: • Una joven se encuentra secuestrada y encerrada en una estancia y mata al hombre dormido antes que éste se despierte porque le había anunciado que la iba violar luego de su siesta. • O del secuestrado que mata a su guardián para fugar, pués sabe que lo matarán ya que sus familiares no pagarán el dinero solicitado. Delimitación de la Analogía in malam partem: El primer lugar y más elemental contenido derivado de la prohibición de analogía en el Derecho penal es el de excluir su empleo como método de integración en la creación o agravación de delitos y de penas. No es lícito aplicar el procedimiento analógico en la fundamentación o agravación de crímenes y penas. El juez penal no debe crear nuevos tipos penales o ir más allá del sentido literal posible del texto de la ley, porque de hacerlo contravendría uno de los postulados más importantes del principio de legalidad. Con la prohibición de la Analogía se busca la vinculación del juez a la ley; y en su justificación concurren razones preventivo-generales, postulados que se derivan del principio de intervención mínima. Se incurre en analogía in malam partem: > cuando, en el hurto agravado en casa habitada se pretende incorporar los apoderamientos de bienes que se encontraban en un remolque, en una cueva o en un colegio público, los cuales carecen de la característica de casa habitada. > cuando, se busca incorporar como hurto durante la noche la sustracción de un bien producido durante la proyección de una película en una sala de cine, o como escalamiento el hecho de ingresar reptando. > cuando, en el asesinato por lucro se incurre en una analogía prohibida cuando se entiende por lucro cualquier tipo de ventaja que pueda obtener el autor del hecho. La Prohibición de la Analogía en la Legislación Peruana: En la constitución Política del Perú en su artículo 139.9 establece la: inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las normas que restrinjan derechos. Por su parte, el Código Penal en el artículo III del Titulo Preliminar prescribe que: No es permitido la analogía para calificar el hecho como delito o falta, definir un estado de peligrosidad o determinar la pena o medida de seguridad que les corresponda. En ese contexto, por la prohibición de la analogía se entiende que: 1. Se restringe La Analogía para Calificar el Hecho como Delito o Falta: en este primer supuesto se prohíbe calificar un hecho como delito o falta al no encontrarse previsto en la ley, ya sea porque la supuesta figura delictiva nunca ha existido, porque se encuentra derogada o porque no se encuentra recogida por el tenor de la ley (sentido literal posible). Lo que se prohíbe es que sobre la base de un supuesto de hecho sólo inmoral, o que no se encuentra previsto dentro de la norma, se imponga una pena o medida de segundad. 2. Por La Analogía se Prohíbe definir un Estado de Peligrosidad; En el segundo caso, se prohíbe aplicar la analogía para homologar un estado peligroso determinado como presupuesto para la imposición de una medida de segundad o para instaurar otra medida jurídica. 3. Se Prohíbe determinar la Pena o una Medida de Seguridad.- En este tercer supuesto, la ley prohíbe aplicar una pena o medida de seguridad por analogía en base a la gravedad del hecho, si éstas no se encuentran reguladas en la ley o no son las que el respectivo delito contiene o tiene previstas ♦> La ciencia penal moderna debate acerca de si debe aceptarse en el Derecho penal una vigencia absoluta del principio de prohibición de la analogía o si es conveniente entender esta prohibición en términos relativos22. “ CASTILLO ALVA, José. Ob. Cit. Pág. 170. d. Prohibición del derecho consuetudinario para fundamentar y agravar la pena.La costumbre consiste en la repetición general, constante y uniforme de un comportamiento, con la convicción de cumplir una obligación o ejercitar un poder jurídico. Por ello, posee dos elementos integrantes: pro un lado, supone la repetición práctica constante de un comportamiento; y, por otro lado, debe obtener reconocimiento general como norma, de tal manera que pueda ser exigido su cumplimiento (convicción de obligatoriedad). La doctrina discute si una costumbre puede dejar sin efecto la aplicación de una ley penal (costumbre abrogativa) como consecuencia del cambio en las circunstancias que motivaron la ley, por cumplirse los fines del legislador o por cambiar la convicción jurídica general, pues la conducta que fue prohibida es ahora tolerable o adecuada socialmente. A pesar de la fuerza de la costumbre, y por más favorable que resulte, ésta no puede derogar o debilitar la fuerza de la ley. “No se crea, sin embargo, que la costumbre no posee en el derecho penal un valor referencial importante. Muy por el contrario, constituye un valioso medio auxiliar del juez en la administración de justicia, sobre todo como indicador de los criterios preventivo-generales útiles en la graduación de los niveles del injusto que pueda portar un hecho antijurídico; a la vez permite tener una pauta decisiva en la fijación del bien jurídico, la dañosidad social de la conducta y la especial actitud interna del sujeto.” (Castillo Alva. Idem. Pág. 200). En nuestro país, las normas de derecho consuetudinario son recogidas no sólo para la delimitación del tipo penal y la aplicación normativa, sino que, además, cobra notoriedad en los supuestos de "error culturalmente condicionado” (artículo 15° CP), pues en ese caso una persona, en razón de sus costumbres o usos de su comunidad, comete una acción que en el ordenamiento jurídico se reputa como punible sin ser conciente de su ¡licitud, pues, según su medio social y cultural constituye un acto sumamente extendido y común, que no merece ningún reproche. Un ejemplo recurrente es el servinacuy, que podría ser asumido como delito de seducción (artículo 175° CP), o, si es producido en comunidades tribales de la selva - pues se trata de una pareja de edad prematura, en muchos casos de menos de 14 años-, con del delito de violación de menor (artículo 173° CP). Principio de intervención penal B.mínima 1. PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN PENAL MÍNIMA Este principio es aplicable bajo la concepción que en un Estado democrático, el Estado solo debe intervenir limitando los derechos de los ciudadanos en los casos que sea necesario para garantizar la paz social; por el contrario, en un Estado totalitario se aprovechará cualquier perturbación al Orden Público o político para criminalizar cualquier conducta. La pena o medida de seguridad no puede verse como el primer recurso en la lucha contra la delincuencia, sino como la última arma, dado que es la más dura y grave de todas las sanciones estatales conocidas. En pocas palabras, el principio de intervención mínima es compatible con el refrán popular: en casos extremosmedidos extremos. En su análisis sobre el tema, Castillo Alva distingue dos concepciones del delito para comprender a cabalidad este principio: el delito como problema social, y como problema jurídico. (Castillo Alva, José L. Principios del derecho penal. 2002. Pág. 211) Desde el punto de vista sociológico el delito es una perturbación social grave y un atentado contra la paz social, afectando a los seres humanos en sus relaciones y contactos sociales, truncándoles el desarrollo de su personalidad. Sobre ello, el Estado - mediante su órgano legislativo- elige entre todas las perturbaciones sociales que causan una impresión negativa en la comunidad aquellas que generan perturbaciones más graves o que tienen un contenido insoportable para el ejercicio de la vida en común. En el aspecto valorativo o normativo, se parte de la consideración que el delito no sólo representa por lo general el quebrantamiento del orden jurídico o de una norma en particular, sino que constituye primero la infracción a una norma social o -más de una vez- de una norma de carácter ético. Por ello, no se puede caer en la ingenuidad de pensar que el único orden normativo que existe es el jurídico; también existen otros órdenes que, a posteriori, suelen ser los más importantes medios disuasivos para evitar la comisión de delitos (sean normas éticas, morales o religiosas). Sólo cuando se logra la conjugación e interacción de los diversos órdenes normativos es que se logra un mejor resultado en la lucha contra el delito. En síntesis, el principio de mínima intervención se caracteriza por legitimar al derecho penal tanto en su función social como en le plano valorativo, en la medida que sirve para proteger y resguardar a los ciudadanos de injerencias estatales innecesarias e inútiles en su esfera de organización. En virtud de este principio se recomienda al legislador cumplir y respetar determinadas pautas que se reflejan en la criminalización y despenalización de ciertas conductas y en la imposición más benigna de las sanciones y dispositivos penales. La manifestación más importante del principio de intervención mínima de es el principio de subsidiariedad, por lo cual sólo se debe acudir al derecho penal cuando éste sea el último recurso en la lucha eficaz contra el delito. Si existe una vía menos costosa y menos grave en sus consecuencias debe acudirse a ésta, evitándose en todo momento a recurrir al ordenamiento jurídico penal. Por otro lado, el principio del carácter fragmentario del derecho penal establece que la ley se ocupa de castigar los ilícitos más graves, ya sea por la importancia del bien jurídico o por la dañosidad social de la conducta. De esta manera, tanto el principio de subsidiariedad, como la comprensión de la pena como último recurso de la política criminal, y el principio de fragmentariedad , como la aprehensión del derecho penal de los delitos más graves, se asientan el principio de intervención mínima, siendo dos caras de la misma moneda. (Castillo A. ídem. Pág. 217) a) Principio de intervención subsidiaria.Es conocido también como el carácter subsidiario del derecho penal, como la última ratio o también como la naturaleza secundaria del derecho penal. El carácter subsidiario del derecho penal tiene una característica empíricosociológica, en la medida en que se concibe al delito como un problema o conflicto social que debe ser resuelto no sólo con los medios del ordenamiento jurídico (sanciones), sino apelando a otros instrumentos que por su contundencia y la oportunidad en su aplicación suelen ser igual o más eficaces. Además, se afirma que posee una exigencia de naturaleza lógica de comparación, en la medida en que el legislador ha de buscar las medidas alternativas a los instrumentos del derecho penal (penas o medidas de seguridad) igual de eficaces, pero menos lesivas o perjudiciales a los derechos de los ciudadanos. Pero, cabe destacar, que no se trata sólo de buscar otras vías menos gravosas sino en una alternativa menos dañina pero igualmente eficaz o idónea. Esta necesidad de combatir el delito mediante medidas como una adecuada política económica, social, educativa, familiar, de vivienda, etc., que fomente reacciones de signo positivo más que negativo, promoviendo la participación activa de los ciudadanos en la vida en comunidad, responde a la llamada subsidiariedad externa, que consiste en la selección y empleo de instrumentos distintos a la pena y a la medida de seguridad para combatir el crimen. (Santana Vega. La protección penal de los bienes jurídicos colectivos. Pág. 118) Por lo señalado es que se indica que este principio permite desmitificar el carácter expansivo, hegemónico y absoluto del derecho penal en el tratamiento del fenómeno delictivo y la conducta inmoral. García Pablos señala con gran claridad: “Más derecho penal no significa menos delito; más leyes, más penas severas, más policías, más cárceles no significan menos criminalidad. La pena no convence ni disuade, atemoriza. Refleja más la impotencia, el fracaso y la ausencia de soluciones que la convicción y energías necesarias para abordar los problemas sociales” (García Pablos, Antonio. Derecho penal. Pág. 273). Por lo tanto, si el delito, ante de ser una infracción jurídica es una grave perturbación social, requiere también antes que una respuesta jurídica, una respuesta social. Al análisis de ello, existen otras vías más comunes para limitar la intervención penal, como es el caso de las sanciones propias del derecho civil y del derecho administrativo. Ej. Un simple incumplimiento contractual, por más cuantioso sea su monto, sólo debe tener efectos entre las partes, y no puede comprometer y exigir la intervención del derecho penal, pues los medios coactivos civiles son más que suficientes para combatir esta clase de ilícitos. Por el principio de intervención mínima, en general, y la naturaleza subsidiaria del derecho penal, en particular, todos los mecanismos sancionatorios y las sanciones de carácter no penal tienen preferencia respecto al empleo de la pena o medida de segundad, siempre y cuando sean reacciones menos severas y drásticas. b) Principio de intervención fragmentaria.El llamado carácter fragmentario “implica que de todos los ilícitos que existen en un orden jurídico histórico el Derecho penal sólo puede pretender criminalizar las conductas (antijurídicas) más graves. El ordenamiento jurídico penal no puede detenerse en catalogar como delito un. simple incumplimiento contractual, una pura desavenencia privada o una mera infracción a las reglas de tránsito; pues si sus sanciones son las más graves de todo el Derecho en su conjunto - al privar, limitar o restringir los bienes o derechos más importantes de los ciudadanos (vida, libertad o patrimonio, etc.) - ellas sólo pueden responder a atentados extremadamente graves para la sociedad”. Diez Ripollés menciona que este principio posee una naturaleza cuantitativa, en la medida que realiza una doble selección de los comportamientos penalmente relevantes. Por un lado supone el abandono de la antigua idea que el derecho penal debería ocuparse de los comportamientos moralmente reprochables o las conductas que portaban un profundo disvalor ético (infidelidad, incesto, homosexualismo). Actualmente se sostiene con unanimidad que sólo pueden considerarse delitos a aquellos comportamientos que causan perturbaciones sociales graves y, a su vez, constituyen una infracción de normas elementales para la paz social. Por otra parte, implica que de todos los ilícitos que existen en un orden jurídico histórico, el derecho penal sólo puede pretender criminalizar las conductas antijurídicas más graves. De tal forma que el derecho penal no se ocupa de conductas inmorales ni de la comisión de ningún ¡lícito, sino sólo de ilícitos sumamente graves (ilícitos calificados) que reciben el nombre de delitos. Sólo así “se puede comprender que al derecho penal no como un límite a la libertad, sino como un instrumento de libertad que sólo restringe la libertad de actuación de los ciudadanos a casos excepcionales, sumamente graves y extremos. Para lograr la disminución de las prohibiciones y leyes penales en el derecho contemporáneo, se requiere de una sociedad pluralista, con un alto grado de tolerancia y la democratización de sus bases. Al respecto, Durkheim señalaba: “Cuanto más primitivo es un pueblo tanto mayor es la importancia de las normas penales en el seno del ordenamiento jurídico’’; en acuerdo a ello, Grispigni - hace más de medio siglo- precisaba que “cuanto más se desarrolla la civilización de un pueblo, tanto más el ordenamiento jurídico se acrecienta con otras normas extrapenales, de tal manera que las normas penales cesan de constituir la parte más numerosa de él.” Esto es, tiene que ver con el tipo de Estado; en un Estado democrático y social se tiende a la mínima intervención, creando un espacio de auto responsabilidad del ciudadano, que amplié la libertad que minimice los costes sociales que la pena comporta y maximizando los beneficios logrados con la mínima intervención penal. En virtud de ello, Castillo Alva observa que, respecto a épocas pasadas, es notorio el sensible descenso de los delitos existentes en el Código penal. Y, según Maurach, esta situación se debe a dos razones precisas: a) el reconocimiento que no toda conducta socialmente molesta es acreedora a pena criminal. El Derecho penal es reemplazado, la mayoría de veces, por el derecho administrativo; b) Se comprende que la función del derecho penal es la de protección de bienes jurídicos más que la educación moral de los ciudadanos. (Maurach. Derecho penal. Pág. 36) Sin embargo, frente a la retirada histórica del derecho penal de la sanción de ilícitos, surge un proceso inverso en el que se crean nuevas figuras delictivas, en la medida en que se generan nuevos avances técnicos y científicos que acompañan la cada vez más compleja estructura social. Por lo tanto, el principio de intervención mínimo -y en especial el de fragmentariedad del derecho penal- tiene un contenido dinámico y no estático, ya que avanza en paralelo con el desarrollo y evolución de la sociedad y las valoraciones culturales e históricas, al recoger el consenso existente entre la protección o no de un bien jurídico y la gravedad de la conducta que lo afecta. c) Principio de utilidad de la intervención penal: Merecimiento y necesidad de la pena.Además de los tres elementos de imprescindibles para el proceso de criminalización -es decir, el bien jurídico lesionado, la dañosidad social e imputación subjetiva-, deben existir criterios superiores denominados merecimiento y necesidad de pena; la primera vinculada a razones de justicia y el segundo a criterios de utilidad. Merecimiento de pena. Basado en la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico, expresa un juicio global de disvalor sobre el hecho, en la forma de una desaprobación especialmente intensa por concurrir un delito especialmente grave (injusto penal) que debe acarrear un castigo. (Luzón Peña. Causas de justificación y atipicidad en derecho penal. Pág. 200) Por otro lado, alude desde el prisma lógico y valorativo a un merecimiento de tutela del bien jurídico por el derecho penal. Implica una valoración positiva respecto a la importancia del bien jurídico tiene en la escala de valores fijada en la Constitución política o en la realidad social. Necesidad de pena. Tiene como fundamento el criterio de utilidad, pues si tutelándose un bien jurídico se comprueba que dicha protección no posee alguna consecuencia práctica valiosa en la vigencia de dicho bien, o no despierta la fidelidad o lealtad al derecho, no tiene sentido recurrir, entonces, a la protección del ordenamiento jurídico penal, dado que ella resultaría innecesaria e inútil, careciendo de legitimidad dicha intervención. Por tanto, este principio estima que en la criminalización de la conducta no basta reparar en el hecho de si la sociedad estima como necesario o valioso acudir a la pena, sino que es necesario que el instrumento básico del derecho penal, efectivamente, sirva como medio idóneo o adecuado para lograr los fines que se propone la organización estatal con la protección del bien. (Castillo Alva. Idem. Pág. 267). Se concluye, pues, que la necesidad de la pena presupone el merecimiento de la misma, y supone que un hecho en sí, merecedor de sanción penal, necesita ser penado ya que, para el caso concreto, no existe ningún otro medio que sea eficaz y menos aflictivo. (Luzón Peña. ídem. Pág. 200). C.- PRINCIPIO DE CULPABILIDAD En palabras de Zaffaroni, ‘‘constituye en el actual desarrollo del derecho penal contemporáneo el más importante axioma de los que derivan de modo directo de un Estado de Derecho, porque su violación implica el desconocimiento de la esencia del concepto de persona”. Ello se entiende en tanto su fundamento se encuentra en la dignidad humana, cuyo respeto impide que un hombre sea tratado como un medio o instrumento para alcanzar otros fines distintos a los planteados por él mismo. Por ello, este principio garantiza que una persona sólo sea responsable por los actos que podía y debía evitar, e impide que pueda responder por todas las consecuencias que se deriven de su acción. Sin embargo, cabe anotar que la dignidad no puede ser entendida sin la idea de libertad que le es inherente; por lo tanto, “la existencia del derecho mismo supone previamente la aceptación de la conciencia, la autodeterminación y la responsabilidad del ser humano. Implica el reconocimiento, en suma, de su libertad. Al expedirse una norma jurídica se acepta que la persona pueda cumplirla o desobedecerla, y ello sucede porque se da por sobreentendido que si el hombre no fuera libre, pudiendo hacer el mal o el bien, lo justo o lo injusto, lo lícito o lo ¡lícito, de nada serviría pretender motivarlo o encauzarlo mediante normas”. (Castillo Alva. Idem. Pág. 376) La culpabilidad como principio político-criminal configura y da sentido humanista al derecho penal, ya que al Estado no le puede bastar culpar a alguien por la comisión de un delito sin mayor criterio que su amplia discrecionalidad, puesto que perdería legitimidad ante la sociedad y ante el infractor mismo. De esta manera, el principio de culpabilidad permite, justamente, que la aplicación de una pena a un individuo concreto quede legitimada en la medida que obliga al cumplimiento de una reglas mínimas de imputación, sin las cuales el ciudadano se expone a la más absoluta arbitrariedad del Estado. No se tratará, entonces, de un principio jurídico formal, cuya inobservancia acarrea leves consecuencias, por el contrario, se trata de un principio con un contenido material que traza un límite infranqueable a la actividad punitiva del Estado. Pero, además de representar el límite mínimo que el Estado debe respetar si es que pretende legitimar su intervención y, a su vez, la aplicación de su instrumento estatal más poderoso: la pena, debe justificar la sanción penal -que suele ser expansiva y avasallante- frente al autor concreto que ha infringido las normas jurídicas, de tal forma que, tanto para él como para otra persona en su lugar, bajo las mismas circunstancias o condiciones, se imponga la misma sanción o se renuncie a ella.