TEMA 13. LOS RIESGOS EN LAS ENTIDADES BANCARIAS ÍNDICE: 13.1. Orientación general. 13.2. Desarrollo del tema. 13.2.1. Tipología de riesgos en las entidades financieras. 13.2.2. El riesgo de insolvencia y su regulación 13.2.2.1. Exigencia de recursos propios. 13.2.2.2. Limitación a los grandes riesgos y a la concentración de riesgos. 13.2.2.3. Provisiones por insolvencia y riesgo país. 13.2.3. Regulación de las relaciones con la clientela. 13.2.3.1. Normas relativas a los documentos contractuales. 13.2.3.2. Coste y rendimiento efectivo. 13.2.3.3. Publicación de los tipos de interés. 13.2.3.4. Tarifas de comisiones. 13.2.3.5 Control de la publicidad. 13.2.4. Fondo de garantía de depósitos. 13.3. Ideas básicas. 13.4. Glosario de términos. 13.5. Ejercicios de autoevaluación. 13.6. Bibliografía. 13.1. ORIENTACIÓN GENERAL. La importancia creciente que se concede hoy en día a los riesgos financieros y a su gestión por parte de las entidades bancarias se debe a múltiples factores, entre los que destacan los siguientes: - La desregulación y liberalización de la actividad bancaria de las últimas décadas ha permitido a estas entidades hacer cualquier tipo de actividad financiera, excepto la de seguros. Ello ha ido acompañado de una regulación prudencial de solvencia que fija los recursos propios mínimos que las entidades deben poseer en función de los riesgos que asuman y pasa a ser el mecanismo supervisor básico del sistema. Ello obliga a las entidades a identificar todos los riesgos significativos que asumen en sus operaciones de activo o con riesgo condicionado (avales, derivados,…) y a evaluar si tiene los recursos propios mínimos exigidos para garantizar dichos riesgos o si, por el contrario, debe aumentarlos o renunciar a dicha actividad de préstamo o inversión. 1 - Otro factor que ha influido en la mayor preocupación por la gestión de riesgos ha sido la pérdida relativa de importancia de los productos de ahorro tradicional en favor de los mercados de valores (también conocido como fenómeno de desintermediación financiera). Los valores, al ser instrumentos negociables, reflejan mejor a través de los precios de mercado los riesgos que llevan inherentes (de interés, de precio,…), por lo que su conocimiento y gestión cobra importancia a la hora de seleccionar la composición óptima de una cartera de inversión. - Por último, como consecuencia de la globalización financiera se han multiplicado las operaciones en moneda extranjera. Ello, unido a la mayor variabilidad o volatilidad de los mercados financieros y cambiarios, y a la inestabilidad de los tipos de interés y de cambio ha supuesto un incremento de riesgos que ha puesto de manifiesto la conveniencia de contar con una adecuada estrategia de gestión de riesgos: cobertura para eludir sus consecuencias, especulación para aprovecharse de ellas y arbitraje para beneficiarse de las imperfecciones que se generan en los mercados 1. Así pues, el incremento en la internacionalización de las operaciones de la banca, su mayor actividad como intermediario en los mercados de valores y la mayor volatilidad de los precios, tipos de interés y tipos de cambio en los mercados financieros, han convertido a la gestión de riesgos en una de las funciones principales de los intermediarios bancarios. La regulación bancaria es muy estricta debido a la capacidad que tienen las entidades bancarias de crear dinero, y busca, fundamentalmente, la estabilidad monetaria (control de la inflación) y financiera (solvencia de las instituciones que gestionan los medios de pago y flujos financieros), así como la protección de clientes y depositantes. El encargado de regular y velar por el cumplimiento de la normativa en materia bancaria es, en nuestro país, el Banco de España. En este tema vamos a analizar los diferentes tipos de riesgos de una entidad financiera y la regulación que afecta a los riesgos bancarios. Esta regulación básicamente pretende garantizar la solvencia de estas instituciones obligándolas a contar con recursos propios suficientes en función de los riesgos que asumen en sus operaciones activas de inversión y financiación. La regulación se articula en tres grandes bloques: normas de solvencia, de transparencia y de cobertura de riesgos a los depositantes. Al finalizar el estudio del tema, el alumno deberá saber responder a las siguientes preguntas: 1 La relación más estrecha entre los diferentes mercados nacionales e internacionales, y los distintos tipos de instituciones financieras reducen las barreras a la propagación de posibles problemas en una entidad o mercado concretos, como se ha venido poniendo de manifiesto en las diferentes crisis financieras vividas en los noventa (la crisis del Sistema Monetario Europeo en 1992-93, la crisis mejicana de 1995, que revertió a otros mercados emergentes, denominada "efecto tequila", la crisis asiática en 1997 y, la crisis rusa y brasileña) y en la más reciente y grave crisis global de las “hipotecas basura” 2 PREGUNTAS INICIALES ¿Qué riesgos financieros asume una entidad bancaria en su actividad diaria? ¿En qué consiste la gestión de riesgos de una entidad bancaria? ¿Qué regulación existe actualmente para el control de riesgos? ¿Con qué garantías cuenta un ahorrador que deposita su dinero en un banco? ¿Qué tipo de información tiene obligación la entidad bancaria de suministrar a sus clientes? ¿Qué es el riesgo de insolvencia y qué provisiones debe dotar una entidad bancaria con carácter obligatorio para cubrir dicho riesgo? 13.2. DESARROLLO DEL TEMA. 13.2.1. TIPOLOGÍA DE RIESGOS EN LAS ENTIDADES FINANCIERAS. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, el concepto de riesgo se puede definir como: 1. Contingencia o proximidad de un daño. 2. Cada una de las contingencias que pueden ser objeto de un contrato de seguro. Desde un punto de vista menos formal, la definición de riesgo que ofrece Wikipedia se refiere a “la vulnerabilidad de bienes jurídicos protegidos ante un posible o potencial perjuicio o daño”. Descendiendo al ámbito financiero nos encontramos que el concepto de riesgo puede venir asociado tanto a situaciones de pérdidas extraordinarias (lo más comúnmente conocido), pero también de beneficios extraordinarios, de ahí que los conceptos de riesgo y volatilidad se encuentren íntimamente ligados en el argot financiero. Para comprender la importancia de una correcta identificación y gestión de los riesgos de naturaleza financiera, hay que tener presente la vulnerabilidad de las instituciones financieras frente a los riesgos financieros, y la del sistema financiero en su conjunto. La explicación se encuentra en que una situación de crisis de una institución financiera se puede propagar con gran rapidez por todo el sistema financiero 2. Este riesgo es conocido como "riesgo sistémico", ya que tiene efectos desestabilizadores sobre todo el conjunto del sistema financiero, dada la fragilidad de las entidades bancarias que mantienen una mínima proporción de reservas líquidas sobre sus pasivos. En caso de crisis de una entidad bancaria puede ocurrir que se desencadenen reacciones de pánico colectivo entre los depositantes y acudan de forma masiva a retirar sus fondos de las entidades, y éstas se encuentren con que no 2 El riesgo de rápida propagación se explica por la existencia de externalidades, consideradas como un fallo de mercado. 3 disponen de reservas líquidas suficientes para atender todas las peticiones. En esta situación se produce una crisis de liquidez generalizada que conlleva el colapso del sistema de pagos del país, con sus consiguientes efectos nocivos sobre el resto del sistema económico. En este contexto de excepcional riesgo de contagio de las crisis de instituciones financieras, tanto los gestores de las instituciones como las autoridades supervisoras y/o reguladoras asumen un papel activo en términos de gestión y prevención de situaciones de riesgo excepcional. Tal y como se ha visto a raíz de la actual crisis financiera, las autoridades (ya sean los bancos centrales o los gobiernos de cada país) han asumido un papel activo interviniendo rápidamente en los mercados mediante la inyección de importantes volúmenes de recursos para aliviar, de ese modo, las tensiones de liquidez que habían comenzado a generarse. En términos generales, la gestión de riesgos abarca el conjunto de prácticas destinadas a optimizar el nivel global de riesgo asumido por una entidad, ya que el negocio de intermediación financiera consiste, precisamente, en asumir los distintos tipos de riesgos financieros y determinar la combinación óptima en términos de rentabilidad y riesgo. Por consiguiente, las entidades han de optimizar el nivel de riesgos asumidos y para ello lo primero que deben hacer es identificarlos correctamente. A continuación hay que realizar una medición individualizada, aproximando las consecuencias negativas que pueden llegar a generar estos riegos con niveles significativos de probabilidad y evaluar su incidencia en la situación de la entidad. El tercer paso consiste en definir cuál es el nivel óptimo de exposición global al riesgo y distribuirlo entre los riesgos individualizados. La última etapa pretende definir y poner en práctica el conjunto de actuaciones encaminadas a acercar el nivel de cada riesgo asumido al nivel considerado óptimo. Estas actuaciones se basan fundamentalmente en la operativa con derivados financieros - como opciones y futuros financieros- cuya contratación por parte de los intermediarios financieros ha crecido espectacularmente en los últimos años. A continuación vamos a analizar de forma individual los distintos tipos de riesgos financieros inherentes al negocio de intermediación financiera. Éstos se pueden clasificar según su naturaleza en seis grandes grupos: crédito, mercado, tipo de interés, liquidez, operativo y de reputación. Riesgo de crédito. Ofrecer una simple definición del concepto de riesgo de crédito no es tarea sencilla, ya que tanto su naturaleza como sus manifestaciones han experimentado profundas transformaciones a lo largo del tiempo, lo cual ha traído consigo sustanciales cambios en su enfoque y tratamiento, ya que se trata del riesgo por antonomasia de las entidades financieras. 4 Para definir el término existe consenso al señalar que "el riesgo de crédito es la posibilidad de que el prestatario no pueda afrontar la devolución de un préstamo o crédito y el incumplimiento de las condiciones pactadas en el contrato, con los consiguientes quebrantos que de ello pudiera derivarse“; es decir, se consideran: a) Las pérdidas asociadas al evento de fallido, b) El deterioro de la calidad crediticia del deudor como consecuencia de quiebras o suspensiones de pagos, entre otras. Por su parte, Pampillón et al (2004) clasifican el riesgo de crédito atendiendo a las circunstancias bajo las que se produce el incumplimiento de obligaciones por parte de un deudor: a) Riesgo de emisor o de contraparte: concepto íntimamente relacionado con la solvencia del emisor y la percepción que tiene el mercado respecto a que no pueda cumplir con sus obligaciones de pago (intereses o principal). b) Riesgo de liquidación / entrega: se produce cuando no existe coincidencia temporal en el intercambio de los flujos de dinero y llegado el momento de cumplimiento del contrato, una de las partes no proceda a la liquidación o entrega del IF objeto del contrato habiéndolo hecho anteriormente la otra. La parte que liquide o entregue en primer lugar está expuesta a que la que lo haga en segundo lugar no cumpla el contrato. c) Riesgo país: éste es un caso concreto que se refiere exclusivamente a situaciones de impago por circunstancias inherentes a la soberanía de los estados y diferentes del riesgo comercial habitual. Caben dos tipos de riesgo: soberano, que se produce cuando el Estado deudor o las entidades por él garantizadas se niegan a devolver los créditos; y de transferencia, cuando el prestatario está dispuesto a pagar pero carece de las divisas en las que está denominada la deuda. Para evaluar adecuadamente el potencial riesgo de un prestatario, las entidades financieras disponen de un amplio elenco de herramientas de medición del riesgo de crédito, y entre ellas han tenido una amplia difusión las técnicas de rating o calificación crediticia, que consisten básicamente en clasificar a los prestatarios en distintas categorías de riesgo. Posteriormente se asigna a cada una de ellas una ponderación o factor de riesgo para calcular la carga de capital que la entidad ha de mantener para cubrir adecuadamente el riesgo. Este es uno de los métodos que también utilizan las autoridades para calcular el coeficiente de recursos propios mínimos del Nuevo Acuerdo de Capital de Basilea o Basilea II 3 sobre el que nos detendremos posteriormente. El riesgo de crédito se ha vuelto más complejo, siendo cada vez más necesario mecanismos que permitan una adecuada cuantificación de su magnitud y 3 Para más información sobre los distintos métodos de cálculo de capital regulatorio para cubrir el riesgo de crédito remitimos al alumno al texto del Nuevo Acuerdo de Capital de Basilea en: http://www.bis.org/publ/bcbsca03_s.pdf 5 tratamiento global por la entidad. Tal es la importancia de una adecuada gestión del riesgo de crédito, que el Banco Internacional de Pagos (Bank for International Settlements, BIS) sostiene que constituye un componente crítico y esencial para que las organizaciones bancarias cosechen éxitos desde una perspectiva a medio y largo plazo para asegurar su supervivencia. Riesgo de mercado En los últimos tiempos, los mercados financieros han sido objeto de profundas y numerosas transformaciones que han provocado que su operativa alcance unos niveles de complejidad y sofisticación sin precedentes. A modo de ejemplo, cabe citar el aumento del volumen de las carteras de inversión que gestionan los bancos por cuenta propia, lo cual ha hecho que cada vez sea más necesario que las entidades cuenten con unas herramientas de control y gestión fiables para valorar su situación y su exposición ante este tipo de riesgo, que no es exclusivo de las entidades de crédito sino de todo intermediario financiero que realice actividades de inversión en los mercados financieros. En este sentido, la valoración de posiciones a precios de mercado («mark-to-market») y la existencia de mercados financieros más líquidos han favorecido en los últimos años el desarrollo de técnicas de medición de riesgo más precisas. El riesgo de mercado proviene de las pérdidas experimentadas por los activos, pasivos y operaciones fuera de balance de una entidad financiera como consecuencia de la evolución desfavorable de una serie de factores de riesgo subyacentes, entre los que se encuentran las variaciones de los tipos de interés, tipos de cambio, precios de los instrumentos de renta variable y precios de las mercaderías - commodities-. De estos factores depende el valor de las posiciones de la entidad, tanto de su cartera de inversión como de negociación. De esta forma, la exposición al riesgo de mercado está determinada no sólo por la volatilidad de estos factores de riesgo subyacentes, sino también por la sensibilidad de la cartera de la entidad. Todas estas operaciones no suponen un pasivo para la entidad, pero sí un flujo de caja aleatorio 4. Entre las distintas técnicas de medición y gestión del riesgo de mercado la que más difusión ha tenido en los últimos tiempos ha sido la técnica de valor en riesgo, comúnmente conocida como VaR (“Value at risk”). Esta técnica consiste en una estimación estadística de las pérdidas potenciales de la cartera de una entidad, durante un periodo de tiempo (periodo de mantenimiento hasta deshacer la posición), con un determinado nivel de confianza, ante la variación de alguno de los factores asociados al riesgo de mercado, es decir: tipos de interés 4 Un factor que ha tenido una especial trascendencia en la importancia del riesgo de mercado ha sido el auge de la banca de inversión con la proliferación de las denominadas operaciones fuera de balance. Éstas son conocidas en terminología anglosajona como OBS (Off- Balance- Sheet Operations) e incluyen compromisos de préstamo, líneas de crédito, garantías y operaciones de cobertura. 6 tipos de cambio precios de las acciones commodities o materias primas. A modo de ejemplo, el concepto de VaR nos indica para un periodo de tiempo dado, y con una determinada probabilidad, cuánto puede declinar el valor de la cartera de una entidad. Es decir, si tenemos: periodo: una semana, probabilidad: 1%, VaR = 20 millones de euros, este dato significa que la probabilidad de que el valor de la cartera de la entidad descienda en más de 20 millones de euros en la próxima semana es de 1 entre 100. En principio, la sencillez del concepto VaR ha justificado su gran aceptación como estándar para la medición del riesgo de mercado. Riesgo de tipo de interés. El riesgo de tipo de interés es inherente a la doble naturaleza del negocio bancario (operaciones de activo versus operaciones de pasivo) que hace que la entidad bancaria esté más expuesta ante cualquier modificación de los tipos de interés cuanto más abierta sea su posición. Una entidad mantiene una posición abierta cuando la diferencia entre la suma de los activos y pasivos denominados en una divisa es distinta de cero. La casuística que nos podemos encontrar es: a) Posición larga: cuando la suma de los activos de la entidad es mayor que la suma de los pasivos emitidos. b) Posición corta: en este caso la suma de los activos es menor que la suma de los pasivos. En el origen e importancia del riesgo de tipo de interés ha tenido gran trascendencia los siguientes factores: 1) Los aumentos de competitividad han provocado el estrechamiento de los márgenes de intermediación de las entidades de modo que cualquier oscilación de los tipos de interés tiene importantes consecuencias sobre la cuenta de resultados. 2) La mayor volatilidad de los tipos de interés ha generado una mayor variabilidad en las cuentas de resultados de las entidades, en un entorno donde la estabilidad financiera se interpreta como signo de confianza en las entidades. 3) La comercialización de instrumentos financieros con fórmulas de tipo de interés variable implica una creciente interrelación entre las oscilaciones de los tipos de interés, el riesgo de crédito y el riesgo de liquidez. Para comprender la estructura de los tipos de interés hay que referirse a la curva de rendimientos o de interés (véase figura 1), que es la que recoge para cada plazo el nivel de tipos de interés existente en un momento dado. De 7 este modo, en el eje de abscisas X se recoge el intervalo de plazos desde un día a doce meses, y en el de ordenadas Y, el nivel correspondiente de los tipos de interés en el momento de elaborar la curva. Figura 2: Curva de tipos de interés a corto plazo. Figura 1: Curva de tipos de interés a corto plazo. Tipo de interés 3 2,5 2 1,5 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 Meses Fuente: Elaboración propia. Las situaciones que pueden darse son, básicamente, dos: • Ascendente (pendiente positiva), si los tipos de interés a más corto plazo son inferiores a los tipos de interés a un año. • Descendente (pendiente negativa), si los tipos a más corto plazo son superiores a los tipos a un año. Desde un punto de vista teórico, lo más razonable es que los tipos a plazos más cortos sean inferiores a los tipos a un año, es decir, que la curva tenga pendiente positiva. La explicación se basa en la seguridad de los IF y, como consecuencia, las entidades participantes en el mercado interbancario prefieren prestar a plazos cortos ya que pueden recuperar su dinero con menor riesgo, y a plazos más largos exigen una rentabilidad mayor (lo que también se conoce como prima de riesgo). Esto es debido a que la posibilidad de impago aumenta con el plazo. De esta forma la entidad podrá obtener beneficios: - Cuando la curva de tipos es ascendente, la entidad deberá prestar a largo plazo y pedir prestado a corto plazo (lo más habitual en la práctica). - Cuando la curva de tipos es decreciente, la entidad deberá proceder prestando a corto plazo y pidiendo prestado a largo. En general, podemos afirmar que el riesgo de tipo de interés se manifiesta en cambios en el valor de las posiciones cuando varían al alza o a la baja los tipos de interés. Esta variabilidad de los tipos de interés puede afectar al margen financiero de la entidad (cuenta de resultados) y al valor patrimonial de los instrumentos financieros de renta fija (balance de situación). 8 Riesgo de liquidez Cuando se habla de riesgo de liquidez nos referimos a la probabilidad de que una entidad: 1) No pueda satisfacer la totalidad de solicitudes de liquidez ante una inesperada retirada masiva de fondos por parte de los depositantes. 2) Atraviese dificultades temporales para hacer frente a sus compromisos de pago vencidos, como consecuencia de: a) Tener limitada capacidad para deshacer posiciones (riesgo de liquidez de mercado) o b) Poder obtener financiación, pero bajo condiciones gravosas (riesgo de liquidez de financiación). Para comprender el alcance y naturaleza de este tipo de riesgo hay que definir previamente el concepto de liquidez de un instrumento financiero: aquél que es fácilmente convertible en dinero, a corto plazo y sin sufrir pérdidas. Hay que tener presente que para una entidad mantener activos líquidos implica un coste de oportunidad en términos de la rentabilidad a la que se renuncia frente a otras alternativas de inversión. La estrategia de las entidades consiste en mantener una proporción de activos líquidos que le permita atender las peticiones de efectivo por parte de sus depositantes a lo largo del tiempo; es decir, no mantener un nivel excesivo de activos líquidos (por el coste de oportunidad que supone), sino en función de sus necesidades. Con la información anterior las entidades pueden conocer la cuantía de pasivos que pueden ser objeto de retiradas de liquidez y la proporción que mantienen de activos líquidos con los cuales poder satisfacerlas. La importancia del riesgo de liquidez ha tomado un nuevo protagonismo a raíz de la reciente crisis financiera que se desencadenó en agosto de 2007 en los EE.UU., que rápidamente se propagó al conjunto del sistema financiero internacional. Como consecuencia directa de esta crisis, comenzaron a aparecer síntomas de falta de confianza entre las propias instituciones financieras ya que en un principio no se conocía ni la magnitud de la crisis ni qué entidades estaban directamente implicadas, con lo cual, lo que se originó como una crisis de naturaleza inmobiliaria, pasó posteriormente a una situación de confianza que dio como resultado la paralización de la actividad de los mercados interbancarios. Las entidades no estaban dispuestas a prestarse recursos, ante la desconfianza de que pudiesen poseer activos tóxicos en su balance. El resultado final de esta cadena de acontecimientos es que se paralizó la concesión de créditos, especialmente al sector privado, desencadenando el fenómeno que se conoce en terminología anglosajona como “credit crunch”. 9 Riesgo operativo u operacional. Se entiende por riesgo operativo la posibilidad de ocurrencia de pérdidas financieras por deficiencias o fallos en los procesos internos, en la tecnología de información, en las personas o bien por ocurrencia de eventos externos adversos. Agrupamos en cuatro grandes bloques las fuentes de riesgo operativo: a) Procesos internos. Deficiencias en los sistemas de control y gestión; modelos inadecuados de valoración de productos, operaciones y servicios; errores en las transacciones y en la información contable; inadecuada compensación, liquidación o pago; insuficiencia de recursos para el volumen de operaciones, así como incumplimiento de plazos y presupuestos. b) Personas. Posibilidad de incurrir en pérdidas financieras como consecuencia de negligencias, errores humanos, sabotaje, fraude, blanqueo de dinero y un ambiente laboral desfavorable, entre otras. c) Tecnología de información. Posibilidad de pérdidas financieras derivadas del uso de inadecuados sistemas de información y tecnologías que pueden afectar al desarrollo de las operaciones y servicios que realiza la institución. d) Eventos externos extraordinarios. Posibilidad de pérdidas derivadas de eventos ajenos al control de la empresa que pueden alterar el desarrollo normal de sus actividades. Entre otros factores, se consideran contingencias normativas y regulatorias, desastres naturales, atentados y actos delictivos en general. De esta forma, los gestores tratan de detectar de forma temprana los posibles acontecimientos que dan lugar a pérdidas financieras para evaluar, de forma lo más precisa posible, los quebrantos económicos que pueden provocar y tomar de forma temprana las medidas correctoras. Para valorar la importancia que este tipo de riesgo tiene en nuestros días hay que considerar los efectos de la globalización de los servicios financieros, junto con la creciente sofisticación de la tecnología financiera, que están haciendo las actividades bancarias y, en consecuencia, sus perfiles de riesgo, cada vez más complejos. En el origen del riesgo operativo se pueden señalar como factores desencadenantes: reestructuraciones internas de las entidades, procesos de fusiones y adquisiciones, cambios en los sistemas tecnológicos y elevado nivel de complejidad de las transacciones financieras. En el ámbito regulatorio, este tipo de riesgo ha adquirido una nueva dimensión al ser incluido dentro del marco del Nuevo Acuerdo de Capital de 10 Basilea (conocido como Basilea II) 5. La definición de este tipo de riesgo tiene un elevado grado de subjetividad, lo cual no es óbice para que el regulador lo haya incluido como elemento de cobertura obligatoria con un recargo de capital. Riesgo de reputación o riesgo reputacional. La reputación corporativa se refiere a la percepción que los diversos grupos de interés (stakeholders) tienen sobre una empresa. En este sentido, el riesgo de reputación surge cuando un evento de riesgo crea la percepción de que el comportamiento de una organización difiere del esperado por sus grupos de interés y ello repercute de forma directa o indirecta en el valor de la organización 6. De acuerdo con Ruiz (2008:20): “La gestión de la imagen corporativa se suele tener en cuenta desde la vertiente comercial, por lo que todo lo que sea aumentar la percepción positiva de la empresa traerá aparejado un aumento en las cuotas de mercado. Sin embargo, la medición y gestión de la buena reputación es un concepto difícil de gestionar y más aún de medir, pero no por ello hay que dejar de perseguirlo”. De hecho, en los últimos tiempos se ha podido comprobar que una percepción negativa por parte del mercado es una importante amenaza que se debe tener presente para asegurar el futuro de una entidad y preservar la credibilidad del sistema financiero en su conjunto. De ahí que estudios como el de PriceWaterhouseCoopers (2006) señalen que el riesgo de reputación constituye al mismo tiempo una importante amenaza, pero también una oportunidad de creación y protección de valor. Para una adecuada gestión del riesgo de reputación, que tiene múltiples manifestaciones así como un origen multicausal, es necesario integrar nuevos valores sociales, medioambientales y económicos hasta ahora ajenos a la estrategia empresarial, y que repercuten directamente en el posicionamiento y reputación de una organización. 13.2.2. EL RIESGO DE INSOLVENCIA Y SU REGULACIÓN. Partiendo del conjunto de riesgos financieros inherentes al negocio de intermediación financiera previamente analizados, llegamos al último concepto de riesgo, que es el último eslabón de la cadena ya que sobreviene como consecuencia de los anteriores. Una entidad financiera se encuentra en riesgo de insolvencia cuando no dispone de capital suficiente para cubrir las pérdidas en las que ha incurrido. En este caso, la entidad se declara en suspensión de pagos, y si ésta no se 5 La creciente importancia que ha adquirido el riesgo operativo surge a partir de la crisis de Barings. De hecho, estimaciones recientes de la empresa de software SAS lo sitúan en torno al 20% de los ingresos de las entidades. 6 Entre la cadena de posibles efectos derivados de una pérdida de reputación para una entidad financiera se pueden mencionar: la falta de acceso a fuentes de financiación, impactos sobre el valor de los activos inmateriales, reclutamiento de personal cualificado, impacto negativo sobre la calidad de la marca y pérdida de clientes, entre otros. 11 resuelve satisfactoriamente se declararía en quiebra procediendo a liquidar sus activos. Figura 2. Riesgos financieros Riesgo de tipo de interés Riesgo de crédito ENTIDAD Riesgo de mercado DE Riesgo de liquidez CRÉDITO Riesgo de reputación Riesgo operacional Riesgo insolvencia Fuente: Elaboración propia. Por solvencia entendemos el grado de viabilidad de una empresa a largo plazo. Para conseguirlo un banco debe lograr generar beneficios y evitar incurrir en pérdidas, lo cual está en función de dos variables: la calidad de los activos y la solvencia de sus clientes. El riesgo de una entidad de crédito se encuentra en su activo. Si la morosidad de sus operaciones activas es muy fuerte la entidad no sobrevivirá. Para evitarlo, las entidades vigilan de forma cuidadosa la solvencia de sus prestatarios, analizan a los clientes, sus proyectos empresariales y éxito económico, así como a las personas vinculadas, evitando la concentración de riesgos en un mismo grupo empresarial, o controlando el riesgo país (referido a la capacidad del prestatario para obtener las divisas en las que se concreta el préstamo). Para cubrirse de estos riesgos de insolvencia las entidades exigen garantías reales o patrimoniales, y avales. En cualquier caso, la regulación comunitaria obliga como medida de control de riesgos a asignar recursos propios a priori y a dotar provisiones por insolvencia o riesgo país a posteriori. En concreto, exige a las entidades de crédito, entre otras medidas: a) mantener un volumen de recursos propios ajustado al riesgo de crédito soportado tanto en las operaciones activas como en los compromisos y 12 operaciones a plazo no vencidas que, sin embargo, implican riesgos para la entidad; b) exigencia de recursos propios adicionales sobre la posición global neta en divisas; c) limitación a la concentración de riesgos en un mismo grupo empresarial, y d) exigencia de provisiones por riesgo comercial y riesgo país. 13.2.2.1. Exigencia de recursos propios. Las entidades de crédito deben disponer de un nivel de recursos propios adecuado a su nivel de riesgo. La finalidad de esta medida, clave en la normativa prudencial, es garantizar un suficiente colchón de recursos propios que permita absorber las pérdidas inesperadas, la continuidad de la entidad y la protección de los ahorradores. Con el fin de garantizar unos recursos propios suficientes, y teniendo en cuenta el entorno competitivo en el que operan las entidades de crédito, se ha armonizado la estructura y nivel del coeficiente de solvencia o recursos propios mínimo. El nuevo Acuerdo de Capital de Basilea (Basilea II), cuyos contenidos básicos asumió la Comisión Europea y que se han trasladado a las normativas nacionales de sus países miembros, establece el marco de solvencia que deberán cumplir las entidades en función del riesgo que asuman (de crédito, mercado y operacional). Se trata de un marco normativo apoyado en tres pilares: 1. Primer pilar: Requisitos mínimos de capital que se fijan en al menos el 8% de la suma de los requisitos por riesgo de crédito, de mercado y operacional (no incorpora, por tanto, el riesgo de interés). Para determinar los requerimientos por riesgo de crédito se plantean dos amplias metodologías: a) Enfoque estándar, basado en la asignación de diferentes coeficientes de riesgo a los activos y posiciones en riesgo, y complementada por evaluaciones externas de agencias de rating. ∑ Recursos propios Cs = ---------------------------------- ≥ 8 % ∑ Ai Pi en la que: Cs = coeficiente de solvencia. Ai = activos, posiciones y cuentas de orden sometidas a riesgo. Pi= ponderación en función del riesgo. 13 b) Uso de sistemas propios de calificación interna sujetos a aprobación por parte de los supervisores 2. El segundo pilar se refiere a la revisión de las entidades supervisoras sobre la adecuación de capital, legitimando así el papel de estos en las decisiones de gestión de riesgos y suficiencia de capital. 3. El tercer pilar trata de fortalecer la disciplina del mercado, obligando a que las entidades dispongan de políticas de transparencia informativa formalizada, fijando requerimientos informativos en temas de riesgos, y sistemas de medición y control, con el fin de que el mercado tenga suficientes datos para poder evaluar la gestión de la entidad. Para ahondar un poco más en el procedimiento del enfoque estándar proponemos el supuesto práctico de una entidad financiera que presenta la siguiente información contable (en millones de euros): Activos sobre la Administración Central: 180; Préstamos hipotecarios sobre viviendas ocupadas por el propietario: 400; Créditos al Banco Sabadell (rating A+): 200; Efectivo: 10; Préstamo al Banco de Desarrollo Social de Europa (rating de triple A): 350; Activos reales: 100; Préstamos a Telefónica S.A. (rating A): 250; Créditos a la microempresa textil de La Guardia: 100; Fondo fundacional: 20; Reservas de revalorización de activos: 30; Financiaciones subordinadas: 40; Reservas efectivas: 6. En primer lugar, para calcular el importe del coeficiente de recursos mínimos clasificamos las partidas del balance de acuerdo con las categorías que se establecen en Basilea II que, a grandes rasgos, clasifica las partidas del activo (Ai) en: i) Créditos soberanos, ii) Créditos frente a entidades del sector público no pertenecientes al gobierno central, iii) Créditos frente a bancos multilaterales de desarrollo, iv) Créditos frente a bancos, v) Créditos garantizados por propiedad residencial, vi) Créditos garantizados con los bienes raíces comerciales, vii) Categorías de mayor riesgo. Dentro de cada uno de los grupos anteriores, Basilea II determina unos pesos de ponderación del riesgo en función de la calificación crediticia externa que reciban los emisores/ deudores 7. Las ponderaciones que se establecen son las que siguen: 0%: Activos sobre la Administración Central: 180 20%: Préstamo al Banco de Desarrollo Social de Europa: 350 50%: Préstamos hipotecarios sobre viviendas ocupadas por el propietario: 400 50%: Préstamos al Banco Sabadell: 200 50%: Préstamos a Telefónica s.a. (rating A): 250 7 Para aquellos alumnos que deseen leer más información sobre la estructura y contenido del Nuevo Acuerdo de Capital de Basilea pueden consultar el texto íntegro en español en el siguiente enlace: http://www.bis.org/publ/bcbsca03_s.pdf 14 100%: Activos reales: 100 100%: Créditos a la microempresa textil de La Guardia: 100 Ahora procedemos a realizar la ponderación de activos (Xi) por los factores de riesgo señalados (Pi): Activos Ponderados Riesgo (APR) = (0x 180)+ (0,2 x 350)+(0,5x400) + (0,5 x200) + (0,5x250)+ (1x100)+ (1x100)= 695 u.m. El nivel mínimo exigido está fijado en el 8% de los activos ponderados por riesgo con lo cual nos quedaría: 695*0,08 = 55,6 u.m., nivel mínimo de recursos propios que la entidad financiera debería mantener para cumplir la normativa de solvencia en vigor (si ha optado por el enfoque estándar). Como consecuencia de la crisis financiera se está procediendo a reformar Basilea II con propuestas normativas en un nuevo marco, Basilea III, que se implantará gradualmente en un amplio período de tiempo que abarcará desde enero de 2013 hasta 2019, momento en el que entrará plenamente en vigor. La implementación de Basilea III implica: (1) Mejorar considerablemente la calidad del capital bancario; (2) Elevar de forma significativa el nivel exigido de capital; (3) Reducir el riesgo sistémico; y (4) Conceder suficiente tiempo para una transición suave hacia el nuevo régimen. Un aspecto fundamental es el mayor énfasis en lo que se conoce como “capital ordinario o básico”, es decir, el componente de mayor calidad dentro del capital de cada banco. Con las normas vigentes, al menos la mitad del capital regulatorio de los bancos debe ser de Nivel 1, y el resto se compone de elementos con menor capacidad de absorber pérdidas. A su vez, la mitad del capital de Nivel 1 debe ser capital básico. El resto también es relativamente de alta calidad, pero no tanto como las acciones ordinarias o los beneficios no distribuidos. El énfasis de Basilea III en el capital ordinario hace mayor hincapié en el requerimiento mínimo para el capital de mayor calidad. Las nuevas normas implican que, si el resto de factores permanece igual, los bancos tendrán que elevar su componente de capital ordinario para cumplir los requerimientos mínimos. Además, los bancos deberán mantener un “colchón de conservación” del 2,5% del capital ordinario para poder hacer frente a futuros periodos de tensión. Así pues, en total los bancos deberán mantener en situaciones normales al menos un 7% de capital ordinario. 15 Estos requerimientos de capital basados en el riesgo se complementarán con un coeficiente de apalancamiento ajeno al riesgo, que ayudará a evitar la excesiva acumulación de apalancamiento en el sistema, y complementará a los requerimientos basados en el riesgo y mitigará el riesgo de los modelos. Elemento clave de Basilea III para limitar la prociclicidad será el colchón de capital anticíclico, que se ha calibrado en un rango del 0–2,5%. Este capital se dotará cuando las autoridades nacionales consideren que el crecimiento crediticio agregado está agravando el riesgo sistémico, y se liberará en las fases bajistas del ciclo. Todavía se están concretando las modalidades para afrontar el riesgo sistémico, pero una posibilidad sería permitir que las autoridades nacionales apliquen recargos de capital sistémicos a las “entidades financieras sistémicas”. Como consecuencia de la larga y profunda crisis financiera en Europa, y en especial en España, la Autoridad bancaria europea y el Banco de España está exigiendo mayores niveles de capital ordinario y nuevas exigencias provisiones, estimulando al mismo tiempo la concentración del sector. El Real Decreto ley 2/2012 de 3 de febrero de saneamiento del sector financiero es un ejemplo de ello y supone una nueva vuelta de tuerca a la primera fase reestructuración bancaria finalizada en septiembre de 2011 ya que en el fondo promueve una mayor concentración bancaria en España al dar más facilidades a entidades que para el cumplimiento de las nuevas provisiones y exigencias de capital a entidades que decidan fusionarse. Para más información ver RD: http://www.derecho.com/l/boe/real-decretoley-2-2012-saneamiento-sector-financiero/#A1 16 Ejemplo del cálculo del coeficiente de solvencia de una entidad bancaria (diciembre 2011) dic-11 3.1.1. Capital emitido 497.143 3.2. Primas de emisión 2.628.990 Reservas -92.920 3.3.3. Reservas (pérdidas) de entidades valoradas por el método participación -186.435 70% de 3.7. Resultado del ejercicio atribuido a la entidad dominante (+/-) 128.443 Intereses minoritarios 4.705 Resto de ajustes por valoración -175 Ajustes por diferencias de cambio -1.363 Ajustes por valoración disponible venta - otros instrumentos de capital -22.449 Aportación FROB 977.000 Activos intenbibles (-) -54.612 TOTAL CORE CAPITAL 3.878.327 Participaciones Preferentes 924.031 Autocartera Participaciones Preferentes -331 Deducción del 50% de los excesos en participaciones entidades financieras (10%) + entidades aseguradoras (20%) + Exposiciones en titulizaciones ponderación 1250% -67.074 TOTAL TIER 1 4.734.953 Fondos O.S. computables 69.342 Obligaciones subordinadas computables 808.781 Autocartera de Obligaciones subordinadas 0 Deducción del 50% de los excesos en participaciones entidades financieras (10%) + entidades aseguradoras (20%) + Exposiciones en titulizaciones ponderación 1250% -67.074 TOTAL TIER 2 811.048 TOTAL RECURSOS PROPIOS COMPUTABLES 5.546.001 APRS 43.064.318 % 9,01 11 1,88 12,88 17 13.2.2.2. Limitación a los grandes riesgos y a la concentración de riesgos. Se considera “gran riesgo" el contraído frente a una persona, entidad o grupo económico siempre que supere el 10% de los recursos propios de la entidad de crédito prestamista o de su grupo consolidable. Hay dos importantes limitaciones: 1. Los riesgos sobre una persona, entidad o grupo nunca pueden superar el 25% de los recursos propios del prestamista, o el 20% cuando exista una relación de control sobre el prestatario. 2. La suma de todos los grandes riesgos no podrá superar el 800% de los recursos propios de la entidad. 13.2.2.3. Provisiones por insolvencia y riesgo país. Junto a la normativa de recursos propios, armonizada a nivel europeo, se encuentra la importante normativa de provisiones a la que se ven sometidas las entidades bancarias, aún no armonizada. Esta normativa en nuestro país regula el momento y el importe de la dotación a provisiones, tanto por riesgo comercial del deudor (insolvencia), como por riesgo soberano o de transferencia del país del deudor (riesgo país). La finalidad de las provisiones por insolvencia es vigilar la política de crédito a lo largo de la vida de los mismos. Los créditos pueden clasificarse de dudoso o muy dudoso cobro (en función del tiempo de mora), y se fijan provisiones mínimas para los distintos grupos, independientemente de cuál sea el resultado final, y tan pronto como se manifieste el riesgo. Las provisiones por riesgo país vienen justificadas por la fragilidad financiera de algunos países, y se concibe como el riesgo asociado a las deudas de un país por circunstancias inherentes a la soberanía de los Estados y diferentes del riesgo comercial habitual (cubierto como hemos dicho por las provisiones de insolvencia explicadas). Estas permiten cubrir situaciones en las que el Estado deudor o las entidades por él garantizadas, se niegan a devolver los créditos y pueden ser ineficaces las acciones legales contra el prestatario o último obligado al pago por razones de soberanía: riesgo soberano También puede ocurrir que aunque quieran pagar carezcan de las divisas en las que está denominada la deuda: riesgo de transferencia. Por último los restantes riesgos derivados de la actividad financiera internacional son los resultantes de situaciones tales como las siguientes: guerras, cualquier acontecimiento de carácter catastrófico; acontecimientos de especial gravedad políticos o económicos, como las crisis de balanza de pagos que originen una situación generalizada de insolvencia; la expropiación, nacionalización o incautación dictadas por autoridades extranjeras, etc.) 18 Siete claves para poder comprender las medidas que pondrá en marcha el Gobierno Manual de instrucciones para entender la reforma financiera El Ejecutivo aprieta las tuercas a la banca y le exige 50.000 millones de euros. La misión es que el crédito vuelva a llegar a la economía real. Pablo M. Simón - Madrid - 03/02/2012 - 12:50 http://www.cincodias.com/articulo/mercados/manual-instrucciones-entenderreforma-financiera/20120203cdscdsmer_6/ Tres, dos, uno... Ya ha arrancado la gran reforma del sistema financiero. El ideólogo, Luis de Guindos, ex jefe de Lehman Brothers en España y Portugal, ha explicado que el objetivo último de todos los cambios es que la banca española recupere la credibilidad en los mercados. Es decir, que puedan volver a vender deuda entre inversores institucionales, lo que les permitirá reabrir el grifo del crédito a familias y pequeñas empresas. El ministro de Economía ha confirmado la cifra de 50.000 millones de euros, conocida desde hace semanas; la novedad está en el desglose de los apartados de donde saldrá todo ese dinero. 1 ¿Qué son las provisiones? La banca española está 'contaminada' por unos 175.000 millones de euros que prestó a los promotores de viviendas en la época de la burbuja. Los bancos españoles han ido guardando una parte de sus beneficios en previsión de que nunca recuperen una parte de esos créditos, de manera que no tengan que asumir de golpe las eventuales pérdidas en la cuenta de resultados.. Esencialmente, esto es lo que se conoce en el lenguaje contable como "provisionar" un riesgo. Desde 2008, el sector ha ido guardando unos 66.000 millones de euros para cubrir las pérdidas potenciales de los préstamos que concedieron para comprar suelo o a construir casas durante la burbuja inmobiliaria. 2 ¿Por qué deben elevar las entidades esas provisiones?A juicio del mercado, las provisiones actuales son insuficientes. En un ejemplo extremo, si finalmente la banca no puede recuperar ni un solo euro de esos 175.000 millones, tendría que asumir unas pérdidas de 109.000 millones (175.000-66.000). En última instancia, ese quebranto dañaría la solvencia de las entidades, ya que los fondos propios de los bancos tendrían que absorber esos números rojos. 19 3 ¿Por qué es importante vigilar la solvencia? La solvencia se mide en ratios, que comparan los riesgos de las entidades financieras con su capacidad de afrontarlos. Por ejemplo, una ratio de solvencia del 7% indica, esencialmente, que un banco cuenta con siete euros de capital capaz de absorber pérdidas por cada 100 euros que tiene de activos, que han sido ponderados de acuerdo a su riesgo potencial. Existen diferentes ratios en función de qué se considere capital. Una solvencia reducida es sinónimo de peligro para la supervivencia de una entidad, que, en el peor de los escenarios, podría llegar a quebrar, como le ocurrió a Lehman Brothers en el verano de 2008. De ahí que los supervisores hayan puesto la lupa en las ratios de solvencia de las entidades financieras. En Europa, la Autoridad Bancaria Europea (ABE) se ha encargado de fijar los requisitos mínimos que tienen que cumplir los grandes bancos. 4 ¿Cómo va a exigir el Gobierno los nuevos esfuerzos? De Guindos se propone que las entidades cubran mejor todos los riesgos en el sector del ladrillo y les solicita que aparten otros 25.000 millones de euros de sus beneficios para cubrir los créditos problemáticos; en el lenguaje financiero, esta sería la provisión específica. Con esta cantidad, la hucha para evitar males mayores aumentaría hasta los 91.000 millones (66.000+25.000). En previsión de que una parte del crédito "sano" destinado al ladrillo se convierta en problemático en un futuro cercano, el Ejecutivo exige que el sector 'guarde', además, otros 10.000 millones adicionales. Este dinero sería la denominada provisión genérica, que llenaría la hucha hasta situarla con 101.000 millones de euros (91.000+10.000). Los 15.000 millones de euros necesarios para llegar a los 50.000 que el Gobierno ha puesto encima del tapete se denominan colchón de capital. Este dinero no se restará de los beneficios de las entidades, se les permitirá utilizar fondos propios. Así, podrán emplear beneficios de años anteriores, ampliar capital o transformar en acciones instrumentos híbridos, como ya están haciendo con las participaciones preferentes. En total, el dinero para cubrir pérdidas del ladrillo se situaría en 121.000 millones. 5 ¿Volverán las entidades a abrir el grifo del crédito a la economía real? Este es uno de los objetivos de esta reforma. Provisionar más significa preservar la solvencia, lo que teóricamente debe traducirse en un aumento de la confianza en el sector financiero español. En este escenario, la banca podría volver a salir a los mercados mayoristas a conseguir liquidez, que podrían trasladar a familias y empresas. Sin embargo, Marisa Mazo, de Ahorro Corporación, advierte en un informe que "la consecución del objetivo de dinamizar el crédito hacia particulares y empresas es el menos evidente de los objetivos planteados en esta reforma". 6 ¿Qué papel tienen las fusiones? 20 La reforma premia las fusiones entre entidades financieras, puesto que los nuevos requisitos deben cumplirse en 2012, salvo en procesos de fusión que se presenten antes de finales de mayo. A estas entidades se les permitirá realizar cargos contra reservas y realizar el saneamiento en dos años, lo que dará como resultado "entidades más eficientes derivadas de las sinergias", según explican en Ahorro Corporación. 7 ¿Habrá ayudas públicas para la banca? El ministro de Economía ha insistido en que la reforma no supondrá coste alguno para el contribuyente, pero sí habrá ayudas a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Esta suerte de fondo de rescate de la banca nació en el verano de 2009 y ya ha ayudado al sector con 14.000 millones de euros (9.674 millones en participaciones preferentes y 4.751 en acciones). En esta ocasión, el FROB prestará socorro a la banca con bonos cocos y, efectivamente, esta financiación no computará como déficit público, al menos de entrada, porque las entidades deberán pagar por ella a tipos de mercado. Los cocos -bonos contingentes convertibles- son deuda que se transformará automáticamente en capital (acciones) si la ratio de capital de la entidad cae por debajo de un determinado nivel. 13.2.3. REGULACIÓN DE LAS RELACIONES CON LA CLIENTELA. Junto a las normas que vigilan a priori o a posteriori el riesgo de crédito e insolvencia, existen un conjunto de normas que pretenden salvaguardar los intereses de los clientes de las entidades de crédito, tanto en lo que se refiere a las características de los contratos como a la información que tienen que suministrarles como a las condiciones financieras de los préstamos más habituales (hipotecarios y al consumo). 13.2.3.1. Normas relativas a los documentos contractuales. En las entidades de crédito está regulado el contenido mínimo de los contratos con las exigencias específicas en las operaciones de crédito al consumo, operaciones con valores y préstamos hipotecarios, y se determina en qué casos es necesario la entrega al cliente del documento contractual. Así, en los documentos contractuales de operaciones activas o pasivas en las que exista un plazo de tiempo deberá hacerse constar, de forma explícita y clara, los extremos siguientes: • Tipo de interés nominal (que se utiliza para la liquidación de los intereses), o los precios efectivos inicial y final (en los activos emitidos al descuento). • Periodicidad del devengo de los intereses y de las liquidaciones. • Fórmula utilizada para determinar el importe absoluto de los intereses a partir del tipo de interés nominal. 21 • Comisiones que sean de aplicación con indicación del concepto, cuantía y fechas de devengo y liquidación. • Derechos que se reserva la entidad sobre la modificación del tipo de interés pactado o de las comisiones, los derechos de los clientes en estos casos y el procedimiento a seguir ante tales modificaciones. • Los derechos del cliente en cuanto al posible reembolso anticipado de la operación. • Cuando la cuantía de los gastos repercutibles no pueda determinarse en el momento de la firma del contrato deberá figurar, al menos, su concepto. En aquellos casos en los que sea obligatoria la entrega del documento contractual se hará constar en el mismo, a efectos informativos, el coste o rendimiento efectivo de la operación, expresado mediante la indicación de la Tasa Anual Equivalente (T.A.E.). Las entidades bancarias deben entregar al cliente un ejemplar del documento contractual en el que se formalice la operación efectuada, cuando se trate de alguna de las operaciones siguientes: 1. Aperturas de cuentas corrientes a la vista y de ahorro. 2. Operaciones inferiores a 60.000 euros de: • Depósitos a plazo. • Pagarés bancarios. • Compraventa de instrumentos financieros. • Préstamos o créditos. 3. Arrendamientos financieros. 4. Compraventas, con pacto de retrocesión, sobre instrumentos financieros negociados en mercados financieros no organizados. 5. Cesiones de activos no incorporados a valores negociables. 6. A petición del cliente. Además, es obligatorio entregar al cliente las tarifas de comisiones y gastos y las normas de valoración que sean de aplicación a la operación concertada. Las entidades deberán conservar copias firmadas por el cliente del documento contractual que le haya sido entregado. 13.2.3.2. Coste y rendimiento efectivo. El coste efectivo se expresará en tasas porcentuales anuales pagaderas a término vencido equivalente. Esta tasa anual equivalente es la que actualiza, en una fecha determinada, el valor de los efectivos que se cobrarán o se pagarán a lo largo de una determinada operación por todos los conceptos. Para el cálculo de la T.A.E. se establecen una serie de reglas que se desarrollan matemáticamente por las entidades mediante la fórmula correspondiente. Para su cálculo deben tomarse en consideración el tipo de interés, el periodo de liquidación y las comisiones inherentes a la operación. 22 La T.A.E. sirve tanto al cliente como un elemento de comparación entre distintas ofertas financieras, y también permite a las entidades desarrollar ofertas competitivas. En las reglas para el cálculo de la T.A.E. se distinguen las que se aplican a la obtención del coste efectivo de las operaciones activas y las aplicadas para el cálculo del rendimiento efectivo de las operaciones pasivas. Los supuestos en los que debe expresarse obligatoriamente la T.A.E. son los siguientes: 1. Documentos contractuales cuando su entrega sea obligatoria. 2. Tipos de interés publicados y/o comunicados 3. Publicidad que haga referencia a costes o rendimientos de operaciones activas o pasivas. 4. Documentos de liquidación de operaciones activas o pasivas. 5. Ofertas vinculantes sobre préstamos hipotecarios. 13.2.3.3. Publicación de los tipos de interés. Tal y como acabamos de señalar los bancos, las cajas de ahorro, la CECA, las cooperativas de crédito y las sucursales de entidades de crédito extranjeras deben publicar el tipo de interés preferencial y los que apliquen en los descubiertos en cuenta corriente y en los excedidos en cuenta de crédito. El tipo preferencial se define como aquel que las entidades aplican en cada momento a sus clientes de mayor solvencia (cualquiera que sea su modalidad), en operaciones a corto plazo y de importante cuantía. Se consideran operaciones de importante cuantía a los créditos cuyo principal supere 1 millón de euros o el 5% de los recursos propios de la entidad, y operaciones a corto plazo aquellas cuya duración no sea superior a un año. Los tipos publicados para descubiertos en cuenta corriente y excedidos en cuenta de crédito son de obligada aplicación siempre que no se hubiesen fijado otros inferiores. Todos los tipos descritos deben expresarse en tasas porcentuales anuales (T.A.E.) y no pueden superar 2,5 veces el tipo legal del dinero. El tipo de interés legal es el que se aplica como indemnización de daños y perjuicios cuando el deudor deja de pagar y no se ha pactado un tipo determinado. Además, el interés legal sirve de referencia para otras normas legales o pactos en contratos. Desde el año 1987 es fijado para cada año por la Leyes de Presupuestos Generales del Estado, en consonancia con los tipos de interés de la deuda pública. Todos los tipos de interés publicados deberán comunicarse al Banco de España, así como sus modificaciones, indicando las fechas desde las que se apliquen. Los tipos de referencia son los que se toman para fijar el coste financiero de los créditos al consumo y créditos hipotecarios (por ejemplo el tipo CECA o Euribor). 23 Con independencia de lo señalado anteriormente, las entidades deberán comunicar al Banco de España, dentro de los primeros quince días de cada mes, los tipos medios de las operaciones de crédito y depósito en euros realizadas en España que hayan sido iniciadas o renovadas en el mes anterior. La regulación de los tipos de interés implica la obligación de anunciar en el tablón de anuncios y a los clientes: - Tipos preferenciales: aquellos que se aplican a clientes privados de gran solvencia en operaciones a corto plazo y gran volumen (superior a 1 millón de euros). - Tipos aplicados en descubiertos en cuenta corriente y excedidos en cuenta de crédito. - Tipos de referencia de créditos al consumo y créditos hipotecarios. 13.2.3.4. Tarifas de comisiones. Las tarifas de comisiones son elaboradas por cada entidad y hechas públicas en aras de la debida transparencia informativa. Las entidades de crédito están obligadas a confeccionar un folleto en el que se recojan las tarifas de comisiones, condiciones y gastos repercutibles a su clientela por las operaciones o servicios realizados o iniciados en España, indicando los supuestos y con qué periodicidad serán aplicables. El folleto se redactará de forma clara, concreta y fácilmente comprensible para la clientela. Deberá tener carácter público, debiendo estar disponible para su consulta en todas las oficinas de la entidad, figurando en el tablón de anuncios una referencia expresa a su existencia para poder ser consultados por el público. El carácter público de las tarifas de comisiones y su registro en el Banco de España tienden a garantizar el cumplimiento de unos principios básicos: la imposibilidad de cargar a los clientes cantidades superiores a las establecidas y que las tarifas se apliquen por servicios realmente prestados y gastos efectivamente producidos. Las entidades de crédito determinarán libremente las fechas de valoración de los cargos y abonos de sus cuentas activas y pasivas, quedando sujeta dicha libertad a las limitaciones que pueda establecer el Banco de España. 13.2.3.5. Control de la publicidad. En la actualidad únicamente queda sometida al control previo del Ministerio de Economía y Hacienda la publicidad sobre operaciones, servicios y productos en los que se haga referencia, explícita o implícitamente, a su coste o rendimiento para el público, quedando liberalizada el resto de la publicidad que realicen las entidades de crédito. De acuerdo con la normativa corresponde al Banco de España otorgar la autorización de que la publicidad 24 se ajusta a las normas aplicables y que recoge con claridad, precisión y respeto de la competencia, las características de la oferta financiera. 13.2.4. FONDO DE GARANTÍA DE DEPÓSITOS. En el ámbito financiero, donde existe un excepcional riesgo de contagio de las crisis bancarias, las autoridades asumen un papel activo en términos de prevención mediante el establecimiento de una "red de seguridad" que incluye, entre otros mecanismos, la existencia de un sistema de garantía de depósitos. El objetivo último de los fondos de garantía de depósitos (en adelante FGD) consiste en garantizar a los clientes de las entidades de crédito, en caso de crisis, una determinada cantidad máxima por depositante. En la actualidad este límite se sitúa en 100.000 euros. La aplicación de la garantía es por depositante, aunque tenga varios depósitos o un mismo depósito tenga más de un titular. Las situaciones ante las que el FGD abona el importe máximo garantizado son: quiebra, suspensión de pagos y en caso de impago de los depósitos vencidos y exigibles. La garantía también se extiende a los depósitos en valores e instrumentos financieros. Asimismo, el fondo resuelve e interviene en situaciones de entidades que entran en crisis, y para ello en el año 1981 se reforma el FGD de los bancos dotándolo de personalidad jurídica, capacidad de obrar y sometimiento al régimen de derecho privado. El 14 de octubre de 2011 por un Real Decreto Ley, el Gobierno de España crea el Fondo de garantía de depósitos de entidades de crédito y que asumirá los costes de la reestructuración del sector financiero. Este fondo fusiona los tres fondos existentes hasta este momento, el de bancos, cajas y cooperativas. De este modo, el Consejo de Ministros viene a culminar el proceso de recapitalización y reestructuración del sistema financiero sobre la base de un principio que, tanto internacionalmente como por parte del Gobierno de España, se considera esencial ante la crisis financiera: que sea el propio sector financiero el que asuma los costes netos de su reestructuración, con el fin de que el conjunto de reformas no suponga costes para el erario público ni para los contribuyentes. Dos son los principales objetivos de este Real Decreto Ley: La unificación de los, hasta ahora, tres fondos de garantía de depósitos en un único Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito, que mantiene las funciones y rasgos característicos de los tres fondos a los que sustituye. La integración permite al nuevo Fondo contar con un patrimonio de 6.593 millones de euros. La consolidación de las dos funciones del sistema de garantía de depósitos: el aseguramiento directo de los depósitos constituidos en las entidades de crédito y la capacidad de adoptar las medidas necesarias para reforzar la solvencia y el funcionamiento de las entidades en dificultades, en defensa de los intereses de los depositantes y del propio 25 Fondo. El Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito, en aplicación de su función de refuerzo de la solvencia del sector financiero, asumirá a partir de ahora el pago de las pérdidas netas potenciales que puedan acontecer en el proceso de reestructuración del sistema financiero. Igualmente, se mantiene la garantía de recuperación por parte de los depositantes de los depósitos dinerarios y en valores por valor de hasta cien mil euros por impositor y entidad, garantía que ahora se incluye en una norma con rango de ley, mientras que antes estaba en un Real Decreto. El FGD es un seguro que entra en juego ante una quiebra de un banco, caja de ahorros o cooperativa de crédito, y por ello tienen la obligación de pagar una prima a su respectivo Fondo de Garantía de Depósitos. 13.3. IDEAS BÁSICAS. La gestión de riesgos es una de las funciones principales de los intermediarios bancarios como consecuencia del incremento en su internacionalización, la mayor volatilidad de los precios, tipos de interés y tipos de cambio en los mercados financieros, y su mayor presencia en los mercados de valores (fenómeno de desintermediación financiera). Los riesgos financieros pueden clasificarse en las siguientes modalidades básicas: riesgo de crédito, de mercado, de tipo de interés, de liquidez, riesgo operativo y legal y riesgo reputacional. El riesgo de crédito es el propio de una entidad de crédito y consiste en la posibilidad de que el deudor no cumpla sus compromisos a la hora de pagar los intereses y devolver el principal. El riesgo de mercado mide la posible pérdida derivada de una fluctuación adversa de los precios de los activos negociados en los mercados, y afecta especialmente a los valores de la cartera de negociación y a sus posiciones en futuros y opciones. El riesgo de tipo de interés deriva de la fluctuación del tipo de interés y el efecto que pueda tener en el conjunto de las posiciones de activo y pasivo de la entidad. El riesgo de liquidez se refiere a las dificultades temporales de una entidad para atender sus compromisos de pago, o que para atenderlos tenga que recurrir a la obtención de fondos en condiciones gravosas. El riesgo operacional se refiere a posibles ineficiencias de gestión a causa de fallos humanos o de las tecnologías o soportes informáticos. El riesgo reputacional surge cuando un evento de riesgo crea la percepción de que el comportamiento de una entidad difiere del esperado por sus grupos de interés y ello repercute de forma directa o indirecta en el valor de la entidad. 26 La gestión de riesgos de una entidad bancaria abarca el conjunto de prácticas destinadas a optimizar el nivel global de riesgo asumido. Las entidades bancarias han desarrollado modelos internos de gestión del riesgo de mercado y de crédito basados en metodologías de valor en riesgo que están empezando a ser aceptadas por los supervisores bancarios para determinar el volumen de capital o recursos propios mínimos que deben destinar a cubrirlos. La regulación que afecta a los riesgos bancarios pretende garantizar la solvencia de las instituciones, obligando a las entidades a contar con recursos propios suficientes en función de los riesgos que asumen en sus operaciones activas de inversión y financiación. Básicamente, se incluyen normas de solvencia, de relaciones con la clientela y de cobertura de riesgos a depositantes. Las entidades de crédito deben disponer de un nivel de recursos propios adecuado a su nivel global de riesgo. Se limitan los grandes riegos y la concentración de riesgos, y se exigen provisiones por insolvencia y riesgo país. Al mismo tiempo, para garantizar la protección del pequeño ahorrador las entidades tienen la obligación de constituir un fondo de garantía de depósitos y de informar convenientemente a la clientela sobre el coste y rendimiento de sus operaciones y de las comisiones por los servicios que prestan. 13.4. GLOSARIO DE TÉRMINOS. Cartera de negociación: incluye todas las posiciones que mantiene una entidad en valores y otros instrumentos financieros mantenidos con fines de negociación y que están sujetos, principalmente, al riesgo de mercado. Colateral: Activo que sirve como garantía para respaldar una operación, como por ejemplo la concesión de un crédito o una emisión de bonos. Derivado financiero: Instrumentos financieros cuyos flujos en un momento del tiempo dependen del valor que tome otro activo, denominado activo subyacente, en ese momento. Desintermediación.- Es un proceso por el que flujos que obtienen los prestatarios de los intermediarios financieros (por ejemplo, préstamos bancarios al sector público) se sustituyen por valores (por ejemplo, emisión de deuda pública) que se colocan directamente - es decir, sin pasar por los intermediarios – entre los inversores de los mercados financieros. Gestión de riesgos: abarca el conjunto de prácticas destinadas a optimizar el nivel global de riesgo asumido por una entidad. Liquidez.- Facilidad y certeza de convertir rápidamente un instrumento financiero en dinero, a corto plazo y sin sufrir pérdidas. Rating.- Se refiere a la calificación que recibe una institución o instrumento financiero en términos de su riesgo de crédito. Riesgo de crédito: hace referencia a la probabilidad de impago por parte del prestatario y al incumplimiento de las condiciones pactadas en el contrato (deterioro de su capacidad de pago). Riesgo de tipo de interés, inherente a la doble naturaleza del negocio bancario (operaciones de activo versus operaciones de pasivo), que hace 27 que la entidad bancaria esté más expuesta ante cualquier modificación de los tipos de interés cuanto más abierta sea su posición. Riesgo de insolvencia, es el último eslabón de la cadena ya que sobreviene como consecuencia de los riesgos anteriores. Aparece ante situaciones en las que la entidad no dispone de capital suficiente para cubrir las pérdidas en las que ha incurrido. Riesgo de liquidez, se refiere a la probabilidad de que la entidad no pueda satisfacer la totalidad de solicitudes de liquidez ante una inesperada retirada masiva de fondos por parte de los depositantes, o bien que atraviese dificultades temporales para hacer frente a sus compromisos de pago vencidos. Riesgo de mercado, originado como consecuencia de los movimientos que afectan el valor de la cartera de inversión y negociación de la entidad, que surge de la evolución desfavorable de los factores de riesgo subyacentes (tipos de interés, tipos de cambio, cotizaciones de la renta variable y precios de las mercaderías - commodities-), de los que depende el valor de las posiciones. Riesgo operativo, surge como consecuencia del mal funcionamiento de los sistemas de control y gestión de la entidad en sentido genérico, e incluye una gran variedad de aspectos como el control interno de riesgos, los sistemas operativos de gestión, los sistemas informáticos, modelos de valoración inadecuados así como posibles errores humanos y fraudes. Riesgo país: riesgo asociado a las deudas de un país por circunstancias inherentes a la soberanía de los estados y diferentes del riesgo comercial habitual. Riesgo reputacional: surge cuando un evento de riesgo crea la percepción de que el comportamiento de una entidad difiere del esperado por sus grupos de interés y ello repercute de forma directa o indirecta en el valor de la entidad. 13.5. EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN Responda a las siguientes preguntas tipo test, en las que solamente hay una respuesta correcta: 1) El coeficiente de solvencia de una entidad de crédito: a) Es un cociente entre recursos propios y ajenos. b) Determina el volumen de recursos propios mínimos en función de la exposición al riesgo de las entidades de crédito. c) Se materializa en depósitos remunerados en el Banco de España. d) Determina el volumen máximo de capital de una entidad de crédito. 2) ¿En qué consiste la gestión de riesgos? a) Únicamente se deben identificar los riesgos a los que está expuesta una entidad de crédito. 28 b) Comprende la identificación, medición, definición del nivel óptimo, y la puesta en práctica de las actuaciones dirigidas a alcanzar el nivel óptimo de riesgo. c) Consiste en la dotación por parte de las entidades financieras de provisiones cuando se conozcan los riesgos en los que incurren. d) Las entidades de crédito tienen autorización del Banco de España para realizar todo tipo de operaciones sin límite de riesgo. 3) El objetivo de los fondos de garantía de depósitos (FGD) es: a) Cubrir la totalidad de los depósitos realizados por los clientes de las entidades de crédito. b) Cubrir los riesgos de crédito y de mercado de una entidad bancaria. c) Garantizar a los clientes de las entidades de crédito, en caso de crisis, una determinada cantidad máxima por depositante. d) Ninguna de las anteriores respuestas es correcta. 4) La Tasa Anual Equivalente (T.A.E.): a) Es una fórmula financiera utilizada solo para las operaciones activas de las entidades de crédito. b) Sirve al cliente como un elemento de comparación entre distintas ofertas financieras, y también permite a las entidades desarrollar ofertas competitivas. c) Para su cálculo deben tomarse en consideración el tipo de interés, el periodo de liquidación y las comisiones inherentes a la operación. d) Las respuestas b) y c) son correctas. RESPUESTAS 1. b) 2. b) 3. c) 4. d) 13.6. BIBLIOGRAFÍA. Bessis, J. (2002), Risk Management in Banking, John Wiley & Sons, Nueva York. González, M. (2008), “La crisis de liquidez de 2007: Hacia un nuevo modelo de industria financiera”, Estabilidad Financiera, nº 15, Banco de España. http://www.bde.es/webbde/es/secciones/informes/be/estfin/numero15/ief03 15.pdf Peña, J.I. (2002), La Gestión de Riesgos Financieros de Mercado y de Crédito, Financial Times Prentice Hall, Madrid. 29 PriceWaterhouseCoopers (2006), “La gestión del riesgo reputacional”, XI Jornadas de auditoría interna, noviembre de 2006. Ruiz, F.J. (2008), “El riesgo reputacional de las entidades financieras”, Estrategia Financiera, nº 250, p. 20-24. Santomero, A. (1997), "Commercial bank risk management: An analysis of the process", Journal of Financial Services Research, nº 12, p. 83-115. Tomas, J.; Amat, O. y Esteve, M. (2002), Cómo Analizan las Entidades Financieras a sus Clientes, Gestión 2000, Barcelona. 30