Esta hipótesis afirma que hay un periodo en el que la adquisición de la lengua tiene lugar de forma natural. De acuerdo con esta teoría, la mejor edad para aprender una segunda lengua va de los 4 a los 8 años, ya que en ese momento el cerebro adquiere mayor plasticidad y se desarrolla la capacidad necesaria para adquirir el habla. Hipótesis de múltiples periodos críticos que afirma que los procesos de lateralidad y localización del lenguaje son graduales y los diferentes aspectos del lenguaje se ven afectados de forma diferente en las distintas etapas del proceso. Generalmente, los niños muestran menos prejuicios a la hora de asimilar un nuevo sistema gramatical, fónico, semántico, etc., menos temor a cometer faltas y quedar en ridículo y menos actitudes negativas frente a la comunidad de habla extranjera Las cuestiones relacionadas con la Hipótesis del período crítico tienen unas implicaciones directas para la didáctica de la lengua y pueden tomarse en consideración a la hora de decidir a qué edad se empieza a aprender una segunda lengua y qué enfoque didáctico se adopta atendiendo a la edad de los aprendientes. Los conductistas definen el aprendizaje como la adquisición de nuevas conductas o comportamientos. La teoría del refuerzo consiste en describir el proceso por el que se incrementa la asociación continuada de una cierta respuesta ante un cierto estímulo, al obtener el sujeto un premio o recompensa