Estudiante:Camila Gutiérrez Profesor: Guillermo Padilla Cátedra: Ética Profesional La globalización ha creado nuevas instancias de comunicación, instancias que han favorecido desde una posición positiva y negativa a todo el mundo. Antes de este camino constante de crecimiento como sociedad, se han levantado preguntas sobre el futuro de nuestra privacidad individual y social. El mundo de las nuevas tecnologías nos ha llevado a reflexionar y analizar hasta dónde llega la capacidad humana por el bienestar común, dentro del marco de una era que ha sentido despojamiento emocional hacia sus pares. Cuando nos referimos a despojamiento emocional, está relacionado con la paulatina pérdida de conciencia de la sociedad sobre las emociones que rodean a un individuo, siempre y cuando no sea yo. El camino de la tecnología en muchas ocasiones nos ha llevado a preguntarnos quienes son las víctimas del acoso virtual que se proporciona en la web, y quienes son los usuarios que proporcionan la crítica sin ningún sentido de razonamiento o evidencia creyendo obtener la verdad absoluta, pues sin darnos cuenta los usuarios somos todos, todos los que sin decir y hacer nada son testigos silenciosos del sufrimiento ajeno y des vez en cuando, cuando la llama de nuestras emociones se prende, logramos obtener compasión, y solidaridad por alguien ajeno a nosotros. Es fundamental que la existencia de toda sociedad tenga conciencia sobre la dignidad de todas las personas, dignidad que está asociada a un sin fin de aristas de la vida cotidiana de las personas, pero la dignidad frecuentemente está asociada a la conciencia, conciencia que está en constante crecimiento a través de las etapas de maduración del ser humano,. En el camino de la vida de las personas, desde que somos niños hasta la edad de fallecimiento nos enfrentamos a diferentes y constantes procesos de aprendizaje, es normal que nos equivoquemos y nos expongamos a ser responsables de nuestro actos, siendo prioridad que se seamos capaces de reconocer los límites de una conducta negativa, ya sea en el mundo tangible como intangible. Las redes sociales han hecho que las personas se valoricen a través de la aprobación intangible, que les brinda un estímulo de satisfacción al saber que el mundo los reconoce por algo mayoritariamente estético, o material perdiendo la capacidad de reconocer lo real de la vida. No es ninguna casualidad que el mundo virtual estimule a las personas a crear identidades que no tienen, o que desearían tener, ya se han observado casos famosos referentes a este tema, pero las personas en vez de observar lo que realmente necesita sigue estimulando estas conductas que solo llevan a la precariedad de los pilares fundamentales de la sociedad. En reiteradas ocasiones no somos capaces de visualizar pequeñas conductas que nos hacen estar dentro de la misma categoría de las personas que cometen directamente ataques virtuales. El compartir enlaces, dar me gusta , comentar de forma despectiva solo nos demuestra que el bien común de nuestra sociedad solo lo enfrentamos con realidad cuando nos enfrenta a nosotros mismos. Se debe enseñar al mundo en general, sobre las necesidades básicas de comunicación y respeto, enseñar a escuchar con atención, aunque sabemos que nos enseñan constantemente sobre la tolerancia, se debe mencionar que tolerar solo nos enseña a escuchar y que generalmente no nos evidencia que debemos aprender a algo distinto y complementa con las herramientas que cada uno posee. Todos tenemos derechos y deberes al estar insertos en una sociedad, tenemos derechos a defendernos a través de las leyes y normas que estimulen convenientes en cada sociedad, pero no debemos olvidar que nosotros mismos no podemos tomar las leyes o cobrar venganza, ya que al estar en un estado de euforia presentamos poca claridad al tomar una decisión, conllevando a obtener resultados negativos. Finalmente, debemos reconocer que el internet tiene ventajas y desventajas, pero quienes se sientan detrás de la pantalla de cualquier aparato tecnológico son realmente los responsables ya que presentan un mínimo de conciencia sobre las decisiones que tomarán.