Subido por Nayareth Olave

LA EVALUACION PSICOPEDAGOGICA

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1. LA EVALUACION PSICOPEDAGOGICA
Concepto, finalidad y marco donde se sitúa:
Entendemos por evaluación psicopedagógica como un proceso compartido de recogida y
análisis de información relevante de la situación de EA, teniendo en cuenta las
características propias del contexto escolar y familiar, a fin de tomar decisiones para el
cambio que hagan posible mejorar la situación planteada. Se trata de un proceso porque
no se reduce a una actuación puntual o actuaciones aisladas, sino que tiene un inicio y una
continuidad. Se desarrolla en colaboración con el conjunto de participantes en el proceso:
familia, alumnado, centro educativo u otros profesionales, es de carácter interdisciplinario
(varias
disciplinas).
Es en el aula donde la interacción entre el alumnado y el profesorado los contenidos
configuran esta situación. La evaluación no se realiza nunca del vacío, siempre tiene que
ser fruto de una demanda o de una necesidad detectada. El concepto de eficiencia es
importante de introducir en la EP, siempre se priorizaran los aspectos más relevantes según
la propuesta y solamente se planificarán las actuaciones necesarias de promover cambios.
Este proceso es dinámico e interactivo, quiere decir que las actuaciones que se desarrollan
interactúan con el resto de los participantes, modificándose mutuamente. Para que esta
interacción conlleve a una mejora real de la situación que se evalúa, las personas que
participen tienen que estar implicadas activamente en el proceso y sentirse competentes,
cada uno en la función que desarrollan. Para realizar un trabajo en conjunto, lo primero que
realizaremos será compartir la finalidad de la evaluación, es un requisito imprescindible para
promover cambios. Tenemos que centrarnos necesariamente en la evaluación de las
capacidades y potencialidades más que en el déficit y las dificultades. La EP es una
herramienta para tomar decisiones que mejoren la respuesta educativa para el alumno o
grupo de alumnos, pero también para promover cambios en el contexto escolar y familiar.
Procedimiento de evaluación psicopedagógica
La EP se inicia con la detección de una necesidad, se concreta en una demanda de
intervención profesional con la finalidad de buscar mejoras en la situación planteada. El
conocimiento previo de cada uno de los participantes y de su contexto, así como la
interacción que establecen, será al mismo tiempo: un indicador para formular hipótesis, un
instrumento para el análisis y un recurso para introducir ayudas y mejoras.
Se deben evitar las intervenciones que puedan llevar a una falta de implicación de los
participantes en el proceso. Este hecho generaría dependencia del asesor y no fomentaría
la autonomía deseable. La EP nunca se debe llevar a cabo de manera aislada, siempre
debe tener en cuenta el contexto donde se produce y los mecanismos e influencia que se
dan.
También se identifica situaciones susceptibles de mejora pero no son objeto de demanda
por el momento, entonces en ese caso se debe esperar el momento más adecuado para
iniciar un nuevo proceso de evaluación.
En el contexto escolar:
Aula: es un subsistema dentro del contexto escolar donde se dan situaciones de interacción
entre el alumnado, el profesorado y los contenidos de aprendizajes. Para facilitar la recogida
de datos y el análisis, nos centramos en cada uno de sus vértices del triángulo interactivo:
la interacción entre el alumno o grupo y los contenidos de aprendizaje. La interacción entre
el alumno o grupo de alumnos y profesorado. La interacción entre el profesorado y los
contenidos de aprendizajes.
Centro educativo: forma parte de un sistema más amplio que llamamos sistema educativo,
su aspecto institucional hace que sea un sistema organizado internamente, pero con
suficiente autonomía para modificar aspectos que comporten cambios y situaciones de
mejoras.
En el contexto familiar
La familia es el primer núcleo de socialización de los niños y favores, en mayor o menor
grado, las interacciones para la inserción escolar y social. La información recogida permite
saber cómo se organiza el entorno familias para procurar su bienestar, que esperan de
ellos, como educan a su hijo. Es importante también conocer la participación de la familia
en la escuela. El contexto escolar y familiar está en mutua interacción. Es importante
recopilar información relevante para que tengamos información suficiente para comprender
y responder a las necesidades. También es importante para el desarrollo del niño
2. LA DEMANDA DE EVALUACION PSICOPEDAGOGICA
Introducción:
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El asesoramiento psicopedagógico se basa en responder a las demandas.
Los que formulan la demanda pueden ser docentes, un equipo directivo, un director
etc.
El asesor o asesora tienen un papel relevante.
La demanda se refiere a problemas que es necesario resolver, situaciones
susceptibles de modificar, temas que se tienen que trabajar o conflictos que es
preciso solucionar.
Momento inicial de un proceso: en el cual podemos reflexionar, sobre quien formula
la demanda, quien la recibe, el contexto donde se da y el contenido sobre el que
versa.
Entre la emisión de la demanda y la planificación de la respuesta debe existir un
proceso que aporte una comprensión suficiente del porqué de la demanda, de las
necesidades o los intereses del demandante y de las consecuencias que puede
tener esa posible respuesta. Este es un paso importante que no se puede saltar.
Se requiere de un análisis previo
Debemos escuchar y poner atención en quien la hace, a quien, donde, como,
cuando, que y por qué la presenta.
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El concepto de alumnado con dificultades de aprendizaje ha evolucionado, antes
eran alumnos deficientes. Es preciso ajustar el proceso de EA a las características
de todo el alumnado.
Una parte importante de las aportaciones de la EP al mundo se da como respuesta
a las demandas que recibimos de los centros
Las demandas se dan de forma habitual.
La enunciación y la escucha de la demanda
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Entendemos por demanda de asesoramiento a las peticiones que recibimos de los
equipos de asesoramiento psicopedagógico para colaborar en la atención del
alumnado que manifiesta algún tipo de problemática específica.
La demanda surge de un deseo, de una necesidad o de un interés de mejorar una
situación en la que se identifican carencias de índole diversa
El encargo lo entendemos como una prescripción concreta que nos encomienda la
misma administración y que hemos de asumir por las funciones establecidas. Este
no responde una necesidad vivida por los docentes, por los padres o por el
alumnado, sino de un interés del departamento de educación.
En el caso de la demanda los asesores podemos proponer pero no imponer
Condiciones necesarias en la enunciación y la escucha de la demanda
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Para atender adecuadamente una demanda, tenemos que tener en cuenta algunas
condiciones que facilitan su comunicación: coordenadas espacio-temporales,
adecuada relación entre quien presenta y quien recibe la demanda, expectativas
adecuadas por parte de quien emite la demanda y quien recibe la demanda,
disponibilidad y adecuadas condiciones emocionales.
Tanto la enunciación como la escucha son susceptibles de aprendizaje
Condiciones de tiempo y de lugar
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Una demanda requiere de un tiempo y de un lugar adecuado para que quien formule
la demanda pueda expresar sus necesidades y pueda transmitir comprensión de la
situación.
El tiempo varía pero en cada caso de demanda tiene que ser suficiente. Es
importante el tiempo transcurrido desde el momento en que se hace una demanda
y el momento en que se da la respuesta.
Una de las primeras actuaciones del asesor o asesora es poner condiciones
adecuadas de espacio y tiempo para un buen proceso de emisión y recepción, el
cual se debe iniciar y mantener en un contexto de colaboración
Las expectativas de ambas partes son importantes.
El interés y la disponibilidad quien hace y recibe la demanda condicionan de manera
importante este proceso y sus respuestas
El estado emocional del demandante y la percepción es determinante para las
expectativas y la disponibilidad ante la aportación asesora.
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La persona que asesora debe comprobar que se cumplan las condiciones que en
cada situación se consideren necesarias para una óptima resolución d este
momento inicial de asesoramiento: tiempo y espacio, escuchar atenta y
comprensivamente y poner en palabras aquello que es posible aportar y en lo que
no
El emisor y el receptor de la demanda
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La persona o personas que la comunican y aquella o aquellas que la reciben
El emisor condicionará el que, como, cuándo y por qué de lo que se solicita. Y el
receptor dará respuestas de mejor manera a sus necesidades.
Es recomendable que el receptor minimice las acciones burocráticas que a veces
se interponen en la demanda, como por ejemplo: hazme la demanda por escrito o
lléname este formulario. Hay que evitar las interrogantes y es preciso atender a todo
lo que el demandante transmite.
La demanda no es independiente de la persona que escucha
Se debe considerar a los otros profesionales implicados en la demanda, como por
ejemplo: alumno, familia, maestros o dirección del centro.
El análisis de la demanda
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Existen demandas diferentes
Es importante entender la petición que estamos recibiendo
La forma que se nos trasmite la demanda es diversa
Lo ideal es que exista un plano de igualdad y una actitud de colaboración real de
ambas partes, del emisor y receptor
Relación de colaboración: aquella que supone un trabajo conjunto en el que ambos
profesionales nos calificamos mutuamente con conocimientos complementarios.
Tipos de demandas
Demanda queja: cuando la persona que se dirige a nosotros nos comunica aquello que
tendría que ser la demanda pero emite una queja sobre el alumno, la familia, alguna
situación general, etc. Tal vez debido a la confianza que se le entrega al demandante.
Esta demanda no contiende deseo de organizar una respuesta a la situación que ha
planteado. Si durante la queja identificamos necesidades en el estudiante, debemos
ofrecer una respuesta. No tenemos que perder de vista el hecho de que si la queja no
va acompañada de otra petición, no contiene demanda de intervención.
Demanda con intencionalidad catártica: parecida al anterior, en esta demanda existe
la necesidad de desahogarse. Es necesario saber la intención que tiene el emisor de
esa demanda, si es que quiere buscar una respuesta o solución.
Demanda de confirmación: cuando el demandante nos solicita hablar de un caso
determinado, con la intención de que confirmemos el acierto de sus actuaciones para
comprobar si es correcto lo que realiza o pretende realizar con el alumno y el criterio del
asesor. Se requiere de una escucha atenta.
Demandas descritas o encargos: quien formula la demanda puede estar realmente
interesado, creer que es necesaria y estar dispuesto a iniciar este proceso con el asesor,
o bien simplemente porque toca, porque está estipulado así pero con poco interés
personal para iniciar ese proceso.
Demandas de evaluación general de un alumno: son demandas de evaluación de un
alumno, debido a la necesidad que siente el profesor de conocerlo mejor, por ejemplo:
quiere conocer su capacidad intelectual, su comportamiento, intervenir en sus familias
o vida emocional. La demanda de evaluar un caso va unida a la de planificar la
respuesta adecuada. Es necesario el seguimiento del proceso. En tal caso, si la
respuesta asesora se limitase a la evaluación, no se daría una adecuación entre las
necesidades del demandante y la respuesta ofrecida.
Demandas de evaluación de los aprendizajes: se tratan de demandas que parten del
interés de profesor, que nos propone nuestra colaboración para evaluar a algún alumno
con dificultades para seguir los aprendizajes. Pretenden que ayudemos a precisar el
nivel de competencias en lenguaje o matemáticas. Esta demanda puede ser porque el
docente desconoce el nivel de alumno, duda de los objetivos que hay que proponer o
no sabe cómo adaptarle la programación. Cada una de estas requiere de una respuesta
distinta por parte del asesor.
Demanda de intervención en problemas de conducta: lo que pretende el
demandante es una ayuda para aligerar o eliminar la conducta o problemática de un
alumno o alumna. La respuesta en muchas ocasiones tendrá que darse desde la
revisión del currículo, el trabajo en grupo clase, la tutoría individualizada o el trabajo con
su familia, sin descartar una derivación a un centro de salud.
Demandas reactivas a una situación amenazadora: es cuando los docentes se
encuentran en situaciones que amenazan su persona, provocadas por padres, alumnos
o los mismos docentes. Se debe mejorar la situación del alumno o de las personas
implicadas. En este caso el asesor tendría que dirigirse a dar una respuesta a la
necesidades manifestadas por el alumno de quien se pide orientación, y poner las
contingencias para resolver la amenazada identificada por el demandante.
Demandas reactivas al malestar que experimenta el demandante: el demandante
se encuentra en situaciones difíciles de trabajo, con ansiedad, tensión, etc., que lo llevan
a realizar una demanda. Es frecuente encontrar demandas sobre alumnos que son un
malestar. El asesor debe recoger el discurso organizado alrededor del alumno y también
la angustia provocada al docente.
Demandas exigencias: aquellas que se formulan de modo imperativo, como una
orden, generando presión en el asesor. Tienen un tono exigente. A veces quien formula
la demanda pretende poner las condiciones con las cuales se debe dar la respuesta.
Una buena estrategia es pedirle al demandante, si es capaz de expresar su malestar,
en lugar de actuarlo.
Demanda de juego: quien formula la demanda cae en un juego psicológico, esto quiere
decir que busca recompensa, llamar la atención o dar o recibir caricias. El demandante
ubica al asesor en el lugar del saber y le pide una respuesta para que le indique el tipo
de actuación que debe tener ante una situación determinada. Otro juego es el llamado,
cuando el demandante usa lo que dice el asesor en su contra, por ejemplo: el asesor
hace una indicación de tolerancia y más adelante el demandante le reclamara que por
su culpa o por su respuesta tiene problemas en su clase. En las demandas de juego
hay una trampa escondida: Si, pero…
Demandas delegación: son una manifestación de cansancio, de impotencia o de
defensa. Cuando no pueden con x situación miran a otro profesional para que se haga
cargo. O también cuando el demandante cree que el que se tiene que hacer cargo de
dicha situación es el asesor. Una respuesta asesora puede consistir en valorar las
necesidades del alumno, para comprobar hasta qué punto coincide la voluntad del
demandante con las conveniencias del sujeto de quien se pide.
Demandas urgencia: se trata de aquellas que se plantean con poco tiempo para que
el asesor responda (por ejemplo se plantea en un pasillo o requieren de una respuesta
inmediata). Nuestra intervención se debe adecuar a cada caso. Es necesaria la revisión
del contexto y de las coordenadas espacio-temporales antes de dar respuesta. Es
preciso prever las consecuencias y los efectos secundarios de las actuaciones que se
deriven. Lo importante es dar una respuesta ajustada a las necesidades de cada
situación.
Demandas ilimitadas: reflejan a menudo la sensación de impotencia y desanimo ante
una situación educativa que quien hace la demando no es capaz de afrontar. Puede ser
útil dar una respuesta eficaz y sin demora.
Demandas directas o indirectas: referente a quien hace la demanda, una parte
importante, la formula la misma persona que ha detectado la necesidad. Pero hay
demandas que no coinciden con la persona que detectó la necesidad y la que nos la
formula. y quien formula es posible que vea la conveniencia de que una persona
intervenga pero que no tenga que involucrarse en el proceso. Son demandas destinadas
al fracaso.
Ausencia de demandas
La ausencia de la demanda de asesoramiento en el alumnado que manifiesta
dificultades proviene de la confluencia de distintos factores: puede darse porque no se
ve la necesidad de la intervención de un asesor, resistencia activa de dejar entrar en los
centros el modelo de educación comprensiva, debido a las expectativas que tiene el
demandante referente al asesor, desanimo en el trabajo, el docente dispone de
suficientes recursos para afrontar las dificultades, se piensa que el trabajo con el asesor
puede tener muchos cambios o porque algunos profesores no quieren mostrar su
metodología . La no demanda sería una manifestación encubierta de rechazo a un
sistema educativo para todos. Es un no querer.
La reformulación conjunta de la demanda y la organización de respuesta
La detección inicial de una necesidad se ha convertido en demanda. La persona
asesora escucha atentamente para saber si nos piden que la escuchemos, para que
demos nuestra opinión, para valorar un aspecto en concreto o para que los orientemos
cómo trabajar o que le brindemos herramientas para protegerse, etc. Si la propuesta
parece acertada entonces el próximo paso será la organización de la respuesta, esta
respuesta será diferente para cada caso. Entonces las demandas tendrían que dirigirse
hacia una doble dirección: formular demandas de valoración psicopedagógica de aquel
alumnado que plantease más interrogantes a los docentes y plantear demandas
dirigidas a todo el alumnado de un grupo clase, que implicasen a este, al docente y al
asesor en la mejora de la práctica educativa.
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