ANNE BARR, M. ROSARIO MARTÍN RUANO Y JESÚS TORRES DEL REY (EDS.) ÚLTIMAS CORRIENTES TEÓRICAS EN LOS ESTUDIOS DE TRADUCCIÓN Y SUS APLICACIONES EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA ÍNDICE–ÚLTIMAS CORRIENTES TEÓRICAS EN LOS ESTUDIOS DE TRADUCCIÓN Y SUS APLICACIONES SALES SALVADOR, DORA: El polisistema transcultural como zona de contacto entre la teoría literaria, la literatura comparada y los estudios de traducción SAMANIEGO FERNÁNDEZ, E./FUERTES O LIVERA , P./VELASCO SACRISTÁN , M./ARRIBAS BAÑO, A.: Propuesta teórica de un modelo de análisis textual aplicado a la traducción: parámetros y direccionalidad SÁNCHEZ IGLESIAS, JORGE J.: Restricciones semántico-textuales en la traducción del idiolecto: Lessico Famigliare de Natalia Ginzburg SÁNCHEZ TRIGO , E LENA : Las unidades de traducción como herramienta de análisis de las estrategias traductoras SÁNCHEZ , MARÍA T.: Linguistics And Translation: A Love-Hate Relationship? SÁNCHEZ -REYES PEÑAMARÍA , Mª SONSOLES/DURÁN MARTÍNEZ, RAMIRO: El influjo angloamericano en la terminología jurídica española: acomodación vs. traducción SERRANO FERNÁNDEZ , LUIS: ¿Podemos hablar de la existencia de seudotraducciones cinematográficas? SISLER, CELIA: Una trilogía indivisible: lengua, cultura y traducción SKIBIÑSKA, E L¯BIETA : Image traduite: la Pologne populaire dans la traduction française des œuvres littéraires polonaises SOKOLI, STAVROULA : El uso de cuestionarios como método para la búsqueda de normas de traducción SOTO ARANDA, BEATRIZ /E L-MADKOURI MAATAOUI , MOHAMED: Traducción e inmigración: la función de la traducción en las relaciones hispanomarroquíes poscoloniales SOTO VÁZQUEZ, ADOLFO LUIS: La traducción de lo intraducible SOUSA, M. CRISTINA: Mirror, Mirror On The Wall, Can We Trust The Translator At All? TOSTADO GONZÁLEZ, RUBÉN: “Aemulatio” vs. “Imitatio”: Interlude Of Calisto And Melebea VALDÉS RODRÍGUEZ , Mª CRISTINA: Las estrategias traductoras de los elementos culturales en los anuncios publicitarios VALERO GARCÉS, CARMEN: El mediador interlingüístico en los servicios públicos: ¿nuevos principios éticos para nuevas realidades? VIVANCO CERVERO, VERÓNICA: Los compuestos unimembres del léxico técnico WITTE, HEIDRUN : La traducción y su influencia en las relaciones entre culturas Y USTE FRÍAS, JOSÉ : Traducir en la red: textos nuevos para nuevas traducciones Z ABALBEASCOA, PATRICK: Un marco para el análisis de la traducción de la metáfora 12 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN: LA FUNCIÓN DE LA TRADUCCIÓN EN LAS RELACIONES HISPANOMARROQUÍES POSCOLONIALES BEATRIZ SOTO ARANDA MOHAMED EL-MADKOURI MAATAOUI Universidad Autónoma de Madrid Durante el Protectorado español en Marruecos (1912-1956) la traducción fue considerada principalmente como instrumento de difusión cultural. Así, las diversas traducciones que, en el ámbito de lo que hoy se entiende por traducción literaria, se realizaron – sobre todo recopilaciones de cuentística tradicional, en beréber y árabe dialectal y en menor proporción del árabe clásico –. Pero habrá que esperar hasta principios de los ochenta para ver el auge de la traducción jurada en el marco de las relaciones hispanomarroquíes. Este hecho coincide en el tiempo con el progresivo aumento del flujo inmigratorio de origen marroquí hacia España. Esta ponencia tiene, pues, por objeto abordar la relación entre el fenómeno inmigratorio y el desarrollo de la traducción jurada en el marco de las relaciones hispanomarroquíes actuales. Así, nuestro análisis versará sobre: a) Las características lingüísticas y culturales de Marruecos y su influencia en la realización de la traducción jurada de documentos jurídicos marroquíes, así como la interpretación, igualmente jurada, de personas de esta nacionalidad. En este sentido estudiaremos en qué medida las particularidades lingüísticas y culturales pueden condicionar la finalidad última de una traducción jurada, la de certificar la veracidad de la traducción. b) La función del traductor jurado como intermediario entre la población inmigrante y la administración española, por un lado, y entre la administración española y la marroquí, por el otro. 1. LA TRADUCCIÓN Y SU FUNCIÓN EN EL MARCO DE LA INMIGRACIÓN Si la traducción pone en relación dos lenguas A y B, en la práctica sirve de intermediario directo entre el ciudadano inmigrante y la sociedad española. Así, para cualquier trámite con la Administración española, ya se trate de la obtención de un visado, la tramitación del permiso de residencia o la inscripción en un centro de enseñanza, se exige la traducción de una gran diversidad de documentos: partidas de nacimiento, certificados de penales, actas de matrimonio y divorcio, certificados escolares… También para que la firma de una hipoteca o un enlace matrimonial en el Registro Civil tenga validez, se exige la presencia de un traductor-intérprete cuando uno de los de los firmantes no domina la lengua española. 776 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN En el caso de la relación entre paciente y médico, cuando no existe una lengua vehículo de comunicación entre ambos el papel a desempeñar por el traductor es esencial. Buena muestra de ello es la plaza de traductor de árabe sacada a concurso en el Hospital Campoarañuelo, Cáceres, con el propósito de atender de la forma más eficaz a los inmigrantes magrebíes residentes en la zona. Son situaciones reales, del día a día, que la ausencia de un traductor competente puede convertir en dramática para personas con nombre y apellidos. Pero la presencia del traductor también constituye una garantía de la salvaguarda de los derechos de los ciudadanos, por ejemplo ante la justicia. Así ocurrió no hace muchas fechas en el caso de un súbdito marroquí al que se le acusaba de un delito de tráfico de personas. Entre los documentos que se presentaron como prueba acusatoria figuraba un texto en árabe. Al solicitar el Juez la traducción de dicho documento, éste resultó ser una receta de pollo a la cocacola. La función del traductor es desempeñada en muchos casos por inmigrantes con cierto conocimiento de español o por voluntarios. Pero también por personas que conocen el idioma hablado por los inmigrantes, sean licenciados o no. Sin embargo, ya sea para realizar cualquier gestión ante la administración española o para hacer uso de servicios notariales, bancarios y, en algunos casos, médicos, es requerida la traducción jurada de documentos o la presencia de un traductor intérprete jurado. Es por ello que esta ponencia tratará de forma específica la traducción-interpretación juradas. 2. CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS DE MARRUECOS CON VISTAS A LA TRADUCCIÓN Marruecos se caracteriza desde el punto de vista lingüístico por la presencia simultánea de un conjunto de lenguas tipológicamente diferenciadas: ADSCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DENOMINACIÓN Semítica Árabe fusha/árabe dialectal Camita Beréber 1 Romance Francés/español Su uso se circunscribe a ámbitos muy concretos. Así, cabe distinguir entre: a) Lenguas de uso cotidiano, tanto en el ámbito familiar como en el laboral: el árabe dialectal2 y el beréber3.Son las lenguas vernáculas de la población y se transmiten de forma oral. 1 En sus tres variedades, taarifit (en la zona del Rif), tamazigh (en la zona del Atlas Medio) y tashelhit (en la zona de Agadir y Marrakesh). 2 Como señala A. Sabir (M. Chakor 1996: 181) no se puede hablar de árabe marroquí strictu sensu, en tanto en cuanto entre las variantes norteñas y las del centro y sur de Marruecos se dan diferencias sustanciales en el plano morfosintáctico y en el léxico. 3 Hay sectores muy determinados de la élite social marroquí cuya lengua nativa o L1 es el francés. 777 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN b) Lenguas de uso en la administración: la lengua oficial de Marruecos desde su independencia (1956) es el árabe fusha, lengua que se emplea en la administración, de forma exclusiva en el sistema judicial, en el sistema educativo y en los medios de comunicación. Junto al árabe sigue teniendo un papel destacado el francés, tanto en el sistema educativo – que en la práctica es bilingüe – como en la administración y en los medios de comunicación. Este hecho está relacionado con el papel que sigue desempeñando la excolonia en la política y la economía marroquí. Por lo que se refiere a la expedición de documentos oficiales, el proceso de arabización de la administración marroquí ha traído consigo el que en la actualidad este tipo de documentos se expidan en dicha lengua. Sólo en ocasiones algunos certificados bancarios, certificados de situación militar o certificados de la Caja de la Seguridad Social se expiden en francés cuando van a surtir efectos en el extranjero. En lo que hace referencia a los documentos jurídicos – actas de matrimonio y divorcio, actas de custodia o herencia – se expiden exclusivamente en árabe. 3. LA TRADUCCIÓN JURADA DE DOCUMENTOS MARROQUÍES EN ÁRABE Si bien es cierto que el traductor jurado se ocupa de traducir textos de todo tipo – y no necesariamente jurídicos (Borja 1996: 202) –, hemos elegido este tipo de documentos como ejemplos para nuestro estudio por ser los que en el quehacer traductológico diario más cuestiones plantean. En este sentido, dedicaremos una especial atención a valorar en qué medida la distancia cultural puede, en ocasiones, condicionar la finalidad última de la traducción: certificar la veracidad de la traducción al documento adjunto. Por último, conviene precisar que en la legislación marroquí la figura del notario tiene rango de Juez Notarial (qism at-tauziq) cuya sección forma parte del Tribunal de Apelación (Mahkama al-Istinaf), por lo que las actas por él levantadas como pueden ser las de custodia, herencia, matrimonio o divorcio se consideran como documentos judiciales. La primera distinción que cabe hacer para la traducción de un texto jurídico es que el elemento primordial lo constituye el mensaje: “Le traducteur doit assurer la transmission d’un contenu, et c’est en somme envers le destinataire que le traducteur est responsable avant tout.” (Herbulot 1994: 56). No obstante, convenimos con Hickey (1996: 127) que han de considerarse igualmente la exactitud literal y la equivalencia semántica entre la lengua del texto de partida y la del texto término. Tomemos como ejemplo la traducción de un documento denominado en árabe kafala. Hay traductores que traducen el término Kafala por acta de guardia y custodia y otras veces por acta de adopción. La elección, sin embargo, no puede quedar al libre albedrío del traductor sino que éste debe ajustarse strictu sensu a la denominación en árabe. La legislación marroquí, que es en la que se inspira el documento a traducir, establece que sólo se puede hablar de adopción cuando no se conoce el nombre del padre del menor; en los demás casos se habla de cesión de custodia. Incluso en el caso de que los padres hayan fallecido y el menor conviva legalmente con otra familia, éste conservará su apellido paterno. 778 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN Por otra parte, el progenitor no pierde la patria potestad de los menores incluso cuando no cumpla con sus obligaciones de protección y cuidado para con él. Es el caso de una pareja formada por una mujer marroquí y su esposo español, que tras el fallecimiento de su hermana en Marruecos decidieron solicitar la tutela de sus sobrinos. Si bien su padre accedió a que se llevaran a sus hijos a España y cedió todos sus derechos sobre ellos, el Juez Notarial redactó un documento denominado Acta de custodia de menores (Kafala alatfal) y no un acta de tutela dativa como ellos habían solicitado. Vemos pues que además del dominio de la lengua árabe resulta imprescindible el conocimiento del ordenamiento jurídico marroquí, o en todo caso disponer de fuentes de información necesaria para realizar la labor de traducción. En España tenemos dos tipos de fuentes: a) directa: el consulado de Marruecos; b) indirecta: literatura general sobre el particular, que se encuentra en su mayoría en francés, particularmente a través de las Bibliotecas como la de F. M. Pareja. del ICI. O, lo más práctico, pedir la colaboración de traductores expertos. Argüeso señala por su parte que en el caso de una traducción específica “el traductor no puede quedarse ‘atrapado’ por las palabras […] para traducir de una forma aceptable el traductor deberá olvidarse de cómo el texto está construido y centrarse en las ideas que debe trasponer al español” (Argüeso 1998: 37). Sin entrar en disquisiciones teóricas acerca de la relación entre lingüística y traducción, señalaremos la imperiosa necesidad de extremar la atención en verter a la lengua terminal no sólo el sentido sino también el contenido real del texto traducido. Es el caso, por ejemplo, de una demanda de custodia de un hijo interpuesta por una ciudadana marroquí residente en España. La custodia se solicitó en base a la traducción de un acta de divorcio levantada por un juez notarial en Marruecos, cuyo contenido no se había traducido correctamente al español. Así, en la traducción constaba que la demandante aceptaba la patria potestad de su hijo, cuando lo que aparecía en el documento original era la aceptación de correr con los gastos de manutención, vestimenta y alojamiento de su hijo hasta su mayoría de edad. El acto de comunicación intercultural que constituye la traducción jurídica no sólo deja de tener validez sino que puede tener una trascendencia inimaginable a priori, tanto para el cliente como para la relación entre los dos organismos que la traducción pone en contacto, el sistema jurídico español y el marroquí, en este caso. La misma situación la encontramos en la traducción de las actas de divorcio. En la legislación marroquí existen diversos tipos de divorcios. Hickey (1996: 127) señala que tampoco se puede suprimir un elemento por haberse expresado ya repetidas veces o de cambiar un sintagma que no “suene bien”, y cualquier ambigüedad debe mantenerse escrupulosamente en el documento original. En las actas de matrimonio o de divorcio suelen aparecer frases del tipo se divorcian sin haber consumado el matrimonio o desde su separación no han vuelto a mantener relaciones maritales. Al traductor este tipo de frases pudieran parecerle carentes de importancia y, por qué no decirlo, inconcebibles o irritantes, y optar por suprimirlas de la traducción. Pero este tipo de frases pueden llevar consigo un cambio en las compensaciones por el divorcio, o que una persona pueda rechazar la paternidad de un niño, por ejemplo. Tal y como indica Masiá (1997: 866), el traductor tiene que estar capacitado también para reformular correctamente en español los distintos tipos de textos legales resolviendo 779 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN los problemas de equivalencia de forma dinámica. Un buen ejemplo de ello es la traducción del término Idda. Habrá que considerar qué es más adecuado: transcribir idda tal cual, o traducir por período legal de espera antes de contraer nuevas nupcias. El traductor se encuentra en idéntica situación ante las actas de divorcio. Así, en la legislación marroquí se contemplan diversos tipos de divorcios. Existe, por ejemplo, un tipo de divorcio denominado talaq Julai – divorcio revocable –. Conforme a las disposiciones legales que lo regulan si se diese la reconciliación entre los cónyuges antes de pasado el período de la ídda, ya mencionado, el divorcio se revocaría, pero, de no ser así, se consideraría automáticamente como divorcio definitivo. Al traductor se le presenta un acta de divorcio julai y el cliente le pide que con el fin de evitar ulteriores complicaciones se traduzca simplemente por divorcio, en vez de divorcio revocable. Así, el divorcio en cuestión tuvo lugar, por ejemplo, hace cinco años; luego es un divorcio definitivo en toda regla. Las actas de matrimonio y divorcio marroquíes son documentos que deben ir unidos de forma consecutiva. Pero muchas veces al traductor sólo se le presenta un único documento o la fotocopia compulsada del mismo, por lo que el traductor no puede saber a ciencia cierta si ese divorcio es definitivo o no. Hickey señala que la traducción jurídica ha de hacerse a la medida del cliente “puesto que en toda traducción, por muy exacta que sea, siempre se produce cierta distorsión… el encargado de la misma tendrá que tomar decisiones sobre las necesidades específicas de su cliente” (Hickey 1996: 132). En este caso, sin embargo, lo correcto es a nuestro entender traducir talaq julai por divorcio revocable en contra de la opinión del cliente4. El traductor puede poner una nota explicando el significado del término pero es el juez quien tiene potestad para certificar si dicho divorcio es firme o ha sido revocado. La traducción de documentos marroquíes también conlleva otra serie de particularidades, como puede ser la transcripción de los nombres. En Marruecos se suele utilizar la transcripción francesa pero no existe una forma unificada. Hay nombres como Mohamed que admiten diversas transcripciones y la elección de una u otra depende en buena medida del funcionario del Registro Civil que registra el nombre del recién nacido, dándose casos en los que no se añade transcripción alguna, o se utiliza para el nombre del padre o de la madre una transcripción que no coincide con sus documentos de identificación. En otras ocasiones la inscripción en el Registro Civil se realiza años después del nacimiento. Además, no hay que olvidar que en Marruecos cuando a un hombre solicita el libro de familia puede elegir un apellido distinto al de su padre, por lo que a veces el traductor se encuentra con situaciones en las que en el documento oficial figura, por ejemplo, Muhammad Ourribba, en el documento español Mohammed Oriba y el en el acta de matrimonio Omar M’hamed hijo de Hay Jilali Hasan hijo de Abderrahman… Si a esta realidad unimos el hecho de que en algunas los funcionarios españoles no escriban en los documentos españoles (tarjeta de residencia, tarjeta de la Seguridad Social…) el nombre o el apellido correctamente, al traductor se le presenta la cuestión de qué transcripción utilizar. Dependiendo de los casos, se optará por la que aparece en el documento español o en el marroquí, pero en el caso de encontrarse con un documento en el que aparezcan los nombres de filiación, es decir del padre, del abuelo, etc., lo correcto es traducirlos tal cual aunque ello conlleve para el cliente tener que solicitar un certificado de conformidad de nombres. 4 De este hecho tienen conocimiento en el Registro Civil, por lo que además de la traducción jurada del acta de divorcio, exige un certificado de estado civil de fecha actualizada. 780 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN Otra dificultad es que muchos de estos documentos se siguen escribiendo a mano, y no es nada extraño que lleguen a manos del traductor documentos conservados en mal estado, redactados con pluma. La labor del traductor en este caso tiene más que ver con la paleografía que con la traducción en sí. Por otra parte, mientras en España un acta de matrimonio es un modelo único, un formulario en el que se cumplimenta una serie de datos, en Marruecos el acta de matrimonio es un documento notarial, constituyendo verdaderos textos únicos, por lo que no es factible trabajar con plantillas. En tanto que acta notarial, además de los datos de los esposos pueden figurar datos de muy diversa índole, que el traductor, como ya hemos indicado, no debe suprimir de la traducción. En ocasiones el acta matrimonial es en realidad un acta de inscripción del matrimonio. Antiguamente no se levantaban actas matrimoniales. Así, para que un matrimonio fuera legítimo sólo eran necesarios la existencia de dos esposos, una dote, el representante de la mujer y que los vecinos tuvieran conocimiento del enlace. Redactar el acta suponía pagar a los notarios cantidades que muchas familias no podían costear por lo que la inscripción de matrimonio se realizaba años después y por imperativos administrativos. El acta de matrimonio es, en estos casos, un documento en el consta que los esposos llevan viviendo X años, han tenido X hijos, de lo que dan fe doce testigos que los conocen por vecindad y por trato. En la actualidad la ley exige que el divorcio se lleve a cabo mediante acta notarial o sentencia judicial, según los casos. Pero para tramitarse es necesario presentar el acta de matrimonio, por lo que esposos que quieren divorciarse también tienen que inscribir su matrimonio previamente, en el caso de no tener acta del mismo. Además, en la traducción jurada de documentos marroquíes, especialmente los relacionados con el Estatuto Personal, entran varios “géneros” de traducción: a) traducción literaria: algunas actas de matrimonio, divorcio, custodia, declaraciones de herederos, son verdaderos documentos literarios en cuanto al estilo de su redacción y elección del léxico. b) traducción específica: en la traducción de las declaraciones de herederos, entran varias competencias de tipo matemático y de contabilidad. El sistema de herencias y legaciones en el islam es distinto al español, por lo cual el número de las fracciones, divisiones, subdivisiones, partes y acciones, requiere no sólo de una concentración a la hora de traducirlos, sino del conocimiento de la teoría subyacente a los mismos. Además en el tipo de actas arriba mencionados, no existen formularios previos, sino que cada acta es un contrato sui géneris. La terminología relativa al matrimonio y divorcio es amplia; el divorcio no es único, sino que existen varios tipos que generan, cada uno, unas consecuencias distintas: el Jul`í, el Rij`í. Además los divorcios pueden llevarse a cabo tras la consumación del matrimonio o antes consumar, etc.; una complicación de la cual ya empiezan a dar cuenta tratados y estudios cada vez más serios y fundamentados: En el estudio de la disolución del matrimonio (de las causas de divorcio a iniciativa de la mujer o de la institución del repudio marital) en los países de corte musulmán, nos hemos apartado de los tratados clásicos y de las distintas interpretaciones del Corán y nos hemos centrado en el derecho positivo. Aunque el debate teológico pueda ser un elemento clave para la reforma religiosa y jurídica, nuestro desconocimiento de 781 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN dicho debate y de la lengua árabe nos alejan de la interpretación de los textos sagrados (Quiñones 2000: 185). Esta afirmación – dicha por una persona que se ha volcado en el estudio de corte legal de la institución matrimonial musulmana y su relación con la inmigración – nos revela la complejidad de este tema: en primer lugar se puede enfocar desde varios puntos de vista y, segundo, confluyen en él tanto el derecho islámico como el derecho positivo. c) El texto de estas actas constituye en realidad un hipertexto. A menudo contienen también citas coránicas y alhadices que no siempre son los mismos. En las traducciones se observa la tendencia a utilizar alguna de las traducciones del Alcorán publicadas en español. No obstante, éstas no siempre son correctas, y cuando se trata de los alhadices la traducción es, simplemente, inexistente. El traductor precisa en estos casos o un conocimiento suficiente de religión musulmana o del asesoramiento de otra persona con dichos conocimientos. 4. LA INTERPRETACIÓN JURADA El traductor jurado es fedatario público de la traducción y la interpretación en España, lo que le posibilita la traducción de documentos legales con rúbrica así como la interpretación en vistas orales en todo el territorio español (B. de Bordons 1996: 218). Son dos, pues, los elementos claves para el correcto desempeño de su función: (a) la veracidad y fidelidad de su traducción con respecto al documento original y (b) la capacidad de actuación como perito traductor ante la Administración. Así, Masiá et al. señalan a propósito de la traducción oral: “Se mencionan como objetivos lingüísticos de la enseñanza de la traducción oral potenciar el conocimiento oral de la lengua B, desarrollar la destreza de reformulación del mensaje con exactitud y elocuencia en lengua A” (1997: 868). Cabe preguntarse en este caso a qué lengua o variante lingüística B nos referimos ya que, si bien la lengua oficial es el árabe clásico que corresponde con la del título de traductor jurado, el bajo nivel de estudios entre la población inmigrada supone que la lengua conocida y de uso sea el dialectal y/o el beréber. Un traductor jurado puede tener como L1 el árabe y resultarle imposible realizar una interpretación de un inmigrante porque no domine el árabe dialectal marroquí. El tercer grupo (personas que no hablan español) se encuentra en la situación de mayor dificultad, pues a su desconocimiento inicial del castellano se suma una desvalorización e ignorancia de sus lenguas de origen por parte de la sociedad autóctona (incluso cuando existe buena voluntad, el desconocimiento hace que se busquen intérpretes inadecuados, pues los inmigrantes no hablan la lengua que se les atribuye, es el caso de ciudadanos marroquíes originarios del Rif que hablan beréber) (Colectivo Ioé 1999: 200). Sirva como ejemplo una interpretación (del árabe dialectal marroquí) realizada por la policía española de unas escuchas telefónicas. Al traductor jurado de árabe – que domina el árabe dialectal – se le contrata como perito para verificar la veracidad de la traducción en el juicio. En la traducción presentada como prueba por la policía aparecen entre, entre otras, las siguientes frases: 1. mi parte te la dejo, te la puedes llevar; 2. …esos diez kilos. El traductor, una vez escuchada la cinta, indicó ante el juez que en la cinta decía 1. lo mío te lo dejo lo puedes llevar; y 2. esos diez. La falta de competencia lingüística en árabe dialectal 782 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN del traductor de la policía o de rigor en el desarrollo de su labor conllevó la anulación de la principal prueba acusatoria y el consiguiente sobreseimiento. Es también harto frecuente que se solicite la presencia de intérpretes jurados de árabe para traducir a personas berberófonas monolingües – en su mayoría mujeres –, ya que esta lengua no se encuentra entre las treinta y una reconocidas por el Servicio de Interpretación de Lenguas del Ministerio de Asuntos Exteriores (García-Medall 1998: 72). En ocasiones se da el caso de que el traductor jurado de árabe habla beréber y puede realizar la interpretación, aunque ésta no se ajuste a lo dispuesto por la Administración. Pero esta solución no resulta factible en muchos casos, ya que es difícil encontrar una persona que domine las tres variantes de beréber ya citadas. 5. CONCLUSIÓN Como hemos tenido ocasión de mostrar el grado de competencia del traductor no sólo puede determinar que el acto de comunicación intercultural que constituye la traducción jurídica (Masiá et al. 1997: 866) deje de tener validez, sino que puede tener consecuencias, tanto para personas concretas como para la relación entre los dos organismos que la traducción pone en contacto: el sistema jurídico español y el marroquí, en este caso. Por otra parte, la traducción jurada comparte algunas características metodológicas con la traducción jurídica, si bien la finalidad última de la primera difiere en parte de la segunda, al constituirse esta última en documento oficial que suple al original ante los tribunales, por ejemplo. Como hemos tenido ocasión de mostrar, en la traducción jurada se dan dos fenómenos aparentemente contradictorios: por un parte se le exige una traducción completa y fiel, en lo que respecta a la forma y al contenido y, por otra, lo ideal sería una traducción que acerque estos contenidos para que no parezcan absurdos al lector/funcionario de la administración española. El traductor, además, debe tener absoluta certeza de lo que traduce y distanciarse de postulados ideológicos de cualquier tipo a la hora de realizar su trabajo. En tanto que mediador cultural, actúa estrictamente como puente entre el contenido de un documento o las palabras de una persona y la lengua meta. En lo referente a la interpretación jurada es evidente la falta de correspondencia entre la preparación y titulación oficial de los traductores-intérpretes jurados y la realidad lingüística de los inmigrantes. Por último señalar que el traductor cumple a veces funciones que salen de su marco de actuación, y no por voluntarismo o injerencia en campos profesionales ajenos: para los clientes les resulta más fácil así guiarse a través de los vericuetos de la administración que acudir a los servicios sociales o a la administración directamente; los jueces y funcionarios, por su parte, solicitan sus conocimientos antes que acudir a la embajada o consulado correspondiente, a sabiendas, en algunas ocasiones, de que los consulados han enviado circulares en español sobre determinados asuntos como pueda ser la no existencia de la Fe de edictos para contraer matrimonio en la legislación marroquí. El traductor, en suma, constituye hoy en día no sólo una pieza insustituible de la relación del inmigrante con la administración española, sino que sigue siendo un puente entre ambas administraciones, la española y la marroquí. 783 B. SOTO ARANDA/ M. E L-MADKOURI–TRADUCCIÓN E INMIGRACIÓN A nuestro entender, la realidad de la inmigración plantea un reto a la Universidad como parte integrante de la sociedad española en el siglo XXI: el de no sólo enseñar a traducir la lengua sino también la cultura, y el concienciar a la sociedad de la que forma parte de la urgencia de conocer al Otro, fuera de clichés y visiones estereotipadas, sino en los distintos ámbitos que conforman la Cultura: el social, el administrativo, el judicial, el político… y en esta labor, el traductor tiene, como hemos demostrado, un papel vital a desempeñar. BIBLIOGRAFÍA ARGÜESO, Antonio. “El ‘Decálogo del buen traductor’ de Truffaut aplicado a la traducción jurídica”. En BUENO GARCÍA, Antonio; GARCÍA MEDALL, Joaquín (coords.) La traducción: de la teoría a la práctica. Valladolid: U. De Valladolid- Servicio de Apoyo a la Enseñanza, 1998, pp 33-45. BORJA , Anabel. “La enseñanza de la traducción jurídica”. En HURTADO, Amparo. 1996, pp. 201-207. COLECTIVO IOÉ . 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