Subido por Delfor Miguel Yamandú Gil Moya

El Malambo - por Carlos Vega

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EL MALAMBO
- monografía de Carlos Vega -
Danza varonil y recia, el Malambo fue en la campaña argentina prueba de vigor y destreza, celebrado
en fiestas, fogones y pulperías, animó las horas de esparcimiento o de descanso con el gustoso trabajo de su
difícil realización, y dio provisional prestigio a los más hábiles y esforzados.
Clasificación: Es esencialmente, la danza en que un ejecutante solo, hace con los pies, en la mínima
superficie, una serie de pequeños ciclos de movimientos llamados mudanzas, es decir que el acto de zapatear,
generalmente añadido a diversos bailes, complemento de figuras, parte de mas extensos tramos coreográficos,
constituye aquí la totalidad del espectáculo. Se trata pues, de una danza individual, la principal y más difundida
de la Argentina en su género. Al apuntar que el ejecutante hace, zapateando, una serie de figuras o mudanzas
separables, conclusas, queda dicho que el Malambo no consiste en un zapateo de cualquier clase. Para que
un zapateo pueda recibir este nombre es necesario que produzca mudanzas en serie. Cada mudanza como
pequeña totalidad conclusa, tiene además, sus reglas internas. Generalmente sobre la base de un pie, menos
móvil y a veces hasta quieto, el otro pie desarrolla su juego rítmico con relativa libertad y amplitud,
inmediatamente debe trocarse la función de cada pie -el quieto será libre y viceversa- y han de repetirse
exactamente los movimientos anteriores. Así, cuando el breve ciclo que se inició a diestra se ha reproducido a
siniestra, la mudanza se completa y termina.
Hay mudanzas simples, en que una sola combinación de
movimientos se reproduce varias veces, y mudanzas complejas, en que dos o más rápidas combinaciones
integran la figura. Por lo demás, las mudanzas propiamente dichas, empiezan comúnmente después de un
corto zapateo llano, especie de preludio. El cuerpo no interviene, los brazos no complementan la danza, la
atención del bailarín y la de los espectadores se concentra en los pies. Se trata de presentar un repertorio de
mudanzas.
Con el mismo nombre de Malambo se han conocido en la Argentina especies diversas y hasta formas
que rebasan los términos del juego unipersonal. Podríamos ensayar un pequeño cuadro:
INDIVIDUAL PURO
MALAMBO
INDIVIDUAL EN COMPETENCIA
EN ALTERNANCIA
EN SUCESIÓN
¿SIMULTÁNEAMENTE?
También con el nombre de Malambo se ejecutó una danza de pareja, con otros nombres existieron la
individual estricta, la de competencia y la colectiva. Hubo un Malambo individual puro. El danzante presentaba
su repertorio de mudanzas por cuenta propia hasta que agotaba sus mudanzas o sus fuerzas.
Pero el
Malambo por excelencia, el de área más amplia, el que predominó sobre sus congéneres, es, en la Argentina
una justa competencia entre dos hombres que zapatean en alternancia. El anhelo de medirse o compararse
con los demás se funda en la ambición de sobresalir. No me refiero aquí a las actividades o habilidades que se
conciben en función de competencia y que no pueden existir en forma unipersonal, como la esgrima, la lucha
etc, sino aquellas que el hombre puede realizar individualmente, ya en el orden físico o mental, como el correr
saltar, cantar, danzar etc. El afán de preeminencia conduce al cotejo por simultaneidad, como en el correr, o
por alternancia, como en el saltar, en el mismo plan de competición, la aptitud para cantar improvisando
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engendra el canto a contrapunto, la habilidad especializada en el zapatear engendra el zapateo en lucha, es
decir, la justa de zapateadores en alternancia. A esta especie pertenece el clásico Malambo de la campaña
Argentina, su desarrollo termina con la derrota de uno.
Una variante de este Malambo es la que presenta tres o más bailarines, no en alternancia, sino en
sucesión. Cada uno baila hasta que agota su repertorio, haya o no proclamación de vencedores, se distingue
entre los demás el que haya presentado mayor número de mudanzas o el que haya hecho las más complejas,
difíciles y originales. Esta variante se conoció en la llanura pampeana y en las provincias de Santiago del
Estero, Tucumán y zonas vecinas.
Historia: El Malambo es danza extinta, pero de reciente extinción. Acaso en algún lugar de la campaña, con
propósitos de rememoración o a instancia de los modernos tradicionalistas, se enfrenten hoy sobrevivientes
danzantes viejos, pero ya no es el Malambo baile actual del repertorio campesino. Hace pocas décadas fue
notable espectáculo, la competencia no se limitaba, a veces, a la simple sucesión o al llano entrecruzamiento
de mudanzas.
En la región pampeana solían atarse un cuchillo en cada pierna y en tanto hacían los
movimientos producían acompasados golpes por entrechoque de los cuchillos, otras veces con el propósito de
crearse dificultades, limitaban con cuatro cuchillos -los filos hacia adentro- el pequeño cuadro en que bailaban,
o cuatro velas, también limitadoras, iluminaban los movimientos y creaban el compromiso de no apagarlas o
derribarlas. El mérito del danzante era mayor si afrontaba el cotejo sin quitarse las espuelas. Estos alardes,
eran, comúnmente, propios del Malambo en sucesión. Con frecuencia la competición se producía en forma
espontánea, pero no fue rara la justa prevista, organizada entre los bailarines más famosos. Entonces se
estipulaban condiciones, se nombraba un juez y los partidarios de los malambistas cruzaban apuestas. La
forma regular del encuentro consistía en la simple exhibición alternada de mudanzas, pero a veces se convenía
en que cada bailarín debía reproducir las mudanzas que le presentaba el contrario.
Fue común en las
poblaciones argentinas fronterizas con Bolivia una danza llamada Zapateo que, ocasionalmente se reducía a la
justa de zapateadores, ejecutada por el hombre y la mujer con la idea de competencia, que a menudo se
planteaba como un desafío entre el hombre y la mujer, no faltando episodios de contralor y dominio de
movimientos. Lo interesante de esta danza es que dejando de lado su forma de pareja, se concebía como un
torneo entre hombres, vinculando el zapateo con el malambo. En fin, el Malambo se bailó en gran parte de la
Argentina, existió en el Perú, donde, seguramente, tomó su nombre y se conoció en Chile, donde el rótulo se
considera adherido a una danza de pareja.
Otras menciones históricas:
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Ventura R. Lynch: Autor de un conocido folleto aparecido en 1883 escribe, “Como bailes no hay ninguno
comparable al Malambo, es el torneo del gaucho cuando trata de lucir sus habilidades como danzante.
Dos hombres se colocan el uno frente al otro, las guitarras inundan el rancho de armonías, un gaucho da
principio, después para, y sigue su antagonista y así progresivamente, muchas veces la justa dura de 6 a 7
horas. En Bragado (Pcia. de Bs.As.) 1871 vimos un Malambo que duró casi toda la noche, constando de
setenta y seis figuras diferentes por cada uno de los bailarines. El auditorio está pendiente de los pies que
escobillan, repican, arqueándose o inclinando el cuerpo, doblando o cruzando sus pies cuya planta apenas
palpita la tierra. Los espectadores aplauden, gritan y se cruzan apuestas, la música sigue al danzante
según sus movimientos...”
-
Arturo Berutti: En uno de los artículos que publicó en 1882 dice del Malambo “...que generalmente es
bailado por dos hombres que están disputando la supremacía en la variedad, agilidad, presteza y exactitud
de las mudanzas, recibiendo grandes ovaciones por parte de los espectadores, aquél que por su vigor y
destreza ha obtenido la gloria del vencedor.”
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-
Dr. Hutchinson Thomas J.: Por una posta de la provincia de Tucumán, a cuatro leguas del límite con
Santiago del Estero, en 1863 este cónsul británico en Rosario de Santa Fe, presenció una exhibición del
Malambo individual puro, fue en días de carnaval y había fiesta en la posta, escribe el cónsul: “Un arpista
estaba tocando y se bailaba cuando nosotros entramos. En la reunión había un individuo del aspecto más
grotesco, que bailó por algunas horas el Malambo, sin parar ni un momento para descansar, como si
hubiera descubierto y estuviera practicando el –movimiento continuo-. Su ropa consistía en una sucia
camisa, calzones y un bonete de papel, de payaso, con largas cintas azules que volaban...”
Origen: Las danzas individuales son, con las colectivas, las primeras danzas humanas. Pertenecen, por lo
tanto, a los capítulos iniciales de la prehistoria. En la pubertad danzaba sola la mujer aborigen para conquistar
los beneficios de la fecundidad, danzaba solo el hechicero para conjurar la adversidad. A través de milenios,
Europa occidental heredó las formas individuales, ya pasada la Edad Media, un hombre bailaba solo delante de
la procesión del Corpus en Galicia.
Sin embargo, las danzas individuales no son hoy abundantes.
Sin
pretender que sea simple la explicación de lo complejo, consideramos posible que la disminución de las danzas
individuales -como de las colectivas- se deba principalmente a la exaltación de las danzas de pareja, última
creación del hombre. En estas danzas la persona del sexo opuesto ha dejado su posición de espectadora y se
adelanta a compartir la actividad junto a su compañero...La misma danza de una pareja solitaria en el salón,
cede el campo a las danzas en que muchas parejas combinan sus movimientos -como la cuadrilla- y a las que
se mueven por su cuenta al mismo tiempo que todas las que caben en la sala -como las modernas-. Entre las
danzas que hoy son comunes en los salones occidentales no hay ninguna danza individual, en cambio, aún
perduran como espectáculo en los tablados y vegetan en la campaña. Si dejamos de lado las danzas de la
antigüedad, todavía en gran parte propiciatorias y las medievales, en que se acentúa la disminución del sentido
mágico o religioso y acrecen las consideraciones a la dama, hallaremos, ya en los tiempos modernos, varias
danzas individuales de esparcimiento, precursoras del grupo a que pertenece el Malambo sudamericano. Por
antiquísima se tiene la gran corriente de danzas femeninas individuales, zapateadas, taconeadas, de inquietas
caderas y móviles brazos, árabes, orientales, permanentes en el mediterráneo occidental, en España, visibles
hasta hoy en los escenarios. De esa corriente se desprendieron algunas en diversas épocas y ascendieron al
plano europeo superior.
Una de ellas la Morisca, tuvo gran importancia desde el siglo XV, incluía -un
zapateado de punta y tacón-. En el siglo siguiente, es el Canario una de las danzas favoritas. Triunfante en
Francia, fue en sus mejores tiempos baile de pareja. Antonio Cairón en el compendio de las principales reglas
de baile dice: el Canario es lo mismo que el Zapateado y la Guaracha y que sólo se diferencian en el nombre,
pues todos constan de la misma especie de pasos, que deben ser rastreros y llenos de redobles y repiqueteos,
añade: todos los baila una persona sola. Un antiguo baile español llamado la Gira o la Girada, consistía, según
el mismo Cairón, en colocarse una persona dentro de un círculo que se señala en la tierra, y del cual no debe
salir entretanto, que con los ojos abiertos da mil vueltas alrededor, haciendo juegos con espadas, con platos, y
equilibrios, poniéndose algunas veces un vaso lleno de agua sobre la frente, sin derramar gota alguna,
entretanto sigue dando vueltas sobre un pie, sirviéndole el otro como de remo para poder girar. No deja de ser
una curiosidad la difusión o la reinvención de nuestros conocidos complementos, la superficie marcada en el
suelo, el vaso de agua en la cabeza, el juego con espadas, que recuerda vagamente el entrechoque pampeano
de los cuchillos; parece que no es mucho lo que se inventa.
El Lundú luso-brasileño del siglo XVII fue individual: “no consta nada más que de algunos pasos
rastreros, y otros tantos movimientos del cuerpo, que no tienen dificultad alguna, y que son algo
descompuestos, el que baila se va acompañando y marcando el compás con ciertos castañetazos que dan los
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dedos unos contra otros”. En el Villano otro baile español, el ejecutante acompaña la música con las manos,
dándose alternativamente con ellas en los pies y algunas veces en el suelo.
Los bailes individuales pasaron a América francamente en todos los tiempos, hasta el momento de la
emancipación, en que disminuyeron los envíos, varios nombres los distinguen, pero se encuentran con mayor
frecuencia los que derivan de la voz “zapatear”. Así tenemos Zapateado y Zapateada, Zapateo y Zapatea. Los
folkloristas han recogido varias danzas llamadas con tales nombres. Julio Arzeno (Folk. Musical dominicano)
describe un Zapateo, de Santo Domingo, pero es danza de pareja: “todo este baile no simula más que una
amorosa persecución.” En cambio M. y R. D’Harcourt observa en el Perú una danza de hombres solos llamada
ttakteo (del verbo quichua ttaktani=zapatear) que “consiste en un golpeteo muy rápido de pies sobre el suelo,
sin cambiar de lugar, danza que, a falta de gracia, requiere mucha agilidad.” No dicen los autores si es baile de
competencia.
El Agua de Nieve pasó de España con este nombre. En el sur de Chile se ha conservado hasta
principios de este siglo, pero como baile de “dos o cuatro” -según Cavada Francisco, Chile- y “se baila como la
Sajuria”, es decir, “zapateando y escobillando”. En el Perú, según tradiciones recogidas hacia 1870, se habría
bailado en el siglo XVIII, y se nombra en una pieza teatral de 1842, pero una de las formas que con ese mismo
nombre ha llegado hasta nuestros días en algunas poblaciones peruanas, es individual y de competencia: “dos
hombres frente a frente zapatean alternadamente hasta que uno se da por vencido.” Esta es, exactamente, la
del Malambo pampeano.
El Zapateo que ve Sánchez de Fuentes -Cuba- en Cuba es el mismo de Santo Domingo: lo baila una
pareja que se mueve con pasos cortos y taconeados, persiguiendo el hombre a la mujer”...
Abundan las observaciones de antiguos pasajeros. En Nicaragua, Pedro Levi halla “el zapateado de
Cádiz” en 1871. Poco antes, Ramón Páez habla del Zapateo en Venezuela: “...nosotros teníamos excelentes
bailarines de Zapateo, especie de giga en que la mayor parte de nuestros hombres desplegaban una
inspiración y una flexibilidad de pies y tobillos”... André Bresson observa en el Perú hacia 1870 que...”La
resbalosa, la zapatea, la zamacueca, y otras danzas nacionales, han sido destronadas por la cuadrilla, la polca
y el vals”...(en los salones)...en otro lugar y con respecto a Bolivia dice Bresson: “las danzas nacionales o
bailecitos de tierra ejecutados por una o dos parejas de bailarines; pero en un momento dado, las cabezas se
excitan, toda la asamblea ejecuta la zapateada batiendo palmas y meneándose a compás a cual mejor.” Es
decir, una danza individual...colectiva. Más claramente nos lo cuenta Paul Marcoy que presenció el mismo
espectáculo en el Cuzco, Perú, años antes: una vez que los participantes de la reunión familiar habían bebido
lo bastante, se entregaban mezclados y confundidos, sin distinción de clases, edades y sexos, a un cadencioso
y loco escobilleo llamado zapateo, última vuelta del baile, la llamarada final. Todos los danzantes se esfuerzan
al extremo, desdeñando detenerse, hasta que, de fatiga y sofocación, sus rodillas se doblan.
Muy
imprecisamente se refiere Duflot de Mofras, que publicó su obra en 1844 (Exploration), a un baile individual de
California: “Existe cierto paso llamado el son, ejecutado por una personáosla.
Y en 1838 Juan Parish
Robertson vió en Itapua, Paraguay, cómo...”se levantó doña Juana con sus ochenta y cuatro años y bailó un
zarandín o zapateado.
Un militar inglés (anónimo, campagnes et croisieres) de los que se alistaron en 1817 en la causa de la
independencia, observó al año siguiente e Guayana la Vieja, Venezuela, una danza individual cuyo nombre
omite. Cuenta que en un baile...un joven criollo...después de haber bailado solo alrededor de una habitación
durante unos minutos, se puso hacer figuran ante una dama, a la que saludó, y se retiró. Al punto, ella ejecutó
las mismas evoluciones y se paró ante otro militar, haciendo la reverencia para invitarlo a su vez a que
mostrara sus habilidades. Dice que el inglés protestó, pero que lo empujaron al centro y que obligado, se puso
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a hacer piruetas con todas sus fuerzas, entre aplausos. Esta danza se parece al antiguo Galerón de los llanos
de Venezuela, baila una mujer sola, se detiene delante de un hombre y agita su pañuelo, sale él, danzan
simultáneamente, ella se retira, él queda y a su vez elige. “La palmádica” se llamó en España un baile de la
misma familia del que vió el inglés en Venezuela. Un antiguo maestro deice que se llamaba así, porque aquél
a quien tocaba sacar a bailar a otro, se ponía delante del que elegía y daba una palmada en sus manos en
señal que había sido elegido para salir a bailar.
“Le sapateo était leur danse favorite” escribía Lafond de Lurcy, allá por el año 1825 refiriéndose a los
pobladores de San Blas, Panamá, y añade que se llamaba así porque en ella se marca el compás con golpes
de pie más o menos violentos y precipitados...era danza de pareja.
Allá por los años 1790-1794 Tadeo Haënke vió en Lima, Perú, varias danza individuales con los
nombres de: Tarengo, Caballo cojo, Don Mateo, el Torito, el Matatoro, el Zango, el Agua de Nieve, etc.
Agregando, por lo general lo baila uno solo y el mayor aguante constituye su habilidad.
Francisco Amadeo Frézier cuenta que en las costas del Perú, los hombres danzan lo que se llama el
Sapateo, por que danzan golpeando alternativamente con el talón y la punta del pie, y haciendo algunos pasos
y flexiones sin cambiar mayormente de sitio.
No está solo pues, el Malambo argentino. Hemos dicho que pertenece a una clase universal... su
elemento básico, el zapateo mismo, no es sino el que Sancho ofrece a Don Quijote en difundido párrafo “Si
hubiéredes de zapatear, yo supliera vuestra falta...pero no en lo de danzar, no doy puntada.” Es decir Sancho
ignora la solemne danza de pareja, pero es diestro en la individual.
Este elemento primo, organizado, musicado, socializado, es el Sapateo peruano, el de todos los
zapateados históricos y folklóricos, el del Malambo. Sin forzar las relaciones podemos notar que la voz
malambo, como nombre de danza, se conoce en Perú y en Chile, vía descendente que transitaron muchos de
nuestros bailes picarescos. Además, fue en el Perú danza de los salones aristocráticos, lo cual le asegura
general descenso a las clases populares y amplia dispersión. No es imposible así que nuestro Malambo sea
descendiente del Sapateo...bautizado en un barrio bajo de Lima, precisamente en el barrio llamado Malambo.
No debemos olvidar que, con el nombre de Zapateo traducido al quichua, sobrevive en el Perú una danza
zapateada de hombres solos, que con el mismo rótulo, sin traducción, se conoció en el noroeste argentino un
Zapateo de competencia; y que, con el nombre Agua de Nieve, los peruanos realizan hasta hoy una justa de
zapateadores exactamente igual a la de nuestro Malambo.
Música: La primera versión musical del Malambo fue publicada por Ventura R. Lynch en 1883. Lo esencial es
un esquema rítmico de seis unidades por compás. En el extremo noroeste argentino, para el Zapateo, se
superpone a esas fórmulas una melodía regular, muchas veces con versos comunes; en la región del
Tucumán, se añádela bombo o a las guitarras un breve tema infinitamente repetido; en la llanura oriental se
baila únicamente al son de una o más guitarras. El rasgueo pampeano es cosa realmente extraordinaria, sin
duda tiene conocidos antecedentes europeos, pero nada puede compararse con la variedad de efectos que
han obtenido los guitarristas criollos sobre las bases progenitoras. Armónicamente se oyen tónica y dominante,
o la tríada, o una de ambas series con sus iguales de vecina tonalidad; todo en un par de compases. Cada par
se repite innumerables veces, pero puede y suele el guitarrista cambiar de fórmula. Rítmicamente, el esquema
básico es siempre el mismo, y sobre él entreteje variaciones el ejecutante.
socializada, condiciona la existencia misma de la danza.
La identidad básica, general,
No podría el bailarín concebir, ejecutar sus
aprendidas figuras, si se le presentaran fórmulas rítmicas imprevistas.
Coreografía: El bailarín solo hace oír una serie de fórmulas rítmicas mediante golpes que da contra el suelo
principalmente con la planta, la punta y con el talón. Los golpes se lanzan desde todos los ángulos. No
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consiste pues, el arte de zapatear en los golpes mismos, sino en la combinación de ángulos. No es imposible
la representación gráfica de algunas mudanzas si uno se limita a indicar, mediante dibujos, el asiento de la
planta, punta o talón, lo que complica una posible escritura es el trayecto del pie que descarga el golpe, el
trayecto que no termina en descarga... El danzante mismo puede concebir otras fórmulas... pudiendo consultar
dos teorías, una de don Joaquín López y Flores y otra de don José Abelardo Lojo Vidal, con descripciones e
ilustraciones.
Cronología: No hay dificultad en poner el Malambo dentro de los términos del siglo XIX en la campaña
pampeana o las zonas del centro y del noroeste, siempre en el ambiente popular. Estos límites pueden
extenderse a la dos últimas décadas del siglo XVIII y a las dos primeras del XX.
Carácter: Es danza ruda pero sobria, de ningún modo puede aceptarse, sin alterar su estilo, los saltos
violentos, las contorsiones desgobernadas y los movimientos acrobáticos. La mesura es su característica
tradicional en la Argentina.
Bibliografía:
-
VEGA, Carlos. “El Malambo” [extracto]. En: Las danzas populares argentinas. Tomo I. Buenos Aires:
Instituto Nacional de Musicología ‘Carlos Vega’, 1986 [1º ed.: 1952] Pp. 51-77.
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