Subido por Hector melgar

Los roles de la mujer como esposa, madre y servicio ministerial (5)

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Mujeres piadosas y valientes que cuidan su matrimonio y
familia
La columna vertebral
I.- Definiciones:
A. Mujer: isha se es mujer por diseño divino, al igual que se hombre por diseño divino“Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Génesis 1:27 RVR1960
“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al
hombre.”
Génesis 2:22 RVR1960
B. Piadosa : Eusebia, devoción a Dios. Conformidad santa con la verdad del
evangelio y los principios eternos en el diario vivir. La moralidad está ligada a la verdad de su
palabra. No a la dictamina él mundo
Como es una mujer piadosa,
* mujer que ha experimentado el nuevo nacimiento, regenerada
*cree qué hay un Dios eterno, Santo,santo, santo que es el soberano señor y creador,
bueno y justo. Esto le lleva a ser temerosa de Dios, lo respeta y venera
como Dios y señor, pero también lo ama porque ha recibido su gran
amor, él es su padre.
* la palabra de Dios es su regla de fe y práctica porque ama, gusta y obedece su voluntad.
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en
carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.”
1 Timoteo 3:16 RVR1960
C. Valiente: La elección voluntaria de actuar con con coraje ante situaciones de peligro de
mucho riesgo para defender un fin superior..
*Aunque el temor del peligro esté presente se va a arriesgar algo a cambio de lo mejor.
*No se trata de combatientes para obtener metas egoístas . Estas Decisiones son tomadas
por amor, por hacer lo correcto delante del señor,
Asegurar el futuro del matrimonio y descendencia , iglesia ( hijos nietos iglesias)
*Este es un rasgo de carácter cristiano.
“Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda
la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a
siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en
él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando
que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas.”
Josué 1:7-9 RVR1960
II. - hay tres asignaciones divinas para la mujer
1. La mujer casada es AYUDA
IDÓNEA
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para
él.”
Génesis 2:18 RVR1960
A. Ayuda: del hebreo EZER 21 veces en el A.T . Dos veces se refiere a ala mujer,
tres veces a naciones que ayudaban a Israel y 16 veces relacionada con Dios:
AUXILIO, AYUDADOR , SOCORRO, COMPAÑERISMO.
B. IDÓNEA: “KENEGDO” no hay una traducción exacta de la palabra pero se
refiere a estar
*FRENTE A….
*DELANTE DE…..
*EN CONTRA DE ===FRENA
El deber de la mujer es socorrer , auxiliar, acompañar, al marido a hacer la voluntad
de Dios. Ayuda al hombre a cumplir su asignación, de ser cabeza esposo, líder, padre,
siervo de Dios.
Pero se pondrá en contra de la carne, del mundo y el diablo que estorba en la vida de
su esposo.
DISTRACCIONES: con estas se pierde el enfoque y es delimitado el matrimonio y el
propósito eterno PESO Y PECADO
Necesitamos tener en cuenta que en nuestro rol como esposas tenemos el
potencial de hacer o deshacer a nuestros esposos:
“La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la que lo avergüenza es como
podredumbre en sus huesos”, Proverbios 12:4. Según el pasaje de la mujer virtuosa de
Proverbios 31 “En ella confía el corazón de su marido” (v.11), “Ella le trae bien y no mal
todos los días de su vida” (v.12), “su marido también la alaba” (v.28).En este pasaje de
Proverbios 31 podemos encontrar una mujer que ama a su marido, que le es fiel, que
busca su bien y lo hace sentir importante. Ahora bien, ¿cómo se pone todo esto en
práctica?:
1) Respétalo. “En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí
mismo, y que la mujer respete a su marido”, Efesios 5:33.
2) No le critiques ni le ridiculices.
3) Sé agradecida y expresa esa gratitud de diferentes maneras.
4) Dile lo que admiras de él y dile que lo amas. Estamos muy equivocadas cuando
pensamos que los hombres no necesitan oír que les amamos.
5) Pon atención a los pequeños detalles, algún regalo inesperado, alguna cena
sorpresa, etc.
6) Arréglate para él, no descuides tu aspecto físico.
7) Busca tiempo para estar a solas con él.
Si tienen hijos, intenta pasar tiempo con él en intimidad. Hemos de invertir tiempo en
nuestra pareja a lo largo de la vida, en todas las etapas del matrimonio, desde el
principio. Si nos volcamos en nuestros hijos como lo más importante de nuestra casa,
la pasaremos mal cuando llegue el tiempo del nido vacío, por eso debemos lograr una
unidad y acoplamiento para poder disfrutar de la convivencia en la madurez. Tenemos
toda una vida para trabajar la relación, para disfrutar de nuestra pareja a lo largo del
matrimonio hasta que los dos seamos viejos. Una de las imágenes más hermosas para
mí es ver a una pareja de ancianos paseando tomados de la mano.
8) Ora por él y con él.
Sé que es difícil empezar si no tienes esa costumbre, pero sería bueno que lo hablaras
con tu pareja y buscaran un tiempo de leer la Biblia y orar juntos cada día. Mi esposo y
yo antes de casarnos, cuando ya estábamos comprometidos y en el colegio bíblico,
decidimos empezar a orar juntos y comenzar cada día poniendo al Señor primero y
encomendando nuestras vidas en manos de Dios. ¡Esto no tiene precio! Descubrimos
la Palabra de Dios juntos, comentamos las obras de Dios y oramos a Dios por los
asuntos o problemas familiares o de iglesia. Debemos buscar construir nuestro hogar
sobre la Roca, que es Cristo y su Palabra.
10) No descuides las relaciones sexuales.
“Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla
con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y
asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No se
priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a
la oración. Vuelvan después a juntarse, a fin de que Satanás no los tiente por causa de
falta de dominio propio”, 1Corintios 7:3-5.
Muchas mujeres, con el paso de los años piensan que esta área no es tan importante,
y es verdad, no lo es: ¡es crucial! No solo eres la ayuda idónea para tu esposo, su
compañera, su mejor amiga, sino que debes ser su amante.
Tu cuerpo no te pertenece, le pertenece a él.
Muchos matrimonios se han roto por no cuidar la relación sexual. Por lo tanto cuida y
disfruta de la relación sexual. Es una bendición cuando sentimos que después de años
de matrimonio los dos nos seguimos deseando, ¡a pesar de nuestros kilos de más y de
nuestras arrugas!
Procura ser intencional en que tu matrimonio refleje la unión de Cristo y su iglesia
(Efesios 5:21-33) y en cumplir el rol de esposa que Dios te ha dado.
2. Cómo debería ser una madre
cristiana según la Biblia?
La primera madre mencionada en la Biblia es, por supuesto, Eva. Génesis 3:20 dice:
"El hombre llamó Eva a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente." "Eva"
significa vida o viviente; "madre" es el hebreo ‘em. En el Antiguo Testamento, ‘em se
traduce como 'madre' 218 veces. Pero también conlleva la insinuación de "punto de
partida o división". Representa una fuente de crianza desde donde aquellos de carácter
similar se diseminan. Esto se ve en términos como "nave nodriza" o "placa madre".
En la cosmovisión bíblica, la misión de los padres es criar a los hijos para que sigan a
Dios. Para ese fin, Dios diseñó a la familia como la unidad primaria por la cual a los
niños se les cuida, ama, capacita y empodera. Esto requiere amabilidad y disciplina.
Ser una madre cristiana abarca un alto grado de tensión. Ella debe ser amable pero
aún así mantener las expectativas bíblicas, y debe saber cuándo dejar ir a los niños
que cuidó.
Como la mayoría de las madres cristianas pueden atestiguar, es difícil equilibrar el
instinto natural de proteger al niño del daño con la necesidad de equiparlo para la vida
como adulto. Se les recuerda a las madres que amen a sus hijos (Tito 2: 4), que
sientan afecto por ellos, que se les demuestre aprobación, y que tengan una actitud
amable hacia ellos. Al mismo tiempo, una madre debe capacitar a sus hijos para vivir
vidas santas (Salmo 78: 5-6) y descubrir cómo ellos, personalmente, pueden contribuir
al reino de Dios (Proverbios 22: 6). Esta no es una tarea fácil.
“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las
repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino,
y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán
como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus
puertas.”
Deuteronomio 6:5-9 RVR1960
JeremiAs 17:9-10
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo
Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su
camino, según el fruto de sus obras.”
Jeremías 17:9-10 RVR1960
3. La mujer como sierva en el
ministerio
Un momento crucial en mi vida cristiana ocurrió cuando comprendí mi rol como mujer
dentro de la iglesia de Cristo. Había nacido de nuevo unos años antes; había entendido
mi profunda pecaminosidad y mi desesperada necesidad de un Salvador. Había
comprendido y aceptado con gozo el sacrificio de Cristo a mi favor y tenía un gran
fervor y un gran deseo de servirle. Recuerdo que me sentía dividida en múltiples
direcciones. ¿Qué hacer? ¿Por dónde comenzar a ser útil para el Reino?
Pero Dios en Su infinito amor y misericordia me fue mostrando poco a poco el profundo
peso teológico implicado en el concepto de haber sido creada “mujer”, así como el alto
llamado y el propósito que Él tiene para nosotras en Su maravillosa historia de
redención. El día que “entendí”, mis ojos fueron abiertos a una visión y un llamado
glorioso, a un llamado privilegiado con un impacto que trascendía mi propia vida y
temporal historia.
Un diseño divino
Desde el inicio de las Escrituras observamos una relación complementaria entre el
hombre y la mujer a quienes Dios creó a Su imagen. En Su gran sabiduría, Dios le
otorgó a cada uno un rol en la creación: el hombre como líder-siervo y la mujer como
ayuda idónea. Ambos iguales en valor, pero con distintas funciones. Aun nuestros
cuerpos—ambos diferentes, pero perfectamente entretejidos— apuntan a las diversas
funciones que Él soberanamente nos asignaría: el hombre como cabeza (Efesios 5:2223), líder espiritual, proveedor y protector, y la mujer como su ayuda (Génesis 2:18),
nutridora, dadora de vida, trabajando de forma complementaria junto a él.
Un llamado divino
La feminidad bíblica es intrínseca a nuestro llamado como mujeres, de manera que sus
manifestaciones deben ser visibles en toda nuestra manera de vivir, muy
particularmente en la iglesia y en el hogar.
Como mujeres estamos llamadas a nutrir y edificar nuestros hogares con amor y
sabiduría—rindiendo actitudes, palabras, sueños, reconocimiento, en beneficio del
testimonio de Cristo.
En la iglesia somos columnas que sirven el cuerpo, y en la sociedad debemos
perseguir, en Su poder y por Su gracia, ser modelos vivientes del ideal divino para la
mujer, viviendo de manera “irreprensible y sencilla, como hijas de Dios sin tacha, en
medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual debemos
resplandecer como luminares” (Fil 2:15 pf) para que la Palabra de Dios no sea
blasfemada o deshonrada (Tito 2:5) entre los que no conocen a Dios (Ro. 2:24), y para
que Su gloria sea manifestada en la tierra.
Cuando Dios nos salva, nos coloca dentro de un cuerpo de creyentes, y como mujeres
tenemos un círculo de influencia que la misma Palabra delimita para nosotros. Tito 2:35, especifica claramente cuál debe ser el enfoque de nuestro ministerio:
“Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni
esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que
amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el
hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea
blasfemada.”
La Escritura manda a las mujeres maduras a animar y equipar a las más jóvenes,
enseñándoles a vivir sobriamente, a establecer las prioridades de Dios en sus vidas, y
aplicar la sabiduría de Dios en toda su manera de vivir y en sus relaciones. Este es el
mandato que tenemos como mujeres para ser vivido en medio de la comunidad de
creyentes, y a éste debemos responder con gozo, intención y premura. Debemos
alentarnos unas a otras a las buenas obras, y usar nuestros dones y talentos para
servir la iglesia donde Él soberanamente nos ha colocado.
Más allá de este llamado al discipulado, las mujeres somos llamadas a servir apoyando
diversas áreas de la iglesia, bajo la autoridad de los líderes y pastores, sirviendo con
dignidad y fidelidad, mostrando compasión, ayudando a los necesitados, mostrando
hospitalidad, y sirviendo a otros (Proverbios 31, 1 Timoteo 3, 5, Tito 2).
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