Subido por Mauro Eduardo Marin Alvarez

ANEMIA APLÁSICA

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Harrison. Principios de Medicina Interna, 19e
Capítulo 130: Síndromes por falla de la médula ósea, incluidas anemia aplásica y
mielodisplasia
ANEMIA APLÁSICA
DEFINICIÓN
La anemia aplásica es la pancitopenia con reducción del número de células en la médula ósea. La anemia aplásica adquirida se distingue de la
yatrógena, la hipocelularidad medular después de quimioterapia citotóxica intensiva para cáncer. Este trastorno puede también ser constitucional: la
anemia de Fanconi y la disqueratosis congénita, aunque a menudo se relacionan con anomalías físicas típicas y el desarrollo de pancitopenia a edad
temprana, también pueden manifestarse como falla medular en adultos de apariencia normal. La anemia aplásica adquirida tiene con frecuencia
manifestaciones estereotípicas, con descenso súbito de recuentos celulares sanguíneos en un adulto antes sano; la hepatitis seronegativa o un curso
de tratamiento médico farmacológico pueden anteceder a su inicio. En estos casos, el diagnóstico no es complicado. Algunas veces, la depresión de la
biometría hemática es moderada o incompleta, y causa alguna combinación de anemia, leucopenia y trombocitopenia. La anemia aplásica se
relaciona con hemoglobinuria paroxística nocturna (PNH, cap. 129) y con MDS; en algunos casos es imposible hacer una distinción clara entre estos
trastornos.
EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia de la anemia aplásica adquirida en Europa e Israel es de dos casos por millón de personas cada año. En Tailandia y China, las
tasas establecidas son de cinco a siete por millón. En general, afecta por igual a varones y mujeres, pero la distribución por edad es bifásica, con un
punto máximo principal en la adolescencia y principios de la tercera década, y un segundo incremento en ancianos.
ETIOLOGÍA
Los orígenes de la anemia aplásica se han inferido de varias relaciones clínicas recurrentes (cuadro 130­2). Por desgracia, estas relaciones no son
confiables en un paciente individual y es posible que no sean etiológicas. Además, aunque la mayoría de los casos de anemia aplásica es idiopática, es
poco lo que distingue a estos casos (aparte de la anamnesis) de aquellos con una etiología probable, como la exposición a un fármaco.
CUADRO 130­2
Clasificación de la anemia aplásica y citopenias individuales
Adquiridas
Heredadas
Anemia aplásica
Secundaria
Anemia de Fanconi
Radiación
Disqueratosis congénita
Fármacos y químicos
Síndrome de Shwachman­Diamond
Efectos regulares
Disgenesia reticular
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Reacciones
idiosincrásicas
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All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • NoticeTrombocitopenia
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Virus
Anemias aplásicas familiares
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Radiación
Disqueratosis congénita
Fármacos y químicos
Síndrome de Shwachman­Diamond
Efectos regulares
Disgenesia reticular
Reacciones idiosincrásicas
Trombocitopenia amegacariocítica
Virus
Anemias aplásicas familiares
Virus de Epstein­Barr (mononucleosis infecciosa)
Preleucemia (monosomía 7, etc.)
Hepatitis (no A, no B, no C)
Síndrome no hematológico (de Down, Dubowitz, Seckel)
Parvovirus B19 (crisis aplásica transitoria, PRCA)
VIH­1 (sida)
Enfermedades inmunitarias
Fascitis eosinofílica
Hiperinmunoglobulinemia
Linfocitosis granular grande (LGL)
Timoma/carcinoma tímico
Enfermedad de injerto contra hospedador en inmunodefi ciencia
Hemoglobinuria paroxística noc turna (PNH)
Embarazo
Idiopático
Citopenias
PRCA (cuadro 130­4)
PRCA congénita (anemia de Diamond­Blackfan)
Neutropenia/agranulocitosis
Idiopática
Síndrome de Kostmann
Fármacos, toxinas
Síndrome de Shwachman­Diamond
LGL
Disgenesia reticular
Aplasia pura de leucocitos (+/– timoma)
Trombocitopenia
Fármacos, toxinas
Trombocitopenia amegacariocítica
Amegacariocítica idiopática
Trombocitopenia con ausencia de radios
Abreviatura2022­4­16
: PRCA, aplasia
eritrocítica
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Radiación
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Fármacos, toxinas
Trombocitopenia amegacariocítica
Amegacariocítica idiopática
Trombocitopenia con ausencia de radios
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Abreviatura: PRCA, aplasia eritrocítica pura.
Radiación
La aplasia medular es una secuela aguda sustancial de la radiación. La radiación daña al DNA; los tejidos dependientes de la mitosis activa son los más
susceptibles. Los accidentes nucleares afectan no sólo a los trabajadores de plantas energéticas, sino también a los empleados de hospitales,
laboratorios e industrias (esterilización de alimentos, radiografía metálica, etc.), además de personas inocentes expuestas a fuentes robadas, mal
situadas o mal usadas. Si bien puede calcularse la dosis aproximada de radiación con base en el ritmo y grado de descenso de las cifras de células
sanguíneas, la dosimetría mediante reconstrucción de la exposición ayuda a determinar el pronóstico del paciente y proteger al personal médico del
contacto con tejido y excreciones radiactivas. El MDS y la leucemia son efectos tardíos de la radiación, pero es probable que no lo sea la anemia
aplásica.
Productos químicos
El benceno es una causa notoria de falla medular: los datos epidemiológicos, clínicos y de laboratorio vinculan al benceno con la anemia aplásica,
leucemia aguda y alteraciones sanguíneas y medulares. En cuanto a la leucemia, la incidencia se relaciona con la exposición acumulativa, aunque
también es importante la susceptibilidad, dado que sólo unos cuantos trabajadores desarrollan mielotoxicidad en caso de gran exposición. Los
antecedentes laborales son importantes, sobre todo en industrias en las que se usa benceno para un fin secundario, casi siempre como solvente. Las
enfermedades sanguíneas relacionadas con el benceno han disminuido con la regulación de la exposición industrial. Aunque en general este
compuesto ya no está disponible como solvente doméstico, es posible la exposición a sus metabolitos en la dieta normal y el ambiente. La relación
entre la falla medular y otros compuestos está mucho menos sustentada.
Fármacos (cuadro 130­3)
CUADRO 130­3
Algunos fármacos y productos químicos relacionados con anemia aplásica
Compuestos que regularmente producen depresión medular como efecto tóxico mayor en las dosis usuales o con exposición normal:
Fármacos citotóxicos usados en la quimioterapia para cáncer: compuestos alquilantes, antimetabolitos, antimitóticos, algunos antibióticos
Compuestos que a menudo, pero no siempre, producen aplasia medular:
Benceno
Compuestos relacionados con anemia aplásica, pero con probabilidad relativamente baja:
Cloranfenicol
Insecticidas
Compuestos antiprotozoarios: quinacrina y cloroquina, mepacrina
Antiinflamatorios no esteroideos (incluidos fenilbutazona, indometacina, ibuprofeno, sulindaco, ácido acetilsalicílico)
Anticonvulsivos (hidantoínas, carbamazepina, fenacemida, felbamato)
Metales pesados (oro, arsénico, bismuto, mercurio)
Sulfonamidas: algunos antibióticos, fármacos antitiroideos (metimazol, metil tiouracilo, propiltiouracilo), fármacos antidiabéticos (tolbutamida, clorpro
pamida), inhibidores de la anhidrasa carbónica (acetazolamida y metazolamida)
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Antihistamínicos
, clorfeniramina)
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d­Penicilamina
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Anticonvulsivos (hidantoínas, carbamazepina, fenacemida, felbamato)
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Metales pesados (oro, arsénico, bismuto, mercurio)
Sulfonamidas: algunos antibióticos, fármacos antitiroideos (metimazol, metil tiouracilo, propiltiouracilo), fármacos antidiabéticos (tolbutamida, clorpro
pamida), inhibidores de la anhidrasa carbónica (acetazolamida y metazolamida)
Antihistamínicos (cimetidina, clorfeniramina)
d­Penicilamina
Estrógenos (en embarazo y en dosis altas en animales)
Compuestos con relación más tenue con la anemia aplásica:
Otros antibióticos (estreptomicina, tetraciclina, meticilina, mebendazol, tri metoprim/sulfametoxazol, flucitosina)
Sedantes y tranquilizantes (clorpromazina, proclorperazina, piperacetazina, clordiazepóxido, meprobamato, metiprilón)
Alopurinol
Metildopa
Quinidina
Litio
Guanidina
Perclorato de potasio
Tiocianato
Carbimazol
N o t a: Los términos en cursivas tienen una relación consistente con la anemia aplásica.
El principal efecto tóxico de muchos fármacos antineoplásicos es la supresión medular; los efectos dependen de la dosis y ocurren en todos los
sujetos. En contraste, las reacciones idiosincrásicas a un grupo amplio y diverso de fármacos puede causar anemia aplásica sin una relación dosis­
respuesta clara. Estas relaciones dependían en gran medida de los informes de casos acumulados, hasta que un extenso estudio internacional
realizado en la década de 1980 en Europa cuantificó las relaciones farmacológicas, en particular con analgésicos no esteroideos, sulfonamidas,
fármacos antitiroideos, algunos psicotrópicos, penicilamina, alopurinol y oro. La relación no equivale a una causa: es posible que se utilizara un
fármaco para tratar los primeros síntomas de la falla medular (antibióticos para fiebre o la enfermedad viral precedente), o que se indujera el primer
síntoma de una enfermedad preexistente (petequias por antiinflamatorios no esteroideos administrados al paciente trombocitopénico). En el
contexto del uso total de fármacos, si bien las reacciones idiosincrásicas son fenómenos raros, pueden tener un efecto devastador. El riesgo calculado
casi siempre es menor cuando se determina en estudios poblacionales. Además, el bajo riesgo absoluto también se torna más evidente: incluso un
aumento de 10 o 20 veces del riesgo de una enfermedad rara se traduce en apenas unos cuantos casos de anemia aplásica inducida por fármacos
entre cientos de miles de personas expuestas.
Infecciones
La hepatitis es la infección precedente más frecuente y la falla medular posterior a hepatitis representa cerca de 5% de las causas en la mayor parte de
las series. Por lo general, los pacientes son varones jóvenes que se recuperaron de un episodio de inflamación hepática uno o dos meses antes; la
pancitopenia subsiguiente es muy grave. La hepatitis es seronegativa (no A, no B, no C) y quizá se deba a un agente infeccioso aún no descubierto. La
insuficiencia hepática fulminante en la infancia también es consecutiva a la hepatitis seronegativa, y la falla medular alcanza una tasa elevada en estos
pacientes. Raras veces, la anemia aplásica sigue a la mononucleosis infecciosa. El parvovirus B19, causa de la crisis aplásica transitoria en las anemias
hemolíticas y de algunas PRCA (véase más adelante), no provoca casi nunca falla generalizada de la médula ósea. El descenso ligero de los recuentos
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es frecuente Neal
durante
muchas infecciones virales y bacterianas, pero se resuelve con la infección.
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Enfermedades inmunitarias
La hepatitis es la infección precedente más frecuente y la falla medular posterior a hepatitis representa cerca de 5% de las causas en la mayor parte de
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las series. Por lo general, los pacientes son varones jóvenes que se recuperaron de un episodio de inflamación hepática uno o dos meses antes; la
pancitopenia subsiguiente es muy grave. La hepatitis es seronegativa (no A, no B, no C) y quizá se deba a un agente infeccioso aún no descubierto. La
insuficiencia hepática fulminante en la infancia también es consecutiva a la hepatitis seronegativa, y la falla medular alcanza una tasa elevada en estos
pacientes. Raras veces, la anemia aplásica sigue a la mononucleosis infecciosa. El parvovirus B19, causa de la crisis aplásica transitoria en las anemias
hemolíticas y de algunas PRCA (véase más adelante), no provoca casi nunca falla generalizada de la médula ósea. El descenso ligero de los recuentos
celulares es frecuente durante muchas infecciones virales y bacterianas, pero se resuelve con la infección.
Enfermedades inmunitarias
La aplasia es una consecuencia importante y la causa inevitable de muerte en la enfermedad de injerto contra hospedador (GVHD, graft­versus­host
disease) relacionada con transfusión que ocurre después de la infusión de productos sanguíneos no radiados a un individuo inmunodeprimido. La
anemia aplásica tiene una marcada relación con el raro síndrome vascular de la colágena fascitis eosinofílica, caracterizada por la induración dolorosa
de tejidos subcutáneos (cap. 382). En ocasiones, la anemia aplásica se relaciona con el timoma y la hipoinmunoglobulinemia. La pancitopenia con
hipoplasia medular también puede ocurrir en el lupus eritematoso sistémico (SLE, systemic lupus erythematosus).
Embarazo
Aunque es muy raro, la anemia aplásica aparece y recurre durante el embarazo; se resuelve con el parto o el aborto, inducido o espontáneo.
Hemoglobinuria paroxística nocturna
Se requiere una mutación adquirida en el gen PIG­A en una célula hematopoyética para que se desarrolle PNH, pero es probable que las mutaciones
en PIG­A ocurran más a menudo en personas normales. Si la célula primordial mutante PIG­A prolifera, el resultado es un clon de progenie deficiente
en proteínas superficiales de membrana celular vinculadas con glucosilfosfatidilinositol (cap. 129). Los clones pequeños de células deficientes
pueden detectarse mediante citometría de flujo sensible en la mitad o más de los pacientes con anemia aplásica al momento de la presentación. Los
estudios funcionales de la médula ósea de pacientes con PNH, incluidos los que tienen predominio de manifestaciones hemolíticas, muestran
evidencia de hematopoyesis defectuosa. Los pacientes con diagnóstico clínico inicial de PNH, en particular los jóvenes, pueden desarrollar más tarde
aplasia medular franca y pancitopenia; los enfermos con diagnóstico inicial de anemia aplásica pueden sufrir PNH hemolítica años después de la
recuperación de las cifras de células sanguíneas.
Trastornos constitucionales
La anemia de Fanconi, un trastorno autosómico recesivo, se manifiesta en la forma de anomalías del desarrollo congénitas, pancitopenia progresiva y
un mayor riesgo de neoplasias malignas. En la anemia de Fanconi, los cromosomas tienen una susceptibilidad peculiar a los agentes que forman
enlaces cruzados en el DNA, la base para una prueba diagnóstica. Los pacientes con anemia de Fanconi casi siempre tienen talla baja, manchas café
con leche y anomalías en los pulgares, radios y aparato genitourinario. Se han definido al menos 16 defectos genéticos diferentes (todos con un gen
identificado, salvo uno); el tipo más frecuente, la anemia de Fanconi A, se debe a una mutación en FANCA. La mayoría de los productos génicos de la
anemia de Fanconi forma un complejo proteínico que activa a FANCD2 mediante monoubicuitinación y participa en la respuesta celular al daño en el
DNA, en especial a los enlaces cruzados entre las cadenas.
La disqueratosis congénita se caracteriza por la tríada de leucoplasia en membranas mucosas, uñas distróficas, hiperpigmentación reticular, además
del desarrollo de anemia aplásica en la infancia. La disqueratosis se debe a mutaciones en genes del complejo para reparación del telómero, que
actúa para mantener la longitud del telómero en las células que se replican: la variedad ligada al cromosoma X se debe a mutaciones en el gen DKC1
(disquerina); el tipo autosómico dominante más inusual es efecto de la mutación en TERC, que codifica una plantilla de RNA, y TERT, que codifica la
telomerasa, una transcriptasa reversa catalítica. También existen mutaciones en TNF2, un componente del complejo de la shelterina, una proteína que
se une con el DNA telomérico.
El síndrome de Schwachman­Diamond se manifiesta a edad temprana con neutropenia, insuficiencia pancreática y malabsorción; la mayoría de los
pacientes tiene mutaciones heterocigóticas compuestas en SBDS que pueden afectar la biogénesis ribosómica (como en la anemia de Diamond­
Blackfan; véase más adelante) y la función del estroma medular.
Aunque estos síndromes constitucionales se presentan algunas veces en adultos, las mutaciones genéticas también son factores de riesgo para la falla
de la médula ósea. En las telomeropatías reconocidas en fecha reciente, las mutaciones en TERT y TERC tienen efectos sutiles en la función
hematopoyética. Las manifestaciones típicas incluyen no sólo anemia aplásica grave, sino también moderada, que puede ser crónica y no progresiva,
así como anemia macrocítica o trombocitopenia. Casi nunca existen alteraciones físicas, aunque el encanecimiento temprano es un indicio
diagnóstico. El interrogatorio cuidadoso sobre los antecedentes familiares puede revelar fibrosis pulmonar y cirrosis hepática. El compromiso
específico de la
médula ósea,
pulmonar
es muy variable, como lo es la penetrancia del fenotipo clínico, en las familias y entre linajes. La
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familia con
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normal
o sólo
alteraciones leves, pero con evidencia más sutil de insuficiencia
hematopoyética (compensada).
Aunque estos síndromes constitucionales se presentan algunas veces en adultos, las mutaciones genéticas también son factores de riesgo para la falla
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de la médula ósea. En las telomeropatías reconocidas en fecha reciente, las mutaciones en TERT y TERC tienen efectos sutiles en la función
hematopoyética. Las manifestaciones típicas incluyen no sólo anemia aplásica grave, sino también moderada, que puede ser crónica y no progresiva,
así como anemia macrocítica o trombocitopenia. Casi nunca existen alteraciones físicas, aunque el encanecimiento temprano es un indicio
diagnóstico. El interrogatorio cuidadoso sobre los antecedentes familiares puede revelar fibrosis pulmonar y cirrosis hepática. El compromiso
específico de la médula ósea, hígado y pulmonar es muy variable, como lo es la penetrancia del fenotipo clínico, en las familias y entre linajes. La
penetrancia variable significa que las mutaciones en TERT y TERC representan factores de riesgo para la falla medular, ya que los miembros de una
familia con las mismas mutaciones pueden tener función hematológica normal o sólo alteraciones leves, pero con evidencia más sutil de insuficiencia
hematopoyética (compensada).
FISIOPATOLOGÍA
La falla de la médula ósea se debe al daño grave al compartimiento de células hematopoyéticas. En la anemia aplásica resulta evidente el remplazo de
la médula ósea por grasa en la muestra de biopsia (fig. 130­1) y en la resonancia magnética (MRI, magnetic resonance imaging) de la columna vertebral.
Las células que portan el antígeno CD34, marcador de las células hematopoyéticas tempranas, están muy disminuidas y en los estudios funcionales se
advierte la ausencia de células progenitoras comprometidas y primitivas. Las pruebas in vitro sugieren que la reserva de células madre se reduce a
≤1% de lo normal en la enfermedad grave al momento de la presentación.
FIGURA 130­1.
Médula ósea normal y aplásica. A , biopsia de médula ósea normal. B , frotis de aspirado medular normal. La médula normal tiene 30 a 70% de
células y muestra una mezcla heterogénea de células mieloides, eritroides y linfoides. C , biopsia en anemia aplásica. D , frotis medular en la anemia
aplásica. La médula muestra remplazo de tejido hematopoyético por grasa y sólo se observan células estromales y linfoideas residuales.
Existe un defecto intrínseco en las células madre en las anemias aplásicas constitucionales: las células de los pacientes con anemia de Fanconi tienen
daño cromosómico y sufren muerte con la exposición a ciertos agentes químicos. Los telómeros son cortos en algunos pacientes con anemia aplásica
por mutaciones heterocigóticas en genes del complejo reparador del telómero. Los telómeros también pueden acortarse por mecanismos fisiológicos
en la falla medular adquirida por las demandas de la replicación sobre una reserva limitada de células madre.
Lesión por fármacos
Las lesiones físicas o químicas masivas, como las dosis altas de radiación y los compuestos químicos tóxicos, producen daño extrínseco a la médula
ósea. En el caso de la reacción idiosincrásica más frecuente a las dosis bajas de fármacos, se ha sugerido que un mecanismo probable es el
metabolismo farmacológico alterado. Las vías metabólicas de muchos fármacos y compuestos químicos, sobre todo si son polares y poco
hidrosolubles, incluyen degradación enzimática hasta compuestos electrófilos muy reactivos; estos intermediarios son tóxicos por su propensión a
unirse con macromoléculas celulares. Por ejemplo, las hidroquinonas derivadas y las quinolonas inducen lesión tisular inducida por benceno. La
generación excesiva de intermediarios tóxicos o la incapacidad para eliminar dichos intermediarios pueden tener origen genético y sólo son evidentes
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explicar
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reacciones
idiosincrásicas
a
los
fármacos.
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Lesión mediada por mecanismos inmunitarios
Las lesiones físicas o químicas masivas, como las dosis altas de radiación y los compuestos químicos tóxicos, producen daño extrínseco a la médula
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ósea. En el caso de la reacción idiosincrásica más frecuente a las dosis bajas de fármacos, se ha sugerido que un mecanismo probable es el
metabolismo farmacológico alterado. Las vías metabólicas de muchos fármacos y compuestos químicos, sobre todo si son polares y poco
hidrosolubles, incluyen degradación enzimática hasta compuestos electrófilos muy reactivos; estos intermediarios son tóxicos por su propensión a
unirse con macromoléculas celulares. Por ejemplo, las hidroquinonas derivadas y las quinolonas inducen lesión tisular inducida por benceno. La
generación excesiva de intermediarios tóxicos o la incapacidad para eliminar dichos intermediarios pueden tener origen genético y sólo son evidentes
ante la exposición a un fármaco específico; en la complejidad y especificidad de las vías intervienen múltiples loci de susceptibilidad, lo que puede
explicar la rareza de las reacciones idiosincrásicas a los fármacos.
Lesión mediada por mecanismos inmunitarios
La recuperación de la función medular en algunos pacientes preparados para trasplante de médula ósea con globulina antilinfocítica sugirió en un
principio que la anemia aplásica podría tener mediación de mecanismos inmunitarios. De acuerdo con esta hipótesis, era frecuente la falla del
trasplante medular simple de un gemelo singénico sin quimioterapia citotóxica de acondicionamiento, lo que también es un argumento contra la
simple ausencia de células madre como causa y en favor de la presencia de un factor en el hospedador que produce la falla medular. Los datos de
laboratorio apoyan una participación importante del sistema inmunitario en la anemia aplásica. La sangre y las células medulares de los pacientes
pueden suprimir el crecimiento de células progenitoras hematopoyéticas normales, y la eliminación de las células T de la médula ósea con anemia
aplásica mejora la formación de colonias in vitro. Se observa un aumento del número de clones de células T citotóxicas en pacientes con anemia
aplásica, que casi siempre disminuye con el tratamiento inmunosupresor exitoso; participan las citocinas tipo 1, y el interferón γ (IFN­γ) induce la
expresión de Fas en las células CD34, lo que produce la muerte celular apoptósica. No se comprenden bien los fenómenos inmunitarios tempranos en
la anemia aplásica, pero una respuesta oligoclonal de las células T implica un estímulo antigénico. La rareza de la anemia aplásica, a pesar de las
exposiciones frecuentes (fármacos, hepatitis seronegativa), sugiere que las características de la respuesta inmunitaria determinadas por factores
genéticos pueden convertir una respuesta fisiológica normal en un proceso autoinmunitario anormal que incluye polimorfismos en antígenos de
histocompatibilidad, genes de citocinas y genes que regulan la polarización y la función efectora de las células T.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Antecedentes
La anemia aplásica puede aparecer de manera súbita o insidiosa. La hemorragia es el síntoma temprano más frecuente; existen proclividad a la
equimosis días o semanas antes, rezumamiento de las encías, epistaxis, sangrado menstrual abundante y en ocasiones petequias. En la
trombocitopenia es inusual la hemorragia masiva, pero el sangrado leve en el sistema nervioso central pueden provocar hemorragia intracraneal o
retiniana catastrófica. También son frecuentes los síntomas de anemia, entre ellos laxitud, debilidad, disnea y una sensación de golpeteo en los oídos.
La infección es inusual como primera manifestación en la anemia aplásica (a diferencia de la agranulocitosis, en la que la faringitis, la infección
anorrectal o la septicemia franca ocurren pronto). Una característica notoria de la anemia aplásica es la limitación de los síntomas al sistema
hematológico; a menudo, los pacientes no sienten molestia alguna a pesar del descenso drástico de las cifras de la biometría hemática. El malestar
general y la pérdida ponderal deben señalar otras causas de pancitopenia. Con frecuencia se necesita la anamnesis repetida para identificar el uso
previo de fármacos, exposición a químicos y enfermedades virales precedentes. Un antecedente familiar de enfermedades hematológicas o trastornos
sanguíneos; fibrosis pulmonar o hepática, o encanecimiento temprano indica una telomeropatía.
Exploración física
Son típicas las petequias y equimosis y puede haber hemorragias retinianas. Muchas veces pueden posponerse los estudios pélvico y rectal, pero
cuando se realicen exigen mucho cuidado para evitar cualquier traumatismo; a menudo se encuentran hemorragia por el orificio cervical y sangre en
las heces. Es frecuente la palidez de piel y mucosas, salvo en los casos más agudos o en los que ya se realizó una transfusión. Es inusual la infección
como forma de presentación, pero puede ocurrir si el paciente ha mostrado síntomas durante varias semanas. La linfadenopatía y la esplenomegalia
son muy atípicas en la anemia aplásica. Las manchas café con leche y la talla baja sugieren anemia de Fanconi; las uñas peculiares y la leucoplasia
indican disqueratosis congénita; el encanecimiento temprano (¡y el uso de tintes para ocultarlo!) sugieren un defecto de la telomerasa.
ESTUDIOS DE LABORATORIO
Sanguíneas
El frotis muestra eritrocitos grandes y escasez de plaquetas y granulocitos. A menudo aumenta el volumen globular medio (MCV, mean corpuscular
volume). Los reticulocitos están disminuidos o ausentes y la cifra de linfocitos puede ser normal o baja. La presencia de formas mieloides inmaduras
sugiere leucemia o MDS; los eritrocitos nucleados indican fibrosis medular o invasión tumoral; las plaquetas anormales son indicativas de destrucción
periférica o MDS.
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Médula ósea
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La médula ósea casi siempre es fácil de aspirar, pero en el frotis se ve diluida; al extraer la muestra de biopsia adiposa se observa pálida; por otra
Sanguíneas
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El frotis muestra eritrocitos grandes y escasez de plaquetas y granulocitos. A menudo aumenta el volumen globular medio (MCV, mean corpuscular
volume). Los reticulocitos están disminuidos o ausentes y la cifra de linfocitos puede ser normal o baja. La presencia de formas mieloides inmaduras
sugiere leucemia o MDS; los eritrocitos nucleados indican fibrosis medular o invasión tumoral; las plaquetas anormales son indicativas de destrucción
periférica o MDS.
Médula ósea
La médula ósea casi siempre es fácil de aspirar, pero en el frotis se ve diluida; al extraer la muestra de biopsia adiposa se observa pálida; por otra
parte, una “aspiración seca” indica fibrosis o mieloftisis. En la aplasia grave, el frotis de la muestra aspirada muestra sólo eritrocitos, linfocitos
residuales y células estromales; la biopsia (que debe tener >1 cm de longitud) es mejor que la determinación de celularidad y al microscopio muestra
sobre todo grasa y las células hematopoyéticas ocupan <25% del espacio medular; en los casos más graves, la biopsia revela sólo grasa. La correlación
entre la celularidad medular y la gravedad de la enfermedad es imperfecta, en parte porque existe un descenso fisiológico de la cantidad de células en
la médula con el envejecimiento. Además, algunos pacientes con enfermedad moderada, según la biometría hemática, tienen muestras de biopsia de
la cresta iliaca vacías, mientras que en los casos graves puede haber “puntos activos” de hematopoyesis. Si la muestra de la cresta iliaca es
inadecuada, también pueden obtenerse células por aspiración del esternón. Las células hematopoyéticas residuales deben tener morfología normal,
salvo por una ligera eritropoyesis megaloblástica; los megacariocitos siempre están más disminuidos, las más de las veces ausentes. Los granulomas
pueden indicar una causa infecciosa para la falla medular.
Estudios auxiliares
Deben realizarse estudios de rotura cromosómica en sangre periférica con diepoxibutano o mitomicina C en niños y adultos jóvenes para descartar la
anemia de Fanconi. La longitud muy corta de los telómeros (prueba comercial disponible) es muy indicativa de una mutación en la telomerasa o la
shelterina, la cual puede determinarse mediante estudios familiares y secuenciación de nucleótidos. Los análisis cromosómicos de las células
medulares a menudo son reveladores en el MDS y en la anemia aplásica típica deben ser negativos. La citometría de flujo es una prueba diagnóstica
sensitiva para PNH. Las pruebas serológicas pueden mostrar evidencia de infección viral, por ejemplo por los virus de Epstein­Barr o VIH. La anemia
aplásica posterior a hepatitis es seronegativa. El tamaño del bazo debe determinarse mediante tomografía computarizada (CT, computed
tomography) o ecografía, si la exploración física del abdomen es insatisfactoria. En ocasiones, la MRI ayuda a valorar el contenido de grasa en las
vértebras para distinguir la aplasia del MDS.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la anemia aplásica casi siempre es sencillo y se basa en la combinación de pancitopenia y médula ósea adiposa. La anemia aplásica
es una enfermedad de jóvenes y debe ser el principal diagnóstico a considerar en el adolescente o adulto joven con pancitopenia. Cuando ésta es
secundaria, el diagnóstico primario casi siempre es evidente en el interrogatorio o la exploración física: bazo masivo de la cirrosis alcohólica;
antecedente de cáncer metastásico o SLE; tuberculosis miliar en la radiografía torácica (cuadro 130­1).
Puede haber dificultades diagnósticas en las formas atípicas de presentación y entre las enfermedades hematológicas relacionadas. Aunque la
pancitopenia es lo habitual, algunos sujetos con hipocelularidad medular sólo muestran descenso en uno o dos de los tres linajes sanguíneos, con
progresión posterior a la pancitopenia. La morfología de médula ósea en la anemia aplásica constitucional es indistinguible del aspirado en la
enfermedad adquirida. El diagnóstico lo sugieren los antecedentes familiares, biometrías sanguíneas anormales desde la infancia o la presencia de
alteraciones físicas relacionadas. La anemia aplásica puede ser difícil de distinguir de la variedad hipocelular del MDS: los elementos que favorecen el
diagnóstico de MDS incluyen los trastornos morfológicos, en particular de los megacariocitos y las células precursoras mieloides, y las anomalías
citogenéticas típicas (véase más adelante).
PRONÓSTICO
La evolución natural de la anemia aplásica grave es el deterioro rápido y la muerte. Por lo regular, la administración de transfusiones eritrocíticas
primero, y de plaquetas más tarde, junto con antibióticos efectivos, proporcionaba cierto beneficio, pero pocos pacientes tienen recuperación
espontánea. El principal determinante pronóstico es la biometría hemática. La enfermedad grave se define por la presencia de dos de tres parámetros:
recuento absoluto de neutrófilos <500/µL, recuento plaquetario <20 000/µL y recuento corregido de reticulocitos <1% (o cifra absoluta de reticulocitos
<60 000/µL). En la era de los tratamientos inmunosupresores efectivos, las cifras absolutas de reticulocitos (>25 000/µL) y linfocitos (>1 000/µL)
pueden ser mejores factores predictivos de la respuesta terapéutica y del resultado de largo plazo.
TRATAMIENTO: ANEMIA APLÁSICA
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La anemia aplásica adquirida grave puede curarse con el remplazo de las células hematopoyéticas ausentes (y el sistema inmunitario) mediante el
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trasplante
de células
puede aminorarse
la supresión
sistema
inmunitario
para posibilitar la recuperación de la función residual
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medular. Los glucocorticoides carecen de valor como tratamiento primario. Deben eliminarse las exposiciones a fármacos o químicos sospechosos;
sin embargo, la recuperación espontánea del descenso grave de los recuentos celulares es rara y no se recomienda esperar para iniciar el
recuento absoluto de neutrófilos <500/µL, recuento plaquetario <20 000/µL y recuento corregido de reticulocitos <1% (o cifra absoluta de reticulocitos
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<60 000/µL). En la era de los tratamientos inmunosupresores efectivos, las cifras absolutas de reticulocitos (>25 000/µL) y linfocitos (>1 000/µL)
pueden ser mejores factores predictivos de la respuesta terapéutica y del resultado de largo plazo.
TRATAMIENTO: ANEMIA APLÁSICA
La anemia aplásica adquirida grave puede curarse con el remplazo de las células hematopoyéticas ausentes (y el sistema inmunitario) mediante el
trasplante de células madre, o puede aminorarse con la supresión del sistema inmunitario para posibilitar la recuperación de la función residual
medular. Los glucocorticoides carecen de valor como tratamiento primario. Deben eliminarse las exposiciones a fármacos o químicos sospechosos;
sin embargo, la recuperación espontánea del descenso grave de los recuentos celulares es rara y no se recomienda esperar para iniciar el
tratamiento, a menos que el decremento sea menor.
TRASPLANTE DE CÉLULAS MADRE HEMATOPOYÉTICAS
Es el mejor tratamiento para el paciente joven con un hermano donante del todo histocompatible (cap. 139e). Debe solicitarse la tipificación del
antígeno leucocítico humano (HLA, human leucocyte antigen) en cuanto se confirme el diagnóstico de anemia aplásica en un niño o adulto joven. En
los prospectos para trasplante debe evitarse la transfusión sanguínea de familiares para prevenir la sensibilización a los antígenos de
histocompatibilidad, pero es probable que el uso de productos sanguíneos limitados no afecte demasiado el resultado. Con el trasplante alogénico
de hermanos compatibles, las tasas de supervivencia entre los niños se aproximan al 90%. La morbilidad y mortalidad son mayores en los adultos
por el riesgo más alto de GVHD crónica e infecciones graves.
La mayoría de los pacientes carece de un hermano donante adecuado. En ocasiones puede encontrarse a un familiar con compatibilidad fenotípica
absoluta y también es útil. Es mucho mayor la disponibilidad de otros donantes, ya sean voluntarios no relacionados, pero compatibles, o
familiares cercanos, pero sin compatibilidad absoluta. La concordancia de alta resolución con el HLA, los regímenes de acondicionamiento más
efectivos y la profilaxis de la GVHD han mejorado las tasas de supervivencia en pacientes a los que se realiza trasplante de un donante alternativo;
en algunas series los resultados se aproximan a los de hermanos donantes convencionales. Los pacientes tienen riesgo de complicaciones tardías,
en particular una tasa más alta de cáncer si se aplica radiación como parte del acondicionamiento.
INMUNODEPRESIÓN
El régimen estándar de globulina antitimocito (ATG, antithymocyte globulin) combinada con ciclosporina logra la recuperación hematológica
(independencia de transfusión y un recuento leucocítico suficiente para evitar la infección) en 60 a 70% de los pacientes. Los niños tienen una
evolución favorable, pero los adultos sufren a menudo complicaciones por la morbilidad concomitante. Una respuesta hematológica sólida
temprana se relaciona con la supervivencia de largo plazo. Por lo general, la mejoría de la cifra de granulocitos se observa luego de dos meses de
tratamiento. La mayoría de los pacientes recuperados conserva cierta depresión en la biometría hemática, el MCV se mantiene elevado y la
celularidad de la médula ósea se normaliza con mucha lentitud, si acaso. Es frecuente la recaída (pancitopenia recurrente), muchas veces después
de la suspensión de la ciclosporina; casi todos los pacientes responden al reinicio de los inmunosupresores, pero algunos sujetos con respuesta se
vuelven dependientes de la administración continua de ciclosporina. Cerca de 15% de los individuos tratados desarrolla MDS, con anomalías
medulares morfológicas o citogenética típicas y, aunque no siempre, por lo general recurre la pancitopenia y algunos desarrollan leucemia. Por lo
regular puede establecerse el diagnóstico de laboratorio de PNH mediante citometría de flujo al momento de la identificación de la anemia aplásica;
es probable que las personas que se recuperan tengan hemólisis franca si el clon de PNH se expande. Cuando hay un cambio desfavorable en los
recuentos celulares, es preciso realizar estudios de médula ósea.
Se administra ATG equina en infusiones intravenosas durante cuatro días. La ATG se une con las células en sangre periférica; por tanto, es posible
que las cifras de granulocitos disminuyan más durante el tratamiento activo. A menudo se desarrolla enfermedad del suero, un trastorno semejante
a la gripe con una dermatosis característica y artralgia, alrededor de 10 días después de iniciar el tratamiento. Se administra metilprednisolona con
ATG para atenuar las consecuencias inmunitarias de la infusión de proteína heteróloga. La administración excesiva o prolongada de
glucocorticoide se relaciona con necrosis articular avascular. La ciclosporina se administra por vía oral en dosis inicial alta, con ajuste ulterior
acorde con la concentración sanguínea medida cada dos semanas; la concentración debe fluctuar entre 150 y 200 ng/mL. Los efectos colaterales
más importantes son nefrotoxicidad, hipertensión, convulsiones e infecciones oportunistas, en particular Pneumocystis jiroveci (se recomienda el
tratamiento profiláctico con pentamidina inhalada mensual).
La mayoría de los pacientes con anemia aplásica carece de un donante de médula adecuado y el tratamiento de elección es la inmunodepresión. La
supervivencia general es equivalente al trasplante e inmunodepresión. Sin embargo, el trasplante exitoso cura la falla medular, en tanto los
pacientes que recuperan las cifras celulares sanguíneas adecuadas con la inmunodepresión conservan el riesgo de recaída y evolución maligna.
Debido a los excelentes resultados en niños y adultos jóvenes, el trasplante alogénico debe efectuarse si se cuenta con un hermano donante
adecuado. La edad más avanzada y la gravedad de la neutropenia son los principales factores a considerar para decidir entre el trasplante y la
inmunodepresión en adultos con un familiar donante compatible: los pacientes de mayor edad evolucionan mejor con ATG y ciclosporina, en tanto
que es preferible el trasplante si la granulocitopenia es profunda.
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Los resultados después del trasplante y la inmunodepresión han mejorado con el tiempo. Algunos informes señalan que las dosis altas de
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ciclosporina, sin rescate con células madre, producen una recuperación hematológica prolongada, sin recidiva ni evolución a MDS, pero este
tratamiento puede ocasionar neutropenia grave letal sostenida y la respuesta es con frecuencia tardía.
supervivencia general es equivalente al trasplante e inmunodepresión. Sin embargo, el trasplante exitoso cura la falla medular, en tanto los
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pacientes que recuperan las cifras celulares sanguíneas adecuadas con la inmunodepresión conservan el riesgo de recaída y evolución maligna.
Debido a los excelentes resultados en niños y adultos jóvenes, el trasplante alogénico debe efectuarse si se cuenta con un hermano donante
adecuado. La edad más avanzada y la gravedad de la neutropenia son los principales factores a considerar para decidir entre el trasplante y la
inmunodepresión en adultos con un familiar donante compatible: los pacientes de mayor edad evolucionan mejor con ATG y ciclosporina, en tanto
que es preferible el trasplante si la granulocitopenia es profunda.
Los resultados después del trasplante y la inmunodepresión han mejorado con el tiempo. Algunos informes señalan que las dosis altas de
ciclosporina, sin rescate con células madre, producen una recuperación hematológica prolongada, sin recidiva ni evolución a MDS, pero este
tratamiento puede ocasionar neutropenia grave letal sostenida y la respuesta es con frecuencia tardía.
OTROS TRATAMIENTOS
La eficacia de los andrógenos no se ha verificado en estudios controlados, pero algunos pacientes responden e incluso muestran dependencia
hematológica del tratamiento continuo. Las hormonas sexuales incrementan la actividad del gen de la telomerasa in vitro, lo cual quizá sea también
el mecanismo de acción por el que mejoran la función medular. Es adecuada una prueba terapéutica de tres a cuatro meses en pacientes con
enfermedad moderada, sobre todo si hay un defecto telomérico, y para aquellos con pancitopenia grave en los que falla la inmunodepresión.
Los factores de crecimiento hematopoyéticos (HGF, hematopoietic growth factors), como la eritropoyetina y el factor estimulante de colonias de
granulocitos (G­CSF, granulocyte colony­stimulating factor), no son un tratamiento definitivo para la anemia aplásica grave, y ni siquiera es clara su
función como adjunto de la inmunodepresión. En protocolos de investigación, los compuestos miméticos de trombopoyetina han tenido actividad
sorprendente en pacientes con anemia aplásica resistente, con patrones de recuperación celular sanguínea indicativos de que actúan como
estimulantes de células madre.
ATENCIÓN DE APOYO
Es necesaria la atención médica meticulosa para que el paciente sobreviva y se beneficie del tratamiento definitivo, o bien para que en caso de falla
terapéutica pueda mantener una existencia razonable con la pancitopenia. Lo primero y más importante, debe tratarse de manera intensiva la
infección en presencia de neutropenia grave mediante la institución temprana de antibióticos de amplio espectro parenterales, casi siempre
ceftazidima o una combinación de aminoglucósido, cefalosporina y una penicilina semisintética. El tratamiento es empírico y no debe esperar los
resultados del cultivo, aunque es preciso buscar focos infecciosos específicos como abscesos bucofaríngeos o anorrectales, neumonía, sinusitis y
tiflitis (colitis necrosante) mediante la exploración física y estudios radiográficos. Cuando hay catéteres plásticos permanentes contaminados debe
agregarse vancomicina. La fiebre persistente o recurrente implica una enfermedad micótica: son frecuentes Candida y Aspergillus, sobre todo
después de varios cursos de antibacterianos. Una explicación sustancial para el mejor pronóstico en la anemia aplásica es el desarrollo de mejores
antimicóticos cuando se sospecha alguna infección. Las transfusiones de granulocitos con sangre periférica movilizada con G­CSF pueden ser
efectivas como tratamiento de las infecciones abrumadoras o resistentes. El lavado manual, el mejor método individual para prevenir la
diseminación de infecciones, todavía es una práctica negligente. Los antibióticos no absorbibles para descontaminación intestinal son poco
tolerables y carecen de valor comprobado. El aislamiento inverso total no reduce la mortalidad por infecciones.
La transfusión puede mantener las cifras de plaquetas y eritrocitos. La aloinmunización siempre había limitado la utilidad de las transfusiones
plaquetarias y ahora se ha reducido al mínimo con varias medidas, como el uso de un solo donante para atenuar la exposición y métodos físicos o
químicos para disminuir los leucocitos en el producto; las plaquetas con HLA compatible son a menudo efectivas en pacientes resistentes a los
productos de donantes aleatorios. No se ha demostrado que los inhibidores de la fibrinólisis, como el ácido aminocaproico, reduzcan el
rezumamiento mucoso; el uso de dosis bajas de glucocorticoides para inducir la “estabilidad vascular” no está comprobado y no se recomienda.
Aún no queda claro si es mejor usar las transfusiones plaquetarias en forma profiláctica o sólo cuando sean necesarias. Cualquier régimen
profiláctico racional requiere transfusiones una o dos veces por semana para mantener un recuento plaquetario >10 000/µL (el rezumamiento
intestinal aumenta de manera súbita con cifras <5 000/µL). La menstruación debe suprimirse con estrógenos orales o antagonistas de la hormona
estimulante del folículo/hormona luteinizante (FSH/LH) por vía nasal. El ácido acetilsalicílico y otros antiinflamatorios no esteroideos inhiben la
función plaquetaria y deben evitarse.
Deben transfundirse eritrocitos para mantener un grado de actividad normal, casi siempre con un valor de hemoglobina de 70 g/L (90 g/L si hay
enfermedad cardiaca o pulmonar subyacente); un régimen de dos unidades cada dos semanas repone las pérdidas normales en un paciente sin
médula ósea funcional. En la anemia crónica deben agregarse los compuestos quelantes del hierro deferoxamina y deferasirox después de unas 50
transfusiones para evitar la hemocromatosis secundaria.
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