Subido por Huitrón Cerón Alan Daniel

08ENTRE ARTE Y CIENCIA

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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL
ESCUELA SUPERIOR DE INGENIERÍA Y ARQUITECTURA
Unidad Tecamachalco
Academia:
CIENCIAS DE LA TIERRA
Asignatura:
MECÁNICA DE SUELOS
Tema:
RESÚMEN “ENTRE EL ARTE Y LA CIENCIA, VAIVENES DE LA
ARQUITECTURA”
Nombre:
Grupo:
Boleta:
HUITRÓN CERÓN ALAN DANIEL
1AV32
2019380859
Profesor:
ING. ARQ. JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ LÓPEZ
En la antigüedad, con el nombre de arquitecto o jefe de constructores, según la
terminología griega, se 'designaba al especialista dedicado a la construcción en muy
variados campos, pues lo mismo sabían edificar que construir barcos, conducir
aguas o diseñar armas, aparatos y artilugios para la defensa y ataque de las
ciudades.
Vitruvio, en el siglo I de nuestra era, describe las labores del arquitecto:
“Las partes de la arquitectura son tres: Construcción, Genómica y Mecánica. A su
vez, la Construcción se divide en dos: una tiene por objeto la edificación de murallas
y edificios públicos; la otra, la de las casas particulares. En las obras públicas hay
que atender a tres finalidades: a la defensa, a la religión y a la comodidad del pueblo.
Las obras hechas para la defensa y seguridad de las ciudades, como son las
murallas, las torres y las puertas, han de ser pensadas de manera que resulten a
propósito para resistir los asaltos de los enemigos. Se refiere a la religión los templos
y toda clase de edificios sagrados en honor de los dioses inmortales. A la comodidad
del pueblo se atiende en la disposici6n de todos aquellos lugares que han de servir
para usos públicos, los cuáles son los puertos, las plazas, los pórticos, los baños,
los teatros, los paseos y otros lugares semejantes que por los mismos motivos se
destinan a parajes públicos; Agregando a continuación su famosa frase: se busca
en todos solidez, utilidad y belleza”. (De Architectura, Marco Vitruvio)
Mientras que Alberti, en el siglo XV describe así las responsabilidades del
arquitecto:
Pero al arquitecto hemos de agradecerle, además de que nos procure un reparo
confortable y acogedor contra los ardores del sol y los rigores invernales (...) sobre
todo sus innumerables hallazgos, que resultan de una indudable utilidad...
Puede verse en esta descripción que el enorme campo de actividades se mantenía
todavía en pleno Renacimiento. En términos actuales podríamos decir que el
arquitecto realizaba las labores de los ingenieros constructores, estructuritas,
hidráulicos, sanitarios, topógrafos, mecánicos y militares, hacia el trabajo del
urbanista y era además escultor, pintor y quizá diseñador industrial.
El campo profesional era enorme, por lo que es posible que desde mucho tiempo
atrás se hubiesen desarrollado especialidades en una u otra área, aunque sin
padecer los conflictos tanto laborales como conceptuales que se iniciaron hasta el
momento en que se reconocieron oficialmente algunas especialidades. Podemos
ubicar ese momento a partir de la creación de las primeras escuelas destinadas a
instruir a profesionales en una parte o aspecto del campo arquitectónico: nos
referimos a la Escuela de Puentes y Caminos, fundada en París en 1747, Y a la de
Ingenieros Militares establecida en Mezieres el siguiente año. Ambas escuelas
avalaban oficialmente las nuevas especialidades que, como decíamos,
seguramente ya existían de hecho en la división social del trabajo.
Las consecuencias de este desprendimiento fueron enormes y de gran
trascendencia para el campo de la arquitectura, tanto que aún hoy, a más de dos
siglos de distancia, persisten sus efectos, aunque con las variantes que impone el
tiempo transcurrido. Lo que nos interesa destacar es que a partir de tal suceso
cambió tanto la idea de la actividad del arquitecto como de la edificación
arquitectónica.
Por lo pronto, ésta separación propició el desarrollo científico del aspecto estructural
y constructivo de la edificación llevado a cabo por los arquitectos especializados
que ahora recibían el nombre de ingenieros civiles, quienes se abocaron al estudio
de la resistencia de los materiales de construcción sometidos a esfuerzos
controlados con el fin de determinar su capacidad de carga para obtener en forma
más precisa y objetiva las dimensiones requeridas; el resultado de estos estudios
fue la demostración de que las dimensiones apegadas a los principios de la
proporción estética estaban sobradas, es decir, que el concepto de los órdenes
arquitectónicos clásicos o más ampliamente, del estilo, los cuales imponían para su
ejecución una serie de reglas inamovibles respecto a la proporción del todo con las
partes, no obedecía a los principios técnicos de la construcción. El análisis del
funcionamiento de la estructura, al que se oponían los arquitectos de la vieja escuela
aduciendo la imposibilidad de conjugarla con la belleza, fundada precisamente en
la proporción, los llevó a enfrentar a los ingenieros afirmando que: "La habilidad de
los matemáticos en mecánica y estática no es suficiente... sin conocimiento de la
euritmia (armonía) siempre producirán composiciones arquitectónicas de miserable
calidad"'.
En contrapartida, los ingenieros manifestaron su inclinación a la ciencia, y a través
de ella, a las técnicas de la edificación. De esa manera se generó una antinomia:
por un lado, los arquitectos, creadores de arte, cuya cualidad profesional radicaba
en la capacidad innata del artista y en la intuición como forma de conocimiento y
percepción de la solución a los problemas del arte; en otro lado, los ingenieros,
quienes fundaban su profesionalismo en el conocimiento científico y en la razón,
originándose la separación en campos opuestos del arte y de la técnica, y de la
intuición y la razón. Cada uno de los grupos protagonistas sustentaba un concepto
diferente respecto de la arquitectura: por un lado, la idea de la arquitectura como
arte y por ello considerada como una obra principalmente bella, y por otro, el
concepto de arquitectura como edificación técnica y racional, es decir: como obra
correctamente construida.
En esa época, los arquitectos estaban en gran desventaja en términos de ingenieros
y las limitaciones de su conocimiento de aprendizaje, porque en la academia de arte
que enseñaba arquitectura, no había suficiente conocimiento sobre arquitectura.
Centraron toda su energía en obtener una beca para estudiar en la Academia
Francesa de Arte. Gracias a estos premios, es posible plantear un concepto de “plan
arquitectónico” que ha cumplido una serie de requisitos, sin embargo, a diferencia
del concepto actual, no se elaboran según las necesidades reales. Buscando algo
grandioso.
Al considerar la arquitectura como arte, es necesario introducirla en el concepto
establecido de arte. Esta es una obra sin practicidad. Sin embargo, como la
arquitectura no es solo una obra de arte, sino también una residencia de seres
humanos está atrapada la contradicción. Es decir, tiene utilidades.
El concepto de arquitectura se encuentra en un estado de confrontación entre dos
percepciones, una que imagina el comportamiento de un arquitecto como algo
constreñido solo por sus propias condiciones, que considera la arquitectura como
arte, por otro lado, se considera como una unión. Desde la perspectiva de la cultura
y la naturaleza, se convertirá en un edificio que combina tecnología y arte. Este es
un conflicto constante entre la razón y la intuición.
Como se mencionó anteriormente, al enfrentarse a ingenieros militares y civiles, los
arquitectos se encuentran en gran desventaja, debido a que estos últimos han
recibido una formación académica en los conceptos básicos de la edificación, es
decir, aunque no dominan las disciplinas como arquitectos, Han aplicado el
conocimiento de modelos arquitectónicos antiguos, que se convertirán en el campo
de investigación de los arquitectos en ese momento. La invasión del ingeniero al
campo de los arquitectos lo llevó a tratar de definir la estética como el aspecto
principal del edificio, pero los arquitectos se mostraron reacios a considerar la
importancia de la vida y el espacio interior como un aspecto del edificio porque los
ingenieros invadieron el campo profesional de los arquitectos.
Dando un vistazo al pasado es como podemos darnos cuenta de que la arquitectura
se beneficiará enormemente de la ingeniería. Si la arquitectura no se enseña en las
escuelas de ingeniería, pero los planes de ingeniería se implementan en las
escuelas de arquitectura, el progreso de la última rama será mejor. Pero esta
historia no será beneficiosa para el proyecto en sí, porque forma parte del campo
de investigación basado en investigaciones pasadas como referencia, por lo que su
avance será muy complicado. La independencia del ingeniero le permite superar al
arquitecto, porque este último no limita su campo de trabajo, por lo que la ingeniería
tiene una influencia creciente en su campo.
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