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La-fiesta-mágica-y-realista-de-la-Resiliencia

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Jorge Barudy
Maryorie Dantagnan
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La fiesta mágica y realista
de la resiliencia infantil
Manual y técnicas terapéuticas para apoyar y
promover la resiliencia de los niños, niñas y adolescentes
Colección
Psicología / Resiliencia
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Otros títulos sobre
RESILIENCIA
JORGE BARUDY
MARYORIE DANTAGNAN
Los desafíos invisibles de ser madre o padre
Manual de evaluación de las competencias
y la resiliencia parental
JORGE BARUDY
MARYORIE DANTAGNAN
Los buenos tratos a la infancia
Parentalidad, apego y resiliencia
MICHEL MANCIAUX
(comp.)
La resiliencia: resistir y rehacerse
BORIS CYRULNIK
STEFAN VANISTENDAEL
Y JACQUES LECOMTE
TIM GUÉNARD
El encantamiento del mundo
La felicidad es posible
Despertar en niños maltratados la
confianza en sí mismos: Construir la
resiliencia
Más fuerte que el odio
Cómo escapar de un destino fatal y
convertirse en un hombre feliz a pesar de la
desgracia
BORIS CYRULNIK
Los patitos feos
La resiliencia: una infancia infeliz no
determina la vida
BORIS CYRULNIK
El murmullo de los fantasmas
Volver a la vida después de un trauma
B. CYRULNIK,
S. TOMKIEWICZ
Y OTROS
BORIS CYRULNIK
El realismo de la esperanza
Testimonios de experiencias profesionales
en torno a la resiliencia
Bajo el signo del vínculo
4
BORIS CYRULNIK
El amor que nos cura
5
La fiesta mágica
y realista de la
resiliencia infantil
Manual y técnicas terapéuticas para apoyar y promover la
resiliencia de los niños, niñas y adolescentes
Jorge Barudy
Maryorie Dantagnan
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© Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, 2011
Diseño de cubierta: Marco Sandoval
Primera edición: febrero de 2011, Barcelona
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
© by Editorial Gedisa S. A.
Avenida del Tibidabo, 12, 3°
Tel. 34 93 253 09 04
Fax 34 93 253 09 05
08022 - Barcelona, España
[email protected]
www.gedisa.com
ISBN 978-84-9784-613-4
eISBN 978-84-1734-118-3
Depósito legal: B. 23.431-2013
Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio de impresión, en forma idéntica,
extractada o modificada en castellano o en cualquier otro idioma.
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A todos los adultos que, por su amor a la infancia,
su compromiso y su coraje, han sido y son tutoras y tutores
de resiliencia de niños, niñas y adolescentes.
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Índice
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
EL PROGRAMA PARA APOYAR Y FACILITAR LA RESILIENCIA INFANTIL
UNIDAD 1
Sentimientos: expresión y modulación
1. Los palitos chinos
2. Mi mapa de emociones
3. Tarjetas de emociones
4. Cine Foro
5. Collage
6. La tarta de sentimientos (grupo B)
7. La olla a presión
8. El termómetro emocional
9. Las reglas de la rabia
10. Rabia destructiva/rabia constructiva
UNIDAD 2
Identidad
1. Pasando la pelota
2. Simón dice
3. Yo soy
4. Mi biografía
5. Mi cuerpo
6. Mi nombre
7. Mi mundo
8. Mi libro (Grupo B)
9. Yo creo que... (Grupo B)
10. Diario mural
UNIDAD 3
Autoestima
9
1.
2.
3.
4.
5.
Celebración
Rey o reina por un día (grupo A)
La fiesta de los globos
Buenas cosas mías
Sopa de letras
UNIDAD 4
Destrezas comunicativas
1. Cuento, cuento
2. Clips en la ropa
3. Construyendo una escultura (Grupo B)
4. Cómic loco
5. Tarjetas sorpresa
UNIDAD 5
Trabajo en equipo
1. Construir un país
2. Burbujas de jabón
3. Torre de pajitas (Grupo B)
4. Las pisadas
5. Esculturas respetadas
BIBLIOGRAFÍA
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Presentación
Pon tu experiencia y tu empeño en salir adelante junto a las nuestras y juntos
construiremos una nueva realidad llena de esperanza para los niños y niñas
que sufren por las incompetencias y la torpeza del mundo adulto…
El manual que tenéis en vuestras manos es una invitación a participar de la fiesta mágica
y realista de la resiliencia infantil.
En él hemos depositado una serie de ideas aprendidas para organizar y animar talleres
grupales con niñas, niños y adolescentes, para ayudarles a movilizar o desarrollar sus
potencialidades personales y sociales a fin de hacer frente a los desafíos de lo que
significa vivir y crecer en contextos de injusticia social, violencia y maltrato generados
por las personas adultas.
Este manual contiene una serie de propuestas de actividades y técnicas para ayudar a
monitores y monitoras, profesionales y no profesionales, a animar diferentes sesiones
orientadas a fortalecer diversas capacidades que forman parte de lo que actualmente se
conoce como resiliencia infantil. En otras palabras, es un instrumento para apoyar y
promover la capacidad de los niños y niñas para superar, gracias al amor y la solidaridad
de los tutores y tutoras de resiliencia, las adversidades de la vida e incluso resurgir
fortalecidos de ellas.
Gracias por estar dispuestos a asumir el difícil pero estimulante desafío de ser tutores
o tutoras de resiliencia. Esperamos que este manual sea de vuestra utilidad.
Con afecto solidario,
Jorge Barudy
Maryorie Dantagnan
«La resiliencia empieza a remendar el Yo desgarrado de los diferentes
miembros de la familia cuando el altruismo comienza a renacer entre otros por
el importante rol de las mujeres en los cuidados proporcionados a los niños y
niñas, y también a la solidaridad afectiva y la ayuda mutua. Este altruismo
permite la emergencia de los afectos y de la empatía como algunos de los
mecanismos de defensa constructivos más eficaces. Los accidentes y los
experimentos etológicos han demostrado ampliamente la importancia de la
afectividad en todos los desarrollos, ya sean biológicos, cognitivos,
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comportamentales, afectivos e incluso intelectuales. Sin afecto, todo se
detiene.»
Boris Cyrulnik, en el prólogo del libro Hijas e hijos de madres resilientes de Jorge
Barudy y Anne-Pascale Marquebreucq, 2007.
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Introducción
De todas las especies, los bebés humanos son los que nacen más inmaduros y necesitan
que los adultos, en especial sus madres y sus padres, se ocupen de ellos durante largos
periodos. Si estos no tienen las capacidades necesarias, solo el cuidado de otros animales
de la manada, de la tribu o de la comunidad humana puede evitar el deterioro del bebé o
incluso su muerte.
Esta inmadurez determina la extrema dependencia de los bebés de la calidad, cantidad
y permanencia de los cuidados y protección de los adultos, en particular de sus
progenitores. Estos cuidados son totalmente necesarios para sobrevivir, crecer y
desarrollarse. Desde esta perspectiva, los bebés necesitan que por lo menos un adulto,
generalmente su madre, posea las competencias para cuidarle, estimularle, protegerle y
educarle, con el fin de garantizar su desarrollo como niño o niña sano.
Un recién nacido tiene, hasta las primeras semanas de vida, capacidades muy
limitadas. Puede, por ejemplo, comunicar a través del llanto sus estados internos y sus
necesidades, mamar del pecho de su madre o de un biberón y responder a algunos
estímulos del entorno. Si este recién nacido es bien cuidado y estimulado, a los tres, seis
primeros meses o un año habrá experimentado una transformación espectacular. De ser
un bebé casi inactivo habrá pasado a ser una personita que puede comunicarse
activamente, explorar con curiosidad su entorno y desplazarse a medida que pasan los
meses, ganando progresivamente más autonomía. Este proceso alcanza su apogeo
cuando, aproximadamente a los 18 meses de vida, el bebé comienza a expresar su
mundo interno y lo que observa utilizando las palabras. A través de estas palabras, el
niño o niña entrará en este maravilloso, pero complejo, mundo de las representaciones:
de sí mismo, de sus experiencias y de la realidad que le rodea. Esta posibilidad emerge
gracias a los estímulos del entorno, especialmente el de los padres, si tienen la
competencia necesaria para reconocer a sus hijos como sujetos de comunicación y
hablan con ellos regularmente.
Los niños y las niñas queridos y bien tratados desarrollarán una vivencia de sí mismos
o autoestima positiva y segura, lo que explica su felicidad y su interés por el mundo que
les rodea, que poco a poco van comprendiendo e integrando. Esto irá acompañado de
una representación de sí mismos coherente con sus emociones y sentimientos, a la que
poco a poco se van agregando características que corresponden a atributos físicos,
formas de ser y tendencias de comportamiento y relación con los demás. Una autoestima
segura y confiada, una identidad sana y congruente acompañada de una capacidad para
modular emociones, comportamientos y creencias en función del respeto a uno mismo y
a los demás son la base del bienestar y la salud mental infantil. Un niño o niña nace como
un proyecto que se concreta poco a poco, siempre que el entorno humano en el que le ha
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tocado nacer pueda asegurarle, ya desde su gestación en el útero materno, los cuidados,
la estimulación, la protección y la educación, es decir, los buenos tratos indispensables
para garantizar su desarrollo. De este entorno humano, la madre y el padre serán las
figuras centrales siempre y cuando hayan conocido contextos sociales y familiares
favorables y hayan podido desarrollar en sus propios procesos históricos los recursos
personales y las competencias necesarios para ejercer la función parental.
Una parentalidad competente y los buenos tratos infantiles que resultan de ella
constituyen los cimientos de la resiliencia infantil primaria, es decir, la capacidad que
presentan los niños y niñas bien tratados para enfrentarse a los desafíos de ser niños en
un mundo organizado y dominado por los intereses de los adultos, venciendo los
obstáculos que se cruzan en su camino. El aporte de las madres y padres o de sus
sustitutos es fundamental, pero no debería ser el único; al contrario, debería formar parte
de los esfuerzos y recursos coordinados que una comunidad pone al servicio del
desarrollo integral de todos sus niños y niñas.
Los buenos tratos a los niños y niñas no sólo corresponden a lo que las madres y
padres son capaces de ofrecer; son también consecuencia de los recursos económicos y
de los servicios que la sociedad pone a disposición de las familias y de la infancia. Cada
sociedad debería, a través del Estado, aportar todos los recursos financieros esenciales
para garantizar la satisfacción de las necesidades y el respeto de los derechos de todos los
niños y niñas. Desgraciadamente, a la hora de establecer las políticas públicas y la
distribución de los presupuestos, la infancia y su desarrollo sano no son, ni han sido
nunca, una prioridad en ningún país del mundo. Al contrario, tanto en los países ricos
como en los llamados emergentes y en los países pobres siguen existiendo contextos,
instituciones y creencias que, lejos de facilitar los buenos tratos a los niños y niñas,
facilitan la violencia y los malos tratos.
En este sentido, es profundamente injusto atribuir a la familia o a los padres toda la
responsabilidad del sufrimiento de sus hijos e hijas como resultado de los malos tratos,
que a menudo se expresan a través de problemas de conducta, de aprendizaje, retrasos
del desarrollo u otros problemas de salud mental. Es razonable reconocer que existen
factores culturales, sociales y económicos en nuestra sociedad que fomentan, fortalecen
y mantienen situaciones y contextos perjudiciales para el desarrollo y el bienestar infantil.
El modelo económico neoliberal dominante no ha resuelto –más bien, al contrario, ha
agravado– la violencia estructural provocada por la existencia de profundas desigualdades
sociales, en un mismo país y entre los países ricos y pobres. Estas desigualdades crean
una acumulación de factores de estrés como consecuencia de la pobreza y la
marginalidad, que excluyen a un número significativo de familias de los beneficios y
recursos materiales necesarios para garantizar los cuidados y la educación de sus hijos e
hijas. Son demasiadas las familias cuyas madres y padres no cuentan con las condiciones
sociales y económicas mínimas para poder ejercer de manera sana y adecuada su papel
de madre o padre.
Lo que diferencia a un niño feliz, mentalmente sano, sin problemas de conducta,
altruista y constructivo, de otro que es todo lo contrario, es que probablemente el
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primero creció en un ambiente donde los adultos le cuidaron y educaron suficientemente,
es decir, le trataron bien; en cambio, el segundo probablemente creció en un contexto
relacional caracterizado, de modo total o parcial, por experiencias de malos tratos. En ese
sentido, existen pruebas científicas irrefutables sobre el carácter nocivo de los contextos
familiares, institucionales y sociales productores de malos tratos infantiles, en el
desarrollo de la personalidad de un niño o niña (Barudy J., 1998, 2001; Barudy J.,
Dantagnan M., 2005; Van der Kolk, B. A., 1996; Garbarino J. y col., 1986; Van
Ijzendoorn, M., Barkersmans-Kranenburg, 2003). La forma de ser de los niños y sus
capacidades afectivas, cognitivas y sociales dependen en gran parte de los contextos en
los que les ha tocado vivir y crecer.
Cualquier persona puede comprobar por sí misma esta realidad; solo tiene que
interesarse por relacionar las características de un niño o niña con las características de
su entorno familiar y social. Los niños y niñas maltratados que atendemos en nuestros
programas son víctimas de la profunda injusticia de haber nacido de madres y padres que
no tuvieron la oportunidad de aprender el «oficio» de madre o padre, porque ellos
mismos fueron hijos o hijas de otros padres que tampoco tuvieron la oportunidad de
aprenderlo. Tanto la primera como la segunda generación tienen en común el haber
crecido en familias deficientes en ese sentido, pero además tanto padres como abuelos
fueron víctimas de injusticia social. Nacieron, crecieron y se hicieron adultos en una
comunidad o sociedad que no hizo nada, o muy poco, para apoyarles como padres para
que aprendieran a tratar bien a sus hijos, ni para proteger a los hijos a fin de evitar que se
dañaran como personas y tuvieran la oportunidad de aprender a ser padres adecuados en
otros ámbitos familiares.
Muchos de estos niños y niñas conocieron experiencias intra y extrafamiliares que
contribuyeron al desarrollo de sus resiliencias, lo que explica que no repitieran los mismos
modelos con sus hijos e hijas y pudieran desarrollar conductas y formas de ser positivas,
pero la resiliencia no puede eliminar totalmente el daño traumático resultado de los malos
tratos que conocieron.
Las investigaciones sobre resiliencia humana han orientado en gran medida nuestra
labor clínica e investigadora. Esta labor se ha centrado en conocer lo que le ocurre al
niño y a la niña como persona, en un entorno familiar y social desfavorable, dirigiendo
nuestras observaciones no solo a detectar su sufrimiento y daño, sino también a
comprender los procesos naturales que han facilitado la transformación de sus
debilidades en fortalezas y recursos de supervivencia para desarrollar un proyecto de vida
constructivo.
Para apoyar y promover estos recursos naturales hemos diseñado este manual, que
pretende ser una contribución para todos aquellos adultos, hombres y mujeres,
profesionales y no profesionales, que tienen la determinación de apoyar y promover las
capacidades resilientes de niños y niñas. Este manual es una forma concreta de
transformar una teoría en solidaridad, para que todos los niños y niñas, sobre todo los
afectados por la pobreza, la violencia y los malos tratos, tengan la oportunidad de
conocer el valor terapéutico del amor y de la toma de conciencia de su realidad social y
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familiar, así como los aportes terapéuticos del apoyo social, la creatividad y el humor.
LA RESILIENCIA INFANTIL: UNA CONSECUENCIA DE LOS BUENOS
TRATOS A LOS NIÑOS Y NIÑAS Y A LOS ADOLESCENTES, ASÍ
COMO DEL VALOR TERAPÉUTICO DE LA SOLIDARIDAD Y DEL
AMOR
Diferentes experiencias e investigaciones han mostrado que algunos niños, niñas y
adolescentes resisten mejor que otros los avatares de la vida, la adversidad, la
enfermedad e incluso contextos tan dañinos como la pobreza o los malos tratos. Este
fenómeno es lo que actualmente se conoce como resiliencia, es decir, «la capacidad de
una persona o grupo para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro, a
pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de
traumas a veces graves» (Manciaux, M., Vanistendael, S., Lecomte, J. y Cyrulnik, B.,
2003). El desarrollo de esta capacidad está estrechamente ligado a factores que tienen
que ver con la interacción del niño o niña con personas significativas de su entorno. «La
resiliencia es el resultado de un proceso complejo, el efecto de una interacción entre la
persona y su entorno, en particular su entorno humano. Lo fundamental de esta
interacción es la capacidad de estar con el otro o la otra.» (Cyrulnik, B., 1988).
El paradigma de la resiliencia humana, tal y como lo entendemos hoy en día, aparece
en la década de los ochenta. Surge como un intento de comprender las causas de las
diferentes evoluciones que pueden experimentar las personas confrontadas con
dificultades, adversidades, pérdidas y traumas.
En este sentido, el aporte del estudio longitudinal elaborado y publicado por E. E.
Werner (1989) fue fundamental. Aunque su finalidad no era estudiar este fenómeno, las
observaciones de esta investigadora y de su equipo jugaron un papel fundamental en lo
que más tarde se llamaría resiliencia. Esta psicóloga norteamericana observó de manera
continuada a un grupo de 698 niños y niñas nacidos en 1955 en la isla de Kanai,
perteneciente al archipiélago de Hawai. Tomando como referencia una serie de
indicadores, como la presentación de un alto riesgo de trastornos conductuales, de 201
niños examinados a la edad de dos años, 72 evolucionaban favorablemente sin
intervención terapéutica y se hicieron jóvenes adultos competentes y bien integrados. La
autora afirma que lograron «sobreponerse» a una infancia difícil y, aunque eran
vulnerables, fueron en la práctica invencibles o, al menos, invictos en su recorrido vital.
Además, dos tercios de las personas que podrían considerarse como no resilientes en la
adolescencia llegaron a serlo en la edad adulta, por lo que al final hubo casi un 80% de
evoluciones positivas en total. Estas observaciones jugaron un rol importantísimo en el
surgimiento de la realidad clínica de la resiliencia y la llevaron a convertirse en el objeto
de investigación que es en la actualidad.
Por otra parte, a quienes hemos optado por consagrar nuestra vida personal y
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profesional a contribuir al bienestar infantil nos retribuyen ya con creces las
observaciones cotidianas con respecto a las competencias de los niños y de las niñas. Los
estudios que han puesto de manifiesto las competencias tempranas, ya presentes en la
vida intrauterina, nos sirven de marco de referencia para nuestras observaciones
(Brazelton, T. B. y Cramer, B., 1993; Stern, D., 1991, 1997; Cyrulnik, B., 1991, 1994).
No podemos dejar de sentir admiración por este constante proceso creativo de los
niños con el fin de hacer frente a los desafíos del desarrollo y a las dificultades de sus
entornos de vida. Pero hay que recordar que muchas de las capacidades de los niños y
niñas son capacidades potenciales; para desarrollarse deben ir acompañadas, no solo de
los nutrientes necesarios, sino también del reconocimiento y estímulo de las interacciones
permanentes con la madre, el padre y los miembros de su entorno familiar y social.
Existe una metáfora que circula por Internet y que Ana Forés y Jordi Gravé, dos
pedagogos catalanes, mencionan en su libro La resiliencia. Crecer desde la adversidad
y que es muy ilustrativa para comprender qué es la resiliencia:
«Una hija estaba muy molesta porque parecía que, cuando un contratiempo se le solucionaba, aparecía
un problema nuevo aún más complicado. Habló de ello con su padre, que era jefe de cocina. La miró y,
sonriente, cogió tres ollas. En un puchero puso unos huevos; en otro, unas zanahorias, y en una tercera
ollita, café. La joven se quedó pasmada pensando que su padre no la escuchaba, como ya era habitual,
porque en lugar de proporcionarle una respuesta se ponía a cocinar. Después de veinte minutos de
cocción, el padre le preguntó a la hija. «¿Qué ves?» La chica quedó atónita. «¡¿Qué quieres que vea?!
¡Como no me haces ningún caso mientras cueces huevos y unas zanahorias y haces café…!», respondió,
medio enfadada. El padre, imperturbable, la invitó a palpar los tres ingredientes. La joven, azorada, le
preguntó qué quería decir. Él le respondió: «Los huevos eran frágiles antes de la cocción, y ante la
adversidad (el calentamiento con el fuego) se han vuelto duros; las zanahorias, en cambio, eran duras
y con el fuego se han vuelto blandas; en cambio, el café, cuando se ha calentado ha sido incluso capaz
de poder transformar su contexto: el café ha transformado el agua. ¿Qué deseas ser tú, hija mía, ante
las adversidades? Ojalá seas como el café y, cuando aparezcan los problemas o las adversidades, seas
capaz de ser fuerte sin dejarte vencer ni aislarte, salir airosa e, incluso, mejorar tú misma logrando
cambiar tu entorno».
Estos autores ofrecen además su lectura personal del fenómeno de la resiliencia
cuando escriben que esta es «una metáfora sobre las posibilidades de reconstrucción
humana que apuesta por suministrar un manto de caricias proveniente del contexto
social a la persona herida, con el objetivo de permitirle desarrollar aquellas
capacidades y habilidades que le pueden catapultar hacia su transformación». (Flores,
A., Grané, J., 2008).
En el caso de los niños y niñas, la resiliencia tiene que ver sobre todo con los vínculos
afectivos que los adultos son capaces de ofrecerles, en primer lugar, a través del proceso
de apego. En este sentido, es importante considerar el origen de esta capacidad desde una
perspectiva dinámica e interactiva. La resiliencia no es un atributo individual innato e
independiente del entorno, sino que emerge de la relación del niño o niña con su entorno
fundamental: el humano. A lo largo de toda su vida, esta capacidad seguirá estando
influenciada por las condiciones de ese entorno, al tiempo que, gracias a ella, los niños y
niñas podrán ejercer una influencia positiva sobre los miembros de su entorno, en
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especial sus pares. Aunque el concepto de la resiliencia da cuenta de capacidades que son
el resultado de la interacción social, no niega ni excluye que una parte pueda depender de
aspectos constitutivos de los niños. Pero aun así, si bien es cierto que los factores innatos
determinan la estructura individual y sus límites, no es menos cierto que estos están
ampliamente influenciados por el entorno, hasta el punto de que la organización cerebral
de un niño o niña depende de la existencia de cuidados y estimulación por parte de los
adultos significativos, en especial de sus padres (Barudy, J. y Dantagnan, M., 2009).
La resiliencia evoca el fenómeno natural extraordinario y maravilloso del desierto de
Atacama, en Chile, uno de los más secos y áridos del mundo. En Atacama basta con que
caigan apenas unas gotas de lluvia para que el desierto se cubra de flores. Es decir, aun
en condiciones desfavorables, basta un poco de agua y humedad para que un desierto se
transforme en un florido vergel.
Sin embargo, a diferencia de este fenómeno, la resiliencia humana es más bien un
proceso, no una respuesta inmediata a la adversidad. El tiempo juega un papel importante
para aliviar los dolores y sufrimientos y cicatrizar las heridas. Y, sobre todo, la resiliencia
no es un atributo personal, sino el resultado de la interacción dinámica entre el niño o
niña y su matriz social.
Las fuentes de la resiliencia infantil.
Utilizando un modelo ecosistémico, las fuentes de la resiliencia infantil provienen:
a) Del nivel macrosistémico: entorno social y cultura
b) De la organización y funcionamiento familiar o nivel microsistémico
c) De la personalidad, resultado de la articulación entre la estructura personal y las
relaciones interpersonales significativas.
1. Las fuentes macrosistémicas de la resiliencia infantil: distintos autores señalan el
papel clave de un ambiente social y cultural adverso para la salud y el desarrollo
infantil. En este sentido se señala, por una parte, el papel nocivo de los entornos
sociales con muchas carencias, resultado de la pobreza y la exclusión social, y el de
los contextos de estrés, resultado de la violencia estructural y/o organizada, así como
de la violencia institucional y social. Por otra parte, se insiste también en que los
entornos humanos organizados en función de la búsqueda y acumulación de riquezas
y bienes materiales presentan el riesgo de transformar las relaciones familiares y
sociales en meros formalismos, que privan a los niños de la afectividad y el apoyo
social que necesitan para crecer de manera sana. Los entornos sociales justos, no
violentos y respetuosos con los derechos de los niños y niñas pueden facilitar la
resiliencia de estos, que luego serán padres y madres resilientes o promotores de
resiliencia para sus propios hijos. Para lograr estos entornos es prioritario que una
distribución justa de los bienes y de la riqueza permita que todos los miembros de la
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familia dispongan de trabajo digno, vivienda, atención sanitaria y apoyo social. En el
caso de los hijos e hijas se puede agregar el papel facilitador de una buena escuela y
de un entorno comunitario afectuoso y favorecedor.
2. Las fuentes microsistémicas o familiares de la resiliencia infantil: en lo que se
refiere al funcionamiento familiar, como fuente de resiliencia, casi todas las
investigaciones coinciden en afirmar que un ambiente familiar afectuoso, estable y
con reglas y límites adecuados y claros, resultado de la acción de adultos
competentes y muchas veces resilientes, permite y facilita que los niños y niñas, al
recibir buenos tratos de una forma natural y permanente, desarrollen esta capacidad
(Cyrulnik, B., 2001; Barudy, J. y Dantagnan, M., 2005). Los factores que hemos
logrado identificar en nuestra práctica con familias y que facilitan el desarrollo de la
resiliencia infantil de los hijos e hijas están relacionados con la existencia en las
madres y padres de capacidades como ofrecer un apego suficientemente seguro a sus
hijos e hijas, capacidades empáticas, modelos de crianza adecuados y participación
de los padres en redes sociales que les brinden información adecuada y apoyo social
(Barudy, J. y Dantagnan, M., 2009). En el ámbito social y afectivo, la familia nuclear
y también la extensa, cuando es suficientemente sana, constituye la red de apoyo más
próxima para los niños y niñas. Los lazos familiares afectivos, respetuosos y
protectores median entre los niños y niñas y los factores estresantes del entorno
social, disminuyendo el impacto de estos últimos en el desarrollo de los infantes.
3. Las fuentes individuales de la resiliencia: metafóricamente hablando, el proceso de
resiliencia a nivel individual es parecido a la creación de la perla dentro de una ostra.
Cuando un granito de arena entra en su interior y la agrede, la ostra secreta nácar
para defenderse y, como resultado, crea una joya brillante y preciosa (Forés, A. y
Grané, J., 2008). Los resultados de muchos estudios longitudinales (Garmenzy, 1993;
Rutter, 1993; Werner, 1984; Werner y Smith, 1982) han dilucidado las características
que distinguen a los niños y niñas que superan la adversidad de aquellos que se
agobian por los factores de riesgo. Estas características son:
• Capacidad para afrontar y resolver activamente los problemas, incluso cuando se
trata de experiencias emocionales difíciles.
• Habilidad para llamar, de una forma amable y simpática, la atención de las
personas significativas de su entorno.
• Visión optimista de sus capacidades.
• Tendencia a explorar su entorno y a ensayar nuevas experiencias.
• Habilidad para mantener una visión positiva a pesar de las dificultades e incluso
del sufrimiento.
• Habilidad para estar alerta y autónomo.
• Tendencia proactiva para brindar comprensión y apoyo a los demás.
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Esta lectura ecosistémica de la resiliencia nos permite imaginarnos esta capacidad
infantil como la obra de una tejedora que produce un tejido en el que mezcla la lana de
las capacidades personales de los niños y niñas con la seda afectiva y social, resultado de
las dinámicas familiares y comunitarias de buenos tratos.
Diferentes autores, así como nuestras propias observaciones (Guédeney, 1998;
Barudy y Dantagnan, 2005), nos han permitido distinguir un conjunto de factores que
facilitan el desarrollo de la resiliencia infantil. La existencia de uno o varios de estos
factores explican cómo niños y niñas afectados por contextos familiares, institucionales y
sociales de malos tratos, pobreza y violencia se sobreponen a las consecuencias de estos
y presentan un desarrollo y una integración social adecuados. Estos factores son:
• Ser criado por lo menos por una madre o un padre o, en su defecto, por un cuidador
o cuidadora (acogedor, adoptante) con capacidades parentales mínimamente
suficientes, siendo el apego y la empatía las más relevantes.
• Un apoyo social y afectivo de adultos y pares en el entorno más inmediato: familia
extensa, escuela.
• La posibilidad de participar de y recibir nutrientes afectivos y educativos en redes
sociales formales o informales: grupos de amigos, vecinos, clubs deportivos, grupos
culturales…
• El acceso a una educación en valores.
• Actividades sociales y de ocio: actividades de tiempo libre, culturales, de apoyo
mutuo.
• La participación en actividades creativas: teatro, pintura, escultura…
• La participación en actividades sociales que promuevan el humor.
La resiliencia es una actitud y una capacidad para hacer frente a la adversidad; es, por
tanto, un potencial de esperanza que facilita recursos para recuperarse de situaciones
difíciles e incluso traumáticas. En el caso de los niños y niñas, es posible generarla
cuando en su entorno encuentran adultos que les entregan afectividad y posibilidades de
encontrar nuevo sentido a su experiencia.
Estos adultos significativos constituyen verdaderos «tutores de resiliencia» (Cyrulnik,
B., 2001, 2003) por la calidad del apoyo afectivo e instrumental que aportan a los niños
y niñas. Este apoyo puede compensar las carencias afectivas y de cuidados de las madres
o padres con diferentes grados de incompetencias parentales. Estas personas son tutores
o tutoras de resiliencia porque además generan conversaciones con los niños y niñas que
les permiten encontrar nuevos significados a las circunstancias que provocan sus
sufrimientos, disminuyendo la culpabilidad y la vergüenza provocadas por lo que les
acontece. Esto puede permitir la elaboración de los aspectos traumáticos de las carencias
afectivas y el dolor de los malos tratos y los abusos.
El impacto terapéutico de la labor de los profesionales y no profesionales que asumen
la tarea de ser tutores o tutoras de resiliencia de niños y niñas lo hemos podido
comprobar en nuestras experiencias con poblaciones infantiles muy variadas, por
20
ejemplo: en niños y niñas hijos de refugiados supervivientes de la guerra, de la represión
política y de la tortura de sus padres, tanto en países latinoamericanos o africanos como
en países del este de Europa. También en niños y niñas residentes en barrios
desfavorecidos en Colombia, Bruselas o Barcelona, así como en el caso de niños y niñas
afectados por la violencia conyugal o víctimas de negligencia, malos tratos físicos y
abusos sexuales, consecuencia de incompetencias crónicas y severas de sus progenitores.
Del grupo de profesionales que desempeñan de una forma implícita o explícita esta
función merecen una mención especial los profesores y profesoras. Somos testigos de
muchos casos en los que niños y niñas exiliados y duramente golpeados –junto con sus
padres– por situaciones de guerra o persecuciones, u otros afectados por la violencia
intrafamiliar, han podido superar las consecuencias traumáticas de estas experiencias
gracias al apoyo reparador que encontraron en la relación con una maestra o maestro en
su escuela o un profesor o profesora en su colegio, liceo o instituto.
Estas personas, sin pretender ser sustitutos parentales, lograron, a través de su cariño
y coherencia educativa, comunicarles su comprensión por las injusticias que les habían
hecho o les hacían sufrir, solidaridad y mensajes de confianza incondicional en las
capacidades de los niños y niñas, todo ello a través de la valoración de sus esfuerzos y
del reconocimiento de sus recursos y competencias.
RESILIENCIA INFANTIL PRIMARIA O SECUNDARIA
La resiliencia primaria corresponde a la capacidad de una persona para
sobreponerse a los desafíos y adversidades de la vida, gracias a que sus progenitores u
otros adultos significativos han satisfecho sus necesidades, les han educado y les han
protegido respetándoles como sujetos legítimos. En este sentido son particularmente
importantes los tres primeros años de vida, cuando la maduración, organización y
desarrollo del cerebro y la mente infantil se van conformando gracias a los buenos tratos.
La manifestación más importante de esto es el desarrollo de un apego sano o seguro
como resultado de los cuidados, estimulación, protección y afecto que las figuras de
apego primario, en especial la madre, proporcionan a sus hijos e hijas. Los estudios sobre
el impacto positivo de los buenos tratos sobre el desarrollo infantil nos ponen en contacto
con los ingredientes de la resiliencia primaria. Es decir, un apego seguro, empatía,
habilidades, conocimientos, destrezas y comportamientos sociales altruistas, a través de
los cuales los niños y niñas van ganando competencias de todo tipo hasta alcanzar su
madurez. Este desarrollo sano es lo que proporcionará a los niños y a los adolescentes la
capacidad de afrontar experiencias difíciles y traumas de diferentes tipos sin dañarse
irremediablemente. Esto les permitirá además adquirir las competencias básicas para el
ejercicio, en el futuro, de tareas tan complejas como la de ser madre o padre.
Nuestras experiencias y las investigaciones de otros nos permiten afirmar sin ninguna
duda que los hijos e hijas de padres y madres suficientemente competentes, al desarrollar
esta resiliencia primaria, pueden afrontar mejor el contenido traumático de los
21
contextos de pobreza y de la violencia organizada de las guerras, las represiones políticas
o las persecuciones sexistas, religiosas o de otro género. Esto no les evita el sufrimiento y
el daño, pero los capacita para seguir creciendo y desarrollándose, integrando incluso
estas experiencias difíciles de una forma constructiva.
Por lo tanto, la resiliencia primaria que presentan los niños y niñas es el resultado de
los aportes afectivos, educativos y socializadores ofrecidos por sus madres y padres u
otros adultos significativos. Esto es lo que garantiza un desarrollo infantil sano, la
adquisición de un concepto de sí mismos y de una autoestima que les haga sentir, aún en
circunstancias difíciles, personas dignas, valiosas y con derecho a ser respetadas y
ayudadas.
Por esta razón, como ya hemos señalado, las madres y padres competentes pueden
ser, además de tutores de desarrollo, tutores de resiliencia primaria para sus hijos e hijas
(Cyrulnik, B., 2001; Barudy, J. y Dantagnan, M., 2005).
La resiliencia secundaria corresponde a la capacidad de una persona de
sobreponerse a los desafíos y adversidades de la vida gracias al apoyo afectivo y social
de sus «tutores o tutoras de resiliencia», a pesar de haber vivido experiencias de malos
tratos en el inicio de su infancia.
El ejemplo que a continuación exponemos, nos permite ilustrar lo que significa ser
tutor o tutora de resiliencia de un niño o niña:
«Se trata de un niño o niña que está obligado a sobrevivir en un río que le arrastra y le conduce en una
dirección que él no ha elegido. La corriente es tan fuerte a veces que no sólo le produce heridas y
magulladuras, sino que le provoca la angustia de la posibilidad de no poder mantenerse a flote y
ahogarse. Para no hundirse debe hacer uso de todos sus recursos propios, sobre todo en las zonas
donde hay remolinos y la corriente se hace más fuerte y peligrosa. También, para esquivar las rocas que
va encontrando a medida que el torrente le arrastra, debe movilizar toda su astucia y su perseverancia.
Sus recursos y su fuerza personal le permiten sobrevivir. A este fenómeno lo hemos denominado en
nuestro modelo «resistencia resiliente».
No obstante, para salir del río y de la corriente caudalosa necesita que alguien le
tienda una mano amiga y así poder disfrutar de otras experiencias menos peligrosas, más
sanas y, sobre todo, reparadoras.
A un niño o niña que se enfrenta a situaciones traumáticas equivalentes a la del niño
de la metáfora, sobre todo cuando son crónicas, el único remedio que le queda es
adaptarse y aprender a vivir en ese contexto. Para ello desarrolla mecanismos de defensa
o estrategias de adaptación que le permiten «digerir» las situaciones y sobrevivir en este
entorno dañino y peligroso que, en la mayoría de los casos, ha sido creado por adultos
significativos imposibles de cuestionar, y aún menos de señalar como responsables de su
sufrimiento. En el caso, por ejemplo, de la violencia intrafamiliar, se trata del padre o de
la madre. En el caso de la violencia organizada, son los policías y militares que, a nivel
simbólico, deberían ser fuente de protección. En el caso de la pobreza, resultado de las
desigualdades sociales, los responsables son las clases poderosas, legitimadas como
22
respetables en el contexto cultural.
Sin estos recursos, los niños que padecen adversidades y calamidades provocadas por
los adultos no podrían subsistir. Como parte de estos mecanismos y estrategias
encontramos, por ejemplo: los modelos de apego llamados inseguros y los modelos
desorganizados, así como una serie de otros mecanismos de defensa que van desde la
disociación, el auto-inculparse de lo que sucede, la minimización del sufrimiento y del
dolor, la inhibición, la sumisión, la alienación de uno mismo, la desconfianza, la
complacencia, la identificación con los comportamientos agresores, hasta llegar a los
déficits de atención y la hiperactividad, etc. En este complejo proceso de resistencia
resiliente los mecanismos de defensa conforman procesos a menudo inconscientes y
automáticos. El motivo es que están ligados a la gravedad y a la profundidad de los
traumas psíquicos de las agresiones, no sólo porque el dolor y estrés que provocan sean
casi insoportables, sino porque, además, es muy difícil encontrarles un sentido sin volver
a sentir más dolor, inseguridad y desamparo. Puede haber estrategias más o menos
conscientes que se expresan por comportamientos más o menos voluntarios, como las
fugas, la construcción de mundos imaginarios en los que refugiarse, la compulsión por la
lectura, la complacencia, la hostilidad o la inhibición. Mientras los mecanismos de
defensa tienen como objetivo principal la protección, las estrategias conductuales
corresponden a formas de resistencia y superación más dinámicas y proactivas. Estas
diferentes formas de resistencia resiliente se pueden transformar en resiliencia secundaria
si el niño o niña o el adolescente encuentran a una o varias personas que, como en el
caso de la historia, le ayudan a salir del «encierro» en que se encuentran.
Las personas que tienden esa mano solidaria y amistosa son los tutores o tutoras de
resiliencia, responsables –incluso sin saberlo– del resurgir de cientos de niñas, niños y
adolescentes.
La resiliencia secundaria puede explicarse con esta metáfora que incluye la esperanza
de que los niños y niñas afectados por adversidades existenciales como la pérdida de la
madre o del padre, o por calamidades producidas por adultos, como los malos tratos o la
guerra, encuentren una mano amiga ofrecida por otros adultos, mano que, al permitirles
vivir nuevas experiencias, les abre la posibilidad de un futuro en el que puedan encontrar
felicidad y bienestar a pesar de los sufrimientos y del dolor padecido.
La resiliencia primaria y la secundaria son dos conceptos que nos orientan a la hora de
diseñar programas de prevención y tratamiento del sufrimiento infantil, sobre todo aquel
originado por la incapacidad de los adultos para crear entornos nutritivos y no violentos
para los niños y niñas. En ellos nos basamos para desarrollar los programas terapéuticos
destinados a reparar el daño provocado por la negligencia, los malos tratos y los abusos
sexuales a la infancia, pero también para la reparación del daño causado por la violencia
institucional, cultural, social y económica.
El acompañamiento terapéutico de numerosísimos niños y niñas víctimas de malos
tratos debidos a las incompetencias de sus madres y padres, o afectados por la violencia
organizada, nos ha permitido constatar las capacidades y recursos que ellos mismos
desarrollan para sobrevivir y salir adelante cuando han encontrado en su entorno próximo
23
–familia extensa y vecindario, instituciones como la escuela o centros extraescolares– los
nutrientes afectivos y los recursos sociales, pedagógicos y terapéuticos necesarios para
transformar sus dramas y tragedias en un proyecto de vida sano y productivo. El ser
capaces de transformar el dolor y el sufrimiento en apoyo y solidaridad con otros
afectados es una de las manifestaciones de esta resiliencia secundaria. Nuestras
experiencias e investigaciones nos han permitido comprobar la lista de factores que se
relacionan con lo que nosotros llamamos la resiliencia secundaria. Están los factores
protectores inherentes a la forma de ser de cada niño o niña, los recursos existentes en la
familia nuclear y extensa, el apoyo afectivo y el reconocimiento del sufrimiento y la
injusticia que los niños pueden encontrar en sus redes sociales, especialmente en la
escuela. Por ejemplo, cuando el niño o niña se siente apoyado y comprendido por lo
menos por un adulto –tutor o tutora de resiliencia,– las investigaciones han demostrado
cómo el concepto de sí mismo que integra estas experiencias permite al niño consagrar
sus esfuerzos a buscar alternativas a su situación y no repetir los modelos de violencia y
malos tratos en el futuro. La resiliencia secundaria emerge paulatinamente con el
desarrollo de la capacidad de comprenderse mejor a uno mismo gracias a las relaciones
interpersonales sanas, que permiten además protegerse, de forma creativa y constructiva,
de los factores de estrés familiar y social. La consecuencia de todo ello es que el niño o
niña logra externalizar las causas de su sufrimiento, reconociendo, por ejemplo, que su
causa ha sido la enfermedad mental de su madre o padre, o la incompetencia de este
debida a la falta de oportunidades en la infancia. O que los responsables de la guerra, la
represión y la situación de exilio que le hace sufrir no son sus padres, sino los sectores
poderosos de la sociedad que abusan del poder. Estos procesos que permiten descubrir la
verdadera causa y los responsables del sufrimiento, contribuyen a la emergencia, en los
niños afectados, de una autoestima positiva, reforzada por la voluntad de no dejarse
determinar por los comportamientos abusadores y violentos de sus agresores.
El conocimiento y el reconocimiento de la existencia como recurso natural de la
resiliencia humana en los adultos y, sobre todo, en los niños y adolescentes, es una
oportunidad para que los profesionales de la infancia orienten sus intervenciones con la
finalidad de facilitar contextos sociales y afectivos que apoyen el desarrollo de la
resiliencia primaria y faciliten la emergencia de la resiliencia secundaria. El concepto de
resiliencia actúa como guía para establecer no sólo criterios de actuación preventiva con
los niños y adultos –en el sentido de apoyar sus recursos naturales para afrontar el daño,
sino también criterios para que los profesionales pongan sus propios recursos resilientes
al servicio de la reparación terapéutica de las víctimas.
EL CONTENIDO TERAPÉUTICO DE LAS INTERVENCIONES
SOCIALES, EDUCATIVAS, LEGALES Y PSICOTERAPÉUTICAS QUE
FACILITAN LA EMERGENCIA DE LA RESILIENCIA SECUNDARIA
Cuando hablamos de resiliencia infantil secundaria no nos referimos a la superación
24
de las dificultades o conflictos inherentes a la vida infantil; se trata de algo más complejo,
como superar un evento traumático –por ejemplo, la muerte de uno de los padres,– o
sobreponerse a las consecuencias de procesos traumáticos que implican agresiones
intensas y repetidas, como es el caso, por ejemplo, de los diferentes tipos de malos tratos
a la infancia, de la guerra, de la migración forzada, de las malas condiciones de vida, del
crecimiento en contextos de violencia machista o de la pobreza extrema que obliga a
miles de niñas y niños a vivir en la calle. Todas estas adversidades y muchas más
confrontan a los niños y niñas con un conjunto de amenazas cuyas vivencias son el
horror, el desamparo y el peligro de morir. Se trata de adversidades extremas que dañan
el cerebro y la mente y dejan huellas en ellos. En nuestro último libro, «Los desafíos
invisibles de ser madre y padre», (Barudy, J. y Dantagnan, M., 2009), en el capítulo
relativo al desarrollo del cerebro y la mente infantil, mostrábamos que no es posible
revertir los traumas infantiles, sobre todo cuando son precoces y provocan daño. Es
como cuando una persona, al caerse, se fractura el fémur: la pierna dañada no podrá
volver a estar como antes de la caída, el daño es una realidad; sin embargo, con un buen
tratamiento traumatológico y una buena rehabilitación la persona dañada podrá volver a
caminar o a bailar; quizás no pueda nunca correr en una competición olímpica, pero eso
no significa que no pueda gozar de maravillosas caminatas en los bosques y en la
montaña.
A diferencia de la fractura física, no obstante, los niños y las niñas traumatizados por
las adversidades o las calamidades producidas por adultos pueden recibir además un
segundo golpe, cuando se les culpa de la causa del daño o también, cuando al intentar
contar a otra persona el horror de lo que han vivido o están viviendo, ésta les contesta
con indiferencia, miedo e incluso asco. Estas reacciones no solo contribuyen a aumentar
el sufrimiento, sino que en la mayoría de ocasiones son el cerrojo que deja a los niños
encerrados en la soledad de la indiferencia. Es este doble golpe lo que contribuye a que
los sufrimientos se transformen en traumas psíquicos. Como lo expresan Anna Forés y
Jordi Grané (2008) « El primer golpe se encaja en la vida real y provoca el sufrimiento
de las heridas y la carencia: es la violación del maltrato. El segundo golpe se padece
cuando la persona se ve estigmatizada, humillada, abandonada o no comprendida por
las personas de su contexto social». A esta lista de respuestas traumatizantes debemos
agregar, en el caso de los niños, la culpabilización y la falta de protección.
Debemos a Boris Cyrulnik, científico francés e investigador de la resiliencia que nos
ha brindado su amistad y su apoyo a nuestros programas, esta teoría del trauma centrado
en el doble golpe (Cyrulnik, B., 2001, 2005, 2009). Cuantas más veces se encuentre el
niño, niña o adolescente con estas reacciones, más importante y grave será el trauma.
El programa para apoyar y promover la resiliencia infantil que presentaremos en la
segunda parte de este manual tiene como primer objetivo aliviar los dolores y el estrés
consecuencia de las agresiones correspondientes a los primeros golpes; se trata en este
caso de influir en las memorias traumáticas de los niños que han sido víctimas de estas
adversidades severas o de malos tratos. El segundo objetivo es prevenir y anular el
impacto de la victimización secundaria de los segundos golpes, porque se pretende que
25
los participantes modifiquen la idea que se habían visto obligados a tener de su situación:
se trata de favorecer una «metamorfosis de las representaciones « (Cyrulnik, B., 2002).
Estos talleres son un puente hacia nuevas experiencias relacionales de buenos tratos, por
lo que son experiencias altamente humanizantes cuya organización, actividades y técnicas
están destinadas a que las niñas, niños y adolescentes disfruten de un entorno social
afectivo y respetuoso donde se les reconoce como personas legítimas, cualesquiera que
haya sido su experiencia, al tiempo que se les apoya en el descubrimiento de la realidad
injusta de su situación, devolviéndoles la confianza en sí mismos y en las relaciones
interpersonales.
Por lo indicado anteriormente, los talleres que componen nuestro programa tienen
como finalidad ofrecer y crear un ambiente que permita que los niños, niñas y
adolescentes que participan en ellos accedan a:
• Vinculaciones afectivas seguras, fiables y continuas con los animadores y los
participantes del grupo.
• Reforzar o adquirir capacidades para hacer frente a las dificultades originadas en el
pasado, las presentes y las que puedan presentarse en el futuro. Los aspectos que se
consideran son: Inteligencia emocional y sentimientos, Identidad, Autoestima,
Destrezas comunicativas y Trabajo en equipo.
• Procesos relacionales que les permitan tomar consciencia, a través de conversaciones,
de su condición de víctimas afectadas por agresiones y situaciones adversas, con el
fin de encontrar nuevos significados y resolver las experiencias traumáticas, incluidas
las que resultan de la victimización secundaria. Esto equivale a ayudar a los niños y
niñas a trabajar las representaciones de sus experiencias traumáticas, por muy duras
que estas hayan sido.
• Vivir experiencias interpersonales de apoyo afectivo y social, a través de mensajes
que transmiten una aceptación incondicional de la persona del niño, niña o
adolescente y el reconocimiento de su legitimidad como sujeto, así como sentir que se
les reconoce como afectados por contextos injustos y violentos, valorando sus
recursos y capacidades para enfrentarse al sufrimiento y resistir las agresiones.
• Participar en actividades que, por su contenido en valores, les permitan acceder a una
visión trascendente de lo humano, así como a un compromiso social, religioso o
político altruista para lograr sociedades más justas, solidarias y sin violencia.
• Disfrutar de experiencias que promuevan la alegría y el humor.
• Participar en actividades que permitan el desarrollo de la creatividad y la expresión
artística.
26
EL PROGRAMA PARA APOYAR Y
FACILITAR LA RESILIENCIA
INFANTIL
TALLERES EDUCATIVO-TERAPÉUTICOS PARA NIÑOS Y NIÑAS DE
ENTRE 7 Y 13 AÑOS.
Marco de trabajo
Los talleres educativos-terapéuticos para apoyar y promover la resiliencia infantil son un
instrumento, parte de un modelo de intervención integral en niños, niñas y adolescentes
afectados por procesos traumatogénicos y sus familias. El impacto de estos talleres se
complementa con el de otras actividades, como por ejemplo: grupo de madres y padres
para la promoción de la parentalidad sana y competente, animación de proyectos de
autoayuda y acompañamiento terapéutico para miembros de familias afectadas por la
violencia organizada, así como atención psicoterapéutica individual especializada para
niños y niñas afectados por malos tratos o violencia intrafamiliar u organizada.
Para llevar a cabo estos talleres, los animadores y animadoras deben considerar que el
paradigma de la resiliencia es una metáfora que permite reconocer y dar un valor positivo
a los recursos naturales de las personas, familias y comunidades, confrontados con
experiencias difíciles e incluso traumáticas. En este sentido, la realización y animación de
este programa es una apuesta por cambiar los modelos de intervención dominantes.
Básicamente consiste en sustituir los modelos de intervención basados en paradigmas de
déficit por modelos de intervención basados en las competencias y recursos de todos
aquellos que participan en el programa. Es decir, los niños y los animadores.
Los modelos deficitarios ponen el acento en los daños, problemas, desviaciones,
limitaciones, carencias, enfermedades, etc. Estos modelos inducen fácilmente al
establecimiento de pronósticos reductores y negativos que bloquean las posibilidades de
encontrar alternativas a las adversidades y niegan las capacidades de los niños, lo que les
incita a buscar fuera de ellos mismos las soluciones a sus problemas, en lugar de sentirse
protagonistas en la búsqueda de nuevas formas de respuestas.
Los modelos basados en competencias (Arón, A. M., 2002) conocidos también como
modelos apreciativos (Anna Forés et al., 2008) se fundamentan en la búsqueda de la
convivencia, las potencialidades, los recursos, el desarrollo humano, las soluciones, los
aspectos positivos, la orientación hacia el futuro, las fortalezas, las posibilidades y la
inclusión. Por esta razón, los y las animadoras de este programa buscan potenciar los
27
recursos y capacidades de los niños y niñas, sin dejar de reconocer el sufrimiento y las
injusticias sufridas, sino reconociendo en todo momento que, solo por el hecho de haber
sobrevivido y existir, cada participante es una persona valiosa. En otras palabras, apoyar
y promover la resiliencia infantil –objetivo de este programa– se logra solamente si se
considera cada niño, niña o adolescente participante como persona legítima, tanto como
nosotros mismos. Solo este reconocimiento, que es la base del amor, puede abrir las
puertas a que los participantes superen el peso de la adversidad y visualicen un futuro
con calidad de vida y bienestar.
En lo que se refiere a la aplicación práctica de este programa, este se puede desarrollar
como un proyecto en sí o incorporarse como parte de otros programas o actividades que
los profesionales ya lleven a cabo en diferentes ámbitos de trabajo con la infancia. Este
programa puede abrir nuevas posibilidades, tanto para redefinir como promotoras de
resiliencia las actividades que ya se realizan como para plantearse la necesidad de
incluirlo para dar una respuesta más coherente al sufrimiento o a los trastornos que los
niños y niñas puedan presentar. Este programa, que es abierto en el sentido de que se
puede enriquecer de las experiencias, puede aplicarse en el ámbito sanitario, escolar, de
servicios sociales, de servicios de protección a la infancia, de programas de rehabilitación
de niños y jóvenes infractores de la ley, etc.
El momento de introducir el programa en cualquiera de estos ámbitos depende de
varios factores que deben ser evaluados en cada realidad, factores que pueden depender
de la institución, del mandato de los profesionales o de las características de los niños y
niñas. En nuestra experiencia, sin embargo, estos factores no pueden servir de excusa
para no intentarlo. La confianza en las capacidades de los seres humanos, motor de la
promoción de la resiliencia, es la garantía que abre nuevas posibilidades y que permite
arriesgarse a intentarlo.
OBJETIVOS DEL PROGRAMA
1. Los talleres educativo-terapéuticos basados en el apoyo y promoción de la resiliencia
esperan contribuir a que los niños:
2. Vivan una experiencia de buenos tratos a nivel individual y colectivo.
3. Refuercen o adquieran nuevos recursos personales para fortalecer sus capacidades en
diversos niveles: Inteligencia emocional y sentimientos, Identidad, Autoestima,
Destrezas comunicativas y Trabajo en equipo.
4. Participen en una dinámica de apoyo mutuo y de apoyo afectivo.
5. Integren modelos de comportamiento y de relación constructivos y respetuosos.
6. Compartan una dinámica de construcción colectiva de narrativas que le dé sentido y
normalicen la singularidad de sus historias, incluyendo el contenido traumático de sus
historias personales, familiares, culturales y sociales. Se trata, además, de que las
dinámicas de grupo permitan a los participantes descubrir un sentido a su vida en el
28
futuro, comprometiéndose con la solidaridad en la relación altruista con los otros
participantes y consigo mismo.
7. Reciban una dosis masiva de placer, buen humor, entretenimiento y cuidados.
La tarea de los animadores
Los animadores, aparte de ser los garantes de la organización de cada sesión,
planificando las actividades y preparando las técnicas de animación, tienen como tarea
principal ofrecer una relación con cada uno de los participantes con el fin de apoyar y
promover su resiliencia. El contenido de esta relación tiene que ser tal que los
participantes en los talleres:
• Se sientan queridos y respetados y, por tanto, reconocidos como sujetos legítimos en
la convivencia con sus pares y con los adultos «animadores/as terapeutas».
• Reciban informaciones y contenidos metafóricos, como cuentos, historias, piezas de
teatro o películas, que les ayuden a tener un mejor conocimiento de sí mismos y de la
realidad que les ha tocado vivir.
• Refuercen o mejoren los diferentes constructos que forman parte de su inteligencia
emocional: capacidad de reconocer y manejar sus emociones, junto con la empatía.
• Tomen consciencia de sí mismos y del entorno, poniendo el acento en las personas
significativas que les han brindado afecto, confianza, protección y ayuda.
• Desarrollen una identidad que no niegue la verdad de lo acontecido y lo que aún les
acontece, pero que los libere del peso de la culpa y les permita descubrirse como
sujetos valiosos, valientes y con recursos y capacidades.
• Refuercen y desarrollen una autoestima más positiva.
• Desarrollen habilidades relacionales adecuadas y respetuosas.
• Fomenten y desarrollen la capacidad de reírse. Promover el humor es ayudar a los
niños y niñas a desarrollar la capacidad de reírse también incluso de sí mismos. Este
recurso les ayudará a superar los momentos adversos de su existencia, además de
crear una distancia entre el problema y su persona.
• Desarrollen su creatividad y sus inclinaciones artísticas.
• Reciban modelos de comportamientos constructivos y altruistas: aprendan a través de
los ejemplos y de las técnicas a respetarse a sí mismos y a los demás y a modular la
expresión de sus emociones, así como a cuestionar sus falsas creencias sobre sí
mismos y sobre el entorno.
Criterios para la conformación de los grupos
•
En función de los participantes: los grupos pueden ser abiertos o cerrados. Los
grupos abiertos son aquellos en los que los participantes pueden entrar en cualquier
29
•
•
•
•
etapa del ciclo del taller. Los grupos cerrados los conforman los mismos participantes
desde el inicio hasta el final del ciclo del taller. Como se trata, en la mayoría de casos,
de apoyar y promover la resiliencia secundaria, estos niños supervivientes de
experiencias y procesos traumáticos necesitan un apoyo educativo-terapéutico en una
dinámica grupal que garantice también una permanencia no solo en el tiempo, sino
también en la estructura. Por esta razón, es más adecuado trabajar con un grupo
estable, de modo que es preferible la modalidad de grupos cerrados. En ellos, los
niños y las niñas podrán co-construir poco a poco un ambiente de mayor confianza
mientras avanzan en su proceso personal y grupal.
En función de las edades: las unidades están programadas para trabajar con niños de
dos grupos de edades:
– De 7 a 9 años (grupo A).
– De 10 a 12 o 13 años (grupo B).
La constitución de los grupos por intervalos de edades debe servir solo como una guía
aproximada. Hay que tener presente que los contextos de violencia y malos tratos
provocan a menudo un trastorno integral del desarrollo, de modo que puede ocurrir
que un niño con una edad cronológica de 8 años carezca del desarrollo psicoafectivo
correspondiente. Por lo tanto, al conformar un grupo, es importante asegurarse de
que las edades cronológicas de los miembros del grupo no discrepen demasiado del
nivel de desarrollo de cada uno, para evitar el riesgo de que un exceso de
heterogeneidad dificulte el logro de los objetivos. El promedio de niños y niñas por
grupo es generalmente de 8.
En función del sexo: niños y niñas pueden trabajar bien juntos en todas las edades,
aunque en alguna fase de su desarrollo quizá traten de evitar las interacciones con el
sexo opuesto y prefieran estar y compartir con los de su mismo sexo. Lo importante
es que, en un grupo, ambos sexos tiendan a estar equilibrados para impedir que los
niños o las niñas puedan inhibirse y no dificultar su participación en el grupo.
En función del origen del sufrimiento de los niños y niñas participantes: la gran
heterogeneidad de contextos y circunstancias adversas que los niños y niñas
susceptibles de aprovechar estos programas han vivido, así como las diferentes y
complejas manifestaciones de sus sufrimientos, pueden llevar a los organizadores a
constituir grupos en torno a temáticas específicas, por ejemplo: duelo, abusos sexuales
extrafamiliares o intrafamiliares, trastornos del apego, mala adaptación escolar, niños
o niñas adoptados, hiperactividad, trastornos de estrés traumático, elaboración de
situaciones traumáticas, niñas y niños afectados por la violencia machista en la pareja
de sus padres, etc. Esta posibilidad no se debe descartar, es casi seguro que muchos
niños y niñas necesitan también talleres con finalidades y objetivos terapéuticos
específicos. Esto requiere de recursos humanos especializados y preparación para
hacer frente a la singularidad de cada contexto o problema.
Los talleres y las actividades que se proponen en este Manual son parte de un
30
Programa General, cuyo objetivo es ofrecer a un grupo de niños y niñas la posibilidad de
vivir intensamente el valor terapéutico de la afectividad y el descubrimiento de nuevos
sentidos para sus experiencias, vivencias, conducta y representaciones, todo ello en un
clima de respeto incondicional de su condición de personas con recursos y posibilidades.
Nuestra hipótesis es que el conjunto de actividades y técnicas propuestas, desarrollado en
el ambiente que se describe, es terapéutico en sí, sobre todo porque, así como los
vegetales buscan los rayos del sol y el agua para crecer, los niños y las niñas muestran
una tendencia observable a superar las adversidades y sus consecuencias cuando
encuentran los rayos de la afectividad y el reconocimiento, no solo de sus sufrimientos,
sino sobre todo de sus recursos y capacidades.
Criterios definidos
• Los siguientes son aspectos importantes que debemos considerar a la hora de
incorporar los niños y las niñas al programa:
• Los talleres están destinados a niños o niñas de entre 7 y 13 años. Para conformar los
grupos sugerimos seleccionar niños de edades (o niveles de desarrollo) similares, de
modo que cada niño o niña pueda tener al menos un compañero que se desenvuelva
en el mismo nivel.
• El estado de salud mental y físico de todos los participantes debe ser compatible con
la realización de las actividades propuestas y la dinámica grupal.
• El niño o niña debe contar con fuentes de protección en su entorno, y su contexto de
vida familiar y social debe poder garantizar mínimamente sus necesidades básicas. Si
estos mínimos no están garantizados no podemos pretender que los participantes se
encuentren suficientemente preparados para abordar los contenidos de los talleres.
Duración del Programa y de las sesiones de cada taller
En general, el programa que presentamos está concebido para desarrollarlo en un total
de 12 a 14 sesiones. La cantidad de sesiones debe adaptarse a la realidad de cada
organizador y al proceso grupal. La duración de cada sesión oscila entre una hora y
media y dos. Dadas las características de los contextos y las adversidades que atraviesan
estos niños y niñas, es importante garantizar una estructura fija, tanto en horarios como
en frecuencia de las sesiones. Se recomienda dividir las sesiones en dos partes de una
hora de duración, con media hora de pausa para compartir un refrigerio, una merienda o
un desayuno, según los horarios.
Animadores
31
Lo más recomendable es que los animadores sean dos por cada grupo. Por ejemplo,
la animadora terapeuta puede tener un rol más activo y directivo en la animación de una
actividad, mientras el o la co-animadora puede estar más atenta para proporcionar apoyo
o contención más personalizada a alguno de los miembros del grupo.
Es importante que ambos participen durante todo la sesión. La coanimación permite
que siempre haya una persona disponible que pueda centrarse en una situación puntual o
difícil que presente algún o alguna participante del grupo, en algún momento del taller,
permitiendo al resto del grupo seguir trabajando con la guía del otro animador.
ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DEL PROGRAMA
El buen desarrollo del programa requiere de tareas previas que garanticen el desarrollo
óptimo de las actividades. Por ejemplo:
• Conseguir el apoyo y compromiso de un referente o adulto responsable para que sus
hijos o tutorados asistan al taller. Se deberá hacerlo partícipe del propósito del taller,
del por qué, para qué y qué se hace en los diferentes talleres y de la importancia de
cumplir con la asistencia (llevando y trayendo al hijo o hija, que debe conocer de
antemano las fechas de todos los talleres.) La idea es que cada niño pueda asistir al
máximo de sesiones, evitando la deserción y la inasistencia.
• Planificar de antemano las actividades para cada sesión, considerando siempre que,
aunque los temas, sus objetivos y las estrategias para cada sesión o taller pueden
planificarse con anterioridad, es el proceso grupal el que determinará el ritmo de
trabajo. Pueden incluso modificarse las actividades en función de las observaciones
de los animadores en las niñas y niños, trabajar unos aspectos más que otros o pasar
a la siguiente actividad o unidad; todo ello lo definirá la experiencia grupal de los
participantes y los animadores. Por ello, cada sesión requeriría prepararla con
antelación; por lo menos, acordar qué actividades se realizarán y cuáles serán las
técnicas para la animación.
• Disponer de una sala adecuada y del material necesario para las animaciones, así
como para que los participantes disfruten de una merienda durante la pausa.
• Asegurarse de que cada niño o niña haya comprendido de qué trata el programa y que
se hará en cada sesión.
Todo lo anterior es indispensable para ofrecer un espacio de trabajo seguro, protegido
y predecible que facilitará la creación del clima de confianza y permitirá adquirir nuevos
aprendizajes.
32
La primera sesión del programa: sesión de introducción al trabajo grupal.
Las dos primeras sesiones del programa deben permitir a los animadores/as:
1. Confirmar que el niño o niña puede trabajar y adaptarse al ritmo del grupo: aunque
que la selección previa se haya llevado a cabo con cuidado, no siempre garantiza que
un niño o niña pueda enfrentarse al enorme desafío de trabajar con otros en un
espacio y un tiempo estructurados como el que se propone. Puede ocurrir, por
ejemplo, que niños o niñas con comportamientos demasiado disruptivos o
hiperactivos no puedan adaptarse a la dinámica del grupo, lo que, en lugar de
ayudarles, puede acentuar su sufrimiento. En estos casos es fundamental ofrecerles
otro tipo de recurso: es importante invertir todo el tiempo necesario en explicarle, en
presencia de los otros participantes, que lamentamos que aún no esté preparado para
trabajar en grupo, pero que buscaremos y le ofreceremos otra manera de ayudarle;
por ejemplo, un seguimiento personalizado.
2. Establecer un sentido sobre la finalidad y la utilidad de participar en el programa: en
estas primeras sesiones es importante establecer una «comunidad de sentido» sobre
la finalidad de participar en este programa. No hay que olvidar nunca que la
resiliencia se construye también sobre esta atribución de sentido. Así como ayudar a
los participantes a encontrar un sentido a la adversidad es fundamental, también lo es
encontrar un sentido a las actividades que les ayudarán a salir del determinismo de
esta adversidad. Esto se puede trabajar con los participantes mediante preguntas
dirigidas a establecer cuáles son sus representaciones sobre la utilidad de participar en
un programa como este; por ejemplo, con la pregunta ¿Qué es lo que han imaginado
de lo que haremos juntos y para qué les podría servir? o ¿Piensan que es una
buena idea o una mala idea de participar en estas actividades? También puede
proponerse la siguiente actividad: los chicos y chicas que no querían venir podrían
explicar en qué peligros pensaron y cuáles son sus buenas razones para no querer
venir. Los otros chicos, a quienes les ha parecido buena idea, nos pueden explicar
también cuáles son sus buenas razones para venir. Lo importante es lograr un
consenso que permita que el grupo tenga una identidad, compartida por todos los
participantes. La identidad grupal debe reflejar la identidad y los objetivos del
programa. Se puede llegar por ejemplo, al siguiente enunciado: Todos los niños y
niñas que participan en el grupo han vivido situaciones difíciles en su casa o en su
vida, y aunque para algunos es más fácil compartir sus cosas que para otros, todos
y todas quieren salir adelante.
3. Fijar las normas y la modalidad de funcionamiento: otro objetivo de las primeras
sesiones es dejar claro lo que está y no está permitido hacer durante las actividades y
el por qué se deben respetar estas normas. La duración y frecuencia de las sesiones y
el contenido de cada una de ellas, así como su organización. Cuanto más clara y
33
precisa sea la información sobre estos encuentros desde el principio, menor será la
posibilidad de que los niños se sientan inseguros, inadecuados y en un ambiente
impredecible. Se recomienda que las reglas de funcionamiento del grupo sean
establecidas en la primera o segunda sesión con la participación de todos los
miembros, lo que aumentará la posibilidad de cohesión.
4. En los programas que animamos se acostumbra a establecer una lista conjunta en la
que se reúnen las propuestas de los niños y niñas que participan y la propuesta de los
animadores.
5. Establecer un nombre para el grupo: es una buena sugerencia pedirles a los niños y
niñas que busquen un nombre para identificarse como grupo, esta búsqueda permite
un trabajo de equipo en el que cada uno tiene la posibilidad de dar ideas, conocer la
experiencia de ponerse de acuerdo, ser creativos y además crear un sentido de
pertenencia y cohesión de grupo.
Estructura propuesta de las sesiones
10’ – 15’:
Bienvenida
Juego introductorio
10’ – 15’:
Momento para compartir cómo ha ido la semana, donde también
pueden utilizarse técnicas. Retomar de forma sintetizada el contenido
de la última sesión para refrescar la idea de un proceso de trabajo.
40’ – 50’:
Desarrollo de la unidad: modelo de aprendizaje activo en un marco de
trabajo interactivo, divertido y participativo.
15’:
Intermedio. La pausa intermedia tiene enorme importancia en los
talleres: es un momento más informal y relajado, acompañado de una
merienda que guste a los niños y niñas. Es en estos momentos cuando
los animadores deben poner el máximo de atención en los niños y
niñas, puesto que es una gran oportunidad para que estos puedan
compartir experiencias, cosa que probablemente no se han atrevido a
hacer en el momento de la actividad más estructurada, pero sí con otro
compañero o con un animador. También es una posibilidad de practicar
lo aprendido, por ejemplo, cuando enseñamos destrezas sociales para el
manejo de la frustración o respuestas frente a una agresión. Además, se
pueden aprovechar situaciones que se presentan para ilustrar y reforzar
lo trabajado en las sesiones.
34
10’ – 20’:
Actividad de cierre: una actividad compartida sobre el tema trabajado;
puede ser un póster, un dibujo, una presentación, una canción, etc.
También se puede terminar con un juego o con ejercicios de relajación.
Nota:
es importante intentar hallar un equilibrio entre la energía física y la
energía mental que requieren la actividad principal de la sesión y la
actividad de cierre. Si la primera actividad está más centrada en la
escritura o en la creación artística, diálogo y conversación, la otra
actividad que podría acompañar este trabajo en la sesión sería de
mayor actividad física y movimiento.
LA METODOLOGÍA Y LAS TÉCNICAS DE ANIMACIÓN
La metodología nos plantea el desafío de elegir las técnicas que, de una forma lo más
coherente posible, conduzcan a la promoción y el refuerzo de la resiliencia secundaria.
En general, los niños y niñas expuestos durante mucho tiempo a procesos traumáticos
pueden compartir a través de la palabra muchas experiencias sobre su mundo externo; sin
embargo, cuando se trata de utilizar el lenguaje para expresar sus emociones y
representaciones sobre un problema o una situación que incide sobre ellos mismos, se les
hace muy difícil, sobre todo en el caso de que estos niños hayan sufrido malos tratos
intrafamiliares. Una de las características de los niños víctimas de violencia es que su
lenguaje interno es pobre o escaso. Por tanto, la metodología que se propone está en
función de estas dificultades, así como de su nivel de desarrollo.
Por esta razón, la metodología que se propone esta basada principalmente en el uso
de metáforas del juego y de las actividades artísticas y creativas. El juego permite
trabajar en los aspectos difíciles y dolorosos de una forma ligera y constructiva. Este
Manual propone un conjunto de actividades y técnicas para trabajar con niños en edad
escolar. No es un Manual cerrado, sino que, coherente con el paradigma de la resiliencia,
es un instrumento abierto que puede ser enriquecido de forma permanente mediante la
propuesta de nuevas técnicas o el enriquecimiento de las existentes.
Cada actividad va seguida por unos momentos de discusión o conversación. También
ofrece la oportunidad de practicar para encontrar, por ejemplo, nuevas experiencias
comprensivas o nuevos sentidos a la experiencia, o ensayar nuevas formas de resolución
de problemas o de relación.
Técnicas y herramientas terapéuticas
• Material artístico: plastilina, colores, pintura para pintar con los dedos, material
desechable, hojas blancas tamaño A4, papelógrafo o pizarra, papeles de colores y
35
•
•
•
•
•
•
•
•
revistas para hacer collage, globos, pegamento, tijeras, etc.
Roleplaying*
Terapia de juego directiva: diversos juegos terapéuticos estructurados
Arte-terapia
Técnicas cognitivo-conductuales
Imaginería/visualización
Intervenciones verbales
Hojas de trabajo individual
Cine foro
Es importante vigilar siempre que las técnicas sean las más adaptadas a las edades de
los participantes y a sus características personales.
En el Manual que ponemos a vuestra disposición hemos dado prioridad a algunas
unidades, proponiendo una mayor cantidad de sesiones y técnicas, en la medida que
consideramos que estas unidades específicas, en las que se trabaja sobre los sentimientos
y la identidad, son fundamentales como cimientos de lo que hemos llamado la resiliencia
secundaria. El desafío queda lanzado para que vuestra experiencia propongan nuevas
actividades.
CONTENIDOS EDUCATIVOS-TERAPÉUTICOS
Para plantear los temas que se deben trabajar en los dos grupos de edades, insistimos
en que los objetivos se deberán ajustar al nivel de desarrollo del niño en sus niveles
cognitivo, emocional y conductual.
El propósito de estos contenidos es apoyar el desarrollo personal y social de los niños
y niñas a través de actividades creativas. Por ello, se trata de actividades terapéuticaseducativas. El desarrollo personal está relacionado con las capacidades y habilidades que
ayudan a crecer como persona en la convivencia con los demás. Sin embargo, cada niño
o niña del taller responderá a las actividades de manera diferente. Al disponer de la
oportunidad de participar en una amplia variedad de actividades que conducen a
contenidos diferentes, el chico o chica tendrá la posibilidad de aprender y descubrir
nuevas cosas sobre sí mismo.
Los temas o unidades que proponemos son simplemente una guía, que puede
utilizarse de manera flexible, y se puede trabajar en ellos al ritmo que el grupo vaya
desarrollando. Pueden trabajarse en un solo ciclo o en varios. Cada tema se debe tratar
como una unidad, y cada unidad tiene sus objetivos y sus actividades. Cada equipo de
animación podrá optar por las actividades más pertinentes. Es tarea de todos los
animadores incluir otras actividades interesantes, entretenidas y coherentes con la
finalidad del programa: promover y apoyar la resiliencia secundaria.
36
Las actividades propuestas de las unidades o temas son básicamente las mismas en
ambos grupos de edades, pero hay algunas actividades que son más recomendables para
niños del grupo B.
UNIDADES QUE SE VAN A TRATAR:
•
•
•
•
•
Sentimientos (expresión y modulación)
Identidad
Autoestima
Destrezas comunicativas
Trabajo en equipo
37
UNIDAD 1:
SENTIMIENTOS: EXPRESIÓN Y
MODULACIÓN
INTRODUCCIÓN
Cuando un niño o niña ha vivido situaciones difíciles en su vida, sobre todo si Estas no
son pasajeras, suele presentar dificultades para expresar y modular sus sentimientos. La
idea es poder ayudarles a usar palabras para expresar sentimientos y emociones. Para
ello, deben antes que nada comprenderlas, reconocerlas e identificarlas en ellos y en los
demás.
Se comienza a trabajar con las emociones básicas: tristeza, rabia, alegría y miedo,
teniendo en cuenta la legitimidad y universalidad de las emociones. Luego se progresa a
otros registros emocionales más complejos tales como frustración, nervios, desagrado,
soledad, orgullo y vergüenza. Al principio se ayuda a los niños a reconocer sus propios
sentimientos examinando sus cuerpos, sus caras, sus expresiones y sensaciones en otras
partes del cuerpo (nudo en la garganta, mariposas en el estómago) en ellos mismos.
Posteriormente se alude a descripciones de estados internos propios de estas emociones.
Una vez reconocidas e identificadas las emociones usando las palabras para definirlas, se
pasa a asociarlas a experiencias presentes y pasadas.
La tarea siguiente es ayudarles a desarrollar su destreza de «detectives» para buscar
pistas de las diversas emociones en las expresiones, conductas, tono de voz, etc., de
otras personas. El hecho de aprender a reconocer emociones en ellos mismos y en los
demás les permite aprender a desarrollar la empatía, la toma de perspectiva y la
regulación emocional.
Posteriormente, los niños deberán aprender estrategias para cambiar registros
emocionales negativos (como estar enfadado, frustrado y triste) por otros más positivos.
En este sentido, se debe compartir la idea de que las emociones no solo pueden alterarse
por cambios en el contexto, sino también por estrategias cognitivas que podemos
aprender.
Los niños que han vivido malos tratos o aquellos a quienes les ha tocado crecer en un
ambiente hostil presentan grandes dificultades para modular sus emociones, impulsos y
deseos, así como para pasar de un registro emocional desagradable a otro más positivo y
placentero.
Entre el primer y el segundo año de vida, cuando los niños luchan por expresar de
forma concreta sus impulsos y deseos y tienen las típicas rabietas, necesitan una
contención afectiva por parte de un adulto que les calme y les lleve otra vez a un estado
38
de reposo y tranquilidad. Esta respuesta o control externo es lo que permite desarrollar
paso a paso un control interno, una modulación de los impulsos y deseos y una
regulación de las emociones. En los niños víctimas de violencia, ese adulto no ha estado
presente o no lo ha estado lo suficiente para calmar y contener; por lo tanto, más
adelante, al niño le resulta imposible encontrar medios para calmarse y regular sus
emociones por sí mismo. Así, uno de los objetivos de esta unidad es que los niños
aprendan a diferenciar entre sentir y actuar según sus emociones, particularmente la
rabia, a reconocerla en ellos mismos y en los demás, así como a discernir entre los
modos adecuados e inadecuados de expresarla. En paralelo a este aprendizaje, el
surgimiento del lenguaje permite al niño «verbalizar» y etiquetar diferentes estados
afectivos internos, lo que más tarde le beneficiará enormemente para modularse y
resolver problemas en las interacciones personales.
Todo lo relacionado con los sentimientos, tanto su identificación como su modulación,
se tratará en una sola unidad.
ACTIVIDADES:
1. Los palitos chinos
2. Mi mapa de emociones
3. Tarjetas de emociones.
4. Cine foro
5. Collage
6. La tarta de sentimientos (grupo B)
7. La olla a presión
8. El termómetro emocional
9. Las reglas de la rabia
10. Rabia destructiva/rabia constructiva
39
1.
Los palitos chinos
Objetivos:
Desarrollar la capacidad de identificar y verbalizar las emociones y ser capaces de
asociarlas a experiencias de la vida cotidiana.
Materiales:
Un juego de palitos chinos
Descripción:
— Se asigna un color a una emoción (4 emociones = 4 colores). Estas emociones pueden
ser las básicas, en el caso que esta actividad anteceda a otras actividades, u otras más
complejas trabajadas en las actividades anteriores. Los niños deben sacar un palito por
turno sin mover los otros. El color del palito retirado indica a qué emoción se refiere.
El niño o niña que más palitos retire, gana.
Primeras rondas:
Vas a construir una frase en la que esté la palabra «contento» (o «triste»); por
ejemplo, «los niños se ponen contentos cuando llega un circo» (o «creo que mi
hermano estaba muy triste cuando vio la película»).
Segundas rondas:
Vas a contarnos una experiencia o un momento en el que tú estabas enfadado; por
ejemplo, «ayer sí que me enfadé cuando mi hermano sacó mis lápices».
40
Variante:
Se pueden trabajar diferentes momentos agregando diferentes consignas; por ejemplo,
describir sólo experiencias vividas en el colegio, en casa, en el mismo grupo, etc.
41
2.
Mi mapa de emociones
Objetivos:
Ayudar a los niños a autoobservarse, a reconocer cómo viven las emociones y
sentimientos en su cuerpo, con el fin de ayudarlos a ser conscientes de ellos y a
modularlos.
Materiales:
• Hoja de «mi mapa de sentimientos»
• Lápices de colores
Descripción:
— Cada niño deberá elegir 4 colores, uno para cada emoción, y ubicarlo en la casilla
correspondiente. Pasar a colorear la silueta que lo representa con estos colores, según
qué parte o partes del cuerpo sienten esa emoción.
— Una vez realizado el trabajo individual, deberá compartirlo con el grupo, ver las
similitudes y diferencias entre ellos, incentivar a los niños a hablar sobre sus
emociones y reconocer y legitimar estas emociones, que son propias de todas las
personas; lo importante es expresarlas sin dañar ni dañarse (particularmente, la rabia).
42
Nombre:
Dibuja tu silueta en grande para que puedas colorear tus sentimientos dentro de ella.
43
44
45
3.
Tarjetas de emociones
Objetivos:
Reconocer e identificar, a través de las expresiones faciales, las distintas emociones que
se deben trabajar. Asignar palabras a las emociones asertivamente. Sumar a las
emociones básicas otras más complejas. Con esta actividad también se desarrolla la
capacidad de autoobservación y de validar las diversas emociones como legítimas y
propias de todos (ver diagrama de ejemplo).
Materiales:
• Hoja de cartulina
• 8 tarjetas (30 x 15 cm) con una cara que representa una emoción en uno de los lados
• Rotuladores.
Descripción:
— Introducir a los niños a las diversas emociones, a medida que se van escribiendo en la
cartulina una por una, en el orden que se sugiere.
— En una hoja de cartulina grande se escribirán en un lado las 8 emociones contento,
triste, asustado, enfadado, nervioso, relajado, celoso y orgulloso. Al otro lado
pegaremos las tarjetas (cada una con una cara que representa una emoción) al azar
para que los niños puedan unir con una línea la emoción con la tarjeta respectiva. Los
animadores ayudan a los niños a comprender e identificar estas emociones, hablando
de ellas y poniendo ejemplos de la vida cotidiana, y también se pide a los niños que
den ejemplos.
— Retirar las tarjetas de la cartulina, mostrarlas una a una y jugar a las adivinanzas: qué
emoción representan las caras.
— Se les reparte las tarjetas a los niños al azar, cada uno lee la emoción que le toca y la
representa gestualmente para que los demás lo adivinen.
46
47
4.
Cine foro
Objetivos:
Utilizar una película animada para hablar de los sentimientos, identificarlos y
relacionarlos con las situaciones ajenas y, posteriormente, con las personales. Promover
la empatía y la sensibilidad hacia el otro. Es un recurso educativo terapéutico poco
amenazador y además entretenido. Si se puede conseguir una versión resumida de la
película, mejor.
Material:
Vídeo de la película o serie animada.
• Para niños del grupo A, recomendamos Buscando a Nemo, Ice Age, Up…
• Para el grupo B son interesantes, por ejemplo, Billy Elliot, Cadena de favores, Los
niños de Huang Shi…
Descripción:
— Una vez vista la película se pasará a la discusión. Es importante que las preguntas se
hagan con un lenguaje sencillo, dirigidas al tema de los sentimientos y los valores. He
aquí preguntas a modo de ejemplo si se proyectara la película Buscando a Nemo:
• ¿Quién nos puede decir…?
• ¿Cuándo se sintió Nemo muy, muy triste?
• ¿Por qué Nemo estaba tan asustado?
• ¿Cómo se sintió Nemo cuando vio a su padre?
• ¿Por qué… estaba tan enfadado?
• ¿Qué hace… cuando está contento?
• ¿Cómo se puso el padre de Nemo cuando se enfadó?
• ¿Cómo mostró su enfado el padre?
• ¿Qué hizo… cuando se sintió triste?
• ¿Cuándo te has sentido como Nemo?
48
Nota: el objetivo es que, a través de las preguntas, los niños puedan hablar de las
emociones y sentimientos, identificarlos y asociarlos. También de esta manera se
promueve el desarrollo de la capacidad empática de los niños, así como la toma de
perspectiva. Los niños pueden representar una escena de la peli si lo prefieren, o dibujar
la escena que más les ha gustado.
• Si se prefiere, o si no es posible pasar una película, esta misma actividad puede
realizarse reemplazando la película con un cuento representado por los animadores a
través de títeres.
49
5.
Collage
Objetivos:
Reconocer y asociar las emociones a situaciones, gestos y palabras.
Material:
•
•
•
•
Revistas diversas
Tijeras (sin punta)
Pegamento
Rollo de papel y rotuladores
Descripción:
— Se les pide a los niños que recorten fotos, palabras, situaciones, etc. asociadas a cada
una de las emociones. Luego irán pegando estos recortes conformando pequeños
collage en cada óvalo que represente la emoción correspondiente.
— Una vez realizado el trabajo, los niños podrán pegar este enorme collage de
emociones en su sala de trabajo (Ver ejemplo).
50
— Introducir a los niños a ver las emociones como algo que podemos dominar o
controlar y, por tanto, que es posible pasar de una emoción a otra. Se pedirá a los
niños que digan cómo se puede pasar de un estado emocional a otro, por ejemplo:
• ¿Cómo puede un niño estar enfadado y luego relajado? ¿Qué ha pasado?
• ¿Cómo se puede pasar de estar triste a estar contento?
• ¿Quién puede dar un ejemplo de estar nervioso y luego relajado?
— Es probable que los niños den respuestas relacionadas con cambios en el contexto y
no con estrategias personales para salir de una emoción, que es lo que se espera
promover.
51
6.
La tarta de sentimientos (Grupo B)
Objetivos:
ayudar a los niños y niñas a legitimar, normalizar y reconocer los sentimientos asociados
a circunstancias o situaciones personales y discutir cómo afectan a sus acciones.
Materiales:
•
•
•
•
Rotuladores
Hojas blancas
Lápices y gomas de borrar
Lápices de colores
Descripción:
— Se les explica a los niños que en nuestro corazón caben emociones o sentimientos
distintos; es como una tarta que se divide en varias porciones. En esta actividad cada
uno dibujará una tarta con 6 u 8 porciones, una para cada emoción. Se les pide
escribir dentro de cada porción cuándo han vivido o viven esa emoción (ver ejemplo).
La tarta de Liza
52
— Pueden colorear cada porción eligiendo un color según la emoción. En el momento de
compartir la tarta, pueden hacerlo si lo desean.
Variante (grupo B):
Este es un ejercicio que puede utilizarse tanto para expresar sentimientos diversos en
situaciones diversas como para centrarse en una situación en particular que genera varios
sentimientos; por ejemplo, «Mi tarta de sentimientos en la escuela». En esta variante se
enseña que sentimientos diferentes o contradictorios pueden vivenciarse
simultáneamente; es decir, una situación o una persona nos puede generar una variedad
de emociones, tanto positivas como negativas. Se está enseñando que esto es una
vivencia normal y no tiene por qué ser culpabilizante.
53
7.
La olla a presión
Objetivos:
Reconocer la rabia que nos provocan o nos han provocado diferentes situaciones de la
vida cotidiana y que, si no se expresa, se corre el riesgo que se quede adentro y nos haga
sentir muy tristes y sentirnos mal con nosotros mismos, o que cuando salga sea de muy
mala manera.
Materiales:
•
•
•
•
Una olla a presión (o su foto, si no es posible tenerla)
Pequeños trozos de papel de diversas formas
Hoja de trabajo individual Olla a presión
Pegamento
Descripción:
— La emoción de rabia ya se ha trabajado en alguna de las actividades anteriores. Por
tanto, ahora se pondrá énfasis en la diferencia entre emoción y conducta. Emociones
son lo que se siente, conductas son las acciones que uno hace.
— Escribir en un papelógrafo o pizarra Emociones en una columna y Conducta en la
otra, a fin de pedir a los niños ejemplos de cada una.
— Mostrar la olla a presión y explicar cómo funciona y para qué sirve. Asegurarse de
que los niños comprenden cuál es la diferencia entre esta olla y las otras, así como el
concepto de las válvulas de seguridad (pequeños agujeritos que permiten que salga el
vapor). Contar a los niños que la olla a presión debe estar en buenas condiciones para
54
que funcione bien porque, si no es así, las válvulas de seguridad no funcionarán y la
olla podría fácilmente explotar.
— Hacer la analogía de la olla a presión con nuestro cuerpo y nuestro cerebro: muchas
veces somos como una olla a presión, ya que muchas cosas nos provocan fuertes
sentimientos de rabia y, a medida que nuestro entorno se pone más tenso o más
problemático (el fuego), nos vamos llenando de rabia, como la olla se va llenando de
vapor, hasta que, una vez repleta de vapor, éste sale por las válvulas de seguridad. A
nosotros nos pasa algo parecido: si no hay válvulas de seguridad corremos el riesgo de
llenarnos de rabia y explotar.
— Invitar a los niños a trabajar en la hoja de trabajo individual, para que cada niño
escriba en los trozos de papel, las rabias guardadas: qué, quién, cuándo, dónde, por
qué, etc., para luego pegarlas dentro de la olla.
— Guiar a los niños a que piensen en las desventajas de actuar como una olla a presión,
es decir, de guardarse la rabia o quedarse con ella dentro y, por otro lado, en el riesgo
de sacar la rabia sin válvulas de seguridad hasta explotar.
— A través de una lluvia de ideas, hacer una lista de cuáles serían las válvulas de
seguridad que podríamos usar para que nuestra rabia no se quede presionada ni corra
el grave riesgo de explotar. Las válvulas de seguridad no son otra cosa que formas
constructivas de expresar la rabia o, en otras palabras, modos seguros de enfadarse.
Las posibles respuestas son: escribir una carta, hacer algo físico como correr o hacer
deporte, buscar a alguien para conversar y compartir cómo uno se siente, decir a la
otra persona lo que realmente uno quiere decirle, imaginar de una manera tranquila
que las cosas pueden cambiar, mostrar a los otros lo que han hecho –dolor o daño–,
coger un lápiz y dibujar lo que estás sintiendo, respirar profundo y pensar en algo
positivo, imaginarse a uno mismo en la situación que pasará después, decir a la otra
persona algo que comience con «me siento…», etc.
55
Mi olla con válvulas de seguridad
Nombre: __________________________________________
56
8.
El termómetro emocional
Objetivos:
A través de la imagen del termómetro, reconocer diferentes intensidades de la rabia,
desde la irritación hasta explotar, identificando indicadores corporales así como ideas o
pensamientos erróneos que contribuyen a intensificar dicha emoción.
Esta actividad puede ayudar a los niños a aprender a diferenciar entre sentir y expresar la
rabia, a reconocerla en ellos mismos y en los demás, así como a discernir entre modos
adecuados e inadecuados de expresarla.
Materiales:
• Hoja Termómetro.
• Lápiz negro y rojo.
Descripción:
— Se entregará a los niños la hoja de esta actividad, se les pedirá que escriban su
nombre y luego los animadores introducirán el tema, abordando la diferencia entre
sentir y expresar la rabia; se ayudará a los niños a buscar sus propios indicadores
corporales así como a identificar ideas erróneas o distorsiones cognitivas, dentro de
los diferentes grados de la rabia. Los niños deberán rellenar la hoja de abajo hacia
arriba, es decir, primero frustración o irritación, luego enfado o rabia y por último
explosión, que representa el acting-out y otros modos destructivos de expresión de la
rabia.
Nota: es importante que, una vez realizada esta actividad, en la conversación con el
grupo se les ayude a encontrar alternativas a la conducta de «explotar», reflexionando
sobre las maneras adecuadas, socialmente aceptadas de sacar la rabia, a través de un
juego, por ejemplo, pasando la pelota; el niño que recibe la pelota puede comentar un
modo adecuado de expresión de esta emoción no fácil de manejar para estos niños.
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58
Nombre:
Fecha:
Aprendiendo sobre mi rabia
59
60
Explosión
¿Qué hago?
Rabia
¿Qué siento en mi cuerpo?
¿Qué pienso o siento?
Irritado/a
¿Qué siento en mi cuerpo?
Frustrado/a
¿Qué pienso o siento?
61
62
9.
Las reglas de la rabia
Objetivos:
Legitimar la rabia como emoción propia de los seres humanos y descubrir los modos de
expresarla. Diferenciar entre sentir y actuar.
Materiales:
•
•
•
•
Un cartel suficientemente grande con las reglas de la rabia (ver anexo)
Tarjetas de cartulina gruesa para cada participante (tamaño A4)
Material para decorar en papel
Rotuladores, lápices de colores, distintos tipos de lápices
Descripción:
Se muestra el cartel Las reglas de la rabia.
— Se les pedirá a los niños que se pongan en parejas y que recuerden todas las formas
en que las personas dañan a otros, se dañan a sí mismos y dañan las cosas o su
entorno cuando se enfadan (los niños pueden escribir su propia lista, si lo prefieren).
— En un círculo, cada pareja menciona o lee su lista respecto a esos tres puntos,
mientras un animador escribe en el papelógrafo o pizarra todas las ideas que se
comentan.
— Una vez hecho esto, se les da el material para que cada uno escriba estas reglas,
decoren su cartel y puedan llevárselas a su casa.
63
Las reglas de la rabia
Tú tienes derecho a sentir rabia
PERO:
• No a dañar a otros
• No a dañarte a ti mismo
• No a dañar las cosas
64
10.
Rabia destructiva/Rabia constructiva
Objetivos:
Ayudar a que los niños reconozcan e identifiquen modos apropiados o inapropiados de
expresar la rabia. La rabia es normal, saludable y buena, pero su expresión puede ser
dañina. Por tanto, cada uno es responsable de su propia rabia y de su modo de
expresarla.
Materiales:
• Hoja de trabajo individual: «Buenas maneras de enfadarse» (Grupo A), «La rabia
constructiva es saludable» (Grupo B)
Descripción:
— Se sugiere utilizar esta actividad después de la actividad anterior, porque será más fácil
para los niños poder reconocer los dos modos opuestos de expresar la rabia.
— Escribir lo siguiente en el papelógrafo o pizarra:
Rabia destructiva
Rabia Constructiva
Dividir el grupo en dos para realizar este trabajo. A través de una lluvia de ideas, pedir
ejemplos a los niños para completar estas dos columnas. Es importante que en la
discusión se plantee que la rabia destructiva es abusiva y la rabia constructiva es
saludable. Algunos ejemplos de la primera son: dar patadas a las puertas, insultar, pegar,
65
tirarse del cabello, empujar a alguien, etc.
— Ayudar a los niños a pensar cómo se puede expresar la rabia constructiva; por
ejemplo, correr, romper un periódico viejo, pegar a una almohada, escribir una carta,
salir a tirar piedras al campo (sin darle a ningún blanco, por supuesto), contar, respirar
profundo, pensar en positivo, visualizar algo placentero o un lugar seguro, hablar a
alguien de lo que estamos sintiendo, etc.
— Una vez que cada grupo tiene su lista, se pasa a un círculo para compartirlas. Un
animador irá escribiendo en la pizarra todas las sugerencias, eliminando las ideas
duplicadas.
— Dar a cada participante la hoja de trabajo individual, pues en este momento, el niño
elegirá cuáles son los modos constructivos que ya utiliza o quiere comenzar a
practicar.
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Rabia destructiva/rabia constructiva. (Grupo A)
Nombre: ____________________________________________
Maneras sanas de enfadarse
67
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Rabia destructiva/Rabia constructiva. (Grupo B)
La rabia bien expresada es saludable
Yo, ____________________, seguiré haciendo esfuerzos para hacerme responsable
de mi propia rabia, controlarla y no dejar que me controle, y lo intentaré hacer de
esta manera:
a)
b)
c)
69
UNIDAD 2:
IDENTIDAD
INTRODUCCIÓN
Este es uno de los temas centrales en el programa, porque el modo en que el niño o niña
se representa a sí mismo determina en gran manera su modo de estar en el mundo y
cómo representa a los otros. Creemos que ofrecer un contexto de buenos tratos, como el
tiempo pasado en los talleres, puede tener un impacto positivo en sus representaciones
internas, proceso que contribuye a la resiliencia. Lo anterior lleva a que los niños puedan
reconocerse como únicos, semejantes a sus pares en algunas cosas y muy distintos en
otras. La diferencia muchas veces tiene connotación negativa, sobre todo cuando los
niños se perciben distintos de la mayoría de sus pares, como pasa con niños víctimas de
la pobreza, la marginalidad o hijos de padres con problemas socialmente visibles (por
ejemplo, padre alcohólico). Por tanto, trabajar sobre quiénes son ellos y cómo apreciar
las particularidades de cada uno contribuye a desarrollar su identidad sanamente. El
autoconocimiento nos permite fortalecernos y aprender también de nuestras debilidades,
y este es uno de los elementos más importantes de la resiliencia.
En esta unidad se realizarán ejercicios que lleven a los niños a pensarse, a
autoobservarse, para así promover la autoconsciencia y afectar a su capacidad de regular
y controlar sus comportamientos.
ACTIVIDADES
1. Pasando la pelota
2. Simón dice
3. Yo soy
4. Mi biografía
5. Mi cuerpo
6. Mi nombre
7. Mi mundo
8. Mi libro (Grupo B)
9. Yo creo que… (Grupo B)
10. Diario mural
70
71
1.
Pasando la pelota
Objetivos:
con la ayuda de otros, practicar el hablar a los demás sobre uno mismo de manera
positiva. Promover el desarrollo del autoconocimiento en los niños a través de este
ejercicio.
Materiales:
• Una pelota
Descripción:
— Conformando un círculo se les explica a los niños que este juego nos ayudará a
conocernos mejor quienes somos. Se va pasando la pelota por el suelo a cualquiera
del círculo, comenzando por los animadores; un animador comienza con la frase: «Yo
me llamo… (nombre completo)» y luego pasa la pelota. El niño o niña que la recibe
hará lo mismo con la misma frase, y así sucesivamente. Cuando todos hayan
terminado, el animador volverá a tomar la pelota, pero esta vez con otra frase. Aquí
hay algunas frases a modo de ejemplo:
•
Tengo … años
• Tengo … hermanos
• Mi familia es de un país llamado …
• Yo nací en …
• Mi color favorito es …
• Mi mejor amiga se llama …
• Mi fruta preferida es …
• Me gusta venir aquí porque …
• Etc.
— Una vez realizadas varias rondas, se pasará a ejercitar la memoria recordando lo
compartido anteriormente de los demás compañeros/as. Esto se puede hacer a través
de un juego para designar al azar de quién hablaremos. El designado/a se ubicará en el
72
centro del círculo y los niños comenzarán a responder las preguntas que hace el
animador; por ejemplo: ¿Cuántos años tiene Joan? ¿Qué fruta es la que más le gusta?,
etc.
Nota: esta es una actividad que se puede utilizar al principio del taller.
73
2.
Simón dice
Objetivos:
A través de las señales que da el animador, reconocerse con aspectos comunes al grupo
así como aspectos particulares y únicos de cada uno. Desarrollar la capacidad de escucha
y comprensión de consignas.
Descripción:
— Todos los niños hacen un círculo; uno de los animadores se ubica en el centro y da
diferentes consignas. Estas deben realizarlas sólo aquellos niños que presentan las
características que el animador menciona. Por ejemplo:
• «Simón dice… que los que tienen el cabello negro levanten las manos»
• «Simón dice… que los niños que tienen 9 años se pongan a saltar»
• «Simón dice… que los niños que tienen hermanos o hermanas se toquen las
rodillas»
• «Simón dice… que los niños que son mujeres den una vuelta por el círculo»
• «Simón dice… que los niños que sepan hablar español se pongan a mi lado»
• Etc.
Nota: realizar ensayos simples con consignas simples para que los niños más pequeños
entiendan de qué se trata el juego. Las consignas se dan lentamente para que los niños las
puedan percibir bien. Las características que se mencionan deben ser tanto comunes a
varios niños como específicas de cada uno: nombre de la madre, ciudad de origen, etc.
74
75
3.
Yo soy…
Objetivos:
Ofrecer una oportunidad para que los chicos y chicas practiquen hablando sobre ellos
mismos de una manera no amenazante, obtener información sobre el niño/a desde él
mismo. Ayudarlo a sentirse bien consigo mismo.
Materiales:
• Papel
• Rotuladores y lápices
Descripción:
— Se pide a cada niño que complete con su nombre la frase «Yo soy…» como
encabezado de una hoja grande.
— Pedirles que representen a través de dibujos o escritos lo que los hace únicos y
especiales. Explicar que este ejercicio es para que otros los conozcan mejor, lo que les
gusta y no les gusta, etc.
— Si en el grupo hay más de 6 niños, dividirlo en dos grupos. Su animador dirigirá
algunas preguntas con el fin de que los niños dibujen lo mencionado acerca de su
persona. Si los niños quieren, los animadores pueden escribir y completar con
palabras este trabajo.
— Se les puede hacer las siguientes preguntas:
• ¿Cuál es tu comida favorita?
• ¿Quién es tu mejor amigo/a?
• ¿Qué haces después de la escuela?
• ¿Tienes una mascota?
• ¿Qué se te da bien? Por ejemplo: jugar, correr, comer, ir en bici, pintar, etc.
• ¿Cuál es tu ropa favorita?
• ¿Qué programa de T.V. te gusta ver?
76
• ¿Dónde te gusta estar? En casa, en la escuela, en el taller, en la calle, etc.
• ¿Cuál es el animal que más te gusta?
Variante (grupo B):
Para este grupo es mucho más entretenido elaborar una «bandera personal». Es una
bandera en la que deben poner los colores, signos, símbolos que representan los valores,
creencias y gustos que defienden y que les identifican. Pueden necesitar recortes de
revistas, papeles de colores y otros objetos decorativos.
77
4. Mi biografía
Objetivos:
Nos proporciona información adicional de cada niño a través del modo cómo él o ella ve
su historia. Este ejercicio permite comunicar aspectos personales y familiares de forma
no amenazante y encontrar elementos comunes en las historias, así como características
propias y únicas de cada uno, lo que normaliza y minimiza las estigmatizaciones y
promueve un sentido de identidad.
Materiales:
•
•
•
•
•
Hoja 1 de trabajo individual de la Actividad 4 «Mi biografía»
Hoja 2 de trabajo individual de la Actividad 4 (Grupo A)
Hoja 2 de trabajo individual de la Actividad 4 (Grupo B)
Lápices para completar las frases
Lápices de colores, ceras, rotuladores
Descripción:
— Se invita a los niños a completar las hojas de actividades, rellenando en primer lugar
los datos generales de cada uno. Una vez finalizada esta tarea se pasa a la siguiente
hoja de actividad.
— Se reparte la hoja 2 de trabajo individual y se les pide a los niños y niñas que escriban
en ella las vivencias, eventos, incidentes, recuerdos positivos o negativos más
importantes de su vida; por ejemplo, cuando fueron al cole por primera vez, cuando
hicieron un viaje largo, cuando fueron de visita a un lugar que les sorprendió mucho,
etc. La idea es ir creando una narrativa de su historia ordenada en el tiempo. En
general, los niños del grupo preferirán dibujar sus propias representaciones respecto
de su primera infancia, con sus juguetes o con su familia.
— Una vez terminada la hoja 2, los niños pueden pasar a compartir, los que así lo
deseen, sus trabajos.
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Mi biografía. Hoja 1.
79
80
81
Mi biografía. Hoja 2. (Grupo A)
Si tu vida fuera como un camino, describe con dibujos o frases las paradas más
importantes:
82
83
Mi biografía. Hoja 2. (Grupo B)
Si tu vida fuera como un camino, describe las paradas más importantes:
84
85
5. Mi cuerpo
Objetivos:
Reconocer su cuerpo como único, verse a través de la silueta y apreciar todo lo que tiene
que ver con su cuerpo. Identificar las cosas agradables y desagradables que su cuerpo
puede vivenciar, para así ayudar a los niños a cuidarlo y protegerlo. Recibir el mensaje de
que su cuerpo estará sano y bueno si se le cuida y se le trata con afecto.
Materiales:
• Un rollo grande de papel (tamaño real de un niño)
• Rotuladores
• Lápices de colores
Descripción:
— Asignar un rollo de papel a cada niño. Acostar al niño o niña sobre el papel y, con el
rotulador, repasar su silueta sobre él. Hacer lo mismo con cada niño.
— Una vez todos tienen la silueta dibujada de su cuerpo, los animadores ayudarán a los
más pequeños, a dibujar los detalles de la cara, las manos, los pies, etc. Pueden
dibujarse con la ropa que llevan puesta, coloreando y rellenando detalles, si las chicas
llevan pendientes, si tienen cicatrices, etc.
— Después de este trabajo individual, cada uno comparte la silueta de su cuerpo.
— Ayudar a los niños a reconocer las características comunes a todos, pero también las
propias de cada uno. Todas las siluetas son parecidas en su estructura, pero muy
particulares si las miramos por dentro.
— Finalmente, construir una lista común de lo que pueden hacer para cuidar su cuerpo
(escuchar música, hacer ejercicio, correr, nadar, comer frutas y verduras, jugar, etc.)
Variante: se puede continuar utilizando las siluetas en la misma sesión o en la siguiente,
según el tiempo disponible, centrando el trabajo en las distintas funciones corporales; por
ejemplo: qué les gusta comer, imitar la posición en que duermen, cuándo el cuerpo se
86
siente bien y cuándo se siente mal, dolor o malestar en el cuerpo, qué les gusta ver, oír u
oler, qué les gusta hacer con las manos o con los pies, etc. Se puede también ayudar a los
niños a identificar, a través de la imaginación, cosas que son agradables al cuerpo
(comida rica, música, el baño, una caricia, un abrazo, jugar, moverse, el olor de
perfumes o flores, ver cosas bonitas, etc.) y otras que son desagradables (dolor, mal olor,
comida podrida, agua muy fría, no moverse, no ver nada o ver cosas feas, oír ruidos
fuertes o gritos, etc.) Los animadores pueden hablar de las cosas agradables y
desagradables de forma mezclada para que los niños las vayan identificando como tales
(con un ¡¡¡mmmmmmm!!! o con un ¡puaj!).
87
6. Mi nombre
Objetivos:
El nombre nos marca también la identidad y, aunque existan nombres iguales, cada uno
dice algo singular sobre quien lo lleva. Cada nombre tiene una historia y permite a los
niños hablar de ellos mismos como seres únicos y especiales.
Materiales:
•
•
•
•
•
•
•
Cartulina de distintos colores
Diferentes tipos de papeles: brillantes, de colores, etc.
Rotuladores
Lápices de colores
Pegamento
Tijeras
Revistas
Descripción:
— Cada niño o niña escribirá en una cartulina (60 cm x 40 cm) su nombre (por ejemplo,
Amelia), con doble línea, con el fin de poder rellenar las letras con fotos, dibujos,
palabras, etc. En ellas pueden pegar recortes o hacer dibujos que les identifiquen (por
ejemplo: un animal, un color, una actividad, una fruta favorita, etc.)
— Después de este trabajo individual se comparte la creación de cada uno. El objetivo
no es competir sobre cuál es el nombre que está mejor decorado, sino compartir su
individualidad. En el momento de compartir, los animadores pueden dirigir la
conversación sobre los nombres de los niños; por ejemplo, de qué país es un nombre,
qué significa, quién se lo ha puesto, si hay otras personas en su familia que lo lleven,
si les gusta o preferirían otro, etc.
88
Nota: no nos extrañemos de que a algunos no les guste su nombre y deseen cambiarlo; a
esta edad es muy frecuente, sobre todo si los niños llevan un nombre poco común o raro
en la nueva comunidad en donde viven. Es necesario entonces ayudarles a legitimar su
deseo de sentirse iguales o parecidos a los otros, pero también es importante no olvidar
nunca que cada uno es único e irrepetible. Es un buen tema para tratar los prejuicios, el
pertenecer a un grupo, el ser iguales, pero diferentes de los demás. Ayudarles entonces a
reconocerse como partes de un todo, pero sin dejar de tener identidad propia
Variante:
Se puede escribir un adjetivo partiendo de las letras que conforman el nombre; por
ejemplo:
A stuta
N oble
A morosa
89
7. Mi mundo
Objetivos:
Ayudar a los niños a identificar las diferentes partes que componen su mundo, los
elementos que conforman su identidad.
Materiales:
•
•
•
•
•
•
Cartulina individual para hacer un póster
Rotuladores, lápices de colores
Revistas para recortar
Tijeras
Pegamento
Papeles de colores
Descripción:
— Esta actividad es semejante a la actividad número 3. Cada uno hará un póster (media
hoja de cartulina) con fotos, recortes o dibujos, palabras, etc., con todas las cosas que
le representen, es decir, aquello que conforma su mundo personal, familiar, escolar o
social.
Variante 1: pueden hacerlo en forma de collage
Variante 2: pueden hacerlo como un puzzle, designando a las piezas las diferentes partes
que componen su mundo.
Ejemplo:
90
Una vez realizado el trabajo individual, se comparte y se dirige la discusión sobre los
aspectos importantes de nuestra vida y las diversas cosas que conforman nuestro mundo.
¿Qué es lo más importante? ¿Y lo menos?
91
8.
Mi libro (Grupo B)
Objetivos:
Que los niños puedan pensar y compartir con otros lo que opinan sobre sí mismos y sus
propias vidas, reconociendo en ellos características comunes y personales que les hacen
ser como los otros y a la vez diferentes y únicos.
Material:
• Mini-libro para cada participante. (Ver plantillas).
Descripción:
— Una vez entregados los mini-libros, cada niño o niña trabajará en el suyo. Una vez
realizado este trabajo individual, los niños que lo deseen lo compartirán con el grupo.
— Los terapeutas animan la conversación en torno a los elementos trabajados: nombre,
cumpleaños, gustos, deseos y esperanzas.
92
Mi libro
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94
95
96
97
9.
Yo creo que…
Objetivos:
Ayudar a los niños expresar sus ideas y sus opiniones sobre sí mismos y sobre el mundo.
También sus representaciones forman parte de su identidad, y animarlos a compartir lo
que piensan la fortalece.
Materiales:
• Hoja de trabajo individual «Yo creo que…» para cada niño o niña.
• Lápices para completar las frases.
Descripción:
— Esta actividad obliga a los niños a compartir sus ideas y sus opiniones sobre sí mismos
y sobre los demás. Los niños completan las frases de su hoja y, una vez terminan, van
compartiendo en círculo sus ideas de forma voluntaria. Hay que ser respetuosos con
los niños que no desean o les cuesta compartir.
— Cada pregunta da para conversar sobre el tema y ver las similitudes y diferencias
entre los miembros del grupo. Se debe regular el tiempo según el ritmo y las
necesidades del grupo.
98
Nombre:
Yo creo que…
99
100
10.
Diario mural
Objetivos:
Representarse a través de un dibujo también refleja parte de nuestra identidad. Se es
parte de un grupo donde hay otros chicos y chicas, pero cada uno mantiene su unicidad.
Pertenecer a un grupo también fortalece nuestra identidad.
Materiales:
•
•
•
•
•
Una hoja de cartulina grande
Hojas de papel de distintos colores y texturas
Revistas
Rotuladores, lápices de colores
Tijeras y pegamento
Descripción:
— Cada niño y niña deberá escribir en la hoja de cartulina su nombre con pintura para
dedos del color que quiera. Junto a él agregará un dibujo que le represente; por
ejemplo: un animal preferido, un equipo de fútbol, la bandera de su país de origen,
una fruta, etc.
— Una vez terminado, se pega en una pared y se comparte. Si fuera posible, este póster
puede quedar en la sala de trabajo durante todo el taller.
101
UNIDAD 3:
AUTOESTIMA
INTRODUCCIÓN
Los niños con experiencias positivas, buenos tiempos familiares y que graban en sus
memorias emocionales estos buenos recuerdos, van conformando su representación
sobre sí mismos como seres queribles y no sólo queridos, con capacidades y habilidades,
inteligentes, listos, guapos, etc., porque la autoestima se construye en el día a día de la
interacción con ese entorno familiar cargado de una sana afectividad. Sin embargo, los
niños que no han contado con este entorno nutritivo presentan una gran dificultad para
poder contar con una imagen positiva de sí mismos; su autoestima negativa o pobre
emerge sin duda de una ausencia o carencia de buenos tratos. Estos niños han
internalizado la creencia de que son malos, no queribles, fuente de frustración y no de
gratificación para los adultos. Por tanto, intentarán protegerse de las adversidades y
agresiones del mundo adulto intentando muchas veces compensar esta baja autoestima
con conductas omnipotentes, controladoras, oposicionistas y con una búsqueda de
control constante sobre su medio y sus relaciones interpersonales.
Esta unidad se trabaja implícitamente durante todo el taller, puesto que ofrecer una
experiencia grupal donde cada niño es escuchado, apreciado y respetado tiene un valor
potencial enorme. Sin embargo, se contempla trabajar más directamente sobre ello a
través de varias actividades para fortalecer la autoestima de los niños desde el momento
en que otros adultos se han interesado por su participación en este taller. Estas
actividades esperan fortalecer sus recursos y habilidades, promover el sentimiento de ser
valioso, con una actitud más optimista y esperanzadora de su futuro: un camino a la
resiliencia.
ACTIVIDADES:
1.
2.
3.
4.
5.
Celebración
Rey o reina por un día (grupo A)
La fiesta de los globos
Buenas cosas mías
Sopa de letras
102
103
1.
Celebración
Objetivos:
Mejorar la autoestima y facilitar la internalización de los mensajes positivos que otros nos
dan. Esta actividad apunta a las cosas positivas de la vida de los niños.
Terapéuticamente, ayuda a los niños a pensar en positivo.
Materiales:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Hoja de celebración anexa
Artículos de decoración para fiestas
6 bolsas de regalo
6 cintas de regalo
Globos y trompetillas
Stickers de cara feliz
Estrellas brillantes o con purpurina
Tatuajes temporales de ositos (si no se consiguen, ositos pequeñitos de peluche)
Lápices de dibujo
Lápices de colores
Un dado
Descripción:
— Antes del encuentro, los animadores llenarán y etiquetarán las seis bolsitas de regalo
como sigue:
— Llenar una bolsa con trompetillas y cerrarla con una cinta de regalo con el siguiente
mensaje: «Toca la trompeta y muestra lo orgulloso/a que te sientes de ti mismo/a».
— Llenar una bolsa con globos y cerrarla con una cinta de regalo con el siguiente
mensaje: «Hincha un globo y celebra los placeres de la vida».
104
— Llenar una bolsa con stickers de caras contentas y cerrarla con una cinta de regalo
con el siguiente mensaje: «Toma un sticker para celebrar la risa».
— Llenar una bolsa con los ositos y cerrarla con una cinta de regalo con el siguiente
mensaje: «Llévate un osito para recordar que puedes pedir un abrazo de oso a las
personas que te cuidan».
— Llenar una bolsa con las estrellas y cerrarla con una cinta de regalo con el siguiente
mensaje: «Ayúdate a ti mismo/a para recordarte que eres como una estrella brillante».
— Llenar una bolsa con bolas de algodón y cerrarla con una cinta de regalo con el
siguiente mensaje: «Tengo algodón para mostrar que puedo ayudarme a mí mismo/a a
sentirme bien».
— Los niños y niñas del grupo completan su hoja de celebración individualmente
(pueden escribir o dibujar). Esta hoja contiene 6 cuadros.
— Cuando todos/as han terminado, los animadores dirigen la conversación sobre la
importancia de celebrar las cualidades únicas de cada persona del grupo. Se explica
que todos van a celebrar jugando a una fiesta.
— Los niños y niñas se sientan en un círculo, cada uno con su hoja de celebración y, en
el centro, las 6 bolsas de regalo. Los animadores reparten gorros y objetos de fiesta a
cada miembro del grupo, creando una atmósfera festiva. Los niños van tirando el
dado por turnos y compartiendo la respuesta que marca el número del dado; por
ejemplo, si es un 6, entonces el cuadro 6 (algo que me hace sentir bien). Todos los
niños comparten su respuesta del cuadro 6. Luego se abre la bolsa número 6. y se
reparten los regalos.
— Se juega hasta que han salido todos los números del dado y se ha respondido cada
una de las 6 preguntas. Si durante el juego un jugador tira un número que ya ha
salido, puede volver a tirar hasta que salga un número nuevo. Finalmente, se puede
poner música y bailar si lo desean ¡como en una fiesta!
Nota: no hay que olvidar preguntar al final qué les pareció la actividad, qué es lo que
más les gustó y lo que menos.
105
2.
Rey o reina por un día
Objetivos:
Mejorar la autoestima y facilitar la internalización de mensajes positivos.
Materiales:
•
•
•
•
•
Cinta amarilla o dorada
Artículos de decoración para vestir a una reina o a un rey
Cinta adhesiva
Una silla
Una capa de rey o reina
Descripción:
— Los animadores explican que esta sesión o taller es muy especial, puesto que hoy
serán tratados como reyes y como reinas.
— Primero, todos los niños construyen y decoran sus coronas. Se prepara la capa y se
adorna la silla. Cada uno vestirá su corona. Por turno, cada niño se sienta en «el
trono» mientras el resto del grupo le saluda, le honra con reverencia y le dan
generosos elogios. El grupo puede tener una celebración festiva con «música real» y
un snack especial.
— Dar elogios es algo positivo para quien los da y para quien los recibe. Es una
herramienta fabulosa para mejorar la autoestima.
106
3.
La fiesta de los globos
Objetivos:
Facilitar la oportunidad de intercambiar las percepciones que tiene el grupo de cada uno
de los participantes, incluidos los animadores. Estas percepciones tienen que ver con las
cualidades y virtudes que vemos en los demás y las que los demás ven en nosotros. Esta
actividad también se puede realizar como conclusión de todo el ciclo del taller.
Materiales:
• Un globo por participante, de colores distintos (si fuera posible, un color para cada
uno; en caso contrario, personalizar el globo con su nombre)
• Tiras de papel (de 1 x 10 cm aproximadamente)
• Lápices de colores
Descripción:
— Se reparten a los niños las tiras de papel, una o dos por niño, y un globo de color o
personalizado.
— Se les pide que escriban en una tira de papel una cualidad o virtud de un compañero y
que luego la doble varias veces o la enrolle hasta que quede lo suficientemente
pequeña para meterla dentro del globo de ese compañero. Cada chico o chica hará
esta actividad para cada uno de sus compañeros.
— Los animadores pueden ayudar a los que tienen dificultades para escribir, a insertar las
tiritas enrolladas dentro de los globos y a dar ideas de cualidades y virtudes que
pueden tener los participantes.
— Una vez que todas las tiras de papel estén dentro de los globos respectivos se les pide
a los niños inflar su globo y anudarlo. Pueden jugar un rato con él y jugar un poco a
adivinar cuáles podrían ser sus cualidades percibidas por sus compañeros.
— Llega el momento más interesante de pedir a los niños que, por turnos, pinchen su
globo para poder sacar las tiras de papel, desenrollarlas, leerlas y disfrutarlas.
107
— En esta actividad es muy importante dar ocasión a los niños y niñas para compartir las
cualidades percibidas por sus compañeros, si lo desean y se sienten cómodos. El
grupo deberá respetar a los niños que prefieran no compartir, pero este
comportamiento es digno de atención posterior.
— ¡¡A disfrutar!!
108
4.
Buenas cosas mías
Objetivos:
Con esta actividad se espera promover la autoestima, poniendo el énfasis en los aspectos
positivos de cada niño o niña.
Materiales:
• Papel de colores (formato A4)
• Rotuladores y/o lápices de colores
Descripción:
— Pedimos a cada niño que escriba su nombre en la parte superior de la hoja y le
ayudamos a dividir el resto de la hoja en seis compartimentos. En cada uno de ellos
pedimos al niño o niña que escriba aspectos de su vida, tales como «en casa», «en la
escuela» «en los talleres», «en el fútbol», «en el barrio», «mis amigos», etc.
Entonces se le pide que escriba o dibuje algo bueno de cada uno de estos aspectos.
— En este ejercicio, el trabajo de los animadores es constante, porque lo que se pretende
es resaltar las habilidades, logros, cualidades o virtudes de los niños y niñas, que están
ligados a esos aspectos positivos que él percibe en su vida.
Variante: se puede pedir a los niños que, una vez realizada la actividad, agreguen algo
bueno que ellos mismos hacen en los diferentes contextos trabajados.
109
5.
Sopa de letras
Objetivos:
Facilitar la oportunidad de intercambiar las percepciones que tiene el grupo de cada uno
de los participantes, incluidos los animadores. Estas percepciones tienen que ver con las
cualidades y virtudes que vemos en los demás y que los demás ven en nosotros.
Materiales:
• Lápices (a ser posible, del mismo color)
• Hoja cuadriculada (formato A4) para cada participante, incluidos los animadores.
Ejemplo:
• Sopa de letras
110
Descripción:
• Sentados en un círculo, los animadores repartirán una hoja con la sopa de letras para
cada participante, y se les pedirá que escriban su nombre fuera de la zona
cuadriculada. Luego pasarán su hoja al chico o chica de su lado derecho para que
escriba dos cualidades o virtudes de ese compañero en la zona cuadriculada, ya sea
horizontal, vertical o en diagonal. Esta hoja vuelve a pasarse al siguiente compañero
de la derecha para que haga lo mismo, y
• así sucesivamente hasta que llegue al compañero de la izquierda del dueño de la hoja.
Antes de que la hoja llegue a su dueño se les pide a los chicos que la entreguen a los
animadores para que ellos también escriban dos cualidades o virtudes y además
rellenen los cuadros vacíos con otras letras, así obtendremos una rica sopa de letras
con las cualidades o virtudes escondidas que el dueño de la hoja tendrá que descubrir.
Así cada chico tendrá que buscar un número de cualidades igual al doble de los
participantes; si son 6 en total, tendrá que buscar 12 cualidades. Si son más de 8
participantes se les puede pedir que escriban solo una palabra cada uno.
• Una vez que los chicos hayan descubierto las cualidades que los demás ven en sus
compañeros, los animadores dirigen la conversación sobre el tema y la actividad. Si
fue fácil o difícil, qué sintieron mientras descubrían las palabras, si ellos se perciben
como los perciben los demás, etc.
111
112
UNIDAD 4:
DESTREZAS COMUNICATIVAS
INTRODUCCIÓN
La importancia de trabajar en esta unidad se justifica por hecho de que los niños y niñas
que han sufrido directa o indirectamente las consecuencias de la violencia, con frecuencia
presentan grandes dificultades para compartir su mundo interior, sus pensamientos y sus
sentimientos. Cuando eran bebés o niños muy pequeños, la respuesta conseguida frente a
sus demandas o a la expresión de sus emociones seguramente no siempre fue asertiva,
sensata y con sensibilidad. Por tanto, la comunicación cara a cara genuina puede ser para
ellos amenazante en relación con el mundo adulto y, por ende, con sus pares. Por tanto,
nuestro propósito al introducir este tema en los talleres es que los niños puedan continuar
aprendiendo modos de comunicarse de un modo más placentero, respetuoso y asertivo.
Las actividades aquí propuestas se pueden utilizar para comunicar sentimientos,
conseguir que unos hablen y compartan con otros, mejorar destrezas sociales y practicar
destrezas verbales y de escucha. Por supuesto, se trata de aprender y de pasárselo bien a
la vez.
ACTIVIDADES:
1.
2.
3.
4.
5.
Cuento, cuento
Clips en la ropa
Construyendo una escultura (Grupo B)
Cómic loco
Tarjetas sorpresa
113
1.
Cuento, cuento
Objetivos:
Escuchar es diferente que oír. Este juego da la oportunidad de practicar buenas destrezas
comunicativas y memorizar lo que se dice.
Materiales:
• Un cuento corto no conocido (mejor en formato libro de 4 o 5 páginas)
• Materiales de juego
Descripción:
— Al inicio de la sesión, instruir a los niños sobre el objetivo de esta actividad. La idea es
que puedan valorar su capacidad de memoria y concentración.
— Leer el cuento al grupo, pero antes indicarles que deben escuchar el cuento
atentamente. Una vez leído el cuento, informar al grupo que ahora jugarán a un nuevo
juego.
— El juego seleccionado puede ser cualquiera, desde ver quien se mantiene más tiempo
con el hula-hoop hasta un juego de mesa. Jugar sólo entre 5 y 10 minutos y luego
volver a leer el cuento al grupo. Al leerlo, se detendrá la lectura en algunos párrafos y
se les preguntará a los niños qué pasa después. Antes de continuar a la siguiente
página (si el cuento está en formato libro), permitirles imaginar qué ocurre después.
— Invitar a los niños finalmente a conversar en torno a las siguientes preguntas:
1. ¿Fue fácil o difícil para ti recordar lo que decía el cuento?
2. ¿Qué significa escuchar a alguien?
3. ¿Qué significa oír algo?
4. ¿Cómo te sientes cuando le hablas a alguien y la otra persona no te escucha? ¿Te
ha pasado?
5. ¿Por qué es importante escuchar a los demás?
114
6. ¿Cómo sabemos que alguien nos escucha?
7. ¿Cómo podemos a alguien que nos escuche? Y si el otro no puede o no quiere,
¿cómo podemos hacerlo? (dar la alternativa de acudir a otro que sí nos escucha).
Variante: se puede complementar esta actividad con un roleplaying a fin de que los
niños muestren distintas posibilidades de expresar su demanda de ser escuchados (sobre
todo cuando quieren compartir lo que sienten o piensan); por ejemplo, pidiendo
correctamente ser escuchados, insistir asertivamente en ser escuchados, acudir a otra
persona para ser escuchados, etc.
115
2.
Clips en la ropa
Objetivos:
Ayudar a los niños a ser conscientes de sus modos de comunicarse y cómo estas
destrezas afectan al modo en que hablamos y escuchamos a los demás.
Materiales:
• Diversos juegos de mesa
• Clips grandes de colores
Descripción:
— Seleccionar un juego para todo el grupo (la oca, los dardos magnéticos, un juego de
naipes u otro juego donde haya interacción). Antes de explicar las reglas del juego, dar
a cada participante 4 clips para que los pongan en su ropa en un lugar visible. Explicar
al grupo que el trabajo de cada uno es tratar de conservar sus clips. Un clip puede ser
retirado por cualquier otro miembro del grupo que se dé cuenta de que alguien no se
ha comunicado como corresponde, es decir, no ha utilizado buenas formas para
comunicarse; por ejemplo: interrumpir a alguien que está hablando, hacer comentarios
rudos o desagradables, no escuchar al otro, no dar las gracias por algo o no pedir por
favor, etc. Si se prefiere, esta lista se puede escribir en la pizarra para que todos estén
atentos.
— Una vez que se explica el objetivo de los clips, se explican las reglas del juego que se
ha seleccionado para el grupo (¡esta es una buena oportunidad para comenzar a
perder clips!).
— Jugar y continuar con la regla de los clips.
— Se pueden entregar incentivos a los que tengan más clips al final del juego.
Nota: esta actividad puede utilizarse con cualquier juego o actividad que permita la
interacción verbal; por ejemplo, pintar o trabajar con arcilla. Incluso los animadores
pueden contar, mientras realizan está actividad, historias o anécdotas relacionadas con el
tema que contengan enseñanzas o moralejas.
116
117
3.
Construyendo una escultura (Grupo B)
Objetivos:
Dar instrucciones claras es algo difícil, pero con la ayuda de nuestro cuerpo, sus
movimientos y el lenguaje corporal, puede ser más fácil. El objetivo es reconocer la
importancia de usar buenas destrezas comunicativas cuando damos y recibimos
instrucciones.
Materiales:
• Materiales de construcción; por ejemplo, bloques, Lego, palitos, etc.
• Sillas (una por niño, situadas una contra otra, respaldo contra respaldo)
Descripción:
— Se sitúan las sillas respaldo contra respaldo en medio de la sala, quedando unos
sentados hacia la derecha y otro hacia la izquierda; por tanto, se conforman dos
grupos. A cada grupo se entregan materiales similares. (si son muchos niños es mejor
jugar no más de 4 parejas a la vez).
— Se le pedirá a los niños de la derecha que cada uno construya una pequeña escultura o
diseño con el material que se les ha dado. Cuando hayan terminado su construcción,
pedirles que expliquen verbalmente a su pareja (detrás de su asiento) cómo es su
escultura y cómo la construyeron. El compañero de la silla contraria intentará
construir la escultura como la original descrita por su compañero del equipo contrario.
Cuando cada pareja termine, dejarlos que comparen sus esculturas. Luego, cada
pareja intercambiará sus roles de escultores y oyentes.
— Terminada la actividad, invitar a los niños a reflexionar guiándose a través de estas
preguntas:
— ¿Qué fue más fácil para ti, dar instrucciones o recibirlas?
— ¿ Generalmente, sigues las instrucciones que se te dan? ¿Por qué sí? ¿Por qué no?
— ¿Qué haces en tu vida diaria para mostrar que tienes habilidad para escuchar?
118
4. Cómic loco
Objetivos:
Esta actividad es para que los niños aprendan a comunicar ideas a otros y a tomar
decisiones de grupo basadas en el diálogo y conversación.
Materiales:
• Papel
• Lápices
• Rotuladores, lápices de colores o ceras
Descripción:
— Si es necesario y parece apropiado, dividir el grupo en dos o tres pequeños grupos
(mínimo 4 personas por grupo). Entregar a cada grupo papel y lápices.
— Explicar a los grupos que van a crear una tira cómica y que cada persona en el grupo
deberá dibujar una escena de la historia. El grupo deberá decidir qué dibujar, elaborar
el guión de la historia y decidir quién dibujará cada escena (esta actividad involucra
mucha comunicación).
— Una vez que la discusión entre los niños comienza y ya se han puesto de acuerdo
sobre qué dibujar, cada uno elabora su escena en su hoja y se hace responsable de esa
parte del trabajo en grupo. Todos deben hacerlo al mismo tiempo, no por turnos. La
actividad es más interesante si no se les permite que vean sus dibujos entre ellos.
— Una vez terminado el cómic, dejar un tiempo para compartir y dar a cada grupo la
oportunidad de compartir su trabajo con otros grupos, si los hay.
— Preguntas guía para la discusión:
1. ¿Qué destrezas comunicativas eran necesarias para esta actividad?
119
2. ¿Ha sido importante la comunicación en esta actividad?
3. ¿Cuál ha sido la parte más difícil del trabajo?
4. Cuándo trabajas en grupo, ¿te gusta que te sigan las ideas o permites que otros
pongan sus ideas?
5. ¿Por qué es importante tomar decisiones con otros?
6. En tu vida, ¿por qué es importante aprender a tomar decisiones en grupo o
respetar las ideas de los otros?
7. ¿Te gustó como quedó el cómic con todas las escenas?
120
5.
Tarjetas sorpresa
Objetivos:
Enseñar y modelar a través de roleplaying y verbalizaciones, destrezas comunicativas y
habilidades sociales necesarias en la cotidianidad de los niños para su socialización.
Materiales:
• Pliego de papel de 2 o 3 metros de largo por 1 de ancho con el dibujo de un camino
curvado con 6 u 8 pistas (una por niño), como un juego de carreras de caballos, que
en un extremo señale el punto de partida y en el otro la meta o llegada.
• Caballos pequeños (uno por niño competidor)
• Un dado, preferiblemente grande, de tela o goma
• Stickers de colores, suficientes para poner en los cuadros de las pistas
• Tarjetas (tamaño tarjetas de presentación; 15 o 20 como máximo), cada una con
tareas que desarrollen destrezas comunicativas. Se pueden crear, por ejemplo, tarjetas
como las propuestas en esta actividad. También agregar otras tarjetas en menos
cantidad con consignas como las siguientes:
• ¡Qué suerte, puedes avanzar gratis dos cuadros!
• Lo siento, tienes que retroceder dos cuadros.
• Sólo sonríe
Descripción:
— Se explica a los niños que esta es una actividad para aprender y ensayar diferentes
destrezas o habilidades para comunicarse y estar bien con otros, por ejemplo, saber
pedir, saber dar las gracias, saber reclamar, etc. La idea es que se juega como
cualquier juego de competición: cada uno toma su turno y el primero que llega a la
meta es el ganador. En realidad, aquí los ganadores serán quienes lleguen a la meta
habiendo realizado las tareas por las cuales han tenido que pasar. En cada pista se
121
pegará un número igual de stickers distribuidos al azar; si el caballo del niño cae justo
en un espacio que tiene un sticker tendrá que sacar una tarjeta, leerla y hacer lo que
esta le dice. Por eso, todos los niños tienen el mismo número de stickers en su pista y
sólo el azar los puede librar de las tareas (¡poner varios stickers por pista para no
hacerles tan fácil la tarea!).
— Es importante combinar las tarjetas que piden tareas con otras que no las piden para
hacer más entretenido el juego. Ayudar a los niños a hacer las tareas, si el niño o niña
no puede pedir a otro chico que le ayude, le dé ideas, etc. Si esto no funciona, actuar
como ejemplo para que el niño lleve a cabo la tarea y así poder seguir jugando.
— Nota: los animadores pueden ser parte del roleplaying esperando que el chico o chica
que debe hacer la tarea ponga en práctica lo que se le pide. De esta manera es más
fácil que el niño ensaye las destrezas en primera y no en tercera persona. No es
recomendable que en los roleplaying se reproduzcan las conductas negativas o no
deseadas, sino al contrario, que se empleen las conductas sociales que queremos
promover.
— Una vez realizada la actividad, invitar a los niños a conversar sobre las tareas que les
tocaron:
1. ¿Qué fue lo más entretenido del juego?
2. ¿Fue difícil alguna tarea?
3. ¿Por qué es necesario aprender a … (alguna tarea específica)?
4. ¿Hay alguien a quien se le hace difícil la tarea de …?
5. ¿Conocéis a alguna persona que no sepa … (alguna tarea específica)?
122
Ver tarjetas a modo de ejemplo:
Carlos va a pasar el fin de semana con su tío y sus
primos, pero su tío a veces está de muy mal humor. El tío
le dice: «¡Niño estúpido! ¡Pásame el teléfono!»
¿Cómo puede responder Carlos sin ser violento?
Acabas de llegar del cole a casa y le
prometiste a una amiga que irías a la tienda
con ella. Tu madre insiste en que debes
quedarte en casa y lavar los platos. ¿Cómo y
qué le dirías a tu madre?
M. no se ha comportado bien en el cole y su madre le
dice con firmeza: «Quiero que me digas qué ha pasado
hoy.» Como se avergüenza de su comportamiento, M.
empieza a defenderse y a insultar a todos los del cole.
¿Puedes ayudar a M. a responder sin faltar el respeto? Si
lo haces bien, avanzarás dos puestos.
Estás en un grupo con tres chicos. Ellos
deciden hacerle una broma pesada al
profesor, pero a ti no te parece nada bien
¿Qué les dirías a tus compañeros?
Iván va a un club donde hacen distintas actividades, y a
veces preguntan cosas que a él le da vergüenza responder
y lo pasa muy mal. Le gustaría decir que prefiere no
contestar, pero no sabe cómo hacerlo ¿Puedes ayudar a
Iván en esto?
Tú eres el único amigo de Juan. Has pasado
todo el día hablando y jugando en el cole con
Sergio. Al final del día, Juan viene hacia ti y
te llama tonto e imbécil. ¿Qué le dirías?
¿Cómo se lo dirías?
Joana siempre está provocando y molestando a Rita, y
Rita siempre cae en su trampa, por lo que se enfada hasta
explotar y termina siempre insultando y haciéndose daño
de tanto pegar. ¿Cómo puedes ayudar a Rita para que no
caiga en la trampa de Joana? Dos puestos si le ayudas.
Es sábado y acabas de empezar a ordenar tu
habitación y a ayudar en casa. Tu madre está
dentro cocinando. Tu amigo viene y te invita
a ir a la playa. Su familia va a salir dentro de
10 minutos. ¿Cómo pedirías permiso en tu
casa para ir con tu amigo?
Que tomen tus cosas sin tu permiso es algo que te
molesta mucho y no lo toleras. ¿Qué harías si eso te
ocurriera en el cole, cuando toman tus lápices de colores
sin decirte nada?
123
Marcos saluda a Juan, que es gordito, con un
desagradable: «¡Hola, hola, bola de grasa!»
Puedes avanzar dos puestos si das una
respuesta asertiva.
UNIDAD 5:
TRABAJO EN EQUIPO
INTRODUCCIÓN:
Las actividades de trabajo en equipo son interesantes para que los niños participen. Una
actividad en grupo puede cubrir una variedad de aspectos y conducir a varios objetivos
diferentes al mismo tiempo. Puede desarrollar destrezas sociales, cohesión de grupo,
confianza, sentido de pertenencia y aceptación de cada persona, todos ellos aspectos
importantes que van conformando el proceso de resiliencia. Hay situaciones en la vida a
las que los niños tendrán que enfrentarse como parte de un grupo; por ejemplo, trabajar
con otros, hacer proyectos escolares juntos, practicar deportes, etc., y esos casos les
exigirán poseer las destrezas necesarias para tener éxito en situaciones de trabajo en
equipo.
Los objetivos son que los chicos y chicas puedan trabajar juntos hacia un fin común,
tomar decisiones a través de un acuerdo, contribuir a un proyecto de grupo, resolver
conjuntamente un problema, aprender a aceptar las ideas de otros, etc.
Los niños víctimas de violencia tienen grandes dificultades para desarrollar una
competencia social mínimamente adecuada. Participar en la sociedad, ser parte de ella de
modo constructivo y no destructivo, es todo un desafío para estos niños y niñas; por
tanto, aunque este objetivo se trabaja de forma transversal en todo el taller, es importante
abordar el tema de una forma más directa, ayudando a los niños a ser más competentes
en sus interacciones personales a fin de garantizar su bienestar y el de los demás.
ACTIVIDADES:
1.
2.
3.
4.
5.
Construir un país
Burbujas de jabón
Torre de pajitas (Grupo B)
Las pisadas
Esculturas respetadas
124
1.
Construir un país
Objetivos:
Esta actividad está indicada para que los niños refuercen su aprendizaje para conseguir
trabajar con otros y participar como miembros de un grupo en el proceso de tomar
decisiones.
Materiales:
• Papel
• Lápiz
• Rotuladores, lápices de colores o ceras
Descripción:
— Si el grupo es grande, dividirlo en subgrupos de 4 o 5 integrantes cada uno. Como ya
conocéis a los niños, divididlos en grupos en función de sus características y recursos.
Dar a cada grupo la siguiente información:
«Tú y tu grupo habéis pedido una isla deshabitada para hacer un nuevo país. Tú
has sido seleccionado para ser el nuevo gobierno. Tu primera tarea es tomar las
siguientes decisiones y cumplir las siguientes tareas:
1. Nombre del país
2. Sobrenombre del país
3. Dibuja en un papel tu país
4. Dibuja una bandera
5. Elige el ave nacional
6. Elige la flor nacional
7. Indica tú mismo en qué y donde quieres trabajar
125
8. Crea un máximo de diez leyes o reglas que te parezcan necesarias para vivir
bien en ese país
9. Decide si los niños, las mujeres y los hombres también podrán gobernar, y cuál
será su tarea en el gobierno.
— El grupo debe trabajar conjuntamente para completar sus tareas y luego presentarlas
al resto de compañeros cuando todos hayan terminado. Esta actividad podría tardar
más de una sesión en completarse. Es mejor no dar prisa a los niños, sino más bien
incentivarlos para trabajar en equipo. De las 9 tareas se puede elegir primero la
primera mitad y luego el resto, dependiendo del tiempo.
— Invitar a los niños a mantener la siguiente conversación:
1. ¿Cómo se tomaron las decisiones en tu grupo?
2. ¿Estuvieron de acuerdo y contentos con las decisiones tomadas? ¿Por qué? ¿Por
qué no?
3. ¿Qué es importante recordar cuando tomamos una decisión en grupo?
4. ¿Qué haces tú (cuál es tu rol) cuando tomas decisiones en un grupo?
5. ¿Cómo sabemos si un grupo ha trabajado bien? ¿Por qué es importante aprender a
tomar decisiones como miembros de un grupo?
126
2.
Burbujas de jabón
Objetivos:
Trabajar con otros como miembro de un grupo para aprender a resolver problemas e
intentar resolver una tarea complicada como grupo. Aprender a manejar la frustración
dentro de una tarea común.
Materiales:
•
•
•
•
•
Una cuerda
Jabón líquido o detergente de vajillas
Agua
Pajitas (cañas de plástico para beber del vaso)
Lana
Descripción:
— Entregar todo el material y explicarles que su tarea es hacer burbujas (que flotan en el
aire) con los materiales que les han dado. También desafiarlos a hacer las burbujas
más grandes posibles.
Nota: al mezclar el jabón y el agua puede que las burbujas sean muy débiles, pero si
se mezclan en las proporciones correctas se podrán hacer unas buenas burbujas. Si los
niños están muy frustrados, invitarles a calcular la mejor proporción entre agua y
jabón.
— La cuerda y las cañas se pueden utilizar para hacer burbujas poniendo la cuerda a
través de dos cañas y uniéndolas, dejando las cañas los lados, conformando un
cuadrado con la cuerda. Una vez hecho esto se moja en la mezcla de agua y jabón
para crear burbujas. Se pueden usar las cañas y cortarlas por la mitad para hacer
burbujas más pequeñas o simplemente emplear los dedos para hacer un círculo que se
puede usar para crear burbujas.
— Una vez realizada la actividad, invitar a los niños a mantener la siguiente discusión:
127
— ¿Fue una tarea frustrante para alguien en el grupo? Explicar y asegurarse que los niños
entienden el término frustración. Si fue o no fue así, ¿por qué?
1. ¿Qué hacemos cuando estamos frustrados?
2. ¿Cómo nos puede ayudar el grupo?
3. ¿Ha sido necesario trabajar con otros para hacer esta tarea? ¿Por qué? ¿Por qué
no?
4. Trabajar con otros, ¿hace menos frustrante el trabajo?
5. ¿En qué has contribuido al grupo?
6. ¿Cómo te has sentido en el grupo?
128
3.
Torre de pajitas
Objetivos:
Esta tarea es una actividad de desafío a la creatividad, y hay muchas soluciones al
problema. El desafío real es que, frente a tantas formas de hacer las cosas, los miembros
del grupo deberán ponerse de acuerdo para hacerlo solo de una forma, que será la que el
grupo finalmente elija. El objetivo es entonces aprender a aceptar ideas de los otros,
enunciar las ideas propias y comprometerse con un fin común.
Materiales:
•
•
•
•
Pajitas (cañitas de plástico para beber del vaso)
Clips de papel
Lana o hilo de bordar (que quepan dentro de las pajitas)
Tijeras
Descripción:
— Entregar al grupo todo el material. Informarles de que su tarea es usar los materiales
que les han dado para construir una torre tan alta como sea posible sin que se caiga.
Dar al grupo un tiempo límite para completar la tarea.
— Para aumentar la motivación de los niños, se puede dividir el grupo en dos y ver qué
grupo hace la torre más alta.
— Una vez realizada la actividad, invitar a los niños a mantener la siguiente discusión:
1. ¿Cómo ha logrado el grupo su objetivo?
2. ¿Se han puesto todos de acuerdo en cómo construir la torre?
3. ¿Cuál fue tu decisión en el grupo?
4. ¿Sigues las ideas de los otros o intentas que los otros sigan tu idea?
129
5. ¿Por qué es importante para ti ser capaz de trabajar con otros?
130
4.
Las pisadas
Objetivos:
Trabajar juntos como parte de un equipo para resolver problemas y llevar a cabo una
tarea difícil.
Materiales:
• 10 ó 12 trozos de cartón en forma de huellas de pisadas (depende de la distancia entre
equipo y equipo)
• Cinta adhesiva
Descripción:
— Explicar que se trata de partir de un extremo de la sala y llegar a la parte contraria,
donde hay una línea dibujada como meta. El objetivo es «llegar a la línea» siempre y
cuando se respete la regla «pisar sólo sobre las huellas». Una vez que los niños han
colocado las huellas en el suelo, estas no podrán moverse (a menos que el grupo
decida comenzar de nuevo, recogerlas todas y volver a ponerlas para lograr llegar a la
línea contraria).
— Una vez explicado esto se divide el grupo en dos equipos (por lo tanto, se reparten las
huellas entre los dos equipos equitativamente). Cada equipo debe planear dónde poner
las huellas para llegar a la línea contraria. En este punto, ambos equipos tratarán de
llegar al extremo contrario, pero no podrán hacerlo con las pocas huellas que tienen,
de modo que tanto tendrán que encontrar una solución al problema; por ejemplo, los
equipos probablemente se encontrará en mitad del camino intentando cruzar, y si
utilizan para continuar las huellas del equipo contrario, podrán llegar a la meta. Si no
proponen esta solución se les pueden dar pistas para hacerlo, así como recordarles el
objetivo y la regla, porque esta no excluye que se utilicen todas las huellas. He ahí la
clave.
— Una vez realizada la actividad, invitarlos a compartir en torno a estas preguntas guía:
131
1. ¿Qué necesitaron los dos equipos para llevar a cabo la actividad con éxito?
2. ¿Cómo te sentiste cuando te diste cuenta de que no llegarías a la meta?
3. ¿Crees que hay momentos en la vida en que es necesario apoyarse en otros para
lograr algo?
4. ¿Es difícil pedir ayuda a los demás? ¿Por qué?
5. ¿Cuándo se debe pedir ayuda a los demás?
132
5.
Esculturas Respetadas
Objetivos:
Aprender a valorar lo que los otros hacen, respetando su trabajo y esfuerzo en su
creación.
Materiales:
• Plastilina de varios colores, si no es posible, se puede utilizar también un material que
se seque al aire (como arcilla de modelar) para conservar las figuras creadas.
• Trozos de cartón para poner como base a cada trabajo
• Pintura y pinceles, si se trabaja con arcilla o pasta moldeable de un solo color
Descripción:
— Se puede realizar esta actividad con todo el grupo o dividirlo en dos.
— Los materiales se ubican en el centro del círculo hecho por los niños y luego se les da
las siguientes instrucciones:
Cada uno creará una pequeña escultura con el material disponible. No hay reglas
para esto. Puede ser una forma abstracta, un objeto, un animal, etc. Una vez
terminada, se pasará la escultura al compañero de la derecha, mientras se recibe la
del compañero de la izquierda. Una vez recibida, la figura se puede modificar
agregando partes o haciendo cualquier cambio que se les ocurra. La única regla es
que no puede destruir su estructura básica o su esencia. Por tanto, las figuras
continuarán pasando de chico en chico hasta llegar al dueño de la figura, y cada
uno tendrá la oportunidad de cambiar y transformar el trabajo de los demás dentro
de un límite.
— Una vez terminadas todas las esculturas, los animadores dirigen la conversación en el
intercambio de experiencias, concentrándose en los sentimientos que se generaron al
entregar y al recibir la propia figura ya transformada por los otros, en los comentarios
133
y en las críticas (sobre todo, en la forma de hacerlas) sobre el trabajo creativo de los
otros.
134
BIBLIOGRAFÍA
1. ARÓN A. M., «La violencia en la familia» , ed. Galdoc, Santiago de Chile, 2002.
2. BARUDY, J., DANTAGNAN, M., «Los buenos tratos a la infancia: Parentalidad,
Apego y Resiliencia», ed. Gedisa, Barcelona, 2005.
3. BARUDY, J., MARQUEBREUCK, A. P., «Hijas e hijos de madre resilientes», ed.
Gedisa, 2006.
4. BARUDY, J., DANTAGNAN, M., «Los desafíos invisibles de ser madre y padre.
Manual para la evaluación de las competencias y la resiliencia parental», ed.
Gedisa, Barcelona, 2009.
5. BRAZELTON, T. B. y CRAMER, B. G., «La relación más temprana: padres,
bebés y el drama del apego inicial», ed. Paidós Ibérica, Barcelona, 1990.
6. CYRULNIK, B., «Los alimentos afectivos», ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1994.
7. CYRULNIK, B., «Los patitos feos. La resiliencia; una infancia infeliz no
determina la vida», ed. Gedisa, Barcelona, 2001.
8. CYRULNIK, B., «El murmullo de los fantasmas: volver a la vida después de un
trauma», ed. Gedisa, Barcelona, 2003.
9. FORÉS A., GRAVÉ J., «La resiliencia. Crecer desde la adversidad», ed.
Plataforma, Barcelona, 2008.
10. GARBARINO, J., DUBROW, N., KOSTELNY, K. y PARDO, C., «Children in
Danger: coping with consequences of community violence», Josey-Ban Inc.
Publishers, San Francisco, 1992.
11. GARMEZY, N., «Children in poverty: resilience despite risk», Psychiatric
Interpersonal and Biological Processes, 56 (1), 1993.
12. GUEDENEY, A., «Les déterminants précoces de la résilience», en Ces enfants qui
tiennent le coup; ed. Hommes et Perspectives, Revingny-sur-Ornain, 1998.
13. JONES, A., «104 Activities That Build», Rec Room Publishing, 1998.
14. MANCIAUX, M., VANISTENDAEL, S., LECOMTE, J. y CYRULNIK, B., «La
resiliencia: estado de la cuestión», en «La resiliencia: resistir y rehacerse», ed.
Gedisa, Barcelona, 2003.
15. RUTTER, M., «Resilience: some conceptual considerations», Journal of
Adolescent Health, 14, núm. 8 (1993).
16. STERN, D., «El mundo interpersonal del infante: una perspectiva desde el
psicoanálisis y la psicología evolutiva», ed. Paidós, 1991.
17. VAN DER KOLK y col., «Exploring the Nature of Traumatic Memory: Combining
Clinical Knowledge with Laboratory Methods», Journal of Agression, Maltreatment
& Trauma, Vol. 4, Núm. 2, 1996.
135
18. WERNER, E. E., «Children of the Garden Island», Scientific American, 1989.
19. LOWENSTEIN, L. «Creative Interventions for Troubled Children & Youth»,
Canada Press.1999
20. FAHLBERG, V.I. «A Child´s journey Throgh Placement», U.K. Ed. 1994
136
137
La inteligencia maternal
Barudy, Jorge
9788497848787
192 Páginas
Cómpralo y empieza a leer
La crianza de los hijos e hijas sigue siendo el resultado de acciones realizadas
mayoritariamente por las mujeres, pero gracias a la existencia de un número cada vez
más significativo de hombres- pertenecientes a la manada de hombres buenosconstatemos que muchos padres se implican de una forma igualitaria en la crianza de sus
hijos e hijas rebelándose del dominio de la ideología patriarcal y creando la esperanza que
un cambio cultural es posible. Este libro contiene un manual para compartir nuestro
programa, apoyar y promover las competencias maternales de las mujeres, especialmente
de aquellas afectadas por experiencias de malos tratos en sus infancias y/o de la violencia
de sus parejas, así como de diferentes formas de violencia: violencia organizada, guerras,
genocidios, violaciones masivas, tortura y exilio.
Cómpralo y empieza a leer
138
139
Indómito y entrañable
Giménez Alvira, José Ángel
9788497845519
208 Páginas
Cómpralo y empieza a leer
Indómito y entrañable recoge el periplo vivido por el autor, José Ángel Giménez Alvira y
su mujer Carmen, desde el día en que Toni llega a su casa y a sus vidas haciendo que
estas den, en palabras del autor, «un viraje de ciento ochenta grados». El lector
descubrirá un proceso adaptativo complejo por ambas partes: por un lado los padres, que
pueden llegar a sentirse solos e incomprendidos social e institucionalmente; por el otro los
hijos, que no pueden desprenderse de quienes son ni del propio bagaje genético y
familiar, pues «necesitan tener un campo de acción que no rechace de plano todas sus
costumbres, hábitos, valores y conductas». Desde la distancia necesaria para poder
analizar y detallar la difícil contienda que tienen que lidiar día tras día los adoptantes, el
autor ofrece muchas claves de tipo técnico y educativo para todos aquellos padres que
puedan encontrarse en una situación similar o que estén barajando la posibilidad de la
adopción. Se trata de un hermoso y emotivo relato que nos muestra la convivencia con
un hijo adoptivo, los problemas cotidianos derivados y las medidas empleadas para tratar
de resolverlos, así como la evolución psicosocial del menor a través de un viaje que debe
ser emprendido desde el amor y el humor y vivido como lo que es: una maravillosa
aventura y un compromiso de por vida.
Cómpralo y empieza a leer
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Criterios de resiliencia. Entrevista a Boris
Cyrulnik
Sánchez García, Guadalupe Ana
9788416572175
80 Páginas
Cómpralo y empieza a leer
En mayo del 2011, Boris Cyrulnik visitó México como profesor invitado por la
Universidad de Guadalajara para compartir sus reflexiones y experiencias con
universitarios, profesionales de diversos campos y público en general durante el evento
titulado Resiliencia: Vínculos e Inclusión Social. En este foro internacional, el Dr.
Cyrulnik impartió la conferencia titulada Criterios de resiliencia: condiciones de un nuevo
desarrollo después de un traumatismo. A partir de esta conferencia, Ana Guadalupe
Sánchez y Laura Gutiérrez tuvieron un encuentro con él, donde el Dr. Cyrulnik, con gran
transparencia, sensibilidad y honestidad, trazó con bellas palabras, un cuadro que nos
acerca a su pensamiento, a sus sueños y sus afectos abriendo una dimensión muy íntima
y personal de su vida. En esta obra se reproduce tanto la entrevista como la conferencia
de Boris Cyrulnik. Ambas son imprescindibles y valiosas para el amplio público que sigue
con gran interés su trabajo.
Cómpralo y empieza a leer
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143
Entres selfies y whatsapps
Jiménez, Estefanía
9788416919888
320 Páginas
Cómpralo y empieza a leer
Cada vez más niños, niñas y adolescentes utilizan los medios digitales para descargar
música, ver vídeos, hacer las tareas escolares, participar en redes sociales y, sobre todo,
comunicarse con amigos y familiares. Hoy las personas nos relacionamos con el mundo a
través de internet, y los niños y niñas no son ajenos a esa realidad. Con la participación
de Sonia Livingstone y un panel de expertos europeos y latinoamericanos este libro
describe con rigor cómo estos consumidores digitales están interactuando con y en
internet. Cada capítulo se centra en un aspecto concreto: el ciberbullying, el sexting, el
contacto con desconocidos, el uso excesivo, la perspectiva de género, la gestión del
desembarco de internet en la escuela o la labor de mediación de las familias, entre otros.
El mundo de oportunidades que ofrece internet no está exento de problemas y
situaciones peligrosas derivadas del mal uso de la red. Más allá de tópicos y alarmismo,
es necesario formar en la prevención de riesgos y alentar a niños y niñas a que asuman
su papel como internautas exigentes y conscientes con autonomía y seguridad. Este libro
proporciona un diagnóstico de situación actual, fiable y exhaustivo basado en evidencias
científicas, que será útil tanto a investigadores, a educadores, a agentes implicados en la
seguridad de la infancia en internet.
Cómpralo y empieza a leer
144
145
La formación del actor
Eines, Jorge
9788497844352
288 Páginas
Cómpralo y empieza a leer
¿Por donde empezar? ¿Es posible pensar en la técnica como los cimientos de un edificio?
La pregunta por los comienzos de la formación de un actor viene alimentando la historia
del teatro. La manera singular en que este libro aborda el problema parece ser el punto
inicial de un viaje para poder entender la pedagogía de Jorge Eines. Una propuesta que se
ocupa del proceso en su etapa inicial y que abre las puertas a la imaginación, la destreza
y por ende a la técnica. Todo ello con la finalidad de orientar a un alumno para que
encuentre su lugar en el arte del actor. Un libro que es punto de partida. Una vía de
acceso a los demás textos del autor (La didáctica de la dramatización, Alegato a favor del
actor, El actor pide y Hacer actuar) componiendo una universo tanto teórico como
práctico para profundizar en las líneas maestras que definen la formación de los actores.
Cómpralo y empieza a leer
146
Índice
Titel
Impressum
Widmung
Índice
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
EL PROGRAMA PARA APOYAR Y FACILITAR LA
RESILIENCIA INFANTIL
UNIDAD 1 Sentimientos: expresión y modulación
1. Los palitos chinos
2. Mi mapa de emociones
3. Tarjetas de emociones
4. Cine Foro
5. Collage
6. La tarta de sentimientos (grupo B)
7. La olla a presión
8. El termómetro emocional
9. Las reglas de la rabia
10. Rabia destructiva/rabia constructiva
6
7
8
9
11
13
27
38
40
42
46
48
50
52
54
57
63
65
UNIDAD 2 Identidad
70
1. Pasando la pelota
2. Simón dice
3. Yo soy
4. Mi biografía
5. Mi cuerpo
6. Mi nombre
7. Mi mundo
8. Mi libro (Grupo B)
9. Yo creo que... (Grupo B)
10. Diario mural
72
74
76
78
86
88
90
92
98
101
UNIDAD 3 Autoestima
102
147
1.
2.
3.
4.
5.
Celebración
Rey o reina por un día (grupo A)
La fiesta de los globos
Buenas cosas mías
Sopa de letras
104
106
107
109
110
UNIDAD 4 Destrezas comunicativas
1.
2.
3.
4.
5.
Cuento, cuento
Clips en la ropa
Construyendo una escultura (Grupo B)
Cómic loco
Tarjetas sorpresa
UNIDAD 5 Trabajo en equipo
1.
2.
3.
4.
5.
113
114
116
118
119
121
124
Construir un país
Burbujas de jabón
Torre de pajitas (Grupo B)
Las pisadas
Esculturas respetadas
125
127
129
131
133
BIBLIOGRAFÍA
135
148
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