Subido por CARLOS MARIO PEREZ DE LA CRUZ

MORIR PARA VIVIR

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MORIR PARA VIVIR.
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus
faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con
dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba
voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su
gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa
se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo
de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al
Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un
carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo:
He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz
del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo:
Heme aquí, envíame a mí. Isa 6:1-8
INTRODUCCIÓN: Cuando hay otro rey impide que el verdadero rey se manifieste. Tiene
que morir el otro rey.
El pasaje empieza diciendo: En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor. ¿Cuántas
veces entró el profeta en el templo antes de ese día inolvidable cuando vio la gloria de Dios?
¿Por qué el profeta experimentó la gloria de Dios después que murió el rey Uzías? De acuerdo
a la tradición rabínica, Isaías era primo hermano del rey Uzías. Ninguno tiene espacio en su
vida para dos reyes. Fue solo después de que el rey Uzías murió que el “otro Rey” pudo
manifestarse en la vida del profeta. Pensaba que la gloria del rey anterior era increíble porque
no conocía la gloria del Otro. El escribió: vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y
sublime, y sus faldas llenaban el templo. Algo le ocurrió ese día que lo cambio para
siempre. Treinta segundos bastaron para que su ministerio fuera diferente. Después de la
muerte del rey la dependencia hacia Él nuevo Rey se empieza a manifestar en Isaías. Dios no
puede ser el rey en su vida hasta que el otro rey se muera. Mientras Isaías dependía del rey
Uzías Dios nunca se manifestó.
I.- DEBEMOS DESARRAIGAR EL SÍNDROME DE UZÍAS. La única cura para el
síndrome de Uzías es una experiencia sobrenatural de Dios como la de Isaías. Aunque ora
diciéndole al Señor muéstrame tu gloria, mientras haya otro rey El no manifestara su gloria.
a) La muerte del rey carnal abre el camino o paso al Rey de reyes, quien mostrará su
gloria. Cuantas veces el profeta entró al templo y le sirvió con su ministerio, pero no
lo vio. Cuantas veces has salido de eventos o celebraciones con una gran experiencia
de que algo paso. El Programa salió bien etc. ¿pero… viste la gloria de Dios? Hay
más que eso, “la gloria de Dios”. “Su presencia manifiesta” etc.
b) Cuando solo hemos experimentado algunas manifestaciones de su poder sin haber
visto su gloria y experimentar su presencia manifiesta, nos enorgullecemos por lo que
hacemos por los buenos programas y aunado a esto se oyen los lamentos de quienes
supuestamente son siervos que están teniendo éxito.
c) Al leer los primeros cinco capítulos del libro de Isaías notaremos que los contextos
son puros ayees: Ay de mi… ay de ustedes… ay del mundo etc., pero después del
encuentro que tuvo con la gloria de Dios y su presencia manifiesta cambio todo.
Sesenta capítulos respaldan su ministerio con increíbles profecías respaldadas por
Dios.
II.- ¿Cuál fue la diferencia? Isaías vio la gloria de Dios, después que el rey Uzías murió.
En su experiencia él se sintió morir por causa de su pecado. En su experiencia vio que un
serafín voló hacia el con un carbón encendido del altar el cual toco su boca por el cual fue
limpio de culpa y de pecado.
a) Eso significa que la vida que llevaba en su ministerio antes de este encuentro bajo el
rey Uzías era de pecado y solo después de este evento quedo limpio de pecado. Tiene
que morir el rey que te hace tener una vida de pecado. El otro rey es lo que domina
tu vida. Eso está en ti. La aplicación clara de esta explicación en tu vida es que debes
morir para que El reine en ti. La Biblia describe este acto de la siguiente manera: Así
también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro. Romanos 6:11.
b) Considérense muertos al pecado. Y por todos murió, para que los que viven, ya no
vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 2Co 5:15. Ya no vivan
para sí. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí. Gal 2:20. Y ya no vivo yo. Quien llevó él
mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
1Pe 2:24. Estando muertos al pecado. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde
su vida por causa de mí, la hallará. Mat 10:39. Y el que pierde su vida por causa de
mí, la hallará
c) La expresión de Pablo es: considérense muertos al pecado. Ya no vivan para sí. Y
ya no vivo yo. Estando muertos al pecado. Y Jesús dijo: el que pierde su vida por
causa de mí, la hallará. Estas expresiones implican que la relación con Dios conlleva
morir al pecado. Cuando hay pecado es seguro que hay otro rey en tu vida y mientras
ese rey te gobierne, ante Dios serás culpable y pecador, aunque estés funcionando en
tu ministerio. Aunque tu ministerio esté funcionando, el lamento vendrá a tu vida,
porque tu confianza estará en lo humano y terreno. Te sucederá lo mismo que Isaías,
profetizando y lamentándose. Nunca podrás ser libre de culpa y de tu pecado sin que
Dios se te manifieste de una manera maravillosa y espectacular. El rey todopoderoso
con su presencia y gloria lo primero que hace es quitar tu culpa y tu pecado. Al hacerte
limpio y puro a través de su presencia manifiesta, se cumplirá en tu vida la expresión
de pablo cuando dijo: De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2Cor. 5:17
CONCLUSIÓN: Tienes que morir a ti mismo, dejar de reinar tu vida y dirigirla y deja que
Dios a través de su presencia te gobierne. Solo así podrás tener su presencia y su poder se
manifestará en ti.
El encuentro más importante con Dios en su vida podrá ocurrir el día que regreses del funeral.
Cuando haya enterrado sus sueños terrenos, la muerte de su ministerio terrenal, lo llevará a
la presencia de Dios para mirar su gloria. La muerte de usted mismo a la ambición de vivir
la vida de su ministerio a su manera provocará que usted vea la gloria del rey sublime quien
en su manifestación gloriosa te limpiará de tu culpa y tu pecado para prepararte como su
siervo llenándote de poder para que cumplas tu llamado.
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