I Marzo de 2017 MÓDULO INTERMEDIACION Y TERCERIZACION LABORAL Presentado por: Francisco Escobar Henríquez Módulos de formación dirigida Escuela Judicial “Rodrigo Lara Bonilla” Bogotá D.C. II PLAN NACIONAL DE FORMACIÓN DE LA RAMA JUDICIAL CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA MARTHA LUCIA OLANO DE NOGUERA Presidente MAX ALEJANDRO FLÓREZ Vicepresidente GLORIA STELLA LÓPEZ JARAMILLO EDGAR CARLOS SANABRIA MELO JOSÉ AGUSTÍN SUAREZ ALBA ESCUELA JUDICIAL “RODRIGO LARA BONILLA” MARY LUCERO NOVOA MORENO Directora Bogotá D.C. 2017 III Tabla de contenido INTRODUCCIÓN: NECESIDAD DE OBTENER LA FUERZA LABORAL .........1 CAPÍTULO 1. MODALIDADES JURIDICAS DIRECTAS ............................1 1.1. INTERMEDIACION EN LAS FORMAS DIRECTAS .........................2 1.2. CORRETAJE LABORAL ...........................................................3 1.3. REPRESENTANTES DEL EMPLEADOR .......................................9 1.4. REPRESENTACION ANTE LAS AUTORIDADES ...........................9 1.5. NATURALEZA DE LA RELACION ENTRE EL EMPLEADOR Y EL REPRESENTANTE ....................................................................... 10 1.6. RESPONSABILIDAD DE LOS REPRESENTANTES ...................... 12 1.7. INTERMEDIARIOS .............................................................. 14 1.8. RESPONSABILIDAD LABORAL DEL INTERMEDIARIO ................ 17 CAPÍTULO 2. VINCULACION INDIRECTA DE LA FUERZA LABORAL ....... 18 2.1. CONTRATISTA INDEPENDIENTE ........................................... 18 2.1.1. Responsabilidad laboral del contratante y el contratista...... 20 2.3. EMPRESAS DE SERVICIOS TEMPORALES ............................... 25 2.3.1. Empresa de servicios temporales, EST. ............................ 28 2.3.2. Responsabilidad del usuario ............................................ 31 2.3.3. Antecedentes jurisprudenciales ....................................... 34 2.3.4. Contratista independiente .............................................. 36 2.3.5. Intermediarios .............................................................. 38 2.3.6. Examen de los cargos .................................................... 39 2.4. COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO............................... 40 2.4.1. Actuación de las cooperativas como contratistas ............... 43 IV 2.4.2. Responsabilidad del contratante de la cooperativa en relación con los derechos de los trabajadores asociados........................... 53 2.5. EMPRESAS ASOCIATIVAS DE TRABAJO ................................. 53 2.6. CONTRATO SINDICAL ......................................................... 55 CONCLUSIONES ........................................................................... 69 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................. 70 1 INTRODUCCIÓN: NECESIDAD DE OBTENER LA FUERZA LABORAL El establecimiento de las relaciones laborales tiene origen en la necesidad de las entidades o empresas, personas naturales o jurídicas, de contar para la consecución de sus objetivos con la colaboración de personas que aporten su trabajo personal. Los vínculos que entonces se entablan no revisten toda la misma forma de modo que pueden tratarse de relaciones directas o simples de trabajo o de relaciones más complejas que involucran tres o más individuos. Las relaciones directas son las que se presentan entre la persona natural o jurídica que requiere la colaboración de trabajadores y éstos. Las relaciones indirectas o complejas se dan entre la persona natural o jurídica que requiere la fuerza de trabajo, llámese beneficiaria del trabajo, dueña de la obra, usuaria, contratante, etc., con otras personas naturales o jurídicas que se comprometen a realizar obras o prestar servicios, para lo cual, en últimas, se encargan de vincular la fuerza laboral. CAPÍTULO 1. MODALIDADES JURIDICAS DIRECTAS Las relaciones laborales directas pueden ser también ser de índoles diversas. En general pueden tratarse de vínculos que implican trabajo independiente o de vínculos que implican trabajo subordinado. Ambas formas suponen a una persona natural que se compromete a prestar sus servicios personales a otra persona natural o jurídica, pero si su compromiso es independiente ello implica que el trabajo personal es cumplido con autonomía, esto es, el trabajador se encarga de encauzar su propia labor y generalmente supone un compromiso de entrega de resultados específicos previamente definidos. El trabajo subordinado, en 2 cambio, comporta la puesta en disposición de la fuerza laboral que es dirigida por el contratante: empleador o patrono y normalmente no conlleva el encargo de unos resultados predeterminados sino el compromiso del operario de estar dispuesto a atender las órdenes y las instrucciones que se le den en el ámbito de las habilidades que ostenta y por las cuales fue contratado. 1.1. INTERMEDIACION EN LAS FORMAS DIRECTAS Lo importante en las modalidades laborales directas es que se entable una relación jurídica entre dos partes a saber: la que requiere los servicios, llámese patrón, empleador o contratante y la que se compromete a prestarlos, denomínese empleado, trabajador o contratista. Pero este tipo de relaciones pueden presentarse en forma muy simple y sencilla, cuando solo intervienen las dos partes, o de modo que implique la participación de otros individuos que la hacen más compleja. La forma más simple es la que se da por ejemplo en el servicio doméstico en que el empleador persona natural se encarga de buscar el personal, seleccionarlo, contratarlo y después dirigirlo. O en el trabajo independiente cuando el dueño de una casa contrata a un albañil para reparaciones específicas. Puede generarse complejidad cuando se busca o se cuenta con la participación de otras personas en la vinculación o en el desarrollo en sí mismo de la relación. Así cuando para conseguir el personal se encarga a otras personas o cuando se encomienda a un tercero la representación para la celebración o suscripción del contrato o cuando en el desarrollo del contrato la contratante cuenta con interventores o supervisores. 3 En un sentido muy amplio, en las relaciones laborales directas pueden aparecer o intervenir intermediarios o terceros en la etapa de búsqueda y selección, en los actos de contratación y en el desarrollo del contrato. Es así que en orden a proteger el trabajo y los trabajadores el legislador estimó pertinente regular esta intervención de terceros, particularmente en lo que hace al trabajo subordinado y, en suma, con el propósito de definir las responsabilidades. El Código Sustantivo del Trabajo y la legislación que lo complementa regularon algunas instituciones relativas a la intermediación en la contratación directa, así pueden mencionarse: las agencias y bolsas de empleo, los representantes del empleador y los intermediarios. 1.2. CORRETAJE LABORAL Según el Código de Comercio, art 1340: Se llama corredor a la persona que, por su especial conocimiento de los mercados, se ocupa como agente intermediario en la tarea de poner en relación a dos o más personas, con el fin de que celebren un negocio comercial, sin estar vinculado a las partes por relaciones de colaboración, dependencia, mandato o representación. Si se traslada el concepto de “corredor” al derecho del trabajo, se entenderá por tal la persona que, por su especial conocimiento del mercado laboral, se ocupa como agente intermediario en la tarea de poner en relación a empleadores y trabajadores, con el fin de que celebren contrato de trabajo, sin estar vinculado a las partes por relaciones de colaboración, dependencia, mandato o representación. 4 En el derecho comercial el corredor es un comerciante que se lucra de su actividad y según el C de C. Art. 1341. El corredor tendrá derecho a la remuneración estipulada; a falta de estipulación, a la usual y, en su defecto, a la que se fije por peritos. Salvo estipulación en contrario, la remuneración del corredor será pagada por las partes, por partes iguales, y la del corredor de seguros por el asegurador. El corredor tendrá derecho a su remuneración en todos los casos en que sea celebrado el negocio en que intervenga. Dado el carácter vital de la consecución de empleo para las personas que buscan su sustento y el de su familia, es indispensable que el corretaje laboral sea restringido y controlado por las autoridades públicas. Sin duda se podrían presentar abusos frente a candidatos carentes de trabajo que dados su necesidad esencial pueden ser fáciles víctimas de comercio indebido. Con éste propósito de control y ordenación se expidió la ley 1636 de 2013 y sus reglamentarios (D. 2852 de 2013), disposiciones que regulan, entre otros temas, lo que se ha denominado Servicio Público de Empleo que se define como un servicio obligatorio, cuya dirección, coordinación y control está a cargo del Estado. El Estado se compromete a asegurar la calidad en la prestación del servicio público, la ampliación de su cobertura, la prestación continua, ininterrumpida y eficiente de este (Art 25). Explica la ley que el Servicio Público de Empleo tiene por función esencial lograr la mejor organización posible del mercado de trabajo, para lo cual ayudará a los trabajadores a encontrar un empleo conveniente, y a los empleadores a contratar trabajadores apropiados a las necesidades de las empresas. Será prestado por personas jurídicas de derecho público o privado, a quienes se les garantizará la libre competencia e igualdad de tratamiento para la prestación del servicio. La 5 prestación del servicio podrá hacerse de manera personal y/o virtual (Art. 25). Las entidades prestarán los siguientes tipos de servicios (Art. 29): a) Los servicios destinados a vincular ofertas y demandas de empleo; b) Otros servicios relacionados con la búsqueda de empleo, determinados por el Ministerio del Trabajo, como brindar información, sin estar por ello destinados a vincular una oferta y una demanda específicas. c) Servicios que, asociados a los de vinculación de la oferta y demanda de empleo, tengan por finalidad mejorar las condiciones de empleabilidad de los oferentes. Según el Decreto Reglamentario (D. 2852 de 2013. Art. 18) las Actividades Básicas de Gestión y Colocación comprenden los siguientes aspectos: a) Registro de oferentes, demandantes y vacantes; b) Orientación ocupacional a oferentes y demandantes; c) Preselección d) Remisión. De otra parte, la ley dispone que prestarán los servicios de gestión y colocación de empleo la agencia pública de empleo a cargo del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA; las agencias públicas y privadas de gestión y colocación de empleo y las bolsas de empleo, que cumplan los requisitos de operación y desempeño que defina el Ministerio del Trabajo para su autorización. Las cajas de compensación familiar deberán prestar servicios de gestión y colocación, previa autorización del Ministerio del Trabajo (Arts. 28 y 29 parágrafos). 6 Son agencias de gestión y colocación de empleo, las personas jurídicas, públicas o privadas, nacionales o extranjeras, que ejercen las actividades descritas en precedencia (Art. 30 de la ley). El decreto reglamentario (art.28) profundiza en las modalidades de agencias así: Las agencias públicas y privadas de gestión y colocación de empleo pueden ser: a) Agencias privadas lucrativas de gestión y colocación de empleo: personas jurídicas que tienen entre sus objetivos la prestación de servicios de colocación percibiendo una utilidad. b) Agencias privadas no lucrativas de gestión y colocación de empleo: Personas jurídicas que tienen entre sus objetivos la prestación de servicios de colocación sin percibir utilidades por dicha actividad. c) Agencias públicas de gestión y colocación de empleo: entidades de derecho público que prestan servicios de colocación sin percibir utilidades por dicha actividad. La ley no define las bolsas de empleo como entidad diferente de las agencias, pero si lo hace el Decreto Reglamentario (Art. 37) así: Se entiende por bolsa de empleo, la persona jurídica sin ánimo de lucro que presta servicios de gestión y colocación para un grupo específico de oferentes con los cuales tiene una relación particular, tales como: estudiantes, egresados, afiliados u otros de similar naturaleza. La prestación de los servicios de gestión y colocación de empleo por las 7 bolsas de empleo, será gratuita para oferentes y demandantes usuarios de los servicios. Como puede verse hay similitudes y diferencias entre la agencia y la bolsa de empleo pues ambas son personas jurídicas debidamente autorizadas que prestan servicios de gestión y colocación de empleo, pero mientras puede haber agencias con propósito lucrativo las bolsas deben ofrecer gratuitamente sus servicios. Las bolsas son especializadas en cuanto atienden a un grupo específico de oferentes con los cuales tiene una relación particular, al paso que las agencias pueden prestar servicios a distintos tipos de oferentes. Llama la atención que el decreto prevé la posibilidad de que las Instituciones de Educación Superior puedan organizar bolsas de empleo para la prestación de servicios de gestión y colocación de empleo para sus estudiantes y egresados, para lo cual deben obtener la debida autorización. Así mismo es posible establecer bolsas de empleo para la atención de requerimientos de mano de obra frente a la ejecución de un proyecto especial, caso en el cual una persona jurídica sin ánimo de lucro podrá prestar servicios de gestión y colocación para el grupo específico de empresas ejecutoras del proyecto, previa la autorización normal. No debe olvidarse que, para ejercer la actividad de gestión y colocación de empleo, se requiere la autorización expedida mediante resolución motivada, por la subdirección de promoción y generación de empleo del Ministerio del Trabajo (Art 32). Las agencias con ánimo de lucro podrán cobrar al empleador que utilice sus servicios las tarifas de acuerdo con lo establecido en reglamentación expedida por el Gobierno Nacional (art. 36), pero las actividades básicas 8 de gestión y colocación serán prestadas siempre de forma gratuita para el trabajador. (Art 5 D.R). Puede haber agencias especializadas (art 37) para reclutar o colocar oferentes de mano de obra en el extranjero, pero deberán contar con autorización especial, otorgada por el Ministerio de Trabajo, previo el cumplimiento de los requisitos que fije dicho ministerio mediante resolución. Los servicios de gestión y colocación empleo que presten dichas agencias, serán reglamentados por el Ministerio del Trabajo con el propósito de proteger y promover los derechos de los trabajadores migrantes. En materia de sanciones administrativas se estableció que las personas naturales o jurídicas, ya sean de carácter público o privado, que ejerzan la actividad de gestión y colocación de empleo sin la previa autorización otorgada por el Ministerio del Trabajo, serán sancionadas, por esta entidad, con una multa equivalente al monto de uno (1) a cinco mil (5.000) salarios mínimos legales vigentes, que le será impuesta por el respectivo funcionario administrativo, sin perjuicio de las demás acciones legales a que haya lugar. Si persisten en el ejercicio indebido de la actividad de colocación, el Ministerio del Trabajo podrá imponer multas sucesivas. ART. 31.- Del carácter obligatorio del registro de vacantes en el Servicio Público de Empleo. Todos los empleadores están obligados a reportar sus vacantes al Servicio Público de Empleo de acuerdo a la reglamentación que para la materia expida el gobierno. 9 1.3. REPRESENTANTES DEL EMPLEADOR Se trata de personas naturales que tienen una vinculación especial con el empleador (por lo común son empleados de éste) que los autoriza para desarrollar actos jurídicos o contrataciones laborales en nombre de este. Los actos que pueden cumplir los representantes incluyen desde la contratación hasta la desvinculación, así como los actos propios del ejercicio del poder subordinante o los simples actos de comunicación propios de las relaciones laborales. El artículo 32 regula la representación del empleador dentro de la relación laboral, que es la que particularmente interesa para los efectos de éste trabajo y más que definir enuncia y ejemplifica a quienes pueden entenderse como representantes así: a. Las personas que tienen ese carácter según la ley, la convención o el reglamento de trabajo. b. Las personas que ejerzan funciones de dirección o administración. Como ejemplos se dan: “Directores, gerentes, administradores, síndicos o liquidadores, mayordomos o capitanes de barco” c. “Quienes ejercitan actos de representación con la aquiescencia expresa o tácita del patrono” Fuera de estos también se mencionan los intermediarios figura que es regulada por el artículo 35 del C.S.T que se estudiará más adelante. 1.4. REPRESENTACION ANTE LAS AUTORIDADES El artículo 33 del Código establece una regulación específica y complementaria de las legislaciones procesales y administrativas, acerca 10 de las personas encargadas de recibir las notificaciones y representar a los empleadores, en los casos en que estos tengan sucursales o agencias con sede en municipios diferentes a la sede o domicilio principal de la empresa. En estos casos se les exige a las empresas la constitución de apoderados en cada sede para efectos de la representación judicial y administrativa. A falta de tales apoderados se tendrán por tales a quienes aparezcan como directores de las agencias o sucursales exclusivamente para efectos de las notificaciones que las autoridades deban efectuar y a estos se les hace responsables solidariamente en caso de responsabilidad por no informar oportunamente al patrono de las notificaciones que reciban. 1.5. NATURALEZA DE LA RELACION ENTRE EL EMPLEADOR Y EL REPRESENTANTE Los representantes más típicos son los que aparecen en el ordinal b. precedente y llama la atención que el artículo 32 original del C.S.T los definía como “los empleados al servicio del patrono que ejerzan funciones de dirección o administración”. Esto quiere decir que inicialmente se identificó a los representantes del empleador como empleados de éste que ocupan cargos directivos y de administración. Sin embargo, la reforma del decreto 2351 de 1965 eliminó la exigencia de que fueran empleados al servicio del empleador, de modo que es forzoso concluir que puede tratarse de personas que no sean propiamente trabajadores directivos al servicio del empleador, además en la disposición se incluyeron figuras como los síndicos y los liquidadores que no estaban en la norma original. Es decir, que la ley declara que los representantes no necesariamente se hallan vinculados con el empleador por contrato de trabajo, sino que pueden tener otro tipo de vínculos o incluso 11 representaciones de facto o no formales ya que la disposición incluye genéricamente a quienes ejerciten actos de representación con el beneplácito expreso o tácito del patrono. Es más no se requiere que los representantes del patrono tengan que ser directivos de la respectiva empresa o lo que el estatuto laboral denomina trabajadores de dirección, esto es, los representantes no siempre pertenecen aquella categoría de servidores que el código ha identificado como trabajadores de dirección, confianza o manejo. Al contrario, hipotéticamente pueden representar al patrono servidores de poca jerarquía, como los recepcionistas o mensajeros. La jurisprudencia ha aclarado también que el artículo 32 utiliza un método muy amplio de descripción y de ejemplificación que en modo alguno puede entenderse exhaustivo, en este sentido en las compilaciones se ha citado una sentencia de la Sala de Casación Laboral de abril 22 de 1961 cuyo texto en lo pertinente es del siguiente tenor: “Según lo han expresado esta Sala de la Corte y el extinguido Tribunal del Trabajo, en reiteradas decisiones, los directores, gerentes, administradores y los demás que el artículo 32 indica constituyen ejemplos puramente enumerativos de empleados que ejercen funciones de dirección o administración. Los empleados de esta categoría se distinguen porque ocupan una especial posición jerárquica en la empresa, con facultades disciplinarias y de mando, no están en función simplemente ejecutiva, sino orgánica y coordinativa, con miras al desarrollo y buen éxito de la empresa; están dotados de determinado poder discrecional de autodecisión y ejercen funciones de enlace entre las secciones que dirigen y la organización central” 12 1.6. RESPONSABILIDAD DE LOS REPRESENTANTES En principio el estatuto laboral pretende proteger a los trabajadores frente a la actitud de los empleadores que busquen escudarse en sus representantes para eludir la responsabilidad laboral aduciendo que los actos o contratos no son propios sino de un tercero. La legislación no atribuye expresamente responsabilidad laboral a los representantes, valga decir que estos no responderían por las reclamaciones que puedan efectuar los trabajadores. El Código solo establece responsabilidad solidaria para el caso de los intermediarios ocultos y para los directores de sucursales que omitan la notificación al empleador. Con todo, la jurisprudencia ha reconocido situaciones especiales como la que estudió la Corte Suprema de Justicia en sentencia de Casación Laboral, Sección Segunda, Sentencia de noviembre 10/95, Rad. 7885. M.P. José Roberto Herrera Vergara en cuanto dijo: “Estima la Sala necesario precisar que cuando una unidad de explotación económica está constituida por una persona jurídica, ésta ordinariamente integra una agrupación organizada a través de canales o jerarquías, por donde fluye el poder de dirección empresarial, conformados por personas naturales ligadas por diversos vínculos que colaboran e interactúan para un fin determinado. De manera que a pesar de la existencia del empleador estas personas tienen a su vez el poder de subordinación sobre otros y pueden en un momento dado comprometer a la empresa mediante sus actos u omisiones culposos inherentes a su función. Se excluyen, claro está, aquellos comportamientos que el empleador “no tenía medio de prever o impedir empleando el cuidado ordinario y la autoridad competente”, evento en el cual, según la interpretación jurisprudencial 13 reiterada del artículo 2349 del Código Civil, “recaerá toda responsabilidad del daño sobre dichos criados o sirvientes” y no sobre el empleador a quien representen” Es decir que, según esta jurisprudencia, frente a actos de representantes del empleador que éste no tenía oportunidad de prever o impedir, no respondería. Ello con fundamento en el artículo 2349 del Código Civil cuyo tenor es el siguiente: ARTICULO 2349. DAÑOS CAUSADOS POR LOS TRABAJADORES. Los amos responderán del daño causado por sus criados o sirvientes, con ocasión de servicio prestado por éstos a aquéllos; pero no responderán si se probare o apareciere que en tal ocasión los criados o sirvientes se han comportado de un modo impropio, que los amos no tenían medio de prever o impedir empleando el cuidado ordinario y la autoridad competente; en este caso recaerá toda responsabilidad del daño sobre dichos criados o sirvientes. La cuestión estaría en definir si esta norma se aplica específicamente frente a daños sufridos por terceros ajenos al empleador o si debe extenderse a la responsabilidad frente a las relaciones laborales internas. El texto jurisprudencial no lo aclara en verdad, pero en cualquier caso en principio la disposición del Código Civil debe entenderse modificado por el Código Sustantivo del Trabajo en lo pertinente a las relaciones laborales. Por último, no sobra aclarar que el Código Sustantivo no menciona en el artículo 32 la probable responsabilidad del representante frente al empleador. En este sentido si el representante es trabajador subordinado, su responsabilidad frente al empleador será contractual laboral. Se es un 14 mandatario o representante independiente su responsabilidad frente al contratante se regulará por los estatutos civil o comercial. 1.7. INTERMEDIARIOS En el Código Sustantivo del Trabajo el concepto de intermediario es específico y se distingue de otras formas de intermediación. No se trata de un corredor de trabajo que ponga en contacto al empleador con el trabajador, sino de una persona natural o jurídica que contrata trabajadores, esto es, oficia como contratante efectivo en el respectivo contrato de trabajo, pero la vinculación del trabajador no es para su servicio, esto es, no es para el servicio del que formalmente contrata sino para el servicio de otra persona que es o será el empleador. Así dice la norma (art 35): Son simples intermediarios las personas que contratan servicios de otras para ejecutar trabajos en beneficio y por cuenta exclusiva de un patrono. La disposición también establece una suerte de presunción fundada en el principio de primacía de la realidad, en el sentido de que ubica en ésta figura a aquellas personas que fuera de contratar coordinan las actividades de los trabajadores en el local del respectivo empleador y aparentemente son empleadores o contratistas independientes. Dice el texto legal: se consideran como simples intermediarios, aun cuando aparezcan como empresarios independientes las personas que agrupan o coordinan los servicios de determinados trabajadores para la ejecución de trabajos en los cuales utilicen locales, equipos, maquinarias, herramientas u otros elementos de un patrono, para beneficio de éste y en actividades ordinarias inherentes o conexas del mismo. 15 La Jurisprudencia de la Corte Suprema ha explicado ésta figura así: "El asunto medular materia de elucidación, desde el punto de vista estrictamente jurídico, es saber cuándo se dan los elementos configurantes del instituto de la intermediación, dado que la parte recurrente la invoca con persistencia por considerar que se tipifica en el sub examine. Es innegable que ese tema constituye uno de los más elevados vericuetos en el derecho del trabajo colombiano, pues en ocasiones resulta verdaderamente complejo determinar si se está en presencia de él o de figuras cercanas o similares como la representación patronal, el contratista independiente y las empresas de servicios temporales. Aun cuando no es dable sentar en esta materia criterios rígidos, en especial cuando se da una pluralidad de los síntomas característicos de estas figuras, nuestro derecho positivo contiene algunas pautas sobre el particular. Así, la figura del simple intermediario está regulada en el artículo 35 del Código Sustantivo del Trabajo, que es del siguiente tenor: “Son simples intermediarios las personas que contratan servicios de otras para ejecutar trabajos en beneficio y por cuenta exclusiva de un patrono. Se consideran como simples intermediarios, aun cuando aparezcan como empresarios independientes, las personas que agrupan o coordinan los servicios de determinados trabajadores para la ejecución de trabajos en las cuales utilicen locales, equipos, maquinarias, herramientas u otros elementos de un patrono para beneficio de éste y en actividades ordinarias inherentes o conexas del mismo”. Como se ve de estos dos primeros incisos del artículo transcrito en el derecho colombiano se prevén dos clases de intermediarios: 16 a) Quienes se limitan a reclutar trabajadores para que presten sus servicios subordinados a determinado empleador. En este caso la función del simple intermediario, que no ejerce subordinación alguna, cesa cuando se celebra el contrato de trabajo entre el trabajador y el empleador. b) Quienes agrupan o coordinan trabajadores para que presten servicios a otro, quien ejercerá la subordinación, pero con posibilidad de continuar actuando el intermediario durante el vínculo laboral que se traba exclusivamente entre el empleador y el trabajador. En este evento el intermediario puede coordinar trabajos, con apariencia de contratista independiente, en las dependencias y medios de producción del verdadero empresario, pero siempre que se trate de actividades propias o conexas al giro ordinario de negocios del beneficiario. Esta segunda modalidad explica en mejor forma que la ley colombiana (D. 2351/65, art. 1º) considere al intermediario “representante” del empleador. La segunda hipótesis es la más próxima a la figura del contratista independiente. Por regla general éste dispone de elementos propios de trabajo y presta servicios o realiza obras para otro por su cuenta y riesgo, a través de un contrato generalmente de obra con el beneficiario. Parte de esos trabajos puede delegarlos en un subcontratista. Si la independencia y características del contratista es real, las personas que vincula bajo su mando están sujetas a un contrato de trabajo con él y no con el dueño de la obra o beneficiario de los servicios, sin perjuicio de las reglas sobre responsabilidad solidaria definidas en el artículo 36 del Código Sustantivo del Trabajo y precisadas por la jurisprudencia de esta Sala, especialmente en sentencias del 21 de mayo de 1999 (Rad. 11843) y 13 de mayo de 1997 (Rad. 9500). Empero, si a pesar de la apariencia 17 formal de un “contratista”, quien ejerce la dirección de los trabajadores es el propio empresario, directamente o a través de sus trabajadores dependientes, será éste y no el simple testaferro el verdadero patrono, y por tanto no puede eludir sus deberes laborales. Naturalmente, en cada caso debe examinarse en forma detenida las circunstancias fácticas que permitan determinar si se está en presencia de una de las figuras señaladas, sin que se pueda afirmar categóricamente que por el simple hecho de realizarse los trabajos en los locales del beneficiario, deba descartarse necesariamente la existencia del contratista independiente, pues si bien en principio no es lo corriente frente a tal fenómeno, pueden concurrir con esa particularidad los factores esenciales configurantes de él. Entonces, será el conjunto de circunstancias analizadas, y especialmente la forma como se ejecute la subordinación, las que identifiquen cualquiera de las instituciones laborales mencionadas". (CSJ, Casación Laboral, Sentencia octubre 27/99, Exp. 12.187. M.P. José Roberto Herrera Vergara). 1.8. RESPONSABILIDAD LABORAL DEL INTERMEDIARIO La ley es clara en cuanto a que los intermediarios no son los patronos de los trabajadores que contratan o dirigen, de manera que en principio no son los responsables de las obligaciones laborales, pero cuando actúan de manera oculta y suplantan al empleador, la ley los hace solidariamente responsables, esto es, si bien el verdadero patrón no se exonera el intermediario en sancionado con la solidaridad. 18 CAPÍTULO 2. VINCULACION INDIRECTA DE LA FUERZA LABORAL La legislación nacional regula formas jurídicas que permiten la vinculación indirecta de la fuerza laboral. Ello ocurre en cuanto las personas naturales o jurídicas que requieren cumplir sus objetivos o satisfacer requerimientos de su empresa o actividad prefieren no contratar trabajadores para alcanzarlos, sino que eligen contratar personas naturales o jurídicas que se comprometen realizar las obras o a prestar los servicios requeridos quienes a su vez vinculan trabajadores o, también, subcontratan. Desde otro enfoque referido a las relaciones de trabajo, se trata de modalidades institucionales que autorizan que quien requiera del trabajo humano no lo vincule directamente, sino que contrate terceras personas mediante vínculos civiles o comerciales que terminan haciéndolo. Entre esas modalidades pueden mencionarse las siguientes: • Contratistas Independientes • Empresas de Servicios Temporales • Cooperativas de Trabajo Asociado • Empresas Asociativas de trabajo • Contrato Sindical 2.1. CONTRATISTA INDEPENDIENTE En la figura del denominado contratista independiente se presentan los siguientes componentes: Una persona natural o jurídica (contratante, beneficiario del trabajo o dueño de la obra) tiene una necesidad específica en orden a lograr sus 19 objetivos empresariales o particulares y decide contratar a otra persona natural o jurídica (contratista) para que haga la obra o preste el servicio requerido. Se trata de celebrar un contrato civil, comercial o administrativo en desarrollo del cual el contratista para cumplir su compromiso debe vincular trabajadores subordinados. La ley (art. 34. C.S.T) lo define de la siguiente manera: Son contratistas independientes y, por tanto, verdaderos patronos y no representantes ni intermediarios las personas naturales o jurídicas que contraten la ejecución de una o varias obras o la prestación de servicios en beneficio de terceros, por un precio determinado, asumiendo todos los riesgos, para realizarlos con sus propios medios y con libertad y autonomía técnica y directiva. Se deriva de ésta disposición que la característica de independiente surge de la autonomía del contratista quien: 1. Debe asumir todos los riesgos. 2. Debe realizarlo por sus propios medios: personal e instrumentos de trabajo. 3. Con libertad o autonomía técnica y autonomía directiva. La jurisprudencia ha explicado la figura así: “Dos relaciones jurídicas contempla la norma transcrita, a saber: a) Una entre la persona que encarga la ejecución de una obra o labor y la persona 20 que la realiza; y b) Otra entre quien cumple el trabajo y los colaboradores que para tal fin utiliza. La primera origina un contrato de obra entre el artífice y su beneficiario y exige la concurrencia de estos requisitos: que el contratista se obligue a ejecutar la obra o labor con libertad, autonomía técnica y directiva, empleando en ella sus propios medios y asumiendo los riesgos del negocio, y de parte del beneficiario, que se obligue a pagar por el trabajo un precio determinado. La segunda relación requiere el lleno de las condiciones de todo contrato de trabajo, que detalla el artículo 23 del estatuto laboral sustantivo. (CSJ, Casación Laboral, Sentencia mayo, 8/61). 2.1.1. Responsabilidad laboral del contratante y el contratista La regulación laboral del contratista independiente se justifica en cuanto define la responsabilidad laboral de los sujetos de éstas relaciones jurídicas complejas. Así la segunda parte del inciso primero del artículo 34 se ocupa en establecer lo siguiente: Pero el beneficiario del trabajo o dueño de la obra, a menos que se trate de labores extrañas a las actividades normales de su empresa o negocio, será solidariamente responsable con el contratista por el valor de los salarios y de las prestaciones e indemnizaciones a que tengan derecho los trabajadores, solidaridad que no obsta para que el beneficiario estipule 21 con el contratista las garantías del caso o para que repita contra él lo pagado a esos trabajadores. Entender en qué consiste la figura del contratista independiente no ofrece mayores dificultades pero dentro de la filosofía protectora que el legislador plasma en las distintas instituciones del Código Sustantivo del Trabajo, se descubre que éste buscó nuevamente aplicar un principio proteccionista de realidad, ya que tanto el contratante como el contratista se benefician del trabajo de los mismos trabajadores de modo que puede ser injusto liberar de responsabilidades laborales al contratante que cumple sus objetivos a través de contratistas y con los trabajadores enganchados por estos. Además, se previene el posible fraude a la ley de empresarios que para liberarse de cumplir las disposiciones laborales prefieran cumplir sus objetivos a través de otras personas. En este sentido la jurisprudencia ha explicado lo siguiente: Para la Corte, en síntesis, lo que se busca con la solidaridad laboral del artículo 34 del Código Sustantivo del Trabajo es que la contratación con un contratista independiente para que realice una obra o preste servicios, no se convierta en un mecanismo utilizado por las empresas para evadir el cumplimiento de obligaciones laborales. Por manera que, si una actividad directamente vinculada con el objeto económico principal de la empresa se contrata para que la preste un tercero, pero utilizando trabajadores, existirá una responsabilidad solidaria respecto de las obligaciones laborales de esos trabajadores. Quiere ello decir que si el empresario ha podido adelantar la actividad directamente y utilizando sus propios trabajadores, pero decide hacerlo contratando un tercero para que este adelante la actividad, empleando 22 trabajadores dependientes por él contratados, el beneficiario o dueño de la obra debe hacerse responsable de los salarios, prestaciones e indemnizaciones a que tienen derecho estos trabajadores, por la vía de la solidaridad laboral, pues, en últimas, resulta beneficiándose del trabajo desarrollado por personas que prestaron sus servicios en una labor que no es extraña a lo que constituye lo primordial de sus actividades empresariales. (Sentencia 35864 de marzo 1º de 2010). Según la expresión de la norma hay una suerte de presunción de solidaridad del contratante con respecto de los derechos laborales de los trabajadores del contratista, a menos que este haya sido contratado para atender labores (obras o servicios) extrañas a las actividades normales de la empresa o negocio del contratante. Estas expresiones legales no son lo suficientemente diáfanas como para no generar dificultades en la práctica, esto es, para determinar en los casos concretos si se está en presencia de labores extrañas o no. Es así como pueden presentarse situaciones muy claras en las que se descarta de plano la solidaridad y otras en las que esta emerge patente, al paso que frecuentemente hay casos que resultan ser muy discutibles, zonas grises que generan conflictividad pues según el enfoque dan lugar o no a la solidaridad. Corresponde, por tanto, acudir a la jurisprudencia para esclarecer lo mejor posible estas situaciones dudosas. Veamos: El Tribunal concluyó que las actividades ejecutadas por los demandantes en la construcción de una banda transportadora de propiedad de Cementos Diamante de Ibagué S.A., beneficiaria de la misma, estructuraban la solidaridad a la que se refiere el artículo 34 del Código Sustantivo del Trabajo, puesto que dicha banda tiene relación directa con el funcionamiento de la planta, “tratándose por tanto de una obra conexa 23 o inherente al giro ordinario de las actividades desarrolladas por la beneficiaria”. Para llegar a tal conclusión dio por acreditado, en lo que concierne a los errores de los que se acusa al ad quem que los “demandantes prestaron sus servicios en el proyecto banda mina Caracolito en las instalaciones de Cemento Diamante de Ibagué”…. y que Induservicios Alfa “comisionó a los actores a prestar unos servicios en dicha empresa” refiriéndose a la demandada Cementos Diamante, de la misma que dijo respecto a la construcción de la banda que “beneficiándose con la misma, toda vez que dicha banda tiene relación directa con el funcionamiento de la empresa”. (...). Y no se equivoca el ad quem en dilucidar la existencia del giro ordinario de negocios como presupuesto de la solidaridad del beneficiario de la obra con el contratista independiente, dándole primacía a la realidad de la actividad de los negocios sobre las formalidades comerciales, de manera que se pueda predicar que cuando el empleador realiza por sí o por terceras personas, obras nuevas o de mantenimiento, que van a ser parte de la cadena productiva, instrumento para la manipulación de las materias que se transforman o de los productos acabados, está justamente desempeñándose en el giro propio de sus negocios; sería un contrasentido calificar esa actividad como extraña a las actividades normales de la empresa, simplemente, porque se omitió incluirla en la relación descriptiva del objeto social; o porque no se le da aplicación a la cláusula de reserva que suele aparecer en los estatutos sociales, aquella del tenor que aparece en el certificado de la Cámara de Comercio de la entidad recurrente en casación: “En general celebrar y ejecutar todo acto o contrato que se relacione con o complemente el objeto social principal”; 24 o porque el empleador violó los límites de su objeto social, y se adentró en actividades ajenas a las formalmente declaradas en la cámara de comercio, caso en el cual, el espíritu tuitivo del derecho laboral ha de conducir a tomar una decisión que no implique que quien resulte sancionado sea el trabajador. La perspectiva del Tribunal es la que enseña la tesis mayoritaria de la Sala mutatis mutandis, cuando aseveró, en sentencia del 30 de agosto de 2005, radicación 25505, lo siguiente: “La actividad propia de una empresa del sector productivo, en nuestro caso dedicada a transformar el hierro y el carbón en acero, comprende toda aquella que sea indispensable para obtener un producto final, en especial la adquisición y manejo de insumos, que de manera simplificada son la materia prima y los equipos que la han de transformar; de esta manera, las operaciones tendientes a asegurar el funcionamiento de la maquinaria indispensable para la producción siderúrgica no pueden ser reputadas como extrañas; se trata del mantenimiento de elementos necesarios y distintivo de este tipo de industria, y como tal, un servicio con vocación a ser requerido continuadamente. Ciertamente, según se desprende del contrato de prestación de servicios de mantenimiento eléctrico, se está frente a unos ofrecidos al dueño de la obra por parte del contratista empleador directo del actor, no para una obra puntual, ni para una prestación de carácter general, sino un mantenimiento eléctrico específico y especializado para la maquinaria y equipos de una empresa siderúrgica, y para ser prestados de manera permanente. 25 Esta tesis doctrinaria no se opone a la que ha sostenido la Sala cuando ha considerado que son extrañas al giro ordinario de los negocios, las actividades de mantenimiento de la infraestructura física del establecimiento productivo, —de ella hace la requerida para servicios públicos—, o a empresas del sector servicios en las que su equipamiento son de apoyo a la labor, y no como aquí, maquinarias imprescindibles y específicas para la obtención del producto industrial”. En cuanto a error en la apreciación de la buena fe del beneficiario de la obra, no se señala prueba de la que se pueda deducir la equivocación, que por lo demás resulta intrascendente si de acuerdo con la tesis mayoritaria de la Sala, la buena o mala fe solo se predica del empleador directo para efectos del artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo. (CSJ, Casación Laboral, Sentencia marzo 10/2009, Rad. 27.623. M.P. Eduardo López Villegas). Según esta sentencia la Corte ha considerado que son extrañas al giro ordinario de los negocios, las actividades de mantenimiento de la infraestructura física del establecimiento productivo, a menos que se trate de mantenimientos permanentes destinados a maquinarias imprescindibles y específicas para la obtención del producto industrial. 2.3. EMPRESAS DE SERVICIOS TEMPORALES Con arreglo a la ley 50 de 1990 las empresas de servicios deberán constituirse como personas jurídicas que tienen como único objeto la prestación de servicios a los beneficiarios que los requieran para colaborar temporalmente en el desarrollo de sus actividades, mediante la labor desarrollada por personas naturales, contratadas directamente por la 26 empresa de servicios temporales, la cual tiene con respecto de éstas el carácter de empleador (arts. 71 y 72). La ley denomina usuario al beneficiario de los servicios, esto es, cualquier persona natural o jurídica que contrate los servicios de las empresas de servicios temporales (art. 73) y trabajadores en misión a aquellos que estas envían a las dependencias de sus usuarios a cumplir la tarea o servicio contratado por éstos (art. 74), sin perjuicio de que también aquellas cuenten con trabajadores de planta, esto es, los que desarrollan su actividad en las dependencias propias de las empresas de servicios temporales. Los trabajadores en misión desde luego son trabajadores particulares subordinados a quienes se aplicará, en lo pertinente, lo dispuesto en el Código Sustantivo del Trabajo y demás normas del régimen laboral común. Entonces, la empresa de servicios temporales no se encarga propiamente de prestar los servicios requeridos, sino que remite a los trabajadores en misión para que los presten, delegando en el usuario la subordinación y dependencia implícita en los contratos de trabajo. Como garantías particulares de estos trabajadores, en desarrollo del principio de igualdad, la ley 50 dispuso que tendrán derecho a un salario ordinario equivalente al de los trabajadores de la empresa usuaria que desempeñen la misma actividad y a gozar de los beneficios que el usuario tenga establecidos para sus trabajadores en el lugar de trabajo, en materia de transporte, alimentación y recreación (Art. 79). Este tipo de relaciones laborales sin duda son atípicas y la ley las restringe a determinados eventos que corresponden al concepto de temporalidad, vale decir, no se quiere en modo alguno que las usuarias suplan sus 27 requerimientos permanentes de mano de obra por conducto de éstas empresas. Así solo están permitidas en las siguientes hipótesis: 1. Cuando se trate de las labores ocasionales, accidentales o transitorias a que se refiere el artículo 6o del Código Sustantivo del Trabajo. 2. Cuando se requiere reemplazar personal en vacaciones, en uso de licencia, en incapacidad por enfermedad o maternidad. 3. Para atender incrementos en la producción, el transporte, las ventas de productos o mercancías, los períodos estacionales de cosechas. 4. En la prestación de servicios, por un término de seis (6) meses prorrogables hasta por seis (6) meses más. Son hipótesis bien concretas, aunque la cuarta resulta ser bastante amplia en cuanto no requiere una justificación del servicio, o sea que el usuario podrá a su arbitrio la utilización para cualquier especie de servicio. Sin embargo, se impone un límite inicial de hasta 6 meses prorrogables por otros 6 meses. En cuanto a la responsabilidad laboral frente a los trabajadores en misión es claro que le corresponde completamente a la empresa de servicios temporales como empleadora de ellos, e incluso la ley le atribuye expresamente toda la responsabilidad en materia de salud ocupacional, pese a que los servicios se prestan en los locales y con las maquinarias e instrumentos de la usuaria, de modo que tiene a su cargo velar por todo lo pertinente y para cumplir sus obligaciones en esta materia deberá acordar con el usuario lo que corresponda. No establece la ley que el usuario tenga responsabilidad laboral frente a los trabajadores en misión, 28 siempre y cuando las relaciones laborales se cumplan dentro de los estrictos límites legales y contractuales. Si estos límites son transgredidos podría emerger el usuario como verdadero empleador y la empresa de servicios temporales pasaría a ser unas simples intermediarias con responsabilidad solidaria por ocultamiento de su condición. La Corte Suprema se ha ocupado en definir el alcance de ésta figura. Entre otras decisiones puede citarse la Sentencia 9435 de 24 de abril de 1997 que analiza distintos aspectos del régimen legal así: 2.3.1. Empresa de servicios temporales, EST. De conformidad con lo definido por la Ley 50 de 1990 (arts. 71 a 94) son personas jurídicas conformadas como sociedades comerciales, cuya actividad se centra en enganchar y remitir el personal que requieran otras personas naturales o jurídicas para los siguientes efectos: a) Desempeñar labores ocasionales, accidentales o transitorias, esto es aquellas cuya duración no exceda de un mes y se requieran para cubrir necesidades ajenas a la actividad normal del solicitante de los servicios. b) Reemplazar personal en vacaciones, en incapacidad, en licencia ordinaria y en licencia de maternidad. c) Atender el incremento de la producción, las ventas, o el transporte. d) Recolectar cosechas. e) Prestar servicios en general. Se denominan usuarios las personas naturales o jurídicas que contraten con las empresas de servicios temporales, y no podrán serlo quienes tengan con estas, nexos económicos que impliquen subordinación o 29 control. Deben hacerlo mediante la suscripción de un contrato mercantil escrito, cuyas estipulaciones cuando menos han de referirse a los temas establecidos por el artículo 81 de la Ley 50 de 1990. En virtud de este contrato las EST a cambio de determinada remuneración, se comprometen a remitir el personal requerido por el usuario, para lo cual han de enganchar los pertinentes trabajadores mediante la modalidad contractual laboral que se acomode a la respectiva necesidad de servicio. Pero si esto persiste para el correspondiente servicio contratado una vez agotados los plazos máximos permitidos por la ley, ya no podrá utilizar válidamente los servicios de una EST, la misma que venía contratando o de otra; así lo reconoce el artículo 2º del Decreto Reglamentario 1707 de 1991 y el Consejo de Estado cuando decidió la legalidad de este texto así: “A juicio de la Sala esta disposición se limita a preservar el espíritu de la ley, es decir, a evitar que los contratos con las empresas de servicios temporales se tornen en permanentes, desconociendo los derechos prestacionales de los trabajadores. Naturalmente esta norma se refiere a las circunstancias especiales que dieron origen a la contratación. Si posteriormente en otro tiempo vuelve a presentarse un incremento en la producción o en las ventas o viene otra cosecha, se podrán celebrar otros contratos con empresas de servicios temporales, que no sobrepasen el límite establecido en la ley. No se trata entonces de que solamente se pueda celebrar un único contrato de seis meses prorrogables por otros seis, sino que para una misma necesidad ese es el máximo permitido por las normas. Es claro que, si las necesidades de servicio son permanentes, deberán vincularse 30 trabajadores bajo esta modalidad”. (Sentencia de octubre 26 de 1994, Expediente 6038). Con respecto al personal en misión, para todos los efectos la empleadora es la EST y por tanto ésta se hace responsable del pago de los pertinentes derechos laborales e incluso de la salud ocupacional. A este propósito la ley impone como requisito especial para que el Ministerio del Trabajo autorice su funcionamiento, que la EST constituya garantía con una compañía de seguros legalmente establecida en Colombia, en favor de los trabajadores y en cuantía no inferior a 500 veces el salario mínimo mensual vigente, para asegurar el pago de los correspondientes salarios, prestaciones e indemnizaciones, ante el riesgo de una eventual iliquidez. De otra parte, se otorgan en la ley algunas garantías especiales en favor de los operarios en misión así: les asiste derecho a recibir compensación de vacaciones y la prima de servicios en proporción al tiempo laborado, cualquiera que éste sea y sin importar la modalidad contractual acordada; igualmente tienen derecho a percibir cuando menos un salario ordinario equivalente al de los trabajadores del usuario que desempeñen igual actividad, incluyendo los posibles incrementos por antigüedad, y a gozar de los beneficios otorgados por éste a sus empleados en materia de transporte, recreación y educación. Importa reiterar que con arreglo al artículo 78 de la Ley 50 de 1990 la EST es responsable de la salud ocupacional de los trabajadores en misión, aun cuando el servido se preste en actividades particularmente riesgosas, solo que en esta hipótesis y cuando los trabajadores requieran de un adiestramiento particular o sea indispensable que se les suministre elementos de protección especial, la ley exige que en el contrato de 31 prestación de servicios se determine expresamente la forma como se atenderán estas obligaciones. Y en este punto debe aclararse que no es atinada la propuesta interpretativa que hace el recurrente a propósito del referido precepto, para colegir de él la responsabilidad del usuario en el caso de accidente por culpa, dado que según se acaba de advertir, del texto en cuestión sólo se desprende la necesidad de adicionar determinadas cláusulas al contrato de prestación a propósito de la seguridad ocupacional, pero el canon no hizo excepción a la característica esencial de la figura, esto es la de radicar la responsabilidad laboral exclusivamente en la EST. Consiguientemente, en el evento de que un trabajador en misión sufra un infortunio profesional por culpa del usuario, bien sea por haber incumplido este los compromisos adquiridos con la EST en punto a seguridad industrial o debido a una imprevisión injustificada, la culpa se transfiere a la EST en tanto delegante del poder de subordinación pero exclusiva en la carga patronal, sin perjuicio del derecho de ella a repetir o reclamar a la usuaria los perjuicios por el incumplimiento contractual si este se presenta. 2.3.2. Responsabilidad del usuario Al usuario le corresponde ejercer la potestad de subordinación frente a los trabajadores en misión de manera que está facultado para exigirles el cumplimiento de órdenes, en cuanto al modo, tiempo o cantidad de trabajo. Pero esta facultad se ejercita no por derecho propio sino en virtud de delegación o representación de la EST, pues el personal enviado depende exclusivamente de ella. En otros términos, la usuaria hace las 32 veces de representante convencional del patrono EST, con el alcance previsto por artículo 1º, inciso 1º del Decreto 2351 de 1965 (CST, art. 32), esto es, que lo obliga frente a los trabajadores, al paso que ante éstos los representantes (usuarios para el caso) no se obligan a título personal, sino que su responsabilidad se contrae tan sólo frente al representado, en caso de incumplir lo estipulado en el respectivo convenio que autoriza la representación. Desde otro enfoque, relativo a una eventual responsabilidad solidaria, importa observar que la ley califica a las EST como empleadoras de los trabajadores en misión (L. 50/90, art. 71) y en el contrato de trabajo el patrono es en principio el obligado directo y exclusivo conforme se desprende del mismo artículo 22 que define dicho nexo. Sólo en los casos determinados expresamente en la ley se contempla la solidaridad de personas que no figuren también como empleadoras en el nexo laboral (CST, arts. 33, 34, 35 y 36), de suerte que como la ley no dispuso expresamente que los usuarios respondiesen in solidum, debe excluirse que los afecte tal especie de responsabilidad en lo tocante a las acreencias laborales de los empleados en misión. Resulta en suma que los usuarios no responden por los salarios, prestaciones e indemnizaciones de los trabajadores en misión ni de su salud ocupacional, aunque en este aspecto puedan contraer obligaciones con la EST, como la adopción de medidas particulares respecto a los ambientes de trabajo o el suministro de elementos de protección y seguridad. Acontece que precisamente mediante el contrato con la EST y con autorización legal, el usuario cancela un sobrecosto sobre el valor real de la fuerza de trabajo que requiere para su actividad económica, a fin de hacerse irresponsable en lo que hace a la remuneración, prestaciones y derechos de los operarios. Desde luego, no se desconoce que, por esta 33 razón, entre otras, se ha cuestionado seriamente la institución, con argumentos cuya razonabilidad corresponde estudiar al legislador, mas ello no les resta validez jurídica a los preceptos que en la actualidad permiten y regulan su funcionamiento. Pero esta irresponsabilidad laboral del usuario con referencia a los trabajadores en misión, supone que la EST funcione lícitamente, o por mejor decir que su actividad se halle autorizada por el Ministerio del Trabajo (L. 50/90, art. 82), pues de lo contrario la EST irregular sólo podría catalogarse como un empleador aparente y un verdadero intermediario que oculta su calidad en los términos del artículo 35-2 del Código Sustantivo del Trabajo, de forma que el usuario ficticio se consideraría verdadero patrono y la supuesta EST pasaría a responder solidariamente de las obligaciones laborales conforme al ordinal 3º del citado artículo del Código Sustantivo del Trabajo. Igualmente, aparte de las sanciones administrativas que procedan, el usuario se haría responsable en la forma que acaba de precisarse con solidaridad de la EST, en el evento de que efectúe una contratación fraudulenta, vale decir transgrediendo los objetivos y limitaciones fijados por el artículo 77 de la Ley 50 de 1990, bien sea en forma expresa o mediante simulación. Ello por cuanto las normas que regulan el trabajo humano son de orden público, de obligatorio acatamiento y la ilegalidad o ilicitud se sanciona con la ineficacia de las respectivas estipulaciones (CST, arts. 14 y 43). Por último, en lo que hace a este acápite, conviene recordar que en reciente decisión esta Sala reconoció la viabilidad de que el usuario responda exclusivamente frente al trabajador en misión, si acuerda con 34 éste actividades paralelas ajenas totalmente a las propias del encargo a que se comprometió la EST. En esa oportunidad se dijo: “Estima la Sala, en consecuencia con lo dicho, que si bien en principio las empresas de servicios temporales son verdaderos patronos y responsables frente al trabajador en misión de la salud ocupacional, no es lícito ni legítimo que un usuario aproveche los servicios de esta clase de trabajadores para atribuirles funciones que escapan totalmente de los deberes propios del contrato de trabajo celebrado por el empleado con la empresa de servicios temporales y luego pretenda desconocer las naturales consecuencias del marco obligacional que surge del contrato de prestación de servicios celebrado con ésta, para así evadirse de la ineludible responsabilidad laboral que surge de su proceder culposo que origina accidentes de trabajo, los cuales deben ser reparados en la forma prescrita por el artículo 216 del Código del Trabajo. Y si aparece diáfano —como en el presente caso— que la empresa de servicios temporales fue totalmente ajena a esa actuación apartada del objeto del contrato en misión, ella no se puede reputar subordinante en estos eventos, y por tanto no será ésta quien deba satisfacer las indemnizaciones pertinentes sino el empresario usuario culpable de la acción o la omisión generadora del infortunio laboral. (Ver sentencia de marzo 12 de 1997, Expediente 8978). 2.3.3. Antecedentes jurisprudenciales Bajo el régimen anterior a la Ley 50 de 1990, la jurisprudencia de la Sala tuvo ocasión de pronunciarse con respecto a las EST, admitiendo su índole particular y su validez jurídica así: 35 En homologación de fecha octubre 9 de 1986, radicación 0511, se expuso lo siguiente: “En relación con lo dispuesto por el artículo décimo del laudo, estima la Sala que es inexequible porque si el artículo 1º del Decreto 1433 de 1983 define a las empresas de servicios temporales como aquellas que contratan la prestación de servicios con terceros beneficiarios para el desarrollo de actividades ordinarias, conexas o inherentes a través de personas naturales, es claro que simultáneamente está consagrado, a favor de los patronos o empleadores, el correlativo derecho a acudir a esas empresas de servicios temporales en procura del personal que precisan para la ejecución de sus labores. Hay que tener en cuenta, por lo demás, que en los términos del artículo 4º del mencionado decreto, las empresas de servicios temporales son verdaderos. patronos, no simples intermediarios, y como tales deben atender el pago no sólo de todas las obligaciones que la calidad de empleador conlleva, sino también cumplir con los aportes del ISS, Sena, Bienestar Familiar, etc.”. En casación del 3 de febrero de 1987, radicación 1875 la Sala dijo: “Ahora bien, siendo incontrovertible en el infolio que el contrato de trabajo por el que Toro Palacio desarrollaba labores en Troquel Partes Ltda., fue celebrado con la persona jurídica ATA, Ayuda Temporal y Asesorías Ltda., quien en virtud del cual no solo se afilió al ISS, fl. 17, sino que también era el que le pagaba los salarios, fl. 58, amén de que como patrono, suscribió el informe del accidente de trabajo, fl. 20; y teniendo en cuenta, además, que las empresas de servicios temporales, como la mencionada, en los términos del artículo 1º del Decreto 1433 de 1983 (mayo 20), son 36 verdaderos patronos, no simples intermediarios, y como tales están sometidos al régimen laboral en relación con las personas que a ellas se vinculan como trabajadores debiendo atender el pago de todas y cada una de las obligaciones que contrae como empleador, entre las que está, desde luego, la indemnización discutida y que prevé el artículo 216 del Código Sustantivo exclusivamente a del la Trabajo; ello mencionada así, su empresa, pago se impondrá absolviéndose en consecuencia, a Troquelpartes S.A. de la solidaridad pretendida por el demandante”. 2.3.4. Contratista independiente Con arreglo al artículo 3º del Decreto 2351 de 1965, es una persona natural o jurídica que mediante un contrato civil o mercantil se compromete, a cambio de determinada remuneración o precio, a realizar una o varias obras o a prestar un servicio en favor de la persona natural o jurídica con quien contrate. El contratista asume los riesgos propios de la función a su cargo, debe ejecutarla con sus propios medios y goza de libertad y autonomía técnica y directiva. Para poder cumplir su obligación requiere contratar trabajadores, cuya fuerza de trabajo ha de encauzar y dirigir en desarrollo del poder de subordinación, pues se trata de un verdadero empleador y no de un mero representante o intermediario respecto del contratante o beneficiario de la obra o del servicio. Es que con éste no se compromete a llevar trabajadores, sino a lograr por su cuenta y riesgo a cambio de un precio, el objetivo propuesto, de forma que en este orden de ideas su actividad económica no es la intermediación laboral, sino la especialidad que les permite construir la determinada obra o lograr la prestación del servicio. 37 En lo que hace al beneficiario del servicio o dueño de la obra, es claro que no es patrono en términos formales o reales con respecto de los trabajadores requeridos por el contratista, ya que no ejerce la subordinación laboral frente a aquéllos o éste, de suerte que sólo es acreedor de un resultado o de un concreto servicio. Con todo, la ley laboral lo hace responsable solidario por la remuneración, prestaciones, indemnizaciones y derechos laborales correspondientes a los trabajadores del contratista, siempre y cuando la obra o servicio que éste deba cumplir no sea extraña a las actividades normales propias de la respectiva empresa o negocio del contratante. Es fácil advertir entonces que la figura del contratista independiente difiere de la empresa de servicios temporales; entre las notas distintivas, pueden destacarse las siguientes: La EST es persona jurídica cuyo funcionamiento autoriza el Ministerio del Trabajo, organismo que siempre debe controlar su actividad, mientras el contratista independiente puede ser persona natural o jurídica cuya labor no se halla controlada por dicho ministerio. La EST según la ley se compromete en un contrato de prestación de servicios, pero no se obliga a un particular resultado o a ejecutar en realidad una definida prestación de servicio, sino a facilitar al usuario el servicio de determinados trabajadores, mientras que el contratista se obliga directamente a construir una obra o a prestar un servicio. Aunque el contratista directamente la y la EST subordinación con son empleadores, respecto de los aquél ejerce trabajadores comprometidos en el contrato de obra o de prestación de servicios, 38 mientras que ésta delega en el usuario la subordinación relativa a los trabajadores en misión. El contratante o beneficiario responde solidariamente con el contratista de las obligaciones laborales adquiridas por éste, mientras que el usuario de la EST no responde por los derechos laborales de los trabajadores en misión. 2.3.5. Intermediarios Es importante diferenciar igualmente las EST de las distintas especies de intermediarios laborales, o sea, aquellas personas naturales o jurídicas que sin ser empleadores se encargan de contratar trabajadores en nombre de éstos, o de enrolarlos para que laboren al servicio de una determinada empresa o sencillamente de convocarlos y proponerlos al patrono por solicitud de éste como acontece en el caso de las agencias de colocación, conocidas anteriormente como bolsas de empleo. El artículo 35 del Código Sustantivo del Trabajo describe dos clases de intermediarios a saber: las personas que contratan servicios de otras para ejecutar trabajos en beneficio y por cuenta exclusiva de un patrono y las personas que agrupan o coordinan los servicios de determinados trabajadores para la ejecución de trabajos por cuenta del empleador. En todo caso los intermediarios, cualquiera que sea su modalidad, no son el empleador sino su representante para efectos de la contratación (CST, art. 32) e incluso algunos son meros corredores de colocación, conforme arriba se dijo, es decir personas naturales o jurídicas cuya actividad radica en postular trabajadores a solicitud de un eventual empleador interesado, 39 quien, si lo estima pertinente, vinculará directamente al postulado caso en el cual deberá cancelar un monto establecido al agente. Pues bien, las EST son empleadores y actúan como tales, mientras que los intermediarios, aunque ocasionalmente pueden comportarse como patronos nunca lo son en realidad. Las EST responden de los derechos de los trabajadores, al paso que los intermediarios no se obligan a título personal sino en representación del patrono, y sólo son responsables por solidaridad cuando ocultan su carácter para revestirse de la apariencia patronal. A diferencia de las EST los intermediarios pueden ser personas naturales o jurídicas, normalmente su actividad se ejerce sin el control forzoso de la autoridad administrativa del trabajo, salvo en lo que toca con las agencias de colocación. 2.3.6. Examen de los cargos De conformidad con todo lo explicado, que corresponde al marco conceptual básico sobre el tema planteado y quedando a salvo las particularidades que dependen de otros casos específicos, resulta que el Tribunal no transgredió la ley en la modalidad directa denunciada en los ataques, pues aplicó e interpretó correctamente las disposiciones de la Ley 50 de 1990, artículos 71 y siguientes cuando entendió que la Procesadora de Leche San Martín en su calidad de usuaria de la EST Nacional de Recursos Humanos, no es responsable de las indemnizaciones impuestas en favor de la parte actora como consecuencia del fallecimiento del señor Arnoldo Antonio Ángel Mejía, en accidente de trabajo por culpa patronal, mientras se desempeñaba como trabajador en misión, enviado por la EST Nacional de Recursos Humanos a la Procesadora. 40 2.4. COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO Si se efectúa un resumen de las disposiciones reguladoras de las Cooperativas de Trabajo Asociado, entre las cuales pueden mencionarse la Ley 79 de 1988, el Decreto 4588 de 2006 y la Ley 1233 de 2008, se tiene que son personas jurídicas que nacen como consecuencia de un acuerdo cooperativo que se celebra por un conjunto de personas naturales que convienen en asociarse solidariamente con el fin de producir en común bienes, ejecutar obras o prestar servicios para satisfacer las necesidades de sus asociados y de la comunidad en general, en otros términos se ofrecen en el mercado laboral para ejecutar obras o prestar servicios. generar El objeto social de estas organizaciones solidarias es el de y mantener trabajo para los asociados de manera autogestionaria, con autonomía, autodeterminación y autogobierno. Deben constituirse con un mínimo de diez afiliados y en sus estatutos se deberá precisar la actividad socioeconómica que desarrollarán y en algunos casos se exige que se trate de una actividad exclusiva, así las Cooperativas de Trabajo Asociado cuya actividad sea la prestación de servicios a los sectores de salud, transporte, vigilancia y seguridad privada y educación, deberán ser especializadas en la respectiva rama de la actividad. El reconocimiento de las Cooperativas corresponde a la Superintendencia de Economía Solidaria y su control y vigilancia a dicha Superintendencia y a las demás que vigilen la correspondiente actividad, así como al Ministerio del Trabajo. Para obtener el reconocimiento deben cumplir los requisitos previstos por el artículo 15 de la ley 79 de 1988 y obtener la aprobación por el Ministerio del Trabajo del Régimen de Trabajo y de Compensaciones. 41 En lo que hace al régimen laboral de los trabajadores asociados está claro que ellos no se rigen por las disposiciones comunes como el Código Sustantivo del Trabajo. En este sentido el artículo 10 del Decreto 4588 dispone que el trabajo asociado cooperativo es la actividad libre, autogestionaria, física, material o intelectual o científica, que desarrolla en forma autónoma un grupo de personas naturales que han acordado asociarse solidariamente, fijando sus propias reglas conforme a las disposiciones legales y con las cuales autogobiernan sus relaciones, con la finalidad de generar empresa. El trabajo asociado cooperativo se rige por sus propios estatutos; en consecuencia, no le es aplicable la legislación laboral ordinaria que regula el trabajo dependiente. Sin embargo, en lo que hace a derechos laborales mínimos la ley 1233 estableció lo siguiente: ARTÍCULO 3o. DERECHOS MÍNIMOS IRRENUNCIABLES. Las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado establecerán en su respectivo régimen la compensación ordinaria mensual de acuerdo con el tipo de labor desempeñada, el rendimiento y la cantidad de trabajo aportado por el trabajador asociado, que no será inferior en ningún caso a un (1) salario mínimo legal mensual vigente, salvo que la actividad se realice en tiempos inferiores, en cuyo caso será proporcional a la labor desempeñada, a la cantidad y a la calidad, según se establezca en el correspondiente régimen interno. Las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado cumplirán las disposiciones legales vigentes en lo que tiene que ver con la protección al adolescente trabajador y la protección a la maternidad”. Esta preceptiva corrobora lo que desde la ley 79 de 1988 se estableció, en el artículo 59 en cuanto dispuso que el régimen de trabajo, de 42 previsión, seguridad social y compensación, será establecido en los estatutos y reglamentos en razón a que se originan en el acuerdo cooperativo y, por consiguiente, no estará sujeto a la legislación laboral aplicable a los trabajadores dependientes y las diferencias que surjan, se someterán al procedimiento arbitral previsto en el Título XXXIII del Código de Procedimiento Civil o a la justicia laboral ordinaria. En ambos casos, se deberá tener en cuenta las normas estatutarias, como fuente de derecho. Con todo, esta norma original fue modificada posteriormente en lo que hace a la seguridad social, pues la ley 1233 de 2008, en los artículos 5 y 6 dijo lo siguiente: ARTÍCULO 5o. RESPONSABILIDAD. A las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado les serán aplicables todas las disposiciones legales vigentes establecidas en materia de pagos con destino al Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, y las Cajas de Compensación Familiar. Tales contribuciones serán asumidas y pagadas en su totalidad por las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado con la base establecida en la presente ley”. ARTÍCULO 6o. AFILIACIÓN AL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL. Las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado serán responsables del proceso de afiliación y pago de los aportes de los trabajadores asociados al Sistema de Seguridad Social Integral (salud, pensión y riesgos profesionales). Para tales efectos, les serán aplicables todas las disposiciones legales vigentes sobre la materia para trabajadores dependientes. 43 Para cotizar a salud, pensión, riesgos profesionales, el ingreso base de cotización será la suma de la compensación ordinaria y extraordinaria mensual que reciba el trabajador asociado, y la proporción para su pago será la establecida en la ley para el régimen de trabajo dependiente. 2.4.1. Actuación de las cooperativas como contratistas Así las cosas, hecho este breve recuento, se tiene que las Cooperativas de Trabajo están autorizadas para actuar en el mercado como contratistas de obras y de servicios para lo cual cumplirán sus obligaciones a través de sus asociados quienes no son trabajadores subordinados. En este sentido es importante insistir en que las Cooperativas no actúan como Empresas de Servicios Temporales en cuanto no están autorizadas para enviar a sus asociados a someterse a la subordinación o dependencia del contratante, sino que al estilo de los contratistas independientes se comprometen a prestar un servicio o realizar una obra con plena autonomía. Ello se desprende de la naturaleza de su actividad y lo dicen expresamente varias disposiciones. En este sentido puede mencionarse por ejemplo el art 7 de la ley 1233 de 2008: ARTÍCULO 7o. PROHIBICIONES. 1. Las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado no podrán actuar como empresas de intermediación laboral, ni disponer del trabajo de los asociados para suministrar mano de obra temporal a terceros o remitirlos como trabajadores en misión. En ningún caso, el contratante 44 podrá intervenir directa o indirectamente en las decisiones internas de la cooperativa y en especial en la selección del trabajador asociado. 2. Las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado no podrán actuar como asociaciones o agremiaciones para la afiliación colectiva de trabajadores independientes al Sistema de Seguridad Social ni como asociaciones mutuales para los mismos efectos. 3. Cuando se comprueben prácticas de intermediación laboral o actividades propias de las empresas de servicios temporales, el tercero contratante y las cooperativas o las precooperativas de trabajo asociado, serán solidariamente responsables por las obligaciones que se causen a favor del trabajador asociado y las Cooperativas y Precooperativas de Trabajo Asociado quedarán incursas en las causales de disolución y liquidación previstas en la ley, sin perjuicio del debido proceso, y les será cancelada la personería jurídica. 4. Tanto la potestad reglamentaria como la disciplinaria sólo será ejercida por la precooperativa o cooperativa de trabajo asociado. En ningún caso, tales potestades podrán ser ejercidas por el tercero contratante. Si esto llegare a suceder se configurará de manera automática un contrato de trabajo realidad y, además, el contratante deberá soportar los efectos previstos en el numeral anterior, sin perjuicio de otras consecuencias legales”. La jurisprudencia: En relación con la problemática que puede presentarse por la contratación inadecuada de Cooperativas la Corte Suprema de Justica dijo lo siguiente en Sentencia 25713 de diciembre 6 de 2006: 45 Debe la Corte precisar que la contratación con cooperativas de trabajo asociado para la producción de bienes, ejecución de obras o prestación de servicios se halla permitida y reglamentada por la ley, pues constituye una importante fuente de trabajo a través de la organización autogestionaria de personas que deciden asociarse para trabajar de manera solidaria bajo sus propias reglas. Pero es claro que la celebración de contratos con esas entidades no puede ser utilizada de manera fraudulenta para disfrazar u ocultar la existencia de verdaderas relaciones de trabajo, con el fin de evadir el reconocimiento y pago de derechos laborales legítimamente causados en cabeza de quienes, pese a que en apariencia fungieron como cooperados, en realidad han ostentado la calidad de trabajadores subordinados al servicio de una persona natural o jurídica. Esa conducta no cuenta con respaldo jurídico y constituye una reprochable tergiversación del objetivo que persiguió la ley al permitir el funcionamiento de esos entes cooperativos, en los que debe prevalecer real y efectivamente, mas no solo en apariencia, el trabajado cooperado y mancomunado de los trabajadores que de manera libre hayan tomado la decisión de organizarse para desarrollar su capacidad laboral. Por esa razón, cuando se ha contratado a una cooperativa de trabajo asociado para que preste un servicio, ejecute una obra o produzca determinados bienes, es claro que en el evento de que los trabajadores que adelanten la ejecución de las actividades en desarrollo del respectivo contrato se hallen sin duda sujetos a una subordinación típicamente laboral respecto del beneficiario del servicio, de la obra o de la producción de bienes, deberán ser considerados como sus trabajadores para todos los efectos legales, por concurrir allí los elementos que configuran una verdadera relación de trabajo, como con acierto lo concluyó en este caso 46 el tribunal, lo cual es fiel trasunto del principio de la primacía de la realidad, elevado hoy a rango constitucional por el artículo 53 de la Constitución Política. Y no podrá considerarse legalmente en tales eventos que la subordinación laboral que se ejerza sobre los asociados que haya enviado la cooperativa para el cumplimiento del contrato sea adelantada por delegación de esta porque, en primer lugar, en la relación jurídica que surge entre el trabajador cooperado y la cooperativa de trabajo asociado no puede darse una subordinación de índole estrictamente laboral por cuanto esa relación no se encuentra regida por un contrato de trabajo, según lo dispone el artículo 59 de la Ley 79 de 1988, y, en segundo lugar, porque la posibilidad de delegar la subordinación laboral en un tercero la ha previsto la ley para otro tipo de relaciones jurídicas, como las surgidas entre una empresa usuaria y una empresa de servicios temporales, calidad que, importa destacar, no puede asumir una cooperativa de trabajo asociado por ser sus funciones legales diferentes a las del envío de trabajadores en misión. Desde luego, no podrá considerarse que en quien ha acudido a la fraudulenta utilización de la contratación con una cooperativa de trabajo asociado exista algún elemento que razonablemente pueda ser demostrativo de buena fe de esa persona, porque si realmente ostenta la calidad de empleadora, se estará en presencia de una conducta tendiente a evadir el cumplimiento de la ley laboral, lo que, en consecuencia, amerita la imposición de sanciones como la moratoria debatida en el presente proceso. En el mismo sentido la Corte Constitucional estableció en Sentencia T-166 de marzo 11 de 2011 lo siguiente 47 La relación o vínculo laboral existente entre el accionante, la cooperativa de trabajo asociado y la empresa contratante. 15. En el presente caso, teniendo en cuenta que la accionante suscribió un contrato de asociación con la Cooperativa Laboramos, se entrará a analizar la relación contractual existente entre las partes del proceso. En primer lugar, el artículo 70 de la Ley 79 de 1988 define las cooperativas de trabajo asociado como “(…) aquellas que vinculan el trabajo personal de sus asociados para la producción de bienes, ejecución de obras o la prestación de servicios. De tal forma que el aporte principal de los asociados es su trabajo, siendo estos al mismo tiempo aportantes y gestores. Las características más relevantes de este tipo de asociación son: la asociación voluntaria y libre, el principio de igualdad que cobija a los asociados, la no existencia del ánimo de lucro, la organización democrática, el trabajo de los asociados como su base fundamental, el desarrollo de actividades económico-sociales, la solidaridad en la compensación o retribución, la promoción del desarrollo comunitario y la autonomía empresarial (49). Ahora bien, los asociados de las cooperativas de trabajo asociados se encuentran sujetos las reglas creadas por ellos mismos, en aras de la libertad de regulación que tienen. En estas normas se debe regular el manejo, organización y administración de la cooperativa, las normas relacionadas con el reparto de los excedentes, el trabajo, la compensación y demás asuntos destinados al cumplimiento del objetivo o finalidad por la cual se asociaron (50). Esto, por ser un contrato en el cual los asociados tienen un objeto sin ánimo de lucro común, por el cual aportan su fuerza de trabajo y donde, en principio, no se presenta subordinación entre los 48 asociados, ya que se encuentran en igualdad de condiciones en aras del desarrollo del objetivo común. 16. No obstante lo anterior, la jurisprudencia ha reconocido que en algunos casos se debe limitar la autonomía de las cooperativas de trabajo asociado, y se debe aplicar la legislación laboral a las personas asociadas para evitar la posible vulneración de los derechos fundamentales de estos (51). Un primer caso se configura, solo de forma excepcional, de manera transitoria o permanente, cuando las cooperativas contratan a un tercero para el desarrollo de una función (52). En estos casos es claro que se dan todos los supuestos para que exista una relación laboral; a saber, existe un empleador, un empleado, subordinación por parte del empleado y una remuneración o salario (53). En el segundo caso donde opera la legislación laboral y no la normatividad interna de la cooperativa, se presenta cuando existen elementos dentro del contrato que desvirtúen la condición de igualdad entre las partes e incorporan elementos que no son propios del contrato de asociación. Al respecto, la Sentencia T-305 de 2009, estudió el caso de una mujer que se vinculó a una cooperativa de trabajo asociado, la cual suscribió a su vez contrato de prestación de servicios con un hospital. La accionante en este caso desempeñaba labores para el hospital, y su contrato fue terminado cuando se encontraba amparada por el principio de la estabilidad laboral reforzada por estar embarazada. En esa oportunidad, esta corporación determinó que: “(...) los imperativos constitucionales y legales determinan que sin perjuicio de la denominación que se dé a una relación laboral, [esta existe] en cuanto se pueda determinar en ella: i) que la labor sea prestada de manera personal; ii) que exista situación de subordinación o 49 dependencia al empleador, que faculta al mismo a que cumpla órdenes de determinada manera y durante el tiempo de existencia de la relación laboral; y iii) que [el] asociado perciba un salario como retribución del servicio prestado. En estos términos el asociado deberá será tenido como trabajador con todos los derechos y deberes derivados de la relación laboral” (54). 17. Ahora respecto de la subordinación, la jurisprudencia en reiteradas oportunidades ha establecido que se pierde la relación horizontal entre el asociado y la cooperativa, y surge una relación vertical de subordinación, cuando la persona asociada no trabaja para la cooperativa directamente, sino para un tercero, del cual recibe órdenes, cumple horarios, pero cuya relación surge por el mandato de la cooperativa (55). En la Sentencia T513 de 2010, se revisó un caso similar al presente, en donde una mujer que se asoció a una cooperativa de trabajo asociado, la cual tenía suscrito un contrato de suministro de personal con una clínica, donde la accionante se desempeñaba como auxiliar de enfermería. A la cooperada le fue diagnosticado cáncer, y le hicieron una intervención quirúrgica. Luego de esto, su contrato de asociación fue cancelado. En esa oportunidad la Sala ordenó el reintegro de la mujer a la clínica donde prestaba sus servicios, arguyendo que existía un contrato laboral por el cual el despido solo se podía efectuar con el permiso del inspector del trabajo (56). En el mismo sentido, se pronunció la Corte en la Sentencia T-003 de 2010. En esa oportunidad se estudió el caso de un señor que suscribió un contrato de asociación con una cooperativa de trabajo asociado para prestar sus servicios en una siderúrgica, la cual a su vez había suscrito un contrato de prestación de servicios con la cooperativa a la cual se había asociado el accionante. Cuando se encontraba desempeñando sus labores sufrió un accidente de trabajo, por el cual se incapacitó en varias 50 oportunidades, durante una de esas incapacidades se le informó que el contrato laboral se había terminado. En esa oportunidad la Corte ordenó el reintegro a la siderúrgica y el pago de la indemnización de 180 días, arguyendo que el derecho a la estabilidad laboral reforzada del accionante fue vulnerado por el despido sin el permiso del inspector del trabajo. Adicionalmente, se ordenó que la cooperativa de trabajo asociado y la siderúrgica debían responder solidariamente por las acreencias laborales adeudadas al accionante. 18. Al respecto, es imperativo tener en cuenta que la normatividad nacional determina que en los casos en los que el vínculo real entre el asociado y la cooperativa es de tipo laboral, se prevé la responsabilidad solidaria entre los beneficiarios de sus servicios y la cooperativa de trabajo asociado. El Decreto 4588 de 2006, en su artículo 17 dice: “ART. 17.- Prohibición para actuar como intermediario o empresa de servicios temporales. Las cooperativas y precooperativas de trabajo asociado no podrán actuar como empresas de intermediación laboral, ni disponer del trabajo de los asociados para suministrar mano de obra temporal a usuarios o a terceros beneficiarios, o remitirlos como trabajadores en misión con el fin de que estos atiendan labores o trabajos propios de un usuario o tercero beneficiario del servicio o permitir que respecto de los asociados se generen relaciones de subordinación o dependencia con terceros contratantes. Cuando se configuren prácticas de intermediación laboral o actividades propias de las empresas de servicios temporales, el tercero contratante, la cooperativa y precooperativa de trabajo asociado y sus directivos, serán solidariamente responsables por las obligaciones económicas que se causen a favor del trabajador asociado” (resaltado fuera de texto). 51 Adicionalmente, el artículo 7º de la Ley 1233 de 2008, dice: “(…). 3. Cuando se comprueben prácticas de intermediación laboral o actividades propias de las empresas de servicios temporales, el tercero contratante y las cooperativas o las precooperativas de trabajo asociado, serán solidariamente responsables por las obligaciones que se causen a favor del trabajador asociado y las cooperativas y precooperativas de trabajo asociado quedarán incursas en las causales de disolución y liquidación previstas en la ley, sin perjuicio del debido proceso, y les será cancelada la personería jurídica. 4. Tanto la potestad reglamentaria como la disciplinaria solo será ejercida por la precooperativa o cooperativa de trabajo asociado. En ningún caso, tales potestades podrán ser ejercidas por el tercero contratante. Si esto llegare a suceder se configurará de manera automática un contrato de trabajo realidad y, además, el contratante deberá soportar los efectos previstos en el numeral anterior, sin perjuicio de otras consecuencias legales”. 19. Así mismo, es menester traer a colación la Sentencia C-614 de 2009, en donde se estudió la constitucionalidad del artículo 2º del Decreto-Ley 2400 de 1968, modificado por el artículo 1º del Decreto-Ley 3074 de 1968(57). En esa oportunidad, esta corporación estableció que los procesos de deslaborización de las relaciones de trabajo, a pesar de que se encuentren enmascarados por formas de asociación válidas, son inconstitucionales. Así, como bien lo determina la Constitución Política, se debe proteger de manera especial el vínculo laboral y la aplicación del principio de primacía de la realidad sobre la forma. Por lo tanto, es menester analizar los casos concretos con minucia, para establecer si 52 existe un vínculo laboral, se deberán tener en cuenta factores como, “i) la voluntariedad con la que las partes acuden a la forma contractual escogida. Dicho en otros términos, por ejemplo, si un asociado debe afiliarse a una cooperativa para obtener un contrato de trabajo, es claro que dicha decisión no es libre y, por ese hecho, ese acto constituye una desviación de la forma asociativa legal y constitucionalmente autorizada. ii) la finalidad con la que se acude a la forma contractual, pues si se celebran contratos de prestación de servicios para desempeñar funciones permanentes de la entidad, o si se acuerda la prestación de servicios personales subordinados a cambio de una remuneración económica con una cooperativa de trabajo, de tal forma que puedan retirarse trabajadores de sus nóminas, o recortarse plantas de personal, o se celebran contratos con empresas de servicios temporales para el desempeño de funciones propias del giro ordinario de los negocios empresariales, es evidente que se ha utilizado una forma contractual legal para desnaturalizar la relación laboral. iii) la prestación directa del servicio y el ánimo con el que el beneficiario del trabajo lo recibe. En efecto, quien contrata un servicio personal de trabajo debe ser plenamente consciente de la naturaleza del vínculo acordado, pues si celebra un contrato de prestación de servicios profesionales no puede exigir subordinación del trabajador, o si celebra un contrato de prestación de servicios con una cooperativa de trabajo no puede ser ajeno a la relación laboral que se genera entre el trabajador y la cooperativa” (58). 20. En conclusión, en los casos en los que priman los elementos característicos de una relación laboral en el vínculo existente entre la cooperativa de trabajo asociado y el asociado, prevalece la realidad y, por tanto, se debe aplicar la legislación laboral al caso por encima de la autonomía que tienen las cooperativas. Ahora, la jurisprudencia constitucional ha determinado que en los casos en los que la persona 53 asociada no trabaja para la cooperativa directamente, sino para un tercero del cual recibe órdenes, se pierde la relación horizontal entre los asociados, y surge una relación de subordinación entre las partes, constituyéndose uno de los requisitos para que exista un vínculo laboral. 2.4.2. Responsabilidad del contratante de la cooperativa en relación con los derechos de los trabajadores asociados En las decisiones antes transcritas puede verse que, si una persona contrata a una cooperativa en forma irregular, por el principio de realidad se convierte en verdadero empleador y, a lo sumo, la Cooperativa se consideraría como simple intermediario que responde solidariamente de las obligaciones laborales. Pero cabría preguntarse si en la hipótesis de contratación regular de una Cooperativa el contratante puede ser llamado a responder por los derechos del trabajador asociado en el régimen solidario. Si se miran las normas la respuesta sería negativa ya que los regímenes de Cooperativas no prevén este tipo de responsabilidad solidaria que por principio no puede ser implícita o presunta, sino que tiene que disponerla le ley. 2.5. EMPRESAS ASOCIATIVAS DE TRABAJO Están reguladas por la ley 10 de 1991 que las define como organizaciones económicas productivas, cuyos asociados aportan su capacidad laboral, por tiempo indefinido y algunos además entregan al servicio de la organización una tecnología o destreza, u otros activos necesarios para el cumplimiento de los objetivos de la empresa (art. 1). 54 Como objetivo se les señala la producción, comercialización y distribución de bienes básicos de consumo familiar o la prestación de servicios individuales o conjuntos de sus asociados quienes tienen una relación de carácter típicamente comercial con las Empresas Asociativas de Trabajo. Por tanto, los aportes de carácter laboral no se rigen por las disposiciones del Código Sustantivo del Trabajo, sino por las Normas del Derecho Comercial. Otras disposiciones de la ley 10 permiten colegir que se trata de organizaciones semejantes a las Cooperativas solo que su regulación es menos prolija y se diferencian en cuanto el carácter de estas las afilia al régimen de economía solidaria que pregona la ausencia de ánimo lucrativo, al paso que las Empresas Asociativas suponen actividades lucrativas como lo indica el artículo 12 el cual dispone que el producido neto, es decir, la diferencia entre el valor de venta de los producido y el costo de los insumos materiales deberá distribuirse entre todos los asociados en proporción a su aporte, previa deducción del pago de los impuestos, contribuciones de seguridad social, intereses, arrendamientos, reservas que ordenen los estatutos y contribuciones a las organizaciones de segundo grado a que se encuentre afiliada, en los períodos en que estatutariamente se determine. Por demás las Empresas Asociativas de Trabajo no podrán ejercer las funciones de intermediación, ni ejercer como patrono. La contravención a lo dispuesto en este artículo, a juicio del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, es causal de cancelación de la personería jurídica (art. 26). Así, la jurisprudencia y la doctrina vistas sobre las Cooperativas es aplicable en lo pertinente al régimen de las Empresas Asociativas. 55 2.6. CONTRATO SINDICAL Conforme al artículo 482 del C.S.T los sindicatos de trabajadores están legalmente autorizados para la ejecución de obras y la prestación de servicios por medio de sus afiliados, es decir que pueden actuar en el mercado como una cooperativa o una empresa asociativa solo que cuando son contratados el mecanismo jurídico pertinente se denomina contrato sindical, esto es, el que celebren uno o varios sindicatos de trabajadores con uno o varios empleadores o sindicatos patronales para la prestación de servicios o la ejecución de una obra por medio de sus afiliados. No estatuye la norma que éste tipo de contrato deba celebrarse exclusivamente entre el empleador y el sindicato en el cual estén afiliados sus trabajadores, de modo que es dable entender que podría ser contratante cualquier persona natural o jurídica, siempre que sea empleador o sindicato de empleadores. Este contrato por su naturaleza se asimila a un contrato civil de ejecución de obra o de prestación de servicios, con todo por el hecho de ser la parte prestadora un sindicato, el Código Sustantivo en su parte colectiva asumió la regulación en los artículos 482, 483 y 484, preceptos que fueron reglamentados por el Decreto 1429 de 2010. En estas normas se advierte que el Código y el reglamentario elaboraron un régimen híbrido que toma aspectos de la convención colectiva, el contrato de trabajo y los contratos civiles de obras o servicios. Así lo asimilaron a la convención colectiva en cuanto a que se exige el depósito. Textualmente se dice en el artículo 482 que uno de los ejemplares del contrato sindical debe depositarse, en todo caso, en el Ministerio de Trabajo, a más tardar quince (15) días después de su firma. Y el mismo canon preceptúa que La duración, la revisión y la extinción del contrato sindical se rigen por las normas del contrato 56 individual de trabajo. A su turno el decreto reglamentario (art. 1) aclara que la prestación de servicios o la ejecución de obras con los afiliados son en ejercicio de la libertad sindical, pero con autonomía administrativa e independencia financiera por parte del sindicato o de los sindicatos, esto es, al estilo de los contratistas independientes. Además, la norma es explícita en declarar lo que debería sobrentenderse, vale decir, que el sindicato es responsable de cumplir sus obligaciones, así como el contratante lo es de cumplir las suyas, pero además exige que cada parte constituya caución de cumplimiento y pregona la responsabilidad patrimonial en caso de incumplimiento. El Código ni el reglamentario se refieren a la naturaleza de las relaciones laborales entre el sindicato y los afiliados que aportan su fuerza laboral para cumplir la obra o el servicio, pero es claro que estos no pueden ser tratados como trabajadores en misión de las empresas temporales y que su labor, si se desarrolla normalmente, excluye del concepto de contrato de trabajo dado que se trata de labores independientes. Jurisprudencia: La Corte Suprema ha definido (Sentencia de 11 de febrero de 2009. Radicado 32756) El contrato sindical, de la forma como está regulado en los artículos 482 a 484 del Código Sustantivo del Trabajo, bien puede considerarse sui generis, pues a pesar de sus rasgos netamente civiles, sin embargo, contiene figuras que son propias del derecho laboral en tanto se exige su depósito a usanza de las convenciones colectivas de trabajo y se establece 57 que su duración, revisión y extinción se rigen por las normas individuales del contrato de trabajo. Sobre esa modalidad contractual, tiene dicho la Corte: “De acuerdo con la anterior definición, es claro que el contrato sindical tiene la naturaleza del contrato civil de prestación de servicios o de ejecución de obra o labor, porque siendo uno de los sujetos del negocio jurídico el sindicato y el otro el empresario, empleador o asociación de empleadores, pero sin que opere aquí la subordinación, la autonomía jurídica, propia del contrato civil, es la nota predominante en ese tipo de relación. Para regular el contrato sindical la ley ha utilizado instituciones propias del régimen laboral que, en principio, son extrañas a los negocios civiles. El depósito de aquel contrato que para algunos tiene fines de publicidad —sin que ella aparezca indispensable—, corresponde indudablemente a una asimilación al depósito de la convención colectiva. La extensión de las obligaciones derivadas del contrato sindical a los afiliados del sindicato contratante prevista en el artículo 484 del Código Sustantivo del Trabajo, inadmisible en el campo civil en virtud del principio de la relatividad de los contratos, es también una asimilación a lo que ocurre cuando se disuelve el sindicato que es parte en una convención colectiva (art. 474). Y lo mismo puede decirse de las facultades de representación previstas en el artículo 483, propias del derecho colectivo del trabajo…” (Sentencia dic. 13/94, Rad. 7136). Pues bien, el hecho de que el artículo 482 del Código Sustantivo del Trabajo tenga dispuesto que la duración, revisión y extinción del contrato sindical se rigen por las normas del contrato individual de trabajo, no 58 significa una camisa de fuerza para los contratantes en cuanto no puedan convenir otras formas contractuales que se ajusten a la realidad en que pretenda desenvolverse. Al respecto la Corte se ha ocupado de este particular punto, pues en la sentencia del 25 de julio de 1981, dejó consignado que “Nada se opone, por tanto, a que las partes (el sindicato y el empresario) autónomamente, dentro del marco amplio y flexible de la ley, pacten distintas modalidades de acuerdo con las circunstancias concretas y las necesidades prácticas”. Lo anterior así puede afirmarse, por cuanto no puede dejarse pasar por alto que en un contrato sindical el sindicato actúa como persona jurídica y como tal tiene la fuerza y autonomía para contratar que trasciende más allá del marco individual en que se desenvuelve un contrato de trabajo, lo que supone que está frente a su contraparte en pie de igualdad. La Corte Constitucional sobre el contrato sindical ha dicho lo siguiente (Sentencia T-457/11): 4. Naturaleza jurídica y características relevantes de los contratos colectivos sindicales en Colombia. Estudio del Decreto 1429 de 2010 4.1. En línea de principio, esta Sala de Revisión debe señalar que dentro del Estado social de derecho que preconiza nuestra Constitución Política, el derecho colectivo del trabajo constituye un instrumento valioso y apropiado para hacer realidad la justicia social en las relaciones entre empleadores y trabajadores, así como para dar plena eficacia a los fines esenciales del Estado tales como la vigencia de un orden justo y la convivencia pacífica mediante la solución reposada de los conflictos colectivos de trabajo, y el reconocimiento de la dignidad humana en la 59 persona del trabajador, quien merece condiciones estables que le garanticen un trabajo digno y justo con el cual sea capaz de suplir sus necesidades básicas personales y familiares (artículos 1°, 2° 25, 39 y 55 de la Constitución). Como bien lo ha dicho esta Corporación desde la sentencia C-009 de 1994, el derecho colectivo del trabajo dentro de la perspectiva constitucional comprende: (i) La libertad de asociación sindical, esto es, el derecho de unirse en defensa de los intereses comunes de la respectiva profesión u oficio, que en el artículo 39 Superior tiene una regulación autónoma diferente a la libertad de asociación que, de modo general, consagra el artículo 38 ibídem; (ii) La institución de la asociación profesional y sindicatos que actúan en defensa de los referidos intereses comunes y que consagra no solamente el citado artículo 39, sino el Código Sustantivo de Trabajo en su artículo 353 y siguientes; (iii) El derecho a la negociación colectiva para regular las relaciones laborales que se hace efectivo a través de la celebración de acuerdos y convenios de trabajo, conocidos en nuestra legislación como pactos colectivos o convenciones colectivas de trabajo; y, (iv) El derecho a la huelga, garantizado en el artículo 56 de la Constitución, salvo en los servicios públicos esenciales definidos por el legislador, que constituye un medio para que los trabajadores y organizaciones sindicales defiendan sus intereses económicos y sociales en procura de obtener una mejoría de las condiciones laborales y del ejercicio del oficio o profesión. Concretamente, el derecho de asociación sindical a nivel internacional[31] y en nuestro país, es un derecho fundamental[32], el cual constituye una modalidad del derecho de libre asociación, como quiera que aquel consiste en la libre voluntad o disposición de los trabajadores para constituir organizaciones permanentes que los identifique y los una en defensa de 60 los intereses comunes de la profesión u oficio que ejercen, sin autorización previa de carácter administrativo o la injerencia o intervención del Estado o de los empleadores, conforme lo consagran los artículos 39 y 55 Superiores. De dicho derecho es titular no solo el trabajador individualmente considerado, sino también el organismo profesional, la asociación constituida por trabajadores o empleadores y el sindicato con su facultad de autogobierno [33]. La doctrina sentada por la Corte Constitucional ha precisado algunas de las particularidades del derecho de asociación sindical señalando su carácter voluntario, dado que su ejercicio depende en todo momento de la autodeterminación del individuo para vincularse, permanecer o retirarse de un sindicato; relacional, pues “de un lado aparece como un derecho subjetivo de carácter individual y por el otro se ejerce necesariamente en tanto haya otros ciudadanos que estén dispuestos a ejercitar el mismo derecho y una vez se dé el acuerdo de voluntades se forma una persona colectiva”[34]; e instrumental, en la medida que “se crea sobre la base de un vínculo jurídico, necesario para la consecución de unos fines que las personas van a desarrollar en el ámbito de la formación social”[35]. Ha dicho que se trata, pues, de un derecho que dentro del ordenamiento jurídico se desenvuelve desde varias perspectivas que comprenden: “(i) una libertad individual que se traduce en la posibilidad de organizar sindicatos, o ingresar, permanecer y retirarse de los mismos -dimensión individual del derecho de asociación-; (ii) un poder legítimo de los trabajadores organizados para promover no sólo sus intereses sino su visión de la política general en temas que los afectan o convocan como ciudadanos de una democracia participativa -dimensión colectiva del derecho de asociación- y (iii) una garantía de la autonomía de las 61 asociaciones libremente confirmadas para ejercer dicho poder legítimo”[36]. A partir de la dimensión colectiva del derecho de asociación sindical, las organizaciones sindicales gozan de ciertos derechos como los son: el reconocimiento de la personería jurídica desde su fundación; el poder de determinar el objeto de la organización, condiciones de admisión, permanencia, retiro o exclusiones de sus miembros, régimen disciplinario interno, órganos de gobierno y representación, constitución y manejo del patrimonio, causales de disolución y liquidación, procedimiento liquidatario, y otros procedimientos que atañen a su estructura y funcionamiento; y, el derecho para constituir y afiliarse a federaciones y confederaciones nacionales e internacionales, entre otros. Así mismo, acatando el fin lícito que tienen los sindicatos de mejorar las condiciones laborales de sus afiliados, el numeral 3° del artículo 373 del Código Sustantivo del Trabajo, establece como facultad y función principal de la organización sindical, el celebrar convenciones colectivas y contratos sindicales, garantizar su cumplimiento por parte de sus asociados y ejercer los derechos y acciones que de ellos nazcan. 4.2. Con la expedición de la Ley 6ª de 1945, “por la cual se dictan algunas disposiciones sobre convenciones de trabajo, asociaciones profesionales, conflictos colectivos y jurisdicción especial del trabajo”, el legislador fundó en el derecho laboral colombiano la institución de los contratos colectivos sindicales. Dada la importancia y el inminente desarrollo que implicaban tales contratos para la sociedad, su concepto y regulación básica fueron incorporados a través del Código Sustantivo del Trabajo, como legislación laboral permanente. 62 4.2.1. Es así que el artículo 482 del Código en comento, define el contrato sindical como aquel que celebran uno o varios sindicatos de trabajadores con uno o varios empleadores o sindicatos patronales para la prestación de servicios o la ejecución de una obra por medio de sus afiliados. Para la debida celebración de un contrato sindical deben observarse, a título de requisitos formales, que conste por escrito y que uno de sus ejemplares sea depositado en el Ministerio de la Protección Social a más tardar 15 días después de su firma. Sumado a ello, el artículo en mención indica que la duración, revisión y la extinción del contrato sindical se rigen por las normas del contrato individual de trabajo. Dentro de las formas de contratación colectiva, además del pacto colectivo y de la convención colectiva, el contrato sindical es una institución jurídica del derecho colectivo del trabajo, a través de la cual los sindicatos pueden participar en la gestión de las empresas y en la promoción del trabajo colectivo. 4.2.2. Precisamente, el Decreto 1429 del 28 de abril de 2010, “por medio del cual se deroga el Decreto 657 de 2006, se reglamentan los artículos 482, 483 y 484 del Código Sustantivo del Trabajo y se dictan otras disposiciones”, señala en su artículo 1° que el contrato sindical es un acuerdo de voluntades cuya naturaleza yace en el derecho colectivo laboral, pero que debemos decir tiene una cierta influencia del contrato civil de prestación de servicios o de ejecución de obra o labor porque, como lo adujo la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, “siendo uno de los sujetos del negocio jurídico el sindicato y el otro el empresario, empleador o asociación de empleadores, pero sin que opere aquí la subordinación, la autonomía jurídica, propia del contrato civil, es la nota predominante en ese tipo de relaciones”[37]. No obstante, la propia Corte Suprema de antaño lo ubicó como un contrato de 63 naturaleza colectiva laboral que corresponde desentrañar, en caso de conflictos jurídicos, al juez del trabajo. Esa posición jurisprudencial se abrió camino, al punto que, en la actualidad, por expresa disposición del artículo 9° de Decreto 1429 de 2010, la solución de controversias que se originen entre las partes contratantes en virtud del contrato sindical, podrán ser resueltas por tribunal de arbitramento voluntario o demás mecanismos si lo acuerdan las partes, o en su defecto, por la autoridad judicial laboral competente. 4.2.3. Ahora bien, en el contrato sindical intervienen el empresarioempleador y la organización sindical. Las personas que se afilian al sindicato para prestar sus servicios o realizar las obras encomendadas a través de dicho contrato, se denominan afiliados partícipes. Cabría entonces una pregunta: ¿Los afiliados partícipes que están bajo la modalidad del contrato sindical tienen un contrato de trabajo con la organización sindical? La respuesta es no, porque no existe el elemento esencial de la subordinación propio del contrato de trabajo. El afiliado partícipe durante la ejecución del contrato sindical compone el sindicato y se encuentra en un plano de igualdad con éste frente a la distribución de los ingresos provenientes del contrato, al punto que recibe compensaciones y son sujetos de ciertas deducciones, las cuales para todos sus efectos se asimilan al concepto de salario, de acuerdo con lo definido en la asamblea de afiliados, en el reglamento y en el contrato sindical [38]. Quiero ello decir que entre el sindicato y los afiliados partícipes no existe como tal una relación empleador-trabajador, pues si se viera desde la óptica contraria comprometería gravemente el derecho de sindicalización en Colombia (artículo 39 Superior), toda vez que quienes se agrupan para 64 defender sus intereses laborales en contra del empleador, resultaría a su vez detentando la figura de patrono a través de la persona jurídica que constituye el sindicato, situación que resulta ser un contrasentido. A lo que sí está obligado el sindicato como directo responsable, es a la administración del sistema de seguridad social integral, es decir, todo lo relacionado con la afiliación, retiro, pago y demás novedades que presenten los afiliados partícipes, y ello por expresa disposición del numeral 7° del artículo 5° del Decreto 1429 de 2010. 4.2.4. De acuerdo con la cartilla que sobre el contrato sindical realizó el Ministerio de la Protección Social[39], los objetivos de dicho contrato se sintetizan en: mejorar los ingresos para los afiliados a la organización promoviendo el bienestar social, brindar participación activa a los sindicalizados en el desarrollo y sostenibilidad de las empresas, promover el trabajo colectivo o grupal motivando la contratación colectiva, crear confianza y transparencia en las relaciones de la empresa o empleador con los sindicatos y sus afiliados, y ser aliados en la productividad y la calidad. Además de lo anterior, la Sala resalta que el contrato sindical se caracteriza por ser solemne, nominado y principal, realizado en ejercicio de la libertad sindical, que goza de autonomía administrativa e independencia financiera por parte del sindicato. Adicionalmente, en virtud de él, (i) el sindicato contratista responde porque sus afiliados presenten los servicios o ejecuten la obra contratada; (ii) el representante legal de la organización sindical como encargado de suscribir el contrato sindical, ejerce la representación de los afiliados que participan en el mismo[40]; (iii) el sindicato se asimila, sin serlo como quedo dicho, a un empleador sin ánimo de lucro por expresa disposición de la ley laboral[41] 65 y, (iii) en caso de disolución del sindicato de trabajadores que haya sido parte de un contrato sindical, los trabajadores quedan facultados para continuar prestando sus servicios mientras dure la vigencia del contrato y en las condiciones inicialmente estipuladas[42]. Como está regulado el contrato colectivo sindical en nuestro país [43], se busca promover el derecho a la negociación colectiva, a la promoción del derecho de asociación sindical y a generar múltiples empleos más dignos para los afiliados, en procura de dar una dinámica a la actividad sindical [44]. Así mismo, busca mitigar el fenómeno de la tercerización reinante en Colombia, evitando de tal forma la deslaboralización de la relación de trabajo o que el empleador acuda a otras formas de contratación como cooperativas, outsourcing o contratos de prestación de servicios, para solucionar determinadas necesidades del servicio. Entonces, podemos afirmar que dicho contrato que se encuentra en pleno auge [45], marca una pauta de transición hacia una contratación directa de los trabajadores por las empresas, y más aún, propende por garantizar a los afiliados partícipes las mínimas condiciones en materia de seguridad social. 4.2.5. En este orden de ideas, se colige que el contrato colectivo sindical es de estirpe laboral de la modalidad colectivo, por consiguiente, los conflictos que surjan respecto a la ejecución y al cumplimiento del mismo, deben ser ventilados ante la justicia ordinaria laboral. Dicho contrato pretende dar una dinámica amplia a la actividad sindical, mediante la promoción del derecho de asociación y la creación de empleos dignos para los afiliados partícipes, a quienes se les garantizan los diferentes componentes en materia salarial y de seguridad social integral. 66 5. Controversias sobre la solidaridad legal entre el empleador y el beneficiario o dueño de la obra, deben ventilarse ante el juez natural. Caso específico de los contratos colectivos sindicales 5.1. De acuerdo con el artículo 483 del Código Sustantivo de Trabajo, el sindicato de trabajadores que haya suscrito un contrato sindical, responde por las obligaciones directas que emanan del contrato y por el cumplimiento de las que se estipulen en beneficio de los afiliados partícipes. Para garantizar las obligaciones adquiridas, tanto el empresario contratante como la organización sindical deben constituir caución suficiente; si no la constituyen, la ley laboral establece a título de sanción, que cada contratante responde con su propio patrimonio por las obligaciones que adquirió. Frente a los contratos colectivos sindicales, el tema de la solidaridad entre el sindicato, el empresario y los terceros beneficiarios o dueños de la obra contratada, para el pago de compensaciones o salarios y aportes a la seguridad social integral, deben ser resueltas en el escenario natural, es decir, por el juez natural (principio de subsidiariedad de la tutela). Salvo cuando exista un grave compromiso de derechos fundamentales y en procura de brindar una protección transitoria para evitar que se cause un perjuicio irremediable, es dable que el juez constitucional establezca la figura de la solidaridad legal en materia laboral, dando estricta aplicación a los artículos 32 a 35 del Código Sustantivo del Trabajo. De lo contrario, se repite, la competencia natural radica en la justicia laboral por ser el medio judicial idóneo para exponer la pretensión de solidaridad patronal. 5.2. Siendo así las cosas, la Sala estima que, por regla general, las controversias sobre el pago de compensaciones, salarios y aportes al sistema de seguridad social integral de los afiliados partícipes en un 67 contrato sindical, así como la aplicación de la figura de la solidaridad patronal entre el sindicato, el empresario y los terceros beneficiarios de la obra, deben agotar las instancias ordinarias laborales en procura de garantizar el debate jurídico y probatorio en el marco de un proceso judicial, además porque se constituye en la atmósfera idónea para brindar a las partes la oportunidad de ejercer el derecho a la defensa (artículo 29 Superior). Esa regla general solo encuentra una excepción: cuando los derechos fundamentales de los afiliados partícipes se encuentran comprometidos gravemente al punto de causar un eventual perjuicio irremediable. Sólo en esa circunstancia el amparo constitucional se habilita como mecanismo transitorio hasta tanto, dentro de un término razonable y prudencial, los afectados acudan al juez natural. ARTICULO 482. DEFINICION. Se entiende por contrato sindical el que celebren uno o varios sindicatos de trabajadores con uno o varios empleadores o sindicatos patronales para la prestación de servicios o la ejecución de una obra por medio de sus afiliados. Uno de los ejemplares del contrato sindical debe depositarse, en todo caso, en el Ministerio de Trabajo, a más tardar quince (15) días después de su firma. La duración, la revisión y la extinción del contrato sindical se rigen por las normas del contrato individual de trabajo. ARTICULO 483. RESPONSABILIDAD. El sindicato de trabajadores que haya suscrito un contrato sindical, responde tanto por las obligaciones directas que surjan del mismo como por el cumplimiento de las que se estipulen para sus afiliados, salvo en los casos de simple suspensión del contrato, previstos por la ley o la convención, y tiene personería para ejercer tanto los derechos y acciones que le correspondan directamente, 68 como las que correspondan a cada uno de sus afiliados. Para estos efectos, cada una de las partes contratantes debe constituir caución suficiente; si no se constituyere, se entiende que el patrimonio de cada contratante responde de las respectivas obligaciones. ARTICULO 484. DISOLUCION DEL SINDICATO. En caso de disolución del sindicato de trabajadores que haya sido parte de un contrato sindical, los trabajadores continuarán prestando sus servicios en las condiciones estipuladas, mientras dure la vigencia del contrato. La caución que haya prestado el sindicato disuelto subsistirá para garantizar las obligaciones de los respectivos trabajadores. 69 CONCLUSIONES Las figuras analizadas en este texto que desarrolla las modalidades directas e indirectas de vinculación de la fuerza laboral corresponden todas a instituciones acogidas por el ordenamiento jurídico nacional, esto es, son lícitas y se espera que sean utilizadas apropiadamente. Su manejo, sin embargo, se torna problemático cuando a través de ellas se pretende hacer fraude en la práctica a la legislación contrariándose principios básicos del derecho del trabajo, particularmente el de primacía de la realidad. Así, la utilización de Empresas de Servicios Temporales o de Cooperativas de Trabajo Asociado tergiversando su naturaleza o traspasando sus linderos conceptuales conduce tarde o temprano a generar conflictividad que trasciende a los estrados judiciales. De otra parte, pueden darse y se dan incontables controversias frente al problema de la responsabilidad laboral de los actores de las distintas instituciones relativas a la tercerización como en los casos de los contratistas independientes, cooperativas, empresas de servicios temporales. En efecto la legislación sólo regula el tema de la responsabilidad solidaria frente a los contratistas y, no obstante la regulación, muchas veces hay perplejidad frente al caso concreto acerca de si hay o no solidaridad. También se plantea en qué hipótesis puede haber responsabilidad compartida frente a las otras instituciones, siendo que la legislación no la contempla, y es así como se ha acudido al aludido principio de realidad para buscar solución, como cuando cooperativas y temporales actúan en la realidad como intermediarios ocultos. 70 Es necesario por tanto que los servidores judiciales que vayan a decidir esos conflictos tengan plena claridad de la naturaleza y el régimen de las respectivas figuras a fin de que puedan adoptar decisiones justas y apegadas al ordenamiento. BIBLIOGRAFÍA REGIMEN LABORAL COLOMBIANO, Legis Editores, ISBN 958-9042-10-4, resultado de sucesivas actualizaciones sobre la 1ª edición elaborada en 1957 por Tito Livio Caldas y Francisco Yesid Triana, última actualización enero de 2017. COLECCIÓN DE JURISPRUDENCIA LABORAL DE COLOMBIA, Legis Editores S.A JURISPRUDENCIA COLOMBINA. En: http://jurisprudencia.ramajudicial.gov.co/WebRelatoria/consulta/index.x html y en: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/