Un ministerio Balanceado

Anuncio
Un ministerio Balanceado
Introducción:
A través de la escritura podemos ver a un Jesús con una vida balanceada en el evangelio según san Lucas
cap 2:52 dice: Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y
los hombres; esto significa que su crecimiento era balanceado, a la misma vez que tenía o
experimentaba un desarrollo fisiológico, a la par tenía un desarrollo intelectual. Ahorra note lo
siguiente primero dice es que crecía en sabiduría (entendimiento, discernimiento, prudencia; en
un sentido de pura practica, y no de teoría) y juntamente en estatura. Segundo dice que crecía en
gracia para con Dios, y a la par con los hombres.
Jesús debe de ser nuestro guía el apóstol Pablo decía que él se había convertido en un imitador
de Cristo; por lo cual invitaba a los que le conocían a que fuesen como él. Sed imitadores de mí
como yo de Cristo. Jesús es nuestro modelo a seguir. El Centro Cristiano Oasis de Paz, o sea
cada unos de nosotros tenemos que ser imitadores para que nos imiten; tenemos que vivir una
vida de balance. No tolerar el pecado, pero amar al pecador.
I.
Jesús, arrancando el pecado
A. Una palabra fuerte.
Juan 6:60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién
la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto,
les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde
estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las
palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros
que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y
quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí,
si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron
atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros
también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente.
B. Accionando con fuerza.
Juan 2:13 Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en
el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.
Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los
bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que
vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de
mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me
consume.
Nota:
La Pascua conmemora para los israelitas su propia liberación, realizada por la
intervención divina, y el día en que Jehová Dios los sacó de la esclavitud en Egipto,
por mano de Moisés, para introducirlos en Canaán, la tierra de promisión. Sin
embargo, la Pascua no recordaba solo la liberación en sí, sino también al cordero o
víctima del sacrificio, cuya sangre, untada en los postes y en el dintel de la puerta de
los hogares israelitas, evitó que el ángel de la muerte matara al primogénito de cada
familia del pueblo de Dios. Así que la Pascua es también el acto redentor más grande
de Dios, en cuanto a su antiguo pueblo.
II.
Jesús, pasando el Bálsamo.
A. A quien unge mis pies, yo le unjo, su vida.
Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del
fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al
saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con
perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas
sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el
perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera
profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo:
Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y
el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues,
¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien
perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón:
¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha
regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso;
mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con
aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos
pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona
poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban
juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que
también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.
B. Una mujer adultera
Juan 8:2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él,
les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida
en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a
tales mujeres.(A) Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder
acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como
insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado
sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo,
siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia,
salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo
Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie
sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te
condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y
no peques más.
III.
Una Iglesia balanceada.
A. No tolera el pecado.
 Hechos 2:29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca
David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día
de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había
jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para
que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo,
que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este
Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que,
exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del
Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque David no
subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi
diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Sepa, pues,
ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se
compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros
apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y
para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y
con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de
esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban
en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones.

Hechos 5:1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer,
vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y
trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro:
Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu
Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba
a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón?
No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras,
cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y
levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Pasado
un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que
había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la
heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en
tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han
sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y
expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la
sepultaron junto a su marido. Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre
todos los que oyeron estas cosas.
B. Sobre lleva la carga de los débiles.
Rom 15:1 Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los
débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su
prójimo en lo que es bueno, para edificación.
C. Bálsamo
La iglesia tiene un propósito sanar; y cuando los heridos llegan tienen que encontrar el
bálsamo.
Jer 8:22 ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no
hubo medicina para la hija de mi pueblo?
Medicamento compuesto de sustancias comúnmente aromáticas, que se aplica
como remedio en las heridas, llagas y otras enfermedades. Galaad era famoso por
su producción. Se usa como proverbio para exponer la sanidad que Dios tenía
para Su pueblo si en verdad se volvían a Él
Nota: Jer 8:13-22
Cada año esta sección se lee en voz alta en la sinagoga, el nueve de Ab
(julio/agosto), en recordatorio de la destrucción del templo por los babilonios en
ese día del 586 a.C., y por los romanos en el 70 d.C.
bálsamo en Galaad. Galaad en el norte de Transjordania tenía fama desde la
antigüedad por su balsam.
D. Levanta al caído
Heb 12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres
reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que
recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué
hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la
cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte,
tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos.
¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y
aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero
éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad
que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero
después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Por lo
cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas
para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.
Conclusión:
Dios nos ha puesto como instrumentos de bendición y no de maldición sobre las naciones.
Documentos relacionados
Descargar