BIOGRAFÍA DEL PADRE JESUITA ALONSO DE BARZANA La Compañía de Jesús en el Perú ha lanzado la página web dedicada a la Causa de Beatificación y Canonización del Venerable P. Alonso de Barzana SJ, jesuita español del siglo XVI que destacó por su extraordinaria labor misionera en Perú, Bolivia, Paraguay y Argentina, llegando a ser conocido como “el San Francisco Javier de las Indias Occidentales”. En el nuevo sitio pueden encontrar información y varios materiales para la difusión de su Causa de Beatificación: su biografía, colección de imágenes, oración, novena con textos del Papa Francisco, documentos oficiales, videos relacionados, entre otros. Incluye también información general sobre el proceso de beatificación y una sección para dar testimonio de un favor, gracia o milagro atribuido al P. Barzana. Alonso de Barzana nació en 1530 en Belinchón (Cuenca), España. Hechos sus primeros estudios en Belinchón, los continuó en Baeza, Jaén, a donde se fue a vivir su padre, médico de profesión. En la universidad de Baeza obtuvo los grados de maestro en artes (filosofía) y bachiller en teología. Fue discípulo de Juan de Ávila, famoso predicador rural. Se ordenó sacerdote en 1555 en Baeza. Después de 10 años de ejercicio del ministerio sacerdotal entró a la Compañía el 28 de agosto de 1565 en Sevilla. En 1568 don Francisco de Toledo fue nombrado virrey del Perú. Apenas nombrado, en carta del 5 de julio de 1568, escribió al P. general Francisco de Borja, amigo de su familia, pidiéndole que destinara al Perú cuatro o más jesuitas. Probablemente por insinuación de Toledo, el rey Felipe II, el 12 de agosto escribió al P. Borja pidiéndole expresamente que fueran destinados los P.P. Martín Gutiérrez y Gonzalo González. Añadía el rey que el P. Gutiérrez fuera nombrado comisario de todos los jesuitas en el virreinato del Perú. Se desestimó esa sugerencia. En carta del 11 de octubre Felipe II pidió al P. Borja que fueran enviados al Perú al menos 20 jesuitas. El P. Borja designó a los padres Bartolomé Hernández, Juan García, Hernán Sánchez, Alonso de Barzana y Rodrigo Álvarez; a los escolares Sebastián Amador, Juan Gómez. Juan de Zúñiga, Diego Ortuño y Antonio Martínez; y a los hermanos Diego Martínez, Juan de Casasola y Juan Hernández. Destinado al virreinato del Perú, debido a las peripecias del viaje llegó bastante maltrecho a Lima en 1569. En Sevilla, en espera de un barco, y luego durante el viaje, estudió quechua en la gramática del dominico fray Domingo de Santo Tomás, publicada en 1560, y ya en Lima continuó asiduamente ese estudio. Muy pronto pudo trabajar entre los indios en las doctrinas de Santiago del Cercado, en las afueras de Lima, y en la de Huarochirí, también dentro de la jurisdicción de Lima. En los diversos informes, desde 1571 a 1576, se dice de Barzana que es "muy siervo de Dios" y buen predicador, "con caudal para leer una cátedra, pero sin talento para gobernar". Se señala que no está amoldado al instituto de la Compañía de Jesús, aunque más tarde se le reconoce como muy afecto a él. Se destaca que sabe muy bien el quechua y el aymara. Estando en el Cusco en 1572, catequizó a Túpac Amaru, el último inca, condenado a muerte por el virrey Toledo. En 1573 fue uno de los fundadores del colegio de La Paz. En 1574 predicó en Arequipa y Potosí, en quechua, y en 1575 en aymara en la zona del lago Titicaca, en Chucuito y en La Paz. En la primera congregación provincial (1576) se insistió en dar más importancia que la que se daba, al ministerio pastoral entre los indios. Dice el P. Rubén Vargas Ugarte, S.J.: "Como se había resuelto en la Congregación Provincial, los jesuitas no descuidaron el ministerio de las misiones rurales, antes bien, se esforzaron en ayudar de esta manera a los indios y, ciertamente, con abundante fruto. En el año 1576, el P. Barzana, en compañía de otro padre y de un hermano, pasó los primeros días del año al repartimiento de San Pedro Mama, donde se detuvo unas cuatro semanas, logrando que se confesasen muchos indios e incluso los caciques, como sucedió en Guanchor. Pasó luego al distrito de Huarochirí, y en estos pueblos se detuvo hasta la Pascua, con grandes concursos. Bajó luego a la quebrada de Lurín, y habiéndose detenido unos dos días en San Francisco de Sisicaya, pasó a Lima, llamado por el P. Visitador" y se decidió la redacción de gramáticas y catecismos en quechua y aymara. En octubre de ese mismo año hubo otra congregación provincial para elegir procurador, y se encomendó a Barzana la tarea de redactar las obras citadas. Dicen las actas que se decidió que "el P. Maestro Barzana acabase de enmendar y corregir el catecismo breve, arte y confesionario en la lengua quichua y aymara con sus dos sumarios para los viejos y que el P. Procurador los lleve y haga imprimir, dejados por agora los catecismos y vocabularios más copiosos para otro tiempo, que estén acabados y puestos en perfección". El 19 de noviembre de 1576 el P.General Everardo Mercuriano, en respuesta a una carta de Barzana, perdida, lo felicita por sus obras en quechua. Le dice, además, que su voto de ir a la China queda conmutado "en esa tierra, donde hay más disposición de predicar el evangelio que en la China". Las obras del P. Barzana nunca se imprimieron. En cambio, es muy probable que hayan servido de base a las traducciones al quechua y aymara del catecismo trilingüe del tercer concilio limense. También en noviembre de 1576 la Compañía se hizo cargo de la doctrina aymara de Juli, en la región del lago Titicaca, hasta entonces atendida por los dominicos. Barzana fue uno de los cuatro designados para atenderla. Cuando tuvo que partir a Arequipa, para abrir allí una nueva casa, los indios no cesaron de llorar en toda la tarde. Después de asistir a la tercera congregación provincial de 1578, Barzana fue enviado a Potosí. Probablemente fue uno de los revisores de la traducción al quechua y al aymara del catecismo del tercer concilio limense (1582-1583), redactada principalmente por el P. José de Acosta. Los traductores fueron los jesuitas Bartolomé de Santiago y Blas Valera, y los sacerdotes seculares Juan de Balboa, Alonso Martínez y Francisco Carrasco. En 1583 la audiencia de Charcas nombró al P. Barzana catedrático y examinador diocesano de quechua, aymara y puquina, que debían aprender los párrocos por orden de Felipe II. En 1585, a petición del obispo de Tucumán, Francisco de Vitoria, O.P., se abrió allí a la Compañía un nuevo campo de trabajo. El provincial Juan de Atienza envió a Francisco de Angulo, que se encontraba en Lima y a Barzana, y a Barzana, que se encontraba en Potosí, a Santiago del Estero, donde se les unieron en 1586 tres padres procedentes del Brasil. Con uno de ellos, Manuel Ortega, Barzana recorrió las tierras de los tobas, mocobíes, diaguitas y chiriguanos. En 1588 acompañó al gobernador de Tucumán, Juan Ramírez de Velasco, en una entrada a la región de los belicosos calchaquíes. Sobre esa su entrada a la región de los calchaquíes escribió el P. Barzana: Estando ya muy enfermo, a principios de 1597, el P. Sebastián lo mandó a Lima para ser mejor atendido. No llegó a Lima. Murió en el Cuzco el 31 de diciembre de 1597. Barzana se destacó por su espíritu apostólico y por su extraordinaria capacidad para el aprendizaje de idiomas. Aprendió quechua, aymara, puquina, chiriguano (variante del guaraní), tonocoté y kakán, sobre los que dejó apuntes manuscritos que fueron usados por los misioneros. ALEGRÍA Y ENTUSIASMO EN LA MISIÓN IDEAS FUNDAMENTALES: 1. La alegría y el entusiasmo contagian. No transmitirás tu ideal si no realizas la misión con alegría y entusiasmo. 2. Cuando el hombre actúa convencido por un buen ideal, se realiza y es feliz. 3. Trabajar con alegría y entusiasmo en tu misión quiere decir... 1. LA ALEGRÍA Y EL ENTUSIASMO CONTAGIAN. NO TRANSMITIRÁS TU IDEAL SI NO REALIZAS LA MISIÓN CON ALEGRÍA Y ENTUSIASMO. a) Imagínate que subes a dar unas palabras de exhortación después de la misa para que toda la parroquia asista al rosario. Vas triste, cabizbajo, con las manos en los bolsillos. ¿Crees que te harían mucho caso? Ahora, imagínate que subes decidido, feliz, entusiasmado y convencido por la idea de rezar un rosario. ¿Acaso no les impresionará más a la gente? ¿Qué actitud es mejor? b) La alegría es un elemento atractivo, pues es señal de felicidad y al hombre le interesa ser feliz. Si los demás ven que tú eres feliz y sabes transmitir esa felicidad al realizar tu misión, se sentirán atraídos por ti, por aquello que te hace feliz y por tu ideal: Jesucristo. 2. CUANDO EL HOMBRE ACTÚA CONVENCIDO POR UN BUEN IDEAL, SE REALIZA Y ES FELIZ. a) El Ideal es una meta muy alta a la que el hombre aspira. Es como un imán que atrae la atención de todos los sentidos del hombre de tal manera que alcanzarlo se vuelve la razón de ser del hombre. El hombre se siente vacío e incompleto si no logra este ideal. En cambio, cuando lo logra el hombre es feliz. b) Puedes pensar en alguna prueba de atletismo o concurso que hayas tenido que afrontar. Recuerdas qué duras fueron esas largas horas de preparación. Había veces que, por ti, hubieras mandado todo a volar. Pero, ¿qué te mantuvo fiel?... ¿No fue acaso tu ideal?... ¡Qué felicidad cuando después de todos tus esfuerzos lograste tu meta! Ahora imagínate, qué feliz y entusiasta debe sentirse el hombre cuando posee a Jesucristo, su máximo ideal... Piensa en tu experiencia después de haber hecho un buen retiro. ¡Sales de él feliz ! c) El poder realizar satisfactoriamente tus proyectos es una fuente de alegría. ¡Cuánto más lo será realizar la misión, sabiendo que éste es el proyecto de Dios para tu vida! 3. TRABAJAR CON ALEGRÍA Y ENTUSIASMO EN TU MISIÓN QUIERE DECIR... a) Sé muy positivo. En todo lo que hagas ve siempre el lado positivo, por más mal que te parezca que salen las cosas. Recuerda que tú tienes a Dios de tu lado y Él es el único capaz de sacar cosas buenas de lo malo. b) Para no caer en el pesimismo y las críticas malsanas, cultiva la virtud de la benevolencia pensando siempre bien de todos: «Cree todo el bien que oyes y sólo el mal que ves» (Cfr. Carta de Nuestro Padre del 2 de mayo de 1954). c) Métele mucho entusiasmo a todo lo que haces. La mejor manera de imprimir entusiasmo a lo que haces es amarlo. Busca siempre querer aquello que tu misión te exige, encontrando la razón de lo que haces siempre en Dios. d) La alegría y el entusiasmo implican acción, movimiento, nunca pasividad. Debes estar en ese continuo estado de misión, en donde todo habla de ella en tu interior, aunque, estés descansando o haciendo otra cosa. ACTIVIDADES Lee con atención y escribe una reflexión o comentario después de cada frase en tu cuaderno de trabajo. Lc 19, 1-10 (Zaqueo). a) Zaqueo quiere ver a Jesús y quiere conocerlo, pero como es pequeño se sube a un árbol. Pone los medios para conocer a Jesús. b) Jesús lo llama y quiere entrar en su casa. Jesús le trae la salvación y es esa salvación la que produce verdadera alegría. c) Zaqueo se llena de entusiasmo por tener a Jesús en su casa, por haberle conocido. Le promete dar la mitad de sus bienes. Su entusiasmo es activo y busca que los demás vean su alegría, alegría de haber conocido a Cristo. El Papa Francisco busca hacernos redescubrir cuestiones esenciales de nuestro ser cristianos: La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Y nos impulsa con renovada fuerza “a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría” Se trata –en palabras de su predecesor Benedicto XVI– de “que la Iglesia renueve el entusiasmo de creer en Jesucristo, único salvador del mundo; reavive la alegría de caminar por el camino que nos ha indicado; y testimonie de modo concreto la fuerza transformadora de la fe” . Entusiasmo de creer, alegría de vivir, testimonio de la fuerza de la fe. Fe que se hace vida, y así también testimonio. Porque “en la medida en que nos alimentamos de Cristo y estamos enamorados de él, sentimos también dentro de nosotros el estímulo a llevar a los demás a él, pues no podemos guardar para nosotros la alegría de la fe; debemos transmitirla”. Dios hace de sus discípulos, apóstoles: quien es alcanzado por la gracia de Dios no sólo es salvado, sino que también se convierte en un instrumento de Dios que contagia la fe, esperanza y amor que ha recibido. Ese contagio se realiza por el testimonio –todos ven cómo la gracia transforma a una persona, y ven su alegría– y la palabra que ilustra lo que los demás ven, y da razón de la propia esperanza –los motivos que lo llevan vivir como vive–. El Papa Francisco, nos anima a avivar en nuestras almas el celo apostólico, que surge como consecuencia de ser sal y luz. Y nos pone en guardia ante el peligro de convertirnos en cristianos encerrados, porque “la sal que nosotros hemos recibido es para darla, es para dar sabor, es para ofrecerla. De lo contrario se vuelve insípida y no sirve. Debemos pedir al Señor que no nos convirtamos en cristianos con la sal insípida, con la sal cerrada en el frasco”. Seríamos “¡cristianos de museo! ¡Una sal sin sabor, una sal que no hace nada!” Ideas fundamentales