DECLARACIÓN Hemos tomado la decisión de organizarnos bajo la denominación Colectividad Paz con Democracia un grupo de personas vinculadas con distintos colectivos o espacios comunitarios, sociales, culturales o políticos, o con dinámicas académicas, institucionales, laborales y profesionales. Contamos con experiencias de participación en procesos de luchas ciudadanas, sociales y políticas. Nuestro propósito es vincularnos a la construcción del Pacto Histórico propuesto. Por tanto, asumimos con entusiasmo esta decisión de forma colectiva, autónoma y con interés de obrar en consecuencia desde distintos lugares de Colombia y varios lugares del exterior dadas condiciones de refugio o migración. Parte de esta colectividad ha tenido experiencias relacionadas con los procesos de paz y la convocatoria y realización de la Asamblea Nacional Constituyente que expidió la Constitución Política de 1991, la cual le entregó al país un instrumento importante de modernización democrática. En el ámbito político integrantes de esta colectividad han participado en proyectos democráticos como el Frente Popular, la Alianza Democrática, el Frente Social y Político, el Polo Democrático y con diversos movimientos sindicales, campesinos, indígenas, estudiantiles, de derechos humanos, de paz, redes de mujeres, ambientalistas y expresiones ciudadanas con orientación democrática. Y, en los años recientes, nos hemos vinculado a la acción política con la Colombia Humana. Reconocemos todos los aportes hacia la democratización, la justicia social, la soberanía y los cambios políticos, sociales e institucionales de carácter progresista, hechos en el país desde experiencias protagonizadas por movimientos políticos, sociales, vertientes de izquierda, convergencias democráticas, corrientes de opinión, ámbitos institucionales, estatales o gubernamentales y que han contado con contribuciones de la comunidad internacional. Sin embargo, a pesar de tales aportes, Colombia aún no consigue consolidar un proyecto democrático de Estado ni de sociedad y, por el contrario, afronta situaciones críticas que obstaculizan tales perspectivas. En el plano global, que no nos es ajeno, entendemos la denominada crisis civilizatoria producida ante graves problemáticas, conflictos y tensiones acumulados en las décadas recientes y en la actualidad, relacionada con aspectos como: El capital monopolista internacional, las potencias hegemónicas y las transnacionales impusieron el modelo neoliberal que entró en crisis ante sus desastrosos resultados políticos y sociales regresivos y despertó resistencias de numerosos pueblos e iniciativas en su contra desde movimientos sociales y de trabajadoras y trabajadores, así como medidas de confrontación y alternativas por parte de gobiernos democráticos y progresistas. Son los casos sucedidos en Nuestra América –al decir de nuestros pueblos originarios Abya Yala-. Empeñados en la defensa del “buen vivir”, la autonomía de nuestros pueblos y la soberanía de nuestros estados. En medio de disputas hegemónicas las potencias han desatado guerras de agresión contra pueblos, naciones y estados que les generan resistencias y frecuentes derrotas. Colombia, Bogotá D.C. Av. Calle 19 N° 3 – 50, Ed. Barichara, Torre A, Of. 11 – 04 Teléfono (571) 286 8630- 3213640179- 3108151441 El modo de producción capitalista implantado busca la mayor rentabilidad a costo también de la depredación, el deterioro y la contaminación de la naturaleza, dando lugar al cambio climático que tiene devastadores efectos. Esta situación desata una inmensa movilización en defensa del planeta, de sus especies vivientes, que busca romper con el antropocentrismo y se orienta hacia la coexistencia armónica con las demás especies de la naturaleza. Se fortalecen corrientes democráticas y progresistas que confrontan las formas de sobreexplotación sostenidas en las condiciones de trabajo precarizado y en expresiones de colonialismo, racismo, xenofobia, patriarcalismo, homofobia, aporofobia y demás manifestaciones de la subalternidad, de la discriminación y de la exclusión. En el plano interno, Colombia tiene una de las mayores inequidades sociales del mundo; intenta superar las prolongadas guerra interna y violencia política que se asocian a una masiva tragedia humanitaria; el régimen de gobierno se caracteriza en la actualidad por rasgos autoritarios, por su servicio a favor de los grupos del poder financiero y económico y por un alto nivel de corrupción; y se agrega una fuerte incidencia y participación de sectores mafiosos en ámbitos estatales, gubernamentales, institucionales, económicos, políticos y sociales, que exacerban dinámicas de violencia e ilegalidad. En tales condiciones, persiste una crisis política, institucional y social. Al inicio de los años 90, en la búsqueda de soluciones la movilización estudiantil, popular y democrática y la realización de varios acuerdos de paz con guerrillas y milicias insurgentes (M19, el EPL, el PRT y el MAQL) posibilitaron la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente que expidió la Constitución Política de 1991, la cual consagró el Estado Social de Derecho que reconoció derechos y garantías fundamentales. El impacto de la Constituyente y los procesos de paz en esa década animó otros acuerdos de paz (con la CRS, MP y MIR-COAR). Sin embargo, la vigencia legal de este logro constitucional no ha tenido las suficientes respuestas desde instancias del Estado ni de los sucesivos gobiernos, quienes hasta el presente han aplicado políticas neoliberales y determinadas medidas contrarias a la posibilidad del ejercicio de los derechos y garantías que darían fundamento a una paz democrática. El Acuerdo de Paz Estado-FARC EP en 2016 permite retomar dinámicas de democratización: reforma agraria integral, programas de desarrollo con enfoque territorial, reforma política y electoral, estatuto de la oposición, circunscripción especial territorial para las víctimas, sustitución concertada de cultivos de uso ilícito, medidas de justicia transicional con centralidad en las víctimas, adopción por primera vez en un acuerdo de paz del enfoque de género e inclusión de un capítulo étnico. Con el concurso del Estado, el presidente Juan Manuel Santos avanzó de forma importante en parte de estas medidas, mientras el actual presidente Iván Duque las entorpece, desfinancia y promueve iniciativas en su contra. La mayoría de los territorios antes en poder de las FARC EP no han sido recuperados de forma garantista por el Estado, sino que son campo de disputa violenta entre Estado, guerrillas persistentes y grupos paramilitares asociados con redes mafiosas, causando masivos asesinatos, amenazas y desplazamientos contra liderazgos sociales, comunidades campesinas y étnicas y exguerrilleros acogidos a la paz. A la vez, el Colombia, Bogotá D.C. Av. Calle 19 N° 3 – 50, Ed. Barichara, Torre A, Of. 11 – 04 Teléfono (571) 286 8630- 3213640179- 3108151441 presidente Duque suspendió el proceso de paz con el ELN que tenía avance importante desde el anterior gobierno, lo que dio lugar a la prolongación de la guerra con esa guerrilla. El gobierno Duque, del partido de extrema derecha Centro Democrático, con partidos aliados de la derecha tradicional, sigue orientaciones y mandatos del expresidente Álvaro Uribe, jefe del partido de gobierno. La campaña para su elección en 2018 tuvo apoyo financiero de mafias narco-paramilitares por lo cual su legitimidad está cuestionada, sin que las autoridades de justicia hayan investigado esta situación. Sumado a esto, no se tomaron ni se han tomado las medidas exigidas por el Consejo de Estado para corregir los mecanismos de fraude descubiertos en los sistemas de procesamiento de la información de la Registraduría Nacional. En estas condiciones, no se estableció el real resultado de la pasada elección presidencial, siendo posible que haya sido el ganador Gustavo Petro, segundo en votación, líder de la Colombia Humana que estableció coalición con otras fuerzas políticas y obtuvieron amplio respaldo ciudadano. La política del gobierno Duque ha sido de favorecimiento a los grupos financieros y de poder económico, de desconocimiento de los derechos de la oposición y de violencia contra las protestas sociales, cuya gestión se ha afectado por incompetencias y graves hechos de corrupción, clientelismo y nepotismo. Ha puesto en riesgo la institucionalidad del Estado al cooptar los organismos de control y parte de las instancias del poder judicial, y por entorpecer la autonomía del poder legislativo. Sus medidas económicas y tributarias regresivas profundizan la desigualdad, la pobreza y la exclusión, circunstancias agravadas bajo las condiciones de pandemia que ha administrado con resultados catalogados entre los más ineficientes internacionalmente. No obstante estas complejas problemáticas, en la actualidad se presenta en el país una coyuntura histórica extraordinaria, por cuanto brinda posibilidades para que en las elecciones de 2022 gane la presidencia un gobierno democrático con un programa de reformas progresistas, producto de una amplia convergencia democrática, y que la relación de fuerzas del Congreso cambie con los resultados de su elección a favor de los partidos y coaliciones políticas comprometidas con este tipo de gobierno y de programa. Los factores que sustentan tal posibilidad pueden resumirse en estas significativas situaciones del contexto actual: El llamado uribismo, su líder el expresidente Álvaro Uribe, su partido Centro Democrático y su gobierno actual del presidente Iván Duque, tienen tendencias sostenidas de pérdida de respaldo ciudadano y de credibilidad política, hecho asociado tanto al fracaso de las políticas y las actuaciones gubernamentales en distintos campos, como a las revelaciones de nexos con paramilitarismo, narcotráfico y corrupción, que en algunos casos deriva en acciones judiciales. El uribismo fue una oferta de guerra en la pretensión de derrotar por la vía militar a las guerrillas a inicio de los años 2000, luego del fracaso de los diálogos de paz del Caguán, de forma tal que durante los dos gobiernos consecutivos de Álvaro Uribe (2002-2010)–, logró ciertos resultados en recuperación del control de territorios, pero no consiguió derrotar las guerrillas y la actuación gubernamental se implicó en graves, masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, que incluyeron Colombia, Bogotá D.C. Av. Calle 19 N° 3 – 50, Ed. Barichara, Torre A, Of. 11 – 04 Teléfono (571) 286 8630- 3213640179- 3108151441 el asesinato masivo por las FFAA de personas civiles en condición vulnerable, quienes fueron oficialmente registradas de manera falsa como bajas en combate. Tras este fracaso, desde 2010 el siguiente gobierno del presidente Juan Manuel Santos retomó durante sus dos gobiernos consecutivos -(2010–2018)- la opción de solución política del conflicto armado, consiguiendo la paz con las FARC. En la última década la gran mayoría de vertientes políticas, movimientos sociales y sectores de opinión respaldan las demandas de la paz. El actual gobierno Duque y la coalición que lo apoya en el Congreso, han fracasado con iniciativas legales para revertir los compromisos centrales del acuerdo de paz, caso de su pretensión acabar con la JEP. La oposición al actual gobierno conformada por partidos y movimientos del espectro de centro izquierda e independientes ha fortalecido su representación parlamentaria, su incidencia y el respaldo ciudadano. De los partidos de centro derecha que apoyaron la elección de este gobierno –Liberal, la U y Cambio Radical– han surgido expresiones democráticas con propuestas progresistas, en defensa del acuerdo de paz y de entendimiento con otras vertientes de centro e izquierda, de forma que han producido rupturas dando surgimiento a nuevas vertientes políticas democráticas. En 2018 Gustavo Petro lideró con la Colombia Humana la opción real de ser gobierno, con apoyo en una coalición entre vertientes de izquierda, sociales y de centro democrático progresista, las cuales mantienen vigencia. Así, se producen cambios importantes en el espectro político: se debilita la extrema derecha; pierden fuerza e iniciativa y se fragmentan los partidos tradicionales de derecha; y se fortalecen partidos y agrupaciones de centro progresista y vertientes políticas y sociales con matices de izquierda. El proyecto de extrema izquierda que en décadas pasadas optó por el alzamiento armado perdió viabilidad histórica, al punto de que la última guerrilla vigente, el ELN, hace varios años adoptó también la búsqueda de la solución política del conflicto bélico. En la última década han sido crecientes las protestas populares: paros agrarios y campesinos, mingas indígenas, movimientos estudiantiles, sindicales, de mujeres, de población LGBTIQ+, paros locales y regionales. Confrontan políticas gubernamentales neoliberales y sus medidas. Consiguen contrarrestarlas, en ciertos grados, y llegar a acuerdos con el gobierno y entes estatales con compromisos ante las exigencias de derechos y soluciones que con frecuencia no cumplen. Esta inconformidad social desembocó en el Paro Nacional de 2019 que levantó un petitorio de convergencia entre distintos sectores, sin que el gobierno aceptara negociarlo. Tras el confinamiento por la pandemia, los sectores sociales del ámbito popular de nuevo declararon un Paro Nacional el 28 de abril de 2021, que se tradujo en una inmensa protesta popular que de forma imprevista se prolongó por dos meses. El gobierno Duque se negó a negociar con el Comité del Paro Nacional y respondió con una violenta represión contra las manifestaciones y formas de resistencia civil de la población, ocasionando graves y masivas violaciones a los derechos humanos, las cuales fueron reprobadas por la comunidad internacional, Colombia, Bogotá D.C. Av. Calle 19 N° 3 – 50, Ed. Barichara, Torre A, Of. 11 – 04 Teléfono (571) 286 8630- 3213640179- 3108151441 con fuertes pronunciamientos de la ONU y un informe de la CIDH. Sin embargo, la fuerte presión popular y voces democráticas hicieron que el gobierno retirara los regresivos proyectos de reforma tributaria y de reforma a la salud y propició la renuncia de varios de sus ministros. En medio de estas circunstancias, Gustavo Petro, líder de Colombia Humana, propuso conformar un Pacto Histórico entre sectores políticos y movimientos sociales, que de forma consensuada defina un programa con los cambios y reformas que el país requiere. En esta perspectiva habrán de producirse reformas hacia un nuevo modelo económico alternativo que promueva una economía para la vida, ambientalmente sostenible, redistributiva y solidaria. Hacia reformas democráticas agraria, laboral, tributaria, pensional, a la educación, la salud, la justicia; la reforma política y electoral; y reformas en lo ambiental. Con sentido urgente se tendrá que adoptar una renta básica para familias en condición vulnerable. Se dará respuesta a los proyectos y propuestas del Comité del Paro Nacional y a los sectores sociales, poblacionales y de la juventud movilizados. Y se adoptará una política internacional soberana y de fortalecimiento de las relaciones en el subcontinente y con los demás Estados del mundo respetuosas, solidarias y de mutua cooperación. Entendemos el Pacto Histórico como espacio de convergencia político social plural y ciudadana de gran amplitud, que sea preámbulo del contrato social democrático y progresista que reclama la crisis nacional. Convoca a la unidad de todas las vertientes progresistas, a partir de objetivos compartidos, consensos y acuerdos entre sectores políticos, movimientos sociales y corrientes de opinión ciudadana. Caso decisivo en los acuerdos actualmente es el posible de estimular entre las vertientes del Pacto Histórico y las de la Coalición de la Esperanza. La renovación de la política exige desde estas vertientes progresistas asumir y liderar esfuerzos con relación a una ética civilista. Las garantías para el ejercicio plural de la política y el respeto a la oposición. La capacidad de construcción política colectiva. Y la ruptura entre la política y la violencia y la ilegalidad. La lucha contra la corrupción y el clientelismo que degradan y mercantilizan la política con apoyos legales e ilegales. Por tanto, como Colectividad Paz con Democracia, bajo estas consideraciones, expresamos a los partidos y movimientos políticos y sociales que concurren en la conformación del Pacto Histórico, que tomamos la decisión de participar en su construcción. De ponernos a su servicio en los ámbitos locales, regionales, nacionales e internacionales donde tengamos presencia y posibilidad de aportar, hacia su consolidación programática, política, de movilización y de impulso de los planes y acciones convenidas. De participar activamente en las campañas por las elecciones en 2022 al Congreso de la República, la consulta para definir candidaturas a la presidencia y la vicepresidencia y la elección del próximo Gobierno Nacional. Nuestra Colectividad con Democracia incorpora en distintos departamentos y territorios del país a sus integrantes de una manera amplia y plural, bajo los idearios y compromisos del Pacto Histórico, con espíritu unitario, de inclusión y de apoyo a los movimientos sociales e intercambio constructivo con las vertientes políticas y sociopolíticas. La mayoría hace parte de Colombia Humana, pero otras personas también integran otras colectividades del ámbito Colombia, Bogotá D.C. Av. Calle 19 N° 3 – 50, Ed. Barichara, Torre A, Of. 11 – 04 Teléfono (571) 286 8630- 3213640179- 3108151441 democrático, el feminismo, organizaciones étnicas y populares, o lo hacen de forma independiente. Para efecto de establecer coordinación e interacción inmediata de nuestra Colectividad Paz con Democracia con instancias y organizaciones del Pacto Histórico, hemos designado un equipo Coordinador nacional y equipos o enlaces de coordinación regional o local. Hemos acordado proponer y respaldar el nombre de Álvaro Villarraga Sarmiento para ser considerado en la definición de la lista cerrada al Senado por el Pacto Histórico, dadas sus reconocidas calidades políticas, liderazgo, aporte intelectual y académico y amplia experiencia con movimientos sociales, de paz y de derechos humanos con proyección en las regiones y el ámbito internacional. Así mismo, acordamos respaldar aspiraciones hacia listas del Pacto Histórico a la Cámara de Representantes en proceso de definición. Hemos definido un plan de trabajo y de campaña que incluye una gira nacional, eventos regionales y locales y un Primer Encuentro Nacional de Paz con Democracia a finales de noviembre próximo. De manera que los diversos sectores democráticos podrán contar con nuestra mano tendida y nuestra acción decidida. COLECTIVIDAD PAZ CON DEMOCRACIA Desde ciudades y municipios de Colombia y desde otros países, 8 de octubre de 2021. Colombia, Bogotá D.C. Av. Calle 19 N° 3 – 50, Ed. Barichara, Torre A, Of. 11 – 04 Teléfono (571) 286 8630- 3213640179- 3108151441