CUARTA PARTE CAPITULO I 16 DE AGOSTO Este capítulo habla de que once días después de los acontecimientos ósea el 16 de agosto a las 5 de la mañana la casa de Amalia permanecía desierta y era visitada por 3 misteriosos personajes, Amalia y luisa habían montado un coche con el señor pedro y el mulato que le servía, dejando las puertas abiertas de la casa y solo llevándose dos jaulas de pájaros, estas 3 personas al ver que no habían ni pistas se retiraron, usía le dice a Mariño que lo que le ha dado se lo ha gastado en una llave falsa y que no tiene nada más, entonces este le da unos pesos y esta se va, luego esos dos personajes de la federación dejaron a su colega en la pulpería cerca a la casa de Amalia, esta se sintió bien de ver que aunque era negra como le decían ella prestaba servicios de importancia a la santa causa de pobres y ricos, luego el comandante y el teniente tomaron dirección a la ciudad, uno a su cuartel de serenos y el otro al de la escolta de su excelencia. CAPITULO II GOBERNADOR DELEGADO Este habla de que en el horizonte de un gran rio se veían las olas, la densa noche del infortunio, llegando la mañana el silencio era sepulcral en la ciudad todo era muy tranquilo y monótono en la ciudad de buenos aires al venir el día, se había convertido en una ciudad desierta, un cementerio de vivos cuyas almas esperaban el cielo que era la victoria del general Lavalle y otros el infierno que era la victoria de Rosas, cuenta que esa madrugada Rosas partió al campamento de santos lugares dejando a cargo a Don Felipe Arana del gobernar, también habla de una reunión en la que esta Daniel, Don Felipe Arana y el señor Mandeville, lo que causa temor en los servidores o miembros del gobierno de Rosas si llega a triunfar Lavalle. CAPITULO III COMO ERA Y NO ERA GOBERNADOR DELEGADO DON FELIPE Este habla el cura Gaete se apresuraba para entrar a la casa de Arana antes que el jefe de policía pero no pudo conseguirlo, este no tenía motivos de hablar con Arana delante de victorica, entonces solo entro al salón a hacer cumplimientos de federales a Doña Pascuala que solo era federal por su marido, por otro habla de una conversación que tuvo Arana con el jefe de policía victorica preguntándole sobre las novedades que habían y haciéndole señas a don cándido para que llevara nota de la discusión, victorica le dice que no hay ninguna, también le pregunta sobre qué le parece Lavalle y contesta que va avanzando y que era a lo que había venido, también le pregunta si lo que hace era bien visto por Dios y este le responde que no pero que en todo caso él está ya muy cerca y Dios muy lejos, luego le nombro las marchas día a día que Lavalle hacia desde el día 11 diciéndole que el día menos pensado ya estaría en la ciudad y que no ha podido descansar pensado en ello, entonces le dice victorica si se siente enfermo, y Don Felipe le responde que no tiene ánimos que esas cosas no eran para él, a lo que victorica le responde que eso lo decían los unitarios, entonces Don Felipe le explica que lo dice porque él no empezó ninguna guerra ni mando a fusilar a nadie y que lo único que quiere es vivir cristianamente educando sus hijos, entonces victorica le dice que con esas palabras está ofendiendo al ilustre restaurador y a todos los defensores de la federación, victorica empezó a dar todas las peticiones y quejas a Don Felipe y este le decía a don cándido que las anotara, por ultimo le dijo que la señora maría Josefa había ordenado otro registro a la casa de Amalia porque Daniel bello su primo era un presunto sospecho, entonces este le dijo que él era un buen hombre. CAPITULO IV DE COMO DON FELIPE ARANA EXPLICABA LOS FENOMENOS DEL MAGNETISMO En este capítulo dice que no bien atravesó el patio el señor jefe de policía, cuando el cura Gaete, que lo vio por entre los cristales de la puerta del salón, se despidió de las señoras y se fue derecho al gabinete del ministro gobernador, que por un principio de republicanismo recibía a todo el que se entraba hasta él, sin ceremonias ni edecanes. Pero entre el caos de ideas que surgió en su cabeza, de aquella malhadada aparición, adoptó por fin la de bajar la frente hasta tocar con el papel, y escribir con una rapidez asombrosa; aunque, en obsequio de la verdad, es necesario decir que no escribía, sino que rasgueaba sobre el papel. Así fue que al verlo entrar salió a su encuentro con las dos manos estiradas, cual si fuese a tropezar con él, más bien que a saludarle. CAPITULO V ASI FUE En este capítulo habla del cataclismo a que habían caído, arrojados por la mano de Rosas, todos los principios de la constitución moral, social y política del cuerpo argentino, la religión no podía librarse del sacudimiento universal, porque sus representantes en la tierra son hechos, por desgracia, de la misma cera modificativa que los profanos. Exhaustas las fuentes purísimas del cristianismo, la justicia, la paz, la fraternidad, la tolerancia, la religión divina no encontró en Buenos Aires otros hijos dignos de su severo apostolado, que los padres de la Compañía de Jesús. Y para eso era preciso insultar a Dios, la religión, y la práctica de ella, a los ojos de esa multitud fanática y apasionada, cuyos sentimientos rudos explotaba. Sacerdotes indignos de su misión evangélica se prestaron al plan rebelde del apóstata, y comenzaron en las famosas parroquiales sus primeros insultos a Dios, a Cristo, y a su sacra casa. Pero en Buenos Aires no hubo quien velase la santidad del templo. Y este escándalo, llevado al grado de propaganda diaria, caminaba, como una epidemia, por el aire, e iba a infestar y corromper el clero y las nociones de la moral y de lo santo, hasta en los últimos confines de la República. Uno de los bizarros cuerpos de la cruzada libertadora es deshecho y acuchillado por las fuerzas federales. A su espalda tiene la muerte en el cuchillo de Rosas, en su frente tiene la muerte entre las nieves de los Andes. Esta invasión a la Naturaleza, en la estación de sus enojos, cuando el hombre no tiene entre los hielos más amparo que Dios, que parece a veces castigarle por su insensata vanidad, que arrastra al pie mortal donde parece que solo el rayo del sol y las alas del aire pueden llegar, ofrecía un espectáculo pasmoso. ¡Y cuando el aire, la luz, el hielo y la gigante mole guardaban quizá el silencio de la admiración, en presencia de esa magnífica osadía, de ese terrible infortunio, al pie de los Andes, las provincias de Cuyo rugían, haciendo eco a la voz del obispo, José Manuel Eufrasio, que levantaba su báculo, incitando a los pueblos a la persecución de aquellos desgraciados, predicando su muerte y su exterminio en la persecución. CAPITULO VI SOR MARTA DEL ROSARIO Es capitulo habla de que estaba sentada en un banco de piedra sor marta del rosario y sor maría del pilar en el centro de un bosque de naranjos de Tucumán, una leía un papel y le decía a la otra que esta como de mano y esta le dice responde que Dios nos ilumina cuando tenemos que cumplir su voluntad, entonces esta le dice que si cree que todos pensaría igual a ella, y le responde La comunidad debe pensar como su abadesa; porque de lo contrario, no sólo sería faltarme al respeto, sino una ingratitud, una herejía el desconocer los servicios que debemos al Señor Restaurador. A él debemos que se haya arreglado nuestro asunto con el síndico; y de él y su familia estamos todos los días recibiendo obsequios; ¿qué sería de nosotras si él faltase? Además, las comunidades de Santo Domingo, de San Francisco y las monjas Catalinas nos han dado el ejemplo, y si nosotras no pasamos esta felicitación, infaliblemente caeremos en el enojo de Su Excelencia, sonaron las campanas de portería y era don cándido que fue enviado por el gobernador delegado a preguntar por su salud y agradecerle por unas empanadas de dulce que ella le había enviado, esta le responde que está muy bien y todos también, luego cándido le pide que por favor toda su comunidad lo llevara en sus oraciones, al final le entrega una carta para el señor restaurador de las leyes y se marchó del convento. CAPITULO VII COMO DON CANDIDO SE DECIDE A EMIGRAR, Y CUALES FUERON LAS CONSECUENCIAS DE SU PRIMER TENTATIVA En este capítulo una mujer dice a don cándido cuando va saliendo del convento unas palabras elogiándolo y este le dice que está equivocada y que él no tiene el honor de conocerla, ni ella a él, esta le dice que él la conoce de la tragedia en una casa que ella es Doña Marcelina, entonces don cándido le dice que baje la voz, esta le nombra a don Daniel y le dice que pasaran una hecatombe luego don cándido la hace pasar y se sienta con ella para preguntarle sobre su espantosa profesa y de cómo lo conoció, esta le dice que lo conoció en casa de Daniel, y dice que cura Gaete les planea asesinarlos junto con otros hombres, esta le dice que si no habla con ella el morirá de la mano de cura y que si habla con ella el morirá por la mano de las autoridades, Don cándido le dice adiós a la señora y esta le dice que por favor le avise a Daniel y ella le jura que no volverá a aparecerse, a las 3 de la tarde en palacio del señor Laprida se escucharon 5 tiros y Mr. slade fue a averiguar, y solo eran la ballenera de Rosas cuyos artilleros disparaban a las olas para contentarse ¿Pero usted iba a alcanzar la ballenera? -le interrogó otro. Una grita estrepitosa contra los franceses y en loor de la Federación y de los federales sucedió al discurso de Don Cándido, en la multitud de marineros del puerto y carretilleros que se habían acercado, con el agua a la rodilla, hasta el lugar de aquella escena en que todos esperaron ver un desenlace trágico. El coronel Crespo, el comandante Ximeno, Larrazábal y todos cuantos estaban sobre la pequeña barranca de la capitanía, no sabiendo lo que pasaba, y queriendo saberlo cuanto antes, dieron tan fuertes gritos e hicieron tan violentas señas a los de a caballo, que uno de estos hizo subir a Don Cándido a la grupa, medio cargado por algunos comedidos entusiastas de los que allí había. Y he aquí que condujeron en triunfo hasta la alameda al impertérrito secretario de Su Excelencia, que se había arrojado al agua para observar el fondo de la ballenera francesa. Inútil es decir todas las felicitaciones que recibió Don Cándido. CAPITULO VIII LA GUARDIA DE LUJAN Y SAN LUGARES Pero el pensamiento de mayo había bebido sus inspiraciones en fuente harto caudalosa, para poder conformarse con asignar a la revolución los límites de una independencia política, y de una libertad civil solamente. Era una revolución totalmente social lo que buscaba. Una revolución reformadora de la sociedad educada por la España de la Inquisición, del absolutismo y de las preocupaciones hereditarias de tres siglos, en política, en legislación, en filosofía y en costumbres. Y bajo el humo de las batallas que ennegrecía el cielo americano, Buenos Aires marchaba a pasos, por desgracia demasiado rápidos, en la senda de su atrevido cuanto sublime pensamiento. Libres en política, y colonos en tradiciones sociales, legislativas y filosóficas, habría sido una anomalía monstruosa. «Quedarse fijo en su abuelo y en su bisabuelo» para por esa solidaridad de tradiciones paternas darse la mano con la civilización europea, como acaba de pretenderlo no sé qué mal conocedor de nuestra historia europea, que ha escrito no sé qué con el título de Nueva Troya, era cuanto se necesitaba para no ser más de lo que fueron el abuelo y el bisabuelo, en tiempo de Carlos III y de su antecesor. Reproducción que, felizmente, la revolución tuvo el buen sentido de no apetecer jamás. Los grandes principios se fundan y se practican a la vez. Y a la luz de este brillante día que se levantaba sobre sus olas, surgieron de la revolución esas cabezas chispeantes de genio que hicieron el honor y la gloria de la república, no menos grandes que el honor y la gloria que conquistaba con sus armas sobre los campos de batalla. Pero dos grandes principios de resistencia debían encontrarse de frente con la reforma social, y desde sus primeros días se le presentaron, en efecto, disfrazados bajo distintos modos. De una parte, el sistema de gobierno republicano que la revolución improvisaba, debía resentir los hábitos monárquicos de una sociedad nacida y educada bajo la monarquía absoluta. De otra parte, la innovación civilizadora debía despertar las susceptibilidades del pueblo colonial atrasado, ignorante y apegado a sus tradiciones seculares. CAPITULO IX MANUELA ROSAS En este capítulo se habla de manuela Rosas se describe detalladamente como era físicamente, su carácter , su educación, de quienes eran sus padres, de que su padre había decretado el celibato de eterno en ella debido a que ella sabía todas sus miserias, además de que la usaba como instrumento de popularidad, también hablaba de los principales miembros de la sociedad popular que se reunían por costumbre, que era una viva y palpitante democracia de la federación y las paredes del salón tenían oídos para contar al restaurador de las leyes lo que ellos decían, las mujeres hablaban de que las mujeres unitarias las debían esclavizar, pero en estas reuniones manuela solo escuchaba las atrocidades que decían sin dar su opinión, también habla que Doña maría Josefa era de las mujeres la que más gozaba en las reuniones, en la reunión Doña maría Josefa culpaba a el comandante cuitiño de que se escapara el unitario que seguían, estos discuten y el comandante recibe apoyo de garrigos, después de muchos discusiones de unos con otro en la reunión Mariño nombra que Daniel bello solo es un unitario disfrazado de federal pero le dicen que si lo es que es hijo de un verdadero federal y de gran prestigio en la campaña y que es muy protegido por salomón ya que entra y sale a todas partes. CAPITULO X CONTINUACION DEL ANTERIOR Este capítulo habla de que era Daniel el que entraba al salón de rosas, vestido a la rigorosa moda de la federación y que la señora del médico Rivera le hizo un lugar en el sofá pero estaba muy lleno y le todo hacerse en otra silla junto a manuela, en ese momento mercedes se levantó y se hizo al lado de Daniel diciéndole que se había hecho el que no la vio, luego le pide que se vayan juntos para darle celos a Rivera y este le dice que sería un honor, luego Daniel aprovecho su cercanía con manuela para conversar sin ser oído por ninguno, manuela le dice que ellos solo hablan por ellos mismos para darse valimiento de federal ante sus ojos, que cada uno de ellos hacen el mal que si obraran con la fe que ella quisiera para su padre sería diferente, manuela le dice a Daniel que él es la única persona de calidad que la visita y que los demás le fastidian porque solo hablan de guerra y de matar, luego Daniel le dijo que él conocía una mujer con la que podía simpatizar y que ella pasaba por lo mismo de ella y que la calumnian de ser unitaria y la persiguen un hombre que se enamoró de ella y que ella lo desprecia, luego manuela le pregunto que quien era el que la perseguía y Daniel le dice que no se lo podía revelar aun, luego de una larga discusión manuela le dice a Daniel que le gustaría verse con Amalia que no era justo lo que pasaba entonces Daniel le pide una carta para ayudarla y esta acepta y ahí se retira Daniel, por último se habla de que Daniel se volvió con mercedes. CAPITULO XI DE COMO EMPEZO PARA DANIEL UNA AVENTURA DE FABULAS Este capítulo habla de lo sucedido en la reunión cuando mercedes al finalizar le dice a manuela que se llevara a Daniel para darle celos a Rivera, Daniel se despide con mucha dulzura de manuela y esta se queda completamente sola en el salón, el pobre Daniel en medio de la noche fría acompaño a mercedes como habían acordado y esta le dice que se vayan despacio a ver si corren con la suerte de que los vea rivera y este se llene de celos, luego le conto a Daniel por qué quiere hacer sentir celos a su esposo por las soledades que le hace pasar este, pero termina concluyendo que además de eso lo quiere mucho pero que ella siente que necesita otro hombre a su lado que sea más frentico, luego al llegar a casa le dice a Daniel que le leerá sus memorias y este le contesta que no puede quedarse entonces mercedes le insiste de que al día siguiente se pueden ver para leerlas y él le dice que puede ser entonces esta dice que preparara los mejores capítulos de sus memorias y se despiden, este sale corriendo apenas cierran la puerta. CAPITULO XII EL DESPERTAR DEL CURA GAETE Este capítulo habla de Aquel día tan fatal para Don Cándido Rodríguez, en que vio frustrada su tentativa de embarque clandestino, y en el momento en que se acercaba a la casa de Daniel, destilando agua todavía de sus empapadas botas y calzones, su discípulo acompañaba hasta la puerta de la casa al presidente de la Sociedad Popular Restauradora, que había venido en solicitud de una representación federal que la Sociedad debía dirigir al Ilustre Restaurador de las Leyes, ofreciéndole de nuevo sus vidas, honor y fama durante la espantosa crisis que provocaban los inmundos, traidores, asquerosos unitarios, don cándido le conto todo lo que la había sucedido a Daniel y este escuchaba atento y que el cura Gaete está durmiendo le había dicho diña Marcelina, Daniel le dice a don cándido que debe hacer algo con el cura porque ellos no están para tener gente tras sus espaldas, luego llegaron a casa de doña Marcelina y esta estaba les abre su puerta y les dice que Gaete sigue durmiendo, entonces estos entraron a la habitación y lo torturaron para saber cómo iba a conseguir las personas para matarlos a ellos, luego Daniel le dio un billete de 500 a Gertrudis y a los presentes también para que no dijeran nada, cuatro horas después el cura estaba rapado en toda la cabeza y así Daniel se libreo de la persecución y se excusó con el presidente salomón por su ausencia. CAPITULO XIII LA CASA SOLA En este capítulo habla que en un paraje llamado los olivos cerca de buenos aires se encontraba una casas vieja, solitaria y destrozada que llamaban la atención en 1840, este pertenecía a la familia pelliza, esta fue reparada en su interior ya que el invierno la tenía muy acabada, habla de todos los detalles que repararon en la casa y que en esta se refugiaba Amalia que se la pasaba contemplando el rio hasta que llego Eduardo a esa casa. CAPITULO XIV APARICION En este capítulo habla del regreso de Daniel y Fermín a la casa de los olvidos donde se encontraba Amalia, luisa, pedro y Eduardo esperándolos, Daniel les cuenta de que el espionaje que le tenían a la casa de Amalia a cesado, y que los criados han ayudado a vigilar, estos se disponen a comer con la visita de Daniel y este les muestra la cachiporra con la que salvo a Eduardo aquella noche, luego emprenden camino a buenos aires, pero justo antes de su salida Amalia vio que Mariño estaba husmeando en la casa pero escapa y Daniel envía a Fermín a seguirlo para saber su dirección, luego de un momento Fermín volvió y les informo que sabía quiénes eran los que husmeaban que eran 3 y uno de ellos era el comandante Mariño, entonces Daniel se fue con Eduardo y dejo cuidando a Amalia hasta la mañana siguiente por Fermín y pedro. CAPITULO XV EL JEFE DE IDA Este capítulo habla de que Daniel y Eduardo estaban bajando las barrancas del retiro siguiendo a Mariño y sus hombres, estos pararon un instante cuando de pronto escucharon una comitiva de 10 hombres que bajaban del cuartel de maza, 3 de ellos se fueron detrás de Mariño y sus obres y el resto llego junto a Daniel y a Eduardo, allí se dio cuenta que era el general mansilla y lo pudo persuadir para que no se diera cuenta de Eduardo ni preguntara nada, luego le dijo que acompañaría a Eduardo que estaba indispuesto y luego se verían en el fuerte para cenar, cenando con la comitiva se encontró con Mariño, de esta forma si este lo veía con mansilla no podía decir que él estaba en la casa sola de los olivos, luego al irse Daniel le dice a Mariño que la gente estaba inconforme con su labor que escuchaba murmuraciones del pero que él sabe que su labor es buena y no en esas pablas que dicen de él, entonces Daniel se va con el general mansilla en su caballo. CAPITULO XVI0 CONTINUACION DEL ANTERIOR en este capítulo habla de que Daniel marchaba con el general mansilla, cuando de pronto paran y empiezan a discutir sobre que quisiera que esta situación pasara cuanto antes, allí Daniel y mansilla hablaron sobre revolución, creencias, Daniel se vio en varias ocasiones casi que expuesto con lo que decía pero no fue descubierto al contrario logro aludir a mansilla diciendo que muchos unitarios le enviada por la mujer que tiene y haciéndole preguntas para saber de su fidelidad con agustina pero este le dice que ya están en el cuartel y que dejaran el tema, siendo ya las 3 de la mañana Daniel acompaña a masilla a su casa y le dice que él lo siente porque desconfió de él y mansilla le dice que no es así que él veía su patriotismo federal, que podría contar con su protección a todas horas, de esa forma Daniel se despide y se va muy contento de haber logrado que el general cayera en su trampa. CAPITULO XVII PATRIA, AMOR Y AMISTAD En este capítulo habla de que Daniel llego a su casa siendo las 4 de la mañana y como no había nadie solo estaba el, llevo su caballo a la pesebrera y luego fue a su cuarto el cual no puedo entrar entonces arrimo en el que antes se quedaba Eduardo y de allí se recostó en el sillón muy adolorido y pálido por tanto cansancio que se encontraba en su bufete, este allí escribió una carta muy pesimista para el representante francés en Montevideo, y también le hizo una carta a su amada Florencia pidiéndole que ella y su madre deben irse para Montevideo lo antes posible. Amalia es una novela hispanoamericana escrita por José mármol quien reconstruyo la situación en que llego a estar argentina en 1840, por la dictadura de juan Manuel rosas; esta está llena de violencia, persecuciones, amor, envidia y tristezas de los unitarios y lo que se hacían llamar federales en buenos aires y sus alrededores, también este cuenta la situación política que se vivía que daba lugar a campañas de guerra civil