EL USO DE LAS REDES SOCIALES Y EL ATRASO ESCOLAR Es

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EL USO DE LAS REDES SOCIALES Y EL ATRASO ESCOLAR
Es innegable el beneficio que han traído consigo las redes sociales, en el aspecto de la
enorme facilidad que aportan para la comunicación intercontinental, y el traslado en tiempo
real de la información. Pero en los últimos años han traído desordenes y hasta riesgos para
los usuarios y para los que los rodean. Por principio las nuevas generaciones, cada vez más
obesas no logran despegarse del asiento frente al monitor de su computadora, otros no
despegan sus dedos de sus celulares y blackberrys, perdiendo no solo tiempo de interacción
real con humanos tangibles, especialmente sus familiares, sino también postergando sus
tareas, y estudios por preferir seguir obsesivamente la menor tontería que aparezca en alguna
de esas redes sociales, llegando en la mayoría de los casos a caer en la compulsión y
obsesión, entonces se habla ya de adicción a las redes sociales. Esta enfermedad aumenta
enormemente, y miles de personas pierden no solo materias escolares, algunas el año
escolar por completo, e incluso el trabajo, cuando desatienden en su totalidad sus deberes
por atender cualquier novedad en ellas, aunque sea algo totalmente absurdo. Por otra parte,
también aumentan los casos de jóvenes agredidos por otros usuarios, quienes los acosan y
suben fotos o videos humillantes de sus incautas victimas. Quienes las más de las veces dan
información privada a cualquiera que quiera interactuar con ellas, siempre sin pensarlo antes,
y solo se enteran del video o foto, cuando otro conocido les manda la información. Es
entonces que se dan cuenta de su error, pero demasiado tarde, su imagen esta dañada y es
casi imposible de borrar del Internet. Por eso es mejor usar las redes sociales, solo para lo
que fueron hechas, pero cuidando no caer en la adicción ni descuidar los estudios. Pueden
ser muy entretenidas, pero al final, existe el mundo real, y para sobrevivir en él se necesitan
conocimientos reales, fuera de la realidad virtual.
Autor: JORGE VARGAS URBANO
CLAUDIA MENDOZA (Psicóloga)
LOS PADRES VITALES PARA LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS
Por un resultado deficiente o una observación del profesor acerca de la conducta del niño, los
padres piensan que ejercen su rol en forma inadecuada ("sentir que es mal padre") o perciben que
en la Escuela se exageran los problemas de su hijo, generando una serie de fantasías o problemas
que afectan directamente en la relación familiar.
Por eso, esta columna considerará las necesidades de los padres respecto del apoyo escolar que
realizan en el hogar, para así ayudarlos a complementar la educación formal que reciben sus hijos
en el Colegio.
¿Por qué es tan importante la participación de los padres en la educación de los niños? Porque los
padres son los primeros agentes del aprendizaje, es en el hogar donde se genera la educación, el
lugar donde el niño comienza a conocer sus primeras palabras y a relacionarse con otras personas
en un medio de aceptación y confianza, con características más personales y afectivas que en el
Colegio, por los vínculos que existen entre padre e hijo.
Esta relación afectiva, cercana y de confianza no existe en el Colegio, no es su finalidad. La Escuela
abre el mundo del niño hacia otros espacios más amplios, pero también más impersonales, que
requieren del apoyo de los padres para que el niño transite hacia la sociedad confiando en sus
propios
recursos.
Es por eso que los padres deben considerar el aprendizaje como una modificación en la capacidad o
en la conducta de un individuo que puede mantenerse en el tiempo y generar un nuevo repertorio de
respuestas ante las exigencias externas o internas.
Una tarea que escapa de la educación formal, de lo netamente intelectual. El aprendizaje debe ser
apreciado como una actividad cotidiana, basada en el desarrollo del niño, su experiencia y las metas
que como padres se han propuesto para el futuro de su hijo, en un mundo cambiante que requiere
más de las habilidades personales, que de la cantidad de conocimientos.
El aprendizaje se debe comprender como un proceso que escapa del crecimiento físico, que no se
genera sólo porque el niño está más grande, sino porque éste se ha enfrentado a una experiencia y
la ha adquirido para exigencias futuras.
Por esta razón quisiera invitarlo a reflexionar acerca de los mitos existentes respecto del aprendizaje
y el estudio. Por ejemplo, muchos padres creen que aprender es acumular conocimientos, que el
rendimiento escolar de un niño es igual a su nivel de inteligencia, o que mientras más horas estudie
su hijo su rendimiento escolar será mayor.
Cuando se percibe el aprendizaje de esta manera, se pueden generar ciertos errores y lo que es
peor, frustraciones en el niño y sus padres. Por eso hay que destacar que la tarea de aprender
depende de varios factores: el niño, sus padres y la educación que recibe. Como podrá darse
cuenta, no es posible explicar su resultado a través de un solo agente.
Aprender es más que acumular conocimientos, es una herramienta que permite enfrentarnos a
experiencias muchas veces "desconocidas", es decir, de las cuales no tenemos idea o experiencia.
En cuanto al rendimiento escolar, éste no necesariamente es igual al nivel intelectual del niño: su
hijo puede presentar un buen desempeño intelectual, pero su rendimiento no se ajustará a las
exigencias escolares, debido a su falta de motivación por el estudio.
Por último, la cantidad de horas de estudio no necesariamente significará una mejor nota: un niño
puede estar varias horas sentado en su escritorio sin aprender, pues presenta problemas para
mantener su nivel de atención.
JOSÉ IGNACIO PELAEZ
¿POR QUÉ EL NO A LA RELIGIÓN?
La asignatura de Religión en la enseñanza pública siempre ha tenido enemigos apasionados, que
emplean muchos adjetivos calificativos del estilo de ¡aberrante!, ¡inconstitucional!, pero pocos
sustantivos. Sería de desear que, si se oponen con tanta firmeza a la asignatura de Religión, fuera
sobre bases más sólidas, o ¿tal vez es que no existen?
Se dice que el Área de Religión, bien en su versión confesional (católica, islámica, judía o
evangélica, que son las que, hasta ahora, han llegado a un acuerdo con el Estado), o bien en su
versión alternativa (Cultura, religión y sociedad), van contra el consenso constitucional, porque en un
Estado aconfesional (artículo 16.3: "Ninguna confesión tendrá carácter estatal") resulta
incomprensible que se imparta en la enseñanza pública reglada una asignatura de Religión
confesional. Pero ésta es una lectura sesgada de nuestro texto constitucional; basta con acabar de
leer el texto del artículo 16.3, que ordena: "Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias
religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la
Iglesia católica y las demás confesiones"; y el artículo 27.3, que reconoce que "los poderes públicos
garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y
moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". Ignorar este derecho de los padres, que
han elegido en casi un 80% Religión Católica para sus hijos, sería un atropello.
Resulta, por lo menos, un atrevimiento declarar que el texto del Decreto va en contra de la
jurisprudencia del Tribunal Supremo y de la Constitución, cuando el Consejo de Estado, órgano
consultivo encargado de informar jurídicamente los Proyectos de leyes y Decretos del Gobierno, ha
dictaminado favorablemente el texto. El Tribunal Constitucional ha establecido una doctrina muy
clara sobre la libertad religiosa, la aconfesionalidad del Estado y el derecho de los padres a elegir el
tipo de educación moral y religiosa que desean para sus hijos, como fundamento de la
constitucionalidad de la asignatura de Religión y su alternativa, en sus sentencias, que el texto del
Decreto que ahora estudiamos respeta en su integridad.
Se dice en contra de que el Área de Religión sea evaluable y computable que no es posible evaluar
la fe. Se intenta desprestigiar esta asignatura calificándola de mera catequesis. Dejando aparte la
dignidad de la catequesis, la asignatura de Religión, tanto la confesional como su alternativa de
Cultura e Historia religiosa, son disciplinas académicas como cualquier otra, aunque con
características propias. Considerar que la Religión no puede ser una disciplina académica es un
prejuicio que echa por la borda siglos de investigación y de sabiduría, que cultivaron autores tan
brillantes como Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Erasmo de Rótterdam o Tomás Moro. En
Alemania, las Facultades de Teología forman parte de las universidades civiles, como una Facultad
más. El Consejo Escolar del Estado ha entendido que la asignatura del Área de Religión es una más
de las disciplinas fundamentales.
Se dice que supone una obligación injustificada declarar sobre las propias creencias, que veta el
artículo 16.2 de la Constitución española. Elegir entre una u otra asignatura no vulnera este artículo,
porque sólo se elige una asignatura, no se declaran cuáles son las propias creencias. Puede
suceder, por ejemplo, que unos padres deseen la asignatura de Religión católica para sus hijos,
aunque ellos no la profesen. Además, entonces, cualquier opción ideológica, como, por ejemplo,
apuntarse a un partido político, o dar la cuenta corriente para hacer un donativo a una ONG, o la
obligación de elegir entre jurar o prometer al tomar posesión de un cargo público, o señalar con una
X en la declaración de la renta la aportación para el sostenimiento de la Iglesia católica, serían
injustificadas obligaciones de declarar la propia creencia o ideología.
También se ha criticado que los profesores de Religión sean nombrados por los obispos, cuando son
éstos quienes saben qué personas están capacitadas para enseñar la Religión católica; el mismo
régimen de nombramiento de profesores se sigue en los Acuerdos con otras confesiones. El
Gobierno reconoce su incompetencia en este tema; lo contrario sería ir contra la aconfesionalidad
del Estado; se lamentan de que el Gobierno ha accedido a las peticiones de la Conferencia
Episcopal, pero si éstas son legítimas y conforme a Derecho, es decir, a los Acuerdos con la Santa
Sede y a la Constitución, y responden a los deseos de los padres, es lógico que así sea.
La importancia del hecho religioso en las culturas y en la Historia ha sido puesta de manifiesto por
muchos estudiosos, desde el historiador de las civilizaciones Dawson, a Mircea Eliade y Max
Scheler. Sin un cierto saber acerca de Dios, no es posible entenderse a sí mismo ni al mundo. Los
rasgos de nuestra tradición moral, cultural, artística, social y religiosa nacen principalmente de tres
civilizaciones: Atenas, Roma y Jerusalén. No es posible comprender nuestra historia, nuestras obras
de arte, nuestra cultura y nuestras instituciones sin la cultura religiosa que procede del conocimiento
del cristianismo. Se carece de base para entender las catedrales, el arte románico, el gótico o el
barroco, el nacimiento de las universidades, el Camino de Santiago; las obras de nuestros clásicos
de la Literatura, de la pintura, de la escultura, el descubrimiento y la evangelización de América, el
empeño europeo de los Austrias, la Ilustración cristiana de Jovellanos y Feijóo, la novela actual de
Delibes o Jiménez Lozano…
No se puede lamentar nadie de lo que ha sembrado a manos llenas, por acción u omisión. Muchas
de las patologías sociales que padecemos y preocupan a cualquier persona que busque mejorar
esta sociedad, tienen su origen en una deficiente formación moral y religiosa y en su corolario
natural: la falta de sentido de la vida.
Por todas estas razones, no se entiende esa animadversión a la asignatura de Religión, sino desde
presupuestos que confunden la laicidad y aconfesionalidad del Estado con un laicismo beligerante
contra la religión, que no es la aconfesionalidad que establece el artículo 16.3 de nuestra
Constitución, e interpreta el Tribunal Constitucional. No se entiende, cuando son evidentes los
estragos que produce la incultura religiosa en nuestros niños y jóvenes. No se entiende, si quieren
gobernar alguna vez, que se opongan al deseo de cerca del 80% de los padres. No se entiende.
Lic. Carlos Javier Salinas Cintrón.
Lic. en Relaciones Internacionales
[email protected]
Para entender mejor el tema a tratar, empezaré con una breve introducción acerca del concepto
Nación y relacionarlo con el tema que nos compete. Nación, tiene varias acepciones, solamente
tomaré dos en cuenta. Culturalmente: es el conjunto de personas que comparten una misma lengua,
religión, historia, territorio, etnia y tradiciones culturales. Políticamente: es un grupo de personas que
desea crear y/o mantener un Estado (Andrew Heywood, Politics). Como podemos percatarnos, el
conjunto o grupo de personas es la base de una nación, por lo mismo son ellos quienes inician los
movimientos
nacionalistas.
Los movimientos nacionalistas, pretenden activar y realizar la conciencia nacional en los diversos
estratos sociales y planos que la integran. (Francisco Gutiérrez, Nación, nacionalidad,
nacionalismos) Sin embargo, estos movimientos, de carácter social principalmente, se encuentran
ligados a conflictos pasados. Es esta relación la que les da continuidad y relevancia y les permite
trascender en la historia. Lo mismo pasa con los seguidores, quienes se convierten en mártires,
héroes o caudillos. Otra postura es la que dice que el surgimiento de los movimientos nacionalistas
se liga al desarrollo dinámico y recíproco del centro y periferia relacionado con la estructura y
naturaleza del Estado (Peter Ercegovac, Competing National Ideologies, Cyclical Responses, 1998)
Para ejemplificar los casos mencionados, tenemos los movimientos de Irlanda del Norte, los Vascos
y los Croatas, quienes confrontan, en cada caso, a un Estado con una política centralista.
Desde hace varias décadas hasta nuestros días, nuevos nacionalismos surgen con el propósito de
sacudir al dominio extranjero o las nuevas formas del colonialismo; por otra parte, estos movimientos
emergentes son producto de rivalidad social, religiosa además de una nueva estructuración
geográfica. Y como lo mencionamos anteriormente, también se pueden identificar como
democráticos, autoritarios, de izquierda, de derecha, opresivos, expansionistas, conservadores
(Andrew Heywood, Politics). Según Michael Newland en su tesis "The New Nationalism", La
distinción entre los antigüos nacionalismos y los nuevos reside en el tema de la Autodeterminación,
ya que primordialmente los antigüos nacionalismos buscaban la supremacía racial y militar; tal es el
caso del nazismo y fascismo. (Francisco Gutiérrez, Racismo, revanchismo y agresión)
En nuestros días, los antiguos nacionalismos han decaído, y esto tal vez se deba al surgimiento de
los Estados-Nación. Sin embargo, los movimientos nacionalistas recientes se han convertido en la
nueva amenaza. (Andrew Heywood, Politics) Desde la culminación de la Guerra Fría, Europa ha sido
el continente más afectado por estos movimientos, que han sido principalmente étnicos y religiosos.
Para concluir, los nuevos nacionalismos han visto como el Federalismo y el Confederalismo
constituyen etapas que se pueden abordar en la toma de poder político.
http://www.wisc.edu/nationalism/articles/Pero/title.html Peter A. Ercegovac, "Competing National
Ideologies, Cyclical Responses..."
http://www.bnp.net/whatwron.html Michael Newland,"The New Nationalism"
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