Renovación Carismática Católica – Diócesis de San Miguel

Anuncio
Renovación Carismática Católica – Diócesis de San Miguel
Caminando juntos hacia los 30 años de la Renovación Carismática Católica en la Diócesis de San
Miguel (1986 – 2016)
Queridos hermanos en Cristo, han pasado casi 30 años desde que el Espíritu de Dios suscitara en
nuestra Diócesis a esta hermosa corriente de gracia para gloria de Dios y salvación de sus hijos.
Desde que se iniciara este camino renovado en el Espíritu el Señor sin duda fue acompañando la
obra de sus manos, ha cuidado de ella de manera amorosa, ha sido paciente con sus hijos, y ha
soplado incesantemente sobre nosotros ese Espíritu de Vida que nos ha mantenido unidos a pesar
de momentos tormentosos.
“En el ejercicio de la unidad querida por Jesús, los hombres y mujeres de nuestro tiempo se
sienten convocados y recorren la hermosa aventura de la fe. La Iglesia “atrae” cuando vive en
comunión, pues los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos a los otros como Él
los amó.” Documento de Aparecida.
Porque creemos en estas palabras expresadas por nuestros obispos latinoamericanos en
Aparecida, es que queremos recorrer esta hermosa aventura de la fe, caminando como
comunidad carismática hacia el 2016, año en que celebraremos los 30 años de la Renovación
Carismática en la Diócesis de San Miguel . Expresamos nuestro deseo de comenzar a transitar este
período de gracia como comunidad, poniendo nuestro servicio en manos del Señor, para que Él
obre según su voluntad, con el deseo de trabajar hacia el logro de una comunidad constantemente
renovada en el amor de Dios, capaz de contagiar esa alegría carismática en nuestras comunidades.
Por otra parte en el año 2017 se cumplirán 50 años desde que el Espíritu de Dios suscitara a la
Renovación Carismática Católica por primera vez en el mundo, por eso ICCRS propone también
transitar este período de gracia, caminando juntos hacia el jubileo de las bodas de oro de la
Renovación.
“La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera
conservación a una pastoral decididamente misionera, con nuevo ardor misionero, haciendo que
la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela
permanente de comunión misionera”. Documento Aparecida.
L a Renovación Carismática es, como comunidad renovada en el Espíritu, una comunidad
esencialmente misionera, una comunidad que con la fuerza del Espíritu de Dios debe salir al
encuentro de quienes no conocen a Cristo, pero también de aquellos que conociéndolo, necesitan
ser nuevamente contagiados y confirmados en su fe.
Es por eso que en el mismo espíritu de lo que propone ICCRS queremos comenzar a transitar este
camino hacia el 2016 y 2017 trazando algunas líneas de trabajo pastoral para la Renovación
Carismática Católica en la Diócesis de San Miguel, con el propósito de que estas líneas generales
de trabajo puedan plasmarse en acciones concretas como hermanos de una misma comunidad
renovada, pero también que puedan verse reflejadas en las diferentes comunidades donde los
grupos renovados en el Espíritu se encuentran presentes, atendiendo a las realidades particulares
de cada comunidad, pero siendo conscientes de que es el mismo Espíritu el que sopla en todas
ellas.
Este trabajo pastoral que proponemos tiene 3 ejes fundamentales que son los propuestos por
ICCRS para los próximos años a nivel mundial;
1. Encender la llama, identidad de la Renovación Carismática.
2. Avivar la llama, madurez en la fe carismática.
3. Extender la llama, influencia de la Renovación en las comunidades.
La propuesta es iniciar un período de reflexión sobre estos tres ejes, pero que no quedo solo en la
reflexión, sino que esta sea el punto de inicio para la realización de acciones concretas para ser
llevadas a cabo en nuestras comunidades, y en la Diócesis como comunidad de la Renovación
Carismática.
1. Encender la llama, identidad de la Renovación Carismática.
¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestro lugar dentro de la Iglesia? ¿Qué es lo que nos caracteriza como
carismáticos? ¿Cómo nos ven los hermanos de otros grupos y movimientos de la Iglesia?
“De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la
casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron
posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran”. Hechos 2, 2-4
Este pasaje del Evangelio por todos conocido tiene una escena fundamental que muchas veces en
nuestro recorrido pastoral solemos olvidar o pasar por alto, “Todos quedaron llenos del Espíritu
Santo”, y recién después “comenzaron a hablar en otras lenguas”. En el Retiro Nacional para
formación de líderes de la Renovación en Villa Giardino 2013, el Diácono Luis Entrialgo asesor
nacional de la Renovación en Cuba, daba una sencilla definición de ser carismático, mencionaba
que un carismático es “un cristiano dócil a la acción del Espíritu Santo”.
El propósito de este primer eje es realizar una mirada profunda hacia nosotros mismos, hacia
nuestros grupos, hacia nuestra identidad carismática. Muchas veces, tal vez sin darnos cuenta,
solemos desdibujar lo que el Señor nos ha dado a nosotros y a la Iglesia a través de la Renovación,
dando imágenes falsas de lo que esta hermosa corriente de gracias es.
Hemos caído más en la preocupación por tener dones y carismas que en buscar al Señor que nos
los otorga si es su voluntad, en muchas ocasiones caemos en la superficialidad de brindar lindos
espectáculos, que en el fondo se encuentran faltos del Espíritu de Dios. Necesitamos revisar en
nuestras comunidades nuestra docilidad al Espíritu del Señor, sin enumerar los dones y carismas
que poseemos, sino que tan profunda es nuestra relación con Dios, si nos dejamos llenar por el
soplo del Espíritu Santo.
“Persona carismática es la que está movida y dirigida por el Espíritu Santo. Hay personas que
profetizan, oran en lenguas, tienen un carisma social, político, etc; pero no son carismáticas por no
estar movidas y dirigidas en la totalidad de sus vidas por el Espíritu Santo.” P. Alirio J. Pedrini.
Nuestra identidad se resume en ser dóciles a la acción del Espíritu, en consecuencia ¿Qué
podemos hacer para promover en nuestros grupos esa docilidad? ¿Qué debemos hacer para que
en nuestra Diócesis se perciba a la Renovación Carismática como un grupo de cristianos dóciles a
la acción del Espíritu de Dios? ¿Qué acciones concretas podemos desarrollar para fomentar y
perseverar en esa docilidad? ¿Cómo podemos construir, reconstruir, y hacer crecer nuestra
identidad como comunidad carismática de la Diócesis de San Miguel?
2. Avivar la llama, madurez en la fe carismática
En su primera carta encíclica “Lumen Fidei”, el Papa Francisco nos dice: “La fe nace del encuentro
con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos
podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos
ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada
al futuro. La fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero,
que orienta nuestro camino en el tiempo.”
Estas hermosas palabras de Francisco nos revela la necesidad que tenemos de sostener nuestra fe
a partir de un encuentro cercano con el Dios Vivo, a partir de ese amor que nos desborda seremos
renovados constantemente en nuestra relación con Dios y nuestros hermanos. Especialmente en
este año de la Fe somos llamados a renovar nuestra relación con Dios y con la Iglesia, nosotros
como carismáticos también debemos sentir de manera especial el llamado a renovar nuestra fe
carismática, somos llamados a trabajar para impulsar en nuestros grupos y comunidades una
madurez en ese maravilloso camino que el Señor eligió para cada uno de nosotros dentro de esta
bendita corriente de gracia.
Se hace necesario comenzar un profundo discernimiento sobre la necesidad de alcanzar la
madurez dentro de nuestra fe carismática, sobre lo que el Señor nos pide a partir de lo que nos fue
dado para ser cuidado y administrado. Necesitamos renovar nuestra espiritualidad católica y
carismática, dejando de ser como niños para pasar a una relación madura con Dios, que parte de
un conocimiento, de una formación y de una vida de oración propias de quienes son llamados a
cuidar parte del rebaño del Señor.
Cuando dejamos de ser dóciles a la acción del Espíritu de Dios, nuestra espiritualidad carismática
se llena de sentimentalismos, de sensaciones de bienestar pasajeras que no dejan de ser
agradables, pero luego se diluyen en el tiempo.
Necesitamos crecer como discípulos y madurar nuestro llamado a través de la Renovación
Carismática, el Papa nos pide sacar la Iglesia a la calle, allí donde se encuentran quienes más
necesitan de la presencia de Cristo, que es transformadora y sanadora, es tiempo de tomar la
iniciativa en nuestras comunidades, en nuestros grupos, como comunidad carismática, poniendo
al servicio de nuestros hermanos y de la Iglesia aquello que nos fue dado para ser administrado.
La fe no puede madurar de manera aislada y egoísta, la fe para poder madurar necesita
alimentarse en comunidad, necesitamos de nuestros hermanos para recorrer este camino de
salvación. Debemos acompañar, y muchas veces necesitamos ser acompañados, y eso se
consigue en un total abandono en nuestros hermanos. En la Diócesis de San Miguel necesitamos
reforzar nuestros lazos comunitarios, necesitamos madurar nuestra fe como comunidad
carismática, sin descuidar y sin dejar de atender las realidades particulares de cada grupo y la
comunidad en la que están insertos, pero nutriéndonos de la gran familia carismática diocesana,
logrando una comunión que nos fortalece para luego trabajar en lo que el Señor nos ha
encomendado.
En consecuencia, teniendo en cuenta lo que plantea este segundo eje, debemos realizar un trabajo
de discernimiento sobre qué acciones concretas podemos llevar adelante no sólo en nuestros
grupos y comunidades, sino también como comunidad diocesana, para transitar juntos un
camino hacia la madurez de nuestra espiritualidad carismática, descubriendo y redescubriendo el
valor de lo que el Señor nos ha dado, no para ser guardado, sino para ser entregado al servicio de
su Iglesia.
3. Extender la llama, influencia de la Renovación en las comunidades
Sin duda que la llegada de Francisco ha traído aires renovados a la Iglesia católica, sin embargo
también el mundo entero se ha visto conmocionado por su sencillez, su testimonio, sus gestos que
parecen pequeños pero que hablan de manera directa y concreta. Esto muestra la necesidad que
el mundo tiene de auténticos testigos del Evangelio, no sólo de gente que hable de Cristo, sino de
testimonios de vida que den prueba de un Dios Vivo.
Michael Moran, Presidente de ICCRS, en el Retino Nacional para formación de líderes en Villa
Giardino en 2013, habla claramente de que estamos viviendo un Kairós, un tiempo de Dios, un
momento querido y señalado por Dios para que se cumpla su voluntad, con la llegada de Francisco
la Iglesia ha comenzado a rescatar mucho del espíritu del Concilio Vaticano II, es un tiempo
querido por Dios para que comience a cumplirse la letra del concilio, bien los expresaba el Papa
Juan XXIII, la necesidad de abrir las ventanas de la Iglesia para que entre aire fresco de renovación.
La Renovación Carismática Católica es hija de ese concilio, es ese aire fresco que aún hoy la Iglesia
sigue necesitando para ser renovada en su totalidad. Como lo expresara también nuestro querido
Juan Pablo II, la necesidad de una NUEVA EVANGELIZACIÓN, NUEVA EN SU ARDOR, NUEVA EN SU
EXPRESIÓN Y NUEVA EN SUS MÉTODOS.
De manera maravillosa lo expresa el propio Concilio Vaticano II, “El Espíritu habita en la Iglesia y en
el corazón de los fieles como un templo, y en ellos ora y da testimonio de la adopción de hijos.
Hace rejuvenecer a la Iglesia con la fuerza del Evangelio, la renueva constantemente y la conduce
a la unión consumada con su Esposo. Pues el Espíritu y la Esposa dicen al Señor Jesús: Ven!”
A partir de este último eje la propuesta es reflexionar sobre si nuestros grupos son realmente ese
aire fresco y renovado que nuestras comunidades necesitan. En nuestras Parroquias y Capillas,
¿se siente la presencia de un grupo de oración de la Renovación Carismática? ¿Los hermanos de
otros grupos y movimientos perciben la alegría y el impulso evangelizador propio de alguien que
ha tenido y tiene una experiencia cercana y real del Espíritu Santo? ¿Nuestros grupos de oración
participan en la vida activa de la Iglesia? ¿O son grupos “inquilinos”, que solamente ocupan un
espacio físico en la Parroquia, sin derramar en la comunidad todo lo que el Señor pone en nuestras
manos? ¿Nuestros grupos participan de la vida parroquial y comunitaria? ¿Cómo grupo,
organizamos actividades o eventos también para la comunidad parroquial, con el propósito de
evangelizar también a los bautizados? ¿O son grupos encerrados en sí mismos, para pocas
personas, sin vida comunitaria?
El señor ha querido derramar a través de la Renovación una gracia infinita para su Iglesia, ¿somos
canales para que esa gracia se derrame?, ¿o con nuestra quietud e indiferencia somos obstáculo
para la gracia de Dios? El Espíritu ha suscitado la Renovación Carismática Católica para ser
ofrecida a la comunidad, a la Iglesia en su conjunto, no para que la transformemos en un grupo
cerrado y selecto de personas que oran de manera diferente al resto de la Iglesia.
Un grupo de oración renovado en el Espíritu debe ser un grupo que siempre esté en la vanguardia
de la Evangelización en nuestras comunidades, en las Parroquias y Capillas debe sentirse la
existencia de estos grupos, ya que una de las exteriorizaciones de la presencia del Espíritu del
Señor es la de cobrar una fuerza sin límites para proclamar las maravillas de nuestro Dios.
Vivimos tiempos de renovación en nuestra querida Iglesia Católica, es un tiempo de gracia en el
cuál el Señor quiere derramarse en abundancia, también para la Renovación Carismática Católica
de nuestra Diócesis, es tiempo de iniciar este camino de preparación hacia el festejo de los
primeros 30 años de existencia de la corriente de gracia. ¿Vamos a desperdiciar este regalo que
Dios nos hace? ¿Vamos a malgastar la herencia? ¿Vamos a administrar de manera equivocada y
egoísta lo que el Señor nos entrega?
El propósito de estos tres ejes de trabajo es tener una guía que nos ayude a transitar este período
de gracia del Señor para mirarnos a nosotros mismos, conocer donde estamos, para tener un
horizonte hacia el cuál dirigirnos, sabiendo aprovechar el principal regalo que el Señor nos hace, el
de poder transitarlo en comunidad.
Qué todo sea para mayor Gloria de Dios!!!
Equipo Coordinador Diocesano
Renovación Carismática Católica
Diócesis de San Miguel
Descargar