Ramas de la antropología Nerianna Pérez República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder Popular para la Educación, Ciencia y Tecnología Universitaria Ministerio del Poder Popular para la Cultura Universidad Nacional Experimental de las Artes CREA Argimiro Gabaldón Araure, Edo. Portuguesa – enero de 2022 C.I.: 26.165.963 PNF: Artes Plásticas Mención Pintura Unidad curricular: Antropología general Docente: Prof. Margarita Morales En el siguiente trabajo se harán reflexiones sobre las ramas que abarca la antropología, haciendo un análisis y una sintaxis acerca de lo que ellos pueden aportar dentro de cada campo de estudio. Dentro de las ramas que estudian la antropología, se encuentra La antropología física, quien nos explica y profundiza en toda la composición anatómica y física del ser humano, cómo ha sido su cambio a lo largo del tiempo, y cómo las condiciones del contexto han propiciado estos cambios en favor de uno u otro factor. Nos estudia desde que éramos provenientes de un animal, en donde fuimos avanzando desde un comportamiento salvaje hasta el que hemos desarrollado hasta nuestros días, que es más racional. La antropología lingüística estudia las lenguas así como la escritura, de esta manera es como establece relaciones entre las distintas poblaciones del mundo y estudia su significación desde todos los niveles, también se sirve del lenguaje para saber la proveniencia de los modismos y del habla coloquial de cada región. De esta manera se puede conocer mejor la cultura de la que se origina una lengua, idioma, dialecto, y se establecen todo tipo de análisis sistematizados para tener un registro de los idiomas existentes y cómo lograr expandir nuestra comunicación y comprensión con aquellas poblaciones con las que no tenemos contacto verbal. Aquí también podemos ver las mutaciones, por decirlo así de los idiomas, que desde lo más arcaico y antiguo, se viene fusionando con nuevas palabras y culturas foráneas. Se puede ver en las similitudes por ejemplo del alemán con el inglés, así como del francés con el italiano, y del italiano con el español y el castellano. La arqueología es muy interesante, pues estudia todos aquellos restos que forman el rastro o evidencia de la presencia humana, así como artefactos culturales y de carácter artístico, como también el estudio de los huesos y fósiles humanos. La antropología social estudia la evolución de la sociedad desde el marco histórico y espaciotemporal. Este estudia las relaciones directas y el crecimiento de los individuos dentro de las uniones que mantienen, desde lo político, científico, sociológico, así como ambiental. A mi parecer la rama que más me ha parecido sustanciosa en cuanto a lo didáctico se refiere, o educativo, claro, no se puede hablar de sensacionalismos o de difusión, sino la manera en como los humanos nos terminamos a fin de cuentas de entender de una manera más eficiente; por ello siento que en particular la antropología biológica o física, así como la arqueología, son tal vez los pilares de la arqueología ya que van directamente al conocimiento organizado de todos nuestros antepasados y del seguimiento o clasificación en la vida de los seres humanos. Es incorrecto pues un sistema no funciona solo con uno o dos de sus eslabones, porque todos son más complejos que eso, como un carro que no camina solo con una rueda. Lo pienso porque, dentro de todos los análisis a los que podemos recurrir, siempre se van a ver implicadas diferencias de pensamiento así como de ideología, lo digo particularmente porque así lo vivo dentro del arte, en donde he aprendido o intentando seguir la filosofía de realizar una observación propia y directa sobre la obra en lugar de recurrir a otras opiniones que están influenciadas por muchísimas cosas. Después de recibir el premio Nobel por descubrir la estructura del ADN, Francis Crick escribió que «una persona honesta, provista de todo el conocimiento que ahora se puede tener, solo podría decir que, en cierto sentido, el origen de la vida se nos aparece de momento como un milagro». El milagro solo se produjo una vez. Todo lo que ha estado vivo, vegetal o animal, tuvo su inicio en el mismo tirón primigenio. En un determinado punto de un pasado remotísimo, una bolsita de sustancias químicas absorbió ciertos nutrientes, palpitó levemente y realizó algo extraordinario: se dividió y produjo un heredero. Una mínima porción de material genético pasó de una entidad viva a otra, y nunca ha dejado de hacerlo desde entonces. ¿Cómo conocemos ese origen único? Porque las especies más jóvenes reconocen el código de las más antiguas y utilizan el mismo alfabeto bioquímico. Antropología Filosófica, José Ramón Ayllón Por eso, siento profundamente que observar cómo hemos venido cambiando da pie para muchas elucubraciones acerca de nuestro propio aspecto a través de la historia del mundo, y este estar observando con nuestra propia mirada y nuestra consciencia, a través de todas estas referencias, generando un pensamiento propio y llegando a conclusiones independientes tal vez es lo que nos ayuda a comprendernos, valiéndonos de las teorías y llegando a ponerlas en práctica. Esto se ve muchísimo reflejado en la historia de las naciones, y tenemos por ejemplo el caso de Venezuela, en donde hubo extrema colonización, y donde a día de hoy en varios documentos somos todavía fieles a la corona española, y en donde les agradecemos, lo cual no es cierto. Así ocurre también cuando los documentos históricos son contados por lenguas no fidedignas, en donde la corrupción gobierna, o en donde no se profundiza lo suficiente para necesitar y lograr de verdad entender, como lo hace la antropología, el funcionamiento de una especie. Tal vez un estudio que a día de hoy me sigue pareciendo impresionante de la antropología biológica es la certidumbre de que provenimos de la especie de los primates, que conceptos tan generales y superficiales pudiesen llevarse a lo abstracto para poder dar en el clavo con nuestro origen, eso es a lo que se debe aspirar cuando se está investigando, en generar un aporte. Y esto cada vez, actualmente, ha llevado al hombre a crear formas más avanzadas de inteligencia, que asombran, como la inteligencia artificial, o la robótica. También a producir aportes en el área de la medicina, de la ingeniería, de la informática, hasta en la ingeniería ambiental, en donde se busca generar cambios para lograr sostenibilidad y buscar que se reduzca el impacto ambiental. A mi parecer un rasgo de lo que viene siendo la raza humana en nuestros antepasados está intrínsecamente reflejado en la arquitectura, en todas las construcciones realizadas por las personas que labraron su vida bajo un contexto específico y hoy dentro de la disciplina de la arqueología permite conocer profundamente sus caracteres, sus personalidades, su manera de manejarse y el estilo con que hacían las cosas, sus intencionalidades, su accionar en pro tanto de lo que pensaban como de lo que creían y sentían. Eso es algo maravilloso y todo se puede leer dentro de los objetos materiales hallados que estudian los arqueólogos. En el material revisado se puede observar por ejemplo la explicación del autor del Pensamiento salvaje, en donde habla de que las tecnologías actuales intentan acaparar toda la ciencia y hacerla sagrada, pero dentro de un plano de exclusión, en donde otras culturas milenarias no son capaces de entrar, ya que observa que solo los toman en cuenta aquellos conocimientos que poseen los indios como básicos de supervivencia. Y realmente todo lo que saben y conocen y se han forjado como estudio estas poblaciones lo han hecho de manera holística, de una manera tanto útilpráctica, como contemplativa. Existe el conocimiento aplicable a la vida y existe el conocimiento que nos vienen enseñando los filósofos, el arte de pensar, de generar ideas y soluciones a problemas sobre lo intangible. Por esta misma razón viendo el panorama de nuestro mestizaje y el mestizaje de nuestra lengua, de nuestro idioma, puedo decir que en cierta forma todo afecta a todo, ya que los sucesos externos como la llegada de colonizadores, así como el desplazamiento de una zona a otra, propició la fusión de las lenguas, fue algo que sumergió a cada dialecto y a cada forma de hablar de cada estado, dándole un distintivo, generando formas populares de hablar que luego rodearon a toda la esfera de la nación, llegando a no tener tantas fronteras en cuanto al vocabulario, sin embargo los tonos de hablar pienso que se mantienen muy específicos en cada región, es como ese signo inalterable del habla de las regiones, y esto lo demuestran los primeros pobladores, los indios, que fueron quienes nos trajeron la mayor parte de nuestras tradiciones así como vocablos. Dentro de la bibliografía se pueden encontrar ramas que van más allá de lo mencionado dentro de las principales y prioritarias, ya que en cierta forma la antropología busca definirse como una ciencia que aúna a todas las disciplinas para estudiarlas de manera integral, desde su núcleo, sus honduras, hasta su aspecto más visible. En el pensamiento salvaje, continúa, en que cuando se observa a los indígenas y su forma de desenvolverse dentro de la ciencia y las disciplinas, los expertos siempre buscan imponerse, sin querer admitir que estas nociones desarrolladas por ellos son mucho más diferentes y una diferencia fundamental es que respetan al medio natural y no buscan ir en contra de él para buscar su ayuda, sino que se sirven de él buscando jamás explotarlo y devastarlo, esto muchas veces con fines económicos, financieros. "Las facultades agudizadas de los indígenas les permitían notar exactamente los caracteres genéricos de todas las especies vivas, terrestres y marinas, así como los cambios más sutiles de fenómenos naturales como los vientos, la luz y los colores del tiempo, los rizos de las olas, las variaciones de la resaca, las corrientes acuáticas y aéreas." (Handy y Pukui) También explica que las culturas primitivas desarrollaron ideologías que les permitieron entender los mensajes de la naturaleza, conocerla, aprender sus formas, y mantener una relación espiritual con ella, en donde jamás sus creencias fueron imponentes para sentir que el hombre puede más que puede la montaña, o la selva, o el manantial, en donde fue y es necesario e importantísimo para ellos mantener una comunión con todas las cosas, así como un estado de humildad y veneración de la divinidad, que siempre provee, y que pide ser tratada con sutileza y consentimiento. En el libro "La Afectividad en Antropología", la autora narra la transculturalidad de las emociones, el cómo varían al manifestarse dependiendo y según en distintos casos por la influencia geográfica y cultural, así como observar que la psicología y el funcionamiento emocional del hombre ha variado a lo largo de los siglos. En 1989, al recopilar mitos entre los migrantes mixtecos, y en el intento por conocer la forma en la que se decían algunas expresiones en su lengua, le pregunté a Isabel, mi informante: ¿cómo se dice "te quiero mucho"?, y ella me respondió: "cuin i yu a." Entonces continué preguntándole: "¿y cómo se dice te amo?'', a lo que ella me contestó: "se dice 'cuíní yu a"'. En ese momento quedé sorprendida al darme cuenta de que, para ellos, no existieran expresiones diversas para nombrar dos sentimientos que en mi cultura existían diferenciados: para mí, los padres nunca decían a los hijos que los amaban, ése no era un sentimiento expresado a los hijos; a los hijos se les quiere; se ama a los esposos o a los novios. Si nos remitiéramos a un pasado remoto, podríamos imaginarnos que, de una experiencia similar, un antropólogo decimonónico probablemente deduciría que el grupo del cual proviene esta informante no siente igual que los occidentales. Por otra parte, un antropólogo evolucionista posiblemente diría que en este grupo se carece del concepto, y concluiría que está en un peldaño anterior al de la civilización. En esa primera experiencia, me di cuenta de que un mismo significante poseía al menos dos significados distintos en mi cultura: remitía a dos sentimientos diferentes que eran nombrados de forma similar. Aunque el cuíní yu a se utilizara tanto con los hijos como con los esposos, en ambos casos denotaba sentimientos diferentes, ese cuin i yu a significaba algo distinto dependiendo de la persona a la que fuese dirigido; el significado lo daban la gestualidad, la entonación de la voz, la situación, el momento y el espacio en el que era expresado. En suma, este texto cultural sólo es inteligible atendiendo a su contexto. Me di cuenta de que explicarlo no era sencillo y de que había diversas formas de hacerlo. Estaba situada en la complejidad de la alteridad y en la de la diversidad; me encontraba frente a lo arbitrario de la cultura. Esta experiencia me permitía preguntarme si las emociones son universales o si son relativizadas por las culturas, si es traducible un universo emocional a otro culturalmente distinto, y para no incurrir en etnocentrismo: ¿puede el antropólogo poner en suspenso su propio universo emocional para adentrarse en uno ajeno?, ¿las emociones son producciones individuales o sociales? Esto alude a la antropología social, al fenómeno que se produce cuando la conexión entre los seres se produce, ese intercambio en donde las culturas chocan, y generan paradigmas para situaciones que solían ser comunes y sin ningún derivado. En este sentido la antropología social permite demostrar que los idiomas brindan códigos y signos para una comprensión mutua, más sin embargo logra definir que no es tan importante lo que se dice sino el cómo se dice, tal vez eso haga la diferencia al momento de comunicarnos, es el rasgo distintivo de cada cultura y cuando nos preguntamos por alguna cultura extranjera siempre recordamos la manera en cómo suena, como se escribe, de qué manera actúan, todos esos rasgos peculiares que los identifican. De igual forma, expone las diferentes crianzas en las cuales crecen las sociedades, en las cuales los sentimientos han sido vistos de una manera muy subjetiva y diametralmente opuesta a la que interesa mucho estudiar. También es importante que alude a reconocer a los pluriversos existentes para darles la visualización que por derecho tienen, así como su aceptación: " Paradójicamente, esta preocupación por la diferencia ha provocado, como una de sus consecuencias, la proliferación de infinidad de estudios sobre la identidad. Lo igual y lo diferente, la identidad y la alteridad siguen siendo categorías que los antropólogos utilizamos de manera rutinaria en el siglo XXI. Al alejarnos de lo monstruoso, de lo ominoso y de lo no humano, entre otras cosas, hemos desarrollado nuestra capacidad de pensamiento abstracto y de la razón; pero al hacerlo no hemos reparado en que existe algún tipo de relación con nuestros sentimientos, emociones, pasiones y afectos. Así, a pesar del deslumbramiento y el horror que hemos experimentado en algunos de los procesos rituales, y ante algunas de las narrativas míticas, intentamos no darle mucho peso a lo que sabemos que sentimos ni a lo que nos informan que sienten los otros." La antropología vierte las inquietudes más próximas de la naturaleza humana para exponer todas las distinciones habidas en el tiempo y el espacio, atendiendo especialmente al estudio sistemático de todo lo que acontece en la vida del otro, de la propia y de esta manera observarnos y entender cómo funcionamos como colectivo y unitariamente, llevandonos a establecer razonamientos y conceptos más asertivos con cada fase que ascendemos en la observación y la recolección de datos sobre un tema específico que nos da curiosidad. Históricamente las categorías subyacentes por explorar en nuestra raza son tan amplias, que se necesitan exhaustivos métodos para desplegar todos los misterios que las culturas encierran en sus cimientos, en su fuero interno. Bibliografía Levi-Strauss, Claude, 1964, El pensamiento salvaje, Fondo de Cultura Económica, México Calderón Rivera, Edith, 2012, La afectividad en antropología: una estructura ausente, Publicaciones de la Casa Chata, México Ayllón, José Ramón, 2011, Antropología Filosófica, Editorial Planeta, España