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La Navidad, nos invita a defender la Vida !!!
Según la introducción de la Evangelium Vitae, (“El Evangelio de la Vida”,
de Juan Pablo II), cada niño que nace trae la alegría de la Navidad.
Y la misión del Niño de Belén es traer Vida, y Vida en abundancia (Jn. 10, 10).
Por eso, toda persona humana posee una dignidad y un valor incomparable,
ya que Dios, en cierta manera, se unió con la Encarnación a todo hombre,
varón o mujer.
En nuestro tiempo crece la amenaza contra la vida humana, principalmente la
más desvalida e inocente, que es la vida por nacer.
La Iglesia toma la defensa de la Vida frente a los nuevos atentados
y manipulaciones que hay en torno a ella, principalmente en torno a su nacimiento
y su muerte, procurando establecer una Cultura de la Vida en la Civilización
del Amor, y oponiéndose a la cultura de la muerte.
El Don de la Vida, que Dios ha confiado al hombre, exige que se tome conciencia
de su inestimable valor y que se lo acoja con responsabilidad.
Por lo que debemos salvaguardar los valores y derechos de la persona humana en
las intervenciones sobre la procreación, no queriendo sustituir la intervención del
Dios que da la vida a través de los padres.
La Iglesia, “experta en humanidad”, nos guía en este proceso, respetando,
defendiendo y promoviendo al hombre en su derecho fundamental a la vida.
(Catholic.net)
Visita la pagina Web de la Diócesis
www.diocesismaldonado.org.uy
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N°2 diciembre 2012
Reflexiones y temas de formación para el
Año de la Fe
Hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido
en favor de una nueva
evangelización para redescubrir
la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo
de comunicar la fe. (Porta Fidei)
Les preguntarán los temas que están aprendiendo, no para “controlar”, sino para saber
por dónde van en la catequesis y así ayudarles a vivir lo que les explicaron.
Hemos mencionado la importancia de conocer a fondo la Biblia y el Catecismo.
El estudio de la propia fe se enriquece a través de buenos libros, adaptados a cada
edad.
Cultivar la fe en familia
De Aciprensa
En el anterior boletín reflexionamos sobre la oración en familia,
en este continuamos, APRENDER LA FE EN FAMILIA.
Vivir en un clima continuo de oración abre los corazones al mundo divino.
Esa apertura necesita ir acompañada por el estudio de todos, tanto de los padres
como de los hijos, para conocer a fondo el gran regalo de la fe católica.
Los modos para lograrlo son muchos. La lectura y el estudio de la Biblia,
especialmente de los Evangelios, resultan un momento esencial para conocer la propia
fe.
De un modo más concreto, la familia en su conjunto o cada uno (según la propia edad)
puede encontrar un momento al día para leer una parte del Evangelio.
No se trata de una lectura simplemente informativa.
Se trata de preguntarse, sencillamente, en un clima de oración:
¿qué quiere decirme Cristo con este texto? ¿Cómo ilumina mi vida?
Junto a la lectura de la Biblia, es necesario estudiar y conocer el “Compendio del
Catecismo de la Iglesia católica” y, si fuera posible, también el mismo “Catecismo de la
Iglesia católica”.
El primero debería ser leído por los padres y, en la medida en que van creciendo,
por los hijos. El segundo puede servir para ir más a fondo sobre temas importantes o
ante dudas que puedan surgir.
La lectura del Catecismo permite conocer la fe católica en sus aspectos más
importantes.
Además, une a la familia con toda la Iglesia, al acercarse todos y cada uno a aquellas
enseñanzas que nos permiten tener vivos y actualizados contenidos que no son simple
“doctrina”, sino que nos ponen en contacto con Cristo y con su Cuerpo Místico: con el
Papa, los obispos, los sacerdotes, los demás creyentes; con la Iglesia purgante (la que
espera en el purgatorio) y con la Iglesia triunfante (que ya participa en el Banquete de
Bodas del Cordero).
A través de estas lecturas, los padres estarán preparados para enseñar la doctrina
católica en casa, si esto fuera posible.
Si los hijos van a clases de catecismo en la parroquia, los padres ayudarán mucho
a sus hijos para ver si han entendido bien, si tienen dudas.
Para cumplir el edicto de César Augusto que
ordenaba a todos los habitantes del Imperio
registrarse en el censo, San José partió de
Nazareth hacia Belén, su aldea natal, llevando
consigo a su joven esposa embarazada.
El viaje a lomo de un pequeño burro fue dificultoso
y al llegar, viendo que no había sitio donde
alojarse, se establecieron en un pesebre donde,
al cabo de unas horas, vino al mundo Nuestro
Señor, el Salvador y Dios hecho Hombre.
La idea de recordar hecho tan sublime en Navidad
data del siglo XIII, siendo su inspirador el propio
San Francisco de Asís.
San Francisco de Asís
Era el invierno de 1223 cuando “Il Poverello”
recorría Rieti, predicando la Palabra del Señor.
El 24 de diciembre llegó a la ermita de Greccio,
donde se le ocurrió reproducir el nacimiento
de Jesús. Para ello, construyó una humilde casita
de paja y madera a la que llevó un asno y una
vaca que pidió prestados a los vecinos del lugar,
invitando a algunos a hacer de pastores.
Fue aquella una noche especial en la que los cantos y villancicos retumbaron por los
alrededores mientras la luz de las antorchas iluminaba la escena.
Allí mismo se celebró la Misa en la que San Francisco cantó el Santo Evangelio,
hablando a continuación del nacimiento del Rey de Reyes en el humilde pesebre
de Belén, escena similar al que todos veían en ese momento.
La gente lloraba y se persignaba mientras los frailes entonaban sus cánticos y don
Juan de Greccio, señor feudal y caballero de armas, narraba una visión que había
tenido.
La representación se propagó por Italia primero y el mundo cristiano después, llegando
intacta hasta nuestros días, renovemos esta hermosa costumbre en este año de la Fe.
es una de las fiestas más importantes de la Iglesia
porque en ella celebramos que el Hijo de Dios se hizo hombre para abrirnos las
puertas del Cielo, para enseñarnos el camino para la vida eterna.
La Navidad, a pesar de ser una fiesta cristiana, se ha popularizado en todo el mundo.
Hasta los no creyentes celebran "las fiestas". Los regalos, los pinos adornados y los
papa noel abundan en esta época y el gasto familiar se eleva a las nubes.
Por desgracia, el verdadero sentido de celebrar el nacimiento de Cristo se ha
transformado en un mero intercambio de regalos.
Un poco de historia
Emmanuel significa Dios con nosotros. La celebración de la Navidad nos recuerda
que Dios no está lejos, sino muy cerca de nosotros. En Navidad, celebramos al Niño
Jesús que es Hijo de Dios. En Él, Dios nos mostró su rostro humano, para salvarnos
y amarnos desde la tierra. Jesús es el Hijo unigénito de Dios, imagen perfecta del
Padre, lleno de gracia y de verdad.
¿Qué nos enseña la Navidad?
La celebración de la Navidad es un momento privilegiado para meditar en el texto
de Lucas 2,1-20, en donde se narra con detalle el Nacimiento de Cristo.
Podemos reflexionar las virtudes que encontramos en los diferentes personajes
involucrados y luego, aplicarlas a nuestra vida:
María nos enseña a ser humildes, a aceptar la voluntad de Dios, a vivir cerca de
Dios por medio de la oración, a obedecer a Dios y a creer en Dios.
José nos enseña a escuchar a Dios y hacer lo que Él nos diga en nuestra vida,
aunque no lo entendamos y a confiar en Dios.
Jesús nos enseña la sencillez. A Dios le gusta que seamos sencillos, que no nos
importen tanto las cosas materiales. Jesús, a pesar de ser el Salvador del mundo,
nació en la pobreza.
Los pastores nos enseñan que la verdadera alegría es la que viene de Dios.
Ellos tenían un corazón que supo alegrarse con el gran acontecimiento del
nacimiento
de Cristo.
El 25 de diciembre se celebra la Navidad. Dios se hizo hombre para abrirnos las
puertas del Cielo y enseñarnos el camino para la vida eterna.
Jesucristo es luz, amor, perdón y alegría para todos los hombres y mujeres de
buena voluntad.
La Sagrada Familia nos da ejemplo de la aceptación de la Voluntad de Dios, viviendo
con sencillez, humildad y alegría el nacimiento de Jesús en el Portal de Belén.
Dos particulares ámbitos formativos se encuentran en los modernos medios de
comunicación.
Pensemos, en primer lugar, en los medios 'clásicos' de noticias (televisión, radio,
prensa). Se trata de instrumentos que permiten abrirse a temas de importancia y que
ofrecen elementos de enriquecimiento cultural y humano.
Ocurre con cierta frecuencia, sin embargo, que los medios no transmiten una
información fidedigna, o tienen una orientación incompatible con los principios morales
y cristianos.
En esos casos, los padres deben ofrecer a los hijos criterios de juicio para que puedan
soslayar los peligros que nacen en esas situaciones, y para evitar que los medios
informativos se conviertan en fuente de desorientación cultural y religiosa en la familia.
En segundo lugar, merece una atención particular el mundo informático, especialmente
internet (aunque no sólo).
Internet se ha convertido en una ventana abierta a un sinfín de posibilidades, donde
aparece lo bueno y lo malo, documentos muy valiosos y engaños dañinos.
Los padres están llamados a educar a los hijos para tener un sano espíritu crítico.
No se trata de aislarlos (hay temas que, a base de presión informativa, se convierten
casi en 'obligados'), pero sí de guiarlos para saber que no todo lo que se dice por ahí
es verdad, y para comprender que los medios de comunicación no permiten alcanzar
una imagen exacta de la Iglesia.
Ayudará, en ese sentido, un doble esfuerzo. Por un lado, filtrar cualquier tipo de
programas o de textos (escritos en papel o en la computadora) que presenten el mal
como bien, que calumnien a personas o instituciones de la Iglesia, que promuevan
incluso actitudes claramente antievangélicas (desenfreno, hedonismo, consumismo,
odio racial o clasista, etc.).
Por otro, hay que saber identificar tantas (y son muchas, gracias a Dios) fuentes
informativas sanamente católicas, que ofrecen la doctrina correcta (según el
Catecismo) y que ayudan a conocer la actualidad del mundo y de la Iglesia en
una perspectiva justa.
En cuanto a la información católica, contamos con la que se ofrece con bastante
puntualidad en www.vatican.va (la página del Vaticano), y para la información del
quehacer de la Iglesia Uruguaya www.iglesiacatolica.org.uy y de nuestra Diocesis
www.diocesismaldonado.org.uy
del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos
traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.
En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie
sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el
Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:
Revisión: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido
hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante
saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y
nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser
mejores.
Proyección: En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos
en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer
propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.
Algo que no debes olvidar
Adviento, preparación para la Navidad
Significado del Adviento
La palabra latina "adventus" significa “venida”.
En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo.
La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden
a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el
arrepentimiento para la llegada del Señor.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.
Esta es su triple finalidad:
- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén.
El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad
y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres.
Esta fue su primera venida.
- Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la
"presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo.
Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia
y en el amor.
- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la segunda venida de Jesucristo
en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las
naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles
El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.
El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros
pecados para la llegada del Señor.
En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al
mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.
Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual,
nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como
personas.
Cuida tu fe
Esta es una época del año en la que vamos a estar
“bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de
cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas.
Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero
sentido del Adviento.
Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad,
con el sentido cristiano.
De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor
de la Navidad.
La corona de Adviento
Es una costumbre significativa y de gran ayuda para
vivir este tiempo.
Es el primer anuncio de Navidad.
La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro
velas. El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo
de adviento encendemos una vela mas hasta llegar a la Navidad.
Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la
Biblia y se entonan cantos.
Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es recomendable hacerlo en
casa, por ejemplo antes o después de la cena.
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