Crimen y Castigo ¿Muestra de psicología y conciencia humana? “Crimen y castigo” considerada un clásico de la literatura universal escrita por Fiodor Dostoievski uno de los principales escritores de la Rusia zarista (nacido en Moscú el 11 de noviembre del año 1821). Fue publicada en 1866 inicialmente por partes en la revista “el mensajero Ruso” y posteriormente como novela. Este libro relata la historia de un estudiante, el cual al quedar prácticamente en total miseria y abandono lo que conlleva a que por desesperación cometa un asesinato. Dicho escenario en distintos aspectos podría lograr que el lector llegase a considerar inicialmente a esta como una historia policiaca, sin embargo, dentro de ella se logra identificar parte del funcionamiento de la psicología humana, ya que observamos cómo puede representarse la dualidad del comportamiento en base a la percepción de la moralidad en algunos de sus personajes y como la culpa del protagonista logra afectarlo a tal punto que lo lleva incluso a enfermarse de manera física, demostrando esto como un aparente reflejo de su misma conciencia. Adentrándonos en la historia, se nos presenta Rodion Raskolnikof, un estudiante que reside en San Petersburgo, quien gracias a la total pobreza en la que se encontró se vio en la obligación de suspender sus estudios y adquirir una inmensa deuda con la mujer que alquilaba el lugar donde dormía y obtenía sus alimentos. Una mañana, completamente agobiado por su estilo de vida y falta de dinero, se dirige hacia la casa de la prestamista Aliona Ivanovna con el aparente fin de empeñarle un reloj de plata para mejorar su situación financiera. Este al llegar a la casa de la mujer se contempla temeroso al inicio de llamar a la puerta, pero luego una vez adentro bajo la desconfianza de ella, le entrega el objeto esperando su recompensa, sin embargo, esta mujer era muy avariciosa y al final, por el reloj Rodia no recibe si no apenas un rublo, algo muy bajo comparado con lo que este esperaba recibir, no obstante a pesar de su rabia deja a un lado sus pensamientos evitando discutir con la anciana y marchándose del lugar. Al salir del edificio decide con algunos Kopeks de lo que le habían dado, ingresar a una taberna a beber una cerveza, mientras se encontraba allí se topa con un hombre borracho llamado Marmeladov quien comienza a contarle a él y a todos los presentes la historia de su vida, este le pide a Raskolnikof llevarlo a el encuentro con su esposa e hijos y este accede a acompañarlo. Días después Raskolnikof recibe una carta de su madre, anunciando el compromiso de su hermana Dunia con el consejero Lujin, esto lo enfurece y desestabiliza un poco debido a que entiende con certeza que su hermana solo está realizando esta acción por necesidad para ayudarlo únicamente a él y a su madre, así que decide impedir que esa boda suceda a todo costo. Más tarde, decide caminar por la ciudad y de vuelta a su casa pasando por el mercado escucha una conversación de la hermana de Aliona Ivanovna, Lisbeth en donde se aseguraba que no estaría en su casa al día siguiente alrededor de las siete de la noche, lo cual inmediatamente presenta una oportunidad para Raskolnikof quien decide retomar el plan elaborado en su mente días atrás. Raskolnikof pone en marcha su plan durante la noche siguiente, va a matar a la prestamista, no solo para robarla, pues además tenía como objetivo no involucrar sentimentalismos y realizarlo de manera lógica y racional, ya que en su mente no suponía un acto tan grave asesinar a una persona considerada por el cómo alguien inútil para la sociedad. De esta forma ejecuta la acción, llegando hasta la casa de Aliona Ivanovna y propiciándole un golpe mortal en la cabeza con un hacha, pero luego mientras registraba las posesiones de la anciana, llega su hermana Lisbeth que le sorprende en el lugar del crimen, por lo cual se ve obligado a asesinarla a ella también. Rodion huye, intentando con todas sus fuerzas deshacerse de cualquier pista que lo incrimine como el actor del crimen, situación que lo deja en un completo estado de confusión y provoca que durante los días siguientes padezca de fiebres delirantes, perdiendo de vez en cuando la noción de la realidad y tan solo por momentos mostrándose como si estuviese completamente lucido. Preso de ansiedad y lucha contra sus acciones y su misma conciencia, Raskolnikof no soporta el secreto de su propio crimen, el cual es confesado inicialmente a Sonia, la hija de Marmeladov, hombre que había muerto atropellado por un carruaje, quien luego de ser llevado por Raskolnikof a su hogar, donde falleció, fue entregado por este a su familia lo que le quedaba del dinero que su madre le había enviado para cubrir los gastos funerarios.