Dios tiene todo bajo control Dr. Rubén Murillo

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DIOS TIENE TODO BAJO CONTROL
Lucas 16:16
INTRODUCCIÓN: A través de toda la Biblia vemos que
Dios siempre ha tenido todo bajo control. A veces
nuestra fe ha flaqueado, pero no cabe duda que aun en
las horas más negras, Dios da seguridad a sus hijos de
tal manera que aun y cuando la lógica nos dice que todo
está dando vueltas, podemos decir: “Todo está bajo
control”
ILL. Cuando nos accidentamos en Missouri.
Aproximadamente en el año 28 D.C. aun y cuando el
pueblo no había recibido Palabra de Dios por espacio
de cuatro siglos. La vida era bastante buena. Los judíos
habían tapado sus inseguridades con una vida bastante
monótona. Así sucede con una persona cuando pasa un
largo tiempo sin recibir Palabra de Dios. Se aferran a lo
que tienen y se hacen creer así mismos que “Todo está
bajo control”.
Cuando la gente no tiene una autentica relación con
Dios, escala la montaña del Legalismo, así como lo
hicieron los hebreos en el tiempo de Malaquías a
Mateo.
Hasta el tiempo de Juan el Bautista el pueblo solo sabía
de Dios a través de la Ley y los profetas. Eran las
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únicas escrituras existentes. De allí que no nos asombre
el porqué lo despreciaron y no creyeron en Jesús.
Tres cosas que quiero enfatizar.
1.
LEJOS DE DIOS SOLO HAY ¡LO MISMO, DE
LO MISMO!
O lo que en otras palabras pudiéramos decir: ¡Nada!
Los hijos seguían el mismo camino de los padres.
La plegaria era la misma. ¡Todos los días!
Con la cortesía de Herodes quien quería de alguna
manera congraciarse con los judíos, ellos, al fin ya
tenían su templo. ¡Una verdadera belleza!
Aparente todo trascurría como los judíos deseaban.
Aparentemente todo estaba bajo control. ¡Se resistían a
un cambio!
Creo que tú y yo los entendemos, ¿Por cuánto tiempo
nos resistimos al cambio?
2.
EL QUE DIOS NO HABLE NO QUIERE
DECIR QUE ESTA DORMIDO.
Los Judíos no habían escuchado Palabra de Dios por
400 años, pero si alguno de ellos llego a pensar que
Dios estaba dormido ¡Se equivocaron! desde el principio
Dios había echado a andar un Plan perfecto y lo venia
implantando de forma cuidadosa. Jamás se detuvo. Aun
en los años de silencio. Dios estaba activo.
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Dios siempre ha tenido un plan muy definido para todos
y cada uno de nosotros.
El ser humano puede negarse a cooperar, pero no
puede impedir que Dios lleve a cavo los
acontecimientos ya establecidos en su agenda.
Otra cosa, debemos estar agradecidos que no hay
tradiciones capaces de detener a Dios cuando El se
decide cambiar las cosas.
Precisamente cuando un grupo muy grande de gente se
había conformado según habían acomodado las cosas,
alguien tuvo el valor de sacar la cabeza. Aun y a pesar
de que le cortarían la cabeza, no cabe duda que
sacudió la rama, y con fuerza.
He aquí con el mensaje de introducción de Juan el
Bautista. Lucas 3:7-9 “Y decía a las multitudes que
salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de
víboras! (B) ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no
comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos
a Abraham por padre;(C) porque os digo que Dios puede
levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 9 Y ya
también el hacha está puesta a la raíz de los árboles;
por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se
echa en el fuego.”
Lucas 16:16 “La ley y los profetas eran hasta Juan;
desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos
se esfuerzan por entrar en él” Jesús se refirió a la vida
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de Juan como el hito de un cambio rotundo del reino de
Dios. Luego de 400 años de silencio de pronto llego la
Palabra de Dios.
El Bautista hablaba sin vueltas y a viva voz. Tan fuerte
que inclusive los fariseos y saduceos se trasladaron de
Jerusalén a las riberas del Jordán para escucharle.
Mateo 3:5-7 “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda
la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran
bautizados por él en el Jordán, confesando sus
pecados. 7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los
saduceos venían a su bautismo, les decía: !!Generación
de víboras¡¡ ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
Juan el Bautista era un predicador que siempre iba
contra corriente. Su mensaje subió cuesta arriba del
Jordán de tal manera que llego a una aldea llamada
Betsaida donde vivían un grupo de pescadores que
fueron atraídos como peces hacia la carnada. Varios de
ellos le escucharon y quedaron tan impactados que se
aferraron a su predicación y fueron llamados “Discípulos
de Juan”. Juan 1:35
3.
LA IMPORTANCIA DE SABER A QUIEN
SEGUIMOS.
De ninguna manera debemos catalogar de forma
herética la palabra discípulo. Más bien tengamos
presentes que lo que hizo santos a aquellos doce
discípulos fue Aquel a quien siguieron.
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Este mundo ha conocido toda clase de líderes, unos
buenos, muchos malos. Y en el plano religioso ha
habido de todo:
James Warren Jones (Indiana, EE. UU., 13 de mayo
de 1931 – † Jonestown, Guyana, 18 de noviembre de
1978), más conocido como Jim Jones, fue un
estadounidense que fundó la secta Templo del Pueblo.
Ésta cometió suicidio intencional masivo con veneno
(limonada con cianuro) el 18 de noviembre de 1978, en
una granja aislada del grupo llamada Jonestown (ciudad
de Jones), localizada en la Guyana.
Los miembros del grupo siguieron a Jim Jones desde
Estados Unidos hasta la selva del país sudamericano,
donde, según la incoherente doctrina de salvación de su
líder, se convertiría en realidad el paraíso en la Tierra.
Jones, quien hacía tiempo que había creado una
atmósfera de miedo y permanente amenaza externa,
empezó a fomentar entre sus adeptos una sensación de
fin de mundo.
Fue uno de los peores casos de suicidio colectivo y
masacre en la historia de la humanidad. El 17 de
noviembre de 1978 viajó a Jonestown el congresista
estadounidense Leo J. Ryan, acompañado de
periodistas y algunos disidentes de la secta. Ryan
quería investigar si eran ciertas las noticias sobre
abusos sexuales de miembros de la secta por parte de
Jones, violaciones a los derechos a la vida, laborales,
libertad y torturas a niños. Jones (que ocultaba su cara
tras unas gafas oscuras ante sus seguidores) intentó
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impedir la visita, pero al fracaso se vio en la obligación
de organizar una gran fiesta en donde inicialmente el
ambiente parecía de armonía. "Aquí hay gente que cree
que en esto [en la colonia], es lo mejor que jamás le
haya pasado en la vida", afirmó Ryan. Los miembros de
la secta lo recibieron con aplausos frenéticos. Sin
embargo, a la mañana siguiente, antes de que Ryan
regresara, el ambiente cambió. Algunos pocos y
después en aumento pidieron abandonar la colonia
junto con el político. Jones, que desde la década de los
70 estaba bajo los efectos de drogas, lo considero una
traición imperdonable. "No pueden irse, ustedes son mi
pueblo", les gritó con desesperación a los que querían
irse. Los hombres de confianza abrieron fuego contra
Ryan y sus acompañantes cuando se disponían a
abordar un avión. El político había sido atacado por un
miembro de la secta con un cuchillo, y otras cinco
personas fueron asesinados a balazos, algunos de ellos
a quemarropa.
Tim Carter, un ex miembro de la secta, en la película
"Jonestown", de Stanley Nelson, decía que por lo
menos no hay duda de que los aproximadamente 250
bebés niños y jóvenes muertos fueron asesinados.
James decía que "la muerte sólo era el tránsito a otro
nivel" y "esto no es un suicidio, sino un acto
revolucionario".
Jim Jones fue encontrado muerto de una herida de
escopeta en la cabeza entre los 913 cadáveres que
había ahí.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jim_Jones_(pastor)
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David Koresh: El nombre de Waco y el de un rancho
próximo llamado por sus ocupantes Monte Carmelo
pasaron del más absoluto incógnito a ser noticia con
motivo del asedio y posterior destrucción de unas
paredes entre las que aguantaban el cerco David
Koresh y sus seguidores, los davidianos, del que éste
se había autoproclamado líder espiritual. Era el 19 de
abril de 1993 cuando, tras casi dos meses de
conminación a la rendición (exactamente 51 días), las
tanquetas del FBI entraron en el citado rancho ubicado
cerca de Waco (Texas). Tras los agentes, otro
«ejército» tan numeroso como el de aquellos: los
periodistas que captaban con sus cámaras (más de un
centenar) el horrendo y dantesco paisaje después de la
batalla.
David Koresh Yaweh se llamaba realmente Vernon
Wayne Howele y era uno de los numerosos
predicadores generalmente apocalípticos que en
Estados Unidos aterrorizan a sus seguidores con toda
clase de calamidades individuales y colectivas a no ser,
claro, que les sigan a ellos en la fórmula única (única de
cada uno de estos cientos de engañabobos) para
formar parte de un restringido grupo que, cuando toda la
humanidad perezca, logrará salvarse. En el caso de
Koresh, y como en tantos casos similares, todo se
reducía a un fundamentalismo cristiano que ni siquiera
interpretó los pasajes más oscuros de la Biblia sino que,
por el contrario, los siguió al pie de la letra. Ya desde
sus tiempos de estudiante en Houston, Vernon Wayne,
que era un mal estudiante, provocó —y quiso
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compensar aquella carencia— a sus profesores con la
memorización de todos los textos bíblicos.
Pues bien, siendo ya el líder de los davidianos se había
metido entre pecho y espalda el Libro de las
Revelaciones, y como otro burdo «mesías» más salido
de los histerismos de una sociedad enferma (realmente
estaba convencido de ser la nueva reencarnación de
Jesucristo), anunciaba todo un panorama de final
inmediato con tétricos tintes de castigo divino, invitando
a la gente a que se salvara siguiendo su camino.
La secta de los davidianos se basaba en un
fundamentalismo cristiano que anunciaba el Apocalipsis
Koresh había llegado a dirigir su secta a través del
matrimonio con Rachel Jones (14 años), hija de uno de
los dirigentes de la misma y al que arrinconó enseguida,
sustituyéndolo en la cima jerárquica. De todas partes
llegaban nuevos adeptos ganados por la persuasiva
doctrina de un David Koresh que, al fin y al cabo
miembro de una sociedad como la estadounidense,
estaba armado hasta los dientes dentro de lo que sería
su gran mausoleo en Waco. Previamente había
efectuado compras de armas por valor de más de
250.000 dólares, según él para estar preparados
llegado el momento del acoso del «Mal».
En vísperas de la tragedia, y en el que sería su último
refugio, Koresh había reunido junto a él a numerosos
adultos pero también a un buen número de niños, y con
unos y otros, se dispuso a convertir en un fortín
inexpugnable el rancho Monte Carmelo. El primer
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encontronazo había tenido lugar el 28 de febrero,
cuando las autoridades, tardíamente preocupadas por el
cariz que tomaba el asunto, decidieron pasar a la
acción, acusando a los davidianos de tenencia masiva
de armas y de abusos sexuales para con los niños que
mantenían a su lado. Recibidos a tiros, los agentes
contestaron de igual manera, produciéndose entonces
un primer balance de cuatro agentes muertos y una
decena de sectarios abatidos. La cuenta atrás
empezaría a ponerse en marcha desde aquel día
premonitorio.
Las túnicas anaranjadas que vestían sus seguidores
serían, durante los siguientes 51 días, blancos perfectos
para los prismáticos de los que los cercaban, y también,
para efectuar los primeros disparos, que al final
acabarían siendo continuos, y que eran respondidos por
los asediados utilizando el arsenal que guardaban entre
aquellas paredes. Durante esos largos días, murieron
miembros de los federales y también de los davidianos,
en un goteo de víctimas que preparaba la gran hoguera
final. De vez en cuando se conseguía un alto el fuego
para una nueva mediación que diera lugar a una salida
airosa al conflicto, sin resultado alguno. Pero los
asaltantes no sólo utilizaban las armas mortíferas reales
(sin hacer ascos, por cierto, a la utilización de gases
prohibidos por todas las legislaciones y que eran
arrojados al interior del rancho), sino que recurrieron a
una guerra sucia. Para ello no dudaron en, por ejemplo,
cortarles la luz, el agua y la llegada de alimentos, al
tiempo que, llegada la noche, potentes reflectores
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barrían las ventanas del rancho, para impedir el más
mínimo descanso de los sitiados. Como guinda de
aquella batalla terrible, potentes altavoces difundían
música rockera a todo volumen. Pero junto a esta
parafernalia sicodélica y enloquecedora, algo se echaba
de menos. Algo, teóricamente, muy importante: la
presencia allí de bomberos y ambulancias, necesarios
siempre en una situación a punto de estallar. Unos y
otras eran invisibles incluso en los tensos momentos
que precedieron al final.
Los davidianos fueron asediados por los federales,
produciéndose bajas en ambos bandos
Dicho final tuvo lugar el día 19 de abril cuando, a las
5:30 horas, los tanques del FBI decidieron atacar
definitivamente. Cuando los asaltantes lograron abrirse
camino por entre las llamas que ya consumían el
edificio del rancho, ante su vista aparecieron
confundidos y mezclados los cuerpos carbonizados de
la mayoría de los seguidores de Koresh, incluido este
mismo, que presentaba un solo disparo en la frente. El
Apocalipsis próximo profetizado por el perturbado
Vernon Wayne había llegado por fin para él y los suyos,
y era ya una terrible y humeante realidad para buena
parte de los que tuvieron la debilidad de creerlo.
El balance final de muertos dentro de Monte Carmelo
fue de 69 adultos y 17 menores, todos calcinados. La
versión oficial de la policía hablaría de que fueron los
mismos davidianos los que provocaron el incendio en
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un aquelarre de suicidio colectivo. Otras fuentes se
refirieron, por el contrario, a vuelcos de las tanquetas
federales que habrían provocado la inflamación del
queroseno y, a su vez, habrían trasladado las llamas al
interior del rancho. De cualquier forma, la tragedia había
finalizado y Waco sería ya, en el futuro, un nombre de
referencia macabro y maldito. Es una población, por
cierto, predestinada a sufrir algo parecido teniendo en
cuenta los datos de que, para 90.000 habitantes, había
18 armerías y 200 iglesias.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/sectas2.htm
Lo bueno es que Juan el Bautista resulto ser un hombre
que valía la pena seguir, precisamente porque al
seguirlo llegaron a Jesús.
Los líderes religiosos le desafiaron con varias
preguntas. Juan 1:22-27 “Le dijeron: ¿Pues quién eres?
para que demos respuesta a los que nos enviaron.
¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz de uno
que clama en el desierto: Enderezad el camino del
Señor, como dijo el profeta Isaías. 24 Y los que habían
sido enviados eran de los fariseos. 25 Y le preguntaron,
y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el
Cristo, ni Elías, ni el profeta? 26 Juan les respondió
diciendo: Yo bautizo con agua; más en medio de
vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. 27
Este es el que viene después de mí, el que es antes de
mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del
calzado.”
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La pregunta ¿Qué dices de ti mismo? Juan el Bautista
la definió en dos maneras.
1)
2)
El no era el Cristo.
Había sido enviado a preparar camino para
Cristo.
De una u otra manera a diario comunicamos lo que
creemos de nosotros mismos. No siempre es acertado
lo que manifestamos, pero es lo que creemos que
somos.
Se lleva mucho tiempo para madurar, es un proceso.
Hay quienes aun están luchando por su propia
identidad, a algunos les puede llevar 5 años a otros 20,
pero tarde o temprano se alcanza. ¡Esa es la meta!
Hay muchos en el ministerio que se esfuerzan
demasiado en parecerse a su líder, y el tratar de ser
otra persona que no es lo deja exhausto. Gracias a
Jesús, Juan sabía quién era y quien no era. ¿Lo sabes
tú?
Juan no era el Cristo. Si se hubiera propuesto a decir
que él era el Mesías, seguramente muchos le hubiesen
creído y seguido. Pero no lo hizo.
Juan dijo que era una voz.
Juan entendió la grandeza de Cristo y lo poco que el
valía en comparación.
Su vida tenía valor por su conexión con el Mesías.
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Nuestra relación con Jesús nos hace tener un claro
entendimiento de lo que somos y lo que no somos.
CONCLUSIÓN: Puede darse el caso que alguien nos
considere más de lo que somos, siempre que sea
posible y podamos, debemos impedirlo.
No somos la salvación.
No lo sabemos todo.
No somos perfectos.
No somos la estabilidad requerida.
Podemos hundirnos.
Podemos llegar a decepcionar.
Entre más rápido nos bajen del pedestal de cartón
¡Mejor!
Somos solo una voz en el desierto y ayudamos a
preparar camino para el Señor.
Amigo, no pido que me sigas, sino que aceptes a Cristo
como tu Salvador y le sigas a Él.
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