Adoración Eucarística Simultanea con Roma

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Adoración Eucarística simultanea con Roma
Domingo 2 de junio de 2013 12 hs.
“Un solo señor, una sola fe”
Intenciones propuestas por el Papa Francisco
1. «Por la Iglesia, extendida en todo el mundo y hoy en señal de unidad
recogida en la adoración de la Santísima Eucaristía. Que el Señor la haga
cada vez más obediente a la escucha de su Palabra para presentarse ante el
mundo siempre “más hermosa, sin mancha, ni arruga, sino santa e
inmaculada”. Que, a través de su fiel anuncio, la Palabra que salva resuene
aún como portadora de misericordia y haga que el amor se redoble para dar
un sentido pleno al dolor y al sufrimiento, devolviendo alegría y serenidad».
2. «Por aquellos que en los diversos lugares del mundo viven el sufrimiento
de nuevas esclavitudes y son víctimas de la guerra, de la trata de personas,
del narcotráfico y del trabajo “esclavo”; por los niños y las mujeres que
padecen todas las formas de la violencia. ¡Que su grito silencioso de ayuda
encuentre a la Iglesia vigilante para que, teniendo la mirada puesta en
Cristo crucificado no se olvide de tantos hermanos y hermanas dejados a
merced de la violencia! Por todos aquellos que, además, se encuentran en la
precariedad económica, sobre todo los desempleados, los ancianos, los
inmigrantes, los que carecen de hogar, los presos y cuantos experimentan la
marginación. ¡Que la oración de la Iglesia y su cercanía activa les de
consuelo y ayuda en la esperanza y fuerza y audacia en la defensa de la
dignidad de la persona!».
Canto de inicio.
El Presbítero expone el Santísimo Sacramento.
CREDO, DOMINE
Himno del Año de la fe
1. Caminamos llenos de esperanza,
pero a tientas en la noche.
Vienes tú en el Adviento de la historia,
eres tú el Hijo del Altísimo.
Credo Domine, credo!
Con los santos que caminan con nosotros,
Señor, te pedimos:
Adauge, adauge nobis fidem!
Credo Domine, adauge nobis fidem!
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2. Caminamos fatigados y perdidos,
sin el pan de cada día.
Tú nos nutres con la luz de Navidad,
eres tú la estrella de la aurora.
Credo Domine, credo!
Con María, la primera creyente,
Señor, te rogamos:
Adauge, adauge nobis fidem!
Credo Domine, adauge nobis fidem!
3. Caminamos cansados y sufrientes,
aún abiertas las heridas.
Quien te busca en su desierto, tú lo curas,
eres tú la mano que nos sana.
Credo Domine, credo!
Con los pobres que nos llaman a la puerta,
Señor, te invocamos:
Adauge, adauge nobis fidem!
Credo Domine, adauge nobis fidem!
4. Caminamos bajo el peso de la cruz,
tras las huellas de tus pasos.
Resucitas la mañana de la Pascua,
eres tú el Viviente que no muere.
Credo Domine, credo!
Con los fieles que quieren renacer
Señor, te suplicamos:
Adauge, adauge nobis fidem!
Credo Domine, adauge nobis fidem!
5. Caminamos esperando el fuego nuevo
que se enciende en Pentecostés.
Tú recreas la presencia de aquel soplo,
eres tú la Palabra del futuro.
Credo Domine, credo!
Con la Iglesia que anuncia tu Evangelio,
Señor, te imploramos:
Adauge, adauge nobis fidem!
Credo Domine, adauge nobis fidem!
6. Caminamos cada día que nos donas,
con los hombres de este mundo.
Tú nos guías por las sendas de la tierra,
eres tú la meta que anhelamos.
Credo Domine, credo!
Con el mundo donde el Reino está presente,
Señor, te clamamos:
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Adauge, adauge nobis fidem!
Credo Domine, adauge nobis fidem!
O bien,
CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES.
Cantemos al Amor de los amores,
cantemos al Señor:
¡Dios está aquí!¡Venid adoradores:
adoremos a Cristo Redentor!
¡Gloria a Cristo Jesús! Cielos y tierra,
bendecid al Señor.
¡Honor y gloria a Ti, Rey de la gloria,
amor por siempre a Tí, Dios del amor!
Unamos nuestra voz a los cantares
del coro celestial:
¡Dios está aquí! Al Dios de los altares
alabemos, con gozo angelical.
Los que buscais solaz en vuestras penas
y alivio en el dolor:
¡Dios está aquí! Vertiendo a manos llenas
los tesoros de divinal dulzor.
Que abrase nuestro ser la viva llama
del más ferviente amor:
¡Dios está aquí! Está porque nos ama,
como padre, amigo y bienhechor.
Cantemos al Amor de los amores,
cantemos sin cesar:
¡Dios está aquí!¡Venid, adoradores:
adoremos a Cristo en el altar!
V. Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
R. Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado.
Lectura Bíblica
Ef 4, 4-6
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a
la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está
sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
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Del Papa Benedicto XVI
(Encuentro con el Clero de Roma, 23 de Febrero de 2012)
La humildad es una virtud fundamental de la unidad; y sólo así crece la
unidad del Cuerpo de Cristo, sólo así llegamos a estar realmente unidos y
recibimos la riqueza y la belleza de la unidad. Por eso, es lógico que la lista de estas
virtudes, que son virtudes eclesiales, cristológicas, virtudes de la unidad, se oriente
hacia la unidad explícita: «un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo. Un solo
Dios y Padre de todos» (Ef 4, 5). Una sola fe y un solo Bautismo, como realidad
concreta de la Iglesia que está bajo el único Señor.
Bautismo y fe son inseparables. El Bautismo es el sacramento de la fe y la fe
tiene dos aspectos. Es un acto profundamente personal: yo conozco a Cristo, me
encuentro con Cristo y pongo mi confianza en él. Pensemos en la mujer que toca
sus vestiduras con la esperanza de ser salvada (cf. Mt 9, 20-21); confía totalmente
en él y el Señor dice: «Tu fe te ha salvado» (Mt 9, 22). También a los leprosos, al
único que vuelve, dice: «Tu fe te ha salvado» (Lc 17, 19). Así pues, la fe inicialmente
es sobre todo un encuentro personal, un tocar las vestiduras de Cristo, un ser
tocado por Cristo, estar en contacto con Cristo, confiar en el Señor, tener y
encontrar el amor de Cristo y, en el amor de Cristo, también la llave de la verdad,
de la universalidad. Pero precisamente por esto, porque es la clave de la
universalidad del único Señor, esa fe no es sólo un acto personal de confianza, sino
también un acto que tiene un contenido.
Preces.
Respondemos: “Fiel es tu amor, Señor Jesús”.

Concede a nuestro Santo Padre Francisco sabiduría, firmeza y
prudencia.

Concede a tu Iglesia numerosos y santos ministros del altar.

Concede a cada bautizado hambre y sed de tu Cuerpo.

Concede al hombre pecador deseo de perdón y conversión.

Concede a todos la experiencia consoladora de saberse y
sentirse amados por Ti.
Oración (Beato Juan XXIII)
Divino Redentor,
Pan cotidiano,
Vida del mundo
Venga tu reino.
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Señor de los Señores,
Jesús Eucarístico
Pastor amable
presérvanos de los peligros.
Jesús buen pastor,
Jesús pan de vida
Jesús nuestra única mensa
Sacramento de amor
Salva a tu pueblo
Nos alegramos en ti
Oh Jesús bendito.
Silencio para la adoración y oración personal
Canto
EN MEMORIA TUYA
Llegada la hora del retorno al Padre,
sabiendo que iba camino a su cruz,
reunió a sus amigos en la última cena
y nos dio su Cuerpo el Señor Jesús.
EN MEMORIA TUYA,
CRISTO REDENTOR,
VAMOS A TU MESA.
EN SEÑAL DE AMOR.
Profundo misterio de amor y ternura,
de querer quedarse antes de partir,
de dejar su Sangre como Alianza nueva,
de darla en bebida antes de morir.
“Tómenlo y coman, pues esto es mi Cuerpo”,
les dijo rompiendo en su mano un pan;
“tómenlo y beban, pues ésta es mi Sangre,
la que por ustedes he de derramar”.
Y hagan lo mismo cuando se reúnan,
sabiendo que un día he de retornar,
para convidarlos a beber unidos
de aquel vino nuevo que el Padre ha de dar.
Por eso inclinados, su Cuerpo adoramos,
y aunque nada vemos, nos basta creer.
El antiguo rito ha dejado paso
a su Sacramento, misterio de fe.
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Aclamemos al Señor diciendo:
1. Bendito sea Dios.
2. Bendito sea su santo Nombre.
3. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
4. Bendito sea el Nombre de Jesús.
5. Bendito sea su sacratísimo corazón.
6. Bendita sea su preciosísima sangre.
7. Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar.
8. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
9. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
10. Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
11. Bendita sea su gloriosa asunción.
12. Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
13. Bendito sea san José, su castísimo esposo.
14. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Lectura Bíblica.
Jn 6, 51
En aquel tiempo, dijo Jesús a la multitud: «Yo soy el pan vivo bajado del
cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne
para la Vida del mundo».
Del Papa Francisco
(Homilía al finalizar el Cónclave, 14 de marzo de 2013)
Caminar. «Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor» (Is 2,5). Ésta es
la primera cosa que Dios ha dicho a Abrahán: Camina en mi presencia y sé
irreprochable. Caminar: nuestra vida es un camino y cuando nos paramos, algo no
funciona. Caminar siempre, en presencia del Señor, a la luz del Señor, intentando
vivir con aquella honradez que Dios pedía a Abrahán, en su promesa. Edificar.
Edificar la Iglesia. Se habla de piedras: las piedras son consistentes; pero piedras
vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo,
sobre la piedra angular que es el mismo Señor. He aquí otro movimiento de nuestra
vida: edificar.
Tercero, confesar. Podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar
muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, algo no funciona. Acabaremos
siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, Esposa del Señor. Cuando no se
camina, se está parado… Caminar, edificar, construir, confesar. Pero la cosa no es tan
fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar, a veces hay temblores,
existen movimientos que no son precisamente movimientos del camino: son
movimientos que nos hacen retroceder.
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Preces
Respondemos: Te adoramos y te bendecimos, Señor Jesús.
Tu eres el Hijo Eterno del Padre.
Tu eres el Enviado del Padre para nuestra salvación.
Tu eres el único Salvador del mundo.
Tu eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Tu eres el Pan Vivo bajado del cielo.
Oración (Pablo VI)
“Tú eres el Cristo, Hijo de Dios vivo,
Tú eres el revelador de Dios invisible,
el primogénito de toda criatura,
el fundamento de todo.
Tú eres el maestro de la humanidad.
Tú eres el redentor:
naciste, moriste, resucitaste por nosotros.
Tú eres el centro de la historia y del mundo.
Tú eres quien nos conoce y nos ama.
Tú eres el compañero y el amigo de nuestra vida.
Tú eres el hombre del dolor y de la esperanza.
Tú eres aquel que debe venir
y que un día será nuestro juez
y, esperamos, nuestra felicidad.
Nunca acabaría de hablar de Ti:
Tú eres la luz y la verdad; mejor dicho:
Tú eres el camino, la verdad y la vida (…) Amén.
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BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y RESERVA.
Canto.
TANTUM ERGO
Tantum ergo sacraméntum
venerémur cérnui,
et antíquum documéntum
novo cedat rítui ;
praestet fides suppleméntum
sénsuum deféctui.
Genitóri Genitóque
laus et iubilátio,
salus, honor, virtus quoque
sit et benedíctio ;
procedénti ab utróque
compar sit laudátio. Amen
Oremos
Señor Jesucristo,
que en este admirable sacramento
nos dejaste el memorial de tu Pasión,
concédenos venerar de tal manera
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que podamos experimentar siempre en nosotros
los frutos de tu redención.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.1
Todos responden:
Amén.
Bendición con el Santísimo Sacramento.
Reserva.
Canto final. Doce estrellas del cielo de María u otro canto mariano.
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Oración Colecta. Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
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