Subido por Ever Camilo Vivas Cordoba

SL3265 de 2020 tiempos solucion de continuidad, empresa de servicios temporales en que casos, trabajadores en mision, contrato realidad con BANCO POPULAR

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DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA
Magistrada ponente
SL3265-2020
Radicación n.° 75243
Acta 32
Estudiado, discutido y aprobado en sala virtual
Bogotá, D. C., primero (1) de septiembre de dos mil
veinte (2020).
La Corte decide el recurso de casación interpuesto por
MARÍA
FERNANDA
GONZÁLEZ
BAQUERO
contra
la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá, el 16 de febrero de 2016 en el
proceso ordinario laboral que instauró la recurrente contra
el BANCO POPULAR S.A. y ASERVIT Y CIA S. EN C.,
trámite al cual fue convocada Seguros del Estado S.A. como
llamada en garantía.
I.
ANTECEDENTES
María Fernanda González Baquero llamó a juicio a las
accionadas con el fin de que se declare que entre ella y el
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Banco Popular S.A. existió un contrato de trabajo, el cual se
ejecutó entre el 17 de octubre de 2007 y el 4 de septiembre
de 2012; que el último salario devengado fue la suma de
$1.079.176; que entre el banco y el sindicato UNEB existe
una convención colectiva de trabajo que le es aplicable y que
los contratos celebrados con la empresa de servicios
temporales Aservit y Cía. S. en C. excedió el límite temporal
dispuesto para el efecto.
Como consecuencia de tales declaraciones, pidió que se
condene al banco accionado y solidariamente a Aservit y Cía.
S. en C. al pago de los conceptos previstos en el «artículo 9,
parágrafo segundo» (f.º 2) de la convención colectiva de
trabajo, causados en vigencia de la relación laboral; la
reliquidación de los salarios por ella recibidos, de las
cesantías y su respectivo auxilio, de las primas de servicios y
de vacaciones «incluyendo los conceptos convencionales
señalados en el numeral anterior, los cuales no fueron tenidos
en cuenta» (f.º 2); la sanción por la no consignación oportuna
de las cesantías; la indemnización moratoria consagrada en
el artículo 65 del CST, la indemnización por despido sin justa
causa; la indexación de las condenas; lo ultra o extra petita
y las costas del proceso.
De manera subsidiaria, solicitó que se declare la
existencia de una relación laboral, por el periodo que se
encuentre acreditado en el proceso, si éste resultara ser
distinto al referido en precedencia; el reintegro al cargo que
ejercía al momento de su desvinculación o a uno de iguales
o mejores condiciones, al no habérsele informado dentro de
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los 60 días siguientes, el estado de pago de las cotizaciones
al sistema de seguridad social y parafiscales, tal como lo
dispone el artículo 65 del CST y a los salarios, al auxilio de
cesantías, sus intereses y la prima de servicios dejados de
percibir desde su retiro y hasta cuando se disponga su
reincorporación a la empresa.
Como soporte de sus peticiones, informó que el 17 de
octubre de 2017, celebró un contrato de trabajo de obra o por
labor contratada con Aservit y Cía. S en C.; que, en virtud de
dicha vinculación, fue enviada a laborar al Banco Popular
S.A., como trabajadora en misión; que durante el periodo en
que prestó sus servicios en dicho establecimiento, laboró sin
solución de continuidad, del 17 de octubre de 2007 al 4 de
septiembre de 2012.
En consecuencia, precisó que lo que en realidad existió
fue una relación de trabajo con el banco accionado, no sólo
porque
se
superó
el
término
legal
que
le
permitía
desempeñarse como trabajadora en misión, sino porque se
trató de una forma de vinculación diseñada para desconocer
las acreencias laborales a las que tiene derecho. Resaltó que
las actividades por ella realizadas eran las mismas ejercidas
por
un
trabajador
de
planta,
pero
recibiendo
una
remuneración inferior y sin el reconocimiento de los
beneficios previstos en la convención colectiva de trabajo.
Agregó que el último cargo en el que laboró fue el de analista
técnico I y que los artículos 9, 11 y 14 de la CCT contemplan
un aumento de sueldo y unos auxilios de educación y
transporte que no le fueron otorgados.
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Al dar contestación a la demanda, Aservit y Cía. S en C.
se opuso a las pretensiones incoadas en su contra. Frente a
los hechos, sólo aceptó la celebración y finalización del
contrato de obra con la demandante; los demás, los negó o
dijo que eran improcedentes. Indicó que la actora desconoce
la diferencia entre un contrato de trabajo y aquel suscrito con
una empresa de servicios temporales, aclaró que el Banco
Popular S.A. actuó como simple usuario y que la relación
celebrada con ella se terminó por la culminación de la labor
contratada.
Propuso las excepciones que denominó «mi poderdante
en ningún momento ha incumplido la ley» y «se desconoce en
la demanda, cuándo un trabajador puede pertenecer o no a
una convención colectiva de trabajo» (f.º 131 y 132).
El Banco Popular S.A. también se opuso a las
pretensiones de la demanda. En relación con los hechos,
aceptó aquellos concernientes al contrato de obra celebrado
entre la actora y la empresa de servicios temporales, pero
negó que dicho establecimiento bancario tuviera la condición
de empleador, toda vez que la trabajadora en misión fue
enviada para atender precisas actividades y en momentos
concretos, de acuerdo con los «eventos contratados y con los
requerimientos que demandaban las necesidades del banco»
(f.º 165); los demás, dijo que no eran ciertos.
Insistió en que el banco celebró un contrato comercial
con la empresa de servicios temporales Aservit y Cía. S. en
C. con el fin de que ésta última le suministrara personal que
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cubriera ocasionalmente sus necesidades a nivel nacional y
que fue vinculado directamente por dicha EST.
En su defensa, invocó las excepciones de llamamiento
de garantía de Seguros del Estado S.A., prescripción, falta de
causa, pago, buena fe, inexistencia de la obligación
reclamada, compensación, prescripción de la acción de
reintegro, oportunidad en la decisión de despido y la
genérica.
Seguros del Estado S.A. al dar respuesta al llamamiento
realizado por el banco, se opuso a la prosperidad de las
pretensiones dirigidas en su contra. Frente a los hechos,
aceptó aquellos que encontraban respaldo probatorio en el
expediente, como los que tienen que ver con el vínculo laboral
existente entre la demandante y la empresa de servicios
temporales.
En su defensa, explicó que no hay prueba de la
existencia de un contrato de trabajo entre la actora y el banco
accionado; que el dolo, la culpa grave y la eventual mala fe
que se derive del incumplimiento de las obligaciones
laborales del asegurado, no se encuentran cubiertas por la
póliza contratada y que su responsabilidad se circunscribe al
resarcimiento de los perjuicios que sufra el asegurado o
beneficiario, como consecuencia «del incumplimiento de las
que le corresponden al tomador de la póliza, en virtud del
contrato garantizado, únicamente» (f.º 474).
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Formuló las excepciones de falta de competencia del
juez laboral, límite de responsabilidad y la genérica.
II.
SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
El Juzgado Treinta y Seis Laboral del Circuito de
Bogotá, mediante fallo del 24 de julio de 2015, absolvió a las
accionadas de las pretensiones dirigidas en su contra e
impuso costas a la parte actora. Dispuso que, en caso de no
ser apelada dicha determinación, debía surtirse el grado
jurisdiccional de consulta.
III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Por apelación de la parte actora, la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, mediante
fallo del 16 de febrero de 2016, resolvió:
PRIMERO: REVOCAR PARCIALMENTE la sentencia proferida el
24 de julio de 2015, por el Juzgado Treinta y Seis Laboral del
Circuito de Bogotá, en el entendido que el Banco Popular en
realidad ostentó la calidad de verdadera y directa empleadora,
siendo la empresa de servicios temporales simple intermediaria,
en los siguientes contratos:
Entre el 13 de enero de 2009 y el 1 de marzo de 2010.
Desde el 1 de agosto de 2010 y el 12 de agosto de 2011.
Y desde el 1 de septiembre hasta el 4 de septiembre de 2012.
SEGUNDO: CONFIRMAR en lo demás la sentencia recurrida.
TERCERO: SIN COSTAS en esta instancia.
En lo que interesa al recurso extraordinario, el Tribunal
precisó que el problema jurídico que debía resolver consistía
en determinar si el verdadero empleador de la actora fue el
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Banco Popular S.A. y no, la empresa de servicios temporales
Aservit y Cía. S en C.
Sobre el particular, precisó que los usuarios de las
empresas de servicios temporales sólo pueden contratar con
éstas, en tres casos concretos: i) cuando se trate de labores
ocasionales, accidentales o transitorias; ii) cuando se
pretenda reemplazar personal en vacaciones, en uso de
licencia, en incapacidad por enfermedad o maternidad y; iii)
para atender incrementos en la producción, el transporte, las
ventas de productos o mercancías, por un término de seis
meses prorrogables otro tanto. Si tales empresas utilizan
dicha modalidad contractual para ocultar vinculaciones
laborales y defraudar los derechos de los trabajadores,
aquellas se convierten en meras intermediarias, mientras
que
las
empresas
usuarias
se
consideran
directos
empleadores.
Dijo que, descendiendo al caso concreto, era posible
advertir que la demandante suscribió siete contratos de
trabajo por obra o labor contratada con Aservit y Cía. S en
C., así: el primero, del 17 de octubre al 19 de diciembre de
2007 (63 días, en el cargo de auxiliar varios, f. 89, 187 y 196);
el segundo, entre el 27 de diciembre de 2007 y el 15 de
febrero de 2008 (49 días, como secretaria, f. 89, 185 y 195);
el tercero, desde el 16 de febrero hasta el 23 de diciembre de
2008 (308 días, en el cargo de auxiliar varios, f. 89 y 183); el
cuarto, del 13 de enero de 2009 al 1º de marzo de 2010 (409
días, desempeñándose como tramitadora, f. 89, 182 y 197);
el quinto, entre el 17 de marzo y el 31 de julio de 2010
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(tramitadora, f.º 86, 89 y 181); el sexto, desde el 1º de agosto
de 2010 hasta el 14 de agosto de 2011 (374 días, en el cargo
de analista, fº. 87, 89 y a 180); el séptimo, del 1º de
septiembre al 4 de septiembre de 2012 (89 días), (sic)
analista, f.º 88 y 89).
De lo anterior, estimó que no era posible declarar un
único contrato de trabajo como lo pretendía la demandante,
ya que si bien se acreditó que suscribió diversos contratos
con Aservit y Cía. S en C. y que las actividades las desempeñó
como trabajadora en misión en el Banco Popular S.A., lo
cierto es que hubo solución de continuidad entre el tercero y
cuarto contrato; entre el cuarto y el quinto; y entre el sexto y
séptimo; interrupciones que se prolongaron durante más de
15 días y «en actividades diferentes». Por tanto, al existir
cortes de continuidad entre los distintos contratos, era a la
parte demandante a quien le correspondía probar que la
relación se ejecutó sin solución, si su pretensión era que se
declarara un único vínculo.
Aparte de lo anterior, aseveró que en este evento no se
presentaron
prórrogas
contractuales,
sino
que
se
suscribieron siete contratos y que cada uno de ellos contaba
con fecha de inicio y finalización, resaltando que las
actividades que desempeñó la demandante no siempre
fueron las mismas, ya que ejerció los cargos de auxiliar
varios, tramitadora, secretaria y analista, lo que descartaba
la unicidad reclamada. En consecuencia, concluyó que no
era procedente acceder a las condenas principales.
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Frente a las pretensiones subsidiarias, explicó que esta
Sala de Casación ha precisado que un factor determinante
para declarar la existencia de un contrato de trabajo con una
empresa usuaria es la prolongación de los servicios prestados
durante más de 360 días. En ese orden, al analizar los
contratos, estimó que el cuarto, sexto y séptimo sí tuvieron
vigencia más allá de lo previsto en el artículo 57 de la Ley 50
de 1990, de modo que era posible concluir que, en esas tres
relaciones, el verdadero empleador fue el Banco Popular S.A.,
sin que fuese posible declarar una sola relación «por cuanto
los acuerdos que excedieron el término legal se presentaron en
diversas fechas existiendo como se enunció, solución de
continuidad entre una y otra» (f.º 562).
En consecuencia, anunció que declararía que en esos
tres eventos, el Banco Popular S.A. fungió como verdadero
empleador,
precisando
que,
en
todo
caso,
no
eran
procedentes los derechos consecuenciales derivados de dicha
declaratoria, porque no era viable el reintegro en los términos
del parágrafo 65 del CST (sic), toda vez que esta Sala de
Casación ha precisado que esa norma consagra un
mecanismo de coacción contra los empleadores para que
cumplan con sus deberes de efectuar los respectivos aportes
al sistema de seguridad social integral, pero sin que ello
suponga dicho reintegro, sino la imposición de la sanción
prevista en dicho estatuto, la cual, en todo caso, no opera de
forma automática.
Añadió que la omisión en el pago de los aportes al
sistema de seguridad social fue un hecho que no fue objeto
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de inconformidad por la actora en el escrito de la demanda
inicial, quien nunca refirió que su empleador hubiere omitido
el cumplimiento de ese deber de cotizar a los riesgos de IVM,
por lo que no era posible acceder a las condenas pretendidas.
Agregó que las partes tenían el convencimiento de que
el verdadero empleador era la empresa de servicios
temporales y que, por ende, a ella le asistía el deber de
realizar los aportes al sistema. En consecuencia, consideró
que no era viable ni el reintegro ni la sanción prevista en la
norma citada.
Mediante providencia del 11 de abril de 2016, dicha
corporación
negó
la
solicitud
de
aclaración
y
complementación de la sentencia de segundo grado, elevada
por la parte actora, mediante la cual pedía que se hiciera
pronunciamiento
expreso
sobre
las
pretensiones
condenatorias principales enlistadas en los numerales 8 a 19
del escrito de demanda inaugural. Para el Tribunal, al
despacharse de manera desfavorable la petición declarativa
principal, las súplicas consecuenciales corrían la misma
suerte, esto es, las que denominó como principales
condenatorias «pues nótese que en las mismas solicitó el
reconocimiento o reliquidación de ciertas acreencias laborales
de toda la relación laboral».
Expuso que:
De esta forma, se procedió a estudiar las pretensiones
subsidiarias
tanto
declarativas
como
condenatorias,
encontrándose que el BANCO POPULAR, había figurado como
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verdadero empleador en tres de los siete contratos de trabajo que
suscribió la demandante con la empresa de servicios temporales,
empero negándose las súplicas condenatorias por no cumplir con
los presupuestos legales para su prosperidad (f.º 578).
IV.
El
recurso
RECURSO DE CASACIÓN
fue
interpuesto
por
la
demandante,
concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, por lo que
se procede a resolver.
V.
ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
La recurrente pretende que la Corte case la sentencia
impugnada, para que, en sede de instancia, revoque la
emitida por el juez de primer grado y, en su lugar, declare
que entre ella y el banco accionado existió un sólo contrato
de trabajo, que se ejecutó sin solución de continuidad, entre
el 17 de octubre de 2007 y el 4 de septiembre de 2012. Pide
que no se case en lo demás.
De forma subsidiaria, solicita que se case parcialmente
la decisión del Tribunal, en tanto se abstuvo de resolver las
pretensiones
condenatorias
dirigidas
contra
el
Banco
Popular S.A. y, en sede de instancia, revoque la providencia
del a quo y se acceda a sus súplicas. Solicita que no se case
en lo demás, esto es, mantenga incólume la declaratoria de
una relación de trabajo en los términos declarados por el ad
quem.
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Con tal propósito formula tres cargos por la causal
primera de casación, indicando que el primero es principal y
los restantes subsidiarios, debidamente replicados por el
Banco Popular S.A.
VI.
PRIMER CARGO
Denuncia el fallo de ser violatorio de la ley sustancial,
por la senda indirecta, en la modalidad de aplicación
indebida del artículo 24 del CST (modificado por el artículo 2
de la Ley 50 de 1990), en relación con los artículos 77 y 99
de la Ley 50 de 1990; 13, 22, 23, 35, 36, 43, 47, 64, 65, 127,
189, 249, 254, 306, 467 a 471 del CST; 2 y 5 del Decreto
4369 de 2006; 25, 60, 61 y 66A del CPTSS; 167, 176 y 281
de la Ley 1564 de 2011; 311 del CPC (aplicable por analogía
en virtud del artículo 145 del CPTSS); 11 del Decreto 1748
de 1995 y 13, 48, 53 y 230 de la Constitución Política.
Expone que el Tribunal incurrió en los siguientes
defectos fácticos:
Dar por demostrado, sin ser ello cierto, que al existir
interrupciones entre los contratos de trabajo suscritos por la
demandante con ASERVIT Y CIA S EN C “no es posible declarar
un único contrato de trabajo como lo pretende la parte
accionante”.
No dar por demostrado, estándolo, que el BANCO POPULAR S.A.
“ostentó la calidad de verdadera y directa empleadora” de la
señora MARÍA FERNANDA GONZÁLEZ BAQUERO, bajo un único
contrato de trabajo, el cual se mantuvo sin solución de
continuidad del 17 de octubre de 2007 al 4 de septiembre de
2012.
No dar por demostrado, siendo ello tan evidente, que los lapsos
transcurridos entre la celebración de uno y otro contrato de obra
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o labor contratada desde el 17 de octubre de 2007 al 4 de
septiembre de 2012, son tan irrisorios que no puede
desprenderse de ellos una solución de continuidad entre el
desarrollo de la relación laboral.
A efectos de demostrar tales errores, denuncia como
elementos mal apreciados por el juez de segundo grado, los
siete contratos de obra celebrados con Aservit y Cía. S en C.
y la certificación que expidió esta última empresa, obrante a
folio 89 del plenario.
Considera que el Tribunal se equivocó al concluir que la
relación entre la demandante y el banco se desarrolló en
vigencia de varios contratos de trabajo y no, que todas sus
labores se enmarcaron en una única relación, la cual se
ejecutó entre el 17 de octubre de 2007 y el 4 de septiembre
de 2012, sin solución de continuidad.
Así, precisa que los contratos de obra o labor contratada
fueron celebrados de manera continua, sin que en ellos se
hubieran presentado interrupciones superiores a 19 días, las
cuales, en todo caso, resultan irrelevantes a efectos de
quebrar la no-solución de continuidad de tal vínculo laboral,
de modo que, en realidad, se trató de uno sólo. Agrega que
ese tiempo de suspensión ni siquiera alcanza a comprender
un periodo anual de vacaciones y, por ende, no tiene la
entidad de desvirtuar la unidad contractual, puesto que ello
puede predicarse de relaciones que tuvieron rupturas por
interregnos superiores a un mes, lo que no acontece en el
caso bajo estudio «porque el lapso más significativo que existió
no ascendió a más de 19 días» (f.º 22).
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Por lo anterior, manifiesta que de haberse valorado
acertadamente las pruebas denunciadas en esta acusación,
el Tribunal habría concluido que entre el banco y ella existió
una relación laboral, bajo un único contrato de trabajo, que
se mantuvo vigente, sin solución de continuidad, entre el 17
de octubre de 2007 y el 4 de septiembre de 2012. Añade que
siempre prestó sus servicios al Banco Popular S.A. y que los
cargos que desempeñaba tuvieron funciones afines y estaban
catalogados dentro de la planta del banco, lo que evidencia
la real y directa vinculación con quien fungía como empresa
usuaria de sus servicios.
VII. RÉPLICA
El Banco Popular S.A. estima que el Tribunal no le dio
una lectura errada a los medios de convicción denunciados,
los cuales evidencian que sí hubo solución de continuidad
entre los contratos suscritos por la demandante y que,
además, existió diferencia entre las actividades convenidas.
Considera que la demanda de casación no cuestionó tales
fundamentos, ya que no explica en qué consistieron los
supuestos errores en los que incurrió el fallo impugnado, por
lo que el mismo debe permanecer incólume.
VIII. CONSIDERACIONES
Con el fin de resolver el presente cargo, resulta
oportuno recordar que el Tribunal estimó que no era posible
declarar en este caso, la existencia de una única relación
laboral entre la demandante y el Banco Popular S.A., dado
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que existían interrupciones relevantes entre los siete
contratos de obra o labor contratada, que evidenciaban la
solución de continuidad de dicho vínculo.
Para la censura, en realidad, se está ante un único
contrato de trabajo, dada la irrelevancia de las interrupciones
que se presentaron en vigencia de la relación a través de la
cual prestó servicios al banco accionado y la similitud de las
labores desempeñadas. Con el fin de demostrarlo, denuncia
varios medios de convicción de cuyo estudio se ocupa la
Corte.
Al respecto, a continuación se relaciona el contenido de
las pruebas calificadas que denunció la casacionista, estas
son, los contratos laborales de obra que celebró con Aservit
y Cía. S en C., obrantes a folios 88 y ss. del plenario, junto
con la constancia emitida por dicha empresa de servicios
temporales (f.º 89). Para el efecto, es necesario indicar que el
vínculo entre las partes se desarrolló a través de siete
contratos de trabajo a término fijo, en los siguientes periodos:
Fecha de inicio
17 de octubre de 2007
Fecha de terminación
19 de diciembre de 2007
27 de diciembre de 2007
15 de febrero de 2008
16 de febrero de 2008
23 de diciembre de 2008
13 de enero de 2009
1º de marzo de 2010
17 de marzo de 2010
31 de julio de 2010
1º de agosto de 2010
14 de agosto de 2011
1º de septiembre de 2011
4 septiembre de 2012
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Cargo
Auxiliar varios
(f.º 187 y 196)
Secretaria
(f.º 185 y 195)
Auxiliar varios
(f.º 183)
Tramitador -Secretaria
(f.º 182 y 197)
Mensajero tramitador
(f.º 86 y 181)
Analista cobranza
jurídica
(f.º 87 y 180)
Analista
cobranza
jurídica
(f.º 88)
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Ahora,
al
revisar
objetivamente
los
periodos
de
ejecución de dichos contratos, se tiene que entre uno y otro
hubo solución de continuidad, así:
Fecha inicial
solución de continuidad
20 de diciembre de 2007
16 de febrero de 2008
24 de diciembre de 2008
2 de marzo de 2010
1º de agosto de 2010
15 de agosto de 2011
Fecha final solución de
continuidad
26 de diciembre de 2007
16 de febrero de 2008
12 de enero de 2009
16 de marzo de 2010
1º de agosto de 2010
31 de agosto de 2011
Total solución
de continuidad
7 días
19 días
14 días
16 días
A folio 89, obra una constancia emitida por el
departamento de recursos humanos de Aservit y Cía. S en C.
en la que se certifica que María Fernanda González Baquero
laboró como empleada en misión, bajo un contrato de obra o
labor contratada, devengado un salario mensual básico de
$1.011.376, desempeñando el cargo de analista en el área de
cobranza
jurídica;
identificando
los
mismos
periodos
referidos en precedencia como extremos de dicha relación.
Luego, se observa que la mayor interrupción que existió
entre dichos acuerdos se presentó durante 19 días, ocurrida
en el tercer contrato, en el periodo comprendido entre el 24
de diciembre de 2008 y el 12 de enero de 2009. En los demás
casos,
o
no
hubo
solución
de
continuidad
o
las
interrupciones que se presentaron fueron mínimas durante
7, 4 y 16 días, respectivamente.
En torno al desarrollo lineal y la unidad del contrato de
trabajo, resulta pertinente recordar que cuando entre la
celebración de uno y otro contrato median interrupciones
breves, como podrían ser aquellas inferiores a un mes, éstas
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deben ser consideradas como aparentes o meramente
formales, sobre todo cuando en el expediente se advierte la
intención real de las partes de dar continuidad al vínculo
laboral. Así lo ha sostenido la Corte, entre otras, en sentencia
CSJ SL4816-2015, reiterada en decisión CSJ SL981-2019:
(…) esta Sala de la Corte ha expresado que las interrupciones que
no sean amplias, relevantes o de gran envergadura, no desvirtúan
la unidad contractual, ello ha sido bajo otros supuestos, en los
que se ha estimado que «las interrupciones por 1, 2 o 3 días, e
incluso la mayor de apenas 6 días, no conducen a inferir una
solución de continuidad del contrato de trabajo real […]» (CSJ SL,
15 feb. 2011, rad. 40273). Sin embargo, ese análisis no puede
hacerse extensivo a este caso en donde lo que está probado es
que la relación tuvo rupturas por interregnos superiores a un
mes, que, lejos de ser aparentes o formales se aduce, son reales,
en tanto que ponen en evidencia que durante esos periodos no
hubo una prestación del servicio; sin que, además, exista prueba
eficiente de la intención de la demandada desde o con el
demandante en esos periodos.
En decisión CSJ SL2736 -2020 sostuvo lo siguiente:
Argumenta la recurrente que entre la terminación de un contrato
y el comienzo de otro, existieron interrupciones en la prestación
del servicio por parte de la demandante, por lo que hubo solución
de continuidad en sus vinculaciones.
Al respecto se observa que conforme a la certificación expedida
por el Instituto demandado, obrante a folios 130 y 131, de los 45
contratos de «de prestación de servicios» que suscribieron las
partes, 32 no tuvieron ninguna interrupción, en 11 las hubo por
tres o menos días y en una ocasión 8 días, lo que deja sin fuerza
el argumento de la recurrente en cuanto a que en cada contrato
hubo solución de continuidad, de allí que no se pudo equivocar
el ad quem cuando, no obstante admitir la presencia de
interrupciones entre uno y otro contrato que no superaron los
ocho días, concluyó que ello no impedía la declaración de la
existencia de un único contrato, con fundamento en lo
adoctrinado por esta Sala.
En ese orden, es preciso señalar que la Corte ha considerado que
en casos como el aquí examinado, esos baches o períodos de
tiempo tan cortos, entre uno y otro contrato, no pasan de ser
interrupciones aparentes que no dan al traste con la existencia
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Radicación n.° 75243
de una sola relación laboral (…)
Así las cosas, el Tribunal erró al concluir que no era
posible la declaratoria de una relación laboral única o lineal
en el tiempo para el período comprendido entre el 17 de
octubre de 2007 y el 4 de septiembre de 2012, puesto que,
como se evidencia del análisis de los contratos que suscribió
la
actora,
en
dicho
lapso
no
hubo
interrupciones
significativas que rompieran la solución de continuidad.
Además, no es cierto, como lo expuso el Tribunal, que
la vinculación de la actora hubiera obedecido a actividades
tan disímiles que supusieran un quiebre a la unicidad del
contrato de trabajo pues, aparte de que en el plenario no obra
prueba que identifique cuáles fueron las funciones que le
encargó el banco durante todo el tiempo en que la requirió
«en misión», lo cierto es que las diferentes denominaciones
hechas a los cargos en los que fue nombrada, no permiten
pensar que se tratase de labores tan distintas que
justificaran su vinculación, durante más de cuatro años, en
actividades simplemente ocasionales, carga que en todo caso,
le correspondía asumir al empleador.
En efecto, nótese que, entre octubre de 2007 y julio de
2010, todas las labores que ejerció la demandante se
dirigieron a auxiliar y a apoyar el área de cobranza jurídica,
cuando se desempeñó como secretaria, auxiliar varios y
tramitador, confundiéndose incluso, en dos oportunidades,
las funciones de tramitador y secretaria y las de mensajero y
tramitador al momento de identificar su cargo en los
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Radicación n.° 75243
contratos de trabajo; de modo que no es razonable pensar
que
se
estuviera
ante
actividades
tan
diversas
que
desnaturalizaran la relación que sostuvo con el banco,
precisamente apoyando la gestión que allí se desarrollaba.
Ahora, el hecho de que desde agosto de 2010 hasta
septiembre de 2012 se hubiera desempeñado como analista
en el área de cobranza jurídica no significa la ruptura de ese
nexo, máxime si continuó vinculada en el área a la que
siempre había pertenecido.
De esa manera, es evidente que el Tribunal incurrió en
los yerros fácticos que le endilga la censura, al no haber
advertido, de las pruebas obrantes en el plenario, la
irrelevancia de los periodos durante los cuales se interrumpió
la prestación de los servicios por parte de la accionante, en
favor del Banco Popular S.A., los cuales no tenían la
suficiente entidad para romper la unidad contractual. En ese
sentido, el ad quem se equivocó al declarar, únicamente, tres
relaciones laborales, sólo en aquellos eventos en los que su
duración, superó el límite máximo previsto en la ley para
vincular a personal en misión.
Sobre este punto en particular, resulta relevante
advertir que, contrario a lo que sostuvo el juez de segundo
grado, no es de recibo considerar que las empresas
temporales
tienen
un
margen
legal
para
vincular
trabajadores en misión en cualquier circunstancia, por un
año, sin consecuencias legales, esto es, seis
meses
prorrogables hasta por seis meses más, en tanto que si se
evidencia una realidad distinta a la apariencia que surge de
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Radicación n.° 75243
un contrato con una empresa de servicios temporales, así
debe declararlo, con independencia del periodo estipulado en
ese convenio simulado o ficto. Por esta razón, es inadmisible
el argumento de dicha corporación referente a que sólo los
vínculos que excedieron al año resultaban irregulares, más
no así, de los demás contratos que no superaban ese tiempo,
supuestamente porque éstos se encontraban amparados por
la presunción legal que les confería la ley (sentencia CSJ SL,
14 ag. 2012, rad. 36518). En decisión CSJ SL3520 -2018, la
Sala puntualizó:
(…) la Sala considera que la circunstancia de que en la última
empresa de servicios temporales la vinculación no hubiese
desbordado el término de 1 año, es incapaz de liberar de
responsabilidad a Labor Empresarial S.A., dado que esta
empresa era consciente de que, anteriormente, el accionante
venía laborando en el cargo de instrumentista con Unibol S.A. En
efecto, a folio 151 milita «solicitud de ingreso» a Labor Empresarial
S.A., en la cual en un título denominado «última vinculación
laboral», el actor escribió que a través de la EST Tempocosta Ltda.
desempeñó el cargo de Instrumentista en la compañía Unibol
S.A., desde el 31 de enero de 2008 hasta el 14 de junio de 2009.
Luego, la EST accionada deliberadamente participó en este
esquema de contratación irregular, al aceptar prestar unos
servicios temporales por fuera de los límites consagrados en el
artículo 77 de la Ley 50 de 1990 y 6.º del Decreto 4369 de 2006.
Además, si así no estuviese probado, para la Sala es claro que las
empresas de servicios temporales, en el marco de su
responsabilidad social y empresarial, deben requerir la
información necesaria para corroborar si sus clientes están
actuando con apego en la ley.
Por todo lo anterior, el cargo prospera.
Dada la prosperidad de la presente acusación y, como
quiera que los cargos segundo y tercero se formularon de
manera subsidiaria, esto es, sólo en el evento de que éste no
saliera avante, la Corte se releva de su estudio.
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Radicación n.° 75243
Con
todo,
debe
señalarse
que
las
pretensiones
subsidiarias, relativas al reintegro en tanto no se le notificó
oportunamente del estado de pagos en el sistema de
seguridad social integral, sólo se propuso en el evento en que
se considerara que la relación laboral tuvo unos extremos
distintos a los solicitados en la demanda inaugural, por lo
que no hay lugar a analizarlos, máxime si se tiene en cuenta
que la determinación que sobre esta temática adoptó el juez
de segundo grado, no fue objeto de cuestionamiento en sede
de casación y, por ende, permanece incólume.
Sin costas en el recurso extraordinario.
IX. SENTENCIA DE INSTANCIA
El juez de primera instancia absolvió a las demandadas
de las pretensiones incoadas en su contra, determinación
que fue apelada por la parte actora.
Según la recurrente, no es verdad que en este caso no
estuviera demostrada la unidad del contrato de trabajo pues,
si bien existieron pequeños saltos de continuidad entre uno
y otro vínculo, lo cierto es que los mismos obedecieron a las
maniobras realizadas por las accionadas para disfrazar la
relación laboral que subyacía tras esas formalidades. Dice
que no se trató de un simple reemplazo de personal o de
prestación temporal de servicios, sino de un requerimiento
permanente de sus actividades como trabajadora.
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Radicación n.° 75243
Agrega que, en todo caso, al menos debió declararse la
existencia de una única relación laboral, frente a los
contratos 5, 6 y 7, tal como se pidió, de forma subsidiaria, en
la demanda inaugural, con el consecuente reconocimiento de
los derechos que se derivaban de esa circunstancia, sin
reparar en esas pequeñas interrupciones que se presentaron.
Pues bien, teniendo cuenta que, en el recurso de alzada,
la parte actora pretende que se declare la existencia de la
unidad del contrato de trabajo, desde el 17 de octubre de
2007 hasta el 4 de septiembre de 2012 -aspecto que quedó
establecido en sede extraordinaria- la Sala se remite a las
consideraciones que sobre el particular se hicieron en
precedencia.
Por lo demás, resulta oportuno poner de presente que,
conforme al artículo 77 de la Ley 50 de 1990, las empresas
de servicios temporales (EST) «son aquellas que contratan la
prestación de servicios con terceros beneficiarios para
colaborar temporalmente en el desarrollo de sus actividades,
mediante la labor desarrollada por personas naturales,
contratadas directamente por la empresa de servicios
temporales, la cual tiene con respecto de éstas (sic) el carácter
de empleador».
Tal como lo ha definido la jurisprudencia de esta Sala,
se trata de empresas encargadas del suministro de mano de
obra con el fin de ponerla a disposición de una tercera
persona, natural o jurídica (empresa usuaria), quien
determina sus tareas y supervisa su ejecución. De esta
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Radicación n.° 75243
forma, los empleados en misión son considerados como
trabajadores de la empresa de servicio temporal, pero por
delegación de esta, quien ejerce la subordinación material es
la usuaria (sentencia CSJ SL3520 -2018).
Según el artículo 77 ibidem, el servicio a cargo de las
EST solo puede ser prestado para: i) la ejecución de las
labores ocasionales, transitorias o accidentales de las que
trata el artículo 6.º del Código Sustantivo del Trabajo; ii) para
reemplazar personal en vacaciones, en uso de licencia, en
incapacidad por enfermedad o maternidad, y iii) para atender
incrementos en la producción, el transporte, las ventas de
productos o mercancías, los períodos estacionales de
cosechas y en la prestación de servicios, por un término de
seis (6) meses prorrogable hasta por un periodo igual.
Conforme a lo anterior, las EST tienen a su cargo la
prestación de servicios transitorios en la empresa cliente, en
actividades propias o ajenas al giro habitual de la misma por
tiempo limitado. Suele pensarse que las usuarias pueden
contratar con las EST cualquier actividad permanente
siempre que no exceda el lapso de 1 año; sin embargo, esta
visión es equivocada dado que solo puede acudirse a esta
figura de intermediación laboral para el desarrollo de labores
netamente temporales, sean o no del giro ordinario de la
empresa, determinadas por circunstancias excepcionales
tales como trabajos ocasionales, reemplazos de personal
ausente o incrementos en la producción o en los servicios tal
como se precisó en sentencias CSJ SL17025-2016 y CSJ
SL3520 -2018.
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Radicación n.° 75243
Al respecto, esta Sala en la primer sentencia citada
adujo que las empresas usuarias no pueden «encubrir una
necesidad indefinida en el desarrollo de sus actividades bajo
la apariencia de una necesidad temporal, con el objeto de
aprovecharse ilimitadamente de los servicios personales» de
los trabajadores en misión, tal como ocurriría cuando la
contratación no encuadra en ninguna de las causales del
artículo 77 de la Ley 50 de 1990 o cuando exceden el término
máximo previsto en el numeral tercero del precepto citado.
Así las cosas, es evidente que las actividades auxiliares
que el banco accionado le demandó a la actora durante casi
cuatro
años
no
correspondían
a
labores
temporales
determinadas por circunstancias específicas, debido a un
incremento ocasional del trabajo o a reemplazo de personal,
sino que se trataba de un requerimiento permanente de la
empresa usuaria que debía ser atendido con trabajadores
directamente vinculados por ella.
Lo anterior en virtud de que, aunque formalmente la
actora estaba vinculada como trabajadora en misión, es claro
que los términos máximos de contratación bajo esa
modalidad fueron superados, por lo que la conclusión no
puede ser diferente a entender que el Banco Popular S.A.
debe ser reputado como verdadero empleador en el marco de
la relación laboral (sentencia CSJ SL2710 -2019) y la EST en
simple intermediaria del vínculo contractual, solidariamente
responsable.
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Radicación n.° 75243
Queda entonces por definir lo relativo a la prescripción
de los derechos.
Al respecto, se tiene que la demandante se desvinculó
del banco accionado, el 4 de septiembre de 2012 y la
demanda inaugural fue presentada el 16 de julio de 2013,
sin que exista prueba de que hubiera elevado reclamación
ante su empleador. Por ese motivo, se declarará probada la
excepción de prescripción respecto de los derechos laborales
causados con anterioridad al 16 de julio de 2010, teniendo
en cuenta que al auto admisorio de la demanda se notificó
dentro del año siguiente a su presentación, conforme lo
establece los artículos 488 del CST y 151 del CPTSS.
En
relación
con
los
demás
medios
exceptivos
planteados por las convocadas a juicio, no se tendrán como
probados, dado el resultado del proceso y lo expuesto en
precedencia.
Así las cosas, procede la Corte a revisar el cumplimiento
de las obligaciones laborales reclamadas por la demandante.
a. Conceptos convencionales señalados en el artículo
9, parágrafo segundo de la Convención Colectiva de
Trabajo 2012 -2014.
En primer lugar, debe precisarse que, en virtud de la
declaratoria de un único contrato de trabajo, suscrito entre la
actora y el Banco Popular S.A., una de las consecuencias es
precisamente que se le extiendan los beneficios consagrados
SCLAJPT-10 V.00
25
Radicación n.° 75243
en la convención colectiva de trabajo 2012 -2014, la cual,
según lo establecido en el artículo 1º, rige las relaciones entre
el banco y sus trabajadores, sin que se hubiera hecho
exclusión alguna respecto de los destinatarios de dicho pacto
(f.º 18). En consecuencia, se entiende que a la actora le son
aplicables las disposiciones contenidas en dicho acuerdo
convencional.
Al plenario fueron aportadas las convenciones colectivas
de trabajo 2011 (f.º 58 a 85) y 2012-2014 (f.º 16 a 33) suscritas
entre el Banco Popular S.A. y la Unión Nacional de Empleados
Bancarios «UNEB». En el numeral octavo de la demanda
inaugural, se solicita, como pretensión condenatoria principal
«el pago de los conceptos convencionales señalados en el
artículo 9º PARÁGRAFO 2º de Convención Colectiva de Trabajo»
(f.º 2).
No obstante, la Sala debe poner de presente que ninguno
de los textos convencionales contiene un segundo parágrafo
en el artículo 9 que consagre unos conceptos laborales sobre
los cuales se pueda hacer alguna declaración, de modo que se
desconoce la fuente de los derechos reclamados, lo que impide
acceder a tales peticiones. En efecto, dicha disposición prevé
lo siguiente:
Artículo 9. Aumento de sueldos.
El Banco Popular incrementará por cada año de vigencia, el salario
ordinario mensual de sus trabajadores que esté vinculados
efectivamente al Banco Popular a la fecha en que inicie su vigencia
la presente Convención Colectiva de Trabajo y que no se
encuentren en periodo de prueba ni tengan celebrados contratos
de aprendizaje a esa misma fecha así:
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Radicación n.° 75243
a) A partir del 1º de enero del 2012 en el siete por ciento (7%).
b) A partir del 1º de enero de 2013 en un porcentaje equivalente
al índice de precios al consumidor certificado por el DANE para
el año 2012 más uno punto cincuenta y cinco (IPC+1.55).
c) A partir del 1º de enero de 2014, en un porcentaje equivalente
al índice de precios al consumidor certificado por el DANE para
el año 2012 más dos (IPC+2).
PARÁGRAFO. Quedan excluidos los incrementos salariales
previstos en este artículo, los trabajadores que desempeñen
cualquiera de los siguientes cargos: Presidente, Vicepresidente,
Representante del Presidente, Secretario General, Revisor Fiscal,
Asistente de Presidencia, Asistente de Vicepresidencia, Asistente y
Asesor de: Casa Matriz, Zona, Regional y Banca, Gerente de Casa
Matriz, Oficial de Cumplimiento, Gerente de Zona, Subgerente de
Zona, Gerente de Banca, Gerente Regional, Director de Casa
Matriz, Subcontralor, Director de Contraloría, Director Regional,
Gerente y Subgerente de Oficina, Gerente Supernumerario,
Auditor de Zona de Revisoría Fiscal, Jefe Departamento Casa
Matriz, Gerente Auxiliar, Gerente de Cuenta, Jefe Departamento
de Zona, Delegado Jurídico, Jefe de División Casa Matriz, Jefe de
División Zona, Jefe de División Oficinas Principal, Bogotá, Cali,
Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena, Médico
Odontólogo, Profesional, Programador, Jefes de Visita, Visitadores
y Revisores Delegados de la Revisoría Fiscal, Auditor de Sistemas,
Auditor Nacional, Auditor Regional, Auditores y Visitadores de
Contraloría, Pagador, Secretaría de Presidencia y de
Vicepresidencia.
Queda derogado el artículo 8º de la Convención Colectiva de
Trabajo del 31 de octubre de 2008 (f.º 21).
Así mismo, dado que en los numerales 9 a 13 de la
demanda inaugural, la accionante reclama la reliquidación del
salario, del auxilio de cesantías y sus respectivos intereses, de
las primas de servicios y de vacaciones «teniendo en cuenta los
conceptos convencionales aludidos, que no fueron tenidos en
cuenta al momento de su liquidación«, en la medida en que no
se acreditó el origen de los mismos, no sólo no habrá lugar a
su reconocimiento, sino tampoco al reajuste de los salarios y
prestaciones sociales que se derivarían de tales derechos
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Radicación n.° 75243
convencionales cuya fuente, en los términos expuestos por la
censura, es incierta.
Por lo demás, debe indicarse que, aunque la accionante
relacionó en el acápite de los hechos, que no le habían sido
pagados unos conceptos convencionales, tales circunstancias
no formaron parte de las pretensiones contenidas en la
demanda inaugural, ni las de carácter principal ni subsidiario,
por lo que no es posible imponer condena alguna sobre las
mismas, concretamente, porque de conformidad con el
artículo 24 del CPTSS la demanda deberá contener lo que se
pretenda, expresado con precisión y claridad, en forma
individualizada, sin que aquellos supuestos hayan sido parte
de sus peticiones.
b. Indemnización moratoria y sanción por no
consignación oportuna de cesantías.
Como consecuencia de lo anterior, la Sala descarta la
procedencia de la indemnización moratoria por el no pago de
salarios y prestaciones sociales o la sanción por la no
consignación oportuna de cesantías. En efecto, dado que está
demostrado
que
la
empresa
de
servicios
temporales
demandada liquidó cada uno de los contratos de obra
celebrados con la actora y efectuó el pago de los derechos
laborales respectivos y, teniendo en cuenta que el reajuste
aquí pretendido, se funda únicamente en el reconocimiento
de conceptos convencionales cuyo origen no fue demostrado,
es claro que no se evidencia ningún incumplimiento o pago
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28
Radicación n.° 75243
incompleto
de
acreencias
que
haga
procedente
tales
condenas.
c. Indemnización por despido sin justa causa.
Sobre este asunto, es preciso indicar que la prueba del
despido corresponde al trabajador y la justeza del mismo la
debe
acreditar
el
empleador,
de
modo
que,
si
tal
circunstancia no ocurre, se entenderá que la terminación del
contrato de trabajo fue sin justa causa y este último deberá
asumir
la
indemnización
contemplada
en
la
ley,
la
convención colectiva, o en cualquier otro documento que
regule la relación entre las partes.
Pues bien, en el certificado obrante a folio 89 del
plenario, obra una constancia del departamento de recursos
humanos de Aservit y Cía. S en C., en la que certifica que el
retiro de la demandante se produjo «por terminación de la
labor contratada», circunstancia que se corrobora con el
escrito de contestación de la demanda en la que se indica que
dicha relación finalizó al haber terminado la función por la
que fue vinculada (f.º 173).
No obstante, siendo el contrato de trabajo uno solo y a
término indefinido, como producto de la contratación
fraudulenta, conclusión que, valga decirlo, además de no ser
discutida, ha sido refrendada por la Sala (sentencia CSJ
SL3520-2018), no es dable admitir como justa causa de
despido la «…terminación de la obra o labor contratada…»,
SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 75243
pues esta causa no fue demostrada, de donde debe
entenderse acreditado el despido sin justa causa.
Entonces, como quiera que la demandada, para poner
fin al vínculo con la demandante se abstuvo de invocar y
demostrar alguna de las causas legales que para ello exige el
artículo 62 del CST, modificado por el artículo 7 del Decreto
2351 de 1965, o que sean justas, además de que quien
resultó ser la verdadera empleadora fue la empresa usuaria,
la terminación del contrato de trabajo se torna injusta,
teniendo derecho a la indemnización respectiva (artículo 28
de la Ley 789 de 2002).
Desde
Hasta
Días
17/10/2007
16/10/2008
30
17/10/2008
16/10/2009
20
17/10/2009
16/10/2010
20
17/10/2010
16/10/2011
20
17/10/2011
04/09/2012
17,66
Total días indemnización
107,66
Salario mensual
$ 1.011.376,00
Salario diario
$ 33.712,53
Total indemnización
$ 33.712,53
=
x
107,66
$ 3.629.491,34
Por lo demás, aunque en la sustentación del recurso de
apelación, la accionante solicita que se reconozca la
nivelación salarial, teniendo en cuenta que ejerció el cargo de
analista técnico I, perteneciente al escalafón de la entidad, lo
cierto es que los distintos contratos de trabajo examinados
en precedencia no dieron cuenta de que aquella se hubiera
desempeñado en dicho cargo, pues fue nombrada como
secretaria, auxiliar varios, tramitador y analista en cobranza
SCLAJPT-10 V.00
30
Radicación n.° 75243
jurídica, sin que se evidencie la equivalencia de estos con
aquel cuya nivelación pretende en esta ocasión.
En consecuencia, la Sala niega la procedencia de esa
pretensión.
Así las cosas, actuando la Corte como Tribunal de
instancia, revocará el fallo del a quo y, en su lugar, declarará
la existencia del contrato de trabajo en los términos
antedichos e impartirá la respectiva condena a título de
indemnización por despido injusto, de la manera en la que
quedó definido en precedencia.
Las costas de primera instancia estarán a cargo de las
demandadas. Sin costas en la alzada.
X.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, el 16 de febrero de 2016, en el
proceso ordinario laboral que instauró MARÍA FERNANDA
GONZÁLEZ BAQUERO contra el BANCO POPULAR S.A. y
ASERVIT Y CÍA S. EN C., trámite al cual fue convocada
Seguros del Estado S.A. como llamada en garantía.
Costas como se indicó en precedencia.
SCLAJPT-10 V.00
31
Radicación n.° 75243
En sede de instancia, RESUELVE:
PRIMERO: REVOCAR la sentencia proferida el 24 de
julio de 2015, por el Juzgado Treinta y Seis Laboral del
Circuito de Bogotá. En su lugar, DECLARAR la existencia de
una verdadera relación laboral entre la demandante María
Fernanda González Baquero y el Banco Popular S.A., desde
el 17 de octubre de 2007 hasta el 4 de septiembre de 2012,
en la que la EST Aservit y Cía. S. en C. actuó como simple
intermediaria, solidariamente responsable de las respectivas
acreencias.
SEGUNDO: CONDENAR al Banco Popular S.A. y a
Aservit y Cía. S en C., a reconocer y cancelar a la actora la
suma de TRES MILLONES SEISCIENTOS VEINTINUEVE
MIL
CUATROCIENTOS
NOVENTA
Y
UN
PESOS
($3.629.491) a título de indemnización por el despido
injusto.
TERCERO:
DECLARAR
probada
parcialmente
la
excepción de prescripción, respecto de los derechos laborales
causados con anterioridad al 16 de julio de 2010.
CUARTO: ABSOLVER a las demandadas de las demás
pretensiones.
QUINTO: Costas como quedó dicho en la parte motiva
de este proveído.
SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 75243
Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el
expediente al tribunal de origen.
SCLAJPT-10 V.00
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