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VIDA DE Santa Rita de Casia

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Santa Rita de Casia Santa Rita de Casia es una santa muy venerada por su vida ejemplar que
obtuvo de Dios la gracia de obrar milagros que nos ayudan a acercarnos a Dios, el unico
obrador de milagros. El Santo o Santa es un intercesor, al que le tenemos cariño por su ayuda.
Su energia grabada en el pleroma por sus logros en vida, es la corriente de energia de la
Divinidad que ayuda en nuestra oracion para atraer la gracia que pedimos.

Protectora: Santa De los imposibles

Identificativo principal: La marca -estigma- en su frente de una espina de la corona de
Cristo, las rosas, la cruz.
Nace en Roccaporena, cerca de Casia -Italia en 1383. A los 15 años quiso ser religiosa, pero
sus padres no se lo permitieron y la casaron -costumbre de la epoca- con un joven con el que
estuvo casada 18 años y tuvo dos hijos.
Su marido muere asesinado y sus hijos deciden vengarlo. Rita pide a Dios que prefiere que El
se los lleve si es Su Voluntad antes de verlos asesinos. Los jovenes se enferman y mueren. En
1413 entra en el convento de los Agustinos de Casia.
Fue caracteristica suya pasar por todos los estados de la vida, y en cada una de estas
etapas se dedico a cumplir sus deberes y todo por amor de Dios, superando el
sufrimiento con amor generoso y un profundo espiritu de entrega, siendo siempre
mensajera de paz y reconciliacion.
Anecdotas asombrosas
*Abejas de ayer y de hoy. El enjambre misterioso: A los cinco dias de su nacimiento,
estando entregada en apacible sueño, aparecio sobre la cuna un enjambre de abejas blancas,
que revoloteaban y entraban y salian de su boca, como elaborando dentro de ella un panal de
miel. Todavia en los muros del antiguo convento se ven estas abejas de una especie rarisima
dos veces al año: Viernes Santo y 22 de Mayo.
*La paz que nace del perdon: su marido llevaba en su casa una vida de gritos, blasfemias y
golpes; y fuera de ella de mujeres, vino, duelos y naipes. Rita primero lloro dias enteros y
deseo morir, pero luego se propuso: callar y rezar. Puso en Dios su Esperanza.
Asi que nada podia alterar su dulzura, su sonrisa y cariño. Quienes miraban su rostro la veian
contenta. Poco a poco su esposo fue cambiando : de la violencia paso a la admiracion y de alli
al respeto.
Cuando fue asesinado Rita lo lloro incansablemente. Pero no se encerro en su casa para autocompadecerse, sino que enfrento el sufrimiento sin evasiones ni estancamientos. En la
aceptacion y ofrenda de su dolor encontro la via del amor y de la sanacion interior, recuperando
la alegria para servir a Jesus en el projimo. Dedico a los vivos su tiempo.
Visitaba a los enfermos, socorria a los pobres con quienes compartia sus bienes y consolaba a
los tristes invitandolos a la esperanza.
*La perseverancia y humildad del camino a la mision vocacional: Cuando decide ingresar
a la vida religiosa, es rechazada. Tres veces insiste y obtiene siempre la misma respuesta. Una
noche Rita escucha golpes en la puerta y una voz que le dice: «Rita, mi muy amada, vete ya,
que ha llegado tu hora».
Jubilosa, sale por la pradera y se encuentra en unos instantes en el coro cantando maitines con
las religiosas agustinas. La abadesa se disgusta al verla y llama a la portera para reprenderla :
«Es muy grave eso de dejar las puertas abiertas durante la noche; figurese, hermana, que en
vez de esa loca se nos mete una cuadrilla de malhechores».
La portera asegura haber dejado todo bien cerrado. Van hacia la tornera y luego a la sacristana
y todas discuten acaloradamente. Rita pide hablar y explica lo sucedido. Ante este hecho la
admiten como religiosa.
*Una vid prodigiosa: siendo novicia, la superiora le pidio que regara, por obediencia, un
sarmiento seco que se encontraba en el jardin y que cuidara de el. Ella lo hizo humildemente
cada dia. Al cabo de un tiempo el sarmiento seco retoño transformandose en una lozana
vid. Simbolo de su Obediencia y Fecundidad Espiritual.
*La espina del amor: hallandose de rodillas ante la imagen del crucifijo, exclamo por amor
para compartir y aliviar el dolor de su Maestro: «Señor, dame una espina, una de aquellas que
traspasaron tu sagrada cabeza». La suplica fue tan sincera que tuvo una intima participacion
en la pasion. Al ser estigmatizada en su frente, su herida esta con sangre y pus. Despide un
olor nauseabundo y es un nido de gusanos blancos. Semanas enteras no ve a nadie, porque
las otras religiosas le huyen. Solo aparece en publico para comulgar.
*Regalos de Jesus. Los frutos milagrosos: En el mas aspero y riguroso invierno,
encontrandose todo cubierto de nieve, una prima fue a visitarla; al marcharse pregunto si de su
casa necesitaba alguna cosa, le respondio que deseaba una rosa y dos higos del huerto de
Rocaporena. La prima sonrio, creyendo que deliraba a causa de la enfermedad y se marcho.
Una vez llegada a la casa entro en el huerto y vio entre la nieve un rosal que cargaba una
hermosa rosa y en la higuera, hallo dos higos maduros.
*El feliz transito: Habia pasado el invierno. La primavera apenas entrada esparcia el aroma de
las ahora abundantes rosas. En el monasterio una luz se estaba apagando para brillar luego
aun con mas intensidad en toda la Iglesia. Rita agoniza serena… El buen Jesus y su Madre le
conceden en vision la gracia de sus visitas como un anticipo de cielo. Por fin, Rita sonrie y
expira. Entonces las campanas de la ciudad comenzaron a anunciar, con prodigioso sonido, el
inicio de numerosos portentos. Al momento se ilumino la habitacion y un perfume inefable se
esparcio por todo el monasterio. Apenas acaecido el transito de Rita, peregrinos de todas
partes se acercaron para venerar el cuerpo. Muchos enfermos sanaron al instante con solo
tocarlo. Entro en la gloria con verdadera fama de santidad el 22 de mayo de 1447. De
inmediato el pueblo la llamo «santa» y la invoco como «abogada de los imposibles» y
«Santa de la paz y del perdon«.
Breve Biografía
Un
poco
de
historia
De padres españoles (Don Alfonso de las Casas y Doña Antonia Martínez), nació Felipe de las
Casas Martínez en la Ciudad de México en 1572. Fue el mayor de once hermanos, de los que
tres siguieron la vida religiosa. Su padre estaba emparentado con otro notable monje y
evangelizador de América, Fray Bartolomé de las Casas. Felipe era travieso e inquieto de niño.
Estudió gramática en el colegio de San Pedro y San Pablo de la ciudad de México, dirigido por
los jesuitas. Mostró interés por la artesanía de la plata. Por eso, cuando Felipe fue beatificado el
gremio
de
los
plateros
lo
nombró
su
patrón.
A los 21 años se encontraba en las Islas Filipinas, a donde había ido en busca de aventura. Las
personas que viajaban a ese lugar, en aquellos tiempos, no lo hacían generalmente por motivos
piadosos. Ni tampoco predominaba lo espiritual en el ambiente de Manila, ciudad conquistada
apenas en 1571. En ésta lo común era ver gente ocupada con planes de conquista militar y
haciendo planes para el comercio. Ahí decidió Felipe ingresar a la orden de los Franciscanos y
escogió el nombre Felipe de Jesús. Entró al convento de Santa María de los Ángeles de Manila.
Un año más tarde, Jesús hizo su profesión religiosa. Cuando tres años después se acercaba el
tiempo de su ordenación, el 12 de julio de 1596, partió rumbo a México en barco. En Filipinas no
se podía ordenar porque no había un obispo. El viaje de Filipinas a América era una aventura
peligrosa y el viaje podía durar hasta siete u ocho meses. La travesía del barco en el que iba
Felipe estuvo a punto de ser desastrosa. Durante un mes la nave estuvo a la deriva, arrojada por
las tempestades de un lado a otro hasta que, destrozada y sin gobierno, fue a dar a las costas
del
Japón.
En Japón, no les tenían confianza a los misioneros. Cuando ellos llegaron ahí no sabían qué les
iba a pasar y así pasaron varios meses. Fray Felipe de Jesús se refugió en Meaco, donde los
franciscanos tenían escuela y hospital. El 30 de diciembre todos los frailes fueron hechos
prisioneros junto con un grupo de cristianos japoneses. Comenzó el martirio. El día 3 de enero
les cortaron a todos la oreja izquierda. Luego emprendieron una marcha en pleno invierno, por
un
mes,
de
Tokyo
a
Nagasaki.
El 5 de febrero, 26 cristianos fueron colgados de cruces sobre una colina en las afueras de
Nagasaki. Los fijaron a las cruces con argollas de hierro en el cuello, en las manos y en las
piernas. Los atravesaron con lanzas. El primero fue Felipe de Jesús. Murió repitiendo el nombre
de Jesús. Las argollas que debían sostenerle las piernas estaban mal puestas, por lo que el
cuerpo resbaló y la argolla que le sujetaba el cuello comenzó a ahogarlo. Le dieron dos lanzadas
en
el
pecho
que
le
abrieron
las
puertas
de
la
Gloria
de
Dios.
Fue beatificado, junto con sus compañeros, el 14 de septiembre de 1627 y canonizado el 8 de
julio
de
1862.
Estos mártires eran frecuentemente recordados por el Papa Juan Pablo II dando a saber que su
sangre
no
fue
derramada
en
balde.
Llegaron
al
cielo.
Este día nos podemos acercar a la Eucaristía para pedirle a Jesús nos ayude a realizar la
vocación
que
tenemos
en
la
vida.
Recuerda que el testimonio de los santos confirma el amor a Dios (CEC 313). El testimonio de
estas personas nos puede ayudar a crecer en nuestra vida espiritual, en nuestra vida de fe.
Algo
que
no
debes
olvidar
San
Felipe
de
Jesús
fue
el
protomártir
mexicano.
Fue
un
religioso
de
la
orden
de
los
franciscanos
en
Manila.
Al venir a ordenarse a México, naufragó su barco y llegó a Japón donde lo mataron.
Murió repitiendo el nombre de “Jesús”.
1. Santos Francisco y Jacinta Marto
Junto con su prima Lucía, Francisco y Jacinta Marto de 9 y 7 años respectivamente, fueron
testigos de las apariciones de la Virgen María en Portugal, entre el 13 de mayo y el 13 de
octubre de 1917.
Los pastorcitos soportaron con valentía las calumnias y persecuciones y realizaron varias
mortificaciones.
El pequeño Francisco pasaba mucho tiempo ante el Sagrario y rezaba para consolar a Dios por
las faltas de la humanidad, mientras que Jacinta iba a Misa todos los días y ofrecía la comunión
por los pecadores.
Francisco y Jacinta enfermaron de bronco-neumonía durante una epidemia en la región. Él
murió en 1919 y su hermana un año después.
El 13 de mayo de 2017 fueron declarados santos por el Papa Francisco.
2. Santo Domingo Savio
Santo Domingo Savio quiso ser sacerdote desde pequeño y tras conocer a Don Bosco ingresó
al Oratorio de San Francisco de Sales en Turín, Italia.
El niño se destacó por su intensa vida espiritual, su alegría y su disposición para ayudar a los
demás, especialmente a su familia. Solía decir con frecuencia: “¡Quiero ser santo!”.
Debido a su débil salud, tuvo que dejar el oratorio y regresar a su casa.
Poco antes de cumplir 15 años, falleció el 9 de marzo de 1857 y exclamó “¡qué cosa tan
hermosa veo!”.
3. San José Sánchez del Río
San José Sánchez del Río fue un niño que por amor a Jesús se unió a los Cristeros, un grupo
armado de miles de católicos que defendieron su fe durante la persecución religiosa perpetrada
en México, en la segunda década del siglo XX.
Los Cristeros no quisieron aceptarlo en un principio porque era joven y por el peligro al que se
exponía; pero igual se unió como portaestandarte de la imagen de la Virgen de Guadalupe, sin
tomar parte activa en los enfrentamientos armados.
“Joselito”, como se le conoce en su país, tenía 14 años cuando el 10 de febrero de 1928 los
oficiales del gobierno de Plutarco Elías Calles lo torturaron y lo asesinaron por negarse a
renunciar a la fe.
Fue declarado santo por el Papa Francisco el 16 de octubre de 2016.
4. Santa María Goretti
Santa María Goretti creció en el seno de una familia que era pobre de bienes terrenales, pero
rica en la fe.
Cuando tenía once años fue apuñalada por Alessandro Serenelli, un joven de 19 años, porque
se negó a tener relaciones sexuales con él.
Antes de morir, el 6 de julio de 1902, ella perdonó a su asesino.
Alessandro se arrepintió de su crimen y cuando salió de la cárcel buscó a la madre de María
para pedirle perdón.
Años después, él colaboró dando su testimonio para la causa de beatificación de María.
También fue admitido en la orden tercera de San Francisco.
5. Santos Cristóbal, Antonio y Juan
Los santos Cristóbal, Antonio y Juan, son considerados los primeros mártires de América ya
que fueron asesinados en México entre 1527 y 1529.
Cristóbal fue hijo del cacique Acxotecatl y conoció la fe católica gracias a la labor
evangelizadora que los frailes franciscanos realizaban en la región entre 1524 y 1527.
Tras recibir el bautismo, trabajó por la conversión de su familia, pero su padre se enfureció.
Murió a los 12 años producto de los golpes y quemaduras provocadas por su progenitor.
Antonio y Juan recibieron formación de los franciscanos y dominicos. Ambos trataron de
erradicar la adoración de ídolos en su pueblo Tizatlán y en las aldeas cercanas.
Sin embargo, fueron descubiertos por los pobladores de Cuautinchán, que los asesinaron a
golpes.
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