LA TRIBUNA DE LENIN DEL ARQUITECTO EL LIZZISTZKY http://herri.eus/la‐tribuna‐de‐lenin‐de‐el‐lissitzky/ Lorenzo Goicoechea Fuentes. Arquitecto. Una de las imágenes más relacionadas con la iconografía de Lenin es la estar en la calle, en una tribuna elevada hablando al público en una concentración numerosa de personas. Este acto tan sencillo de comunicación se enclava dentro de una gran necesidad y voluntariedad bolchevique. Con la llegada del nuevo estado social tras la revolución de octubre y la posterior guerra civil, el nuevo orden debía transmitir su ideario a una población mayoritariamente analfabeta, circunstancia que su unía que estaba situada en una extensión extrema, con los medios de comunicación mínimos propios de esos primeros años del s XIX. Estas circunstancias obligan a replantearse las nuevas formas comunicación y de expresión que debían guiar y responder a esas nuevas necesidades políticas. Una de estas nuevas formas ideadas fueron los trenes principalmente de “agitprop", aunque también hubo barcos, fueron os trenes la principal herramienta utilizada, cuya infraestructura ya se había aprovechado además durante ka guerra civil. Estos trenes se desplazaban a través del gigantesco país, dotados principalmente con: una biblioteca, un aula, una cantina, una sala para el partido, una sala de proyecciones, y una imprenta. Su llegada a esos lugares lejanos, suponía un desembarco deslumbrante: los trenes iban totalmente decorados exteriormente con imágenes de una propaganda política colorida, además se realizaban proyecciones de cine (por primera vez en muchos sitios), y se realizaban mítines con oradores. Además la pequeña imprenta, permitía la generación y duplicación de carteles propagandísticos, que eran arrojados por las ventanas, a medida que el tren pasaba a través de los pueblos y aldeas. En la imagen se observa toda la actividad que los trenes realizaban en cada desembarco. En ese nuevo sistema no solo se replantea únicamente el medio de comunicación, sino que también se replantea una nueva estética de todas sus actuaciones, como reflejo de ese orden nuevo distinto a todo lo existente. La vanguardia de artistas se compromete con la nueva situación ya que entienden que el artista puede ser un agente más del cambio social en esa revolución. Los sistemas de cartelería e información pasan a estar concebidos desde esa nueva objetividad artística, con una utilización nueva de la imagen, desde la pintura a la fotografía, combinadas incluso de forma novedosa como fotomontajes; no solo de la que contienen un fin político, ya que a diferencia del arte del pasado, ahora se aunaban los lenguajes poéticos y prácticos en el mismo plano. Pasando a abarcar todos los ámbitos sociales y sus necesidades; así en la imagen esto se traduce en: anuncios de películas, portadas de libros, anuncio de comidas, tabaco, etc.… Uno de los aspectos principales de la comunicación, como hemos señalado, era la realización de mítines, para los que se utilizaban principalmente tribunas de madera provisionales, llamados arengarios. Como novedad principal es que en estos actos se unían ya los dos aspectos mencionados de voz y cine. El planteamiento es primar la utilización de la vista y del oído en esos actos, para llegar a al máximo número de asistentes. En esta estrategia general de necesidad, se investiga en varias líneas: así por ejemplo Alexander Rodchenko, artista completo pero no arquitecto, proyecta kioscos de prensa que su cubierta servía como tribuna de oradores y con mástiles para la colocación de cartelería; o como , Gustav Klutsis, fotógrafo, diseña tribunas de cine‐foto, y radio oradores, elementos urbanos en los que se ubicaban aparatos de radio con distintos altavoces para mayor alcance. Alexander Rodchenko (1919) Gustav Klutsis (1922) Estas labores de diseñar desde los nuevos objetos a escenarios, las desarrollan multitud de artistas en múltiples facetas de la vida, englobados en lo que de manera aglutinadora se denomina “constructivismo”, del que en este caso queremos destacar a El Lissitzky (1890‐1941), artista completo: arquitecto, fotógrafo, diseñador de carteles, escenógrafo, comisario de exposiciones, etc., un artista total que plantea claramente la cultura de la imagen como vehículo del mensaje. El Lissitzky era ruso, de origen judío, y se había formado como arquitecto en republica de Weimar Alemana en el periodo de mayor actividad cultural de la Europa de los años 20, lo que le posibilitó tener contactos de primera mano con la Bauhaus alemana, y con la Die Stijl holandesa; siendo el arquitecto ruso de más renombre en esos círculos – en Holanda se editaron dos revistas monográficas sobre su trabajo ‐, lo que le permitió actuar como puente entre la nueva arquitectura rusa y la vanguardia europea, acentuado por su papel de profesor de la Vhujtemas (talleres de enseñanza superior de Arte y técnica). Como arquitecto se interesa por las investigaciones formales de manera intensa, pero nunca perderá de vista el contexto político y social en el que se encontraba, y tanto en las exposiciones que organiza, como en la literatura que escribe, su enfoque es demostrar que son las necesidades sociales nuevas, nacidas del régimen socialista, las que originan la nueva arquitectura tanto en formas, como en necesidades : clubs obreros, nueva vivienda comunitaria, fabricas como centro de trabajo comunitario, etc.. Su trabajo de organizador de la parte rusa de la Exposición de la Prensa de Colonia (Pressa) en 1928, es considerado un punto de inflexión para otras exposiciones soviéticas en occidente, por su innovadora pantalla justo en la entrada, por las imágenes crudamente realistas de la vida soviética y por sus audaces consignas políticas Panel collage de El Lissitzky para la exposición PRESSA (1928) Portada de la revista “brigada de artistas”1931 Cartel de propaganda frente una fabrica en Vitebsk. El Lissitzky Dentro de esas labores de desarrollo de Lissitzky se encuentran una de las imágenes más icónicas “constructivistas” de la arquitectura soviética de este periodo, la tribuna de Lenin, que junto a la Torre de la III Internacional de Tatlin, y el pabellón de la URSS de Melnikov en la Exposición de París de 1925, formarían la triada constructivista arquitectónica. El constructor. Autorretrato El proyecto de la tribuna de Lenin se redacta en 1929, tomando un trabajo previo realizado en el taller dirigido por El Lissitzky en 1920 en la cooperativa de trabajadores artísticos de Vitebsk, y propone un arengario para oradores de carácter universal. No está proyectada para ningún sitio en concreto, y aunque está reflejado el propio Lenin en su imagen, deberíamos recordar la simbología que dicha imagen representa, en la línea que apunta el poeta Maiakovsky “cuando hablamos de Lenin nos referimos al partido.” Se ha señalado que Lissitzky contribuyó sobremanera a la utilización de la imagen de Lenin como parte de la mitología soviética, casi al mismo nivel que la hoz y el martillo. La tribuna Lenin es una construcción de unos 25 metros de alto – altura similar a un edificio de 6 plantas – y está formada por una estructura inclinada de barras, en apariencia metálicas, que apoya sobre un dado macizo de hormigón. Toda la construcción está coronada por un gran plano vertical blanco de unos 5 metros de alto, sobre en el que se ha escrito PROLETARIN (proletarios) ,Plano que tenia una triple función: por un lado el panfletario sirviendo de apoyo de la cartelería política; pero además se utilizaría para proyectar no solo textos, sino imágenes fijas o de cine en la línea antes señalada; y con la última función de funcionar de amplificador de la voz del orador hacia los asistentes situados en su frente; en un nivel inferior. En un nivel inferior al panel pero en la parte alta de l estructura, se sitúa una plataforma cerrada con paneles de fibrocemento sobre el que se situaba el orador, en la imagen original, el propio Lenin. Completaba la instalación otra plataforma que contenía un mecanismo elevador que funcionaría como un ascensor, y que en apariencia dotaba también de un mecanismo de elevación y recogida del gran plano superior, según se desprende de las secciones dibujadas. La importancia de este objeto arquitectónico, radica en el nuevo sistema de referencias del espectro arquitectónico, utilizado. La nueva arquitectura soviética toma unos referentes claros, que son la referencia de las estructuras industriales. La tribuna se perfila casi como una grúa industrial. Así lo expresa Ginzburg, arquitecto ruso de gran peso en la arquitectura de esa época, refiriéndose a la arquitectura residencial: “la arquitectura industrial, al estar más próximas a las fuentes del entendimiento moderno de la forma, debe ejercer su influencia sobre la arquitectura doméstica, que es la más tradicional y estancada de todas. Es de la arquitectura industrial, más que de cualquier otra cosa, de la que podemos esperar unas indicaciones realistas, sobre cómo y porque pueden encontrarse estos caminos. De lo que estamos hablando aquí desde añadir al paisaje ya existente de la modernidad (la maquina y las construcciones ingenieriles e industriales) el último eslabón de la cadena arquitectónica: unos edificios residenciales y públicos que estén a la altura de esas construcciones” Como hemos señalado la nueva arquitectura soviética ejerce una clara influencia en Europa, en un periódico francés a raíz de una exposición de esta arquitectura, señala su fascinación por conceptos que marcan una clara diferenciación con lo anterior, como el hecho de “oponer el hierro y la madera, materiales proletarios, a la aristocracia de la piedra”. La arquitectura moderna europea también estaba seducida por el vidrio y el acero, peri su utilización venía por su posibilidad de espacios diáfanos y muros ligeros, pero no como valoración del material en si mismo, al contrario que los contructivistas, para los que el material es mensaje con voz propia y se valoran así. El interés de una obra, no construida, como al presente está en su carácter de manifiesto, en el que se aúnan las nuevas técnicas con la poética de lo productivo, y también como símbolo de la ideología como producción artística; elección frente a otras alternativas más asépticas, de compromiso exclusivo con el arte y su investigación, que se desarrollan en Europa en la misma época.