Es DÉJAME INTENTARLO Juan tiene 15 años. Plantea a Mamá Margarita su decisión: seré sacerdote Margarita pone la nota de realismo frente al enfoque utópico de Juan ¡Vete, Juan! 1 DÉJAME INTENTARLO Aquel día, cuando Juan tenía ya 15 años, llegó corriendo atrás mientras su madre preparaba la comida. Casi sin entrar en la cocina, llama la atención de su madre. Tenía prisa por decirlo: - Mamá, he tomado una decisión. Me voy a Chieri a estudiar. ¡Quiero ser sacerdote! Y mientras preparaba en el arcón familiar su pobre ajuar para llevar adelante una decisión ya tomada, Mamá Margarita, totalmente sorprendida pone la realidad sobre la mesa: - Pero… hijo, ¡entrar en el seminario cuesta más de 100 liras! ¿ De dónde sacaremos tanto dinero? - Trabajaré, le dice Juan, pediré limosna, trabajaré, me romperé la espalda... pero reuniré el dinero. ¡Déjame intentarlo! La firmeza del chaval, en quien Mamá Margarita, ponía el futuro de la familia, le hace tomar también la decisión: - Vete, Juan. Piensa en ayudar a los demás y yo estaré contenta. Y Juan: - Estarás orgullosa de mi. En medio de un mar de emociones madre e hijo se funden en un abrazo de despedida. Juan da la sensación de que tiene prisa o, quizás, que toma conciencia del sacrificio que aquello supone para su madre y corre monte abajo. Y mientras, su madre no sabe más que rezar y poner el futuro en las manos de Dios: - ¡Que Dios te proteja hijo mío! 2 Imágenes Cariño de la madre Pobreza del “equipaje” que necesita Juan para marchar fuera de casa Abrazo de aceptación de la decisión del hijo y despedida Un camino abierto en medio del sembrado Recursos y sugerencias para la propuesta y el diálogo ¡Mamá! He tomado una decisión Seré sacerdote Pero ¿de dónde sacaremos el dinero? Déjame intentarlo ¡Piensa en ayudar a los demás! Yo estaré contenta Estarás orgullosa de mi ¡Que Dios te proteja! Para una educación en valores Confianza en la familia Preocupación por el otro Vocación al servicio de los demás Competencias de referencia Comunicación Toma de decisiones 3 EDUCACION PRIMARIA ¿Qué personas aparecen en la película? El chaval se llama… Juan. Y esa señora a la que Juan llama “mamá” ¿cómo se llama? Qué está haciendo “mamá”… ¿pero la comida es para ella sola?... Trabaja para otros que lo necesitan. Juanito quiere decirle a su mamá algo importante Que quiere ser sacerdote. Y “mamá” dice que si con una condición… ¡tienes que preocuparte por los demás! Y yo estaré contenta. Hoy, nosotros, vamos a hacer como Juanito. Seguro que tendremos que decir en cada a mamá o a papá algo que ha ocurrido a lo largo del día, contarles lo que hemos hecho en este tiempo, “Mamá”… “papá”… Evocamos el nombre de la mamá de algunos… Caer en la cuenta de su trabajo y de sus preocupaciones. De que, como Juan, podemos asegurarle que les vamos a ayudar para que estén contentos de nosotros. “¡Estarás orgullosa de mi!” “Tengo que decirte una cosa importante” Algo importante que nos parece que podemos contarle “hoy” a mamá cuando estemos con ella “Yo estaré contenta” Mamá Margarita le dice a Juan que estará contenta si… ¡Juan ayuda a los demás! ¿Qué vamos a hacer para que “mamá” y “papá” estén contentos con cada uno de nosotros? 4 EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA Nos fijamos, sobre todo, en Juan, adolescente de 15 años. Huérfano y, de alguna manera, esperanza de futuro para una familia pobre. Tiene que decidir como nosotros en Secundaria, cuando sabemos que al final tendremos que ser capaces de adoptar decisiones importantes. Nos guste o no tendremos que decidir: ¿Bachillerato? ¿Universidad? ¿Formación Profesional? ¡Aprender a decidir! Juan Bosco, en aquellos tiempos en que los jóvenes tenían que tomar decisiones sobre su futuro mucho antes, tiene que elegir entre el realismo de su madre: “¿de donde sacamos el dinero?” y su idealismo adolescente: “pediré limosna, trabajaré, aunque el trabajo sea tan duro que me rompa la espalda...” Y ¿la solución? “¡Déjame intentarlo!”, convencido de que vale la pena intentar el futuro. Aunque suponía riesgos: perder la seguridad de su familia, dejar a la madre viuda cuando puede ayudar, afrontar lo desconocido de la ciudad dejando el caserío pequeño donde todos se conocían… Pero Mamá Margarita lo tiene claro… Vale la pena intentarlo siempre que “ayudes a los que te necesitan”. Las necesidades de los demás determinan las decisiones de quienes lo “intentan” de verdad. A lo largo de los últimos años, nos hemos fijado metas, hemos hecho algún proyecto… ¿Qué hemos “intentado” ser, hacer, construir, conseguir…” Intentar ¿qué? ¿por qué? ¿para qué? A lo largo de estos años de Secundaria, en lo que me queda de curso, personalmente, o nuestra clase, o nuestro grupo, ¿estamos intentando… ? ¿podemos intentar…? Un pequeño ejercicio puede ayudar a concretar aspectos en los que cada uno o en grupo podemos “intentar” (familia, estudio, grupo Déjame intentar… Es que yo creo que vale la pena porque Aunque sé que voy a encontrar estas dificultades… y supone que tendré que esforzarme, hacer, … ¡Claro que, al final, deberemos ayudarles a intentarlo! 5 BACHILLERATO – FORMACIÓN PROFESIONAL El centro de la conversación: ¡He tomado una decisión! ¡Seré sacerdote! Invitamos a los chavales a hacer una lista, o seleccionar alguna de sus “experiencias” en la toma de decisiones : Ropa, colegio, amigos, horario de estudio, deporte, gasto del dinero, vivencia religiosa, mi cuarto, mis marcas … Sugerimos que hagan 3 anotaciones en las decisiones tomadas: ¿Qué criterio, en qué me he basado… para tomar esa decisión? ¿Qué dificultades he tenido que vencer? ¿Cómo lo he conseguido? ¿Me ha durado mucho, me vale para mi vida? ¿Me siento orgulloso de esa decisión? ¿La mantengo todavía? Juan Bosco en el diálogo con su madre: La decisión: He tomado una decisión ¡Seré sacerdote! Dificultades concretas para una familia pobre… ¡100 liras el ingreso! Añadir pensión, libros, gastos… La decisión de Juan es clara: pediré limosna, trabajaré, me “romperé la espalda” Y lo hace: sastre, zapatero, mozo de café… ¿será que Dios también prepara ya en su vida joven al fundador y patrono de la Formación Profesional? Una decisión “definitiva” con el criterio que pone su madre “trabaja a favor de los demás” ¡Estarás orgullosa de mi! Una última cuestión. estudio, trabajo, amistades, tiempo libre… ¿Puedo sentirme orgulloso/a de mi mismo? Mi familia, los que viven conmigo ¿encuentran en mi un motivo para sentirse orgullosos de estar cerca de mi? ¿Es posible organizar y decidir el futuro desde la perspectiva de “trabajar a favor de los demás? ¿peligros? ¿posibilidades? ¿riesgos? 6 PADRES, MADRES, FAMILIAS Las sugerencias aportadas para cada edad pueden servirnos para organizar nuestra reflexión y nuestro diálogo. No obstante, el film ofrece bastantes elementos que ayuden al trabajo de un grupo de padres y madres de familia que lleven a plantear cuestiones tan interesantes como el hecho de que Juan Bosco: desarrolla su infancia en una familia “irregular” donde falta la figura del padre desde los dos años, recibe su educación familiar en una casa donde los modelos adultos son dos mujeres la madre y la abuela/suegra, de escasa preparación cultural, llega a una edad temprana a pensar y proyectar su futuro o tomando decisiones firmes o asumiendo riesgos importantes o ofreciendo soluciones que le comprometen pero en la perspectiva generosa de “preocuparse de los demás”. A ello podemos añadir la referencia de Mamá Magarita que permanecerá siempre cerca de su hijo, aunque en estos momentos tiene que adoptar, también ella una decisión cuando le fastidia privarse de la contribución del hijo en casa, y asume una “decisión” del hijo que debe respetar. Sugerir elementos de reflexión y diálogo no resulta muy difícil. Por ejemplo el tipo de familia, de valores, de educación que “intentamos” para hacer posible y eficaz el diálogo en casa; el conocimiento que tenemos sobre las cosas, buenas, indiferentes o negativas que “intentan” nuestros hijos e hijas. la confianza que tenemos en ellos y que les damos para comunicarnos sus intentos o esperanzas. la armonización entre sus “utopías” y nuestros “realismos”… 7 EDUCADORES, PROFESORES, ANIMADORES Nos quejamos de que muchas veces las familias, “delegan” muchas cosas indelegables en los educadores. ¡Y es verdad! Además, las manifestaciones de los jóvenes, sus incoherencias, sus debilidades y aparentes fortalezas, sus lenguajes encienden muchas veces las alarmas del futuro que van a construir o a padecer o las dudas que generan sus estrechos horizontes Sin embargo, los interrogantes se vuelven hacia nosotros. ¿Con quién hablará tanto chaval si no ve posible contar a nadie sus ideales, sus decisiones, sus búsquedas… incluso equivocadas? Siempre hay “suplencias”: la tele, el WhatsApp, al Tweeter, las redes, la Play… con tarifa plana y de cuatro horas de media al día. Escaso es el equipaje que Juan parece colocar en su “mochila”. Tan escaso como el de tantos jóvenes quienes palpamos la ausencia, en muchos casos alarmante, de bagaje cultural, moral, de valores y de actitudes y, más aun, de sentido de vida. Y, sin embargo, a pesar de ello, piensan, buscan horizontes, intentan vivir y hacer, tratan de descubrir caminos nuevos para correr, entre aciertos y desaciertos, entre risas estruendosas y llantos silenciosos, en la contradicción de una honestidad de base y el borde del delito. Margarita, una mujer tan sencilla como su nombre, deja paso a nuestros interrogantes de educadores: Nuestra presencia y relación con los jóvenes ¿favorecen su confianza para “contarnos”, incluso cuando se abren a caminos difíciles, seguros de que les vamos a entender y a apoyar? “Déjame intentarlo”: ¿cuáles son o pueden ser nuestros “intentos” en la tutoría, el aula, el taller o nuestra pedagogía? ¿Tendremos razón para clasificar a algunos chavales entre los que ya “no tienen nada que intentar”? Los jóvenes, igual que Juan, nos arrastran a afrontar nuestra tarea y sus dificultades desde su “¡Déjame intentarlo!”. Y es que posiblemente su alejarse de nosotros, hacia nuevos horizontes incluye su gran promesa: “¡estaréis orgullosos de nosotros!” 8