Este librito no es para la venta Junta Directiva: Eugenio Heisey Duane Nisly Marcos Yoder Pablo Schrock Noé Schrock Antonio Valverde Jesús Villegas Sanford Yoder CONTENIDO La fidelidad de Sarkis . . . . . . . . . .portada Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3 La codicia, la avaricia, el contentamiento (2ª parte) . . . . . . .4 Palabras del anciano El amor del Padre . . . . . . . . . . . . . . .12 Historia bíblica: Editor Jesús y la mujer samaritana . . . . . . . . . .18 Circulación El llamado supremo Lección 5c . . . . . . . . . . . . . . . . . . .20 Duane Nisly Randall Nisly Cualquier correspondencia debe dirigirse a: La Antorcha de la Verdad Apartado Postal #15 Pital de San Carlos Costa Rica, C. A. Tel: (506) 2465-0017 Fax: (506) 2465-0018 [email protected] Sección para padres Receta Pastel de cuadritos de limón . . . . . . . . .24 Sección para jóvenes Un sacrificio que vale la pena Capítulo 18b . . . . . . . . . . . . . . . . .25 Sección para niños La noche en el molino . . . . . . . . . . . . .30 Actividad para niños . . . . . . . . . . . . . .34 Una sonrisa . . . . . . . . . . . . . . . .contraportada LA ANTORCHA DE LA VERDAD se publica bimestralmente por Publicadora La Merced, ubicada en Santa Rita de Río Cuarto, Costa Rica. PUBLICADORA LA MERCED trabaja sin fines lucrativos para extender el evangelio, para propagar doctrina sana y bíblica de orientación anabaptista, y para presentar consejos para la vida cristiana práctica en América Latina. Si desea hacer una donación, la puede hacer por medio de un cheque en dólares estadounidenses a nombre de Asociación Servicios Cristianos Menonitas, o por medio de una transferencia internacional: (Asociación Servicios Cristianos Menonitas, cuenta #15201347000014732 en dólares estadounidenses. SWIFT: BCRICRSJ y/o UNIVERSAL ID019339, Banco de Costa Rica. San José, Costa Rica, entre Av. central y segunda, calles cuatro y seis.) Diseño de la portada: Randall Nisly Estimado lector: Me es un gusto dirigirme de nuevo a los lectores de la Antorcha de la Verdad en este fin del año 2013. En este año ha habido muchos acontecimientos, pero un evento importante que aún seguimos esperando es la segunda venida del Señor Jesucristo. Hace poco, al contemplar la realidad de ese evento futuro, reflexioné sobre lo que esto significa para el creyente. La Biblia nos da algunos detalles acerca de la venida de Cristo, pero deja mucho sin revelar para que lo descubramos en aquel gran día. Yo no me afano tanto por saber los detalles del día final, per sí me preocupa lo siguiente: ¿De qué manera afecta mi vida diaria el hecho de que Jesucristo de verdad volverá en las nubes? Me parece que para muchos creyentes, la verdad de la venida de Jesús no es real. No tiene el mismo efecto sobre él como algo que él sabe que va a suceder mañana. Si yo supiera, por ejemplo, que mis padres que viven en otro país vendrán a visitarnos mañana, me preocuparía por ciertos detallas en preparación para su venida. Alistaría una habitación donde hospedarlos, y me aseguraría de que haya alimentos en casa, y que el vehículo para trasladarlos del aeropuerto esté en buenas condiciones y con suficiente combustible para hacer el viaje. Las demás actividades mías se verían afectadas y girarían alrededor de ese evento por la importancia que tiene para mí. Toda mi vida se vería afectada en preparación para el evento. Me pregunto si mi vida diaria refleja esa misma preocupación de prepararme para la venida del Señor Jesús. No sabemos cuándo será. “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:13). Estar en vela significa vivir de tal manera que uno está preparado en todo tiempo. Quiere decir que todo lo que uno hace se ve afectado por lo que esperamos. Pero es tan fácil descuidarnos como las cinco vírgenes insensatas (Mateo 25:1-13). ¿Qué tal si Jesús nos halle sin estar preparados? ¡Qué triste sería! Mi deseo es que usted no sea hallado así en el gran día de la venida del Señor. Que sea hallado velando en todo tiempo. Duane Nisly 3 Segunda parte A continuación, encuentra la segunda parte del bosquejo que el hermano Arturo Nisly de El Salvador preparó. Si no ha visto la primera parte, búsquela en “la Antorcha” volumen 27, número 5. Esperamos que le sea de bendición y provecho. -El editor IV. LAS ENSEÑANZAS DEL NUEVO TESTAMENTO ACERCA DE LA CODICIA El apóstol Pablo 1) Su testimonio como líder espiritual… “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:33-35). “En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo 4 porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:10-13). 2) El líder espiritual no debe ser codicioso de ganancias deshonestas (Tito 1:7; 1 Pedro 5:2) “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Timoteo 3:1-5). 3) Su enseñanza acerca de la codicia a. Los codiciosos no heredarán el reino de los cielos (Efesios 5:5) “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11). “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:2). b. La avaricia es idolatría porque compite con Cristo por nuestra lealtad “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría” (Colosenses 3:5). 5 1. La idolatría es un ídolo religioso 2. La avaricia es un ídolo material c. La piedad acompañada de contentamiento es gran ganancia “Disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1Timoteo 6:5-11). d. Dios nos da las cosas para que las disfrutemos. Los ricos pueden usar sus bienes para hacer el bien. “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1Timoteo 6:17-19). V. Las enseñanzas de Jesús El testimonio de Jesús… “Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Lucas 9:58). 1.) Ejemplos que Jesús usó para enseñar acerca de la avaricia a. El joven rico 6 Según parece, el joven rico no sabía que un ídolo habitaba en su corazón. ¿Esperaba él que Jesús lo felicitara? “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones” (Mateo 19:16-22). “Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!” (Lucas 18:24). 2.) El rico insensato a. La abundancia de lo que uno posee no determina la calidad de vida b. El rico insensato no pudo disfrutar de la vida; únicamente vivía con el engaño de que en el futuro la iba a poder disfrutar c. ¡Al morir lo dejó todo! “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a 7 pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12:15-21). 3.) ¿Qué nos enseña esto? a. Los tesoros en la tierra son inseguros b. En el cielo nuestros tesoros están seguros c. Donde está nuestro tesoro, allí también estará el corazón “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21). d. ¿Cómo hacemos depósitos en el cielo? e. No se puede servir a dos señores; no se puede amar a Dios y al mundo “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24). “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Mateo 13:22), (Marcos 4:19). f. La vida cristiana se puede volver infructuosa, sin provecho, sin beneficio para nosotros y para otros g. ¿Qué podemos dar a cambio del alma? h. Nada puede valer lo que vale el alma “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:24-26). 8 i. Es difícil que los ricos entren en el reino de los cielos “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos” (Mateo 19:23). j. Si usted es un Salomón (si usted tiene todo lo que pudiera desear), ¿cuál será su destino eterno? k. Nuestro Padre celestial sabe que tenemos necesidades l. Busquemos primeramente el reino de Dios…. “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33). m. Si nuestro Padre celestial sabe que tenemos necesidades, ¿qué debemos hacer nosotros? n. ¿Cómo es Dios? o. ¿Cuál es su carácter? “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:9-11). “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11). p. Es importante reconocer que hay tiempos en la vida en que enfrentamos dificultades. Sin embargo, él no permite tiempos difíciles para hacernos sufrir, sino para que nos acerquemos más a él. q. La codicia sale de lo interior del hombre y lo corrompe 9 “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7:21-23). VI. REPASO DE LAS VERDADES QUE ME PUEDEN LIBERAR A. Puedo descansar porque mi buen Dios conoce mi situación económica “Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas” (Mateo 6:32). B. Puedo estar satisfecho con lo que tengo ahora porque Dios está conmigo “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:5-6). C. Puedo hacer tesoros en el cielo. Puedo asegurarme de que mi corazón esté con Dios en el cielo. “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21). D. Puedo tener confianza frente a un futuro desconocido. La escasez o el futuro desconocido no tienen que asustarme.“ No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo 10 estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:11-13). E. Puedo entregar mis afanes a Dios 1.) En oración (con acción de gracias) puedo dejar las cosas en las manos del Señor 2.) Si antes yo estaba afanado, ahora puedo sentir la paz de Dios “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). F. Puedo esforzarme por crecer espiritualmente. Debo huir del amor al dinero y las posesiones. “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1 Timoteo 6:9-11). Conclusión: La Biblia es clara en cuanto al tema de la codicia, y nuestra actitud hacia los bienes materiales. Pero la naturaleza humana no se siente cómoda con la actitud que adopta la Biblia al respecto. Son necesarios el nuevo nacimiento, y un corazón que desea ser enseñado y guiado por el Espíritu Santo para lograr los objetivos bíblicos. Es importante que los creyentes nos cuidemos de las influencias que nos bombardean en este mundo perdido para no ser arrastrados por ellas. La verdadera felicidad se encuentra cuando estamos contentos con lo que tenemos y no cuando codiciamos lo que no tenemos. 11 Palabras de un anciano E Sanford Yoder El amor dEl PadrE l hijo pródigo se encontraba alimentando cerdos cuando por fin volvió en sí. “Aquí estoy ensuciándome del lodo y la suciedad de los cerdos y aguantando hambre mientras en la casa de mi padre todos están bien. Allí estaría mejor, aunque fuera como un simple siervo.” Tan poco tiempo duró la diversión de la vida perdida que llevó este joven. ¡Qué ilusión tan pasajera! ”Pero, ¿me aceptará mi padre si vuelvo a casa? Quizá diga que ya desperdicié mi oportunidad y no me dará otra. Quizá me rechace como hijo suyo. Yo sé que aun sus siervos tienen suficiente para comer y un buen lugar para dormir. La verdad es que no soy digno de volver y esperar que mi padre me acepte como su hijo otra vez. Volveré para ser uno más de sus siervos.” Al volver por el mismo camino que lo había llevado tan lejos de su hogar, seguramente iba pensando: “¿Cómo reaccionará mi padre? Yo merezco que me rechace.” Pero, para sorpresa suya, el padre salió corriendo a encontrarlo. Mientras corría, decía: “¡Hijo mío! ¿De verdad es mi hijo? ¡Cuánto he esperado y orado por este día!” El padre se volvió hacia su siervo y lo ordenó traer calzado y el mejor vestido para el hijo. También mandó matar el becerro gordo para hacer una fiesta. ¡Qué gran sorpresa para el hijo! “Pero Padre, yo he pecado contra Dios y contra ti, y no soy digno de ser tu hijo, permíteme ser uno de tus…” Pero el padre no le permitió terminar. “Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. ¡Qué alegría! Y qué importante es que nosotros también reconozcamos nuestra condición de perdidos…, que nosotros también estamos en una condición parecida a la del hijo pródigo, sucios, viviendo con los cerdos. No somos dignos del reino de Dios. “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Pero Dios espera con los brazos abiertos, deseoso de que vuelva su hijo perdido. 12 LA FIDELIDAD DE S ARK IS La siguiente historia fue publicada en el año 1970 en la revista “The Gospel for the Youth” y después en la revista “Bible Society Record”. La historia muestra el conflicto que había entre la iglesia estatal y los reformadores en la época de la Reforma. Nos muestra la fidelidad de un joven frente a grandes dificultades. ¿Cuántas veces nosotros flaqueamos bajo circunstancias mucho menos severas que las que enfrentó el joven de esta historia? (La redacción) uando la familia Manookian se mudó a la ciudad, el padre mandó a su hijo, Sarkis, a la escuela de la misión norteamericana que había allí. Al llegar a los años de la adolescencia, Sarkis desarrolló un interés intenso por las cosas de Dios. Él asistía a la escuela dominical y se destacaba como un excelente alumno. Asistía fielmente a los cultos de oración y a menudo se veía entre los adultos. Sin embargo, cuando los demás se levantaban y oraban en voz alta, el joven luchaba con fuertes sentimientos de culpa. En cada culto de oración, él se intimidaba a la hora de elevar las oraciones en público y cada vez que intentaba ponerse de pie para orar, se le hacía un nudo en la garganta y no podía levantarse. Después de cada reunión, se dirigía a su casa, creyendo que de nuevo había negado a su Señor por no haber tenido el valor de orar en público. El padre de Sarkis era un hombre severo y muchas veces castigaba a su hijo despiadadamente. Él se disgustaba mucho de que su hijo asistiera a los cultos cristianos y cada vez que éste volvía de un culto de oración, recibía una fuerte paliza. Esto creó en Sarkis un temor indescriptible delante de su padre, tanto que aun temía hablarle. Tal fue el precio que el joven pagaba cada semana por asistir a los cultos de oración. La madre de Sarkis muchas veces intervenía a favor de su hijo. Decía: —No ves que que él no cambiará aunque lo molieras a palos. —Terminará protestante si no lo hago —le regañaba el padre a gritos—. No permito que mi casa sufra esa desgracia. ¿Me oyes, hijo renegado? C 13 L A FIDELIDAD DE S ARK IS En la noche, después de cada paliza, Sarkis se acostaba temblando y con mucho dolor. Pero el corazón se llenaba de una paz celestial rebosante. Él sabía que Dios estaba con él y que aún obraba en su vida. Quizá, pensaba él, Dios le perdonaba aun el pecado de intimidarse en el culto de oración. Pasaron varios meses hasta que por fin Sarkis pudo romper el silencio en el culto y orar en voz alta. Su participación en los cultos fue una gran bendición ya que no eran palabras floridas que él había preparado, sino una expresión sencilla de lo profundo del corazón. El padre temía que su hijo terminara protestante por la influencia de la escuela cristiana. Por lo tanto, lo sacó de la escuela y lo puso a trabajar en el telar, tejiendo toallas. Pasó el tiempo y Sarkis comenzó a sentir una gran preocupación por el bienestar espiritual de sus padres. Él sabía que si ellos murieran sin entregar su vida a Jesús, estarían eternamente separados de él. En su afán por sus padres, él razonaba así: “¿Podría yo experimentar el gozo pleno en el cielo al saber que mis queridos padres sufren el horrendo castigo del infierno? Alguien tendrá que advertirles. Y ¿quién lo hará si no lo hago yo mismo? Pero ¿cómo lo hago si soy tan tímido y falto de palabras? A la vez, sufrirán la muerte eterna si no logro convencerlos.” Un día a Sarkis se le ocurrió algo. Decidió recoger un poco de libros viejos que tenían en la casa y llevarlos al vendedor de Biblias. Quizá los pudiera cambiar por una Biblia ya que le costaría una semana de salario para adquirir una. —Señor Parseg —suplicó Sarkis—, yo no tengo dinero para comprar una Biblia, pero me urge conseguir una. ¿Puedo cambiar estos libros por una Biblia? —A decir verdad, estos libros no tienen mucho valor —comentó el vendedor después de examinarlos—. A la vez, si es tan importante para usted adquirir una Biblia, supongo que…. Más tarde, el joven ya volvía a la casa, contentísimo, llevando bajo el brazo una Biblia que normalmente le hubiera costado más que el sueldo 14 L A FIDELIDAD DE S ARK IS de una semana. Luego, colocó la nueva Biblia en un estante donde estuviera a la vista de su padre. Cuando terminó la cena, él sacó su colchón y se acostó para la noche. Se cobijó, pensando que quizá se escaparía de la ira de su padre si fingía estar dormido. Mientras esperaba, oraba: “Oh Dios, que la vea mi padre y que no me pegue”. Vez tras vez repetía esa oración con los ojos entreabiertos. El señor Manookian se sentó en el sofá y comenzó a repasar los números de las ventas que había realizado ese día. De pronto suspiró con desánimo cuando concluyó que no había vendido mucho. Luego encendió un cigarrillo y empezó a fumar. Apenas había exhalado una o dos bocanadas de humo cuando vio el nuevo libro en el estante. El joven apenas podía contener la emoción… Dios contestaba su oración. “Oh, Dios, que la vea pero que no me pegue”, siguió repitiendo. 15 L A FIDELIDAD DE S ARKIS El padre se levantó y con pasos lentos se acercó al estante donde estaba el libro. La tomó en las manos y la abrió a la página donde se encontraba el título. Se limitó a emitir un gruñido de sorpresa y a la vez de disgusto, y arrojó la Biblia en el sofá. “Ahora me va a matar”, pensó Sarkis. Pero esta vez el hombre furioso se dirigió a su esposa: —Todo esto es por tu culpa —le gritó—. Siempre te entrometes para defender al muchacho cuando yo intento corregirlo y sacarle esa basura de la cabeza. Y ahora ese “protestante” astuto está colocando sus libros de mentiras donde yo los vea como si fueran trampas para atrapar ratas. ¡Ese muchacho tendrá que pagar esto! La madre de Sarkis vio lo que su esposo enojado era capaz de hacer e intentó desviar su ira hacia sí misma. Por eso respondió: —¿Acaso no te das cuenta de que lo has golpeado cada semana por unos tres años y no has logrado nada? Yo aborrezco a los protestantes igual que tú. A la vez, si esa nueva fe ha convertido a nuestro hijo en un muchacho tan bueno y fiel, sólo puedo decirte: ‘No toques a mi hijo’. Los gritos e insultos de ambos iban en aumento. Finalmente la madre no soportó más y se fue a la cama llorando histéricamente. Al verse solo, el señor Manookian volvió al sofá a buscar solaz en el tabaco. “Oh, Dios, haz que lea la Biblia… que la lea”, oraba Sarkis fervientemente. Después de un largo rato de silencio, el joven vio que su padre extendía la mano y cogía la preciosa Biblia de nuevo. Empezando con la primera página de Génesis, leyó unos dos capítulos y volvió a colocar el libro en el estante. Después apagó la lámpara. El corazón del joven fue inundado de un gozo que nunca antes había experimentado. El sueño lo evadió hasta muy avanzada la noche. Al día siguiente, mientras desayunaban, el señor Manookian lanzó unas miradas furibundas que hicieron temblar al joven. Luego el padre salió al trabajo sin pronunciar palabra. Al llegar la noche, él permaneció despierto hasta que todos estuvieran dormidos, al menos eso creyó. De 16 LA FIDELIDAD DE S ARK IS nuevo, extendió la mano y cogió la Biblia. La leyó por un buen rato. Noche tras noche hizo lo mismo. A la vez, no dejó de golpear a Sarkis por asistir a los cultos de oración. Pasó el tiempo y la familia enfrentó tiempos muy difíciles y terminó mudándose a un pueblo llamado Erba. Y fue a ese pueblo que llegó un misionero a predicar durante una campaña de evangelismo. Para entonces, el joven Sarkis había sido expulsado de la casa por su padre, con la orden de nunca regresar. Sarkis ingresó en una universidad cristiana con el fin de prepararse para el ministerio del evangelio. Durante tres años, el joven se entregó al estudio y al crecimiento espiritual. Durante ese tiempo no oyó ni una palabra de sus padres. A la escuela primaria de ese mismo lugar, asistían unos niños del pueblo de Erba. Sarkis había terminado el tercer año de estudio cuando llegó el padre de los niños a recogerlos. —Sarkis —dijo el padre de los niños—, ¿no quisieras volver a Erba con nosotros? —Eso es lo que yo más quisiera en este momento —contestó Sarkis con nostalgia—. Pero tú sabes lo que es mi padre. —Tengo noticias para ti. El que antes te perseguía, ahora sufre persecución. Los religiosos del pueblo lo expulsaron de la iglesia por ser protestante. Pero él no siente sino amor por los que quieren causarle problemas. Estamos maravillados de ver cómo ha sido transformado en un hombre manso y paciente. Y tu madre también… ella es un refugio para los angustiados. Le dicen “el Ángel de Erba”. Antes de salir yo, los dos llegaron a mi casa para entregarme un mensaje. No puedo describir el gozo que acusaba el los rostro de ambos. ”Dile a nuestro hijo que el libro de Dios ciertamente nos ha hablado. Y ahora contamos con la obra de Cristo efectuada en nuestra vida. Ahora lo único que nos hace falta es la presencia de nuestro hijo con nosotros para compartir juntos los gozos eternos. —Bible Society Record 17 HISTORIA BÍBLICA JESÚS Y LA MUJER SAMARITANA Un avivamiento en Samaria os rayos del sol de mediodía caían sobre los hombros de Jesús mientras él descansaba junto al pozo de Jacob, cerca del pueblo de Sicar, en Samaria. Él esperaba a sus discípulos que habían ido a comprar algo para comer. Mientras Jesús esperaba, vino una mujer a sacar agua del pozo. La mujer se sorprendió cuando Jesús le pidió agua para beber. Ella sabía que Jesús era judío. Por lo común, un judío no hablaba con un samaritano, y mucho menos con una mujer samaritana. —¿Cómo es que tú me pides agua a mí, que soy samaritana? —le preguntó la mujer. ¿Quién sería este hombre extraño? Jesús contestó: —Si conocieras el don maravilloso que Dios te puede dar, y supieras quién soy yo, me pedirías que te diera del agua de vida. La gente vuelve a tener sed después de beber de este pozo. Pero cualquiera que beba del agua de vida que yo le daré, nunca más tendrá sed. Será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: —Señor, dame de esa agua; así no tendré sed jamás, ni tendré que venir hasta aquí cada día. —Ve a tu casa y trae a tu esposo —le dijo Jesús. —No tengo esposo —le respondió la mujer. —Yo conozco tu vida pasada —le dijo Jesús amablemente—. Has tenido cinco maridos, y el hombre que ahora vive contigo, no es tu esposo. Atónita, la mujer le dijo: —Señor, me parece que tú eres profeta. Tengo muchas preguntas. Pero yo sé que cuando venga el Mesías, llamado el Cristo, él nos explicará todas las cosas. Jesús le respondió: —Yo soy el Mesías. De inmediato la mujer dejó su cántaro y corrió de vuelta al pueblo. —¡Vengan y vean a un hombre extraordinario! —gritaba—. ¡Él debe de ser el Mesías! Pronto una multitud de samaritanos curiosos vino con la mujer hacia el pozo. —Por favor, quédate con nosotros unos días —le rogaban a Jesús—. Cuéntanos más acerca de las buenas nuevas que has traído. Así que Jesús se quedó en Sicar dos días, y muchos creyeron en él. L Juan 4 18 HISTORIA BÍBLICA JESÚS Y LA MUJER SAMARITANA Un avivamiento en Samaria Jesús habla con una mujer samaritana en el pozo de Jacob. “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” ( Juan 7:38). 1. ¿Cuál era el nombre del pozo? 2. ¿Qué clase de agua le ofreció Jesús a la mujer? 3. ¿Creyó en Jesús la gente de Sicar? 19 S E C C I Ó N PA R A PA D R E S El llamado supremo Lección 5c La presión social 2 Corintios 10:12 “Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos.” Observación: Número 6 ~ No es sabio compararse con otros. Los peligros de compararnos con otros son numerosos: porque al hacerlo, es fácil apartar la vista de Dios. Comenzamos a volvernos engreídos, debido a 20 que miramos a otros considerándolos inferiores. Esto nos lleva de una forma rápida a menospreciar a los demás. Surgió este mismo problema en Corinto en relación con el apóstol Pablo. Según parece, había algunos que, por no querer someterse a la autoridad apostólica de Pablo, lo comparaban con otros apóstoles. No sabemos en qué consistían esas comparaciones, pero vemos que resultaron en actitudes de menosprecio para con Pablo. Después de menospreciar a Pablo, ya podían desechar lo que él decía para luego dirigir a la iglesia de acuerdo con sus propias ideas. La segunda carta a los corintios enfoca este problema y aclara la confusión que se produjo. A pesar de que este pasaje no habla de la presión social, sabemos que el que se compara con otros está bajo cierta presión social. Al clásico grupo de los populares no le interesa ser como Jesús, sino estar al día con la última moda en ropa y peinados, usar los nuevos términos del lenguaje de la calle, y adquirir la música del momento. El resultado de esta mentalidad es el mismo para nosotros hoy como lo fue para los corintios de la antigüedad. Nos volvemos engreídos y miramos con desprecio a quienes no se ajusten a nuestro grupo. Hacer este tipo de comparaciones no es sabio. Empaña la realidad de la vida, y distorsiona toda perspectiva. Además, va en contra de la sabiduría de Dios que es tan necesaria para la vida piadosa. e Preguntas de estudio e 1. ¿Por qué comparaban los corintios a sus líderes? 2. ¿Cuáles fueron los resultados negativos? 3. ¿De qué manera se basa la presión social en el mal hábito de compararse? 4. ¿Cuáles son algunas áreas comunes en que los jóvenes enfrentan presiones sociales? 5. ¿Cuál es el centro de atención del típico grupo de los populares? 6. ¿Cuáles efectos produce este tipo de grupos? Salmo 1:1-3 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.” 21 Observaciones: Número 7 ~ La presión social es peligrosa y por eso debemos evitar el compañerismo con grupos de incrédulos. Los cristianos están en el mundo, y se relacionarán con los incrédulos. A decir verdad, para poder evangelizar, el cristiano necesita relacionarse con los incrédulos. Pero los vínculos sociales con los incrédulos, y en especial donde se trata de un grupo de incrédulos, socavan la vitalidad espiritual del creyente. Note los verbos del versículo uno: “anduvo en consejo... estuvo en camino... en silla... se ha sentado.” Estos verbos indican compañía. Dondequiera que se reúna un grupo de incrédulos para hacer lo que desean hacer, debe ser un lugar evitado por el creyente. Bienaventurado el que evita esas compañías. Es difícil para el individuo resistir la presión pecaminosa de un grupo. Note el progreso de los verbos del versículo uno mencionados anteriormente. El contacto con un grupo de incrédulos bien puede comenzar por medio de prestarle oído a alguien por el camino, pero avanzará hasta que uno se encuentre caminando con el grupo, y por último terminará sentado cómodamente entre ellos. Después de caminar un cierto trecho junto a las malas compañías, uno termina uniéndose a un grupo peligroso. Número 8 ~ El conocer y seguir la voluntad de Dios nos protegerá de los efectos negativos de la presión social. “En la ley de Jehová está su delicia.” No basta con sólo apartarse del grupo problemático. Si queremos evitar la presión social negativa, debemos tener un sentido bastante claro del propósito de nuestra vida. La Palabra de Dios nos brinda esto; nos demuestra lo que es correcto, sabio, y agradable a Dios. A medida que meditemos en su Palabra y adquiramos un mayor conocimiento de los caminos de Dios, podremos evaluar las actividades y los valores de un grupo de mejor manera. Seremos capaces de discernir entre lo verdadero y lo falso. Luego, cuando comiencen a soplar vientos contrarios al propósito de nuestra vida, contrarios a la voluntad de Dios, y contrarios a lo que es mejor para nosotros, permaneceremos firmes como un árbol. A muchos cristianos jóvenes les cuesta desarrollar una relación provechosa con Dios. En el Salmo 1 se encuentran los ingredientes esenciales para hacerlo. Note la palabra “delicia” en el versículo dos. Todo ejercicio espiritual debe brotar de una devoción sincera y continua hacia Dios. Aquí se observa también el énfasis que se le da a la Palabra de Dios, y el llamado a 22 ella. Nuestro tiempo con Dios debe tomar en cuenta la Palabra de Dios. Debemos leerla, estudiarla, y meditar en ella, recibiéndola en la mente y en el corazón. Por último, note la bienaventuranza de practicar esto “de día y de noche”. Nuestro tiempo a solas con Dios se relaciona de forma inseparable con todo lo que hacemos en la vida. Lo que Dios nos señala en nuestro aposento deberá determinar nuestra forma de hablar, nuestras actitudes, nuestros proyectos, y cualquier decisión que tengamos que tomar. Quien se deleita en Dios y en su Palabra deseará tener amigos, pero amigos verdaderos que estimulen su búsqueda espiritual. Además, pondrá más valor en la aprobación de Dios que en la aceptación de los amigos. e Preguntas de estudio e 1. Estudie estas tres frases del Salmo 1:1. Luego, explique con sus propias palabras el significado de cada una de ellas. a. el consejo de malos b. el camino de pecadores c. la silla de escarnecedores 2. Explique la diferencia entre el cristiano que se relaciona de una manera apropiada con los incrédulos y el cristiano que se junta con grupos de incrédulos por motivos sociales. 3. ¿De qué formas pueden verse tentados los cristianos al juntarse con los incrédulos? 4. ¿Cuál tendencia humana se ve en la progresión de los verbos en el versículo uno? 5. ¿Qué puede protegernos de la presión social negativa? 6. ¿Qué significa deleitarse en la ley de Jehová? 7. ¿Cuáles serían las consecuencias de pretender evitar la presión social negativa sin deleitarse en la ley del Señor? 8. ¿Cómo nos ayuda la Palabra de Dios a hacer frente a la presión social negativa? 9. ¿A qué se asemejan los malos en el Salmo 1:4? ¿Qué clase de carácter es semejante al tamo? ¿Cómo se diferencia ésta de la descripción de los justos en el versículo tres? ¿Qué clase de carácter es semejante al árbol plantado que da su fruto? (continuará en el siguiente número) —John Coblentz Usado con permiso de: Christian Light Publications, Inc. Harrisonburg, Virginia, EE.UU. Derechos reservados 23 Mezcle: 2 tazas de harina 1/2 taza de azúcar 2 barras de margarina suave Ponga en un molde y presione con los dedos hasta que la mezcla quede como una pasta en el fondo del molde. Hornee por 15 minutos a 350ºF (180ºC). Bata: 4 huevos 2 tazas de azúcar 4 cdas. de harina 1 cdta. de polvo de hornear 1/2 cdta. de sal 5 cdas. de jugo de limón Vierta sobre la pasta horneada y hornee por otros 25-30 minutos. Si lo desea, puede rociar azúcar molido. Corte en cuadritos. 24 S E C C I Ó N PA R A J Ó V EN E S UN SACRIFICIO QUE VALE LA PENA Cartas Capítulo 18b El jefe miró a los otros oficiales y luego me habló de nuevo: —Queremos saber cómo enviaste esas cartas. Hemos quedado muy mal con Moscú por lo que ha sucedido aquí. Cada vez que hablaba, Skepev me informaba de algo que yo no sabía. Los oficiales del gobierno en Moscú estaban investigando cómo las cartas que yo había escrito estaban saliendo al público. Por lo que me estaban diciendo, creía ahora que las cartas las estaban traduciendo a otros idiomas y distribuyéndolas entre los países del Occidente. 25 ”¿Pasaste esas cartas por los canales de censura o las pasaste de manera ilegal? —Nunca le he escrito cartas a nadie excepto a mi familia. Si las cartas fueron enviadas ilegalmente, pues les agradezco por enviarlas y asegurarse de que llegaran. Tras menear la cabeza, Skepev intentó de nuevo. —¿Cómo enviaste esas cartas? —Jefe, si usted mismo hubiera enviado esas cartas por mí, ¿querría usted que yo lo dijera aquí delante de estos hombres? Un murmullo de risas recorrió el grupo. Skepev mismo apenas pudo evitar una sonrisa. —¿Me estás acusando de ser cómplice de tus actos? —No he dicho eso. Pero ¿cómo puedo yo exponer a alguien que pudiera estar aquí? Los oficiales empezaron a negar cualquier complicidad. Sus voces fueron subiendo de tono. Yo podía ver que había puesto a varios de ellos bajo sospecha. Dichosamente, Petrov no estaba en el grupo. —¡Silencio! —gritó Skepev finalmente—. Nadie está acusando a nadie. —Se volvió hacia mí y me preguntó con enojo—: ¿Por qué enviaste esas cartas ilegalmente? Hay medios autorizados para enviar cartas. —Ésa es una buena sugerencia —respondí—. Yo le daré a usted diez cartas por mes y usted las envía por los medios autorizados, sin quitarles nada. —Estás sentenciado a quince días en el hoyo —dijo rugiendo—. No quiero más cartas. Pronto toda Rusia habrá oído de ti. Esas cartas tontas están surgiendo por todas partes. ************ El reto era claro. Las autoridades estaban resueltas a deshacerse de mí, pero sabían que tendrían que proceder con cautela puesto que ahora la atención nacional e internacional estaba sobre mi caso. Mientras pasaba día tras día en mi solitaria celda, trataba de recordar lo que había escrito en mis cartas. Yo sabía que había dado a conocer muchas de las condiciones que yo tenía que soportar en la cárcel. También sabía que lo que había escrito se 26 Componiendo la tipografía para imprimir el boletín podría usar como prueba de que yo me oponía al gobierno. Sin embargo, cualquiera que leyera las cartas sabría también que yo no instaba a nadie a levantarse contra el gobierno, sino que exhortaba a mis hijos a ser fieles a la fe que se les había enseñado. Las condiciones en el hoyo eran horribles. Cuando me dejaron salir el decimoquinto día, me sorprendió ver cuán maravillosos pueden ser el aire puro y la luz del sol. De nuevo en mi rincón del invernadero, pude lavarme y cambiarme la ropa mugrosa por ropa limpia. —¡Khorev! —esta vez era uno de los guardias. ¿Por qué me estaría llamando?— Sígueme. De nuevo, terminé en la oficina. El jefe Skepev estaba allí. Esta vez no tenía una sonrisa. Más bien, no estaba nada amigable. —¡Irás de nuevo al hoyo por otros quince días! —rugió. —¿Por... qué? —no pude evitar la pregunta. Con una mueca fingida, Skepev me dijo: —Porque tu ropa no está en orden. Andas con los cordones de los zapatos sueltos. Debes vestir respetuosamente en la cárcel. —Pero... yo ni siquiera ando cordones. Yo uso botas. —¡Al... ho... yo! —el jefe pronunció cada sílaba por separado—. Andas por ahí con tu chaqueta mal abotonada. Finalmente entendí. No importaba lo que yo hubiera hecho o pudiera hacer, el jefe estaba resuelto a deshacerse de mí. Seguramente, yo le estaba causando mucha vergüenza delante de los oficiales en Moscú a medida que más y más cartas aparecían impresas. Pensé en los hombres y mujeres que imprimían la revista. Muchos trabajan hasta tarde en condiciones peligrosas para poder imprimir y distribuir Vestnik Istiny. El peligro los 27 Patrullando las afueras de la cárcel acechaba constantemente; los arrestos y encarcelamientos eran comunes. Con todo, la revista seguía publicándose. El gobierno consideraba la revista un gran enemigo. Ellos sabían que se estaban imprimiendo miles de copias y querían, a todo costo, hallar a las personas que las estaban publicando. En realidad, yo entendía la furia de Skepev. Esa noche, me acosté con la cabeza hacia la pequeña ventana. Una corriente de aire frío penetraba el hoyo. Me cubrí la cabeza con una manta pero todavía tenía frío. De repente, alguien me quitó la manta de un solo golpe. —¡No puedes cubrirte la cabeza! —gritó el guardia. —Pero, el viento hace frío —protesté. —¡A la oficina! —gritó el guardia. Skepev no estaba allí, así que le pregunté al oficial de turno acerca de lo que había sucedido. —No puedes dormir con la cabeza cubierta. Eso es contrario a las reglas. —Yo sólo estaba protegiéndome del viento frío que entra por la ventana —argumenté. —Nosotros no sabemos qué haces debajo de la manta. Tal vez te pones a escribir cartas. 28 No dije nada. Sólo permanecí de pie, tiritando. —Está bien. Cúbrete la cabeza. Pero mantén las manos descubiertas para que podamos vigilarte. Así fue como me tuvieron un poquito de misericordia y permitieron cubrirme la cabeza. En la celda solitaria, tenía mucho tiempo para pensar… y planear. ************ —Tengo algo que leerles a todos ustedes —dije en una voz fuerte. Había unos treinta internos en las barracas donde yo estaba ubicado. Todos volvieron a ver. Supongo que el tono de mi voz les llamó la atención. Aclaré la voz y empecé a leer el documento que tenía en las manos.... (continuará en el siguiente número) —Harvey Yoder Usado con permiso de: TGS Internacional Berlin, Ohio, EE.UU. Derechos reservados Re s pu es t a s : A ct iv i da d pa r a n iñ o s Las respuestas pueden variar. Abajo hay respuestas correctas, pero tal vez pensaste en algo distinto que también es correcto. 1. Si no le molían el maíz pronto, Enrique tenía que quedarse en el molino. Enrique llevaba comida consigo. Enrique había salido antes del amanecer. 2. A veces a Enrique le tocaba esperar dos o tres días para que le molieran el maíz. El señor Saunders estaba acostumbrado a que los agricultores durmieran en la bodega. 3. Contaban chistes no muy buenos y jugaban a las cartas. Uno de ellos se burló de Charlie Allen. 4. Nadie respondió a la burla. Varios se enjugaron lágrimas. Todos se acostaron calladamente. 5. Enrique había pasado antes del amanecer. El señor le preguntó si había pasado por el portón. 6. La pregunta lo dejó sin respuesta. Tartamudeó cuando le contestó al señor. 7. Lo buscó cuando necesitó un ayudante. Le dijo al papá que Enrique sí sabía decir la verdad. 8. Enrique resolvió hacer lo correcto siempre. Pensó en Charlie antes de contestarle al señor Albright. Decía que le debía el éxito de su vida al ejemplo de Charlie. 29 S E C C IÓ N PA R A NIÑOS La noche en el molino s imposible saber cuánto influye un solo hecho, una palabra, o aun una mirada. Pero sí sé que un hecho sencillo de un desconocido cambió el rumbo de la vida mía. Cuando era joven, mi familia dejó el este de los Estados Unidos y se mudó al estado de Ohio. En aquellos días aún no existía la máquina de vapor. Las máquinas para moler granos eran pequeños molinos impulsados por el agua de algún riachuelo. Todos los vecinos se dirigían al molino más cercano con sus sacos de maíz. A veces se tenía que esperar hasta dos o tres días antes de que a uno le tocara el turno de moler el maíz. Un día por la mañana mi papá me dijo: —Enrique, toma el caballo y vete al molino. Cuando llegué al molino, encontré a muchos otros granjeros. Supe que no había esperanza alguna de volver a casa ese día. Pero eso no me E 30 perturbó. Llevaba conmigo suficiente comida. Además, el dueño del molino siempre nos abría las puertas de la bodega para que durmiéramos bajo techo. Ese día, además de las personas que yo conocía, había presente un joven de más o menos la edad mía. Se llamaba Charlie. Su papá había comprado una propiedad en la zona. El joven era amable, y me parecía más “culto” que los demás jóvenes, incluyéndome a mí. Pasamos la tarde como siempre, contando chistes no muy buenos y jugando a las cartas. En casa no hacíamos esas cosas. Pero ya me había acostumbrado a tal ambiente en el molino. Ya no me extrañaba. Más bien, me gustaba observar a los demás mientras jugaban. A la hora de acostarnos, un hombre poco culto y muy falto de reverencia exclamó: —¡Eh, tenemos un predicador entre nosotros! — De verdad, Charlie estaba arrodillado cerca del arcón de la avena y oraba. Nadie respondió a la burla. No se oyó más que las vacas en el establo y el gorjeo de las 31 golondrinas. Varios de los hombres incultos se enjugaban una lágrima al acostarse calladamente en el heno. Yo tenía la costumbre de orar en casa, pero nunca se me había ocurrido hacerlo cuando estaba en el molino. Esa noche me quedé despierto, pensando en el valor de Charlie, y en el efecto que tuvo sobre los demás. Resolví con firmeza hacer lo correcto de ese momento en adelante. Poco me imaginé cuán pronto se pondría a prueba mi valor. El día siguiente me dieron la harina después del mediodía, y me dirigí a casa. Llegué al portón del señor Albright. Allí me tocaba doblar en dirección a mi casa. Vi que el señor Albright me esperaba. Al instante comprendí que algo andaba mal. Siempre le había tenido mucho respeto porque en la vecindad era el hombre más adinerado. Sentí que los latidos del corazón se me aceleraban. Cuando me acerqué, me dijo: —¿Pasaste por este portón ayer? Con facilidad lo hubiera negado, porque había pasado por él antes de que amaneciera el día. Además, a menudo me dirigía al molino por otro camino. Pero al instante me llegó a la mente el cuadro de Charlie arrodillado en la bodega la noche anterior. Antes de tomar tiempo para escuchar al tentador, respondí: —Sí, señor, pasé por el portón. —¿Estás seguro de que lo cerraste y le metiste el perno? Esta pregunta me dejó sin respuesta. Recordé muy claramente que no lo había cerrado. Podía sacar el perno sin desmontar. Pero no podía volverlo a meter sin desmontar. Por eso, me había ido de manera irresponsable, dejándolo abierto. —Yo...yo…yo… —Dime; dime exactamente lo que hiciste. —Lo dejé abierto —dije repentinamente. —Bueno, por eso se entró el ganado. Me arruinaron todas las patatas. Ésa no es la manera de hacer las cosas. —Lo siento mucho. Yo… 32 —Hablar no remedia nada. Pedir perdón no produce patatas. Me sentí muy mal. En realidad, lamentaba el hecho de que el señor hubiera perdido las patatas. Creí que me esperaba una buena reprensión en casa. Pero pronto me di cuenta de que no sabían nada de lo que había pasado. Después de unos días, comencé a tranquilizarme. ¡Ay de la tranquilidad! Una tarde lluviosa vi que el señor Albright venía a caballo por la entrada nuestra. Me fui corriendo al corral. Me daba pena ver al señor cara a cara, y tenía miedo de un encuentro con mi papá. Ellos se sentaron en el portal y pasaron largo rato conversando. Al fin fue más mi curiosidad que mi temor. Entré en el dormitorio de mi mamá sin hacer ruido para ver si podría oír la conversación desde allí. —Bueno, puedo permitir que vaya el muchacho, pero él no sabe nada del negocio —dijo mi papá. —Una cosa sí sabe —respondió el señor Albright—, él sabe decir la verdad. —Entonces, empezó a contarle a mi papá lo que yo no quería que mi papá supiera. Cuando el señor Albright se marchó, mi papá me llamó. Me dijo que el señor iba a poner una tienda en el pueblo. Me dijo que necesitaba un ayudante, y que quería mi ayuda si yo estaba dispuesto. Acepté trabajar en aquella tienda del pueblo y seguí allí hasta que llegó a ser la principal tienda de la ciudad. Se dice que el éxito de mi vida lo debo a la tienda de Albright. Pero yo digo que lo debo al ejemplo de Charlie aquella noche en el molino. —www.WrittenTreasures.org VERSÍCULO DE MEMORIA “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). 33 Actividad para niños Es posible saber algo sin que la historia te lo diga. Cada oración de abajo es verdadera. Escribe cómo sabes que es verdadera. 1. El molino no quedaba muy cerca de la casa de Enrique. ________________________________________________________ 2. El molino trabajaba lentamente. ________________________________________________________ 3. La mayoría de los granjeros no eran cristianos fieles. ________________________________________________________ 4. El ejemplo de Charlie tuvo un gran efecto sobre los demás. ________________________________________________________ 5. El señor Albright no había visto a Enrique pasar por el portón. ________________________________________________________ 6. En el principio, Enrique dudó en cuanto a decirle la verdad al señor Albright. ________________________________________________________ 7. El señor Albright apreció el hecho de que Enrique hubiera dicho la verdad. ________________________________________________________ 8. El ejemplo de Charlie ayudó a Enrique. ________________________________________________________ (Las respuestas se encuentran en la página 29.) 34 E l pájaro no canta porque sabe las respuestas; canta porque tiene un canto. -Proverbio chino ¡GRATIS! Si desea recibir La Antorcha de la Verdad bimestralmente, pídala a esta dirección: La Antorcha de la Verdad Apartado #15, Pital de San Carlos, Costa Rica, C.A. Si usted tiene alguna pregunta, o si necesita ayuda espiritual, estamos a sus órdenes. Puede consultar a una de estas direcciones: Una sonrisa Una sonrisa no cuesta nada, pero vale mucho. Y enriquece a quien la recibe. Dura sólo un instante y perdura en el recuerdo eternamente. Es la señal externa de la amistad profunda. Nadie hay tan rico que pueda vivir sin ella, Y nadie tan pobre que no la merezca. Una sonrisa alivia el cansancio, renueva las fuerzas, Y es consuelo en la tristeza. Una sonrisa tiene valor desde el momento en que se da. Si crees que a ti la sonrisa no te aporta nada, Sé generoso y da una de las tuyas, Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa Como quien no sabe sonreír. —Autor desconocido “Tenemos ... la palabra ... a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro...” (2 Pedro 1:19).