Preparar la Pascua REVISAR O VOLVER A COLOCAR EL FUNDAMENTO PRIMERO ¿Qué es lo que vamos a preparar? En el libro de la antigua catequesis de SINE “Crecimiento en Cristo” y en el actual de “Vida Nueva” se nos habla de dar culto a Dios en Espíritu y en Verdad. Por culto entendemos toda expresión y práctica de religiosidad, sea en el templo o en otro lugar, comunitaria o individualmente. Si lo que se prepara es una celebración litúrgica, entonces lo que preparamos es una acción sagrada. Esta preparación puede ser espiritual, del corazón y la mente del participante o puede ser también la preparación material. Jesús mandó preparar materialmente la pascua que ahora celebramos consiguiendo un lugar, viendo lo de la comida, etc. La preparación del corazón es lo que Él venía haciendo desde hace años. Con aquello de: “vayamos a morir contigo” y la fuga posterior, pues, se daba cuenta de que no se había alcanzado del todo la meta. Sin embargo, Jesús sabía también que los eventos que vendrían serían los más grandes de la historia. ¿Cómo podrían prepararse, siquiera al menos informar un poco… lo entenderían después… Los días santos y la semana mayor Un cristiano evangelizado se supone que entiende, o al menos intuye, lo que se vivió y lo que en consecuencia se vive en estos días. Le queda claro porque los días son santos y constituyen unos con otros, la Semana Mayor. ¿Cómo podríamos dedicar estos días a algo que no tuviera que ver con nuestra santificación, la nuestra y la de los demás. ¿Cómo podríamos decir al final del año que la semana más grandiosa fue la primera de tal mes porque me fui de vacaciones a Europa o el día más recordado es el día que se saqué el premio “mayor” de la lotería. Y sin embargo llamamos días santos y semana mayor precisamente aquella en la que gratuitamente nos sacamos el premio mayor de todas las loterías: una salvación gratuita que después de 30, 40, 50 años de celebrarla todavía no la hemos entendido, no nos la hemos apropiado, simplemente porque no nos hemos dado a la tarea de meditarla suficientemente. ¿En qué consiste? ¿Me he quedado asombrado de ella? ¿O ya se pasó toda sorpresa y regresé a lo de siempre. Por qué es importante El triduo pascual – el misterio pascual es el centro de la historia de salvación, son los mayores acontecimientos de nuestra fe. No son ideas, no son creencias, son hechos en los que creemos. El cristiano no cree en estos hechos sin advertirlos. Conoce las consecuencias de su respuesta de fe y por lo tanto los cree. “No podemos callar lo que hemos visto y oído. Es como revivir el retiro de kerigma, o la revisión de metas. Se trata este año – cada año- de tomar una mayor conciencia, conocerlos con una mayor profundidad. Con mayor razón para un misionero. Ha sido llamado por el autor de la salvación no sólo a vivirla, sino a predicarla, a darla a conocer el mayor tiempo posible. En la historia de Superman éste es enviado a la tierra y al llegar aquí descubre que tiene poderes. Una muy buena nueva. No me imaginaría a Superman diciendo de viejo: No se hasta dónde llegue mis poderes, y no los comprendo todos, me aburren. Diría: en realidad no he pensado mucho en el asunto. No he meditado sobre todo eso. Los he usado lo menos posible. ¿Acedia? El que ha preparado mejor la pascua es el que la vive como salvado Entonces, de eso trata la semana mayor. Decía el Padre Navarro sobre Pentecostés: Antes viento huracanado, lenguas de fuego, poder de Dios. Hoy: plática adormecedora, oraciones, cantos, fiesta litúrgica. ¿Qué tanto nos acordamos de lo que hemos recibido desde la cruz? ¿Hemos pensado en eso todos los días? ¿Una vez por semana? ¿Por lo menos, una semana al año en el aniversario de esos hechos de salvación? Decía Nietzche: “Creeré en los cristianos el día en que se comporten como salvados”. Y el Cardenal Suhard: “Ser testigo es crear misterio, vivir de tal modo que los demás no pueden entendernos, explicarse nuestra vida, sino porque Dios existe”. El sentido profundo de la Salvación – la meta: criatura con vida nueva El Padre Torres Queiruga y Ángel Cordovilla son dos teólogos que nos dicen que el anuncio de salvación, o sea “el kerigma” debe ser asimilado, hecho propio, con toda su profundidad. El kerigma es apenas un anuncio global de algo portentoso que no es fácil entender. No se entiende porque NO nos lo creemos. A Dios no se le ocurrió convertir a los pecadores en super-humanos, parecidos a Superman. No, sino que Dios, dice San Agustín, nos hizo dioses por participación. Superman solo tenía facultades más desarrolladas. Seguía siendo sólo un humano. A Dios se le ocurrió regalarnos gratuitamente, su propio ser, su naturaleza divina, sin que perdiéramos la humana. Y nos las regaló desde el bautismo. En la Encarnación de Jesús ocurrió lo opuesto: Jesús, Dios desde toda la eternidad, sin perder la naturaleza divina, se anonadó recibiendo la naturaleza humana. Ésta le fue participada de la carne inmaculada de María, por intervención del Espíritu Santo. Un evolucionista católico decía que imaginemos una pareja de monos a los que Dios les insufla la naturaleza humana, sin dejar de tener la naturaleza animal. Entonces esa naturaleza empieza a actuar y a través de varias generaciones hace que sus cuerpos se vayan desencorvando, liberando las manos, haciendo más espacio para el cerebro, hasta que aquel mono es ya un “homo sapiens”, un animal con naturaleza humana. Y como YA tenemos naturaleza divina, San Juan de la Cruz nos pregunta: “¡Oh almas preparadas para estas grandezas. A qué te dedicas, en qué te entretienes…! ¿Creés que para entender y vivir esto basta un retiro de kerigma de tres días? ¿Crees que es suficiente meditar sobre la salvación una vez al año “por pascua florida”? Las preparaciones para la Pascua: remota, próxima e inmediata Entendida, al menos, la importancia de vivir la Pascua. Entendemos que la preparación no solo consiste en la meditación que fomente el entendimiento, sino en la vivencia de los momentos comunitarios y litúrgicos que son, en especial una reactualización del misterio que se celebra: el misterio pascual. El Padre Navarro sobre la recepción de los sacramentos siempre hablaba de una preparación remota, una próxima y otra inmediata. La preparación remota en el caso de la Pascua, es lo que nos ha dejado la suma de las cuaresmas y pascuas vividas verdaderamente sobre todo a partir de nuestra evangelización. La próxima es la de esta cuaresma y la inmediata es la disposición del corazón junto con las previsiones materiales que hagamos en estos días previos. El Papa Benedicto publicó una encíclica que llamó “Salvados en esperanza” que es una frase bíblica que no significa que lo relacionado con la salvación lo viviremos hasta el cielo. La Salvación como dice Paulo VI en la Evangelii nuntiandi empieza a vivirse y a gustarse desde aquí. La espera no es una espera en la que haya que entretenerse, para no aburrirnos. Es la espera del atleta que se ejercita día tras día, con éxitos y fallas, actuando como Jesús, porque en él vive Jesús. Y Jesús es nuestro entrenador y modelo de naturaleza divina, que prometió estar en todas nuestras prácticas y acompañarnos hasta el último tramo de la carrera final en el estadio de la vida. Ejercitando la caridad día a día La mejor preparación es el kerigma, centro de la historia de salvación El centro de toda la vida cristiana y de todas sus meditaciones es la Salvación y cómo la vivimos. Hay una historia de salvación, que aprendimos a veces en la catequesis de niños. En la catequesis infantil de SINE son los niveles 3 y 4. En la formación bíblica la parte especial puede estudiar cada libro por separado, intelectualmente; o más vivencial como Historia de Salvación. Muchos protestantes preparan al niño para el Kerigma con la Historia de la Salvación que se ve en la Escuela Dominical. El Kerigma viene a ser como una visión esquemática o sintética del momento central de la Historia de Salvación. En algunas escuelas católicas, en la primaria, se ve junto al catecismo una historia de salvación, llamada Historia sagrada o historia bíblica. Podemos decir que teniendo delante de nuestros ojos el triduo pascual, estos días santos, de jueves a domingo, podemos hacer un “ZOOM IN” y percibir el detalle de lo que ocurrió en cada momento de la pasión. Nos ayudan los relatos detallados de algún santo que comunica algunos hechos de la Pasión, más verdaderos o más simbólicos, a veces a partir del imaginario popular. La vivencia de estos detalles nos permite consolar el corazón de Jesús entendiendo bien lo que sufrió. En la Espiritualidad de la Cruz encontramos mucha materia para esta misión de acompañamiento y de consuelo al corazón de Jesús. Pero quizá tan importante o más es el poder hacer como preparación un “ZOOM OUT”, es decir, entender a vuelo de pájaro toda la historia de salvación, desde el Génesis al Apocalipsis, con la centralidad de la semana mayor. El zoom in: meditar los misterios dolorosos de estos días Una práctica cristiana ha sido siempre recorrer con distintos niveles de ZOOM OUT esta historia de salvación. Por ejemplo, la práctica del rezo del Santo Rosario donde siempre es más importante la meditación de los misterios de la vida de Jesús y su entrelazamiento, como relacionados con nuestra historia personal, hasta el punto de que esos pasos en la vida de Jesús también son nuestros pasos. En la vida de todo discípulo misionero hay misterios gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, en los que Jesús nos enseña. Hay momentos en que nuestros problemas se agolpan y pasamos una noche de insomnio como la de Jesús en el huerto de los olivos. Además amigos y conocidos nos vapulean. Luego la preocupación de todo esto lastima nuestras sienes como una corona de espina y así recorremos en un tramo de nuestra vida, un vía crucis, y pocas veces entendemos que aquello es una invitación a tomar la cruz y dirigirnos a nuestro destino que no puede ser otro, sino el de morir a nosotros mismos. Esto no es un camino deprimente, tres partes del rosario son misterios positivos: gozosos, luminosos, gloriosos. Y los dolorosos nos ganan la Salvación. Así la vida de Jesús, así tu vida. El zoom in del misterio pascual En el primer curso de la Pontificia sobre los modelos de pastoral, incluyendo al SINE plantearon los sacerdotes una realidad muy fuerte: ¿cómo este kerigma lo explicamos a la gente frente a los problemas, pecados y condicionamientos, que siguen después de haber dado un sí, una respuesta al kerigma. Para eso se necesita entender la Salvación como un proceso que se puede prolongar… SALVACIÓN PRETÉRITA: JESÚS ME SALVÓ. ÉL ES MI SALVADOR SALVACIÓN PRESENTE: JESUS ME SALVA DÍA A DÍA Algunas veces como consecuencia de las verdades del Kerigma somos salvados inmediatamente de situaciones limitantes, dolorosas, pecaminosas. Otras veces hay un proceso lento en que poco a poco experimentamos la liberación de un mal. Hemos visto u oído de personas que En las vidas de personas como de forma milagrosa vencieron una nosotros encontramos ejemplos de atadura o una adicción. una salvación constante, día a día. SALVACIÓN FUTURA: TODO EL QUE CREÉ EN ÉL, SE SALVARÁ Hay cosas con las cuáles caminaremos todos los días de nuestra vida. Sólo nos liberaremos con nuestra propia muerte, en la salvación definitiva. También conocemos personas que nunca han podido salir delante de alguna adicción o problema. ¿Qué plan de salvación tiene para esta situación? DIOS ME SALVA QUITÁNDOME EL PROBLEMA. Doy testimonio vibrante del poder de Dios. DIOS ME SALVA DÁNDOME FUERZAS EN MEDIO DEL PROBLEMA, HASTA QUE DESAPARECE. Doy testimonio cotidiano de una fe y alegría ante el mal que sufro, alegría que el mundo no puede entender. DIOS ME SALVA DÁNDOME LA GRACIA DE SER HUMILDE Y DE ARREPENTIRME, UNA Y OTRA VEZ, HACIÉNDOME PERSEVERAR HASTA EL FINAL, SIN QUITAR NUNCA EL PROBLEMA O HACERLO AL FINAL. Jesús le dice: «Dichosos los que no han visto y han creído» (Jn. 20,29). Muertos al pecado / Vivos para Dios Hace muchos años el Pastor Juan Carlos Ortiz dio una plática a los jóvenes del CEFE que llenábamos el comedor del Altillo, que resumiríamos así: para apropiarnos de la salvación día a día deberíamos tener una revelación de lo que significa “Estar muerto con Cristo”. Decía que la condición para resucitar era: Tener la seguridad de haber muerto con Cristo. Uno que no ha muerto, no puede resucitar. Obvio. Las citas eran, son muchísimas: “Fuimos crucificados juntamente con Cristo para que dejáramos de ser esclavos del pecado” Rom 6,5. “Habéis muerto con Cristo” Col 2,20 “Si uno solo murió por todos, luego todos murieron” 2 Cor 5,14. “Todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte”. Rm 6,2-3. Habéis sido sepultados juntamente con Él en el bautismo” Col 2,12 Pablo tuvo la revelación de que él estaba muerto en Cristo: Ya no vivo yo. Es Cristo quien vive en mi”. Gal 2,20. Entendía que la parte que tocaba era una: Quedarse muerto. Por eso pedía: “Considérense muertos al pecado pero vivos para Dios” Rm 6,11. Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Jesús para que la vida de Jesús se manifieste en nosotros. 2 Cor 4,10 Lo que es claro es que nos conviene estar, quedarnos muertos: “Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él” 2 Tim 2,11 Muertos al pecado / Vivos para Dios ¿Cómo un muerto se considera muerto?. Puede un muerto decir que no se siente muerto? Un muerto nunca está pensando si se siente muerto. ¡ESTÁ MUERTO! Juan Carlos Ortiz en aquella plática dijo: un muerto está muerto. No puedo tentarlo. Le digo a un muerto que es alguien increíble, maravilloso. No se le va a inflar el orgullo. Está muerto. Ahora bien, le grito, lo cacheteo, lo insulto. No se va a enojar. No le afecta la tentación. Está muerto. San Francisco de Sales decía que ante el pecado no debíamos reaccionar como lo hacemos ante las avispas, donde si te mueves, te pican. Entonces, considérate muerto. No trates de sentirte muerto porque un muerto no trata de sentirse ni de hacer nada. Muévete lo que quieras, pero respecto al pecado NO. ¡Estás muerto! Ante el pecado radical que no podemos vencer por las raíces que ha echado en nosotros, puedes usar un remedio bíblico: considerarte muerto al pecado. Y no es un remedio. Me considero muerto porque dice la Palabra que morí al pecado juntamente con Cristo en aquel primer viernes santo de la historia. En el tema de la Salvación el padre Navarro lo empieza con Efesios: “Dios nos conceda Espíritu de sabiduría y revelación para… descubrir lo que YA tenemos en Él” Ora y medita esta Viernes Santo en que has muerto y has resucitado con Cristo. Descansa todo el sábado santo pensando en esta verdad de tu muerte y que tengas un verdaderamente Feliz Domingo de Resurrección. El zoom out: el árbol y el bosque El Misterio Pascual necesita vivirse y entenderse completamente. Y después de hacer Zoom in y aplicar la lupa a lo que sucedió el viernes santo, necesitamos hacer un Zoom out y ver todo el conjunto. El misterio pascual es el centro de una historia de la salvación que tiene mucho que enseñarte. Preparar nuestra pascua porque Dios la fue preparando desde el inicio del proceso de salvación, cuando nos prometió un redentor. Podemos ver la Historia de la Salvación como nuestra historia personal de salvación. Hay que comprenderla en una visión de conjunto y mirarla como un camino que Dios creó para personas que con el tiempo serían el pueblo judío y que después seríamos la misma Iglesia Católica. Ese camino recto en su diseño se convertiría en sinuoso, con desviaciones, caminos troncados y retornos afortunados. Caemos en la tentación de salirnos del camino o iniciar nuevos. Así Dios toma la iniciativa y decide acabar con una porción de la humanidad que ya no lo reconoce y confinar una familia en el Arca para comenzar de nuevo. Después al Pueblo de Israel se le ocurre construirse una torre, para llegar a Dios por su propia esfuerzo, pero ese camino trae dispersión donde ya no se entienden. Con el tiempo aún los librados del diluvio se desvían. Luego la necesidad los hace buscar comida en Egipto y terminan siendo sometidos por otros poderes distintos de Dios. De nuevo Dios suscita libertadores y el pueblo atraviesa el bautismo del mar rojo y empieza su peregrinar por el desierto. Otra vez recomienza y recibe mandamientos que incumple casi de inmediato. Aún así, encuentra la tierra prometida, que ya está ocupada, pero en medio de las quejas de siempre, termina por conquistarla. Dios les da jueces que los guíen, pero ellos quieren un Rey. Los reyes cumplen y fallan. El reino de divide y con la división otros reyes extranjeros los gobiernan: Asiria, Babilonia, Roma. Y así hasta la venida de Jesús. Una mirada a todo este proceso nos permite entender que Dios es un Dios de procesos, pero que siempre Dios va llevando todo inexorablemente hacia adelante. “Estando persuadido de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1,6 Viviremos por ahora el triduo pascual Hacemos zoom: la semana santa Ya vivimos la cuaresma La cuaresma es parte del ciclo litúrgico Ciclo que puedes ver como camino Nunca has dejado de caminar Esta es también nuestra historia: en la vida queremos acercarnos a Dios con nuestros propios méritos como en Babel. Rehusamos entrar en el arca de la Iglesia, perecemos como en el diluvio y somos preservados para seguir igual. Nos traicionamos con hermanos y vendemos a alguno por salir adelante. Terminamos pidiendo ayuda a los reinos de este mundo que a cambio nos esclavizan. Dios de nuevo nos libera, pero liberados todo nos molesta: el calor de desierto, la comida que se echa a perder, los mandamientos que hay que cumplir. Encontramos oportunidades que Dios nos presenta: empleos nuevos, escuelas para los hijos, pero no pasamos quejando de que hay otros, somos insolidarios, no formamos familia, pueblo; nos distanciamos como familia, nos divorciamos, elegimos mal a los gobernantes y terminados de esclavos de otros que no son Dios. Finalmente llegamos al Nuevo Testamento y encontramos a Jesús, ya hay una salvación y una vida nueva, pero no siquiera entendemos lo que hemos recibido… la naturaleza divina. Como Israel entonces, ahora como Iglesia nos dividimos, no nos damos el tiempo para entender como funciona la gracia, nos olvidamos de evangelizar, de nuestro ser. Sin embargo, Dios sigue estando de nuestra parte y nos invita a seguir adelante. Su plan se cumplió en el Antiguo Mi historia personal de salvación Lo anterior es como una historia personal de salvación que cada uno podríamos tratar de vivir, un camino aunque parezca imposible. Es como agarrar una guía roji de los sesentas y usarla en la ciudad de México de ahora. Parece distinta, pero es el mismo territorio. Tenemos vidas de santos, caminos de espiritualidad que nos enseñan a vivir lo mismo que dice la Biblia, pero en lenguaje más moderno con aplicaciones a nuestra cultura. Meditemos el triduo, el rosario, el padre nuestro, no para algo más, sino en sí mismo. Empecemos por abandonar todo desánimo y por recordar que muchos de esta misma Fraternidad han llegado YA felices al final de sendero, que han corrido y terminado la buena carrera. Que reinan con Él gozando de la naturaleza divina… Hacia adelante… La Biblia, la Iglesia nos presenta procesos que son como una rueda: cuaresma y pascua, adviento, etc. Si giramos con la rueda bastará que la pongamos sobre el suelo de la humildad (humus) para que vaya hacia adelante. Bendito sea Dios La historia de salvación en tu propia historia. Si estudiamos bien los mapas que ya tenemos, seguiremos hacia la meta. Cierra los ojos, medita un momento… ¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, luego de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado. 1 Cor 9, 24-26 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Flp 3,12-14 Teniendo a nuestro alrededor tan gran nube de testigos, dejemos a un lado todo peso y pecado que nos rodea, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Hb 12,1 Estoy persuadido de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1,6 Bendito Dios, por siempre…