Subido por Agustin Fuentes

Jurisprudencia Arbitral de España

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Jurisprudencia arbitral
Breviario de sentencias del:
Tribunal Constitucional
Tribunal Supremo
Audiencias Provinciales
Internacional
Esta sección se ofrece como referencia para ilustrar cómo el arbitraje se ha venido interpretando en las
distintas instancias jurisdiccionales en nuestro país. Su orden no es por materias sino cronológico y no se
han recogido todas las sentencias –si bien la gran mayoría—sino las que hemos considerado más relevantes
con respecto al asunto planteado ante cada Tribunal. Igualmente, no hemos transcrito las decisiones
completas, sino los razonamientos y/o conclusiones que nos han parecido más relevantes en cada una de
las sentencias. La letra negrita se usa para identificar la sentencia y un breve sumario de la misma. La
letra cursiva se corresponde con el texto literal que hemos escogido de cada sentencia.
También le ofrecemos jurisprudencia internacional y extractos de los laudos arbitrales procedentes de las
instituciones que los publican
El Tribunal Constitucional
Sentencia del Tribunal Constitucional, 20 de Abril de 1999
Inconstitucionalidad del procedimiento de ejecución extrajudicial (notarial)
"...En opinión del Tribunal, se trata de la inconstitucionalidad sobrevenida en virtud del principio de
jerarquía normativa, reconocido en la Constitución Española, art. 9. Así la inconstitucionalidad debe ser
declarada por virtud de los arts. 24 –derecho a la tutela judicial efectiva—y 117 de la CE. De acuerdo con
la vigente CE no es consecuente que se admitan formas o manifestaciones de ejecución
extrajurisdiccionales (relativas a la ejecución forzosa), ya que el monopolio de la ejecución corresponde
en este ámbito exclusivamente al Poder Judicial..."
Sentencia del Tribunal Constitucional de 23 de Noviembre de 1995
El arbitraje es un equivalente jurisdiccional voluntario, nunca obligatorio excepto cuando es
libremente pactado.
"...Según sea la cuantía de la controversia (más de quinientas mil pesetas o menos de quinientas mil
pesetas), la LOTT ha establecido un sistema distinto en cuanto al sometimiento de la controversia al
arbitraje de las juntas arbitrales. Así, si la cuantía excede de la cantidad indicada, las partes
contratantes podrán pactar expresamente el sometimiento de la controversia al arbitraje de las juntas.
Si por el contrario, la cuantía no excede de dicha cantidad, dispone el precepto cuestionado, que las
partes someterán al arbitraje el conflicto. La diferencia del régimen jurídico establecido a partir de
cuantía de la controversia es notoria: mientras que en el primer caso las partes pueden someter al
arbitraje de las juntas la controversia surgida en relación con el cumplimiento de los contratos de
transporte terrestre y de las actividades auxiliares y complementarias a éste; en el segundo caso no es
que puedan sino que tienen que someter dicha controversia al arbitraje de las juntas, exigiendo la Ley
para evitar este efecto el pacto expreso en contrario. Es decir, la Ley, en este tipo de controversias de
menor cuantía, sustituye el convenio arbitral por una regla imperativa que sólo podrá descartarse
mediante pacto expreso en contrario."
"... pero al hacerlo de forma que no pueda aludirse más que a través de un convenio entre todos los
interesados, establece un impedimento para el acceso a la tutela judicial efectiva contrario al derecho de
todas las personas 'a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e
intereses legítimos'".
Sentencia del Tribunal Constitucional de 4 de Octubre de 1993
El arbitraje es un equivalente jurisdiccional.
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"...la naturaleza del arbitraje, que es un equivalente jurisdiccional, mediante el cual las partes pueden
obtener los mismos objetivos que con la jurisdicción civil, esto es, la obtención de una decisión al
conflicto con todos los efectos de la cosa juzgada."
Sentencia del Tribunal Constitucional de 4 de Octubre de 1993
El plazo para anular un laudo es preclusivo.
"...En definitiva se está ante una decisión judicial que admite un recurso extemporáneo y modifica un
laudo arbitral que había adquirido firmeza mediante una interpretación de 'las causas y plazos' de
interposición del recurso de anulación que vulnera en artículo 24 CE, por lo que no queda sino declarar su
nulidad, así como la firmeza y efectos de cosa juzgada del laudo arbitral origen de este recurso."
Sentencia del Tribunal Constitucional de 4 de Octubre de 1993
Cuando el laudo arbitral alcanza firmeza es inalterable.
"...la inalterabilidad de las decisiones judiciales firmes es
configuración legal de los laudos arbitrales regulados en la
establece que 'el laudo arbitral firme produce efectos idénticos
cabrá el recurso de revisión conforme a los establecido en la
judiciales firmes.'"
también predicable, en virtud de su
Ley 36/1988, dado que el artículo 37
a la cosa juzgada. Contra el mismo sólo
legislación procesal para las sentencias
El Tribunal Supremo
Sentencia del Tribunal Supremo de 18 de Abril de 1998
Las diferencias que surjan en materia de acuerdos sociales son arbitrables.
"..la impugnación de acuerdos sociales está regida por normas de ius cogens pero el convenio arbitral no
alcanza a las mismas, sino al cauce procesal de resolverlas"
"...Esta Sala estima que, en principio, no quedan excluidas del arbitraje y, por lo tanto, del convenio
arbitral la nulidad de la junta de accionistas ni la impugnación de acuerdos sociales; sin perjuicio, de que
si algún extremo está fuera del poder de disposición de las partes, no pueden los árbitros pronunciarse
sobre el mismo, so pena de ver anulado total o parcialmente su laudo."
"...La posibilidad de incluir una cláusula de convenio arbitral en los Estatutos de una sociedad mercantil
los cuales quedan integrados en el contrato, es indudable pese a que en los últimos tiempos, ciertas
posiciones doctrinales lo han discutido. La validez de la cláusula estatutaria que contiene el convenio
arbitral que mantiene claramente esta Sala, también ha sido compartida por la Dirección General de los
Registros y del Notariado, en Resolución de 19 de Febrero de 1998, que emplea una argumentación que se
acepta plenamente por esa Sala:... 'si se configura como estatutario (el convenio arbitral) y se inscribe,
vincula a los socios presentes y futuros.'"
Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de Julio de 1995
El laudo arbitral firme tiene rango de 'cosa juzgada'.
"...los laudo arbitrales firmes sólo son susceptibles de ejecución judicial por los trámites del
procedimiento de ejecución de sentencias, tanto si se tiene en cuenta lo preceptuado en el artículo 31 de
la Ley de Arbitraje de Derecho Privado de 22 de Diciembre de 1953, [...], como si se atiende a lo
establecido en los artículos 52 y 53 de la vigente Ley de Arbitraje de 5 de Diciembre de 1988 [...] dentro
de cuyo procedimiento ejecutorio podrán plantearse todos los incidentes que legalmente sean
procedentes hasta alcanzar la verdadera intelección de lo resuelto por el árbitro en el laudo arbitral
firme que se trata de ejecutar, pero lo que en ningún caso puede ser procesalmente permisible es que
trate de plantearse, a través de un procedimiento declarativo ordinario, la cuestión, verdaderamente
insólita, atinente a la interpretación del repetido laudo, pues ello equivale, real y prácticamente, a que
por esa vía indirecta, a plantear de nuevo ante el órgano jurisdiccional, con evidente infracción del
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principio de santidad de la cosa juzgada, la misma cuestión litigiosa que ya había sido resuelta por el
expresado laudo arbitral firme, al que libre y voluntariamente se habían sometido las partes."
Sentencia del Tribunal Supremo de 4 de Octubre de 1993
El laudo arbitral sólo es anulable por los motivos expuestos en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje. El
plazo para solicitar la anulación es preclusivo.
"...La Ley prevé unos mecanismos específicos de revisión judicial de los laudos arbitrales, de forma que
[...] sólo podrán ser anulados en los casos expresamente previstos en el artículo 45 cuando el recurso es
presentado en el plazo preclusivo regulado en el artículo 46. En consecuencia hay que concluir que
cuando este efecto se produce por causa distinta a las taxativamente previstas –se extiende el efecto de
la cosa juzgada—se está desconociendo el efecto de la cosa juzgada que la Ley les otorga, vulnerando el
principio de inmodificabilidad de las decisiones judiciales firmes que les es de aplicación y, en última
instancia, desconociendo la tutela judicial efectiva del beneficiado por él."
Sentencia del Tribunal Supremo de 15 de Julio de 1992
Corresponde al árbitro apreciar la prueba en su conjunto.
"...El árbitro apreció el informe que se dice, en relación a las demás pruebas aportadas, por lo que la
impugnación casacional no procede ser estimada, ya que no es contraria en conclusiones a la racionalidad,
sin que tampoco se hubieran conculcado las más elementales directrices de la lógica. Asimismo, la SAPM
de 10 de Abril de 1992 señala que 'el Arbitro, valorando el conjunto probatorio que se puso a su
disposición, a través de su laudo vino a resolver el conjunto de las cuestiones que el arbitraje
comprendía, con independencia de lo que por él resuelto pueda satisfacer en mayor o menor medida a
una u otra de las partes afectas en la contienda.'"
Sentencia del Tribunal Supremo de 19 de Diciembre de 1990
No se puede anular un laudo cuando recaiga en la persona del árbitro algún motivo de recusación
conocido por las partes y dispensado expresamente por éstas.
"...Dice el artículo 23 de la Ley de 22 de diciembre de 1953 que 'no podrán ser nombrados árbitros
quienes tengan con las partes o con la controversia que se les somete, alguna de las relaciones que
establecen la posibilidad de abstención y recusación de un juez'; se establece así una causa especial de
incapacidad de los árbitros a quien se halle afectado por ella, si bien 'si las partes, conociendo dicha
circunstancia, la dispensan expresamente, el laudo no podrá ser impugnado por tal motivo.'"
Sentencia del Tribunal Supremo de 1 de Octubre de 1990
El plazo para laudar debe ser respetado en modo inexorable.
"...Planteado el problema de cumplimiento del plazo fijado para emitir el laudo arbitral, ha de
recordarse el criterio constante de este Tribunal conforme al cual el plazo debe ser respetado en modo
inexorable, esto es, el laudo debe dictarse dentro del tiempo, porque es el lapso durante el cual las
partes, voluntariamente, renuncian al ejercicio jurisdiccional de sus diferencias y dotan de facultades
decisorias al árbitro (SSTS de 27 de Febrero de 1985 y de 13 de Junio de 1984). Pasado el plazo, los
árbitros carecen de ellas. [...] La prórroga, pues, es permitida, pero, en cualquier supuesto, ha de
instarse antes de la extinción del plazo fijado como periodo de renuncia a la jurisdicción (STS de 9 de
Febrero de 1984)."
COMENTARIO: El plazo para dictar el laudo tiene bien un origen legal, bien negocial. Si las
partes no establecen un plazo especifico en su convenio para que el árbitro emita su
laudo, se estará a los seis meses que prescribe el artículo 30.1 de la Ley de Arbitraje. Sin
embargo, y como consecuencia de la flexibilidad que el Legislador otorga a la autonomía
de la voluntad, el plazo para que el árbitro emita su laudo puede ser negociado por las
partes que pueden hacer constar el plazo que deseen bien en el mismo convenio, bien
referenciando dicho plazo al plazo que establezca el reglamento de la institución que las
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partes libremente hayan elegido como administradora del arbitraje previo expreso
sometimiento a dicha institución y reglamento.
El reglamento de ARyME establece un plazo distinto a los referidos seis meses, que puede
ser menor o mayor dependiendo, generalmente, de la complejidad y cuantía de la
controversia sometida a arbitraje. Así, el artículo 31 del reglamento de ARyME establece
un plazo para laudar de 30 días a partir de la fecha en la que el árbitro clausure el periodo
de audiencia, y la fecha de clausura de audiencia (art. 28) la fija el árbitro cuando tras
haber solicitado de las partes si éstas tienen argumentos o pruebas adicionales, las partes
contestan bien negativamente o no contestan en un plazo de diez días desde la fecha en la
que el árbitro formula su petición, o cuando el árbitro se halle satisfecho por disponer de
las pruebas necesarias para componer su laudo.
Sentencia del Tribunal Supremo de 7 de Junio de 1990
Los árbitros pueden resolver con amplitud sobre el conjunto de lo pactado.
"...la misión de los Tribunales en los casos de recurso contra el laudo consiste en dejar sin efecto lo que
pueda constituir un exceso del laudo arbitral, más no corregir sus deficiencias u omisiones o crear
dificultades respecto del móvil de paz y concordia que a los árbitros se encuentra confiado (S. de 17 de
Marzo de 1988), pues los árbitros [de equidad] no vienen obligados a interpretar las cláusulas del
compromiso de manera rígida y excesivamente literal, sino que disponen de la suficiente libertad para
resolver con amplitud sobre el conjunto de lo pactado (S de 28 de Noviembre de 1958)."
Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de Octubre de 1989
El uso del arbitraje para resolver cuestiones que sean susceptibles de ser arbitradas no conlleva
renuncia a la tutela judicial efectiva.
"...El ordenamiento jurídico español concede a los particulares la posibilidad de optar para la solución de
sus problemas socio-jurídicos entre el cauce o vía jurisdiccional y el extrajudicial (arts. 1809 y ss., y
especialmente a estos efectos el 1814 del CC); haciendo uso de esta facultad y de los dispuesto en el
artículo 1255 del citado cuerpo legal, los aquí contendientes concertaron acudir al cauce extrajudicialarbitraje para solventar las cuestiones que del cumplimiento del contrato entre ellos celebrado pudieran
surgir; el artículo 24.1 C que se estima infringido por los recurrentes, se limita a señalar el derecho que
todo ciudadano tiene a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus
derechos e intereses legítimos, mas no impide la igualmente constitucional facultad de optar para dicha
tutela al cauce extrajudicial –arbitraje en este caso—como aquí han hecho."
COMENTARIO: El artículo 11.1 de la Ley de Arbitraje reza textualmente que "el convenio
arbitral obliga a las partes a estar y pasar por lo estipulado e impedirá a los Jueces y
Tribunales conocer de las cuestiones litigiosas sometidas a arbitraje...". Sin embargo,
dicho artículo no debe interpretarse como preclusivo de jurisdicción sobre el arbitraje de
nuestros Jueces y Tribunales, sino preclusivo de su competencia para resolver la
controversia, pues las partes optan libremente por su resolución a través de un cauce
procesal distinto al ordinario como es su derecho y que es el arbitraje. No olvidemos que
el artículo 45 de dicha Ley constituye el elemento necesario de tutela judicial efectiva al
regular los motivos de anulación del laudo en sede jurisdiccional.
Sentencia del Tribunal Supremo de 17 de Marzo de 1988
El arbitraje es un equivalente jurisdiccional.
"...a este Tribunal sólo le es dable emitir un juicio externo acerca de la observancia de las formalidades
esenciales y sometimiento del arbitraje a los límites de lo convenido, dejando sin efecto, en este punto
lo que constituya exceso en el laudo, pero sin entrar en el mayor o menor fundamento de lo decidido."
Sentencia del Tribunal Supremo de 14 de Julio de 1986
El laudo es válido con la firma de dos de los tres árbitros en un Colegio arbitral.
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"...que el supuesto fáctico reflejado en lo actuado en este recurso no es el de laudo emitido por dos de
los tres árbitros nombrados, que se estima por el recurrente por ello nulo, sino el supuesto de laudo
aceptado, tramitado y decidido por los tres árbitros, pero uno de ellos no lo firmó por disentir del
criterio de los otros dos que forman mayoría, a cuyo disentimiento le dio forma de renuncia solemne a su
calidad de tal árbitro de equidad. La renuncia tuvo lugar, como ya se dice, en la fase decisoria cuando ya
se sabía por los árbitros el resultado del laudo y su sentido, y a través de su renuncia tuvo lugar en
realidad un desestimiento, de tal forma que de no declararse la validez de tal laudo, la misma quedaría
al arbitrio del renunciante y en definitiva al de la parte que lo propuso, yendo contra sus propios actos
de previo acatamiento a la decisión arbitral."
Las Audiencias Provinciales
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 9 de Abril de 2001
No es nulo el convenio arbitral que encomienda la administración del arbitraje a una entidad
mercantil
"En relación con la cuestión previa planteada --nulidad de la cláusula de sumisión a arbitraje--que fue
oportunamente desestimada por el árbitro mediante resolución de 12 de Abril de 1999, como previene el
art.23.2 de la Ley, procede su desestimación dado que se trata de una estipulación válida conforme al
principio de autonomía de la voluntad que proclama el art. 1255 del Código Civil, en la medida que no es
contraria a las leyes, a la moral ni al orden público --como dispone el referido precepto sustantivo--ni,
más concretamente, se aprecia que infrinja el art. 10.1 de la Ley de Arbitraje por lo que, resultando
vinculante para las partes contratantes --y por lo tanto para la actual recurrente--la cláusula de
sumisión, por imperio del art. 1091 del Código Civil, rechazamos que el laudo impugnado incurra en la
causa de nulidad prevista en el art. 45.1 invocado por el recurrente."
COMENTARIO: Con objeto de obtener la nulidad del laudo, el recurrente funda el recurso,
como cuestión previa, en la nulidad del convenio arbitral (art. 45.1), en base a la
personalidad jurídica de ARyME (sociedad mercantil) por entender que dicha forma
jurídica no se halla entre las mencionadas en el Artículo 10.1 de la Ley de Arbitraje.
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 31 de Octubre de 1997
El plazo para emitir un laudo se puede prorrogar.
"...El número 1 del artículo 30 de la Ley de Arbitraje sólo dice que el plazo inicial 'podrá ser prorrogado'.
No hay inconveniente alguno en que haya varias prórrogas en lugar de una, porque la primera y las
posteriores se funden con el plazo inicial para formar un solo plazo prorrogado que vale como plazo
unitario hábil para dictar laudo, sin que los tiempos suplementarios o añadidos sean de peor calidad que
el inicial, y así lo ha entendido la Sala Primera del Tribunal Supremo en las sentencias de 13 de junio de
1984 y 31 de Octubre de 1986. De ahí que en el presente caso nada impida que a la primera prórroga por
un mes se añada una segunda por 90 días."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 15 de Diciembre de 1995
La exigencia de responsabilidad a los árbitros no anula el laudo.
"...ha venido admitiéndose desde una perspectiva contractualista de la institución derivada del antiguo
contrato de 'dación y recepción del arbitraje' que los árbitros responden a tenor de lo dispuesto en los
artículos 1.091 y 1.101 del Código Civil; aunque en ningún caso tal responsabilidad incide en la eficacia
vinculante del laudo emitido, del propio modo que las sentencias que resuelven las demandas de
responsabilidad civil contra Jueces y Magistrados por negligencia o ignorancia inexcusable de los mismos
'en ningún caso alterarán la sentencia firme que haya recaído en el pleito o causa en que se haya
ocasionado el agravio' (vid. Artículos 903 y 917 de LEC). Para que aquella responsabilidad sea exigible
debe acreditarse la actuación dolosa o gravemente culposa del árbitro, el daño o perjuicio de cualquier
orden padecido por los compromitentes y la relación de causalidad entre la falta y el daño, bien
entendido que tratándose de arbitraje de equidad el parámetro decisorio de los árbitros por expreso
deseo de los compromitentes se su 'leal saber y entender.'"
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Auto de la Audiencia Provincial de Barcelona de 25 de Noviembre de 1995
Se pueden adoptar medidas cautelares en el arbitraje.
"...La Ley Española de Arbitraje de 1988 guarda silencio respecto a la posibilidad de solicitar a los
órganos judiciales estatales la adopción de medidas cautelares en función de un arbitraje y antes de
haberse dictado el laudo correspondiente, y este silencio ha dado lugar a que se discuta sobre la
admisibilidad de tal posibilidad en nuestro ordenamiento jurídico. [...] Este Tribunal se inclina, como ya
se intuía en el auto de 21 de Julio de 1992, por la admisibilidad de la adopción de medidas cautelares por
los órganos jurisdiccionales estatales en función de un arbitraje privado antes de haberse dictado el
correspondiente laudo, y ello en razón de que no existe prohibición legal expresa de tal posibilidad ni la
misma se deduce de los principios inspiradores y finalidades de la Ley de 1988. En efecto, esta Ley
potencia la institución del arbitraje al configurarlo con una naturaleza mixta: privada en cuanto a su
origen y pública en cuanto a sus efectos, de suerte que realmente crea una verdadera jurisdicción
(entendida esta palabra en el sentido clásico de 'dictar derecho') privada, excluyente de la jurisdicción
estatal; desde esta perspectiva, que tiene un armónico encuadre en nuestro ordenamiento jurídico
procesal civil, puede sostenerse que esa jurisdicción privada debe gozar de iguales posibilidades
tuteladoras de la jurisdicción estatal por cuanto que los ciudadanos pueden optar libremente por
someterse a una u otra jurisdicción, lo cual lleva a la conclusión por la que se inclina este Tribunal, es
decir, el que los órganos jurisdiccionales estatales podrán adoptar medidas cautelares instrumentales
respecto de un arbitraje en el que aún no se ha pronunciado un laudo, y sólo ellos podrán adoptarlas en
razón de que tales medidas siempre suponen un constreñimiento de derechos."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 7 de Noviembre de 1995
La competencia objetiva del árbitro se encuadra en materia susceptible de ser arbitrada.
"...por competencia objetiva debe entenderse que la intervención dirimente del árbitro debe recaer
sobre cuestiones que pueden ser objeto de arbitraje (es decir que se trate de una materia distinta de las
enumeradas en el artículo 2 de la Ley de Arbitraje) y que en concreto las partes las hayan sometido
expresamente a la decisión arbitral."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 7 de Noviembre de 1995
La nulidad del llamado contrato principal no conlleva necesariamente la nulidad del convenio
arbitral pactado.
"...Ningún problema plantea la nulidad del llamado contrato principal y la validez del convenio arbitral
cuando su objeto verse sobre relaciones jurídicas que no sean nulas, pero cuando su único objeto sea la
relación jurídica nula se ha sostenido por algún sector de la doctrina que la controversia a decidir por el
árbitro no puede surgir de la nada, de la inexistencia de lo que carece de efectos jurídico, lo que se
rechaza por otros autores quienes ponen de manifiesto que los razonamientos puramente formales son a
veces engañosos y así se puede afirmar que un contrato nulo sí tiene efectos jurídicos, no sólo los de
generar un pleito judicial, o un arbitraje, sino la restitución de las prestaciones (artículos 1.303, 1.305 a
1.308 del Código Civil), o los daños y perjuicios correspondientes por culpa in contrahendo."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 7 de Noviembre de 1995
En el arbitraje en equidad el árbitro puede ser tanto quien no está licenciado en Derecho como
abogados en ejercicio.
"...El número 1 del artículo 12 de la Ley de Arbitraje establece las condiciones que deben reunirse para
ser árbitro, en concreto ser una persona neutral que se halle, desde su aceptación, en pleno ejercicio de
sus derechos civiles, es decir, que tengan plena capacidad jurídica de obrar. Lo que es de aplicación tanto
a los arbitrajes en equidad como en derecho. Pero cuando se trata de dictar laudo de derecho, el número
2 del artículo 12 impone un requisito adicional que debe concurrir en el árbitro: ser abogado en ejercicio.
Sin que de ahí pueda deducirse que en el arbitraje de equidad el árbitro no pueda ser un abogado en
ejercicio. Lo que se corrobora con lo dispuesto en el número 4 del artículo 12 (tampoco podrán actuar
como árbitros los Jueces, Magistrados y Fiscales en activo, ni quienes ejerzan funciones públicas
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retribuidas por arancel) en el que no se añade que en los arbitrajes de equidad no puedan ser árbitros los
abogados en ejercicio."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 31 de Octubre de 1995
La parquedad en los razonamientos contenidos en un laudo no implica falta de motivación.
"...En el presente caso el laudo está motivado, cuestión distinta es que esta motivación no convenza al
demandante. Y es de aplicación, a la motivación del laudo arbitral de derecho, la doctrina
jurisprudencial sobre la motivación de las sentencias dictadas en el orden jurisdiccional civil, en base a la
cual no se exige que la fundamentación contenga cita de concretos preceptos legales o doctrina
jurisprudencial (Tribunal Supremo, Sala 1ª, sentencia de 30 de Abril de 1991); no implicando falta de
motivación la parquedad o brevedad en los razonamientos (Tribunal Supremo, Sala 1ª, sentencias de 30
de Abril de 1991, 11 de Diciembre de 1989); y al estar motivadas no quiere decir que se haya de combatir
uno a uno los argumentos alegados por cada una de las partes (Tribunal Supremo, Sala 1ª, sentencia de 12
de Noviembre de 1990)."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, 31 de Octubre de 1995
Las partes en un arbitraje pueden manifestar sus acuerdos en documentos separados y no
necesariamente en documento conjunto.
"...A los efectos de la última frase del número primero del artículo 30 de la Ley de Arbitraje (este plazo
sólo podrá ser prorrogado por acuerdo de las partes, notificado a los árbitros antes de la expiración del
plazo inicial) debe entenderse por acuerdo, refiriéndose a dos o más personas, mostrar conformidad o
alcanzarla. No siendo imprescindible que, en un solo acto y plasmándolo en un único documento, dos o
más personas adopten una exclusiva resolución imputable a todos ellos. Sino que, por el contrario, basta
con que las dos partes emitan su voluntad por separado siempre que sea concorde."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 31 de Octubre de 1995
La incorrecta valoración de la prueba o la incorrecta interpretación y aplicación de las normas de
derecho en un laudo arbitral dictado en derecho no constituyen causa de nulidad del laudo.
"...La cuestión que realmente se suscita es la de si, en un arbitraje de derecho, se puede a través del
cauce de la acción de anulación del laudo arbitral (prevista en los artículos 45 a 51 de la Ley de
Arbitraje), revisar, por la Audiencia Provincial, la correcta interpretación y aplicación que, de las normas
jurídicas y jurisprudencia destinadas a la decisión del supuesto de hecho controvertido, se hizo en el
laudo arbitral. La contestación, a juicio de esta Sala, debe ser categóricamente negativa, quedando fuera
del objeto de la acción de anulación del laudo arbitral de derecho el análisis de la corrección de la
decisión jurídica arbitral decisorio de la controversia, en cuanto ajustada a la adecuada interpretación de
la normativa jurídica material de aplicación a la contienda planteada.
Y, dentro de la acción de anulación, el legislador ha establecido, taxativamente y como números
cerrados, las únicas y exclusivas causas o motivos en base a los vitales puede decretarse la anulación del
laudo (el empleo del adverbio «sólo» en la redacción inicial del artículo 45 de la Ley de Arbitraje disipa
cualquier duda al respecto). Y tras una tranquila y desapasionada lectura de los cinco casos reseñados en
el articulo 45 de la Ley de Arbitraje se llega a la evidente conclusión de que no puede decretarse por la
Audiencia Provincial la anulación del laudo arbitral en base a una incorrecta valoración de la prueba o a
una indebida interpretación y aplicación de las normas de derecho sustantivo al concreto caso
controvertido. Lo que se corrobora si tenemos en cuenta que el articulo 45 de la nueva Ley de Arbitraje
de 1988 no contiene el motivo de impugnación que bajo la vigencia de la vieja Ley de Arbitraje de 1953
establecía el derogado texto del artículo 1.732 de la Ley de Enjuiciamiento Civil sobre infracción de las
normas del ordenamiento jurídico o de la jurisprudencia, que fuesen aplicables para resolver las
cuestiones objeto de debate (artículo 1.692 número 50 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, al que el
anterior se remitía, y que hoy en día ya tiene otra redacción). Y que no prosperó la enmienda número 60
de la Agrupación de Diputados del Partido Liberal (Grupo Mixto) al artículo 46 de Proyecto de la actual
Ley de Arbitraje, de modificación, en la que se proponía que el laudo fuera anulable cuando fuese
contrario al orden público o, «si habiéndose dictado en arbitraje de derecho, fuere contrario al
ordenamiento».
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Es cierto que un importante sector de nuestra doctrina considera que a través de la acción de anulación
del laudo arbitral de derecho puede la Audiencia Provincial revisar la normativa jurídica aplicable. Pero
eso se hace después de criticar con acritud al legislador por haberse «olvidado» de incluir ese motivo
entre los que dan lugar a la posible anulación del laudo y enmendar ese lapsus del legislador intentan
darle cobijo en el caso quinto del artículo 45 de la Ley de Arbitraje (dándole al concepto de «orden
público» un significado innovador) e incluso en el caso segundo del artículo 45 en relación con el número
2 del articulo 32 (se le confiere a la «motivación» del laudo un carácter material).
Parece más adecuado atenernos a lo legislado en los términos en los que aparece redactada la Ley y no
acudir a interpretaciones rebuscadas. Téngase en cuenta que nos encontramos ante dos personas que,
para decidir su cuestión litigiosa con sujeción a derecho, optan por alejarse de los órganos
jurisdiccionales, prefiriendo que la interpretación de las normas jurídicas de aplicación a su controversia
se haga por personas ajenas al Poder Judicial. Después de dictado el laudo arbitral aquél al que favorece
se reafirma en su inicial creencia. No siendo de recibo que aquél al que perjudique adjure de su primitiva
referencia, clamando por una resolución jurídica del fondo de la cuestión litigiosa por el órgano
jurisdiccional. Pues nadie le ha obligado a firmar el convenio arbitral, sin el cual sería un órgano
integrante del Poder Judicial el que habría resuelto su contienda, debiendo quedar vinculado por sus
propios actos, de los que no puede desdecirse una vez conocidos sus resultados o consecuencias."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 17 de Octubre de 1995
El recurso de anulación de un laudo arbitral no se puede sustanciar como recurso de nulidad
contractual.
"...Lo que no le está permitido a la parte recurrente es utilizar ahora el recurso de nulidad del laudo
para ejercitar de forma soterrada una acción de nulidad del contrato. Aceptar su tesis supondría no sólo
desvirtuar la naturaleza del recurso sino también contaminar de incongruencia, e incluso de defecto de
jurisdicción, la resolución de esta Sala. La finalidad del recurso de anulación -según se desprende de la
Exposición de Motivos de la Ley de arbitraje-es garantizar que el nacimiento, desarrollo y conclusión del
procedimiento arbitral se ajustan a lo establecido en la Ley'. [...] Desde la doctrina procesal más clásica
se ha venido entendiendo que el compromiso o convenio de arbitraje implica 'la renuncia voluntaria al
conocimiento de una controversia por la autoridad judicial'. Por tanto, si la Ley protege y regula esa
renuncia y limita el control de su resultado a la garantía de legalidad de su procedimiento, sería ir contra
la Ley rebasar los linderos de la actuación específica que en este punto se atribuye a la Audiencia a
través del recurso de nulidad del laudo que -como bien ha expresado la parte recurrida en su escrito de
contestación al recurso-no constituye un recurso de apelación en el que la Audiencia tiene facultad para
entrar en la revisión de todo litigio: de todo lo alegado, probado y resuelto en la primera instancia."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 4 de Octubre de 1995
No puede existir desigualdad entre las partes a la hora de nombrar árbitro(s).
"...puede deducirse con evidencia que las partes vinculadas en un convenio arbitral pueden: a) no
designar específicamente a los árbitros; b) hacerlo personal y directamente en el propio convenio arbitral
y c) facultar a un tercero para que efectúe el tan citado nombramiento, bien entendido, en palabras del
artículo 9.3 de la Ley de Arbitraje, que será nulo el convenio arbitral que coloque a una de las partes en
cualquier situación de privilegio con respecto a la designación de los árbitros."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 4 de Octubre de 1995
Cuando el convenio arbitral no especifica cómo se nombrarán los árbitros, será necesaria la
formalización judicial del arbitraje, entendiéndose dicha formalización como subsidiaria y no
marginadora de la voluntad de arbitrar la controversia.
"...Cuando en el convenio arbitral no exista mecanismo alguno para la designación de los árbitros habrá
de entenderse que es procedente la formalización judicial del arbitraje. No otra cosa dispone el artículo
38 de la Ley de 1988: si las partes no se pusieren de acuerdo con la designación de los árbitros, de
procederá a instancia de cualquiera de los interesados a la formalización judicial del arbitraje conforme
a las reglas establecidas en los artículos siguientes. Luego si existe acuerdo de la designación de los
árbitros no será preciso acudir luego a la formalización judicial del Arbitraje. [...] pues la formalización
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judicial es subsidiaria y el convenio arbitral vincula a las partes, debiendo de estarse, como parece obvio,
a lo pactado. De aceptar la tesis del recurrente terminaríamos con el convenio arbitral y con el propio
arbitraje pues siempre sería preciso acudir a la designación judicial."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria de 29 de Septiembre de 1995
En el arbitraje de equidad el árbitro actúa según su leal saber y entender y su actividad no tropieza
con los límites que marcan las normas de ius cogens.
"...a la luz de la doctrina y la jurisprudencia, la interpretación propuesta por la recurrente es
ciertamente forzada. La expresión 'según su leal saber y entender' refleja un modelo de resolución, desde
el punto de vista sustantivo, de las cuestiones litigiosas, donde la actividad del Juzgador no tropieza con
los límites que marcan las normas, ni siquiera las que integran ius cogens. Esto quiere decir, con
referencia al arbitraje, que los árbitros no están coartados en su misión decisoria, ni restringidos en las
interpretaciones de las cuestiones a decidir, que deben apreciarse de modo conjunto, no aisladamente, y
en relación con los antecedentes y finalidad, sin más fundamento que ese leal saber y entender, a quien
nadie obliga una motivación jurídica."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 19 de Julio de 1995
No son arbitrables cuestiones relativas a la competencia desleal.
"...efectivamente, carecen los particulares de poder de disposición sobre la existencia o no del ilícito
concurrencial, al estar vinculado a tal categoría jurídica no sólo el interés privado de los empresarios
competidores, sino también el interés colectivo de los consumidores y el propio interés público del Estado
al mantenimiento de un orden concurrencial debidamente saneado."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 18 de Julio de 1995
La prórroga para emitir el laudo la conceden las partes, nunca el árbitro y deberá adoptar la forma
escrita que no presupone escritura pública.
"...establece el artículo 31.1 de la Ley de Arbitraje que el plazo para dictar laudo, que será determinado
por las partes o, supletoriamente, el de seis meses, sólo podrá ser prorrogado por acuerdo de aquéllas,
notificado a los árbitros antes de la expiración del plazo inicial; entiende la doctrina que, al igual que el
convenio arbitral, la prórroga del plazo, que supone una modificación de aquél, deberá adoptar la forma
escrita en las modalidades prescritas por el artículo sexto de la Ley de Arbitraje, por lo que bastará para
su validez cuando, como es normal, sea el árbitro quien proponga la prórroga, la aceptación de la
propuesta por ambas partes mediante carta u otro medio documental de comunicación que permita dejar
constancia de su voluntad concorde; no es, desde luego, de aplicación la Jurisprudencia citada por la
recurrente de anulación, que exigía escritura pública o resolución judicial para la prórroga del plazo, por
referirse a la Ley de Arbitraje de Derecho Privado de 1953, cuyo artículo 16 imponía la forma de escritura
pública para el compromiso arbitral."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 12 de Junio de 1995
Para que un laudo sea anulable por atentar contra el orden público, será preciso que vulnere
derechos y libertades fundamentales.
"...ya esta misma Sala, en sentencia de 28 de Noviembre de 1994, precisó lo que debía entenderse por
orden público a los efectos del artículo 45.5 de la Ley de Arbitraje, que tal y como se manifiesta en su
propia Exposición de Motivos habrá de ser interpretado a la luz de los principios de nuestra Constitución
cuyo intérprete máximo no puede ser otro que el Tribunal Constitucional, con arreglo a cuyas
declaraciones debe entenderse que para que un laudo arbitral sea contrario al orden público, será preciso
que vulnere los derechos y libertades fundamentales reconocidos en el Capítulo II, Título I de la Norma
Suprema, garantizados a través de la misma (Sentencia del Tribunal Constitucional de 14 de Abril de
1986), siendo éste el parecer mayoritario de las Audiencias Provinciales (así, Zaragoza de 6 de
Septiembre de 1991, Madrid de 26 de Noviembre de 1991, 15 de Abril de 1992, 22 de Septiembre de 1992,
18 de Octubre de 1993), sin que en el Laudo discutido pueda admitirse atisbo alguno de haberse
conculcado tal concepto."
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Sentencia de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca de 5 de Junio de 1995
Los convenios arbitrales celebrados con anterioridad a la Ley de Arbitraje 36/1988, de 5 de
Diciembre, se regirán de acuerdo con la LA 36/1988.
"...aunque dicho convenio arbitral es anterior a la vigente Ley de Arbitraje, sus normas resultan de plena
aplicación al citado convenio arbitral, toda vez que la disposición transitoria de la referida ley establece
que salvo en los casos en que el procedimiento arbitral se hubiese iniciado ya, los arbitraje cuyo convenio
arbitral se hubiere celebrado antes de la entrada en vigor de la ley se regirán por las disposiciones
contenidas en la misma."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 24 de Mayo de 1995
Los motivos para proponer la anulación del laudo son taxativos.
"...lo que se atempera plenamente a lo preceptuado en el párrafo primero del artículo 45 de la Ley de
Arbitraje, cuyo tenor no puede ser más paladino al afirmar que 'el laudo sólo podrá anularse en los
siguientes casos...in fine' y los asertos antedichos en manera alguna caen dentro del ámbito de los
supuestos tasados en el meritado precepto adjetivo por lo que deviene superflua cualquier motivación
adicional."
Sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña, de 15 de Marzo de 1995
El árbitro decide qué pruebas son pertinentes.
"...Ahora bien, el meritado reglamento no señala que todas las pruebas propuestas deban de ser
practicadas, sino las declaradas pertinentes por el Tribunal de Arbitraje. [...] no existe un derecho
absoluto a la prueba sino sólo a aquella que sea adecuada y útil a los efectos de la controversia suscitada
o, dicho de otra manera, la necesaria para la prosperabilidad de la pretensión sostenida por la parte
recurrente, de modo que la decisión del laudo, de haberse practicado la misma, hubiese sido otra
favorable a la tesis de la parte recurrente, para lo cual habrá que ponderar las razones esgrimidas en la
resolución arbitral a los efectos resolutorios de la cuestión debatida, sin entrar en el análisis, que nos
está vedado, del acierto de su fundamentación."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante de 16 de Enero de 1995
La personación en arbitraje es evidencia de la voluntad de arbitrar aún en ausencia de un convenio
arbitral.
"...Si bien es cierto que la comunicación de sometimiento al arbitraje no parece firmada, esa omisión se
vio posteriormente subsanada por la actuación posterior del citado señor M. quien compareció en nombre
de la empresa a la vista que celebró la Junta Arbitral el día 6 de Enero de 1993."
COMENTARIO: ARyME nunca acepta un arbitraje sin convenio escrito -bien en el contrato
principal, bien como cláusula accesoria-expresando, sin ambigüedad el deseo de las
partes de conferirnos plena competencia para administrar el arbitraje. La SAP de Sevilla
de 2 de Abril de 1993 hace referencia precisamente a que el convenio arbitral, al ser un
renuncia a la jurisdicción ordinaria, debe ser claro, preciso y sin ambigüedades respecto
al compromiso de las partes de cumplir el laudo que sobrevenga. Así, si del "carteo" entre
las partes se deduce la voluntad de arbitrar, es probable que distintas audiencias
provinciales interpreten el compromiso "inequívoco" de manera distinta por mucho que el
artículo 6.2 de la Ley de Arbitraje admita el intercambio de cartas como voluntad de usar
el arbitraje.
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 17 de Octubre de 1994
La nulidad de un contrato no conlleva consigo necesariamente la nulidad del convenio arbitral
suscrito entre las partes.
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"...El primer motivo de anulación, al amparo del artículo 45.1 de la Ley de Arbitraje, se funda en la
inexistencia del convenio arbitral por hallarse inserta la cláusula de arbitraje en un contrato, el de once
de agosto de 1992, sometido a condición suspensiva, que no se ha cumplido, por lo que el único contrato
válido y eficaz entre las partes es el de 19 de diciembre de 1991, que no contenía convenio arbitral; la
expresada alegación que, rectamente entendida, se refiere a la ineficacia, no a la inexistencia del
convenio arbitral, carece de todo sustento; el principio de autonomía de la cláusula compromisoria, que
halla su traducción legal más rigurosa en el artículo octavo de la Ley de Arbitraje, hace inmune el
convenio arbitral a las condiciones que suspendan la eficacia inicial del negocio jurídico o determinen su
ineficacia sobrevenida; precisamente la cuestión nuclear controvertida entre las partes es la de si se ha
de aplicar en perjuicio de la demanda el principio 'dolus pro impleta conditione' y el motivo hace
supuesto de dicha cuestión, lo que ha de determinar, junto con lo mas arriba expuesto, a desestimarlo,
sin más."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 28 de Septiembre de 1994
La asociación entre dos personas con objeto de desarrollar un negocio no se considera arbitraje
laboral y es materia arbitrable.
"...no concurren las normas básicas para la existencia de la relación laboral -dependencia,
remunerabilidad y ajeneidad-y sí una asociación entre dos personas, en orden a colaborar en la
explotación de un negocio, en contraprestación a la cesión de un porcentaje de las acciones de una
Sociedad, que una de ellas haría a la otra, y que, al no querer o no poder cumplir, se sustituyó en la
forma pactada, con meridiana claridad, en el convenio por ambas firmado, sin que se haya acreditado
algo en contra de su validez, y cuyas incidencias se sometieron a arbitraje, resuelto fundamentalmente a
favor de su cumplimiento, por los extensos y claros razonamientos del laudo."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga de 25 de Julio de 1994
No es necesaria la formalización del arbitraje. Ni siquiera es necesaria una cláusula en su sentido
formalista.
"...En lo que respecta a la procedibilidad formal del arbitraje por la ineficacia de la cláusula arbitral que
el recurrente por doble motivo imputa, es evidente que el artículo 6 de la nueva Ley de Arbitraje ha
sustituido la exigencia de la escritura pública prevista en el artículo 5 de la Ley de 1953, por la menos
rigurosa de la constancia por escrito del convenio arbitral, tanto como cláusula incorporada a un contrato
principal como por acuerdo independiente del mismo, bastando que resulte de intercambio de cartas o de
cualquier otro medio de comunicación que deje constancia documental bastante de la voluntad de las
partes de someterse a arbitraje."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia de 22 de Junio de 1994
No todas las pruebas deben de ser practicadas de nuevo cuando un árbitro sustituye a otro en un
arbitraje en curso.
"...El artículo 26 de la Ley señala 'practicarán...las pruebas', es decir en plural, y para que no haya duda
de que la intención del Legislador es que, como norma general, todos los árbitros estén presentes en la
práctica de la prueba, en el artículo 28 se preceptua que 'si en el curso del arbitraje se incorpora un
nuevo árbitro en sustitución de otro anterior, se volverán a practicar todas las pruebas que se hubieran
realizado con anterioridad, salvo si el árbitro se considera suficientemente informado por la lectura de
las actuaciones'. Es claro que la excepción es la invalidez de la prueba en que no han intervenido todos
los árbitros en su práctica, y en los casos excepcionales están limitados a los supuestos en que se
incorpora uno nuevo en sustitución de otro anterior. No tendría mucho sentido que la Ley, con exceso de
rigorismo, no hubiese admitido salvedad alguna, pues hay casos claros que justifican la excepción, como
sería una prueba pericial, usualmente presentada por escrito, en que no es necesario volver a practicar la
ratificación, si el árbitro sustituto de otro anterior no tiene que pedir aclaración alguna sobre el
peritaje. En cambio, en la prueba testifical, no cabe duda que, con la presencia en su práctica de todos
los que han de resolver la cuestión litigiosa, se aumentan las garantías de un mejor acierto a la hora de
dictar el laudo, al ser objeto de deliberación la credibilidad que los testigos ofrezcan a cada uno de los
componentes del colegio arbitral."
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Sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia de 22 de Junio de 1994
Para anular un laudo arbitral es necesario invocar alguno de los motivos de anulación contemplados
en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje, no valiendo cualquier otro motivo.
"...Tal y como actualmente está regulada esta institución [arbitraje] por Ley 36/1988, de 5 de Diciembre,
que sustituye y deroga a la anterior de 22 de Diciembre de 1953, reguladora de arbitrajes de derecho
privado, la impugnación del laudo pronunciado no puede basarse en cualquier causa a la que, a criterio
del recurrente, quepa anudar consecuencias invalidatorias de lo actuado parajurisdiccionalmente, sino
que habrá de descansar de modo necesario en alguno de los 'casos' que taxativamente enumera el artículo
45 de la mentada Ley especial; el empleo del término 'sólo', referido a los supuestos en que cabe la
anulación, no puede ser más expresivo en este caso."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra, de 13 de Junio de 1994
Ciertos acuerdos sociales son materia disponible y arbitrable.
"...Que como se hace notar en un sector de la Doctrina, no puede resolverse el mencionado problema de
la posibilidad de someter a decisión la validez de los acuerdos sociales, de una manera genérica y que
comprenda todo tipo de sociedades anónimas y toda clase de acuerdos; debiendo distinguirse entre las
Sociedades Anónimas abiertas, en las que el ámbito de aplicación del arbitraje es necesariamente muy
reducido, por afectar normalmente los acuerdos al interés colectivo indisponible para los accionistas, de
aquellas otras cerradas, familiares o de composición numéricamente muy reducida, como la constituida
por los actores y los que adoptaron el acuerdo impugnado en el supuesto de autos."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 19 de Abril de 1994
No se puede recusar a un árbitro cuando haya existido, con anterioridad a su nombramiento, causa
de recusación, y la misma era conocida.
"...En nuestro caso concreto, y debido a la relación contractual que unía a las partes, es obvio que D.
conoció el parentesco que luego denuncia, sin que en el momento mismo de la designación se opusiese al
nombramiento. El legislador ha querido que cuando los árbitros sean designados por las partes sólo
puedan ser recusados por causas posteriores a su designación, a menos que el conocimiento sea posterior
a ésta. Ello es así porque impera el principio de autonomía de la voluntad y pueden, en consecuencia, ser
árbitros, aquellas personas que designadas por las partes tengan con éstas o con la controversia alguna de
las relaciones que establecen la posibilidad de abstención y recusación del juez, siempre que, resaltamos,
esas relaciones existieran antes de la designación y las partes las conocieran."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 19 de Abril de 1994
El laudo es recurrible por motivos formales, no de fondo.
"...como claramente se deduce del art. 45 de la Ley de Arbitraje de 5 de Diciembre de 1988, el recurso de
anulación tiene unos motivos limitados, que miran a cuestiones formales, en cuanto que la actuación de
los árbitros no se hubiese sujetado a la Ley, y no a la problemática de fondo, material o sustantiva, que
vincule a las partes y a las consecuencias económicas que de ellas se deriven."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Burgos de 4 de Abril de 1994
Por muy flexible que sea el proceso de práctica de prueba en un proceso arbitral, deben observarse
los principios de audiencia, contradicción e igualdad entre las partes.
"...en el caso de autos no consta que los intervinientes en el procedimiento arbitral tuviesen ninguna
intervención en la prueba pericial practicada fuera de Burgos, ni siquiera que la misma les fuese
debidamente comunicada, ni antes, ni después, ni cuando efectivamente tuvo lugar. De dicha ausencia de
comunicación se derivó un evidente perjuicio para los intervinientes en el procedimiento arbitral. [...]
Tal ausencia de intervención supone un evidente quebrantamiento de los principio de audiencia y
contradicción, entendidos como la facultad de ser oídos y poder hacer alegaciones dentro de las pruebas
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y, por la existencia de ese defecto procesal, de acuerdo con los artículos 21, 26 y 45 de la Ley de Régimen
Jurídico de Arbitraje, debe decretarse la nulidad del laudo emitido."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Burgos de 4 de Abril de 1994
La prueba no solicitada y, por lo tanto, ni practicada ni considerada por el árbitro, no produce
indefensión.
"...Piénsese que nos encontramos no frente a una diligencia de prueba pedida, admitida y luego no
practicada, que es el supuesto al que se refiere la doctrina constitucional citada en el fundamento
anterior, sino que el primero de los datos, el que se trate de una prueba pedida falta y, por ello, la no
práctica de la diligencia no entraña una violación del derecho a la prueba, pues para ello la prueba tiene
que ser pedida, pues el derecho a servirse de la prueba, no es ilimitado, y sólo puede plantearse en el
seno de un procedimiento judicial ya abierto y en los momentos procesales pertinentes. De tal manera
que si la parte que hoy pide la declaración de nulidad del laudo arbitral, al no solicitar la práctica de una
determinada prueba, entendió que dicha prueba no era pertinente, ahora no puede alegar que la falta de
práctica de esa prueba le causa indefensión. Si en un primer momento no se trataba de una prueba
necesaria o pertinente, no puede ahora volverse sobre el planteamiento inicial y reclamar su
pertinencia."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Valladolid de 24 de Marzo de 1994
El recurso de anulación del laudo es un examen sobre la forma nunca sobre el fondo de lo resuelto
por el árbitro.
"...que este recurso no tiene por objeto ni persigue, más aún en un arbitraje de equidad, transferir a la
Sala la total jurisdicción sobre el fondo del asunto objeto del laudo, sino, como refiere la Exposición de
Motivos de la propia Ley de Arbitraje, garantizar que en el inicio, desarrollo y término del procedimiento
arbitral se ha actuado conforme a lo regulado por la Ley, y que el laudo no es contrario al orden público.
No se trata pues, de una instancia más, ni por supuesto, una instancia de apelación sobre cuestiones
relativas a la justicia del laudo, a las deficiencias del fallo, o al modo más o menos acertado de resolver
la cuestión sometida a arbitraje -lo que ciertamente iría contra la esencia del arbitraje, al transferir a
Jueces de derecho facultades no atribuidas ni por la Ley de Arbitraje ni por los compromitentes-sino de
un juicio externo, limitado a las meras garantías formales y a resolver y dejar sin efecto lo que
constituya exceso en el laudo, pero sin corregir sus deficiencias u omisiones y sin posibilidad de discutir
el mayor o menor fundamento de los resuelto (en este particular baste citar por todas, las sentencias del
Tribunal Supremo de 12 de Junio de 1987, 20 de Marzo de 1990, también la del Tribunal Constitucional de
fecha de 16 de Marzo de 1988)."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Valladolid de 24 de Marzo de 1994
El recurso de anulación de un laudo arbitral sólo se puede basar en los supuestos contemplados en el
artículo 45 de la Ley de Arbitraje.
"...únicamente cabe que el recurrente alegue alguno de los concretos motivos de anulación que se
describen en el artículo 45 de la citada Ley. Carácter taxativo que viene resaltado por el adverbio 'sólo'
que figura en el párrafo inicial del citado precepto y que se explica por el deseo del Legislador de
incentivar el arbitraje, considerado como una alternativa accesible y eficaz a la acción judicial, en
consonancia con lo que al respecto establecen otras leyes de nuestro entorno cultural y convenios
internacionales sobre la materia."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, de 20 de Diciembre de 1993
Las diligencias para mejor proveer, que no están contempladas en la Ley de Arbitraje, tienen
carácter instrumental a discreción del árbitro.
"...La inexistencia de una fase de diligencias para 'mejor proveer' en la vigente Ley de Arbitraje no
significa -menos aún para un arbitraje de equidad-que su práctica haya vulnerado alguno de los principios
expuestos [audiencia, contradicción e igualdad], siendo de añadir conforme a reiterada jurisprudencia sentencias del Tribunal Supremo de 4 de Febrero de 1983, 15 de Diciembre de 1987, 28 de Noviembre de
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1988 y 7 de Junio de 1990-en lo aplicable a la vigente Ley de Arbitraje, que los árbitros gozan de un
amplio campo de libertad de actuación sin precisar un ajuste rígido al thema decidendi y que solamente
la violación de aquellos principios esenciales reseñados en el artículo 21 podrá dar lugar a su nulidad al
amparo del artículo 24.2."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla de 4 de Noviembre de 1993
Un laudo es congruente si resuelve todos los extremos debatidos en el arbitraje.
"...inciden, pues, ambos motivos en el concepto de incongruencia, en relación al cual el Tribunal
Supremo, en sentencias de 10 de Mayo de 1986 y17 de Junio de 1986, ha declarado que la congruencia
hace referencia a la necesidad de que entre la parte dispositiva de la resolución judicial y las
pretensiones oportunamente deducidas por los contendientes exista la máxima concordancia y relación y
ello tanto en lo que afecta a los elementos subjetivos y objetivos de la relación jurídico-procesal, como
en lo que atañe a la acción ejercitada, sin que su exigencia alcance a los razonamientos alegados por las
partes o el Tribunal, pues el principio 'iura novit curia' exige, únicamente, no alterar las pretensiones
sustanciales formuladas por las partes, nunca, sin embargo, la total sumisión del fallo o aquellas, como
consecuencia del principio 'mihi factum, ego dabo tibi ius' proclamando la sentencia del mismo Alto
Tribunal de 5 de Junio de 1989 que la incongruencia ha de resultar entre la comparación del súplico de la
demanda y el fallo de la sentencia, pues lo que importa, a efectos de congruencia, es que los
pronunciamientos del fallo dejen resueltos todos los extremos debatidos."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra de 21 de Octubre de 1993
La excepción de arbitraje propuesta conjuntamente a la contestación de la demanda no presupone
renuncia tácita al arbitraje en el juicio declarativo de menor cuantía.
"...Sin embargo, la excepción dilatoria de arbitraje, por el contrario, salvo en el Juicio Declarativo de
Mayor Cuantía, y, con mayores dificultades, en el de Menor Cuantía, si fuere resuelta en la
comparecencia y se otorgare plazo para contestar a la demanda si fuere desestimada, no dispone de
cauce que permita su formulación exclusiva con posibilidad posterior, si fuere desestimada, de oposición
en cuanto al fondo, por lo que generalmente, si sólo se permitiere al demandado oponer la excepción
entendiéndose que renuncia al arbitraje si contesta a la demanda, se produciría una situación que
dificultaría en la práctica hacer valer el convenio arbitral, dado que invocar la excepción, únicamente,
podría situar al demandado en riesgo de indefensión si fuere desestimada, al carecer ya de vía para
contestar la demanda. Con base a lo anterior, y atendiendo al derecho a la tutela efectiva y proscripción
de indefensión, consideramos que si resulta clara la voluntad del demandado de no renunciar al
arbitraje, es lícito que, tras formular la excepción de arbitraje, pueda oponerse, subsidiariamente, al
fondo del asunto contestando a la demanda, sin que ello suponga una renuncia tácita al arbitraje,
constituyendo una medida de prudencia razonable para el supuesto de desestimación de la excepción, y
acorde con el derecho a la defensa y a la contradicción de los que podría resultar privado el demandado
que desease exigir el cumplimiento del convenio arbitral.
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 20 de Julio de 1993
El trámite de aclaración del laudo sirve para corregir errores de forma y para aclarar conceptos
oscuros u omitidos, no como instancia casacional.
"...El laudo resolvió la cuestión sometida a arbitraje de modo concreto, rechazando cualquier
indemnización por NASA, por razones de equidad, mientras que con el 'complemento' [aclaración] se
condena a quien había sido absuelto y se reconoce un derecho indemnizatorio quien se le había negado
cambiando el signo del fallo, lo que resulta apriorísticamente insubsumible en cualquiera de los casos del
artículo 36, porque la absolución del laudo no fue consecuencia de un error de transcripción de la minuta
original o de su incongruencia con la fundamentación, sino que era un simple corolario de ésta. De ahí
que con el 'complemento' se pretenda alterar también la fundamentación. Pero el dislate jurídico va más
allá, en cuanto se pretende la eficacia jurídica del 'complemento' del laudo con una adhesión discrepante
y por lo tanto contradictoria, pretiriéndose además que laudo y aclaración forman una unidad enteriza y
no puede por tanto admitirse que quien discrepó del laudo inicial y por lo tanto no decidió el arbitraje,
resuelva su aclaración, es patente que el denominado complemento del laudo es un laudo nuevo,
radicalmente nulo, en cuanto revisa, con evidente falta de jurisdicción, fuera de plazo y al margen de las
15
disposiciones legales, un laudo previo, arrogándose los árbitros un derecho revisor que no les compete. La
nulidad es tan manifiesta que entendemos innecesario ampliar la argumentación estimatoria de la
demanda."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 2 de Abril de 1993
Los árbitros tienen capacidad para decidir sobre su propia competencia. No cabe un examen de
fondo sobre lo decidido por el árbitro.
"...que la misión de los tribunales consiste en tales casos en dejar sin efecto lo que constituya
extralimitación del fallo arbitral, más no corregir sus deficiencias y omisiones, si las hubiere, ni
complicar o crear dificultades, a ese móvil de paz y cordialidad que a los árbitros se confía, pues la
naturaleza de este recurso no permite el examen total del fondo del asunto, siquiera la congruencia con
el 'thema decidendi' no implica que los árbitros estén coartados en su misión decisoria, ni restringidos en
la interpretación de las cuestiones a decidir, que deben apreciar de modo conjunto, no aisladamente, y
en relación a los antecedentes y finalidad."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla de 23 de Enero de 1993
Para que una cláusula arbitral sea válida, ésta debe manifestar, sin ambigüedad posible, el deseo
de utilizar el arbitraje y la voluntad inequívoca de las partes de cumplir los términos del laudo que
se dicte.
"...esta voluntad inequívoca es el elemento o sustrato que legitima la actuación del árbitro, y la
exclusión del derecho de todo ciudadano a acudir a la jurisdicción para resolver sus problemas, y de ello
se deriva que esa exigencia de voluntad sea inequívoca, es decir, que no aparezca duda alguna al respecto
que pudiera poner en entredicho esa declaración de voluntad de cada parte de someter sus conflictos a la
decisión de un tercero; si no aparece en forma inequívoca esa voluntad, la función del árbitro no estará
legitimada, no podrá acudirse a él para pedir solución al conflicto planteado, y si recae solución, ésta no
tendrá la más mínima fuerza ejecutiva."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla de 18 de Enero de 1993
Aunque la esencia del arbitraje sea su simplicidad procesal el arbitraje no puede ser completamente
aprocedimental.
"...El convenio arbitral supone una voluntad por parte de los que lo formalizan de dirimir sus discordias a
través de un árbitro sin acudir a la vía judicial, y sin que de ello pueda deducirse o presuponer una
dejación porque esa decisión se adopte sin formalismos, el procedimiento es obligado por la Ley de
Arbitraje y debe ser escrupulosamente cumplido, por cuanto que no hay razones, ni de índole práctico, ni
derivada de la voluntad de los sujetos que se someten, para considerarlo secundario, antes bien, y dada
la gran capacidad decisiva que se concede al árbitro, es obligado por seguridad de todos, que el
procedimiento sea con rigor cumplido, en lo que es exigible, pues esa decisión lo debe ser en base a que
las partes hayan podido alegar y probar, y con ello evitar una decisión arbitraria injustificada."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia de 18 de Noviembre de 1992
Contestar a la demanda no supone una renuncia tácita al arbitraje.
"...No es obstáculo a la estimación de la excepción el que el demandado, tras oponerla, contestara en el
mismo escrito y ad cautelam a la demanda y no se limitara a proponer en forma aquélla, de acuerdo con
lo prescrito por el artículo 11.2 de la Ley. Ciertamente, la presunción legal de renuncia tácita al
arbitraje cuando 'el demandado o demandados realicen, después de personados en el juicio, cualquier
actividad procesal que no sea la de interponer en forma la oportuna excepción', no puede sobreponerse y
anular la previa manifestación de voluntad expresa de la parte que, no sólo no renunció al arbitraje
pactado, sino que de manera inequívoca alegó este convenio y manifestó su voluntad de que se cumpliera
y, sólo en cautelosa previsión de la hipótesis de que fuera desestimada la excepción por él alegada
contestó la demanda."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Bilbao de 29 de Mayo de 1992
16
No se puede recusar a un árbitro nombrado de parte por no reunir los requisitos de ajeneidad,
independencia y neutralidad que la figura requiere cuando los motivos son conocidos de antemano
por quien le nombra.
"...Del nombramiento del árbitro deduce la demandante como primera conclusión la nulidad del contrato
mismo por inidoneidad de la persona al no reunir los requisitos de ajeneidad, independencia y
neutralidad que la figura exige..[...] en el caso enjuiciado la parte demandante no puede invocar la causa
de recusación vista en tanto conocía su existencia antes del contrato arbitral y en el mismo contrato las
partes eximieron al árbitro de las posibles incompatibilidades operando plenamente el párrafo 2 del
artículo 17 de la Ley siendo inviable la estimación de tal causa de nulidad."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca de 14 de Mayo de 1992
La simplicidad de procedimiento
necesariamente indefensión.
-característica
emblemática
del
arbitraje-no
conlleva
"...En el procedimiento civil, cuyas normas que lo regulan tienen un marcado carácter de orden público y
sus disposiciones son de derecho necesario, hasta el extremo de que la Ley de Enjuiciamiento Civil se le
conoce en la práctica como Ley de Ritos, no toda infracción de sus normas conlleva necesariamente a la
nulidad de las actuaciones, predicable sólo en los supuestos de omisión de trámites esenciales,
desconocimiento de garantías procesales o violación de los derechos fundamentales de la persona,
transgresiones, en suma, que conllevan la total o parcial indefensión de algunas de las partes, como se
recogía en la doctrina jurisprudencial. El artículo 238.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial declara
nulos de pleno derecho los actos jurídicos cuando se prescinda total y absolutamente de las normas
esenciales de procedimiento establecidas por la Ley con infracción de los principios de audiencia,
asistencia y defensa, siempre que efectivamente se haya producido indefensión, que de no producirse
aboga por el principio de conservación de los actos procesales (artículos 11 y 238 a 243 LOPJ); por ello el
propio Tribunal Constitucional en sentencias de 4 de Marzo de 1986 y 12 de Mayo de 1987, ha sentado que
la nulidad de actuaciones procesales constituye un remedio extraordinario de muy estricta y excepcional
aplicación, dada la noria conmoción procedimental que supone tanto para las partes como para el
principio de celeridad y economía procesal. Dicha doctrina es perfectamente aplicable en el campo del
arbitraje, cuyas normas del procedimiento vienen caracterizadas por su flexibilidad y libertad de
estipulación, de modo que serán las partes del convenio las que en el mismo deberá fijar el
procedimiento al que se someterán los árbitros para tomar su decisión, siempre que se respeten las
normas necesarias que con carácter mínimo señala la Ley y los principios esenciales de audiencia,
contradicción e igualdad entre las partes (artículo 21 Ley 36/1988); por ello no será motivo de anulación
del laudo, al amparo del caso 4 del artículo 45, la observancia de cualquier formalidad o principio
esencial establecido en la Ley, sino que, con mayor razón, dada la simplicidad del procedimiento, será
preciso que dicha infracción haya producido efectiva indefensión a alguna de las partes; solución que ya
venía presidiendo las resoluciones del Tribunal Supremo en su interpretación de la derogada Ley de 22 de
Diciembre de 1953, afirmado que el quebrantamiento de forma haya producido la 'indefensión' es
postulado necesario para que el recurso por infracción de las normas de procedimiento pueda prosperar STS de 13 de Junio de 1985-procedimiento que se caracteriza por su sencillez y desprovisto de rigorismo
formal y se limita a la garantía del principio de contradicción -STS de 13 de Noviembre de 1987-."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 12 de Mayo de 1992
El recurso de anulación del laudo no es una instancia de apelación.
"...el recurso de anulación no da lugar a una segunda instancia similar a la apelación que atribuya al
Tribunal la posibilidad de subsanar errores o diferencias en que pudiere incurrir el laudo para
completarlo como si de un recurso de apelación se tratase. El tema litigioso sobre el que debemos decidir
no es la controversia de fondo sino la validez del laudo. Ahora bien, la Ley de Arbitraje, en lo que aquí
interesa, tan sólo admite su nulidad cuando se excede en lo resuelto al invadir una esfera que los
contendientes no han sustraído a la jurisdicción atribuyéndola al árbitro."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Almería de 11 de Mayo de 1992
El árbitro ordena el proceso de práctica de pruebas y no está sometido a rígidos formalismos.
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"...antes de dar una respuesta puntual a las irregularidades en cuanto a la práctica de las pruebas
denunciadas por la entidad recurrente, conviene indicar que de conformidad al artículo 26 de la Ley de
Arbitraje, no rige en el procedimiento previsto en ella, el principio de aportación de parte, como en el
procedimiento ordinario, sino que al contrario, se faculta ampliamente al árbitro a que por propia
iniciativa se lleve a efecto las pruebas que estime pertinentes y sean admisibles en derecho."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 10 de Marzo de 1992
La negativa del árbitro a aclarar su laudo no produce indefensión.
"...no es constitutivo de indefensión el hecho de no haber accedido el árbitro que dictó el laudo a la
aclaración del mismo, solicitada dentro de los cinco días de su dictado, dado afectar a la aclaración
postulada al fondo de la cuestión sometida a su decisión y no a suplir algún concepto oscuro y omisión del
laudo."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 15 de Octubre de 1991
La naturaleza jurídica de las partes y del árbitro son distintas y su distinción es necesaria para que
se produzca el arbitraje.
"...Respecto a la denunciada nulidad de este recurso por el hecho de no haber tenido como parte en el
mismo al árbitro, debe reiterarse ahora la doctrina sostenida por esta Sala en el auto dictado en su
momento, puesto que el árbitro no es más que un juez privado y por ello los pronunciamientos de esta
sentencia alcanzan sólo a quienes son parte en el juicio arbitral, titulares de las relaciones jurídicas que
en el mismo se decidieron y que por definición no alcanzaron ni podían alcanzar en modo alguno el
árbitro, sujeto imparcial en las mismas."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Zaragoza de 9 de Julio de 1991
La posible recusación del árbitro no deja expedita la vía judicial para resolver la controversia.
"...más la posible existencia de una causa de recusación no deja expedita la vía judicial para la resolución
de la controversia entre las partes, debiendo estarse a lo prevenido en los artículos 17 a 19 de la Ley de
Arbitraje."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 18 de Junio de 1991
La pertinencia de la prueba la determina el árbitro.
"...Es sabido que el procedimiento arbitral, regulado en el Título cuarto de la Ley de Arbitraje, queda
remitido en gran parte a la autonomía de la voluntad, sin embargo se requiere la observancia de unos
trámites mínimos y, en todo caso,, el respeto de los principio de audiencia, contradicción e igualdad, por
lo que el proceso arbitral que la Ley configura es un proceso convencional, y entre las normas
establecidas por las partes y los árbitros resalta a los efectos de este recurso la de que los árbitros
debían conceder un plazo para proponer y otros para practicar las pruebas propuestas, regla que se
complementa con la del artículo 26 de la citada Ley, que dispone que 'los árbitros practicarán a instancia
de parte o por propia iniciativa las pruebas que estimen pertinentes y admisibles en derecho', términos
claros que no ofrecen dudas sobre la potestad de los árbitros para decidir sobre la admisibilidad de las
pruebas propuestas pudiendo rechazar las que consideren impertinentes."
"...la impertinencia se relaciona con los hechos objetivos de controversia y la admisibilidad con los
medios que se pueden proponer y al procedimiento de obtención de los mismos al no sufrir efecto las
pruebas obtenidas, directa o indirectamente, violentado los derechos o libertades fundamentales. En
definitiva este derecho de la parte no implica que pueda exigirse la práctica de todas las pruebas que
proponga, sino que tiene que justificar no sólo la relación de las pruebas que pretende aportar con el
objeto de la controversia sino también la capacidad de las mismas para decidir en la decisión de aquélla,
es decir, que sean relevantes para el buen éxito de las pretensiones que las partes debaten en el
proceso."
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Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 18 de Marzo de 1991
Para que un asunto sea arbitrable su objeto debe de ser disponible.
"...convierten a los términos sinónimos poder de disposición y libre disposición en esenciales para la
identificación de las materias válidamente arbitrables, que no pueden consistir en otras -al ser el
convenio arbitral un negocio jurídico-que aquellas sobre las que las partes están facultadas para ejercer
su autonomía de voluntad con la válida creación, extinción, modificación o configuración de relaciones
jurídicas, esto es, la potestad normativa creadora que, a través del negocio jurídico, expresión de ese
poder o libertad y fuente de disposiciones, reglamentaciones o normas privadas, el Ordenamiento
reconoce y ampara."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 14 de Septiembre de 1990
Para el abogado que arbitra en equidad, la sustracción de la obligatoriedad de aplicar normas
jurídicas, no descarta que la más estricta equidad consista en aplicar esas mismas reglas de
Derecho.
"...tampoco se puede decir que por aplicar o moderar los efectos de un contrato con criterios de equidad,
para obtener un reequilibrio de las prestaciones de las partes haya convertido el arbitraje de derecho en
un arbitraje en equidad, porque una cosa es el juicio de equidad, y otra muy distinta es hacer uso de la
equidad como criterio de interpretación de las normas o de los contratos, puesto que ya los romanos
advirtieron, con razón, que muchas veces la estricta aplicación del Derecho trae consecuencias dañosas
para la justicia: summum ius summa iniuria."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 14 de Septiembre de 1990
El recurso de anulación constituye solamente un juicio externo sobre observancia de formalidades.
"...Que esta Sala entiende que es aplicable en términos generales a la nueva legalidad, la jurisprudencia
surgida en aplicación de la Ley de 22 de Diciembre de 1953, para fijar el contenido revisor de los laudos
por los Tribunales de Justicia y recogido sintéticamente en el fundamento de derecho segundo de la
sentencia del Tribunal Supremo de 20 de Marzo de 1990, amparado en las sentencias que el mismo cita,
las del propio Tribunal Supremo de 13 de Octubre de 1986, 12 de Junio de 1987, 17 de marzo de 1988 y
del Tribunal Constitucional de 16 de Marzo de 1988, que lo constriñe a la emisión del juicio externo
acerca de la observancia de las formalidades esenciales y sometimiento del árbitro a los límites del
convenio."
Sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra de 31 de Enero de 1990
El procedimiento arbitral puede ajustarse a la voluntad de las partes desde un punto de vista
procesal siempre que se observen los principios fundamentales de audiencia, contradicción e
igualdad entre las partes.
"...Dicho principio de la autonomía de la voluntad aparece recogido expresamente en el artículo 21.1 y
debe conectarse con el artículo 5 y 6 ambos de la citada ley de arbitraje. Esta primacía del principio de la
autonomía de la voluntad debe coordinarse con las facultades de los árbitros, especialmente en el
arbitraje de equidad, y a las que se refieren los artículos 4.2, 25, 26, 28 y 29 de la Ley de Arbitraje. En
todo caso, y como previene el artículo 21, 1, deberán respetarse los principios de contradicción,
audiencia e igualdad entre las partes."
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