Eucaristía vocacional - Religiosas de la Asunción de Centroamérica

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Eucaristía
Semana vocacional
Monición de entrada:
Esta mañana, damos gracias a Dios porque Él nos conoce y nos llama a cada una por
nuestro nombre. Él cuenta con cada una de nosotras para realizar su misión de dar vida en
abundancia al mundo. Pidámosle al Señor que escuchemos con atención su llamada y no
nos resistamos a seguirle, porque sólo Él puede dar sentido a nuestra vida y ofrecernos un
camino de felicidad para nosotras y los demás.
Canto de entrada: La gloria de Dios
Señor, ten piedad: Cantado
Monición antes de la Palabra de Dios:
La Palabra de Dios de hoy nos habla de dos historias de llamada, la vocación de Samuel y
de los primeros discípulos de Jesús. Samuel, un niño que estaba al servicio de Yahvé,
escucha el llamado de Dios en la noche y con ayuda de Helí se pone a disposición del
Señor, diciendo: Habla, Señor, que tu siervo escucha. Los primeros discípulos también
responden con prontitud al llamado de Jesús, quien les reúne para que estén con Él y
enviarlos a predicar. También, Dios nos llama a nosotras, hoy, de distintas maneras,
también, quiere confiarnos una misión, escuchemos con atención lo que nos pide a través
de su Palabra.
Primera lectura: 1 Samuel 3, 1-10
El niño Samuel estaba al servicio de Yavé y vivía junto a Helí. En aquel tiempo raras veces
se oía la palabra de Yavé. Las visiones no eran frecuentes.
Cierto día, Helí estaba acostado en su habitación, sus ojos iban debilitándose y ya no podía
ver. Aún no estaba apagada la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el Templo de
Yavé, donde se encontraba el Arca de Dios.
Yavé llamó a Samuel. El respondió: «Aquí estoy», y corrió donde Helí diciendo: «Aquí
estoy, pues me has llamado.» Pero Helí le contestó: «Yo no te he llamado; vuelve a
acostarte.» El se fue y volvió a acostarse.
Volvió a llamar Yavé: «Samuel.» Se levantó Samuel y se fue donde Helí diciendo: «Aquí
estoy, pues me has llamado.» Otra vez Helí contestó: «No te he llamado; hijo mío, anda a
acostarte.» Samuel no conocía todavía a Yavé, pues la palabra de Yavé no le había sido
dirigida aún.
Como Yavé llamara a Samuel por tercera vez y el joven se presentara nuevamente a Helí,
éste comprendió que era Yavé quien le llamaba, y dijo a Samuel: «Anda a acostarte y si
vuelve a llamarte dile: Habla, Yavé, que tu siervo te escucha.» Entonces Samuel se volvió a
su habitación y se acostó. Yavé entró y se paró, y llamó como las otras veces: «Samuel,
Samuel.» Este respondió: «Habla, Yavé, que tu siervo escucha.»
Salmo responsorial:
R/ Háblame, Señor, que tu sierva escucha, háblame, qué quieres de mí. (Cantado)
Señor, yo busco ser feliz
Busco razones que le den sentido a lo que vivo.
A veces, mis pensamientos son un mar agitado
y a veces, son como un lago en calma.
En el arco iris de mis emociones,
me pregunto: ¿Qué quieres de mí? R/
Jesús, he escuchado hablar de ti desde pequeña,
sé que eres el Camino, el modelo para mi vida,
pero, no siempre sé cómo seguirte,
hay muchos cambios en mi vida, muchas cosas que me distraen.
Sin embargo, en lo profundo de mí, quiero escuchar tu voz,
quiero escuchar tu llamada. R/
Jesús, Tú llamaste a tus discípulos por su nombre,
conocías a cada uno y los amabas,
contaste con ellos para realizar tu misión,
hoy, también, me llamas a mí por mi nombre,
quieres que esté cerca de ti y te ayude,
quieres que esté dispuesta a seguirte. R/
Aleluya: Tu Palabra quiero vivir
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA. (2)
Nunca dejaré de cantar
que Tú eres la luz y el amor.
Tu camino quiero seguir,
no me dejes solo, Señor.
Evangelio: Marcos 3, 13-19
Jesús subió al monte y llamó a los que él quiso, y se reunieron con él.
Así instituyó a los Doce (a los que llamó también apóstoles), para que estuvieran con él y
para enviarlos a predicar, dándoles poder para echar demonios.
Estos son los Doce: Simón, a quien puso por nombre Pedro; Santiago y su hermano Juan,
hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;
Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, el hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el
Cananeo, y Judas Iscariote, el que después lo traicionó.
Peticiones:
A las peticiones respondemos:
R/ Que sepamos responder a tu llamada, Señor.
1. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras
sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios.
Por la Iglesia, para que a través de todos sus miembros, tu Palabra siga anunciándose con
entusiasmo y alegría para evangelizar y transformar nuestras sociedades.
2. El Reino ya está aquí; es visible donde los hombres y mujeres forman comunidad,
manifiestan que existe la solidaridad, el respeto el compartir.
Por la paz en el mundo, para que llegue a los corazones que necesitan amor y que nosotros
podamos comprometamos en construirla con nuestras palabras y acciones, desde la misión
que Tú nos encomiendas.
3. Es una locura no ser lo que se es con la mayor plenitud posible.
Por los jóvenes, para que puedan crecer en la fe y en sus propias convicciones para que
puedan descubrir el camino que les lleve a ser plenamente felices viviendo desde la bondad
y la dedicación por tu Reino.
4. El espíritu de fe, el celo, la libertad de espíritu que animaron a María Eugenia les
ayudan a vivir su vocación en plenitud.
Por las Religiosas de la Asunción, para que así como Tú ayudaste a Santa María Eugenia a
encontrar su vocación, ellas nos ayuden a encontrar la nuestra.
5. Cada uno de nosotros es objeto de una elección y de una llamada de amor.
Por cada una de nosotras para que podamos descubrir que hemos sido elegidas por Dios
para transmitir su amor y su sabiduría a quienes más lo necesitan.
Ofertorio: Esto que te doy
Nombres de cada una
 Te ofrecemos, Señor, los nombres de cada una de nosotras, Tú nos conoces
profundamente y deseas que seamos felices y que encontremos el sentido de nuestra
vida en el servicio y amor a las y los demás. Abre nuestro corazón a tu llamada.
Pan y vino
 Te ofrecemos el pan y el vino que se transformarán en tu Cuerpo y en tu Sangre, te
ofrecemos con ellos, la comunidad que formamos, transfórmala en sino de tu
presencia para el mundo.
Santo: Cantado
Comunión: Háblame
Canto de salida: Madre, sí
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