DEPORTE Y ACTIVIDAD FÍSICA (RICHARD ROST) Las enfermedades cardiovasculares y sus correspondientes factores de riesgo son el mayor problema de salud de la sociedad industrializada. El 50% de la mortalidad de los paisas en desarrollo como Colombia muestran también proporciones similares, gracias a una medida cada vez mejor se eleva progresivamente el promedio de vida y aparecen las enfermedades cardiovasculares como prioridad una vez superadas las enfermedades infeccionas, la desnutrición y los problemas de higiene. Este fenómeno bien conocido en países como Alemania o Estados Unidos han planteado nuevos interrogantes para los sistemas de salud debido al elevado costo que implican las enfermedades cardiovasculares. Por esta razón existen las necesidades crecientes de estrategias de prevención en forma masiva en especial orientadas a las enfermedades de la “Civilización” como la obesidad, la diabetes tipo II y las enfermedades cardiovasculares. La actividad física y el deporte han adquirido así gran importancia dentro de las opiniones públicas en que debe ser aplicada la actividad física en la prevención y rehabilitación. El argumento lógico acerca de las ventajas económicas de las prevenciones es discutible, pues al aumentar el promedio de vida aparecen nuevos costos para el sistema de salud, por otra parte vale la pena recalcar que el valor preventivo de la actividad física ha sido controvertido por las siguientes razones: PRIMERA:El deporte no puede ser estudiado en “doble-ciego cruzado” y se plantea la pregunta de si los deportistas son sanos porque practican deporte o si las personas que practican deporte son de por sí personas sanas, es decir, si se trata de una selección o en realidad el deporte tiene un papel preventivo. SEGUNDO:La actividad física no solo tiene ventajas sino conlleva también ciertos riesgos y son frecuentes los accidentes durante el ejercicio, algunos casos de personas que han pretendido “salir corriendo” del infarto han sufrido han sufrido un infarto durante la “carrera” por hacer ejercicio; este esceptisismo se refleja se refleja en la respuesta de Churchill cuando fue interrogado acerca de su buen estado de salud a una edad tan avanzada: “No sports, only whisky”. Después de estos planteamientos contradictorios, es necesaria una discusión cuidadosa de los estudios epidemiológicos que han permitido demostrar el valor de la actividad física como instrumento en la prevención, al aumentar la expectativa de la vida y sobre todo la calidad de esta, además de reducir en algo los costos de salud. MEDIDAS PREVENTIVAS GENERALES:Las diferentes tasas de mortalidad por enfermedades coronaria en los países industrializados demuestran la importancia de un estilo de vida responsable, la mortalidad entre hombres de 40 a 60 años en los países industrializados de similares niveles económicos se diferencia. En Finlandia, Escocia e Irlanda mueren aproximadamente 600 personas por cada 100.000 habitantes, mientras que en países como Japón muestran una mortalidad de 25-30 por cada 100.000 para el mismo grupo de edad, Alemania está en un nivel medio, los países de habla inglesa en la parte superior de la escala y los estados del mediterráneo como Italia, Grecia y España en la parte inferior. La razón para estas diferencias puede estar en los hábitos de la vida, especialmente en la alimentación. En Japón por ejemplo, se consume principalmente carbohidratos y peces de mar que tienen un efecto positivo sobre la arteriosclerosis, debido a su alto contenido en ácidos grasa omega 3. En Italia y España la dieta tiene características similares y se utiliza como grasa el aceite de olivas, rico en ácidos grasos insaturados. En los países Nórdicos encontramos por tanto niveles altos de colesterol y una elevada muerte coronaria; El factor racial se ha descartado en estudios de migraciones, los Japoneses que viven en Estados Unidos y adquieren el estilo de vida norteamericano, adquieren también la elevada mortalidadcardiovascular de los americanos. La prueba de que se trata de características dinámicas fue dada por el desarrollo de mortalidad cardiovascular en los Estados Unidos a partir de los años 50, en donde se vio un retroceso dramático hasta de un 40% en la mortalidad a consecuencia de los cambios en el estilo de vida, Canadá y Australia muestra cifras similares mientras que los estados de Europa oriental tuvieron un aumento en la mortalidad cardiovascular hasta la caída del socialismo, probablemente debido a la incapacidad para lograr una dieta sana. Junto con los cambios en la alimentación y la importante disminución en el consumo del cigarrillo, la actividad física ha sido un factor decisivo en los cambios en el sistema de vida en Norteamérica, el trote o jogging y deportes como el tenis son casi una obligación social. CUALES SON LAS PRUEBAS DE LOS OBJETOS Y BENEFICIOS DE LA ACTIVIDAD FISICA?El aumento de la esperanza de vida en los países industrializados es en la práctica poco útil, pues este es en sí uno de los problemas básicos de los sistemas de salud, no puede ser entonces el fin único de la prevención al aumentar a cualquier costo la esperanza de vida, un argumento escéptico dice que los deportistas no viven más años pero si “mueren más sanos”. La prevención moderna debe tener como objetivo no sólo evitar el infarto, sino todas aquellas causas prematuras, innecesarias y prevenibles de enfermedad. Por razones metódicas es lógico que haya poco estudios que demuestre un aumento en la longevidad de deportistas. Karvonen pudo demostrar en Finlandia una esperanza de vida de 4 años por encima del promedio de la población para deportistas (esquí nórdico). La posibilidad de que se trate también acá de una selección (por ejemplo menor consumo de cigarrillo en deportistas) queda abierta. Al contrario, existen más de 100 estudios epidemiológicos que permiten demostrar el papel protectivo del ejercicio sobre la aparición temprana de enfermedades coronarias. Powel resumió en 1987, 54 estudios publicados hasta 1985 con metodología y análisis epidemiológicos serios y confiables. Se le atribuye en total un factor de protección de 2 a la actividad física en forma independiente. Uno de los estudios más convincentes es a su vez uno de los más antiguos, J. Morris llevó a cabo un estudio prospectivo en Inglaterra durante diez años, con empleados de edad media del correo nacional, este estudio mostró que aquellos individuos sedentarios y que fumaban más de 20 cigarrillos al día tenía u riesgo de 11.4% de padecer un evento coronario en los próximos 10 años, éste riesgo se reducía en los deportistas; no fumadores en un 1.5%, el hecho de que se trata acá de un efecto independiente del ejercicio se demuestra al analizar el riesgo para los no fumadores, no deportistas: 3.5% para los fumadores deportistas: 4.5%. En relación se plantea con frecuencia la pregunta acerca de la definición de “actividad física” o “ejercicio vigoroso”. Los estudios angloamericanos recientes utilizan preferentemente criterios más objetivos como el “fitness”, asumiendo que aquellas personas con niveles altos son personas más activas físicamente, un estudio reciente publicado por Blair del grupo de Paffenbarger con 13.000 personas con niveles altos concluye que aquellos individuos, hombres o mujeres, con mal estado físico tienen un riesgo 3.5 veces mayor de morir en los próximos 8 años que aquellos con estado físico mejor e incluso previenen la muerte por cáncer pues mejora el hábito de vida o factores inmunológicos diversos. Otros estudios clásicos del grupo Paffenbarger está dirigido a aclarar la calidad y cantidad del ejercicio necesario. La mortalidad más baja se encontró en aquellas personas que en promedio consumían 2.000 a 3.000 calorías semanales en actividad física, siendo menos relevante que tipo de actividad, (subir escaleras, caminar, juegos, etc.). El ejercicio aeróbico ha sido especialmente recomendado, lo cual no se puede concluir a partir de datos, de mayor importancia es entonces el gasto energético, el consumo calórico promedio en la semana, esta consideración nos lleva a analizar más de cerca el mecanismo de acción del ejercicio, especialmente de interés en los últimos años en relación con el síndrome metabólico o síndrome X. Bajo este síndrome se agrupan los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares como son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, las dislipoproteinemias, la obesidad en especial de tipo masculino. El común denominador de estas enfermedades es la resistencia a la insulina, lo que compromete hoy en día inevitablemente a la actividad física en el manejo de estos pacientes. La problemática de salud en la sociedad industrializada se basa en un desbalance entre la oferta y el consumo de energía, Por una parte un exceso en el aporte calórico, por otra parte un déficit de actividad física, la consecuencia lógica para la célula es así tratar de disminuir la captación de substrato energético, lo cual es posible disminuyendo la sensibilidad a la insulina. Como resultado de esto aparece la hiperinsulinemia que causa alteraciones en el metabolismo de los lípidos y es parte de la diabetes II. La hiperinsulinemia está estrechamente relacionada con la hipertensión arterial, por tener actividad directa sobre el músculo liso arteria e intervenir en una mayor reabsorción de sodio a nivel renal. También existe relación con la obesidad a nivel metabólico y en la regulación del apetito. Esta costelación llamada también síndrome de reavenhace de la actividad física una medida terapéutica indispensable. No tiene sentido tratar de normalizar este desbalance únicamente con cambios en los hábitos alimenticios, por medio de la actividad física se mejora la sensibilidad a la insulina y se disminuye la glicemia. Para suplir la demanda energética de la célula muscular se aumenta la sensibilidad a la insulina y disminuyen los niveles plasmáticos de insulina y glucosa, lo cual tiene repercusión sobre presión arterial. Igualmente aumenta la B-oxidación de los ácidos grasos, vía metabólica relativamente limitada en el individuo sedentario, pero que puede ser “entrenada” con el ejercicio, el incremento de la oxidación lipídica lleva a un aumento de la síntesis de HDL a partir de los remanentes de VLDL (lipoproteínas de baja densidad) y a una activación de la LCAT o lecitin colesterol amino transferasa que transforma las HDL3 (lipoproteínas de alta densidad) en HDL2. La prueba de que no se trata acá de una consecuencia del ejercicio exclusivamente aeróbico es la elevación de los ácidos grasos en el plasma, en deportes como el tenis, siempre y cuando la duración sea suficientemente prolongada. Un estudio reciente en Norteamérica por Duncan, mostró que en mujeres de edad media, que debían caminar5Km diariosla intensidad o velocidad con que lo hicieren no alteraba la elevación de los HDL, el incremento de la capacidad de rendimiento si fue mayor en el grupo que camino con mayor intensidad el así llamado “wogging o powerwalking”, para un efecto preventivo es entonces suficiente un consumo calórico promedio de 300 a 400 calorías diarias, sin importar que tipo de actividad física practique; o sea trotar aproximadamente 30 minutos, caminar una hora o jugar tenis unos 40 minutos. Estos criterios de la prevención primaria son aplicables en la prevención secundaria después de un infarto, esta idea ha tenido especial acogida en Alemania, donde se ha vivido un interesante desarrollo. Antes de la segunda guerra mundial el infarto cardiaco era una rareza, con la llegada de la industrialización y el desarrollo económico cambiaron los hábitos alimenticios, el consumo del cigarrillo y la actividad física y el infarto se convirtió en una epidemia. Inicialmente el manejo del infarto consistía en el reposo absoluto haciendo la equivocada analogía con una máquina, la cual dura mayor tiempo entre menos sea utilizada, sin embargo es un principio fundamental en fisiología, que los sistema biológicos requieren de un cierto estímulo para alcanzar una óptima adaptación funcional y morfológica. Un ejemplo clásico es la atrofia musculoesquelética por inmovilización después de una fractura, la misma necesidad es aplicable al músculo cardíaco, inclusive al miocardio enfermo. A mediados de los 60 se produjo una explicación del auge de la actividad física en el tratamiento del infarto, hoy en día existen en todas las ciudades alemanas grupos de rehabilitación cardíaca. La pregunta acerca de los riesgos o beneficios para estos pacientes ha sido estudiada por numerosos autores. O. Connor publicó en 1989 un metaanálisis de 32 estudios randomizados con 4554 pacientes post-infarto, por un periodo de 3 años. Los resultados muestran un descenso en la mortalidad total en un 20%, en la mortalidad cardiovascular de un 22% y en los reinfartos mortales de un 25%. La muerte súbita de origen cardiovascular disminuyó en el primer año en un 37%. Sin embargo no podemos desconocer que todo lo que tiene efectos tiene también sus defectos secundarios, un sistema lesionado falla más probablemente durante el esfuerzo que en reposo. La muerte súbita en el deporte es más frecuente que en reposo y esto no es una casualidad, como con cualquier otra medida terapéutica, no se puede ordenar actividad física, si no está dosificada y controlada para cada paciente en forma individual, la medicina deportiva ha desarrollado diferentes modelos que permitan dar a cada paciente una recomendación precisa en base a una prueba de esfuerzo individualizada.