1 LA IMAGEN DEL ESPOSO Y APERTURA A LA NOVEDAD (Jn 2,18-22) Ref. Bibliográfica: Enrique Martínez Lozano SABIDURÍA PARA DESPERTAR Una lectura transpersonal del evangelio de Marcos Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decir a Jesús: -¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan y los tuyos no? Jesús les contestó: -¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras el novio está con ellos, no tiene sentido que ayunen. Llegará un día en que el novio les será arrebatado. Entonces ayunarán. Nadie cose un remiendo de paño nuevo en un vestido viejo, porque lo añadido tirará de él, lo nuevo de lo viejo, y el rasgón se hará mayor. Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos, porque el vino reventará los odres, y se perderán vino y odres. A vino nuevo, odres nuevos. La Ley prescribía un ayuno al año -el día de la Expiación-, pero los fariseos más observantes ayunaban dos días por semana -lunes y jueves-. Junto con la oración y la limosna, constituían las prácticas religiosas más comunes. 2 En ese contexto, y en la misma línea apuntada en el parágrafo anterior, Jesús y los suyos son recriminados por no estar cumpliendo lo que la religión parecía exigir a personas piadosas. Una vez más, el apego a la norma, así como el hecho de exigir a todos su cumplimiento, es algo característico de esa forma religiosa. En su respuesta, Jesús da un salto cualitativo; presentándose a sí mismo con la imagen del novio, sustituye nada menos que la "mortificación" por la "alegría" De una religión de tonos grises se nos invita a pasar a una fiesta de bodas. Más todavía, se nos está diciendo que "el novio" ya está entre nosotros. Por eso, mientras la religión organiza una práctica con el fin de, algún día, "alcanzar" a Dios, Jesús proclama la buena noticia de que todo está ya alcanzado, todo es presente: se trata de aprender a vivir en el aquí y ahora. Es sabido que todo lo que nace del yo remite a un futuro más o menos lejano, por la propia incapacidad del yo para estar en el presente -de hecho, "yo" y "presente" son antagónicos-. Por eso, mientras estemos identificados con aquél y nos movamos a nivel de la mente, seremos presa de la ansiedad, escapándonos del único "lugar" donde realmente se halla la vida, el presente. La palabra de Jesús, leída en esta nueva clave transmental o transegoica, es una llamada para venir al momento presente, experimentando la plenitud del mismo. O por decirlo en la propia imagen de Jesús: el presente es una "boda", no sólo por la fiesta -en el presente, todo está bien, lo cual es inconcebible e incluso una broma de mal gusto cuando se lee desde la mente-, sino por lo que esa imagen encierra, una "alianza" en la que nada se halla separado de nada. Si para la mente todo es separación y distancia, en el presente todo se desvela como unidad-sin-costuras-en-la-diferencia. Pero contextualicemos la imagen del "novio" El Antiguo Testamento presenta a Yhwh con distintas imágenes, entre las que llaman la atención la de "padre", "pastor" y "esposo" del pueblo. En los profetas -de un modo particular en Oseas-, Dios aparece como el esposo amante y siempre fiel, frente a un pueblo que cae, una y otra vez, en la infidelidad. 3 Marcos -en el interés que manifiestan los evangelios por mostrar a Jesús a imagen de Yhwh-, ya había hablado de él como el "esposo", al que Juan no era digno "de desatar la correa de sus sandalias" (1,7). Aquí la imagen se hace explícita y anuncia una "alianza" centrada en la persona de Jesús. En la aportación que sigue, completaremos este simbolismo, a partir del evangelio de Juan. En el texto que estamos comentando, aparece también la referencia a la muerte de Jesús -cuando les sea "arrebatado"-. Situado en esta nueva perspectiva, el ayuno será expresión del dolor, pero no tiene ya valor religioso. La polémica con los observantes religiosos da pie a dos sentencias revolucionarias, que ponen de relieve la novedad que aporta Jesús. La diferencia entre la religión -el vestido viejo- y el mensaje de Jesús -el paño nuevo- es tal que no sirven apaños. Lo que Jesús aporta no es el "arreglo" de una religión deteriorada, sino una propuesta nueva que trasciende toda religión. De él nos viene un "vino nuevo", incapaz de ser encerrado en los "odres" ya conocidos. Es probable que estos textos reflejen la existencia de grupos, en la comunidad de Marcos, que, apegados a su pasado judío, intentaran "adaptar" el mensaje de Jesús a los antiguos esquemas. En cualquier caso, las imágenes subrayan con tanta claridad la distancia entre ambos elementos que bien podríamos leerlas con la clave del paso de un modelo a otro: de la religión egoica -que gira en torno al yo y a las normas consideradas como preceptos divinos, con la ilusión de salvar a ese yo- a la espiritualidad integral, que rompe todos los moldes acostumbrados, abriéndose a la realidad sin límites del Espíritu como aliento de todo lo que es. Tanto la imagen del "novio" como la referencia al "vino nuevo" parecen invitarnos a una digresión sobre la fiesta de bodas, tal como la presenta el evangelio de Juan, el último en escribirse -no antes del año 100- de los cuatro canónicos.