ORDEN Y MATRIMONIO EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Hay una conexión entre el sacerdocio y el Santuario. Los libros del Génesis y el Éxodo, sólo presentan a sacerdotes paganos. Santuario: Territorio sagrado. La elección del lugar es debida a una manifestación divina. Y se favorece con cuestiones geográficas (ríos, montañas, etc). La importancia del sacerdocio guarda relación con la del santuario en que sirve. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Los patriarcas visitaron los santuarios cananeos ya existentes. Abrahán levantó un altar en Siquén y en su campamento siguiente entre Betel y Ay (Gn 12, 6.8). Sin embargo, los santuarios de Siquén y de Betel están más relacionados con Jacob (Gn 33, 18-20; 28, 10-22; 35, 1-8). El terreno de Abrahan es más bien Hebrón, en donde más tarde sería consagrado David rey de Judá y luego de Israel; erigió un altar junto a la encina de Mambré (Gn 13, 18). Posteriormente, en el sur, Bersabé, atribuido a Simeón en Jos 19, 3, es el santuario de Isaac (Gn 26, 23-25). Jacob ofreció allí sacrificios al Dios de su padre Isaac (Gn 46, 1-4),Y Samuel estableció allí a sus hijos como jueces (1 Sm 8, 2). El jefe de familia es el que realizaba los actos de culto. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO A imagen de las tribus beduinas acompañadas de una tienda-santuario en sus desplazamientos, los israelitas del desierto tenían su propio santuario bajo la forma de una tienda, llamada «tienda de la reunión» o «tienda del encuentro». La tradición más antigua de Ex 33, 7-11 la sitúa fuera del campamento. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO MOISÉS,AARON Y LOS LEVÍTAS El levitismo es una institución original de Israel. En el Génesis, Leví es uno de los doce hijos de Jacob, el tercero de los hijos de Lía. Leví es más un nombre de persona que de función; se discute su etimología, pero podría significar «aplicado a Dios», «cliente de Dios». El honor de la tribu de Leví está en haber sido elegida para las funciones sagradas. No tiene parte ni heredad en Israel, sino que el Señor es su herencia. Las primeras etapas de esta especialización siguen siendo oscuras. La discreción de los textos bíblicos sobre los sacerdocios de los primeros santuarios nos deja en la ignorancia del papel exacto de los levitas. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO MOISÉS,AARON Y LOS LEVÍTAS A veces complementarios y a veces competitivos, los términos lewyy kohen jalonan la historia del sacerdocio bíblico. Un cohen o kohen (en hebreo " ,ּכהןsacerdote", pl. " ,ּכהנִ יםkohanim" o "cohanim") tiene un estatus especial en el judaísmo. Un kohen es un descendiente varón directo de Aarón quien, según la Biblia, fue hermano de Moisés. Durante la existencia del templo de Jerusalén, los kohanim (sacerdotes) tenían bajo su cargo tareas específicas para los ofertorios cotidianos y las festividades de sacrificio. El Kohen Gadol (Sumo Sacerdote) desempeñaba un papel especial durante el servicio del Yom Kippur. Hoy en día, los cohanim tienen un papel personal reservado dentro del judaísmo, y existen leyes específicas para ellos, sobre todo en el judaísmo ortodoxo y, en menor grado, en las comunidades judías conservadoras. Acabó imponiéndose kohen. Al lado de la expresión «tribu de Leví», se encuentra la denominación «hijos de Leví», lo cual demuestra que las prerrogativas sacerdotales se transmitían por herencia. El valor atribuido a la ascendencia levítica provocaría después del destierro algunas manipulaciones geneaĺógicas. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Moisés pertenecía a la casa de Leví según Ex 2, 1. Hay dos hechos notables que condicionan la vida de Moisés: la revelación del Dios de los padres en la zarza ardiendo, seguida de un envío en misión (Ex 3-4), y las relaciones amistosas con su suegro Jetró, sacerdote de Madián, que le iniciará en su cargo (Ex 18). Sin embargo; No se puede concluir de esto que Moisés ejerciera efectivamente el sacerdocio. En el Sinaí asumió, como jefe del grupo, la función de mediador de la alianza. Aarón, convertido en el antepasado del sacerdocio de Jerusalén después del destierro, no es considerado como sacerdote en las tradiciones pre-sacerdotales. Se le presenta como hermano de Moisés y levita en Ex 4, 10-17, pero la tradición más antigua de Ex 17, 8-15 no dice nada de este vínculo familiar. Considerado también como Sumo Sacerdote. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO LOS PRIMEROS SAERDOCIOS ATESTIGUADOS Hay que esperar hasta el final del libro de los Jueces para obtener informes más sustanciales, aunque fragmentarios, sobre los sacerdocios de los santuarios. La información se refiere a Dan, a Betel y a Siló. No cabe duda·de que los textos que hablan de ellos han sido retocados por varias manos, pero conservan elementos antiguos suficientemente fiables. El sacerdocio de Dan Incapaz de instalarse en el territorio que se le había atribuido, la tribu de Dan, de dimensiones muy modestas, emigra hacia el norte, en donde se apodera de Lesem (Jos 19, 47). El relato de la emigración y de la fundación del santuario de Dan se lee en Jue 17-18. En los relatos antiguos los levitas no tienen la exclusividad del sacerdocio, pero si se presenta la ocasión se le da la preferencia a un levita, que viene de Belén de Judá (del sur). Levita = llenar la mano. El sacerdote es un empleado remunerado (con un salario) que depende de su patrón. El levita es contratado como guardián del santuario, y por eso es sacerdote; su sacerdocio es de tipo oracular. Sacerdocio de procedencia mosaica EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO El sacerdocio de Betel Betel es la antigua ciudad cananea de Luz, identificada con la aldea actual de Beitin, a 17 km de Jerusalén, en la frontera entre Efraín y Benjamín. Los patriarcas frecuentaron ya este santuario. En tiempo de los jueces está en plena actividad y tiene una función oracular. Sacerdocio de procedencia Aarónica. El sacerdocio de Siló Siló: Ciudad importante de la montaña de Efraín, Siló se encuentra «al norte de Betel, al este del camino que va de Betel a Siquén, al sur de Leboná» (Jue 21, 19). Se instaló aquí la tienda del encuentro (Jos 18, 1 y 19, 51). Josué está asociado al sacerdote Eleazar (Jos 14, 1; 19, 51) y se preocupan de subrayar la ascendencia aarónica del sacerdocio de Siló. Es el hijo de Eleazar, Fineés, el que interviene en la erección de un altar a orillas del Jordán (Jos 22, 9-34). Siló es el gran santuario de la época que precede inmediatamente a la monarquía. Las fuentes hablan de templo (1 Sm 1, 7-9), y la presencia del arca le asegura un prestigio real en Israel, Acuden allá para el sacrificio anual, pero todavía no es explícita la relación estrecha entre el sacerdote y el sacrificio. El sacerdocio tiene el encargo de guardar el santuario, y más concretamente el arca.Algunos sacerdotes acompañan al arca en el combate La acogida a los peregrinos y la respuesta oracular a sus preguntas son sus actividades principales. El sacerdote transmite también la bendición. Los hijos de EIí llevan nombres egipcios, y uno de ellos es llamado Fineés. Condenado en el oráculo de 1 Sm 2,27-36, este sacerdocio en decadencia cede su lugar a un «sacerdote fiel» (v. 35), donde se ve una alusión a Sadoc. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO LOS SACERDOCIOS BAJO LA MONARQUÍA Las luchas entre las tribus, así como las amenazas exteriores, engendran al final del período de los jueces una aspiración a la realeza. La monarquía israelita aparece a finales del siglo IX. El rey israelita ha sido escogido por Dios, del que se llama hijo por adopción y servidor privilegiado. Como se ha impuesto en los combates de liberación, es por un título especial el salvador del pueblo o, más exactamente, el mediador de la salvación concedida por Dios a su pueblo. La unción es el rito fundamental. El aceite que se utiliza es signo de salud y de vitalidad. Al poner al destinatario en dependencia de Dios, la unción, con sus virtudes purificadoras, transmite un poder vivificador. Se le pone en relación con la implantación de la persona real por el Espíritu del Señor (1 Sm 16, 13). EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO EL SACERDOCIO REAL DE MELQUISEDEC Al instalar su capital en Jerusalén, recientemente conquistada, David hereda las tradiciones de aquel antiguo santuario jebuseo. Un pasaje del Génesis se refiere a Melquisedec, rey de Salén / Jerusalén y sacerdote del Dios Altísimo (Gn 14, 18-20). Melquisedec bendice a Abrahán y recibe de él los diezmos. Aparece de nuevo en un oráculo probablemente pronunciado durante una entronización real (Sal 110, 4). El salmo 110 tiene todas las oportunidades de ser el más antiguo y podría remontarse a la época de David. El oráculo afirma sin duda que el carácter sacerdotal de la realeza de Melquisedec se transmite a la de David, pero la promesa de eternidad, o sea, la perpetuidad de la realeza en sus descendientes es su objetivo principal. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO EL REY Y EL CULTO En el antiguo oriente, el rey de Israel es el responsable de la administración de los templos y el que organiza el culto. Salomón construye el templo y preside su dedicación (1 Re 6-8). El libro 1º de las Crónicas hace remontar a David las primeras normas cultuales. El rey interviene personalmente en los actos de culto: ofrece sacrificios (1 Sm 13, 9-10), bendice al pueblo (2 Sm 6, 18), pronuncia plegarias de intercesión (2 Sm 7, 18-29). Es verdad que está investido de un derecho de inspección sobre el culto, pero hay circunstancias en que recurre al servicio del sacerdote, como para la consulta oracular, y no está por encima de la enseñanza de la ley transmitida por el sacerdote. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO LOS SACERDOCIOS DE LOS PRIMEROS REYES Ajías y Ajimelec: Es probable que Saúl estuviera relacionado con el santuario de Siló. En todo caso, durante su reinado, Ajías, hijo de Ajitub, del linaje de Elí, lleva el efod (1 Sm 14, 3.18). El efod es un objeto que contiene las suertes sagradas, unos palos o unos dados que se llamaban urim y tummim (cf. 1 Sm 14, 41). Se recuerda de él su función oracular. También es un sacerdocio de tipo oracular el que sirve en el santuario de Nob, cerca de Jerusalén. Está dirigido por otro descendiente de Elí, Ajimelec. Por haber consultado a Dios en favor de David, Saúl ordenó matar a todos los sacerdotes del lugar. Sólo pudo escaparse uno de sus hijos, Abiatar, que se unió a David. Abiatar: la adhesión de un descendiente del sacerdocio de Siló no podía menos de favorecer a David. Abiatar acompaña a David en sus desplazamientos du- rante su proscripción, para consultar a Dios por medio del efod que llevaba consigo (1 Sm 23, 6.9; 30, 7). Sadoc: Sus orígenes son misteriosos. Aparece de pronto en el relato de la sucesión de David, sin ninguna genealogía, y su identidad real pertenece al terreno de las hipótesis. las dos principales hacen de él un sacerdote jebuseo o un aarónida. Junto con Abiatar, está al servicio del arca. Por haber preferido seguir a Salomón, heredó él solo el sacerdocio durante su reinado. De aquí se siguen una serie de sacerdotes, divididos según el Reino (Norte, Sur), etc. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO EL SACERDOCIO LEVÍTICO ANTECEDENTES: El Deuteronomio está dominado por la centralización del culto y la condenación de los «altos lugares». Tomando más vivamente conciencia de la grandeza y de la unicidad de Dios, se intenta dar a Yahvé un culto digno de él, procurando suprimir los santuarios locales demasiado afectados por el sincretismo. Las diversas medidas que se toman tendrán una fuerte repercusión en la situación de los clérigos. LOS LEVITAS: Su valor militante y su yahvismo intransigente recomendaban a los levitas para las funciones religiosas de la comunidad. En tiempo de los jueces, se les concedió la preferencia para la guardia de los santuarios. Implantados en el sur, ofrecieron su ayuda a David, como sugiere una instalación levítica antigua en Hebrón (Nm 26, 58). Diseminados por el norte, pudieron representar una fuerza influyente en la ascensión de Jeroboan, aunque ciertos desacuerdos posteriores condujeron a algunos a romper la solidaridad. No es fácil conocer el momento preciso en que se apropiaron de la función sacerdotal, ni tampoco definir la relación exacta entre los términos «levita» y «sacerdote». EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO LAS FUNCIONES DE LEVÍ La función oracular: con los urim y tummim, que es sin duda la más atestiguada en las fuentes antiguas. La ejercieron Ajias, Ajimelec y Abiatar, pero tiende a desaparecer a continuación. La función de enseñanza de Leví: n cuanto a la torá, se la asocia tradicionalmente al sacerdocio (cf. Jr 18, 18 Y Os 4, 6). Era inicialmente una instrucción breve sobre un tema particular, una regla de conducta práctica, en materias principalmente cultuales. Sus formas varían: directiva, proclamación, veredicto. Estas instrucciones se centrarán cada vez más en la distinción entre lo puro y lo impuro, lo sagrado y lo profano. En su origen, tienen más bien el aspecto de respuestas circunstanciales que de una enseñanza doctrinal elaborada. La función sacrificial figura en último lugar. Las tradiciones más antiguas presentan los sacrificios como ofrecidos por el jefe de familia o el jefe del clan, sin hablar del sacerdote. Pero, como era él el que presentaba la respuesta oracular en el santuario del que era guardián, el sacerdote estaba llamado a intervenir en los sacrificios. En el santuario de Siló, el sacerdocio tenía una función (1 Sm 2, 12-17). El papel del sacerdote en los sacrificios es ciertamente antiguo. La desaparición de la función oracular y la competencia de otros grupos enseñantes tuvieron como consecuencia la afirmación cada vez más clara de la función sacrificial del sacerdote. EJERCICIO: Leer atentamente 1 Sm 1-2, para ver en qué consiste la función del sacerdote; puede completarse con la lectura de Jue 17-18. EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO EL SACERDOCIO EN LAS CORRIENTES SACERDOTALES La santidad del sacerdocio El título que dan los críticos a este documento traduce el puesto central que en él ocupa la noción de santidad. Se relaciona con la raíz semítica qdsh, utilizada siempre en un contexto religioso, cuyo primer sentido connota la idea de consagración y pertenencia. Dios, el solo Santo (cf. Is 6,3), comunica su santidad a todos los lugares en donde él viene a encontrarse con los hombres (cf. Ex 3, 1-6),Y que por eso mismo revisten un carácter terrible (cf. Gn 28, 10-19). Todo objeto en contacto con la divinidad y el santuario entra en la esfera de lo sagrado. El acercamiento a Dios, la búsqueda de todo hombre religioso, sólo es posible cuando es efectiva la pertenencia a la divinidad. Positivamente, supone una consagración real del hombre a Dios, de la que la separación de lo profano y la observancia de los entredichos no son más que consecuencias. La exigencia de santidad, basada en la santidad misma de Dios, se dirige a toda la comunidad (Lv 19, 2; 20, 26). Adquiere un significado especial para el sacerdocio, que está dedicado por función a una aproximación más inmediata a Dios. Precisamente los testimonios de la raíz qdsh se multiplican en Lv 21-22: la fórmula «yo soy Yahvé que los (os) he santificado» (Lv 21, 8.15.23; 22, 9.15.32) pone ritmo a los diversos párrafos. Subraya que Dios es el autor de la santificación y que le corresponde a él la iniciativa de la consagración; ésta no es en primer lugar una empresa humana. La diversidad de complementos del verbo recuerda el sistema de consagración en el que entra la del sacerdote. ANTIGUO TESTAMENTO NUEVO TESTAMENTO Sacrificios de animales realizados por el Sacerdote Entrega sacrificial de Cristo El profeta anuncia la Ley del Señor Predicación del Evangelio Sacerdocio del AT Llega a su plenitud en el Nuevo EL MINISTERIO SACERDOTAL EN EL NUEVO TESTAMENTO A continuación se desarrollarán algunas cuestiones del NT que permitan conocer: la naturaleza sacerdotal de Jesucristo y comprobar que, en virtud de: la llamada y de la misión hizo partícipes de su propia misión a sus discípulos, los cuales, transmitieron a su vez a otros la vocación misional recibida. NATURALEZA SACERDOTAL DE JESUCRISTO. Del ministerio sacerdotal de Jesucristo brota el de los apóstoles y el de los sucesores de éstos. Entonces podemos afirmar: “La base y el origen del ministerio de los presbíteros radican, según el NT, en el ministerio de Jesucristo” CRISTO, ENVIADO Y SACERDOTE. El único documento del NT que otorga a Jesucristo el título de sacerdote es la carta a los Hebreos: “Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que penetró los cielos — Jesús, el Hijo de Dios—, mantengamos nuestra confesión de fe. Pues no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, ya que ha sido probado en todo como nosotros, excepto en el pecado” (Heb 4,14.15) Que ha ofrecido por los hombres el sacrificio redentor: “Cristo es mediador de una nueva alianza, pues, al intervenir una muerte que libera de las transgresiones de la primera alianza, los llamados reciben la herencia eterna prometida” (Heb 9,15). Los evangelios no predican de Cristo la condición sacerdotal en acepción unívoca al sacerdocio del AT. El NT no denomina a Cristo como un sacerdote, pero sí lo presenta como: EL SACERDOTE “Hermanos, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión, a Jesús, que es fiel al que le instituyó, como lo fue también Moisés…” (Heb 3,1.2). Realidad sacerdotal de Jesucristo: 1. Ser apóstol (enviado) 2. Pontífice (sacerdote) LAS CARACTERÍSTICAS SACERDOTALES DE CRISTO DESCRITAS EN LA CARTA A LOS HEBREOS: a) Cristo no se constituye sacerdote a sí mismo, sino que es constituido por el Padre: “De igual modo, tampoco Cristo se atribuyó el honor de ser sumo sacerdote, sino que lo recibió de quien le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy” (Heb 5,5). b) la finalidad de su sacerdocio radica en redimir a los hombres de las transgresiones cometidas: “Cristo es mediador de una nueva alianza, pues, al intervenir una muerte que libera de las transgresiones de la primera alianza, los llamados reciben la herencia eterna prometida” (Heb 9,15). c) Obediencia al Padre: “Pues es imposible que la sangre de toros y cabras borre los pecados. Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡Aquí estoy para hacer, oh Dios, tu voluntad!”. (Heb 10,4-7). Paralelamente a este esquema, si se toma en cuenta el pensamiento de San Pablo acerca de la misión del Hijo, se llega a las siguientes conclusiones: a) Dios envía a su Hijo nacido de una mujer: “Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley” (Gal 4,4) En semejanza de carne de pecado: “Pues lo que la ley era incapaz de hacer, lo hizo Dios. En efecto, Dios, enviando a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden a abolir el pecado, condenó el pecado en la carne” (Rom 8,3) b) Para redimir a los que están bajo la ley: “Para rescatar a los que se hallaban sometidos a ella y para que recibiéramos la condición de hijos” (Gal 4,5) Para que la justicia de la ley se cumpla en nosotros: “Y lo hizo para que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros, que seguimos una conducta no según la carne, sino según el espíritu” (Rom 8,4) c) Cristo asume la condición humana hasta sus últimas consecuencias en un acto de obediencia al Padre: “se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre” (Flp 2,8.9). Al igual que Pablo que hace concretar la misión de Cristo en su Encarnación, la carta a los Hebreos expresa la disposición sacrificial y por lo tanto sacerdotal de Cristo desde el momento mismo en que asume la naturaleza humana. HEBREOS PABLO Cristo no se constituye sacerdote a sí mismo, sino que es constituido por el Padre La finalidad de su sacerdocio radica en redimir a los hombres Dios envía a su Hijo nacido de una mujer Obediencia al Padre Cristo asume la condición humana hasta sus últimas consecuencias en un acto de obediencia al Padre Para redimir a los que están bajo la ley SACERDOCIO Y MISIÓN DE CRISTO EN EL EVANGELIO DE SAN JUAN. SACERDOCIO La muerte de Cristo es un auténtico sacrificio en el que culminan los sacrificios del AT. Cristo es el Cordero de Dios: “Al día siguiente, al ver a Jesús venir hacia él, dijo: «He ahí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29) Muere en la cruz, y en su muerte, al no serle quebrado hueso alguno, se cumple el rito sacrificial que la Ley mandaba observar en el cordero pascual: “(…) ni le quebraréis ningún hueso” (Ex 12,46). El hecho de que del costado de Cristo brotó Sangre (Eucaristía) y Agua (Bautismo) ha sido interpretado como una velada teología sacramental. “uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Jn 19,34). Teológicamente, Cristo es presentado en el cuarto evangelio como el Cordero que, al ofrecer su propia oblación, asume, y supera, el sacerdocio y el sacrificio del AT. MISIÓN La cristología de San Juan fundamenta no solo el sacerdocio de Cristo, sino también su misión. El prólogo resume el tema que Juan expondrá a lo largo de todo el evangelio: 1) El Verbo eterno de Dios es enviado por el Padre. 2) Y se hace carne. 3) Para que el hombre se salve por la gracia y la verdad. La misión-encarnación del Hijo constituye el núcleo fundamental del pensamiento teológico de Juan. Todo el capítulo 17 (oración sacerdotal de Cristo), está estructurado con el esquema de la misión del Hijo por el Padre, que se prolonga en la misión de los discípulos. De tal manera que, misión y sacerdocio, son una misma y única realidad. CRISTO, SACERDOTE Y PASTOR. En el NT se reconoce también a Cristo con la denominación de pastor, la cual expresa en otros términos su función sacerdotal y mesiánica. Cristo pastor no sólo apaciente sus ovejas, sino que da la vida por ellas. Esta dimensión manifiesta la realidad sacerdotal de su persona y de su obra. misional y Según lo expuesto en el NT: CRISTO ES EL SACERDOTE QUE SE ENTREGA A SÍ MISMO. Los apóstoles partícipes de la misión sacerdotal de Jesucristo DOBLE LLAMADA DEL EVANGELIO LLAMADA UNIVERSAL A LA SALVACIÓN LLAMADA A EVANGELIZAR Y SER DISCÍPULOS SALVÍFICA MINISTERIAL LLAMADA UNIVERSAL A LA SALVACIÓN La primer llamada, genérica y universal, tiene como destinatarios a todos los hombres necesitados de recibir la gracia de Cristo. Dios toma la iniciativa, todos son invitados al banquete (Mt 22,1-14) Dios quiere que todos se salven ( 1Tim 2,4) “Nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia” (Ef 1, 4) “Todos hemos sido llamados a la santidad, a la identificación con Cristo, (…) para llegar a la plenitud de la vida cristiana (…)" (Ef 4, 13). LLAMADA A EVANGELIZAR Y SER SUS DISCÍPULOS Cristo, además, invita con una llamada particular a determinadas personas para hacerlas partícipes de su misión: “Llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios” (Mc 3,13-14). Quienes fueron llamados, más tarde fueron enviados por el Resucitado con la misma potestad con que él había sido enviado por el Padre: “Jesús les dijo: Como el Padre me envió, también yo los envío.»” (Jn 20,21). Por la misión son constituidos Apóstoles, enviados, los que previamente habían sido llamados. Además de la gratuidad, el llamamiento contiene dos aspectos importantes: 1) La finalidad de la llamada es la evangelización. 2) Los apóstoles reciben poder para realizar la misión. LA POTESTAD APOSTÓLICA Potestad significada por el poder de expulsar los demonios, es decir, por la potestad sobre el pecado: “… para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios” (Mc 3,13-14) “Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo…»” (Jn 20,22.23) Jesucristo otorga un poder sobrenatural a los apóstoles: 1. Para liberar del poder del maligno 2. Para el perdón de los pecados LA SUCESIÓN APOSTÓLICA Los apóstoles, al recibir del Señor la misión, quedaron constituidos en fundamento de la Iglesia, pero el hecho histórico del apostolado terminó con la muerte del último Apóstol. Con esta afirmación surge una pregunta para la eclesiología y para la teología sacramental, en particular para el sacramento del orden: ¿Con la muerte del último Apóstol terminó también la misión apostólica que los Apóstoles habían recibido de Jesucristo? Aunque el apostolado como institución concluyó en un determinado momento (muerte de los apóstoles), no por eso desapareció su ministerio. 1. Porque la obra de la salvación tenía que perdurar: “Id por todo el mundo y predicad a toda creatura” (Mc 16,16) 2. La conciencia en los Apóstoles del ministerio a ellos encomendado les urgió a procurar cooperadores a través de los cuales se continuase el ministerio apostólico. ¿Porqué es tan importante el estudio de la sucesión apostólica? Porque la sucesión apostólica se convierte en el medio necesario para que la obra de Cristo perdure en el tiempo. REFLEXIÓN HISTÓRICA EN TORNO A LA SUCESIÓN APOSTÓLICA Desde el punto de vista histórico, el NT ofrece los datos suficientes para poder rastrear la sucesión en el ministerio. Para hacer un rastreo histórico hay que tener en cuenta las siguientes normas hermenéuticas: 1. En los escritos del NT hay que buscar el desarrollo de la estructura de la Iglesia que, partiendo de la misión-autoridad conferida por Cristo a los Apóstoles, llega al ministerio eclesial de los obispos-presbíteros. 2. Los diversos escritos del NT reflejan momentos distintos de este proceso de evolución en la Iglesia, por ello su estudio tendrá que hacerse atendiendo a la época de su redacción 3. Buscar los principios fundamentales para sostener las decisiones que ha tomado la Iglesia. Cristo instituyó a los Apóstoles como fundamento de la iglesia; los sucesores de los Apóstoles son cabeza de la Iglesia, aunque no son su fundamento. PABLO APÓSTOL El sacerdocio de Cristo, tras la resurrección y por medio del Espíritu Santo, se hace presente en la Iglesia por el ministerio de los Apóstoles. Pablo se sabe portador de una potestad que se asemeja a un oficio sagrado: “Ser ministro de Cristo Jesús, ejerciendo el sagrado oficio del Evangelio de Dios” (Rom 15,16). El anuncio del Evangelio es para Pablo un verdadero ministerio, pues se trata de una diaconía que está puesta al servicio de la Iglesia. La predicación como cumplimiento de la misión es una pensamiento fundamental en la comprensión del ministerio para Pablo: “¡Ay de mí si no predico el Evangelio! (…) es una misión que se me ha confiado” (1 Cor 9,16.17). Pablo Es consciente de haber recibido el ministerio de lo alto mediante una llamada particular. Pablo es consciente del poder que ha recibido del Señor para edificar la Iglesia: “el Señor nos dio poder para edificación vuestra y no para ruina” (2 Cor 10,8). Como ejercicio de tal potestad el Apóstol enseña a las comunidades: “Por lo demás, que cada cual viva conforme le asignó el Señor, cada cual como le haya llamado Dios. Es lo que ordeno en todas las iglesias” (1 Cor 7,17). El NT fundamenta en Jesucristo el ministerio sacerdotal. Se deducen de sus textos las siguientes conclusiones: 1. Jesucristo, mediante la llamada y la misión, instituyó a los Doce. 2. Para que cumplieran el cometido de enviados, les confirió la potestad por medio del Espíritu Santo. 3. En virtud de la misión y de la potestad recibida, los Apóstoles son ministros y dispensadores de los misterios de Dios. 4. En un proceso de desarrollo histórico los Apóstoles admitieron colaboradores en su misión. 5. Colaboradores, que en un principio no tuvieron un nombre determinado, aparecieron después con los títulos de obispospresbíteros y diáconos. 6. Los obispos-presbíteros presiden las comunidades de forma colegial y a los diáconos se les considera colaboradores de aquéllos. SACERDOCIO COMÚN INTRODUCCIÓN El cristiano es purificado del pecado y elevado a la condición de hijo adoptivo de Dios en el Bautismo, gracias a la mediación sacerdotal de Cristo; Y como consecuencia de la anterior, recibe el sacerdocio común, distinto del ministerial, que le habilita para prolongar su misión en la historia. ELEMENTOS DOCTRINALES “Todos, por el Bautismo, hemos sido constituidos sacerdotes”, al recibir “el sacerdocio común de los fieles, que confiere una cierta participación en el sacerdocio de Cristo”. Esta participación, reforzada en la Confirmación, “capacita para tomar parte en el culto de la Iglesia, y para ayudar a los hombres en su camino hacia Dios”, llevando a cabo, de modos diversos, la misión confiada por Cristo a los suyos (cfr. Jn 20, 21; Mt 28, 19-20). ELEMENTOS DOCTRINALES En el caso de los laicos, la misión específica en la que ejercen el sacerdocio común “consiste precisamente en santificar ab intra –de manera inmediata y directa– las realidades seculares, el orden temporal, el mundo”. Hay una diferencia entre el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial: La diferencia entre ambos es esencial y no sólo de grado (LG, 10). El sacerdocio ministerial no es la cumbre del sacerdocio común ni lo absorbe: “en los ordenados, este sacerdocio ministerial se suma al sacerdocio común de todos los fieles” La conciencia del sacerdocio común, muy viva al principio, sufre, a partir del siglo V una mengua entre los cristianos corrientes, a quienes se tiende a considerar como elementos pasivos, más que como sujetos activos de la misión de la Iglesia, si bien la doctrina del sacerdocio común continúa presente en la tradición teológica (cfr. San Agustín, De Civitate Dei, 20, 10; S.Th., III, q. 63, a. 3; q. 82, a. 1, ad 2). La Reforma protestante resaltó el sacerdocio bautismal, pero a costa de negar el ministerial, error impugnado en el Concilio de Trento (Sessio XXIII, Doctrina de sacramento ordinis, cap. 4: DS, 1767). A partir de entonces se acentúa la tendencia a reservar el término “sacerdocio” al ministerial, relegando a segundo plano el común de todos los fieles. La recuperación de su valor e importancia será visible en algunos autores del siglo XIX y cobrará nueva fuerza en el contexto de la reflexión teológica sobre la vocación y misión de los laicos, favorecida por el fenómeno pastoral de la Acción Católica y por el Magisterio de Pío XI y de Pío XII. Pero todavía en plena mitad del siglo XX las afirmaciones son cautelosas. Por ejemplo, Paul Dabin sugiere que los laicos “tienen también, en un sentido que convendrá precisar, su sacerdocio” (Dabin, 1950, p. 8). El tema encontrará una formulación rotunda y autorizada, años después, en el Concilio Vaticano II (cfr. LG, 10) EJERCICIO DEL SACERDOCIO COMÚN El ejercicio del sacerdocio común tiene diversos aspectos que corresponden a los que encontramos en el sacerdocio de Jesucristo. • Por una parte, la dimensión ascendente dirigida al Padre: el culto de adoración, de reparación por los pecados, de acción de gracias y de petición. • Por otra, la dimensión descendente: dar a los hombres la vida divina, enseñarles la verdad salvadora y guiarles a la santidad. EL MINISTERIO, ESENCIA Y CARÁCTER SACERDOTAL CARÁCTER El carácter es un efecto particular impreso en el alma por el bautismo, la confirmación y el orden sagrado. Es indeleble: por eso los tres sacramentos que lo imprimen no pueden repetirse. Este término es empleado por el concilio de Trento en el sentido que tiene en griego la palabra: se deriva del verbo chara (sajar), y significa por tanto la huella que deja un grabador al fijar una imagen o una inscripción en el metal o en la piedra. • En Ap 7 3; 9,4 se habla del signo de la tau (cruz) impreso en la frente de los elegidos. • En 2 Cor 1,21-22; Ef 1,13; 4,30 se habla del sello impreso por el Espíritu. La idea es la de una consagración irrevocable y que no puede perderse, pero que implica además una semejanza con Jesús, el Ungido por excelencia. El término charakter fue introducido en la terminología teológica por san Agustín. Antes de él los Padres latinos hablaban de signaculum, y - los griegos de sphraghis . CARÁCTER Pero Agustín contribuyó también a la primera clarificación de la esencia del carácter en la polémica con los donatistas. Éstos, siguiendo la tradición constante de la Iglesia, reconocían que el bautismo, la confirmación y la ordenación, una vez recibidos válidamente, no podían ni debían repetirse; pero negaban que se pudieran administrar o recibir válidamente dentro del cisma o de la herejía. Según ellos, el bautismo era nulo si el bautizado no recibía la gracia del Espíritu Santo (y los que están separados de la Iglesia están separados del Espíritu Santo). Agustín se vio obligado entonces a explicar por qué el bautismo (lo mismo que los otros dos sacramentos), una vez conferido según el rito eclesial, no puede reiterarse nunca, y es válido aunque no produzca la gracia. Hay un efecto bautismal que se produce indistintamente en todos e independientemente de la gracia (que sólo es recibida por los «buenos»). Este efecto es permanente e indeleble. Por eso, los que han recibido válidamente el bautismo conservan el carácter, y no se les puede administrar de nuevo el sacramento. El bautismo, la confirmación y el orden sagrado dejan en el alma la huella del carácter sacramental. Agustín lo compara con el cuño de las monedas o con el tatuaje con que se marca a los soldados y a los animales. CARÁCTER Santo Tomas afirmó que el carácter pertenece a la categoría de la cualidad, y en particular a la especie del poder; en efecto, el fin esencial del carácter no es disponer al alma para la gracia, sino hacer al hombre capaz de cumplir los actos del culto. Los sacramentos han sido instituidos no sólo para curar al hombre del pecado, sino también para consagrarlo al culto de la religión cristiana; y esta consagración se lleva a cabo por medio del carácter. Por consiguiente, éste tiene la finalidad de hacer al hombre capaz de administrar y de recibir los sacramentos: es una participación efectiva en el sacerdocio de Jesucristo. Por medio del carácter los fieles quedan revestidos de un sacerdocio, que se deriva del de Cristo y participa de él. El carácter modifica intrínsecamente al alma (santo Tomás dice que modifica las potencias y facultades del alma, y en particular la facultad intelectiva) que de alguna manera queda modificada por él, a semejanza de Jesús Sumo Sacerdote. Así pues, el carácter es una fisonomía del alma; es el reflejo en el alma del sacerdocio de Cristo. CARÁCTER Muchos teólogos modernos, recogiendo y desarrollando las reflexiones de santo Tomás, consideran el carácter, en su esencia, como una relación real con la Iglesia, determinada de varias maneras por el bautismo, por la confirmación y por el orden sagrado. Esta relación consiste en la pertenencia a la Iglesia; pero así como la Iglesia es comunidad visible y jerárquica de salvación y de culto, el carácter es una delegación particular para una actividad visible de santificación y de culto; es lo que hace perennemente visible el acto salvífico sacramental, mediante el cual el sujeto se hace miembro del pueblo de Dios. En cierto sentido constituye y estructura jerárquicamente al mismo pueblo. En su actividad sacramental la Iglesia se describe, se construye y se estructura: los sacramentos son la actividad con que la Iglesia engendra a sus hijos y es a su vez engendrada por ellos. Pero si no se quiere reducir a la Iglesia a una dimensión puramente espiritual y si se quiere salvar su visibilidad, en la economía de la encarnación hay que señalar, a la Iglesia visible. El carácter constituye a la Iglesia como sociedad visible, cultual y jerárquica. CARÁCTER Aunque el individuo pueda renegar de su compromiso cristiano, permanecerá para siempre la relación fundamental que tiene con la Iglesia, en la que fue puesto por el bautismo, la confirmación y el orden sagrado. Finalmente, hay que decir que algunos teólogos hablan, no sin cierto fundamento, de un «cuasi-carácter» impreso por el sacramento del matrimonio. MINISTERIO La palabra ministerio (del latín ministerium) es la traducción del griego diakonía, y sirve para indicar fundamentalmente la realidad del servicio eclesial. En el Nuevo Testamento se refiere con frecuencia a los apóstoles (Hch 1,25; 20,24; Col 1,7), y en particular al ministerio de la palabra (Hch 6,4), a su misión de servir a los hombres para los misterios de Dios (1 Cor 4,1), de cooperar a la acción de reconciliación (2 Cor 5,18-6,1). Pero ante todo la diaconía es de Cristo: él es el diácono siervo de todos (como dice san Policarpo, Ad Phil. 5,2). Él vino a servir (Mt 20,28; Mc 10,45). En la última cena se viste de siervo y lava los pies de sus discípulos (Jn 13,12-15). MINISTERIO Cuerpo de Cristo y Esposa suya, la Iglesia participa de la ministerialidad de Cristo. Acoge en sí misma e imita a Cristo como siervo, en la entrega plena a su misión. Son varios los ministerios en la Iglesia de los orígenes, aunque se da cierta vacilación en la terminología: apóstoles (los Doce, y también Pablo, Bernabé, Silas, Tito, Timoteo), presidentes, profetas, epíscopos, presbíteros, diáconos, pastores. Lo cierto es que ningún ministerio es llamado sacerdocio. Se trata en este caso de un título derivado del paralelismo con el ministerio y el culto del Antiguo Testamento. Todo el pueblo de Dios es sacerdotal y sólo más tarde los presbíteros fueron llamados sacerdotes. En las cartas a Timoteo y a Tito podemos descubrir interesantes matizaciones de pensamiento y de lenguaje sobre los ministerios. Para cuidar de las Iglesias que había fundado, Pablo tiene colaboradores prontos a intervenir donde se les necesite. Entre ellos está Timoteo, elegido por indicación de los profetas de la comunidad y confirmado en el oficio con la imposición de manos por parte de Pablo (2 Tim 1.6) y del presbiterio local (1 Tim4,14). Estos colaboradores recibían quizás el nombre de evangelistas (2 Tim 1,5) estaban encargados de la evangelización y la catequesis, de la liturgia, de la asistencia a los pobres y a las viudas. Además, tenían que constituir para la dirección de cada comunidad un colegio de presbíteros (1 Tim 5,17-22; Tit 1,5-9) y de diáconos (1 Tim 3,8-13), Entre los diáconos destaca va, como coordinador de los mismos, un " epíscopo» (1 Tim 3,1-7) (o quizás se trataba del grupo de los presbíteros), con la tarea de vigilar y de presidir a la comunidad. MINISTERIO En el siglo II el obispo adquirió una función cada vez más destacada dentro del presbiterio, aunque en estrecha conexión con el mismo y con toda la comunidad, por la que era elegido. Pero luego recibía la aprobación, con el rito de la imposición de manos, de los responsables de las comunidades cristianas precedentes, manteniendo así una vinculación continua y viva con las personas y el mensaje de los apóstoles. De todas formas, la estructuración actual de los ministerios directivos de la comunidad local con el obispo en su cima, ayudado por el colegio de los presbíteros y de los diáconos, se afirmó con claridad en Antioquía con Ignacio a comienzos del siglo II. Al obispo y a los presbíteros corresponde la liturgia, sobre todo el ofrecimiento del sacrificio, y la tarea de apacentar la grey. Los diáconos no ejercen un servicio sacerdotal. Desde la antigüedad existían además varias categorías de fieles con funciones subalternas y no siempre distintas de las de los diáconos. De las listas que tenemos no resulta fácil reconstruir su número y sus funciones. En los Statuta Ecclesiae Antiqua, del siglo y, se nos presentan para la Iglesia de Roma cinco órdenes menores: el subdiácono (que desde el siglo XIII fue considerado orden mayor), el acólito, el exorcista, el lector y el ostiario. La reforma vaticana, con el motu proprio Ministeria quaedam (15 de agosto de 1972), los suprimió como órdenes menores. Sólo quedan el acolitado y el lectorado como ministerios instituidos, que no se confieren por ordenación y que por tanto son laicales: los fieles que los ejercen no asumen ya funciones de suplencia respecto al clero, sino que ejercen un derecho basado en el sacerdocio común. Por consiguiente, se ha abierto una nueva perspectiva, que valora ampliamente la ministerialidad propia de la Iglesia pueblo de Dios y que llega a expresarse bien con ministerios instituidos por la Iglesia, bien con ministerios de hecho (en dependencia y en relación con los sacramentos cristianos). MINISTERIO La revalorización de los ministerios laicales es ciertamente fruto de la eclesiología conciliar. En el centro está el sacerdocio de Cristo, único sumo sacerdote, en cuanto que comprende tanto el sacerdocio ministerial como el sacerdocio común de los fieles. Aun participando del único sacerdocio de Cristo y estando por tanto ordenados el uno al otro, difieren entre sí de manera esencial (LG 10). El sacerdocio ministerial se distingue del sacerdocio común por la potestad sagrada que le confiere la sagrada ordenación. Pero también el sacerdocio común es verdadero sacerdocio. De ambos se desprende una rica ministerialidad, que continúa el servicio de Cristo diácono, pastor, sacerdote y maestro. EL CELIBATO Y EL SACERDOCIO CELIBATO Etimológicamente indica la condición propia de la persona que no ha contraído matrimonio. No es propia de los sacerdotes católicos (p. ej. Monjes budistas) En el pueblo de Israel se encuentran vestigios del celibato entre los miembros de la secta de los esenios, pero, en general, la soltería era considerada como un oprobio (cf Gen 30,23; Is 54,4). Con la venida del cristianismo, el celibato, entendido como perfecta continencia abrazada por el Reino de los cielos, representa el objeto de uno de los consejos de Jesucristo contenidos en el Evangelio (cf Mt 19,11-12) CELIBATO El celibato no puede reducirse al mero hecho de no contraer matrimonio: es preciso que obedezca a una llamada peculiar de Dios, para dedicarse plenamente a su servicio dentro de esa condición de célibe. El celibato, condición posible a cualquier clase de fieles. El Concilio Vaticano II se ha interrogado sobre lo que significa el celibato sacerdotal. Concluyó que: El celibato no pertenece a la estructura constitucional del sacerdocio, y, por tanto, no es exigido por él en virtud de su misma naturaleza, es una verdad teológicamente evidente que se apoya en el testimonio de la Iglesia primitiva (cf 1 Tim 3,25;Tit 1,6) y en la praxis y tradiciones de las Iglesias orientales. EL CELIBATO Hay algunas hipótesis dualistas (gnósticas, montanistas, etc): la identificación indiscriminada de lo sexual con lo material e impuro: consiguientemente, y junto a un cierto menosprecio del estado matrimonial, el ideal cristiano habría ido encarnándose cada vez de modo más absoluto en la virginidad, exaltada obsesivamente por una abundante liberatura ascética, a la vez que el ministerio sacerdotal se iba considerando cada vez más como algo sagrado y, por tanto, incompatible con la impureza que llevaba consigo el ejercicio de la sexualidad. El Conc. Vaticano II: ha expuesto el Magisterio la doctrina sobre la llamada universal a la santidad y, concretamente, la valoración del matrimonio como vocación y camino de santidad (LG 11, 41; GS 18, 52) MAGISTERIO DE LA IGLESIA Cat Ig Cat 1579: Todos los ministros ordenados de la Iglesia latina, exceptuados los diáconos permanentes, son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato "por el Reino de los cielos" (Mt 19,12). Llamados a consagrarse totalmente al Señor y a sus "cosas" (cf. 1 Co 7,32), se entregan enteramente a Dios y a los hombres. El celibato es un signo de esta vida nueva al servicio de la cual es consagrado el ministro de la Iglesia; aceptado con un corazón alegre, anuncia de modo radiante el Reino de Dios (cf. PO 16) "ordinariamente elegidos”: Porque pueden haber alguna excepción; por ejemplo el caso de un sacerdote anglicano, que está casado y se convierte al catolicismo. “ley del celibato”: no tiene el mismo rango de fuerza que el que los sacerdotes han de ser elegidos entre los varones bautizados. Ley divina: varones bautizados Ley eclesiástica: celibato MAGISTERIO DE LA IGLESIA Cat Ig Cat 1580: En las Iglesias orientales, desde hace siglos está en vigor una disciplina distinta: mientras los obispos son elegidos únicamente entre los célibes, hombres casados pueden ser ordenados diáconos y presbíteros. Esta práctica es considerada como legítima desde tiempos remotos; estos presbíteros ejercen un ministerio fructuoso en el seno de sus comunidades (cf. PO 16). Por otra parte, el celibato de los presbíteros goza de gran honor en las Iglesias orientales, y son numerosos los presbíteros que lo escogen libremente por el Reino de Dios. En Oriente como en Occidente, quien recibe el sacramento del Orden no puede contraer matrimonio. MAGISTERIO DE LA IGLESIA Celibato: un corazón indiviso. El celibato hace a los sacerdotes fecundos, espiritualmente. PO 16: "Los presbíteros se consagran a Cristo de una forma nueva y exquisita, se unen al El más fácilmente con un corazón indiviso, se dedican más libremente en El y por El, al servicio de Dios y por los hombres, sirven mas libremente a su Reino y a su obra de regeneración sobrenatural y se hacen más aptos para recibir más ampliamente para recibir la paternidad en Cristo”. RAZONES POR LAS QUE HAY RELACIÓN ENTRE SACERDOCIO Y CELIBATO a) Consagración: El sacerdote es fundamentalmente un hombre consagrado. En la vida peregrinante del Pueblo de Dios a través de la historia de la humanidad, el sacerdote ha sido siempre un elegido, un ungido, un hombre entresacado de entre los demás hombres (Heb 5,1) el sacerdocio ministerial en el Pueblo de Dios es algo más que un oficio público y sacro ejercido en servicio de la comunidad de fieles: es, fundamentalmente, una configuración, una transformación sacramental y misteriosa del hombresacerdote en la persona del mismo Jesucristo. Si se considera que el Amor encarnado entre los hombres evitó cualquier atadura humana, por justa y noble que fuese, que pudiera de algún modo dificultar o restar plentitud a su total dedicación ministerial, se comprende bien la conveniencia de que el sacerdote haga lo mismo, renunciando libremente, por el celibato, a algo en sí bueno, y santo, para unirse más fácilmente a Cristo con todo el corazón RAZONES POR LAS QUE HAY RELACIÓN ENTRE SACERDOCIO Y CELIBATO b) Misión: el sacerdote servidor de los hombres: Elegido, consagrado y enviado para formar y alimentar a la Iglesia con la Palabra y la Gracia de Dios, el sacerdote comprende existen- cialmente, en su vida pastoral, la grandeza a la vez divina y humana de su vocación, descubriendo la necesidad que los hombres tienen de él.