ESA BANDERA Me parece mentira estar acá. Después de tantos avatares, de tantas idas y venidas. ! Ah ¡mira Granadero han venido a saludarme, como todos los 17 de agosto. Siento sus miradas curiosas, algunas insistentes, otras de admiración. _Ves como desfilan? niños de guardapolvo, docentes, autoridades, historiadores, estudiantes, empleados. . Estoy tan quieta en esta vitrina que me contiene que me adormezco pero dicen que me protege. Yo extraño los aires de la cordillera, ese que me hacía flamear e irme casi con las nubes, esas hondonadas, esos cañadones, los arroyitos donde descansábamos, la nieve y el frío erizando mi piel de tela ,esas noches donde las estrellas eran brújulas brillantes. Ya sabes ,yo era la identidad de los soldados, me respetaban, me rendían honores y los acompañaba siempre. También extraño esas manos femeninas que me fueron armando. ¡Cuánto trabajo! Según escuché nací en una reunión familiar en la casa de Corvalán Sotomayor. Allí asistió el Sr. Gobernador Intendente de Cuyo: Don José de San Martín y su esposa. Sé que otras patricias mendocinas colaboraron y ellas juntaron dinero ,compraron la tela que hoy luzco, medio gastadita, me acuerdo el lugar de mis ancestros: la tienda en la calle Cariño Botao cerca de la Villa San Vicente. Las bordadoras del Monasterio de la Buena Enseñanza se empeñaron en cumplir con el diseño y visto bueno del general Don José de San Martín. Quedé muy linda: dos franjas perpendiculares: la blanca en la parte superior del asta , la azul en el extremo inferior, y en el centro , orgulloso él, el escudo nacional y sus emblemas. La verdad que las patricias se portaron, fueron muy generosas, pusieron perlas y diamantes en las hojas de laurel, topacios para el sol, y las monjitas donaron seis esmeraldas. Trabajaron tres meses, de setiembre hasta fines de diciembre,¡Uyyyy! Que viejita soy! Tantos apurones cortar, coser, bordar y bordar…y aquí estoy. Todavía me emociona acordarme de ese 5 de enero de 1817. En la iglesia Matriz junto a la Virgen del Carmen, a la que el general nombró patrona y generala del Ejército, me levantó en sus manos y dijo “Soldados esta es la primera bandera independiente que se bendice en América” Todos me miraron muy serios y yo me movía airosa, con alegría . Estuve en todas las batallas, a veces tenía temor, pero trataba siempre de estar erguida de aferrarme a las manos , de cabalgar con decisión, transpiraba con los soldados, me tapaba la tierra entre los jinetes, me azuzaban los gritos , me retorcían los lamentos , y quería paliar con suavidad todos los quejidos. Don José de San Martín me dejó en custodia en Chile porque ya no era el capitán del Ejército de los Andes sino del Ejército Unido , se fue a libertar Perú . ¡Como sentí su ausencia! He andado de aquí para allá bastante. Qué tristeza cuando en 1880 trajeron los restos del General a Buenos Aires, los cubrí de caricias, un orgullo, pero no pude menos que llorar recordando tantos momentos juntos. Ves qué linda luzco ahora, me retocaron un poco, de nuevotengo mis colores, estoy rejuvenecida. Estoy acá en Mendoza, la tierra que me vio nacer. Ahora no me queda otra que descansar , soñar con todo lo que viví y no envanecerme de tantos halagos.