Describe las situaciones más relevantes de la visita de los humanos a la luna. la misión Apolo 11 de la NASA llevó a los astronautas Neil Armstrong, Edwin "Buzz" Aldrin y Michael Collins a la Luna para hacer historia. "Fue un hecho tan relevante que fue reconocido en su importancia y veracidad incluso por las agencias científicas y de inteligencia soviéticas, enemigas de las estadounidenses durante la Guerra Fría. Ellos hubieran sido los primeros en denunciar un fraude", aseguró Rich, experto en temas vinculados al satélite de la Tierra. Pero si esto no fuera suficiente, asegura el especialista, aunque ha pasado mucho tiempo desde el último viaje del hombre a la Luna, todavía existen muchas evidencias científicas de aquellas travesías. Un láser espacial Uno de los objetivos científicos de las misiones Apolo, los viajes de estudio y reconocimiento de la superficie lunar, fue aprender más sobre la estructura del satélite y sus movimientos alrededor de la Tierra. Durante las 21 horas y 36 minutos que Armstrong y Aldrin pasaron en la Luna, dejaron unos dispositivos científicos para un programa denominado Sísmica Pasiva y Sísmica Lunar de Perfiles, destinados a detectar movimientos tectónicos en las placas que conforman ese cuerpo celeste. Gracias a ellos, en 2011 se captaron las señales de un sismo que ocurrió a más de 1.500 kilómetros de profundidad, casi en el mismo centro de la Luna. Armstrong y Aldrin también colocaron una serie de retrorreflectores, una especie de espejos que reflejan señales de rayos láser enviadas desde la Tierra para calcular así la distancia a la que se encuentran ambas. La Luna es atraída por la gravedad del planeta y rota alrededor de él, pero no siempre a la misma distancia: en su ciclo de traslación hay momentos en los que se aleja a un punto máximo (apogeo) y otros en los que se acerca más (perigeo). Fue por eso por lo que calcular la distancia entre los dos cuerpos celestes fue por siglos un dolor de cabeza. "Estos aparatos permitieron medir con gran precisión la distancia entre la Tierra y Luna", explicó Rich. Y agregó: "Lo más curioso es que todavía están operativos. Cualquier científico con un buen telescopio podría incluso hoy ver cuando las luces láser se reflejan en esos equipos". Pero esta no es la única evidencia que quedó en la superficie del satélite. "Como todos los lugares a los que va el ser humano, también en la Luna dejamos basura. Y allí ha estado por casi medio siglo. Con la sonda lunar hemos podido ver cómo se encuentran después de tanto tiempo", aseguró Rich. En la segunda misión tripulada, la del Apolo XII, los astronautas trajeron a la Tierra parte de ese "desecho lunar". Recopilaron unos 10 kilogramos de fragmentos del Surveyor 3, la primera sonda en cavar un agujero en la superficie del satélite, en 1967. Según Rich, varias agencias internacionales confirmaron en esos años que, en efecto, se trataba de los fragmentos de la sonda y que existía evidencia de que habían estado sometidos por años a las condiciones del clima lunar. En opinión del astrónomo entrevistado por BBC Mundo, en aquella época no existía la tecnología para que un robot hubiera realizado estas tareas, que fueron tan delicadas como extraer una cámara de apenas 100 milímetros del interior de la sonda. Pero no fue únicamente "basura" lunar lo que trajeron las diferentes expediciones del Apolo. Piedras lunares "Uno de los testimonios más contundentes de la llegada del hombre a la Luna fue la enorme cantidad de material lunar que trajeron las diferentes expediciones", dijo Rich. Las misiones volvieron a la Tierra, en conjunto, con más de 380 kilogramos de piedras lunares, que fueron distribuidas para su estudio a universidades, agencias espaciales, museos e instituciones científicas de todo el mundo. En todos los casos los exámenes de la estructura de las rocas demostraron que estaban compuestas por elementos químicos que son difíciles de encontrar en las de la Tierra o que no son característicos de la composición de las piedras terrestres. De igual forma, con las diferentes pruebas se demostró que estas rocas habían estado sometidas a condiciones de temperatura y clima diferentes a las que existen en nuestro planeta. "Si nada de lo anterior fuera suficiente -dijo Rich-, pensemos que en los programas Apolo se gastaron millones y millones de dólares y trabajaron en ellos más de 400.000 personas. Creo que no se puede engañar a tanta gente ni tirar dinero por la borda para justificar algo que no ocurrió". Y ¿en qué se basan entonces las teorías que niegan estas hazañas? Qué señalan las teorías Las diferentes teorías, apoyadas por algunas películas y libros -sin fundamento científicosuelen asociarse generalmente con algunas peculiaridades de las fotos tomadas por la expedición del Apolo 11, la primera en llegar a la Luna. Son fundamentalmente cuatro detalles, aunque de muchas otras fotos también se han levantado conjeturas: El hecho de que la bandera que clava Armstrong en la Luna parece moverse cuando la ausencia de atmósfera en la Luna hace que no haya viento. Una huella dejada por Armstrong que, para algunos, no se justifican dada la sequedad del suelo del satélite. En las fotos no se ven las estrellas. No se observa ningún cráter bajo el módulo de descenso cuando alunizó. En todos estos casos, aseguró Rich, existe una justificación científica. "Creo que no vale la pena detenerse a analizar foto por foto de un hecho que está comprobado, pero hay una respuesta para cada una", afirma. De acuerdo con el científico: La bandera se movió al ser plantada y luego quedó en esa posición. El polvo lunar es bastante parecido a la ceniza volcánica, por lo que se pueden dejar huellas en él. Las estrellas no se ven porque era una luz demasiado débil para ser captada por la cámara. No se formó un cráter porque el módulo descendió a una velocidad tan lenta que solo levantó polvo. Para el científico, muchas de estas dudas se despejarán en los próximos años, cuando nuevos países -incluido Estados Unidos- vuelvan a la Luna. Y bromeó: "Quizás dentro de poco veamos algunas selfies de nuestros amigos al lado de un retrorreflector o de algún pedazo de basura lunar como si estuviéramos en un museo". Algunas Fotos: PIEDRAS LUNARES: EE.UU. envió seis naves tripuladas a la Luna entre 1969 y 197 La Luna es atraída por la gravedad de la Tierra y se traslada alrededor de ella. Los astronautas dejaron unos espejos que todavía pueden devolver a la Tierra los reflejos de luces láser. INFOGRAFIA: https://www.bbc.com/mundo/noticias-42382190 5. Describe las situaciones más relevantes de los planes actuales de algunos países para ir a la luna. Ningún humano ha ido a la Luna desde 1972 y sólo 12 personas lo han hecho en total: todos hombres estadounidenses. Pero puede que pronto la lista sea mucho más larga. ¿Por qué la Luna? ¿No hemos hecho ya todo lo que había que hacer allí? Más o menos: existen nuevas razones que hacen que los países quieran ir a la Luna. La India, China, Rusia, Japón y Europa ya tienen planes para llevar misiones humanas y de otro tipo a la luna (algunos de ellos con pruebas ya exitosas, como la India) mientras que Corea del Sur y Corea del Norte también los ojos puestos en la Luna. Incluso parece que a la NASA le han vuelto a entrar las ganas y hace poco anunciaba una visión renovada del Portal de Espacio Profundo que incluye un puerto de escala en la Luna para las rutas a Marte y más allá. Elon Musk también ha hecho un llamamiento para crear una base lunar. Las empresas privadas están compitiendo por obtener su trozo del pastel de la luna atraídas por el premio XPRIZE de Google, dotado de varios millones de dólares que desafía a los participantes a desarrollar métodos de bajo coste para la exploración robótica espacial. Hay cinco motivos principales por los que la carrera espacial vuelve a estar en auge. Razón 1: una visión para la innovación Tanto en el pasado como en el presente, una de las razones por la que el espacio atrae el interés y las inversiones de los seres humanos es nuestra curiosidad por explorar y llegar al límite, tanto física como visceralmente. Pero el espacio también actúa como una fuerza unificadora, proporcionando una visión clara que ayuda al progreso de la tecnología y de la innovación. Después de que el tema haya sido más bien ignorado durante las últimas décadas, la exploración espacial vuelve a impulsar el desarrollo tecnológico, inspirando la colaboración entre la ciencia y la ingeniería, así como creando orgullo nacional. Es algo que se pudo ver reflejado en la agenda del último Congreso Internacional de Astronáutica en Australia. Estos alicientes son especialmente importantes para algunas economías emergentes como India, China y Rusia, lo que significa que los jugadores más establecidos como Europa y los EE.UU. tienen que trabajar más duro si quieren seguirles el ritmo. Se espera que el reciente anuncio de que Australia tendrá su propia agencia espacial pueda crear nuevas oportunidades para el país. Razón 2: ventajas económicas y geopolíticas Paradójicamente, la exploración de la Luna promueve tanto la cooperación como la competencia internacional. Incluso si un país no tiene su propio programa espacial, puede desarrollar mecanismos que vuelen en las naves espaciales construidas y establecidas por otras naciones. Por ejemplo, la nave espacial Chandrayaan-1 de la India lleva mecanismos de Suecia, Alemania, Reino Unido, Bulgaria y los EE.UU. a la Luna. Esto ayuda a combinar las diferentes economías y supone un gran aliciente para mantener la paz. La competencia económica y geopolítica se debe a que la Luna todavía está considerada como territorio no reconocido y no puede pertenecer a ningún país, al menos según un Tratado de 1967 de la ONU firmado por más de 100 países. No obstante, existen incentivos para querer establecerse en la Luna. Por ejemplo, el helio-3 (un isótopo del elemento helio) abunda en la Luna y es raro en la Tierra. Es un combustible potencial para la fusión nuclear, una fuente de energía casi ilimitada y no contaminante. China, en particular, ha manifestado un gran interés por el helio-3 de la Luna. La situación es similar a la de la Antártida en la década de los 50 cuando el continente estaba dividido por los 12 países que realizaban por aquel entonces programas científicos en la región. El envío de una nave espacial a la Luna (incluso si falla prematuramente como el caso de la India Chandrayaan-1) podría convertirse en un ejemplo a seguir si algún día la Luna acaba siendo utilizada para zonas de investigación y desarrollo económico. Rusia, China, Japón, Europa y los EE.UU. hicieron aterrizar (o estrellar) naves espaciales en la Luna en las décadas posteriores a la misión Apolo. Razón 3: un objetivo fácil Las agencias espaciales en crecimiento necesitan misiones con éxito y la Luna es un objetivo tentador. La comunicación por radio para la relativamente corta distancia entre la Tierra y la Luna (384.400 kilómetros) es casi instantánea (1-2 segundos). Entre la Tierra y Marte, la comunicación bidireccional puede tardar una hora. La baja gravedad y la falta de atmósfera en la Luna también simplifica las operaciones para orbitadores y módulos de aterrizaje. Las misiones lunares rusas demostraron que es técnicamente factible aplicar la robótica para traer muestras de la Luna a la Tierra. China se propone poner en marcha una misión robótica a la Luna en los próximos 1-2 años en busca de muestras. Si tiene éxito, estas serán las primeras muestras traídas de la Luna desde la misión Luna 24 en 1976. Razón 4: nuevos descubrimientos A pesar de décadas de observaciones, cada nueva misión a la Luna produce nuevos descubrimientos. La nave espacial japonesa Selene y la misión de la India Chandrayaan-1 descubrieron nuevas distribuciones de minerales en la Luna y sondearon regiones con recursos potenciales. Un descubrimiento interesante ha sido la presencia de agua helada y otros compuestos orgánicos en las regiones que están en la zona de la luna que nunca ve la luz del sol. De estar presente en cantidades suficientes, el agua helada en la Luna podría ser utilizada como un recurso para la generación de combustible o para facilitar los asentamientos humanos. Esto sería una gran ventaja para las futuras misiones futuras si tenemos en cuenta el coste de llevar agua de la Tierra a la Luna. Aunque se necesitan avances inmensos en la ingeniería para extraer estos recursos en entornos a temperaturas que rondan los -250 ℃, son estos desafíos los que hacen que se creen nuevas tecnologías. Reason 5: un aprendizaje sobre la Tierra Aparte de algunos aspectos prácticos, la exploración de la Luna nos ha revelado ideas completamente nuevas sobre el origen del sistema solar. Antes de las misiones Apolo, se pensaba que los planetas se formaban durante largos períodos de tiempo tras una lenta aglomeración de partículas de polvo. Las rocas lunares traídas a la Tierra por las misiones Apollo cambiaron esa idea de un día para otro. Ahora sabemos que las colisiones entre planetas gigantes eran algo normal y que una colisión de un planeta del tamaño de Marte con la Tierra probablemente formó la Luna (animación). También hemos aprendido que las formas circulares oscuras de la Luna son cicatrices de impactos de asteroides producidos por los cambios en las órbitas de Júpiter y Saturno. Sin duda, los futuros estudios de la Luna nos darán más información sobre el origen de la Tierra, nuestro planeta. La exploración del espacio no se trata solo sobre lo que hay ahí fuera. Viajar a la Luna crea puestos de trabajo, supone innovaciones técnicas e implica nuevos descubrimientos que mejoran la vida de todos nosotros “aquí abajo”. Infografía: https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/nueva-carrera-luna-que-china-rusia-otros-paisesquieren-poner-pie-satelite