Subido por Fernando Lopez Perez

Disolucion y liquidacion de las sociedades Cindy Azucena Baldizon E. 2 cuatrimestre sabado

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2022
Disolución y
liquidación de
las sociedades.
Baldizon espinosa
Cindy azucena
PROFESORA:
KARINA RAQUEL CUETO GOMEZ
ESCUELA:
UNIVERSIDAD SAN MARCOS
GRADO:
2DO. CUATRIMESTRE - SABADOS
DISOLUCION Y LIQUIDACION DE LAS SOCIEDADES MERCANTILES
Se dice que la disolución es una etapa previa a la liquidación de las sociedades, pero no
necesariamente conduce a ella, por ejemplo cuando la fusión requiere que la sociedad o sociedades
que desaparecen para fusionarse con otra o para dar nacimiento a otra, se disuelvan pero no que se
liquiden.
Es el hecho de que una sociedad quede impedida para seguir realizando su objeto social y
consecuentemente la cesación de los administradores en sus cargos.
La disolución total es la absoluta cesación del objeto social y por tanto de la actividad de los
administradores, quienes no podrán iniciar nuevas operaciones. En la disolución parcial es la
separación de uno o varios socios, con rembolso del capital aportado, sin que se afecte la vida de la
sociedad, que por lo demás llevara adelante su operación normal.
La disolución total de las sociedades procede:
I. Por expiración del término fijado en el contrato social.
II. Por imposibilidad de seguir realizando el objeto principal de la sociedad o por quedar éste
consumado.
III. Por acuerdo de los socios tomado de conformidad con el contrato social y con la ley.
IV. En la S.A. porque el número de accionistas llegue a ser inferior al mínimo que la Ley establece,
o porque las parte de interés se reúnan en una sola persona.
V. Por la pérdida de las dos terceras partes del capital social” (art. 229).
La liquidación son dos actividades fundamentales, ahora a cargo de los liquidadores: a) el pago de
las deudas sociales y el cobro de los créditos; b) el pago a los socios de la cuota de liquidación.
Los administradores decretan la disolución y no pueden iniciar nuevas operaciones por lo que deben
entregar la operación de la sociedad a los liquidadores, cuyo nombramiento debe hacerse por
acuerdo de la asamblea o junta de socios, precisamente en el acto en que se acuerde o reconozca
la disolución. El nombramiento de estos liquidadores pueden ser uno o más y deben inscribirse en
el RPC. En cuanto a la liquidación se practicara con arreglo a lo que sobre este punto prevean los
estatus o a lo que decidan los socios. Una vez que los administradores entreguen a los liquidadores
todos los bienes, libros, papeles y documentos de la sociedad, incluido un inventario del activo y del
pasivo.
Vásquez del Mercado examina la posibilidad de que la asamblea respectiva revoque el acuerdo de
disolución anticipada, para lo cual invoca opiniones doctrinales que se inclinan por una u otra
solución. Se adhiere a la postura favorable por estimar que mientras no se hayan producido todos
los efectos de una declaración de voluntad como lo el acuerdo de la asamblea, tal declaración puede
revocarse.
Una sociedad disuelta en lo que es liquidación puede otorgar poderes, pues en principio como ya
se vio está impedida de llevar adelante su objeto social y solo a través de sus liquidadores debe
actuar en vista de la realización de activos fijos y circulantes.
FUSION DE LAS SOCIEDADES MERCANTILES
Fusión es la unión de la personalidad y patrimonio de dos o más sociedades, por supuesto la unión
de los patrimonios plantea le de los activos y pasivos de las sociedades involucradas en la fusión.
Es posible que todas ellas desaparezcan, esto es, se disuelvan, para constituir una nueva o bien que
solo desaparezca una o más para incorporarse a la que sobrevivirá.
Se ha pretendido que la fusión supone la unión con efectos semejantes a los del matrimonio, salvo
el carácter de personas morales en el caso de las sociedades. La fusión participa de una especial
naturaleza jurídica, desconocida en otras manifestaciones del derecho de modo especial si se
atiende a que la sociedad o sociedades que se disuelven en cambio no se liquidan pues conservan
sus derechos y obligaciones frente a terceros.
Pueden operar en dos formas la fusión:
1. La llamada fusión propia, que es la consistente en que de las dos o más interesadas en la fusión,
todas ellas se disuelven para dar nacimiento a una nueva.
2. La llamada fusión por incorporación o impropia, en la que una de las sociedades, llamada
fusionante, absorberá la personalidad y patrimonio de las fusionadas.
La fusión de varias sociedades deberá ser decidida por cada una de ellas en la forma y términos que
correspondan según su naturaleza. Lo que significa según se trate del tipo social y especialmente
de las facultades de su órgano supremo, el acuerdo corresponderá a la naturaleza y estructura del
capital y al mecanismo de votación.
El contrato son las series de cláusulas en las que se consigna la forma en la que ha de operar la
fusión; es el tratamiento que se dará a los diversos capitales sociales, que en la práctica suelen
sumarse para constituir el de la sociedad resultante de la fusión. En caso de que todas las sociedades
se fusionen para dar nacimiento a una nueva, la constitución de esta última deberá ajustarse al
régimen legal que corresponde al tipo de sociedad que se adopte.
Por lo que se refiere a los efectos del pacto de fusión, es posible que se surtan en dos formas:
1. Tres meses después de efectuarse la inscripción registral.
2. En el momento de la inscripción registral.
Los acuerdos y el pacto de la fusión deben inscribirse en las oficinas del RPC correspondiente a los
diversos domicilios sociales. En cualquiera de las dos formas en las que puede operar la fusión, los
efectos de la misma solo se surten, frente a terceros, una vez que se haya efectuado la multicitada
inscripción.
Consecuencia lógica y necesaria de la fusión es la perdida de la personalidad jurídica por parte de
las sociedades fusionadas, a pesar de que, como se ha visto, las mismas no se liquidan. Una
importante consecuencia es que automáticamente quedan sin efectos los poderes que hayan
conferido pues resulta valido equipar la perdida de personalidad social con la muerte del mandante.
El moderno mundo viene experimentando lo que podría calificarse como fiebre de las
concentraciones, con todas sus consecuencias, favorables algunas, pero perjudiciales otras, con la
esperada circunstancia de que son las empresas grandes las que absorben a las pequeñas,
mediante el antes examinado mecanismo de la absorción.
Las llamadas economías de escala, que propician los importantes procesos productivos con un
mayor grado de eficiencia y economía de operación.
Otra corriente, en cambio, no oculta su parecer en el sentido de que el fortalecimiento de las
empresas no es sano, pues limita la competencia y, además, asumen la capacidad de imponer sus
intereses sobre los que asisten a los consumidores.
Por su parte, los Estados no pueden por menos que ver con preocupación este auge de las fusiones,
ante las dificultades que plantea la regulación de los mismos.
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