Es de conocimiento general que, desde el inicio de la formación de las sociedades, los seres humanos han buscado la forma de llegar a acuerdos para convivir en paz. Este recurso fue usado para ponerle fin a guerras interminables e incluso para desacuerdos cotidianos. A nivel de nación, un acuerdo es una determinación que toman dos o más estados, personas o empresas para llegar a un objetivo común. Sin embargo, a veces no siempre ocurren rápido y siempre hay intereses particulares que dificultan su aprobación y ejecución. Es de esta manera que, desde el fortalecimiento de las relaciones internacionales, diversos países se reúnen para tratar temas de diferentes ámbitos como los sociales, económicos, políticos, entre otros; mediante cumbres o conferencias. En ellos, los organismos internacionales toman un papel fundamental en la mediación de procesos y en el aporte de avances de investigación sobre problemáticas sociales desde la reducción de la pobreza hasta el cambio climático. Aunque no a muchos países o, en específico, posturas políticas; les agrade ciertos puntos de vista. Este es el caso del Acuerdo de Escazú. Desde que se adoptó el Acuerdo de Escazú el 4 de marzo del 2018 en la ciudad de Escazú en Costa Rica, se han manifestado diferentes posturas por parte de los gobiernos y de los especialistas en el tema. Este acuerdo ha sido firmado por 24 países de la región y ratificado por 12 de estos. En el caso de nuestro país, a pesar de que muchos expertos de las Naciones Unidas han instado al Perú a ratificar dando buenas expectativas, el congreso peruano rechazó y archivó la propuesta en la comisión de Relaciones Exteriores. Diversos grupos como la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP), la Asociación de Exportadores (ADEX) y la Cámara de Comercio de Lima se pronunciaron y tuvieron una gran influencia en la decisión final. El tratado de Escazú es uno de los pocos intentos por regularizar y estandarizar las actividades llevadas a cabo en el territorio para evitar que se continúe con la depredación de materias primas y dota de protección a defensores ambientales que actualmente se encuentran vulnerables. El 11 de septiembre de 2020, Roberto Carlos Pacheco Villanueva, hijo del conocido ambientalista Demetrio Pacheco, fue asesinado. Fue un gran protector y vigilante de la selva amazónica en Madre de Dios y tuvo grandes enfrentamientos con invasores y taladores de árboles en las concesiones selváticas que administraba. Él y su padre presentaron hasta siete denuncias por deforestación y usurpación de tierras; sin embargo, la lentitud y el silencio fueron enemigos que siempre tuvieron que enfrentar. En el 2020, el excongresista peruano Alberto de Belaunde consideró que hubo una gran campaña de desinformación para suprimir las voces que se inclinaban por ratificar el acuerdo, ya que consideró que el acuerdo fortalece la institucionalidad ambiental, además de disminuir la conflictividad y mejorar la seguridad jurídica. Además, consideró que no daña la soberanía nacional, debido a que existe un artículo donde dice que esto no sucederá. Por otro lado, el ex canciller Francisco Tudela dijo que no se debería firmar el Acuerdo de Escazú por ser tan radical, además que consideró que, con este, habría bloqueos a las inversiones mineras y a los recursos naturales. Asimismo, también afirmó que los sectores comunistas y algunas ONG serían los grandes beneficiados, generando así un desacuerdo en cuanto a la viabilidad de la iniciativa. Es a partir de lo descrito en las líneas anteriores que, el equipo de trabajo plantea la siguiente pregunta de investigación ¿Cómo se concretizo la influencia de la ONU en la discusión sobre la aprobación del acuerdo de Escazú en Perú durante el periodo de 2018 hasta el 2021? De esta forma, se ahondará en la descripción de las acciones tomadas y su efectividad o no, en la expansión del verdadero significado del acuerdo de Escazú y sus artículos contra la campaña de desinformación desatada en el Perú durante el periodo de 2018 al 2021. Para comprender, de forma global, la problemática a tratar se ha considerado definir algunos términos importantes dentro de la investigación. La prensa peruana produjo una serie de información errónea para todos los ciudadanos. De esta manera López (2020), expresa que los argumentos para el rechazo del Acuerdo de Escazú como el debilitamiento de la soberanía son artificios para provocar confusión en la población. Según Kaiser, soberanía es “el derecho legal y autoridad para actuar y se evidencia en tres elementos como población, territorio e instituciones” (p.86). Además, aclara que los derechos soberanos no se deben confundir con el poder de facto o económico que favorezcan a acciones corruptas. Por ello, se originó el debate en el país para consolidar una postura ante el acuerdo ambiental. Otro término considerado importante para esta investigación es el Acuerdo de Escazú, el cual protege a personas defensoras de los derechos humanos del medio ambiente y pueblos indígenas. Para Coica (2018) es La implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible (p.10) Por lo tanto, dicho acuerdo genera ciertas medidas que afectan los intereses de poderosos grupos económicos. Los defensores ambientalistas buscan promover este acuerdo para el respeto y protección de los territorios de pueblos indígenas y medio ambiente. Asimismo, se impulsa un desarrollo sostenible. Por ende, ambas posturas han generado un enfrentamiento que se demuestra en el Congreso. Ante la tardía respuesta del Estado peruano por ratificar el acuerdo De Escazú, debido a un debate acerca de si el Acuerdo beneficiará al Estado o simplemente es redundante ya que, según ellos, ya existen normas que regulan la protección ambiental. Asimismo, resulta de especial interés conocer que, dicho Acuerdo es importante para promover el multilateralismo dado que propone soluciones simétricas, a problemas comunes en toda la región de Latinoamérica como para ayudar a frenar los ataques contra líderes y comunidades que defienden el ambiente, para quienes América Latina es la región más peligrosa del mundo. La presente investigación surge de la necesidad de conocer la situación en la que se encuentra el Acuerdo de Escazú en nuestro país, con el propósito de identificar la cantidad de problemas que impiden la pronta unión del Estado peruano, al grupo de países que ratificaron el acuerdo, tales como Antigua y Barbuda, Bolivia, Ecuador, Guyana, Nicaragua, Panamá, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas, y Uruguay. Esta investigación busca proporcionar información que será útil a toda la comunidad estudiantil, y como no, a personas interesadas en tema en particular, que busca la mejora ambiental y reforzar el conocimiento sobre la importancia de los acuerdos en los centros de estudios debido a que no se cuenta con suficientes estudios de alcance nacional sobre el Acuerdo, y sus múltiples beneficios, el presente trabajo es conveniente para afianzar un mayor conocimiento sobre las características de cada Acuerdo y las necesidades de intervención Por otra parte, la investigación contribuye a ampliar los datos sobre el Acuerdo de Escazú, para contrastarlo con otros acuerdos similares, y analizar las posibles variaciones según el grado o curso, el nivel socioeconómico, la gestión del Gobierno y el contexto. De todas las fuentes consultadas seleccionamos a las más importantes, entre ellas, la primera fuente es representada por Constance Nalegach, Abogada de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En segundo lugar, Michel Prieur, jurista y profesor emérito de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Limoges (Paris). En tercer lugar, Ricardo Guerra Periodista en Economía y Negocios del diario El Comercio Perú. La cuarta fuente pertenece a Boris Miranda Periodista de BBC News Mundo; y por último, nuestra quinta fuente sería el diario El Comercio Perú. Es importante considerar la imagen que tiene la organización en el Perú, dado que sería una variable importante para entender la magnitud de la influencia que tendría al emitir un pronunciamiento. Es así que, según el informe de la UN75 (2020) más de un 70 por ciento de la población latinoamericana considera importante el liderazgo de las naciones unidas para cooperación internacional y el logro de objetivos internacionales. Sin embargo, también se consideró que era necesaria mayor transparencia y eficacia. De forma directa, las Naciones Unidas puso a disposición a su grupo de expertos que forman parte del Grupo de Trabajo (especialistas en materia de derechos humanos) De manera que, según un artículo noticiero de CooperAción (2020) “Anita Ramasastry, envió una carta al presidente Martín Vizcarra expresando su preocupación por la no ratificación del Acuerdo de Escazú en nuestro país” Sin embargo, esta acción vendría siendo tardía dado que el acuerdo había sido archivado sin dejar paso a más discusiones y debates a cerca de la norma. Gracias a la revista Actualidad Ambiental (2020), durante su visita a Perú a inicios del 2020, el entonces Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, Michel Forst, afirmó que la defensa de los derechos humanos ambientales en el Perú es una de las actividades más riesgosas y enfatizó que estos se enfrentan a estigmatizaciones y criminalización, incluso con procesamientos falsos y detenciones ilegales. “El poco entendimiento que existe en nuestro país sobre el rol de este grupo en los distintos sectores, facilita su estigmatización al vincularlos con actividades delictivas o colocarlos como opositores del desarrollo”, añadió la revista El periodista, de El Comercio, Ricardo Guerra Vásquez (2020), añade distintas opiniones en su nota, tales como la de Monica Nuñez, profesora de derecho ambiental de la Universidad del Pacífico, ella explicó que este acuerdo es un “instrumento útil” porque aborda la defensa de los temas ambientales y la transparencia, además de resumir y enfatizar los aspectos urgentes en los que se tiene que avanzar. El Perú reconoce el derecho a la información pública. La pregunta es si esto se garantiza. Frente a las críticas que recibe Escazú, lo cierto es que es un gesto político para demostrar compromiso. Se le atribuye más poder del que tiene, indicó Nuñez. Agregando que a nivel de América Latina urge abordar el tema por la amplia brecha en acceso a la información. No obstante hay personas y organizaciones que no están de acuerdo con la ratificación del Acuerdo, tales como, Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), ya que consideró innecesaria la ratificación del acuerdo “porque ya se cuenta con la figura de los defensores de los derechos humanos”. “No le vemos ninguna utilidad, pues nos sometemos a la jurisdicción internacional”, agregó De la Flor. Asimismo, Anthony Laub, socio principal de Laub & Quijandría, observó que con la ratificación de Escazú se generaría “una suerte de espiral no agotable”, lo que aumentaría el tiempo de la “tramitología” de los proyectos que hoy oscilan entre los 24 y 36 meses. El acuerdo no solo dice que cualquier persona, tenga legitimidad o no para hacerlo, puede exigir cualquier tipo de información, sino que las entidades públicas están obligadas a resolver todas y cada una de las observaciones. Es una especie de bolsillo sin fondo. Veo que Escazú va a complicar el desarrollo de los proyectos, explicó Laub. Como siempre, en todo las ‘antesalas’ para la firma de un Acuerdo existen dos bandos y en contraparte a los dos comentarios anteriores, Carol Mora, directora de Política y Gobernanza Ambiental de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, rechazó que se “atente contra la soberanía del país”, pues el documento detalla que “las controversias se rigen en el marco de las instancias internas” y que –si bien se cuenta con normas en esta materia– “ello no significa la existencia de brechas”. “No entendemos de dónde surge que se atenta la soberanía. Si se parte del ‘mero’ hecho de que se firma un acuerdo está mal porque constantemente estamos haciéndolo como país”, replicó Mora. Asimismo, añade que “Lo que busca la participación ciudadana es legitimar los procesos. La participación no es un requisito más, es un derecho” Gracias al diario El Comercio (2022): El pasado sábado 15 de enero, se vertieron 6.000 barriles de petróleo al océano Pacífico durante la descarga de un buque, producto del fuerte oleaje registrado en la costa peruana tras la erupción de un volcán submarino en Tonga, Oceanía, según la versión Repsol. Debido a este desastre, las alarmas en el Congreso se encendieron y según la información que brindó el diario El Comercio (2022): El congresista Roberto Sánchez (Juntos por el Perú) solicitó que el Pleno del Parlamento ponga a debate el proyecto de ley que plantea la aprobación del Acuerdo de Escazú, un tratado ambiental de derechos humanos, a fin de solucionar el derrame de petróleo sucedido en la refinería La Pampilla, a cargo de la empresa española Repsol. Asimismo, Sánchez exhortó a sus colegas legisladores que se han manifestado en contra de la contaminación producida por el derrame de petróleo a votar a favor de la aprobación del Acuerdo de Escazú, “con la finalidad que la población pueda ejercer una vigilancia efectiva sobre las acciones de limpieza del mar, las sanciones a los responsables (...) y la reparación a los afectados”. El Comercio (2022). Si bien es cierto, que la cura para un desastre ocasionado por los humanos son las mismas personas que aman el medio ambiente, pero desafortunadamente, en los interiores del país, en donde se vive la verdadera lucha contra la deforestación, la tala indiscriminada, el lavado de mineras ilegales, entre otras; las empresas privadas, por medio de terceras personas, mandan a amenazar de muerte e incluso asesinan a las personas defensoras del medio ambiente, ya que según la revista Actualidad Ambiental (2020), “En los últimos 5 años, al menos cinco defensores ambientales han sido asesinados, tres de ellos durante la pandemia que vivimos actualmente”. Además, Jair Sarmiento, periodista y editor del periódico La República, añade: Ese acuerdo es particularmente urgente para ayudar a frenar los ataques contra líderes y comunidades que defienden el ambiente, para quienes América Latina es la región más peligrosa del mundo. Un informe de la organización internacional Global Witness destaca que 212 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados durante el 2019. (Sarmiento, 2020) La revista Actualidad Ambiental da a conocer que: El poco entendimiento que existe en nuestro país sobre el rol de este grupo en los distintos sectores facilita su estigmatización al vincularlos con actividades delictivas o colocarlos como opositores del desarrollo. Basta con revisar las declaraciones actuales de diversos actores sobre la ratificación del Acuerdo de Escazú para detectar calificativos usados desde hace más de una década en nuestro país para desacreditar a quienes la defienden: “antidesarrollo”, “radicales”, entre otros. Actualidad Ambiental (2020) Luego de la revisión de fuentes seleccionadas y de las citas se puede determinar que la ONU, a pesar de sus esfuerzos y de la influencia que ha tenido en él Perú para la ratificación del acuerdo, no ha logrado tener éxito y se ha encontrado con grupos opositores como el sector económico y analistas en temas internacionales que lo consideran como amenaza a la soberanía nacional. De las fuentes citadas se pueden identificar algunos puntos en común. Así, tenemos 2 fuentes que coinciden en la importancia de la lucha por los derechos humanos y ambientales de los líderes indígenas en la ratificación del Acuerdo de Escazú. Además, reconocen la relevancia de la información y transparencia pública en estos tratados para enfatizar sus prioridades, objetivos y beneficios. Sin embargo, la influencia de la ONU frente a la contraposición es nula. Un ejemplo de estos puntos similares de la parte en desacuerdo es la revisión de la diversidad de trámites por entidades públicas. De esta manera, causaría un caos en el progreso de proyectos. Hemos notado diversos aportes particulares en las fuentes con información resaltante y diferente. Por ejemplo, una de las investigaciones obtenidas menciona la estigmatización y criminalización de líderes ambientales por parte de la población, ya que existe poco entendimiento de sus roles como defensores del medio ambiente. Además, otro punto particular es el “gesto político” para destacar el compromiso del Perú en estos convenios ambientales. También, se resalta en una de las fuentes citadas la participación ciudadana como un derecho fundamental, ya que legitimiza los tratados internacionales en la población peruana. En el proceso de la elaboración del trabajo aparecieron inconvenientes como la búsqueda de fuentes confiables, porque en muchas ocasiones eran diarios o sitios web con demasiada publicidad que generaba confusión con relación a la veracidad de la información. Además, la elección de las investigaciones contenía algunos temas lejanos a nuestra idea principal. Sin embargo, dichas dificultades nos ayudaron a ser más exigentes y minuciosos en la indagación para obtener una buena argumentación con respecto a la influencia de la ONU en la discusión sobre la ratificación del Acuerdo de Escazú en el Perú desde el 2018 hasta la actualidad.